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El entrenamiento de postgrado y la pertinencia de la superación profesional en Cuba



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Cuestiones de fondo para abordar la pertinencia de la superación profesional
  5. Conclusiones
  6. Bibliografía

Resumen

Una de las figuras de la superación profesional en Cuba lo constituye el entrenamiento de postgrado, sin embargo instituye, de acuerdo a las indagaciones empíricas y teóricas realizadas, en una de las menos empleadas en el contexto de las ciencias pedagógicas. Si bien hoy es una realidad la creciente pertinencia social de la universidad, lo anterior genera cierta contradicción ante tal objetivo. De esta manera el presente trabajo "El entrenamiento de postgrado y su relación con la pertinencia de la superación profesional en Cuba", profundiza en el valor del entrenamiento en este sentido, para lo que ha sido necesario sistematizar aspectos fundamentales como los enfoques de la superación profesional en Cuba, la definición del entrenamiento como forma de la superación en el contexto de las ciencias pedagógicas, sus rasgos para establecer su valiosa aportación a la pertinencia de la educación superior en la sociedad, de manera particular en la formación continua de los profesionales de la educación. El estudio realizado nos ha permitido concluir que el entrenamiento de postgrado en el contexto de las ciencias pedagógicas deviene en un producto tecnológico al aportarle un carácter personalizado, participativo, comunicativo, problematizador, transformador y procesal, permitiendo como rasgo esencial la democratización del conocimiento y concibiendo la ciencia como una actividad social donde se articula necesidades y demandas sociales con las prácticas académicas, cualidad de la pertinencia de la superación.

Introducción

Pasada la primera década del siglo XXI, el mundo social está marcado por un conjunto de problemas globales que aún no tienen solución, todo lo cual implica nuevos desafíos a la Educación en su responsabilidad social, a saber, la acelerada revolución científico- tecnológica con gran desarrollo de la comunicación, fundamentalmente electrónica y una tendencia a la globalización, la urgencia de desarrollar al máximo las potencialidades humanas para poder enfrentar el reto de un desarrollo sostenible, las condiciones de polivalencia, flexibilidad, capacidad de anticipación y de representación en las profesiones actuales para la transformación social.

En el escenario descrito han de considerase la progresiva duplicidad en el crecimiento de la población mundial que ya hoy se estima cada 35 años y ya se superan los 7 000 millones de habitantes; el vertiginoso avance del conocimiento humano que se duplica cada cinco años y en consecuencia la ruptura de una educación comparativamente simple: la escuela con buenos y preparados docentes, la familia mayoritariamente funcional, todo en una sociedad tranquila por la recién salida de una terrible guerra y con la ilusión de construir un nuevo porvenir.

Es así que la demanda de acceso a todos los niveles de educación se ha multiplicado drásticamente, poniendo en una crisis de desarrollo a los sistemas nacionales de educación en todos los niveles y regiones.

La magnitud cuantitativa del reto puede sintetizarse en algunos datos tomados del Compendio Mundial de la Educación 2010 de la UNESCO.

  • La matrícula en establecimientos formales de educación rebasa hoy los 1500 millones de estudiantes; es decir, más del 20% de la población mundial asiste a alguna institución educacional.

  • Cada año ingresan a la educación primaria más de 140 millones de estudiantes. Hay más de 700 millones en ese nivel, más de 500 millones en secundaria y más de 150 millones en la educación superior. (Alarcón, 2005, pág. 2)

Sin embargo las políticas neoliberales globalizadas, el nuevo orden económico mundial impuesto por los poderosos y las diferencias de desarrollo entre los países desarrollados y subdesarrollados han generado una creciente pobreza y desigualdad social en todas las regiones, la no equidad en la distribución de los ingresos y el desarrollo privatizado- neoliberal en la educación en los índices de acceso y calidad.

Se mantiene la forma de producción dispersa, el bajo precio de las materias primas y de la mano de obra, la explotación masiva e indiscriminada de los recursos naturales y la concepción de que el conocimiento, la ciencia y la técnica es una fuente importante de riquezas la que se convierte en una fuerza más en manos de los que poseen el poder económico y militar.

Tal práctica ha conducido al financiamiento delirante de la ciencia, a tres los motores vitales: la carrera armamentista, la necesidad de reducir costos para incrementar beneficios y la renovación permanente de productos y servicios que impone la sociedad de consumo, obviando totalmente las necesidades de un mundo empobrecido y con peligro de extinción de la raza humana.

Uno de los elementos más importantes a tomar en cuenta para comprender el esfuerzo realizado desde los años sesenta por impulsar el conocimiento, la ciencia y la tecnología en Cuba, en particular en las universidades, es la temprana comprensión que tuvieron los líderes principales de la Revolución respecto al papel que a ellos correspondía en el desarrollo social.

