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Contextos que propician el daño abiótico y biológico en bibliotecas (página 2)




Enviado por miguel ritacco



Partes: 1, 2

Contra hormigas: rociar con detergente + bicarbonato de sodio o con aceites esenciales de limón, menta, eucalipto, lavanda, cedro o con vinagre blanco mezclado con agua (1:1); colocar jugo de limón en los bordes exteriores del edificio; instalar trampas con pegamento; barrer con frecuencia; usar sucralosa (su poder edulcorante es muy superior al de la sacarosa), espolvorear en un platillo bórax o sasolita (la forma mineral de ácido bórico) sobre jarabe de arce (un dulce fabricado a partir de la savia del arce azucarero); rociarlas con peróxido de hidrógeno (agua oxigenada: el único agente biocida compuesto por agua y oxígeno, por lo tanto carece de toxicidad); ácido bórico con miel y esparcirlo sobre un cartón (p e: 8 x 8 x 10 cm): las hormigas comerán esa mezcla y luego la transportarán al hormiguero donde la totalidad de la población morirá en menos de 3 días. Resuelto el problema, evitar que llegue una "hormiga exploradora", para lo cual hay que echar un vistazo al piso cada tanto para encontrar alguna deambulando (ingresan por agujeros, grietas, conductos y rejillas de ventilación); realizar limpieza profunda; usar herméticos; bloquear puntos de entrada con masilla temporariamente o silicona definitivamente; crear barreras constituyendo líneas de carbón en polvo, tiza molida, cúrcuma, canela, aceite de frutas cítricas o detergente lavavajilla (solo o con bicarbonato de sodio); menta o alcanfor (tóxico para humanos y animales); frotar 1 diente de ajo crudo, pimienta negra, vaselina, talco para bebés, limpiador en polvo, clavo de olor, vinagre blanco con agua, diatomita o tierra de diatomeas (polvo para deshidratar), harina de maíz; arroz partido o café sobre la puerta de los hormigueros (las hormigas son muy sensibles a la cafeína); enjuagar convenientemente los recipientes y utensilios; colocar 1 cucharada de detergente lavavajilla en un rociador, completar con agua y aplicar; espolvorear con hojas de menta y para hacerlo más potente, agregar aceite de menta o cascaras de cítricos trituradas: toda vez que se encuentre 1 hormiga, rociarla con esta solución para ultimarla y descomponer el rastro químico que permite la llegada de otras hormigas; limpiar con vinagre. Las hormigas carpinteras se identifican por sus heces en forma de gránulos (semejante al aserrín), por los montículos que dejan (con restos de sus cadáveres) y por el ruido dentro de las paredes. Se combaten con ácido bórico + azúcar o con aspiración en puertas de hormigueros

  • Contra los grillos: una taza con melaza en lugares estratégicos y al ser atraídos por el cebo, se ahogan dentro del recipiente; trampas con pegamento; usar aspiradora con filtro HEPA (Higt Efficiency Particle Arresting) en zócalos, sitios donde generalmente ovipositan; sellar grietas; colocar mosquiteros y burletes en ventanas y puertas; cerrar la bolsa y otros recipientes con basura; podar o cortar la vegetación que rodea al edificio y retirar la hojarasca; no amontonar madera; eliminar lámparas comunes y reemplazar por LED; cuando la luz de la sala o depósito esté encendida por las noches, bajar persianas; evitar sótanos y otros lugares desorganizados.

Repelentes naturales de insectos y otros artrópodos: laurel, lavanda, clavo de olor, alcanfor, ajo, café. Elegir alguno, disponerlo en lugares estratégicos dentro de bolsitas permeables y renovar cada 10 días.

Se puede asperjar con una solución muy concentrada de hojas de menta, que no sólo es muy efectivo sino que actúa como un fresco desodorante de ambientes.

Preparar media taza de aceite vegetal, media taza de shampoo neutro y media taza de vinagre de manzana; luego mezclar bien, colocar en rociador y aplicar.

Humedecer un rollo de papel higiénico con vinagre de manzana dentro de un recipiente y disponer en rincones.

