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Grand Tour: El Diario de viaje de Francisco de Miranda por Italia (página 2)




Enviado por Vincenzo Paglione



Partes: 1, 2

1 Cfr. Fernand Braudel, Civiltà
materiale, economia e capitalismo. Le strutture del quotidiano
(secoli XV-XVIII), Torino, Einaudi, 1993, pp.
382-397.

2 Cfr. Attilio Brilli, Quando viaggiare
era un" arte. Il romanzo del Grand Tour, Bologna, il Mulino,
1995, pp. 11-12.

3Cfr. Rosario Villari, Storia moderna,
vol. II, Bari, Laterza, 1983, pp. 81-87; Attilio Brilli, op. cit.
P. 13. El mismo autor observa que no fue simple casualidad si el
siglo XVII se inaugura con la publicación de la primera
guía pensada para los viajeros que deciden emprender un
tour continental por motivos de estudio y de deleite, es decir el
Itinerary de Fynes Moryson, compuesto en 1593 y publicado en
1618. Por medio de esta obra el autor pretende promover la
curiosidad intelectual, el espíritu de observación
de la «nueva ciencia» baconiana o de la
historiografía francesa, muy distantes de la pietas de los
pelegrinos. Cfr. Attilio Brilli, op. cit., p. 12.

sus respectivos autores reflejaban el
proceso de modificación cultural que atravesaba
Inglaterra, sea en su esfera económica que en la cultura
tradicional. De hecho, durante el reino de Isabel y Jacobo I,
éste país pasó a ser de nación
preferentemente agrícola y pastoral a Estado industrial y
mercantil. La política comercial de la reina, diversamente
a la continental, se encaminaba hacia la estimulación de
la circulación e inversión monetaria, favoreciendo
así las importaciones de productos provenientes de las
colonias y, al mismo tiempo, a la industria inglesa en la
manufacturación de la materia prima4. En un lapso de
tiempo relativamente breve, Inglaterra pasará a ser de
isla marginal a centro de una red política,
económica y cultural vigorosa. De modo que ante el cambio
extraordinario que estaba atravesando el país, la
aparición de unas obras que tenían por objeto el
viaje de formación y su organización material, se
configurarán como instrumento de desarrollo cultural y
espiritual de la futura clase dirigente inglesa5 (a quienes
más tarde se sumarán los franceses, los kavalier
alemanes e italianos), así como el de medio para reunir
información relacionada al sistema político y
administrativo de las cortes extranjeras.

4 Cfr. Armando Massarenti (edición
y notas de), I grandi filosofi. Bacone, Milano, Il Sole 24 Ore –
UTET, 2006, pp. 9-12.

5 En su ensayo Viaggiatori inglesi in
Italia nel Cinque e Seicento, la Dra. Daniela Giosué
corrobora lo antes mencionado:

[…] proprio durante il regno di
Elisabetta, il tradizionale viaggio nel continente inizia ad
assumere il carattere di una vera e propria istituzione.
L"esperienza del viaggio d"istruzione viene ormai sentita come
necessaria per chiunque sia destinato a far parte della classe
dirigente; la Corona, le università, le istituzioni
pubbliche

El propósito de este tipo de
literatura consistía en demostrar el hecho de que a partir
del intercambio y comercio intelectual se iría
desarrollando la conciencia crítica y la
concientización del viajero, quien por medio de la
experiencia directa con la realidad abandonaría las sendas
hasta aquel entonces frecuentadas, es decir, las de la cultura
tradicional, para así abrir nuevos caminos a la
razón por medio de la implantación de una nueva
relación entre individuo y realidad6.

promuovono e finanziano i viaggi dei
giovani aristocratici, e nella stessa direzione si muove la ricca
e ambiziosa borghesia.

[ (…) es justo a partir del reino de
Isabel que el viaje tradicional hacia el continente comienza a
cobrar el carácter de una verdadera institución. La
experiencia del viaje de instrucción es considerada, a
esta altura, como necesaria para todo aquel que sea destinado a
formar parte de la clase dirigente: la Corona, la universidad,
las instituciones públicas, promueven y financian los
viajes de los jóvenes aristócratas y hacia esa
misma dirección se mueve la rica y ambiciosa
burguesía ]

6 Cfr. F. Adorno, T. Gregory, V. Verra,
Manuale di Storia della Filosofia, vol.2, Bari, Laterza, 1996;
AA.VV., Grand Tour. Il viaggio in Toscana dei viaggiatori inglesi
e francesi della fine del XVII secolo agli inizi del XIX secolo,
en http://www.spacespa.it/nazionale/; Marcos Hormiga (2006), La
visión anglosajona (I), en Revista Tornaviaje, n.120,
http://www.bienmesabe.org.

A decir la verdad, la investigadora Alida
Fridi observa que gracias a los estudios más recientes
focalizados en torno a la temática de la literatura de
viaje, ha sido posible enriquecer el panorama de la misma,
especialmente por lo que concierne a su clásica
función de formación. En otras palabras, existe una
abundante producción

El viaje como
iniciación

La experiencia del viaje, por consiguiente,
jugará un papel primario en la formación del
conocimiento del mundo, sea en su aspecto científico que
humanístico. Los numerosos relatos de viajes que se
irán publicando a partir del siglo XVI en el área
anglófona y en la francófona, alcanzarán su
máximo apogeo en el siglo XVIII con la publicación
de la enciclopédica Histoire générale des
voyages ou Nouvelle collection de toutes literaria del viaje que
lo redefine en términos de superación de la
clásica conotación limitativa de carácter
formativo, dando cabida a una concepción del mismo como
instrumento de conocimiento, cuyo fin es el de aportar mejoras en
la propia patria. Cfr. Alida Fliri, "Un inedito manoscritto sul
viaggio in Italia di Carlo Eugenio di Württemberg nel
1774-1775", in La letteratura di viaggio. Storia e prospettive di
un genere letterario, Milano, Guerini e Associati, 1987, p. 146.
Es éste el caso de Miranda, puesto que su viaje europeo
asumirá, además de la función de
enriquecimiento cultural, también la de conocimiento de
las instituciones políticas y sociales de cada
país; en esta forma el precursor pensaba conseguir
sugerencias necesarias que podían ser aplicadas al suyo.
En carta dirigida al Diputado francés Gensonné y
fechada 10 de octubre de 1792, se lee:

[…] y así resolví
ocupar el tiempo, que era necessario aguardar, en examinar
atentamente los diversos gobiernos y sistemas políticos de
la Europa. Artes, ciencias, religiones, industria y efectos de
las diversas formas de repúblicas y gobiernos mixtos de
gobierno, ocuparon mi atención por espacio de cinco
años, hasta el de 1789, […]*.

