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Borges, teoría cuántica y universos paralelos (página 2)




Enviado por Maximo Contreras



Partes: 1, 2

Además de no corresponder a la totalidad del mundo real, este reflejo de diferentes características de la materia, es traducido por los receptores sensoriales en señales nerviosas y como tales se mantiene al interior del sistema biológico, a pesar de que luego de algún tiempo pueda ser transformado en "outputs" de naturaleza motriz, endocrina, exocrina, cognoscitiva o verbal.

Rastreando la anatomofisiología de las diferentes vías sensoriales, se llega a la determinación de un proceso de desintegración de las unidades perceptuales en sus mínimos componentes.

Inicialmente la información ambiental excita a alguna población de receptores, los cuales en su conexión con las terminaciones (o más apropiadamente iniciaciones) nerviosas, transducen tal información en actividad nerviosa en la forma de una modificación local de las acumulaciones iónicas transmembrana de Na+ y K+, modificación ésta que avanza a lo largo del axón a velocidades entre los 20 y los 120 ms/sg, culminando en los pies terminales de la neurona con la liberación de substancias transmisoras, las cuales a su vez actúan como un nuevo estímulo para las neuronas u otras células sobre las cuales establecen contacto; este proceso, en el caso de los sistemas sensoriales (excepción hecha del sistema olfatorio), llega hasta una serie de agregados neuronales o núcleos denominados en conjunto tálamo, con una organización tan precisa que es posible determinar mapas de representación somática, visual o auditiva en los núcleos ventral posterolateral, geniculado lateral y geniculado medial, respectivamente.

Semejantes mapas del cuerpo, la retina o la cóclea, se mantienen en la corteza cerebral con idéntica precisión, una vez que los impulsos son retransmitidos desde el tálamo.

Obviamente la información no mantiene un recorrido único en serie, es decir, los impulsos nerviosos originados en determinados receptores, además de ser transmitidos hacia la corteza cerebral, son enviados hacia otros lugares (amígdala, hipocampo, colículos superiores e inferiores, formación reticular, etc.), proceso que evidencia una organización arquitectónica en paralelo, simultánea con una en serie; basada en los principios de convergencia y divergencia de la conectividad sináptica, conformando así redes o mallas de procesamiento de información.

La activación recurrente de los mismos nodos de conexión, establece un proceso que constituye una ganancia evolutiva sin precedentes, pilar del desarrollo de los sistemas biológicos animales: la memoria; inicialmente por una simple facilitación electroquímica para el trabajo de determinadas conexiones sinápticas (memoria a corto plazo), y posteriormente como generación de nuevos contactos sinápticos, es decir, modificación física de la estructura misma (memoria a largo plazo o memoria permanente)…."

Y entre otras consideraciones, nos recomienda tomar con cuidado las siguientes:

". Conclusiones parciales

Evidentemente la consciencia, a pesar de ser un proceso cerebral, no puede ser localizada puntualmente en ninguna región restringida, correspondiendo entonces más a un trabajo temporal de los circuitos anatómicos excitados externa e intrínsecamente; "…la anatomía como espacio y la fisiología como dinámica temporal" (Jaramillo, D., en prensa).

Uno de los puntos más impactantes que surge de lo hasta aquí presentado, hace referencia a que la modificación fisiológica (en ritmos de actividad, patrones de pulsos, o trenes de potenciales evocados en determinadas poblaciones neuronales tanto talámicas como corticales), ocasionada al interior del sistema por la estimulación recibida, es mínima; esto es, existe un telón de fondo (la actividad espontánea del sistema), sobre el cual la información recibida establece una pequeña alteración

. Rápidamente se pueden extraer al menos tres consecuencias importantes de esta afirmación:

a) mínimas variaciones de la actividad espontánea conducen a percepciones subjetivas ampliamente diferentes, con lo cual la variabilidad potencial de situaciones subjetivas diferentes es infinita, tal como lo es la variabilidad potencial de estados fisiológicos diferentes.

b) la experiencia subjetiva en cuanto tal, existe ya al interior del sistema y la información sensorial externa sólo afinaría esta experiencia, exaltando algunos rasgos y difuminando otros.

c) la diferencia entre la consciencia subjetiva experimentada por los organismos dependería únicamente de la diferenciación relativa de su organización anatomofisiológica; sin embargo la similitud de los estados subjetivos de consciencia es, en virtud de la similitud genética del diseño de los organismos pertenecientes a la misma especie, inmensa:

Esto es: nuestros mundos subjetivos son mucho más parecidos de lo que desearíamos, de ahí que podamos compartir consensos o lograr empatía (entendida como colocarse en la posición de otro.)

