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Antropogénesis bíblica (página 2)




Enviado por Jesús Castro



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El libro TODA ESCRITURA ES INSPIRADA DE DIOS Y PROVECHOSA, 1990, páginas 340-341, párrafo 19, de la Sociedad Watchtower, explica: «Sobre el libro de Hechos, A. Rendle Short escribe en "Modern Discovery and the Bible": "La costumbre romana era gobernar las provincias de su extenso imperio mediante la continuación, hasta el grado que pudiera hacerse con seguridad, del sistema de administración local, y la consecuencia de esto era que las autoridades de diferentes distritos eran designadas por muchos nombres diferentes. Nadie, a menos que fuera un viajero observador o un estudiante concienzudo de registros, podría dar a todas aquellas autoridades su denominación correcta. Una de las pruebas más escrutadoras del sentido histórico de Lucas es el hecho de que siempre se las arregla para lograr perfecta exactitud. En varios casos sólo la prueba procedente de una moneda o una inscripción es lo que nos ha dado la información necesaria para verificar lo que él dice; los reconocidos historiadores romanos no se arriesgan en tan difícil terreno. Así que Lucas llama tetrarcas a Herodes y Lisanias; también lo hace Josefo. A Herodes Agripa, quien mató a Santiago con la espada y echó a Pedro en la prisión, se le llama rey; Josefo nos dice que éste se hizo amigo de Gayo César (Calígula) en Roma y fue recompensado con un título real cuando Calígula subió al trono del imperio. Al gobernador de Chipre, Sergio Paulo, se le llama procónsul. […] No mucho tiempo antes, Chipre había sido una provincia imperial, y gobernada por un propretor o legado, pero en el tiempo de Pablo, como lo muestran monedas chipriotas, tanto en griego como en latín, el título correcto era procónsul. Una inscripción griega que se halló en Soloi [o Soli], en la costa norte de Chipre, está fechada "en el proconsulado de Paulo" […] En Tesalónica los magnates de la ciudad adoptaron el título bastante raro de politarcas [gobernantes de la ciudad, Hechos 17:6, nota], un nombre desconocido en la literatura clásica. Sería bastante desconocido para nosotros, salvo por el uso que le da Lucas, si no fuera por el hecho de que aparece en inscripciones. […] Acaya bajo Augusto era una provincia senatorial, bajo Tiberio estaba directamente a la órdenes del emperador, pero bajo Claudio, como nos dice Tácito, volvió al senado, y por eso el título correcto de Galión [Hechos 18:12] era procónsul. […] Lucas muestra la misma fidelidad, la misma exactitud, en su geografía y en las experiencias de sus viajes"».

Para algunos críticos de la Sagrada Escritura, siempre hay alguna suspicacia que aportar con relación al registro sagrado. Por ejemplo, respecto al relato lucasiano de Hechos 5:33-40, se cuestionan: ¿Cómo supo el escritor bíblico Lucas lo que dijo Gamaliel en la sesión a puerta cerrada del Sanedrín? La respuesta es conjetural, pero no debe sospecharse de que no exista, más que nada porque Lucas cuenta con una credibilidad excepcional en términos de historiador (como ya hemos podido apreciar un poco). La revista LA ATALAYA, 15-9-2006, página 9, explica en parte: «Tal vez le fue revelado porque se lo contó el apóstol Pablo, un antiguo estudiante de Gamaliel. Otra posibilidad es que Lucas haya hablado con algún miembro del Sanedrín que simpatizara con los cristianos».

El libro PERSPICACIA PARA COMPRENDER LAS ESCRITURAS, tomo 1, página 816, comenta lo siguiente, acerca de la profesionalidad del evangelista: «ENFERMEDADES Y SU TRATAMIENTO: El Dr. C. Truman Davis dijo sobre el médico cristiano Lucas, escritor de un evangelio y del libro de Hechos de Apóstoles, "Cuando trata temas médicos, lo hace con una meticulosa exactitud. Lucas emplea un total de veintitrés palabras técnicas griegas que se hallan en Hipócrates, Galeno y otros escritos médicos de la época" (Arizona Medicine, marzo de 1966, "Medicine and the Bible", página 177)».

