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¿Que pasó en Cancha Rayada? Versión española (página 2)




Enviado por Alberto Pereira Rios



Partes: 1, 2

Acordado el plan de asalto al campamento enemigo, revisaba
Ordoñez la columna expedicionaria, la proclamaba, y le
infundía su heroico espíritu. A las 7.30, tal como
fuera mencionado, desplegaban los realistas su línea de
masas en el llano de Cancha Rayada en tres divisiones de dos
batallones cada una, y dos escuadrones de caballería en
ambas alas. Ordóñez tomó el inmediato mando de la
columna central integrada por el Burgos y el Arequipa (B), la
derecha
(Columna sur) marchó a
la cabeza de Primo de Rivera, compuesta por compañías
de Cazadores y Granaderos (C) y la de la izquierda,
(A) Columna Norte
al comando del teniente coronel Bernardo de la Torre; integraban
esta, los batallones Concepción y el Infante Don Carlos. En
ese orden, el jefe del operativo, hizo la señal de marcha
para cubrir la media legua que los separaba del ejército
patriota. (calculamos en media hora el tiempo que
demandó a su ejército cubrir ese trecho. No hay datos
de la extensión del frente de ataque. Conjeturamos que este
no superaría los 700 metros)

Avanzaron silenciosamente, aunque con determinación en
dirección al campamento enemigo, e irrumpieron en el preciso
momento en que la segunda división se preparaba para
efectuar su cambio de posición
(La primera
división, ya lo había verificado)
Y lo
hicieron guiándose por los fuegos que el general O"Higgins
había hecho encender para facilitar el desplazmiento de las
columnas.

Las avanzadas de caballería (14) apostadas en
observación, dieron la señal de alarma y focalizaron
sus fuegos sobre la columna de la derecha (Sur) que avanzada
superando la línea de las otras (C) en razón de la
menor distancia recorrida a partir de la línea oblicua del
punto de partida de ejército realista. Acallados sus fuegos,
las tres columnas continuaron su marcha imperturbables en
perfecto orden, con resolución y confianza. Las fracciones
de caballería chilena destinadas como avanzadas
retrocedieron a la segunda línea del ejército (O)
causando la estampida de la caballada de los escuadrones de
Granaderos.

En las líneas patriotas el fuego de las primeras
descargas, produjo confusión e inquietud. Las voces de
alarma, el galope de los caballos de las descubiertas,
hacían presentir en los hombres de la segunda línea
patriota un ataque general que no podría neutralizar una
sola división. Reinó el caos. En pocos instantes la
dispersión tomó proporciones precursoras de un
desastre. Los artilleros del Ejército de los Andes, (6) que
resguardaban el flanco izquierdo, abandonaron sus cañones
ante la dispersión de la infantería que los protegia.
Las fuerzas de caballería se habían desordenado
también; y en el campo solo quedaban algunos rezagos de
caballería al mando del teniente coronel Bueras y el mayor
Necochea que efectuaron algunas cargas sobre el enemigo
permitiendo a sectores de dispersos ponerse a cubierto. El
general O"Higgins había conservado su aplomo y entereza, y
alentando a los suyos con su ejemplo, consiguió mantener en
pié de lucha solo al 3° de Chile (8) de los cuerpos que
integraban la segunda división del ejército. Cuando
sintió acercarse las fuerzas enemigas, rompió sobre
ellas un nutrido fuego de fusilería. Esas primeras descargas
costaron a los realistas dolorosas pérdidas, y entre ellas,
la de un comandante de batallón y la de algunos oficiales
del centro y la derecha del ataque.

Al aproximarse la columna de la izquierda
(norte) al sector derecho de la primera línea
patriota ((W) recibe una mortífera descarga proveniente de
una compañía del Bº11, (3) tras lo cual, esta
no solo detiene su impulso, sino que provoca algún
desconciero en sus filas, por lo imprevisto del ataque. Para
peor, a causa de la oscuridad y sensibilizado por la inesperada
descarga, confunde la cabeza de la columna del centro de ataque,
que oblicuaba avanzando en su dirección con el enemigo; y al
no reconocerla, le dirije sus fuegos, provocando bajas entre
ambos columnas. ((Z)

Tras estas reacciones y equívocos, hubo un momento de
vacilación en las filas realistas, que hubieran desistido de
la empresa de no mediar la presencia de espíritu de
Ordóñez, que se puso a la cabeza de sus tropas y
alentó a todos con su ejemplo, dando orden de continuar
avanzando a la bayoneta.

