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La dirección del trabajo en la Educación Técnica y Profesional



Partes: 1, 2

  1. Acercamiento a la evolución histórica del PG en la ETP
  2. La dirección como proceso de influencia consciente en el trabajo educativo en la ETP
  3. La dirección del trabajo educativo en la ETP
  4. La dirección del trabajo educativo en el Centro Politécnico
  5. Principios del proceso del proceso formativo que sustentan dirección del trabajo educativo en la ETP
  6. A modo de conclusión
  7. Referencias bibliográficas

Acercamiento a la evolución histórica del PG en la ETP

El surgimiento del capitalismo como régimen económico- social puso fin a su anterior sistema, el feudalismo dado el creciente desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas y las relaciones de producción. Ambas, se vieron estimuladas por el avance paulatino manifestado por los instrumentos de trabajo, las invenciones científicas e innovaciones que tuvieron lugar en la sociedad. Surgen las profesiones, con una complejidad en su contenido superior a los oficios, lo que condiciona el surgimiento de la escuela politécnica. Con ella, al modelo tradicional de aprendizaje en los oficios se une el modelo de formación profesional escolarizada (Mena, 2012).

En Cuba, este hecho se da a partir de la primera década del siglo XIX. Las primeras escuelas dedicadas a la ETP son para les especialidades industriales (carpintería, albañilería, tornería, mecánica, electricidad, entre otras muchas). Más tarde, en el siglo XX, aparecen otras dedicadas a la economía y la agronomía, entre otras. Aunque incipiente e insuficiente en ambos siglos, ya se puede hablar de una ETP organizada.

Este subsistema se enriqueció con las ideas de eminentes pedagogos cubanos entre los que se encuentran José de la Luz y Caballero, Enrique José Varona y Fernando Aguado y Rico entre otros, quienes, en sus ideas sobre la formación profesional incluían la formación y superación de los docentes.

La realización de este estudio en Pinar del Río, tuvo como fuente principal la obra Historia de la ETP en Pinar del Río. Primera Parte (Mena, Sarracino y Machado Gonzáles, 2017). Según estos autores, en la provincia sólo existían cuatros centros dedicados a la formación obrera: Granja- Escuela (1913-1935) – Escuela Provincial de la Agricultura (1936-1959) Tranquilino Sandalio de Noda, Escuela Provincial de Comercio (1929); Escuela de Artes de Oficio Cirilo Villaverde (1955) y la Escuela de Aeronáutica Civil Aureliano Fernández Concheso (1955).

Con el triunfo de la Revolución llega un nuevo modelo de escuela politécnica. En correspondencia con el objeto de estudio, ello redundará en una mayor atención diferenciada y personalizada a los estudiantes, buscando la formación de un profesional que responda a los interese del proyecto socialista naciente. En este, la ETP por primera vez alcanza un alto valor para el desarrollo social y debe ocupar el lugar estratégico que le corresponde. Ello, exige un cambio de concepción muy profundo tanto en lo curricular como en lo espiritual, para asimilar y desarrollar los cambios radicales que se han estado produciendo en este subsistema de educación y aquellos que deberán ocurrir en un futuro inmediato.

En relación al origen y perfeccionamiento de la labor educativa del profesor guía, en sentido general, se han realizado diferentes investigaciones, entre ellas la de Vera (2002), donde se manifiesta el establecimiento de etapas dentro del proceso revolucionario que propiciaron el origen del profesor guía. Siguiendo esta línea de trabajo, desde el punto de vista histórico, comprobamos que en la Educación Técnica y Profesional transcurrió de forma similar, aunque con sus especificidades, como lo relacionamos a continuación:

Específicamente el estudio del objeto en la ETP revolucionaria ha sido posible gracias a la obra de Machado Botet y Bermúdez (2008). Por ella se conoce que la 1ra experiencia en relación con el tema se dio en 1961. Los primeros grupos, nombrados Consejo Estudiantil de Curso (más tarde Pleno Estudiantil de Clase) (1962, estaban integrados por un grupo de 25 a 30 alumnos y un reducido grupo de profesores. Ambos estaban asesorados por un profesor en calidad de Asesor Educacional; estos constituían la célula fundamental de las actividades educativas y de orientación general a los estudiantes, en estrecha relación con las organizaciones políticas y estudiantiles.

