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Construyendo la maravillosa avenida del amor correspondido




    Construyendo la maravillosa avenida del amor correspondido – Monografias.com

    El arte de amar y ser amado

    Inmensa cantidad de personas – hombres y mujeres – viven su vida en un nivel exageradamente materialista, siendo incapaces de percibir otras realidades. Este asunto ya fue abordado en el capítulo anterior, pero debemos retomarlo nuevamente aquí dada su importancia fundamental.

    El ser humano es como un aparato de radio: recibe y emite ondas de diversas naturalezas .Los pensamientos, los sentimientos y las actitudes generadas en nuestro interior son distribuidas exteriormente a través de canales invisibles e intangibles. Por proceso semejante, recibimos influencias del mismo tipo, provenientes de otras personas y del medio ambiente. Se produce así un intercambio permanente de energía, de ondas vibratorias de las más variadas frecuencias. En resumen: influenciamos a los otros y al medio ambiente y somos influenciados por ellos.

    El gran problema está en el tipo de influencias, en el grado de positivismo o de negativismo de las mismas. Si fuésemos influenciados por cálidas ondas de amor y de armonía, sería maravilloso, pero si ellas fuesen de resentimiento y angustia, sería terrible. ¿Será que esas ondas se producen y se transmiten al azar, como nubes empujadas por el viento?

    No, esas ondas se producen y se transmiten a través de leyes. Podemos hasta no conocer el contenido explícito de las leyes, como no conocemos en detalle la ley que hace florecer una rosa hoy y no ayer o mañana. Pero podemos conocer la dirección, la orientación de las leyes, cual la senda que ellas indican. Hasta una persona inculta sabe cuándo una flor está pronta para florecer, aunque ignore todo acerca de climatología, ciencia de los suelos y fisiología vegetal.

    De la misma forma, sin necesidad de conocer detalles específicos de las leyes cósmicas, podemos prosperar mucho, actuando de acuerdo con sus líneas generales, con su dirección básica, con su orientación esencial. Esta es una forma inteligente de acción, aunque ella implique en un alto grado de fe y confianza, porque los resultados pueden no aparecer a corto plazo.

    Con todo, de una cosa puede tenerse absoluta certeza: la Justicia Divina, Eterna, existe. Por lo tanto, no hay ninguna posibilidad de errar en los cambios de marcha, o sea: ser feliz sin merecerlo o ser infeliz cuando se tienen méritos para alcanzar la felicidad. Tal vez usted conozca algunos casos donde esto parezca no cumplirse.

    Pero esto es imposible, porque el mundo es organizado, regido por ciertos principios y leyes, y no un caleidoscopio mudando su configuración a cada instante. Aún así, usted puede insistir y decir que Fulano de Tal, ya rico, todavía ganó la lotería y que Mengana, una verdadera cabeza hueca, casó con Zutano, el mejor partido de la ciudad, y que esto es injusto, porque ellos no merecen esos premios.

    Sin embargo, si usted raciocina de este modo, déjenos decirle que está incurriendo en un error básico de análisis. Este error surge de la facilidad con que los seres humanos juzgan a las otras personas o acontecimientos, sin estar – generalmente – habilitados para tal cosa. Los juicios humanos son – en su inmensa mayoría – errados, porque son superficiales. En realidad, poco o nada conocemos acerca de los que acontece en el interior de las personas; apenas percibimos sus máscaras exteriores. Poco conocemos de su historia anterior, sólo algunos incidentes, probablemente recientes en la vida del individuo analizado y sobre todo: nada sabemos del estado de su cuenta vital al nacer.