Asegura Barros Arana que "La resistencia opuesta por el
general O"Higgins, con el solo batallón N°3 de Chile,
no había podido ser de larga duración. Cortado por la
impetuosa carga de fuerzas inmensamente mayores, envuelto por
todos lados, herido el mismo general y expuesto a caer
prisionero, ese cuerpo se vió forzado a replegarse en
desorden con pérdida de cerca de un tercio de su tropa. Pero
esa resistencia, aunque corta, había sido enérgica,
auque no determinante.

Luego de su heroica defensa, el B3° de Chile (8) se
dispersó sobre el B8° (12) que formaba la reserva,
siendo recibido a balazos en los primeros momentos por
considerarlo enemigo. Desde ese momento todo fue confusión
en el campo que ocupaban la segunda y la tercera líneas
patriotas.

El capitán Miller (que formaba parte de
la artillería de Buenos Aires, ubicada a la izquierda de la
segunda línea,
(6) nos cuenta en sus Memorias,
p.189, "que tuvo la buena fortuna, y ánimo bastante para
salvar dos piezas de la batería. El alférez del mismo
cuerpo Moreno permaneció con él; joven aún de 16
años, se condujo con heroísmo ejemplar, animando y
estimulando a los artilleros, y manteniendo reunidos a algunos
soldados de infantería, hasta que, habiendo sido gravemente
herido, tuvo Miller que mandarle a retaguardia con uno de los
cañones que no podían ya servir, por haber muerto
ó estar heridos la mayor parte de los artilleros. En medio
de la confusión, principiaron los patriotas del ala derecha,
de esa línea
(2° de Chile) a hacer
fuego con la única pieza de campaña que quedaba en
posición, cuando se agotaron sus miniciones, se la
envió también a retaguardia. Tras lo cual, convencido
de que ya no podía hacer más, se unió al coronel
Las Heras y revistó a sus órdenes como ayudante,
durante la difícil retirada de la división a su
mando".

Los granaderos a caballo, (11) despertados al ruido de las
descargas se dispersaron. muchos sin su montura tomando la misma
dirección, al igual que caballería de la derecha
(10)
(Regimiento de Cazadores) que lo
hizo en desorden al cuartel general situado más a
retaguardia en la falda occidental de los cerrillos. (LL) El
comandante Alvarado, (Y) que con el N° 9° de Cazadores
de los Andes cubría la izquierda de la línea,
considerando inútil toda resistencia en la posición que
ocupaba, tuvo la inspiración del momento: mandó avanzar
de frente e inclinándose sobre la derecha, dio un rodeo, y
pasando atrevidamente por el flanco derecho del enemigo, y luego
por su retaguardia en busca del ala derecha, cuya nueva
posición conocía. Al aproximarse a esta, sufrió
una descarga (Q) que le derribó veintiún hombres.
Reconocido luego como amigo, se incorporó a ella.

El N° 2 de Chile (R) mandado por el mayor José
Rondizzoni distinguido oficial italiano del ejército de
Napoleón, que ocupaba el extremo opuesto, tuvo la misma
inspiración, y describiendo una curva a retaguardia, fue
también a reunirse con Las Heras y se ubicó a la
derecha de la línea sobre el flanco izquierdo del
enemigo.

