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Ilya Prigogine y Eduardo Nicol en torno a la alianza entre las ciencias y la metafísica (página 2)



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En este sentido, Nicol acota diciendo que "todas las ciencias son esencial- mente filosofía", y no precisamente porque hayan de desentenderse de su objetivo particular de estudio, sino más bien porque cada ciencia no es sino una philosophía especializada, particularizada por su objeto y por su método. Es así, que hoy Nicol dirá que no se trata de hacer de la filosofía una ciencia, como otrora lo hubo señalado Kant, por el contrario, se trata de que las ciencias sigan reteniendo el insigne adjetivo de filosofías: "la cuestión decisiva no era si la filosofía es ciencia: si podía constituirse legítimamente una filosofía como ciencia rigurosa. Lo decisivo era mostrar que la ciencia es filosofía". Y en este punto cabe hacer otra acotación importante, desde la óptica de Nicol, el fin de toda ciencia no es precisamente la exactitud del conocimiento, porque "el hombre de ciencia no busca la verdad por mor del ser, sino por mor de los demás hombres". A la ciencia, como al arte, le interesa acrecentar el ser del hombre.

La particularidad de la ciencia consiste en que dicho incremento se logra a través de una búsqueda incesante por la verdad, dando razones aproximativas acerca de la esencia de las cosas: "el fin de toda ciencia es la suprema perfección del hombre… El fin de la ciencia la trasciende. Como quiera que ésta se conciba, este fin es el hombre". El fin supremo de toda ciencia, y de toda filosofía, no se trunca en lo epistemológico, se endereza más bien hacia el ser del hombre mismo. Este es un dato más que podemos recoger a favor de la unidad orgánica entre la física y la metafísica, ya que por cuanto que el fin es uno y el mismo tanto en física como en metafísica, la unidad entre éstas no sólo está confeccionado desde la base, por el origen vocacional, sino también por el fin que es el hombre. Sin embargo, la ciencia no sólo se define como vocación humana, es un poco más que esto, también se define por su articulación sistemática y rigurosa de su discurso.

El conocimiento científico debe reunir una serie de características metodológicas y sistémicas, que le habrán de distinguir de las otras construcciones lógicas. El autor nos dice: "Defino a la ciencia como un cono- cimiento que posee racionalidad, universalidad, método y sistema". En suma, para que un conocimiento sea considerado técnicamente como científico tendrá que ser racional, universal, metódico y sistemático. Sólo en el entretejimiento de la función de estos factores adquiere contorno propio el rostro más acabado del conocimiento científico. La ciencia, ha de ser un sistema de saberes, expresados mediante juicios rigurosamente ordenados, sistematizados.

La ciencia debe ser una construcción rigurosamente articulada. El conocimiento científico se distingue del conocimiento precientífico, y de la doxa, porque estos últimos carecen del conjunto de estos elementos, los cuales en otra parte Nicol los enumera de la siguiente manera: "una proposición no es científica sólo cuando es verdadera, sino cuando ha sido pensada de acuerdo con las cuatro condiciones generales de todo conocimiento científico, que son: racionalidad, objetividad, método y sistema". Digamos que la reunión articulada de estas características constituye el rostro propio de una construcción estrictamente científica; la infracción de una de estas partes inhabilita a la ciencia.

No todo juicio expresado en términos universales es científico, tampoco lo es la objetivación cotidiana que todos hemos menester para poder entendernos; no toda sistematización es científica, la realidad misma es un sistema, y no por ello ésta es científica. El conocimiento científico ha de reunir solidariamente estos aspectos. Pensamos que a partir de la articulación de estos elementos se puede entrever, una vez más, entre lo que es un conocimiento científico y el que no lo es. Éstos permiten abiertamente demarcar el territorio del margen de la ciencia. "Lo variable, según las épocas y las personas, podrá ser el grado mayor o menor de corrección y acierto. Lo invariable es la conciencia de dichos requerimientos". "La objetividad y el método, nos dice el autor, como caracteres esenciales de toda ciencia, no pueden comprenderse sino en función de los caracteres existenciales…

