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Zacatollan, una historia de la desembocadura del Rio de las Balsas, jamás contada (Parte I) (página 2)



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"El virrey Manuel Flores lo hizo su confidente y Revillagigedo lo nombró socio de los trabajos de Malaspina. Para la arqueología resulta de fundamental importancia, pues a él se debe el primer estudio de los monolitos encontrados en la Plaza Mayor de México. La publicación se hizo en 1792, siendo el primer tratado de monumentos antiguos que dará pie a subsecuentes estudios mexicas."

"Otro sabio de la época, don Antonio Alzate, no está de acuerdo con lo dicho por nuestro erudito y se enfrascan en discusiones. Para contestarle, León y Gama prepara una ampliación de su obra que sería publicada después de su muerte, ocurrida el 12 de septiembre de 1802."

"El tiempo daría la razón a León y Gama. Es importante señalar cómo en esa segunda edición el autor realiza un verdadero rescate arqueológico al reseñar las piezas que por entonces se veían aún en calles y zaguanes de la capital."

"La segunda edición se hizo en 1832 por recomendación del diputado Carlos María Bustamante, quien dice así en la carta que dirige a don Lucas Alamán, secretario del Despacho y Relaciones: …el Gobierno general tiene un derecho claro, y una acción expedita para que la nación no carezca de tan bellas producciones, que la ilustren en la parte que más lo necesite, y en un ramo de ciencias tan poco cultivado. Se refiere desde luego, a la arqueología." (Eduardo Matos Moctezuma, Arqueología Mexicana, marzo – abril 1998; 20).

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Fig. 2. Don José Antonio Alzate y Ramírez. ("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998: 24).

"JOSÉ ANTONIO ALZATE Y RAMÍREZ (1737 – 1799). Emparentado con Sor Juana Inés de la Cruz y ascendiente de Pío Baroja, este ilustre científico, además de mostrar su inclinación por la física, las matemáticas, la astronomía y las ciencias naturales, se adentró en la arqueología e hizo descripciones y observaciones con verdadero rigor científico. Como resultado de sus incursiones en la física se sabe que, al experimentar con la electricidad y tratar de construir un pararrayos, estuvo a punto de perder la vida; de su entusiasmo por la astronomía, se mencionan sus ascensos al Iztaccíhuatl para hacer observaciones científicas; y de su interés por las ciencias naturales, se conocen sus aplicaciones prácticas en la agricultura. Para divulgar sus trabajos y polemizar con sus colegas, editó las revistas El Diario (1768 – 1772) y La Gaceta de Literatura (1788 – 1795), trabajos que le merecieron galardones de las autoridades virreinales y el ser nombrado miembro de la Academia de Ciencias de París."

"Precisamente a ese científico y defensor del mundo prehispánico se debe la primera descripción que se conoce de Xochicalco como ciudad prehispánica y de su maravillosa Pirámide de las Serpientes Emplumadas."

"Es también en esa descripción en la que se proyecta su inclinación por la igualdad racial y social, así como su lucha por mostrar al mundo que la nación de los mexicanos no era, como entonces se decía, sólo de hombres rústicos, como los querían ver, pues los habían reducido a plebe sin educación porque, como dice: Si el celo indiscreto de algunos, y la codiciosa ignorancia de otros, no hubiesen destruido los Monumentos Mexicanos, se podría colectar una gran porción de antigüedades con que averiguar el legítimo origen de los Indios, sus costumbres, su legislación, el carácter de sus Monarcas, su comercio, y finalmente se haría patente el que era una Nación de las más poderosas del Orbe." (Silvia Garza Tarazona y Norberto González Crespo, Arqueología Mexicana, marzo – abril 1998; 24).

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Fig. 3. Don Manuel Gamio. ("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998: 32).

"MANUEL GAMIO (1883 – 1960). El interés de Manuel Gamio por la arqueología se manifestó desde su juventud y lo llevó a tomar cursos en el Museo Nacional, única institución del país que impartía los conocimientos en la materia. En ese lugar se relacionó con los intelectuales más destacados de principios de siglo, pues ahí daban clases y realizaban investigaciones y publicaciones."

"El joven Gamio destacaba por su talento y entusiasmo, lo que llevó a que, aún siendo estudiante, se le encomendaran trabajos de exploración, el primero de ellos en Chalchihuites. Lo anterior lo narra el propio Gamio en un informe publicado en 1920 en los Anales del citado museo."

"Los resultados completos de la investigación, considerados de enorme valor por la misma institución, representaron a México en el XVII Congreso Internacional de Americanistas, celebrado en 1910 en la capital de la República."

"El escrito es tan elocuente que vale la pena reproducirlo: Conversando en una ocasión con el Sr. Lic. D. Genaro García, director del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología de México, sobre la escasez de datos arqueológicos que se nota en la parte septentrional de la República, particularmente en las regiones de Zacatecas y Durango, dicho señor determinó que se efectuara una exploración, bajo los auspicios de aquella institución. Habiéndoseme bondadosamente encargado el desempeño de esa comisión, partí de la capital en el mes de agosto de 1908, con rumbo a la Villa de Chalchihuites, Estado de Zacatecas, a fin de comenzar mis trabajos en los alrededores de ella, pues por su posición intermedia entre zonas de cultura indígena, aparentemente distinta, ofrecía especial interés. La duración de la expedición fue de tres meses, habiéndose dedicado parte de ese tiempo a observar los vestigios que aparecían a flor de tierra […] después fueron descubiertas las ruinas de Alta Vista, cuya descripción constituye el capítulo principal de este informe que incluye lo ya conocido y lo recién descubierto, así, como el estudio que hice de los diferentes aspectos…" (Ángeles González Gamio, Arqueología Mexicana, marzo – abril, 1998; 32).

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Fig. 4. Don Ignacio Bernal. ("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998: 28).

"IGNACIO BERNAL Y GARCÍA PIMENTEL (1910 – 1991). Gracias a su capacidad para combinar con eficacia las labores propias de su profesión, la de arqueólogo, con las de la función pública; Ignacio Bernal es uno de los contribuyentes más sólidos y prolíficos al desarrollo de la arqueología en México. Autor de una basta obra, que comprende alrededor de 267 títulos, entre libros y artículos, desempeñó además diversos cargos administrativos, desde los cuales contribuyó a consolidar el quehacer institucional de la antropología en nuestro país."

"Así, entre otros puestos, fue Director de Monumentos Prehispánicos, del Museo Nacional de Antropología y del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Si bien el escenario de la mayoría de sus investigaciones arqueológicas fue Oaxaca – en Monte Albán, junto con Alfonso Caso, llevó a cabo sus

primeros trabajos de campo -, también realizó estudios en Guerrero y Teotihuacán."

"En este último sitio dirigió, entre 1962 y 1964, un proyecto que, aunque inmerso en la preocupación por explicar el desarrollo histórico y cultural de la ciudad, contaba entre sus objetivos la habilitación para visita pública de varios monumentos de la zona central. Por ello, no es exagerado afirmar que buena parte de lo que observa ahora el visitante de la zona arqueológica de Teotihuacán es producto de las excavaciones y restauraciones llevadas a cabo bajo la dirección de Bernal."

"Durante el proyecto de 1962 – 1964, se exploraron varios edificios ubicados a lo largo de la Calle de los Muertos – desde la pirámide de La Luna, en su límite norte, hasta la Ciudadela, en el sur -, además de algunos complejos habitacionales que resultaron fundamentales por la riqueza de la pintura mural descubierta por ellos."

"Como consecuencia de los trabajos realizados en la zona arqueológica de Teotihuacán, además de las contribuciones de otros miembros del proyecto, entre las que se encuentra la primera cronología cerámica del sitio, elaborada por Florencia Muller, Bernal produjo obras como Teotihuacán: descubrimientos, reconstrucciones y El Estado Teotihuacano, entre otras". (Arqueología Mexicana, marzo – abril, 1998; 28).

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Fig. 5. Byron Cummings. ("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998: 36).

"BYRON CUMMINGS (1860 – 1954). Byron Cummings, mejor conocido como el Decano Cummings, fue uno de los precursores de la arqueología en Norteamérica. De formación autodidacta en el trabajo de campo, reconoció la necesidad de orientar académicamente sus exploraciones, por lo que, en 1910, estudió arqueología durante un año en la Universidad de Berlín. En 1915, adscrito a la Universidad de Arizona, fundó el Departamento de Arqueología para respaldar formalmente el trabajo de campo. De 1922 a 1925, se hace cargo de las excavaciones en Cuicuilco como parte de un convenio para el intercambio de técnicas y métodos de exploración de monumentos arqueológicos. En esa época, la Dirección de Antropología de México promovía un programa de investigación sobre la cultura arcaica."

"En 1923, Cummings publica sus resultados preliminares en revistas de divulgación, como Ethnos. En ellos describe las culturas del periodo Arcaico como portadoras de un avanzado desarrollo de las instituciones sociopolíticas por el enorme esfuerzo de organización que implicó la construcción de la Pirámide de Cuicuilco. A partir de ese momento, la cultura material del periodo Arcaico dejó de caracterizarse sólo por sus utensilios de cerámica y piedra. En 1933 aparece su monografía más completa sobre las exploraciones de Cuicuilco, con los datos de campo que le permiten sustentar un horizonte temporal muy amplio para el desarrollo de las culturas del arcaico en el sur de la Cuenca de México. Tal horizonte era expresión de diferentes eventos culturales y naturales inferidos del gran depósito acumulado en la base de la Pirámide de Cuicuilco, el cual fue sellado por lo sedimentos volcánicos y por la lava."

