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Suicidio y estados emocionales en diferentes etapas de la vida (página 2)



Partes: 1, 2

Aparición repentina de palpitaciones, dolor precordial, sensación de asfixia, mareo o vértigo, náuseas o problemas estomacales, hormigueo o entumecimiento, estremecimiento o temblores, terror, sensación de falta de control o estarse volviendo loco, temor a morir, transpiración, puede durar de 2 a 10 min. Algunos raramente pueden durar 1 hora o más. El comienzo es generalmente en la adolescencia, tiende a ser hereditario (etiopatogenia)

Pautas para el diagnostico

Si existen elementos de fobia tienen preferencia

El trastorno de pánico es el diagnostico principal solo en ausencia de cualquiera de las fobias de la f-40

Debe presentar para diagnóstico definitivo varios ataques de ansiedad al menos durante un mes.

  • Con circunstancias donde no hay peligro objetivo.

  • No deben presentarse solos en situaciones conocidas o predecidles

  • En el periodo entre las crisis el individuo debe estar además relativamente libre de ansiedad, aunque es frecuente la ansiedad anticipatorio leve.

Incluye:

Ataque de pánico, estados de pánico

Diagnóstico diferencial

Crisis de pánico que se presentan en los trastornos fóbicos.

Las crisis de pánico pueden ser secundarias a un trastorno depresivo en especial en varones. No debe ser el diagnostico principal si se cumplen las pautas del trastorno depresivo.

  • Trastorno de ansiedad generalizada (CIE-10)

Ansiedad generalizada y persistente que no está limitada y ni siquiera predomina en ninguna circunstancia ambiental. Se trata de una angustia libre latente.

Síntomas: Sentirse constantemente nervioso con temblores, tensión muscular, sudoración, mareos, palpitaciones, vértigos y molestias epigástricas.

No pueden relajarse, ni deshacerse de sus inquietudes. Dificultades en el sueño, dolores de cabeza, irritabilidad, transpiración o acceso de calor. Como si tuviera un nudo en la garganta.

Pautas para el diagnostico

Debe tener síntomas de ansiedad la mayor parte de los días, al menos durante varias semanas. Deben estar presentes rasgos de:

  • a) Aprensión

  • b) Tensión muscular

  • c) Hiperactividad vegetativa

  • Trastornos mixto ansioso-depresivo (CIE-10)

Están presentes síntomas de ansiedad y depresión pero ninguno de ellos predomina claramente ni tiene la intensidad suficiente como para justificar un diagnostico por separado.

Cuadro clínico

Síntomas depresivo que cumplen los criterios de depresión mayor y que se acompañan de síntomas de ansiedad generalizada o somatización, síntomas ansioso, problema del sueño, taquicardia, palpitaciones, inquietud, mareos, sensación de miedo, molestia digestiva, problemas de tensión muscular.

Pautas para el diagnostico

Debe usarse cuando están presente síntomas de ansiedad y depresión, pero ninguno de ellos predominan claramente ni tienen la intensidad suficiente para justificar un diagnostico por separado. Ansiedad acompañada de depresión de intensidad más leve hace que debe utilizarse cualquiera de las categorías trastornos de ansiedad o de ansiedad fóbica. Cuando ambas series de síntomas estén presentes y sean tan grabes como para justificar un diagnóstico individual debe recogerse ambos trastornos y no deben usarse está categoría. Si por reacciones practicas solo puede darse un diagnostico se preoriza el de depresión.

Etopatogenio.

  • a) Las modificaciones sobre los sistemas de neurotransmisores. La causa de la depresión puede ser genética, ambiental o una combinación de ambas.

  • b) No se sabe que si alargo caso debe existir una depresión o ansiedad como causa.

  • Trastorno obsesivo- compulsivo.

