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Los rostros de la lucha contra la discriminación



Partes: 1, 2, 3

  1. Introducción
  2. Metodología
  3. Las personas entrevistadas
  4. Historias de vida

Nueve historias en torno a la inserción laboral de personas con discapacidad

Introducción

La lucha contra la discriminación a través de sus rostros

Como todos Ustedes saben, la Fundación ONCE es una entidad que orienta sus esfuerzos a apoyar a personas desfavorecidas en sus itinerarios de inserción social y laboral. En el presente periodo de programación 2000-2006 hemos participado, junto a otra serie de entidades y organizaciones no lucrativas, como operadores del Programa Operativo Plurirregional de Lucha contra la Discriminación, una iniciativa financiada conjuntamente por el FSE y el FEDER. De momento, los resultados obtenidos avalan una gestión en la que se ha avanzado mucho en materia de inserción laboral de personas con especiales dificultades, aunque sabemos que la senda simplemente está esbozada y aún queda mucho camino por recorrer.

En esta valoración de los logros obtenidos hasta la fecha, la presentación de resultados suele hacerse desde una óptica básicamente cuantitativa: cuántas personas se han beneficiado de las ayudas, cuántas actuaciones se han llevado a cabo, cuántos empleos directos se han creado … Sin embargo, desde la Fundación hemos querido propiciar una reflexión acerca de la importancia de los esfuerzos en materia de lucha contra la discriminación que se apoyara en un enfoque distinto pero a la vez complementario del anterior. Hemos querido ponerle nombre y apellidos al combate contra la exclusión.

Por este motivo, aquí presentamos un estudio construido en base a nueve relatos de personas directamente vinculadas con procesos de inserción laboral de personas con discapacidad. Tres de las historias nos hablan de cómo se vive esta experiencia desde la piel de quienes intentan acceder al mercado de trabajo partiendo de una situación de especial dificultad. Otras tres nos aproximan a los discursos que, desde la otra orilla del río, formulan empresarios y empresarias que cuentan en sus plantillas con una representación significativa de personas con discapacidad. Y por último, las tres historias restantes le ponen voz a los itinerarios particulares de quienes se atreven a emprender una iniciativa de autoempleo para sortear las trabas que impone el mercado laboral en su configuración actual.

Son relatos ilustrativos y verdaderamente apasionantes. Nos muestran las dificultades, los problemas, la angustia, la desesperación y la tentación de capitular que muchas veces embarga a quienes ven vetado su acceso a un empleo y a una vida normalizada. Pero también son historias que subrayan el coraje, el tesón, el impulso, la voluntad de superación y la ilusión que están detrás de las pequeñas batallas que estas personas libran de forma cotidiana en el camino para conquistar una vida digna y plena.

Con este acercamiento a algunos de los rostros que protagonizan la lucha contra la discriminación, la Fundación ONCE pretende avanzar en el reconocimiento del valor fundamental que este tipo de políticas tiene en nuestro país. En un momento en el que son muchas las incógnitas que planean sobre la configuración del futuro marco financiero de la Unión Europea para el periodo 2007-2013, enfatizar la importancia de los esfuerzos comunitarios en materia de cohesión social y de lucha contra las desigualdades es una tarea en la que no dejaremos de depositar todo nuestro empeño.

Creemos que apoyar a personas como las que podrán conocer a continuación merece sin duda la pena.

Carlos Rubén Fernández Gutiérrez

Presidente de la Fundación ONCE

En torno al presente estudio

La lucha contra la discriminación en España se puede conocer a partir de las principales magnitudes económicas que la definen, o bien por los operadores que gestionan los fondos destinados a este fin, e incluso a través de las Entidades no Lucrativas que orientan su actividad hacia este ámbito. Con todos estos elementos podemos llegar a componer una imagen de conjunto que recoja los trazos principales y la orientación básica de este tipo de intervenciones en nuestro país.

No obstante, esta fotografía de la lucha contra la discriminación no dejaría de estar compuesta por minúsculos píxeles que tendrían la función de garantizar la nitidez de la imagen obtenida. La aglomeración de los píxeles, que son las unidades más pequeñas de esta imagen, permite la posibilidad de admirar la fotografía en su conjunto, pero eso no puede hacernos olvidar que por sí mismas estas diminutas unidades también tienen una entidad propia: un color, una intensidad, un brillo, un contraste,…

En el caso que nos ocupa, las personas con discapacidad que pelean por abrirse un hueco en el mercado laboral componen los píxeles de una parte muy importante de la imagen global de la lucha contra la discriminación. Cada una tiene una historia personal, un itinerario vital y laboral particular; en definitiva, ese brillo, esa intensidad y ese color que merecen combinar la mirada de conjunto con un acercamiento mucho más detallado a estas características.

