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La Religión Crística a la luz de las enseñanzas originales de Jesús El Cristo (Parte VI) (página 2)



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Fuera de las religiones enfrentadas, que se apegan a "la letra y no al espíritu que vivifica" y que se encierran en sus "verdades reveladas" sin oxigenarlas y ponerlas a consideración de una Humanidad cada vez más conscientizada, debemos llevar en cuenta a los cientificistas (diferente de los verdaderos científicos), aquellos que niegan el espíritu y sólo aceptan el cuadriculado de la materia.

A ellos, gustaríamos informarlos de unas pocas líneas de aquel que veneran no como un Dios, y sí como el hombre más inteligente de los tiempos modernos, el laureado Albert Einstein. Esas líneas son memorables y dicen así: "Toda nuestra Ciencia comparada con la Realidad es primitiva e infantil; sin embargo, es la cosa más preciosa que hemos conseguido descubrir" Por lo tanto, no la debemos despreciar, pero no debemos dejarnos dominar por ella, pues si así hiciéramos, continuaremos presos a aquellos que la detentan: el poder político, económico y militar y ahora los medios de comunicación, llamado de cuarto poder.

Ser ecuménico es ser libre pensador. O sea, no aceptar "verdades" de ninguna naturaleza que nos quieran imponer, pues es claro que todo intento en ese sentido, tiene como base el propósito de dominio y explotación del poseedor de "las verdades", sobre los otros. De esta manera, iremos puliendo nuestro entendimiento, con la visión fija en nuestro Ser Crístico, de modo a ir mejorando nuestra Personalidad hasta transformarla, a través de las encarnaciones, en una réplica perfecta de aquel.

El Maestro Jesús El Cristo nos dio el ejemplo: él no imponía, no dogmatizaba ni obligaba. Apenas enseñaba e iluminaba con su Luz inigualable a aquellos que lo sentían fluir en su corazón.

De esta manera, la Religión Crística es ecuménica porque reconoce que todas las grandes religiones surgieron de Mensajeros Divinos, instruidos desde lo Alto para que fueran burilando el entendimiento de los diferentes pueblos, que son todos iguales y que no pueden auto-proclamarse de "elegidos".

  • Visión Macrocósmica

En los Evangelios, el Maestro Jesús El Cristo, centró sus enseñanzas en el Hombre, en su Personalidad y en su Ser Crístico y eso fue lo que se recogió, de forma distorsionada o no, por las religiones que surgieron después, auto-denominadas de "cristianas".

Sin embargo, en La Biblia no constan en forma explícita, otras enseñanzas que El Maestro pasó para sus apóstoles y discípulos, antes y después de su crucifixión. Como fue analizado exhaustivamente en Bonilla (4), la Religión Cósmica ("el mensaje olvidado de Einstein"), desde varios milenios antes de Cristo, tenía amplios conocimientos de los Mundos Superiores, que no se reducían, a Jehová, después El Señor y a algunas apariciones esporádicas de ángeles, especialmente Gabriel.

La Religión Crística que no es otra cosa que la Cósmica, actualizada, vitalizada y magnetizada por un Ser Cósmico, El Cristo, tiene como base conceptual la existencia de una escala de frecuencias vibratorias que podría ser así resumida.

  • i) El Creador del Universo, llamado de Dios por las religiones, con una frecuencia vibratoria altísima, tal vez infinita.

  • ii) El Reino Angélico, puramente espiritual, con una escala vibratoria extraordinariamente variada, cuyas frecuencias máximas corresponden a los Siete Arcángeles (Miguel, Gabriel, Rafael, Jofiel, Samuel, Ezequiel y Uriel), cada uno comandando aspectos específicos de la Vida, a través de legiones de Ángeles, conocidos como las Huestes Angélicas, con frecuencias vibratorias menores, hasta llegar a los "elementales", seres sutiles, verdaderos obreros de la Naturaleza. Hodson (7)(*) también los identifica como "espíritus de la Naturaleza", mencionando los siguientes: duendes (elemento tierra), elfos y hadas (elemento vegetación); ondinas (elemento agua), silfos (elemento aire), salamandras (efecto fuego). De forma figurada, Arcángeles y Ángeles serian los Arquitectos, y los elementales, los obreros de la construcción.

  • iii) El Reino Humano, el cual didácticamente podría ser considerado en cuatro niveles:

  • Maestros Cósmicos. Son los pocos seres humanos que a través de los milenios, consiguieron identificar su personalidad humana con su Ser Crístico, de modo que acabaron purificando su vida interior, lo que les permitió entrar en el "Reino de los Cielos" (según la expresión utilizada frecuentemente por Jesús El Cristo). Como consecuencia de lo anterior, ellos no precisarían más reencarnar, pues no necesitan tener más experiencias terrenas. Sin embargo, respondiendo al apelo de la Ley del Sacrificio, se encarnan nuevamente para ayudar a la evolución humana. Esto no significa, necesariamente, que están mezclados con las personas comunes (como este autor y seguramente como el lector). Ellos actúan generalmente a través de proyecciones psíquicas, como hizo Jesús cuando entró adonde estaban los discípulos, después de la Crucifixión, "estando las puertas cerradas" (Juan 20:19). Algunos de los Maestros Cósmicos más conocidos por los estudiantes de misticismo son: Jesús, Buda, Saint-Germain, Kuthumi y Moria-El (o sea Melchor, uno de los Reyes Magos y que fue instructor de Jesús).

  • Seres humanos muy evolucionados. Son los que a través de las encarnaciones han vivido múltiplas experiencias (algunas o muchas de ellas, realmente pesadas), lo que les ha permitido comprender la naturaleza intima de la Vida y actuar en consecuencia.

  • Seres humanos medianamente evolucionados. Son los que si bien no han alcanzado un nivel de frecuencias vibratorias elevadas, como los anteriores, están esforzándose bravamente para minimizar sus dudas, sus miedos, sus sentimientos de impotencia frente a lo desconocido. Ellos serán los principales beneficiados por el impulso cósmico mencionado en la Monografía anterior, pues éste les permitirá dar el salto decisivo, para sentir en el corazón, aquello que la mente les indica.

  • Seres humanos poco evolucionados. Constituyen la gran masa de la Humanidad, centrada en los "placeres" de la vida, en el egoísmo y el consumismo. Muchos son materialistas, otros profesan religiones de las más variadas, pero de la boca para fuera. No quieren saber ni desean entender, apenas repiten como papagayos lo que los representantes de aquellas (los sacerdotes) les dicen ser la "verdad". Cuando hacen cosas erradas y sienten el perjuicio de esto, claman a Dios, a través del sacerdote, no comprendiendo que El Creador está dentro de ellos y de todos los seres humanos, en la forma de una partícula divina que en este texto llamamos de Ser Crístico. Ya cuando se sienten beneficiados, continúan chapoteando en el error.

Aún así, ellos también serán muy beneficiados con el Impulso Cósmico, pues este les demostrará cuan alejados de la Luz están. Un autor inspirado dice: "El demonio no existe; él es la propia sombra del, hombre, cuando da la espalda a la Luz". Es una idea digna de meditación.

  • iv) El Reino natural, integrado por animales, vegetales y minerales, así como por las fuerzas de la Naturaleza.

  • Visión Microcósmica(*)

Esta visión está relacionada con el ser humano, naturalmente que insertada, en una visión Macrocósmica, comentada en el ítem anterior.

¿De dónde venimos? La aparición del hombre sobre la faz de la Tierra es un tremendo misterio, sobre todo para la ciencia, que le atribuye apenas el carácter de último eslabón de la cadena de especies en evolución; seríamos así el animal más desarrollado que existe. Sin embargo, las cosmogonías antiguas (Religión Cósmica), tenían otra visión del asunto, por la cual el hombre era reconocido como un ser especial, parecido físicamente a los animales pero con una naturaleza interior completamente diferente, o sea si bien compartía ciertas características con los animales, él era de otro reino en su configuración interna, extra-física.

