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Los valores del docente coligados a la ética y postmodernidad




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  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. A manera de reflexión final
  5. Referencias

Resumen

Los valores son todo lo que lleva al hombre a defenderse y creer en sí mismo, dependiendo de la elección libre de la persona, es decir los que desea tomar o no para emplear en su vida. Suelen estar ligados a sentimientos, emociones y se pueden estimar de acuerdo a varios criterios tales como estéticos, sociales, costumbres, principios éticos. Al respecto Crespo (2000), señala que los valores serán la mejor garantía de una educación valorativa, que ayuda a la construcción de sujetos y culturas a la que se reconocen su memoria, historia, identidad, la potenciación de habilidades y valores que hagan de todos los ciudadanos gestores de la producción de sí mismos. Este contexto profundiza la promoción de nuevos valores, sin discriminar los ya existentes, puesto que, juicios personales, éticos sociales y éticos morales, han conformado la práctica existencial del hombre a través de su historia. Uno de estos criterios atiende a la anexión de la capacitación del docente como dimensión valorativa, que implique a su vez valores como la creatividad, innovación, flexibilidad, participación y competitividad. Los educadores deben capacitarse para asumir con responsabilidad la práctica educativa para una sociedad competitiva, bajo un modelo social positivo, es decir con un perfil acorde para dirigir mediante valores.

Palabras claves: ética, postmodernidad, valores, educación.

Fecha de Recepción: 17-08-2016

Fecha de Aceptación: 18-09-2016

TEACHING VALUES CONFEDERATES ETHICS AND POSTMODERNISM.

ABSTRACT

Values ??is all that leads man to defend yourself and believe in yourself, depending on the free choice of the person, ie those who want to take or not to use in your life. Often they linked to feelings, emotions and can be estimated according to various criteria such as aesthetic, social, customs, ethical principles. About Crespo (2000), it points out that the values ??will be the best guarantee of a valuation education, which helps the construction of subjects and cultures to which their memory, history, identity recognized, enhancement of skills and values ??that make all citizens production managers themselves. This context deepens the promotion of new values, without discrimination existing, since personal, ethical, social and ethical moral judgments have shaped the practice of existential man through history. One of these criteria attends the annexation of the training of teaching and evaluative dimension, involving in turn values ??such as creativity, innovation, flexibility, participation and competitiveness. Educators should be trained to assume responsibility for educational practice for a competitive society in a positive social model, ie a profile according to lead by values.

Keywords: ethics, postmodernism, values, education.

Date Received: 17-08-2016

Date Acceptance: 18-09-2016

Introducción

Los valores son umbrales que permiten orientar nuestro comportamiento en función de plasmarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de uno distinto; siendo también fuente de satisfacción y plenitud. Según Crespo citado por Acurero (2000), considera que los valores serán la mejor garantía de una educación valorativa, que ayudan a la construcción de sujetos y culturas a la que se reconocen su memoria y su historia, su identidad y a su vez de potenciación de habilidades y valores que hagan de todos los ciudadanos gestores en la producción de sí mismos.

Este argumento ahonda el fomento de nuevos valores, sin discriminar los ya
existentes, que en atención a juicios personales, éticos sociales
y éticos morales, han dispuesto la práctica existencial del hombre
a través de su historia. Uno de estos criterios atiende a la incorporación
de la capacitación del docente como dimensión valorativa, que
involucre a su vez valores como la creatividad, innovación, flexibilidad,
participación y competitividad. En este sentido, todos los educadores
deben investirse para asumir con responsabilidad la práctica educativa
en y para una sociedad competitiva, bajo un modelo social positivo, para que
así se cumpla un perfil del docente calificándolo como el valor
de tener valor para presidir mediante valores.

Asimismo, García citado por Acurero (ob.cit), plantea que el valor
se ubica en la dimensión estratégica, la cual aplica sobre la
base de las elecciones preferenciales, en esencia; los valores son aprendizajes
estratégicos que implican opción o discriminación en el
modo de actuar, simbolizan el núcleo de la libertad humana por cuanto
constituyen elecciones deliberadas o preferencias estratégicas por unos
modos de actuación frente a otros.

Desarrollo

La reflexión del pensamiento y actuación compromete al individuo a asumir sus responsabilidades, tal como señala Barragán (2002) "…educación y valores son algo inseparable. Los valores siempre se comunican. Lo importante es discutir cuáles, cómo, quién los elige y si al hacerlo se favorece o no la autonomía moral" (pág. 7).