Así, nos parece fundamental resaltar la importancia de aproximarse a este fenómeno partiendo también de las personas que lo protagonizan, construyendo conjuntos de experiencias concretas a partir de narraciones y de relatos orales. En un ámbito como el que aquí nos ocupa, entendemos que puede resultar muy interesante complementar el conocimiento de los datos y de las magnitudes con un aprendizaje a partir de los rostros que ponen nombre y apellido a la lucha contra la discriminación en nuestro país.

Por este motivo, el esquema de aproximación del trabajo que aquí presentamos ha resultado ser eminentemente cualitativo, y la información se ha obtenido a partir de la confección de los relatos biográficos de una muestra compuesta por mujeres y hombres relacionados de una u otra forma con la inserción laboral de personas con discapacidad. Además, hemos pretendido que las personas incluidas en la misma pudieran ser un reflejo de la compleja casuística que rodea el fenómeno analizado, para lo que nos hemos apoyado sobre un eje de corte fundamental: la posición relativa de cada individuo en relación a la estrategia de inserción laboral emprendida.

De este modo, hemos identificado, dentro del amplio conjunto de alternativas de inserción laboral, tres posibilidades que nos han parecido especialmente interesantes y que guardan una relación directa con las actuaciones financiadas desde el Programa Operativo Plurirregional de Lucha contra la Discriminación. En primer lugar, nos hemos aproximado a personas con discapacidad que se hayan insertado en el mercado de trabajo; en segundo término, nos hemos interesado por los casos de empresarios y empresarias que desarrollan una política de contratación que favorece la incorporación a sus plantillas de personas con discapacidad; por último, también hemos prestado especial atención a personas discapacitadas que hayan logrado poner en marcha algún proyecto de autoempleo, ya sea de forma individual o colectiva.

A lo largo del presente estudio hay una pretensión explícita de ceder la palabra a las propias personas que protagonizan las historias de vida, de modo que son ellas las que aportan las opiniones, los juicios y las valoraciones que aparecen en el texto. Sin embargo, también hemos creído oportuno incluir un último capítulo de conclusiones que pudiera reflejar los vectores más coincidentes en el mosaico de discursos recogidos.

Con todo, el objetivo último del trabajo que aquí presentamos ha sido aproximarnos al valor que tiene el acceso al empleo para las personas con discapacidad, partiendo de la consideración de que éste es un paso fundamental para poder avanzar hacia la inserción social plena. De este modo, lo que hemos pretendido ha sido conocer las vidas de estas personas antes de su salto al mundo laboral, saber qué tipo de decisiones les llevaron a alterar el rumbo de sus biografías particulares, indagar acerca de cómo han vivido los diferentes procesos de cambio y, por último, conocer los impactos concretos que el acceso al mercado de trabajo ha tenido en sus vidas y su valoración personal de todo el proceso en su conjunto.

Metodología

En el amplio abanico de herramientas de investigación social que se enmarcan dentro de lo que podríamos denominar el enfoque cualitativo, los relatos biográficos o historias de vida constituyen un recurso muy interesante para aproximarse a las relaciones entre los sujetos y sus entornos más inmediatos. Así, a través del trazado de un itinerario biográfico lo que se pretende es una estructuración y una secuenciación de los sucesos de orden formativo, laboral, cultural y relacional que componen la trayectoria vital de un individuo, intentado aproximarse a las causas de sus elecciones y midiendo el impacto social y personal de su itinerario particular.

De alguna forma, el objetivo es insertar al sujeto en su contexto vital para poder establecer una relación entre este ámbito y sus realizaciones particulares, y desde nuestro punto de vista el diseño de historias de vida constituye una herramienta con un enorme potencial de cara a analizar experiencias individuales que pueden arrojar luz acerca del impacto de ciertas opciones en la vida de las personas.

En el marco del estudio que presentamos, en ningún caso hemos pretendido realizar una extrapolación estadística de los resultados obtenidos con esta técnica, pues no es ésta la finalidad de la confección de los relatos biográficos; al contrario, y en la línea de los estudios de caso, lo que hemos intentado ha sido una aproximación, rica desde un punto de vista subjetivo, a las biografías de un grupo determinado de personas cuyos itinerarios vitales se han visto significativamente mdificados por una serie de elementos relacionados con el ámbito de la integración laboral.

Los materiales biográficos para construir historias de vida pueden producirse de maneras muy diversas, y aunque la técnica más habitual es la entrevista en profundidad, existe todo un repertorio de herramientas que, dependiendo del contexto en el que se circunscriba la investigación, pueden aportar una información muy rica para el análisis. En este sentido, a la hora de abordar el presente estudio nos ha parecido muy interesante combinar el recurso a la entrevista en profundidad con la elaboración de relatos autobiográficos -cuando el transcurso de la investigación así lo ha requerido- y la observación directa en los entornos de trabajo. En cualquier caso, queremos subrayar que tanto las entrevistas como las observaciones han contado siempre con la aprobación expresa por parte de las personas implicadas, que en todo momento se han brindado amablemente a compartir sus experiencias con objeto de contribuir a la elaboración del presente estudio.