Con el Reglamento General de los centros secundarios y técnicos (Pre- tecnológicos y escuelas técnicas) (1962), se norman las funciones y las formas de organización del Consejo de Profesores del Aula que es presidido por un profesor responsable del grupo. En la mayoría de los casos coincidía con el profesor de taller, ya que era éste el que pasaba con los estudiantes la mayor parte del tiempo, y podía propiciar la formación ideológica atendiendo a sus características. Surge así el P G de la ETP.

Entre los años 1966 y 1970 aproximadamente, la ETP forma parte del Vice Ministerio de la Educación Técnico- Militar, en estas condiciones la figura del profesor responsable de grupo fue sustituida por un instructor militar y el trabajo educativo se vio permeado por la disciplina militar.

En este primer período (1959 al 1971), los PG ejercen una acción de orientadores políticos, en función de las exigencias sociales, sus actividades tienen carácter espontáneo; la actividad pedagógica se realizaba en coordinación con las organizaciones estudiantiles.

En todos estos años de intensa lucha ideológica, la actividad pedagógica del PG se desarrolla de manera conjunta con las organizaciones estudiantiles, con un contenido pedagógico y un alto espíritu político- ideológico. A partir del III Congreso de la U.J.C. (1977) fue trascendental el desempeño de los profesores guías en su actividad profesional.

En toda la década de 1970 se trabaja en los reglamentos de los centros docentes, documentos normativos principales de la escuela cubana. En ellos se incluye por primera vez un capítulo sobre las obligaciones del responsable de aula, que se tradujo en orientaciones para el PG, el cual estaba llamado a fortalecer sustancialmente su función educativa (MINED, RM 247, 1980).

Acerca de la importancia de la labor o función del PG, Castro Ruz (1981) señalaba que:

La escuela ocupa el lugar primordial dentro del conjunto de influencias que actúan en la formación de niños y jóvenes. El corazón del trabajo educativo es la labor de los profesores .Si esta funciona mal, funcionará mal todo el sistema de trabajo. (p. 6)

Entre los años 1981 y 1989, tiene lugar una etapa importante en la actividad pedagógica de los PG, dada fundamentalmente por el interés del MINED en provocar un cambio y dar una visión diferente a su labor en las instituciones educativas. Esto justifica que en los Seminarios Nacionales de la etapa, fuera tema de análisis y discusión.

En el año 1988, el MINED, precisa aspectos esenciales referidos a su actividad pedagógica, se aprueba la RM 619, bajo la denominación de Aspectos Principales del Trabajo de los PG, que favoreció los mecanismos de selección, organización, y control de la actividad pedagógica.

Con el inicio del Periodo Especial, la labor del PG se complejiza. Su labor en esta etapa debe tener un carácter político ideológico más fuerte, lo que ocupa el centro de su labor educativa. Se pone en marcha la aplicación de una política educacional encaminada a resolver las contradicciones e insuficiencias existentes. Entre las reformas introducidas se encuentran las relacionadas con la aplicación en la escuela de un sistema de trabajo para desarrollar de manera coherente los distintos rasgos de la estudiante y su preparación para la vida y el trabajo, así como dedicar especial atención a la superación de los docentes en ejercicio.

Durante el período comprendido entre los años 1988-2002, se logró en la mayoría de las enseñanzas, incluyendo la ETP, una consolidación de la actividad pedagógica profesional de los PG. En este contexto surge la figura del Profesor Coordinador Educativo (PCE) de la ETP, un aporte revolucionario y novedoso para la atención diferenciada a un número reducido de estudiantes. La nueva figura recoge en su accionar y funciones lo más positivo del trabajo del PG. El PCE atiende a un grupo de jóvenes, con un mayor nivel de autonomía y autodeterminación, que se preparan para su inserción en la vida adulta, a partir de una enseñanza más especializada desde su formación técnica, por lo que está en mejores condiciones para enfrentar su preparación profesional con independencia, aunque necesita cierto nivel de ayuda y apoyo por parte de este profesor, sobre todo en la elaboración y desarrollo de sus proyectos de vida relacionados con su profesión futura

Sin embargo, las transformaciones introducidas en la ETP (2008), retomen de nuevo la tradicional figura del PG. Es, a partir de los Lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (2009), que se imponen cambios, en las concepciones de la ETP, buscando la formación de trabajadores con conciencia de productores más que de consumidores. Con ello también cambia el contenido de la labor educativa del PG

1. 2. La dirección como proceso de influencia consciente en el trabajo educativo en la ETP

El abordaje de este concepto en la ETP fue posible con el estudio de la obra La dirección educacional. Definición y características, de los especialistas de la ETP Cuevas y Torres (2008).