El Libro TODA ESCRITURA, página 200, párrafo 5, señala: «Como ilustración de la exactitud informativa tan característica de los escritos de Lucas, citamos a Edwin Smith, comandante de una flotilla de buques de guerra británicos en el Mediterráneo durante la I Guerra Mundial, quien escribió en la revista The Rudder de marzo de 1947: "Las naves antiguas no eran timoneadas como en estos tiempos modernos con un solo timón articulado sobre el codaste, sino mediante dos remos o paletas grandes, uno a cada lado de la popa; de ahí la mención de éstos en número plural por san Lucas. [Hechos 27:40]. […] En nuestro examen hemos visto que cada declaración que hace san Lucas sobre los movimientos de esta nave, desde que zarpó de Bellos Puertos hasta que quedó varada en Malta, ha sido verificada por prueba externa e independiente del tipo más exacto y satisfaciente; y que sus declaraciones en cuanto al tiempo que estuvo a la mar el barco corresponde con la distancia recorrida; y, finalmente, que su descripción del lugar al cual llegaron cuadra con el lugar tal como es. Todo lo cual muestra que Lucas en verdad hizo la travesía según la describe, y además ha probado que fue un hombre cuyas observaciones y declaraciones pueden aceptarse como confiables y fidedignas en grado máximo"».

El libro PERSPICACIA, tomo 1, páginas 1233-1234, apostilla: «En el tiempo del nacimiento de Jesús, en las Escrituras Griegas Cristianas, se mencionan dos inscripciones efectuadas después que Roma llegó a sojuzgar Judea. Éstas no se hicieron sólo para averiguar la población, sino, principalmente, para fijar impuestos y reclutar hombres para el servicio militar. Con respecto a la primera de éstas, leemos: "Ahora bien, en aquellos días [año 2 antes de la EC] salió un decreto de César Augusto de que se inscribiera toda la tierra habitada (esta primera inscripción se efectuó cuando Quirinio era el gobernador de Siria); y todos se pusieron a viajar para inscribirse, cada uno a su propia ciudad" (Lucas 2:1-3). Este edicto del emperador fue providencial, pues obligó a José y a María a viajar de la ciudad de Nazaret a Belén, a pesar de que María estaba en avanzado estado de gravidez; así Jesús nació en la ciudad de David en cumplimiento de la profecía (Lucas 2:4-7; Miqueas 5:2). Los críticos de la Biblia han dicho que el único censo hecho mientras Publio Sulpicio Quirinio era gobernador de Siria tuvo lugar alrededor del año 6 EC, y que dicho censo provocó la rebelión de Judas el galileo y los celotes (Hechos 5:37). En realidad ésta fue la segunda inscripción bajo

Quirinio, pues los registros descubiertos en Antioquía revelaron que algunos años antes Quirinio había sido legado del emperador en Siria (The Bearing of Recent Discovery on the Trustworthiness of the New Testament, de W. Ramsay, 1979, páginas 285 y 291). A este respecto, el Dictionnaire du Nouveau Testament, incluido en la Biblia de Crampon (edición de 1939, página 360), dice: "Las eruditas investigaciones de Zumpt (Commentat. epigraph., II, 86-104; De Syria romana provincia, 97-98) y de Mommsen (Res gestæ divi Augusti) demuestran más allá de toda duda que Quirinio fue gobernador de Siria dos veces". Muchos eruditos sitúan el tiempo de la primera gobernación de Quirinio entre los años 4 y 1 antes de la EC, probablemente del 3 al 2 antes de la EC, aunque hay que decir que el método utilizado para llegar a estas fechas no es seguro. No obstante, algunos datos que proporciona Josefo permiten llegar a la conclusión de que su segunda gobernación se extendió hasta el año 6 EC (Antigüedades Judías, libro XVIII, capítulo II, sección 1). De modo que el historiador y escritor bíblico Lucas estaba en lo cierto cuando dijo concerniente a la inscripción que se llevó a cabo en el tiempo del nacimiento de Jesús: "Esta primera inscripción se efectuó cuando Quirinio era el gobernador de Siria", distinguiéndola de la segunda, que aconteció más tarde bajo el mismo Quirinio y a la que Gamaliel hizo referencia, como informó Lucas más tarde en Hechos 5:37».

