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La etnicidad de los Querandíes, una discusión no resuelta (página 2)



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Luego de esta explicación, pro- puesta a mediados del siglo XX, la cuestión de la "filiación" querandí parecería haber quedado zanjada. Todos los escritos posteriores mencionarán a los querandíes como parte de los tehuelches septentrionales. Creemos que la predominancia de esta interpretación en la obra posterior de los especialistas se debió a que, por mucho tiempo, fue lo último y, por tanto, lo más actualizado que se había escrito sobre los querandíes12. Damos dos ejemplos de la importancia de la postura de Casamiquela, al punto de convertirse en hegemónica en la cuestión de los querandíes.

Conlazo, muchos años más tarde, dice en su libro Los indios de Buenos Aires (siglos XVI y XVII) que la teoría de Casamiquela es "la más moderna de las expuestas, y una de las más tentadoras" (1990: 99, el destacado es nuestro), por lo que adhiere plena- mente a ella. González Lebrero, en el capítulo de su libro La pequeña aldea, en el que describe a las poblaciones indígenas que habitaron la región que actualmente ocupa la ciudad de Bue- nos Aires y sus alrededores, no discute el término querandí y no deja lugar a dudas, dice simplemente "estos nómadas llamados querandíes o tehuelches septentrionales" (2002: 29).

Sin embargo, lo que parecía un problema cerrado por la propuesta de Casamiquela no está en la actualidad zanjado. Martínez Sarasola (2005), en una obra de difusión, comienza a poner en duda la relación de los querandíes con los tehuelches septentrionales. Este autor encuentra en algunos grupos que vivían en la costa rio- platense características culturales muy parecidas a los guaicurúes y propone entonces que se trata de una etnia intermedia, "algo así como un nexo entre los tehuelches y los guaikurúes" (2005: 75), cuya rápida extinción no nos permite "la comprensión acabada de los mismos" (2005: 75).

Por último, Quintana (2009) hizo un aporte nuevo a la temática de los querandíes. En su tesis de licenciatura, analiza el discurso colonial en fuentes editadas y fuentes inéditas, incorporando a su análisis, también, datos del registro arqueológico. Luego de sopesar todas las variables, concluye que la desaparición de los querandíes abre un abanico de posibilidades no excluyentes. La primera es la ex- tinción biológica por las enfermedades. La segunda es la migración a otras zonas y su fusión con otras comunidades, a causa de los conquista– dores o por el arribo de otros grupos étnicos a la pampa húmeda. La tercera es que, como consecuencia de los cambios sufridos a través del contacto con los españoles, los "querandíes modificaron su identidad acomodándola a la nueva situación" (2009:75), conformando una de las hipótesis que esboza al principio de su trabajo: "a través de un proceso de etnogénesis surgió una nueva identidad con otro nombre y por lo tanto desapareció su nombre de las fuentes" (2009: 5)13. La cuarta y última posibilidad es la extinción a causa de las confrontaciones con los españoles. Quintana dice que estas cuatro hipótesis tienen sustento documental y para ella la tercera posibilidad es la más factible, aunque aún no encontró cómo fundamentarla adecuadamente.

Palabras finales

En este trabajo hemos presentado qué dicen las fuentes sobre los querandíes, teniendo en cuenta el contexto histórico en el cual aparecen cita- dos. Hemos caracterizado a estos grupos a partir de dichas fuentes como una etnia cazadora, recolectora y pescadora nómade que recorría las llanuras de la Cuenca del Plata, a orillas del río Paraná y el Río de la Plata, afirmando que mantenía relaciones oscilantes entre hostilidades e inter- cambios de bienes e información con otras poblaciones indígenas y con la sociedad hispanocriolla.