    El concepto de "cuenta vital" es un asunto avanzado, que será abordado en otro texto del autor (ver al final de este libro, información sobre "La Religión Cósmica: El mensaje olvidado de Einstein"), pero algunas ideas generales serán colocadas ahora para facilitar una comprensión preliminar. Llamamos "cuenta vital" el conjunto de tendencias y situaciones ambientales con las cuales nacemos, en parte positivas, en parte negativas. Por ejemplo, un niño nace en un "cantegril", "villa miseria" o "callampa"; otro en un palacio; uno es sordo, el otro tiene gran habilidad musical; uno en un hogar materialista, otro en uno repleto de espiritualidad. La causa de estas situaciones diferenciales será discutida profundamente en aquel texto, pero el hecho de su existencia es indiscutible.

    ¿Qué sabemos, pues, de la "cuenta vital" de Fulano de Tal, ganador de la lotería o de Mengana, con suerte en el casamiento? Si las victorias de ellos son injustas, también será injusto que Albertina sea muy enferma; Marcelo, muy pobre; Alejandra, huérfana; Gustavo, paralítico y Ana, infeliz en el amor.

    En este contexto, el mundo todo pasa, no sólo a ser injusto, y sí completamente absurdo, dirigido por un dios caprichoso, enfermizo, arbitrario, brutalmente sádico y hasta demente, o de lo contrario, totalmente regido por la suerte, el azar y la casualidad. En ambos casos la moral, la ética y los sentimientos elevados no tendrían el menor sentido. Sería el reino de la selva.

    Muchas personas hacen del mundo una idea bien próxima de la anteriormente descripta. Esto acontece porque el ser humano es muy ambicioso: él quiere tener en sus manos la decisión de los acontecimientos, debiendo estos ocurrir en la forma que favorezcan – generalmente – su exclusivo y egoísta beneficio.

    Cuando aquellos acontecimientos – ganar mucho dinero trabajando poco, obtener suceso sin cuidar de la forma de conseguirlos, alcanzar la realización afectiva sin preocuparse en mejorar la personalidad – no ocurren en la realidad y peor todavía, cuando son otras las personas que consiguen aquello que queríamos para nosotros – con el agregado que parecen no merecerlo – se tiene la sensación angustiante de que somos víctimas, que somos ajusticiados por poderosas fuerzas que están fuera de nuestro control. El mundo así es percibido como un gigantesco generador de dolor y sufrimiento, supuestamente inmerecidos.

    Pero esto es apenas una deformación de la realidad. Cuando en la escuela, un alumno no quiere aprender por las vías normales y se dedica a copiarle a los otros, a hacerse "la rabona" y actitudes afines, el profesor lo reprueba, haciéndolo repetir el año. Esto – es claro – representa una pérdida de tiempo y un atraso en los estudios, innecesarios en el plan didáctico original, pero que se volvió necesario por el comportamiento del alumno.

    Lo mismo acontece en la vida adulta: si actuamos erradamente, sumergiéndonos en la pereza, en el resentimiento, en el miedo, en la envidia y en la codicia, en vez de navegar en las suaves aguas del amor, de la paz, de la armonía y de la buena voluntad, se vuelve necesario que, a través del sufrimiento reconozcamos el error. Esto es un acto de justicia, de verdadera justicia, de Justicia Divina. (Los casos de que una persona ya nace con una desventaja física o con una tendencia muy negativa, también deben ser comprendidos dentro del concepto anterior de justicia, pero una perfecta explicación del asunto no puede ser hecha ahora).

    En resumen, los acontecimientos ocurren de tal forma que muchos deseos humanos permanecen insatisfechos y en su lugar es colocada una lección que – si aprovechada – sería de gran ayuda para el desarrollo interior de la persona. Pero el ser humano generalmente rechaza la lección, desconociendo que ella es – en verdad – un auxilio disfrazado, un conocimiento que debe ser aprendido.

    De modo que si tuviéramos una cierta evolución espiritual, si estuviéramos caminando en dirección a la luz, percibiremos que todos los problemas, barreras, dificultades y obstáculos que pretenden apartarnos de nuestros objetivos superiores, son apenas ejercicios para refinar el aprendizaje de las lecciones necesarias a nuestra graduación en la vida, y no castigos de un dios cruel, injusto y vengativo.