Aunque podríamos aportar más datos en favor de la exactitud de Lucas como historiador, no creemos necesario hacerlo, pues eso engorraría innecesariamente la presente monografía y simplemente no aumentaría mucho más las respetables credenciales de Lucas que ya hemos consolidado. En consecuencia, señalamos ahora a la genealogía mesiánica informada por este evangelista y lógicamente concluimos que dicha lista de ancestros de Jesucristo tiene un peso histórico que no se puede soslayar. Frecuentemente nos toparemos con críticos que intentan desprestigiar la solidez de dicha genealogía y al mismo tiempo, curiosa y absurdamente, aceptan sin discusión testimonios de historiadores antiguos bastante menos reputados que Lucas en lo concerniente a exactitud y pulcritud en la descripción de los acontecimientos y de sus pormenores referenciales. Aquí, evidentemente, podemos entrever un lamentable sesgo subjetivo que muestra una indisposición emocional hacia los Evangelios y la Sagrada Escritura característica de muchos investigadores modernos.

Las fuentes lucasianas

Es posible que, ante el peso de la evidencia, se consiga admitir a Lucas entre los historiadores de alta talla. Sin embargo, cabe la posibilidad de poner en entredicho las fuentes informativas de las que este evangelista se sirvió para componer su genealogía mesiánica. Es decir, surge la pregunta: ¿Eran fidedignos los registros genealógicos utilizados por lucas (las fuentes lucasianas) para confeccionar su lista genealógica que lleva desde Jesucristo hasta Adán?

Bueno, por lo que hasta ahora hemos podidio apreciar, Lucas ha manifestado 2 características muy deseables que lo acreditan como excelente historiador. Una es su objetividad y pulcritud. La otra es su capacidad para incorporar fuentes informativas bien escogidas y desechar los datos que no están respaldados por documentos o testimonios fidedignos. Esta última característica, de por sí, ya es un factor importante para poder confiar en su registro genealógico mesiánico. No obstante, veamos algunos aportes en esa dirección.

La revista LA ATALAYA, 1-6-2012, página 26, expone, concerniente a los documentos genealógicos atesorados por la nación judía y de los que Lucas debió servirse inevitablemente: «¿Por qué eran tan importantes las genealogías para los judíos?… En el antiguo Israel, los registros de los linajes permitían determinar a qué tribu y familia pertenecía cada israelita. Además, las tierras se distribuían según la tribu y se heredaban según el grado de parentesco. Un linaje especialmente importante era el del Mesías prometido. Los judíos sabían que procedería de la tribu de Judá, en particular de la familia de David (Juan 7:42). También era clave el linaje de la tribu de Leví. El estudioso Joachim Jeremias explica que "la dignidad sacerdotal y levítica se transmitía por herencia […]; era, por tanto, de la mayor importancia conservar la pureza de la descendencia". De hecho, a fin de mantener la estirpe de los sacerdotes "libre de mezclas y sin mancha", las israelitas que se casaban con miembros de las familias sacerdotales tenían que poder presentar sus genealogías. En tiempos de Nehemías se descalificaron familias completas de levitas debido a que "buscaron su registro, para establecer su genealogía públicamente, y no se halló" (Nehemías 7:61-65). Además, la Ley mosaica establecía que "ningún hijo ilegítimo" ni "ningún ammonita ni moabita" podía formar parte de la congregación de Jehová (Deuteronomio 23:2, 3). Por eso, como explica Joachim Jeremias, "para gozar de algunos derechos cívicos muy importantes había que probar que uno era de origen legítimo. Este solo hecho confirma una conclusión: […] incluso el simple israelita conocía a sus antepasados más cercanos y podía indicar a cuál de las doce tribus pertenecía".

