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Saber escuchar en la práctica docente (página 2)




Enviado por Fredy Wompner



Partes: 1, 2

En palabras del V.M. Samael Aun Weor, "Si queremos saber
escuchar, si queremos aprender a escuchar para descubrir lo
nuevo, debemos vivir de acuerdo a la filosofía de la
momentaneidad. Es urgente vivir de momento en momento, sin las
preocupaciones del pasado y sin los proyectos del futuro. La
verdad es lo desconocido de momento en momento. Nuestras mentes
deben estar siempre alertas, en plena atención, libres de
prejuicios, preconceptos, a fin de ser realmente receptivas. Los
maestros y maestras de escuela deben enseñar a sus alumnos
y alumnas la profunda significación que se encierra en eso
de saber escuchar. Es necesario aprender a vivir sabiamente,
refinar nuestros sentidos, refinar nuestra conducta, nuestros
pensamientos, nuestros sentimientos. De nada sirve tener una gran
cultura académica si no sabemos escuchar, si no somos
capaces de descubrir lo nuevo de momento en momento".

La
comprensión del
proceso educativo

El punto básico está en intentar
comprender como experimenta cada uno de nuestros alumnos su
propio proceso educativo, antes de buscar ser comprendidos en los
conocimientos que debemos transmitir. Entreguemos a los
demás el hermoso regalo de nuestra presencia
incondicional. Haciéndolo, crearemos la oportunidad de
alcanzar una mayor profundidad en la comunicación y
sintonía en la bella tarea de enseñar.
Recién entonces descubriremos que aprender fue primero que
enseñar. Si enseñar correctamente es crear
condiciones para producir conocimiento nuevo, entonces el que
enseña aprende, y también, quien aprende
enseña. Enseñar no existe sin aprender. Aprender
fue primero que enseñar. Enseñar correctamente es
crear condiciones para producir un conocimiento nuevo. El que
enseña aprende, y también, quien aprende
enseña. Enseñar no existe sin aprender.

Nuestro conocimiento es incompleto, inacabado y debemos
aprender permanentemente. Al reconocer esto nos volvemos
educables. Lo que nos hace educables no es la educación,
sino reconocer lo inconcluso de nuestro conocimiento.

Al comparar, repetir, dudar, curiosear, experimentar,
las personas desarrollamos la fuerza creadora del aprendizaje,
nos hacemos curiosos y críticos. Comenzamos a aprender
críticamente, lo que incluye aprender a pensar
correctamente.

Debemos aprender lo que ya existe pero también
trabajar en la producción del conocimiento que no existe.
Sabemos que ignoramos y también que conocemos. Se puede
aprender lo que ignoramos y conocer mejor lo que ya sabemos. Al
aceptar tanto nuestra limitación como nuestra capacidad
nos abrimos al diálogo, al aprendizaje, no le
tememos.

La ignorancia ayuda en la búsqueda del saber, y
por eso el que enseña debe tener la humildad de revelar su
propio desconocimiento. Pensar correctamente es difícil
porque requiere vivir la humildad que nos hace reconocer nuestros
propios errores y la transformación que venimos sufriendo.
Es por eso que la enseñanza no existe sin la
investigación, y viceversa. Se enseña porque
buscamos, pero al buscar intervenimos y al intervenir, educamos y
nos educamos. Todos tenemos curiosidad innata, pero se puede
aprender a ser curiosos con método. Una curiosidad educada
se vuelve crítica, y esto es una Condición
indispensable para la creatividad. Hay que cultivar la
curiosidad, no maniatarla.

Sin curiosidad no hay aprendizaje ni enseñanza
verdaderos. En el lugar de aprendizaje hay que lograr que las
mentes estén en movimiento. Se requiere una postura activa
tanto al escuchar como al hablar. En el buen aprendizaje las
mentes se cansan, no se aburren.