    Tal vez, usted hasta se pregunte si realmente tiene importancia saber si la Justicia Divina existe o si ella es apenas un invento de los dogmáticos religiosos. Antes de todo, debe tener la seguridad de su verdadera existencia; ella no es un consuelo para tontos, ni refugio de mediocres. Por el contrario, las mentes más esclarecidas de todos los tiempos la han proclamado como una de las pocas verdades absolutas.

    Reconocida su existencia, ¿cuál es el valor práctico de la Justicia Divina? Su valor concreto es muy grande, porque servirá de orientación práctica utilísima, si usted hiciera de ella su farol, su guía fulgurante. En efecto, si sufre, si la tristeza invade su corazón, si está destrozado por una pena de amor, por el dolor de un sentimiento no correspondido, comprenda que el primer paso a ser dado no es refugiarse en las quejas, en el resentimiento y en la auto-compasión. El paso a dar es no acusar a nadie – en el cielo, en la tierra, en el aire o en el agua – de su infortunio. Tenga el coraje de confesarse de que algo debe estar desajustado en su interior.

    El método correcto – entonces – para construir la maravillosa avenida del amor correspondido, para crear los cimientos del fascinante edificio de la realización afectiva, para cristalizar la vibrante realidad de amar y ser amado, consiste – simplemente – en comprender que el primer paso, la primera tarea a ser desarrollada, es reconocer que alguna cosa está funcionando erradamente dentro de nosotros y percibir que existe en nuestro corazón algún tipo de falta de armonía con los padrones cósmicos, divinos. Tal vez sea el predominio de los sentimientos negativos, tales como la envidia, los celos, la ansiedad o la incapacidad de irradiar amor.

    Una vez que usted fue sincero, honesto y auténtico consigo mismo, ya hizo una demostración que será capaz de alcanzar el maravilloso propósito perseguido. Continúe avanzando pues e investigue diligentemente cual de aquellos sentimientos negativos lo está bloqueando, impidiendo su felicidad. Mientras toma estas providencias, abra en su interior el grifo que libera el agua fresca de la felicidad y deje desabrochar su corazón como si fuese una magnífica y espléndida rosa fragante.

    Sature aquella flor maravillosa con ideas e sentimientos elevados, humedézcala con paz, nútrala con amor, protéjala con armonía, fecúndela con alegría. Abandone todo tipo de quejas, protestas, confusión y conflictos. Poco a poco, la gloriosa avenida del amor correspondido se extenderá a su frente y lo convidará a recorrerla, eternamente de manos dadas con su amor, recién nacido o resucitado.

    El amor y el matrimonio(*)

    Dice Trevisan(**): "La invención más estupenda fue el amor. El amor es la razón de ser de la existencia humana y de la existencia del mundo. Usted fue imaginado por amor, nació por amor, creció por amor y vive por amor y en el amor. El amor es la sustancia vital de su existencia. Su vida, cada paso, cada respiración, cada gesto, tiene mayor o menor sentido, de acuerdo con la densidad de amor existente en usted. Cuando usted tiene el corazón iluminado, entibiado y coloreado por el amor, el mundo es lindo; es un milagro maravilloso que se renueva en cada cosa, a cada momento".

    El gran sueño del ser humano es, precisamente, como llegar hasta el bellísimo palacio donde vive el dios del amor, como hacer para ser irradiado por su mágica luz, como llegar a la maravillosa meta, a la fulgurante cumbre vislumbrada en sueños: amar y ser amado, para el resto de nuestros días.

    Comencemos analizando el problema a partir de aquella relación afectiva que está hoy mas conturbada: el matrimonio.

