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Critica al valor y la plusvalía de Carlos Marx




Enviado por Joise Morillo



  1. Introducción
  2. Valor social de la mercancía
  3. El dinero como capital
  4. Crítica a la plusvalía
  5. Fuerza de trabajo como origen de la plusvalía
  6. Valor de la fuerza de trabajo
  7. Conclusión
  8. Bibliografía

Introducción

Karl Marx, Tréveris, Prusia, (1818- 1883), filósofo, periodista, intelectual y militante comunista prusiano de origen judío, su obra, abarca: la filosofía, la historia, la ciencia política, la sociología y la economía; incursionó en la práctica del periodismo y la política. Junto a Friedrich Engels, es considerado emblema del socialismo y del comunismo y del materialismo histórico. Sus escritos más conocidos son el Manifiesto del Partido Comunista (en coautoría con Engels) y El Capital. A Marx se le cita, junto a Durkheim y Weber, como uno de los tres principales arquitectos de la ciencia social moderna, descrito muy influyentes en la historia de la humanidad. La BBC de Londres en 1999 lo determinó con una encuesta como el "mayor pensador del Milenio".

El espíritu de su obra se basa en la forma de concebirse el manejo de la economía en una época demasiado conflictiva y de patrones conservadores, donde no se consideraba, la importancia de la fuerza de trabajo como medio de producción en sí, sino, según él, mercancía que se alquila para beneficio de quien invierte, o sea el dueño del capital, por lo cual quien debería usufructuar el producto del trabajo pasa a ser herramienta, por ende, debe considerarse su posición siempre en disposición a otorgar su fuerza física, y también, como especie que se utiliza su descendencia. Fue extremadamente crítico de la forma socioeconómica vigente de la sociedad que le toco vivir.

Exiliado en Londres, redujo a su familia a la pobreza, nunca tuvo un trabajo sustentable, pero siguió escribiendo y formulando sus teorías sobre la naturaleza de la sociedad y cómo creía que podría mejorarse, así como una campaña por el socialismo, lo que le convirtió en una figura destacada de la Primera Internacional socialista. La familia sobrevivió por el mecenazgo de Engels quien le mantuvo incluso hasta después de su muerte.

Sus teorías sobre la sociedad, la economía y la política, se conocen como marxismo y, sostienen que todas las sociedades avanzan a través de la dialéctica de la lucha de clases.

Valor social de la mercancía

Para Marx cualquier objeto que constituya una mercancía o que genera una transacción de cambios, bien sea mediante especies –llámese materia prima– o de especies-moneda, solo tiene valor sujeto a una utilidad social. Sin embargo, su valor no lo determina en sí, ni la transacción, ni cantidad de elementos a intercambiarse, ni el volumen de producción de lo intercambiable, ni el tiempo en que se produzca la menor o mayor cantidad de mercancía, sino el esfuerzo de trabajo que cada uno de los rubros representa. En otras palabras, aparte de la utilidad social que produce el trabajo del hombre mediante su esfuerzo por lo que trabaja y considerando: el deseo de superación, que incluye, la calidad de vida, la obtención de recursos para sobrevivir; para Marx, el valor del trabajo debería representar el producto de una fuerza que ejercita sobre la materia prima o el objeto de elaboración de la cosa mercancía, donde, mientras se realiza trabajo se produce una transferencia de energía en función de la labor y que se pierde o transforma en valor. En otras palabras, como en física, el trabajo es energía en movimiento para crear valor sujeto a una utilidad social.

O sea, el trabajo humano es la unidad como valor de la mercancía. Empero derivado de la susceptible asimetría entre el volumen de las mercancías a intercambiarse y las dificultades que representa el marco de su manejo y la cristalización de intercambios o transacciones, la unidad universal se ha convertido en moneda. Por tanto, el trabajo de quien gasta su energía en elaborar la mercancía y la misma en si se transforman en forma de solvencia o mercadeo, en moneda.