Presencia de pensamientos obsesivos y actos compulsivos recurrentes. Los pensamientos obsesivos son ideas, imágenes o impulsos mentales que irrumpen una y otra vez en la actividad mental del individuo de una forma estereotipada. Las imágenes preocupantes se llaman obsesiones y los rituales que se celebran para tratar de prevenirla se llaman impulsos. No son placenteros ni dan lugar a actividades útiles por si misma

La relación entre rumiaciones obsesivas y depresión es particular mente íntima y se eligiera el diagnóstico de tratamiento obsesivo compulsivo solo cuando las rumiaciones aparecen o persisten en ausencias de un trastorno depresivo.

  • Con predominio de actos compulsivos (rituales obsesivos)

La mayoría de los actos compulsivos se relacionan con la limpieza en particular el lavado de las manos con comprobaciones repetidas para asegurarse de que se a evitado una situación potencialmente peligrosa, o con la pulcritud y el orden. En la conducta manifiesta subyace por lo general un miedo hacer objeto o motivo de un peligro y el ritual es un intento ineficaz o simbólico de conjurar ese peligro. Los rituales compulsivos pueden ocupar muchas horas de cada día y suelen acompañarse a veces de una marcada incapacidad de decisión y de un enlentecimiento. En conjunto son tan frecuentes en un sexo como en el otro, pero el lavado de manos ritual es más frecuente en las mujeres y el enlentecimiento sin repeticiones es más común en los varones.

Los rituales están menos íntimamente relacionados con la depresión que los pensamientos obsesivos y responden con mayor facilidad a las terapéuticas de modificación del comportamiento.

La mayoría de los enfermos con un tratamiento obsesivo compulsivo presentan tanto pensamiento obsesivo como compulsiones. Esta subcategoría debe ser usada cuando ambos son igualmente intensos, como es frecuente aunque es útil especificar solo

cuando uno destaca con claridad ya que pensamientos y actos pueden responder a tratamientos diferentes.

  • Trastornos disociativos (de conversión)

El rasgo común que comparten los trastornos de este grupo es la pérdida parcial o completa de la integración normal entre ciertos recuerdos del pasado, la conciencia de la propia identidad, ciertas sensaciones inmediatas y el control de los movimientos corporales. Normalmente hay un considerable grado de control consciente sobre qué recuerdos y qué sensaciones pueden ser seleccionados por la atención inmediata y sobre qué movimientos hay que llevar a cabo. Se acepta que en los trastornos disociativos esta capacidad para ejercer un control consciente y selectivo se ha perdido en un grado que puede variar de día en día o de hora en hora. Por lo general es muy difícil averiguar hasta qué punto parte de los déficits funcionales están bajo un control voluntario.

Estos trastornos habían sido clasificados previamente como diferentes tipos de "histeria de conversión" pero ahora parece lo más conveniente evitar el término "histeria" en la medida de lo posible, debido a que tiene muchos significados distintos. Se supone que los trastornos disociativos descritos aquí tienen un origen psicógeno y tienen una estrecha relación temporal con acontecimientos traumáticos, problemas insolubles o insoportables, o relaciones interpersonales alteradas. Por lo tanto suele ser posible hacer interpretaciones o presunciones acerca de los métodos a los que recurre el enfermo para manejar el estrés intolerable, pero los conceptos que se derivan de teorías psicológicas, tales como "motivación inconsciente" y "ganancias secundarias" no se incluyen entre las Pautas para el diagnóstico.

El término "conversión" se utiliza ampliamente para alguno de estos trastornos, e implica que sentimientos no satisfactorios originados por los problemas y conflictos que el enfermo no puede resolver, se transformen de alguna manera en síntomas.

Suele referirse que el comienzo y la terminación de los estados disociativos es repentino, pero rara vez pueden ser presenciados, excepto durante interacciones artificiales o procedimientos tales como la hipnosis o la abreacción. La transformación o la desaparición de un estado disociativo puede limitarse al tiempo que duren estas intervenciones. Todos los tipos de estados disociativos tienden a remitir al cabo de unas pocas semanas o meses, en especial si su comienzo tuvo relación con un acontecimiento biográfico traumático. Pueden presentarse estados más crónicos (que a veces van surgiendo de un modo más lentamente progresivo), en particular parálisis y anestesias, si el comienzo está relacionado con problemas insolubles o dificultades personales. Los estados disociativos que han persistido más de uno o dos años antes de recibir atención psiquiátrica, suelen ser resistentes a los tratamientos.

