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¿Es Goldman Sachs "la mano que mece la cuna" del gobierno Trump? (página 4)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6

En los últimos meses, con el empeoramiento de la crisis, se ha vuelto sobre el papel de Goldman en la creación de swap de crédito para Grecia tras su entrada en la eurozona en enero de 2001.

Los swap, que eran legales pero confidenciales, se prolongaron hasta 2007, mientras Grecia intentaba reducir su alto ratio deuda/PIB sacando parte de los créditos de sus balances. Goldman también trabajó como asesor financiero para Banco Nacional de Grecia (NBG), la mayor entidad crediticia del país. Su golpe maestro fue la adquisición por parte de NBG en 2006 de Finansbank, un grupo turco en rápido crecimiento, por 5.000 millones de dólares. Finansbank representó el año pasado un 46% de los beneficios de NBG.

Cuando en 2009 accedió al poder un Gobierno socialista, Goldman actuó con rapidez para consolidar su posición. Gary Cohn, director de operaciones, visitó Atenas para reunirse con George Papandreu, el primer ministro. Goldman y Deutsche Bank acompañaron a George Papaconstantinou, el nuevo ministro de Finanzas, en su primer viaje a Londres en diciembre.

El banco estadounidense propuso ayudar al Gobierno griego en la gestión de la deuda tramitando una colocación privada de entre 20.000 y 25.000 millones de euros con inversores estatales chinos, aunque el proyecto no se concretó. El Gobierno congeló extraoficialmente las relaciones con Goldman después de conocerse los detalles de la propuesta china y de los swap de crédito.

Francia

En Francia, Christine Lagarde, la ministra de Finanzas, ha descartado la ruptura de las relaciones del Tesoro francés con Goldman.

El principal trabajo de Goldman Sachs para el Gobierno francés es como bróker de bonos gubernamentales -uno de entre los aproximadamente 18 bancos responsables de comprar y vender estos títulos-. El banco ha destacado en pocas ocasiones como asesor de París debido en parte a que el Estado francés paga relativamente mal. Asesoró en las privatizaciones parciales de empresas de autopistas en 2005, y con anterioridad, en la fusión de dos bancos estatales. También ha trabajado para Thales, el grupo de electrónica de defensa en el que el Gobierno dispone de una importante participación.

(The Financial Times Limited 2010)

El "abu" de Heidi también nos cuenta cuentos. Y eso que en su día dijo que los CDS eran "armas de destrucción masiva" (sic). Todo sea por seguir en el "Top 10" de Forbes

"Warren Buffet ofreció el sábado una enérgica defensa de Goldman Sachs Group Inc., diciendo que la firma no había realizado actividades impropias y no se la debería culpar por las pérdidas de sus clientes"… Warren Buffett defiende a Goldman Sachs (The Wall Street Journal – 2/5/10)

Los comentarios de Buffett -hechos en las primeras horas de la reunión anual de accionistas de Berkshire Hathaway Inc., en Nebraska- ofrecen un gran voto de confianza a Goldman, cuyas acciones han sufrido un fuerte revés desde que la SEC anunciara la investigación el 16 de abril. Los títulos de Goldman cayeron 9,4% el viernes (30/4) tras conocerse que la fiscalía general de Manhattan ha abierto una investigación criminal preliminar sobre sus operaciones de corretaje hipotecario.

"Hemos realizado muchas transacciones muy satisfactorias con Goldman Sachs", dijo Buffett.

El multimillonario inversionista dijo que apoya incondicionalmente al presidente ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein. Al responder a la pregunta de a quién escogería como sucesor de Blankfein, Buffett dijo: "Si Lloyd tuviera un hermano gemelo apostaría por él".

Ante un auditorio lleno con unos 40.000 inversionistas atentos a cada una de sus palabras, Buffett dijo que Berkshire Hathaway registró una ganancia de US$ 3.600 millones en el primer trimestre, frente a una pérdida neta de US$ 1.500 millones hace un año. Buffett indicó que los resultados de la compañía muestran que la economía mundial está mostrando por primera vez señales significativas de recuperación. La utilidad operativa alcanzó US$ 2.200 millones, revirtiendo una pérdida de US$ 3.200 millones en el primer trimestre del año anterior, dijo Buffett, y añadió que las divisiones individuales de la compañía mostraron signos considerables de mejora en marzo, tras los ligeros avances de los meses previos.

"Lo que hasta hace unos meses fue una recuperación renqueante adquirió fuerza en marzo y abril", dijo Buffett. "Estamos viendo un repunte bastante significativo".

Los comentarios de Buffett sobre Goldman tuvieron una tibia acogida entre los asistentes. Si bien varios comentarios del responsable de Berkshire fueron recibidos con fuertes ovaciones del público -en su gran mayoría accionistas de Berkshire-, sus comentarios sobre Goldman se vieron acompañados principalmente de silencio.

"Me sorprendió su gran apoyo (a Goldman) desde el primer minuto y que no fuera más crítico de la cultura de Wall Street", dijo Justin Fuller, socio de la firma Midway Capital Research & Management, que analiza de cerca los resultados de Berkshire.

En su demanda, la SEC alega que Goldman defraudó a sus inversionistas cuando creó un vehículo de inversión hipotecaria con la ayuda de un fondo de cobertura sin revelar que el fondo apostaba en contra del sector de bienes raíces. La demanda es de especial relevancia para Buffett, una persona conocida por sus estándares éticos. Desde su época en la que era un gerente de cartera en un pequeño pueblo de Omaha, localidad donde ha vivido casi toda su vida, el inversionista ha criticado las tácticas agresivas e interesadas de la élite bancaria de Wall Street.

Buffett, que invirtió US$ 5.000 millones en Goldman en el punto álgido de la crisis financiera, dijo que no creía que Goldman había actuado indebidamente. En su opinión, las contrapartes involucradas en las operaciones, cuyo valor se desplomó con el colapso del mercado de la vivienda en 2007, deberían ser responsables de sus propias acciones.

Buffett también dijo que una firma que había actuado de intermediaria en el acuerdo, ACA Management, había pasado de asegurar bonos municipales al negocio más arriesgado y complicado de financiamiento estructurado. Además, calificó de irrelevante el hecho de que Paulson & Co., el fondo de cobertura neoyorquino que colaboró con Goldman y ACA para estructurar el acuerdo de Abacus, estuviera al otro lado de la operación.

Otro fraude de Goldman: de Abacus a Hudson Mezzanine Funding (sigue el baile)

"Goldman Sachs pone un circo y le crecen los enanos. El supuesto fraude orquestado por el banco de inversión en relación con la venta de paquetes y titulizaciones sobre créditos hipotecarios de alto riesgo (CDOs) a través del fondo Abacus, tiene un nuevo capítulo. El regulador estadounidense, (SEC por sus siglas en inglés) está investigando un nuevo caso relacionado con otro fondo, Hudson Mezzanine Funding, que no forma parte de la acusación presentada contra Goldman en el mes de abril, según informaba ayer The Financial Times"… Más sobre Goldman: la SEC investiga otro fraude en la compra de CDS sobre su fondo Hudson Mezzanine (El Confidencial – 10/6/10)

La liebre sobre este fondo de 2.000 millones de dólares en deuda ha saltado durante la investigación sobre la acusación de fraude a los inversores de Abacus. Así, la SEC estaría llevando a cabo un estudio más amplio sobre las actividades en el mercado de seguros frente al impago (Credit Default Swaps) de los bancos de Wall Street.

De momento, el primer material recopilado no es suficiente para abrir nuevas acciones judiciales contra Goldman Sachs, que serían independientes del proceso de Abacus ya que las operaciones fueron anteriores.

De esta manera, Goldman creó y vendió Hudson Mezzanine, que contenía bonos hipotecarios de su propio balance a finales de 2006 a la vez que el banco se ponía "corto" en el fondo comprando CDS por el valor total del mismo, según ha encontrado el regulador en documentos internos de la entidad. Dieciocho meses después estalla la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos y el rating de Hudson Mezzanine es rebajado hasta bono basura lo que supuso cuantiosas pérdidas a los inversores mientras que Goldman Sachs cobraba los seguros.

SEC: Goldman acuerda pagar una "multita" por "un error de marketing" (y a otra cosa)

"La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, o SEC, alcanzó un acuerdo conciliatorio de US$ 550 millones con Goldman Sachs Group Inc. que resolverá su demanda contra la firma en la que la acusa de haber engañado a los inversionistas en un producto vinculado a hipotecas de alto riesgo, o subprime, anunció el jueves la entidad reguladora"… Goldman Sachs acuerda pagar US$ 550 millones a EEUU para resolver una demanda de fraude (The Wall Street Journal – 15/7/10)

La SEC demandó a Goldman en abril, acusándola de fraude en la comercialización de un complejo producto financiero denominado Abacus 2007-AC1 que usaba como base valores respaldados por hipotecas, conocidos como MBS. La demanda es la de mayor perfil dentro de una serie de pesquisas que realizan las autoridades sobre las obligaciones de deuda colateralizadas sintéticas.

En su acuerdo con la SEC para pagar la mayor multa impuesta a una firma de Wall Street, Goldman también reconoció que sus materiales de marketing para el producto subprime contenían información incompleta, señaló la SEC.

Goldman negó haber hecho algo indebido en la demanda de la SEC, pero ha enfrentado presión de los accionistas para llegar a un acuerdo en la demanda de fraude y en otras pesquisas de la SEC.

