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Caracterizacion y factores asociados de la hematuria silenciosa en pacientes menores de 16 años (página 2)



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Entre las causas de hematuria glomerular están las glomerulonefritis posinfecciosa aguda, membrano-proliferativa, rápidamente progresiva, al igual que glomerulopatías secundarias al lupus eritematoso sistémico, púrpura de Schonlein Henoch, síndrome hemolítico urémico e infecciones crónicas. La nefropatía por IgA, la hematuria idiopática (benigna familiar o esporádica) y el síndrome de Alport son causas de episodios de macrohematuria recidivante.

El origen de la hematuria no glomerular puede ser infecciones (bacterianas, virales, tuberculosis), causas hematológicas (coagulopatías, trombocitopenia, enfermedad falciforme, trombosis de las venas renales), cálculos con o sin hipercalciuria o hiperuricosuria, anomalías anatómicas (congénitas, riñones poliquísticos, anomalías vasculares, tumores, traumatismo), el ejercicio y los fármacos.

Cuantitativamente, se llama hematuria microscópica si es demostrable únicamente a través del microscopio y macroscópica si es evidente a simple vista. En general, la microhematuria es más frecuente de origen nefrológico (glomerular), mientras que la macrohematuria es de origen urológico generalmente (no glomerular) y casi nunca ocurre en condiciones no urológicas. Generalmente lo más llamativo de la macrohematuria, la cual puede estar presente con síntomas leves, moderados o severos, es la ansiedad que produce en el paciente y el médico. Esto debido a que los pacientes con macrohematuria tienen aproximadamente cinco veces más probabilidad de presentar patologías que comprometen la vida cuando es comparado con la hematuria microscópica.

En los niños es necesario hacer una investigación clínica y urológica completa, pues debe concluirse un diagnóstico etiológico que permita descartar un patología grave, de mal pronostico como algunas lesiones neoplásicas, o confirmarlo para instaurar un tratamiento oportuno e indicado.

Ya que enfermedades renales son un problema de gran frecuencia en la práctica clínica de todo médico, especialista y general, tanto en la práctica ambulatoria como hospitalaria, y representan un problemas diagnóstico y terapéutico complejo debido al amplio grupo de enfermedades renales y sistémicas que involucra y , que pueden manifestarse clínicamente de variadas formas, es importante caracterizar esta patología en nuestro medio.

El objetivo de este trabajo fue caracterizar la hematuria silenciosa y sus factores asociados en los pacientes menores de 16 años de la Ciudad de Barranquilla, que asistieron a Cirujanos Pediatras durante el periodo de enero de 1997 a diciembre de 2003.

MATERIALES Y MÉTODOS

Se realizó un estudio descriptivo en dos fases: la primera retrospectiva y la segunda prospectiva, que incluyó la revisión de las historias clínicas de 63 niños menores de 16 años de la ciudad de Barranquilla con hematuria silenciosa confirmado de acuerdo con los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), durante el período de enero de 1997 a diciembre de 2003 que fueron atendidos en Cirujanos Pediatras.

Los criterios de inclusión fueron tener menos de 16 años, con presencia de más de 5 RBC por campo en el sedimento urinario para determinar microhematuria y sangre evidente en orina para determinar macrohematuria; y no presentar otras manifestaciones clínicas relacionadas a la hematuria. Se excluyeron los pacientes con hematurias infecciosas y síndrome nefrítico ya diagnosticado, ya que para el estudio se tomaron los pacientes monosintomaticos, sin fiebre o sin sintomatología urinaria asociada, como disuria, polaquiuria, entre otras.

Los datos fueron tomados de las historias clínicas y las copias de los reportes de laboratorio realizados durante el estudio del paciente expedidos por el centro de referencia (Cirujanos Pediatras) para la primera fase (enero 1997 a junio 2002) y directamente del paciente en la segunda fase (julio 2002 a diciembre 2003), y recogida en partir de un formulario estándar que incluyó variables como genero, edad, peso, antecedentes personales y familiares de importancia, motivo que genero la consulta, lugar de origen de la hematuria, estado de la enfermedad antes y después del procedimiento terapéutico y paraclínicos, diagnostico definitivo y evolución.

La información fue procesada en el software Epi-Info 6.0 y analizada bajo criterios descriptivos y analíticos. Se utilizó un nivel de confianza del 95% y un valor de p menor de 0,05 fue considerado significativo.