Relacionando los datos obtenidos por Mountcastle V., y Edelman, G., en torno a la organización funcional de la corteza cerebral en columnas corticales o módulos, con los conceptos discutidos, se hace posible introducir ciertas ideas sobre las cuales hilar los fenómenos experimental y clínicamente hallados, y con ello encontrar una mayor coherencia a las conclusiones mencionadas en el anterior párrafo…."

Tan rápido es el continuo avance de la evolución y el conocimiento que de ella tenemos, que en la misma mañana que estoy mandando el manuscrito original de este resumen, recibo, también por Internet en la página "Tendencias Sociales", la información de un artículo o comunicado de la Universidad de Chicago,

(http://www-news.uchicago.edu/releases) /06/060131.regier , donde se informa que estudios realizados por varios investigadores de esa Universidad y la de Berkeley, California , parecen demostrar y confirmar que el lenguaje que hablamos afecta nuestra percepción de la realidad y en particular lo que percibimos en la mitad derecha del campo de percepción. Esto que a primera vista parece algo increíble, cobra sentido cuando pensamos que el procesamiento del lenguaje se realiza preponderantemente en el hemisferio izquierdo del cerebro que como sabemos es el que recibe directamente la información del campo visual derecho. Las pruebas experimentales realizadas muestran claros indicios de la participación del lenguaje en la interpretación de la "realidad" por parte de los individuos de diferentes culturas estudiados.

Ampliando esta flamante información, digo entonces que es posible sospechar que la "realidad" que hoy conocemos puede no ser todo lo que existe, que pueden existir otros elementos del Todo (para nuestro presente: año 2006 dC) que aún no han interactuado con nuestros sentidos, quizás por no requerirlo hasta el momento nuestra rama evolutiva y por lo tanto no se han incorporado a nuestro conocimiento y especulaciones actuales; por ejemplo, un candidato a emerger próximamente, aunque parcial y quizás solo válido para nuestro universo, que se ha perfilado fuertemente entre los astrónomos, físicos y cosmólogos en estos últimos años, es la enigmática: "masa y/o energía oscura", que algunos cálculos sitúan entre 20 y 25 veces la suma de toda la masa y energía conocida (bariónica), como factor y valor necesario para que "cierren"ciertos números de lo que se conoce como "Modelo Estándar".

Digo también que el hombre reconoce solo una parte del "Todo", porque es obvio y evidente que constantemente, día a día, se agregan cosas a su "realidad", a su conciencia, su consciencia y al conocimiento general, en un proceso evolutivo que ya – casi – nadie discute a pesar de las dudas sobre su origen.

Sobre este presumido aumento permanente de nuestra capacidad de comprender la naturaleza, de "sintonizar" el "Todo", cabe – entre otras – una reflexión curiosa, enigmática o paradojal, que podemos resumir en un comentario contradictorio a primera vista:

Parecería que cuanto mas conocemos del "Todo" mas aumenta nuestra ignorancia, o expresado de otra forma: por cada respuesta que obtenemos a una pregunta, surgen varias nuevas preguntas, u otra forma extrema de expresarlo: a medida que se amplia el campo de nuestros conocimientos, nos damos cuenta que lamentablemente es mayor aún el horizonte de nuestra ignorancia…, de allí mi duda sobre lo que podemos presumir.

Empleando una expresión de nuestro argot o lunfardo futbolero: "la evolución nos corre permanentemente el arco"… y esto realmente causa un cierto escozor.

Para mejor interpretar como funciona la conciencia, la consciencia y el conocimiento del ser humano, recurro a una figura conocida, una metáfora y propongo entonces el modelo o parábola del "sintonizador", como explicación de cómo interactúa el organismo del hombre, especialmente sus sentidos, cerebro e intelecto, con el "Todo", generando conciencia, conocimiento, consciencia y eventualmente acciones eferentes.

Capítulo 4

Conciencia vs. Consciencia

A esta altura del razonamiento y teniendo en cuenta la confusión que existe en la mayoría de los idiomas conocidos respecto al significado de las palabras: conciencia, consciencia, autoconciencia, etc, etc, al solo efecto de su empleo en este resumen del ensayo: "Borges, Teoría….", quizá sea útil realizar algunas aclaraciones sobre la terminología usada:

Cuando empleo el término conciencia (consciousness), me refiero a la capacidad que tienen, en mayor o menor grado, todos los seres vivos de captar el medio ambiente o mundo exterior que los rodea y actuar en consecuencia, por ejemplo: alejarse o defenderse de los peligros, conseguir el necesario sustento o compañia sexual, etc, etc.

