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La formación axiológica en los estudiantes de la Universidad de Ciencias Médicas




Enviado por Carlos Aballí



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía

Resumen

La educación en valores preocupa y ocupa a la comunidad educativa universitaria en Cuba y en el mundo. Una de las grandes tareas que enfrenta la universidad cubana por permitir el acceso flexible a esta enseñanza, a partir de diferentes vías de ingreso es formar un hombre nuevo, más integral para la sociedad, por eso se precisó formar los valores en el estudiantado de la Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas para asegurar la continuidad histórica de la Revolución, en la cual, profesores, familia y sociedad desempeñan un papel protagónico; es por ello que se reflexiona sobre la formación de valores sólidos y perdurables en los estudiantes que con su participación protagónica como sujetos activos de su proceso formativo, poseen una adecuada preparación general básica que les permite asumir los estudios superiores. Al valorar la inmensa tarea que tuvo por delante la institución de referencia desde la perspectiva de la educación en valores, su solución fue tan compleja que no pudo expresarse en meras fórmulas puesto que trata de la educación de las generaciones que vivirán y defenderán la obra de nuestro pueblo, lucharán por un mundo mejor donde prevalezca la justicia, la paz, defendiendo todo, la condición humana

Palabras Claves: crisis de valores, formación de valores, proyecto educativo, estudiantes universitarios.

Introducción

La preocupación y el accionar en torno a los valores han estado presentes a lo largo de toda la historia de Cuba, el triunfo revolucionario de 1959 marca una etapa en la cual se jerarquiza lo relativo a la formación de valores de niños y jóvenes, la obra de la revolución es expresión del cultivo de valores como la independencia, la justicia social, el antiimperialismo, la solidaridad, y la dignificación humana, entre otros muchos, conformados a lo largo de cientos de años de existencia del pueblo cubano, a partir de la contribución de las diversas generaciones.

Cuba, como parte del mundo contemporáneo, deviene heredera de un siglo en el que se alcanzaron numerosos logros en el orden social, científico, cultural que apenas se podían soñar en sus inicios, pero que fueron acompañados de crisis sociales, guerras, conflictos, violencia.

Es por ello que se afirma que lo grave problema que afectan hoy, no solo la existencia humana, sino la propia conservación de la vida, exigen una actitud responsable por parte de la humanidad, sino la propia con elevación de la vida, exigen una actitud responsable por parte de la humanidad. De ahí, la importancia que adquiere el desarrollo de la educación, en tanto vía esencial de transmisión de cultura y cause para la formación de valores (Mendoza; 2009:63)

En la sociedad cubana actual, cobra gran significación la búsqueda de resortes que conviertan a la juventud en activo defensor de lo logrado durante los 57 años de revolución, en ese camino anda la sociedad cubana hoy, en una inmensa y hermosa batalla, la de las ideas, la que se decide sobre todo por el desarrollo cultural general integral de todos sus ciudadanos.

Al tener como escenario este fenómeno, en el año "(…) 2000, como parte de las profundas transformaciones educacionales y en general de carácter social emprendidas por el estado cubano, se potencia con mayor fuerza la universalización de los conocimientos y dentro de ellos la de los estudios superiores, de conjunto con los restantes sistemas educacionales, lográndose la masiva incorporación de todo el pueblo a esos programas" (Horruitiner; 2008:102)

Si de algún modo hubiera que caracterizar sintéticamente este tipo de universidad cubana, diríamos que se trata de un concepto superior a la universidad tradicional (…) (Ob. cit)

Al valorar la inmensa tarea que tiene por delante la educación cubana en todos sus niveles desde la perspectiva de la educación en valores, su solución es tan compleja que no puede expresarse en meras fórmulas, requiere sensibilidad, profesionalidad, rigor, visión política del lugar, papel que desempeña la juventud en el decurso actual de nuestra sociedad socialista, comprender que se trata de las generaciones que vivirán y defenderán la obra de nuestro pueblo, lucharán por un mundo mejor donde prevalezca la justicia, la paz, defendiendo todo, la condición humana.