Considerando que la forma de pensar y actuar comprometa al individuo. Así
mismo es necesario un esfuerzo de construcción personal que conduzca
a la elaboración de criterios propios. En este aspecto, urge la acción
pedagógica del docente de aula, para que genere procesos que desplieguen
la adquisición de información, su selección, tratamiento,
ordenación, estructuración significativa y su transformación
en aprendizaje. Para ello se requiere de valores que se orienten hacia su capacitación,
y de esta forma se promueva el criterio personal considerando en términos
de autonomía, en grados de autoconciencia, conciencia social progresiva
y con implicaciones profesionales para que se posibilite el ejercicio del pensar
competitivo en términos de calidad.

Por otro lado, Romero (2002), señala que la axiología estudia
los elementos y procesos que inciden en una visión antropológica
del valor de la educación, así ayuda la realidad en forma crítica,
desde el punto de vista de los valores. Contribuye a la operatividad a configurar
el proyecto educativo, desde esta visión, es decir, a partir de un valor.
El autor en cuestión refiere que la axiología no sólo se
trata de los valores positivos, sino también de los valores negativos,
analizando los principios que permiten reflexionar que algo es o no valioso,
considerando los fundamentos de tal juicio. La investigación de una teoría
de los valores ha encontrado una aplicación especial en la ética
y la estética, ámbitos donde el concepto de valor, posee una relevancia
específica.

No obstante la axiología (estudia la naturaleza de los valores y juicios
valorativo) se divide en axiología formal, que se limita a declarar las
notas determinantes de la realidad estimativa y axiología material, que
es la que estudia los problemas concretos del valor (es) y en particular, las
cuestiones que afectan a la relación entre los valores y la vida humana,
así como a la efectiva jerarquía entre ellos. Otros la definen
como ciencia de los valores, en especial de los valores morales, estableciendo
garantía entre ellos.

Por su parte el pluralismo, como punto de partida de la realidad mundial,
produce desconcierto al intentar puntualizar algunos criterios, el sistema educativo,
inmerso en esta sociedad, globalizada a causa de los adelantos y medios a utilizar,
debe abarcar todos los niveles que requiera la atención que se le debe
al individuo, si quiere ser auténtica y autenticar los rasgos personales
que identifican a cada individuo tanto en lo que es, como en lo que debe ser.
De acuerdo con Marín (1996), es importante hacer frente y apreciar lo
que hay de valorativo, entendiendo por valor, todo aquello que rompe la indiferencia,
lo que se prefiere, se estima, lo aceptado como mejor que su contrario, pero
que no resulta fácil a veces determinar.

Debido a esto, el mundo cambiante y convulsionado que se debe vivir, surge
la llamada crisis de valores, a la que la educación durante el desarrollo
de su historia, ha querido dar respuesta y que en este momento se convierte
en una necesidad impostergable. No obstante, la educación no ha logrado
ese fin primordial de dar la felicidad que el hombre pretende alcanzar, y sólo
ha conseguido formarlo para la inmediatez práctica, no ha sabido implementar
los valores básicamente por desconocimiento del ámbito donde se
desenvuelven.

Es importante definir los conceptos de moral y ética, dado que la relación
entre axiología, ética y moral es muy estrecha con temas imprescindibles
para incursionar en el ámbito de los valores, para educar en estos, es
necesario interiorizar los contenidos esenciales a su marco referencial. No
basta con técnicas, el desconocimiento y la vivencia son indispensables.
No se hace crecer un árbol tirando de las hojas: el árbol crece
desde abajo, desde la profundidad de sus raíces. En función de
facilitar el conocimiento, se tratan algunos conceptos sobre moral y ética,
aclarando que muchos autores no les definen separadamente.

Por tal razón, tanto la moral como la ética, son disciplinas
normativas que buscan el buen personal y colectivo, los principios son los objetivos
de las mismas. La ética es una disciplina normativa que tiene su soporte
en la razón, y depende de la filosofía. La ética parte
de la filosofía que estudia el obrar del ser humano en cuanto a fines
que determinan ese actuar en rectitud.

La noción fundamental de la ética, es el bien y la bondad como
fin y cualidad del ser humano. La concepción que se posea de ese ser
humano o el fin último pretendido, determinará los distintos sistemas
de ética. Hay quien interpreta la ética como costumbre, comportamiento,
principios y pautas de conducta humana, así como el estudio de esos principios.
Es una ciencia normativa que establece reglas y regula por ese medio las actividades
humanas.