  • La elaboración de relatos autobiográficos

La elaboración por parte de las personas entrevistadas de relatos autobiográficos constituye un recurso muy útil para conocer de primera mano el contexto en que ha transcurrido la vida de estos individuos. En este punto se trata de realizar un primer acercamiento al contexto biográfico de la persona en cuestión, por lo que esta técnica es a veces sustituida por una entrevista exploratoria inicial, que incluso puede desarrollarse de forma telefónica.

Desde nuestro punto de vista, la invitación a redactar relatos autobiográficos tiene el potencial de dejar total libertad a la persona entrevistada para resaltar aquellos elementos que considera de mayor interés a la hora de analizar su itinerario vital, ajustándose también a su propio ritmo narrativo y a la dimensión temporal que considere más oportuna. De este modo, los relatos autobiográficos son muy útiles por lo que cuentan, por su contenido concreto, pero también por cómo lo cuentan, esto es, por los elementos estructurales y narrativos que subyacen en los discursos de sus autores.

  • La entrevista biográfica en profundidad

Como ya hemos avanzado, la entrevista constituye el recurso más utilizado a la hora de componer relatos biográficos, dado que es la herramienta que más información directa puede aportar y que mejor se ajusta a los intereses de la investigación.

Por este motivo, la mayor parte de los itinerarios biográficos han sido trazados a partir de narraciones vis à vis, dando lugar a una suerte de micro-historia oral que se apoya en el ámbito subjetivo de la experiencia humana –la memoria, el trayecto biográfico, la interpretación de los procesos individuales y colectivos-, centrando su labor en la construcción de fuentes de análisis a partir de las propias experiencias subjetivas.

  • La observación

La observación constituye una actividad cotidiana que las personas realizamos en nuestra vida diaria. No obstante, la observación común puede llegar a tener un importante valor como herramienta de investigación si se orienta a un objetivo específico, si se sistematiza mínimamente su procedimiento y si se controlan sus resultados y sus posibles condicionantes.

En el marco de la investigación que aquí presentamos, la observación directa se han circunscrito a los espacios en los que las personas entrevistadas desarrollan su trabajo, y han ido encaminadas a detectar aquellos elementos que pudieran complementar la información obtenida a través de los discursos recogidos: aspectos relacionados con la accesibilidad, pautas relaciones, comportamientos individuales y grupales,…

De cara a implementar las tres herramientas mencionadas se elaboró un conjunto de soportes técnicos: una guía de indicaciones para construir las narraciones autobiográficas, un guión estandarizado de cuestionario para orientar la entrevista en profundidad y una ficha para conducir las observaciones en los entornos laborales de las personas entrevistadas. Además, el trabajo de campo se desarrolló entre los meses de abril y julio de 2005.

Las personas entrevistadas

En un estudio de tipo cualitativo, y más aún si éste se apoya en el relato biográfico como estrategia básica de investigación, la composición de la muestra de personas a entrevistar resulta una tarea especialmente determinante de cara a garantizar la riqueza de la información obtenida y de sus posteriores análisis. En nuestro caso, de cara a construir la muestra nos ha parecido oportuno, en línea con la orientación de las actuaciones en materia de lucha contra la discriminación financiadas con Fondos Comunitarios, partir de un condicionante previo para definir posteriormente un eje de corte básico y hasta cuatro secundarios, tal y como detallamos a continuación.

  • El condicionante previo

Las personas que integran la muestra debían haberse beneficiado de alguna forma en su proceso de inserción laboral de las ayudas económicas promovidas por el Programa Operativo Plurirregional de Lucha Contra la Discriminación.

  • El eje de corte básico

La posición particular de cada una de las personas entrevistadas en relación a la inserción laboral de personas con discapacidad habría de posibilitar el acercamiento a tres situaciones posibles: la de las personas con discapacidad que hayan logrado una integración profesional satisfactoria, la de las empresas contratantes de personas discapacitadas con dificultades de acceso al mercado de trabajo y la de personas con discapacidad que hayan logrado poner en marcha proyectos de autoempleo.

  • Los cuatro ejes de corte secundarios

  • Garantizar una representación territorial equilibrada de las personas que compongan la muestra o, por lo menos, evitar la concentración de las mismas en los mismos ámbitos urbanos de referencia.

  • Asegurar una representación equitativa de hombres y mujeres en la composición de la muestra.

  • Perseguir que las personas que integren la muestra tengan discapacidades diversas, con el fin de abarcar la mayor parte de la casuística que sea posible.

  • Buscar que las personas entrevistadas tengan distintas ocupaciones profesionales, intentando abarcar el conjunto del organigrama corporativo, así como que las empresas seleccionadas para su análisis se dediquen a diferentes sectores de actividad.

De este modo, la muestra sobre la que hemos elaborado este estudio ha intentado ser un reflejo lo más plural y exhaustivo de la enorme diversidad que caracteriza el ámbito de investigación en el que nos hemos movido: conocer los rostros de la lucha contra la discriminación a partir de las historias particulares de mujeres y hombres relacionados con la inserción laboral de las personas con discapacidad.