Ordóñez, resuelto a provocar el mayor daño
posible al enemigo, trepó por la extremidad sur de los
cerrillos de Baeza, (H) y al instante mandó romper fuego de
cañón y fusilería en todas direcciones,
esparciendo el espanto en las informes masas desbandadas. Sus
balas llegaban hasta el cuartel general situado al pié, de
uno de los cerrillos, y mató, al lado de San Martín, a
su ayudante Juan José Larrain (8)

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Uniformes de época

"El general, despechado, se negaba alejarse del fuego,
y parecía haber perdido su habitual sangre fría, pero
pronto reaccionó sobre sí mismo y comenzó a dictar
con precisión las órdenes convenientes para salvar al
menos las reliquias de desmembrado ejército. A eso de las 11
había decaído la intensidad del combate. En tal
instancia, el jefe patriota, mandó retirar la reserva (12) o
lo que quedaba de ella y concentrar a sus desbaratadas y
esparcidas tropas en el cerrillo del norte, y al efecto
empeñó un corto y desordenado combate,(E) pero luego se
vió obligado a ponerse en retirada con los dispersos,
perseguido muy de cerca. O"Higgins le siguió con el resto
del
3° de Chile (12) y con un par de piezas de
artillería de reserva. Ambos atravesaron sucesivamente el
Lircay en aquella desventurada noche". (E)

"Todo parecía perdido". Mitre, Ob. Cit.
P.464

"Los tres mil trecientos hombres de infantería que
mandaba aquel, participaron en principio del desorden general,
pero la presencia de espíritu y bizarría de aquel jefe,
alcanzó a mantener los dos tercios de su gente reunida bajo
un vivo fuego del enemigo. Pese a lo cual, logró reunir a la
mayor parte de su división, antes de abandonar su
posición.

Al valor de este jefe y a su prudente conducta, debe
estar Chile, eternamente agradecido. Emprendió la retirada
en excelente orden, con cinco batallones de infantería y la
artillería chilena al mando del teniente coronel Blanco
Cicerón" (1)

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Gral. Guillermo Miller, por entonces capitán
(artillería )

del Ejercito Unido

Notas IV

1) La división que recibió la descarga de
las partidas de caballería fué la columna de la derecha
(Sur)

2) Eran tres los batallones que componían su
división a los que se sumaron durante la dispersión, el
batallón de Cazadores de los Andes y el 2° de
infantería de Chile. que formaban de la segunda
división. "Memorias del General Miller", P.
188

3) Historia de Chile, Barros Arana. Parte 8,
p.309

4) "Había ocurrido que, el coronel Las
Heras, había adelantado por sobre su frente, la
compañía del bravo capitán Dehesa, este oficial
como su jefe, no dormia jamás cuando tenía cerca al
enemigo,
(Producto de sus experiencias asimiladas en el
sittio de Talcahuano) y se había adelantado unos treinta
pasos a su frente, tocándose casi en el vértice del
ángulo con la extrema derecha de la seguna división ,
al teniente Juan Apóstol Martínez. Llegado a su puesto,
el teniente se sentó para extraerse del pié una espina
que le había martirizado toda la tarde, siendo éste el
primer momento que tenía suyo para deshacerse de esta
incomodidad. No bien se había descalzado, cuando
distinguió una columna
(Seguramente escuadrón de
caballería al mando de Olarria que escoltaba el flanco
izquiero de la columna de ataque norte al mando del coronel De la
Torre) enigmática que marchaba de frente por su flanco;
y sin más tiempo que el necesario para incorporarse,
dió el viva, ordenó hacer alto y, viéndose
desobedecido, mandó hacer fuego y se replegó a su
compañía, como se le había ordenado. No esperaban
los realistas un ataque de flanco, desconcertado el coronel
Olarria, que mandaba ese batallón,
(en rigor
escuadrón, era caballería) creyó que
había equivocado la dirección de su marcha, y
prefirió detenerse en observación de la línea de
Las Heras. Pero éste puso en movimiento el B.N°11 (5)
sobre el enemigo, lo tomó de flanco, lo desbarató, hizo
matar todo de lo que él quedó en su poder, para no ser
descubierto y volvió a su posición sin atreverse a
operar más allá por la completa obscuridad en que se
hallaba, limitándose a mantener firme y compacta su
línea mientras le venían
órdenes".

"A su vez, había apoyado su flanco derecho
(ver plano) en una batería de diez piezas, mecanismo de
defensa con el cual podía barrer el camino público que
tenía al frente sino también proteger su flanco
derecho" .Historia de Chile, Barros Arana, T.8.
P.310

(En rigor esa batería tenía escasa ó
niguna munición, ya que la había utilizado en horas de
la tarde contra la línea enemiga que defendía la
entrada a Talca. En realidad la mejor defensa de la división
Las Heras, fué protegerse detrás de un zanjón que
se extendía a lo largo de toda la línea patriota tal
como se aprecia en el plano Nª 2.