Los papeles de conciliación presentados en un corte de Nueva York contienen la siguiente declaración de Goldman: "Fue un error que los materiales de marketing de Goldman declaren que el portafolio de referencia fue "seleccionado por" ACA Management LLC sin divulgar el papel de Paulson & Co. Inc. en el proceso de selección del portafolio y que los intereses económicos de Paulson eran adversos a los de inversionistas en obligaciones de deuda colateralizada. Goldman lamenta que los materiales de marketing no hayan contenido esa divulgación".

"Este acuerdo representa una dura lección para las firmas de Wall Street de que ningún producto es demasiado complejo, y ningún inversionista demasiado sofisticado, como para evitar un alto precio si una firma viola los principios fundamentales de tratamiento honesto y acuerdos justos", afirmó Robert Khuzami, director en la SEC de la división de cumplimiento ley.

Las acciones de Goldman de Sachs concluyeron con un alza de 4,4% a US$ 145,22, se negociaban tras el cierre con un alza de 5,7% a US$ 153,43.

Goldman continúa pagando multas (para que todo siga igual)

"Goldman Sachs Group Inc. acordó pagar una multa de casi 20 millones de libras esterlinas (US$ 31 millones) dentro de una investigación del regulador financiero del Reino Unido que comenzó poco después de que la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) acusara de fraude a la firma en abril"… Goldman Sachs pagará una multa tras un acuerdo con un regulador británico (The Wall Street Journal – 8/9/10)

Fuentes familiarizadas con el asunto dijeron que se espera que Goldman reconozca que cometió un error al registrar al operador Fabrice Tourre, un empleado con sede en Londres de la firma demandado por la SEC por presunta estafa a inversionistas con una deuda colateralizada llamada Abacus 2007-AC1.

El regulador británico de Servicios Financieros, o FSA por sus siglas en inglés, concluyó tras una investigación de cuatro meses a la filial de Goldman en el Reino Unido que al registrar al Tourre en la agencia reguladora la compañía no informó que el ejecutivo estaba siendo investigado por la SEC en relación al caso Abacus, señalaron fuentes cercanas a la situación.

La multa sería una de las mayores en la historia de la FSA tras multar en junio con 33,3 millones de libras a una filial de J.P. Morgan Chase & Co. por no separar el dinero de sus clientes de las cuentas de la firma.

Demasiado grandes para quebrar o ¿demasiado grandes para acatar la ley?

– Se exagera al decir que son instituciones "demasiado grandes para quebrar" (Project Syndicate – 2/9/10)

(Por Adair Turner)

Londres.- Obviamente, la crisis financiera mundial de 2008-2009 fue en parte una crisis de bancos y otras instituciones financieras específicas de importancia sistémica como la AIG. En respuesta, existe un intenso debate sobre los problemas que surgen cuando se dice que estas instituciones son "demasiados grandes como para quebrar."

A nivel político, ese debate se centra en los costos de los rescates y los esquemas fiscales diseñados para "recuperar nuestro dinero." Para los economistas, el debate se focaliza en el peligro moral creado por las expectativas ex ante de rescate, que reduce la disciplina del mercado en cuanto a las tomas excesivas de riesgo -así como de la ventaja injusta que dichas garantías implícitas ofrecen a los actores grandes sobre sus competidores cuyo tamaño pequeño es suficiente para llevarlos a la quiebra.

Actualmente se debaten varias opciones de política para abordar este problema. Entre ellas, se incluyen coeficientes de capital más altos para los bancos de importancia sistémica, una supervisión más estricta, límites a las actividades bursátiles, planes de solución y recuperación diseñados con anticipación e impuestos que no estén orientados a "recuperar nuestro dinero" sino a internalizar las externalidades – es decir, a hacer que quienes cometan faltas paguen los costos sociales de su conducta– y crear mejores incentivos.

Estoy convencido de que es necesario encontrar respuestas al problema que supone el ser demasiado grande para quebrar – en efecto, es la cuestión principal que está estudiando el Comité Permanente del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB por sus siglas en inglés) que yo presido. Pero no debemos confundir "necesario" con "suficiente". Se corre el riesgo de que una concentración excesiva en las instituciones que son demasiado grandes para quebrar distraiga nuestra atención de cuestiones más básicas.

A ojos del público, concentrarse en esas instituciones parece justificado por los enormes costos del rescate financiero. Pero cuando analicemos esta crisis dentro de, digamos, diez años, lo que podría ser sorprendente es lo reducidos que parecerán los costos directos del rescate. Resultará que muchas de las garantías de financiamiento gubernamental no habrán tenido costo alguno: el apoyo de liquidez proporcionado por los bancos centrales a tasas de mercado o punitivas frecuentemente darán rendimientos, y las inyecciones de capital se recuperarán parcialmente y en ocasiones totalmente cuando se vendan las participaciones.

Los cálculos que están surgiendo de los costos fiscales totales del rescate varían de un país a otro, pero generalmente son de apenas algunos puntos del PIB. No obstante, como resultado de esta crisis la relación deuda pública-PIB en el Reino Unido y en los Estados Unidos probablemente aumentará entre 40 y 50 puntos porcentuales, y otros indicadores más importantes de daño económico -crecimiento previsible del PIB, desempleo adicional y las pérdidas de riqueza e ingresos privados- también se incrementarán.

Todo esto implica que el problema crucial no es el costo fiscal del rescate, sino la volatilidad macroeconómica provocada por una oferta de crédito precaria – que primero se proporcionó con demasiada facilidad y después se restringió con mucha severidad. Además, es posible -en efecto, pienso probable- que esos problemas de oferta de crédito existirían incluso si se resolviera eficazmente el problema de ser demasiado grande como para quebrar.

Durante esta crisis, los bancos regionales de los Estados Unidos concedieron préstamos hipotecarios comerciales profusos. Si esos bancos quiebran la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC por sus siglas en inglés) se ocupa de resolver los problemas normalmente, y esta siempre ha sido la expectativa ex ante del mercado. De manera similar, en el Reino Unido hemos tenido problemas con bancos hipotecarios de tamaño mediano y con préstamos hipotecarios comerciales imprudentes concedidos por las sociedades hipotecarias, además de los problemas con dos bancos grandes. Irlanda se enfrenta a problemas económicos muy graves provocados por el auge del mercado hipotecario comercial impulsado por bancos que son relativamente pequeños según los estándares globales.

Por lo tanto, existe el riesgo de que una concentración excesiva en las instituciones que son demasiado grandes como para quebrar pudiera convertirse en una nueva forma de la creencia de que si pudiéramos identificar y corregir alguna falla crucial del mercado podríamos, finalmente, obtener un sistema estable y que se estabilizara a sí mismo. Muchos de los problemas que condujeron a la crisis -y que podrían generar otras en el futuro si no se les atiende- tuvieron otros orígenes.

(Adair Turner es presidente del Organismo de Servicios Financieros de Gran Bretaña. Copyright: Project Syndicate, 2010)

Como dijo Charles Prince, el principal "irresponsable" del Citigroup durante la crisis subprime "mientras la orquesta siguiera tocando, había que salir a bailar. Y seguimos bailando". Cínico pragmatismo e sugerente prospectiva… La fiesta continúa…

"Hay que retirar el ponche cuando la fiesta se anima". Con esta frase resumía William McChesney Martin, presidente de la Reserva Federal (Fed) de los EEUU (1951- 1970), la tarea de un banco central para evitar las burbujas económicas. Se refería a la necesidad de subir los tipos de interés a medida que la economía de un país se va calentando para evitar espirales inflacionistas y recalentamientos excesivos.

Los anfitriones (Fed y Banco Central Europeo) de la fiesta a la que fueron invitadas las economías de Estados Unidos y la Eurozona fue la contraria. El burbujeante cóctel que servían, compuesto de bajos tipos de interés y dinero a espuertas, era tremendamente atractivo. Uno de los maestros de ceremonias, Alan Greenspan, llegó a poner nombre a los efectos que provocaba: exuberancia irracional de los mercados.

Los banqueros actuaban como camareros. Tuvieron la gran idea de animar el "fiestón" con todo tipo de bebidas espirituosas, compuestas por créditos para todos y para todo, especialmente para comprar inmuebles sobrevalorados, y por otros contenidos exóticos (titulización, derivados y esquemas Ponzi) de los que ni ellos sabían la fórmula. Su remuneración subiría con el número de borrachos. Algunos de ellos, especialmente los más gigantones, vendían las bondades de las copas que dispensaban y se tragaban unas cuantas. Si se embriagaban en exceso, disponían de coche y chófer gratis (los fondos públicos de rescate) para ir a casa y recuperarse.

A este guateque, los menores (España entre ellos), con sus ganas de probarlo todo, estaban más que invitados. Vive rápido, muere joven y harás un cadáver bonito, que diría James Dean. Los porteros (los reguladores financieros) se habían apuntado al sarao y no pedían documentación. La recompensa por no hacerlo era muy apetitosa. Los encargados de analizar las bebidas que se consumían en el banquete (las agencias de calificación de riesgos) habían hecho la vista gorda. Al fin y al cabo, eran los camareros quienes pagaban por calificar los productos como aptos para el consumo. China, ávida por recibir dólares para mantener su moneda infravalorada, tuvo su papel. Los asiáticos que vendían latas de cerveza a la salida de la orgía querían contribuir a la melopea.