Algunas de sus frases revelan con excepcional claridad su peculiar concepción del asunto. En 1961, Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución, proyectó el futuro del país como un «futuro de hombres de ciencia, de hombres de pensamiento»; (Castro Ruz, 1961, pág. 110); en 1963 declaró que «la revolución social se hizo precisamente para hacer la otra revolución, la revolución técnica» (Castro Ruz, 1963) y en 1991 afirmó que «independencia no es una bandera, o un himno, o un escudo; la independencia no es una cuestión de símbolo, la independencia depende de la tecnología, depende de la ciencia». (Castro Ruz, 1961, pág. 119)

El pensamiento múltiple y fundador de Fidel, se expresa en un ideal de universidad de investigación articulada a la práctica y, con ella, a la vida:

"Pero el concepto mismo de la función de la universidad se amplía… y tiene que ser algo más que ese sitio donde se reúnen unos a enseñar y otros a aprender. Es que el concepto de Universidad tiene que entrañar la investigación; (…) que hay que realizar a lo largo y ancho de la Isla, (…) en la calle…" (Castro Ruz F., 1964)

En su ideario, la universidad es fundamental para el avance del conocimiento, la ciencia y su articulación al desarrollo, no solo vistos como un recurso económico importante, sino fuentes de bienestar humano en su sentido más amplio, recursos imprescindibles para el desarrollo social y el ejercicio de la soberanía nacional.

El aliento que Fidel le daba a la investigación y al papel de la universidad en ella se hacía visible constantemente. En su concepción, se trata de un proceso que permite el acceso masivo de la población a la universidad, que combina los espacios productivos y formativos fuera de los límites de las aulas tradicionales y extiende el proceso educativo a toda la vida, enfatizando la educación de posgrado:

«Y cuando sean decenas y cientos de miles los técnicos de este país, entonces miles de ellos (…) podrán hacer cursos (…) ya no serán los estudios universitarios, serán estudios de otra índole, serán estudios de posgraduados». (Castro Ruz F. , 1961)

La pertinencia social de las políticas de posgrado e investigación en Cuba es la expresión de la atención sistemática a la función social del conocimiento en correspondencia con los problemas y demandas sociales, mediante la superación de postgrado. Esta última se desarrolla no solo en el ámbito académico, y a diferencia de otros países, en Cuba, se incluye la educación continua o superación profesional, aspecto este que caracteriza y complementa el modelo de amplio perfil de la universidad cubana.

En Cuba el sistema nacional de posgrado se concibe como la oportunidad que se brinda gratuitamente a todos los graduados universitarios de continuar su proceso de formación a lo largo de su vida, orientado a la actualización, calificación, recalificación en vínculo directo con las exigencias del desempeño laboral: docente, investigativo, profesional, sin embargo en el ámbito de las ciencias pedagógicas subsisten problemáticas que empobrecen las prácticas educativas, expresión de la insuficiente atención a los problemas de las ciencias y la tecnología y a la materialización de la política de postgrado.

  • Los docentes poseen poco espacio de tiempo para superarse y/o investigar.

  • La oferta de superación profesional no responde a las demandas y necesidades del contexto

  • La ciencia no es una actividad social quedando a nivel de universidad y no de escuela.

Lo anterior es consecuencia de no provechar las potencialidades de las diferentes formas o modalidades de la superación continua y profesional. El abordaje de su sentido y relevancia esta dado en el análisis sobre su contenido, los destinatarios, los agentes de formación y la organización de esta, dando lugar a un amplio grupo de dilemas que apuntarán al ideal de posgrado centrado en su relevancia social, visto desde los rasgos de una de las figuras de este tipo de superación, el entrenamiento de postgrado en el contexto de las ciencias pedagógicas.

Justamente en el presente trabajo se pretende valorar la pertinencia de la superación profesional en su relación con los rasgos del entrenamiento de postgrado en el contexto de las ciencias pedagógicas, siendo este el objetivo determinado.

Desarrollo

Enfoques actuales de la superación profesional en Cuba

La universidad actual, institución social, surgida en una época totalmente diferente a la de hoy, posee entre sus cualidades como precio de su adecuación al ritmo de los tiempos en que vive y transformación interior para dar respuesta a las demandas sociales y productivas de la sociedad, la masificación. Esta cualidad interpretada desde un primer ángulo se refiere el amplio y creciente acceso a la universidad a nivel mundial y a la negación del antiguo atesoramiento privilegiado de los conocimientos y el pensamiento de tener exitosos desempeños sin una constante y adecuada superación profesional. Al respecto Horruittiner hace referencia que esta nueva cualidad que profundiza en el verdadero papel de la universidad de hoy, se corresponde con el objetivo supremo declarado por la UNESCO para toda la educación, y la cita "una educación para todos durante toda la vida". (Horruttinier, 2006, pág. 1)