*Francisco de Miranda, De Miranda para el
Deputado Gensonné, París 10 de octubre de 1792,
Tomo X doc. 1674, , p. 269, en Miranda y sus documentos,
(selección de textos Gloria Henríquez, Miren J.
Basterra), Academia Nacional de Historia de Venezuela,
http//www.anhvenezuela.org.

les relations de voyage par mer ou par
terre, Qui ont ete publiees jusqu'a present dans les differentes
Langues de toutes les Nations connues (1746-1749) del Abate
Prévost y en 1773 con An account of the voyages del
inglés John Hawkesworth7.

La aparición de la actividad
científica a mediados del siglo XVII y su afianzamiento
por medio del triunfo de la nueva filosofía experimental,
hizo posible que la concepción del viaje adquiriera un
nuevo significado, particularmente en el Reino Unido en donde el
proceso de transformación económica y social fue
más consistente. De hecho, todo el poder se iba
concentrando en manos de los mercaderes de la ciudad y en las de
la aristocracia terrateniente, quienes, en fin, concebirán
el viaje moderno como instrumento capaz de delinear una
visión de conjunto del modo en que se configura y funciona
una determinada sociedad.

La introducción del método
inductivo baconiano constituyó el punto de partida de una
nueva forma de pensar, es decir, dio inicio a la formación
de nuevos conceptos a partir de la situación objetiva
observada según una

7 Cfr. Pere Sunyer Martín,
Pimentel, Juan. « Testigos del mundo. Ciencia, literatura y
viajes en la Ilustración », (Resumen), in Revista
Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales,
vol. X, n.558, Universidad de Barcelona, 2005, en
http://www.ub.es/geocrit/b3w-558.htm

perspectiva particular8, en parte
determinada, como hace notar Sunyer Martín, por la
relación antitética que se estableció con
respecto a las viejas concepciones de la realidad:

El cambio en la forma de entender el viaje
es paralelo a la búsqueda durante el siglo XVII de nuevos
criterios de verdad en los que fundar el conocimiento y la
comprensión del mundo tras el colapso del sistema de ideas
y creencias que habían imperado desde hacía siglos.
Es el rechazo de la autoridad escolástica y su base en la
lógica aristotélica, pero también del
escepticismo de los humanistas y su negación a la
posibilidad de construir conocimientos universales a partir de
casos particulares, y de conocer la naturalezza y el mundo. El
nuevo conocimiento debía fundarse en hechos singulares que
permitiesen formular axiomas generales, como proponía
Bacon; en alguna verdad inamovibile e imposible de rechazar, como
fue el principio cartesiano pienso, luego soy y existo; pero
sobre todo en el método como pedían Bacon en Novum
Organum y Descartes en el Discurso del método
[…]9

El interés intelectual que la nueva
ciencia había suscitado en torno a la temática del
viaje y que atrajo la

8 Cfr. John D. Bernal, Storia della
Scienza, Roma, Editori Riuniti, 1969.

El historiador Paolo Rossi, prueba que con
Bacon se dio inicio a un trabajo de separación del
conocimiento científico de la teología y de la
religión, con el fin de introducir a éste dentro de
una visión del mundo basada en el anhelo del
descubrimiento y del dominio de la naturalezza para beneficio del
hombre. Cfr. Paolo Rossi, Il tempo dei maghi. Rinascimento e
modernità, Milano, Raffaelo Cortina Editore, 2006, pp.
106-117.

9 Cfr. Pere Sunyer Martín,
Pimentel, Juan. «Testigos del mundo. Ciencia, literatura y
viajes en la Ilustración », cit.

atención de políticos,
diplomáticos, literatos, hombres de ciencia, mercaderes,
etc., exigía a éstos sistematicidad en el momento
de exponer la narración. Esto dio lugar a un modelo de
verdad qe se fundaba en la racionalidad empírica la cual,
una vez eliminado los obstáculos cognoscitivos derivados
de las "verdades" de la revelación divina, daba cabida a
la apropiación de la realidad y del sujeto como vía
de acceso a la verdad10.

La literatura del viaje se
caracterizó, por consiguiente, por la presencia de una
heterogeneidad de intereses que eran típicos de la cultura
dieciochesca y que abarcaban aspectos tanto culturales como
políticos, económicos, geográficos y
ambientales. Por lo tanto este género narrativo
requería que las observaciones de los viajeros fueran el
resultado de una preparación teórica
auténtica que les posibilitase organizar el conocimiento
de la realidad por medio de su observación directa,
destacando para ello la predilección de la objetividad de
la relación11. La observación detallada de las
poblaciones,

10 Cfr. María Carolina
Sánchez, "El Diario de Francisco de Miranda y la
representación ilustrada del mundo", en Telar, Revista del
Istituto Interdisciplinario de Estudios Latinoamericanos,
Universidad Nacional de Tucumán, Facultad de
Filosofía y Letras, n°4, 2006, p. 105.

11 AA.VV., Grand Tour. Il viaggio in
Toscana dei viaggiatori inglesi e francesi della fine del XVII
secolo agli inizi del XIX secolo, cit.; Pere Sunyer
Martín, Pimentel, Juan.

«Testigos del mundo. Ciencia,
literatura y viajes en la Ilustración »,
cit.

sus moradores y los hechos
históricos que los singularizaron, son elementos
suficientes para efectuar una descripción con el despego
necessario para hacerla interesante hacia aquel público de
lectores que no se limitaba únicamente al de los
científicos, sino también a todos aquellos
intersados a sacarle algún provecho, bien sea de
carácter mercantil o simplemente cautivados por la simple
curiosidad intelectual. Además, las narraciones de los
viajes dieciochescos no estaban dominadas exclusivamente por el
tema de la descripción y de la comparación entre
dos culturas, sino que en ellas se buscaba también un
motivo para el desarrollo individual en sus esferas emotiva y
pedagógica12. En las páginas del Diario que Miranda
consagró a la ciudad de Florencia se observa, por ejemplo,
la admiración manifestada por éste al pasear por
sus calles y palacios como si estuviera en una ciudad-museo en la
que tienen importancia, no sólo los monumentos aislados,
sino los conjuntos urbanísticos en que los mismos se
hallan. De modo que si éste se detiene a discurrir sobre
un palacio o una iglesia, no se limita a describir sólo su
parte arquitectónica, sino que también
las

12 Cfr. Leonello Vincenti, Viaggiatori del
Settecento, Torino, UTET, 1950.

obras de arte que en estos se hallan y su
contexto externo como, por ejemplo, los jardines que circundan la
estructura.