Contra hongos: mantener temperatura y humedad bajas (no extremas), asegurar la limpieza e implementar las revisiones 1 vez/semana. Establecer una rutina para ventilar salas y depósitos en varios momentos del día.

Remoción de moho de una superficie no porosa: con vinagre, con alcoholes como isopropanol (inflamable, incoloro y con fuerte olor) y etanol o alcohol etílico al 70% (incoloro, inflamable y muy volátil). Estos productos también deshidratan los hongos y desnaturalizan sus proteínas.

Los insecticidas en aerosol que se venden el mercado, matan a todos los insectos y otros artrópodos. No es técnicamente cierto que los que indican en su rótulo que sirven para matar una determinada especie, no maten a otras.

Fumigación preventiva no existe, es un verdadero contradictio in terminis: las aplicaciones se realizan para matar, por tal motivo se emplean plaguicidas (plagui, de plaga y cida, de matar), por ejemplo cucarachicida, raticida (o rodenticida), fungicida, acaricida, etc. La prevención se implementa cuando al adoptar convenientes medidas ambientales, higiénicas, etc., no se favorecerá la aparición de hongos, insectos y otros agentes dañinos.

Prácticas físicas: si bien son métodos viables en muchos casos, habrá que estudiar detenidamente cada situación (tipo de daño, estado del material, etc.) antes de aplicar a papeles y otros soportes bibliográficos. Recordemos que este material está atacado y dañado, por tal motivo esta situación de debilidad los hace más vulnerables frente a cualquier medida que se aplique.

Radiación infrarroja: son ondas que como actúan a nivel superficial incrementan la temperatura de la pieza en ese sector, no afectan a las larvas que se encuentran en el interior del objeto y se genera el efecto dilatación-contracción en el mismo.

Radiación ultravioleta: es un medio que puede resultar exitoso para luchar contra insectos, pero daña los colores y actúa superficialmente.

Radiaciones ionizantes: la aplicación de bajas dosis de radiaciones gamma a todo producto infestado, altera la fisiología de los insectos dañinos acortando su tiempo de vida y los lleva a una letalidad prematura. Ese tipo de radiación, actúa en los planos profundos de la pieza por lo tanto produce estos daños también en las larvas. Uno de los problemas que presenta es que estas aplicaciones sólo se realizan en las 2 plantas que hoy existen operativas en Argentina (municipios de Ezeiza y Tigre, Buenos Aires). El otro inconveniente aparece a la hora de tratar una pieza dañada, porque esas aplicaciones afectarán aún más el perjuicio preexistente, es decir se debe evaluar la situación antes de proceder.

Microondas: actúan en un objeto incrementando su temperatura, generando daños en las especies artropódicas infestantes. También en este caso se producirá el efecto dilatación-contracción.

Ultrasonido: este tipo de radiación es efectiva ya que rompe las estructuras exoesqueléticas del cuerpo de los artrópodos, pero también este efecto se reproduce en los objetos infestados lo cual atenta contra su integridad.

Atmósferas modificadas o libres de oxígeno (anoxia)

Un método consiste en reemplazar el oxigeno del aire por argón o nitrógeno puro: en una cámara cerrada se inyecta O2 < 0,05 % (500 ppm), con el 40% de humedad relativa y a 20º C (la efectividad se reduce a temperaturas menores), aunque el incremento de la temperatura le provoca a las formas infestantes la muerte temprana, acorta el tiempo de tratamiento y reduce costos. Su aplicación desde principios de los años ´80, mata insectos y no daña a los objetos, pero se requiere entre 20 y 45 días de proceso para lograr el cometido. Las carcomas son más resistentes a la anoxia, por lo tanto se hace necesario una exposición de mayor tiempo. En este caso no se presenta un problema técnico (salvo en los textiles que sufren decoloración), sino una considerable dificultad económica por las características del proceso.