Según esta interpretación, el ser humano tiene como base su naturaleza interna, espiritual, intangible, siendo su cuerpo físico apenas una vestimenta especial, como el traje de amianto que protege a los bomberos de las llamas. O sea, seres de naturaleza espiritual, los hombres, necesitan encarnar para aprender a lidiar con la materia física como parte del Plan Divino. En un cierto planeta – la Tierra – las condiciones materiales son lentamente preparadas para que en ella pueda aparecer y desarrollarse la vida orgánica; después de muchísimos millones de años la evolución fisiológica lleva los seres unicelulares originales a transformarse en pluricelulares, primero vegetales y después animales, hasta culminar en los mamíferos. Aquí surge aquel Plan Divino que llamamos de "Proyecto Ser Humano"

Es importante subrayar aquí que esta evolución no aconteció aleatoriamente, como algunos integrantes de la ciencia moderna pretenden convencernos de una forma totalmente ingenua. Ella fue organizada y ejecutada por la Inteligencia Divina, expresada a través de Seres radiantes, emanaciones de la Conciencia Divina, los Arcángeles, ya mencionados en el ítem anterior.

El hecho es que una vez acontecida la encarnación física del hombre, el fuego espiritual que lo ligaba al reino de la Luz se apagó (aunque siempre quedó encendida una brasa escondida, en su corazón: el Cristo Interno). Aquel debió así comenzar una nueva vida desde cero y ahora contando sólo con los recursos que le podían proporcionar sus cinco sentidos físicos y una mente racional incipiente. Esta es exactamente la visión que tenemos hoy día del hombre primitivo, apenas ligeramente superior a los animales en inteligencia y comprensión.

Es en este momento que nace la Personalidad en la historia humana; ella tiene un espejo en el cual mirarse, el Alma, el Ser Crístico, que vive en el corazón del hombre, pero él no lo sabe, preocupado que está en sobrevivir en aquel caos que es el mundo exterior. Este esfuerzo le demanda largos milenios (aún estamos – en gran parte – en esta fase); de vez en cuando, la Divinidad envía un Mensajero, para que a través de su antorcha la Luz se propague en un pueblo determinado.

Más tarde, algunos hombres consiguieron comprender la naturaleza de la Senda a recorrer y comenzaron a hacerlo; los más inspirados y más esforzados, alcanzaron gradualmente la Conciencia Cósmica, apareciendo al mundo como Iluminados Esta es la historia de los Avatares, hasta que un Principio Cósmico, El Cristo, se encarna para promover – entre otras cosas – un importantísimo impulso en la evolución humana.

Esta rápida revisión nos muestra de donde venimos. Está escrito en la propia Biblia: "Yo dije: Vosotros sois dioses, todos vosotros hijos del Altísimo, pero como hombres moriréis" (Salmos 82:6). Aquí aparece hasta literalmente la doble condición humana: somos dioses (espiritualmente) y por lo tanto creados antes que se manifestase nada en la Tierra, pero a su vez somos dotados de un cuerpo material sujeto a la extinción física. En el medio de estos dos polos o vértices, se desarrolla lentamente el tercero: la Personalidad en evolución.

En la mitad del camino entre ¿de dónde venimos? y ¿para dónde vamos?, está el presente; en él gozamos de libre albedrío. Es importante pues evaluar la naturaleza de éste. Realmente, el libre albedrío es un instrumento vital para nuestra evolución; ejerciéndolo, podemos separar lo cierto de lo errado, el "bien" del "mal", la "virtud" del "pecado", etc. Es a través del uso continuo de esta poderosa herramienta que podremos tallar la piedra bruta de la Personalidad.

Esto nos lleva al ¿para dónde vamos? El libre albedrío, indispensable en las fases iniciales de nuestro desarrollo espiritual, comienza a perder su importancia a medida que comenzamos a transitar etapas más avanzadas del mismo. Paralelamente, la armonización con el Plan Divino empieza a tomar preponderancia dentro de nosotros; eso significa que nuestra Personalidad, aunque todavía presa en los lazos materiales, siente claramente el perfume que emana del Ser Crístico y anhela cada vez con más intensidad, una fusión con Él, lo que místicamente se conoce como "casamiento alquímico". En este proceso, la Personalidad percibe en todo su esplendor su verdadera Misión: ser un vehículo, un canal por donde la Energía Divina pueda descender en la Tierra

En efecto, la Energía Divina, comparable a la electricidad generada en una usina hidroeléctrica – tiene un altísimo voltaje que aplicado directamente sobre una persona, la fulminaría. Son por lo tanto, necesarios transformadores que reduzcan sus frecuencias vibratorias; algunos de ellos existen en los mundos espirituales, pero es tarea del hombre, refinar su cuerpo, su mente y su corazón para actuar como un transformador capaz de derramar aquellas sublimes energías en forma aprovechable por sus congéneres.

La llegada del Cristo tiene un papel fundamental en este asunto. Como ya vimos, la materia se fue condensando gradualmente hasta convertirse en roca sólida. Después de un cierto tiempo, ya no era necesario el impulso divino para que esta condensación ocurriese también a nivel del corazón y la mente humana; simplemente por aplicación de un principio que la Física llama de inercia, el mundo y los hombres – por decirlo metafóricamente – respiraban materia por todos sus poros.

Pero, el Plan Divino ("Proyecto Ser Humano") marcaba un punto en el cual la pequeña lumbre guardada en el ser humano, debía ser reavivada y mostrarse al mundo; esto significa que la Personalidad tanto tiempo distraída en la atracción de la materia, debería comenzar a sentir la nostalgia de su naturaleza verdadera: el Ser Crístico. Los Avatares habían llegado y preparado el camino, pero era necesaria ahora una figura mayor, un Principio Cósmico, que viniendo del seno de la Jerarquía Celestial pudiese mudar el curso de los acontecimientos, cambiando su dirección, o sea transformando la curva descendente (de la espiritualidad a la materia) en curva ascendente (de la materia a la espiritualidad).

Esta fue – entre otras – una de las grandes Misiones del Cristo: a través de su Presencia en la Tierra: iniciar una nueva era donde la Ley Suprema es el Amor. Es claro que aquel efecto inercial se mantuvo por algún tiempo después de cesado el efecto que impulsaba aquel descenso; tanto es verdad que el chapoteo en el pantano de la materia, hasta se agudizó después de la venida del Cristo, y en los tiempos actuales resurge con fuerza bajo las poderosos alas del consumismo. Pero estos son estertores de algo que está interiormente muerto, aunque su cáscara pueda sobrevivir por algún tiempo aún.

Ya estamos en la segunda década del Tercer Milenio y es aquí donde el más profundo impulso del Cristo (que es un verdadero impulso cósmico) va a tocar profundamente el corazón humano, electrizando la Personalidad y arrancándola de las futilidades en las cuales hay se desgasta. Este choque magnético llevará a las personas a una intensa procura de su Cristo Interno, de modo que este sirva de modelo para la Personalidad, la cual podrá así evolucionar en un tiempo reducido más de lo que ya ha conseguido a través de innúmeras encarnaciones. Es exactamente ESTE EL PUNTO PARA DÓNDE VAMOS.

Los cuatro componentes del ser humano (físico, mental, emocional y espiritual) y la visión holística

  • Conceptos básicos sobre Visión Holística

Según esta visión, el Universo está organizado en base a dos principios fundamentales: el principio auto-afirmativo ("Yang", para los chinos) y el principio integrativo (o "Yin").