"esta forma de moneda tiene su fundamento en la simple forma de la relación de cambio, que es: 20 metros de tela valen un vestido, o 75 kilogramos de trigo valen100 kilogramos de hierro"[1]

De este modo, relacionando el valor equitativo de cada uno de los rubros, sin considerar la moneda, sea el caso que 20 metros de tela podría valer 100 kilogramos de hierro o 75 kilogramos de trigo, todo deriva de la utilidad.

No obstante, quedaría por determinar un punto importante. Este, es la necesidad de la mercancía que afecta a quien le maneja o la redistribuye para completar una relación de trabajo donde el producto se elabora y se transforma en otra mercancía, esto sería canjear ej. 40 metros de tela o 200 kilogramos hierro por 2 vestidos o cierta cantidad de oro convertidas en monedas. En tal sentido más que una utilidad seria la necesidad social que representa el esfuerzo del trabajo y la producción que se requiere para satisfacer lo que se conoce como bien y que afecta al colectivo.

¿Porque el oro? Más que por su belleza y características mineralógicas, representa un valor aleativo respecto a lo que se fabrica con él, desde prendas lujosas hasta armas y circuitos electrónicos, todo depende de la época en que se ha utilizado. Su exposición y porte del oro in situ al establecerse los cambios o mercadeo de las mercancías las más de las veces se ha tornado peligroso, esto, ha hecho que se adopte una alternativa en función de avalar tales transacciones, esta alternativa es un documento fiduciario que representa el valor de la cantidad de oro que se posee como reserva, es el papel moneda.

Ahora bien, el esfuerzo del trabajo como es valor útil y toda la mercancía de valor útil tiene un valor fiduciario el esfuerzo del trabajo en función del valor social se vindica también como un intercambio, entonces, ya que la utilidad de la moneda o dinero se ha determinado equivalente al valor utilitario de la mercancía y, la mercancía es producto del trabajo que es un valor social útil, el trabajo, ¡socialmente se paga con moneda!

Hasta aquí se ha utilizado una conceptualización lógica, a la cual se ha pretendido llamar dialéctica materialista, sin embargo se estigmatiza el mercadeo y la producción negándole un valor social, o sea, de forma mezquina se la ha negado la utilidad que el espíritu productivo ejerce en la sociedad, al esfuerzo de quien tiene en su haber organizar, estudiar y desarrollar en mejor proporción la fuerza del trabajo –¿será este el capitalista?- en función de la producción, por ende, de la sociedad que necesita o utiliza el valor que representa la mercancía, si bien es cierto que de no haber habido mano de obra en el fragor de la época de la industrialización, las grandes corporaciones no hubieran cristalizado grandes riquezas, también es cierto que no hubiera habido desarrollo tanto a nivel social como a nivel político, económico, tecnológico y científico, desde aquellos momentos hasta nuestros tiempos. De hecho, derivado del inicio de la producción en grandes escalas se "humanitariza" la jornada laboral, se limita –se prohíbe el empleo a menores de edad- la edad para trabajar, se crean los seguros sociales para los trabajadores y, un número significativo de prebendas que en otros tiempos la utilidad social del esfuerzo de trabajo como utilidad no había conquistado.

Marx afirma, que: con la moneda se plantea del trabajo y la mercancía un aspecto social distinto a su aspecto natural, derivado de que los productores ponen productos de diferente índole frente a frente y establecen una comparación de valores, en función del trabajo que requiere producirlos, de modo que se crea una idea de semejanza respecto al esfuerzo que emplea el trabajador para producirles. Caso que siendo unos más sencillos de producir que otros alcanzan tanto valor como los más complicados, a causa, del enigma y la sutileza con que les presentan (propaganda) y, descartando su naturaleza física, por haberse convertido en mercancía.