La superación profesional, en el caso particular de la universidad cubana, se enriquece con el concepto estructurador de la universalización del conocimiento, y sus rasgos fundamentales. En primer término la universalización de la universidad, proceso gradual que viene gestándose como paulatina transformación desde la década de los sesenta de la pasada centuria, materializado en la cualidad más específica de municipalización de la universidad, con la aparición desde el 2000-2004 de las Sedes Universitarias Municipales (SUM) en todos los rincones del país y hoy con los Centros Universitarios Municipales (CUM), garantía para una personalidad propia al responder a las verdaderas necesidades del desarrollo económico y social local, unido al avance gradual de la investigación científica y la educación postgraduada, con un amplio proceso de extensión universitaria.

La universidad cubana actual científica, tecnológica y humanista, donde la formación de los profesionales transcurre de un modelo de amplio perfil, sustentada en dos ideas rectoras, en la unidad de lo instructivo y lo educativo; y la vinculación del estudio con el trabajo. En esta última se plantea la integración de la sociedad y la universidad, donde los estudiantes universitarios desarrollen sus habilidades y competencias profesionales, en las entidades laborales relacionadas con cada carrera, lo que es viable desde el concepto antes expuesto y enriquecido con una nueva cualidad, que tiene que darse como necesidad de este modelo, y es, el incremento de la educación postgraduada.

El modelo de amplio perfil que asume la universidad cubana, es factible en tanto esté acompañado de un extenso sistema de postgrado, que asegure la constante actualización, en un medio abierto de estudios para el resto de su vida profesional, incorporando nuevas competencias en correspondencia con la velocidad de evolución de los conocimientos y los constantes cambios de tecnologías.

Considera el autor que para complementar lo anterior resulta imprescindible hacer referencia al sistema categorial empleado hasta el momento teniendo como centro la superación profesional. Lo anterior es abordado en el Reglamento de la Educación de Postgrado, RM No 132/2004, en el Capítulo I, donde se expresa que la promoción de la educación permanente ha sido y es el hilo conductor de la política educativa de la Educación Superior en Cuba, la que encuentra su realización en los diferentes procesos sustantivos (formación, investigación y extensión) desde dos direcciones la de educación de pregrado y la de postgrado. Esta última dirección se estructura en dos: formación académica (de la cual forma parte el Sistema Nacional de Grados Científicos) y la superación profesional, definida como aquella con el objetivo de la formación permanente y la actualización sistemática de los graduados universitarios, el perfeccionamiento del desempeño de sus actividades profesionales y académicas, así como el enriquecimiento de su acervo cultural.

En el documento Reglamento de Educación de Postgrado, (Ministerio de Educación Superior, 2005, pág. 5) las principales formas organizativas de superación profesional planteadas son: el curso, el entrenamiento y el diplomado. Se añaden además otras para complementar el estudio y la divulgación de los avances del conocimiento, la ciencia, la tecnología y el arte. Las entidades responsabilizadas para proyectar y ejecutar los programas de superación profesional son los centros de educación superior y otros especialmente autorizados para ello.

A partir de lo anterior el autor considera necesario regresar al análisis de la superación profesional en el caso de la nueva universidad donde se integran las ciencias pedagógicas, porque a su juicio, existe en el concepto estructurador, para su caso particular, una estructura mínima y muy factible para el desarrollo de la educación permanente: la microuniversidad.

El surgimiento de esta categoría, propia de las ciencias pedagógicas, tiene su aparición, en las palabras pronunciadas por Fidel Castro Ruz, en el acto inaugural del Curso Escolar 2003-2004, el 8 de septiembre del 2003, cita tomada del texto "La escuela como microuniversidad en la formación integral de los estudiantes de carreras pedagógicas" (MINED, 2003, pág. 1) cuando dijera "En las carreras pedagógicas, el modelo de la universalización se sustenta en la ubicación de los estudiantes en (…) centros docentes considerados como microuniversidades, bajo la atención de los tutores que los acompañarán en toda la carrera".