Al investigar aparece lo nuevo, que no debe ser aceptado
o rechazado simplemente por ser nuevo. Tampoco el conocimiento
anterior, que sigue vigente y válido, envejece, sino que
continúa siendo nuevo. Se aprende a pensar correctamente
reflexionando sobre la práctica de una manera
crítica. Eso es lo que permite mejorar esa
práctica. Al evaluar nuestra práctica
constantemente, al indagar y dudar se va desarrollando nuestro
buen juicio.

Antes de discutir sobre técnicas, métodos
y materiales de una enseñanza dinámica hay que
saber que la base de todo es la curiosidad del ser
humano.

En el proceso de investigar, de experimentar para
mejorar, hay que asumir los cambios con principios éticos.
Pensar correctamente es hacer correctamente. Esto incluye el
valor del ejemplo del que enseña, sin el cuál poco
o nada valen sus palabras.

La percepción que se lleva el que aprende del que
enseña no solo depende de la actuación de quien
enseña, sino de cómo el que aprende entiende esa
actuación. Es por eso que la presencia del que
enseña no puede pasar inadvertida al que aprende. El que
enseña tiene la obligación de revelar al que
aprende cómo analiza, como compara, como decide, como
opta, cómo hace justicia y cómo no falta a la
verdad. El testimonio de quien enseña tiene que ser, por
eso mismo, ético.

Al imponernos el esfuerzo de reducir la brecha entre lo
que hacemos y lo que decimos vamos construyendo esas cualidades
en nosotros mismos. Este esfuerzo conduce a una virtud
indispensable en alguien que piensa correctamente: la
coherencia.

El rol de la
comunicación en el proceso educativo

En la comunicación entre el que enseña y
el que aprende se busca que el que aprende produzca su
comprensión de lo que viene siendo comunicado. Esta
comunicación es esencial para poder entender.

La comunicación entre el que enseña y los
que aprenden ocurre en un grupo social, en donde tiene gran
importancia lo informal, las emociones, la afectividad y el
testimonio.

Una parte esencial de la comunicación es saber
escuchar.

Solo escuchando paciente y críticamente al otro
es que se habla con él.

Al aprender a escuchar para hablar dejamos
de hablar impositivamente.

El que enseña debe aprender a convertir su
discurso (a veces necesario) al que aprende, en un habla con
él.

Este proceso de saber hablar y escuchar es
imprescindible en una educación que estimula el
diálogo.

Quien tiene algo que decir tiene el deber y el derecho
de decirlo. Pero también tiene que saber, sin sombra de
duda, que no es el único que tiene algo que decir, y que
por muy importante que sea lo que tiene que decir, no es
necesariamente la verdad esperada por todos. Si no escucha lo que
otros tienen que decir, termina agotando su propia capacidad de
decir.

Es por eso que quien tiene algo que decir debe desafiar
a quien escucha a que diga, hable, responda. Si el que
enseña no hace esto, su habla se da en un espacio
silenciado. Por el contrario, cuando el que enseña
estimula el diálogo aprende a hablar escuchando. Al
escuchar al que aprende en sus dudas y su incompetencia temporal,
aprende a hablar con él.

El rol
protagónico que tienen los alumnos

En el proceso de aprender a pensar correctamente hay que
respetar lo que sabe el que aprende, aprovechar la experiencia
que ha vivido y discutir con ellos cómo se relaciona esta
experiencia con el contenido que estamos tratando de aprender. Al
respetar al que aprende, su timidez y su curiosidad, se cultiva
la humildad y la tolerancia en el que enseña.

Si no se respeta como entiende al mundo el que aprende,
si no se le escucha, si no se le habla, el papel del que
enseña se reduce a depositar comunicados. Al respetar la
lectura que hace del mundo el que aprende se debe de tomar como
punto de partida para el desarrollo de la curiosidad como uno de
los impulsores fundamentales del conocimiento humano.