El paradigma cartesiano que hoy prevalece, está asentado en el principio auto-afirmativo, privilegiando así las partes, los fragmentos, las individualidades, la separatividad en todos los sentidos. Su orientación es reduccionista, analítica y mecanicista. Como consecuencia, lleva a percibir el mundo de una forma específica, que privilegia el egoísmo y el individualismo. Su fruto es la sociedad actual.

El paradigma holístico sugiere un nuevo modo de ver el mundo, a través de un modo de sentir, pensar y actuar, basado en un equilibrio entre ambos principios. En efecto, el estudio y análisis profundo de las partes, puede proporcionar excelente resultados para el progreso humano. Pero si esto es separado del contexto, del conjunto, de la Unidad, se transforma en un instrumento poderoso, pero simultáneamente peligroso, pues también podrán ser obtenidos resultados pavorosos. Uno de ellos es la bomba atómica.

En la práctica, el método científico puede ser considerado, como un instrumento objetivo, capaz de aplicar con elegancia, precisión y resultados concretos el principio auto-afirmativo. Pero es el equilibrio, a través del principio integrativo, que le proporcionará condiciones para definir un rumbo, una orientación que sea efectivamente favorable al bienestar social.

El enfoque holístico considera que el ser humano está integrado por cuatro componentes básicos: físico, mental, emocional y espiritual, siendo que los cuatro deben estar perfectamente equilibrados para que podamos desarrollar una vida sana y feliz. El principio auto-afirmativo se manifiesta a través del cuerpo y de la mente, mientras que el integrativo lo hace a través del corazón y del alma (Ser Crístico). .

La visión holística no rechaza el cartesianismo y sí lo enriquece. Cuando surge algún problema importante, en lugar do fraccionarlo inmediatamente, él es expandido de modo a entender mejor el contexto. Después que éste es comprendido, se puede volver a la "parte" o fragmento y someterlo a análisis científico.

Es muy significativo afirmar que lo que la Holística conoce como principio integrativo. Jesús El Cristo lo introdujo hace dos mil años bajo el nombre de Principio del Amor.

Apenas como un ejemplo, se puede decir que en la música, el regente tiene el papel del principio integrativo, ya los instrumentistas, representan el principio auto-afirmativo, equilibrado con el anterior.

El ser humano no es apenas un cuerpo físico o una mente. Él tiene vivencias afectivas y espirituales. Descartes dijo: "Pienso, luego existo", pensamiento muy oportuno en su época, sumergida en tinieblas pseudo-espirituales, pero que también nos ha llevado a la triste situación de la sociedad actual. Ahora para sobrepasar esta situación, deberíamos decir: "Pienso, siento y soy un ser espiritual".

La fuente de la infelicidad humana está localizada en el desequilibrio entre la rama del principio auto-afirmativo (aspectos físicos y mentales), que ahoga la rama del principio integrativo (aspectos emocionales y espirituales). Afortunadamente, existe un número suficiente de investigaciones neurobiológicas realizadas en los últimos 40 años que indican haberse iniciado un proceso de cambio radical en la conciencia humana, en dirección a un equilibrio entre ambos principios.

La palabra "holística" viene de "holos", del idioma griego, que significa "totalidad". O sea, la visión holística se refiere a una comprensión de la realidad en función de totalidades integradas, cuyas propiedades no pueden ser reducidas a unidades menores, sin perder la esencia que las caracteriza. Por ejemplo, ver una empresa apenas como fuente generadora de lucros y en todo caso de empleos, es un enfoque "analítico", por lo tanto parcial. Verla, en cambio, como un componente del ecosistema social, ya es una percepción holística. Del mismo modo, mirar un bosque y ver en él algunos árboles suficientemente interesantes como para derribarlos y lucrar con eso, es una percepción "analítica"; por otro lado mirar el bosque como un sistema ecológico equilibrado, integrado por millares de especies, es una visión holística.

Desde el punto de vista histórico, el método científico moderno sustituyó la antigua "inducción generalizadora", idealizada por Aristóteles, a partir – aproximadamente – de 1650 cuando el genio de Descartes, Bacon y Galileo, contribuyendo de manera separada pero decisiva, consiguió levantar un nuevo edificio epistemológico, conocido como "inducción experimental".

El método científico se caracteriza por ser analítico, reduccionista, mecanicista(*) y enteramente apoyado en la lógica formal. Realmente este método, fue – y continúa siendo – extraordinariamente fecundo, proporcionado muchísimos conocimientos nuevos y posibilitando así el gran progreso material ocurrido en los últimos doscientos años

Los siglos XVIII y XIX marcaron la época de esplendor del método científico, cuyo uso se extendió a todas las disciplinas. Nombres como Newton, Lavoisier o Darwin, hicieron contribuciones notables, Inventores, tecnólogos e industriales, llevaron los nuevos conocimientos científicos a su transformación en objetos concretos, de uso cotidiano, que condujeron la sociedad clásica tradicional a la actual sociedad moderna.

Pero ya en la mitad del Siglo XIX se comenzó a percibir que las leyes de la Física, que parecían inmutables, universales y aplicables a todo tipo de cuerpos, comenzaban a tener excepciones, fenómenos a los cuales no eran aplicables, partículas que no encajaban en el esquema general, etc. Poco a poco, los espíritus más intrépidos(**) fueron comprendiendo que ni el Universo, ni la Tierra, ni la Naturaleza, ni los seres vivos, individualmente considerados, eran máquinas gigantescas, grandes o pequeñas.

Lo que comenzó a quedar cada vez más claro para ellos es que el "método científico" – también llamado de "cartesiano" – era capaz de descubrir muchas cosas acerca de la Vida, pero no lo que ella es. Estas ideas eran desarrolladas por una minoría esclarecida, que nadaba contra la corriente, enfrentando una feroz resistencia de los detentores de la "autoridad científica".

En el siglo XX, la situación empeoró: ya se amontonaban las pruebas de que un enfoque mecanicista, reduccionista y apenas apoyado en la lógica formal, no podría abordar con suceso, nuevos campos de conocimiento, que estaban exigiendo una nueva forma de ver las cosas, un nuevo enfoque epistemológico.

En la ciencia más avanzada, la Física, en su nivel más profundo, el subatómico, la situación se volvió insustentable. El mundo de las partículas era incomprensible y paradojal, sí analizado con los modelos vigentes. Pero, después de unos 20 años de tropiezos, sufrimientos y frustraciones de todo tipo, los más renombrados especialistas tuvieron que rendirse frente a la evidencia: la base referencial del método cartesiano es insuficiente para comprender los secretos que habitan en el interior del átomo.

A partir de este desarrollo de la Nueva Física, es que se abrió camino para que el enfoque holístico fuese aplicado a otras áreas. Ahora bien, este enfoque no es patrimonio de científicos especializados con diplomas de Post-Doctorado; él puede ser aplicado a una infinidad de problemas y situaciones, muchos de ellos de naturaleza completamente práctica, como por ejemplo: asistencia a la salud, economía, tecnología, agricultura, educación, etc.

Así, en términos de energía, la concepción holística nos conduce a recursos naturales abundantes y descentralizados: la energía solar y la eólica, en lugar de la enorme centralización actual de las usinas termoeléctricas, hidroeléctricas o termonucleares, concentradoras de energía, pero también y sobre todo, de poder.

El enfoque holístico también nos lleva a la agricultura ecológica sin agrotóxicos ni fertilizantes químicos solubles; del mismo modo nos conduce a otros tipos de medicina y de alimentación, y finalmente, en el conjunto, a una nueva forma de vivir, más auténtica y más de acuerdo con la posición que el ser humano ocupa en la escala evolutiva.