Los enfermos con trastornos disociativos presentan a veces una negación llamativa de problemas o dificultades personales que son obvios para los demás y cualquier problema reconocido como tal, se atribuye a los síntomas disociativos.

La despersonalización y la desrealización no se incluyen aquí, puesto que en estos síndromes sólo se afectan aspectos limitados de la identidad personal y no suelen acompañarse de déficits funcionales de la sensibilidad, de memoria o de la motilidad.

Pautas para el diagnóstico

Para un diagnóstico seguro de cualquiera de los trastornos disociativos deben cumplirse las tres condiciones siguientes:

a) presencia de las características clínicas ya especificadas en los trastornos aislados

b) ausencia después de las exploraciones clínicas complementarias de un trastorno somático que pudiera explicar los síntomas y

c) evidencia de una génesis psicógena, en la forma de una clara relación temporal con acontecimientos biográficos estresantes y problemas o relaciones personales alterados (aunque sean negados por el enfermo).

A veces, aún a pesar de sólidas sospechas, es difícil llegar a un convencimiento pleno de la génesis psicológica de los síntomas. En presencia de trastornos conocidos del sistema nervioso central o periférico, el diagnóstico de trastorno disciativo debe hacerse con mucha precaución. Si faltan datos para reconocer una génesis psicológica, el diagnóstico debe quedar como provisional y se debe perseverar en la investigación de posibles factores psicológicos y somáticos.

Incluye:

  • histeriahisteria de conversiónreacción de conversiónpsicosis histérica

Excluye:

simulación (consciente) (Z76.5)

(Amnesia disociativa

La característica principal de este trastorno es la pérdida de memoria en general para hechos recientes importantes, no debida a un trastorno mental orgánico y demasiado intensa como para ser explicada por un olvido ordinario o por cansancio. La amnesia se centra habitualmente alrededor de acontecimientos traumáticos, tales como accidentes o duelos inesperados y suele ser parcial y selectiva. La extensión y alcance de la amnesia varía a menudo de día en día y según quien explore al enfermo, pero hay un núcleo común persistente que no puede ser recordado en estado de vigilia. La amnesia completa y generalizada es rara y por lo general forma parte de una fuga y si es así, debe ser clasificada como tal.

Los estados afectivos que acompañan a una amnesia psicógena son muy variados, pero es rara una depresión grave. Pueden presentarse perplejidad, angustia y diversos grados de un comportamiento de búsqueda de atención, pero a veces es sorprendente una tranquila aceptación del trastorno. Los adultos jóvenes son los más frecuentemente afectados, siendo ejemplos extremos los casos de varones sometidos al estrés del combate. Los estados psicógenos disociativos son raros en las edades avanzadas. Puede presentarse también un vagabundeo limitado sin propósito, pero dado que suele acompañarse de un abandono del aseo personal, rara vez dura más de uno o dos días.

Pautas para el diagnóstico

Un diagnóstico seguro requiere:

a) la presencia de amnesia, parcial o completa, para hechos recientes de naturaleza traumática o estresante (lo cual a veces sólo pueden ponerse de manifiesto a través de información de terceros) y

b) la ausencia de un trastorno orgánico cerebral, intoxicación o fatiga excesiva.

Este trastorno es raro, y no hay acuerdo sobre hasta qué punto es iatrogénico o propio de una cultura específica. El hecho esencial es la existencia aparente de dos o más personalidades distintas en el mismo individuo, y el que cada vez se manifiesta sólo una de ellas. Cada personalidad es completa, con sus propios recuerdos, comportamiento y preferencias, que pueden ser muy diferentes a los de la personalidad premórbida única.