Para estos autores, la dirección atraviesa por toda una trayectoria histórica. Esas teorías han evolucionado desde formas realmente inhumanas, hasta las actuales en que se reconoce la importancia del desarrollo del hombre. En el amplio sistema de conocimientos que en este campo existen, vinculados mayoritariamente con la dirección empresarial, es importante hacer algunas precisiones relacionadas con términos que muchas veces son utilizados indistintamente, ellos son: administración, gerencia y dirección.

La experiencia cubana y la inmensa mayoría de los países latinoamericanos apuntan hacia la designación de dirección escolar. A quiénes dirigen los mismos se les llama directores o rectores de escuela, siendo un tanto inusual denominarlos como administradores o gerentes educativos. Si se utiliza el concepto dirección de manera genérica para designar a la actividad de conducción de los procesos que se dan en una institución educativa, se debe considerar que los directores cumplen funciones gestoras y administrativas.

Según Cuevas y Torres (op. cit.), la dirección de las instituciones educativas se hace compleja si se toma en cuenta dos características que la distinguen:

  • en las escuelas el principal recurso es el humano.

  • todos dirigen y son dirigidos.

Es decir, todos los individuos son por tanto objeto y sujeto del proceso de dirección, de ahí que este proceso tenga un carácter eminentemente subjetivo. En consecuencia, dirigir en educación significa, tomar en cuenta la esencia de los procesos que se desarrollan en la institución educativa y en primer lugar, la proyección futura del desarrollo de la institución, lo cual significa a su vez, potenciar el desarrollo de las personas. En correspondencia con estas premisas, la dirección educacional se considera como:

Sistema de influencias conscientes y planificadas, dirigidas a desarrollar a las personas, con el objetivo de lograr la formación integral de los estudiantes, sobre la base del desarrollo institucional de la escuela politécnica y a partir del conocimiento más objetivo de las personas, los grupos y la comunidad. (Cuevas y Torres, 2008, p. 3)

Según Alonso (2007), la dirección educacional tiene dos formas de existencia:

Dirección de proceso, visto como forma de existencia de la dirección en la que –a partir de los objetivos propuestos– se planifica, organiza, regula y controla un determinado proceso, observando los principios técnico-organizativos y científicos que lo rigen. Se distingue por el hecho de que el agente social que ejecuta el proceso puede ser quien ejerza las funciones de dirección, por lo que no supone necesariamente la división entre dirigentes y dirigidos.

Proceso de dirección, visto como forma de existencia de la dirección que se distingue por el ejercicio de las funciones directivas separadas de la ejecución, lo que genera su rasgo esencial: "la relación entre dirigentes y dirigidos y la recíproca subordinación entre ellos". Se desarrolla como un proceso de interacción el que se establece un determinado orden de funcionamiento y se planifican, organizan, reajustan y controlan, los modos de actuación requeridos para: 1) potenciar el perfeccionamiento de todos los agentes del cambio organizacional, 2) desarrollar tanto sus conocimientos, habilidades, capacidades y actitudes individuales, como la cultura organizacional; y 3) garantizar el cumplimiento de los objetivos. (p. 32)

De acuerdo con estos criterios, el PG dirige el trabajo educativo en el grupo estudiantil (visto como proceso).

1.3. La dirección del trabajo educativo en la ETP

Una mirada a la bibliografía en torno al término trabajo educativo, permite reconocer la dispersión terminológica. A tal efecto se precisa como: actuación pedagógica, trabajo pedagógico, labor pedagógica y labor educativa. Sin embargo, evidencian puntos de coincidencia.