Otro procedimiento consiste en colocar los objetos entre 1 y 3 semanas en atmósferas con el 60 al 90% de dióxido de carbono, ambiente que induce a un aumento de presión intravascular del insecto (hipercarbia) a niveles superiores a los máximos, estado que los conduce a la muerte. Carcomas Anobiidae y Cerambicidae son más tolerantes a la hipercarbia, por lo tanto también se requiere un tiempo de exposición mayor.

Calor: la aplicación de calor seco (55º C es un buen límite máximo de exposición y nunca pasar los 70° C) durante unos minutos y con 2 ó 3 fragmentaciones, nos asegura la muerte de las formas artropódicas de todos los estados, sexos y especies que pueden hospedar un objeto dado, lo cual es un resultado exitoso. Pero la pieza también experimentará un incremento de temperatura y consecuentemente cierta dilatación. La temperatura es la expresión del grado de agitación de las moléculas de una sustancia o sea que cuando se aplica calor a un sólido, se está incrementando su energía entonces, al estar estimuladas, vibran más enérgicamente. No varían de volumen pero requieren un espacio más grande para su mayor oscilación, de manera que al aumentar la distancia entre las moléculas, el objeto se dilata. Esta expansión, además, no es pareja ya que los materiales que componen los cuerpos (madera, metal, fibra) tienen diferente respuesta frente al calor. Esto es que cuando retome la temperatura ambiental sufrirá deformación y contracción, fenómenos que pueden producir grietas y fisuras en la pieza. Sin embargo, debido a que la mortalidad de insectos a estas temperaturas acontece rápido, el factor limitante es el índice de penetración de calor a los objetos.

Frío: esta opción se aplica durante varios días y produce en los insectos la ralentización de los procesos alimentarios, de crecimiento y reproducción, luego el cese de estas actividades y la muerte. Respecto de los objetos, en el presente caso ocurre lo contrario que en el procedimiento anterior ya que primero hay contracción por el descenso de la temperatura y luego dilatación, observándose el mismo daño final en los materiales.

Métodos de secado: al aire, por congelación, por congelación al vacío.

En casos de desastre, una exposición a -20º C durante 40 días, será suficiente para desnaturalizar todos los organismos vivos que se encuentren sobre o dentro de una pieza.

La liofilización o secado por congelación al vacío, presenta ventajas sobre el secado al vacío puesto que el agua permanece congelada durante la sublimación (pasaje de estado sólido a gaseoso sin pasar por el estado líquido). Esto evita la mayor parte de los problemas que podrían ocurrir.

La limpieza de las estanterías se realizará con aspiradora equipada con filtro de malla muy fina (HEPA), con trampa de agua o con un paño seco de algodón descartable, iniciando el trabajo desde el estante ubicado en el plano superior (siempre las impurezas caen); al mismo tiempo se buscarán insectos o partes de ellos, manchas de oxido y de humedad, etc., prestando particular atención al sector inferior de tales estructuras. Se examinan los libros, se les quita el polvo y luego se colocan nuevamente en sus sitios pero en los casos de suciedad significativa deben ser retirados y limpiados en una sala con extractores de aire y sobre una mesa cubierta con material lavable o descartable e impermeable.

Para secar un libro

Usar con cuidado y temperatura moderada la "planchita de pelo" con placas de cerámica. Recorrer cada hoja desde el lomo del libro hacia fuera, muy lento y con mucha paciencia. Al finalizar usar secador de pelo para quitar la humedad residual del lomo. Cuando está muy mojado, previamente colocar servilletas de papel o papel absorbente entre las hojas (1 x 1). Cambiar esos papeles cuando estén saturados. Repetir esta operación hasta que haya disminuido la humedad en el libro para luego usar la planchita y secador.

El secado a alta temperatura produce descomposición progresiva de materia orgánica, desintegración de papel ácido, de fotos color y de películas de acetato, alteración de colores, migración de grasas y aceites de un componente untuoso a otros y daño químico acumulativo.

El secado al vacío, es considerado un proceso que transforma el líquido en vapor, favorece la aparición de ensanchamientos irregulares, distorsiones y manchas.