Historias de vida

Tres perspectivas de inserción, nueve biografías de superación

PERSONAS CON DISCAPACIDAD INSERTADAS EN EL MERCADO LABORAL

ROSA MARÍA GARAMENDI

Del futuro más vale ni acordarse

Aproximadamente cada diez minutos, una tubería mal disimulada en una esquina del local invade el tranquilo ambiente con su ruido. Cualquiera levantaría instintivamente la cabeza y arrugaría la frente ante la desagradable perturbación, pero Rosa María ni siquiera separa la vista de la pantalla de su ordenador. Está absorta en su trabajo, y se vuelca tanto con las tareas que desarrolla que se podría pensar que ni la rotura de la propia tubería con la consiguiente inundación de la oficina podría apartarla de los cálculos que se afana en hacer en su tabla de Excel.

Rosa María es una persona vital, alegre, optimista, y como tal, disfruta enormemente con su trabajo. Lleva apenas dos meses desempeñando tareas de auxiliar administrativa en una empresa sevillana que comercializa equipos de protección laboral. De hecho, a día de hoy el negocio está integrado por su jefe y por ella, de modo que ha de ocuparse de buena parte del trabajo de gestión y de administración.

Rosa María está contratada a través de Fundosa Social Consulting, que hizo llegar su currículum al que hoy es su jefe, "un hombre muy sensibilizado con los problemas de las personas con discapacidad", que la eligió entre una multitud de candidatas. Siente que han confiado en ella de manera total y plena, porque en realidad no tenía demasiados conocimientos previos acerca del sector de prevención de riesgos laborales, pero está devolviendo esa confianza a través de un esfuerzo importante por aprender todo lo que puede y por formarse sobre la marcha acerca de los múltiples aspectos que pueden resultar útiles para su actividad. A pesar de haber realizado con anterioridad "una infinidad de cursos de informática", siempre se había negado a trabajar con un ordenador por el problema que tiene en la vista.

Rosa María padece degeneración de la retina, y tiene un 71% de pérdida visual en ambos ojos. Su discapacidad fue sobrevenida, y se le empezó a manifestar a los 17 ó 18 años. A pesar de ser degenerativa, ha conseguido detener un avance de la enfermedad que se pensaba inexorable; por mucho que esta proeza se justifique por las pastillas y los tratamientos que ha seguido, la tentación es la de afirmar que es debido a su carácter y a su vitalidad contagiosa que tiene totalmente acorralada a su discapacidad.

Rosa María se expresa a partir de una combinación de acentos muy curiosa: por un lado, un sevillano cerrado y característico, y por el otro, un deje francés inconfundible. Esto se explica porque nació en el país vecino, donde realizó todos sus estudios hasta completar la educación obligatoria. Más tarde comenzó un curso de auxiliar administrativa, pero no llego a completarlo porque se trasladó junto a su familia a España, donde se instalaría definitivamente después de la jubilación de sus padres; al año siguiente, con apenas 18 años, contrajo matrimonio y tuvo "una niña preciosa".

Desde que abandonó Francia hasta que se separó de su marido a los 28 años, Rosa María nunca tuvo un empleo. Hizo algunos cursos formativos, pero nunca se interesó por buscar un trabajo estable. Y menos aún desde que le diagnosticaron su trastorno ocular. Y, sin embargo, casi al borde de la treintena su vida tuvo que dar un giro radical e inesperado.

Rosa María se vio en la calle, con una niña pequeña, sin preparación ni formación específica para desarrollar ningún trabajo y con una discapacidad que previsiblemente habría de ir empeorando con el paso de los años. Es cierto que gozaba del apoyo incondicional de sus padres, que siempre "han estado a su vera" para todo lo que ha necesitado, ofreciéndole su cariño y facilitándole una casa en la que vivir y en la que criar a su niña. Sin embargo, la situación en la que se veía a sí misma no dejaba de causarle mucha intranquilidad.

Un buen día, una conocida le recomendó que se informara en la ONCE acerca de las ventajas que podía obtener debido a su discapacidad. Así pues, Rosa María se informó, obtuvo el certificado de discapacidad, ingresó formalmente en la ONCE y se lanzó a la búsqueda de un empleo, recibiendo su primera oferta para la venta del cupón. Sin embargo, esta alternativa no satisfizo sus expectativas laborales; ella sentía que se "podía defender perfectamente en cualquier trabajo que le pusieran delante". Frente a esto, los responsables del asesoramiento laboral de ONCE le argumentaron que, dada su preparación y nivel académico, resultaba complicado encontrar salidas como las que ella demandaba. Pero a Rosa María no le costó encontrar una respuesta acorde a su personalidad: "¿Qué no tengo formación suficiente? Pues venga, me voy a poner a aprender".