A continuación se precisan algunos elementos, que se reiteran en la revisión bibliográfica realizada. En el Seminario Nacional del MINED [documentos normativos y metodológicos] (1982) se reconoce como el conjunto de actividades sociopolíticas que influyen en la formación de la personalidad del hombre. De igual modo, el Colectivo de Autores del MINED – ICCP (1984) lo relaciona con la categoría Educación como un proceso complejo en el que interactúan diferentes factores acompañando a la escuela. Por otro lado, otro Colectivo de Autores (2001), lo identifica como actuación, pedagógica, donde las acciones y operaciones pedagógicas son dirigidas a la educación integral.

Interesantes resultan las precisiones de Chacón y Báxter, al considerar el trabajo educativo como la labor pedagógica encaminada a formar, transformar y educar la personalidad del estudiante. Chacón (2002), al conceptualizarlo como trabajo pedagógico, puntualiza que es un proceso interactivo e intersubjetivo (relaciones interpersonales directas) que no podrán ser sustituidas por la tecnología.

Por su parte Baxter (2002), lo apunta como formación de hábitos, la asimilación de normas de conducta, sentimientos, cualidades, actitudes, de conceptos morales, de valores, principios y convicciones de los jóvenes. Constituye un proceso histórico social que se desarrolla de manera activa y creadora, precisa además, que es un sistema que va dirigido a la organización de la vida y actividad práctica de los estudiantes y que supone la acción coordinada de todos. Téngase en cuenta que la propia autora en el año 2007, lo define como labor educativa y considera que es un proceso conscientemente organizado, dirigido y sistematizado sobre la base de una concepción pedagógica determinada cuyo propósito es la educación integral.

En este sentido, es oportuno considerar la idea de Chacón (2002) cuando se refiere a que debe poseer un profundo carácter humanista, atendiendo a las propias cualidades personales y profesionales del docente, las que se transforman en sus principales instrumentos de trabajo educativo.

Los puntos de vista de ambas autoras no se contradicen antagónicamente sino que se complementan desde su perspectiva de análisis, dejando entrever el carácter consciente en los procesos formativos, donde el hombre es el centro, siendo objeto y sujeto del trabajo educativo en función de su formación integral, lo que tiene una connotación significativa para su dirección.

En la sistematización realizada se reconocen como elementos esenciales del trabajo educativo que: es un proceso complejo en el que interactúan diferentes factores para formar, transformar y educar la personalidad del hombre, asimismo, es una formación activa y creadora, donde se forman valores, principios y convicciones cuyo propósito es la educación integral, tiene como meta formar y desarrollar en los estudiantes los valores que estipulan la calidad de un revolucionario cubano de estos tiempos y la excelencia académica, lo cual ubica en igual plano los conocimientos, habilidades y valores a formar y desarrollar en los estudiantes.

Particularmente en la ETP, la necesidad de una formación integral de los estudiantes tiene su fundamento en el principio martiano de la vinculación estudio-trabajo. Desde este postulado es importante formar valores profesionales en los estudiantes pero desde una preparación tecnológica que haga a los profesionales seres útiles a la sociedad y al mercado laboral, pues las cualidades morales suben de precio, cuando tienen como sostén, las cualidades inteligentes (Martí, 2015). De las ideas martianas emerge el carácter consciente, intencional y organizado de la educación, así como su función esencial: preparar al hombre para la vida.

En su sentido pedagógico, la educación es un "(…) sistema de influencias conscientemente organizado, dirigido y sistematizado sobre la base de una concepción pedagógica determinada, cuyo objetivo más general es la formación multilateral y armónica del educando". (López Hurtado y otros, 2002, p. 43)

Los CP deben preparar al futuro obrero para que sea capaz de aportar a la producción o a los servicios con profesionalidad, desde una conciencia ecológica y productiva, como ciudadano responsable y comprometido con la contribución al desarrollo económico y social del país, expresada en comportamientos éticos, creativos y socialmente valiosos. En este sentido cobra especial importancia la educación técnico-profesionalcomo categoría del proceso de ETP vista como: "(…) el sistema de influencias educativas conscientemente organizado, dirigido al desarrollo de una cultura técnico-profesional integral del obrero competente que tiene lugar en la integración escuela politécnica -entidad laboral-comunidad"(Bermúdez, 2013, p. 4)

Para el PG y el grupo de trabajo educativo en la ETP cobra especial importancia esta categoría; dominarla y hacerla suya es indispensable, en tanto de ella se derivan cuatro características esenciales:

  • El carácter de sistema de las influencias educativas.