Desarrollo

El problema de los valores ha preocupado a la humanidad desde épocas remotas, y ha alcanzado en la contemporaneidad dimensiones quizás nunca vistas antes. De hecho, es difícil encontrar siquiera un sector que no demuestre preocupación al respecto.

La comprensión de la problemática de los valores parte de un hecho esencial: los valores surgen como expresión de la actividad humana, es decir, de la relación sujeto-objeto (Ginoris; 2009:187) y la llamada crisis de valores se enfoca como una especie de pandemia que asola todo el planeta, y su alcance puede considerarse un problema global.

Se añade además que el problema de la formación o la educación en valores preocupan y ocupa a la comunidad educativa universitaria en Cuba y en el mundo. El nuevo milenio exige de una mayor eficiencia, eficacia y pertinencia de los procesos formativos en la enseñanza superior, no solo en cuanto a la elevación del nivel técnico-profesional de sus egresados, sino también en sus cualidades morales.

La formación, modificación de valores y orientaciones valorativas es un proceso esencialmente educativo, complejo, dinámico y multifactorial en el que deben tenerse en cuenta los diferentes elementos del sistema de influencias educativas que inciden en el proceso de formación y desarrollo de la personalidad. Para lograr la concientización de los valores, no como una asimilación mecánica o impuesta desde fuera, sino a partir de la interiorización de los valores socialmente establecidas, en dependencia del sentido personal que poseen para el sujeto concreto, debe implicarse activamente al sujeto, de esta forma la concientización del valor se mediatiza bajo el prisma de las necesidades, intereses y motivaciones del sujeto, quien va estructurando y conformando su propio sistema de valores.

Como se ha visto la crisis de valores es un término muy polémico que se ha agravado con el proceso de globalización neoliberal, que de hecho ha introducido nuevos rasgos e indicadores a esta crisis de los valores sociales; esta crisis se debe evaluar como un proceso que puede significar pérdidas valorativas o decadencia y resquebrajamiento de algunos valores, y da la necesidad de oxigenar otros debido a la aparición de nuevas realidades y modos de entender la realidad social que vive el mundo en su conjunto.

Luego entonces, un papel preponderante para neutralizar esta situación lo constituye la escuela, que como sistema de ínter influencias, debe cumplir las funciones de orientación, delimitación, organización y movilización.

La de orientación es vista como el carácter político, estratégico, tienen que ver con los objetivos que se pretenden lograr con esa labor y por tanto trazan la dirección general en que se canalizan los esfuerzos de directivos y docentes.

La de delimitación se centra en aquellos límites o restricciones que el medio social impone a la labor educativa de la escuela.

La de organización tienen que ver con las estructuras y jerarquización que asume la institución cuyos niveles tienen que retroalimentarse permanentemente: Dirección, Colectivo Pedagógico, etc.

Las de movilización están encaminadas a los elementos medulares en esta labor, pues tienen que ver con el nivel de motivación por las actividades que se acometerán, con la toma de decisiones, la responsabilidad colectiva e individual en esta tarea.

A modo de conclusión parcial se presentan algunos rasgos que identifican la crisis de valores a nivel planetario:

  • Crisis de sentido, de expectativa y de proyecto de vida.

  • Crecimiento vertiginoso del marginalismo conductual.

  • Incongruencia entre el discurso verbal y el comportamiento moral efectivo.

  • Crecimiento del escepticismo, la apatía, la desesperanza, del afán de lucro.

  • Crecimiento de la simulación de la doble moral, del formalismo, de la hipocresía y del engaño.

  • Falta de comunicación familiar.

  • La exclusión, la iniquidad, la injusticia, la pobreza creciente, la destrucción del medio ambiente.

  • La destrucción de los valores autóctonos de cada cultura, en particular de muchos países del Tercer Mundo.

  • La globalización de los gustos estéticos.

  • El crecimiento del racismo.

  • Tenciones en la convivencia entre grupos y personas .

  • La inestabilidad económica.

  • El acoso sexual.