"Como resultado de ese análisis, Cummings propuso tres periodos de cultura arcaica. En tal esquema, la mayoría de las caracterizaciones previas de esa cultura representaban el último estadio de ocupación antes de la formación del pedregal y, en el lado opuesto de la escala, varios siglos atrás, se encuentran los constructores de la Pirámide de Cuicuilco, cuyos rasgos faciales plasmados en las figurillas no estaban documentados previamente. A más de tres cuartos de siglo de ese trabajo pionero en nuestro país, las reflexiones de Cummings sobre Cuicuilco como escenario de procesos culturales y naturales desarrollados durante siglos deben de tomarse en cuenta a efecto de reevaluar el Preclásico en la Cuenca de México. De hecho, las investigaciones de esta segunda mitad del siglo en Cuicuilco, apoyadas en fechamientos por radio carbono y en tipologías cerámicas más refinadas, apuntan en la dirección que él marcó." (Javier López Camacho, Arqueología Mexicana, marzo – abril de 1998; 36).

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Fig. 6. Kart Ruppert. ("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998: 40).

"KARL RUPPERT (1895 – 1960). Los proyectos desarrollados por la Carnegie Institution en el Área Maya contribuyeron de manera importante a la modernización de la arqueología mesoamericana."

"Entre el amplio grupo de investigadores que formaron parte del proyecto Chichén Itzá encabezado por el Dr. Sylvanus G. Morley, se encuentra Karl Rupper, a quien se encomendó la excavación del edificio conocido como el Caracol. La actividad desarrollada por el investigador en el sitio fue sobresaliente, ya que además del edificio arriba mencionado trabajó en el Templo de los Tableros Esculpidos (1931), en el Mercado (1943) y recopiló y organizó dibujos e información arquitectónica del sitio que fueron publicados bajo el título de Chichén Itzá: Arquitectural Notes and Planes (1952)."

"La amplitud de sus trabajos y los criterios técnicos aplicados justifican que se le pueda considerar como representante del enfoque y objetivos que la Carnegie Institution aplicó en sus proyectos. La selección del Caracol como una de las primeras restauraciones en el sitio se basó en tres consideraciones:1) era la mejor conservada de las estructuras redondas que se conocían en el Área Maya;

2) sus características visibles sugerían una función como observatorio astronómico; 3) el edificio se encontraba cercano al colapso y requería de una intervención inmediata. Los trabajos de Ruppert en el Caracol se extendieron cuatro temporadas, entre 1927 y 1931, y sus resultados fueron notables, dado que se logró combinar con claridad el registro gráfico y de información durante el proceso de trabajo con una visión didáctica que permitió al edificio "hablar" – en palabras del propio Ruppert – al visitante, mostrando las diversas etapas constructivas, reintegrando elementos arquitectónicos cuando se tuvo la certeza de su posición original y consolidando una porción de la bóveda que al derrumbarse muestra claramente el sistema constructivo."

"Con una perspectiva de varios decenios desde su restauración. Al recorrer ahora Chichén Itzá no podemos dejar de visitar, aunque sea brevemente, ese magnifico edificio, el cual nos muestra cómo el arqueólogo puede restaurar sin reconstruir, mostrar sin deformar, respetar un edificio, dejándonos ver la habilidad de sus constructores, y preservarlo para que las futuras generaciones puedan disfrutarlo." (Agustín Peña Castillo, Arqueología Mexicana, marzo – abril, 1998; 40.)

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Fig. 7. Don Alfonso Caso y Andrade. ("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998: 44).

"ALFONSO CASO Y ANDRADE (1896 – 1970). Alfonso Caso y Andrade nació en la ciudad de México en el seno de una notable familia de abolengo y tradición científica que le inculcó el amor por los libros y la inquietud por descubrir la razón de la existencia de las cosas. Educado como abogado en la Universidad Nacional, formó parte de un grupo de brillantes estudiantes conocido como los siete sabios, cuya preocupación fue la de prepararse, debatir y alcanzar la excelencia en sus estudios; sin embargo, su interés por el entendimiento de los jeroglíficos lo encaminó hacia el mundo de la arqueología. Para lo que se inscribió en los cursos que se impartían en el antiguo Museo de Antropología de la ciudad de México y que fueron el inicio de una sólida formación como académico. Aunque a Caso lo identificamos por sus contribuciones a la arqueología, también se distinguió como un excelente servidor público en el ámbito de la cultura y fundó y formó instituciones aún vigentes en el presente."

"En 1928 fue director de la Escuela Nacional Preparatoria, en 1933, director del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía y, en 1939, fundador y director del INAH, así como cofundador de la ENAH. Entre 1944 y 1945, fundó el Instituto Nacional Indigenista, del que fue director hasta el momento de su muerte, en 1970. En 1931 fue nombrado director de los trabajos arqueológicos en Monte Albán, Oaxaca, que incluyeron 18 temporadas de campo. El meticuloso análisis de los materiales cerámicos procedentes de las diferentes áreas del sitio le permitió plantear la secuencia cultural del Valle de Oaxaca, así como producir una gran cantidad de publicaciones."

"Sin duda, el hallazgo que colocó a Caso en el centro de la atención pública fue el de la tumba 7, efectuado en los primeros días de 1932. Ese hallazgo, junto con su gran tesoro y las extraordinarias reconstrucciones de los edificios que rodean la plaza principal, la exploración y recuperación de la misma, así como la identificación étnica de los zapotecos y mixtecos prehispánicos, forma parte de una imagen de la arqueología de Oaxaca que quedó ligada para siempre de Alfonso Caso."

"El gran tesoro de la tumba no sólo fue catalogado así por su innegable estética sino, fundamentalmente, porque mostró la complejidad de la cultura mixteca, basada en el refinamiento de sus técnicas de lapidaria, orfebrería, cerámica policroma, talla en hueso y ornamentación con turquesa. La importancia de ese tesoro sólo se percibe completa con la interpretación hecha por Caso, quien encontró que la tumba, originalmente zapoteca, fue reutilizada en tiempos tardíos por habitantes mixtecos, así como que una variedad de las piezas de ofrenda representaban verdaderos textos narrativos de diferentes aspectos de la vida de la élite mexica. La prolífica obra editorial de Caso abarcó más de 200 títulos entre libros, ensayos, artículos, etc., todos con el objetivo de interpretar la sociedad prehispánica y descifrar el significado de los jeroglíficos zapotecos y mixtecos presentes en unas estelas, urnas, cerámica, huesos labrados, joyas, y códices prehispánicos. Su extensa obra, al igual que su vida, obedeció a un principio básico que él mismo refirió como no eres un héroe, ni un santo, ni un político, eres un hombre de ciencia y tu obligación es decir la verdad siempre." (Nelly Robles García, Arqueología Mexicana, marzo – abril, 1998; 44).

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Fig. 8. Matthew William Stirling. ("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998: 48).

"MATTHEW WILLIAMS STIRLING (1896 – 1975). En su tiempo, Mattew W. Stirling fue conocido como "Mr. Olmec", apodo que no era gratuito. Su filiación, por llamarle de alguna manera, con la civilización olmeca fue intensa y fructífera. Él inició y dio un gran ímpetu a la primera era de investigaciones arqueológicas en la Costa del Golfo y dejó una amplia bibliografía científica y de difusión, al igual que una primera generación de investigadores olmequistas. Mattew Stirling nació en Salinas, California. Estudió antropología en la Universidad de California, en Berkeley, de la que se graduó en 1920, y obtuvo el título de maestría en la Universidad George Washington, en 1922. Su asociación profesional con el U.S. National Museum, de la Smithsonian Institution, se inició en 1920, como asistente curador en etnología, y llegó a ser director del Bureau of American Etnology en 1928, puesto que ejerció durante 30 años. En 1933 se casó con Marion Illig, su compañera y colaboradora hasta que él murió."

"Las investigaciones de campo de Stirling en el área olmeca se concentraron entre 1939 y 1946. Realizó excavaciones en Tres Zapotes, La Venta, Cerro de las Mesas y San Lorenzo, con el generoso apoyo de la National Geographic Society, a la que estuvo estrechamente asociado y en la que fungió como miembro de su Committee for Research and Exploration. Asimismo, fue asesor en la formación de la colección de arte prehispánico del señor Robert Wood Bliss, ahora perteneciente a la Dumbarton Oaks de Washington. Su pericia profesional fue realmente extensa, pues realizó investigaciones arqueológicas y etnográficas en varias regiones de Estados Unidos y México, al igual que en Perú, Ecuador, Panamá, Costa Rica y Nueva Guinea Holandesa. Además de los espectaculares hallazgos en La Venta y otros sitios olmecas, una de las contribuciones más importantes de Stirling fue el descubrimiento en 1939 de la estela C de Tres Zapotes, con su fecha maya de 31 antes de Cristo. En su momento, ese hallazgo fue extremadamente polémico, dado que la antigüedad de la civilización olmeca estaba sujeta a una fuerte controversia. Más de diez años después, con la utilización de fechamientos por radio – carbono en la arqueología, la lectura de Stirling fue reivindicada." (Rebecca B. González Lauk, Arqueología Mexicana, marzo – abril 1998; 48.)