En la forma común de dos personalidades, una personalidad domina pero nunca una tiene acceso a los recuerdos de la otra y casi siempre cada una ignora la existencia de la otra. Los cambios de una personalidad a la otra en la primera ocasión son súbitos, y están estrechamente relacionados con acontecimientos traumáticos. Los cambios siguientes se limitan a menudo a acontecimientos dramáticos o estresantes o se presentan durante las sesiones con un terapeuta que utiliza relajación, hipnosis o abreacción.

Un estudio llevado a cabo por Serrano y Flores en el 2009 se tuvo como objetivo determinar la relación entre el estrés, características personológicas , el afrontamiento de los problemas y la ideación suicida en adolescentes mexicanos. Participaron 370 sujetos, hombres y mujeres seleccionados probabilísticamente de escuelas secundarias y preparatorias. Se aplicaron las escalas de estrés, respuestas de afrontamiento e ideación suicida adaptadas por González-Forteza.

Los resultados indican que a mayor estrés con la pareja, mayor ideación suicida en los hombres. En las mujeres, la ideación suicida se asoció con un mayor estrés social y con la pareja. Asimismo, se encontró correlación moderada, significativa y positiva entre los factores de las escalas de afrontamiento y la ideación suicida.

La tasa de suicidio en la adolescencia ha aumentado de forma espectacular desde 1960, y en varones adolescentes (blancos y no blancos) casi se ha triplicado entre 1960 y 1980. El suicidio entre las adolescentes ha aumentado de dos a tres veces. Los factores que pueden haber contribuido a este aumento son el mayor número de trastornos depresivos entre los jóvenes (la depresión grave es la característica más prevalente en el adolescente suicida), el aumento de la tasa de divorcios, la disolución del núcleo familiar y la disponibilidad de armas de fuego (Pfeffer, 1988).

Los varones tienen un riesgo superior a las mujeres, al igual que los blancos respecto al resto de las razas, en relación con el suicidio consumado. En un gran estudio con grupo control que utilizaba una metodología de autopsia psicológica se han identificado otros riesgos notables, derivados de problemas escolares, antecedentes familiares de conducta suicida, mala comunicación paternofilial y acontecimientos vitales estresantes (Gould y cols., 1996). La exposición al suicidio también puede ser un factor importante. En determinados individuos, la experiencia del suicidio de un miembro de su familia o de un amigo parece convertir este acto en más «permisible». Este fenómeno puede condicionar los suicidios «en grupo» que se observan en la juventud, aunque este punto sigue siendo controvertido. Brent y cols. (1996), en un estudio controlado de seguimiento de 3 años, refirieron que el suicidio no provoca un aumento del riesgo de conducta suicida entre los amigos y conocidos, sino que tiene un efecto relativamente prolongado en el aumento de la incidencia de depresión, ansiedad y trastorno por estrés postraumático. Aunque existen factores ambientales y socioculturales implicados, la importancia de la psicopatología del suicidio en la juventud no puede sobreestimarse. En el adolescente, los diagnósticos principales son la depresión y el trastorno disocial, en especial con conductas antisociales.

La hostilidad, la agresividad y la agresión también se correlacionan con el suicidio. El suicidio en los adolescentes, al igual que en otras poblaciones, suele darse junto a hostilidad, no sólo hacia uno mismo, sino también hacia los

demás. En muchos casos se ha observado una correlación entre la tendencia al suicidio y la conducta agresiva en adolescentes cuando los padres presentan abuso de sustancias.