¿Cómo se conservaban las genealogías judías?… Mateo y Lucas, dos escritores de los Evangelios, presentaron genealogías detalladas de los antepasados de Jesús (Mateo 1:1-16; Lucas 3:23-38). También han llegado a nuestros días otros datos genealógicos judíos. Por ejemplo, respecto a un rabino de los días de Jesús llamado Hillel, un midrás (comentario judío) declara: "Se encontró en Jerusalén una genealogía en la que estaba escrito: Hillel desciende de David". Flavio Josefo, historiador del siglo primero, apuntó en su obra Autobiografía que sus antepasados eran sacerdotes y que era "de sangre real" por parte de madre. Aclaró que esa información la había encontrado "en los registros públicos"… En cuanto a la custodia de los registros de las familias sacerdotales, Josefo indicó en su libro Contra Apión que los judíos "encomendaron esta labor a los mejores". Según The Jewish Encyclopedia, "parece que había un oficial en particular encargado de estos registros y que se había constituido un consejo de investigación en Jerusalén". Por otro lado, el judío que no pertenecía a una familia sacerdotal debía inscribirse en la ciudad de su padre (Lucas 2:1-5). Estos registros se conservaban en archivos públicos, los cuales probablemente consultaron los escritores de los Evangelios. También es posible que ciertas familias guardaran sus propios registros».

En LA ATALAYA del 15-11-2007, páginas 18-20, se inserta un artículo dedicado a Lucas el evangelista, del cual entresacamos la siguiente puntualización: «¿De dónde obtuvo Lucas la información para escribir su Evangelio y el libro de Hechos? Las secciones del libro de Hechos en las que él se incluye muestran que acompañó a Pablo desde Filipos hasta Jerusalén, donde el apóstol fue arrestado una vez más. En el camino, Pablo y quienes le acompañaban se quedaron algún tiempo con Felipe en Cesarea (Hechos 20:6; 21:1-17). Puesto que Felipe había encabezado la predicación en Samaria, Lucas pudo haber recabado información de él para su relato sobre las primeras campañas misionales en aquel lugar (Hechos 8:4-25). Pero ¿con qué otras fuentes de información contó? Es probable que, durante los dos años que Pablo estuvo preso en Cesarea, Lucas investigara para su Evangelio. Ya que Jerusalén no estaba lejos, puede que consultara los archivos para establecer la genealogía de Jesús. Este escritor registró muchos acontecimientos de la vida y ministerio de Cristo que sólo aparecen en su Evangelio. A este respecto, cierto erudito en las Escrituras Griegas ha contabilizado nada menos que 82 pasajes que son exclusivos de este Evangelio… Es posible que Elisabet, la madre de Juan el Bautista, le informara a Lucas de algunos hechos sobre el nacimiento de éste. Quizás María, la madre de Jesús, también le diera detalles del nacimiento y de los primeros años de vida de su hijo (Lucas 1:5–2:52). Y puede que Pedro, Santiago o Juan le contaran de la pesca milagrosa que efectuaron con Jesús (Lucas 5:4-10). Además, su Evangelio es el único que registra algunas parábolas del Gran Maestro, como las del buen samaritano, la puerta angosta, la mujer que perdió una moneda de dracma, el hijo pródigo y el hombre rico y Lázaro (Lucas 10:29-37; 13:23, 24; 15:8-32; 16:19-31)… Lucas se interesaba profundamente por la gente. Evidencia de esto es que dejó constancia de la ofrenda de purificación de María, la resurrección del hijo de una viuda y la ocasión en que una mujer ungió con aceite los pies de Jesús. También menciona a las mujeres que atendían a Cristo y nos dice que Marta y María lo recibían en su hogar. Su Evangelio relata la curación de una mujer encorvada, de un hombre con hidropesía y de diez leprosos. Lucas nos habla de Zaqueo, un hombre de baja estatura que se subió a un árbol para poder ver a Jesús, y también registra el arrepentimiento de un delincuente fijado en un madero junto a Cristo (Lucas 2:24; 7: 11-17, 36-50; 8:2, 3; 10:38-42; 13:10-17; 14:1-6; 17:11-19; 19:1-10; 23:39-43). Es interesante señalar queeste Evangelio describe el tratamiento de una herida: el que administró el buen samaritano de la ilustración de Jesús. Por lo visto, con el interés propio de un médico, Lucas recoge la descripción de Jesús sobre la cura y el vendaje de las heridas, mencionando el vino como antiséptico y el aceite por sus características balsámicas (Lucas 10:30-37).

