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Rol del Profesor en la formación de los profesionales del futuro




Enviado por Carlos Aballí



Monografía destacada

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Recomendaciones
  6. Bibliografía

Resumen

El sistema educativo cubano ha cambiado en los últimos años, y con ello la actitud docente hacía el conocimiento es diferente, ya no es una transferencia de saber a fuerza de apuntes, se habla de cuatro pilares del conocimiento: aprender hacer, aprender a conocer, aprender a ser, y aprender a convivir. El rol del Profesor en la formación de los profesionales del futuro es una problemática que se necesita resolver a través de entrenamientos, clases metodológicas y otras variantes de superación que fortalezcan las habilidades pedagógicas del docente en el proceso docente educativo, pues su misión es llevar a cabo el proceso de instrucción-educación en las aulas con calidad, su labor es esencial en la formación de las nuevas generaciones, el objetivo es demostrar cuán importante es el su rol en la formación de la generación del futuro, esa generación que hoy está sentada en nuestras aulas, al trabajar con el Método Dialectico Materialista, el Histórico-Lógico, el AnálisisSíntesis, y desde la perspectiva empírica del conocimiento con la revisión documental se evidencia que las Tendencias Pedagógicas Contemporáneas asumen al docente en una posición diferente, en su accionar desde las aulas, en su auto superación, en el proceso mismo predicar y practicar con el ejemplo, los principios morales hacia el cambio que ha de venir dialécticamente, y que el Maestro debe materializar desde su puesto de trabajo, en las asignaturas que imparte y en la interrelación que ha de practicar con sus educandos, con la familia, y con la comunidad.

Palabras Claves: docente, proceso docente educativo, educación cubana.

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Introducción

El rol docente en el siglo XXI exige una transformación profunda y trascendental en el actual tiempo de abundancia cognitiva de una sociedad conectada en red, que propone nuevos retos al profesor que debe ser consciente de las nuevas habilidades que implica su rol, cuya tarea principal es educar a sus estudiantes al ser ellos los futuros profesionales que continuarán y contribuirán con su saber al desarrollo del país, la gestión del docente debe, además, estar centrada en el desafío que conlleva transmitir un cúmulo de conocimientos a cada educando, pensar en enriquecer su acervo profesional y los fundamentos de su conocimiento, destrezas, métodos educativos y pedagógicos ya que a mayor educación del pedagogo mayor serán los beneficios en el proceso de desarrollo educativo y cognitivo de sus estudiantes.

Como resultado de los adelantos científico-técnicos de la actual sociedad llamada "era del conocimiento" se vive en un entorno tecnológico saturado de  medios en el que se dispone del acceso a una gran cantidad de información, de los continuos cambios en las herramientas tecnológicas, de la capacidad de colaborar y hacer contribuciones individuales a una escala sin precedentes. Por lo cual es clave adquirir competencias en el acceso y evaluación de la información, para su posterior uso y procesamiento.

La educación cubana tiene una tendencia sociopolítica sustentada en los principios martianos y marxista-leninista. Toda nuestra escuela y la formación de profesores tienen una concepción vigotskyana de la formación del hombre, en la que participan ampliamente el entorno social en las diferentes acciones educativas. Todas ellas estructuradas sobre la base de una Pedagogía Socialista, con profundas bases en nuestras raíces educativas, en el pensamiento de ilustres educadores como Félix Várela, José de la Luz y Caballero, José Martí, y Enrique José Varona entre otras.

Esto se ha traducido en la existencia de un sistema único, bajo una misma dirección -la Dirección de Formación y Perfeccionamiento del Personal Pedagógico del Ministerio de Educación- que garantiza no solo la coherencia y articulación entre la formación inicial y la permanente, sino también la existencia de una red única de centros formadores con objetivos bien definidos en la política educacional del país.