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Fig. 9. Agustín Villagra Caleti. ("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998: 52).

"AGUSTÍN VILLAGRA CALETI (1907 – 1985). La profesión de dibujante, no siempre justamente valorada, ha estado tradicionalmente asociada a la arqueología mexicana. Durante el siglo pasado, el dibujo era una de las formas comunes de ilustración de trabajos arqueológicos debido a que representaba la posibilidad no sólo de interpretar lo dibujado, sino también de expresar una síntesis de los elementos que lo componen, algo distinto a una simple técnica de reproducción. En ese contexto es que destaca la labor de Agustín Villagra Caleti. Este gran dibujante nació en México el 29 de abril de 1907. Inició su actividad profesional en la Secretaría de Educación Pública, en 1929, en el Departamento de Bellas Artes." "En 1932, ocupó el puesto de ayudante en el Departamento de Monumentos Coloniales y al año siguiente en el Museo Nacional. Participó también en el INAH, en el Departamento de Monumentos Prehispánicos. En el terreno arqueológico, dentro de la amplia gama de elementos que abarca el mundo prehispánico, abordó el estudio de un aspecto susceptible de considerarse como una especialidad: la pintura mural, en particular la de Teotihuacán y Bonampak. Su preocupación e interés por esta manifestación cultural va más allá de la adecuada y precisa reproducción; por tal motivo su trabajo, junto con el de otros técnicos, puede ser calificado como pionero de la conservación, aunque, tal como él lo expresó en un artículo de 1951, no haya sido un proceso afortunado."

"Al respecto, el periodista Francisco Javier Hernández, amigo de Villagra Caleti, señala: Villagra tenía un gran conocimiento de la técnica pictórica y de los colores y materiales que usaron los tlacuilos indígenas. Hizo los primeros dibujos de los Danzantes de Monte Albán (más de doscientos según me dijo) y también realizó, gracias a sus conocimientos y paciencia, la reconstrucción del mural del Tlalocan de Teotihuacán. Cuando lo veía realizar su difícil tarea, me imaginaba una especie de mago tratando de resolver un intrincado rompecabezas."

"Por su calidad y monumentalidad, su labor sobre los murales de Bonampak, realizada en fecha cercana a su descubrimiento, sirve no sólo como documento del estado en que se encontraron, sino también como la base de un sinnúmero de publicaciones que, apoyadas en esta documentación, permitió a los especialistas avanzar en la interpretación y conocimiento de las culturas prehispánicas." (Tomado de Roberto García Moll, "Agustín Villagra Caletí", en La antropología en México. Panorama Histórico, 11, Los Protagonistas, INAH, México, 1998 pp. 505 – 507. / y reproducido en Arqueología Mexicana, marzo – abril 1998; 52).

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Fig. 10. Don Pablo Martínez del Río. ("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998:56).

"PABLO MARTÍNEZ DEL RÍO (1892 – 1923). Don Pablo Martínez del Río nació en la ciudad de México el 10 de mayo de 1892, descendiente de antepasados colombianos, cubanos, españoles y franceses. Los primeros estudios, de carácter privado, los realizó en México, pero pronto los continuó en Estados Unidos y, después, en Inglaterra, donde ingresó al colegio jesuita de Stonyhurst, donde recibió una educación clásica y se concentró también en la lengua inglesa. Una vez concluidos sus estudios en Stonyhurst, ingreso al colegio Oriel de la Universidad de Oxford, donde estuvo de 1910 a 1914; se dedicó sobre todo al estudio de las lenguas y las culturas de Oriente, de la antigüedad clásica y la historia y geografía del Viejo Mundo."

"En 1914, ante la amenaza de la primera guerra mundial y también como resultado de los reveses en las fortunas de su familia, relacionados con el desarrollo de la Revolución, regresó a México. Su padre había muerto hacía algunos años y don Pablo, como primogénito, se hizo cargo de su madre y de sus hermanos menores. En 1922, regresó a España, donde ya había estado anteriormente, y allí se caso con doña María Josefa Fernández de Henestroza y Gayozo de los Cobos, marquesa de Cilleruelo. La vida académica fue una gran atracción para don Pablo, lo que, aunado a sus amplios, conocimientos, le valió que, a partir de 1929, fue profesor de varias instituciones."

"En 1939 se estableció el Departamento de Antropología de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional y don Pablo ingresó en él como profesor de prehistoria y protohistoria. Al pasar al Departamento a formar parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia, continuó impartiendo sus clases en ella y fue nombrado director de la misma en 1944. En 1945, junto con don Rafael García Granados, fue fundador del Instituto de Historia de la Universidad Nacional Autónoma de México, del que también fue nombrado director en 1956. Su amplia producción científica se centra en dos temas principales: la prehistoria y la arqueología y las lenguas clásicas. Su obra más reconocida fue Los Orígenes Americanos, que tuvo tres ediciones (1936, 1943 y 1952), cada una de ellas prácticamente un nuevo libro. Además de ser académico, don Pablo Martínez del Río fue también banquero: durante muchos años fue director de la sucursal Alameda del Banco Nacional de México. Su forma de vestir, aún en las excavaciones, iba de acuerdo con esa ocupación." (Joaquín García – Bárcena, Arqueología Mexicana, marzo – abril, 1998: 56).

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Fig. 11. Alberto Ruz Lhuillier. ("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998: 60).

"ALBERTO RUZ LHUILLIER (1906 – 1979). Mexicano por vocación y por adopción, Alberto Ruz se enraizaba en el amor por la cultura universal con la sangre francesa de su madre y dirigía su emoción a los pueblos indígenas americanos con la sangre latina de su padre cubano. Convencido de las ideas de cambio y luchador social contra las dictaduras de Gerardo Machado y de Fulgencio Batista en Cuba, su juventud se desarrolló en un mundo de militancia política. Emigrado a México en 1939, decidió estudiar antropología, carrera que concluyó en la ENAH, y fue el primer arqueólogo graduado en esa especialidad (1945). Estudiar la arqueología de Campeche y de Yucatán definió su vocación por la cultura maya y lo impulsó a conocer más de su pasado y presente. Para él, el papel de la arqueología no sólo era un estudio perse de los restos materiales del pasado, sino una valiosa fuente para conocer la historia del hombre y de sus creaciones culturales; el pueblo maya era un pueblo vivo, dinámico, al que había que reintegrarle su ser cultural y tratar de resolver sus problemas sociales, respetando su dignidad."

"Asimismo, vislumbró que el trabajo interdisciplinario y multidisciplinario era el camino de la nueva ciencia. Aunque el descubrimiento de la tumba del Templo de las Inscripciones de Palenque le dio fama universal, realizó otras aportaciones relevantes. Destaca su descubrimiento del Templo I en Uxmal, y su definición de la secuencia cronológica de Edzná, más allá del año 1000, lo que añadió argumentos a su fundada crítica del esquema de Morley sobre los imperios".

"En Chichen Itzá descubrió las murallas y fue relevante su labor de reconstrucción en Uxmal, Edzná, Kabah y Palenque, que sirvió para restituir el patrimonio maya. Su primera etapa de trabajo en el INAH (1940 – 1959) produjo más de sesenta artículos y una primera síntesis sobre el mundo maya. Ya en la UNAM, fundó Estudios de Cultura Maya (1963), y el Centro de Estudios Maya (1970); ahí su labor editorial fue intensa: dio continuidad a la serie Cuadernos y publicó monografías temáticas. Ya mayor, sintetizó todo lo aprendido en El Pueblo Maya de Ayer y de Hoy. Además, promovió, sobre todo, el respeto, la admiración y el amor al pueblo maya, lamentablemente hoy sumido en una grave crisis de violencia." (Ana Luisa Izquierdo, Arqueología Mexicana, marzo – abril, 1998; 60).

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Fig. 12. Walter W. Taylor.("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998: 64).

"WALTER W. TAYLOR (1913 – 1997). Uno de los arqueólogos más destacados como teórico y, también, por su trabajo de campo y análisis de material arqueológico del desierto del norte centro de México fue el norteamericano Walter W. Taylor. Su trabajo más relevante fue el realizado en Coahuila (1937 – 1947), el cual consistió en una extensa prospección de superficie que se concentró en las zonas montañosas, particularmente en las cañadas, donde, descubrió una gran cantidad de sitios arqueológicos. Además, excavó una serie de cuevas habitación ubicadas en el área de Cuatro Ciénegas, Coahuila, de las que las más conocidas son la Cueva de La Espantosa, la del Burro Gordo y la del Nopal, de donde obtuvo un material muy variado y abundante."

"Su acucioso y rigurosos registro de las excavaciones, tanto de la estratigrafía y de cada uno de los elementos y artefactos encontrados, así como de su contexto natural, puede considerarse como un modelo para su época. Supo relacionar los datos obtenidos del variado material arqueológico que encontró (redes, petates, tejidos de fibra de agave, artefactos de madera como arcos, flechas, átlatl, palos escarbadores, instrumentos de hueso como agujas, puntas de proyectil, raspadores, etc.), como un buen número de fechas obtenidas por medio de la técnica del carbono 14 y con los estratos naturales y culturales de sus excavaciones y propuso para la región una cronología tentativa que abarca desde hace 10 000 años hasta el año 100 después de Cristo, aproximadamente, en torno a cuatro complejos, a los cuales denominó: a) Complejo Ciénegas; b) Complejo Coahuila; c) Complejo Jora, y d) Complejo Mayrán."