Considerando lo antes planteado Marx sugiere o insinúa un planteamiento prehistórico respecto al intercambio de bienes de producción o sea el trueque:

"Habiendo aparecido en el período histórico en que domina el sistema mercantil de producción, este carácter de valor ha tomado el aspecto de un elemento material de las cosas, inseparable de ellas y eterno, mientras que existan sistemas de producción en que la forma social de los productos del trabajo se confunde con su forma natural, en lugar de ser distinta de ella. en que los productos se presentan como objetos de utilidad bajo diversos conceptos. y no como mercancías que se cambian recíprocamente."[2]

El dinero como capital

Según el prusiano, modernamente, desde la emergencia mundial del mercadeo y el comercio en el siglo XVI, la circulación de la mercancía es el punto de partida del capital. Concibe que se produce por "cierto grado de desarrollo" del comercio y el mercantilismo, donde produce un eterno retorno entre la mercancía –dinero-mercancía, sin embargo, paralelamente, la formula cambia de orden: dinero-mercancía-dinero, por ello el mecanismo es comprar-vender. El dinero que produce este mecanismo se convierte en capital, es, una operación completa en función del movimiento de la mercancía que el capitalista realiza mediante el dinero, es una cadena entre quien compra-vende-compra-vende. Esto marca una diferencia casi inobservable, no obstante, en el primer caso el dinero que se torna en mercancía para luego ser valor de utilidad, luego de la compra su espíritu útil desaparece por tanto el dinero se gasta. En cambio, con el segundo método, el comprador invierte su dinero para al final recobrarle como vendedor, anticipando su circulación vuelve a su punto de partida. Esto es el origen del capital.

De esto, Adam Smith en "la riqueza de las naciones" plantea que: "el capital" aumenta con la moderación de gastos, con la economía y no con la industria. Motivado por el esfuerzo constante, uniforme e ininterrumpido de todo individuo con tal de mejorar su suerte. Para ello se deben dedicar más fondos al trabajo productivo, el capital de un hombre que ahorra pone en marcha una producción adicional (en términos modernos, el ahorro es igual a la inversión). Así, lo que es ahorrado es igualmente consumido, pero por otros: por los trabajadores productivos en lugar de los trabajadores improductivos o de los no trabajadores, que reproducen el valor de su consumo, más una parte de beneficio. A la inversa, el malgastador desgasta su capital y disminuye la masa de los fondos disponibles para el trabajo productivo, lo que disminuye el ingreso nacional, incluso si no consume más que bienes nacionales.

De este modo Smith pareciera que profetizaba la interpretación del valor del movimiento marxista de mercancía-dinero-mercancía, como causa social útil, respecto a la desaparición de la inversión, pues, donde quien no produce positivamente y malgasta el producto de su inversión fracasa, igualmente quien vive del producto de la dadiva (bienes nacionales) socialista contribuye al desgaste de las riquezas y del trabajo del sector que produce. En pocas palabras, un país no puede prosperar, y si prospera es perentoriamente, si sus ciudadanos viven de la renta de un bien o mercancía de utilidad o valor social sin ninguna reinversión sustentable. Un país prospera si el trabajo productivo, en este caso la inversión, camina en base a la economía, donde se ahorra, se trabaja para producir, y se reinvierte el capital o dinero fruto del trabajo productivo.

Crítica a la plusvalía

Se dijo anteriormente, que las mercancías como valores de uso responden a la satisfacción de una necesidad, esta no puede ser sino social, aun cuando sean de índole diferentes en el sentido de materia prima o elaborada, la tela o el vestido. El producto crematístico de su mercadeo depende de la habilidad del mercader o mercaderes (cambistas) en el caso de vender al menor valor de la compra se produciría pérdida en el acto de cambio, en todo caso sería un accidente, lo regular es que se fije obtenga un valor equivalente entre las especies que afectan el cambio:

"la forma de circulación es la igualdad de valor de ambos extremos, es decir de las dos mercancías"[3].