También hemos analizado las diferentes posturas acerca de la "filiación" de los querandíes. Podemos hablar, entonces, de tres grandes grupos de hipótesis que los vinculan con los pampas, con los guaraníes y, final- mente, con los guaicurúes. Los que afirman que el origen de los querandíes está en las poblaciones que habitaron la región pampeana son: Moreno quien, siguiendo a Lozano y De Ángelis, sostiene que son araucanos; Canals Frau quien mantiene que son pampas antiguos, ancestros de los que él denomina "pampas actuales" y Casamiquela quien explica que son tehuelches septentrionales. Los que afirman el origen guaraní de los querandíes son Trelles y Ameghino. Finalmente, los que sostienen que tienen origen guaicurú son Outes y Lafone Quevedo. Todas estas interpretaciones, están basadas en análisis de fuentes de diverso origen (a veces sin una perspectiva crítica que permita revisar los resultados) y, en unos pocos casos, del registro arqueológico, intentando captar aquellos rasgos discretos que pudieran caracterizar a los querandíes. Estos rasgos incluyen tanto lo físico, como lo lingüístico o cultural (vivienda, vestimenta, armas, alfarería, etc.).

Las investigaciones posteiores, interesadas en otros temas relaciona- dos con los grupos étnicos, utilizaron esta nomenclatura sin proponer una mirada diferente para la cuestión de la etnicidad. Sin embargo, el trabajo de Quintana (2009) nos ayudó a repensar algunas cuestiones. Creemos que, como enuncia esta autora, hay que seguir trabajando en nuevas líneas de investigación.

Hasta bastante entrado el siglo XX, los investigadores antes mencionados
–y la antropología y la arqueología en general–,
consideraron ciertos rasgos culturales discretos como un marcador identitario.
Con una visión estática, mostraban a las sociedades indígenas
como una serie de "culturas", es decir, entidades cerradas y separadas
entre sí que, además, eran identificables por los componentes
materiales que portaban (Boschín y Llamazares 1984). "Así,
la disciplina se ocupó de construir la identidad del mundo prehispánico
retratado en un estatismo de un conjunto de rasgos que comprendían lo
económico, lo político, lo simbólico, lo religioso, etc."
(Paez y Giovannetti 2008).

Consideramos que los nuevos estudios sobre identidades en la región deben tener en cuenta las nuevas perspectivas que se están proponiendo para esta temática en otras zonas, como por ejemplo Nacuzzi (1998) para el norte de la Patagonia y Lucaioli (2011) para la región chaqueña. Los grupos étnicos no son entidades cerradas y estáticas como se proponía bajo el antiguo paradigma de la escuela histórico-cultural, sino que, por el contrario, son dinámicos y sus límites sociales tienen su concomitante territorial (Barth 1976). Barth se centra en los límites étnicos, porque las situaciones de contacto y conflicto conllevan a la pertenencia dentro de un grupo. Los bordes étnicos constituyen así espacios de negociación y de lucha por los recursos en los cuales se recrean constantemente los significados culturales. Siguiendo con este autor, entendemos la cultura y la identidad no como un conjunto de prácticas, creencias y rituales dados, sino como en un proceso de reelaboración cons- tante. De esta manera, el proceso de delimitación identitaria remite a la autopercepción y a la identificación por los otros, siendo un grupo étnico una "organización socialmente efectiva" (Barth, 1976: 15).

Además, se deben tener en cuenta los procesos de etnogénesis que pudieron haber tenido los "querandíes" y los demás grupos étnicos de la región. Es decir, las poblaciones indígenas tuvieron un proceso de creación y transformación política y social, y de nuevas definiciones de identidad a partir de la interacción y los contactos prolongados con la sociedad hispano- criolla (Boccara 1999, 2003). La etnicidad es, entonces, una forma de identidad que opera en la formación y transformación de un grupo en un tiempo y espacio determinado (Paez y Giovannetti 2008)

Por todo lo expuesto, entendemos al concepto de identidad étnica como un concepto dinámico, que se podría analizar en base a tres variables: la identificación étnica, el cacicazgo y los límites sociales que devienen en territorios diferentes para cada grupo (Nacuzzi 1998).