En cambio con el término o palabra consciencia (awareness) quiero hacer referencia a la facultad que tienen y así pueden expresarlo, casi exclusivamente o en mayor grado, los seres humanos mentalmente sanos y desarrollados, en su interacción con el medio ambiente cuando están despiertos y atentos

Por supuesto es posible considerar en ambos casos, tanto de la conciencia (consciousness) como de la consciencia (awareness), diferentes grados de atención, concentración y otras circunstancias que tornan difusos los límites de las definiciones dadas, pero no hay casi ninguna duda – al menos en la consideración de las neurociencias – de que se trata siempre de "propiedades emergentes"de la interacción del SNC de cada individuo, particularmente su cerebro, con el medio ambiente que lo rodea, generando en primera instancia cierto tipo de representación mental y también diferentes tipos de eventuales "abstracciones" internas conformadas o producidas por la actividad neural consecuente.

Aparentemente hay un procesamiento neural especifico que se supone se produce redundante y comparativamente solo en los extendidos lóbulos frontales del hombre y es esta estructura cerebral complementaria la responsable de la aparición de la consciencia, los qualia y otras manifestaciones exclusivas de los seres humanos,

Mucho de lo que se está trabajando en este tema es posible visualizarlo o apreciarlo en cualquier buscador de Internet; por ejemplo en Google si buscamos "Awareness vs. Consciousness " o Self-Awareness vs. Consciousness, podemos encontrar mas de un millón cuatrocientas mil (1400000) variopintas citas en inglés y aproximadamente unas seiscientas y pico (650) también variopintas citas si preferimos el español de: "Conciencia vs. Consciencia", con interesantes trabajos y artículos referidos al tema.

En ellos se aprecia que tanto en inglés como en español, ambos términos o palabras: "awareness o consciousness· en inglés, como así también "conciencia o consciencia" en español, son prácticamente sinónimos y hay que hacer sesudas elucubraciones para establecer sutiles pero, para algunos análisis como el nuestro, importantes diferencias de interpretación, como por ejemplo considerar o no la representación mental en un caso, los qualias, la self-awareness o auto conciencia en otros, etc, etc.

En mi caso trato de establecer por este medio claramente una diferencia que no establecen ni se reflejan en los correspondientes diccionarios de ambos idiomas para cada uno de estos términos y que el innegable proceso evolutivo ha establecido entre el funcionamiento del cerebro/mente/sintonizador humano y el correspondiente a los demás organismos vivos.

Como vemos, las limitaciones que a veces nos impone el lenguaje pueden ser superadas si consensuamos, acotamos y aclaramos previamente la fraseología a emplear; algo que parece fácil en primera instancia, pero que en la práctica el esoterismo y ciertos casos de recalcitrantes fundamentalismos, se encargan de negar.

Todavía hay quienes rechazan enfáticamente el proceso evolutivo o darwinismo, entre otras razones por no contar aún con el "eslabón perdido" perfecto, cuando en realidad son miles los fósiles y otros elementos encontrados de nuestros antepasados, como herramientas, ornamentaciones, etc, que debidamente fechados y clasificados, brindan incontrastables pruebas de un casi rutinario proceso evolutivo, como dice el refrán: "no hay peor ciego que el que no quiere ver"

Capítulo 5

Cosas concretas y abstractas

Creemos y decimos que "existen" diferentes tipos de cosas, pero en una primer instancia podríamos clasificarlas completamente a todas ellas en solo dos grandes grupos:

  • a- las cosas concretas que pueden ser detectadas directamente (o también indirectamente a través de instrumentos), por nuestros sentidos, y que tienen localizaciones y dimensiones definidas en el tiempo y el espacio, como por ejemplo: el agua, una manzana, un fuego, una piedra, el aire, el sol, los planetas, un árbol, las radiaciones, un libro, los animales, los átomos, etc.

  • b- Las cosas abstractas o ideales que son producto de la actividad mental o cerebral, como por ejemplo: la moda, Dios, la belleza, la verdad, el bien, el mal, el diablo, los ángeles, el deseo, el amor, los números, el tiempo, el espacio, el alma, las ideas, en fin: memes, procesos y conceptos en general que no tienen dimensiones espacio/temporales definidas.

Es mucho lo que correspondería agregar sobre la naturaleza y características de las cosas tanto las concretas como las abstractas y como mínimo se puede puntualizar lo siguiente:

– Desde el comienzo de los tiempos y aún en el presente, se están incrementado constantemente la cantidad de cosas que "existen", tanto las concretas como – solo a partir de la aparición de la consciencia -, las abstractas.

– Hasta hace poco tiempo atrás las cosas concretas parecían tener un cierto grado de independencia del observador y esto aún sigue siendo válido para los objetos macroscópicos, pero la situación cambia dramáticamente desde que accedimos al nivel cuántico o microscópico o subatómico; en cambio las cosas abstractas mantienen dentro de su subjetividad, un cierto "toque personal" que cada individuo define por las suyas.

– Todas las cosas concretas pueden conceptualizarse y simbolizarse pasando a ser abstractas, pero no todas las abstractas pueden tener su correlato concreto.