Una buena interpretación sugiere ampliar el papel de la microuniversidad para que se ocupe, sobre la base de la dirección compartida con la Universidad y los CUM, de la educación postgraduada, junto al resto de los procesos sustantivos de toda universidad. Tal libertad tomada por este autor, es asumida, en tanto en el discurso Fidel Castro Ruz, dejaba una convocatoria al expresar "… y aquellos que vayan a estudiar la licenciatura tendrán allí al licenciado que les enseñará (…) modo sistemático, (…) nuevas van surgiendo para impartir cursos de educación superior y formas muy eficientes." (MINED, 2003, pág. 5)

La escuela como microuniversidad es uno de los rasgos que la distinguen como una institución de nuevo tipo. Hoy en ella se exhibe transformaciones sustanciales, pudiendo citar la introducción y aplicación de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, donde no es especial el propio acto de creación, sino el conjunto de estrategias renovadoras para hacer efectivo el proceso centrado en el aprendizaje, las videos clases, la teleclase curricular y extracurricular poseedora de los mismos requerimientos, la concepción como centro cultural más importante de la comunidad con espacios variados a través de los cuales puedan ser potenciados y atendidos los intereses y las necesidades, por todos los actores disponibles según el contexto.

Ante esta incuestionable realidad, el docente debe estar preparado para asumirlo. El ejercicio de la profesión en tales circunstancias requiere una sólida y permanente formación, no sólo en el dominio de las disciplinas, sino en lo concerniente a la didáctica, al manejo de las diversas variables que caracterizan a la docencia y por la evolución sistemática y progresiva de las ciencias de la educación.

Cuestiones de fondo para abordar la pertinencia de la superación profesional

La pertinencia social del posgrado y la investigación constituyó un aporte relevante de la Conferencia Mundial de Educación Superior celebrada en París en 1998. Allí se afirmó:

«La educación superior debe reforzar sus funciones de servicio a la sociedad y más concretamente sus actividades encaminadas a erradicar la pobreza, la intolerancia, la violencia, el analfabetismo, el hambre, el deterioro del medio ambiente y las enfermedades, principalmente mediante un planteamiento interdisciplinario y transdisciplinario para analizar los problemas y las cuestiones planteados». (Nuñez Jover, 2010, pág. 101)

En la más reciente Conferencia Regional de Educación Superior para América Latina y el Caribe, el tema de la pertinencia apareció de diversos modos. En la «Declaración Final» se habló, por ejemplo, a favor de una educación que contribuya a la «creación del conocimiento, a la trasformación social y productiva de nuestras sociedades». En el mismo lugar se puntualizó:

Las instituciones de Educación Superior deben avanzar en la configuración de una relación más activa con sus contextos. La calidad está vinculada a la pertinencia y la responsabilidad con el desarrollo sostenible de la sociedad. Ello exige (…) la indagación de los problemas en sus contextos; la producción y transferencia del valor social de los conocimientos; el trabajo conjunto con las comunidades; una investigación científica, tecnológica, humanística y artística fundada en la definición explícita de problemas a atender y solución fundamental para el desarrollo (…), el bienestar de la población; (…) espacios de acción conjunta con distintos actores sociales, especialmente los más postergados. (Nuñez Jover, 2010, pág. 102)

La pertinencia se construye en un ir y venir entre las instituciones de educación superior y la sociedad y sus actores: el Estado, los empresarios, la sociedad civil y todos los que sean capaces de asumir prácticamente la valorización del conocimiento.

Al referirse a la pertinencia, el glosario de conceptos del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) reconoce varios tipos de pertinencia: académica o interna, social o externa y curricular, aunque formula una idea general de pertinencia: «Congruencia entre las necesidades y demandas sociales, las características de los participantes en el hecho educativo y el carácter académico de la educación superior con los diseños y prácticas educativas, de investigación y extensión de las instituciones, programas o proyectos». En el mismo lugar, por pertinencia social se entiende la «congruencia entre las necesidades del contexto externo y el proyecto universitario». En ambas formulaciones observemos que se habla de «congruencia» para referir la articulación, por un lado, de necesidades y demandas sociales y por otro, de prácticas académicas. La pertinencia social tiene que ver con esa congruencia.

En este sentido el autor desde las consideraciones anteriores y tomando como guía a (Zabalza, 2002, pág. 145) analiza el grado de pertinencia de la superación profesional en el escenario de la escuela, descritas sus particularidades anteriormente. Se requiere entonces, analizar una serie de interrogantes relacionadas con el sentido y relevancia de la superación profesional, su contenido, los destinatarios, los agentes de formación y la organización de esta, dando lugar a un amplio grupo de dilemas en cada aspecto que deben afrontarse. Se asume el término dilemas porque son situaciones que no tienen una solución lineal y universal.

¿Qué tipo de superación profesional? ¿Superación profesional por qué?

La respuesta a esta cuestión de fondo, pudiera ser vana, pues en este tema, la superación del docente universitario en la escuela no se discute y ni se le presta la importancia requerida, otorgando una mayor importancia a la preparación desde el trabajo metodológico y no desde la formación. En algunos docentes y directivos incluso, la idea de que aprender se aprende enseñando está presente, pero pese a todo esto otros se pronuncian por la necesidad de la formación, del tipo y de cuál orientación es necesaria en la escuela, origen este de diferentes dilemas, como entre el desarrollo personal o de la formación para la resolución de las necesidades de la escuela, entre la obligatoriedad y la voluntariedad, y entre la motivación intrínseca y la motivación por reconocimientos.