¿Quién fue Teófilo?… Lucas dirige a Teófilo tanto el libro de Hechos de Apóstoles como su Evangelio, donde lo llama "excelentísimo Teófilo" (Lucas 1:3). "Excelentísimo" era un epíteto para dirigirse a alguien muy acaudalado o a los altos funcionarios del gobierno romano. Por ejemplo, el apóstol Pablo se dirigió a Festo, procurador romano de Judea, en términos similares (Hechos 26:25)… Según parece, Teófilo había oído acerca de Jesús y se había interesado en su mensaje. Lucas tenía la esperanza de que su Evangelio lo ayudara a "conocer plenamente la certeza de las cosas que se le habían enseñado oralmente" (Lucas 1:4). Según el helenista Richard Lenski, es poco probable que Teófilo fuera cristiano cuando Lucas lo llamó "excelentísimo", porque "jamás en la literatura cristiana a ningún hermano en la fe se le menciona con títulos de distinción terrenal". Cuando tiempo más tarde escribió el libro de Hechos, ya no usó el título "excelentísimo", sino que simplemente dijo: "Oh Teófilo" (Hechos 1:1). Por lo tanto, Lenski llega a la siguiente conclusión: "Cuando Lucas escribió su Evangelio a Teófilo, este distinguido personaje no era todavía cristiano, aunque estaba grandemente interesado en los asuntos cristianos; pero cuando Lucas le envió el Libro de Los Hechos, Teófilo ya había sido convertido"».

LA ATALAYA del 1-9-1978, páginas 12-13, declara en parte: «Hoy día las genealogías son de interés para algunas personas, a quienes les gustaría descubrir las raíces de su árbol genealógico. Pero en realidad hay poco valor práctico en investigar nuestro árbol genealógico con todas sus ramas y determinar quiénes fueron nuestros antecesores en la antigüedad. De hecho, los cristianos [primitivos asumían] que todos los hombres son imperfectos y que no hay razón para jactarse o sentirse humillado en cuanto a sus antecesores distantes. El apóstol Pablo escribió al joven Timoteo que no debería "prestar atención a genealogías, que terminan en nada, pero que proporcionan cuestiones para investigación más bien que una dispensación de cosa alguna por Dios relacionada con la fe" (1 Timoteo 1:3,4)… En aquel tiempo Timoteo estaba en la ciudad asiática de Éfeso. En dicha ciudad había muchos judíos cristianizados, y algunos de ellos todavía se apegaban a las costumbres judías. Tenían gran afición a investigar el pasado y considerar sus conexiones ancestrales y las de otros, por un sentido de orgullo u ostentación de conocimiento más bien que por motivos prácticos o constructivos. Refiriéndose a los primeros siglos de la era común, The Jewish Encyclopedia (una enciclopedia judía) dice: "Lo prolíficos que eran estos libros bíblicos [Crónicas] en incitar presunción por razones genealógicas lo muestra la declaración [en el Talmud de Babilonia, Pes. 62b] de que sobre 1 Cró. viii. 37 a ix. 44 existían comentarios equivalentes a la carga de 900 camellos… Esta especulación sobre orígenes familiares y genealogías debe haber causado mucho daño" (Tomo 5, página 597; 1910). [Sin embargo, para los cristianos de todos los tiempos sólo] hay una genealogía que es realmente importante. Ésta es la línea de descendencia de Jesucristo. ¿Por qué es de tan grande importancia? ¿Y por qué deberíamos interesarnos en ella ahora?… Una de las razones más poderosas para interesarnos en ella es que sirve para establecer y fortalecer nuestra fe. Además, queremos poder probar a otros que Jesucristo es el Mesías… poder presentar un fundamento sólido sobre el cual otros puedan ejercer fe.