La educación en todos los países del mundo
tiene un profundo carácter humanista y filantrópico
y se encuentra plagada de historias de sacrificios y emociones.
Nada puede resultar en tal caso más malo que un docente
desconectado, distante o desintonizado con su auditorio. Como
ejemplo me viene a la memoria la historia de un estudiante de un
sector rural muy aislado que demoraba, en un viaje que realizaba
en parte a caballo y en parte en bus, cerca de 5 horas en llegar
a su aula y un profesor muy estricto que una vez iniciada su
clase cerraba la puerta de la sala y no permitía entrar a
nadie de manera de no ser interrumpido. Comprenderán que
cuando se realiza un viaje de 5 horas existen muchas
posibilidades de que exista un atraso. Les comento que este
profesor demoro 3 meses en cambiar su costumbre y fue solo a
pedido de los compañeros del estudiante quienes cansados
de esta injusticia lo convencieron de prescindiera de esta
practica.

Cuando se imparte una cátedra se debe tener
presente que no solo se esta frente a un grupo de personas, sino
que detrás de cada una ellas de ellas hay una interesante
historia de vida, hay emociones, sentimientos, creencias que
también están presentes en el proceso educativo y
que no podemos desatender, los docentes que han tenido una
experiencia diversa pueden constatar lo enriquecedor que puede
resultar tener un curso compuesto solo por trabajadores o la
presencia en el curso de una alumna embarazada o un inmigrante
extranjero, ¿cuanto mas aprende uno de ellos, que ellos de
uno?. En la experiencia docente a menudo nos sorprendemos con lo
que vamos descubriendo de nosotros mismos y de los demás.
Recuerdo por ejemplo haber tenido en más de alguna
oportunidad de alumno a un alcalde de alguna comuna de mi
país con un rendimiento muy bajo en comparación con
otros alumnos del mismo curso que sin ocupar una posición
muy reconocida en la sociedad tienen un rendimiento elevado. Este
tipo de contradicciones pasan a menudo en la actividad docente
por lo que con mayor razón estamos en la obligación
de evitar los prejuicios de cualquier índole y abrirnos al
público, sintonizar con ellos y comenzar a escucharlos con
interés y generosidad.

El que enseña no puede conocer por el que
aprende. Lo que puede hacer el que enseña es mostrar al
que aprende cierto contenido y desafiarlo que se vaya percibiendo
a sí mismo en su práctica como alguien capaz de
saber mediante el aprendizaje.

Enseñar no se hace sólo de ciencia y
técnica. Se requieren otras cosas, como respeto,
tolerancia, humildad, el gusto por la alegría y la vida,
la apertura a lo nuevo, la disponibilidad al cambio, la
perseverancia, el rechazo a los fatalismos, la
identificación con la esperanza y la apertura a la
justicia.

Enseñar no es transferir conocimientos, y
aprender no es repetir la lección dada. Hay que
experimentar, comprobar y construir para cambiar y mejorar. El
que aprende es el propio artífice de su formación,
con la ayuda del que enseña. Esto requiere ante todo
respeto tanto a la persona que quiera cambiar como a la que no lo
quiera.

El carisma que
imprime el docente al proceso educativo

Al enseñar hay que estar dispuesto a aceptar lo
diferente. A pensar que podemos influir en el futuro y no creer
que debemos esperar algo inexorable. Aquí juega un papel
esencial la alegría en el aprender que genera la esperanza
que nos permite luchar por un futuro mejor. Cambiar es
difícil, pero es posible.

El que enseña también debe estar abierto
al gusto de querer bien al que aprende, de apreciar la
práctica educativa en la que participa. No le teme a ser
afectivo, pero tampoco permite que la afectividad interfiera en
el cumplimiento ético de su deber.

Enseñar es una experiencia alegre por naturaleza.
La alegría no es enemiga del rigor. La alegría es
parte del proceso de búsqueda, no sólo del
encuentro con lo buscado.