En caso de inundación, como el agua se presenta muy contaminada, las impurezas se fijarán en el material de la biblioteca; cuando ocurre un incendio, el efecto es muy parecido porque el agua que se emplea para su extinción se suma a la suciedad del lugar y de las piezas de las piezas, generando un efecto sinergético altamente dañino para los objetos. Por lo tanto, al secar hay que tener presente que se habrá logrado ese cometido, pero se debe prestar atención al tipo de contaminantes que quedaron fijados en el papel.

Manejo de libros

Según Nieves Valentín (Instituto de Patrimonio Histórico Español), evitar conductas impetuosas, no beber ni fumar sobre ellos, respetar el ángulo de apertura que la encuadernación permita y no sobrepasarlo (nunca llegar a los 180°). Depositarlos en los anaqueles sin comprimirlos para evitar su daño al retirarlo de la repisa y nunca tomarlo desde la parte superior del lomo, debe dejarse un espacio en la parte posterior para empujar hacia atrás a los contiguos y tomar el elegido desde el centro de las tapas.

Antes de retornar los libros ya curados al anaquel luego haberles aplicado un fungicida, verificar que el espacio esté seco; cuando el olor a humedad permanezca, entonces repetir el secado, limpiar, aspirar las estanterías y colocar recipientes con bicarbonato de sodio. También se puede emplear algún fungicida y cuando las repisas son de madera, para protegerlas se las impregna con cera microcristalina que contiene un alto porcentaje de hidrocarburos y finos cristales.

No fotocopiar para evitar el exceso de apertura, el incremento brusco de temperatura y el fotodaño que produce el intenso rayo de luz sobre el material. No usar cintas adhesivas para pegar partes rotas debido a que quedarán manchas en el papel y por la migración de los componentes del pegamento hacia la pieza.

Limpieza seca y no violenta de las piezas: usar pincel con cerda natural suave, aspiradora con microfiltro, con filtros HEPA o con trampa de agua.

Como actividad rutinaria, periódicamente examinar los márgenes internos de los libros, cerca de los nervios y dentro de los lomos.

Revisión rigurosa de libros y otros materiales antes de ingresarlos por primera vez a la biblioteca: limpiarlos con aspiradora orientada hacia el exterior y depositarlos en una sala vacía destinada exclusivamente para cuarentena. Colocar allí el material a 25°C y oscuridad, luego ingresar 1 vez/semana y durante 4 semanas para buscar insectos adultos en el material o deambulando por la sala.

Cuando el resultado sea positivo habrá que proceder para superar el problema y si es negativo, puede ser ingresado sin riesgos biológicos a la sala. Considerar el lugar o los lugares donde estuvo un libro durante el período de préstamo y revisarlo para buscar insectos en el momento de la devolución.

Cuando se sanea un material poroso o absorbente, asegurarnos de no dejar restos de moho o esporas en sus intersticios.

El mínimo resto de hifas, micelio, etc. que quede allí, puede propiciar el desarrollo de moho, toda vez que las condiciones de temperatura y humedad sean favorables.

Dónde emplazar una biblioteca

Observar las condiciones del lugar antes de establecer el edificio (terrenos inundables, zonas sísmicas o con vibraciones, vegetación natural circundante, usos de esa tierra, medios de comunicación, valor de los impuestos, etc.) y luego decidir.

Ubicar la edificación en una cota elevada para evitar filtraciones de humedad.

Emplazar el depósito de modo tal que se vea beneficiado por acción del viento y protegido del sol.

Buscar un aislamiento adecuado para mejor control de las condiciones ambientales y ventilación natural.

Acciones generales en el edificio

Instalar carteles de seguridad, detectores de humo y extintores de incendio según protocolos municipales.

Contar con un botiquín para primeros auxilios.

Entrenar a algunos integrantes del personal de la biblioteca en procedimientos de reanimación cardiopulmonar (RCP) y otros.

Establecer una sala para cuarentena.

No disponer de plantas vivas o muertas, ningún tipo de flores ni mascotas.