-También debemos decir que ambos tipos de cosas están expuestas a un permanente intercambio de "estatus" y atributos; así en su momento los átomos, los electrones, etc, fueron solo abstracciones o especulaciones en la mente/cerebro /sintonizador de los científicos, mientras que hoy en día la ciencia y la tecnología permiten manejar dichos objetos tanto en el tiempo como en el espacio, con tanta o mayor precisión con que Maradona maneja una pelota.

De similar manera, pero en sentido inverso, esos mismos elementos concretos hasta hace pocos años, hoy se difuminan en un conjunto de indeterminaciones e incertidumbres cuando se quiere explicar su estructura interna a la luz de los poco creíbles principios de la teoría cuántica.

A este proceso lo llamamos evolución cognitiva y aunque no conozcamos todavía todos sus detalles, creemos que sigue ciertas pautas inteligibles. Por ejemplo: quarks, electrones, positrones, radiaciones, pulsares y galaxias, etc, etc, que hoy son cosas reales y concretas, al menos para el hombre de ciencia, seguramente no formaban parte de ninguna "realidad" ó "existencia" para cualquier humano de la Edad Media, ni siquiera de las mas esotéricas fantasías de aquellos tiempos y menos aún de nuestros antepasados del Paleolítico y sin embargo bien sabemos que esas cosas concretas estaban allí igual que ahora lo están, formaban parte de ellos y los acompañaban como silenciosos, indiferentes y desconocidos compañeros de aventuras, en la misma forma en que hoy no podemos tener idea de que otras cosas nos rodean ó de las que estamos actualmente constituidos y que sí "existirán" o serán "reales" en el año 3050 – por decir una fecha – y suponiendo que para entonces todavía haya conciencias y consciencias que las detecten.

Reiterando el razonamiento, podría argumentarse que los elementos antes mencionados son de alguna manera meras y nuevas combinaciones de la materia ya conocida ó existente, pero no es tan así, ¿cuál era esa materia conocida que "existía" para nuestros antepasados?

Hasta donde sabemos los griegos pensaban que el mundo estaba constituido por partículas elementales e indivisibles que Demócrito llamó átomos, provenientes de cuatro tipos de materiales básicos: agua, tierra, fuego y aire, de cuya combinación surgían todos los demás objetos de la "realidad"; mas tarde, en el curso de los siglos XVII, XVIII y XIX, aparecieron los casi un centenar de elementos químicos que hoy integran la tabla periódica; También en el siglo XIX hicieron irrupción las diferentes radiaciones y recién el siglo pasado se incorporó la antimateria a la "realidad" cotidiana, por solo mencionar algunos últimos elementos "emergentes" al conocimiento, conciencia y la consciencia de la humanidad.

Algo similar ocurrió y ocurre con las cosas abstractas, ideas, o memes, ellas también se incrementaron, se desarrollaron, en fin, también evolucionaron y evolucionan, tanto a nivel filogenético como ontogénico en cada individuo.

Sin dudas borrosa, esquiva y voluble es para el ser humano la frontera – si existiera – que separa las cosas concretas de las abstractas; nadie duda hoy en día que un chip o una computadora son cosas de la "realidad" concreta, pero en algún momento no fueron mas que meras abstracciones o especulaciones científicas; solo por nuestra necesidad de categorizar las cosas para mejor entenderlas y comprenderlas a través del lenguaje, que es la herramienta que los humanos usamos para entendernos y comprendernos, dividiendo entonces las "naturales" de las "artificiales" como si fueran diferentes, cuando es posible también considerarlas como una simple – o compleja, si Ud. prefiere – continuidad evolutiva

Capítulo 6

Lo que "existe"

Vemos entonces que hay una relación muy cercana entre lo que "existe" y nuestra consciencia, es decir un poco al modo que lo expresaba el obispo G. Berkeley allá por el 1700 y pico: "ser es percibir",… que no es lo mismo – en absoluto – que decir que percibimos "todo" lo que existe.

Trataré a continuación de explicitar mis coincidencias y diferencias con esa posición idealista:

En su: "Tratado sobre los principios del conocimiento humano", G. Berkeley nos dice:

"Hay algunas verdades que son tan próximas a la mente y le son tan obvias, que un hombre sólo necesita abrir los ojos para verlas. De éstas, hay una de suma importancia, a saber: que todo el coro de los cielos y cosas de la tierra, o, en una palabra, todos esos cuerpos que componen la poderosa estructura del mundo carecen de una subsistencia independiente de la mente, y que su ser consiste en ser percibidos o conocidos; y que, consecuentemente, mientras no sean percibidos por mí o no existan en mi mente o en la de algún espíritu creado, o bien no tendrán existencia en absoluto, o, si no, tendrán que subsistir en la mente de algún espíritu eterno. Pues sería completamente ininteligible y conllevaría todo el absurdo de una abstracción el atribuir a cualquier parte de esas cosas una existencia independiente de un espíritu."