5) Nació en Petorca, Chile. Murió en
la batalla de Maipú, en una carga que llevó contra la
infantería realista.

6) En horas de la mañana cuando les fué
posible a los realistas reunir a las partidas que se habían
diseminado en diversas direcciones, Osorio visitó el campo
de combate y notó la falta de trescientos hombres cuyos
cadáveres estaban tirados en la llanura.

7) López, Ob Cit.

Eran las once de la noche. El jefe de la
división, coronel H. de la Quintana no aparecía ni se
sabía de él. Era indispensable tomar una
resolución. Los jefes de los cuerpos se reunieron y
otorgaron el mando absoluto de la división al coronel Las
Heras". V. López T. IV. P. 90

8) Miembro de la patriota familia chilena del mismo
nombre. Que acompañó a San Martín como ayudante de
campo.

9) Miller, ob. ya cit.

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Referencias

A) Columna de ataque comandada por el Tte.
Coronel de la Torre integrado por los batallones Concepción
e Infante Don Carlos.

B) Columna al mando del brigadier
Ordóñez, intefrada por los batallones Burgos y
Arequipa.

C) Columna al mando del coronel Primo de Rivera,
conformada por compañías de Cazadores y
Granaderos.

D) Columna del coronel Las Heras abandonando el
campo de acción en dirección al
norte.

E) último intento de San Martín y
O"Higgins quienes con los restos del 8° de Los Andes y el
3° de Chile intentaron contener al enemigo antes de verse
obligado a cruzar el Lircay en dirección al
norte.

F) Los granaderos abandonan el
campo.

G) Columna realista, desbaratando intentos
patriotas.

H) Ordoñez hace pié en el Cerro Baeza,
y desde el cual hace fuego contra los dispersos
patriotas.

LL) Primera ubicación del Estado Mayor del
Ejército Unido.

O) Al replegarse las avanzadas de
caballería chilena, provocan la estampida de caballos de los
escuadrones de Granaderos, dejando a éstos
inermes.

P) Escuadrón realista que trató
infrctuosamente de impedir la retirada de Las
Heras.

Q) Los Cazadores de Los Andes son recibidos por
propios con fuegode fusilería

R) Desplazamiento del batallón 2ª de
Chile a la línea del Cnel. Las Heras

S) Desplazamientos de la Primera División
antes del ataque

T) Repliegue del batallón de reserva (12)
sobre el 2ª de Chile

U) Repliegue transitorio de fracciones de la
columna Norte, ante el fuego de la Cuarta Cñía. del
capitán Dehesa.

1) Artillería de Chile

2) B° 1 de Chile

3) B| 7 de los Andes

4) B° Cazadores de
Coquimbola

5) B° 11 de los Andes

6) Artillería
Argentina

7) B° 2 de Chile

8) B° 3 de Chile

9) B° Cazadores de los
Andes

10) Cazadores a Caballo

11) Granaderos a Caballo

12) B° 1 de los Andes

13) Artillería de
Reserva

14) Ubicación de las avanzadas patriotas y
retirada de las mismas ante el avance
realista.

V

Los realistas después del
triunfo

"¡Un sueño!, parecía el triunfo que los
realistas acababan de conseguir"

Torrente: La pérdida de los realistas no
bajó de 300 hombres entre muertos y heridos, incluso 14
oficiales y entre ellos el primer comandante del batallón de
Concepción Juan José Campillo, el primer ayudante del
burgos Rombau, y el capitán de Cazadores de Arequipa
Francisco María Enjuto, que yacían tendidos en el
campo.