Consideramos que la región que habitaban los querandíes era una región multiétnica recorrida por muchos otros grupos como charrúas, minuanes, chaná-timbus y guaraníes, entre otros. Varios de estos presentaban rasgos culturales similares, por lo que es muy difícil abordar la cuestión identitaria a partir de los mismos. Debido a esto y ante la escasez de fuentes documentales, creemos necesario releerlas desde las nuevas perspectivas expuestas. El camino a seguir está abierto, y como dijimos en el título, la discusión no se ha resuelto y queda mucho por aportar.

Agradecimientos

Agradezco las sugerencias y comentarios de las Dras. Victoria Pedrotta y Claudia Salomón Tarquini que contribuyeron a enriquecer el presente trabajo. Asimismo, le agradezco a la Dra. Lidia Nacuzzi su apoyo incondicional y sus valiosas e inte- ligentes observaciones que ayudaron a redefinir distintos aspectos del mismo.

Documentos citados

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www.argentina.indymedia.org (Recuperada el 14 de septiembre de 2011), www.facebook.com/puntaquerandi (Recuperada el 14 de septiembre de 2011

Notas

1 Si bien actualmente la etnicidad no es un problema abordado en profundidad por las investigaciones arqueológicas o antropológicas, consideramos que es un tema vigente en toda la Argentina, debido al surgimiento de grupos que se reconocen y se identifican a sí mismos como "poblaciones originarias" y que exigen un reconocimiento como tales de parte del Estado y de la sociedad. Específicamente en nuestra área de estudio, existe en estos momentos un conflicto sobre la posesión de un predio llamado "Punta Querandí" que incluye a diversos actores: arqueólogos, empresarios e individuos que se reconocen como descendientes de "originarios". (www.argentina.indymedia.org, www.facebook.com/puntaquerandi ).

2 Esta actitud se verá replicada luego en otros

conquistadores como Pedro de Mendoza y Domingo Martínez de Irala.

3 Las fundaciones anteriores habían sido efímeras: San Salvador, Uruguay (1527), Sancti

Spíritus (1527) y Buenos Aires (1536).

4 Seguramente hubo expediciones anteriores, tanto españolas como portuguesas, pero los problemas geopolíticos derivados de la demarcación de la línea del Tratado de Tordesillas que separaba las posesiones territoriales de ambas coronas, hizo que tales expediciones fueran clandestinas y no se conservara documentación de las mismas. En todo caso, la "versión oficial" de la historia reconoce a Solís como el descubridor del Río de la Plata (Latini 2010)

5 Gaboto había realizado una capitulación con el rey en la que se estipulaba que viajara a las

islas de las especies en Asia. Sin embrago, como mencionamos, al llegar a Santa Catalina en las costas brasileñas del Atlántico, se enteró de la leyenda de la "Sierra de la Plata" por lo que decidió torcer el rumbo estipulado para partir en búsqueda de esas fabulosas riquezas. García, quien había participado de las expediciones de Solís y Magallanes, capituló con el rey para continuar la conquista que iniciara Solís en la región rioplatense. Al llegar a la misma, se encontró con Gaboto y comenzó un largo pleito entre ambos en torno a la jurisdicción de la conquista (Madero 1939).

6 Por ejemplo, "Carta del gobernador Góngora al rey, 20 de julio de 1619", "Carta del gobernador Marín Negrón al rey, 15 de junio de 1610" ambas en Copias del AGI en el Museo Etnográfico, y "Carta del padre provincial de los jesuitas Diego de Torres, 17 de mayo de 1609" en Documentos para la historia argentina tomo XIX, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 1927, por solo nombrar algunas fuentes.

7 Algunos autores (González Lebrero 2002, Pedrotta 2005, Quintana 2009) consideran

también como un factor importante a tener en cuenta, el colapso demográfico de las poblaciones indígenas, quienes sufrían frecuentes epidemias como consecuencia de las enfermedades transmitidas por los conquistadores europeos frente a las cuales no tenían defensas.