Es necesario subrayar que este enfoque implica – antes de todo – en una nueva percepción de las cosas, una nueva forma de pensar, sentir y actuar. Él considera el hombre como un "holon", por lo tanto como una totalidad, como una unidad y bien sabemos que en esa unidad existen varios niveles: físico, mental, afectivo y espiritual. Esto significa dos cosas:

a) El enfoque holístico no tiene la pretensión de sustituir el método científico y sí de enriquecerlo, a través de una síntesis de ambos.

b) El enfoque holístico, pretende sí, sustituir el racionalismo falso, el "racionalismo irracional" que prevalece en nuestra sociedad.

En efecto, se dice que nuestra sociedad está basada en la racionalidad. Pero esto es falso. Para hablar con precisión, podemos decir que esta sociedad está gobernada por la macro-irracionalidad, salpicada de islas de micro-racionalidad. Por ejemplo: el método para fabricar un cierto producto industrial puede ser considerado racional en lo que tiene que ver con el aprovechamiento óptimo de las materias primas y mano de obra disponibles (sería una buena demostración de micro-racionalidad).

¿Y donde estaría la macro-irracionalidad? Si fuera el caso, en la posible devastación, y destrucción que pueden acompañar (y hacen con frecuencia) a aquel método racional; también puede ser encontrada en el uso del producto, muchas veces superfluo, innecesario o hasta dañino para la humanidad.

La micro-racionalidad de nuestra sociedad (oriunda del sistema económico que prevalece), puede también ser encontrada cuando contabiliza, por un lado, la cantidad de alimentos producidos, por otro los gastos con los servicios de salud y por otro con la producción de armas de guerra, pero su macro-irracionalidad se manifiesta cuando combina todo esto en un índice – el Producto Bruto Nacional – y se satisface con valores cada vez más altos del mismo, sin interesarse si determinada contribución a ese Producto, digamos un millón de dólares, ¿corresponde a una parte de un tanque de guerra o a mil toneladas de pan?

La macro-irracionalidad llega a su zenit, cuando miles de millones de personas pasan hambre y todo tipo de privaciones, mientras que algunas decenas de miles viven en un lujo y derroche indescriptible, hasta organizando desfiles de perros adornados con carísimas ropas y joyas.

Lo que el enfoque holístico procura es la racionalidad integral, la cual para poder mostrarse en toda su plenitud, precisa estar acompañada de otros niveles del "holon" humano, especialmente del afectivo y del espiritual.

El enfoque holístico no se satisface apenas con saber cómo se hacen las cosas (para lucrar más); su preocupación mayor es con: ¿por qué hacer? ¿para qué hacer? ¿para quién hacer? Una vez que estas preguntas sean respondidas, nos llevarán, con seguridad a otras respuestas, diferentes de las que hoy prevalecen: alimentación natural, tecnologías socialmente apropiadas, agricultura ecológica, paz entre los pueblos, solidaridad entre las personas, trabajo creativo y cosas de ese tipo.

Es extremadamente ilustrativo, resaltar que el enfoque holístico lleva al ramo más avanzado de la Ciencia Moderna, la Física subatómica (a través de sofisticadísimos experimentos conducidos en inmensos aceleradores de partículas, de kilómetros de largo) a percibir que el Universo en su esencia subyacente es una Unidad. Esto ya lo sabían los místicos auténticos hace varios milenios.

O sea, los caminos de la ciencia más avanzada y de la espiritualidad tradicional (diferente de religiosidad), aunque de naturaleza diferente, se muestran más y más convergentes y en la actualidad casi ya se tocan. Por esto, los físicos atómicos, principalmente los mayores como Einstein y Böhr, comprendieron claramente la necesidad de aplicarse al estudio del misticismo genuino.

Incluso, si analizamos con atención los Evangelios, se percibe en ellos una gran identificación con el enfoque holístico, tanto que nos atrevemos a sugerir que si el Maestro volviese a la Tierra en cuerpo físico en los días actuales y nos dirigiese sus parábolas inmortales o un nuevo sermón de la montaña en lenguaje moderno, Él lo haría en términos holísticos. Es por eso que consideramos la visión holística como uno de los soportes (o aposentos) de la Religión Crística.

El enfoque holístico nos lleva a una nueva visión del mundo y como consecuencia, a una nueva visión de nosotros mismos. O sea: a través de una comprensión más ajustada de la realidad, el hombre llega a la conclusión de que el objetivo fundamental de su vida es transformarse en un Canal de la Energía Cósmica, en un obrero o un operador de aquellas energías. El nuevo enfoque tiene como ideal armonizar lo terreno con lo cósmico, equilibrando así los aspectos físicos, mentales, afectivos y espirituales, existentes en el hombre y en sus relaciones con la Naturaleza y el ambiente a su alrededor.

Se trata, pues, de una nueva forma de ver, de sentir, de comprender las cosas. En resumen, la visión holística se interesa por el aspecto espiritual del hombre, reconoce la existencia de un Ser Supremo y de sus emanaciones, pero no se liga a interpretaciones específicas que puedan ser hechas a partir de los libros denominados sagrados, por corrientes religiosas específicas.

  • Aspectos filosóficos y espirituales de la Visión Holística

El enfoque holístico propone una nueva ética, una nueva escala de valores, una nueva forma de ver el mundo, en las cuales se destaca nítidamente el concepto de calidad de vida, sustituyendo el concepto más obsoleto de nivel de vida, o sea cantidad de bienes materiales a disposición de las personas. Por su vez, una sociedad basada en la calidad de vida es aquella cuya prioridad fundamental, está representada por las necesidades humanas auténticas.

Deben ser entendidas como tales, no sólo aquellas de importancia vital para la propia sobrevivencia del individuo, como es el caso de alimentos, vestuario, habitación y salud, y sí por las otras – las grandes olvidadas – como la afectividad, el trabajo creativo, la solidaridad, la armonización con la Naturaleza y el desarrollo espiritual.

Una sociedad centrada en la calidad de vida, involucra un proceso gradual de sensibilización, concientización y acción, frente a los grandes problemas que afectan el ser humano: esto implica en un refuerzo creciente de los sentimientos relacionados con la Vida (Eros), en detrimento de aquellos que se vinculan con agresividad, explotación y dominio sobre los otros (Tánatos). En este proceso evolutivo, la conciencia humana se liberaría, poco a poco de aquellas cadenas traumáticas y se capacitaría para impulsar una Ciencia y una Tecnología impregnadas por el paradigma holístico.

De este modo, la Ciencia y la Tecnología, no se ocuparían – como ahora – en proporcionar nuevos conocimientos, procesos y aplicaciones para controlar los seres humanos y destruir la Naturaleza; en lugar de ello, ellas serían libres para descubrir nuevos principios y desarrollar nuevos inventos, con el objetivo fundamental de mejorar la existencia humana.

En relación con el Medio Ambiente, la visión holística va mucho más allá de un simple ambientalismo, conduciendo a lo que se llama ecología profunda.

El objetivo del ambientalismo es básicamente, controlar y administrar de la forma mas eficiente posible, el medio natural en beneficio del ser humano. La forma más recomendable para alcanzar aquella meta es a través del desarrollo sostenible. Ya la comprensión de la ecología profunda exige una percepción totalmente diferente de la que prevalece actualmente acerca del papel que nosotros, seres humanos, tenemos en el ecosistema planetario. Y esto exige una nueva plataforma filosófica, fuertemente apoyada en la vida espiritual.

Esos fundamentos filosóficos y espirituales de la ecología profunda no son nada nuevos, Capra (8) nos recuerda que ellos fueron expuestos repetidamente a lo largo de la historia humana, como ocurrió con el taoísmo, las enseñanzas de Heráclito en la antigua Grecia y también eran conocidos en las Escuelas de Misterios egipcias en el seno oculto de las pirámides

Aquellas bases brillaron en forma especial en los Evangelios, cuyos mensajes luminosos nos trajeron la bendición del principio integrativo, bautizado por el Maestro con el nombre de Amor.