Dicembre
19

En fin temprano seguimos nuestra ruta, y
llegando sobre Montimorello se descubre florencia, y sus
contornos que es una vista hermosisima, todos montesuelos
cubiertos de olivares y viñas que no hai un Palmo inculto,
con infinidad de Csas de Campo, y vistas deliciosas por todas
partes […]13

Las bibliotecas de la ciudad florentina
representarán la parte más importante del recorrido
cultural imprimido en las páginas de su Diario. En
particular, Miranda se detiene a describir la galería de
manuscritos presentes en la biblioteca de los Medici en San
Lorenzo, los cuales se hallaban alineados en sendos atriles y
sujetos a cadenas de hierro, cuya visión será
motivo de gran admiración, sobre todo porque en aquellos
volúmenes se podían encontrar las obras de
autores

13 Francisco de Miranda, Viaje por Italia,
Edición digital a partir de Diario de viajes y escritos
políticos, Madrid, Editora Nacional, 1997, in Biblioteca
Virtual Miguel de Cervantes, http//:
www.cervantesvirtual.com

dignos de mención como Machiavelli,
Petrarca, Virgilio, las historias de Tácito, algunos raros
ejemplares de los evangelios, para citar sólo los
más conocidos.

Temprano a visitar la Biblioteca
medicæoLaurentana que contienen 7.000 volums. de
manuscritos raros, la mr. Parte de estos están atados con
cadenas de hierro á los atriles en que. Reposan donde los
pueden ver con comodidad los que gusten-tuve el gusto de
vér los escritos de Machiavelo todos de su prop°
puño (mui buena letra pr. Cierto) y también los de
Petrarca-un Virgilio del V Siglo, con la nota de un Consul
Romano, de estár corregido (en pergamino) y algunos
evangelios de excelente caracter griego todo en oro fino, y tan
bien trabajado que parese hecho aier-á la Academia
Florentina (nombre que tiene ahora la de la Crusca) que se junta
en la Libreria-Magliabechi todos los jueves- tiene esta libreria
100-mil volumens., […]14

Es interesante observar que desde su
partida de Florencia hasta la llegada a Roma, las páginas
del Diario mirandino no hacen mención alguna de su paso
por aquellas regiones y ciudades de pequeñas dimensiones
que se encuentran a lo largo del trayecto hacia la capital,
aún presentando éstas obras de carácter
artístico y cultural interesantes para un viajero; es como
si entre una y otra etapa existiera un vacío. Se
podría aventurar una explicación al respecto, es
decir, los viajeros del siglo XVIII, a través de
los

14 Idem.

recorridos que realizaban en las varias
regiones italianas establecían de vez en vez lo que
más podía destacar como meta
histórico-artística en una determinada
región. Según opinión del profesor Attilio
Brilli, en realidad para el viajero del Grand Tour es
inconcebible tener que detenerse en aquellas localidades que no
constituyan etapas afianzadas o ciudades de gran
interés15.

Enero 1786

25

Al amanesér [luego de haber admirado
la ciudad de Florencia, n.d.a.] nos pusimos en marcha, por
caminos tan malos como los antecedentes, mas de quando en quando
se encuentran por contraste, algunos pedazos de dos, y tres
millas perfectamente. conservados de la famosa Via
Flaminia…… […] á las lo llegamos
á hacer alto á la Storta mala Ostaria que
está á una Posta de Roma, donde comino una fritada
de huevos-de una altura inmediata se descubre el már, y la
Cupola de S. Pietro, que dispierta en el viajante instruido las
sublimes ideas de Roma antigua, y de quanto este Pais celebre
ofrece de sorprendente…… […]16

15 Cfr. Attilio Brilli, op. cit. p.
56.

16 idem.

Este breve pasaje del Diario revela, por
consiguiente, las preferencias que prescribia el recorrido del
Grand Tour con respecto a las ciudades italianas que se
consideraban dignas de ser visitadas, de lo que se deduce que en
la geografía temporal y cultural de aquellos tiempos el
viaje iba presentando evoluciones y variaciones que se
ajustarán a la madurez del gusto y de los intereses de sus
protagonistas17.

17 AA.VV., Grand Tour. Il viaggio in
Toscana dei viaggiatori inglesi e francesi della fine del XVII
secolo agli inizi del XIX secolo, op. cit; Giorgio Cusatelli, "I
viaggi italiani dei tedeschi nel XVIII secolo", in Maria Enrica
D"Agostini, La letteratura di viaggio. Storia e prospettive di un
genere letterario, cit., pp. 90-92.

II

El Diario de
Francisco de Miranda

Se puede afirmar que el Diario de viaje que
Francisco de Miranda lleva consigo posee la más completa
información por lo que se refiere el Siglo de las Luces.
De hecho, hojeando sus páginas se observa la fineza de las
anotaciones y el detalle de sus impresiones sobre todo aquello
que había visto y aprendido durante su recorrido por las
tierras del Viejo Continente. Durante cuatro años, es
decir, desde 1785 a 1789, y precisamente pocos meses
después de haber arribado en tierra sajona (dicembre de
1784), Miranda se dispone a emprender un largo viaje que lo
conducirá, como declara en carta dirigida al Conde de
Floridablanca (Londres, 1789), por varios países
europeos18, no sin antes haber conocido y prestado servicio como
militar en tierras norteamericanas, donde entró en
contacto y colaboró con

18 Francisco de Miranda, Carta dirigida al
Conde de Floridablanca, Londres, 15 de julio de 1789, Tomo VIII,
Doc. 1098, en Miranda y sus documentos, cit.

