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Bases biológicas de la psicología (página 6)




Enviado por Gonzalo González



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

funcionan como
neurotransmisores, determinando así en un momento dado
qué tanto puede funcionar la comunicación en que
participa ese transmisor. Además, también es posible para
la neurona controlar la liberación del transmisor desde la
terminal axónica, con lo cual también se puede regular la
comunicación. Pero esto no es todo. Como la
comunicación depende también de la combinación y la
interacción del neurotransmisor
con su receptor,
imaginemos qué sucedería si la célula que recibe la
información fuera capaz de alterar la estructura o la
disposición de esa molécula receptora, de modo que se
haga más sensible al transmisor, es decir que con menor
cantidad de éste se produzca la apertura del canal
correspondiente; o por el contrario, que el receptor pierda
sensibilidad a su transmisor.
Es claro que mediante cualquiera de los mecanismos
señalados en el párrafo anterior, o de la combinación de
dos o más de ellos, es posible modificar la comunicación
interneuronal. Dicho de otro modo, la existencia de los
mecanismos químicos de la transmisión de información
permite que dicha transmisión sea modificable, maleable,
plástica. ¿Y no es precisamente ésta una de las
propiedades más sorprendentes del cerebro, si pensamos
en su capacidad de memorizar, de dar marcha atrás, de
reconsiderar en función de nuevos datos, de aplicar los
conocimientos o las experiencias previas a nuevos actos,
de recordar, de asociar eventos, de recapitular, en una
palabra de aprender? Desde esta perspectiva, el hecho de
que el funcionamiento de la comunicación interneuronal
sea química hace pensar que quizá muchos de los
mecanismos de aprendizaje tengan su explicación en esta
plasticidad de la comunicación, en el nivel interneuronal,
ejercida mediante alguno, o varios, de los mecanismos que
hemos mencionado.
Si consideramos las características y las ventajas que los
mecanismos químicos conceden al lenguaje con el que se
entienden las neuronas, tendremos que concluir
necesariamente que eso se debe a una sorprendente
sofisticación de la comunicación intermolecular que
revisamos en el Capítulo II. En efecto, es gracias a la
afinidad entre las moléculas, en este caso determinada por
la increíble capacidad de las proteínas receptoras de
reconocer específicamente a las moléculas
neurotransmisoras, que fue posible para la naturaleza
desarrollar los mecanismos de comunicación entre las
neuronas. Es también éste el lenguaje químico que
permite contraerse a los músculos —todos, desde los que
usamos para expresarnos, hasta los de nuestras vísceras,
incluyendo el corazón de cuyos latidos depende el viaje de
la sangre hasta el más recóndito sitio en que una célula del
organismo hace lo que tiene que hacer en el concierto del
organismo completo—. Y es así como el lenguaje de las
células de la mente se manifiesta y permite a su vez la
manifestación de la comunicación entre los organismos,
particularmente entre los seres humanos, a través de los
lenguajes hablado y escrito o bien mediante el otro
lenguaje, el corporal de las emociones y sentimientos
plasmados en actitudes, entregas, amores y desamores.
Es muy poco lo que sabemos respecto al funcionamiento
de grandes grupos de neuronas trabajando
sincrónicamente para dar lugar a nuestros sentimientos,
placeres, actos inteligentes, pensamientos, reflexiones,
creaciones, conciencias, remordimientos,
arrepentimientos, dudas, odios, iras, pasiones, tristezas y
alegrías. En donde empezamos a tener una idea un poco
más clara es en el papel de algunos núcleos de neuronas
en la regulación de nuestra actividad muscular. Por esta
razón en el siguiente capítulo ejemplificaremos el
funcionamiento de grupos de neuronas, con su excitación,
inhibición y regulaciones implícitas en el control
muscular. Veremos también cómo es posible alterar los
mecanismos químicos de la comunicación mediante el uso
de una serie de sustancias y de cómo esto puede ser —en
la actualidad ya de hecho lo es— de enorme utilidad para
entender mejor cómo funcionan las neuronas y también
para poder desarrollar fármacos que resulten útiles en el
tratamiento de muchos padecimientos.
Ricardo Tapia
Tomado de: Las células de la mente
(http://omega.ilce.edu.mx:3000/)

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RESUMEN DEL TEMA

La célula básica del tejido nervioso es la
neurona, la misma que, al igual que otras
células, está formada por membrana, citoplasma
y núcleo. Del cuerpo celular de la neurona
surgen unas ramificaciones llamadas dendritas,
y una prolongación alargada denominada axón o
cilindro eje, de cuyo extremo nacen también
otras prolongaciones parecidas a las dendritas,
formándose en sus puntas los botones sinápticos.
Las neuronas del ser humano se clasifican de
acuerdo a su estructura y su función. Por su
estructura tenemos las multipolares, unipolares y
bipolares, así como las mielínicas y amielínicas.
Las multipolares tienen varias dendritas, las
bipolares tienen una sola dendrita y en las
unipolares tienen una sola prolongación que
hace las veces de axón.
Las neuronas mielínicas son aquellas en las que
su axón se encuentra cubierto de mielina, que es
una capa grasosa blanquesina producida por una
célula llamada neuraglia, y las amielínicas que
son las que carecen de mielina. Las neuronas
mielínicas forman parte del sistema nervioso
periférico, la parte externa de la médula espinal
y la parte interna del cerebro. Las amielínicas se
encuentran en la corteza y en la parte interna de
la médula.
Por su función tenemos a las neuronas aferentes,
que son aquellas que reciben los estímulos del
medio ambiente interno o externo; las eferentes,
que ejecutan las acciones musculares, y las
neuronas de asociación. Las dos primeras
forman parte del sistema nervioso periférico y la
última del sistema nervioso central.
Los impulsos nerviosos se transmiten a lo largo
de la neurona de manera eléctrica, iniciándose el
proceso en las dendritas, pasando por el cuerpo
celular, el axón, las prolongaciones del axón,
hasta llegar a los botones sinápticos. Al llegar a
los botones sinápticos, éstos producen unas
sustancias químicas llamadas neurotransmisores,
que son los encargados de transmitir la
información del estímulo a la siguiente neurona.
El impulso nervioso es conducido a través de la
célula mediante una descarga eléctrica, debido a
que el interior de la neurona tiene carga negativa
y el exterior carga positiva. Al ser excitada la
célula por los estímulos, permite la entrada de
carga positiva, iniciándose el proceso.
Entre el botón sináptico y las dendritas de la
siguiente neurona, encontramos una hendidura
llamada intersticio sináptico o hendidura
sináptica, a través de la cual los
neurotransmisores de la neurona presináptica
hacen contacto con la neurona postsináptica. A
este proceso en el que se transmite la
información mediante un estímulo químico, se
denomina sinapsis.
Estos neurotransmisores tienen estrecha relación
con los estados de ánimo y la afectividad. Su
disfunción es la causante de la ansiedad,
depresiones, angustias, manías, etc.; así como de
enfermedades como la esquizofrenia, Parkinson
y Alzheimer. Entre los neurotransmisores más
estudiados por su estrecha relación con la
conducta están: la dopamina, noradrenalina,
adrenalina, acetilcolina y serotonina.
Por último, en la transmisión de los impulsos, se
da la ley del todo o nada, mediante la cual un
estímulo produce o no produce el impulso. No
se puede decir que el estímulo inició el impulso
pero no pudo concluirlo por falta de fuerza.
Aquí cabe también definir la diferencia entre la
excitación, que es el impulso provocado por un
estímulo, y la inhibición, que es el estado en que
la neurona no recibe dicho estímulo, por más
fuerte que éste sea.

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¿Y QUÉ MÁS PODEMOS HACER
AHORA?
L@S ESTUDIANTES
Estudiar detenidamente el tema, ubicando en
los gráficos los términos utilizados.
Para una mejor comprensión de los
conceptos consultar enciclopedias o
diccionarios especializados.
L@S MAESTR@S EN EL AULA
Para evaluar el nivel de comprensión de lo
estudiado, elaborar un crucigrama con la
terminología utilizada en este tema, y con la
que se ha definido a la neurona, su función y
su estructura, para que sea resuelto por los
alumnos.
Para desarrollar la capacidad de análisis,
pedir a l@s estudiantes que elaboren un
cuadro sinóptico o un mapa conceptual,
sobre la estructura celular y la función del
tejido nervioso.
Solicitar a l@s estudiantes que elaboren sus
propias definiciones de algunos términos
usados en este tema, tales como: botón
sináptico, sinapsis, axón, neurona, etc.
Aunque para las respuestas tienen que
utilizar sus propias palabras, es
indispensable el uso del glosario, el texto o
cualquier otro material de apoyo. Se
evaluará la claridad de la exposición, la
creatividad y la relación con los temas
estudiados.
Para evaluar la capacidad de aplicación de
los conocimientos adquiridos, pedir a l@s
estudiantes que con ejemplos expliquen la
ley del todo o nada, así como los procesos
de excitación e inhibición nerviosa.
Mi mensaje a los jóvenes es que
ellos no solamente tienen que luchar
por un mundo más justo, sino
también ahora por la supervivencia
de la especie humana. El deterioro
del medio ambiente, la negativa de
Estados Unidos a firmar los
acuerdos internacionales como el de
Kyoto, o el acuerdo mundial del
agua, dan muy malos presagios. El
gobierno de las multinacionales
lleva a un deterioro imparable en
este sistema. Si siguen ellos en el
poder del mundo, van a matarnos y
morir ellos mismo también. Queda a
la juventud tomar conciencia de
esto. Es una bandera más grande
que la que nosotros tomamos. Yo
espero que la cumplan.