RESULTADOS

Se estudiaron 63 pacientes pediátricos que consultaron o fueron remitidos a Cirujanos Pediatras de la ciudad de Barranquilla por hematuria durante enero de 1997 a diciembre de 2003. De la población estudiada el 36,5% (23 personas) fueron niñas y el 63,5% (40) niños. La edad osciló entre 9 meses y 16 años, con media de 7,7+3,6 años. El 41,3% (26) de los niños tenían entre los 6 y 10 años, 28,6% (18) entre 1 y 5 años y otro tanto era mayor de 10 años. Solo un paciente fue menor de 1 año. El peso promedio de los niños fue 34,4 + 10,9 kilogramos, con un rango entre los 11 y los 55 kilos.

19 pacientes (30,2%) informaron que tenían antecedentes personales patológicos: dolor abdominal en el 6,3% (4) de los niños y asma en el 3,2% (2) de ellos. En el 9,5% (6) de los niños se describió un antecedente familiar patológico de importancia, y el 3,2%(2) de los casos correspondió a nefropatías.

El 66,7% (40) presentaban hematuria macroscópica y el 33,%(20) microscópica. En promedio el tiempo de duración de esta patología urinaria fue de 7,7+11,4 meses, con un rango que variaba entre los 5 días y los 4 años.

La hematuria microscópica fue mas frecuente en el grupo etario entre los 2 a 10 años, mientras que la macrohematuria lo fue en mayores de 5 años (p: 0,03). De igual forma se observa que las niñas presentan con mayor frecuencia microhematuria y los niños macrohematuria (p: 0,017).

El motivo de consulta mas frecuente de los pacientes en estudio fue la macrohematuria sin otra sintomatología asociada (44% – 28 pacientes), seguido de la microhematuria como hallazgo de laboratorio casual (16% – 10). En el 9,6% (6) de los casos los pacientes fueron remitidos por una glomerulonefritis.

De acuerdo al lugar de origen de la hematuria, en el 72,8% (31) el sangrado era de origen renal propiamente dicho (nefrológico) mientras que en el 26,2% (11) el defecto se encontraba en las vías urinarias (urológico). No se encontró relación estadística significativa entre el sexo y el origen de la hematuria, pero si con respecto a la edad. Las causas del tracto urinario responsables de la hematuria se presentan principalmente entre los 5 a 10 años, mientras que las causas nefrológicas se presentan por igual en todos los grupos etarios, excepto en los menores de 1 año (p: 0,01).

De todos los pacientes en estudio, se llegó a un diagnóstico concluyente en el 66,7% (42) de los casos. La patología con mayor incidencia fue la hipercalciuria e Infección de las vías urinarias en el 11,1% (7) de los niños respectivamente, la glomerulonefritis en 6 pacientes (9,5%), glomerulonefritis postinfecciosa encontrada en el 6,3% (4) de los menores, seguida de un 4,8% (3) respectivamente para los diagnósticos de glomerulonefritis proliferativa. En el 6,3% (4) de los casos se describió una membrana basal adelgazada, en un 3,2% (2) de los niños poliposis en la vía urinaria, el síndrome nefrítico y la nefropatía por Inmunoglobulina A. (tabla No. 1).

TABLA No 1. DIAGNOSTICO DE LA HEMATURIA SILENCIOSA

CIRUJANOS PEDIATRAS – BARRANQUILLA. ENERO 1997 – DICIEMBRE 2003

DIAGNÓSTICO

No.

%

GLOM. POST-INFECCIOSO

GLOM. PROL. MESANGIAL GLOM. PROLIFERATIVA GLOMERULONEFRITIS GLOMERULOPATIA INESPEC. HEMATURIA BENIGNA HIPERCALCIURIA HIPOSPADIA

I.V.U.