El marco problemático que origina la presente ponencia es la necesidad de mejorar a partir de entrenamientos, clases metodológicas y otras variantes de superación que favorezcan las habilidades pedagógicas del docente en el proceso docente educativo, pues su misión es llevar a cabo el proceso de instrucción-educación en las aulas con calidad, su labor es esencial en la formación de las nuevas generaciones, las acciones para este beneficio deben estar dirigidas al perfeccionamiento de sus tareas profesionales y de su propio desarrollo personal, se destaca que aún se presentan dificultades con la motivación hacia la vocación pedagógica, pero se trazan estrategias a largo, mediano y corto plazo, con la participación principal de profesores de los diferentes tipos de enseñanzas.

Al tener como escenario la situación problemática citada, se formula como objetivo demostrar la importancia del rol del profesor en la formación de los profesionales del futuro, porque la reestructuración intelectual del sistema educativo contemporáneo viene acompañada de una recomposición del sistema de valores para el docente y los estudiantes, que hace que el mundo globalizado demande una labor del docente orientada a educar para la convivencia pacífica en una sociedad multicultural, al ser educador debe significar generar inquietud, movimiento, curiosidad, sed de saber, es dar ejemplo con la palabra, la actitud y la acción, e implica sembrar la esperanza de construir juntos un mundo mejor.

Es preciso que todos los agentes educativos tengan bien delimitada la misión en el proceso formativo de las nuevas generaciones, con la idea de que puedan llegar a desempeñar su papel de la manera más correcta, centrar la atención en la misión educadora de la escuela aunque, como se conoce, no se debe obviar la vinculación directa con la familia y con la sociedad en su conjunto. Para poder comprender la realidad educativa de la escuela se ha de aludir, esencialmente, a la figura del profesorado. Indiscutiblemente, para poder analizar la situación que los docentes están viviendo en la actualidad, es preciso que se preste atención especial a aquellos factores que, de una manera u otra, están condicionando la práctica docente e irrumpiendo en el buen desarrollo de la formación, es por ello que para la redacción de la presente ponencia el Método Dialectico Materialista encabeza el sistema de métodos utilizados, además se trabajó con el Histórico-Lógico, el Análisis-Síntesis, y desde la perspectiva empírica del conocimiento con la revisión documental.

Se recuerda que el docente nunca ha sido un simple transmisor de conocimientos, sino que es un fuerte agente socializador que con su docencia transmite valores que van a calar, directa o indirectamente, en la formación de niños, jóvenes, y adolescentes.

Desarrollo

Un pedagogo debe estar consciente del papel que cumple en la sociedad, y dentro de ello comprender que la relación pedagógica tiene, al menos, dos dimensiones: la capacitación y la formación. La capacitación se refiere a la aprehensión de conocimientos y al desarrollo de habilidades prácticas y capacidades de acción en el mundo, en cumplimiento de la importante función de socializar a las nuevas generaciones en el conocimiento acumulado por la sociedad humana para darle continuidad. La formación, en cambio, comprende los procesos que contribuyen a la construcción de identidad, a modelar la cosmovisión y a re-crear los universos de significados y los dispositivos de asignación de sentido de las personas involucradas en los procesos formativos; y en una sociedad como la cubana, en contribuir a la formación de los nuevos sujetos sociales que tendrán las capacidades para ser constructores de la sociedad que anhelamos.

Para poder actuar en estos dos dominios generando impactos positivos en el desarrollo de capacidades en el saber qué, el saber cómo y el querer hacer por parte de los estudiantes, el profesor requiere disponer de capacidades específicas que le permitan desempeñar su labor educadora de manera efectiva. En esta línea, un profesor deberá poseer maestría pedagógica, que está compuesta por 6 componentes esenciales que como las piezas de un rompecabezas no se deben percibir aisladamente, si no en íntima y estrecha conexión:

  • 1- Formación político-ideológica.

  • 2- Formación científica.

  • 3- Formación pedagógica.

  • 4- Superación-Investigación.