Podar especies vegetales de crecimiento invasivo que afecten a la estructura edilicia, que protejan alimañas o que provoquen un elevado índice de humedad.

Quitar las plantas que queden en las proximidades del inmueble.

Colocar tela mosquitera en rejillas de pisos, paredes y techos.

Emplazar alfombra antiestática en la entrada a la sala y depósito.

Controlar espacios puerta-piso, puerta-puerta, puerta-marco, etc. y cerrar con burletes.

No empapelar las paredes; usar pintura acrílica y colores claros.

La mesa de lectura debe tener una inclinación del orden de los 20°.

Evitar la luz solar y controlar de luminosidad proveniente del exterior: colocar cortinas americanas de PVC o aluminio y láminas de benzofenona o con benzotriazoles en vidrios, ya que absorben la radiación ultravioleta remanente.

Adoptar lámparas LED.

Iluminación homogénea en sala de lectura entre 500 y 1000 lux.

Instalar cortinas y alfombras antialérgicas en todos los ambientes.

Limpieza a seco de mesas, cuadros, estanterías, etc. con paños antiestáticos.

No descuidar los depósitos.

Monitoreo constante, detallado y responsable (sin apuros). Elaborar listado con puntos a observar y preparar una planilla para ser completada durante el desarrollo de esta actividad. Tal documentación será entregada a la máxima autoridad de la institución para su análisis y posterior toma de decisiones.

Aire de sala: renovar aprox. 5 veces/día, 10 minutos y pueden usarse ventiladores de pié orientados hacia el exterior.

No colocar ventiladores de techo.

No apostar estanterías con libros, papeles y otros soportes, próximas a paredes que dan al exterior o con caños en su interior.

Retirar los caños (inútiles o en uso) que se encuentran dentro de las paredes de la biblioteca.

No acumular residuos inorgánicos ni orgánicos.

No baldear, para evitar encharcamientos.

Colocar las trampas amarillas con pegamento u otros modelos en lugares por los que circulan las especies dañinas.

Regulación de humedad: deshumidificadores, cal hidrófila y otras opciones en pequeños recipientes o bolsitas de tela permeable con gel de sílice (silicagel) en lugares de reducido tamaño.

Montar el sistema de la doble puerta en ingresos al edificio; entre ambas alfombra y 3 metros de distancia.

Emplazar "cortina de viento" en puerta de ingreso.

No comer dentro de la biblioteca y trasladar el comedor del personal fuera de ese ámbito.

Fomentar el uso de contenedores herméticos.

Limpiar rápidamente todos y cualquier tipo de derrames.

Los acondicionadores de aire (2 por sala) deberán permanecer en funcionamiento constante las 24 horas y alternadamente (esto reemplaza a ventiladores), además considerar cortes de energía eléctrica y otras interrupciones accidentales o programadas.

Limpieza diaria de filtros de equipos de aire acondicionado.

Eliminar o sellar grietas.

No descuidar los depósitos.

No emplear solventes.

Prevenir filtraciones de aire y humedad.

Los incendios se pueden prevenir realizando un mantenimiento frecuente y programado de las instalaciones eléctricas y de los equipos que estas alimentan.

Evitar lugares de expendio de alimentos dentro de la biblioteca o instalarlos en otro edificio donde no se encuentren las colecciones.

Para buscar filtraciones y artrópodos, inspeccionar regularmente los sumideros y drenajes dentro de las salas y depósitos

Colocar cebo-tóxico rodenticida en lugares estratégicos.

Buscar cocones de cucarachas, deyecciones de roedores y de lepismas, restos de aserrín bajo las estanterías u otros muebles de madera, hormigas deambulando y avispas volando dentro de las salas o depósitos.

Utilizar luces que atraigan insectos voladores (por ejemplo lámparas de vapor de mercurio) tanto fuera de los sitios donde se encuentran las colecciones, como en los exteriores.

Las lámparas de sodio de alta presión, consumen poca energía pero tienen menos poder atrayente.

Las áreas exteriores son propicias para el posamiento y anidación de pájaros: instalar pinches metálicos, redes de nylon negras u otros medios para obstaculizar este hábito.