En épocas más modernas, la luz manifiesta en San Francisco de Assis, cuya ética, profundamente ecológica se presentaba como absolutamente incomprensible y totalmente desafiante para la estrechísima mentalidad escolástica. Eso ocurrió porque "los tiempos" aún no habían llegado, resultando su mensaje prematuro para una sociedad poco conscientizada. De cualquier forma, detectado como un peligro, fue considerado un "santo", de ese modo el peligroso virus fue aislado.

A través de la Historia, hay registros de numerosos pensadores, poetas o artistas que compartieron este ideal, entre ellos: Heidegger y Spinoza; Dante Alighieri y Walt Whitman; Miguel Ángel y Leonardo da Vinci. Del mismo modo ocurrió con la pléyade de físicos subatómicos, con Einstein al frente, Niels Böhr, Heisenberger y otros grandes.

En el Brasil, se debe mencionar especialmente la Universidad Holística Internacional. Para quien quiera consultar un enfoque bien mas profundo sobre holística que el expuesto en este texto, puede consultar Weil (9).

En realidad, ninguna persona que tenga una formación mística auténtica, puede estar fuera de la corriente de la ecología profunda, ya que el supremo ideal del místico es armonizarse con la Conciencia Cósmica, con el Ser Supremo, con el Dios de todas las religiones. En ese momento crucial, él se vuelve capaz de vivenciar interiormente aquello que los físicos modernos llegaron a través del cálculo, la abstracción y la experimentación: el Universo es un gigantesco tejido cósmico, un Todo, un Océano Cósmico. Somos parte de Él en un cierto nivel y somos Él en otro nivel. Una vez más se nos presenta el sorprendente principio de los opuestos complementarios.

Por lo tanto, el enfoque holístico, propio de la ecología profunda no es una novedad, excepto en la terminología. Realmente, apenas se está reviviendo con expresiones adecuadas al lenguaje moderno, una conciencia que es parte integrante de nuestra herencia cultural, pronta para manifestarse en todo su esplendor durante el presente Milenio.

Antes de continuar con esta temática, es necesario reconocer que entre los grupos y tendencias "que dicen" tener una visión holística, humanística y/o ecológica, han aparecido varios que muestran señales muy claras de falsificación, tales como explotación de la ingenuidad popular, fraude, sexismo y cosas de ese tipo. Pero estas aberraciones deben ser consideradas como lo que realmente son: manifestaciones transitorias de las sombras que se intercalan en el proceso de transformación cultural y espiritual, pero que carecen de consistencia y poder como para obstaculizar seriamente el avance genuino del profundo cambio de valores que se está procesando.

Roszak (10) afirma: "Debemos diferenciar entre la autenticidad de las necesidades de las personas y la inadecuación de ciertos abordajes que pueden ser ofrecidos para satisfacer esas necesidades". El Maestro, simplemente, dijo: "Por sus frutos los conoceréis"(Mateo 7:16).

La esencia espiritual ecológica parece encontrar su ideal en la espiritualidad femenina y no en la fuerza y agresividad masculina. Desde la más remota antigüedad hay una identificación de la mujer con la Naturaleza(*) y por eso, en las religiones antiguas aparece una divinidad femenina en este papel, capaz de representarlo con más convicción que un dios masculino. Así, sociedades más Yin(**) que la nuestra, que es predominantemente Yang(**), tales como las orientales, reconocen lo que sería en el cristianismo la "Tercera Persona de la Santísima Trinidad", o sea el "Espíritu Santo", como de naturaleza femenina. Ellos la llaman la Madre Divina, Kwan-Yin.

De este modo, el papel de la mujer se manifiesta como de importancia fundamental en el nuevo desarrollo holístico. Ella será la argamasa de la nueva visión, lo que resulta lógico, pues estamos oscilando del actual polo Yang para el futuro polo Yin. Y el Yin es por su naturaleza, femenino.

O sea, los altos Iniciados, de las escuelas místicas, antiguas y modernas, siempre estuvieron concientes de que en la Divinidad (independiente del nombre específico que le dieran), coexistía el equilibrio entre los dos polos, que podemos llamar de masculino y femenino. Pero como las grandes masas estaban (y aún hoy están) en un fase primaria de su proceso evolutivo, fue necesario – en cada caso – cargar más, uno de los elementos en detrimento del otro. Así, en Oriente prevaleció una visión más femenina de la Divinidad, claramente percibida a través de la llamada pasividad oriental. Ya en Occidente, se privilegió la visión paternalista, llegándose a suprimir la figura femenina de la Trinidad, hecho apenas atenuado por la adoración de la Virgen María.

Así, dentro de un vasto contexto de motivos y significados, el mensaje evangélico (no de la religión con ese nombre y sí aquel oriundo del Maestro), fue el punto de partida para la introducción en la sociedad que iba a dominar el mundo (para el bien o para el mal), del principio integrativo, que en esa oportunidad recibió el nombre de Amor.

Durante dos mil años el mensaje se fue corporificando en el alma humana y sólo ahora se están formando las bases – a pesar de las apariencias negativas que aumentan sin cesar – para lo que llamamos de visión holística.

Dice Capra (8): "En el proceso normal de ascensión, apogeo, decadencia y desintegración que parece característico de la evolución cultural humana, la decadencia ocurre cuando la cultura se vuelve rígida demás – en sus tecnologías, ideas y organización social – para enfrentar el desafío de situaciones en rápida modificación. Esta pérdida de flexibilidad es acompañada por una disminución general de la armonía global, llevando a la eclosión de la discordia y del caos social. Durante el proceso de declinación y desintegración – o sea, ahora – las instituciones sociales dominantes aún imponen sus puntos de vista obsoletos, pero se están desintegrando gradualmente, mientras nuevas minorías creativas enfrentan los nuevos desafíos con ingenio y confianza crecientes".

Según ese autor, los movimientos sociales que nacieron a partir de la década del 60, representan la cultura naciente y agrega: "A pesar de la resistencia(*) a los cambios por parte de las instituciones dominantes, su declinación es inevitable y acabarán por desintegrarse; al mismo tiempo que la cultura naciente ascenderá hasta alcanzar su papel de liderazgo. En el cruzamiento de esos dos procesos, se dará el Punto de Mutación(**). Esta es nuestra gran esperanza".

La cultura naciente está impregnada por la visión holística; ella se prepara para desempeñar su papel decisivo en la evolución humana en el correr del Siglo XXI y será capaz de hacer un milagro, hasta ahora completamente "utópico": desarrollar una sociedad equilibrada donde los aspectos materiales, mentales, emocionales y espirituales que componen el hombre se integren con madurez y responsabilidad. Para eso contamos , con seguridad (ver Capítulo IX) con un impulso cósmico que ya está aflorando en la conciencia de un número creciente de personas, así como en el esfuerzo, la dedicación y la perseverancia de una cantidad cada vez mayor de personas, militando a favor de causas justas y nobles.

El momento de la irrupción de la aurora, del "áureo amanecer" se acerca rápidamente. Estemos preparados, pues, porque nuestra misión cósmica es la de ser Difusores de la Luz, Vehículos de las Altas Energías, Operarios Cósmicos. Y para desempeñar a satisfacción esas excelsas tareas, debemos vivenciar en el centro más íntimo de nuestro corazón, el significado mas profundo de la visión holística.

Las cuatro leyes fundamentales del ser humano

Ley de Causa y Efecto:

"Como es por adentro, así es por afuera; como es encima, así es abajo" (Hermes Trismegisto)."Como es en el Cielo, es en la Tierra" (Biblia).