Hugo Blanco

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109
ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DEL SISTEMA
NERVIOSO
¿Hasta dónde queremos llegar con
este tema?
Comprender la complejidad de la estructura
y el funcionamiento del sistema nervioso
humano.
Aplicar los conocimientos adquiridos por el
estudio del sistema nervioso, en la
comprensión y el análisis de nuestra propia
personalidad.
Algunas inquietudes iniciales
¿Consideras tú que la frase “Conócete a ti
mismo” puede ser un punto clave para el
desarrollo de nuestra personalidad?
¿No crees tú que, comprendiendo mejor
cómo somos y por qué somos de esa
manera, podemos resolver mejor nuestros
problemas?
Estructura general del sistema nervioso
¿Dónde se producen nuestros pensamientos?
¿Cómo se producen nuestras reacciones más
simples como rascarnos o caminar? ¿No has
escuchado decir algunas veces que el
sentimiento y las emociones nacen en el
corazón? ¿Por qué pensamos, sufrimos y nos
alegramos?
Todas estas preguntas las podemos resolver si
entendemos el funcionamiento de nuestro
sistema nervioso. Imaginemos un recorrido por
toda esa estructura orgánica, como si
estuviéramos ante la proyección de un vídeo.
El sistema nervioso básicamente está formada
por:
?
?
El sistema nervioso central (SNC), y
El sistema nervioso periférico (SNP).
La función del primero consiste, en lo
fundamental, en analizar y asociar los estímulos
recibidos por el segundo, y enviar una señal de
respuesta, como reacción al estímulo, por las
vías efectoras del sistema nervioso periférico.
Mientras la función del sistema nervioso
periférico consiste en recibir los estímulos del
exterior por las vías aferentes, enviarlos al
sistema nervioso central, y luego, por las vías
la acción muscular
eferentes, producir
correspondiente.
Por último tenemos el sistema nervioso
autónomo (SNA), llamado también sistema
nervioso de la vida vegetativa, encargado de
regular el funcionamiento de los órganos
internos, regulación que, por lo general, se lo
realiza de una manera automática, no
consciente, como el caso de los latidos del
corazón o el funcionamiento de las glándulas.

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Con el propósito de contraponerlo al
funcionamiento del sistema nervioso de la vida
vegetativa, se habla del sistema nervioso de la
vida de relación, que no es otra cosa que el
mismo sistema nervioso central y periférico,
cuyas funciones tienen que ver con la adaptación
del individuo al medio ambiente natural y,
especialmente, al medio social.
Veamos, pues, de manera muy simplificada
cómo se produce este proceso de adaptación y
mutua influencia al que se denomina actividad
refleja:
? Por medio de los órganos de los sentidos
(tacto, vista, oído, gusto, olfato) recibimos
los estímulos del medio ambiente que son
receptados por las fibras del sistema
nervioso periférico (desde el frío o el
?

?
calor, hasta un halago o un insulto).
Estos estímulos son enviados al sistema
nervioso central, compuesto por la
médula espinal y el encéfalo.
Aquí son analizados y, de manera más o
menos rápida, se procesa una respuesta
que es enviada por los nervios efectores,
nuevamente por el sistema nervioso
periférico hacia un músculo, para
producir una acción determinada.
En el caso de los ejemplos planteados, si los
estímulos son de frío o calor, buscaremos la
manera de protegernos de ellos mediante
algunas acciones que los contrarresten. Y si los
estímulos provienen de un halago o un insulto,
nuestra reacción podría ser de complacencia o
de rechazo inmediato.
En el ser humano, entonces, la base orgánica
que le permite comunicarse con el mundo
exterior, recibiendo su influencia y adaptándose
a sus condiciones, transformándose a sí mismo y
transformando también dichas condiciones, en
una constante lucha, es el sistema nervioso.
Por medio de él puede conocer la realidad que se
encuentra a su alrededor para adaptarse a ella en
mejores condiciones. Aunque la personalidad
humana en su conjunto no es sólo el producto
del desarrollo de ese sistema nervioso, sino el
de todo su organismo, así como también el
producto del desarrollo de su entorno social
(historia, cultura, economía) y el de su
entorno natural (clima y geografía), del cual
la persona vista como individuo, podríamos
afirmar que no es más que una insignificancia,
como lo apreciábamos en el curso anterior.
Esa es la estructura básica del sistema nervioso
que nos dedicaremos a estudiar en detalle, a lo
largo de esta unidad temática.
Estructura y función del sistema
nervioso central
El sistema nervioso central comprende:
? El encéfalo y
? La médula espinal
La función principal de este sistema nervioso
central consiste en analizar los estímulos
sensoriales que provienen del medio, a la vez
que estimula, mediante otros impulsos
nerviosos, la actividad muscular, proceso al que
se lo denomina como actividad refleja, que
estudiaremos con detenimiento al final de este
tema.
El encéfalo que se encuentra ubicado en la caja
craneal, está formado por:
?
?
?
?
El tallo encefálico,
El diencéfalo,
El cerebelo y
El cerebro.

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La médula espinal, que nace del tallo
encefálico, se extiende por dentro de la columna
vertebral en una longitud que varía entre los 32
y los 45 cm.
En el encéfalo, pero principalmente en el
cerebro y su corteza, se procesa la información
que procede del exterior o del interior,
constituyéndose en el centro de la actividad
reflectora de la conciencia y el pensamiento,
mientras la médula espinal es, principalmente,
el centro regulador de algunos reflejos innatos o
instintivos.
Estructura y función del encéfalo
Aparte de los huesos del cráneo, al encéfalo lo
protegen tres membranas llamadas meninges y
el líquido cerebroespinal o cefalorraquídeo,
que también protegen a la médula espinal.
En lo que respecta a las membranas de las
meninges:
? Su capa superior llamada duramadre se
encuentra por debajo de los huesos del
cráneo,
? Luego, como una capa intermedia, está la
aracnoides, y
? La capa interna que es la piamadre.
El líquido cerebroespinal lo constituye una
sustancia líquida transparente distribuida por
todo el sistema nervioso central dentro de la
cual flota el encéfalo y la médula espinal,
protegiéndolos y dotándolos de las sustancias
nutritivas que provienen de la sangre.
El tallo encefálico
El tallo encefálico es una porción de sustancia
blanca que comprende, a su vez:
? El bulbo raquídeo,
? La protuberancia y
? El mesencéfalo.
Su función fundamental consiste en pasar los
impulsos nerviosos de la médula espinal hacia
los mandos superiores del cerebro, el
diencéfalo y el cerebelo, y desde éstos otra vez
a la médula espinal. También se ha llegado a
establecer aquí el centro de ciertos tipos de
reflejos innatos o instintivos como los de
succión, en el caso de los niños recién nacidos,
los reflejos de secreción de la saliva, la
masticación y los de tragar los alimentos cuando
estamos comiendo.