Por su parte la moral, se concibe como la ciencia que enseña las reglas
que se deben seguir para practicar el bien y evitar el mal, propuesto por una
determinada doctrina, así como un conjunto de dificultades del espíritu,
según lo establece el diccionario. La práctica de la moral será,
entonces, vivir los valores desde la concepción más sublime del
ser humano. No puede ser, algo que está simplemente bajo la jurisdicción
de los sentidos, tampoco es relativo al orden jurídico, sino que pertenece
al fuero interno del ser humano. La moral considera la felicidad, como el fin
último del hombre, es decir la moral del bien, y el hombre debe entender
que ese desenlace ha de ser la virtud, es decir, la moral del deber. De acuerdo
con la teoría, la moral mira el comportamiento de los hombres en función
de su relación con otros hombres, se invita a la reflexión del
bien, el placer, la felicidad, como un camino para llegar a ser correctos y
felices.

Así resume Lledo (1996), el pensamiento aristotélico sobre la
ética, el cual todo lo que los hombres hacen, tiende hacia un bien: "La
felicidad", las éticas arrancan de las costumbres, determinadas
por la experiencia y el tiempo, por otro lado, se debe optar siempre por la
justicia, la vida moral de las personas está determinada por el obrar
bien, saber elegir para encontrar un equilibrio en el mundo, donde las acciones
de los seres humanos se deben entender como una búsqueda del placer,
para examinar lo que se debe aceptar como la recta razón, que constituye
la capacidad del individuo para tomar buenas decisiones.

En definitiva, las funciones de la ética son: aclarar que es la moral
y fundamentarla, profundizando en las razones que tienen los hombres para portarse
moralmente y aplicar a los distintos ámbitos de la vida en sociedad,
los resultados de la práctica moral. Resumiendo, se puede decir que la
ética es un saber filosófico, reflexivo y que hace referencia
a la persona misma, y la moral adquiere su autenticidad vital en el campo social,
pues es creada por y para los individuos formando parte de la vida cotidiana.

Los fines que sustentan las bases filosóficas en este momento histórico,
donde sobresalen algunos términos que tienen un denominador común,
se encuentran en la mayoría de los pretendidos fines de la educación
de diferentes países, de donde surge la necesidad de configurar unos
valores partiendo de términos tales como: fraternidad, paz, libertad,
democracia, justicia, moral, participación, creatividad, felicidad, igualdad
y respeto, entre otros. Estos términos se encuentran en las leyes de
países tan disímiles como: Rusia, Suecia, Austria, China, Francia,
Arabia Saudita y España, entre otros muchos que intentan responder al
para que educamos y se consideran fines universales de la educación de
acuerdo con la UNESCO.

El reconocer a priori que son fines no lo es todo, hay que formarlos en un
fin real para que no se conviertan en simple conocimiento de la letra en sí.
De hecho, el que existan estos términos valorativos, convertidos en fines
al estar incluidos en una ley, no ha servido de mucho. Basta una ojeada a nuestro
alrededor doméstico, al nacional e internacional y comprobar o escuchar
términos tales como: "ya no se puede creer en nadie", "nadie
respeta", "uno no sabe a qué atenerse", para saber que
se está viviendo una brecha coyuntural de la que debemos salir fortalecidos,
si no queremos caer más profundo.

Dado el relativismo subjetivo de los valores, por lo cual éste vale
en sí, de acuerdo con el aprecio que el sujeto tenga de la cosa valorada,
en este momento deberían sobrevalorarse los principios perdidos u olvidados
para no vivir experiencias como las de los últimos tiempos. Aquí
entra en juego el papel del relativismo histórico, debido al cual, cada
época, cada grupo, cada país, nación o pueblo, tiene configurados
sus valores, los cuales vienen determinados, unos por las costumbres, otros
por las leyes o la norma. No obstante, hay una escala de valores de carácter
universal y que nunca se podrá confundir con las valoraciones personales.