los ambientes revolucionarios castrenses
que promovieron el proceso de liberación de esas tierras.
Ahí frecuentó el grupo de George Washington y
Alexander Hamilton, entre otros. En aquel país
conoció también el coronel William Spence Smith,
secretario e hijo político de John Adams, ministro
norteamericano de la corte de Saint James. Smith, entusiasmado
por el proyecto mirandino de expulsión de los
españoles de América, ofreció ser su
banquero y, estimulados los dos por esta idea, decidieron
embarcarse hacia Europa para conseguir apoyo político y
militar. De hecho, cuando Miranda decide emprender su viaje por
el Viejo Continente contaba con alrededor de 35 años de
edad, muy maduro para que su viaje se caracterizase bajo una
conotación de carácter estrictamente
didáctico (como fue la de Simón Bolívar,
quien en 1805 era un adolescente que contaba con 22 años
de edad cuando llegó a italia); aunque podríamos
apuntar que ese estímulo hacia la curiosidad, Miranda se
lo llevaba consigo desde su salida de Caracas a la edad de veinte
años y cuya creciente proyección no lo
abandonará hasta el final de sus días.

Una vez arribados a Inglaterra, Miranda y
su compañero de viaje y financiador dan inicio al largo
periplo por el Viejo Mundo. Se puede hipotizar, ya que
éste no pone a disposición una información
más detallada de su salida del país sajón,
que el Grand Tour mirandino comenzó desde el puerto de
Dover o en cualquier otro puerto de la Mancha, como el de
Harwich, Brighton o Yarmouth, de donde por lo general los
ingleses se embarcavan en navíos que, en términos
medios, empleaban alrededor de diez horas de travesía para
tomar puerto en la costa francesa19. Sin embargo, después
de haber visto Holanda, Prusia, Sajonia y Viena; William Smith
interrumpirá su gira para regresar a Londres, en donde
dejará a disposición de Miranda una considerable
cantidad de dinero20. Miranda continuará su viaje solo,
atravesando tierras de Austria, Hungría, Italia, Grecia,
Egipto, Asia Menor, Turquía, Rusia, Finlandia, Suecia,
Bélgica, Suiza y nuevamente Italia en enero de 1789;
visitando, esta vez, la región noroeste de la
península y, finalmente, Francia de donde saldrá de
regreso para Londres y dar así por concluido su largo
periplo el 8 de junio de 1789. Esta experiencia le
permitirá conocer, como se ha dicho con anterioridad,
innumerables sitios de interés cultural y
social.21

En una misiva dirigida al Gobernador de la
Habana y protector suyo, Don Juan Manuel de Cagigal y
Monserrat,

19 Cfr. Attilio Brilli, op. cit., p.
55.

20 Cfr. Waldo Frank, Nacimiento de un
mundo. Bolívar dentro d el marco de sus propios pueblos,
Madrid, Aguilar, 1959, pp. 71-74.

21 Cfr. AA.VV., Diccionario de Historia de
Venezuela, tomo 3, Caracas, Fundación Polar, 1977; R.J.
Lovera De-Sola, "Las inquietudes intelectuales del precursor.
Estudio crítico del "Diario" de Francisco de Miranda", en
Boletín de la Accademia Nacional de la Historia, tomo
LXXXIII, n°329, Caracas, enero-marzo 2000, pp. 149, 163, 184,
187.

fechada 16 de abril de 1783, Miranda le
manifiesta la motivación real por la cual deseaba dar
principio a sus viajes en países extranjeros. Se trataba,
en particular, de deshacerse de una situación embarazosa
que había tenido con el gobierno español con motivo
de una serie de intrigas urdidas por parte de las autoridades en
contra de él y en las que se verá implicado al
propio Cagigal22 y, sobre todo, porque sentía el deseo
de

enriquecer, desde una perspectiva
individual, su formación cultural, así como la de
conocer la organización económica, política
y social de las sociedades que deseaba visitar, consideradas por
éste requisitos fundamentales para la formación de
un buen ciudadano.

[…] le diré que la
mía, en dirigirme por los Estados Unidos de America, no
sólo fue por sustraerme a la tropelía que conmigo
se intentó, sino para dar al mismo tempo principio a mis
viajes en países extranjeros, que sabe V. fue siempre mi
intención concluida la guerra; con este proprio designio
he cultivado de antemano con esmero los principales idiomas de
Europa que fueron la profesión en que desde mis tiernos
años me colocó la su erte y mi nacimiento. Todos
estos principios 8que aún no son otra cosa), toda esta
simiente que con no pequeño afán y gastos se ha
estrado sembrando en mi entendimiento por espacio de trenta
años que tengo de edad, quedaría desde luego
sin

22 Cfr. Dirección General de Prensa
del MCI, Francisco de Miranda. Precursor de la libertad de
América, Caracas, 2005, en http//:www.mci.gob.ve ; Santos
Rodulfo Cortés, La dimension Universal de Francisco de
Miranda, en Boletin de la Academia Nacional de la Historia, Tomo
LXXXIII, n° 329, Caracas, enero-marzo 2000 ; Alfonso Rumazo
Gonzalez, Miranda, el precursor, en Personajes ilustres de
Venezuela, n°5, Madrid, Ediciones Edime, s.f.

fruto ni provecho por falta de cultura a
tempo. La experiencia y conocimiento que el hombre adquiere,
visitando y examinando personalmente con inteligencia prolija en
el gran libro del universo; las sociedades más sabias y
virtuosas que lo componen; sus leyes, gobierno, agricoltura,
policía, commercio, arte militar, navegación,
ciencias, artes, etc…, es lo que únicamente puede
sazonar el fruto y completar en algún modo la obra magna
de formar un ombre sólido y de provecho!

Así he de merecer a V. que si
pudiese por sí solo transigir mis asuntos, respecto a
tener en su poder documentos suficientes para ello, me consiga de
Su Majestad una Real Licencia para pasar por cuatro años a
Inglaterra, Holanda, Francia, Alemanna, Italia, etc., a viajar y
perfeccionar mi incompleta educación.
[…]23

La mañana del 7 de noviembre de
1785, fecha en la cual inicia la aventura por tierras italianas,
Miranda arriba en la ciudad de Venecia. La descripción de
la ciudad y sus particulares importantes que se pueden leer en
las páginas del Diario hacen traslucir el conocimiento
humanístico que éste poseía. Su
afición por la cultura clásica y la sensibilidad
artística lo conducen a manifestar un gran interés
por la vida social de los venecianos en todos sus aspectos. Como
señala Giorgio Cusatelli24, la cultura artística
del siglo XVIII privilegiaba, en modo particular, la escuela de
arte véneta respecto a la toscana; pero, sobre todo, se
visitaba Venecia

23 Francisco de Miranda, Carta dirigida a
Juan Manuel de Cagigal, 16 de abril de 1783, Tomo II, Doc. 481,
en Miranda y sus documentos, cit.