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Aquí también encontramos el reflejo de la tos y
el estornudo, el centro del lagrimeo de los ojos
cuando se irritan y el parpadeo cuando nos
acercan algo a estos órganos. Se encuentran así
mismo los centros que regulan el
funcionamiento de los órganos respiratorios y
del corazón. Todos estos reflejos se producen
por la mediación del llamado sistema nervioso
autónomo, como veremos más adelante.
Cabe destacar un fenómeno interesante que se
produce en el tallo encefálico, para entender por
qué los hemisferios cerebrales controlan la
parte contraria del cuerpo, ya que en realidad el
hemisferio izquierdo controla las acciones del
lado derecho, y el hemisferio derecho controla la
parte izquierda. Lo que ocurre es que los nervios
aferentes y eferentes, que pasan de la médula al
cerebro o de éste a la médula, al llegar al tallo
encefálico, se cruzan para producir dicho
fenómeno, o sea, que los nervios que llegan de
la parte izquierda del cuerpo, se cruzan en el
tallo para dirigirse a la parte derecha del
encéfalo, y viceversa.
El diencéfalo
El diencéfalo es una estructura nerviosa de
sustancia gris que se encuentra por encima del
tallo encefálico, en la parte interna del cerebro, y
constituye:
?
?
El tálamo y
El hipotálamo.
El tálamo es una estructura muy simple, ya que
en lo fundamental sólo sirve como estación de
paso de muchos impulsos sensoriales,
especialmente, los que se dirigen a la corteza, y
sirve también de centro de interpretación de
algunos de estos impulsos, tales como el dolor,
la temperatura, la presión.
El hipotálamo, en cambio, tiene una función
bien importante como regulador del sistema
nervioso autónomo (que se relaciona con los
órganos internos) y el sistema glandular o
endocrino, a través de su acción sobre la
hipófisis o glándula pituitaria que se encuentra
justo debajo del hipotálamo. Cabe destacar que
la hipófisis es la más importante del sistema

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endocrino, ya que su actividad regula la función
de muchas otras glándulas, como veremos en el
estudio del sistema glandular.
Sistema Límbico
Por el hecho de regular la actividad del sistema
nervioso autónomo y la del sistema endocrino,
el hipotálamo se relaciona estrechamente con
las emociones y la afectividad que producen
cambios en la expresión del cuerpo: el pánico, la
ira, el miedo, la agresividad, etc. Tiene, así
mismo, mucho que ver con los trastornos en la
personalidad, como en ciertos estados
depresivos menores pero constantes; en la
ansiedad, la irritabilidad, que repercuten en la
vida cotidiana, en su relación con las demás
personas, con el mundo que los rodea y consigo
mismos, con expresiones de falta de iniciativa y
baja autoestima, a las que se les llama distimias.
Pero también con los estados de salud afectiva
como en la alegría, el entusiasmo, el amor, la
felicidad, etc., a los que se les denomina timias.
En el hipotálamo se encuentran también los
centros que regulan la sed, el hambre, así como
el sueño y el estado de vigilia.
El hipotálamo, junto a otras partes del encéfalo
como el tálamo, el cuerpo calloso, la hipófisis,
el tallo encefálico, etc. forman lo que se ha dado
en llamar como el cerebro medio o sistema
límbico que se relaciona estrechamente con
nuestros sentimientos de auto conservación,
sociabilidad y procreación.
El cerebro
El cerebro constituye la parte más voluminosa
de todo el encéfalo (recordemos que el encéfalo
comprende el tallo encefálico, el diencéfalo, el
cerebelo y el cerebro), y es el centro que regula
aquellos reflejos que permiten la formación de la
conciencia y el pensamiento en el ser humano.
Toda la masa cerebral está separada por una
gran hendidura llamada cisura longitudinal o
hemisférica
que prácticamente divide al
cerebro
en dos (hemisferio izquierdo y
hemisferio derecho), unidos por una estructura
de
sustancia blanca
denominada
cuerpo
calloso. Su superficie está cubierta por varias
capas de millones (entre 12 mil a 14 mil
millones) de neuronas amielínicas (que no
tienen mielina) a la que se ha denominado
corteza cerebral o sustancia gris, mientras en
su interior se encuentra la sustancia blanca
compuesta por neuronas con mielina, formando
los llamados ganglios subcorticales.
Esta corteza cerebral es tan grande que cuando
el feto se encuentra en formación, presenta un
agrandamiento exagerado de la cabeza en
relación con el resto del cuerpo, como ya lo
vimos en el origen embrionario (ontogénesis)
del sistema nervioso, pero que poco a poco, y
por presión de los huesos del cráneo, esta
corteza empieza a tomar una forma arrugada.
Al tomar esta característica, en la corteza se van
formando numerosos pliegues o arrugamientos
que dan lugar a las circunvoluciones, cisuras y
surcos.
Las circunvoluciones son las partes elevadas
del arrugamiento, y a las hendiduras más
profundas se las llama cisuras, mientras las más
superficiales se denominan surcos.

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Entre las cisuras más conocidas y profundas
(aparte de la cisura hemisférica o longitudinal)
están:
?
?
?
?
La cisura lateral o de Silvio,
La cisura central o de Rolando,
La cisura parieto-occipital y
La cisura transversal.
En cada uno de los hemisferios se pueden
observar que las cisuras a su vez subdividen a la
corteza en masas cerebrales a las que se ha
llamado lóbulos, cada una de los cuales toma el
nombre del correspondiente hueso del cráneo
que lo cubre:
? Lóbulo frontal,
? Lóbulo parietal,
? Lóbulo temporal y
? Lóbulo occipital.
Así tenemos que el lóbulo frontal se encuentra
separado del lóbulo parietal por la cisura
central o de Rolando. En cambio la cisura
lateral o de Silvio separa al lóbulo frontal del
temporal.
Por su parte la cisura parieto-occipital separa
al lóbulo parietal del occipital, y la cisura
transversal separa al cerebro del cerebelo. En
todo caso, en ambos hemisferios la formación de
surcos, cisuras y circunvoluciones tiene
características anatómicas idénticas, aunque,
como veremos, con funciones bastante
diferenciadas.
Los hemisferios y sus funciones
En párrafos anteriores (cuando estudiábamos la
función del tallo encefálico) veíamos que el
hemisferio izquierdo regula las funciones de la
parte derecha del cuerpo, mientras el hemisferio
derecho lo hace con el lado contrario.
Pero no son sólo esas las diferencias funcionales
de los hemisferios cerebrales, sino que se ha
llegado a afirmar también que el hemisferio
izquierdo tiene mucha importancia para la
formación del lenguaje escrito y hablado, los
conocimientos matemáticos y científicos en
general, así como el razonamiento lógico.
Mientras el hemisferio derecho se relaciona con
la sensibilidad artística, la percepción, la
introspección y la imaginación.

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Por otra parte, en la corteza cerebral se han
detectado también algunas áreas que cumplen
funciones específicas en la actividad refleja,
tales como las áreas sensoriales, las áreas
motrices o motoras y las de asociación,
ocupando cada una de ellas complejos espacios
en la masa cerebral, algunas de las cuales
podemos observarlas en los gráficos adjuntos.
Observamos, por ejemplo, que a cada lado de la
cisura central tenemos el área o centro de la
percepción en el lóbulo parietal, y los
movimientos básicos en el lóbulo frontal; en el
lóbulo occipital se encuentra el centro de la
visión y el del reconocimiento visual; en la parte
superior del lóbulo frontal tenemos el centro de
los movimientos de destreza, junto al centro de
los movimientos básicos; en la parte inferior del
mismo lóbulo los centros del habla y la
comunicación, en el hemisferio izquierdo; y al
frente, en el hemisferio derecho, los centros del
comportamiento y las emociones. En el lóbulo
temporal encontramos los centros de la
audición, y en el cerebelo los del equilibrio y la
coordinación.
Encontramos también el centro del olfato en la
cara interna del hemisferio derecho, debajo del
cuerpo calloso. Detrás del centro del olfato,
encontramos también los centros del gusto.
Así mismo podemos observar cómo, en lo que
respecta a las zonas motrices, las partes que
corresponden a la mano y al órgano del lenguaje
hablado (la boca), ocupan un área mucho más
grande que las otras partes de la corteza
cerebral.

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Con respecto a las áreas o centros de
asociación, que son las que tienen relación con
la memoria, las emociones, el razonamiento, la
voluntad, el juicio, la personalidad y la
inteligencia, no se ha podido determinar con
exactitud si existen realmente dichas áreas,
aunque a algunas de ellas se las ha distribuido
por hemisferios, como se ha visto más arriba.
Por esta razón, la hipótesis más aceptada es la
que sostiene que el pensamiento y la conciencia,
que las engloba, es función del conjunto de la
actividad nerviosa de la corteza, con sus 14 mil
millones de neuronas que permiten un número
casi infinito de conexiones sinápticas.
Recordemos que algunos científicos están
afirmando ya que el conjunto del cerebro tiene
alrededor de 100 mil millones de células
nerviosas.
El cerebelo
Es una porción de masa encefálica ubicada en la
parte inferoposterior (atrás y abajo) de la caja
del cráneo, tras el bulbo raquídeo, y su parte
externa está formada por sustancia gris,
mientras su parte interior está compuesta de
sustancia blanca.
Se sabe que la función del cerebelo se relaciona
con la motricidad inconsciente, especialmente
en lo que tiene que ver con el mantenimiento del
equilibrio, la postura y la coordinación del
cuerpo, así como aquellos movimientos
automáticos que requieren cierta precisión.

Por la acción del cerebelo podemos caminar y
sentarnos sin caernos, podemos mantener el
equilibrio cuando andamos en bicicleta o nos
arrimamos a una pared, y cuando una secretaria
puede manipular las teclas de una máquina de
escribir casi sin verlas.