Como consecuencia de los rasgos a nivel planetario se evidencian los siguientes indicadores de la crisis de valores en la juventud:

  • El aumento de la violencia juvenil

  • La deshonestidad creciente, mentiras, engaños y robo

  • La falta de respeto creciente hacia los padres, maestros y figuras de autoridad legítima.

  • Crueldad entre ellos.

  • Prejuicio y crímenes de odio en aumento.

  • Caída de la ética y de la moral laboral.

  • Egoísmo y valoración creciente de los problemas materiales de la vida.

  • Descenso de la responsabilidad personal y cívica.

  • Conducta autodestructiva en aumento, tales como actividad sexual prematura, abuso de la droga y del alcohol.

  • Imitación de conductas negativas (López; 2004: 138-139)

Es momento propicio para entonces definir que "los valores constituyen resortes sociales que son defendidos, estimados (o apreciados), deseados, buscados, esto es, considerados como importantes por toda la sociedad, una parte de esta, o por grupos de individuos. Son una especie de credencial de presentación con la que nos presentamos ante los demás" (ibídem: 145)

Por otra parte el programa director para el reforzamiento de los valores fundamentales en la sociedad cubana actual presentado por el Comité Central señala que los valores son determinaciones espirituales que designan la significación positiva de las cosas, hechos, fenómenos, relaciones y sujeto, para un individuo, un grupo o clase social, o la sociedad en un conjunto. (Programa director para el reforzamiento de los valores fundamentales en la sociedad cubana actual, p.5)

Se patentiza entonces que los valores:

  • Nos permiten distinguir lo principal de lo secundario, lo atractivo de lo que se rechaza, lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto.

  • Se convierten en creencias, convicciones acerca de que algo puede ser calificado como bueno o malo, adecuado o inadecuado, mejor o peor que otra cosa.

  • Producen paz, felicidad, gratificación, bienestar, entusiasmo, sentimientos positivos, crecimiento personal.

  • Participan como reguladores del conocimiento humano.

  • Dependen de la sociedad.

  • Son históricos, es decir, cambian de una época a otra, de unas generaciones a otras.

No todos los valores se interiorizan de igual modo, ni se asumen con igual compromiso, por esto no existe una similitud exacta entre los valores defendidos por la sociedad y los valores expresados en el ámbito de grupo, familias e individuos.

Se aclara entonces que en (…) la actual Batalla de Idea, por su propia naturalezacomo la guerra de pensamiento" (Martí; 1975 T6:121) convocada por Martí– coloca en el centro de atención la defensa de los valores que nos caracterizan, sin olvidar la asunción de lo mejor creado en el mundo. Así, la batalla por la educación y la cultura de nuestro pueblo implica, la divisa martiana de que (…) Patria es Humanidad (Ibídem; T5:468) especialmente, en los difíciles momentos en que vive el mundo contemporáneo, a partir del impacto que en las diferentes esferas sociales provoca el sistema de dominación imperialista.

Todo lo anterior permite comprender, no solo la presencia del problema de los valores y su formación, o educación, en la tradición del pensamiento y la práctica revolucionarios cubanos, sino la propia construcción de una nueva sociedad, a partir del proyecto social socialista, lo que ha conllevado la búsqueda de nuevos senderos y causes para el cultivo y desarrollo, especialmente en los jóvenes universitarios, atendiendo a sus contradicciones y complejidad que en ellos están presentes.

La juventud, entendida como un grupo social heterogéneo, que puebla hoy las aulas de la Universidad de Ciencias Médica de Matanzas en el que se aprecian diferentes fuentes de ingreso, cuyas necesidades, intereses, aspiraciones y expectativas constituyen un instrumento esencial en función de su socialización e incorporación al cause social.

Entonces, la pregunta medular que nos ocupa podría enfocarse así: ¿cómo el docente de la Universidad de Ciencias Médica de Matanzas debe formar a un hombre preparado integralmente que conjugue dominio científico y tecnológico, habilidades profesionales, con sensibilidad espiritual y portador de un código de valores humanistas?