Como consecuencia de todo ello padecemos una monumental resaca. Al igual que James Dean con "The little bastard" ("Pequeño bastardo", el Porsche en el que se mató), algunos se han estrellado (Islandia o Grecia). Otros tienen órganos vitales dañados por el alcohol (de manera notable, Estados Unidos, Reino Unido, Portugal, Italia y España). Los cuadros clínicos de los pacientes reflejan grandes carencias de vitaminas necesarias para crecer (déficits presupuestarios y exteriores) y fuerte anemia (desempleo).

Nouriel Roubini, el economista norteamericano apodado Dr. Doom (Doctor Muerte o Doctor Perdición) por haber predicho la crisis en 2005, ha descrito, con Stephen Mihm, esta pantagruélica juerga en Cómo salimos de ésta. Publicado este verano (2010) en Nueva York y Londres, el contenido del libro responde mejor a su título original Crisis Economics (Economía de crisis) y presenta un compendio de actuaciones de los gobiernos (principalmente el de los EEUU) en épocas de crisis así como una perspectiva del escenario global. Roubini afirma que estas fiestas que desembocan en crisis son inherentes al sistema capitalista. No son cisnes negros (eventos altamente improbables según Nassim Taleb) sino blancos. Vamos, que nos va la marcha.

Mihm y Roubini, en su afán por sintetizar las políticas de la escuela austríaca, partidaria de la no intervención del gobierno en la economía, y su antagonista, la escuela keynesiana, proponen una "destrucción creativa" (término acuñado por Joseph Schumpeter, discípulo de los centroeuropeos) que esté controlada. Los activos tóxicos o de altísimo riesgo y las entidades financieras más expuestas a ellos, incluyendo algunas de las catalogadas como demasiado grandes para quebrar, deben identificarse y eliminarse. Hay que redactar nuevas regulaciones (resucitar leyes como la Glass-Steagall) y reforzar las instituciones financieras internacionales dando un mayor papel a países emergentes y muy en especial a China.

Los autores recomiendan la fragmentación de los grandes bancos. Dirigen su foco hacia Citigroup (¿cuántas veces más habrá que rescatarlo? Ya van cuatro) y Goldman Sachs, quien tras beneficiarse de las ayudas públicas vuelve a los beneficios y bonificaciones record. Aconsejan reformar el sistema retributivo de los altos ejecutivos bancarios (los "amos del universo") y el de las agencias de calificación de riesgos, introduciendo más competencia y resolviendo el conflicto de interés que resulta de vender sus servicios a los emisores de deuda. Otros pasos a dar incluyen enfrentarse a los derivados (a los que Warren Buffet llamó "bombas de relojería para el sistema") y reforzar tanto los requisitos de capital mínimo de la banca (directrices de Basilea) como el papel de los directores de riesgos, ninguneados desde hace décadas pues obstaculizaban la carrera hacia el máximo beneficio a corto.

Mientras tanto, sin ningún tipo de autocrítica, espíritu de enmienda o deseo de rectificación, Ben Bernanke (en su perenne ilusión) invita a una "segunda ronda" (paga la casa) de "quantitative easing", que duplicaría la anterior. El coma etílico será insalvable.

El "vacilón" de Basilea y otras maniobras de distracción (sin ilusión, ni confianza)

¿Reforma financiera o incubadora de la próxima "high frecuency crisis"?

"Otra victoria como ésta y volveré solo a casa", dijo una vez Pirro, rey de Epiro, tras la batalla de Heraclea en el año 280 a.C., donde obtuvo una costosa victoria ante los romanos.

1 – EEUU: La reforma que no fue (Il Gattopardo se instala en el Capitolio)

80 gobiernos nacionales y alrededor de 60 bancos centrales dependen de GTS-Citigroup

"En momentos en que Washington trata de controlar a los mayores bancos de Estados Unidos, una parte gigantesca de Citigroup Inc. se sigue expandiendo… con la ayuda del gobierno"… EEUU quiere bancos más pequeños, pero hay excepciones: el caso de Citigroup y GTS (The Wall Street Journal – 12/1/10)

La división de Servicios de Transacciones Globales, GTS por sus siglas en inglés, administra todos los días más de US$ 3 billones (millones de millones) en todo el mundo para cientos de empresas y decenas de gobiernos y agencias, incluida la propia Reserva Federal.

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Según ejecutivos de Citigroup, más de 80 gobiernos nacionales y alrededor de 60 bancos centrales dependen de GTS para administrar su efectivo, realizar pagos, transferir fondos a otros países y convertir divisas. Entre sus muchas labores internacionales, GTS distribuye pensiones gubernamentales a trabajadores rurales franceses y beneficios de desempleo en México y Polonia. En EEUU, maneja alrededor del 90% de las transacciones del Banco de la Reserva Federal de Nueva York en 180 países y 90 monedas, alrededor de US$ 23.000 millones en pagos en 2009.

Los vientos políticos, no obstante, soplan contra los grandes bancos y el gobierno ha exhortado a Citigroup a emprender una reducción radical. La Cámara de Representantes acaba de aprobar un proyecto de ley que le concedería a Washington la facultad de dividir a los grandes bancos, aunque sean saludables, si pueden llegar a presentar un riesgo para el sistema financiero

Sin embargo, el rol clave que desempeña GTS como una especie de sistema de plomería financiera del comercio mundial muestra lo complicado que podría ser reducir los colosos financieros. En muchas partes del mundo, Citigroup es la única institución financiera sofisticada disponible para trabajar con empresas extranjeras, gobiernos y otras organizaciones. GTS, asimismo, está tan entrelazada con el resto de Citigroup que separarla dejaría a algunos gobiernos y empresas en una posición vulnerable. "Nos ayudan a llegar a partes de los mercados emergentes que no podemos alcanzar por nuestra cuenta", indica Georgina Baker, quien lidera la división de instituciones financieras de International Finance Corp., una filial del Banco Mundial.

Otis Otih, el tesorero del fabricante de golosinas Mars Inc., utiliza GTS para manejar la mayoría de los pagos a empleados y vendedores de las operaciones de la compañía en 68 países. "Citibank es la única empresa verdaderamente global para nosotros, no veo otra alternativa", asegura.

Una subsidiaria asiática de una multinacional europea, por ejemplo, puede depositar fondos en Citigroup de forma local y el dinero aparecerá de forma instantánea en los libros contables de la casa matriz. El sistema facilita la gestión de las finanzas y muchas empresas y gobiernos dejan una amplia gama de tareas financieras en manos de GTS.

Citigroup llamó la atención del gobierno sobre este tema en noviembre de 2008, cuando estaba contra las cuerdas. Sus ejecutivos les dijeron a funcionarios del Departamento del Tesoro y la Fed que la tecnología y la presencia de GTS en más de 100 países hacía que fuera demasiado peligroso para EEUU dejar que Citigroup colapsara. El Tesoro inyectó al banco US$ 20.000 millones seis semanas después de una infusión de US$ 25.000, en parte como reconocimiento de la importancia de GTS para el sistema financiero, según fuentes del gobierno y la empresa.

El gobierno estadounidense luego tranquilizó a los clientes de GTS y les aseguró que seguiría funcionando con normalidad. Es más, especialmente luego de que EEUU asumiera en febrero una participación de 34% en Citigroup (posteriormente reducida a 27%), varios brazos del gobierno le dieron más trabajo a la unidad de Citigroup una y otra vez. La cantidad de ingresos que GTS obtiene de parte del gobierno de EEUU se ha más que duplicado desde mediados de 2008, afirman ejecutivos. Eso ha vuelto al gobierno y a Citigroup más dependiente el uno del otro que nunca antes.

A fines del año pasado. Citigroup devolvió US$ 20.000 millones de la ayuda que recibió.

Aunque Citigroup es más conocido por sus negocios de banca minorista y tarjetas de crédito, GTS es una parte cada vez más esencial. Los clientes que mueven fondos a través de GTS dejan mucho dinero depositado en la unidad, que los canaliza a otras partes del conglomerado. La capacidad de GTS para captar depósitos se ha vuelto más importancia desde que estalló la crisis financiera y la división ahora representa alrededor del 40% de los US$ 800.000 millones de depósitos de Citigroup.

GTS ha sido una fuente de ingresos constantes y de bajo riesgo durante un período tumultuoso. En los primeros nueve meses de 2009, la unidad generó 10% de los ingresos de Citigroup y casi la mitad de sus US$ 6.000 millones en ganancias. Vikram Pandit, el presidente ejecutivo de Citigroup, describió en septiembre a GTS como "la piedra angular de nuestro negocio global".

Por eso, Citigroup se disculpa pero no acepta su culpa (demasiada piedra angular)

– Los antiguos titanes de Citigroup se disculpan ante el Congreso de EEUU pero no aceptan su culpa (The Wall Street Journal – 8/4/10)

(Por Michael R. Crittenden)

"Dos ex altos ejecutivos de Citigroup Inc. se disculparon el jueves por el rol que tuvo el banco en la crisis financiera, al mismo tiempo que se eximieron personalmente de haber jugado algún papel en los problemas que llevaron a que la empresa fuera rescatado por los contribuyentes"… Los antiguos titanes de Citigroup se disculpan ante el Congreso de EEUU pero no aceptan su culpa (The Wall Street Journal – 8/4/10)

El ex presidente ejecutivo Charles Prince y el ex miembro de la junta directiva y ex secretario del Tesoro de Estados Unidos Robert Rubin expresaron pesar por los problemas del banco. Prince abrió sus declaraciones ante la Comisión de Investigación de la Crisis Financiera diciendo: "lo siento". Sin embargo, ambos también sugirieron no haber tenido conocimiento de los problemas con las obligaciones de deuda colateralizada que eventualmente fueron asumidas como pérdidas, y que ascendieron a alrededor de US$ 30.000 millones.