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UN ATLAS ELECTRÓNICO DEL CEREBRO
REVOLUCIONA LA NEUROLOGÍA
Por Raúl Morales
Un atlas electrónico del cerebro, que almacena
1.000 estructuras por cada hemisferio y 400
esquemas corticales, ha sido desarrollado por el
Biomedical Imaging Lab (BIL), perteneciente a los
Laboratorios de Información Tecnológica (exKRDL)
de la Universidad de Singapur.
Según explican sus artífices en Innovation
Magazine, el atlas se ha integrado ya en los grandes
sistemas de ayuda a la cirugía apoyada en ordenador,
al mismo tiempo que se ha convertido en una
referencia para el tratamiento de la enfermedad del
Parkinson.
El ciberatlas, conocido como Cerefy, ha generado ya
tres patentes, entre ellas un método rápido para
obtener imágenes radiológicas con los datos del
atlas. Cerefy se emplea ya para neuroradiología, la
formación médica y la neurocirugía.
El atlas permite una planificación más detallada de
las intervenciones quirúrgicas, al mismo tiempo que
ayuda a realizar operaciones más económicas,
rápidas y precisas.
Revolución médica
Hace ya cincuenta años que existen mapas impresos
del cerebro y treinta años que existen mapas
automatizados para uso de la neurocirugía, pero el
atlas electrónico promete revolucionar la medicina
cerebral.
Los investigadores se han apoyado en estos mapas
anteriores para elaborar el atlas electrónico, mucho
más sofisticado y en tres dimensiones, que facilita la
comprensión de la estructura cerebral en su conjunto,
así como la exploración.
Cerefy es el resultado de un esfuerzo por unificar la
neurología con las más avanzadas tecnologías de la
información y constituye la base de datos más
detallada que se ha construido hasta la fecha sobre el
cerebro. Para ello fue preciso digitalizar los mapas
anteriores impresos y con este soporte construir el
modelo en tres dimensiones.
El atlas ha generado nueve productos que ya circulan
a nivel internacional, entre ellos varios cd-rom y
bibliotecas electrónicas que incluyen modelos
geométricos del atlas cerebral.
Tomado de Tendencias Científicas
(http://www.webzinemaker.com/)
Los nervios craneales y los ventrículos
Los nervios craneales son aquellos que,
naciendo del encéfalo, atraviesan 12 pares de
agujeros que se encuentran en la base del
cráneo, siendo algunos de ellos sensoriales,
otros motores y algunos mixtos (sensoriales y
motores), los mismos que en su gran mayoría se
relacionan con la actividad sensorial y motriz
del olfato, la vista, el oído, el gusto y la cara.

Los ventrículos en cambio son cuatro cavidades
en forma de pequeños túneles que se forman en
el encéfalo, y que junto con los llamados
acueductos, son lugares por donde pasa el
líquido cefalorraquídeo nutriendo la masa
encefálica.
y
función
de
la
médula
Estructura
espinal
Al igual que el encéfalo, la médula espinal se
encuentra protegida por las meninges y el
líquido cefalorraquídeo. Ubicada por dentro y a
lo largo de la columna vertebral, y con una
longitud que va de los 32 a los 45 cm, la médula
está compuesta de sustancia gris en la parte
interior y la sustancia blanca que la recubre, en
la parte exterior.
A través de la médula espinal pasan porciones
de fibras nerviosas llamados tractos o haces
nerviosos que van al encéfalo o vienen de él,
razón por la que se denomina
tractos
ascendentes a los que reciben los impulsos de
los nervios sensitivos con dirección al encéfalo,
y tractos descendentes a los que reciben los
impulsos del encéfalo con dirección a un

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118
músculo. A los primeros se los denomina
también tractos sensitivos y a los segundos,
tractos motores.
A lo largo de la médula se van formando 31
segmentos que se corresponden
aproximadamente a cada uno de los anillos de la
columna vertebral, y de donde salen o entran los
nervios que van a formar el sistema nervioso
periférico (SNP), el sistema nervioso
autónomo (SNA) y los plexos, de una manera
semejante a los nervios craneales, llamados
nervios espinales o raquídeos.
Además de ser el medio por el que tiene que
pasar la transmisión de los impulsos sensoriales
y motores que van o vienen del encéfalo, la
médula es también el centro de integración de
algunos reflejos que no necesitan pasar al
encéfalo para su procesamiento, a los que se les
denomina reflejos medulares o espinales. Uno
de estos reflejos es el que ocurre cuando
pisamos una tachuela, o cuando tocamos una
plancha caliente sin darnos cuenta. Lo que
sucede en esta situación es que las neuronas
sensitivas reciben el estímulo, lo pasan a la
médula espinal, donde las neuronas de
asociación transmiten otro impulso a una
neurona motora, la misma que estimula uno o
varios músculos para retirarse inmediatamente
del objeto que causó el dolor. Este proceso se lo
realiza en cuestión de milésimas de segundo, y
es el que nos permite reaccionar de manera
inmediata ante un peligro.
Otros reflejos en los que participa de manera
directa la médula espinal se dan en el
funcionamiento de los órganos internos, pero
esto lo veremos cuando estudiemos el
funcionamiento del sistema nervioso autónomo
(SNA).

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119
EL LÓBULO FRONTAL ES CLAVE
PARA ELEGIR ENTRE UNA
ACCIÓN U OTRA
Un equipo de investigadores del Centro de
Estudios de Neurociencia en la Universidad de
la Reina y del Centro para el Cerebro y la Mente
de la Universidad del Oeste de Notario (ambas
en Canadá) han conseguido demostrar que el
lóbulo frontal del cerebro juega un papel
fundamental en la toma de decisiones y en la
confección de planes.
En un estudio publicado en la revista Nature
Neuroscience, los científicos indican que han
hallado una pequeña región del lóbulo frontal
del cerebro humano que se activa cuando un
individuo trata de tomar una acción en concreto
y no otra. Según los expertos, este
descubrimiento ayudará a explicar por qué
algunas personas con el lóbulo frontal dañado
actúan a veces de forma impulsiva y a menudo
tienen problemas para tomar una decisión.
Los investigadores estudiaron los cambios en el
flujo sanguíneo de los lóbulos frontales de un
grupo de voluntarios a los que se había
preparado para ejecutar
un determinado
movimiento cuando observaban una señal
concreta. Tras la prueba, no sólo quedó
confirmado que el lóbulo frontal se "activaba"
cuando el voluntario iba a responder al estímulo,
sino que la naturaleza de la actividad dependía
de si planeaba hacer una acción u otra.
El equipo de investigadores tratará ahora de
averiguar cómo los circuitos del lóbulo frontal
interactúan con otras áreas del cerebro en el
comportamiento cotidiano.
Tomado de la revista Muy Interesante Digital
(http://www.muyinteresante.es/)
del
sistema
Estructura y función
nervioso periférico
Como ya lo hemos venido refiriendo a lo largo
del estudio de este tema, el sistema nervioso
periférico (SNP) consta de:
? Fibras nerviosas aferentes que nacen en
los centros receptores de los estímulos
?
sensoriales (tacto, visión, oído, olfato,
etc.), y de
Fibras nerviosas eferentes o motoras
que reciben los estímulos del sistema
nervioso central (encéfalo y médula),
para poner en actividad los músculos de
los huesos.
Estas fibras nerviosas, generalmente, están
compuestas por neuronas cubiertas de mielina
y su punto de encuentro está en los plexos que
son una especie de redes nerviosas ubicadas a lo
largo de la columna vertebral y que toma los
nombres de los sitios por donde se encuentran
ubicados: Plexo cervical, bronquial, lumbar,
sacro.

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120
Al recibir un estímulo externo o interno a través
de los correspondientes receptores, las fibras
sensoriales del sistema nervioso periférico se
ponen en actividad, y transmiten el estímulo a
los centros de asociación ubicados en el
encéfalo y la médula espinal. Estos centros de
asociación, estimulan a su vez las
correspondientes fibras nerviosas motoras o
efectoras del sistema nervioso periférico, para
poner en movimiento uno o varios músculos a la
vez.
Las fibras nerviosas a las que nos estamos
refiriendo, están compuestas por un haz o un
grupo de neuronas que poseen una misma
función ya sean aferentes (sensoriales) o
eferentes (motoras).
Los nervios raquídeos y los plexos
A lo largo de la columna vertebral, y en la unión
de cada vértebra con otra, se forman los
llamados agujeros intervertebrales, por donde
entran o salen los nervios sensitivos y motores
del sistema nervioso periférico y la médula
espinal. Este haz de nervios, que está compuesto
de fibras sensitivas y motoras a la vez, son los
llamados nervios espinales o raquídeos, que se
forman a cada lado de la médula en un número
de 31 pares.