El reto mayor radicó en potenciar lo mejor de los futuros egresados porque en ellos está la sustitución del porvenir, al formarlos con una sólida preparación político-ideológico, apertrechado de nuevos y valiosos conocimientos puestos en función de su profesión y de la sociedad, sólo así podrá lograrse la continuidad de los sueños de muchas generaciones de cubanos en torno a la creación de una nueva sociedad más humana, de una patria nueva, expresión de las ansias de libertad.

El personal docente tuvo siempre presente que formar y transmitir valores fue siempre vital, pues el hombre no nace como ser moral, ni como persona formada de una vez y para siempre.

La solución de esta cuestión comenzó partiendo del estudiante que tenemos, sin dejar de aspirar al ideal del profesional que necesitamos. Se estuvo ante un proceso largo y complejo de evaluación de virtudes y defectos, de lo conquistado y de lo que faltaba aún por lograr, de errores y problemas por resolver.

Lo citado anteriormente exige, ante todo, dejar bien delimitadas las posiciones teóricas de las cuales se parten para una conceptualización de este problema que evite los riesgos de la simplificación, del empirismo y de la vulgarización en la formación de los valores.

La posición teórico-metodológica partió del estudio científico de los valores los que debe preceder a la investigación y a su educación en los estudiantes. Se consideraron los siguientes elementos:

  • Ante todo es imprescindible el enfoque ontogenético porque en el caso que nos ocupa se educa a jóvenes que han seleccionado una carrera y su futura labor profesional constituye el centro alrededor de la cual se deben diseñar las influencias instructiva y educativa. Esta etapa etérea plantea determinadas características generales que se deben conocer por los profesores y constatar si cada estudiante nuestro es portador de ellas o no.

  • Se asume que ese joven que ingresa a la Universidad de Ciencias Médica de Matanzas trae de los niveles educativos precedentes un nivel de desarrollo de su personalidad, y por tanto, determinados valores, los cuales hay que conocer antes de plantearse educarlos.

  • Como parte del diagnóstico inicial a cada estudiante debe conocerse el motivo o los motivos que lo impulsaron a seleccionar esa carrera y no otra.

  • Ante todo hubo que delimitar los valores trascendentes, los esenciales, de acuerdo con el modelo del profesional con que se trabaje, para evitar de esa forma concentrar las influencias y no perder esfuerzos ni tiempo al intentar educar demasiados valores al unísono. Además, hay que compatibilizar el enfoque analítico de los valores: considerarlos cada uno por separado, con el enfoque sintético: buscar la condicionalidad interna entre ellos, porque algunos se presuponen, al estimular la aparición de otros.

  • Fue necesario adoptar una concepción científica de la personalidad porque las influencias educativas están dirigidas a desarrollar un profesional con determinadas características personales, dentro de los cuales se insertan los valores, concretados como cualidades de la personalidad que autorregulan conscientemente su conducta de manera permanente. Al valor hay que vivenciarlo, o sea, conocerlo y sentirlo como importante por parte del que lo posee, de lo contrario no se forma ni llega a regular la conducta.

No se puede educar una personalidad que se desconoce, por lo que resulta imprescindible realizar un diagnóstico inicial y recurrente para ir constatando los resultados. Pero el carácter complejo de los valores impidió que ese diagnóstico sea inmediato y directo, hubo que involucrar a los estudiantes en este proceso porque la formación de valores exigió de la autoconciencia de los estudiantes, el criterio de ellos fue fundamental mediante una comunicación franca y cotidiana con los profesores, y hubo que observar de manera sistemática a los educandos en los diferentes contextos de su actuación. Es decir, la observación y la entrevista devinieron herramientas científicas del profesor en su labor diagnóstica, amén de otras técnicas que se pudieron aplicar.

Se partió de los presupuestos individuales al conocer profundamente al estudiante que se estaba educando, sus características, el medio en que se desenvolvió, sus principales intereses, metas y preocupaciones. Se caracterizó a cada estudiante por parte del docente para poder trabajar sobre un terreno sólido.