  • 5- Dominio del lenguaje.

  • 6- Características personológicas.

Otro aspecto esencial del pedagogo es su modo de comunicar, ese diálogo para que cumpla su función pedagógica en el aula debe cumplir los siguientes requisitos:

  • Que motive a los estudiantes para la adquisición de los nuevos conocimientos.

  • Que estimule la aparición y/o la búsqueda de nuevos conocimientos.

  • Que demuestre a los alumnos las insuficiencias en el aprendizaje y cómo superarlas.

  • Que active el proceso de enseñanzaaprendizaje mediante la participación consciente de los estudiantes.

  • Que promueva la reflexión individual y colectiva sobre los contenidos abordados en el aula mediante preguntas y razonamiento individuales y colectivos.

  • Que eleve la eficiencia del proceso de aprendizaje.

  • Que se caracterice a cada alumno en cuanto a su estilo de aprendizaje y otras peculiaridades personales.

  • Que se incentive el desarrollo de la creatividad mediante la búsqueda de hipótesis, soluciones no convencionales y el ejercicio de criterios personales.

  • Que se provoque la polémica entre los estudiantes sobre contenidos de valor instructivo y educativo, con la adecuada utilización de la argumentación.

  • Que se coadyuve al uso correcto del idioma materno y las reglas de educación formal en las discusiones.

  • Que se estimulen las relaciones de camaradería, cooperación y ayuda mutua dentro del grupo, así como la formación de valores morales.

El papel del profesor es decisivo en la estimulación y conducción del diálogo con sus estudiantes, pues forma parte de la dirección del proceso de enseñanza-aprendizaje, por lo que obedece a una planificación, a una estrategia didáctica previamente establecida sin descartar la aparición de situaciones imprevistas en la clase y llenas de potencialidades educativas, en las que el profesor debe poner de manifiesto su profesionalismo y su creatividad.

Es decir, el carácter planificado o espontáneo del diálogo en el aula va a depender:

  • de la propia dinámica de la clase,

  • de las características de los alumnos,

  • del contenido que se está abordando, y

  • del contexto en que se produce.

La esencia radicará en que el profesor tendrá que tener muy claro siempre qué es lo que quiere lograr desde el punto de vista pedagógico.

Las actividades docentes hay que estructurarlas de manera que estimulen la interacción comunicativa no solo del profesor con los alumnos, sino de los alumnos entre sí durante la clase.

Planear la clase garantiza la correcta organización y conducción del sistema de actividades y tareas que el profesor ha de llevar a sus estudiantes de manera que logren alcanzar los objetivos comunicativos propuestos.

La estructura de la clase constituye una etapa fundamental del trabajo del profesor. En ella se pone de manifiesto su preparación, su responsabilidad y su habilidad para estructurarla tomando como base las exigencias que debe reunir la clase en la universidad moderna y los medios a su alcance.

Según Danilov y Skatkin (1985) en el texto "Didáctica de la escuela media" plantean que la clase se define como "la forma organizativa mediante la cual el profesor, en el transcurso de un período de tiempo regularmente establecido y en un, lugar acondicionado especialmente para este fin, dirige la actividad cognoscitiva de un grupo constante de estudiantes, teniendo en cuenta las particularidades de cada uno de ellos, utilizando tipos, medios y métodos de trabajo que crean las condiciones propicias para que todos los estudiantes dominen los fundamentos de lo estudiado, directamente durante este proceso de enseñanza, así como también para la educación y el desarrollo de la capacidad cognoscitiva de los estudiantes".

La clase a partir de esta definición, cumple con un requisito muy importante y es que debe tomar en cuenta la individualidad de los integrantes del grupo donde ella se lleve a cabo. Ello responde al principio de la atención a las diferencias individuales, diferencias que no son solamente desde el punto de vista del desarrollo académico, sino también en el orden pedagógico.