Para prevenir el acceso de aves, bloquear las chimeneas que no están en funcionamiento con láminas metálicas o instalar mallas finas sobre las que están operativas.

Reducir los espacios (desagües, aberturas para ventilación) a menos de 5 mm con el fin de evitar el ingreso de roedores y murciélagos.

Mantener las canaletas libres de obstáculos e instalar el vertedero lejos de los cimientos del edificio, para sortear múltiples problemas por humedad en los cimientos.

Colocar tela mosquitera en tirajes de extracción de aire para bloquear el acceso de aves e insectos.

Los colores claros en las paredes y la iluminación recomendada, también ayudan a detectar insectos.

Los empalmes curvados pared-piso o piso-techo facilitan la higiene.

Evitar amontonamiento de objetos ya que se dificulta la inspección frecuente que podría alertar sobre la aparición de algún problema biótico. Mantener despejado el campo de visión.

Por su diseño, las cajas para archivo pueden ser accesibles a roedores e insectos (por ej., los orificios para manipulación o transporte), entonces los objetos que contienen deben estar enfundados y sellados con calor o realizando múltiples pliegues, con un film de tereftalato de polietileno ("PET") como buena medida de seguridad y durabilidad (hasta 10 años).

Las tapas de las cajas no siempre ofrecen un buen acople y cierre, por lo tanto, reforzar con cinta adhesiva.

Los problemas no aparecen de modo súbito: siempre hay avisos, por lo tanto estar atentos a las nuevas situaciones o a los cambios para impedir su avance tomando medidas tempranamente.

Plan de prevención. Son 4 etapas: monitoreo, diagnóstico, implementación de medidas correctivas y mantenimiento.

Además

Todos los usuarios deben registrarse, entregando su documento en la guardia o entrada.

Instalar casilleros o gavetas para que los visitantes y el personal de la biblioteca ubiquen sus pertenencias (abrigos, bolsos).

Mantener separadas las mesas de lectura de esos lugares de guarda temporaria.

Facilitar a los usuarios pautas escritas sobre el uso de los materiales.

Limitar el número de piezas entregadas para trabajar en la sala.

Todos los materiales que se retiren deben tener su ficha, la que será firmada por el interesado al retirarlos.

La sala de lectura debe contar con 2 personas al menos, para la entrega de los materiales y la supervisión, durante todo el horario de atención al público.

Examinar las piezas luego de reintegradas a la biblioteca.

No colocar sillas a ambos lados de las mesas sino orientadas hacia el supervisor.

Evitar fotocopias en general. En algunos casos puntuales, se copiará el original sólo 1 vez y en lo sucesivo se realizarán duplicaciones de este (no del original), para evitar fotodaño. Cuando sea necesario producir fotocopias, antes de entregarlas, hacer 1 duplicación de aquella y guardar. En lo sucesivo se usará esta última para ese fin.

Capacitación permanente de todo el personal de la biblioteca.

Gestionar el apoyo desde el más alto nivel y requerir un compromiso a largo plazo.

En síntesis, nuestra propuesta consiste en determinar ciertamente los agentes biológicos que afectan las bibliotecas y el material que contienen. A continuación, cambiar el escenario ambiental que propicia la llegada de estos individuos para evitar la colonización, es decir crear un ámbito diferente para que no puedan desarrollar sus funciones vitales y abandonen el lugar; al mismo tiempo estas nuevas medidas no dañarán las piezas ni el edificio y apoyan los postulados del confort humano. Estas acciones se enmarcan dentro de los sistemas de operaciones indirectas.

Mientras tanto para reducir y suprimir la presencia de agentes dañinos, a partir del estudio de su comportamiento en laboratorio y según la bibliografía confiable, se han propuesto una serie de prácticas sustentables para lograr ese cometido. En este caso, las actividades de lucha son directas.

Es una opción amigable con el ambiente, no tóxica, de bajo costo, holística y de muy fácil implementación.

 

 

Autor:

Miguel Ritacco

 

Partes: 1, 2
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