"Dada la percepción universal de que estas "posiciones súper senior" eran extremadamente de bajo riesgo, para mí es difícil culpar a los operadores que tomaron la decisión de retener esas posiciones", dijo Prince.

Rubin ofreció un argumento similar al sugerir que no supo hasta septiembre del 2007 sobre la exposición del banco a la deuda colateralizada, la cual dijo "parecía tener el riesgo mínimo de incumplimiento".

"Tengo confianza en que el personal relevante creyó de buena fe que una consideración a un nivel más alta de estas posiciones particulares era innecesaria", señaló.

Los miembros de la comisión -integrada por 10 miembros de los partidos republicanos y demócratas y creada por el Congreso para investigar las causas de la crisis financiera- pusieron en tela de juicio la idea de que los ejecutivos asumieron una posición tan relajada en la supervisión de un riesgo que causó tantos problemas al banco.

"Su argumento es que no sabía", dijo el ex representante republicano por California, Bill Thomas, quien además criticó duramente el argumento de los ejecutivos de que Citigroup no fue la única en Wall Street en verse envuelta en productos financieros riesgosos.

"No iban a ser que el lemming que se detuvo y dijo "no quiero seguir caminando" (hacia el precipicio)", indicó.

Prince destacó que incluso las autoridades reguladoras federales asignadas al banco no expresaron dudas sobre los productos que condujeron a los problemas de Citigroup.

"Creo que el error que cometieron todos sobre el valor de estos instrumentos también fue fundamentalmente cometido por lo reguladores", señaló Prince.

Rubin, por su parte, indicó que, tras la crisis financiera, las autoridades necesitan implementar medidas para reducir el apalancamiento y vigilar de mejor manera los mercados de derivados.

Algo debe cambiar para que todo siga igual (la trampa está en la letra pequeña)

"Presentamos a Goldman Sachs, aerolínea internacional. No hay comisiones por equipaje, está a prueba de volcanes y sólo ofrece clase business". Así ironiza David Callaway, redactor jefe de MarketWatch, sobre lo fácil que sería para el banco de inversión denunciado por la SEC aprovechar las lagunas que un Congreso "sobrecalentad" ha dejado en su último intento para regular el mercado de derivados"… La reforma de los derivados puede quedar en nada por las excepciones (El Economista – 23/4/10)

Según Callaway, el Congreso ha escogido la vía intermedia de las tres posibles para regular a la banca. La más suave (la "mamá oso" como dice Callaway haciendo un juego de palabras con el significado bajista de la palabra oso en inglés) sería la famosa norma Volcker, que pretende prohibir el trading por cuenta propia. Pero esa operativa representa sólo una pequeña parte de los beneficios de la banca, con lo que no afectaría mucho a su negocio.

Por eso Obama quiere más. La opción más dura (el "papá oso") sería la división forzosa de los seis grandes bancos de inversión en distintas unidades independientes, lo que devastaría los mercados y el papel de EEUU como centro financiero mundial.

La vía intermedia (el "bebé oso") consiste en requerir a los bancos de inversión desinvertir en sus enormemente rentables mesas de derivados y que toda la operativa de futuros se realice en mercados transparentes como los de materias primas.

A Callaway le parece una idea razonable para arrojar luz en el oscuro mundo de los derivados y productos estructurados OTC (a medida, no estándares), tales como los famosos CDO en los que se centra el fraude de Goldman. Incluso podría evitar la ingeniería financiera que ha llevado al desastre a Wall Street.

El problema es que estas intenciones se quedan en nada porque los políticos corren a proteger sus intereses antes de que la tinta de la ley se seque. Así que la norma que se va a aprobar (23/4) incluye un montón de excepciones por las que las empresas no bancarias pueden usar derivados para cubrirse del movimiento de los precios de los recursos que necesitan. Esas excepciones incluyen aerolíneas, industria, empresas comerciales y fondos de pensiones. Es decir, que una Enron estaría incluida.

Así que Goldman Sachs y los demás bancos de inversión sólo tienen que registrarse como línea aérea o gestoras de pensiones para seguir operando con derivados como si nada. Parece una tontería, pero es precisamente lo que Goldman y otros bancos hicieron en 1981 para poder seguir operando salvajemente en futuros sobre materias primas, cuando se registraron como empresas de alimentación.

Ahí es donde se va a centrar la batalla sobre la ley de derivados en los próximos días (abril-mayo). Cuantas más excepciones tenga la norma, más posibilidades para seguir operando. "Y la gente de Wall Street no es precisamente estúpida", afirma Callaway. Él propone que, para que la regulación de los derivados funcione, el Congreso y Obama deben evitar cualquier excepción y, en vez de eso, centrarse en una alianza global en el G20 para crear un mercado transparente con cámaras de liquidación y un sistema de negociación organizado.

Esto haría más barata la operativa para los clientes y facilitaría la supervisión de los reguladores. Y también permitiría a los bancos seguir participando en un negocio vital para la economía global, para que las empresas, países y particulares tengan acceso al crédito. "Nos guste o no, los bancos son los principales prestamistas y se les debe permitir hacer negocios", concluye.

Con la "colaboración" de Il Gattopardo, el Senado de EEUU aprueba la reforma

"El Senado de Estados Unidos aprobó en la noche de este jueves la ley de reforma financiera, un proyecto con el que se busca aumentar significativamente los controles sobre Wall Street y que supone la primera gran reforma del sector desde los años treinta"… El Senado de Estados Unidos aprueba la ley de reforma financiera (Cinco Días – 21/5/10)

Con 59 votos a favor y 39 en contra, la Cámara dio luz verde al proyecto, una victoria para el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien había prometido endurecer las leyes para prevenir que las entidades bancarias y los mercados del capital puedan provocar una nueva crisis financiera como la iniciada en 2007, que generó una fuerte recesión y obligó a utilizar enormes cantidades dinero público en planes de rescate para la industria y las entidades financieras.

Fuentes políticas indicaron que se espera que la versión final del proyecto llegue a la Casa Blanca para su promulgación antes del 4 de julio, Día de la Independencia de EE UU.

Durante los últimos meses el presidente Obama llevó a cabo una intensa campaña para pedir al Congreso la aprobación de la reforma que, según afirmó, ayudará a impedir "los abusos y excesos" que llevaron a lo que calificó como la peor crisis de las últimas generaciones.

Según ha señalado, las nuevas normas que involucra la reforma permitirán un funcionamiento justo de los mercados y el control de ciertas prácticas de la industria financiera.

La iniciativa propone nuevas formas de supervisar el sistema financiero e incluye la creación de un organismo que se encargará de proteger los derechos de los consumidores.

Asimismo, establecería controles sobre las operaciones interbancarias y exigiría un cumplimiento exhaustivo de los requisitos para quienes soliciten préstamos hipotecarios para no arriesgar el incumplimiento de pagos.

"Nuestro objetivo no es castigar a los bancos sino proteger al pueblo de Estados Unidos de los altibajos que hemos visto en los últimos años", manifestó Obama después de que el Senado eliminara la última barrera que se presentaba para la aprobación del proyecto.

Tanto hoy como en sus anteriores discursos sobre la reforma, Obama señaló que la industria financiera había gastado millones de dólares en publicidad para impedir la aprobación.

Según el senador republicano Richard Shelby, que votó en contra de la aprobación, una vez promulgada la ley de reforma financiera tendrá un enorme impacto en la vida de los estadounidenses. "El juicio final no estará en los comunicados autocomplacientes sino en el mercado, y el mercado no otorga crédito nada más que por tener buenas intenciones", manifestó.

Entre los puntos fundamentales de la reforma, que está llamada a potenciar el papel supervisor de las agencias estatales y establecer más controles sobre Wall Street, destacan los siguientes:

–REGULACIÓN FINANCIERA: En lugar de las siete agencias con responsabilidades de supervisión sobre diferentes áreas del sistema financiero, la legislación crea un consejo único de reguladores y otorga a la Reserva Federal nuevas atribuciones sobre las mayores compañías financieras.

Se elimina la Oficina de Supervisión de Bancos de Ahorro cuyas funciones quedan absorbidas por la Contraloría de la Moneda.

AUTORIDAD PARA MANEJAR LAS CRISIS: La legislación concentra la autoridad reguladora y da al Gobierno más atribuciones para la intervención, fragmentación y/o liquidación de instituciones bancarias o financieras al borde del colapso, sin mecanismos de salvamento a costa de los contribuyentes.

El Departamento del Tesoro y la Corporación Financiera de Seguro de Depósitos manejarán el cierre de las entidades en problemas y los accionistas y acreedores no asegurados cargarán con las pérdidas.

–CONSEJO DE ESTABILIDAD FINANCIERA: El nuevo Consejo de Supervisión de la Estabilidad Financiera, integrado por varias agencias reguladoras y presidido por el secretario del Tesoro, vigilará los riesgos sistémicos causados por las entidades financieras más grandes y complejas.

Este consejo de nueve miembros puede recomendar que la Reserva Federal imponga reglas más estrictas sobre capital, o la fragmentación de las firmas financieras.

–NORMAS PARA BANCOS GRANDES: Los bancos con activos de más de 250.000 millones de dólares quedarán sujetos a normas más altas sobre riesgos y requisitos de capital.