    Es importante tener en cuenta que el ser humano es como un aparato de radio. Esta imagen puede ayudarnos a comprender muchas cosas que ocurren en el relacionamiento de la pareja. En el caso de noviazgo, la pareja está junta apenas unas horas, de modo que cada uno quiere agradar lo mejor posible al otro. Por otra parte, las ansias y la necesidad de amar – algunas veces sublimadas por la restricción sexual – magnetizadas por las perspectivas de un futuro lleno de promesas y halagos, tejen frecuentemente el romance, con hilos mágicos, maravillosos.

    Ya en un relacionamiento matrimonial, después del incendio pasional de los primeros meses, la vida se ajusta a la realidad cotidiana. Surgen los hijos, las cuentas a pagar, la inflación, el desempleo, las dificultades de diversos tipos que incluyen a veces difíciles conflictos familiares. Se vive en el presente, generalmente no muy agradable; el futuro lleno de promesas – por lo menos desde el punto de vista afectivo – no existe más. Ahora la convivencia es de 24 horas y nadie puede ocultar al otro su verdadera personalidad ni enmascarar indefinidamente su desánimo, su mal humor y su irritación.

    En este punto es que volveremos para la idea de que el ser humano es como un aparato de radio; él es emisor y receptor, simultáneamente. El temperamento, la estructura mental, los hábitos y las tendencias de los cónyuges se van a manifestar inevitablemente, hasta sin necesidad de palabras. Cada uno de ellos va a emitir ondas y va a recibir ondas del otro. La posibilidad de que el matrimonio continúe realizándose afectivamente, depende del grado de sintonía o de armonización entre esas ondas.

    Básicamente, se dan tres situaciones:

    a) Ambos emiten ondas e irradiaciones de amor y buenos sentimientos en general, en proporción bien mayor a las ondas negativas, que de vez en cuando surgen en sus mentes y sus corazones. En este caso, la feliz y despreocupada vida pre-matrimonial habrá pasado a ser una feliz y madura realización matrimonial. El futuro prometedor del tiempo del noviazgo ya no existirá, pero en su lugar vivirá un presente pleno. Preocupaciones y conflictos acontecerán de vez en cuando, ya que son seres humanos en evolución, por lo tanto aún imperfectos. Pero el amor terminará hablando más alto y él cerrará como un bálsamo hechicero, las heridas eventualmente abiertas.

    Estos matrimonios son la esperanza de la Humanidad, porque apoyándose en sus sólidos cimientos, es que se podrá desarrollar un mundo nuevo, pleno de paz y exuberante de amor. Si usted es casado y pertenece a uno de estos matrimonios, lo felicitamos y aunque ya practique – conciente o inconcientemente – muchas de las ideas, sugerencias y ejercicios presentados en este texto, nos parece que aún así le sería muy útil acompañarnos en el desarrollo de los capítulos siguientes del mismo, refinando así sus experiencias y fortaleciendo los conceptos básicos que explican y justifican los caminos propuestos en el mismo.

    b) Uno de los miembros del matrimonio emite más ondas positivas que negativas; ya con el otro acontece lo contrario. Se genera así un gran desequilibrio, falta de sintonía y ausencia de harmonización entre los compañeros. En este caso, la manutención del vínculo afectivo recaerá, pesadamente, sobre el miembro positivo. Si él realmente ama al otro, conseguirá obtener equilibrios parciales, perdonará mucha cosa ruin de éste y así sucesivamente.

    Si usted estuviera en este caso, tendrá una excelente oportunidad de rehacer su matrimonio, aplicando las enseñazas de este texto. En el caso de que sea usted el miembro más positivo, podrá influir sobre su cónyuge, irradiando sobre él (o ella) el Esplendor Divino que yace en su interior. Usted podrá transformarse así en una fulgurante hoguera, emitiendo cálidos y rayos a su alrededor, que envolverán a su compañero(a), induciéndolo a cambiar su comportamiento. Y esto ocurrirá porque su Ser Interior liberado de su prisión, irá a golpear en la puerta del de su esposo (o esposa) y le comunicará que la vida es digna de ser vivida; esto lo hará vibrar, llamando la atención de la Mente Conciente que comenzará a actuar más positivamente en el mundo concreto.