24 Giorgio Cusatelli, I viaggi italiani
dei tedeschi nel XVIII secolo, cit., p. 92.

por su matiz oriental, casi exótico.
De hecho, la imagen de Venecia y su paisaje circunstante
impresionaron de modo particular a Miranda, sobre todo sus
palacios, en donde, a veces, parece vislumbrarse una profunda
emoción por parte del autor.

[…] No se puede negár que al
aproximarse el espectaculo impone! Tantos hermosos, y soberbios
edificios que paresen salen del agua … ! la vista del
hermoso canal-grande, y de la Giudecca, con las Yslas adjacentes
de S. Giorgio magiore, de la Mdna. Delle Gratie, & C…
todo forma un objeto grande y hermosisimo!…25

No hay duda que las opiniones y los
criterios sobre el arte y la cultura italiana expresados por
Miranda en el Diario pueden ser considerados testigos de gran
autoridad y esto lo han señalado sus biógrafos26.
Sin embargo, se tiene como la

25 Francisco de Miranda, Viaje por Italia,
Edición digital a partir de Diario de viajes y escritos
políticos cit.

26 Léase, por ejemplo, la cita
tomada del Diario por el crítico venezolano R.J.Lovera De-
Sola, en donde hace notar la influencia ejercida por el
arqueólogo e historiador del arte alemán
Winckelmann, quien contribuyó de forma decisiva a la
formación del gusto neoclásico. En particular, fue
fundamental el viraje imprimido por la obra de este historiados
en el campo de los tratados de arte, puesto que supo combinar la
historia de la civilización con el de la evolución
del estilo, daando inicio al desarrollo de la
historiografía artística:

sensación de que los
académicos que han estudiado a Miranda, hayan dejado a un
lado otro de los aspectos que emergen en la lectura de las
páginas del Diario y que se refiere al estado general de
decadencia y de pobreza en que se hayaba sumida la ciudad
lagunera; semejante impresión, aunque con tono más
sereno, será expresada por la ciudad de Roma27. Estas
impresiones tienen una explicación histórica y
Leyendo la Historia del arte de la antigüedad de (Johan
Joachim) Winckelmann que me ha llenado de gusto y
admiración por este ombre sabio y erudito, y siento
muchísimo no haberlo podio leer en Roma mismo (t.V,
p.517)

R.J. Lovera De-Sola, Las inquietudes
intelectuales del precursor. Estudio crítico del "Diario"
de Francisco de Miranda, cit., p. 143; Véase
también Giulio Carlo Argan, L"arte moderna, RCS Sansoni
Editore, Firenze, 1990.

27 Las citas al respecto no
faltan:

27 de enero de 1786

[…] pasamos por Piazza Navona, que
es la maior de Roma, y conserva la forma de un Circo, que ella
era antiguamte., (circuì Agonalis) tiene tres fuentes en
el medio, la que está en el centro es su mejor adorno, y
tál vez la mas bella obra del Bernino, llamada la
Fontana-Navona: -quatro rios, el Danubio, el Ganges, el Nilo, y
la Plata se apoyan á un escollo, sobre el qual se elevan
un pedestal, y un Obelisco de 73 palms. De altura (el mismo qe.
Estava en el Circo de Caracolla)….. toda esta maquina
produce un bellissimo efecto, la escultura es excelente; y puede
considerarse como una de las mejores cosas de Roma –lastima
que no la tengan bien entretenida; y la stima aun qe. una plaza
tan hermosa esté spre. tan puerca, y mal
empedrada.

no son, por lo tanto, fruto del capricho de
un turista inconforme, como podría aparecer a una lectura
superficial del texto.

En su Storia degli intellettuali d"Italia,
el historiador Ugo Dotti asegura que a partir del siglo XVII la
sociedad italiana sufrirá un proceso de involución
en su vida social y religiosa, causa por la cual decayó la
cultura de este país, perdiendo de este modo el lugar de
preminencia que gozaba hasta la fecha en todo el continente. De
hecho, según este autor, desde el siglo XIV hasta las
primeras décadas del Seiscientos, la vida cultural
italiana había ocupado un puesto de primer orden en el
resto de Europa; este fermento que se producía en la
esfera del conocimiento, afirma el historiador, hacían de
Italia el modelo de las conquistas intelectuales de todo el
continente europeo.28 En términos generales, la
represión cultural y social que le siguió se
podría explicar como el esfuerzo

5 de febrero de 1786

[…] io me separé de la
compañia, para ir á evacuar una cita en el
Café de la Piazza de la Fontana di Trevi donde
efectivamente. Encontré mi ombre, con muchas otras gentes
que leian algunas gazetas extrangeras, mi Banquero Giogaia entre
ellos; mas no pudo menos de causarme sorpresa, como aquellas
gentes concurrian a un lugár tan puerco è indecente
qual está dho. Café!…..

Cfr. Francisco de Miranda, Viaje por
Italia, cit.

28 Cfr. Ugo Dotti, Storia degli
intellettuali in Italia, vol. III, Roma, Editori Riuniti, 1999,
pp.33-38.

conjunto de la Iglesia y del Estado en
alargar sus propios poderes hacia la población entera. A
su vez, la economía europea de ese período estaba
atravesando una fase de estancamiento, la cual se
prolongará hasta más allá de mitad del siglo
XVII, lo que produjo una serie de crisis en la producción
como consecuencia de las dificultades halladas por el desarrollo
capitalista en su etapa de consolidación y
expansión, en cuanto éste aún no
poseía las fuerzas necesarias para la superación de
los límites internos y los obstáculos externos que
lo caracterizaban.29 Con la entrada del siglo XVIII estos
límites, que parecían insuperables, lentamente se
fueron venciendo.