–PROTECCIÓN DEL CONSUMIDOR: Se crea una Oficina de Protección Financiera del Consumidor, que estará dentro de la Reserva Federal pero cuyo director será designado independientemente por el presidente de EEUU, y que tendrá fondos propios. Esta agencia supervisará los bancos con más de 10.000 millones de dólares en activos, y podrá elaborar y aplicar nuevas reglas sobre hipotecas y otros instrumentos financieros.

–DERIVADOS: La legislación, en una de sus estipulaciones más controvertidas, pone límites a las operaciones que los bancos pueden hacer con "instrumentos derivados", como los paquetes de títulos hipotecarios y los canjes de seguros de impago (CDS por su sigla en inglés) a los cuales se atribuye buena parte de la crisis financiera reciente.

La legislación también obliga a que estos "derivados" se negocien en cámaras de compensación y mercados de valores a la vista del público, y no entre bancos o entre bancos y clientes, como ocurría hasta ahora.

–FONDOS DE INVERSIÓN ESPECULATIVOS: Se requerirá que los fondos de alto riesgo (Hedge Funds) que manejan más de 100 millones de dólares (más de 79 millones de euros) se registren ante la Comisión de Valores (SEC por su sigla en inglés) como asesores de inversiones y revelen a la agencia información sobre sus transacciones y portafolios.

–RIESGO HIPOTECARIO: Se requerirá que las firmas que convierten las hipotecas y otros préstamos en instrumentos derivados retengan una porción del riesgo en sus propias hojas de balance.

–SEGUROS: Se creará dentro del Departamento del Tesoro una nueva Oficina Nacional de Seguros que vigilará a las firmas aseguradoras.

–CALIFICADORAS DE CRÉDITO: La SEC designará miembros de una nueva agencia que reglamentará el funcionamiento de las calificadoras de crédito para evitar los conflictos de intereses. Los inversionistas podrán demandar a las agencias de crédito. EFECOM.

Comienza el "laminado" de la Ley Volcker (del proprietary trading a los hedge funds)

"El Senado de EEUU va a introducir cambios en el proyecto de reforma financiera encaminados a suavizar la llamada "Ley Volcker". Estos cambios permitirán a los bancos invertir pequeñas cantidades de su capital en hedge funds internos o en mesas de trading por cuenta propia, las dos actividades inicialmente prohibidas por dicha norma al considerarse las más arriesgadas"… El Senado abre un agujero del tamaño de Citigroup en la reforma financiera (El Economista – 24/6/10)

Todavía no se había determinado el 23/4 exactamente cuál será la cantidad que podrán destinar a estas operaciones. Según algunas informaciones, se podría permitir a las entidades destinar el 2% de su capital en hedge funds o en la operativa por cuenta propia. El lobby de Wall Street ha presionado para alcanzar una cifra de hasta el 5%, un nivel que permitiría a muchos bancos esquivar completamente esta norma.

Y es que, en función de cuál sea ese porcentaje, los legisladores pueden estar permitiendo de forma inintencionada que los bancos que necesitaron el mayor rescate de la historia eludan las limitaciones a su operativa más peligrosa. Al mismo tiempo, los bancos más prudentes pueden verse obligados a segregar estas actividades en nuevas unidades independientes.

La intención de esta norma, promovida por el ex presidente de la Fed Paul Volcker, pretendía evitar que los bancos mantengan operaciones complejas y arriesgadas que puedan provocar unas pérdidas que requieran una nueva oleada de rescates.

El problema es que no está claro qué porcentaje de capital invierten actualmente las entidades en estos negocios, aunque sí se conocen los ingresos que les proporcionan anualmente estos negocios.

Citigroup, que recibió una inyección de 45.000 millones de dinero público para evitar su quiebra, apenas se vería afectado por una Ley Volcker que permitiera destinar el 2% o el 3% de su capital al "proprietary trading". Si se añaden los hedge funds y el capital riesgo, la cifra es un poco más alta, pero sin superar el 3%.

Bank of America, que también recibió 45.000 millones, se encuentra en una situación similar, según informa la CNBC. Cualquier excepción a la norma le permitiría seguir actuando como si nada.

Por el contrario, JP Morgan Chase, que se comportó mucho mejor durante la crisis financiera, tendría más que perder si la excepción se queda en un porcentaje muy bajo. Aunque se estima que genera menos del 1% de sus ingresos de la operativa por cuenta propia, también opera el mayor hedge fund del mundo. Con una excepción del 5% no le pasaría nada, pero un nivel inferior le obligaría a vender parte de su negocio de fondos alternativos

Finalmente, Goldman Sachs, otro de los mejor parados de la crisis, señala que genera en torno al 10% de sus ingresos del "prop trading". Es decir, que aunque la excepción finalmente aprobada sea generosa, se pasaría de todas formas y tendría que segregar alguno de estos negocios o bien renunciar a su estatus de banco con acceso a la ventanilla de descuento de la Fed.

Los legisladores de EEUU aprueban la reforma financiera

– EEUU da luz verde a la mayor reforma financiera desde la Gran Depresión (El Economista – 25/6/10)

El Senado y la Cámara de representantes de EEUU se han puesto al fin de acuerdo y han aprobado la mayor reforma del sistema financiero desde la década de 1930, arrojando algo de luz sobre los rincones más oscuros de Wall Street. Los miembros de las Cámaras debatieron durante 20 horas para dar las últimas pinceladas y el visto bueno a una norma que cambiará notablemente el mercado de derivados y las operaciones en mercado con recursos propios de las entidades (proprietary trading). Sólo queda un último paso para su puesta en marcha.

Además, los congresistas y senadores han conseguido cerrar acuerdos sobre algunos de los puntos más sensibles de la intrincada ley como las medidas para reducir el tamaño de firmas cuya envergadura pueda poner en peligro la estabilidad de los mercados, el coto a los fondos de inversión libre (hedge funds) y mayores facilidades para que los inversores puedan demandar a las firmas que otorgan calificaciones crediticias.

En concreto, el acuerdo salió adelante por 20 votos a favor y 11 en contra entre los miembros de la Cámara de Representantes, y obtuvo 7 sufragios favorables y 5 en contra por parte de los senadores.

De este modo, el proyecto de ley al completo será sometido a votación la próxima semana en el Congreso y podría ser promulgada por el presidente el próximo 4 de julio, señala Europa Press.

"Esta va a ser una ley muy potente, mucho más fuerte de lo que casi todo el mundo había predicho, incluido yo mismo", aseguró el presidente del Comité de Servicios Financieros (House Financial Services Committee), Barney Frank, en declaraciones recogidas por Bloomberg. Estas son las principales directrices de la norma:

1) Control del "proprietary trading"

Una de las cosas más llamativas es que se ha suavizado la llamada Ley Volcker, tal como solicitaba el Senado. En un principio se abogaba por prohibir el proprietary trading a los bancos, pero al final se les permitirá invertir en hedge funds y firmas de capital riesgo, aunque sin aportar más del 3% de capital de los mismos.

Tampoco podrán invertir más del equivalente al 3% de su ratio de capital Tier 1.

2) Traspaso de operaciones con derivados a subsidiarias

Probablemente, uno de los mayores desafíos de esta reforma era la parte relativa al mercado de derivados. Es la primera vez que se establece una estructura regulatoria para este mercado, que mueve unos 615 billones de dólares.

Lo que se ha acordado es la obligación de que los bancos traspasen parte de sus operaciones con derivados a sus subsidiarias. Consideran que el riesgo para el contribuyente se diluye si estas operaciones ya no se hacen desde un depositario que cuente con respaldo del Gobierno.

3) Más poder para la Reserva Federal

La nueva legislación creará un nuevo regulador para proteger al consumidor dentro de la Reserva Federal que se encargará supervisar a los bancos y empresas de servicios financieros en cuanto al negocio hipotecario y de tarjetas de crédito. Este punto contaba con la oposición de los republicanos y la industria financiera.

4) Un nuevo "súperregulador" para la estabilidad financiera

Dentro de la reforma también se creará el Financial Stability Oversight Council (Consejo de Supervisión de la Estabilidad Financiera), un súperregulador que vigilará a las grandes firmas de Wall Street y otros actores del mercado para controlar y responder a los riesgos sistémicos. Estará controlado por el Departamento del Tesoro, con miembros de otras instituciones como la Fed o la SEC.

El consejo de este supervisor podrá imponer mayores requerimientos de capital a las entidades o podrá decidir poner a bróker o hedge funds bajo la autoridad de la Fed. Además, podrá forzar a las compañías a realizar desinversiones si su estructura supone una "grave amenaza" a la estabilidad financiera.

5) Tasa de 19.000 millones de dólares

Las entidades financieras y los hedge funds tendrán que pagar multas por valor de hasta 19.000 millones de dólares durante los próximos cinco años como compensación de los programas que ha tenido que poner en marcha para salvar al sector. El dinero obtenido se dedicarás a reducir la deuda federal.

Diluido Volcker, siguen las rebajas: el Congreso de EEUU elimina la tasa bancaria

"Los miembros del Congreso estadounidense que negocian la reforma financiera acordaron hoy eliminar una tasa bancaria que suponía 19.000 millones de dólares destinados a financiar la ley, en un intento por alcanzar un consenso en torno a la reforma"… El Congreso de EEUU elimina la tasa bancaria del proyecto de reforma financiera (Cinco Días – 30/6/10)

El Comité de Servicios Financieros informó de que los legisladores acordaron, después de una sesión negociadora, retirar la propuesta incluida en el texto presentado la semana pasada que tendrá que ser consensuado y aprobado por ambas cámaras.