Osorio que se había quedado guarneciendo la casa
fuerte construida en el convento de Santo Domingo de Talca, en
donde se había dejado los hospitales y todo el material del
ejército, se presentó en el campo al amanecer á
admirar los ilustres trofeos que sus valientes había ganado
en aquella noche, éstos eran, 24 cañones, 2 obuses,
porción considerable de armas de toda especie, provisiones,
caudales, parque, pertrechos, equipajes y cuanto poseía el
lujoso ejército enemigo, el cual tuvo además la baja de
¿¿500 muertos?? y un número proporcionado de
heridos. Poseído Osorio del más vivo placer al
contemplar esta insigne victoria, no le quedó otro
sentimiento sino el no haber tenido en ella la parte directiva.
Si bien abrazó cordialmente al valiente Ordoñez que la
había mandado, no dejó de experimentar aquel desagrado,
que es propio de quien abundando en cualidades guerreras, ve
cortado por otro aquellos preciosos laureles que la suerte le
había negado para sí mismo. En los primeros transportes
de su alegría dió orden para para seguir al derrotado
enemigo, y al cruzar el río Lircay encontró
todavía sobre sus orillas más de 800 mulas cargadas de
todo género de efectos de campaña y provisiones. El
término de aquella primera jornada fué en Las
Querecheguas, en las que se cercioraron los realistas del
desorden y confusión en que huían los rebeldes".
Aquí se acampó la vanguardia al mando de
Ordóñez, y las demás tropas se quedaron en
Pagué, tres leguas a retaguardia. La primera
determinación de perseguir al derrotado enemigo, sin tomar
el menor descanso se alteró al día siguiente en virtud
de una junta que se celebró a este objeto. La mayor parte de
los jefes votó por el retroceso a Talca; pero los más
inteligentes, entre ellos el comandante de Arequipa, y el de la
artillería, don Manuel Bayona, opinaron por el avance, en el
que insistió asimismo, con la mayor tenacidad el esforzado
Ordóñez; más todo fué inútil y se
aceptó el dictamen de la mayoría, fundado en el
cansancio de las tropas y en la necesidad de organizarlas, sin
temor de que San Martín pudiera rehacerse, después de
tan decisivo desconcierto, con el necesario vigor para oponer una
arreglada resistencia.

García Camba: "Un sueño parecía el
triunfo que los realistas acababan de conseguir, y pudiera haber
sido seguido con la anhelada reconquista de Chile si Osorio
hubiese acertado a aprovechar tanta fortuna; pero después de
la victoria de Cancharrayada, en lugar de seguir al enemigo con
toda celeridad compatible con el orden para impedir que se
rehiciera, y completar así tan brillante triunfo
cometió el grave error de dar a sus tropas el más
pernicioso descanso de resultados funestísimos.

La única tropa que quedó en el campo de
Cancharrayada en menos desorden fueron como 2.000

(En rigor reunió en su retirada más de
3.000)
de la división de Las Heras; a los que
esperó en San Fernando el mismo San Martín. Favorecido
este por la injustificable conducta de Osorio, cuando
precisamente le interesaba más no dar respiro a los vencidos
con la presencia de los afortunados vencedores, reunió con
actividad a sus dispersos, sacó refuerzos y artillería
de la capital, reanimó su abatido espíritu
público, y se puso en disposición de aventurar el 5 del
siguiente abril, la memorable batalla de del Maipú, en la
que fueron los realistas derrotados, y la España perdió
definitivamente el reino de Chile".

"En vez de continuar los realistas, persiguiendo a los
patriotas en las dirección de Santiago, como parecía
regular, retrocedieron en la noche del 19 sin haber adelantado
más de una milla ó dos, y se ocuparon de saquear el
bagaje que encontraron en la posición que tenían los
patriotas y enseguida regresaron a Talca.

"La sorpresa de Cancharrayada, que puso a la
revolución chilena al borde de su ruina, había sido una
victoria inesperada de las armas españolas; y habría
resultado seguramente completa y definitiva, si estas hubieran
podido aprovechar las ventajas alcanzadas aquella
noche.

Pero el combate costaba a los realistas dolorosas
pérdidas, la oscuridad, que había facilitado el ataque,
no había permitido perseguir por largo trecho a los
dispersos; y en la mañana siguiente comenzaron a comprender
aquellos, que ese triunfo, si bien había mejorado
considerablemente su situación, no era en modo alguno
decisivo.