"Durante ese largo tiempo, la forma preponderante de organización social y trabajo de las poblaciones prehispánicas de la región fue como recolectores y cazadores. En los años sesenta, Taylor desarrolló varias hipótesis sobre las formas de organización de los cazadores – recolectores que habitaron ese estado y, en general, el norte árido de México y las presentó en dos de sus artículos más importantes: Tethered Nomadism and Water Territoriality: An Hypothesis, de 1964, y Archaic Cultures Adjacent to the Northeastern Frontiers of Mesoamerica de 1966."

"Sus hipótesis son los suficientemente generales como para ser aplicadas a todo el norte árido de México y como punto de partida de otros proyectos arqueológicos. Su libro Contributions to Coahuila Archaeology, terminado en 1960, se publicó hasta 1988. En su tesis de doctorado (1941), planteó una revolucionaria aproximación a la arqueología, la cual sintetizó bajo el nombre de teoría conjuntiva, de tal manera que, a pesar de su aislamiento de la comunidad arqueológica, su teoría, definida y ejemplificada en su tesis y libro posterior, A Study of Archaeology (1948), fue revalorada en los años sesenta por los propios arqueólogos norteamericanos (particularmente de la escuela conocida como nueva arqueología) y él mismo fue reconocido como uno de los más importantes teóricos de este siglo." (Leticia González Arratia, Arqueología Mexicana, marzo – abril, 1998; 64).

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Fig.13. Don Francisco de la Maza. ("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998: 68).

"FRANCISCO DE LA MAZA (1913 – 1972). El Dr. Francisco de la Maza era un maestro extraordinario carismático, poseedor de unos hermosos e inquisitivos ojos oscuros. Para Teresa del Conde, el libro más suelto, interesante y divertido del Dr. De la Maza es Cartas barrocas desde Castilla y Andalucía; además, destaca su buen tino para tratar temas supuestamente ajenos a la historia del arte mexicano.

A De la Maza lo mismo le apasionaba el mundo antiguo que el moderno, el clasicismo que el barroco, la escultura, la arquitectura, la pintura y la arqueología de cualquier época y lugar. Se maravillaba con los frescos de Bonampak, El Castillo de Chichén Itzá y los relieves de Palenque; lo mismo con las esculturas y los relieves de Miguel Ángel que con la arquitectura art nouveau. Como estudioso de la Colonia – rama principal de sus investigaciones – fue un profundo conocedor de la iconografía cristiana. Tuvo un seguidor recalcitrante en uno de sus principales discípulos, el Arq. Manuel González Galván, quien lo recuerda acucioso y gambusino de áureas novedades en muchas áreas del pensamiento."

"Don Antonio Castro Leal dice que De la Maza poseía una inclinación hacia lo superlativo y que tal inclinación se debía a su vocación de escritor: El tema enciende al comentador y a veces lo abrasa. Su amor por el arte despertó y creó vocaciones; indujo en quienes lo escucharon un aprecio y un goce estéticos, sobre todo del arte religioso y, en especial, del arte colonial.

A todos, terminaba por ponerlos de acuerdo y de su lado: escribía como hablaba, con un dominio elegante y brillante del idioma. Xavier Moyssén, quien lo visitaba con frecuencia antes de su muerte, acaecida en 1972, cuenta de su afianzamiento al placer, que lo llevaba a recibir a todos sus amigos y discípulos, pese al estado de gravedad en que se encontraba."

"Conviene resaltar sus acciones como defensor del patrimonio cultural; sus valientes y justificadas intervenciones resultaron en el rescate y salvaguardar de buena parte de nuestra riqueza monumental. Tales son los casos del Convento de Bethlemitas y el claustro de San Jerónimo. Dice González Galván que: con inteligencia y gran agudeza esgrimía razones, las que a todos convencían." (Tessa Corona del Conde, Arqueología Mexicana, marzo – abril, 1998; 68).


Investigadores, organizaciones y trabajos de rescate arqueológico en el medio y bajo Balsas, costa de Michoacán y parte colindante de la costa grande de Guerrero

El lector debe conocer todos los pasos que se necesitan para poder descifrar los datos históricos que se encuentran en todas y cada una de las piezas arqueológicas que se han encontrado durante más de un siglo en nuestro país y en esta región.

De la misma manera, en esta obra de consulta exigimos un mayor interés en promover, por parte de las autoridades municipales, estatales y federales, el rescate e investigación arqueológica de todos los asentamientos prehispánicos de esta costa del Pacífico michoacano.

"Si el celo indiscreto de algunos, y la codiciosa ignorancia de otros, no hubiesen destruido los Monumentos Mexicanos, se podría colectar una gran porción de antigüedades con que averiguar el legítimo origen de los Indios, sus costumbres, su legislación, el carácter de sus Monarcas, su comercio, y finalmente se haría patente el que era una Nación de las más poderosas del Orbe -"(JOSÉ ANTONIO ALZATE Y RAMÍREZ, 1737 – 1799).

Son muchas preguntas las que nos hacemos los habitantes de esta zona, sobre los primeros habitantes en la Costa del Pacífico michoacano: ¿Por dónde llegaron? ¿Qué buscaban? ¿Por qué decidieron asentarse en este territorio? ¿Siguieron esos primeros hombres la ruta del Río Coahuayana y del Río de las Balsas para llegar al centro de Michoacán? ¿A qué cultura pertenecían? ¿Desde qué época se desarrollaron? ¿Recibieron influencia cultural de Centro y Sudamérica y, viceversa, por una probable ruta marítima? ¿Hasta donde llegó la influencia de los tarascos y aztecas con los habitantes del Reino de Zacatollan, antes de la llegada de los españoles? y ¿ Por qué desaparecieron ?

En la antigüedad, se incorporaron inversiones de trabajo comunal, trabajo religioso y trabajo de seguridad global, que sirvió para construir espacios habitacionales, donde la actividad humana hiciera posible el desarrollo de estos centros de población prehispánica. La historiografía michoacana y guerrerense se mezclan en la Desembocadura del Río de las Balsas. A pesar de las pocas investigaciones que se han desarrollado durante más de un siglo en esta zona, no se ha descubierto la totalidad de los misterios que se esconden en sus espacios arqueológicos, ni las relaciones que mantuvieron con otras culturas de Mesoamérica, además de Centro y Sudamérica.

EL OCCIDENTE DE MÉXICO. El Occidente de México se estudió sistemáticamente a partir del año de 1935 y de 1945, aunque existen algunas excepciones previas importantes. Se avanzó mayormente a partir del año de 1960, y sobre todo a partir de la formación de los Centros Regionales del Instituto Nacional de Antropología e Historia. En el año de 1992 dos estudiosos del Occidente Mexicano (Otto Schöndube y Ladrón de Guevara), se refieren al trabajo hecho hasta esta fecha en el Occidente, en una bibliografía donde en 114 páginas exponen 1 222 fichas.

Un estudio muy generalizado del Occidente de México es el trabajo del arqueólogo Otto Schöndube B. Codirector del Proyecto Arqueológico Sayula, Jalisco, expuesto en la revista "Arqueología Mexicana" de los meses de Agosto – Septiembre de 1994, volumen II – número 9, de donde transcribo lo siguiente:

"La subárea mesoamericana conocida como el Occidente de México está conformada por una enorme extensión territorial que abarca casi en su totalidad los estados de Nayarit, Colima, Jalisco, Sinaloa y Michoacán: algunos investigadores también incluyen en ella porciones de Guanajuato, Aguascalientes y Querétaro. Otros más consideran a todo el estado de Guerrero dentro del Occidente; sin embargo, por su problemática arqueológica, Guerrero es difícil de encasillar en los marcos de clasificación existentes."

"El gran tamaño del Occidente mesoamericano puede también captarse si imaginamos que en forma general estuvo constituido por lo que en la época colonial se denominó Nueva Galicia, más la porción noroccidental de la Nueva España que al momento de la conquista española se encontraba bajo la hegemonía o en la esfera de influencia directa de los tarascos. En este espacio el paisaje es muy variado: sierras, valles y barrancas; montañas y mesetas; ríos, lagos, marismas y esteros; costa, altiplano; bosques tropicales y bosques de altura; pastizales y nopaleras, ambientes naturales que en cabalgata continua se suceden unos a otros. En fin, tierras ricas y tierras pobres, contrastes que en sus facetas recientes, y en un ámbito más pequeño, inspiraron a don Agustín Yánez a plasmar con su pluma el retrato de los dos Jaliscos; La Tierra Pródiga y las Tierras Flacas."

"Sobre este escenario natural se impone el ser humano que, con sus acciones, lo transforma al buscar sus satisfactores; pero al mismo tiempo el medio ambiente, con sus retos, marca su impronta en los hombres que lo habitan. Siendo los nichos naturales del Occidente tan numerosos y variados, es lógico que este quehacer doble hombre-naturaleza y naturaleza-hombre haya propiciado el surgimiento de diversas formas de ser, es decir, de múltiples culturas. Evidencias de esta diversidad cultural nos son dadas por el gran número de lenguas indígenas, que eran habladas en el poniente mexicano al momento de la Conquista, así como, en un plano más propio de la arqueología, por la diversidad que muestran los restos de la cultura material encontrados hasta ahora en las investigaciones."