MEMBRANA BASAL DELGADA NEFRÍTICO

NEFROPATIA POR IgA POLIPOSIS

VASO ABERRANTE HEMATURIA EN ESTUDIO

4

2

1

6

2

1

7

1

7

4

2

2

2

1

21

6,3

3,2

1,6

9,5

3,2

1,6

11,1

1,6

11,1

6,3

3,2

3,2

3,2

1,6

33,3

TOTAL

63

100

Las ayudas diagnósticas fueron solicitadas de acuerdo a las necesidades y enfoque diagnóstico del paciente. Se analizaron los resultados de los paraclinicos e imagenológicos disponibles en términos de normalidad y anormalidad (ver graficas No. 1 y 2), y se observó que los laboratorios que fueron encontrados con mayor frecuencia como anormales fueron: el cuadro hemático en el 9,1% (5) de los casos, C3 y C4 en 25% (10), los electrolitos en orina 24% (6) especialmente el calcio, la siclemia en 3,7% (2), la depuración de creatinina 18,2% (4) y el hallazgo de dismorfismo en los eritrocitos de la orina que fueron patológicos en el 85,7% (12) de los casos. Entre los laboratorios solicitados con mayor índice de sospecha fueron los anticuerpos antinucleares los cuales fueron positivos en el 80% (4) de los casos estudiados y la inmunoglobulina G en un porcentaje igual. Llama la atención que en todos los pacientes en los que se realizaron los electrolitos en sangre estos se encontraban dentro de valores normales. En cuanto a las ayudas imagenológicas, en todos los pacientes en los que se realizó una radiografía de abdomen o una urografía excretora estas fueron normales. El 10,5% (5) de los pacientes presentaba alguna anormalidad en la ecografía renal y en el 50% de los pacientes a quienes se les practicó una tomografía axial computarizada se observó alguna lesión. (Ver tablas No 2 – 3 y grafico No 1 y 2)

Se relacionaron todos los paraclínicos evaluados en este estudio en términos de normalidad y anormalidad con la edad y el sexo, y en general no se encontraron correlaciones estadísticas significativas. En comparación del estudio anterior, en esta fase del proyecto no se observó que las pruebas de función renal (creatinina, BUN, urea) se alteraran en relación con el aumento de la edad de los pacientes, con valor de p de 0,09.

TABLA No 2 – ANORMALIDAD EN PARACLINICOS. CIRUJANOS PEDIATRAS. ENERO 1997 – DICIEMBRE 2003

PARACLINICOS

ANOR MAL

NOR MAL

TOTAL

No.

%

No.

%

UROCULTIVO

CUADRO HEMATICO LEUCOCITOS

C3 C4

PROTEINURIA ALBUMINURIA FUNCION RENAL COAGULACION ELEC. SANGRE ELEC. ORINA

8

5

1

10

1

1

2

1

0

6

16,7

9,1

2

25

6,3

5,9

4,4

2,4

0

14,3

40

50

49

30

15

16

43

42

11

36

83,3

90,9

98

75

93,8

94,1

95,6

97,6

100

85,7

48

55

50

40

16

17

45

43

11

42

GRAFICO No 1. ANORMALIDAD EN PARACLINICOS.

CIRUJANOS PEDIATRAS. ENERO 1997 – DICIEMBRE 2003

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TABLA No 3. ANORMALIDAD EN PARACLINICOS.

CIRUJANOS PEDIATRAS. ENERO 1997 – DICIEMBRE 2003

PARACLINICOS

ANOR MAL

NOR MAL

TOTAL

No.

%

No.

%

SICLEMIA

DEPUR. CREATININA CITRATO ORINA ANTICUERPOS DISMORFISMO

RX RENAL UROGRAFIA EXC ECO RENAL

TAC IgG IgM IgA

2

4

1

4

12

0

0

5

1

4

0

2

3,7

18,2

12,5

80

85,7

0

0

10,5

50

80

0

33,3

53

18

7

1

2

5

23

43

1

1

2

4

96,3

81,8

87,5

20

14,3

100

100

89,5

50

20

100

66.7

55

22

8

5

14

5

23

48

2

5

2

6

GRAFICA No 2. ANORMALIDAD EN PARACLINICOS.

CIRUJANOS PEDIATRAS. ENERO 1997 – DICIEMBRE 2003

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A 15 de los pacientes en estudio se les practicó biopsia renal dirigida debido a su evolución clínica tórpida, y se observó que el 40,1% (6) de ellos presentaban lesión glomerulonefritis de tipo mesangial, proliferativa o de cambios inespecíficos, y en el 40% (6) membrana basal delgada. Un paciente presentó nefropatía por inmunocomplejos por IgA y en otro un patrón de inmunocomplejos de origen a determinar. Sólo en el 6,7% (1) de los pacientes la biopsia renal fue normal lo que indica una alto nivel de sospecha clínica al momento de ordenar esta ayuda diagnóstica invasiva. (Tabla No. 4). Hubo relación estadística entre el diagnostico encontrado en la biopsia renal y la edad de los pacientes (p: 0,02).

TABLA No 4. DIAGNOSTICO POR BIOPSIA.

CIRUJANOS PEDIATRAS – BARRANQUILLA. ENERO 1997 – DICIEMBRE 2003

BIOPSIA

No.