    Con todo, no debe olvidar una cosa fundamental: cada ser humano nace con ciertas tendencias, encima de las cuales desarrollará su libre albedrío. Nadie puede obligar a otro a ser bueno, a ser constructivo, a ser espiritual, a ser armónico. Lo máximo que podemos hacer es irradiar sentimientos positivos para él, procurando su "contagio". O sea, si después de un prolongado período en el que usted hizo todo lo posible para mejorar la relación y la otra parte no colaboró, usted debe pensar seriamente si tendrá sentido continuar con un vínculo tan empobrecedor, siendo que el destino humano es en dirección a la luz y no a las tinieblas.

    Dice el Maestro: "No cabe al hombre separar lo que Dios unió" (Mateo 19:6). La interpretación usual de esto es que el matrimonio no puede ser disuelto, pues la pareja fue unida por Dios (si el casamiento fue religioso) y el hombre no tendría autoridad suficiente como para cambiar una decisión de lo Alto. Cualquier cosa en ese sentido – dicen – sería una blasfemia, una negación del Poder Divino. La separación y el divorcio no serían pues aceptables para el Ser Supremo, que de esta manera condenaría a la pareja conflictiva a "comer el pan que el diablo amasó".

    Si embargo, un análisis más profundo, demuestra fácilmente la fragilidad de este raciocinio. En efecto, ¿qué significa "lo que Dios unió"? ¿Acaso significa que unos simples hombres – sacerdotes – tienen el poder de sustituir Dios? ¿Con que autoridad? Esto podría ser aceptable en otras épocas, en las cuales se enseñaba que para tener contacto con Dios era necesario de intermediarios.

    Hoy en día – gracias a la luz creciente que ilumina los corazones humanos a pesar de todo – sabemos que Dios habita tanto fuera (Dios trascendente) como dentro de nosotros mismos (Dios inmanente). Por lo tanto, no precisamos de representantes de Él, tan humanos como nosotros. En efecto, Dios, el Padre, está siempre en contacto con su Hijo y éste, nuestro Cristo o Ser Interior, se aloja en el centro de nuestro corazón.

    Consecuentemente, "lo que Dios unió" tiene otro significado. No tiene nada que ver con la ceremonia nupcial, el intercambio de anillos ni el juramento de fidelidad. "Lo que Dios unió", o no, son los corazones humanos. Y esto no puede ser juzgado por las apariencias externas ni por las leyes civiles o religiosas. O sea, cuando dos personas se aman profundamente, verdaderamente y auténticamente, es eso – y sólo eso – que significa una unión de naturaleza divina.

    Por lo tanto, el "hombre", o sea, la sociedad, no podrá destruir ese sentimiento, por más que tente. Pueden desterrar uno de los miembros de la pareja para un país lejano, pueden mandarlo para la prisión durante muchos años, pueden hasta eliminar físicamente uno de ellos, pero si "Dios unió", si el Esplendor Divino bendijo a aquellos dos corazones, ellos nunca podrán ser "separados", o sea, no podrán dejarse de amar, aunque el tiempo y la distancia puedan separarlos materialmente.

    En resumen, si usted cometió un error, casándose con una persona inconveniente y tentó con el máximo de sus fuerzas arreglar la situación y no tuvo suceso, queda un solo camino abierto: cada uno reiniciar la vida por su lado. Sí usted fue positivo, constructivo, amoroso y optimista durante ese tiempo y aún no consiguió superar los conflictos y alcanzar la normalidad de la relación, tiene todo derecho a apartarse, porque no es su obligación cósmica continuar preso a aquella persona. Si a pesar de todo el negativismo emergente de la relación, usted conservó la calma, la buena voluntad y el amor, la experiencia vivida fue más que suficiente para aprender la lección que estaba implícita.