Se trata no solo de influir en el desarrollo de los estudiantes, sino de que esas influencias posean la coherencia, la armonía y la interdependencia necesarias para el proceso de ETP. En este participan diversos educadores: profesores guías, profesores, directivos, familiares, representantes de la comunidad, especialistas, tutores y el colectivo obrero de las entidades laborales, el grupo escolar y las organizaciones estudiantiles y de masas, lo que complejiza el logro de la unidad de todas las influencias educativas.

Algunas de estas influencias actúan como variables ajenas difíciles de controlar. Un ejemplo de ellos es el colectivo obrero, hasta ahora no analizado con profundidad desde los modelos de ETP tradicional. La imposibilidad de que el grupo de trabajo educativo participe durante el tiempo de estancia de los estudiantes en la entidad laboral, dado por su distribución en diferentes entidades, hace que sobre los alumnos puedan actuar diferentes normas, actitudes y conductas en ocasiones no acordes con los objetivo del modelo del profesional.

  • El carácter consciente de las influencias educativas.

El proceso y el resultado del sistema de influencias, debe resultar claro y transparente para los PG y su grupo de trabajo educativo. Esto les permite orientarse en su proceder, a partir del diagnóstico del desarrollo potencial y actual de los estudiantes, así como del control y valoración de los proyectos educativos institucionales y grupales y de los planes individuales de desarrollo profesional de estudiantes y de educadores. Este carácter consciente permite la constante retroalimentación de la marcha de los proyectos y planes individuales y colectivos y de su influencia en el desarrollo de la cultura técnico-profesional de los trabajadores en formación y de los educadores.

  • El carácter intencionado de las influencias educativas.

La ETP se proyecta en la dirección deseada, para responder al encargo social y a la política educativa del país, pero teniendo en cuenta las necesidades del trabajador en formación. El fin de la ETP es el desarrollo técnico-profesional integral del estudiante, y este depende de las exigencias del modelo del profesional de la especialidad que estudia, en el que se concretan las exigencias que la sociedad y la entidad laboral le plantean. Por tanto, la educación técnico-profesional tiene que considerar las particularidades de estas exigencias, para organizar su sistema de influencias en función de propiciar en cada estudiante, durante su formación técnico-profesional, el desarrollo de aquellas competencias profesionales que se le exigen para insertarse exitosamente en el mundo laboral.

Estas competencias incluyen no solo los conocimientos, habilidades y capacidades requeridos para el exitoso desempeño de la actividad laboral, sino además, las características de personalidad (motivos, actitudes, valores, cualidades, entre otros) configuradas en un sistema que le permita una regulación efectiva de su comportamiento en el colectivo de trabajadores al que pertenecerá en el mundo del trabajo.

  • Se produce en la integración escuela politécnica-entidad laboral-comunidad.

El sello distintivo de la ETP que la distingue de otros subsistemas, es que ocurre en la integración entre el CP y la entidad laboral. Es decir, se produce tanto en la escuela como en la entidad laboral (Mena, 2012). El papel que desempeñan los componentes personales arriba mencionados, en su integración posibilitan la formación en los estudiantes no solo de las habilidades para la aplicación de los conocimientos profesionales en la solución de los problemas, sino el desarrollo de una conciencia de productores, de cuidado y protección del medio ambiente, de disciplina y responsabilidad social y de compromiso con su participación en los cambios que se llevan a cabo en la sociedad cubana actual.

Será preciso entonces que el PG de la ETP dirija el proceso de trabajo educativo en función de potencial la categoría educación técnica y profesional del trabajador en formación.

1.3.1. La dirección del trabajo educativo en el Centro Politécnico

Según Machado y Bermúdez (2007), investigadoras de la ETP, el PG del CP es aquel profesor que se responsabiliza con la formación de cada uno de los estudiantes de un grupo escolar y coordina las influencias educativas de todos los educadores (profesores, tutores, dirigentes, trabajadores no docentes, familia, comunidad, entidad laboral y organizaciones estudiantiles y de los trabajadores) que participan en su formación técnico-profesional.