%

CAMBIOS INESPECÍFICOS

GLOMERULO. PROLIFERATIVA GLOMERULO. MESANGIAL MEMBRANA BASAL DELGADA NEFROPATIA POR IgA NEFROPATIA POR INMUNOC. NORMAL

1

4

1

6

1

1

1

6,7

26,7

6,7

40

6,7

6,7

6,7

TOTAL

15

100

Después del tratamiento instaurado de acuerdo a la patología diagnosticada se valoró si los pacientes mejoraron o no de su sintomatología inicial y si la hematuria desapareció o no. Es importante resaltar en el 31,75% (20) de los casos no se pudo determinar la mejoría, debido a que los menores no volvieron al control con el medico. De los que continuaron vigilando la evolución de la enfermedad, en esta fase del proyecto el porcentaje de mejoría fue del 39% (25) pacientes, mientras que en la fase anterior se observó mejoría en el 94,4% (17) de los niños.

No se observó relación estadística entre el hecho de mejorar la hematuria y la edad del paciente (valor de p 0,85); con el genero del paciente (p:0,69); o con el diagnóstico confirmado por biopsia (p:0,28).

DISCUSION

La hematuria es una patología frecuente de la edad pediátrica. Al igual que la literatura mundial lo reporta, en nuestro estudio se encontró que la hematuria se presenta mas frecuentemente en niños que en niñas (63,5% vs 36,5%), la edad de la población osciló entre los 9 meses y 16 años, con una media de 7,7+3,6 años. La mayoría de los niños se encontraban entre los 6 a 10 años.

En esta cohorte se encontró que el 63,5% de los pacientes presentaron hematuria macroscópica y el 36,5% microscópica. Hubo relación estadística entre el tipo de hematuria con el sexo y la edad (p: 0,017 y 0,03 respectivamente). En cuanto al origen de la hematuria29, en el 72,8% de los casos fue nefrológico y en el 26,2% urológico. No se encontró relación estadística significativa entre el sexo y el origen de la hematuria, pero si con respecto a la edad (p: 0,01).

Como se describen en otros estudios, la patología con mayor incidencia fue las glomerulonefritis (40%), entre las que se presentan la postinfecciosa seguida de un glomerulonefritis proliferativa; hipercalciuria e Infección de las vías urinarias con 11% cada una. Se presentaron con menor frecuencia la membrana basal delgada (6,3%), poliposis en la vía urinaria, el síndrome nefrítico y la nefroparia por Inmunoglobulina A.

Al igual que otros estudios, los laboratorios que fueron encontrados con mayor frecuencia como anormales fueron: el cuadro hemático en el 9,1%, C3 y C4 25%, electrolitos en orina 24% especialmente el calcio, la siclemia 3,7%, depuración de creatinina 18,2% y el dismorfismo 85,7%. La ecografía renal tuvo un bajo valor predictivo (10,5%) y la urografía excretora y radiografía de abdomen no tuvieron ningún valor diagnostico. En el grupo estudiado se observo un alto valor diagnostico de la biopsia renal, lógicamente esto va asociado a un alto índice de sospecha clínica diagnostica.

En nuestro estudio, la hematuria fue de un buen pronostico, lo que fue descrito en la primera fase de este estudio (mejoría observada del 94%), sin embargo en esta fase de la investigación se reporto una baja proporción de mejoría con un 39%, que probablemente es debido a mayor información acerca del control de los pacientes, o al diagnostico de patologías con baja probabilidad de cura como es la membrana basal delgada.

En conclusión la evaluación de la forma eritrocitaria en el estudio de hematuria ha permitido una aproximación diagnóstica más ordenada y racional a este problema en los niños y en los adultos, evitando así muchos exámenes innecesarios en forma rutinaria. Como principal recomendación se propone que todo niño con hematuria persistente, a quien no se le puede aclarar su diagnóstico con los elementos dados, debe referirse a un nefrólogo pediatra para su evaluación.

En los pacientes en los cuales no se logra identificar un diagnóstico después de la evaluación inicial, debe realizarse un seguimiento adecuado por largo plazo. La meta final al evaluar cualquier paciente con hematuria microscópica asintomática es descubir una lesión significativa en un estadio temprano cuando es suceptible de realizársele un tratamiento curativo y antes de que la lesión cause una morbilidad significativa.

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Autor:

Ariel Polo Castillo. MD Pediatra Nefrólogo

José Martínez Martínez. MD Pediatra

Juan Moisés Campo. MD Pediatra

Juan Camilo Castillo Ariza. MD Investigador Medico

CIRUJANOS PEDIATRAS – UNIVERSIDAD METROPOLITANA BARRANQUILLA

ENERO 1997 – DICIEMBRE 2003

Partes: 1, 2
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