"La diversidad cultural es propiciada además por las relaciones entre culturas tanto en el interior del propio Occidente, como las de otras áreas mesoamericanas, o con los grupos más o menos nómadas del Norte de México, con los que comparte largas fronteras. Cabe indicar aquí que la peculiar configuración del Occidente y su ubicación le otorgan un papel importante como un corredor a través del cual se difundieron ideas (incluso al sudoeste de Estados Unidos), por el que movieron bienes materiales como la turquesa y el metal, y por el que también se desplazaron algunos grupos en sus migraciones, transformando las formas previas de vida. En términos generales, el patrón de asentamiento en el Occidente es disperso y sin grandes concentraciones humanas que pudiéramos llamar ciudades en un sentido estricto. El hombre se asentó junto a los recursos que necesitaba, y conformó unidades político – sociales que controlaban territorios no demasiados amplios. Sin embargo, la población fue abundante si consideramos la suma de todas las unidades menores. Así Sauer opina que la densidad de población que tenía Colima al momento de la conquista no se recuperó hasta 1945."

"En el Occidente es escasa la presencia de obras monumentales o de arquitectura preciosista que implicaría mucha mano de obra, como la de la zona maya y de sitios como Teotihuacan o Monte Albán. El Occidente más bien destaca en la producción de obras dentro de las llamadas artes menores, por ejemplo en cerámica, metalurgia, plumaria y lítica, incluyendo también ornamentos en piedras duras y concha. Por ello la arqueología del Occidente es más conocida para el público en general por las piezas que se encuentran en los museos, que por las visitas a los sitios arqueológicos mismos, que no son tan aparentes como los de otros lugares de Mesoamérica."

"Las evidencias arqueológicas e históricas nos dicen que salvo una que otra excepción (entre las que se cuentan los tarascos), no se dio en el Occidente la existencia de verdaderos estados, y que sus sociedades estaban organizadas más bien en el nivel de cacicazgos. Hasta hace no mucho tiempo se consideraba al Occidente un área marginal, con un desarrollo cultural tardío y como una región que había recibido, más que dado, los rasgos que en ella se encuentran: es decir, se la veía como un área carente de raíces propias. Esta forma de apreciar la situación se debió en gran medida al desconocimiento existente y a que fue vista desde un ángulo extremadamente centralista."

"Los estudios actuales nos dan otro panorama y nos muestran que esta región tiene raíces propias y muy antiguas; así tenemos hallazgos que, cuando menos, remontan la presencia humana al Cenolítico Inferior, con puntas de proyectil acanaladas procedentes de Sinaloa, así como de la cuenca de Zacoalco y de la zona huichola en Jalisco. Sin fechas precisas, pero posiblemente más antiguas, se conocen artefactos: anzuelos, agujas, punzones, etc., hechos con huesos de animales extintos. Los huesos fosilizados de mamut, mastodonte, gliptodonte, caballo prehistórico y otros animales pleistocénicos son abundantes en diversas localidades y nos hacen patente la rica fauna con la que convivió el hombre en su etapa pre-agrícola."

"En la costa abundan los concheros, montículos formados por miles de cubiertas calcáreas de los vivadlos que el hombre extrajo de esteros y marismas para su consumo; algunos de ellos datan de antes de la era cristiana, pero la mayoría son más recientes e incluso los hay de la época colonial, puesto que las fuentes históricas narran cómo los navíos españoles se surtían de este producto. El conchero. pirámide más impresionante por su tamaño en México es conocido con el nombre de El Calón en las marismas nacionales."

"Para la etapa cerámica tenemos una de las fechas más tempranas en Mesoamérica, 2400 a. C., y se aplica a la llamada cerámica Pox de Puerto Marqués, Guerrero. Vendrán después las culturas o complejos de Capacha y El Opeño en Colima y Michoacán, respectivamente, con cerámica elaboradas y ejemplos de ritos funerarios complejos, que se ubican alrededor del siglo XVI a. C."

"El Formativo Temprano y Medio, ejemplificados con estas culturas, nos muestran un panorama bastante diferente al del mundo olmeca, pero tanto o más antiguo que éste. Lo olmeca en el occidente aparece casi exclusivamente en Guerrero, territorio de donde se proveían de piedras finas y donde, entre otras evidencias, los olmecas dejaron las pinturas de Juxtlahuaca y Oxtotitlán, así como las esculturas y restos arquitectónicos descubiertos recientemente en Teopantecuanitlán."

"Capacha se caracteriza por peculiares vasijas acinturadas o con asas de estribo; El Opeño nos proporciona cámaras funerarias a manera de sótanos, con entierros múltiples, antecedentes directos de las posteriores tumbas de tiro que aparecen en Jalisco, Colima y Nayarit durante el Clásico Temprano. El Opeño nos da también, en un conjunto de figurillas, la evidencia más antigua del juego de pelota."

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Fig. 14. Vasijas tipo "Capacha".

(Fotos: Ignacio Guevara.," Arqueología Mexicana", .Agosto y Septiembre, 1994; 39-41).

"Desde estas fechas tempranas se presumen relaciones con Sudamérica, en especial con Ecuador y Colombia, que algunos proponen como producto de contactos marinos; sin negar que los hubiera, me pregunto si estas semejanzas puedan deberse a desarrollos paralelos independientes, pero con una raíz común compartida por los grupos que desde temprano migraron a lo largo de la costa pacífica."

Para el Formativo Tardío, en la cuenca del Lerma y con su riñón principal en Guanajuato, se tiene la cultura Chupícuaro, caracterizada por una alfarería prodigiosa en sus formas, acabado y decoración geométrica. Elementos Chupícuaro aparecen en el Valle de México en sitios como Cuiculco, e inclusive en los niveles tempranos de Teotihuacan; a la vez es Chupícuaro el que sienta las bases para las etapas posteriores en el norcentro de México. Por ello, el profesor Jiménez Moreno consideraba que si a la cultura olmeca se le daba el título de Cultura Madre, a la de Chupícuaro le correspondería por derecho el calificativo de Cultura Padre, al menos para los desarrollos de la Mesoamérica semiárida."

"Es entre los primeros siglos anteriores a la era cristiana y el siglo VI d. C., cuando las llamadas culturas de las tumbas de tiro alcanzan su apogeo. Son llamadas así porque su elemento distintivo son las profundas cámaras funerarias, a las que se accede por un pozo vertical. Dentro de ellas se colocaba, de acuerdo con el rango de los difuntos, una serie de ofrendas que normalmente reproducen en esculturas cerámicas la forma de vivir de aquellos tiempos. En figuras huecas de tamaño medio o en las pequeñas figurillas sólidas aparecen caciques en literas, guerreros, shamanes, acróbatas, enfermos, mujeres con sus hijos, etc., en sinnúmero de posiciones y actividades. La flora y la fauna también están presentes, destacando las figuras de Colima de pericos, patos y perros cebados. Especial lugar ocupan las maquetas que nos indican cómo eran sus casas, sus templos e inclusive el juego de pelota, lo mismo que los conjuntos de figurillas que sobre una plancha de barro representan tanto festividades como juegos, danzas y escenas de la vida diaria. Con razón, y a falta de códices, muchos han llamado a este arte su sustituto en forma tridimensional."

"Hasta ahora se han encontrado muy pocos restos de la arquitectura de esos grupos, con la excepción de un área alrededor del cerro de Tequila, donde se desarrolló una particular tradición arquitectónica que sigue patrones circulares y a la que se conocen con el nombre de Teuchitlán. La ausencia de estos restos en otros lugares hace suponer, tal y como lo muestran las maquetas, que la mayoría de las construcciones se hacían en materiales perecederos. La tumba más compleja que se conoce es la llamada tumba de El Arenal; tiene un tiro de 16 m de profundidad y está provista de tres cámaras funerarias. Otra tumba importante es la que se acaba de descubrir en Huitzilapa, Jalisco, con cerca de 8 m de profundidad y dos cámaras con ricas ofrendas que no habían sido profanadas."

"Mientras se desarrollan estas culturas en la parte más occidental, hacia el norte de Jalisco, en la llamada región Cazcana y en la costa de Sinaloa, otras culturas evolucionan en medios más agresivos que condicionan su carácter belicoso. En las barrancas y sierras de la zona Cazcana aparece una arquitectura de carácter defensivo y una serie de restos que implican un culto a deidades guerreras. Así, empiezan aquí a concretarse formas de ser propias del periodo Posclásico que más tarde llegarán al centro de México en las invasiones conocidas como tolteca-chichimecas. Por ello no debe de extrañarnos que algunos investigadores hablen de una presencia tolteca en Occidente y en el norcentro durante la época Clásica."

"Durante su etapa tardía, la región de nuestro interés va a compartir de manera más afín, en especial con el centro de México, una tradición común, propia del Posclásico mesoamericano y a la que, siguiendo a León Portilla, podríamos denominar la Toltecáyotl. Con su aparición, muchas de las formas antiguas desaparecen, como son las tumbas de tiro y sus peculiares representaciones en barro de la vida diaria. Ahora tendremos formas cerámicas más simples y utilitarias, entre las que predominan los cajetes con fondo estriado y soportes trípodes de tipo sonaja. En esta época se hace énfasis en la decoración pintada, usando motivos abstractos y simbólicos como grecas escalonadas, plumas, chalchihuites, elementos serpentinos, etcétera."