Por otro lado, practicar un movimiento donde se cambien 100 escudos por 100 escudos es absurdo o inútil. Lo usual es algo racional, donde, en el movimiento dinero-mercancía-dinero, se obtenga más ganancia de salida que, de entrada, ej. 100 escudos- 2000 libras de algodón– 110 escudos, a este aumento o sobre valor que representa una ganancia, a este excedente o suma de mas, 10 libras en este caso, Marx, le llama Plusvalía. De este modo no solamente se conserva el valor anticipado, sino que además aumenta, esto es lo que genera el capital.

Marx diferencia el movimiento de vender para comprar de, comprar para vender porque en el primero hay limitaciones externas para el consumo de las cosas necesarias mediante la apropiación racional y respecto a la utilidad. Mientras que en comprar para vender se tiende al aumento del valor sin límites, sin este mecanismo no hay crecimiento de capital. El que provee el dinero es el capitalista, si se estanca el valor, no hay crecimiento.

Para el renano la ganancia movida y renovada constantemente por el lanzamiento constante de la inversión (circulación) tiene como objeto la plusvalía creada por el valor, despreocupándose por el valor de uso, ni de utilidad de la mercancía, su espíritu es procrear y magnificar su valor lo cual cambia de forma constantemente como dinero para terminar como plusvalía.

Para esto Maynard Keynes tiene su posición económica donde, la fluctuación del empleo como valor corresponde a una condición racional del valor del trabajo como elemento de producción o como elemento d utilidad social. O se comprar (demanda) vender (oferta) es el espíritu de la producción y no el capital en sí. Donde los son relativos a la producción y sus elementos y la mercancía.

Las fuerzas del mercado que conceden los elementos a la producción y determinan las recompensas en la distribución son la oferta y la demanda. Las relaciones generales de la oferta y la demanda determinan los valores relativos de los elementos de producción y de las mercancías singulares. Expresados en términos de dinero, estos valores son los precios, y el sistema que fija los precios es el mecanismo planificador inconsciente que guía a los particulares, al perseguir los rendimientos individuales máximos, a poner en juego económicamente y sin reservas la totalidad de los medios del sistema económico.

El núcleo de la teoría económica, la célebre teoría del valor, de la distribución y la producción, se constituye en el uso de una cantidad dada de medios de producción por las empresas y las industrias particulares dentro del conjunto del sistema económico. Las adiciones al volumen total de producción en una dirección son a expensas de deducciones del volumen total de producción en alguna otra parte del sistema económico y no son adiciones al volumen total de producción resultante de poner en funcionamiento medios de producción anteriormente desocupados.

Fuerza de trabajo como origen de la plusvalía

El capitalista encuentra en el mercado una mercancía dotada de una virtud especial. La mercancía en cuestión tiene por nombre potencia o fuerza de trabajo.

Hay que comprender bajo esta denominación el conjunto de las facultades musculares e intelectuales que existen en el cuerpo de hombre, y que debe poner en actividad para producir cosas útiles. El cambio indica que los cambistas se consideran recíprocamente propietarios de las mercancías cambiadas obran libremente y con iguales derechos. Por lo tanto, la fuerza de trabajo solo puede ser vendida por su propio dueño; éste, jurídicamente, debe gozar de los mismos derechos que el dueño del dinero con quien trata; debe ser dueño de disponer de su persona y vender su fuerza de trabajo siempre por un tiempo determinado, de modo tal que, pasado este tiempo, recobre la plena posesión de ella. Si la vendiese de una vez para siempre, se haría esclavo y se convertiría de mercader en mercancía.

Por otra parte, para que el dueño del dinero encuentre fuerza de trabajo que comprar, es preciso que el poseedor de esta fuerza. desprovisto de medios para la subsistencia y la producción. tales como materias primas, herramientas, etc., que le permitan satisfacer sus necesidades vendiendo las mercancías producto de su trabajo, esté obligado a vender su fuerza de trabajo como mercancía, por no tener otra mercancía que vender ni de qué vivir fuera de esto. Es evidente que la Naturaleza no produce por un lado poseedores de dinero o de mercancías, y por otro individuo que solo poseen su fuerza de trabajo. Esta relación, que no tiene fundamento natural, no es tampoco una relación social común a todos los períodos de la Historia. Lo que caracteriza a la época capitalista es que el detentador de los medios de subsistencia y de producción encuentra en el mercado al hombre que trabaja. Al trabajador, cuya fuerza de trabajo reviste la forma de mercancía, y el trabajo. por consecuencia, la forma de trabajo asalariado.