De arriba hacia debajo de la columna y la
médula tenemos que:
?
?
Ocho pares forman los nervios cervicales,
Doce pares los torácicos o dorsales,
? Cinco pares los lumbares,
? Cinco pares los sacros y
? Un par de nervios los coccígenos.
Estos nervios forman una especie de redes
(plexos) fuera del sistema nervioso central, y
toman su nombre dependiendo de los nervios
raquídeos con los que se componen. Así, entre
otros, tenemos:
?

?

?

?
El plexo cervical que se forma con los
cuatro primeros nervios cervicales;
El plexo braquial que se forma con los
nervios cervicales 5to al 8vo y el primer
nervio torácico;
El plexo lumbar que se forma con los
nervios lumbares del 1ero al 4to; y
El plexo sacro con los nervios lumbares
4to y 5to y los nervios sacros del 1ero al
4to. Existe también el plexo solar, el
cardíaco, etc.
De los nervios dorsales o torácicos, del 2do al
12avo, no se forman plexos y van a formar
directamente los nervios periféricos.
Estructura y función del sistema
nervioso autónomo
Para diferenciarlo del sistema nervioso de la
vida de relación, que tiene que ver con la
adaptación del individuo con el medio natural y
social, sistema del cual forman parte el sistema
nervioso central y el periférico, se habla del
sistema nervioso autónomo o sistema nervioso
de la vida vegetativa que, en cambio, se
relaciona con la actividad que realizan los
diferentes órganos y las glándulas del cuerpo
para la supervivencia de la persona: el corazón,
los pulmones, la vejiga, los riñones, las
glándulas sudoríparas, las lacrimales, etc.
Por esta razón se ha creído algunas veces que el
sistema nervioso autónomo no tenía nada que
ver con el funcionamiento del sistema nervioso
central y, por lo tanto, no tenía nada que ver
tampoco con la vida consciente del individuo.
Sin embargo, el sistema nervioso vegetativo
tiene conexiones nerviosas no solamente con la

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121
médula espinal, sino incluso con el encéfalo, y
particularmente con el hipotálamo, como vimos
en su momento.
Si bien es cierto la actividad y el funcionamiento
del sistema nervioso autónomo es automática e
involuntaria, o sea, que no está regulada por la
voluntad consciente
de la persona, por
experiencia médica y por ciertas prácticas de
ejercicios mentales, como el yoga, que combina
concentración con ejercicios de respiración, se
ha podido demostrar que el cerebro y la mente
pueden llegar a controlar su funcionamiento.
De hecho un niño sano a partir de los cuatro o
cinco años, a diferencia de los niños muy
pequeños, puede controlar también el esfínter
urinario y el esfínter anal. Imagínense qué
ocurriría si esto no fuera posible. Los actores de
cine y de teatro han aprendido también a
controlar algunas expresiones emotivas, propias
del funcionamiento del
sistema nervioso
autónomo.
El sistema nervioso autónomo está compuesto,
en su estructura celular, por:
?
Neuronas efectoras que nacen de los
nervios craneales y raquídeos;
?
Ganglios que son como las estaciones de
conexión, y
?
Neuronas
efectoras que van a los
músculos de un órgano, a los músculos del
corazón o directamente a las células de
una glándula.
Estos tres componentes de la estructura celular
del
sistema nervioso autónomo, están
distribuidos en el sistema nervioso simpático y
en el parasimpático.
A las neuronas que nacen de los nervios
craneales o raquídeos se les denomina nervios
preganglionares (que se encuentran antes de los
ganglios), los que llegan a los ganglios
respectivos, donde se encuentran y hacen
sinapsis con las llamadas neuronas
postganglionares (que se encuentran después de
los ganglios), las mismas que se conectan con
un órgano o glándula para activarlo o inhibirlo.
Estructura del sistema simpático
El sistema simpático está compuesto por dos
hileras de 22 ganglios cada una, ubicadas una a
cada lado de la columna vertebral, así como por
ganglios ubicados delante de la columna que
forman otros tantos plexos tales como el
explácnico, el solar y el mesentérico, y sus
respectivas neuronas pre y postganglionares.
Las unas que nacen de los nervios raquídeos, y
las otras que van a los órganos y glándulas.
?

?

?
Las neuronas efectoras simpáticas
(preganglionares) salen de las fibras de
los nervios raquídeos, especialmente de las
torácicas y las lumbares,
Se encuentran en los ganglios y hacen
sinapsis con neuronas postganglionares,
Las que a su vez hacen contacto con los
diferentes órganos y glándulas de todo el
cuerpo, activándolas o inhibiéndolas.

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122
EL HIPOTÁLAMO
En experimentos hechos con ratas, se ha podido observar
que destruyendo algunos núcleos del hipotálamo —los
núcleos son grupos de neuronas— el animal deja de
comer y puede incluso morir de hambre literalmente en
medio de la más apetitosa comida. Con estos estudios y
otros similares se concluyó que a través de este núcleo es
que se siente la necesidad de comer. Al ser destruidas las
células de este núcleo, el animal tiene la continua
sensación de estar lleno, y por tanto es incapaz de comer.
A esta región del hipotálamo se le conoce como el centro
de la saciedad. (Estos experimentos nos indican que las
ratas no conocen el pecado de la gula, tan frecuente en la
especie humana, ya que a diferencia de muchos de
nosotros, el animal al sentirse saciado deja de comer.) En
una región cercana a este núcleo de la saciedad se
encuentra su opuesto, es decir un grupo de neuronas que,
al ser destruidas, hacen que el animal pierda la capacidad
de sentirse saciado y siga comiendo sin cesar, hasta que
no puede prácticamente moverse por la cantidad de
alimento que ha ingerido. Por supuesto, estos núcleos del
hipotálamo responden a señales, como el nivel de glucosa
en la sangre que lo induce a alimentarse y que se
encuentran bajo otras influencias nerviosas,
principalmente de la corteza, incluidas las del origen del
pensamiento y la imaginación. Así, sobre todo en el
humano, el impulso de comer se puede modificar ante la
vista o aun ante la simple evocación de alimentos
apetitosos.
También en el hipotálamo y en otras áreas del sistema
límbico se localizan núcleos celulares que al ser
estimulados provocan respuestas de cólera y agresividad
en los animales, sin el concurso de los agentes externos
que normalmente los causan, por ejemplo, la presencia de
un ratón en el caso del gato. Estos núcleos del hipotálamo
están modulados por influencias de la corteza y de otros
centros que son los que determinan la amplitud y el vigor
de la respuesta hipotalámica. En esta misma estructura
nerviosa se localizan núcleos cuya función es más
compleja que la del simple alimentarse, atacar o
reproducirse. Esta posibilidad se derivó de las
observaciones llevadas a cabo por James Olds y sus
estudiantes en la Universidad McGill, en Canadá, en los
años cincuenta. Estos investigadores se hallaban
interesados en el estudio del sueño y la vigilia, y el diseño
experimental para su investigación incluía la estimulación
por medio de un pequeño electrodo en otra región del
mismo hipotálamo y que el animal debía
autoadministrarse pisando una palanca si quería recibir
alimento como recompensa. Por error, en una ocasión el
electrodo de estimulación fue implantado un poco más
abajo de la zona deseada y, para sorpresa de los
investigadores, al cabo del primer autoestímulo en esta
región con el recurso de pisar la palanquita, la rata ya no
tenía mayor interés en la recompensa o en explorar los
espacios, sino que volvía una y otra vez a oprimir la
palanca, y con ello a aplicarse el estímulo en el lugar del
hipotálamo en el que se encontraba el electrodo.
Evidentemente, los fisiólogos se percataron de inmediato
de la importancia de su descubrimiento, y olvidando su
proyecto anterior acerca del sueño se dedicaron a afinar y
desarrollar una investigación acerca de este fenómeno
asociado a lo que denominaron el núcleo del placer.
No parece ilógico extrapolar al ser humano estas
observaciones hechas en el gato o la rata. Los científicos
saben que las diferencias entre la especie humana y los
otros animales no son tan grandes, en lo que se refiere a su
comportamiento biológico, y que la enorme diferencia que
evidentemente existe entre el gato y un ciudadano común,
por no hablar de las mentes privilegiadas como Kant o
Einstein, radica no en una diferencia en los principios
generales con los que opera el sistema nervioso, que son
exactamente los mismos, sino en la extrema complejidad
de las conexiones interneuronales y tal vez en otros
elementos que aún desconocemos. No hay que olvidar que
el problema mente-cerebro, es decir, el de la localización
celular de las funciones mentales superiores, no se ha
resuelto, y es uno de los grandes retos de la neurobiología
moderna.
Sin embargo, es posible imaginar, a la luz de estos
sencillos experimentos, que la diferencia entre un
individuo colérico y otro apacible puede ser que en el
primero estos centros de la agresividad en el hipotálamo
estén menos controlados por acciones inhibidoras de otras
neuronas, o más activados por una preeminencia de
neuronas excitadoras. El mismo razonamiento podría
aplicarse a los centros hipotalámicos del hambre y la
saciedad e imaginar que esa afición por la comida, que
tenemos muchos de nosotros y que por supuesto y
desafortunadamente se refleja en las redondeces de la
figura, tenga una explicación, en parte, en el tipo de
control que la corteza u otras estructuras ejercen sobre los
núcleos del hipotálamo. No es tan descabellado suponer
que la afirmación popular acerca del buen carácter de los
gorditos tenga una base neurofisiológica a nivel del
control de los núcleos del hipotálamo, relacionados con la
regulación del apetito y con las distintas fases de la
conducta agresiva.
La extrapolación podría parecer bastante simplista, pero
no deja de tener su contraparte experimental cuando
sabemos que la administración de ciertas drogas, como las
anfetaminas, que precisamente actúan aumentando la
eficiencia de algunas conexiones neuronales del tipo de
las que se encuentran en el hipotálamo, da como resultado
una pérdida casi total del apetito, además de modificar
espectacularmente muchos rasgos del carácter del
individuo, como veremos en otros capítulos.
Herminia Pasantes
Tomado de: De neuronas, emociones y motivaciones
(http://omega.ilce.edu.mx:3000/)