En la mañana del siguiente día, cuando fue
posible reunir a las partidas que se habían diseminado en
diversas direcciones, y cuando Osorio visitó el campo de
combate, se notó la falta de cerca de trescientos hombres
cuyos cadáveres estaban tirados en la llanura.
(1)

Esta pérdida sin ser numéricamente
considerable, era en realidad desanimadora, desde que la tropa y,
aún algunos oficiales, acusaban a los jefes de haber
procedido con atolondramiento y desconcierto. La victoria, sin
embargo, les pareció en aquellos primeros momentos
sorprendente y hasta decisiva. En el campo hallaron algunas
banderas, cerca de veinte cañones, y una gran cantidad de
municiones y equipajes, pertenecientes al estado mayor patriota
(2) Los prisioneros tomados en el combate no alcanzaban a
cincuenta; pero se habían reunido a los realistas algunos
desertores ó rezagados del ejército patriota que
informaban que éste había sufrido una dispersión
completa, que el supremo director O"Higgins iba herido en el
brazo derecho, y que todo parecía anunciar que la
reorganización de esas tropas parecía imposible. Todas
estas noticias estimulaban a los jefes realistas a acelerar la
persecución de los patriotas para aprovechar las ventajas de
la victoria; aunque les fué posible hacerlo por falta de
elementos de movilidad, más que por impericia, como contaron
más tarde algunos de los oficiales para acusar a
Osorio.

El ejército realista no se hallaba en estado de
emprender inmediatamente el movimiento precipitado que
exigía la persecución del enemigo. Fatigado con las
marchas y contramarchas de los días anteriores, y más
aún con el ataque de la noche anterior que no le había
permitido tomar algunas horas de descanso. Escaso de caballos y
sin poder renovar los que se hallaban estropeados, tenía
además que recoger el botín tomado al enemigo, que
reparar su propio material, y que atender a su
reorganización. El 20 de marzo, sin embargo, se mantuvo todo
el día sobre las armas cerca del Lircay. La mayor parte del
ejército pasó al norte de ese río y llegó
hasta Panguilemu, recogiendo algunos dispersos y rezagados de los
cuerpos patriotas, por los cuales se supo que una considerable
división de éste, se retiraba ordenadamente hacia el
norte. El impetuoso Ordoñez, creyendo que era posible
aún alcanzarla y batirla, organizó apresuradamente esa
misma tarde una columna respetable de fuerzas de las tres armas;
y en la mañana siguiente (21 de marzo) se ponía en
marcha a su cabeza. Llegó hasta Quechereguas. A pesar de su
arrogante confianza, Ordóñez no se atrevió a pasar
adelante, y se resignó a esperar allí la reunión
de todo el ejército. Las noticias que recogía de sus
exploradores, dejaban comprender que las tropas patriotas
habían comenzado a reorganizarse, y que era imprudente
atacarlas con una sola división". (3) Barros Arana. Historia
General de Chile Parte VIII. P. 310

Ejemplar retirada del coronel Las Heras

Héroe en la adversidad

"La división de la derecha que había cambiado
de posición, reforzada con los batallones autoincorporados
de la segunda línea
(1° de Cazadores de
Los Andes y número Nº 2 de Chile),
permanecía formada sobre el flanco izquierdo de los
vencedores. Posición defendida al frente y a su flanco
izquierdo por el barranco antes señalado. A su frente se
divisaba una masa negra, que permanecía inmóvil: era un
escuadrón enemigo que estaba en observación. La
división permanecía en inacción y silencio. No
tenía quien la mandase. Su jefe el coronel Hilarión de
la Quintana, había acudido en los primero momentos a tomar
órdenes del cuartel general, y no aparecía. En tal
situación los jefes en junta de guerra, resolvieron ponerse
a las órdenes del coronel Las Heras, como el más
caracterizado y el más capaz de salvarlos. Este asumió
el mando con serenidad, penetrado en su gran responsabilidad.
Pidió una noticia verbal de la fuerza que resultó que
podía contar con 3.300 hombres. Mandó preguntar al
comandante Blanco Encalada, jefe de la artillería, cual era
su estado, y le fué contestado que no tenía ni un
cartucho por pieza, por haber agotado sus municiones en el
cañoneo de la tarde. No contaba pues, con artillería,
ni tampoco con un soldado de caballería.