En la clase se debe conceder una gran importancia a la actividad del estudiante para que forme y desarrolle todas sus potencialidades por medio de su propia actuación bajo la dirección acertada del profesor, a partir de aquí se propicia el desarrollo de un aprendizaje desarrollador en los estudiantes: "un aprendizaje desarrollador es aquel que garantiza en el individuo la apropiación activa y creadora de la cultura, propiciando el desarrollo de su auto perfeccionamiento constante, de su autonomía y autonomía y autodeterminación, en interna conexión con los necesarios procesos de socialización, compromiso y responsabilidad social " (Castellanos y otros, 2001)

Para lograr que la clase sea verdaderamente desarrolladora es que en ella se produzca un aprendizaje realmente significativo, y su significación depende del nivel de relación que esta tenga con las situaciones comunicativas, a través de las cuales los estudiantes forman hábitos y desarrollen habilidades comunicativas, con la realidad social que rodea a los estudiantes cuando el aprendizaje interactúa con el contexto social.

La preparación de la clase es un proceso creador. La necesidad de que cada una posea una lógica interna de acuerdo con sus objetivos, contenidos y métodos, hace que el profesor constantemente tome en consideración las características del colectivo y de cada estudiante.

Se trata de trabajar para la formación de un futuro hombre que posea un pensamiento reflexivo, crítico, que pueda aplicar, desde el punto de vista cognoscitivo, estrategias para a prender, por sí mismo, que se autogestione su propio aprendizaje. Esta labor lleva aparejado un alto grado de desarrollo de habilidades cognoscitivas (observación, comparación, identificación, clasificación, interpretación, entre otras), que como procedimientos generales le permiten profundizar en el conocimiento de la realidad y determinar sus características, establecer sus nexos, sus regularidades, así como, habilidades dirigidas a examinar, contrastar y valorar el proceso y resultado de sus acciones.

Lo que se fija en la memoria del estudiante, la facilidad con que se recuerda, tiene mucha relación con el interés y la necesidad que presenta el escolar por el material objeto de estudio. Aquello que resulta de interés, de lo cual el individuo siente necesidad se fija mucho mejor que aquello que no tiene trascendencia para el estudiante.

Cuando las actividades docentes se dirigen de forma tal que junto a una sólida asimilación de todos los conocimientos se logra el desarrollo de habilidades intelectuales, la enseñanza pone de relieve su carácter desarrollador.

El proceso de enseñanza aprendizaje es desarrollador siempre que integre las funciones instructiva, educativa y desarrolladora, para lo cual debe centrarse en la dirección científica de la actividad de los alumnos, teniendo en cuenta el diagnóstico del nivel de desarrollo alcanzado y sus potencialidades para lograrlo (Vigotsky, 1988); que mediante procesos de socialización y comunicación se propicie la independencia cognoscitiva y la apropiación del contenido de enseñanza; que contribuya a la formación de un pensamiento reflexivo y creativo, que permita al alumno "operar" con generalizaciones teóricas y aplicar el contenido a la práctica social; que conlleve a la valoración personal y social de lo que se estudia, así como al desarrollo de estrategias que permitan regular los modos de pensar y actuar.

Las instituciones escolares le brinda la posibilidad a todos los docentes de superarse a través del postgrado, sin embargo, la principal vía de perfeccionamiento de los docentes en servicio es la auto superación, que se realiza al mismo tiempo que el ejercicio de la docencia, en la que cada educador, partiendo de la orientación derivada de su propia evaluación, organiza el estudio y la consulta de materiales científico-técnicos y pedagógico y metodológicos cuyo contenido responde a sus necesidades personales.