    Abra pues sus brazos en dirección al cielo, aspire el aroma de las flores y embarque en otra dirección. Con el aprendizaje efectuado, usted estará en condiciones mejores para escoger una nueva pareja y ahora sí vivir maravillosamente en su compañía, alcanzando – definitivamente – la soñada meta de amar y ser amado.

    ¡Pero quien sabe! Con un poco de paciencia y mucho de amor, tal vez usted consiga cambiar el ambiente, consiga que su compañero(a) se contagie por su luminosidad y así la felicidad pueda brotar en su relacionamiento, sin necesidad de trocar de compañía. Su corazón será la mejor brújula que lo orientará en esta travesía; cuando la duda lo amenace paralizar, ahóguelas en potentes chorros de amor, comprensión y alegría(*).

    Ahora bien, tal vez fuimos optimistas de más y lo que realmente ocurre es que el miembro más negativo del casal sea usted. Antes de todo, es imprescindible que sea completamente honesto y sincero consigo mismo. Si por ahora no puede reconocer su negativismo frente a los otros, no se preocupe, pero sería un error terrible no aceptarlo interiormente.

    Si usted realmente ama a su pareja y quiere recuperar y aún mejorar su relacionamiento amoroso, comience con mucho coraje una verdadera cirugía interna, cortando los malignos tumores del miedo y del resentimiento, de la envidia y de los celos, de la venganza y de la angustia. Y enriquezca su mente y su corazón con las claras y frescas aguas de los ideales elevados, de los sentimientos puros, de los pensamientos altruistas.

    c) Finalmente, puede acontecer que los dos cónyuges tengan una proporción bien mayor de sentimientos negativos que de positivos. Aquel hogar, como muchos que usted seguramente conoce, parecerán más una sucursal regional del infierno que otra cosa. Reclamaciones, quejas, peleas, insultos y hasta agresiones acontecen con frecuencia, condicionando los hijos y registrando en su frágil mente subconsciente una matriz negativa que ellos reproducirán después, en su vida adulta, perpetuando los lazos de dolor, sufrimiento, desdicha e infelicidad que hoy asola el mundo.

    Si usted estuviese, lamentablemente, en este grupo, es bueno que sepa que no está todo perdido y que una vez más, todo depende de su actitud. Su futuro está en sus propias manos. Si usted se deja dominar por la Mente Colectiva, por la inercia, por la pereza, por la resignación, la sucursal del infierno que es su hogar continuará "prosperando" negativamente, haciendo que usted y sus familiares continúen hundiéndose en el barro y en las tinieblas.

    Pero si usted decide usar su poder cósmico, su libre albedrío y decidir que la situación es insoportable, que cambios deben ser hechos para escapar del colapso final, creemos firmemente que habrá encontrado la herramienta más indicada para facilitarle el trabajo, constituida por lo restante de este capítulo.

    Las dificultades afectivas

    En los párrafos anteriores consideramos exclusivamente los problemas matrimoniales. Esto es seguramente muy interesante para todos, porque quien aún es soltero piensa – muy probablemente – casarse algún día y es bueno saber alguna cosa sobre ese mundo futuro. Pero, también es deseable presentar algunas ideas directamente para aquellas personas que apenas están en la etapa de noviazgo o que no tienen actualmente un compañero afectivo.

    Celia Luce formuló una idea excelente que transcribimos: "Una dificultad es lo mismo que un guijarro. Colóquelo bien cerca del ojo y él cubrirá el mundo todo, poniendo el resto fuera de foco. Colóquelo a una distancia apropiada para la visión y él podrá ser examinado, así como debidamente clasificado. Tírelo a sus pies y él podrá ser visto en su ambiente natural: apenas algo minúsculo en el camino de la eternidad".

    Así son la mayoría de los problemas humanos, entre ellos los afectivos. El tremendo orgullo que muchas personas padecen, hacen con que pequeñas diferencias en intereses, en percepciones y en interpretaciones de lo que fue dicho, puedan crear barreras casi in transponibles, así como dolor y sufrimiento inconmensurables. La capacidad humana de deducción, de imaginación y de fantasía es altísima; cuando ella es mal utilizada, genera horribles fantasmas, creando una tempestad furiosa en un vaso de agua.