  • Depresión, ansiedad y suicidio en el adulto y la vejez

Las mujeres están más expuestas a sufrir este estado de ánimo, tienden responder a la adversidad encerrándose en sí mismas y auto culpándose. Por el contrario, los varones tienden a negar la adversidad y a dedicarse de lleno a diversas actividades. (Citalán ,2011)

En la mujer las estadísticas muestran que padecen más depresión que los hombres, esto se debe a que existen diferencias biológicas entre ambos. Los cambios hormonales, tales como estrógeno y progesterona parecen tener un efecto importante en el estado de ánimo de las mujeres. Los cambios en los niveles hormonales se producen durante una serie de acontecimientos que están asociados a la depresión, en particular los cambios del ciclo menstrual, el embarazo, el aborto, el mantenimiento del hogar y un empleo. Asimismo ciertos sucesos traumáticos como violaciones y otras formas de abuso sexual pueden contribuir a la incidencia creciente de la depresión en mujeres. Los científicos están examinando muchas causas que podrían explicar el aumento en el riesgo de padecer depresión que tienen las mujeres y muchos factores que pueden contribuir a que esto sea así. Es probable que los factores genéticos, biológicos, químicos, hormonales, ambientales, psicológicos y sociales se unan para contribuir a la depresión.

Si una mujer tiene antecedentes familiares de depresión, puede tener un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Pero, esta no es una regla que siempre se aplica. La depresión puede ocurrir en mujeres sin antecedentes familiares de depresión y es posible que ciertas mujeres de familias con antecedentes de depresión no la padezcan. Las investigaciones genéticas indican que es posible de que el riesgo de padecer de la depresión implique la combinación de múltiples genes con factores ambientales o con otros factores. (Citalán ,2011)

Las mujeres son especialmente vulnerables a la depresión después de dar a luz, cuando los cambios hormonales y físicos y la nueva responsabilidad de cuidar al recién nacido pueden resultar muy pesados. Muchas madres primerizas padecen un breve episodio de cambios leves en el estado de ánimo que se conocen como "tristeza posparto", pero algunas sufren depresión posparto, una enfermedad más grave que requiere de tratamiento activo y de apoyo emocional para la madre primeriza. En un estudio se demostró que las mujeres en etapa posparto tienen un riesgo mayor de padecer varios trastornos mentales, incluso depresión, durante muchos meses después de dar a luz. (Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, 2011)

Los cambios hormonales aumentan durante la transición entre la premenopausia y la menopausia.

Aunque algunas mujeres pueden entrar en la menopausia sin problemas de estado de ánimo, otras tienen mayor riesgo de padecer depresión. Esto parece ocurrir incluso entre las mujeres que no tienen antecedentes de depresión. Pero, la depresión es menos común en las mujeres durante el período posterior a la menopausia. (Citalán ,2011)

Un episodio depresivo se presenta generalmente después de eventos estresantes de la vida como un trauma, la pérdida de un ser querido, una relación difícil o una situación estresante. Demasiado trabajo y responsabilidades de la casa, el cuidado de hijos y de padres ancianos, el abuso y la pobreza también pueden provocar un episodio depresivo. Las evidencias indican que las mujeres responden de distinta manera que los hombres ante estos eventos, por lo que las hacen más propensas a la depresión.

La depresión en el hombre tiene menos probabilidad de sufrirdepresiones, y a la vez es más reacio para admitir que tienen depresión.

Por lo tanto, el diagnóstico puede ser más difícil de hacer. La depresión también puede afectar la salud física del hombre, aunque en una forma diferente a la de la mujer.

Un estudio reciente indicó que la depresión se asocia con un riesgo elevado de enfermedad coronaria (infartos de corazón) en ambos sexos.

Sin embargo, sólo el hombre tiene una tasa alta de muerte debida a enfermedades coronarias que se dan junto con un trastorno depresivo.El alcohol y las drogas enmascaran la depresión en el hombre más comúnmente que en la mujer. Igualmente, el hábito socialmente aceptable de trabajar en exceso, puede enmascarar una depresión.

No es raro que la depresión en los hombres se manifieste con irritabilidad, iray desaliento, en lugar de sentimientos de desesperanza o desamparo. Por lo tanto, puede ser difícil de reconocer. Incluso cuando el hombre se da cuenta de que está deprimido, comparado con la mujer, tiene más resistencia a buscar ayuda. (Citalán ,2011)

Existe una serie de situaciones estresantes asociadas a la depresión en otro gran grupo poblacional amplio. A continuación podemos apreciar un resumen de las más relevantes. 