En cuanto a la lista de Mateo y Lucas de la genealogía de Jesús, sin duda que obtuvieron su lista de los registros públicos en el pueblo de Belén de Judá, donde nació Jesús. Hay un hecho extraordinario que debe eliminar toda duda acerca de que Jesús fuera tanto el heredero natural de David como el que tuviera el derecho legal al trono de David, pues él fue el hijo primogénito (en realidad hijo adoptivo) de un hombre que había descendido del rey Salomón. Este hecho es el siguiente: Ninguno de los enemigos de Jesús de entre los judíos jamás desafió el que él hubiese descendido de David, ni por la línea hasta su madre ni por la que llegó hasta su padre adoptivo. Ahora sabemos que los fariseos y saduceos buscaban con agitación como de una manada de lobos voraces cualquier medio que les hiciera posible desacreditar a Jesús. Pero no podían desmentir los registros de nacimiento oficiales, que la gente conocía muy bien y que podían ser examinados por cualquiera. Los enemigos paganos de Jesús tampoco atacaron su genealogía sino hasta después que los registros judíos fueron destruidos cuando los romanos invadieron y destruyeron a Jerusalén. Desde luego que entonces nadie podría corroborar sus alegaciones mentirosas».

Por consiguiente, el tópico moderno que asegura que gran parte del libro de Génesis, incluido el relato de Adán y Eva, es alegórico, es insostenible cuando se toma en consideración la genealogía lucasiana. Lucas el evangelista trazó la genealogía de Jesús hasta llegar a Adán, por lo que si el libro de Génesis fueran alegórico, ¿cuáles serían los antepasados reales y cuáles los míticos de Jesucristo? En verdad, si de alguna manera se introduce esa duda mal fundada en la interpretación teológica de Génesis, entonces, inexorablemente y de manera progresivamente arbitraria, la confianza en la guía bíblica se irá debilitando hasta desvanecerse por completo: incluso hasta el grado de tratar como estúpido a todo aquél que busque en el libro sagrado una orientación para vivir con sabiduría, puesto que tal individuo sería considerado un retrógrado que se apega a unos escritos desfasados y anacrónicos que no tienen mayor interés que el de servir de pieza de museo, en mudo testimonio de un pasado histórico repleto de criterios pueriles propios de la infancia de la humanidad.

Conclusión

En la monografía E-008 (El origen del hombre) se explicó cómo surgió el darwinismo y, junto con él, la "teoría biológica de la evolución de las especies vivientes". Sin embargo, debido al hecho de que dicha teoría ha necesitado ser continuamente modificada para que sus vaticinios encajen a duras penas con la realidad biológica que progresivamente ha ido abriendo sus ventanas ante el examen minucioso llevado a cabo con nuevas y poderosas técnicas, al final, pues, el concepto de "evolución biológica" es algo que no ha podido superar la tara de una imprecisión fundamental. Por lo tanto, sigue en pie (y aparentemente seguirá estándolo) la pregunta: ¿Qué se entiende por "evolución"?

La revista DESPERTAD de septiembre de 2006, producida por la Sociedad Watchtower, páginas 910, contesta: «Se ha definido evolución como "cambio o transformación gradual". No obstante, el término tiene varios significados. Puede aludir a los grandes cambios que se producen en la materia inanimada, como en el caso del desarrollo del universo. También puede hacer referencia a los cambios pequeños que experimentan los seres animados, es decir, al modo en que las plantas y los animales se adaptan a su entorno. Pero normalmente alude a la teoría de que la vida apareció al surgir de la materia inerte células con capacidad de reproducirse, y de que éstas poco a poco se transformaron en seres cada vez más complejos, siendo el hombre el más inteligente».

La revista sigue diciendo, en parte: «¿Creó Dios la vida mediante la evolución?… Poco después de que Charles Darwin popularizara la teoría de la evolución, muchas confesiones consideradas cristianas empezaron a buscar la manera de compatibilizar la creencia en Dios con la teoría de la evolución. En la actualidad, la mayoría de las principales religiones de la cristiandad parecen dispuestas a aceptar que de algún modo Dios utilizó la evolución para crear la vida. Hay quienes enseñan que Dios programó el universo de tal forma que a partir de la materia inerte evolucionaran inevitablemente distintas formas de vida y con el tiempo surgiera la humanidad. Los partidarios de esta doctrina, conocida como "evolución teísta", no creen que Dios haya intervenido en el proceso una vez iniciado. Otros piensan que Dios permitió que la evolución produjera la mayor parte de las familias vegetales y animales, pero que de vez en cuando sí intervino en el proceso.