Tal vez estas dos frases puedan parecer muy enigmáticas, pero ellas engloban la ley más importante que nos rige: la ley de Causa y Efecto. Traducidas en palabras más simples, significarían: tal como el hombre piensa, siente y cree en su interior ("por dentro", "encima", "en el Cielo"), así serán las condiciones externas de su vida ("afuera", "abajo", "en la Tierra").

O sea: las Causas son los pensamientos, sentimientos y creencias; los efectos son las circunstancias reales que nos rodean. Esta ley tiene una importancia fantástica en el desarrollo humano y hasta ahora solo fue bien conocida y dominada por unas pocas personas, generalmente de alto nivel espiritual, que la usaron para el Bien.

Sin embargo, el hecho de que las grandes masas ignoren esta Ley, no significa que ella deje de operar en el seno de aquellas. Si usted tiene una garrafa de gas en su casa y mueve la llave correspondiente, el gas irá a surgir en la boquilla de su cocina; como, sin duda, usted conoce como funciona ese aparato, aproximará rápidamente un fósforo encendido y así tendrá fuego para calentar agua o preparar sus alimentos.

Pero si alguien no conoce como funciona una cocina a gas, moverá la llave, el gas irá a surgir, invadirá el local y esa persona podrá acabar muriendo asfixiada. De la misma forma, la Ley de Causa y Efecto puede actuar sobre la multitud, ignorante de su contenido, envenenándola e intoxicándola. Entonces, si hacemos un análisis profundo de la problemática humana, comprobaremos que el mal uso de la Ley de Causa y Efecto es el origen básico de los sufrimientos humanos.

¿Por qué será que el mal uso de la Ley de Causa y Efecto podrá producir tantos trastornos? Es claro que si una persona planta cardos, no recogerá rosas, y si siembra claveles no recogerá pastos. De la misma manera, si "dentro" de aquella, predominan sentimientos de temor, impotencia e inseguridad, "afuera" el efecto será de fracaso, sufrimiento, tristeza y hasta odio.

Es de fundamental importancia reconocer que todos nosotros, desde niños, recibimos una "educación" con prevalencia negativa, introducida por el medio social en el que vivimos, caracterizada por resaltar nuestra inferioridad, impotencia e insignificancia frente al mundo "todopoderoso", lo que nos lleva a la convicción acerca de nuestra imposibilidad de alcanzar ciertos objetivos que gustaríamos de ver realizados en nuestra vida. Así, un sentimiento de resignación con la situación en la cual se vive, en términos globales, es introducido en nuestra mente, junto con la alimentación materna, por así decir. Actualmente, esto se resume en una frase "a la uruguaya": "Es lo que hay, valor".

Entonces, y antes que las personas puedan escoger racionalmente lo que hacer con sus vidas, existe un "convidado de piedra" bien en el interior de ellas: la internalización de una visión del mundo específica, fragmentaria y sectaria, pero que se presenta como la única realidad.

Hoy en día, esta visión fraccionaria está representada por la "sociedad de consumo". Quien haciendo uso del privilegio humano del raciocinio, desea apartarse de esta compulsión, será percibido como un bicho raro y hasta como un boicoteador peligroso, o quien sabe como un excéntrico caduco, por gran número de personas, cuyas mentes han desarrollado un mecanismo para proteger y hacer prosperar este fragmento de la vida, a veces minúsculo y transformarlo en el conjunto. Freud denomina este mecanismo de Súper-Ego.

Realmente esta castración de las posibilidades del ser humano no fue producto de una conspiración de explotadores que desearían transformar el hombre en un muñeco y así aumentar sus ventajas. Mas bien este cercenamiento de aquellas posibilidades humanas surgió de la propia evolución del hombre, incapaz de aprovecharlas debido a su escasa madurez evolutiva; pero también es evidente, que cada vez con más sutileza y sofisticación, el poder económico ha aprovechado esta situación en su beneficio, haciendo el hombre cada vez más dependiente de la fracción de la realidad escogida por el sistema.

El poder económico dispone para tanto, de medíos cada vez más avanzados, principalmente en el área de comunicaciones. En efecto, las noticias son distorsionadas, deformadas y banalizadas, colocadas fuera de contexto y enviadas en minutos a los lugares mas lejanos del planeta, manteniendo así a los ciudadanos-clientes, más cautivos y más hipnotizados. El temor y el miedo son reforzados a niveles increíbles por las nuevas y terribles armas; el holocausto nuclear – algo aliviado en los últimos tiempos – pende sobre todas nuestras cabezas, sin excepción. Como si esto poco, los riesgos de la energía atómica "pacífica" también demuestran ser un peligro potencial terrible (recordar Harrísburg, Chernobyl y ahora Fukushima).

O sea, hace milenios que el hombre usa – por su ignorancia – la Ley de Causa y Efecto, más en su perjuicio que en su beneficio. Modernamente esta situación es aprovechada por el poder económico y dentro de él, por personas que para compensar sus propias deficiencias, precisan dominar a los otros. Pero la evolución de la especie humana libera nuevas fuerzas energéticas; esto lleva a que juntamente con la domesticación cada vez más perfeccionada del ser humano, surjan nuevas tendencias.

Es como si el Instinto de Vida (Eros), no soportase por más tiempo, continuar sofocado por el Instinto de Muerte (Tánatos) y emitiese algunos rayos luminosos, que ya comienzan a ser captados por un número creciente de personas.

Estas personas, mismo que sofocadas por el peso fantástico de la Anti-Vida, parecen haber recibido alguna iluminación especial, muy tenue en el principio, pero bien más luminosa a medida que van percibiendo el camino cierto. Y su número va aumentando cada día. Cuando seamos suficientes, la construcción de una nueva sociedad, la Gran Utopía, será un hecho.

Si alguien tuviera alguna duda en relación con el desenlace final, debemos recordar que allá en el fondo de cada uno de nosotros (incluso en el caso de la persona más vil y más ruin), existe un tesoro escondido, el Ser Crístico. Por eso, el objetivo principal de este texto es colaborar en el proceso de hacer visible esa realidad tan crucial.

La mayor prueba de ese tesoro es que, a pesar del mundo estar cubierto de lodo y cosas horribles: guerras (con sus secuelas terribles de muertes, torturas, mutilaciones y destrucción); explotación (con sus secuelas desesperantes de hambre, mortalidad infantil, analfabetismo, inseguridad y sadomasoquismo), aún así, aquí y allí, florecen el amor, la verdadera amistad, la generosidad, la paz y la armonía. Generalmente, no se trata de procesos completos; pero el hecho es que dentro de todo el pandemonio de la vida moderna, aún sobreviven aquellos sentimientos, aunque muchas veces sean apenas centellas que atraviesan el horizonte.

La tarea es unir esas centellas, darles continuidad y transformarlas en una fuente de irradiación de sentimientos cálidos, humanos, amorosos, fraternos de paz y belleza. Es claro que no pretendemos alcanzar la perfección en este denso mundo material, pero sí avanzar con la mayor velocidad posible en la avenida que lleva a una sociedad, donde la alegría de vivir, amar y crear cosas constructivas, venga a sustituir los obsoletos padrones de lucros, status y poder sobre los otros, que hoy prevalecen.

Pero, esta tarea no podrá ser desarrollada apenas con base en exhortaciones líricas (aunque la poesía tenga un lugar bien definido en la nueva sociedad). Las personas, hoy en día, están acostumbradas a actuar en función de hechos concretos, en cosas que tengan cierta solidez, en conceptos que puedan ser comprendidos racionalmente antes de poder ser aplicados.

En este punto, precisamos volver un poco atrás. El concepto concreto que precisamos desarrollar para poder aplicarlo en nuestra tarea es la Ley básica ya expuesta: la Ley de Causa y Efecto.