El verdadero educador es un formador y no un mero
adiestrador, transferidor de saberes o ejercitador de destrezas.
El verdadero educador trabaja con los sueños y las
utopías de los que aprenden. Trabaja con personas y no con
cosas.

No puedo sino en este momento por como ejemplo al divino
maestro Jesús de Nazaret, quien preparo y enseño a
sus discípulos en su doctrina de una manera
incomparablemente personalizada y cercana, durante el periodo que
duro su misión apostólica fue un líder
transformacional, íntimamente conectado con los
sentimientos y emociones de sus discípulos, conocedor de
la naturaleza y las motivaciones de cada uno de ellos hasta el
punto de reconocer y tolerar aun a quien lo iba a
traicionar.

La verdadera autoridad del que enseña estimula el
ejercicio de la libertad, apuesta a ella. La libertad se ejercita
tomando decisiones y asumiendo las consecuencias de estas. Se
aprende a decidir tomando decisiones. Tomar la decisión de
asumir las consecuencias de nuestras decisiones es también
parte del aprendizaje. Toda decisión trae consecuencias,
esperadas o inesperadas. La decisión es un proceso
responsable.

La educación es una toma consciente de
decisiones. El verdadero educador apuesta por las mejoras, por la
capacidad que tenemos de aprender a pensar correctamente. Se
trata de una decisión que no es neutral. Por cumplir con
ella lucharán hasta el cansancio. Pero esos educadores
también apuestan a la libertad y es por ello que
desarrollan su lucha respetando a toda prueba la voluntad del que
aprende.

Dondequiera que existan personas siempre hay algo que
hacer, que aprender y que enseñar.

Citando al educador brasileño Paulo
Freire:

"De la misma manera que no puedo ser profesor sin
sentirme capacitado para enseñar correctamente y bien los
contenidos de mi disciplina, tampoco puedo reducir mi
práctica docente a la mera enseñanza de los
contenidos. Tan importante como la enseñanza de los
contenidos es la decencia con que lo hago, en mi
preparación científica expresada con humildad, sin
arrogancia. Es el respeto nunca negado al educando, a su saber
hecho experiencia, que busco superar junto a él. Es la
coherencia entre lo que escribo, lo que digo y lo que
hago."

BIBLIOGRAFIA

Alexis Colina Jiménez, 2004. Saber
escuchar un intangible valioso. Rev. Intagible Capital Nº4,
Vol. D, Octubre de 2004.

Samuel Chavez Donoso, 2007. Saber escuchar,
Revista Neoprevencion, Instituto de Seguridad del trabajo,
n°9, Santiago, Chile. Disponible en http://www.ist.cl/revista9/26%20Chavez.pdf
(Octubre de 2007).

Luis Jaime Cisneros. Saber escuchar, no adjetivar
Publicado en el diario La República, Buenos Aires,
Argentina, 21ene07.

Renny Yagosesky, 2007. El arte de saber
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http://www.gestiopolis.com/canales2/rrhh/1/escuchar.htm
,
revisado el 18-10-2007.

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http://blogs.periodistadigital.com/btbf/trackback.php/1119
(Octubre de 2007).

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escuchar efectivamente, http://mujer.terra.es/muj/articulo/html/mu23121.htm,
revisado el 18-10-2007.

Autor desconocido,2007. "Saber escuchar" Revista
Buen Vivir, Centro de Estudios para la familia. www.buenvivir.org/comunicacion/escuchar1.htm
(Octubre de 2007).

Freire Paulo, 2007. Escritos de Paulo
Freire Instituto Paulo Freire, http://www.ppbr.com/ipf/escritos.html

Aun Weor Samael, 2002. La necesidad
de Aprender a Escuchar. Curso de Gnosis Lección 25.
Instituto Cultural Quetzalcoatl de Antropología
Psicoanalítica,

A.C. México.

Autor:

Fredy H. Wompner G.

Partes: 1, 2
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