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123
Estructura del parasimpático
El parasimpático se forma, en cambio, con
fibras nerviosas que salen de algunos nervios
craneales del tallo encefálico, y de fibras que
nacen de nervios raquídeos sacros, al final de la
médula espinal. Estas fibras nerviosas
preganglionares se unen con ganglios que se
encuentran muy cerca de los órganos y
glándulas, y hacen sinapsis con neuronas
postganglionares que se dirigen a esos órganos
y glándulas del cuerpo. Por esta razón las
neuronas preganglionares del parasimpático
tienen que recorrer un largo trecho hasta llegar a
los ganglios, mientras que en las neuronas
preganglionares simpáticas, como los ganglios
están pegados a la columna vertebral, su
recorrido es más corto.
En cuanto a la función que cumplen tanto el
simpático como el parasimpático, los dos
regulan la actividad de los diferentes órganos y
glándulas, pero mientras el uno, en unos casos,
provoca un aceleramiento de los mismos, el otro
busca compensar ese aceleramiento tratando de
inhibir esa actividad excesiva, buscando llegar a
un equilibrio saludable para el organismo. En
otros casos ocurre todo lo contrario. Veamos
algunos ejemplos concretos.
Cuando tenemos que enfrentarnos a una prueba
difícil, una lección, un examen que nos preocupa
tanto, que llega a producirnos tensión, el sistema
simpático
actúa activando las
glándulas
sudoríparas
de la cara y las manos,
produciendo sudor en esas partes del cuerpo. Y
aunque el parasimpático actúa tratando de
inhibir tanto gasto de energía, en esa lucha
triunfa el simpático, y solamente cuando ha
pasado el estrés y la tensión por la preocupación
del examen, el parasimpático llega a dominar
la situación, procurando restablecer la
normalidad.
En el ejemplo propuesto, sin embargo, no
solamente se activan las glándulas
sudoríparas, sino también se aceleran los
latidos del corazón, así como el ritmo de nuestra
respiración, y hasta el estómago sufre las
consecuencias del tremendo gasto de energía.
Algo semejante ocurre cuando, por ejemplo, en
casa, papá o mamá nos cogen en la mentira por
algo que hicimos y no nos gustaría que lo
supieran. Empezamos a sudar, nos ponemos
ojones porque las pupilas se nos dilatan, y hasta

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124
nos puede dar diarrea por la acción del
simpático. Una vez que todo ha concluido, el
parasimpático busca la manera de restituir la
energía gastada, y la alegría vuelve a nuestros
corazones.
Hay que señalar, sin embargo, que aunque la
mayoría de las veces es el simpático el que
induce al gasto de energía y el parasimpático
trata de restablecer ese gasto, en otras
circunstancias y en otros órganos o glándulas,
ocurre todo lo contrario. Es decir, que el
parasimpático puede provocar la acción y el
gasto de energía, y el simpático busca
restablecer la normalidad.

Situación de pánico durante los atentados a las torres gemelas en
New York.
Insistimos una vez más que no es el sistema
nervioso autónomo (simpático y
parasimpático) los que determinan nuestra
conducta, sino nuestra conciencia y nuestra
voluntad. Y si bien es cierto esa conciencia y
esa voluntad están condicionadas por el
entorno social en el que vivimos, también
somos capaces de modificar esas condiciones,
para ponerlas al servicio del bienestar
humano.
El reflejo como función del sistema
nervioso
Cuando estudiamos el origen evolutivo del
sistema nervioso a través de la evolución de las
especies, observábamos que hasta los seres
animados más primitivos reaccionaban ante un
estímulo físico o químico, como el calor o la
cercanía de alimento. Estudiábamos que la
forma característica como reaccionaban estos
seres primitivos, era la irritabilidad ante el
contacto directo con estos estímulos.
Pero conforme avanzaba el desarrollo evolutivo
de las especies en la filogénesis, la irritabilidad
ante el contacto directo con los estímulos va
haciéndose cada vez más complicada, como
consecuencia de la complejidad del medio en el
que se desarrolla su vida.
Los seres vivos de una escala superior, los
vertebrados, por ejemplo, ya no solamente
reaccionan ante el contacto directo con los
estímulos, sino que ahora pueden hacerlo ante
una señal de dicho estímulo, señal que por sí
misma no tiene ningún significado vital para su
organismo.
Cuando un ser vivo es capaz de reaccionar ya
ante una señal que lo estimula, estamos ante la
presencia de un reflejo que es función exclusiva
de un complicado sistema nervioso.
En el ser humano, por las características
estructurales y funcionales de su sistema
nervioso, tal como lo hemos estudiado, es este
sistema el que refleja la realidad natural y social
en que vive, y mediante un proceso de análisis y
de síntesis producido en su cerebro, es capaz de
adaptarse en mejores condiciones a esa realidad,
transformándose y transformándola.

En el ser humano, entonces, el estímulo que
proviene de una señal, que puede ser un olor, un
color, una forma, un sonido o una palabra,
produce un reflejo, el que a su vez provoca una
respuesta o reacción ante dicha señal.

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125
El arco reflejo
Cuando hablamos de actividad refleja o de un
reflejo, hablamos de un proceso en el que
interviene el sistema nervioso como su función
principal. A este proceso reflector, como
función del sistema nervioso en el que participan
las fibras nerviosas sensitivas y motoras del
sistema periférico, y las neuronas asociativas del
sistema nervioso central, se lo denomina arco
reflejo.
?

?

?
El arco reflejo se inicia cuando una
neurona sensitiva es activada por un
estímulo en uno de los órganos de los
sentidos (como un golpe o un pinchazo).
Este estímulo es transmitido por las vías
aferentes al sistema nervioso central
(médula o encéfalo), donde varias células
nerviosas de asociación procesan la
información recibida.
Enviando luego un estímulo motor a
neuronas efectoras, las que a su vez ponen
en actividad un músculo.
Formación de
los
reflejos
incondicionados
Cuando hablamos de la actividad refleja del
sistema nervioso, tenemos que diferenciar entre:
?

?
los

los
reflejos

reflejos
La formación de
incondicionados, y
La formación de
condicionados.
Como ya lo hemos venido analizando, un
reflejo es el proceso mediante el cual un
estímulo que señala una cualidad o
característica del medio externo o interno,
genera una reacción o una respuesta del
organismo a dicha señal. Por ejemplo, el olor de
un apetitoso seco de carne que está preparándose
en la cocina, para una persona hambrienta
constituye una señal de la cercanía del alimento,
e inmediatamente su organismo empieza a
reaccionar segregando más saliva de la normal
(se le hace agua la boca) o el estómago empieza
a emitir gruñidos fuertes.