La definición de la agenda y prioridades del posgrado y la investigación debe ser observada con la mayor atención, no solo procurando que esas actividades se articulen a necesidades y demandas sociales –contexto de aplicación–, sino que las prioridades incorporen las urgencias de sectores escasamente representados en las trayectorias de conocimiento usualmente reconocidas por el mundo académico.

La superación profesional del docente debe buscar fórmulas intermedias para, a través del protagonismo, esté orientada desde lo personal hacia las necesidades de la escuela, para la mejora de la calidad en consecuencia con los retos de la nueva institución. La evaluación formativa sistemática y la evaluación profesoral concluyente, puede contribuir a diseñar en los planes de superación el tipo de formación y por qué. Concebir la formación desde el trabajo en grupo, donde la libertad individual y la autonomía poseen su límite en el pacto convertido en norma, según lo planteado por (Calviño, 1998, pág. 40) aplicando políticas de incentivos surgidas del conocimiento por el docente del interés y los beneficios de su aprendizaje, palpando su consecuente desarrollo, responsabilizándolo con el proceso de diseño del programa, resultando de su agrado, sin rebasar la zona de su desarrollo próximo, etc., son las respuestas, cuyas soluciones deben estar en un justo equilibrio entre uno y otro elemento contrapuesto del dilema.

¿Superación profesional sobre qué?

Aunque se llegara a la conclusión de la necesidad en impulsar y desarrollar la superación profesional, la cuestión de fondo anterior acerca del tipo de formación sigue en pie, dando paso, a con qué contenido, produciéndose una serie de dilemas entre una formación generalista o una más específica, entre la formación para la docencia o formación para la investigación, y entre una formación para la enseñanza o para el aprendizaje.

La escuela actual posee una diversidad de licenciados en diferentes especialidades que actúan en un sólo proceso y fin. Teniendo en cuenta lo anterior para todos existe un territorio común (temas generales) y no responden únicamente a una disciplina, especialidad o área del conocimiento. El riesgo de asumir los temas excesivamente generales puede producir la desmotivación para aquellos con una identidad profesional muy arraigada a su disciplina. No obstante debe buscarse un equilibrio pues más contraproducente resultaría lo contrario, es decir, concebir lo particular de una disciplina, acabaría desnaturalizándose los contenidos formativos en lo que tiene el discurso común y de un espacio compartido.

Por otra parte, la investigación es un proceso sustantivo de la microuniversidad y una necesidad de los docentes; la búsqueda de relación entre los procesos formativos y ella sería la solución al dilema. Otro aspecto es el de la formación basada en la enseñanza o en el aprendizaje, siendo esto último el reto básico del nuevo escenario pedagógico, como referente principal de la acción didáctica. Para este autor, en este último caso, no puede haber equilibrio en la solución.

Se precisa avanzar hacia otras formas de organización del conocimiento y de buscar alternativas al «paradigma de la simplificación» que desaconseja «la integración horizontal» del conocimiento a través de la multi-, inter-, transdisciplinariedad e impide la comprensión del carácter contextual del conocimiento. (Nuñez Jover, 2010, pág. 111)

¿Superación profesional para quiénes?

Pudiera parecer que esta pregunta de fondo apuntaría a dar solución a la formación sobre qué, pero no es así, la cuestión de fondo radica en la pertinencia de considerar el programa de superación profesional dirigido a un destinatario, con énfasis en los noveles, en los de experiencia, a los de un grado u otro. En el caso particular de la escuela actual posee una composición diversa, contando con docentes de formación universitaria, con diferente experiencia y aunque predomine determinada especialidad, existen otras; a los que se le suman los docentes en formación que cursan el pregrado en las carreras pedagógicas, es decir el escenario es diverso, por lo que con más razón la formación para unos o para todos, para maestros o administrativos constituyen dilemas a tener en cuenta y resolver.

No hay otra opción que generalizar la educación avanzada y permanente, y ampliar posibilidades de acceso a la educación superior a todos lo que sugiere ampliar el locus del posgrado y extender lo que pudiéramos denominar «espacios de aprendizaje» Es preciso integrar formas contemporáneas de producción social de conocimientos para construir algo así como una «universidad de innovación con pertinencia social». (Nuñez Jover, 2010, pág. 111)

La condición de la escuela como microuniversidad y el papel que ella desempeña, hace viable asumir el concepto de una superación profesional para todos.