La función esencial que tiene el PG en el CP es la dirección de los procesos formativos de los estudiantes de su grupo. Para lograr el cumplimiento de esta función necesita la cooperación de los estudiantes y educadores del grupo, por lo que ha de comprometerlos en todas las tareas y lograr su participación corresponsable en ellas.

El hecho de que la formación profesional de nivel medio actual se desarrolle en condiciones totalmente diferentes, marcadas por el incremento de la participación de la entidad laboral, como contexto esencial del proceso de ETP, obliga a repensar y actualizar las responsabilidades de los PG. Bermúdez y Pérez (2015) conciben al proceso formativo de la ETP con un alto carácter participativo e integrado al definirlo como:

…la cooperación entre los estudiantes y agentes educativos, en las actividades del contexto escuela politécnica -entidad laboral- familia-comunidad, en condiciones que propician la apropiación de los contenidos de la profesión y el crecimiento personal de los estudiantes en correspondencia con sus necesidades y con las exigencias del Modelo del profesional. (p. 19)

En relación con lo anterior consideran tres características de la cooperación que acotan las especificidades de la ETP: la realización armónica de las tareas, la colaboración en la toma de decisiones conjuntas y la responsabilidad compartida; todas son vistas en la asunción por los estudiantes, profesores, especialistas de las empresa y la familia de su compromiso con el proceso, los resultados y las consecuencias de las decisiones tomadas durante la formación del obrero calificado y el técnico medio.

En función de ello Rodríguez y Breijo (2017) identifican un grupo de rasgos esenciales inherentes al trabajo de los PG de la ETP, como elementos que deben caracterizar su labor, que son:

  • Preparación política-ideológica adecuada para conducir la educación de los profesionales de nivel medio, formando y desarrollando valores profesionales acordes con el modelo socioeconómico exigido.

  • Adecuada preparación en la especialidad que atiende y dominio profundo del modelo del profesional para poder proyectar de manera estratégica el proceso de ETP hacia la formación de trabajadores de nivel medio competentes.

  • Alto dominio de la Pedagogía general, de la Pedagogía de la ETP en particular y del diagnóstico psicopedagógico que le permita fundamentar sus decisiones en uso de los métodos del trabajo educativo para la educación del profesional competente desde bases científicas desde un tratamiento adecuado de la diversidad.

  • Poseer y/o desarrollar competencias comunicativas de manera que pueda guiar los procesos de enseñanza-aprendizaje y de orientación educativa como procesos básicos en la ETP de nivel medio.

  • Poseer prestigio y autoridad moral, ética y profesional ente los estudiantes, los profesores, la familia, la comunidad y los trabajadores de la empresa que despierte la confianza en estos factores de manera que pueda incorporarlos de forma protagónica al proceso de ETP.

Estos rasgos de algún modo orientan las responsabilidades de los PG de la ETP en la actualidad.

De igual manera Rodríguez y Breijo (op. cit.), los autores realizan un acercamiento a las funciones que debe cumplir estos docentes en las condiciones actuales de la ETP. Diversos especialistas en los últimos años han considerado esta temática desde diferentes criterios. Machado (2009), alude al componente de dirección asignando cuatro funciones específicas al trabajo del PG en la ETP que son:

  • Diagnóstico: implica la conducción del estudio profundo e integral de cada estudiante, de la estructura y funcionamiento del grupo, de las potencialidades y debilidades del colectivo pedagógico, de la entidad laboral de la comunidad y del entorno familiar de cada alumno con la participación protagónica de estudiantes y educadores.

  • Planificación: exige garantizar la elaboración de los planes de desarrollo profesional de cada estudiante, del proyecto educativo del grupo, de la estrategia de trabajo con el colectivo de educadores, con las organizaciones estudiantiles, con la entidad laboral, con la familia y con la comunidad.

  • Ejecución: requiere la realización de las actividades planificadas, en las que el profesor guía brinda las ayudas necesarias a los estudiantes, al grupo y al colectivo pedagógico, interviene mediando entre ellos cuando surgen conflictos y coordina las diversas influencias educativas, para lograr la coherencia, la unidad de criterios y de acción en el proceso de educación técnica y profesional de los estudiantes de su grupo.