En definitiva, al llamado poético de
la ciudad lagunera, Miranda contrapone el de la difundida
sensación de decadencia que emana de la misma, es decir,
no se limita a privilegiar los aspectos más agradables y
recurrentes de las cosas existentes, como aquellos descritos en
los inumerables diarios de viaje anotados por los hijos de la
burguesía o de la nobleza inglesa y alemana, sino que hace
notar aquellos más desagradables y particulares en ellas
presente:

29 Rosario Villari, op. cit.,
pp-281-286.

Noviembre [1785]

la vista del hermoso canal-grande, y de la
Giudecca, con los Yslas adjacentes de S. Giorgio magiore, de la
Mdna. Delle Gratie, & C… todo forma un objeto grande y
hermosisimo!… mas quando se desembarca, y se compensa
á vér la mierda, y prqueria que cubre las calles,
casas &c… la idea disminuie infinitame!

[…] me fui a una botilleria á
probar los elados venecianos, y me sirvieron uno de Marrasquin,
con la fruta entera, mui bueno; mas la dha botilleria, y todo su
ajuar era sumamte puerca…… informome el criado sin
embargo que aquella era la mejór […]

15

[…] –De aqui pasamos al
Palacio Ducal […] a los apartamentos del Doge que por
favór, y dinero me permitieron vér justamente.
Quando se hiva á servir la mesa…… notandose
una suma moderacion en la fornitura interior; y mesquindad en su
mesa, que aun estava puesta con negligencia, y poco
aseo…… el mas inferior negoziante Yngles la
tendrá seguramte. Con mas gusto y aseo! –en la sala
primiera se nota un buen retrato suio de cuerpo entero, con una
guarnicion dorada de exquisita talla.-al salir de aqui choca
verdaderamte., y ofende á la delicadeza, la porqueria,
orines y mierda que se encuentra en corredores, rincones escalas,
y por todas partes!…… defecto precisamte. De la
educacion nacional.

[…]

De aqui baxamos al muelle frente a la Plaza
de S . Marco, donde estan las dos columnas famosas de granito
orientál, todas de un pedazo, y las maiores que he visto
de su especie : son bellisimas ; y es lastima qe. No sean
iguales….. estas fueron traidas de la grecia, y la tercera
se les caio al agua al tiempo de desembarcarla en Venecia, sin
qe. Tuvieran abilidad para sacarla : aun estas dos estuvieron
muchos años por Tierra, hasta que un arquitecto Lombardo
(Barattiero) las alzó finalmente….. valgame Dios
que porqueria ! pues para asercarse á examinár
estas hermosas moles, es necesario ensenagarse en la
mier….. que cubre sus pedestales, como si no huviese otro
lugar mas a proposito para ello !

16

[…] – De aqui pasamos al
famoso Ponte di Rialto, que está sobre el Canál
grande, hecho todo de marmol blanco; y es seguramente. uno de los
mas valientes, y elegantes razgos de arquitectura qe, se pueden
vér en el mundo….. ó quanto place su vista,
mirado del Centro del Canál!…… ensima hai
dos ordenes de Tiendas tambn, de marmol, cubiertas á
bobeda; que forman una calle expasiosa en el centro, y dos mas
angostas á los lados, cubiertas de una hermosa balaustrata
de marmol, para el pase con toda comodidad de quantas gentes
vaian y vengan; excelente disposicion! Mas quien lo
creiera!….. Ambos estos últimos pasages
están llenos de mi….. que me fué imposible
pasár pór ellos, a examinár con prolixidad
este soberbio edificio !.30

Una impresión similar se
observará cuando el futuro prócer venezolano llega
a la ciudad de Roma en el invierno de 1786, donde podrá
constatar las condiciones de extrema pobreza en que vivía
el pueblo romano y el Estado Pontificio

30 Francisco de Miranda, Viaje por Italia
cit.

en general, las cuales contrastaban con los
signos de su remoto esplendor31. Para Miranda el viaje,
además de configurarse como deseo de conocimiento de la
civilización del Viejo Mundo, constituyó
también una exigencia de superación de las
decepciones padecidas en el plano político- social y
personal. Fue, como se ha notado con anterioridad, un momento de
fuga pasajera respecto a un destino opresor de angustia moral y
civil del cual los latinoamericanos creían no poderse
liberar jamás. El hecho de tener que confrontarse con una
realidad de subalterneidad, como la impuesta por los
españoles en tierras americanas, que parecía
sacrificar a sus pobladores definitivamente en un inmovilismo
estancado que no ofrecía estímulos ni metas,
provocarán en él el deseo de obrar por la libertad
hispanoamericana32. Esto hace pensar, un avez más, que en
Miranda no todo se traduce en apología de lo antiguo, sino
que el tour por él emprendido delata fines de
carácter más contingente, los cuales se
podrían definir en términos de búsqueda de
posibles acuerdos diplomáticos. Por otro lado, Miranda
también se impone como el primer portavoz de una
burguesía en plena expansión y en la que

31 Ibid.

32 Cfr. María Carolina
Sánchez, El Diario de Francisco de Miranda y la
representación ilustrada del mundo, cit., p.
100.

interactuan la cultura especializada del
hombre culto con la del diplomático.

Así lo recordará en una
minuta redactada en el año de 1792 en donde hace notar que
el proyecto de liberación de la América Meridional
lo venía desarrollando desde hace mucho tiempo
atrás :

Aquí fue que el año de 1784
en la ciudad de Nueva York, se formó el proyecto actual de
la independencia y la libertad de todo el continente
Hispano-americano33.

pero no sin antes haber viajado por Europa
a fin de completar

« la magna obra de una
educación sólida y de provecho34 »

33 Francisco de Miranda, América
Espera, citado por R.J. Lovera De-Sola in Las inquietudes
intelectuales del precursor. Estudio crítico del "Diario"
de Francisco de Miranda, cit., p. 172.

34 Cita tomada del libro de Carmen L.
Bohórquez, Miranda, bitácora de un visionario de
nuestra América, Caracas, Ministerio de
Comunicación e Información, 2006, p.
15.