El programa de superación postgraduada que reciban los docentes licenciados, será transmitido en la modalidad de trabajo metodológico y atención del tutor a los maestros emergentes y el resto de los actores que inciden en el espacio común y compartido de la escuela. Un dilema no resuelto es la formación o superación profesional del personal administrativo a través de programas integrados, pues hay pocas ofertas de este tipo, a pesar de la existencia de temas de interés común para ambos como lo son: las nuevas tecnologías, gestión de personal, dirección en equipo, etc.

¿Quién debe impartirla?

Al decir de Zabalza, M.A., esta cuestión de fondo se presenta con una deficiente o borrosa delimitación de responsabilidades en los programas de superación profesional, deteriorando la calidad de las acciones formativas, distribuidas entre múltiples agentes descoordinados e incapaces de establecer una línea de acción significativa y con incapacidad de incidencia real en la mejora de la calidad de la gestión educativa. (Zabalza, 2002, pág. 140) El autor aprecia esta cuestión desde otra arista, en tanto, si bien el proceso requiere de centrar la atención en el aprendizaje, más que en la enseñanza, entonces la pregunta está mal elaborada, pues debiera decir ¿Quién deberá ser el coordinador?, aun así la responsabilidad, la competencia sobre los coordinadores, del personal ajeno o propio, y del profesionalismo, son dilemas a resolver.

La superación profesional no debe ser de absoluta responsabilidad de la administración, ni sólo de los profesores con sus iniciativas. La responsabilidad, incluso la dirección debe ser compartida con una adecuada integración desde el protagonismo en el diagnóstico de las necesidades de superación hasta el diseño y desarrollo de los programas. Por otro lado, el profesor coordinador debe ser un líder capaz de responder a las fuertes exigencias de legitimidad y credibilidad, poseer capacidad de diálogo de observación y de dirección de grupos, no estar alejado de la práctica o dedicado a la superación profesional para mantener su autenticidad, pudiendo ser personal propio de la escuela, profesores coordinadores con las características anteriormente descritas, sin dejar de considerar como proceso sustantivo de extensión el establecimiento de relaciones con otras microuniversidades, universidades o instituciones sociales en tal sentido.

¿Qué formatos y metodologías resultan más eficaces?

La superación profesional tendrá efectividad en la medida que esta cuestión de fondo quede resuelta como conclusión de las ya expuestas. Las formas expresadas en el Reglamento de la Educación de Postgrado, RM No 132/2004, y que ya el autor hizo referencia son diversas: el curso, el entrenamiento, y el diplomado, entre otras que no se precisan, pero delineadas con el objetivo de complementar el estudio y la divulgación del avance del conocimiento, la ciencia, la tecnología y el arte. La bipolaridad entre la superación profesional basada en sujetos o en grupos, entre un plazo corto a un medio o largo plazo, de la diversas modalidades y su aportación, de las ventajas de los modelos democráticos y participativos sobre los gerencialistas, constituyen dilemas a resolver.

El autor considera que el formato depende del objetivo, pero más significativo es la determinación de su organización y su metodología, lo que da respuesta a planteamientos de los autores citados. La superación profesional ha estado siempre en correspondencia a los enfoques de las diferentes políticas educativas, concepciones y tendencias pedagógicas.

La organización y la metodología con la que se estructure el programa debe evitar que se obvien las necesidades propias de los docentes y su esfera afectiva, porque no la sentiría suya, trayendo consigo la consecuente desmotivación. Tal posición dejaría de vincular el aprendizaje con el estudio, la reflexión y fundamentación teórica de los problemas que se presentan en el aula carecería de significado; se produciría un discurso con orientaciones reglamentarias de "arriba"; se trabajaría en grupo por el grupo y no con el significado que este posee; se darían teorías acabadas que hay que poner en práctica en materiales o cursos utilizando la televisión con profesores o expertos virtuales, lo que empobrecen o más bien anulan las sesiones de crítica que estimulen y desarrollen la capacidad reflexiva, las sesiones se convertirían en un ver, escuchar y no opinar e intercambiar sobre la práctica educativa.

Por el contrario, la superación profesional como solución a los dilemas planteados debe estar dirigida a grupos vistos como una unidad que necesita y aprende, a partir de ofrecer protagonismo para determinar las anteriores cuestiones de fondo e incluso los aspectos de orden metodológico como estructura del programa. Ser flexible en cuanto a su duración, concibiéndola en un plazo medio para poder apreciar la mejora en la práctica educativa y prorrogar si es necesario su desarrollo en correspondencia con los resultados, para lo cual deberá poseer un carácter procesal, donde cada fase permita la retroalimentación de la otra, sería una parte de la respuesta.