Valor de la fuerza de trabajo

Como toda mercancía. la fuerza de trabajo posee un valor determinado por el tiempo de trabajo necesario para su producción. Como la fuerza de trabajo es una facultad del individuo fuente, es necesario que este se conserve para que subsista aquella. El individuo se ve necesitado para su sustento o para su conservación de cierta cantidad de medios de subsistencia.

La fuerza de trabajo tiene, pues, exactamente el valor de los medios de subsistencia necesarios al que la pone en acción, para que pueda comenzar al día siguiente en iguales condiciones de energía vital. Las necesidades naturales, como son alimentos, vestidos, habitación, calefacción, etc., difieren según los climas y según otras particularidades físicas de un país. Por otra parte, el número de las llamadas necesidades naturales como el modo de satisfacerlas, dependen en gran parte del grado de civilización alcanzado. Mas para un país y una época determinados, la medida de los medios necesarios de subsistencia está igualmente determinada. Los dueños de la fuerza de trabajo son mortales: a fin de que se la encuentre siempre en el mercado, como lo reclama la transformación continua del dinero en capital, es preciso que se perpetúen, que reproduzca en cantidad por lo menos igual la cantidad de fuerza de trabajo que el desgaste y la muerte sustraen. La suma de los medios de subsistencia necesarios para la producción de la fuerza de trabajo comprende, pues, los medios de subsistencia de los sustitutos, es decir de los hijos de los trabajadores. Para modificar la naturaleza humana de modo que adquiera habilidad y rapidez en un género determinado de producción.

Keynes identifica a esta fuerza de trabajo que nombra Marx como medio de producción, a lo cual no sintetiza en una mercancía que se obtiene mediante compra ni venta menos esclavista afirma que:

La teoría económica es un estudio de las utilizaciones alternativas de una cantidad dada de medios de producción ocupados. Cuando los medios de producción se utilizan de una manera ideal, no hay forma de que el volumen total de producción pueda aumentarse mediante la readaptación. A la larga, por supuesto, los aumentos de población y de productividad y el descubrimiento de nuevos recursos originan aumentos en el empleo total. Si se emplean más medios de producción en una industria, suponen que los extraen de otras industrias. Si se emplean más medios de producción por una empresa, suponen que los extrae de otras empresas. Entonces la alternativa es entre el empleo aquí y el empleo allí, y no entre empleo y paro.[4]

Keynes en contraste con la importancia que se da a la utilización de una cantidad total dada de medios de producción por las empresas e industrias singulares, se ocupa de las variaciones del volumen de producción y del empleo en el sistema económico en su conjunto como resultado de las fluctuaciones en la cantidad de los medios de producción empleados.

J. B. Say, economista francés siglo XIX, afirmaba que crear la oferta por su propia demanda quiere decir que todo productor que trae mercancías al mercado las trae tan sólo para cambiarlas por otras mercancías. Say supone que la única razón por la que la gente trabaja y produce es por disfrutar de la satisfacción de consumir. En una economía de cambio, por tanto, todo lo que se produce representa la demanda de otro producto. La oferta adicional es demanda adicional.

Este análisis se mantiene en términos de trueque, pero se supone que el hecho de que las ventas y adquisiciones se hacen en dinero no afecta al proceso, a no ser que el cambio basado en el dinero sea más eficiente que el cambio basado en el trueque. Cuando se pone en funcionamiento un medio de producción se crea un producto (volumen de producción) y se paga una renta a los que contribuyen a dicha producción. Los ingresos o cobros por ventas que un patrono puede esperar recibir por el volumen de su producción se supone que cubren el costo de dicho volumen de producción en todos los niveles de empleo en el sistema económico, siempre que los que contribuyen con los medios de producción quieran aceptar remuneraciones proporcionales a su productividad.