Situaciones estresantes asociadas a la depresión en la edad avanzada o vejez según (Espada, Morales y Orgilés,2012)

  • Mayor frecuencia de situaciones aversivas o factores sociales adversos.

  • Enfermedad física, incapacidad funcional, severidad del dolor; escasa o nula percepción de control sobre el dolor y la salud física.

  • Viudez y pérdida de familiares y/o amigos o una enfermedad grave en las personas del círculo íntimo.

  • Problemas con el sueño y problemas en las ejecuciones cognitivas.

  • Déficit de recursos económicos; admisión de necesidad de ayuda económica.

  • Falta de apoyo social, vivir solo o pasar el día solo, falta de un confidente íntimo; falta de apoyo familiar y/o institucional.

  • Incapacidad para mantener las actividades principales de su vida: pérdida de sus habilidades para el trabajo, para mantenerse físicamente activo, con el resultado de la deprivación de las situaciones reforzantes unidas a estos sucesos (práctica laboral, aficiones, deportes, etc.).

  • Ser cuidador primario de un familiar enfermo (por ejemplo, demencia).

  • Problemas con amigos o con la persona querida.

Se experimenta una menor frecuencia de sucesos agradables junto a menor capacidad de disfrute y obtención de refuerzo con ellos y mayor aversión ante sucesos estresantes.

  • Percepción negativa de salud e incapacidad física.  Pensamientos automáticos, actitudes disfuncionales y distorsiones cognitivas con referencia a: Actitudes distorsionadas sobre las implicaciones de la edad: prejuicios sobre las normas relacionadas con la edad y creencias relacionadas con la vejez.

  • Distorsiones cognitivas frecuentes: sobregeneralización, inferencia arbitaria y abstracción selectiva.

  • Actitudes distorsionadas sobre las implicaciones de la jubilación: creencias equivocadas sobre la propia capacidad para implicarse en diferentes actividades, visión negativa de sus propias capacidades después de la jubilación, creencias disfuncionales sobre las expectativas de los otros. 

  • Distorsiones cognitivas típicas: sobregeneralización, inferencia arbitraria, pensamiento dicotómico y descalificación de lo positivo.

  • Actitudes distorsionadas con respecto a las relaciones familiares: creencias acerca de las expectativas y obligaciones de la familia, especialmente con respecto a los niños.

  • Atribuciones desadaptativas e inadecuadas de su enfermedad, etiquetaciones subjetivas erróneas y depresivas de sus síntomas físicos.

  • Incremento de la autoatención negativa debido a la soledad y a los problemas físicos, sociales o económicos.

Diferencias de los síntomas depresivos de personas mayores con otros adultos:

  • 1. Mayor número de quejas somáticas relacionadas con dolores.

  • 2. Mayor presencia de síntomas hipocondría.

  • 3. Menor frecuencia de sentimientos de culpa y menos cogniciones depresivas.

  • 4. Menos humor deprimido. Menos cambio de apetito y menos pérdida de peso.

  • 5. La pérdida de autoestima es un síntoma más importante en la edad avanzada en relación con el control personal.

  • 6. Las quejas de falta de memoria correlacionan más con la depresión que la falta de memoria.

  • 7. El letargo es mayor.

  • 8. La habilidad para cuidarse a sí mismos, la independencia funcional, es más importante en la edad avanzada que en la vida adulta.

  • 9. La disforia prevalece menos sobre los otros síntomas.

  • 10. Los sentimientos de ser críticos con los otros son más importantes entre las personas mayores.

  • 11. Mayor número de suicidios. Los síntomas depresivos de los que intentan o consiguen el suicidio no parecen graves.

  • 12. Siempre hay desesperanza, insomnio, tensión, agitación y sentimientos depresivos.

  • 13. La persistencia de los síntomas depresivos tiende a convertirlos en más estables y uniformes

  • 14. Mayor cronificación.