La auto superación se combina con el trabajo de reflexión colectiva que se realiza periódicamente en todos los centros docentes, denominado trabajo metodológico, que se organiza también partiendo de las necesidades del colectivo, que propicia un análisis interno de las principales dificultades que deben resolverse, y que, así mismo, posibilita el desarrollo de las potencialidades del propio colectivo para encontrar soluciones que se ajusten a sus características. La actividad investigadora de los docentes tiene una manifestación cada vez más significativa en su perfeccionamiento profesional. De esta forma la hacen no sólo vinculada con formas de la educación posgraduada, sino también mediante la participación en proyectos de investigación y en el desarrollo de experiencias de avanzada, que son expuestas e intercambiadas en jornadas, simposios, congresos y diferentes eventos científicos que actualmente se organizan desde el nivel de base hasta internacional.

La propuesta pedagógica basada en el Enfoque Histórico Cultural del psicólogo ruso Vigotsky reconoce como uno de sus fundamentos esenciales el principio que explica que la educación conduce al desarrollo tomando en cuenta sus propios mecanismos, de manera que actúe dentro de los límites de la zona del desarrollo próximo. De esta forma se enfatizan las potencialidades que tiene el proceso de formación del docente cuando se vincula a las condiciones concretas del contexto en que este tiene lugar.

A partir de estas premisas se concibe el proceso de formación docente como el conjunto de orientaciones y acciones dirigidas a la adquisición, estructuración y reestructuración de conocimientos, habilidades, valores y de otras formaciones de la personalidad que estimulan su desarrollo personal, la satisfacción de sus necesidades, así como la elevación de la calidad de su desempeño en el cumplimiento de su responsabilidad social.

Afrontar los desafíos actuales de la educación requiere una reestructuración intelectual, aceptando que la formación permanente es un componente básico de la profesión docente.

Al comparar la nueva matriz de formación con la pedagogía tradicional se observa que:

  • Tradicionalmente: Socialización convergente y homogeneidad, saberes estables y enciclopédicos, se adquieren contenidos, aula y exposición como espacios curriculares dominantes, el alumno es pasivo y dependiente del profesor, se basa en soportes analógicos, planeación curricular atomizada, prioridad al control de la disciplina y solución autocrática de conflictos.

  • Desafíos actuales: Socialización divergente, atender a la diversidad, fomentar el aprender a aprender, ante el conocimiento cambiante, formar competencias, variar los espacios curriculares: talleres, laboratorios, seminarios, foros, etc., favorecer la autonomía con ejercicio de la libertad y la metacognición, aprovechar los medios digitales, articular áreas, ciclos y niveles, resolver conflictos a través de la mediación.

En el contexto cubano actual adquiere cada vez más importancia, la capacidad de adecuarse a él metodológicamente, la visión del proceso de enseñanza aprendizaje no tanto técnica, como la transmisión de un conocimiento acabado y formal, sino más bien como un conocimiento científico en construcción y no inmutable, que analiza la educación como un compromiso político preñado de valores éticos y morales que lleva a valorar la gran importancia que tiene para la docencia el aprendizaje de la relación, la convivencia, la cultura del contexto y el desarrollo de la capacidad de interacción de cada persona con el resto del grupo, con sus iguales y con la comunidad que enmarca la educación.

Se precisa que el docente pueda establecer una preparación que proporcione un conocimiento válido y genere una actitud interactiva y dialéctica que conduzca a valorar la necesidad de una actualización permanente en función de los cambios que se producen; a ser creadores de estrategias y métodos de intervención, cooperación, análisis, reflexión; a construir un estilo riguroso e investigativo.

Las nuevas tendencias pedagógicas, en una revisión crítica al pasado asumen al docente, en una posición diferente, se habla del papel principal de los alumnos en esta nueva relación alumno-docente, donde unos y otros pueden ser beneficiados a la luz de las posibilidades y del papel que el docente juegue, el docente debe asumirse como un ente más capaz, más instruido, mucho más diverso en su formación y con una alta dosis de creatividad que les permitan dar respuestas oportunas a la situación que se le puede presentar en el salón de clases, que muy a pesar de los cambios en el lugar y la denominación de su función, sigue siendo trascendente y aun hoy, muy a pesar de todo se les sigue pidiendo cuenta por todo cuanto sucede, aunque todo sabemos, la cantidad de factores que influyen en el producto final, en cualquiera de los niveles educativos, con el agravante de que en el nivel superior, las deficiencias acumuladas son marcas indelebles que subsisten muy a pesar de los esfuerzos y con la disyuntiva de que es o para la casa o para el trabajo, una y otra cosa pone al Maestro, en graves aprietos y en una mea culpa, que no les pertenece, pero que finalmente se las endilgarán.