El impuesto se planteó como una de las fuentes de financiación de la reforma, que supone el mayor cambio a los reglamentos que rigen a Wall Street desde la Gran Depresión de la década de 1930.

La nueva regulación trata de controlar los riesgos del sector, pero tardará años en concretarse y su cumplimiento queda a discreción de los supervisores

"A la Reforma Financiera, conocida como Ley Dodd-Frank de reforma de Wall Street y protección a los consumidores, se le ha dado la bienvenida como a la más comprensiva regulación del sector desde los años treinta. Desde luego, pone un punto y final e invierte el proceso de desregulación en EEUU que se disparó a partir de los años ochenta y que al finalizar la primera década del siglo XXI abrió unas profundas heridas, aún por cicatrizar, en las economías avanzadas. Para Douglas Elliot, analista del centro de estudios Brookings Institution, desde un punto de vista realista "hay razones para felicitarse. Es imposible alcanzar la perfección legislativa cuando se está transformando un sector tan importante de la economía"… EEUU se da tiempo para controlar al sector financiero (Cinco Días – 3/7/10)

Ahora bien, el juicio sobre hasta dónde llega la nueva regulación, que promete más vigilancia del riesgo, más supervisión (se forzará a los grandes hedge funds a registrarse en la SEC) y protección al consumidor, no va a poder empezar a hacerse hasta dentro de dos años, cuando se haya hecho la mayor parte del desarrollo legislativo por parte de los reguladores y se hayan completado los más de 100 análisis sobre la conveniencia de ciertas estipulaciones. Los reguladores, responsables de la aplicación y supervisión, también lo serán del desarrollo reglamentario de una ley que ahora apenas se recoge en 3.200 páginas que posiblemente se multipliquen por 10 cuando se desarrolle. En esa reglamentación, en la que los reguladores dispondrán de mucha autonomía, se encontrarán la mayoría de los detalles que ahora están sólo enmarcados.

No obstante, para dar ese paso hay que promulgar la ley. Se esperaba que pudiera ocurrir en la simbólica fecha del 4 de julio pero se ha tenido que retrasar porque en el Senado el reciente fallecimiento del senador demócrata Robert Byrd ha complicado la mayoría de este partido que ahora necesita un voto republicano. Uno de los pocos conservadores favorables a la reforma, Scott Brown, dice que va a pensarse dar el "sí" durante el pleno. Brown objetó una tasa de 19.000 millones de dólares ya aprobada que se impondría a la banca y los hedge funds para pagar los costes de transición. La tasa se eliminó. A los republicanos, que echan de menos que no se haya tocado las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, no les gusta la ley y su líder en la cámara Baja, John Boehner, ha dicho que es como "matar a una hormiga con armas nucleares".

Muchos demócratas y analistas como Simon Johnson, profesor del MIT, no se han quedado satisfechos con la ley y echan en falta que no se haya puesto un punto y final definitivo a la realidad de que hay entidades demasiado grandes como para dejarlas caer. Ciertamente, la ley podría haber sido más dura, y muchas de sus estipulaciones, como regla Volcker se han diluido.

Pese a que el tiempo dará una imagen más detallada del impacto de la ley Dodd-Frank, los analistas de la gran banca ya han hecho los primeros cálculos del impacto de la reforma. Jason Goldberg, analista de Barclays, calcula que afectará al 14% de los beneficios netos de la banca en 2013. La reducción de las comisiones, las restricciones, entre otras de capital y los costes regulatorios y de implementación, explica Goldberg en una nota a inversores serán los causantes de este impacto. En la misma nota, especifica, que podía haber sido peor. He aquí algunas de sus iniciativas más importantes.

1 La huella de Volcker

Una de las novedades es iniciativa del ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker. La idea es que los bancos no puedan usar su dinero propio para intermediar en los mercados o de hacer lo que en EEUU se conoce como "proprietary trading".

El concepto en sí mismo es abstracto y puede llevar a confusión, por ejemplo con operaciones con las que se asegura el riesgo. Su definición queda en las manos de los reguladores, que tienen que desarrollar una regla menos dura de lo que quiso Volcker en un inicio. Porque frente a la prohibición total, la ley permite que los bancos inviertan hasta el 3% de su capital considerado Tier 1 (el de más calidad) en hedge funds y fondos de capital riesgo. Su aplicación no será inmediata. Hay un periodo hasta dos años para deshacer operaciones y puede haber extensiones. Analistas y abogados aún no tienen claro cuántos años habrá de margen, y el periodo de adaptación puede extenderse casi una cómoda década. Es un periodo excepcionalmente largo, lo que aliviará a Goldman Sachs, la firma más afectada por esta regla ya que deriva hasta el 10% de sus ingresos de estas operaciones.

2 Una nueva era en derivados

Donde no había un mercado y una regulación, se crea nueva. Se trata del mercado de derivados. Contratos realizados sobre un volumen de activos de 620 billones de dólares con una mínima transparencia, puesto que se pueden cerrar con llamadas telefónicas. La ley Dodd-Frank obliga a la banca a segregar las mesas de negociación de derivados a entidades más capitalizadas, para evitar que sus riesgos contagien al resto de la entidad comercial que está asegurada por el Fondo de Garantía de Depósitos. Además, los productos que se consideren estandarizados se negociarán en un mercado abierto, regulado, con transparencia de precios y cautelas en la transacción.

Pero igual que con la regla Volcker, la dureza inicial de la ley se ha ido rebajando para permitir que la banca mantenga bajo su paraguas societario operaciones con las que cubra sus propios riesgos en materia de cambio de divisas, tipos de interés y algunas cotizaciones de materias primas como el oro y la plata. Es decir, la mayor parte de los derivados.

3 Guardián del consumidor

Uno de los cambios fundamentales es la creación de una Agencia de Protección al Consumidor que, desde el inicio de la discusión de la ley, ha puesto en guardia a la banca y su lobby. La crisis financiera, la sofisticación bancaria y los abusos han derivado en esta agencia, con poder para escribir normas y supervisar su cumplimiento, y uno de los pilares de la reforma. Pero no será una institución autónoma sino que se enmarcará dentro del organigrama de la Fed aunque su presidente será nombrado por la Casa Blanca y la última palabra sobre lo que haga la tendrá un Consejo de Estabilidad Financiera de nueva creación.

Además de esta agencia, se crean otros órganos supervisores y consultivos y sólo se elimina una de las actuales (la Oficina de Supervisión del Ahorro). La Fed, que operará con más transparencia, gana en poderes. Supervisará las instituciones financieras más importantes con mayor potencial de riesgo sistémico sino que mantendrá este mismo poder sobre la banca pequeña.

4 Muy grandes para caer

JP Morgan Chase es, de facto y después de lo peor de la crisis, JP Morgan Chase Bear Stearns Washington Mutual. Los grandes bancos de EEUU son más grandes mientras que los bancos más pequeños tendrán más dificultades para competir como alegan sus lobbies y los gestores de estos. Tras la crisis no ha habido división de entidades demasiado grandes o interconectadas como para que el Estado pueda permitir que caigan ya que su colapso afectaría a la economía. Y tampoco ocurrirá. Lo ley crea una nueva autoridad reguladora federal que puede intervenir si es necesario para evitar la desastibilización del sistema sin que se precise dinero de los contribuyentes más que como adelanto. Una vez que se haya intervenido la entidad, por parte del Fondo de Garantía de Depósitos, se recaudará una tasa para pagar la operación a los bancos que tengan más de 50.000 millones en activos. La ley crea el Consejo de Estabilidad Financiera, compuesto por los presidentes de las agencias de supervisión y del secretario del Tesoro, cuya misión es vigilar el crecimiento del riesgo en el sector privado y las burbujas. Este consejo puede recomendar líneas de actuación a la Fed para que exija más capital a ciertas firmas o disminuir el apalancamiento, entre otras acciones.

5 Calificar al calificador

Las agencias de crédito, que han tenido un papel fundamental en la burbuja financiera, han salido del proceso legislativo menos reguladas de lo que se preveía y si hay cambios fundamentales no llegarán hasta dentro de dos años. La SEC va a tener este periodo para estudiar los posibles conflictos de competencias entre las agencias y los emisores de deuda (que suelen contratar a la agencia que les da mejores ratings). Tras el estudio se puede crear una autoridad que distribuya el trabajo entre las agencias sin necesidad de que sea los emisores los que decidan quién calificará su deuda. La ley habilita a los inversores demanden a las firmas por errores a sabiendas y la SEC podrá supervisarlas y multarlas en caso de infracción.

Capitalización, a la espera de Basilea

Uno de los cabos que quedan sueltos es lo que, a la postre, depende de una regulación global: la capitalización y la liquidez de la banca. En este apartado, el protagonismo de Washington cede ante Basilea III y los acuerdos que haya sobre estandarización de contabilidad internacional, algo que no hace más que retrasarse y ya el G20 ha eludido pronunciarse hasta noviembre. (En principio).

En cuanto al capital, se prohíbe que se consideren Tier 1 unas titulizaciones conocidas como trust-preferred (TruPS, unos convertibles híbridos a largo plazo) que se contabilizan como capital y tributan como bonos. La transición para eliminarlos puede durar cinco años para la gran banca.