¿Son compatibles ambas enseñanzas? ¿Es la teoría de la evolución compatible con las doctrinas de la Biblia? Si la teoría evolucionista fuera cierta, el relato bíblico de la creación del primer hombre, Adán, sería como mucho una narración con moraleja, pero jamás un suceso histórico (Génesis 1:26,27; 2:18-24).

¿Pensaba eso Jesús de tal relato bíblico? Veamos lo que mencionó en una ocasión, según se registra en el evangelio: "¿No leísteis que el que los creó desde el principio los hizo macho y hembra y dijo: "Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre" (Mateo 19:4-6)… Jesús estaba citando del capítulo 2 de Génesis. Si él hubiera pensado que ese relato del primer enlace matrimonial era ficticio, ¿lo habría utilizado para defender la sacralidad del matrimonio? Claro que no. Hizo referencia a él porque sabía que era verídico (Juan 17:17).

Los discípulos de Jesús también aceptaban la explicación que da Génesis. Por ejemplo, Lucas detalla en su Evangelio la genealogía de Jesús remontándose hasta Adán (Lucas 3:23-38). Si Adán no hubiera existido realmente, ¿a partir de qué punto los personajes de dicha genealogía ya no serían reales, sino ficticios? Si el origen del árbol familiar de Jesús fuera mitológico, ¿qué base habría tenido la afirmación de Jesús de que él era el Mesías, el descendiente de David? (Mateo 1:1). Lucas dijo que había "investigado todas las cosas desde el comienzo con exactitud". Es obvio que estaba convencido de que el relato bíblico de la creación era cierto (Lucas 1:3).

En el caso del apóstol Pablo, su fe en Jesús estaba muy ligada a su confianza en el relato de Génesis. De ahí que él escribiera: "Dado que la muerte es mediante un hombre, la resurrección de los muertos también es mediante un hombre. Porque así como en Adán todos están muriendo, así también en el Cristo todos serán vivificados" (1 Corintios 15:21,22). Si Adán no hubiera sido realmente el antepasado de toda la humanidad y el culpable de que "el pecado entrara en el mundo, y la muerte mediante el pecado", ¿habría tenido que morir Jesús para anular los efectos del pecado? (Romanos 5:12; 6:23).

Socavar la fe en el relato de la creación que aparece en Génesis equivale a socavar los cimientos del cristianismo. La teoría de la evolución y las enseñanzas de Cristo son incompatibles. Siempre que se intenta compatibilizar ambas doctrinas, el resultado es una fe débil que puede fácilmente ser "aventada como por olas y llevada de aquí para allá por todo viento de enseñanza" (Efesios 4:14)… La Biblia ha sido durante siglos blanco de ataques y críticas. Sin embargo, vez tras vez ha quedado vindicada. Por ejemplo, en múltiples casos se ha visto que cuando hace referencia a asuntos históricos, médicos y científicos, es exacta. Además, sus consejos en el campo de las relaciones humanas son confiables y nunca pierden validez. Las filosofías y teorías del hombre, al igual que la hierba, brotan y con el tiempo se marchitan, pero la Palabra de Dios "durará hasta tiempo indefinido" (Isaías 40:8). El evolucionismo no es sólo una teoría científica, sino también una filosofía que ha florecido por décadas. Ahora bien, en los últimos años, la propia doctrina darwinista tradicional ha evolucionado —de hecho, ha mutado— a raíz de los intentos de sus defensores por refutar lo que para muchos constituyen pruebas cada vez más claras de diseño en la naturaleza. Si se investiga esta cuestión, es probable que aumente la confianza de uno en lo que la Biblia dice sobre el pasado y, más importante aún, que se fortalezca la fe de uno en lo que promete para el futuro (Hebreos 11:1)».

Así, pues, la antropogénesis bíblica (el origen del hombre, según la Biblia) es creativa, es decir, enseña que el ser humano vino a la existencia por creación divina, siendo Adán el primer hombre y Eva la primera mujer. A partir de esos dos primeros humanos, y no por otra vía, se ha llegado a toda la población de hombres y mujeres que habitan actualmente en el planeta. Obviamente, por tanto, esto supone un total rompimiento con las doctrinas evolucionistas que se han derivado de la teoría de Darwin.

 

 

 

Autor:

Jesús Castro.

Partes: 1, 2
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