En el campo axiológico, la aplicación define el valor y a donde
ha de llegar "el cielo es el límite", señala Martínez
(2010), así se coloca el ideal como algo inalcanzable por el ámbito
que abarcan. Se da el caso de la sabiduría como ejemplo, pero también
puede ser un valor social propio de un lugar, que será inalcanzable en
otro. Aquí interviene el relativismo, en cuanto que algo valorado en
un contexto no tiene significación en otro. En esto estriba la importancia
del campo de la axiología, donde siempre hay mayores posibilidades de
acción y perfección a través de la práctica.

De acuerdo a lo anterior no hará falta mayor justificación teórica,
para convencerse de la necesidad de los valores en la educación y de
la formación del personal a su cargo, pero es necesario clarificar, conocer,
vivenciar el Campo de lo axiológico. No es posible ser natural, aceptar
cualquier cosa como valor de aquí y de ahora. El compromiso es de todos
con las diversas implicaciones que esto conlleva, para saber qué valores
rigen nuestras vidas, la programación escolar y el currículo en
general. Será preciso conocer porque algunos hechos tienen consistencia
axiológica y otros no. Distinguir entre valores y antivalores, es decir,
los que chocan con nuestra vida habitual, como la rutina o la conveniencia inadecuada.

Desde este punto de vista, la educación como valor y centro del conocimiento
para discernir la valoración de cada cosa, no puede subordinar su labor
a tareas simplemente técnicas o mecánicas. Le corresponde un campo
más ambicioso, hasta más polémico, donde se puedan confrontar
las verdades de cada uno y luego respetar las de todos, sin manipulación
posible, sino dentro de lo que supone valorar la libertad.

Cabe destacar que el mundo de los valores abre un campo de infinitas posibilidades
a la educación. Lo bueno es inacabable y ése es el espacio que
el corresponde a la educación, su destino final. En su quehacer tiene
el estimular, configurar, ser modelo que imitar y aquí encuadra la idea
de Bolívar sobre el educador, cuando expresaba: "el docente debe
ser no un sabio, pero si un hombre distinguido por su educación, por
la pureza de sus costumbres, por su naturalidad, por ser accesible, jovial,
franco, en fin, en quien se encuentre mucho que imitar y poco que reprochar",
y que de acuerdo con el criterio de la psicología, servirá para
el modelaje permanente y ese modelo se enmarcara en los alumnos que ávidos
de buenas imágenes, lograran su equilibrio armónico y vislumbrarán
un horizonte donde los valores les lleven a obtener el fin que la ley pretende
obtener; hombres sanos, cultos y preparados para convivir en democracia.

Igualmente en esta época de postmodernidad, el conocimiento en el marco
de los valores éticos es de gran importancia, puesto que permite dar
a conocer las diferentes acciones que deben realizarse para alcanzar un sociedad
justa y responsable, donde cada uno de sus integrantes asuman compromisos y
responsabilidades como respuesta a la crisis moral que caracteriza el momento
actual en el que se desenvuelve el ser humano y lo cual debe ser superado para
ofrecer a las generaciones futuras un legado que le ayude a mejorar su comportamiento.

Diferentes autores, en distintas épocas han tratado de definir que
son los valores. El tema, por ser de gran complejidad, ha sido, es y será
objeto de polémica y discusión. Sin embargo, hay consenso en que
los valores son realidades que permiten al hombre ubicarse a sí mismo
en relación con los demás. Son tan importantes que llegan a ser
condiciones inherentes al ser humano. Toda la vida se encuentra impregnada de
valores sean positivos o negativos.

Los valores éticos manifiestan sus propiedades en sí mismo,
de allí que se expresen mediante sustantivos (libertad, justicia…) pero
requieren de algo o alguien en que o quien plasmarse. Por eso se ha señalado
que los valores son cualidades que caracterizan a determinadas personas (un
hombre tolerante); acciones (una acción solidaria); sistemas (un sistema
justo); sociedades (una sociedad igualitaria); cosas (una cosa útil).
Así pues, se distinguen entre sí por su contenido propio y comparativo.
A todo valor corresponde un antivalor que es un valor de signo negativo. Esto
es conocido como un "hecho" que impone una polaridad. Para entender
un valor en sus diferentes manifestaciones se requiere, por oposición,
conocer el antivalor, por ejemplo: justicia/injusticia, respeto/irrespeto.