O también como nos dice Borges:

Curioso de la sombra

y acobardado por la amenaza del alba

reviví la tremenda conjetura

de Schopenhauer y de Berkeley

que declara que el mundo

es una actividad de la mente,

un sueño de las almas,

sin base ni propósito ni volumen.

J. L. BORGES, "Fervor de Buenos Aires", (1923)

Coincido con el obispo en que decimos o definimos como algo que "existe" a todo aquello que es percibido directa o indirectamente por nuestros sentidos, transmitido por nuestro SNC y procesado por nuestro cerebro (sintonizador).

Discrepo con el obispo cuando éste niega cualquier tipo de "existencia" a todo aquello que no sea percibido (directa o indirectamente) por nuestros sentidos; seguramente se trata de otro tipo de "existencia", que bien podríamos definir como potencial o como todo aquello que todavía no ha interactuado (directa o indirectamente) con nuestro cerebro/sintonizador.

Para fundamentar mi discrepancia, propongo analizar lo que al día de hoy se acepta como descripción detallada del fenómeno que denominamos "percepción", responsable de la conformación de lo que reconocemos como "realidad", a la luz de los últimos conocimientos científicos y de los cuales, por supuesto no disponía el entonces obispo irlandés:

La percepción es la interacción entre el medio ambiente exterior y nuestro cerebro/mente a través de los diferentes sentidos que conforman la estructura de nuestro Sistema Nervioso Central (SNC).

Podemos identificar diferentes etapas del proceso de percepción:

1- Llegada, contacto o interacción de la señal externa (radiación electromagnética, onda de presión variable, substancia química, etc, etc), con las correspondientes terminales nerviosas del SNC.

2- Generación/transducción y transmisión por interacciones electromagnéticas, de la correspondiente señal electrobioquímica codificada por el/los sistema/s neuronal/es del SNC actuante/s en cada caso (sinápsis, neurotransmisores, etc).

3-Decodificación e interpretación de la señal recibida, en los diferentes centros de procesamiento cerebral de la información.

Si bien los detalles descriptos en las dos primeras etapas del proceso perceptivo están bien estudiados y comprendidos, es la tercer etapa – justamente aquella donde se cree que reside la conciencia, el conocimiento y la consciencia humanas – donde permanecen en mayor proporción las dudas de la ciencia neurobiológica actual.

Este es considerado el "problema duro" de las neurociencias: ¿cuál es, como y donde se produce el proceso que genera la sensación del "yo", de nuestra personalidad e individualidad, en fin, la sede y esencia del autoconocimiento y la consciencia?

Me animo a pensar en mecanismos neurales similares pero de etapas de procesamiento posterior, a los que generan otros tipos de sensaciones elementales como ser el dolor, el placer, la ira, el miedo, en la conciencia de los animales, a los que la evolución a llevado a procesar en forma mas compleja y redundantemente en el caso de los homínidos, específicamente en las nuevas áreas del cerebro humano como es el caso de los lóbulos frontales, la neocorteza, etc., generándose nuevas sensaciones e inquietudes que no afectaban a nuestros ancestros animales, como por ejemplo: los valores intelectuales.(recomiendo la lectura de autores como Lewis Munford en "El mito de la máquina", o a Elkhonon Goldberg en "El Cerebro Ejecutivo", o a Jhonjoe Mc Fadden en "Quantum Evolution")

Diferentes trabajos de investigadores en el estudio de ciertas patologías y accidentes cerebrales que alteran el funcionamiento de esas áreas de procesamiento de la información, como es el caso de agnosias de distinto tipo – afasias, amnesias, etc, etc, – han permitido establecer en algunos individuos y, sin lugar a dudas, que a pesar de recibir las claras señales del medio ambiente exterior que conforman la etapa primera de la percepción, como así también funcionar en ellos correctamente el proceso sensitivo/transmisor/transductor descripto en la segunda etapa, una deficiencia en el tercer y crítico estadío de interpretación humana, produce la inconciencia y el desconocimiento por parte del sujeto de las variables afectadas: es decir, la "realidad" desaparece de su mente, esa "realidad" no "existe" para él; no reconocerá que la misma se encuentra frente a sus propios ojos bien abiertos y es probable que hasta se burle de quienes opinen lo contrario. (ver: "The Man Who Mistook His Wife For a Hat" del neuroinvestigador Oliver Sacks; Editorial Gerald Duckworth & Co.; Londres; 1985).