Goldman Sachs y AIG, una zona cero de la crisis

Mientras en Washington se termina de completar la reforma financiera, un comité que depende del Congreso pero no está formado por legisladores, trata de arrojar luz sobre qué ha provocado el abismo financiera para evitar caer en él de nuevo, en la medida de lo posible. Se trata de la Comisión de Investigación de la Crisis Financiera.

Las conclusiones de esta comisión no llegarán hasta diciembre (2010) y, puesto que no van a influir en el proceso legislativo de reforma, algo para lo que llega tarde, podrán informar durante el desarrollo reglamentario. Por esta razón, y por el hecho de que está destapando cómo ha funcionado Wall Street, el trabajo de este panel se puede salvar de caer en la irrelevancia.

Especialmente significativas son las evidencias sobre las relaciones entre AIG y Goldman Sachs, uno de los epicentros del terremoto financiero. Los ejecutivos de Goldman Sachs ya han sido cuestionados en varias ocasiones sobre sus conflictos de intereses por apostar contra unos activos que ellos mismos vendieron a sus clientes. Esta semana sus declaraciones se oyeron en la misma sala en la que también prestó testimonio, Joe Cassano, la persona al frente de la división de productos financieros de AIG, el agujero negro de la aseguradora.

Lo revelado en la comparecencia indica que la batalla entre ambas entidades pudo ser uno de los motivos por los que se aceleró el desmoronamiento desordenado del sector financiero. Buena parte de la culpa de partida fuera de AIG, que asumió mucho más riesgo de lo que habría debido, según admitió el ex director de riesgos, Robert Lewis. A través de la venta de productos derivados, AIG había asegurado contra la quiebra miles de millones de derivados ligados a hipotecas, sin contar con que los precios de las casas simplemente podían dejar de subir. Goldman era quien compraba esta protección, y cuando el sector hipotecario empezó a entrar en impago, fue el banco que más agresivamente reclamó las coberturas contratadas a la aseguradora.

Goldman daba por sentado que AIG no podría sobrevivir para pagar las obligaciones contraídas en el mercado de derivados, algo que se convirtió en una profecía autocumplida. La agresividad de Goldman para reclamar su dinero, mayor que la de otros bancos con los mismos contratos con AIG, fue uno de los motivos que puso a la aseguradora al borde de una quiebra. La debacle no ocurrió porque el Gobierno intervino con más de 182.000 millones de dólares, 12.900 de ellos para pagar el 100% de sus obligaciones con Goldman.

Ante los investigadores, Goldman se ha presentado como un gestor celoso del riesgo que se supo anticipar a la crisis y trató de rentabilizarla con posiciones cortas sobre títulos que antes colocó en los mercados y AIG aseguró. Cassano, que en menos de una década ha ganado más de 280 millones de dólares, se presentó como una víctima, discrepó con su jefe de riesgos diciendo que nunca comprometió los estándares de la firma, y lamentó no haber tenido la oportunidad de negociar un rescate más barato para los contribuyentes.

Una visita al "quiosco" de la prensa (algunos comentarios sobre la reforma)

– El Congreso estadounidense aprueba reforma que reescribe las bases del mercado financiero (The Wall Street Journal – 16/7/10)

(Por Damian Paletta y Aaron Lucchetti)

En lo que representa la mayor expansión del poder estatal sobre la banca y los mercados desde la Gran Depresión, el Congreso de Estados Unidos aprobó el jueves una amplia reforma regulatoria que alcanza todos los rincones del sector financiero, desde los cajeros automáticos a los corredores de Wall Street.

El proyecto de ley, que será promulgado pronto por el presidente Barack Obama, representa una posible ola de cambios para la industria de servicios financieros en EEUU Gigantes como J.P. Morgan Chase & Co., Goldman Sachs Group Inc. y Bank of America Corp. enfrentan modificaciones en casi todos sus segmentos, desde las tarjetas de débito al corretaje de derivados y la capacidad de invertir en fondos de cobertura.

El proyecto de ley fue aprobado el jueves en el Senado con 60 votos a favor y 39 en contra, luego de haber pasado por la Cámara de Representantes el mes pasado.

La legislación ahora otorga a 10 agencias reguladoras la discreción de redactar cientos de normas financieras. En lugar de la ley en sí, será este proceso, acompañado de una ofensiva de lobby de los bancos, el que determinará los contornos precisos del entorno financiero, qué tan estrictas serán las nuevas regulaciones y si tienen éxito en su propósito. Las decisiones serán tomadas por funcionarios de nuevas agencias, otras poco conocidas y, en algunos casos, entidades acusadas de haber fallado en los momentos previos a la crisis.

La Comisión de Corretaje de Futuros de Commodities ha designado a 30 "líderes de equipo" para empezar a implementar su amplia autoridad sobre los derivados y ha solicitado US$ 45 millones para contratar nuevo personal. La Reserva Federal, la Corporación Federal de Seguro de Depósitos y la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. también están tomando medidas para comenzar la implementación.

J.P. Morgan, uno de los mayores bancos estadounidenses en términos de activos, ha asignado más de 100 equipos diferentes para examinar varias partes de la legislación.

Los demócratas aseguran que la ley mitigará la posibilidad de otra crisis financiera y ayudará a responder mejor cuando surja la próxima. También sostienen que restaurará la confianza en los mercados financieros estadounidenses, protegerá a los consumidores e impulsará el crecimiento económico. Funcionarios de la Casa Blanca dicen que la ley pondrá fin a los rescates de bancos financiados por los contribuyentes, en referencia a las secuelas de la crisis financiera de 2008.

Entre sus elementos centrales, la legislación crea un consejo de reguladores para monitorear los riesgos económicos, establece una nueva agencia para supervisar los productos financieros para los consumidores y fija nuevos estándares para el corretaje de derivados.

"Estas reformas beneficiarán a los prudentes y restringirán a los imprudentes", afirmó el secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner. "Los bancos sólidos y los innovadores financieros bien administrados se adaptarán y prosperarán bajo las nuevas reglas".

Los republicanos indicaron que la legislación podría hacer peligrar la recuperación económica al restringir el crédito y obstaculizar a la industria bancaria, y criticaron la expansión del poder del gobierno.

La ley "es un monstruo legislativo de 2.300 páginas… que expande el alcance y los poderes de burocracias inefectivas", dijo el senador republicano Richard Shelby.

Esta es la más reciente de varias leyes de amplio alcance aprobadas por el actual Congreso estadounidense. De todos modos, la reforma financiera, la ley de estímulo de 2009 y la reestructuración del sistema de salud de este año -grandes logros legislativos se mire por donde se mire- no se han traducido en respaldo para la Casa Blanca. Los índices de aprobación de la gestión de Obama han caído a sus niveles más bajos en algunas encuestas en medio de un sombrío panorama económico y crecientes dudas sobre la efectividad de sus políticas económicas.

– Cambio de reglas en Wall Street (El País – 18/7/10)

La reforma de "lo posible" deja muchos insatisfechos y problemas sin resolver

(Por Sandro Pozzi)

"No más Lehman Brothers, no más AIG", cantaba a los cuatro vientos Timothy Geithner en un intento por dar con los votos que necesitaba para sacar adelante en el Senado las nuevas reglas que gobernarán Wall Street. Pero era, sobre todo, un golpe de mesa del responsable del Tesoro de Estados Unidos ante las críticas por cómo quedó la versión final de la reforma financiera. Unos, los conservadores, porque va demasiado lejos. Otros, a la izquierda, por las omisiones. ¿Pero servirá para acabar con los excesos que llevaron a la crisis?

El presidente Barack Obama no quería que llegara el segundo aniversario del terremoto financiero sin reglas que eviten una quiebra caótica como la de Lehman, que forzó a las autoridades públicas -Tesoro, Reserva Federal (Fed) y Fondo de Garantía de Depósitos (FDIC)- a inyectar 11,5 billones de dólares en el sistema para evitar que cayera por el precipicio, saliendo al rescate de colosos como la aseguradora AIG, los conglomerados Bank of America y

Citigroup o las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac.

Tras un año de negociación, la reforma salió adelante el jueves. Se vende como el mayor cambio en la estructura de supervisión desde la Gran Depresión. Geithner la resume en una frase, en la que afirma que la nueva legislación "restringirá la asunción de riesgos, limitará el nivel de apalancamiento de las entidades y forzará requerimientos de capital y de liquidez mucho más conservadores, para que las entidades sean mucho menos vulnerables frente a los errores, muchos más capaces de soportar los choques".

Es decir, en sus palabras, se atacará al "imprudente". La firma Deloitte lo condensa en la información remitida a sus clientes en dos objetivos relativamente simples. El primero, rebajar el riesgo en el sistema financiero, limitando las actividades de riesgo en las que se embarcan las firmas individuales y ampliando el abanico de organizaciones que estarán bajo el control de la red de supervisión. Segundo, reforzar la protección del consumidor.

En la práctica, esto se traduce en que los reguladores tendrán más margen de maniobra para poner fin a comisiones abusivas en las tarjetas de crédito hasta desmantelar un banco cuya situación financiera ponga en riesgo al conjunto de la economía. Y al arrojar luz en las esquinas más oscuras de mercados como los derivados, en última instancia afectará al precio de la gasolina o la leche.