Asimismo, manifiestan jerarquías que cambian por circunstancias históricas
o casuales, determinada conducta o actuación puede considerarse dentro
de un grupo social o ambiente como moralmente satisfactoria, mientras que en
otros, puede ser rechazada porque se juzga inmoral. Por otra parte, así
como las sociedades cambian, también evolucionan los valores. El concepto
de un valor trascendental como la libertad no significaba lo mismo en una sociedad
esclavista que en una sociedad postmoderna. También se observa que generacionalmente
se producen cambios sustanciales en relación con la evaluación
de actitudes, conductas, de tal modo que lo que era bueno o correcto para los
adultos, (abuelos, padres) ya no lo es para los jóvenes y viceversa.

Esto significa como señala Max Scheler investigadora de la jerarquización
de los valores que es necesario ordenar y clasificar los valores. Cada grupo
social a partir de investigaciones realizadas, debería determinar cuáles
serían las metas a lograr en el orden de los valores. Estas podrían
manifestarse en objetivos educativos. Además, para los efectos de la
sociedad actual se debe enfatizar en el hecho de decir que los valores se "internalizan"
es decir, se adquieren por la experiencia, pero se concientizan cuando se aprenden
por la conducta. Esta constituye la primera regla.

De allí se desprende una segunda regla: "la concientización"
de los valores debe partir de la consideración del "yo" para
llegar al "nosotros", en la medida en que el desarrollo evolutivo
de la persona lo exija. Aquí se hace necesario destacar que el aprecio
por sí mismo, natural en todo ser humano, debe educarse como en valor
a partir del auto respeto. El que aprende a respetarse a sí mismo e internaliza
este valor, crea las bases para su éxito en la vida.

La tercera regla para propiciar la internalización de los valores es
la de una progresiva identificación del "yo" con el "nosotros"
y con el "mundo de los otros", de manera tal que pueda ser entendida
por el educando en la medida que sus experiencias le vayan planteando interrogantes
y él vaya construyendo y respondiendo hipótesis. Así por
ejemplo, en el niño el proceso de socialización primario se presenta
al descubrir el amor frente al desamor, el altruismo frente al egoísmo.

La cuarta regla es la búsqueda del aprecio de los valores positivos
en contraposición a los antivalores. En este sentido, se hace necesario
sensibilizar a los miembros de una sociedad para que diferencien los valores
unos de otros mediante la discusión y el diálogo y para que manifieste,
en su comportamiento, que ha comprendido el poder creativo de los primeros frente
al poder destructivo de los segundos.

La quinta regla pretende lograr el hábito de la reflexión sobre
la importancia que los valores tienen en la propia existencia al condicionar,
estimular o entorpecer los propósitos que se plantean como metas que
deben desarrollarse en los educandos. Por lo antes expuesto, se precisan algunas
orientaciones que puedan facilitar la adquisición de valores y con ello,
afianzar la ética en los integrantes de una sociedad como son los siguientes:

Un estudio y análisis del contexto familiar, sociocultural en el cual
se ubica, en forma tal que las personas puedan seleccionar los valores que orientarán
su forma de vida y así asegurar la proyección social en este mundo
donde juega papel importante la presencia de la postmodernidad. Unas relaciones
sin desvirtuar los ejemplos provenientes de las conductas familiares y sociales
que se presentan en el entorno y los cuales constituyen ambientes propicios
para la adquisición progresiva de valores. Del mismo modo, el trabajo
orientado en el grupo familiar es ocasión oportuna para que las personas
aprendan a ser responsables, disciplinados, respetuosos de las ideas ajenas,
solidarias y participativas, tomando en cuenta que todos estos aspectos están
inmersos en el campo de los valores y obviamente fortalece la ética en
el ser humano.

Los valores se irán consolidando progresivamente. En una primera fase
se enfatizará en los valores personales, sin descuidar los valores sociales
y los que corresponden a la identidad nacional, los cuales se internalizarán
y racionalizarán, en fases sucesivas. Es decir, en esta primera fase,
se pretende que las personas vayan conformando un cuerpo de actitudes que puedan
servir de cimientos, en una etapa posterior, para la adquisición y fortalecimiento
de valores a partir de la indagación, la discusión, el diálogo
y el consenso. Conviene destacar que el desarrollo ético del niño
y niña ha sido tema de estudio de autores como Jean Piaget y Kohlberg
quienes coinciden en que el ser humano, en la construcción de valores
morales, pasa por estadios sucesivos hasta alcanzar un nivel de desarrollo que
se manifiesta en su actuación como ciudadano.