Estética del
Diario

Como se ha podido observar, la experiencia
mirandina presenta cualidades poco comunes en cuanto a
observación y escritura, lo que proporciona a su
narración un valor muy particular para ese siglo de las
Luces, el cual tendia precisamente hacia la multiplicidad de las
experiencias en cuanto reveladoras del espesor ideológico
de las teorizaciones sistemáticas y de las elaboraciones
estético- literarias de sus protagonistas35. De hecho, el
Diario de viaje de Miranda presenta una transcripción que
se desarrolla según un modelo de escritura típico
de este género, en donde se anota con escrupulosa
indicación cronológica el itinerario recorrido por
el autor. Sin duda, las páginas del Diario mirandino
correspondientes a su periplo por tierras italianas,
podrían ser definidas como documentos acreditados y
ejemplares de la literatura de viaje, porque conformes a la
vivacidad y a la maestría típicas del siglo XVIII,
las cuales emergen en los varios campos del conocimiento que
poseía

35 Sobre el afianzamiento del
cosmopolitismo y el intercambio cultural del conocimiento durante
la Ilustración Cfr. Giulio Ferroni, Storia della
letteratura italiana. Dal Cinquecento al Settecento, vol.II,
Torino, Einaudi, 1991, pp. 387-88.

su autor: político,
científico, artístico, literario, musical, etc.36.
Se podría añadir, además, que las
páginas mirandinas se caracterizan por un propósito
de escritura que comunica lo visto y lo vivido como efecto de la
apropiación del conocimiento por parte del autor en el
dúplice nivel de quien efectúa y describe su
experiencia y en el de quien se apodera de la misma, a
través de la lectura. Sin embargo, es necesario hacer una
puntualización al respecto, es decir, en cualquier proceso
de transcripción de una vicisitud individual en donde el
viaje sigue siendo, en todo caso, su directa expresión, no
sólo se refleja el punto de vista de quien escribe, sino
que también el solo hecho de analizar los usos y las
costumbres de un pueblo con frecuencia se ve influenciado por la
extracción social del observador, la cual condiciona, como
es obvio, el modo de vivir y transcribir la experiencia del
viaje.

Una creación artística no se
puede entender y explicar si no se le considera como
expresión de una concepción del mundo relacionada
con la conciencia de una clase social. Con esta afirmación
no se pretende negar el rol y la importancia que posee el
individuo como creador de una obra, sino que, por el contrario,
lo que se quiere recalcar es que lo que

36 R.J. Lovera De-Sola, Las inquietudes
intelectuales del precursor. Estudio crítico del "Diario"
de Francisco de Miranda, cit., pp. 199-200.

posibilita el prestigio de un autor es su
capacidad de poder expresar los valores de un grupo social a
nivel universal. Este hecho se coloca, por consiguiente, como
expresión individual y social de una determinada
concepción del mundo en la que la sensibilidad del autor
coincide con el movimiento social e histórico propio de su
época y de su clase37. En el caso de Miranda, por ejemplo,
si se toma como único referente de su obra a la
burguesía criolla venezolana, no sólo se incurre en
el error de excluir a las otras categorías de potenciales
lectores de la misma, sino que también se pierde de vista
la articulada tipología del autor. Los años de su
adolescencia estuvieron marcados por la aversión que los
mantuanos caraqueños mostraban hacia su padre, Don
Sebastián Miranda Ravelo, quienes no le perdonaban el
hecho de haber ejercido como capitán de una
compañía de blancos isleños, cuyos gastos
cubría por cuenta suya38, ya que su condición de
clase lo excluían del grupo de los vecinos principales por
ser comerciante de lienzos de castilla39.

37 Cfr. Sami Naïr – Michael Lowy,
Goldmann o la dialettica della totalità, Roma, Erre emme
edizioni, 1990, pp. 51-61.

38 Cfr. Ildefonso Leal, "Francisco de
Miranda: sus estudios en Caracas", in Boletín de la
Academia Nacional de Historia de Venezuela, n°354, Caracas,
abril-junio 2006, p.30.

39 Cfr. Ildefonso Leal, op. Cit.,,
p.30.

A diferencia de los blancos peninsulares y
los blancos criollos que ocupaban las esferas política,
económica, burocrática, eclesiástica y
militar de la colonia, los blancos pobres estaban destinados a
ejercer los oficios viles como el de pulperos, sastres,
agricultores, mercaderes, etc., lo que socialmente los
excluía a cubrir rangos en donde el linaje y el honor eran
considerados valores indispensables para el ejercicio del poder
en la colonia.40 La rígida división de clases de la
colonia colocaba al padre de Miranda en la escala social
más baja que podía ocupar un blanco que mereciera
respeto, es decir, la de los blancos de orilla o de baja
calidad41. La élite criolla venezolana miraba a este
estamento con sospecha, puesto que alarmaban por sus
aspiraciones, las cuales habrían podido subvertir el orden
social de clase de la colonia42. Miranda, no por ello
recibió una educación diversa

40 Cfr. AA.VV., Diccionario de Historia de
Venezuela, cit.; Elina Rovera Reyes, "200 años de la
llegada del precursor Francisco de Miranda a la vela de Coro
(1806-2006)

¿Construcción o
destrucción de un presente?", in Boletín de la
Academia Nacional de Historia de Venezuela, n° 354, Caracas,
abril-junio 2006, p. 11; cfr. Zully Chacón M., "«
Blancos limpios » sin hediondez de pecado (tierra e
injuria)", in Boletín de la Academia Nacional de Historia,
n°352, Caracas, octubre-diciembre 2005 , pp.
87-91.

41 Cabe señalar que los blancos de
la colonia no constituían una clase homogénea, en
su interior la división de clase los agrupaba en
artesanos, comerciantes y asalariados a quienes se les
excluía, junto a los pardos, cubrir cargos de
interés político, administrativo o castrense. Cfr.
Sami Naïr – Michael Lowy, cit., pp. 51-61; Elina Rovera
Reyes, op. cit., p. 88.