Ante los grandes cambios tecnológicos, la perdida relativa de valores y la crisis general, no solo desde el punto de vista económico debido al bloqueo imperialista que por varias décadas nos golpea fuertemente, el sistema educativo cubano adquiere mayor compromiso, pero paradójicamente, con menos recursos y enfrentados a grandes problemas políticos, éticos, sociales y hasta morales en el filo de toda esa situación, el docente, que aunque quiera no puede olvidarse de su propia realidad, por tanto es necesario insistir en la actualización y superación académica del personal docente, capaz de incorporarse a la cultura de la pertinencia, de calidad de evaluación, de informática, de administración estratégica, todo inspirado en una dimensión ética y de rendición social de cuentas.

Al analizar la actividad profesional del maestro en sus interrelaciones con los diferentes componentes que intervienen en el proceso docente-educativo, se señalan las siguientes actividades más especificas:

a) La actividad docente-educativa.

En esta se ponen de manifiesto las relaciones entre tres elementos esenciales: el profesor, el estudiante, el contenido de la enseñanza.

En el proceso docente-educativo aparecen algunos tipos especiales de actividad de las cuales se deben seleccionar aquellas tareas que desarrollará el profesional. Pueden señalarse, entre otras:

  • La preparación, organización y realización de clases de diferentes tipos.

  • La solución de situaciones docentes y educativas típicas que se presentan en la enseñanza y la educación.

  • La organización y realización de diferentes tipos de trabajo con los estudiantes.

  • La orientación político-ideológica de los estudiantes.

b) La actividad extra docente y extraescolar.

En esta se ponen de manifiesto las relaciones de sistema entre la escuela, el colectivo escolar y la comunidad -como componentes más generales de esas relaciones- y en las cuales se destacan como un subsistema particular las existentes entre el profesor, el estudiante y la familia en el orden educativo. Se hace necesario estudiar los lazos relativos a:

  • Las relaciones profesor-estudiante-grupo escolar.

  • las relaciones profesor-familia-comunidad.

  • las relaciones escuela-comunidad-profesor.

  • las relaciones profesor-profesor.

c) La actividad organizativa y metodológica.

En esta actividad se ponen de manifiesto las relaciones entre los componentes siguientes: el colectivo pedagógico (y el profesor), el contenido de la enseñanza y las ciencias pedagógicas.

Esta actividad tiene como fin lograr el cumplimiento exitoso del proceso docente educativo. Igualmente debe atenderse la auto preparación y otros aspectos del trabajo del maestro en el orden organizativo y técnico en la cátedra y la asignatura, tales como el control, uso y mantenimiento de los medios de enseñanza y de otros recursos.

Se perfeccionan las competencias pedagógicas de los maestros y profesores, desde una perspectiva más integradora, las cuales permiten un acercamiento más acabado del problema.

El rol del docente desde las aulas, en el proceso mismo, predicar y practicar con el ejemplo, los principios morales hacia el cambio que ha de venir dialécticamente y a la nueva sociedad que el Maestro debe idealizar desde las mismas aulas, en las asignaturas que imparte y en la Interrelación que ha de practicar con sus educandos y aún más con la comunidad donde trabaja y vive.

El docente de hoy, debe asumir, con altura y espíritu crítico y alternativo, las predicas de los grandes pedagogos cubanos, no para hacer politiquería, sino para darle la verdadera trascendencia a su labor, orientadora, humanizadora, formadora y ejemplar, haciéndola corresponder con los ideales de construir una sociedad humanamente superior.