Y así lo hizo. Fue una época en la que realizó multitud de cursos sobre temas muy variados, y esto sin duda resultó capital para que encontrara sus primeros empleos más o menos estables. Como para tantos otros conciudadanos, su irrupción en el mercado laboral estuvo muy determinada por la EXPO"92 de Sevilla. Al enterarse del evento, Rosa María tuvo muy claro que le interesaba trabajar allí. Después de mucho buscar, consiguió su primer empleo –sin intermediación alguna de organizaciones de apoyo a personas con discapacidad- en el Pabellón de Canadá, haciendo labores de intérprete primero en las oficinas administrativas y más tarde en el Restaurante.

Sin embargo, al acabar la EXPO"92 fue imposible mantener su puesto de trabajo, por lo que tuvo que pasar un año en el paro, periodo que aprovechó para seguir formándose de manera muy intensa. Pasado este año, desde la ONCE le ofrecieron realizar un curso de asistencia telefónica para poder desempeñar trabajos más o menos esporádicos como teleoperadora. Después de finalizar el curso, estuvo sustituyendo a una telefonista en la propia sede de ONCE, aunque al terminar una empresa de trabajo temporal se interesó rápidamente por sus servicios y le ofrecieron un puesto en su plantilla.

Allí pasó una temporada fantástica, pero a los nueve meses cambió el equipo directivo y los nuevos responsables exigían al menos una titulación de diplomatura para los trabajadores. Rosa María, al carecer de este reconocimiento oficial, se vio obligada a abandonar la empresa "con mucha pena porque estaba verdaderamente encantada". Y eso que el trabajo que hacía era muy duro debido a sus problemas visuales; así, en una tarde podía llegar a tener que leer cerca de 100 currícula ayudada de su inseparable lente de aumento. Esta tarea, agotadora para sus ojos, la realizaba sin embargo con total entrega y entusiasmo.

Otra vez volvió al paro, y en este caso la situación se prolongó hasta un año y medio; de nuevo, Rosa María aprovechó para continuar su formación, abordando materias como el inglés o la informática. Pero de repente se encontró con una nueva oferta de trabajo, esta vez en una compañía vinculada al sector de la discapacidad. Paradójicamente, ésta constituyó la peor experiencia laboral de todas a las que se ha enfrentado nunca.

En su trabajo cotidiano Rosa María se sintió repudiada, ninguneada, rechazada; con motivo de un conflicto interno a una escala muy superior a la suya, ella se convirtió en el centro de los recelos de sus superiores y sus compañeros, que no sólo la trataban con evidente desprecio sino que incluso invadían su intimidad, leyendo su correspondencia, registrando sus efectos personales y controlando sus comunicaciones telefónicas. Tal y como lo explica Rosa María, la compañía estaba pasando por un momento muy delicado a nivel económico, lo que generó múltiples disputas en los niveles más altos de la dirección; de este modo, el clima se enrareció, se generaron grupos enfrentados y ella, por casualidad o por maldad ajena, se vio en medio del conflicto sin tener nada que ver en él.

Sin embargo, sí sufrió duramente sus consecuencias. Durante esta época tuvo frecuentes ataques de ansiedad, acompañados de depresiones y de crisis nerviosas. Tanto anímica como físicamente estaba fatal, y la situación hubiera sido insostenible de prolongarse mucho más en el tiempo. Sin embargo, se produjo un cambio en el equipo de dirección de la empresa y el nuevo Consejero Delegado se interesó personalmente por su situación, infundiéndole ánimos y fuerza para seguir adelante. Así que Rosa María, herida en su orgullo y con ganas de resarcirse del sufrimiento experimentado, se propuso la meta de recuperar la confianza de sus compañeros para ganarse su respeto y su admiración. Y lo consiguió. Tres años y medio después de haber entrado en la compañía, pero lo acabó consiguiendo. A base de perseverancia y buenas dosis de generosidad.

La experiencia en esta compañía se extendió hasta los cinco años, periodo después del cual Rosa María se enfrentó de nuevo al desempleo. Durante esta época, y con el fin de colaborar en la economía doméstica del hogar paterno, realizó trabajos esporádicos y generalmente mal retribuidos: pintó, lavó, dio clases de francés a domicilio,… Hasta que pudo encontrar el puesto de trabajo en el que se encuentra en la actualidad, con contrato indefinido y "sensación de estar muy estabilizada".

Rosa María reconoce que en su vida "el empleo ha sido fundamental, central, y esto aunque no hubiera tenido una hija que alimentar". Sin el empleo nunca hubiera sido capaz de emprender una vida autónoma e independiente, de realizarse como persona y como mujer. A pesar de lo rocambolesco de su trayectoria laboral, Rosa María asegura no haber sentido nunca rechazo por ser discapacitada, sino todo lo contrario: la gente la ha tratado fenomenal cuando han conocido su discapacidad. Todo el mundo ha sido consciente de que tarda un poco más con ciertas actividades, y siempre se ha sentido alentada para tomarse "su tiempo para hacer las cosas con cuidado hasta aprenderlas bien". Esto no es de extrañar, puesto que no resulta complicado comprobar la tremenda pericia con la que maneja "sus aparatitos".