8 Martín del Barco Centenera no pertenece al momento de los primeros contactos entre los

indígenas de la región del Río de la Plata y los conquistadores españoles, ya que, como mencionamos, él participó en la expedición de Garay en 1573. Sin embargo, consideramos que su poema "La Argentina" tiene mucho valor para nosotros porque fue testigo presencial de lo que relata. Además, el tiempo transcurrido entre las primeras expediciones conquistadoras y la de Garay no había sido muy extenso y, en ese lapso, los poblados españoles habían tenido una existencia efímera, por lo que consideramos que la presencia europea no había tenido una influencia significativa en las poblaciones indígenas y sus hábitos ancestrales.

9 En las crónicas encontramos muchos ejemplos de esto. Los españoles traducían en sus

relatos todo aquello que les era desconocido a conceptos o categorías ya conocidas en el viejo mundo. De este modo, a los grandes templos de los aztecas y los incas los van a llamar "mezquitas", a las llamas o alpacas, "ovejas", etc. Por lo tanto, no nos sorprendería que ante semillas desconocidas, las describieran como abatí o maíz.

10 El rescate era una práctica en la cual los españoles intercambiaban productos con los

indígenas (Sallaberry 1926). En estos primeros tiempos solían ser elementos de hierro, como anzuelos o cuchillos, que los europeos entregaban a cambio de alimentos que les daban los indios; luego, con el paso del tiempo, los productos intercambiados se fueron diversificando.

11 Los guaraníes tenían un carácter bélico, intrusivo y expansivo y son varias las menciones en las fuentes tempranas a los enfrentamientos armados con otros grupos no guaraníes (Pedrotta 2005). Sin embargo, consideramos que los querandíes, además de las hostilidades, mantenían con este grupo étnico, alianzas esporádicas –como la que relata Schmidl ([1567] 2009) contra la primera Bue- nos Aires– e intercambios por productos agrícolas cultivados por los guaraníes.

12 Esto tiene que ver también con el hecho de

que se dejó de investigar sobre el origen y formación de los grupos étnicos y sobre la etnicidad, como reacción a las posturas esencialistas que en la antropología estuvieron representadas por Marcelo Bórmida, José Imbelloni y Salvador Canals Frau, entre otros (Boschín y Llamazares 1984, Ratier 2010). Las investigaciones con otros enfoques se iniciaron en la década de 1980 y se centraron en la economía, las relaciones interétnicas y la organización política de los grupos étnicos de las diversas regiones del actual territorio argentino (Mandrini 1985, 1992, 1993; Palermo 1986 a y b, 1988, 2000). La cuestión de las identidades étnicas y la etnicidad es, por otra parte, de complicado estudio a partir de los elusivos datos que brindan las fuentes históricas (Nacuzzi 2002).

13 Aunque la autora no da mayores explicaciones sobre este
asunto, suponemos que se refiere a los "pampas", ya que, como mencionamos
anteriormente, al caracterizar a los querandíes utiliza fuentes del siglo
XVII de funcionarios coloniales que describen la relación entre Buenos
Aires y los indígenas de sus alrededores, las cuales no mencionan el
etnónimo "querandí" pero "entre los cuales deberían
figurar los "querandíes", ya que supuestamente habitaban la
zona circundante a la ciudad de Buenos Aires" (2009: 39). Más adelante
afirmará que los primeros cronistas no utilizaron la denominación
pampa para referirse a los indígenas y que no se saben las causas que
expliquen "el reemplazo del vocablo "querandí" por el
de "pampa" para denominar a las comunidades vecinas de la ciudad de
Buenos Aires" (2009: 40).

 

 

Autor:

Latini, Sergio Hernán

CONICET / Universidad de Buenos Aires.

Revista de Arqueología Cazadores-Recolectores del Cono
Sur.

Enviado por:

César Agustín Flores

 

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