Este nuevo rol del docente, está íntimamente vinculado con la cantidad y calidad de los nuevos saberes, con los adelantos tecnológicos, con la aplicación de una metodología científica, que prepare al estudiante, para la vida futura y lo coloque en una condición favorable para el trabajo, y sobre todo para la vida y la participación social, para los cambios que vendrán, pero además, que pueda él mismo propiciarlos en busca de alternativas viables a la realidad de cada quien.

Conclusiones

Tan grande como diversa y compleja es la misión del docente de hoy, que bajo ningún concepto puede permitir que se les enclaustre en un aula en la que él no se sienta ser parte, trasformador y productor de saberes científicos, como agente de cambio, como sujeto situado en los adelantos de la ciencia y la técnica. Cumplir con todos los requerimientos del sistema en cuanto al óptimo desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje, es ser responsable, ser maestro, pero no solo eso, es necesario romper esa barrera, de meros repetidores de ideas, teorías y principios, muchas veces superados por la vida. Es necesario superar desde las mismas aulas, incluso, la pasividad y el conformismo más vinculado con un final de lastima o compasión, en la que hemos visto tristemente a muchos educadores, de larga data en las labores docentes. Por qué conformarnos en influir en uno o dos, o mil alumnos cuando podemos influir, en todos ellos, en sus padres, en la comunidad, en la sociedad e incluso trascender nuestro propio tiempo de vida.

Es simple, de las aulas, a la familia, a la comunidad, a la sociedad, a seguir empujando el proceso enseñanza y aprendizaje que empezamos con nuestros alumnos, solo que potenciándolo a cambios verdaderos y profundos que terminen afectando positivamente a todos.

Nos asiste como educadores, el deber de ser agentes de cambio y para ello, tenemos que asumirnos nosotros primero, con una conciencia clara y profunda de que el cambio llega y se instala, aun sin nuestro permiso y no podemos quedarnos en el pasado, lo que si tenemos que tener claro es, que tenemos que ser sujetos, no objetos, en ese cambio y para ello, prepararnos a ser mejores maestros y mejores seres humanos. Trascender las paredes de las aulas, elevarnos por encima de los calificativos, facilitadores, profesores o maestros y asumirlo como una verdadera labor social, comprometida con los cambios de mentalidad y de sociedad a la que ha de aspirarse, principalmente en sociedades dependientes y altamente desiguales como la nuestra. Finalmente, concluyo, en que ante las enormes responsabilidades y requerimientos que la sociedad hace al Maestro, principalmente vinculado al proceso enseñanza y aprendizaje, este debe valorar su enorme potencial como líder social, como ente de respeto y admiración, como transformador de conciencias y potenciador de cambios, y verse en la posición de clase que les corresponde conforme al estatus, que la sociedad les da.

Recomendaciones

  • Concientizar que el trabajo del maestro no es fácil pues una gran diversidad de saberes y experiencias se acumulan cuando se transita por la labor instructiva-educativa, que permiten ir mejorando día a día el trabajo, siempre y cuando se lo proponga.

  • No dejar a un lado los sustentos de la formación inicial y operar sólo a través de una práctica rutinaria y tradicional; no perder el deseo de buscar, mejorar y prepararse, no perder la responsabilidad para consigo mismos y con la enseñanza.

  • Reconocer que los saberes adquiridos (formal, informal, social) no deben olvidarse, hay que procurar hacer uso de ellos, dar, conocer, adquirir, decir y compartir servirán para que el maestro reflexione más sobre lo que hace en su vínculo estrecho con los estudiantes, la familia y la comunidad donde vive.

Bibliografía

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Autor:

M. Sc. Lic. Carlos Aballí Moliner.

M. Sc. Lic. Adina Suárez Ceijas

Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas

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