Sin embargo, Rosa María es consciente de que su caso resulta especial dentro del conjunto de personas con discapacidad que aspiran a acceder al mercado laboral. Sabe que por norma general "los empresarios tienen prejuicios" frente a este colectivo, por lo que "hay que convencerles de que las personas con discapacidad son perfectamente capaces para hacer todo tipo de trabajos". En esta labor de información, la Administración y las ONG tienen que ir de la mano, porque es tarea de todos animar a la gente a dar oportunidades a los más desfavorecidos.

En la orilla de las personas con discapacidad, Rosa María no tiene tan clara su opinión. Considera que hay muchas personas que se conforman con las ayudas que reciben por ser discapacitados, y eso les desmotiva a la hora de buscar un empleo. Este no ha sido nunca su caso, puesto que ella desde un principio se negó a cobrar las ayudas asistenciales que la Junta de Andalucía otorga a personas con discapacidad; sólo se ha beneficiado de las subvenciones destinadas a buscar un empleo, y en este punto reconoce el importantísimo papel de organizaciones no lucrativas de apoyo a las personas con discapacidad. Para Rosa María, siempre es mejor un sueldo que una ayuda.

Al final, ella cree que no se puede pretender que la vida esté resuelta por el hecho de haber tenido la mala suerte de ser una persona con discapacidad. Este hecho hace que las barreras a las que haya que enfrentarse sean más complejas y posiblemente más difíciles de superar, pero en ningún momento puede generar una especie de "derechos adquiridos" que sustituyan el esfuerzo natural de superarse y de avanzar.

Rosa María lleva esta máxima hasta el paroxismo, puesto que no le gusta que nadie sepa que es una persona con discapacidad. Amparada por el hecho de que a simple vista es imposible notar su discapacidad, asegura que hay gente muy cerca de ella que ni siquiera sospecha que tiene más de un 70% de pérdida visual. Ella siente que no tiene que dar explicaciones a nadie, sino que ha de demostrar únicamente lo que vale y de lo que es capaz. A nadie le importa si tiene que escudriñar más los ojos para ver las cosas con algo de nitidez, ni si se guía por las sombras y las siluetas que sí percibe con normalidad. Ella sabe lo que vale y sabe que aceptará cualquier oportunidad que le den para demostrarlo. Ya ni recuerda la última vez que se echó para atrás ante algún reto.

En relación al futuro, Rosa María se ríe asegurando que de él más vale ni acordarse. Ha pasado por momentos difíciles caracterizados por una gran incertidumbre, pero ahora goza de una estabilidad y de una seguridad que difícilmente hubiera podido imaginar. Sin embargo, sabe por experiencia que las situaciones de tranquilidad se modifican con facilidad sin que sea necesario que concurran muchos elementos para que esto suceda, por lo que prefiere limitarse a centrar la mirada en su trabajo actual, a aprender todo lo que pueda y, en la medida de lo posible, a ignorar la maldita tubería que de forma periódica le recuerda que no está sola en la oficina.

Si Rosa María pudiera transmitir un mensaje a las personas con discapacidad que pretenden acceder al mercado laboral, éste sería sin duda un mensaje de optimismo y de confianza. Una palabra de ánimo, de aliento, de lucha, de esperanza. La personalidad de Rosa María es así, y para suerte de quienes la rodean, existe la sospecha generalizada de que es altamente contagiosa.

MIGUEL ÁNGEL HARO

Próxima estación: esperanza

Es viernes tarde, y la Estación de Autobuses de Oviedo está en plena ebullición. Las pantallas luminosas anuncian las salidas más inminentes, los conductores apuran el último cigarrillo y los jóvenes arrastran sus mochilas mientras buscan desesperadamente el autocar que les llevará al siguiente punto de su improvisada ruta. Al fondo, sigiloso, Miguel Ángel Haro contempla la escena con inevitable familiaridad. Es seguro que para los pasajeros que se agolpan a esas horas en los andenes, él forma parte del paisaje cotidiano de la Estación; para Miguel Ángel, sin embargo, ellos constituyen pequeñas pinceladas que dan forma y color a un lienzo en continua transformación.

Miguel Ángel trabaja como limpiador, y desarrolla su actividad profesional en la Estación de Autobuses de Oviedo y en las instalaciones que ONCE tiene en la misma ciudad, y reparte su jornada hasta completar las 39 horas semanales que estipula su contrato. En la Estación, se encarga de la limpieza de los baños, de la cafetería, de las taquillas y de las salas de espera, además de sacar la basura y de desorillar el recinto para que un compañero pueda después pasar la máquina barredora. Por otra parte, su función en la sede de ONCE es la de cristalero y abrillantador del suelo, aunque en realidad hace de "chico para todo"; así, por ejemplo, si falta alguna de sus cuatro compañeras, es él quien se encarga habitualmente de sustituirla.