    Las palabras claves de la realización afectiva son: autonomía y libertad interior. Quien verdaderamente ama no es posesivo, no pretende guardar su objeto de amor con llaves. Quien ama de forma genuina sabe que no adelantaría nada, pues ya aprendió que el amor precisa espacio para realizarse, que cualquier tipo de jaula – por más dorada que sea – acaba por marchitarlo y suprimirlo. Quien ama de forma auténtica, sabe que el amor es una dádiva divina, regalo que debe ser reconocido y agradecido a cada momento.

    Pero las personas infelices, no realizadas, insatisfechas afectivamente, instalan noche y día en la Mente Colectiva, sus pensamientos impregnados de odio, sus sentimientos bañados en celos y envidia, o simplemente de dolor y sufrimiento. Ellas quieren – conciente o inconcientemente- contaminar el aire con su infelicidad. Muchas veces sin un propósito intencional, aquellas personas distribuyen y difunden por el ambiente el lodo que está alojado en sus corazones.

    Esta advertencia es importante, porque si usted quiere alcanzar su meta soñada: amar y ser amado, tiene que tener un cuidado muy especial en no sintonizar con estas ondas maléficas, toda vez que sienta a su alrededor el olor denso de la quejumbre, de las amarguras, de las frustraciones, de las críticas y del pesimismo, haga oídos sordos, no entre en sintonía.

    Rechace esas ondas negativas y comprenda que quien las difunde está emocionalmente enfermo. Esa o esas personas hasta pueden ofenderlo. No entre en esa provocación, pues si lo hace, e independiente del resultado, el único perdedor será usted. En efecto, la otra persona ya está perdida; ella sólo quiere compañía en su viaje a las tinieblas; es claro que usted no comentará la tontería de aceptar una invitación tan perjudicial.

    O sea: entre en contacto, en sintonía, con todo lo que sea bueno, bello y amoroso. Huya como si escapase del diablo de todo lo que sea ruin, negativo y destructivo. Sepa que las personas infelices en el amor, muchas veces intentan ensuciar, por envidia, despecho o celos, a los otros, porque no soportan ver una pareja feliz a su frente. No haga el juego de ellas, no se deje llevar por chismes. Manténgase firme en la tormenta, simplemente eleve la altura de su avión, atraviese rápidamente la faja de turbulencias y zambulla como un pájaro olímpico en el cielo deslumbrante de sol y de azul.

    Los problemas afectivos, como todos los otros problemas humanos, probablemente no puedan ser totalmente eliminados, a no ser, en los casos en que las personas involucradas estén en la cumbre de su evolución, número sin duda reducidísimo hoy en día. Para la inmensa mayoría, aquel hecho es una verdad indiscutible. ¿Pero eso implicaría la imposibilidad de realizarnos afectivamente? De ninguna manera, los Maestros espirituales de todas las épocas han enseñado una verdad fundamental: Los problemas humanos no son las dificultades que surgen en el camino y sí como las percibimos.

    Es la idea del guijarro ocupando todo nuestro espacio visual. Pero también él puede ser colocado en el suelo y así volverse una cosa insignificante. Del mismo modo, ya que no podemos evitar la existencia de dificultades – ellas están ahí para enseñarnos ciertas lecciones – podemos, sin embargo, manejarlas, concediéndoles mayor o menor importancia. Los seres humanos estamos en proceso de evolución, por eso somos aún imperfectos, con aspectos negativos y con aspectos positivos; lo mismo ocurre con nuestra pareja.