"En esta época surge en el Occidente el uso de los metales: cobre, oro y plata, con los que elaboraron no sólo objetos ornamentales, sino también múltiples instrumentos; en este quehacer, uno de los grupos más destacados fue el de los tarascos. Es también en este momento cuando las evidencias de arquitectura en superficies se hacen más palpables en pirámides, plazas y habitaciones. Sin embargo, cabe mencionar que las técnicas y materiales usados son muy diversos de acuerdo con los recursos de las distintas áreas: piedra laja, cantos rodados, adobe, etcétera.; los recubrimientos casi siempre fueron hechos en aplanados de lodo, y muy pocos sitios presentan el uso de estuco."

"Otras características que se dan son la cerámica decorada al cloisonné, el uso de pipas, la obsidiana pulida, los bezotes, abundancia de petroglifos y las representaciones esquemáticas en piedras de tipo ídolo. También es cuando tenemos imágenes reconocibles de deidades del panteón mesoamericano, tales como Tláloc, Xipe y Quetzalcóatl."

"Una de las culturas más importantes en la época Posclásica Temprana del Occidente es la llamada cultura Aztatlán, la cual se extiende a lo largo de la costa desde las tierras de Sinaloa hasta territorio jaliciense. En ella podemos encontrar la mayor parte de los rasgos mencionados, destacando sobre todo sus cerámicas bicromas y policromas con motivos que algunos comparan con los de tradición mixteca."

"Para la parte final del Posclásico, la arqueología y la historia nos muestran un panorama político múltiple de señoríos en luchas constantes. Quizás ésta sea la razón por lo que la conquista española del Occidente haya sido tan sangrienta, puesto que la gente de Cortés y de Nuño de Guzmán tuvo que tumbar varias cabezas para hacerse de los territorios."

"Mención especial merecen los tarascos, pueblo que, al igual que los mexicas, controló en épocas tardías un extenso territorio y pueblos diversos. El señor unificador del grupo es Tariácuri, y sus sucesores, en especial Tzitzipandácuare, serán los que extenderán el poder, llegando a enfrentarse inclusive a los mexicas, los cuales jamás los derrotaron."

"Esperamos que este breve esquema del Occidente de México haya dejado clara la importancia que tuvo el devenir y ser de Mesoamérica, entidad que no es sólo el producto de los grupos poderosos del centro de México, sino la conjunción de participaciones e interrelaciones de todos los pueblos que la conformaron." ( Otto Schöndube, Arqueología Mexicana, agosto y septiembre, 1994:18 al 23).

"EL OCCIDENTE EN NÚMEROS. Para un área tan amplia y compleja es difícil dar datos numéricos precisos: sin embargo, esperamos que las cifras que se presentan den una imagen que ayude a comprender la magnitud e importancia de la región. El occidente abarca al menos 8 estados de la república, lo que equivale casi al 44 % de la llamada Mesoamérica mexicana y ha sido dividido en 25 áreas culturales. Según fuentes escritas, en el momento de la conquista se hablaban en su territorio 44 lenguas diferentes; de éstas 26 desaparecieron casi de inmediato, y por lo mismo son lenguas no clasificadas. Actualmente las lenguas que sobreviven son fundamentalmente el tarasco, el nahua y el cora-huichol. dadas las características de sus zonas arqueológicas, pocas han sido acondicionadas para ser visitadas por el turismo, y entre ellas tenemos a Tzintzuntzan e Ihuatzio en Michoacán, Ixtlán en Nayarit, y el modesto Iztépete en Jalisco."

"En el salvamento arqueológico de Infiernillo (Michoacán y Guerrero) se localizaron 104 sitios arqueológicos, de los que se exploraron 19; se excavaron 120 estructuras y 290 entierros humanos, y se recuperaron para su estudio 600 000 tepalcates."

"En el salvamento arqueológico del vaso y zona de riego de la presa de Cajón de Peñas, Tomatlán, Jalisco, se recorrió un área aproximada de 50 000 ha; se localizaron 165 sitios, en 40 de los cuales se ubicaron 747 rocas con petroglifos; de ellos se registraron solamente 399, con un total de 12 104 motivos (cabe aclarar que el registro individual de algunas de estas rocas llevó hasta 12 horas de trabajo)."

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Fig. 15. Occidente de México.

(Ilustración: Magda Juárez. Información: Otto Schöndube, "Arqueología Mexicana", agosto-septiembre, 1994: 21).

"La doctora Isabel Kelly, pionera de la investigación en el Occidente, informó que para establecer las provincias cerámicas por ella definidas tuvo que recolectar y estudiar entre 8 y 10 toneladas de tepalcates."

"El trabajo sistemático en el Occidente de México es relativamente reciente, y podemos fijar sus inicios entre los años de 1936 y 1945, aunque hay algunas excepciones previas importantes. Avances mayores se han tenido a partir de 1960, y sobre todo a partir de la formación de Centros Regionales del Instituto Nacional de Antropología e Historia."

"Sirva de ejemplo que, en la bibliografía de Ignacio Bernal (1960), de las 346 páginas que la componen, solo 24 están dedicadas al Occidente, mientras que una bibliografía de 1992 (Ladrón de Guevara y Schöndube), un total de 1 222 fichas en 114 páginas dan de manera más o menos completa lo hecho hasta la fecha." (Otto Schöndube, Arqueología Mexicana, agosto y septiembre, 1994: 58).

Estudios arqueológicos en la costa michoacana y en la desembocadura del río de las balsas

Algunos estudiosos de la arqueología local nos afirman que durante la época prehispánica, la Costa de Michoacán recibió a diferentes grupos humanos, prueba de ello son la multitud de pequeños sitios arqueológicos distribuidos a lo largo del litoral desde Colima hasta la amplia zona de influencia del Delta del Río de las Balsas, donde se han encontrado infinidad de restos arqueológicos con características especiales de diferentes culturas asentadas en Mesoamérica, de Centro y Sudamérica.

Por lo que suponen los científicos, que esta área fue un lugar donde existió, probablemente, una migración individual o de pequeños grupos que se desplazaban para comerciar directa o indirectamente, contactos ideológicos, migraciones de grupos enteros o de segmentos de una población (jefes militares o políticos, sacerdotes misioneros, artesanos, etc.).

Esas migraciones pudieron lograrse por la Cuenca del Río de las Balsas, que debió de ser un camino natural para llegar al centro de Mesoamérica y viceversa. Algunos historiadores afirman que esta región sirvió de puerto de llegada y salida de migrantes hacia el centro y sur de nuestra América, quienes, probablemente, viajaban en grandes canoas siguiendo las costas del Océano Pacífico.

De manera muy especial, voy a referirme a los autores de los estudios arqueológicos desarrollados en diferentes épocas en esta zona de la costa michoacana. Los especialistas en la materia nos aseguran las evidencias palpables de ocupación humana en esta zona, reafirmados por documentos históricos que se ocupan de la región a partir del siglo XVI.

Norberto González Crespo en el documento titulado Patrón de Asentamiento Prehispánico en la parte central del Bajo Balsas, nos dice lo siguiente: "En el área de embalse nunca se habían realizado excavaciones arqueológicas, sin embargo, ha sido objeto de numerosos recorridos para la localización de sitios; algunos viajeros mencionan y describen lugares que presentan restos del pasado; así mismo, en los trabajos arqueológicos realizados en las proximidades de esta área, se

mencionan algunos sitios dentro del embalse; a los nombres de los sitios mencionados por estos autores se les añadió la clave-letra y número- establecida en el recorrido de localización efectuada por el personal del Departamento de Prehistoria en 1963."

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Fig. 16. Localización de sitios arqueológicos. (Norberto González Crespo, 1979; 23).

"En forma esquemática y en orden cronológico mencionaremos lo que sobre la región han escrito los investigadores y viajeros que la han recorrido: En primer lugar tenemos un mecanoscrito de Emilio Nolte (1926: 25-26), en el cual hace referencia a la existencia de ayácatas, pirámides,…grandes terrazas y plataformas en la cuenca del Río Balsas; muchos de los sitios que él menciona se encuentran dentro del área de embalse, tales como Tzentzenguaro (B52), El Melonar (B58), Tamarindo (B63), Cofradía (B11), Hacienda Las Balsas (B7), Huacatzio Hacienda Nueva (B27), Sinagua (B37), Organal (B34), Nopales (B5) y Pinzandarán (B84)."

"En 1923 Donald Brand y su grupo hicieron un reconocimiento geográfico-arqueológico y algunas excavaciones en la Cuenca del Río Balsas (Brand, 1942) En su escrito, al mencionar los sitios arqueológicos más importantes, habla de San Jerónimo (B42), el cual es el único que queda dentro de los límites del embalse, y no proporciona informes en relación a las excavaciones."