Miguel Ángel accedió a su puesto de trabajo a través de un Centro de Tele-Empleo que colabora habitualmente con COCEMFE, una de las organizaciones más destacadas en la atención a personas con discapacidad física. Un técnico de empleo de esta entidad le orientó sobre ciertas empresas en las que podía solicitar empleo, además de ayudarle a confeccionar un currículum vitae. Así, Miguel Ángel terminó enviando su currículum a su actual empresa, y "de un día para otro" le llamaron para que se presentara en las oficinas de la compañía con objeto de realizarle una entrevista personal. Para su sorpresa, directamente le escogieron para que empezara a trabajar de forma inmediata. Al principio le hicieron dos contratos de 3 meses de duración y uno de 6, hasta que finalmente pudo tener el indefinido.

La plantilla en la que se ha integrado es bastante estable, o por lo menos no ha habido excesiva rotación de personal desde que él está trabajando en la empresa. Su empresa además emplea a muchas personas discapacitadas, y a modo de ejemplo, los dos compañeros que trabajan con Miguel Ángel en la Estación también tienen discapacidad.

Las tareas de limpieza de la Estación no resultan sencillas. Es un espacio con una densidad de tránsito muy elevada, y como sucede con la mayor parte de los lugares de paso, está irremediablemente condenado a la desatención por parte de las personas que la utilizan unas pocas horas y que quizás nunca vuelvan a pisar sus instalaciones. Sin embargo, Miguel Ángel se mueve con destreza y realiza bien su trabajo. Es una labor para la que se siente útil, y la discapacidad que tiene no le impide en absoluto desarrollarla con la mayor eficacia y solvencia. Miguel Ángel está diagnosticado como esquizofrénico paranoide de tipo psicógeno, por lo que tiene asignado un 65% de grado de discapacidad.

El desencadenante de la discapacidad de Miguel Ángel tiene su origen en una serie de difíciles circunstancias personales. Desde joven, vivía independizado de su familia gracias a su trabajo, pero al perderlo se vio obligado a regresar al núcleo familiar, después de lo cual nada volvería ser lo mismo. Por aquel entonces su padre era alcohólico y maltrataba a su madre, y no pasó mucho tiempo hasta que él comenzó a sufrir también la violencia paterna. Sus padres acabaron por separarse, pero él ya había acumulado las presiones suficientes como para dar salida a su enfermedad.

A finales de los años 90 tuvo el primer brote esquizofrénico, que consistió en un episodio severo de violencia hacia su madre. Ante su negativa a acudir a un especialista, ésta tuvo que denunciar los hechos para que le obligaran a entrar en un Centro Médico. Después de doce días ingresado, abandonó el Centro sabiendo que debía llevar un tratamiento de por vida; volvió a convivir con su madre, su situación se estabilizó y desde entonces no ha existido ningún problema. Miguel Ángel sabe que no se podrá curar nunca, pero también es consciente de que estar tratado de forma permanente significa que posiblemente no volverá a tener más brotes, por lo que podrá llevar adelante una vida normalizada. Respetando las prescripciones médicas, está seguro de poder llegar a sentirse "como uno más".

El apoyo familiar que ha recibido ha sido determinante en el avance hacia este objetivo, en especial el proveniente de su madre y de alguna de sus hermanas. Miguel Ángel tiene muy presente lo que tuvo que suponer para su madre denunciar a su propio hijo para poder ingresarle y obligarle a seguir un tratamiento médico al que se negaba en rotundo. Sin su comprensión, está seguro de que "seguiría todavía muy enfermo", por lo que la familia "ha sido un elemento clave para empezar a enfrentar la discapacidad y poder así convivir con ella".

En lo que se refiere al apoyo de los círculos de amistad, es probable que este flanco haya fallado más en su caso concreto. Él se considera una persona tímida y reservada, muy centrada en su trabajo, por lo que apenas ve a sus amigos, que además tienen vidas muy distintas a la suya. Después de conocer su enfermedad, esta distancia incluso aumentó y no llegó a sentir en ningún momento el calor y el apoyo de sus amistades.

En todo caso, para Miguel Ángel el cariño de la gente más cercana es esencial para salir del túnel y afrontar la vida con fuerza y con valor. Él lo recibió de su familia, y sin él ahora no estaría viviendo la vida que disfruta.

En el capítulo de la formación, Miguel Ángel tuvo una niñez perfectamente normal en la que no hubo ningún tipo de problemas psíquicos que dificultaran su aprendizaje. Desde los 14 años, además, pudo compaginar el trabajo con su padre en la construcción con sus estudios. Terminó la enseñanza media obligatoria y cursó Estudios de Decoración en la Escuela de Artes Aplicadas de Oviedo, por lo que posee un Graduado en esta materia.

