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INTRODUCCIÓN
Los y las jóvenes adolescentes tienen posibilidades extraordinariamente grandes de desarrollar una
personalidad crítica, reflexiva, autónoma, creativa y solidaria. Sólo necesitan de un/a guía, de un/a
verdadero/a maestro/a, no de un/a simple asalariado/a, que sea capaz de entender los enormes
recursos que guardan en sus mentes frescas.
Especialmente para ellos y ellas ha sido diseñado este trabajo, para que puedan entenderse a sí
mismos/as entendiendo el mundo en que les ha tocado vivir. Aunque también ha sido diseñado para
que el/la maestro/a tenga una herramienta útil y eficiente, y pueda convertirse él/ella también en un/a
maestro/a de juventudes, en un/a formador/a de personalidades y no en un/a simple repetidor/a de
textos fríos, que, con toda seguridad, se ha visto él/ella mismo/a obligado/a a tener que aprenderse
de memoria.
Quiero advertir, que estos textos no constituyen ningún descubrimiento nuevo en el campo de las
ciencias ni en el de la pedagogía, es más bien una especie de recopilación mas o menos sistemática
de mis experiencias en el aula, de unas cuantas lecturas relacionadas con esa misma experiencia,
pero sobre todo de una gran preocupación por sembrar en los/as jóvenes las semillas de ese espíritu
crítico, reflexivo y solidario.
En cuanto a las lecturas y las citas incluidas en esta obra, constituyen temas para el debate y la
discusión, y no necesariamente reflejan la opinión ni el pensamiento del autor.
Sólo espero que mi esfuerzo no haya sido en vano, y que las deficiencias que puedan encontrarse en
esta propuesta, no hayan sido demasiado grandes como para que apoquen su intención.
El autor
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os
I PARTE
(De los primer ros átomo a la onciencia humana)
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UBICACIÓN DEL SER HUMANO EN LA
NATURALEZA
¿Hasta dónde queremos llegar con
este tema?
Comprendernos a nosotros mismos,
comprendiendo nuestros orígenes más
remotos en la naturaleza.
Comprender
nuestra
presencia
en
el
Universo.
Comprender los procesos de evolución de
la materia inanimada a la materia animada.
Algunas inquietudes iniciales
Imaginémonos que, viajando por el espacio,
llegamos a un planeta tan distante de nuestro
sistema solar, desde donde podemos ver a
nuestro Sol como una pequeña estrella en el
firmamento. ¿Qué pensaríamos de los
habitantes de la Tierra en ese momento?
Si el ser humano ha evolucionado tanto
durante los últimos cien años, en los
aspectos económicos, culturales, políticos,
tecnológicos y científicos, ¿podríamos
afirmar que el mundo inanimado y la vida
misma habrían evolucionado de alguna
manera durante los millones de años de su
existencia?
¿Qué vamos a estudiar?
El estudio de la conducta y el comportamiento
del ser humano es un campo tan
extraordinariamente rico en experiencias, que ha
sido necesaria la creación de una disciplina
científica específica para tratarlo: La Psicología.
Esta ciencia estudia, por lo tanto, la conducta y
el comportamiento humano, aunque también el
de los otros seres vivos.
Así, pues, el objeto de estudio de este tema va a
ser el de las características del comportamiento
de este ser vivo, pero vamos a dedicar especial
interés a su base material, al sustento biológico
sobre la que se asienta dicha conducta: el
sistema nervioso.
Estímulos y reacciones
Si amamos, odiamos, nos indignamos,
estudiamos, bailamos, nos reímos, lloramos o
nos alimentamos, estamos reaccionando ante
diferentes estímulos exteriores a nosotros,
procedentes del medio ambiente en que vivimos,
o interiores, originados en nuestro propio
organismo. Y en eso consiste básicamente el
comportamiento humano, o el de cualquier otro
ser vivo: en una serie de reacciones producidas
por otros tantos estímulos; aunque en el
comportamiento humano actúan también otros
elementos como los de la conciencia y el
pensamiento (es el único ser vivo que sabe que
sabe, se ha dicho), que para simplificar,
podríamos definirlos también como el producto
de otros tantos estímulos y reacciones, aunque
de otra forma, de otra calidad, mucho más
complejos.
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Si amamos, odiamos, nos indignamos, estudiamos, bailamos, nos
reímos, lloramos o nos alimentamos, estamos reaccionando ante
diferentes estímulos.
Entre esos estímulos exteriores a nosotros está,
por una parte, la naturaleza en que vivimos, ese
ecosistema completo a la que llamamos nuestra
madre Tierra, porque es la que nos alimenta con
los frutos de sus entrañas, la misma que a su vez
pertenece al ámbito de influencia de una estrella
que es el centro alrededor del cual giramos, a la
que hemos denominado como nuestro padre Sol,
porque nos da vida, luz y calor; y, por otra parte,
el medio social en que nos desenvolvemos, las
otras personas que viven, piensan y sienten
como tú o como yo, pero formando estructuras
sociales complejas.
Las bases biológicas de la conducta y el
comportamiento
La mente o la psique, el alma o el espíritu, como
se lo quiera llamar, es lo que dirige nuestra
conducta de todos los días, de cada hora y cada
minuto, cuando dormimos o estamos despiertos.
Es lo que hace que tengamos ilusiones, alegrías,
temores y frustraciones. Pero a la mente o al
espíritu no lo podemos palpar, aunque sabemos
que existe porque es lo que guía nuestras
acciones; sin embargo, la mente o el espíritu,
según lo han demostrado las investigaciones
científicas realizadas h
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