    Un gran error que produce mucho dolor y sufrimiento, es colocar nuestra lupa sobre las características negativas del compañero; de esta forma las ampliamos, generando así harto combustible para peleas y discusiones. La actitud inteligente, constructiva, conducente a una vida mejor es la contraria: dejar en la sombra aquellos detalles negativos e iluminar los positivos, hasta hacerlos tan fuertes que acaban disolviendo todo lo que sea diferente.

    Si su compañero (enamorado o cónyuge) tiene ojos bonitos, voz agradable, pasó en el examen o realizó algún deseo constructivo, no deje escondido dentro de sí el elogio sincero, del mismo modo que cuando él tenga algún momento difícil, brinde su apoyo, de forma que sienta que puede contar con usted. Más importante aún: si hubieron errores u ofensas por parte de él, no las guarde dentro de sí, expúlselas de su interior a través del perdón. No guarde rencores o resentimientos del ser amado, pues ellos son el peor veneno que podría arrojar en su vida, ya que éste acabaría penetrando profundamente y matando la maravillosa, pero frágil, flor del amor.

    Con todo, puede acontecer que usted no tenga – por lo menos en este momento – compañero afectivo. Sufrirá, por lo tanto, de dificultades diferentes de las hasta ahora comentadas. Por ejemplo: frustración, soledad pavorosa, sentimientos de insignificancia, resentimiento, envidia, resignación, etc. Es claro que no hay ningún decreto divino impidiendo su realización afectiva, su sueño espléndido de amar y ser amado. Sin embargo, parecen existir ciertas dificultades o lecciones que usted no supo asimilar o no quiso aprender. Tal vez usted nació con algunas dificultades innatas en el campo afectivo, que podría haber superado con esfuerzo, dedicación y perseverancia, pero prefirió abandonar la lucha cuando enfrentó los primeros tropiezos.

    Sea como sea, el pasado pasó y el futuro está desfilando permanentemente a su frente. Aún usted está en el comando, aún puede elegir el rumbo: continuar como hasta ahora, esperando un milagro imposible, un hechizo no imaginable o mudar la dirección, haciendo cambios en su vida interior.

    Convénzase de que si usted no está envuelto con una persona del sexo opuesto en la dulce y febril experiencia del amor, es porque hay barreras, bloqueos y obstáculos en su corazón, de tal naturaleza que no dejan su ser interior expresarse libremente, pleno de maravillosos atributos y poderes. Convénzase de que si usted no alcanzó el magnífico ideal de amar y ser amado, es porque se dejó dominar por la Mente Colectiva, que habla sobre todo de cosas negativas, pesimistas y sombrías.

    Convénzase de que si usted no se está arrullando en las delicias del amor correspondido, es porque ha dejado que su mente confíe en las pitonisas de la mala suerte, del destino ruin y la resignación impotente.

    Sin embargo, tenemos un mensaje trascendente para comunicarle: si a pensar de toda su confusión y sufrimiento, usted desea amar y ser amado y usted cree que esa posibilidad existe, sea bienvenido, porque en estas páginas encontrará el estímulo, el coraje y la dirección que necesita para llegar a tan maravillosa destino. Si por el contrario, el dulce fruto del amor correspondido ya es suyo, lo felicitamos de todo corazón; tal vez pueda encontrar en lo que falta de este capítulo y de este texto, algunas ideas que le permitan agregar más sabor, más gracia y más belleza a su excitante experiencia.

    Observación: Las Monografías de este Gran Tema (Afectividad Humana), deben ser consideradas como un estímulo, una inyección de luz y esperanza para las personas que sufren de problemas afectivos. El autor, dentro de sus posibilidades, está dispuesto a enviarles, de forma totalmente gratuita, el libro completo, titulado "El Arte de Amar y Ser Amado", a todos aquellos y aquellas, que demuestren interés en los mensajes ofrecidos, a través de comentarios simples, enviados directamente a:

     

     

    Autor:

    Prof. José A. Bonilla

    (Universidad de la República, Uruguay; Universidad Nacional de Tucumán, Argentina , Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil)

    Conceptos básicos

     

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