"En 1944 Pedro Armillas, junto con otros investigadores, hizo un recorrido de localización desde Arcelia hasta Zacatula, vía Río Balsas; del itinerario de viaje y de las descripciones de los sitios visitados existe un mecanoescrito en forma de diario (Armillas, 1944), en el que se mencionan siete sitios dentro del embalse, pero ninguno de ellos fue excavado; estos sitios son: San Jerónimo (B42), Ziricicuaro (B48), Churumuco (B53), Cuachalalate (B63), La Soledad (B14). La Cofradía (B11), Las Balsas (B7) y Pinzandarán (B84). Posteriormente este investigador (1945) publicó un artículo en el cual hace referencia al recorrido efectuado en 1944; en dicho artículo el área está dividida en zonas y la descripción de los sitios es más detallada. El área de embalse se encuentra dentro de las zonas que Armillas denomina IV, V y VI, las cuales se caracterizan por su pobreza en restos arqueológicos.

"Pedro Hendrichs, miembro del grupo de Armillas, en el segundo volumen de su obra trata diferentes aspectos de la zona, principalmente los etnológicos, pero también menciona algunos sitios arqueológicos localizados en su recorrido. (Hendriichs, op.cit.). Este autor es. Sin lugar a dudas, el que mayor número de datos ha aportado para el estudio del área en cuestión".

"En 1946 John Webber hace un viaje de recreo por el Río Balsas, desde la Estación del Balsas hasta la hacienda del mismo nombre, mencionando algunos sitios arqueológicos que quedan dentro del área de embalse, tales como: San Jerónimo (B42), Hacienda Vieja (B47), El Tamarindo (B63), y Las Balsas (B7)."

"Robert Lister realiza en 1947 un estudio arqueológico de la cuenca media del Balsas, diciendo que en muchas de las colinas y acantilados a lo largo del Río Balsas fueron localizadas terrazas, montículos, plataformas y pirámides. Entre los sitios con tales características se encuentra San Jerónimo (B42), el cual es el lugar más occidental visitado por Lister y se localiza en el extremo más alejado del embalse hacia el este."

"En un manuscrito de Pareyón (op. cit.), se hace referencia al viaje que hizo al lugar donde se construía la cortina de la presa y describe un sitio llamado Pinzandarán (B84), que queda dentro del embalse, y dice que es una ciudad muy importante, con gran densidad de población y probablemente de la época tolteca."

"Finalmente, de 1959 a 1961 se realizó un estudio socioeconómico titulado Estudio para el aprovechamiento de los Recursos de la Cuenca del Río Balsas, auspiciado por la Secretaría de Recursos Hidráulicos y que consta de tres tomos y un Atlas. Desgraciadamente para nosotros, se trata de un estudio global que abarca toda la cuenca y son pocos los datos que podemos usar para el área en estudio."

"Por otro lado tenemos algunas publicaciones que mencionan varios lugares dentro del área de embalse, o hacen referencia a Tierra Caliente en forma general. Algunos de los autores que sobre esto escriben, han estado en el área, otros se basan en trabajos anteriores o en las fuentes históricas. Al referirnos a estos autores seguiremos el orden cronológico en que aparecieron sus publicaciones."

"Pérez Hernández, en su Geografía del Estado de Michoacán publicada en 1872, habla de la existencia de minas de cobre en Churumuco, especificando que de aquí se extraía el metal, pero que se fundía en Santiago Ario de Rosales."

"Nicolás León, en la segunda parte de su estudio sobre los tarascos, al hablar de los ritos y ceremonias dice: Los dioses Virabencha o de la mano izquierda, recibían culto entre los habitantes de la Tierra Caliente, o sea los del sur de Michoacán. (Nicolás León, 1903:394)."

"Ruíz (1940), siguiendo tradiciones y leyendas, escribe una historia de los tarascos, mencionando en diversas ocasiones algunos sitios dentro del área de embalse y a la Tierra Caliente en general. Es desde luego un libro sentimental basado en leyendas y se le puede considerar como una entretenida novela."

"Arriaga (1941), hablando de mutilaciones dentarias, nos informa que ha observado numerosos cráneos en Tierra Caliente y que muy pocos presentan mutilaciones dentarias."

"Stanislawsky (1947), basándose en las fuentes, dice que los asentamientos tarascos en Tierra Caliente estaban limitados a Sinagua y Churumuco en el Occidente y que los de mayor importancia estaban en el sureste del Balsas hasta Oztumba."

"West (1948), también sobre las fuentes y datos de un recorrido que realizó por el Tepalcatepec, nos habla de la economía de la región, diciendo que el origen de las lacas debe ser la Cuenca del Tepalcatepec y la del Balsas. También menciona el uso de utensilios agrícolas de cobre en Sinagua antes de la conquista."

"Brand (1952), es de la idea de que los tarascos llegaron a Michoacán siguiendo la ruta de los Ríos Balsas-Tepalcatepec-Marqués; sin embargo aclara que no hay suficientes datos para afirmarlo. Además hace un estudio de la extensión del reino tarasco, estableciendo por el sur los límites de éste hasta el estado de Guerrero, es decir pasando el Río Balsas." (Norberto González Crespo, 1979, 22,23 y 24).

REGIÓN DE LA COSTA. Angelina Macías Goytia en su trabajo "La Arqueología en Michoacán", se refiere a los arqueólogos que han trabajado en la región de la Costa, en la Sierra de Coalcomán, y en la Depresión del Balsas o Tierra Caliente, aparte de otras zonas de investigación arqueológica en el Estado de Michoacán. En este trabajo de recopilación, mencionaremos todas las exploraciones de las cuales tenemos conocimiento, y de las que se desarrollaron en las regiones colindantes a la desembocadura del Río de las Balsas.

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Fig. 17. Los municipios de Coahuayana, Aquila y Lázaro Cárdenas forman la Costa de Michoacán. (Monografía Estatal de Michoacán, SEP, 1996: 14.)

"Características geográficas: está formada principalmente por los municipios de Coahuayana, Aquila y Lázaro Cárdenas. Predomina un clima tropical con lluvias de verano (Aw) y un suelo café grisáceo de montaña y pradera de montaña. Su vegetación es el bosque tropical con árboles de parota, cueramo, ceiba, zapote, mango y palmas, entre otros; en su fauna predominan nutria, venado, conejo, mapache, coyote, armadillo, jabalí, ocelote, puma, aves de plumaje multicolor, como la guacamaya, peces y tortugas."

"Orografía: Sierra Madre del Sur y planicie costera con las sierras de Maquili, Cachán y Parota, cerros San Juan Alima, Bufa, Guayabera, Chuntitlan."

"Hidrografía: ríos Ostula, El Aguila, Cachán, Cuilala y Guagua, Coahuayana, Balsas y Chuta." "Entre las aportaciones al conocimiento arqueológico de la región tenemos la información de

varios reconocimientos del área; entre los más significativos hay que mencionar los siguientes: en 1944 Armillas, Hendrichs y Bernal recorrieron la cuenca del río Balsas desde Tetela del Río hasta su desembocadura en el Pacífico y de ahí costearon hasta Zihuatanejo; Pedro Armillas reportó el hallazgo de zonas arqueológicas con grandes monumentos; entre estos sitios sobresalen Mexiquito, Guerrero y Santiago Huetamo."

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Fig. 18. El arqueólogo Pedro Armillas, ca. 1950. (http://swadesh.unam.mx)

"En el mismo año, Henry Lechman realizó en la desembocadura del Balsas un recorrido de inspección buscando datos que le permitieran establecer una relación cultural entre el occidente de Mesoamérica y Sudamérica. Recorrió dos regiones además del delta del Balsas; Petatlán, en Guerrero, y Niexpa (Nexpa) y Tiolán en Michoacán, cerca de la Bahía de Petacalco."

"En 1948 Barlow hizo un recorrido similar viajando desde Acapulco, Guerrero, hasta Pichilinguillo, en Michoacán; identificó tres complejos cerámicos a base de materiales de colecciones particulares y de recolección de superficie en la zona de Teloloapan, Cocula y Tepecoacuilco: trípodes con soportes en forma de serpientes con la boca abierta, con baño deleznable blanco, con baño naranja, rojo o negro. Desafortunadamente no dio mayores datos en cuanto a la presencia de otros materiales como lítico, ni establece cronologías."

"En 1950, Corona Núñez recorrió y recogió materiales en Coahuayana, San Vicente, Ticuiz, Ojo de Agua de san Telmo, La Placita de Morelos, Rancho del Otro Lado y Rancho La Cofradía. Analizó los materiales obtenidos y escribió una detallada descripción tanto de la arquitectura como de la lítica, concha y cerámica y con base en esto dio los lugares antes mencionados una cronología relativa muy tardía, situándolos en el Posclásico, aunque no menciona a que cultura en particular pertenecieron."

"Auspiciado por la Universidad de California, H. B. Nicholson en 1963 realizó una investigación cuya principal finalidad fue la de probar la existencia de relaciones culturales sobre la zona costera del Pacífico desde etapas muy antiguas. Esta investigación se basó en la recolección de materiales de superficie y algunos pozos estratigráficos tanto en el delta del Balsas como en la zona arqueológica de Melchor Ocampo y en general, en la región costera. Los materiales que obtuvo no le dieron a Nicholson la respuesta que esperaba, ya que, según sus conclusiones, existe una fuerte deposición de rellenos aluviales que sin duda cubrieron todo vestigio antiguo, además de la continua fluctuación de los brazos del delta."