  • Control: consiste en el seguimiento y valoración de las influencias que los educadores ejercen en los estudiantes, de la marcha de los procesos formativos y del desarrollo técnico-profesional integral de los estudiantes de su grupo, con la participación responsable y comprometida de todos. Esta función está presente en las demás funciones: en el diagnóstico, en la planificación y en la ejecución de lo planificado. Es fundamental para lograr la retroalimentación, la toma de conciencia de la calidad del trabajo y de su resultado y la proyección de nuevas metas de desarrollo individual y grupal, tanto de los estudiantes como de los educadores.

Como puede evidenciarse el PG es una figura fundamental en la labor educativa del CP y sus funciones son complejas. Para poder cumplirlas exitosamente requiere una profunda preparación y un entrenamiento en su rol. Al CP le corresponde esta tarea, por lo que la superación de los PG tiene características muy diferentes a las de cualquier otro profesor de la institución.

La coordinación del grupo de trabajo educativo le permite al PG resolver situaciones, tomar decisiones, fijar prioridades para el mejoramiento continuo del proceso de ETP compartido CP-entidad laboral, incluyendo en él al resto de las agencias educativas.

Reconocer esta función implica separar a la entidad laboral a la que se integra el CP, de su designación como una agencia educativa más de la comunidad, para convertirla en un contexto educativo o escenario pedagógico esencial donde sus recursos humanos y materiales adquieren un papel protagónico durante la formación profesional.

En el cumplimiento de esta función general, el PG despliega la proyección estratégica educativa dirigida a cada estudiante, al grupo escolar, al colectivo docente, a los especialistas y tutores y al colectivo obrero de la entidad laboral como componentes esenciales del proceso de ETP. Asimismo se incluye al resto de los agentes educativos, en función del logro de los objetivos del modelo del profesional.

Esta función general a su vez se despliega en un grupo de funciones específicas entre las que se encuentran:

Función psicopedagógica. Aplicable sobre la base del diagnóstico integral (caracterizaciones individuales y la grupal) que ofrezca información directa de los componentes personales del proceso de ETP, esencialmente los alumnos (aprendizaje, desarrollo político-ideológico, salud, vínculo con la familia, el grupo, el colectivo docente y el colectivo obrero). Además debe propiciar información indirecta que complemente la formación de los estudiantes como son las condiciones, los medios, los recursos materiales, los insumos tanto en las condiciones del CP como de la entidad laboral.

Función proyectiva o estratégica. La proyección de la estrategia educativa de los estudiantes para todo el ciclo formativo en condiciones de formación profesional compartida. El PG, en correspondencia con los resultados del diagnóstico psicopedagógico gestiona su labor en estrecha relación con el grupo de trabajo educativo, en función del logro del modelo del profesional.

Función de coordinación. Dada en la coordinación del grupo de trabajo educativo conformado por los docentes que trabajan en el año de estudio. La coordinación de las acciones educativas integrales, como parte de la estrategia de formación concebida CP – empresa – familia – comunidad para lograr un sistema coherente de influencias educativas en los estudiantes.

Función orientadora – ejecutora. El PG debe ser un orientador decada uno de sus alumnos, del grupo, del colectivo pedagógico, de la familia. Debe ser un mediador entre los estudiantes y las influencias educativas positivas y negativas que emanen de los contextos pedagógicos en que tiene lugar el proceso de ETP. Participa en el proceso y estimula la participación responsable y comprometida de los alumnos, docentes y especialistas involucrados en el proceso formativo.

En este sentido debe ofrecer y propiciar el desarrollo de relaciones afectivas como soporte fundamental de la labor educativa, potenciando la elevación  de la autoestima del estudiante a partir del reconocimiento al buen desempeño  en el cumplimiento de sus deberes. Garantiza la ejecución, a través del grupo de trabajo educativo, de las acciones proyectadas en la estrategia educativa de los estudiantes tanto para el CP como para la entidad laboral.

La función de fiscalización o de evaluación integral. Dada en el control sistemático, permanente y continuo de las acciones estratégicas proyectadas durante el ciclo formativo, sino también a través de la evaluación y seguimiento integral del desarrollo de los estudiantes. Fiscaliza y evalúa también las influencias educativas que actúan sobre los estudiantes desde los diferentes factores escolares, empresariales y comunitarios, actuando, junto al grupo de trabajo educativo, como regulador de la educación, la formación y el desarrollo técnico y profesional del estudiante.