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126
AGRESIVIDAD Y SEXO: ¿SON LOS MACHOS
MÁS AGRESIVOS QUE LAS HEMBRAS?
¿LOS HOMBRES MÁS QUE LAS MUJERES?
En los animales es claro que los niveles de
agresividad son notablemente mayores en los
machos que en las hembras. El comportamiento
de los individuos de distinto sexo es en este
sentido claramente distinguible. En las colonias
de distintas especies de mamíferos con un cierto
grado de organización social, siempre se detecta
la presencia de lo que se ha llamado el macho
alfa o macho dominante; es decir, aquel
individuo que ocupa jerárquicamente una
posición de dominio. Se trata,
indefectiblemente, de un macho y este patrón de
conducta se ha atribuido lógicamente a la
influencia de las hormonas masculinas. Los
resultados de estudios experimentales muestran
que los animales castrados no son nunca machos
alfa. Asimismo, estos animales abandonan el
patrón de agresividad que muestran típicamente
en relación con el establecimiento de
territorialidad o de dominio de las hembras.
Aquí la extrapolación de los resultados en
animales a la especie humana no es muy fácil.
En primer lugar; ya en las épocas recientes de la
evolución de la especie humana, las situaciones
de predominio territorial y sexual tienen facetas
mucho más sutiles, derivadas de la complejidad
en la organización social. Sin embargo, creo que
todavía es posible afirmar que, en términos muy
generales, las conductas agresivas predominan
entre los individuos de sexo masculino. Es
posible, sin embargo, que al ser modificados los
patrones culturales que tradicionalmente han
atribuido a la mujer un papel de sumisión y
pasividad casi absolutas, también
paulatinamente se modificarán sus respuestas
ante los nuevos estímulos a los que se vea
expuesta. Evidentemente, será necesario esperar
algunas décadas antes de sacar conclusiones
claras en este sentido.
Herminia Pasantes
Tomado de: De neuronas, emociones y motivaciones
(http://omega.ilce.edu.mx:3000/)
El hecho de segregar saliva ante el olor o la vista
de un exquisito seco de carne, es un proceso
instintivo, innato, producto de la actividad del
sistema nervioso autónomo, ese es el típico
reflejo incondicionado, esto es que no necesita
de ninguna otra condición para que se produzca,
más que la sola presencia de la señal.
La necesidad biológica de defecar es también un
reflejo incondicionado producido por un
estímulo interno, una señal, enviada al sistema
nervioso autónomo, que a su vez genera un
impulso efector a los músculos del ano para
posibilitar la evacuación.

Estos reflejos incondicionados se forman en las
partes del sistema nervioso que se encuentran
por debajo de la corteza cerebral, tales como la
médula, el tallo encefálico, el cerebelo, etc.
Formación de los reflejos condicionados
Analicemos un experimento realizado por el
científico ruso Iván Pavlov (1848-1936),
precisamente el gran descubridor de los reflejos
condicionados. Si ponemos a un perro
hambriento delante de un trozo de carne cruda,
el animal, por instinto, empezará a segregar gran
cantidad de saliva. Esto sucede porque, ante una
señal como el olor y la vista de la carne, se
produce en el perro un reflejo instintivo, un
reflejo incondicionado.
Pero si segundos antes de mostrarle el trozo de
carne tocamos un timbre, y si ese procedimiento
lo volvemos a repetir cada vez que vamos a
alimentarlo, va a llegar un momento en que el

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127
perro empezará a segregar saliva ante el sonido
del timbre, incluso sin que le mostremos la
carne. A este reflejo en el que interviene otra
señal (el sonido del timbre) distinta a la señal
original (el olor o la vista de la carne), Iván
Pavlov lo llamó reflejo condicionado, porque
está condicionado a un estímulo o señal
diferente a la señal incondicionada.
Veamos lo que ocurre en nuestros hogares. ¿No
se han dado cuenta que cuando mamá empieza a
afilar el cuchillo para cortar la carne, el perro
que tenemos en casa, esté donde esté, llega
corriendo a su lado en espera de que le tire algún
pedazo de desperdicio? Miren ustedes que sólo
con el sonido del cuchillo que está siendo
afilado, se ha formado en nuestra mascota un
reflejo condicionado.
Los reflejos condicionados son reflejos que se
forman en la corteza cerebral de los animales
que la poseen. En el ser humano estos reflejos
condicionados se forman especialmente por una
señal muy propia de su desarrollo evolutivo: la
palabra.

Al igual que los otros animales se forman en
nosotros reflejos incondicionados, como los del
hambre o la necesidad de evacuación, pero, por
mediación de la palabra, y sobre la base de esos
reflejos incondicionados, hemos elaborado
reflejos condicionados como los que, para
satisfacer la necesidad del hambre, no hurgamos
en la basura sino que nos sentamos en una mesa
limpia para servirnos el almuerzo que nos ha
preparado mamá, y en muchos casos las familias
oran para agradecer por el alimento recibido.
Así mismo, si tenemos necesidad de evacuar
(reflejo incondicionado), no hacemos lo que
hace el perro o el pato, sino que buscamos el
lugar apropiado, porque alguien, mediante la
palabra, nos enseñó a evacuar (reflejo
condicionado) de una manera diferente a como
lo hacen estos animales.
El primero y el segundo sistema de
señales
Cuando hablamos de la señal, como el estímulo
que provoca una reacción en el proceso de la
elaboración de un reflejo, estamos viendo que
existen dos tipos de señales.
• Por una parte tenemos las señales que
encontramos en el medio, tales como la
forma de un objeto, su olor, su color, un
sonido cualquiera, la luz, el movimiento, etc.
Son señales que sirven de estímulos directos
para la formación de un
reflejo
incondicionado o condicionado. A este tipo
de señales que se encuentran en el medio de
forma concreta y objetiva, I. Pavlov las
denominó primer sistema de señales,
porque son estímulos que llegan, como
hemos dicho, de manera directa a los
órganos de los sentidos.
• Pero tenemos otro tipo de señal que es
específica del ser humano, que no es tan
objetiva ni concreta: la palabra. Si a un
perro o a un ser humano hambrientos les
presentamos un apetitoso seco de carne
recién preparado, su reacción inmediata será
la formación de un reflejo incondicionado,
con todas sus repercusiones en el organismo,
y la señal que les presentamos fue una señal
directa, objetiva; y aunque formemos un
reflejo condicionado sobre la base de ese
reflejo incondicionado por medio de un
sonido cualquiera (el golpe de una campana
que anuncia la comida), este sonido seguirá
siendo un elemento concreto y objetivo que
provoca el reflejo, formará parte del primer
sistema de señales.

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128
Pero si a la persona con la que estamos haciendo
el experimento, no le presentamos ni el plato de
comida, ni le anunciamos por medio de una
campana que está listo el almuerzo, sino que le
empezamos a hablar con lujo de detalles sobre el
seco de carne que está preparándose en la
cocina, vamos a obtener la formación de un
reflejo condicionado en esa persona por la
mediación única del lenguaje o la palabra como
señal. Por esta razón, a la palabra como señal
de un reflejo, Pavlov la denominó como el
segundo sistema de señales, o señal de
señales, porque es una señal subjetiva, que
nombra a las otras señales, no necesita que estén
presentes las primeras señales para estar seguro
de que existen y formar un reflejo
condicionado.

A un perro no le podemos formar un reflejo
condicionado hablándole con lujo de detalles
sobre el apetitoso seco de carne, porque en él la
palabra humana sólo existe como sonido que
escucha, sin entender los conceptos a los que se
refiere la palabra dicha por nosotros.
Mito ejemplar es la ilusión acuñada
por generaciones de pedagogos que
creyeron, y creen todavía, que
cuando la humanidad esté
alfabetizada, por el sólo efecto de
saber leer y escribir, se acabará la
opresión, la miseria quedará
desterrada y los pueblos serán
dichosos, porque en adoptando un
viejo proverbio chino piensan que
en lugar de dar pescado al
hambriento hay que enseñarles a
pescar. Sí, le enseñan a pescar, pero
¿quién es el dueño del anzuelo y del
lago, que dirá cuándo y cuánto
pescar?