42 John Lynch, Las revoluciones
hispanoamericnas 1808-1826, Barcelona, Editorial Ariel, 1985, pp.
214-216.

o inferior a la que se le suministraba a
los hijos de la aristocracia criolla, es decir, erudita y culta,
inspirada en el gusto por los clásicos43, circunstancia
que le permitió adquirir la sensibilidad y las costumbres
propias de ésta, avivadas, a su vez, por el interés
y la influencia ejercida por las ideas de la Ilustración
francesa y europea44. El historiador Ildefonso Leal añade
al respecto:

Miranda vivía en Caracas en un lugar
céntrico, cómodo, protegido por su padre
empeñado en que adquiriese una excelente formación
académica en una sociedad cerrada, piramidal, donde las
profesiones más estimables eran las de sacerdote, abogado
y militar45.De hecho, si se toma en cuenta el comportamento de la
burguesía criolla latinoamericana y la función
económica ejercida por ésta en el interior del
proceso productivo colonial, así como también su
composición social, se puede observar que Miranda
recibió los estímulos procedentes de

43 Cfr. el trabajo de gran envergadura
publicado por el dr. Rafael Fernández Heres en el
Boletín de la Academia Nacional de la Historia de
Venezuela, "La clásica y temprana educación de
Francisco de Miranda", in Boletín de la Academia Nacional
de Historia, n°354, Caracas, abril-junio 2006, pp.
41-69.

44 Cfr. AA.VV., Diccionario de Historia de
Venezuela, cit.

45 Ildefonso Leal, "Francisco de Miranda:
sus estudios en Caracas", in Boletín de la Academia
Nacional de la Historia, n°354, Caracas, abril-junio 2006, p.
29.

las nuevas ideas económicas,
sociales y pedagógicas de las que se hacía
fomentadora la parte más progresista de la cultura
ilustrada francesa, lo que hacía tomar las distancias de
las ideas provenientes de la burguesía de tipo más
tradicionalista, como lo era aquella española. Por
consiguiente, para la burguesía ilustrada la
educación representaba algo muy necesario si se
quería aspirar a algún reconocimiento y, como
señala José Luis Romero46, lo era aún
más si se manifestaba bajo forma de instrucción, es
decir, bajo forma de estudio de las nociones modernas que
conducen a lograr aquellos principios ilustrados que
habrían de sustituir a los del ordinario vulgo. Se pensaba
que de esta forma el individuo podía llegar a ser
útil a la sociedad y ocupar en ella un lugar de
preminencia debido a sus méritos y a sus virtudes. De tal
forma se puede asegurar que para Miranda los problemas esenciales
de su tiempo y de su grupo social no constituían
convicciones abstractas, sino realidades que se expresaban de
modo inmediato y perspicaz en sus sentimientos e
intuiciones.

46 José Luis Romero, La
città e le idee, Napoli, Guida editori, 1989, pp.
188-194.

Lo que contradistingue el Diario mirandino
es, por consiguiente, ese aire de gracia que emana de su
escritura47, en donde se revive todo el colorido y la
maestría que caracterizaron el siglo XVIII por lo que se
refiere el uso de las varias ramas del saber, sin por ello nunca
caer en la afectación.

Además de las peculiaridades ya
citadas, desde una perspectiva estilística el Diario posee
también otras características que lo hacen
distinguir de los demás libros de este género
publicados durate el siglo XVIII. Lo demuestra el hecho de que
éstos últimos, aparte de describir los
conocimientos y las experiencias vividas por el narrador,
incluyen también noticias tomadas de otros libros, cuyo
fin didáctico e informativo los transforma en verdaderos
ensayos48. Por el contrario, en Miranda se observa el gusto por
la anécdota, la proyección psicológica de
sus estados de

47 Sin embargo, cabe hacer notar que, por
lo general, desde un punto de vista estilístico, la
literatura de viaje se caracterizaba por su carácter
práctico, es decir, el desaliño estilístico
que en ella se encuentra es el producto "natural" de las
condiciones de empirismo en las que se escribió. Por
consiguiente, por lo que se refiere a la pureza de estilo, el
texto mirandino no se puede considerar una creación
literaria elevada, sino que se debe apreciar como un libro de
apuntes sobre las impresiones que éste experimentó
a lo largo de su periplo. Cfr., R.J. Lovera De-Sola, Las
inquietudes intelectuales del precursor. Estudio crítico
del "Diario" de Francisco de Miranda, cit. p.
199-200.

48 Cfr. A. Brilli, op. cit., pp.
33-38.

ánimo y las reflexiones suscitadas
por el encanto agradable de los lugares que visita. Tambén
no es casual si en esas reflexiones se vislumbra el modelo de la
estética ilustrada, según el cual el arte, en su
desenvolvimiento histórico, es condicionado por la cultura
de una época, es decir, por su ideología y, por
consiguiente, percibido según los criterios culturales del
momento. De hecho, para la ideología de la
Ilustración el progreso histórico constituye una de
las bases fundamentales en la que se rige el principio de la
razón, cuyos defensores la considerarán como
moderna inteligencia o conocimiento. La dinamicidad y la
progresión con la cual se conceptuaba a la naturaleza
humana consentía aseverar que el progreso era una ley de
la misma naturaleza y, por consecuencia, la razón era
considerada una fuerza natural que se incrementaba a tal punto de
coceptuarla como infalible. Es así que para la cultura de
la Ilustración el arte se incorporaba en el movimiento
progresivo de la civilización y, por tanto, se
suponía que el desarrollo de cada una de las demás
esferas de la práxis social movía e influenciaba el
avance del arte. De modo que el progreso del arte se interpretaba
como un avance del idealismo, en otras palabras, como el progreso
del hombre en su totalidad a partir de las nuevas experiencias
que éste hacía del mundo49.

Sin embargo, la observación del
mundo que se hace a través del viaje es también
posible traducirla como un proceso semiológico con el que
el sujeto puede decifrar el significado de las cosas que
encuentra por su paso. En el Diario mirandino, por ejemplo, la
productividad y la circulación de sujetos y signos se
expresa en un conjunto de representaciones cuya
simbolización lingüística se coloca como
creadora estética de un mundo con un sentido. A
través del sentido que le quiere dar al mundo, Miranda
emprende la labor de entenderse a sí mismo. El
prócer venezolano no desdeñó esta
fórmula que, inevitablemente, proveía de un canon a
la estructura del realato y, de hecho, su producción
literaria constituyó la herramienta por medio de la cual
podía formarse una específica concepción de
la realidad. Es decir, por medio de la confrontación que
le consentía la escritura, Miranda pudo expresar, desde su
estancia en Europa, la concepción del mundo de su
nación con la que quería actuar en el pensamiento y
en el comportamiento de la comunidad a la que hacía
referencia.

49 Cfr. Mario Benvenuto, Filosofi
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1964, pp. 5-12, 59-61.

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Autor:

Vincenzo Paglione

25/04/2008

Partes: 1, 2
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