Tengo para mí que algo parecido ocurre naturalmente en las restantes especies animales: al carecer del procesamiento redundante de la tercer etapa exclusivo del ser humano, todas ellas poseen – en mayor o menor grado, según su respectiva sensibilidad – una imagen similar, una conciencia equivalente de la realidad que las rodea, es decir una similar- y aún mejor o mas completa en algunos casos – experiencia de interacción entre sus sentidos y el medio externo a ellos, pero ninguna puede procesar esa información en sus respectivos cerebros para producir adecuadamente consciencia; es decir: saben, pero no saben que saben, o dicho de otra manera: son y están concientes de y en la "realidad", pero no son conscientes de ello, no poseen un mecanismo cerebral del tamaño – proporcionalmente hablando – y complejidad de nuestra corteza cerebral, neocortex o lóbulos frontales, que interroga o compara redundantemente al resto de las funciones neurales.

Al igual que nuestros niños, adolescentes y ciertas personalidades enfermas o seniles, también ellos tienen la misma "realidad" que nosotros (los adultos sanos y bien desarrollados cultural e intelectualmente, con todas las salvedades que esta concepción pueda implicar) frente a sí, pero no tienen la capacidad intelectual necesaria para interpretarla a nuestro modo; podríamos decir – solo a guisa comparativa – que padecen diferentes tipos de agnosia asociativa.

Podríamos agregar también que mientras el ser humano adulto y sin patologías sabe que sabe, por el momento no sabe como sabe lo que sabe.

Una cruel sospecha, aunque también podría llamar secreta ilusión, recorre mi espinazo: ¿cuáles y cuantas serán las agnosias naturales e innatas de la especie humana?

Por un lado me angustia el saber o al menos sospechar de la existencia de otros mundos, universos o dimensiones – las infinitas configuraciones del todo – que no puedo percibir directamente por esa hipotética incapacidad innata, pero por otra parte también limita esos temores y alienta mi esperanza, saber o sospechar que podemos acceder a ellos y sus diferentes "realidades", quizás indirectamente – no a través de la interacción directa con nuestros sentidos – en algunos casos para bien otras no tanto, mediante la evolución de nuestra inteligencia, nuestra creatividad, nuestra imaginación y porqué no, la mas loca fantasía, a obras artísticas de un Rembrandt, Mozart, Verdi, Picasso, Proust, Borges, a genialidades e intuiciones científicas de un Leonardo Da Vinci, Newton, Maxwell, Planck, Julio Verne, Einstein, etc, pero también a los desatinos de un Hitler en Alemania o un Pol Pot en Camboya, por solo recordar algunos lamentables acontecimientos del siglo pasado.

Según algunos autores somos verdaderas máquinas de soñar, hacedores de infinitas historias, creadores de mitos, dioses y religiones; desde las libertades de nuestra imaginación fantástica hasta los portentos tecnológicos solo limitados por los conocimientos científicos contemporáneos; todos ellos nuevas interacciones al fin, capaces de crear nuevas "realidades" – desde el arte, la fe, la ciencia, etc. – que exceden la "realidad" perceptiva.

Justamente esta tesitura me lleva a pensar en que en última instancia existe el "TODO", como sumatoria del universo que actualmente percibimos y de lo que está quizás solo por el momento más allá de nuestros sentidos y conocimiento.

O sea que existe una "realidad" que crece, que percibimos directa o indirectamente por interacción de nuestros sentidos con el medio exterior como parte o algo de un "Todo" fundamental, continuo, básico y permanente, del cual solo captamos aspectos parciales al modo que lo hace un "sintonizador" a través del conjunto de nuestro cuerpo, fundamentalmente el sistema nervioso central y particularmente el cerebro, donde un complejo y bastante desconocido hasta el momento mecanismo neural, finalmente produce lo que se conoce como conciencia, conocimiento, consciencia y eventuales acciones eferentes.

Es evidente a nuestra cotidiana experiencia y sin atisbos de excepciones en la historia conocida, que, constantemente, día a día, estamos ampliando esa "realidad", interactuando, sintonizando de alguna manera, con parte de los restantes elementos del "Todo" que subyacen mas allá de la percepción inmediata.

Quienes piensen que nada hay mas allá de nuestros sentidos y conocimientos, deberían tener en cuenta lo siguiente:

  • Al igual que un "sintonizador" dado no es capaz de procesar todas las diferentes ondas que llegan a él, tampoco en ningún caso nuestros sentidos "captan" toda la gama de fenómenos que se supone que abarcan; así por ejemplo nuestra vista solo detecta una muy pequeña fracción del espectro de las ondas electromagnéticas, nuestros oídos son incapaces de percibir los infra o ultra sonidos que escapan a nuestra sensibilidad, etc, etc. Es decir una buena parte de la "realidad" está fuera del alcance de nuestra percepción directa.

  • Con el desarrollo de las neurociencias ha sido posible la detección de ciertas patologías y accidentes donde se encuentran lesionados ciertos sistemas neuronales, produciéndose lo que se conoce en esa especialidad médica como agnósis, afasias, amnesias y otros trastornos similares que provocan "perdida" de realidad y por ello es lícito suponer o especular con la posibilidad de otras interacciones potenciales por el momento desconocidas.