¿Por qué no aplicar la Ley de Causa y Efecto como herramienta fundamental en el proceso que queremos impulsar? En efecto, si la Humanidad está hoy envenenada, contaminada e intoxicada, por desconocer el uso correcto de aquella Ley, sería interesante airear el ambiente y solamente después encender la llama.

La tarea no parece muy simple – y no lo es – porque el gas venenoso se difundió y expandió mucho en el ambiente. El proceso de ventilación tal vez deba ser prolongado e intenso. Pero no parece haber otro camino.

Por este motivo – como ya fue explicado en este texto – no adelanta mucho tentar mudar apenas los fenómenos o acontecimientos externos, porque ellos son simplemente Efectos. Una simple redistribución de Efectos puede parecer un cambio correcto, pero esto es cierto, solamente desde una óptica superficial. Los únicos cambios reales ocurren cuando operamos sobre las Causas y ellas están dentro de la mente humana (específicamente: sus creencias, sus sentimientos, sus pensamientos y englobando éstos, su visión del mundo y de la vida).

Por lo tanto, el gran paso cualitativo en la historia humana será dado cuando el hombre domine el mecanismo de la Ley de Causa y Efecto, y sea capaz de operar conscientemente sobre sus propios pensamientos, creencias y sentimientos y los dirija a la construcción de una sociedad sana, justa, fraterna y feliz. O sea la Gran Utopía (ver Bonilla, 3)

El gran recurso que disponemos para esto siempre es el mismo: el desarrollo de la Personalidad hasta identificarla con nuestro Ser Crístico, que aguarda este paso hace milenios.

Un aspecto crucial de la ley de Causa y Efecto sobre la vida humana es el relacionado con la Doctrina de la Reencarnación. O sea, las causas de nuestra situación y condiciones actuales, sean buenas o malas, pésimas u óptimas, son apenas efectos de nuestras acciones, pensamientos y sentimientos, acontecidos en épocas anteriores (encarnaciones pasadas incluyendo también la presente). El único modo de disminuir esos efectos de la"rueda cármica", cuando son negativos, es pulir nuestra Personalidad acercándola cada vez más a nuestro Ser Crístico. Ni El Creador ni Jesús El Cristo harán este trabajo(*), pues es responsabilidad exclusivamente nuestra.

En el Capítulo VII de este texto ("El Evangelio según San Lucas), en el ítem 7.1, se ofreció una información suficientemente detallada sobre este asunto, realmente vital.

Ley del Sacrificio

En el mundo materialista y egoísta de hoy, es difícil comprender el significado de esta Ley, pues lo que prevalece es otra cosa: el menor sacrificio posible, y cuando se hace, es en beneficio de la persona involucrada. Para otros, ni soñar.

Sin embargo, la estructura de la Evolución a todos los niveles, inclusive el humano, está apoyado en esta Ley.

Con detalle suficiente ella fue explicada en Monografía anterior ("Los Evangelios", específicamente el de San Juan). ).

Ley de Acción

Una gran confusión entre los practicantes del "poder mental" y del "pensamiento positivo, es la relación entre acción y mentalización.

En efecto, muchos de ellos creen que es suficiente con visualizar ciertas cosas deseadas, para que éstas se transformen en realidades concretas, visibles y tangibles. Pero también se muestran desorientados cuando los resultados no aparecen y más aún cuando las personas que no creen en el "poder mental" y sí en la "realidad de la vida", acaban teniendo suceso.

La Ley de los Efectos Dominantes, nos enseña que cualquier tentativa de transmitir ideas de la Mente Consciente para la Subconsciente, debe ser acompañada de una emoción fuerte, con un sentimiento profundo, con una confianza plena en su realización. De lo contrario, la visualización será aniquilada por las emociones contrarias, de carácter negativo, y así serán obtenidos resultados opuestos a los esperados. Esto también es conocido como la Ley del Esfuerzo Invertido.

Ocurre que es necesario un elemento más: Acción. Y la Ley de la Acción dice que debemos actuar en función de lo que pensamos, deseamos y mentalizamos.

Imaginemos que alguien quiere dejar de fumar y con ese propósito aplique un programa basado en relajamiento, afirmaciones (u oraciones) y cuadros mentales. Sin embargo, esa persona continúa fumando, esperando que gracias al Subconsciente, el hábito negativo desaparezca en algún momento próximo. Debemos comprender que la acción (fumar) refuerza el hábito negativo, de modo que los buenos deseos y las mentalizaciones quedarán rodando en el aíre, sin apoyo real; por lo tanto sólo podrá haber un resultado: fracaso.

Otra persona, indiferente racionalmente al "poder mental" puede, perfectamente aplicarlo Sin saber de qué se trata y así obtener resultados satisfactorios. . Por ejemplo, ese individuo se convence de que el cigarro es ruin para su salud y sin hacer una mentalización explícita para reforzar esta idea, simplemente actúa en esta dirección, negándose a fumar un cigarro cada vez que la tentación le llega. O sea, por decisión conciente se cambia el hábito; es claro que para poder implantarla se necesita de un fuerte motivo emocional, por ejemplo una angustiante sensación de falta de aire y de asfixia, producida por la obstrucción de las vías respiratorias.

De lo anteriormente expresado, se deduce que: con atención concentrada, control de ideas negativas a través de la auto-observación y ejecución de acciones concretas asociadas, podremos alcanzar resultados específicos en el mundo concreto, gracias a la manifestación de la Ley de Causa y Efecto.

Es claro que todos estos procesos, válidos en su esencia, operarán en diferentes grados según el nivel de evolución de las personas. Los matices de esta evolución son los que llevarán al éxito, total o parcial o aún al fracaso. Por lo tanto, siendo el factor emocional la estructura básica de este proceso, nunca es demás insistir en el papel fundamental cumplido por la Fe (vehículo energético), así como por la Imaginación Creadora (intensificadora) de aquella energía.

De este modo, en la medida que colocamos gran fe en los resultados y de que nuestra mente quede cómo incendiada por una imaginación fascinante – las cuales actuando conjuntamente expulsarán los sentimientos y pensamientos contradictorios – la probabilidad de llegar a los fines trazados, crece en forma exponencial.

Según los autores más experimentados en esta área, lo más eficiente es desarrollar una imaginación creadora tan vívida, que las personas sientan como si aquellos fines u objetivo, ya se concretizaron, como si ya fuesen un hecho en este mundo físico.

Mayores detalles acerca de cómo usar nuestras potencialidades internas para alcanzar nuestros objetivos pueden ser consultados en Bonilla (3)

  • Regla Áurea

Es una Ley Universal, también conocida como Ley de Amra por los antiguos egipcios y así enunciada: "Haz a los otros lo que gustarías que ellos te hagan, y no les hagas lo que no gustarías que ellos te hagan".

Jesús El Cristo, la presentó de tal manera que puede ser designada como la Ley del Amor: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22:36-39)

Ella, en realidad, emana de la Gran Fraternidad Blanca, por lo tanto de la Religión Cósmica, por lo que aparece en variadas religiones, con pequeñas diferencias, pero manteniendo la misma esencia (Carvalho, 12). Por ejemplo:

  • Taoísmo: "Considera el lucro de tu vecino como tuyo propio y su perjuicio como si también fuese tuyo".

  • Budismo: "De cinco maneras un verdadero líder debe tratar sus amigos y dependientes: con generosidad, cortesía y benevolencia, dando lo que de ellos se espera recibir y siendo siempre fiel a su palabra".

  • Hinduismo: "No hagas a los otros aquello, que si a ti fuese hecho, te causaría dolor".

  • Zoroastrismo: "La Naturaleza sólo es amiga, cuando no hacemos a los otros, nada que no sea bueno para nosotros mismos".

  • Islamismo: "Nadie puede ser un creyente hasta que ame su hermano como a sí mismo".