Desarrollarse en el puesto de trabajo como garantía de la conexión entre la teoría y la práctica profesional real, ser un programa democrático con un verdadero sentido de participación, de cooperación y responder al principio del paso de una docencia basada en la enseñanza a otra basada en el aprendizaje, no sólo en su contenido sino como método complementaría la idea abordada.

Pereda Valdés, M.C., al hacer referencia al enfoque modular destaca diferentes aspectos entre los que cita a autores como Fernández, Castellanos y Lluvina, Villar Angulo, LM., a F. T. Sobol, entre otros. (Pereda, 2005, págs. 55 – 65) De todos los señalados, para este autor el de mayor significación, es el tomado del primero de los citados, cuando plantea es "el conocimiento técnico inteligente, que supone el ejercicio del discernimiento, la acción inteligente en situaciones no estructuradas que requieren creatividad y la búsqueda de alternativas ante la toma de decisiones, entre otros cosas." El enfoque modular contribuye al autoperfeccionamiento y posibilita que la superación se lleve a cabo en la propia escuela con pocos recursos.

A todo ello se suma lo ya subrayado antes respecto al enfoque social del conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación, actividades a las que todos los posgraduados, de un modo u otro, se dedicarán. En suma, hay que desarrollar procesos de formación que permitan aprender a aprender, aprender a emprender. (Nuñez Jover, 2010, pág. 111)

Las cuestiones de fondo analizadas sirven de fundamento para concebir la superación profesional como una de las estructuras de la dirección de educación de postgrado en condiciones de la escuela como microuniversidad y calificada como de pertinente.

Definición del entrenamiento como figura de la superación postgraduada

Una manera efectiva y pertinente para continuar perfeccionando al graduado universitario es sin dudas la universidad en los municipios, pues con ellos no solo se eliminan problemas con la transportación, los horarios, entre otros, si no que se garantiza una mayor articulación universidad/sociedad. Mediante esta modalidad se brinda a los profesionales mayores oportunidades de superación profesional, una de ellas es el entrenamiento, el cual se desarrolla en el propio puesto de trabajo (la escuela) y combina la teoría con la práctica.

Un espacio factible para debatir, analizar y dar soluciones, a la situación de la contradicción entre el amplio acceso a la universidad, su existencia en los municipios, el número creciente de egresados de la educación superior, y el cumplimiento del principio de la educación permanente, desde el ángulo de la educación postgraduada, en especial la superación profesional, han sido los Congresos Internacionales de Universidad 2008.

Para constatar el tratamiento a la educación postgraduada, a la formación académica y la superación profesional, particularmente el entrenamiento como figura de la superación de postgrado en Cuba como en el mundo, el autor realizó una revisión de las ciento veinte ponencias discutidas en el Taller Internacional "Junta consultiva sobre el postgrado en Iberoamérica" en el CD-ROM "Universidad 2014, MEMORIAS".

Los resultados alcanzados señalan como de esa cantidad de experiencias, 26 abordaron aspectos generales de la educación de postgrado, 80 tuvieron como tema la formación académica y sólo 14 se dedicaron a la superación profesional.

Al hacer un análisis del tratamiento a las figuras de la superación profesional, el autor pudo comprobar que los más tratados son el curso y el diplomado, predominando las ponencias de delegados cubanos. Sobre el entrenamiento de postgrado sólo se trató en una ponencia presentada por el "Centro de estudios de técnicas de dirección" de la Universidad de La Habana con el título "Impacto de la capacitación en un grupo de directivos de la organización de trabajadores sociales en Cuba: proyecto de investigación, diagnóstico de la determinación de las necesidades de aprendizaje y programa de entrenamiento".

Los rasgos evidentes en dicha ponencia, no están en correspondencia con las concepciones que el autor del presente trabajo posee, pues se pudo constatar que estuvo dirigido al desarrollo de destrezas y habilidades, y declara como enfoque metodológico de la capacitación el "aprender haciendo", sin embargo, contrariamente, el diagnóstico y la determinación de necesidades, así como el diseño del programa corrió a cargo de los ejecutores y no de los sujetos involucrados, se deja implícito la transmisión de conocimientos teóricos, los que después se ejercitan a través de diferentes técnicas participativas, no es autoevaluable, es presencial y emplea un acercamiento al enfoque de estructura modular, no se realiza en el puesto de trabajo y los sujetos no pueden corroborar su efectividad en la práctica.

Lo anterior evidencia que sobre el entrenamiento, como una figura de la superación postgraduada, no se ha encontrado mucho que permitiera abordarlo en plenitud, incluso en Cuba solo se menciona, escasamente en el Reglamento de Postgrado del Ministerio de Educación Superior.