Para captar del mejor modo posible este concepto de la interacción mencionada entre el "Todo" y nuestro organismo en la producción del conocimiento, la conciencia, la consciencia y acciones eferentes, propongo la metáfora del "sintonizador" que explicito mas adelante y digo que esta nueva actividad: lo mental, el pensamiento abstracto con autoconocimiento, recién tuvo comienzo en nuestro universo conocido, con el desarrollo cerebral – el sintonizador – y la aparición en el mismo de esas incipientes funciones redundantes, hace algunos millones de años atrás en los primates, ancestros del hombre actual.

Capítulo 7

Como evolucionaron las cosas y las ideas hasta la mecánica cuántica

Todas las cosas concretas están compuestas por lo que en un primer momento se creyó que eran partículas elementales e indivisibles (algo así como bolitas de materia, puntualmente identificables en el tiempo y el espacio), por ejemplo: los átomos de Demócrito.

Recién a comienzos del siglo pasado, Rutheford, Bohr y otros investigadores propusieron un nuevo modelo de átomo según el cual este ya no era una bolita indivisible como lo suponía originalmente el pensador griego, sino que estaba constituido por un núcleo central masivo que contenía la carga positiva y a su alrededor giraban, a diferentes distancias, partículas mas pequeñas y ligeras, los electrones, que contenían la carga negativa.

Este esquema similar a un sistema solar en miniatura, funcionó bastante bien como explicación del átomo según los principios de la mecánica clásica o newtoniana y casi podríamos decir de acuerdo con el sentido común; pero lamentablemente, se quejan algunos, todo ese esquema comenzó a resquebrajarse casi simultáneamente con los nuevos conceptos relativistas y se hizo añicos con la asombrosa y poco creíble Teoría Cuántica, que proponía prácticamente la desaparición de la continuidad de la materia, reemplazando esta por propiedades discretas de las "partículas" elementales (pequeñísimos elementos subatómicos ) que incluían ondas de probabilidades y otras linduras similares, mas difusas y de ubicación menos precisa tanto en el tiempo como en el espacio; es decir hasta el mismísimo núcleo del átomo ya no era una bolita sólida e indivisible, sino que estaba formado a su vez por "partículas" u paquetes de ondas mas pequeñas: los protones y neutrones, que tampoco eran indivisibles ya que otros entes mas pequeños y menos definidos o concretos, los integraban a su vez, etc, etc.

Entiéndase bien: el universo, las cosas concretas, siguieron siendo externamente las mismas que siempre habían sido a nuestros sentidos, pero ahora estos interactuaban (generalmente en forma indirecta mediante dispositivos e instrumentos sofisticados, como por ejemplo los aceleradores/colisionadores de partículas en el caso de lo subatómico o super radiotelescopios para los grandes cuerpos cósmicos) y nuestro cerebro procesaba, también otros niveles de la "realidad" exterior; habíamos penetrado en un mundo de dimensiones o magnitudes tan diferentes de la experiencia cotidiana, donde, si lo pensamos bien, lo lógico era esperar cosas y comportamientos diferentes de lo que estábamos acostumbrados.

Recordemos el ejemplo de aquel buen hombre, o indígena si lo prefieren, habitante de un país o tribu de un planeta que se creen solos y únicos en el mundo y que por un extraño accidente se encuentra inesperadamente en el medio de otro planeta, país y cultura desconocidos para el y su gente, ¿cómo creen que se sentirá?…desconcertado por decir lo menos.

Creo que esta es la situación del Homo Sapiens Sapiens y algunos de sus mas cercanos antecesores desde sus orígenes: un constante asombro y hasta desconcierto ante las novedades, pero pasados las primeras dudas y temores, su creciente bagaje intelectual se pone en juego y la inercia de la evolución continúa su camino.

Quienes creemos en la evolución natural o darwiniana, pensamos que esta es una buena – aunque precaria la mejor disponible actualmente – explicación del camino recorrido desde nuestro "Big Bang" y que tanto la consciencia como el conocimiento abstracto, son inéditos elementos "emergentes", producto de la actividad de un nuevo y mayor cerebro, digamos el último grito de la evolución, al igual que en su momento también lo fueron otras propiedades emergentes como la vida, la inteligencia, el equilibrio homeostático, la conciencia, etc, en la historia conocida de la naturaleza.

Y así fue que en virtud de las relatividades de lo inmensamente grande, perdimos conceptos entrañables como los tiempos absolutos, la tierra plana, las simultaneidades…. (1 ver M. Crotti) y aparecieron otros inquietantes como los espacios curvos, agujeros negros, cuásares, galaxias y similares portentos de las inmensidades espaciales, con las que no soñaban nuestros abuelos y que nos proponen viajes a otros universos o dimensiones, a través de exóticos agujeros de gusano.