La escuela debe ser entonces el complemento del hogar en la construcción
sistemática del desarrollo moral y la formación de valores cuando
las condiciones familiares del niño no sean favorables, la responsabilidad
de la escuela aumenta considerablemente. En cualquier caso, la escuela debe
ser inteligentemente dirigida, celosamente cuidada y meticulosamente evaluada,
el niño vive inmerso en una sociedad que lo condiciona implacablemente,
por lo que el aula y el ambiente escolar deben permitir lograr dos cosas.

Un ambiente donde puede tener espacio para sistematizar sus conocimientos,
analizar su situación, meditar sobre sus exigencias, apreciar los valores,
formular comparaciones y asumir opiniones críticas, la colectividad escolar
que sea ejemplar en todas sus manifestaciones, pero esencialmente en la conducta
de sus directivos y docentes, de sus administrativos y obreros y que ello se
manifieste en sus relaciones humanas tanto dentro de la escuela como fuera de
ella. La coherencia entre los valores postulados en la escuela y las actitudes
cotidianas asumidas por diferentes sectores que interactúan en ella darán
validez ética a la labor educativa realizada con los alumnos y alumnas.

En tal sentido tanto padres, representantes y docentes ayude a la generación
del presente a crecer en valores, en el trabajo educativo formal e informal,
hay que llegar a visualizar, en un esfuerzo consciente y constante, una sociedad
distinta que se orienta por nuevas pautas atendiendo a la globalización
que se presentan en este mundo persistente de cambios y transformaciones y lo
cual es sinónimo de postmodernidad.

Es por ello, que todos los involucrados en la formación del ser humano,
para tener éxito, tienen que orientarse en un paradigma el cual se fundamente
en que su tarea es lograr que las generaciones postmodernas aprendan primero
a ser personas y estructurar conocimientos. La satisfacción de logro,
estará entonces en que mientras más personas aprendan, más
éxito se tiene como conductor de la juventud y por lo tanto considerarse
como un ser humano, que realiza una labor sublime, de tal manera que si alguien
ejerce la conducción del ser humano sin tener conciencia de ello está
mal.

Al respecto Og Mandino (1998), orienta acerca de cómo hacer las cosas
y que hay que hacer para ser feliz; planteando una serie de reglas, entre las
cuales tenemos: Regla uno, el autor menciona que, hay que considerar lo bueno
que uno tiene. Una vez que uno se da cuenta de lo valioso que es y de cuantas
cosas positivas tiene a su favor, las sonrisas volverán, saldrá
el sol, sonará la música y uno podrá finalmente avanzar
hacia la vida que dios le señalo, con gracia, fuerza, valor y confianza.

En la regla dos, señala que la victoria del éxito se habrá
ganado a la mitad, cuando uno aprenda el secreto de dar más de lo que
se espera en todo lo que uno hace. Hay que hacerse valioso en su trabajo de
formación y orientación de la juventud, se realiza con humanos,
por lo tanto, una actitud positiva hacia el bien, permitirá hacer el
aprendizaje algo grandioso para esos seres quienes comparten acciones comunes.
En este caso todo ciudadano debe estar educado y al día en los conocimientos,
para poder participar cooperativamente en el alcance de las metas.

El planeta tierra se hace cada día más pequeño gracias
al crecimiento avasallante de las comunidades en todos los órdenes, de
tal manera que la aldea planetaria es una realidad inocultable, haciendo de
la globalización algo inevitable para lo cual todo residente de esta
aldea tendrá que estar preparado. La educación que se imparte
debe estar en procesos continuos de actualización y globalización
para no confundir ni discriminar a los ciudadanos por la ignorancia que se puedan
tener frente a esta situación, enfrentándolos con competencias
para vivir con éxito en este mundo cambiante y dinámico.

Por otro lado, es importante atender lo señalado por Morín (2000)
quien considera necesario que el docente dentro de su medición del conocimiento,
conduzca la educación a una antropo-ética, al considerar el carácter
ternario de la condición humana de ser a la vez individuo, sociedad y
especie, siendo la ciudadanía terrestre en el siglo XXI, de esta manera,
la ética no se podría enseñar con lecciones de moral.

En el mismo orden de ideas la ética debe formarse en las mentes a partir
de la conciencia de que el humano es al mismo tiempo individuo, parte de una
sociedad, de una especie. Cada quien lleva triple realidad. De igual manera,
todo desarrollo verdaderamente humano debe comprender el proceso conjunto de
las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y la
conciencia de pertenecer a la especie humana.