"Uno de los investigadores que más se han interesado en esta área es sin duda Donald Brand, quien ha aportado datos de gran interés para conocer la historia prehispánica de la región al trabajar con materiales recolectados en superficie en toda la zona costera de Michoacán y Guerrero, muy especialmente en la desembocadura del Balsas y en la Sierra de Coalcomán."

"Si bien estos trabajos de reconocimiento y el análisis de los materiales obtenidos aportaron pocos datos sobre las culturas ahí asentadas, si pusieron de manifiesto la necesidad de explorar el área con investigaciones sistemáticas para conocerlas mejor y detectar semejanzas con otras regiones. Cabe recordar que se ha planteado la posibilidad de que la franja costera sirviera de corredor a través del cual se conectaran las culturas mesoamericanas y andinas."

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Fig. 19. Arqueólogo José Luís Lorenzo Bautista, ca. 1980. (http://swadesh.iia.unam.mx)

"Un gran proyecto de investigación del INAH que le da a la zona su justa importancia se plantea como un rescate con motivo de la construcción de la presa La Villita en la desembocadura del río Balsas, región que se encuentra en la confluencia de los estado de Guerrero y Michoacán. Los trabajos dirigidos por el arqueólogo José L. Lorenzo los realizaron investigadores del Departamento de Prehistoria y Monumentos Prehispánicos con el auxilio de pasantes de la ENAH."

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Fig. 20. Arqueólogo Jaime Litvak,ca. 2000.( www.jornada.unam.mx)

"Después de un recorrido de superficie llevado a cabo por González Crespo y Medina Viga, durante el que se recogió material y se localizaron cerca de 80 sitios, se inician en 1967, bajo la supervisión del arqueólogo Jaime Litvak, los trabajos de excavación en los que participaron Gerardo Zepeda, Robert Chadwich, Aldir González, Miguel Medina, Raziel Mora, Héctor Moya, Louis Paré, Benet Simmons y Rubén Cabrera Castro."

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Fig. 21. Arqueólogo Rubén Cabrera Castro.

(Foto: Marco Antonio Pacheco / Raíces, "Arqueología Mexicana", Vol. XII- Núm. 71, enero – febrero 2005).

" Rubén Cabrera Castro elaboró su tesis profesional sobre estos estudios para optar al título de arqueólogo con el grado académico de maestría. En ella, además de los datos generales del área en estudio, describe las técnicas empleadas en el rescate arqueológico y los elementos culturales obtenidos como características de los sistemas de enterramiento, de la cerámica, la lítica y en general de los materiales rescatados. Fue indispensable excavar seis sitios, cuatro de ellos en Michoacán, que se encontraban en las zonas de embalse de la presa. De los demás yacimientos se hicieron levantamientos topográficos y se tomaron muestras del material de superficie. Con el análisis de estos materiales se estableció una secuencia cultural que abarca desde los primeros agricultores sedentarios hasta la época colonial, ininterrumpidamente. "

"Preclásico. Fase Infiernillo: predominio de cerámica baya y rojiza con decoración de raspado por zonas, huellas de uva, impresión de textiles e inciso, entre otras. Cuencos hemisféricos y ollas globulares. Los entierros generalmente están extendidos y acompañados de collares."

"Clásico. Fase Ojo de Agua: cerámica muy pulida con decoraciones excavada. Forma cilíndrico- hemisféricas."

"Posclásico Temprano. Fase El Remanense: cerámica rojisa y cafetosa con predominio de formas globulares; soportes zoomorfos. Entierros secundarios en ollas. Figurillas semejantes a los tipos de mazapa. Hay metalurgia, pero muy escasa."

"Posclásico Tardío. Fase Poche: predominio de cerámica roja con formas ovoidales. Metal poco abundante, entierros en ollas. En arquitectura, los edificios están revestidos de cantos rodados con escaleras al frente y banqueta alrededor."

"Colonial. Fase Los Ciruelos: abundante metalurgia y cerámica poshispánica."

"Además de los datos antes mencionados y de aportaciones sobre las características de hornos para elaborar cerámica, patrón de asentamiento y densidad de población, entre otros de este proyecto se obtuvieron varias soluciones para los problemas metodológicos que se plantean en los trabajos con estas características de arqueología de salvamento (Litvak, 1967: 29): 1. Análisis del aprovechamiento de los recursos humanos y económicos en una excavación; 2. Muestreo de los materiales obtenidos para la aplicación de técnicas estadísticas, ya que en la arqueología de salvamento es imposible rescatar la totalidad del material; 3.- Elaboración de los datos de campo a través de computadoras para lograr una periodificación, entre otros requerimientos; 4.- Aplicación de técnicas de precisión en la excavación y en la obtención de materiales: control tridimensional de los hallazgos aplicación de estratigrafía natural, marcando y preclasificando para lograr elementos diagnósticos en los materiales; 5.- Preparación del material para su estudio en gabinete, aplicando las técnicas específicas; 6.- Por último, control del movimiento del personal, manual, técnico y de investigación para un rendimiento óptimo. Había que cubrir un área determinada por un tiempo limitado."

"LA SIERRA DE COALCOMÁN. Características geográficas: Se encuentra en esta zona el municipio del mismo nombre y parte de los de Aguililla y Tumbiscatío. Su clima es templado con lluvias en verano (Aw) con un suelo que contiene grandes proporciones de cenizas y litosal, de color café grisáceo o rojizo, amarillo del bosque y el de pradera de montaña en las zonas altas. La vegetación está representada por el bosque mixto con pinos, encinos y cedros aunque aún continúan especies costeras como la parota, la ceiba y el zapote. Entre la fauna predominante se encuentra zorro, zorrillo, ocelote, ardilla, tlacuache, conejo, gato montés, armadillo y puma, además de aves comestibles como el pato y la guilota. Su orografía está representada por la Sierra Madre del Sur y los principales cerros son el Cabeza de Vaca, el Tejocote, de Guzmán, del Laurel, Encinas, El Gallo; principales ríos: El Mamey, Coalcomán y Nexpa."

"En Agosto de 1950, Donald Brand acompañado de José Corona Núñez realizaron un recorrido de superficie por esta región, visitando Coalcomán donde recolectaron el siguiente material: 32 lacas de obsidiana, soportes cónicos sólidos o huecos y zoomorfos, una figurilla de color café claro sin pulir, hecha con molde con rasgos de pastillaje, malacates esféricos y bicónicos, esgrafiados y numerosos tepalcates con decoración blanca sobre roja."

"En formas cerámicas se identificaron cajetes de paredes recto-divergentes y fondo plano y de silueta compuesta. Es evidente que es una región donde es imprescindible realizar estudios sistemáticos de su arqueología."

"DEPRESIÓN DEL BALSAS O TIERRA CALIENTE. Esta provincia geológica está formada por los municipios de Tepalcatepec, Buena Vista, Apatzingán, Múgica, Arteaga, La Huacana y Churumuco, entre otros."

"Su clima es tropical con lluvias en verano (Aw) y seco estepario con lluvias escasas en verano (Bs). Su suelo es podzólico y de pradera castaño o amarillo de bosque y de Chesnut."

"La vegetación es de bosque tropical deciduo con zapote, plátano, mango, parota y ceiba y bosque mixto con encino y pino. Entre la fauna se encuentran mapache, ocelote, gato montés, zorrillo, conejo, coyote, zorro, ardilla, armadillo, cacomixtle, pato, faisán y gavilán. Su orografía está representada por la Sierra Madre del Sur y la depresión del Tepalcatepec y del Balsas: Sierra de Acahuato, cerros de San Miguel, Cabeza de Baca, La Chusta, La Nueva Italia, El Mirador. Se encuentran también las estribaciones meridionales del Sistema Volcánico Transversal (La Huacana). El río Tepalcatepec es el que mejor representa la hidrografía."

"Es una región cuyas características arqueológicas se han venido investigando desde 1890, cuando Carl Lumholtz visitó Apatzingán, Nueva Italia y Tepalcatepec. Ya en este siglo (1904) George H. Pepper excavó varios montículos en la hacienda California, municipio de Apatzingán, y en 1939 John M. Goggin realizó un reconocimiento en la zona, base de las investigaciones realizadas en 1947 por la doctora Isabel Kelly, en Apatzingán. Goggin reporta los siguientes sitios en municipio de Apatzingán como los más importantes que localizó: Cerro de la Nueva, Potrero del Malpaís, cerro de San Miguel, El Chandío, El Capiral, La Palma, Puerta Alazana, Los cimientos, Delicias y Cerro de la Huerta. El material obtenido fue reportado con una clasificación muy general."

"Lítica: herramientas de obsidiana y metales en basalto."

"Cerámica: tipo Apatzingán (áspero, rojo y café acanalada), tipo Rojo (sobre ocre o sobre blanco), tipo Ahumada o Tiznada, Terracota, Polícroma. En general, son piezas poco representativas por su pasta y cocimiento; sus formas son también muy comunes y predominan cajetes trípodes con el fondo estriado, ollas semiglobulares con largo cuello curvo-divergente; son muy frecuentes las tapaderas; los soportes con cónicos sólidos o huecos con sonaja. Las pipas, muy escasas, son sencillas con baño rojo. Figurillas femeninas desnudas con elaborado tocado y ornamentos al pastillaje. Malacates, cuentas globulares, ocarinas y sellos planos."

Partes: 1, 2, 3
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