En el otro extremo, en lo inmensamente pequeño, la escandalosa Teoría Cuántica eliminó pocos años después la imagen de un electrón como un planeta girando alrededor de su estrella y la reemplazó por una nube de probabilidades superpuestas que podían ser ubicadas casi en cualquier lugar del cosmos, dando lugar, entre otras extrañeces, a la posibilidad de encontrarnos con infinitos universos paralelos ( David Deutsch, en : "The Fabric of Reality", Penguin Books, Londres, 1997), como veremos mas adelante.

En fin, …, nuevamente la angustia de nuestra ignorancia aunada en el infinito de los extremos.

Un fenómeno evolutivo similar puede considerarse para las cosas abstractas, pero en este caso es mas limitado aún el conocimiento que actualmente tenemos sobre la naturaleza de este tipo de cosas.

Capítulo 8

Cambios de paradigmas que nos propone la Teoría Cuántica

Hoy en día se acepta, casi sin sonrojarnos, la dualidad onda/partícula como constituyente fundamental de lo concreto, ya que según el método o instrumento de observación, un mismo elemento subatómico puede presentar manifestaciones puntuales u ondulatorias, como sucede en las bien conocidas experiencias de interferencias ópticas de las rendijas.

¿Qué pasó? ¿acaso cambió la "realidad"?: si y no.

Lo que ocurre es que al cambiar la escala de observación, al haber penetrado la ciencia en el mundo de lo subatómico, nos encontramos con nuevas cosas o "realidades" que si bien siempre estuvieron allí y comportándose de la misma manera, eran inaccesibles a los cerebros – los"sintonizadores" – de nuestros antepasados, su conciencia, su consciencia y conocimiento, por lo tanto esas cosas no "existían", no formaban parte de "realidad" alguna.

Hoy por hoy podemos suponer que esas "partículas"que interaccionan entre las cosas concretas del mundo exterior y nuestros sentidos, son los quarks, electrones, muones, y otros engendros fundamentales que están en la frontera de lo mas pequeño según las últimas comunicaciones de la ciencia, aunque me inclino a sospechar que otras increíbles criaturas mas pequeñas aún, se encuentran como muñecas rusas en el interior profundo y en el mas allá de la "realidad" que hoy conocemos, como otros constituyentes del "Todo" con los cuales todavía no interactuamos en forma conciente ni consciente y que irán viendo la luz a medida que desarrollemos nuestros "sintonizadores", deparándonos nuevos asombros ni siquiera imaginables por estos días.

Cabe aclarar que cuando menciono el término "partícula" las comillas se justifican porque a escala cuántica (subatómica), lo que conocemos como materia concreta o "realidad": los electrones, los quarks, etc, etc., pierde o transforma sus características ante nosotros, presentándose a veces también como ondas según sean los instrumentos usados para la detección o medida, perdiendo su puntualidad o ubicación en el tiempo y el espacio, y su localización es mejor expresada en esos casos como una función probabilística o ecuación de onda (Schrödinger).

Por otra parte, a partir de los desarrollos teóricos de Einstein, Planck y otros, se demostró que tanto la materia como la energía, en fin todo lo que conocemos, eran diferentes manifestaciones de la misma cosa elemental.

Así entonces, tanto las ondas de una radiación lumínica pueden interpretarse como "partículas": el fotón ó paquetes de ondas o cuantums, por los trabajos de investigadores como Planck, Heisemberg, Schrödinger, Dirac y otros, como también una "partícula" como el electrón puede ser descripta como una especie de onda, perdiendo o modificando sus características puntuales, según el método de observación empleado.

Por primera vez en la historia – mas allá de la posición idealista del obispo G. Berkeley y sus adherentes – se comienza a admitir que la "realidad" que se observa o mide, pueda estar concretada y definida tanto por el objeto como por el sujeto ,…y es en última instancia una interacción.

Todo lo anterior está probado y comprobado por incontables experiencias de laboratorio y aplicaciones tecnológicas que forman parte de nuestra vida diaria y obligaron a un cambio profundo en la relación objeto-sujeto, al menos en el mundo subatómico, poniendo sobre la mesa de nuestro conocimiento el hecho que el observador, el sujeto, puede determinar una "realidad" específica en particular, entre quizás infinitas "realidades" o alternativas posibles de la "existencia" del objeto.

Esto fue casi irónicamente inmortalizado por la famosa experiencia del gato de Schrrödinger, en el cual el eminente físico austriaco nos describía un hipotético experimento donde un elemento macroscópico – un gato encerrado en una caja junto a un veneno activado aleatoriamente por una fuente radioactiva – podía considerarse que permanecía en un "limbo" de infinitos estados de "existencias" entre la vida y la muerte, incluidos ambos, hasta que un observador definía con su acto de observación, una sola de las infinitas y posibles versiones del mismo.

 

 

Autor:

Maximo Contreras.

Partes: 1, 2
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