Más tarde pasó un tiempo dedicándose a la construcción como trabajador autónomo, pero no le fue muy bien y tuvo que abandonarlo. Ése fue el punto de inflexión que cambió su vida por completo, y a partir de este momento su itinerario formativo cambió de forma significativa.

El Hospital Psiquiátrico en el que desarrolló la primera etapa de su tratamiento tenía un departamento que gestionaba cursos públicos, y Miguel Ángel se apuntó a realizar algunos enfocados al sector de la carpintería. Por otro lado, a través de Fundación ONCE también accedió a cursos formativos subvencionados, y aquí realizó uno de diseño gráfico por ordenador, otro de jardinería y un tercero de reciclaje de toners de impresoras. Lamentablemente, a partir de este último curso no se pudieron crear posibilidades de trabajo, tal y como era la intención inicial, porque la empresa que lo promovía no tuvo la solvencia económica necesaria para afrontar la inversión una vez formados los trabajadores. Sin embargo, el planteamiento de negocio era muy bueno, y Miguel Ángel tiene aún la espina clavada por no haberse atrevido a lanzarse a una iniciativa empresarial para llevarla él mismo adelante.

Miguel Ángel considera que para una persona con discapacidad, o por lo menos en su caso, mantener la mente ocupada en actividades formativas y educativas resulta fundamental, pero si además esto desemboca en la posibilidad de realizar una labor que haga a la persona que la lleva a cabo sentirse útil y productiva, puede llegar a suponer una verdadera salida ante el bloqueo que muchas personas sufren por su condición de discapacitadas. La formación "es una puerta para encontrar trabajo de verdad, y éste es el camino para acceder a una vida normalizada".

Efectivamente, el empleo ha sido un punto de referencia muy importante en la vida de Miguel Ángel. De entrada, es imprescindible diferenciar dos momentos específicos: antes y después de tener la discapacidad. En la primera etapa estuvo trabajando en la construcción, al principio con su padre y posteriormente ya por su cuenta como autónomo. En la segunda etapa, después de serle diagnosticada la enfermedad, trabajó en el sector de la jardinería gracias a uno de los cursos de formación realizados a través de Fundación ONCE. Más tarde, desde Fundosa Social Consulting le propusieron realizar un curso sobre limpieza industrial, pero no tuvo tiempo ni para iniciarlo, ya que antes de su comienzo ya tenía en la mano un contrato firmado con su actual empresa.

En su trayectoria laboral, Miguel Ángel manifiesta no haber tenido excesivas dificultades para encontrar un puesto de trabajo, tanto en la etapa previa al diagnóstico de la discapacidad como en la posterior a este hecho. Así, una vez conocida su enfermedad, permaneció cerca de seis años sin buscar empleo y únicamente centrado en seguir su tratamiento médico para normalizar su estado de salud. Fue una etapa en la que al final comenzó a notar mucha ansiedad y cierta desesperación por el hecho de no ocupar su tiempo con ninguna actividad productiva, por lo que decidió comenzar a realizar cursos de formación. Al poco empezó a trabajar como jardinero, pero a los tres meses, y gracias a la orientación laboral de COCEMFE, encontró su actual oficio de limpiador.

El empleo ha sido un factor determinante en la vida de Miguel Ángel. A raíz de perderlo, padeció las penurias que le llevaron a una situación verdaderamente difícil de sostener. Y ahora, después de haber encontrado su trabajo actual, está viviendo la etapa en la que "mejor y más a gusto se encuentra consigo mismo", a pesar de su discapacidad. Así pues, perder el empleo antes de su enfermedad y encontrarlo después de la misma han representado dos momentos muy destacados en su vida.

Él tiene claro que el cambio actual ha sido radical. Al principio, Miguel Ángel era incapaz de trabajar debido al tipo de medicación indicada para su tratamiento, lo que supuso una merma importante de su autoestima. Sin embargo, con el tiempo fue dándose cuenta de que empezaba "a ser capaz de asumir responsabilidades como el resto de la gente", y eso inevitablemente estimula la percepción que se tiene de uno mismo y las ganas de luchar por las cosas como en la etapa previa al diagnóstico de la discapacidad. Sentirse útil "es lo mejor del mundo; la recompensa económica del empleo no es lo más importante, aunque por supuesto tiene mucho protagonismo. Pero sentirse capaz de trabajar da la vida y hace recuperar los ánimos y la ilusión".

Miguel Ángel lleva trabajando en su compañía dos años y un mes, y mirando hacia el futuro no tiene de momento ninguna intención de cambiar de empleo; le gusta su función y siente que la desarrolla bien. Además, tiene una relación muy buena con sus compañeros, tanto con las personas con discapacidad como con aquellas otras que no la tienen. Se considera uno más, y esto es lo más importante; por otro lado, la discapacidad tiene una aceptación buena en el marco de la empresa, porque hay muchos trabajadores que se encuentran en la misma situación. A Miguel Ángel le encanta disfrutar el "compañerismo a tope" que se respira en su trabajo.

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