La palabra entrenamiento brinda respuesta a lo anterior y posee variados significados. En el Diccionario ilustrado de la Lengua Española, se dice que entrenamiento (galicismo) es ejercicio, ensayo, preparación y adiestramiento. Por otra parte, existen autores que como rasgos del entrenamiento plantean la preparación de la persona para enfrentar el ambiente dentro o fuera del trabajo. Especialistas como J. P. Campbell, Edwin B. Flippo, W. Mc Gehee, entre otros, de la década del 70, influenciados por el enfoque de la formación permanente basadas en las competencias, enfocaron el entrenamiento como una forma de preparación del hombre para adaptarse a un cargo o cumplir una función. Esta concepción llevada a la educación de los docentes considera al entrenamiento desde la orientación tecnofuncionalista, o sea, prepararlo para que sea "eficaz" en la educación y para el ejercicio de una profesión en determinado mercado de trabajo.

De acuerdo a las concepciones que defiende este enfoque, según lo planteado en el material titulado "Entrenamiento y desarrollo personal", sin autor (s.a: 557), el entrenamiento es un medio para "transmitir conocimientos específicos relativos al trabajo, actitudes frente a aspectos de la organización, de la tarea y del ambiente, y desarrollo de habilidades".

Esta forma organizativa de superación profesional apenas se ha sistematizado en la Educación Superior, escasa es la bibliografía y la poca que existe se refiere, generalmente, al entrenamiento deportivo o empresarial. En el artículo 22, del Reglamento de la Educación de Postgrado, RM No 132/2004, aunque no se hace una definición del entrenamiento, determina que posibilita: "la formación básica y especializada de los graduados universitarios, particularmente en la adquisición de habilidades y destrezas y en la asimilación e introducción de nuevos procedimientos y tecnologías con el propósito de complementar, actualizar, perfeccionar y consolidar conocimientos y habilidades prácticas". El autor de este trabajo no encontró los manuales de normas y procedimientos que definen su estructura, modalidades de ejecución, requisitos para el ingreso, evaluación, etc.

Siguiendo la lógica del análisis de los elementos de la pertinencia, el entrenamiento tiene que definirse y concebirse a partir de la participación del docente en todas las etapas y sesiones del mismo, cuando no se propicia la participación los docentes no se sienten dueños y protagonistas del mismo, lo toman como un asunto del profesor que está al frente de este. Siempre va a estar dirigido a una problemática que existe en la práctica y que es necesario resolverla en el mismo lugar donde surgió. El carácter práctico que posee el entrenamiento es lo que lo diferencia del curso, rompe con las formas tradicionales de desarrollar la superación profesional, o sea, no requiere de la modalidad presencial, de un aula todo el tiempo y de un profesor que esté siempre frente a los estudiantes.

El entrenamiento posee diversos propósitos, uno puede dirigirse a reducir o eliminar deficiencias que se presentan en la práctica; otro se relaciona con nuevas tareas u operaciones que contribuirán con el actual o nuevo puesto de trabajo; un tercero tiene que ver con el análisis de conceptos para facilitar su aplicación e introducción la práctica; por último, está relacionado con el cambio de actitudes hacia una actividad. Los propósitos pueden hacerse por separados o juntos.

Todo lo analizado hasta aquí, contribuyó para definir al entrenamiento de postgrado como la figura de la superación dirigida a los profesionales universitarios, en su puesto de trabajo, con una modalidad de estudio semipresencial, donde se combina la actividad grupal e individual, con un enfático proceso de comunicación, centrado en el aprendizaje y adquisición de habilidades, destrezas y la asimilación de nuevos procedimientos y tecnologías para mejorar la práctica educativa en la escuela. (Pagán Mirabal, 2008, pág. 45)

Rasgos del entrenamiento de superación postgraduada que tributan a la pertinencia de la superación profesional

Después del análisis de las cuestiones de fondo de la superación profesional, los dilemas que ella presenta y definir al entrenamiento de postgrado, considera el autor imprescindible el análisis de sus rasgos propios, visto desde los presupuestos anteriores, que tributan a la pertinencia de la superación profesional.

Carácter personalizado

Los planteamientos de Pereda Valdés, M.C., sobre el carácter personalizado del entrenamiento defiende la idea de que el docente es un ser activo que explora, cuestiona y conoce su realidad escolar. Ella considera la personalización del entrenamiento en dos significados: el primero, relacionado con los objetivos del entrenamiento; y el segundo, se relaciona en partir de la práctica y experiencias de cada maestro, las cuales se caracterizan por la singularidad, lo propio y lo irrepetible, para darle fundamento y explicación por la vía de la ciencia pedagógica, en la búsqueda de la libertad personal, responsable y consciente de lo que quiere e impide la improvisación educativa, así como la obediencia religiosa a la orientación tecnofuncionalista en el proceso de enseñanza. (Pereda, 2005, pág. 56)

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