La situación era apurada, pero tenía cinco
batallones de infantería intactos, con cincuenta tiros en la
cartuchera, y eso bastaba para pelear en caso necesario. Dispuso
que la artillería, que ocupaba el flanco derecho, pasase a
vanguardia, para ponerla a salvo. Con los batallones 11° y
7° de Los Andes, Cazadores de Coquimbo y número 1°
de Chile, formó una columna en masa, pregonando a la sordina
un bando de pena de vida al que se separase diez pasos de los
flanqueadores. A retaguardia colocó el batallón 1°
de Cazadores de los Andes, para cubrir la retirada.

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El temerario Tte. Cnel. José Santiago
Bueras

1786-1818

"Di la orden de que se guardase en la línea un
silencio profundo" -dice el mismo, en una minuciosa relación
de aquellos sucesos porque note que a como unas docientas varas
me observaban dos cuerpos enemigos y que ya dos veces me
habían dado el ¿Quien vive?

A las diez de la mañana continuó su marcha, y
a poco de andar se econtró con algunas municiones de
artillería extraviadas, con las cuales dotó sus piezas,
ubicandolas convenientemente a los flancos y la retaguardia de un
cuadro de columnas, que rodeó con cortinas de tiradores
formadas al efecto. Hacía dos días que no comían.
Dos soldados acosados por el hambre, separándose de la
columna robaron una gallina. En cumplimento del terrible bando,
fueron fusilados en el acto, y la columna pasó a tambor
batiente sobre sus cadáveres.

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Juan Gregorio de Las Heras

1780-1866

"Al valor de este jefe y a su prudente
conducta, debe estar Chile eternamente agradecido" Guillermo
Miller. Memorias, p.189

A las 5 de la tarde llegó a Quechereguas, en cuya
hacienda se fortificó en disposición de resistir todo
ataque. A las doce de la noche atravesó el Lontué, y el
21 al amanecer acampaba sobre la margen derecha de ese río y
continuó su fatigosa retirada. Al mediodía llegó
al estero de Cimbarongo, y allí tuvo noticias de que el
general San Martín, unido con O"Higgins, se hallaban en San
Fernando, reorganizando los batallónes N°8 de los Andes
3° de Chile y, reuniendo la caballería que había
cruzado en desbande el Lontué" (4)

Epílogo:

Los realistas no supieron aprovecharse de las inesperadas
ventajas obtenidas por Ordóñez; dirigieron sus marchas
con lentitud hacia el norte, y no llegaron al alcance de los
patriotas, sino al cabo de diez y siete días. Este precioso
intérvalo lo aprovecharon activamente el supremo director
O"Higgins y San Martín, reuniendo los fugitivos y
reorganizando el ejército, que campó a dos leguas de la
capital a la espera del enemigo, con fé inqueb rantable en
el triunfo final.

Al cabo, una nueva aurora venturosa asomó el 5 de
abril para las armas patriotas, y esta vez, los dioses de la
guerra no les fueron esquivos.

A.P.R.

Julio 2014

Notas V

1/2/3. Diego Barros Arana, Historia de
Chile 309/10

4) Historia de San Martín y de
la Emancipación Sudamericana, Bartolomé Mitre, P.
464/65

Bibliografía

  • Andrés García Camba: Memorias
    para la historia de las armas españolas en el
    Perú.
  • Mariano Torrente: Historia de la
    revolución hispano americana.
  • Barros Arana, Diego; Historia General de
    Chile Tomo X
  • Mitre, Bartolomé, Historia de San
    Martín y de la Emancipación Sudamericana.Peuser 1952.
    Miller; Guillermo, Memorias del general Miller, Emecé
    1997.
  • López, Vicente, Historia de la
    República Argentina; Sopen 1975.T. IV, ps. 86/89
  • Suárez, Martín Cnel. Atlas
    Histórico Militar Argentino.
  • Carlos Von Clausewitz; De la Guerra Volumen
    594;Tomo I, p.316/321, Círculo Militar.
  • Ione S. Wright-lISA M. Nekhom. Diccionario
    Histórico Argentino
  • Edward Mead Earle, Creadores de la
    estrategia moderna T.I, Círculo Militar de Buenos Aires,
    Vol. 598

 

 

Autor:

Alberto Pereira Ríos

Partes: 1, 2
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