De allí, se esbozan las dos grandes finalidades ético-políticas
del nuevo milenio, establecer una relación de control mutuo entre la
sociedad y los individuos por medio de la democracia y concebir la humanidad
como comunidad planetaria. La educación no debe sólo contribuir
a una toma de conciencia de nuestra tierra-patria, sino también permitir
que esta conciencia se traduzca en la voluntad de realizar la ciudadanía
terrenal.

Por esta razón, la educación debe desplegar las posibilidades
para los educandos se conviertan en hombres y mujeres responsables en la toma
de decisiones, capaces de formarse juicios correctos ante la realidad, respetuosos
de los demás, dotados de una sana autoestima y bien posesionados de sus
derechos y deberes sociales para el ejercicio de la democracia. Así Pérez
Esclarín (1997), considera que "si bien cierto que la escuela no
va a cambiar la sociedad, es evidente que pueda reafirmar, contrastar valores
dominantes que promuevan la igualdad, la justicia y respeto a los demás."
(pág. 96)

En este sentido, la concepción de un docente mediador y orientador,
más que un dador de clase, con criterios de aprender y enseñar-enseñar
deberá pensar en una investigación cualitativa que le ayude a
transmitir valores éticos, tales como la tolerancia, el respeto, la justicia,
creatividad, amor y paz, entre otros, lo cual desencadenará en una secuencia
de hechos que, finalmente ayudará al fomento de los valores humanos.

En relación a este planteamiento Pérez Esclarín (ob.
cit.), expone que: "…no se trata de impartir o transmitir valores, sino
sembrarlos en la práctica pedagógica, de modo que los alumnos
los vivan en la cotidianidad". (pág. 97). De ahí la necesidad
de clarificar los propios valores en el contexto de una cultura y una sociedad
que no se cansa de proponer el individualismo, el egoísmo, el consumo
y el tener, como los genuinos valores que realzan a la persona y dan pleno sentido
a la existencia.

A manera de reflexión final

No es suficiente proclamar valores, es necesario formar al individuo con un sistema de valores basado en principio que esté en armonía con el bien común, para ello la palabra y la acción son condiciones para educar en valores. Se ratifica entonces que es necesario emprender una reflexión profunda acerca de las posibilidades y limitaciones de la familia y la escuela en la actualidad, acerca de la capacidad para transmitir una cultura, unas tradiciones, unos valores en síntesis, una visión integral del mundo y acerca de los compromisos que se pueda auspiciar para estimular la función innovadora y creativa de nuestros educadores.

Sobre la base de las consideraciones anteriores, el reto humanizador de la
educación puede desarrollarse a partir de la atención de los valores
éticos como el componente primero y fundamental de la acción educativa.
Los valores han de constituir el núcleo generador de todas las decisiones
y concreciones curriculares y en consecuencia toda la planificación escolar,
lo cual debe complementarse en el hogar.

Referencias

Acurero, O. (2000). Valores, una nueva forma de ver la vida. Caracas,
Fondo Editorial de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador.

Barragán F. (2002). Educación en valores y género.
Sevilla, España: Díada.

Lledo, U. (1996). Ética una respuesta alternativa para la educación.
Caracas, Editorial Biosfera.

Marín, W. (1996). Valores en el ser humano. Caracas, fondo Editorial
Sinuc.

Morín. E (2000). Fenomenología y fenomenólogos.
México. Editorial Mc Graw Hill.

Og Mandino, F. (1998). El ser humano y su búsqueda de la felicidad.
México. Editorial Trillas.

Pérez Esclarín. (1997). La escuela dentro del proceso de cambio
de las sociedades
. Caracas, Ediciones Contigo.

Romero; M (2002). El ser humano y los valores intrínsecos. Editorial
Paulina. Caracas.

Martínez; J.A (2010). En torno a la axiología y los valores, en
Contribuciones a las Ciencias Sociales
.

 

 

Autor:

Yris Margarita Camacaro de Izarra

 

Monografias.comNacida en Lara, Venezuela. Profesora en Ciencias Sociales, magister en ciencias mención orientación de la conducta. Doctora en Ciencias de la Educación, diplomados: Docente en Educación Interactiva a distancia. Experto en elearning. Estrategias Didácticas en Entornos Virtuales de Aprendizaje. Perfeccionamiento en metodología de la investigación. Investigación y tutorización para trabajos de grado.

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