Estos son, en síntesis, los puntos principales de una reforma en la que la Casa Blanca promete que "remodelará" la manera en la que se hace negocio en Wall Street y "redefinirá" el papel de los reguladores, para que el público confíe en el sistema y se sienten las bases "para el crecimiento económico y la creación de empleo". Eso sí, una reforma de 2.323 páginas con las debidas concesiones para que la gran banca se adapte sin sobresaltos:

– Protección del consumidor: se crea en el seno de la Reserva Federal una agencia con la autoridad y la independencia necesarias para asegurar que el consumidor reciba una información clara y veraz sobre los términos asociados a productos financieros como hipotecas, tarjetas de crédito o préstamos a estudiantes. Se trata de evitar abusos y costes ocultos. Excluye los relacionados con la automoción.

– Alerta temprana: el Tesoro de Estados Unidos formará un consejo que identificará los riesgos potenciales al sistema que pueden amenazar la economía. Con el secretario del Tesoro presidiendo, estará integrado por los 10 reguladores del sistema financiero (entre ellos la Fed, la FDIC y la SEC), un experto independiente en seguros y cinco representantes de la industria financiera.

– El gran vigilante: la Fed conservará la autoridad de supervisión sobre la gran banca y tendrá voz ante las miles de pequeñas firmas financieras locales (community banks). El Congreso de Estados Unidos realizará una única auditoría relativa a los programas de emergencia activados durante la crisis. El sector financiero ya no podrá elegir a los presidentes de los bancos regionales que integran la Fed.

– Liquidación ordenada: se establece un mecanismo que permitirá a la FDIC desmantelar entidades problemáticas. Es el fin del principio "demasiado grande para quebrar", para evitar que el contribuyente pague rescates como el de AIG. Para no llegar a ese extremo, y limitar el tamaño de las entidades, se imponen requisitos más estrictos de capital y un mayor colchón de liquidez. Las grandes firmas someterán un "plan de su funeral" que marque una hoja de ruta para el caso en que deba ser intervenida.

– Productos exóticos: los bancos deberán escindir en filiales algunos de sus negocios más rentables y de más riesgo en el mercado de los derivados, como los que tumbaron a AIG. Para dar transparencia, la mayoría de estos productos -incluidos los seguros de impago de deuda (CDS)- se negociarán en cámaras de compensación centralizadas o en mercados organizados bajo la supervisión de la CFTC (regulador de futuros).

– La Regla Volcker: la legislación restringe que los bancos inviertan sus recursos propios en operaciones especulativas a través de fondos de alto riesgo (hedge funds) y firmas de capital riesgo (private equity). Esas inversiones estarán limitadas al 3% de sus fondos propios (Tier 1). No podrán negociar por cuenta propia con los depósitos, salvo que lo hagan en nombre de sus clientes.

– Agencias de calificación: los árbitros del riesgo se someterán a un mayor control del regulador del mercado de acciones (SEC), que a su vez ve ampliado su papel con autoridad sobre los hedge funds y los private equity. Se les da mandato para elaborar un estudio sobre posibles conflictos de interés, lo que podría llevar en el futuro a reforzar la supervisión.

– Accionistas: la legislación da más voz entre bastidores a los inversores, al facilitar al pequeño accionista la nominación de representantes en los consejos de administración de las entidades. También podrán pronunciarse sobre las remuneraciones a ejecutivos y empleados de las firmas financieras, aunque, en este caso, el voto del accionista no será vinculante.

El presidente Barack Obama ya dijo antes de que se produjera el voto final en el Senado que estas medidas "pondrán fin a la era de irresponsabilidad que llevó a perder ocho millones de empleos y billones de dólares en riqueza". La reforma, uno de los pilares de su primer mandato, "es buena para las familias, es buena para los negocios, es buena para el conjunto la economía".

Básicamente, la mayor transformación tendrá lugar entre los supervisores. La estructura reguladora creada en la legislación ayudará a las agencias a detectar y esquivar potenciales crisis, como la que se le escapó a la Reserva Federal con el colapso del mercado hipotecario. Y en el caso de que fracasaran, contarán con los instrumentos legales para responder cuando comience.

Harry Reid, líder de los demócratas en la Cámara, explica que el objetivo último es "asegurarnos de que los grandes bancos no juegan con nuestro futuro". O dicho con palabras que llegan mejor al electorado de Nevada (que debe decidir en noviembre si Reid les seguirá representando en Washington), la reforma "va a limpiar Wall Street" y "arreglar el sistema que causó la recesión". "Se acabó este casino que les enriqueció", afirma.

¿Compra el público el mensaje? Una reciente encuesta de Bloomberg reveló que cuatro de cada cinco estadounidenses mostró poca o nada de confianza en la reforma. Es más, opinan que está diseñada más para ayudar a la industria financiera que a la gente de la calle, la denominada Main Street. Es lo que piensa también el senador Tom Coburn. Y para ello se remite a una afirmación del consejero delegado de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, en la que dijo que "el gran beneficiario de la reforma es el propio Wall Street".

En este sentido, el líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, cree sospechoso "que los grandes bancos apoyen la legislación y que no guste a los pequeños ni al público". Es más, considera que la Casa Blanca y sus aliados demócratas en el Capitolio están fracasando con esta legislación a la hora de atajar las causas reales de la crisis financiera, y lo que consiguen en su lugar es "crear más burocracia".

Más allá de la retórica política, Brian Bethune, economista de IHS Global Insight, cree que la reforma "afronta importantes puntos de vulnerabilidad" en la estructura financiera actual que actuaron como detonante de la crisis. El más destacado, opina, son las medidas para limitar la especulación en los derivados y que se someta a las agencias de calificación a un mayor control. Pero sobre todo, valora el mecanismo para liquidar entidades sistémicas.

Simon Johnson, antiguo economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), cree que el paquete legislativo diseñado por Barney Frank y Christopher Dodd va a conseguir un cambio fundamental en la forma de operar de la banca, equiparable al que hace 120 años se logró con la Ley Sherman de Antimonopolios, por la que se constriñó por primera vez el poder que debían tener las grandes corporaciones en el mundo de los negocios.

Sin embargo, lo bueno y lo malo de la reforma dependen de la perspectiva desde la que se examinen los detalles de la legislación. Hasta el propio Paul Volcker, ex presidente de la Fed y asesor de Barack Obama, le pone un "suficiente raspado". El enfado de Volcker tiene lógica, porque se diluye la iniciativa que lleva su nombre para evitar que los bancos especulen con el dinero de sus clientes. Están también los que la califican de inadecuada e irrelevante por las omisiones.

En la recta final de la negociación cayó el impuesto a la banca y los grandes hedge funds, con el que la Casa Blanca esperaba recaudar 19.000 millones de dólares en 10 años para financiar la liquidación ordenada de las entidades en apuros. Fue el peaje que pagaron los demócratas para conseguir el voto de tres republicanos. A cambio, la FDIC elevará la prima de seguro a la banca y se liquidará el fondo de rescate bancario (TARP).

Russ Feingold fue el demócrata que más se opuso a la reforma, porque dice que no es lo suficientemente progresista. Las nuevas reglas son tan tímidas, añade, que teme que haga más daño que beneficio. Su argumento es que no habrá un cambio mayor en la estructura de Wall Street, salvo por las exigencias de la Regla Volcker, y eso podría permitir a los más grandes hacerse con más poder, a pesar de los límites que se imponen.

Se mire como se mire, lo cierto es que la legislación no es tan dura como la vendió hace un año la Administración de Obama a la hora de levantar ese muro que proteja a Main Street de los excesos en Wall Street. Los bancos contarán con un amplio margen de tiempo para adaptar sus modelos y podrán mantener buena parte de las operaciones con derivados, como seguir contratando coberturas de divisas y permutas de tipos de cambio.

Y está por ver, además, cómo reaccionarán Goldman Sachs y Morgan Stanley, a los que se animó a que se transformaran en holdings para acercarlos más a la banca comercial y darles acceso a los fondos de rescate. Ahora podrían plantearse volver al estatus de banca de inversión para evitar, precisamente, las restricciones. Los grandes perdedores serán los grandes supermercados financieros como JP Morgan Chase, Bank of America y Citigroup.

Como explica Deloitte, el impacto se notará en toda la industria de los servicios financieros, no solo en la bancaria. Pero, en concreto, en las firmas que, como las antes citadas, tengan que separar las operaciones más arriesgadas. Y apuntan que los nuevos requisitos de liquidez conllevarán un margen de beneficio menor en el futuro de las actividades especulativas que ahora son más rentables.

Pero el área más importante a la que no hace frente esta reforma es la referida al sistema hipotecario, y en concreto, las firmas semipúblicas Fannie Mae y Freddie Mac, que incentivaron a los bancos a ofrecer préstamos a gente que no se los podía permitir. Es uno de los puntos que destaca el FMI en su análisis de la economía estadounidense. Un sistema que considera "costoso, ineficiente y complejo" y que ha demostrado ser "insostenible".

El senador republicano Judd Gredd, otro de los miembros más activos durante la negociación, también insiste en este punto como uno de los aspectos más "negativos" de la reforma, porque dice que se "está fracasando a la hora de afrontar un problema que explica gran parte de lo sucedido en el pasado y que seguiremos teniendo en el futuro". El Tesoro admite que es necesaria una reforma de Fannie y Freddie, pero no en este momento.

Más allá de estas omisiones, el Fondo considera que en términos generales la reforma pactada en EEUU es un paso "mayor" en la buena dirección, que corregirá algunas de las "lagunas" que destapó la crisis en la regulación y en la supervisión. Sin embargo, también cree que "se pierde la oportunidad" para reducir el número de agencias actuales. El reto está ahora, añade, en aplicarla sin que "limite" el crédito, "para no minar el repunte".

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