O sea, Significa simplemente que la nueva renta de su empleo creará una demanda suficiente para extraer del mercado una cantidad de productos equivalentes a la producida en virtud de su empleo.[5]

En todo caso una cadena de productividad que se transforma en un espíritu colectivo útil y de valor social propiamente dicho. Sin el dogmatismo de la utopía y la enajenación de la clase trabajadora con un discurso falas, sofista y demagógico. Es una aplicación ecológica de producir, respecto a la voluntad del hombre y su apego al trabajo donde se satisface las aspiraciones y las necesidades del individuo en virtud de su deseo de superación y mejoramiento de la calidad de vida, siempre en función histórica y la evolución de la civilización.

Conclusión

C. Marx, formaría parte de lo que Lamartine llamaría la "revolución del desprecio" al, comulgar en 1848 junto a Pio IX y Carlos Alberto de Saboya en algo que para la historia llamarían impulsos disparatados en función de cristalizar un nacionalismo en contra del principado parasito que prevalecía en la política de los pueblos de Europa, se exigen reivindicaciones políticas encuadradas en unidad e independencia. Saliendo de una fase romántica por la anexión de asociaciones antes aisladas, secretas y anárquicas que forman fuerzas en contra de la reacción y, en función de un liberalismo "alemán" lo cual metafóricamente llamarían los insurgentes, "la primavera de la libertad."

Pero antes el filósofo, desenvolvió su avatar compartiendo la investigación, política, social y el periodismo Tras graduarse en la Universidad de Berlín, se empleó como periodista y pronto llegó a ser redactor de la «Rheinische Zeitung» («Gaceta de Renania»). Expulsado de Prusia por sus ideas revolucionarias, emigró a París, donde tuvo ocasión de relacionarse con los mayores exponentes del movimiento anarquista (el francés Proudhon y el ruso Bakunin) y, sobre todo, con Friedrich Engels, quien sería su amigo, mecenas y colaborador a 1o largo de toda su vida. Durante su estancia parisina escribió los Manuscritos económico-filosóficos (1844), que nunca publicó. Expulsado también de París, huyó a Bruselas, donde en 1848 dio a la prensa el Manifiesto Comunista, escrito en colaboración con Engels. Se vio obligado a abandonar Bélgica y encontró refugio definitivo en Londres, donde pasó el resto de su vida. Sólo la ayuda económica de Engels le permitió mantener a su numerosa familia, pese a las restricciones de todo tipo.

Sus principales antagónicos –pre y post- en el campo de la economía han sido, Adam Smith, M. Keynes

Bibliografía

Atlas de filosofía, 2000, Carl Marx, editorial Océano

Dillard, D, 1980, La teoría económica de Maynard Keynes" Ed. Aguilar

Historia Universal, 1977, Apogeo y decadencia del liberalismo, Ed. Vergara, Madrid

Marx, 2003, El Capital, Ediciones Libertador, Argentina.

 

 

Autor:

Joise Morillo,

LCDO en Filosofía

 

[1] Marx, 2003, El Capital, forma del valor, las mercanc?as solo se materializan como valores en cuanto son expresi?n de la misma unidad, Ediciones Libertador, P?g. 25, Argentina.

[2] Ib?d., apariencia material del car?cter social del trabajo, P?g. 28

[3] Ib?d., Plusval?a, p?g. 32

[4] Dillard, D, 1980, teor?a econ?mica cl?sica en ?La teor?a econ?mica de Maynard Keynes? Ed. Aguilar Pag. 19-20, Madrid Espa?a

[5] Ib?d., Say J. B., econom?a del mercado como demanda de producto en funci?n del consumidor

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