Como puede observarse, la supuesta superioridad de la religión occidental prevaleciente, auto-denominada de "cristiana", no puede considerar a las otras como primitivas o supersticiosas. Inclusive la islámica, hoy considerada por algunos como nido del terrorismo, sale muy bien parada. Una vez más, una cosa es religión original, basada en algún Avatar y otra es la interpretada por "seguidores" de aquella, muchas veces verdaderos criminales.

Como vimos, la Regla Áurea dice que debemos hacer a los otros, lo que deseamos para nosotros; por lo tanto, no debemos hacerles, lo que no deseamos para nosotros.

Sin embargo, muchas personas pretenden alcanzar sus objetivos – bien definidos o no – perjudicando, explotando y dominando a los otros. No hay cosa más distante de la Regla Áurea que este tipo de actitud. Por la Ley de Causa y Efecto, eventuales triunfos de esta forma de pensar, si ocurrieren, tendrán que pagar una compensación terrible.

Dice Trevisan (11) "No conozco nadie en este mundo que se haya beneficiado perjudicando a los otros, porque el mal nunca puede producir el bien. Cuando alguien explota o roba a otros, en la verdad está robando y explotando a sí mismo, pues su mente está invadida por sentimientos de carencia, agresividad interior, inquietud, miedos y remordimientos. Todo acto se paga a si mismo, no enverede por esos caminos, porque usted se dará mal. En verdad, sólo entran por esos caminos tortuosos los ignorantes, o sea aquellos que aún no aprendieron que dentro de ellos mismos hay una fuente inagotable de riquezas, abastecida por el Creador(*).

En otras palabras. "el crimen no paga", a pesar de que a veces aparece como algo deslumbrante. No hay como alcanzar el ideal de "auto-realización" en forma permanente, sin tomar como punto de referencia la Regla Áurea. Esto es fácil de comprender si volvemos al concepto de Unidad. En efecto, si toda la Humanidad, aunque separada en individuos en el nivel tridimensional, constituye aquella Unidad en niveles más elevados, será obvio que toda explotación y actitud egoísta con nuestros hermanos, irá a recaer sobre nosotros, si fuésemos responsables por aquellas actitudes.

Nuevamente, el problema radica en nuestro sistema de percepción (pensamientos, sentimientos, actitudes). Si él es restricto, limitado a lo que llamamos de "freezer tridimensional"(*), nos sentiremos inclinados a actuar en función de lo sensorial, del lucro y del beneficio exclusivamente personal, porque tenemos miedo de que si no somos astutos lo suficiente, vendrán otros y tomarán nuestra parte.

Sería preferible, entonces, dar el salto primero y tomar lo que podamos recoger en nuestras manos, sin parar para considerar si por causa de nuestra actitud, personas serán llevadas a la miseria y desesperación.

Por este camino, eventuales sucesos y prosperidades pueden ocurrir, pero no son duraderos y además acaban no satisfaciendo nuestros anhelos más íntimos. Son apenas máscaras superficiales. Por la propia esencia del libre albedrío, es concedido al hombre alcanzar los objetivos deseados, pero como él está desequilibrado, atentando contra la Unidad, inmerso en las tinieblas, esos "sucesos" y esas "prosperidades" acaban disolviéndose, son apenas lecciones que procuran mostrar el camino de la luz.

Así una persona puede acumular una enorme fortuna, pero acaba comprendiendo que no era eso lo que quería y lo que ahora percibe como valioso no tiene precio. Sin embargo, generalmente se trata de cosas simples pero elevadas, que no pueden vivir dentro del "freezer", pues precisan de aire, espacio y sobre todo, luz. Estamos hablando, entre otras cosas, de paz de espíritu, amistad sincera, solidaridad y amor genuino.

En resumen, no es suficiente con desear una cosa para que ella sea obtenida de forma verdadera. Es necesario considerar un segundo factor: ¿Cual es la naturaleza de la cosa deseada? Si ella es constructiva, si agrega alguna cosa útil para los otros, o sea si su materialización en el mundo tridimensional, es benéfico para otras personas, ese deseo se hará leve y entonces volará para regiones elevadas.

Lo anterior es un modo de decir; otro sería decir que en la medida en que nuestro deseo sea altruista (por lo menos parcialmente) y que no perjudique, por lo menos intencionalmente, a otros, él tendrá condiciones de ser pasado del nivel usual de la conciencia objetiva para niveles más elevados ( dimensiones superiores)(**), donde será cariñosamente recibido, como si fuese un bebé cósmico, de modo que pueda comenzar su desarrollo como realidad tetra dimensional, que a su debido tiempo se manifestará en el mundo terreno, tridimensional.

La Regla Áurea es, pues, un pasaporte cósmico, para que nuestras ideas reciban la fuerza y el impulso superior que necesitan, para ser modeladas como matrices de futuros acontecimientos.

No hay como escapar de esta Realidad. Sin embargo, se puede dudar de lo aquí expuesto; eso es un derecho de todos, amparados en el libre albedrío. Pero eso no corta ni un tilde de la Ley. Si desea experimentar, hágalo, aunque mucho más inteligente y sensato es obrar según la experiencia acumulada y la sabiduría milenaria. No es bueno quedar congelado en el "freezer tridimensional". Volemos, pero sepamos para donde vamos.

Las afirmaciones anteriores, agregan más Luz todavía, a las enseñanzas del Maestro. Sus exhortaciones para desarrollar el Amor en nuestros corazones, y cosas de ese tipo, no eran producto de una mente moralista o de un santo, exento de pecados. Antes, eran – y son – monumentos de Sabiduría. Por allí, a través de la Regla Áurea, se llega al centro de las cosas: el Universo fue creado con esos cimientos, y para obtener respuestas ciertas del Creador, tenemos que hablar su mismo lenguaje, escribir en su mismo alfabeto, telegrafiar en su mismo código.

Esto es lo que se llama – místicamente – de Armonización Cósmica.

Bibliografia

  • (1) BONILLA J.A. El Arte de Amar y Ser Amado.(Material disponible on line). 2010, 210 p.

  • (2) EINSTEIN A. Como vejo o mundo. Rio de Janeiro: Nova Fronteira. 1981, 213 p.

  • (3) BONILLA J.A. El Cambio de Verdad: la Gran Utopía se transforma en Realidad. Montevideo: Nordan. 2006, 254 p.

  • (4) BONILLA J.A. La Religión Cósmica: el mensaje olvidado de Einstein (Material disponible on line). 2011, 153 p.

  • (5) SCHURÉ E. Los Grandes Iniciados. México: Editores Mexicanos Unidos. 1982, 644 p.

  • (6) WILBER K. A União da Alma e dos Sentidos: Integrando Ciencia e Religião. San Pablo: Cultrix. 1982, 167 p.

  • (7) HODSON G. O Reino dos Deuses. San Pablo: Pensamento. 1952, 201 p.

  • (8) CAPRA F. O Ponto de Mutação. San Pablo: Cultrix. 1982, 445 p.

  • (9) WEIL P. Holística: uma nova visão e abordagem do real. San Pablo: Palas Athena. 1990, 228 p.

  • (10) ROSZAK. The making of a center culture. Nueva York: Doubleday Anchor. 1969, 325 p.

  • (11) TREVISAN L. O Poder Infinito de Sua Mente. Santa María (RS): Edición del Autor. 1982, 215 p.

  • (12) CARVALHO F. A Regra Áurea. Sitio Porta Luz (www.portaluz.com.br) Accesado en 01.03.11.

 

 

 

Autor:

Prof. José Antonio Bonilla Castillo

(Universidad de la República, Uruguay; Universidad Nacional de
Tucumán, República Argentina, Universidad Federal de Minas Gerais,
Brasil) ?????

Partes: 1, 2
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