La objetividad se opone a la subjetividad; el método se opone a la arbitrariedad… Por esto, aunque la ciencia incurra en errores, estos errores no son nunca arbitrarios, y las opiniones subjetivas no son nunca científicas, aunque sean ciertas". El método es camino, es el conjunto de reglas que ha de acatar el entendimiento para llegar a un resultado; el método obliga a una suerte de catarsis por parte del sujeto, inhibiendo lo estrictamente subjetivo, para colocar su énfasis en la sujeción del entendimiento ante la realidad, hallando espacio en este claro la objetividad. El método frena la arbitrariedad que pudiera derivarse de las impresiones subjetivas: obliga a atenerse a lo otro y a lo que dice el otro. La objetividad es transubjetividad, es la distinción ontológica entre el objeto y el sujeto. Objetivo es aquello que a través del diálogo se logra reconocer como independiente.

El conocimiento científico necesariamente debe ser objetivo y metódico, o sea objetivo y en absoluto arbitrario, la arbitrariedad es frenada tanto por la presencia de la cosa, así como por la voz del otro. "Lo mismo hay que decir de la racionalidad y del sistema… la ciencia [es] racional… porque la razón que emplea está sometida a método y sistema. Es una razón corregida, o sea correcta: es la verdadera, la auténtica razón… Lo característico de la verdad científica es el intento de coordinación de los conocimientos obtenidos por observación metódica, y esto es el sistematismo". La ciencia es racional no sólo porque la realidad de la que se ocupa ya de suyo es racional, sino porque emplea una razón corregida sujeta al método y al orden del sistema. Que la racionalidad sea una característica de la ciencia, significa que ésta ha de ser capaz de producir proposiciones racionalmente inteligibles y creíbles conforme a ciertas reglas. "Lo sistemático es precisamente la secuencia del desenvolvimiento, a partir de unas nociones primitivas o principales: la continuidad de itinerario", sin este recurso la ciencia sería una secuencia desarticulada y sin orden. Sin embargo, la ciencia es sistemática por antonomasia: ninguna verdad nace por generación espontánea, ni desarticula- da de las demás verdades. A estos cuatro elementos hay que agregar ahora el de "universalidad". El conocimiento científico, si es metódico y objetivo, por lo tanto es transubjetivo, es decir, está más allá del marco de la mera impresión subjetiva, más allá de la arbitrariedad subjetiva; por lo tanto, se querrá a sí mismo universal. Vale la pena aclarar que la ciencia es universal no por sus resultados, la universalidad de ésta no deriva de una tesis, sino del impulso infundido por la sapiencia buscadora. Ninguna tesis es universal, lo universal en la ciencia es la vocación de verdad. Ahora bien, ¿cuál es la clasificación del conocimiento científico que nos propone Nicol? Nuestro autor dice: "Las ciencias especiales que estudian la naturaleza, lo mismo que las ciencias formales, que no tratan de realidades, y las ciencias que tratan de las realidades humanas…,[y ] la filosofía".

Existen cuatro direcciones específicas del conocimiento científico, las primeras tres son especiales, es decir, especializadas: las ciencias de la naturaleza, las ciencias formales y las ciencias del espíritu; mientras que la cuarta no es ciencia especializada, es la ciencia de los principios: la metafísica. La ciencia en Nicol no es una disciplina, es el cuerpo global donde encuentran asidero y reunión vocacional y técnica todas las ciencias, tanto segundas como la misma metafísica. La metafísica, aquí, no es una metaciencia, representa una parte imprescindible del corpus de la ciencia. En este marco, no goza de preeminencia la metafísica sobre la física, ni viceversa. Ambas forman parte de un cuerpo todavía más general, el cual sobrepasa a cada una en particular. La ciencia es un cuerpo, es una comunidad que engloba a las distintas direcciones del conocimiento posibles. La biología es tan científica como lo es la meditación del ser, pues ambas son promovidas por el amor a la verdad, amén de que su discurso está construido en los rieles del método, el rigor y el sistema. Así, asistimos, una vez más, a la superación de la brecha rota que separaba el claro de las ciencias respecto del claro de la filosofía, apelando a una noción de ciencia entendida no como disciplina, sino como comunidad de saberes, bajo ciertas características genéticas y formales.