A partir del diagnóstico efectuado, y del conocimiento del entorno social a todos sus niveles, se pudo determinar cuáles fueron los valores a formar o fortalecer. Esto implicó de hecho, realizar una jerarquización que solo pudo realizarse a partir del conocimiento profundo de directivos y docentes.

Esta labor se comenzó con el diseño de los proyectos educativos, el cual tuvo la coherencia necesaria para que contribuyan a la educación de los valores en las dimensiones curricular, extensionista y socio-política. Se partió desde la clase con un enfoque novedoso, creativo, con una sólida preparación psicopedagógica por parte del claustro de profesores para que los resultados se correspondan con los esfuerzos realizados. La clase fue el núcleo fundamental para la formación de valores, a partir de la cual se produjo la irradiación hacia las otras dimensiones y actividades docentes y educativas. El ejemplo del docente, asistencia y puntualidad, utilización de métodos que enseñaron a aprender y a ser, el promover la colaboración, la solidaridad, la honradez, el humanismo, la laboriosidad, la identidad y el patriotismo en la misma manera en que se autogestionaba su aprendizaje.

Un aspecto esencial lo constituyó el control de la formación de valores en el que se tuvo en cuenta la integración del estudiante, se abarcó todos los elementos que caracterizaron su accionar: comportamiento, índice de progreso, relación con los profesores, con su familia, en su vecindario, se tuvo en cuenta sus vivencias, las influencias a las que estuvo sometido durante su desarrollo.

En el orden educativo, así como para el funcionamiento de nuestra sociedad socialista y nuestra identidad, resultó imprescindible que los estudiantes incorporaran los valores más auténticos en su vida personal y los asumieran como legado individual como vía específica y auténtica de apego a sus raíces y su propia cultura.

Para todo este proceso de formación de valores el docente es un ente insustituible, pues cuando los valores que porta son auténticos y legítimos, los estudiantes que se tornan vitales en este proceso, se sienten identificados con ellos.

En todo el accionar de formar valores, se tuvo presente y se le dio la importancia que merecen a las distintas opiniones de los estudiantes, se discutió con ellos, fue esencial para formar valores legítimos y duraderos. Se les permitió discutir con independencia sus puntos de vistas, estando de acuerdo o no con ellos, se asumió que las personas se pueden expresar aunque estén equivocadas, de esta forma se estuvo formando un valor tan importante como la autenticidad, de incuestionable significado para nuestro proyecto social y quehacer educativo.

En resumen, en el largo y complejo proceso educativo de la formación de valores, los estudiantes hicieron suya los valores y normas sociales y los incorporaron en mayor o menor grado a su personalidad y a su conducta individual. En dependencia de los gustos, aspiraciones, deseos, necesidades, intereses, e ideales, cada estudiante valoró la realidad de un modo específico, y conformó su propio sistema de valores.

El proceso de educación en valores logró que cada estudiante diera sentido propio a aquel sentido que la sociedad presenta como valor. Para esto resultó imprescindible la creación y defensa de espacios para la reflexión, la discusión y el debate, la coexistencia de puntos de vistas contrapuestos e incluso, para el error reflexivo.

Conclusiones

  • Debido a la crisis de valores que se manifiesta a nivel mundial y su trascendencia en el sistema educacional, la problemática axiológica ocupa un lugar preponderante.

  • El hombre a través de su actuación interioriza los valores que de hecho se establecen en la relación sujeto-objeto.

  • El docente para asumir la tarea de formar valores tiene que poseer una sólida formación política-ideológica, pedagógica y psicológica.

  • La institución escolar, cualesquiera que esta sea, tiene que convertirse en el centro de formación de valores en los estudiantes.

  • Los valores están explícitos en la educación-instrucción por lo que hay que formarlos con una sólida formación político-ideológica a todos los niveles.

Bibliografía

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  • Partido Comunista de Cuba. Comité Central. Los valores con que defendemos la Revolución y la especie humana. Material de estudio, junio de 2007.

 

 

Autor:

M. Sc. Lic. Carlos Aballí Moliner.

Lic. Irene Nodarse Tirse

Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas

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