Alberto Merani

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129
CEREBRO, SEXO Y AMOR
En el curso de los capítulos anteriores se ha
sostenido el punto de vista de que las emociones
tienen un sustrato orgánico en el cerebro, que en
muchos casos está bien localizado y estudiado. Hay,
sin embargo, un aspecto esencial de la emoción
humana para el cual esta contraparte orgánica y
molecular no ha podido identificarse. Se trata nada
menos que del conjunto de emociones que pudieran
asociarse con el sentimiento del amor. Difícil de
definir —aunque fácil de experimentar— no
sabemos siquiera si el amor es o no, una
característica privativa de la especie humana. Y sin
embargo, puede intuirse, aunque hay que admitir que
sin contar con muchas bases científicas, el hecho que
la emoción amorosa, asociada en muchas ocasiones
con un profundo interés sexual, debe residir en
alguna región del cerebro que hasta ahora ha
conseguido escapar a la mirada escudriñadora de los
neurobiólogos. Esta vez, la naturaleza no ha querido
contribuir a esclarecer este punto y, por suerte o por
desgracia, no existe el famoso filtro del amor, tan
buscado desde siempre por el hombre, como la
piedra filosofal o la fuente de la eterna juventud. No
hay fruto, ponzoña o raíz que cumpla el sueño de
convertir al indiferente en amante apasionado. Y sin
embargo, el sentimiento amoroso tiene
características muy similares a las de un fenómeno
bioquímico y molecular: es específico, dirigido a una
persona en particular, ignorando al resto. Ya lo dice
sor Juana: "…Por quien no me apetece ingrato, lloro,
y al que me llora tierno, no apetezco…" Presenta el
rasgo de desensibilización, es decir; después de un
tiempo de obtenerse el "estímulo" deja de tener el
mismo efecto, igual que sucede con las neuronas que
reciben estimulación continua por un mismo
neurotransmisor. (¡Qué tal la pasión de Romeo y
Julieta después de 14 años de matrimonio!) Es
desplazado por agonistas más potentes, característica
resumida por la sabiduría popular con aquello de
que: "un clavo saca a otro clavo". En fin que el
sentimiento amoroso seguramente tiene un
componente bioquímico que actúa en el sistema
nervioso, principio y fin de todos los sentimientos
humanos, pero que hasta la fecha permanece perdido
entre las circunvoluciones cerebrales. En tanto esto
se descubre, los científicos han examinado con cierto
detalle, y ciertamente con más éxito, los rasgos
materiales del comportamiento sexual.
Es curioso constatar que, en estos temas, la
participación del cerebro se ha invocado sólo muy
recientemente. Y sin embargo hay muchísimas
cuestiones, a cual más interesante, relacionadas con
la vinculación entre sexo y cerebro. No digamos ya
con el erotismo, una conducta emocional que,
generada entre algunos vericuetos anatómicos o en
intrincados circuitos funcionales no identificados
aún, es esencialmente privativa de la especie
humana. Mientras que el hombre comparte con el
animal algunos patrones de conducta parasexuales
que están muy alejadas de los esquemas
estereotipados de la cópula en los animales. Ya lo
dijo en una hermosa frase Octavio Paz: "…el
erotismo es invención, variación incesante; el sexo
es siempre el mismo…" El universo erótico del
hombre se extiende hasta matizar una gran
proporción de sus acciones, pensamientos y
emociones. Alcanza en la especie humana una esfera
de influencia mental y emocional sin paralelo entre
sus congéneres animales. Parte de la gran diferencia
en las características de la actividad sexual entre el
hombre y los animales es su ubicación en el tiempo.
Resulta divertido imaginar qué sucedería si, como en
el caso de todas las especies animales, la humana
tuviera también periodos restringidos para llevar a
cabo su actividad sexual y, sobre todo, que el sexo le
resultara atractivo e interesante solamente en estos
cortos periodos. Resulta casi inconcebible. Habría
que replantear, por ejemplo, todo el esquema de
productividad laboral, ya que por supuesto, en estos
lapsos, el individuo no tendría ojos ni oídos, ni
mente ni concentración para otra cosa que no fuera
encontrar la pareja, por efímera que ésta resultara. Y
luego, "si te vi ni me acuerdo"… Bueno, pensándolo
un poco tal vez no estaría tan mal.

Herminia Pasantes
Tomado de: De neuronas, emociones y motivaciones
( http://omega.ilce.edu.mx:3000/ )

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130
RESUMEN DEL TEMA
Las estructuras biológicas que permiten regular la
adaptación de los seres humanos al medio ambiente
natural y social, transformándolo, son el sistema nervioso
de la vida de relación y el sistema nervioso de la vida
vegetativa. El primero regula la relación del individuo con
el medio, y el segundo regula su actividad interna, la de
sus órganos y glándulas.
En el sistema nervioso de la vida de relación desempeñan
un papel predominante el sistema nervioso central y el
sistema nervioso periférico, mientras en el sistema
nervioso de la vida vegetativa predomina el sistema
nervioso autónomo.
El sistema nervioso central, que es el centro de los reflejos
innatos o adquiridos (instintos y conciencia), está formado
a su vez por el encéfalo y la médula espinal, los mismos
que están protegidos por las meninges y el líquido
cefalorraquídeo. Por su parte, el encéfalo comprende el
tallo encefálico, el diencéfalo, el cerebelo y el cerebro.
El tallo encefálico que comprende el bulbo raquídeo, la
protuberancia y el mesencéfalo es una estructura de
sustancia blanca que, en lo fundamental, se constituye en
un lugar de paso de las fibras nerviosas que van o llegan
de la médula espinal, hacia o desde los centros nerviosos
superiores (diencéfalo, cerebelo y cerebro). Es también el
centro de algunos reflejos innatos.
Un elemento interesante del tallo encefálico es que en él,
las fibras nerviosas que van o llegan de la médula y los
centros superiores, se cruzan, de tal suerte que los nervios
aferentes o eferentes del lado izquierdo del cuerpo, se
relacionan con el hemisferio derecho del cerebro, y las del
lado derecho del cuerpo con el hemisferio izquierdo, de
allí que cada hemisferio controle la actividad del lado
opuesto del cuerpo.
En el diencéfalo, que es una estructura de sustancia gris,
se encuentra el tálamo y el hipotálamo. Mientras el
primero (el tálamo) continúa siendo sólo un lugar de paso
para las fibras nerviosas, el hipotálamo, en cambio,
constituye el centro de regulación del sistema nervioso
autónomo y del sistema endocrino o glandular.
El cerebelo, por su parte, está compuesto de sustancia
blanca cubierta por una corteza de sustancia gris, y su
función se relaciona fundamentalmente con la actividad
subconsciente, el equilibrio corporal y la coordinación de
los movimientos.
El cerebro es la porción mayor y más compleja del
encéfalo, compuesta por una masa de células blancas y
una corteza de sustancia gris que la recubre. Una profunda
hendidura divide al cerebro en dos hemisferios, cada uno
de los cuales dirige la actividad del lado contrario del
cuerpo. La corteza a su vez presenta un arrugamiento que
da lugar a la formación de circunvoluciones, cisuras,
surcos y lóbulos. Entre las cisuras tenemos las de Silvio,
de Rolando, la parietooccipital, y la transversal, y entre los
lóbulos están el frontal, el parietal, el temporal y el
occipital.
A pesar de que las investigaciones han logrado determinar
algunas áreas en la corteza cerebral que se relacionan con
los aspectos sensoriales y motrices de la actividad
nerviosa, se cree que la voluntad, el pensamiento y la
conciencia es el resultado de la actividad de todo el
cerebro.
En el encéfalo también encontramos una especie de
pequeños túneles, por donde pasa el líquido
cefalorraquídeo, denominados ventrículos y los
acueductos, así como doce pares de nervios craneales que
forman parte del sistema nervioso periférico de los
órganos sensoriales de la cabeza y otros van a formar
parte del sistema nervioso autónomo.
La médula espinal es una estructura de sustancia blanca en
su exterior y sustancia gris en su interior, y es también el
centro de asociación de reflejos instintivos que coordina el
sistema nervioso autónomo, así como la entrada y la salida
de fibras nerviosas o tractos ascendentes o descendentes,
muchos de los cuales van a formar parte de los nervios
raquídeos (31 pares), formándose también, en algunos
casos, los plexos o redes nerviosas.
Por último tenemos el sistema nervioso autónomo que lo
integran el simpático y el parasimpático. El SNA está
compuesto por células eferentes o motoras y ganglios que,
en el caso del simpático, se encuentran ubicadas en dos
hileras a cada lado de la columna vertebral y algunas en la
parte frontal de la misma. En el caso del parasimpático
estos ganglios se encuentran ubicados junto a los órganos
y glándulas que son activados por sus neuronas.
El simpático y el parasimpático regulan la actividad de
órganos y glándulas, y su actividad influye mucho cuando
existen emociones fuertes en las que interviene, además,
el hipotálamo, como centro regulador del sistema nervioso
autónomo.
En cuanto a los reflejos, que es la función principal del
sistema nervioso, tenemos la formación del arco reflejo en
el que se dan tres pasos. Primero los estímulos sensoriales
son recibidos por las neuronas aferentes y enviadas a la
médula y el encéfalo; luego en el sistema nervioso central
la información es procesada por neuronas de asociación; y
por último las neuronas efectoras envían un mensaje a un
músculo para ponerlo en movimiento.
Entre los reflejos tenemos los innatos o incondicionados,
y los adquiridos o condicionados. Estos últimos que se
forman en la corteza cerebral de los animales superiores, y
los primeros en aquellas partes del sistema nervioso que
se encuentran por debajo de la corteza (médula, tallo
encefálico, etc.)
Los reflejos se forman mediante señales que forman parte,
en unos casos, del primer sistema de señales (señales
objetivas y concretas de la realidad), y en otros, del
segundo sistema de señales (la palabra).

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131
¿Y QUÉ MÁS PODEMOS HACER
AHORA?
L@S ESTUDIANTES
Para pensar: ¿No te parece interesante
co

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
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