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1. P. Frank, Filosofía de la ciencia, pp. 14, 18, 19, el subrayado es nuestro.

2. Cfr. Serge Moscovici, "La historia humana de la naturaleza", p. 123.

3. Op. cit., p. 124.

4. Idem.

5. Prigogine, El fin de las certidumbres, p. 167.

6. Ibid., p. 209.

7. Prigogine, Las leyes de caos, pp. 7, 8.

8. Prigogine, "¿Un siglo de esperanza?", p. 164.

9. Prigogine, El fin de las certidumbres, p. 12.

10. Prigogine, "¿Un siglo de esperanza?, p. 171.

11. Ibíd., p, 189.

12. Serge Moscovici, op. cit., p. 126.

13. Ibíd., p. 126.

14. Ibíd., p. 127.

15. Prigogine, El fin de las certidumbres, p. 170.

16. Ibíd., p. 61.

17. Prigogine, e I., Stengers, La nueva alianza, p. 323.

18. Prigogine, El fin de las certidumbres, p. 69.

19. Prigogine, e I., Stengers, op. cit., p. 323.

20. Wallerstein, Las incertidumbres del saber, p. 51.

21. Cfr. S. Moscovici, op. cit., p. 145.

22. Prigogine, e I., Stengers, op. cit., pp. 309-310.

23. Ibíd., p. 131.

24. Wallerstein, op. cit., p. 51.

25. Moscovici, op. cit., pp. 140. 141.

26. Nicol, Ideas de vario linaje, p. 412.

27. Ibíd., p. 411.

28. Nicol, Los principios de la ciencia, p. 369.

29. Nicol, "Diálogo con Xavier Rubert de Ventós", en Anthropos, Extraordinarios 3, p. 23.

30. Nicol, Los Principios de la ciencia, p. 444.

31. Cfr. Ibíd., pp. 294, 300.

32. Ibíd., p. 369.

33. Ibíd., p. 371.

34. Nicol, Metafísica de la expresión, nv, p. 102.

35. Nicol, Los principios de la ciencia, p. 422.

36. Nicol, Crítica de la razón simbólica, p. 43.

37. Nicol, Los principios de la ciencia, p. 412.

38. Nicol, La reforma de la filosofía, p. 38.

39. Nicol, Los principios de la ciencia, p. 384.

40. Nicol, Ideas de vario linaje, p. 336.

41. Nicol, La vocación humana, p. 366.

42. Nicol, La reforma de la filosofía, p. 38.

43. Nicol, Los principios de la ciencia, p. 379.

44. Idem.

45. Ibíd., p. 384.

46. Ibíd., p. 383.

47. Nicol, La reforma de la filosofía, p. 75.

48. Ibíd., p. 235.

49. Ibíd., pp. 80-81.

50. Nicol, Ideas de vario linaje, p. 411.

51. Ibíd., p. 230.

52. Nicol, Los principios de la ciencia, p. 382.

53. Ibíd., p. 381.

54. En Nicol la objetividad se alcanza mediante el diálogo, pues la estructura del conocimiento implica tres concursantes, a saber, un sujeto en diálogo con otro sujeto versando a propósito de la realidad.

55. Ibíd., p. 381.

56. Nicol, Psicología de las situaciones vitales, p. 18.

57. Nicol, La reforma de la filosofía, p. 75, el subrayado es nuestro.

 

 

 

Autor:

Rush González

Enviado por:

Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.

"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"?

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Santiago de los Caballeros,

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2016.

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