Es erróneo creer que es normal que los ancianos se depriman. Cuando una persona mayor se deprime, a veces su depresión se considera erróneamente un aspecto normal de la vejez. La depresión en los ancianos, si no se diagnostica ni se trata, causa un sufrimiento innecesario para el anciano y para su familia. Con un tratamiento adecuado tendría una vida placentera.

Cuando la persona de edad avanzada va al médico, puede describir solo síntomas físicos siendo reacio a hablar de sus sentimientos de desesperanza y tristeza.La persona puede no querer hablar de su falta de interés en las actividades normalmente placenteras, o de su pena después de la muerte de un ser querido, incluso cuando el duelo puede prolongarse por mucho tiempo.

Las depresiones subyacentes en los ancianos son cada vez más identificadas y tratadas por los profesionales de salud mental. Los profesionales van reconociendo que los síntomas depresivos en los ancianos se pueden pasar por alto fácilmente. Los síntomas depresivos también pueden deberse a efectos secundarios de medicamentos que la persona está tomando, o debidos a una enfermedad física concomitante. Si se hace el diagnóstico de depresión, el tratamiento con medicamentos o psicoterapia ayuda a que la persona deprimida recupere su capacidad para tener una vida feliz y satisfactoria. (Morgomin, 2012)

En cuanto a la tasa de suicidios en esta etapa evolutiva aumenta en pacientes mayores de 65 años de edad

En un estudio transversal realizado con pacientes de edad avanzada en Estados Unidos, aproximadamente el 3,7% presentaba depresión primaria, de los cuales un total del 14% se quejaban de un estado disfórico. La depresión puede pasar desapercibida en los ancianos debido a las características atípicas de esta población, incluyendo la depresión enmascarada (básicamente múltiples quejas somáticas o temores sin fundamento de padecer una enfermedad somática) y la seudodemencia (disminución ficticia de la capacidad cognitiva por un trastorno depresivo primario) (Morgomin, 2012).

Finalmente, es frecuente observar un comportamiento autodestructivo indirecto en los ancianos ingresados en instituciones cuando se niegan a tomar la medicación o rechazan la asistencia médica, se niegan a participar en las actividades y luchan con sus cuidadores para hacerse con el control, se muestran hostiles, ansiosos y evitan situaciones. Estas conductas deberían alertar al clínico y a los cuidadores de la presencia de una depresión subyacente y síntomas de ansiedad concomitantes (Morgomin, 2012).

Dado que la población de ancianos está aumentando en Estados Unidos por ejemplo, en el futuro será cada vez más importante la detección de estos trastornos subyacentes, la aplicación de un tratamiento intensivo y el tratamiento de la tendencia al suicidio en las personas de edad avanzada.

Conclusiones

  • La alta incidencia de suicidio en las diferentes etapas de la vida.

  • Estos estados emocionales de ansiedad y depresión si no son bien diagnosticados y tratados precozmente por el terapeuta pueden derivar en una conducta suicida en las diferentes etapas del ciclo vital del sujeto.

  • Los factores de riesgo fundamentales tanto en niños como en jóvenes y adultos mayores coinciden como el inadecuado funcionamiento familiar, maltrato, violencia psicológica y física del medio familiar, antecedentes de patologías psiquiátricas tanto en familiares como en las victimas (alcohólicas)

  • Presencia de la conducta suicida en los progenitores y familiares más allegados tanto en la niñez y diferentes etapas.

  • Aunque no se ha demostrado que el suicidio este determinado genéticamente lo que se transmite es la predisposición genética, no para el suicidio, si no también para algunas enfermedades en las que estos síntomas son más frecuentes, ansiedad y la depresión.

 

 

 

Autor:

Dalena Caridad Hernández Urbay (Lic. en Psicología)

Aurora María Cabrera García (Lic. en Psicología)

Yisel Lopez Mesa (Lic. en Psicología)

Partes: 1, 2
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