1.4. Principios del proceso del proceso formativo que sustentan dirección del trabajo educativo en la ETP

Los principios del proceso formativo en la ETP no son más que reglas que se deben cumplir para que la institución escolar logre responder exitosamente a su encargo social (Bermúdez y Pérez (2015). En tal sentido, guían el proceder del PG, del grupo de trabajo educativo y de los estudiantes durante el proceso de ETP. Ellos son:

Carácter formativo del proceso. Esto se refleja en los objetivos del modelo del profesional y de cada una de las disciplinas y asignaturas del currículo, los que declaran explícitamente la intencionalidad formativa, indicando la necesidad de lograr no sólo la apropiación de los conocimientos y habilidades profesionales, sino el desarrollo técnico-profesional integral de los estudiantes.

La inclusión en el sistema didáctico, de estrategias, vías, métodos y procedimientos para aprender a aprender, a conocerse a sí mismos y a proyectar su propio desarrollo, así como la planificación consciente de un proceso que contribuya a la formación de los valores, cualidades y aspectos personológicos que requiere la sociedad de este profesional, desde un proceso vivencia-experiencia, que trascienda los límites de la información, para despertar emociones y sentimientos positivos hacia la profesión, hacia su entorno, hacia la sociedad y hacia sí mismo, constituyen cuestiones imprescindibles e insoslayables en la dirección de este proceso.

Dirección participativa y protagonismo estudiantil. Se parte de una dirección participativa, en la que los educadores y estudiantes, conducidos por el PG, trabajan de manera cooperada, coordinada y coherente, toman decisiones conjuntas, se comprometen, se implican en los procesos formativos y responden responsablemente por el proceso y por el resultado de su formación técnico-profesional. Esto ocurre en situaciones de intercambio grupal, en las que participan tanto educadores como estudiantes en la planificación, organización, ejecución y evaluación del sistema de trabajo educativo, en función del logro de los objetivos formativos trazados.

Significa que el estudiante tiene un papel decisor en todos los procesos relacionados con su formación profesional, en los que no solamente opina, da criterios y valoraciones, sino que tiene voto en las decisiones que se toman con respecto a su aprendizaje y desarrollo profesional. Este principio requiere la preparación de todos para la toma de decisiones, desde el conocimiento de los aspectos necesarios para poder asumir una posición y elegir la alternativa más conveniente.

Flexibilidad, profesionalización y contextualización del currículo. Se enfatiza en la flexibilidad del currículo, que permite adecuar el plan de estudio a las condiciones concretas del desarrollo de cada institución, a las necesidades del contexto, de la escuela, de cada grupo y de cada alumno; se prioriza la profesionalización o permanente relación de todos los procesos con la profesión y con los requerimientos del encargo social; y se contextualiza la formación profesional a las condiciones concretas de cada instituto politécnico y región del país, lo que permite la aplicación de variantes diversas que conduzcan al mismo fin.

Unidad dialéctica del estudio y el trabajo. En la ETP la formación del estudiante tiene que realizarse en la estrecha unidad del estudio con el trabajo, por ello, cada actividad docente ha de preparar al estudiante para la actividad laboral y esta a su vez ha de realizarse desde la teoría y metodología aprendida en la actividad docente.

Estos principios derivan de los principios de la Pedagogía de la ETP y de la Política Educacional Cubana, de carácter más general. Se relacionan a su vez con los principios del proceso de enseñanza-aprendizaje y de la orientación educativa, de carácter más particular y mantienen estrechas relaciones entre ellos.

A modo de conclusión

La dirección del trabajo educativo en la ETP se sustenta en un enfoque dialéctico materialista. En el orden filosófico tiene bases histórico culturales y sus posiciones vigostkianas sirven de sustento al trabajo de formación de los profesionales de nivel medio. En este orden el trabajo educativo tiene en cuenta a la Pedagogía de la ETP, tomando de ella categorías y principios esenciales que contribuyen de modo esencial a la educación técnico-profesional de los futuros trabajadores para su desempeño en función de las necesidades sociales y laborales.

Referencias bibliográficas

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