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La Biblia y sus autores




Enviado por Agustin Fabra



Partes: 1, 2, 3

  1. Introducción
  2. La
    biblia y su escritura
  3. Composición del antiguo
    testamento
  4. Los
    libros de la biblia y sus autores
  5. Libros
    del nuevo testamento
  6. Los
    libros deuterocanonicos
  7. Conclusión
  8. Bibliografía

"… porque nunca profecía alguna ha
venido por voluntad humana, sino que hombres, movidos por
el
Espíritu Santo, han hablado de
parte de Dios"

2ª. Pedro 1:21

INTRODUCCION

Un día un hombre le preguntó a una mujer:
"¿Cómo puede usted probar que la Biblia es
Palabra de
Dios?"

Señalando con la mano el sol, la mujer le
respondió: "¿Puede usted demostrarme que eso
que estoy señalando es el sol?"

"Sí señora", dijo él.
"La mayor prueba de que es el sol es que me da luz y
calor".

"Muy bien", dijo la mujer. "Así pasa
con la Biblia. La mejor prueba de que la Biblia es Palabra de
Dios es que ese Libro me da la luz, me ilumina sobre lo que debo
hacer y me da calor también, pues me anima a amar a Dios y
al prójimo"
.

Dios se sirvió de instrumentos humanos para
llevar su Palabra, y esos instrumentos les iluminó y les
respetó su estilo y su temperamento, su cultura y
personalidad, y hasta el sello de la clase social a la que
pertenecían. Recordemos que todo libro tiene su autor y,
según como sea el autor, así será el
libro.

La mayor parte de los autores del Antiguo Testamento son
desconocidos para nosotros, lo cual es comprensible ya que la
literatura antigua era anónima, pues las composiciones,
tanto orales como escritas, pertenecían a la comunidad y
no a los individuos. Además muchos autores se basaron en
la tradición oral, que normalmente ampliaban. Por lo que
algunas obras se atribuyen a aquel autor que más haya
influido en aquel escrito. Un ejemplo de ello es el Pentateuco
que, aunque está atribuido a Moisés, él fue
sólo el autor del núcleo fundamental del
texto.

LA BIBLIA Y SU
ESCRITURA

Antes de ser escrita, la Biblia fue una enseñanza
oral. Su redacción se debe a tradiciones y a hechos
históricos que pasaban de generación en
generación desde la antigüedad,

Posteriormente, a principios del siglo IV a.C., en plena
Edad del Bronce, surgió la escritura mesopotámica
en Sumeria, la que posteriormente derivó en la escritura
cuneiforme. Fue entonces cuando se empezaron a poner por escrito
aquellas historias bíblicas que inicialmente habían
sido memorizadas, usándose para ello el cuero de res, el
pergamino. Se escribía con plumas de ave untadas en tinta.
Después se usó el papiro para escribir, que eran
láminas obtenidas de una planta egipcia.

Y mucho más tarde, en el siglo IV d.C.,
aparecieron los códices, que son manuscritos muy antiguos
que contienen textos bíblicos, de los cuales hasta el
día de hoy se han hallado 1,140 manuscritos. Entre ellos
hay que destacar el famoso "Códice
Sinaítico"
, hallado por el alemán Thishendorf
en un antiguo monasterio del Monte Sinaí.
Dicho Códice está compuesto por 346 textos que
incluyen todo el Nuevo Testamento y parte del
Antiguo Testamento.

IDIOMAS BIBLICOS Y GENEROS LITERARIOS

Inicialmente la Biblia fue escrita en tres idiomas:
hebreo, arameo y griego. Casi todo el Antiguo Testamento fue
escrito en hebreo, que era la lengua propia de Israel. Sin
embargo más tarde el arameo sustituyó al hebreo, ya
que el arameo era el dialecto en el que Jesús hablaba a su
pueblo. Finalmente la lengua dominante entonces fue el griego, la
lengua en la que se escribieron algunos libros del Antiguo
Testamento y todos los del Nuevo Testamento, exceptuando el
evangelio de Mateo, el cual fue escrito en arameo.

Hay distintas formas de expresión en la Biblia, a
las que denominamos "géneros literarios":
novelas, alegorías, fábulas, parábolas,
poemas, leyendas, refranes, metáforas, simbolismos,
hipérboles, antropomorfismos, etc. Cada vez que leamos la
Biblia debemos tener en cuenta estos géneros literarios,
con el fin de saber distinguir entre el fondo (ideas) y la forma
(el modo de decir esas ideas), entre la realidad y la
ficción, entre el núcleo histórico y la
forma literaria que lo expresa.

La lengua semita, o sea, el hebreo y el arameo, utiliza
muchas imágenes. Un ejemplo de ello es el árbol del
Paraíso, la creación de Eva de la costilla de
Adán, la fuerza en el cabello de Sansón, la ballena
que se tragó a Jonás, etc. Lo importante es
fijarnos en el fondo del texto; es decir, en el mensaje que el
texto encierra.

Los siguientes son los géneros literarios que
podemos encontrar en la Biblia:

Narrativa

Contenido: Dentro de este género entra
todo lo que es relato de sucesos, sea que se trate de hechos
históricos o imaginarios.

Intención: No sólo el relatar
acontecimientos, sino también el interpretarlos. Se
encuentra este género en gran parte de la Biblia: en el
Génesis, en parte del Éxodo y de los otros libros
del Pentateuco, en los llamados libros históricos del
Antiguo Testamento, y en los Evangelios y Hechos de los
apóstoles del Nuevo Testamento.

Ley

Contenido: Colecciones de preceptos, normas y
costumbres.

Intención: Regular la alianza con Dios y
las relaciones mutuas. Se encuentra principalmente en algunos
libros del Pentateuco: Éxodo, Levítico,
Números y Deuteronomio, en donde se contiene la Ley de
Moisés.

Profecía

Contenido: Mensajes de Dios al pueblo de Israel
por medio de los profetas.

Intención: Denunciar, llamar a la
conversión, anunciar castigos o salvación. Se
encuentra en el gran bloque de los libros proféticos del
Antiguo Testamento, entre Isaías y
Malaquías.

Lírica

Contenido: Lo mismo que en otras literaturas,
contiene la expresión de vivencias, de sentimientos
despertados por la contemplación de la realidad. Se trata
de una lírica religiosa o, al menos,
interpretada.

Intención: Expresar dolor, amor,
alabanza, confianza en diálogo con Dios. Se encuentra en
el libro de los Salmos, en el Cantar de los Cantares y en las
Lamentaciones.

Sabiduría

Contenido: Recoge la experiencia de los sabios,
expresada de ordinario en una forma sentenciosa.

Intención: Reflexionar sobre la realidad
para buscarle su sentido más profundo. Se encuentra en los
libros de Job, Proverbios, Eclesiastés, Sabiduría y
Eclesiástico.

Apocalíptica

Contenido: Relatos de visiones y sueños
en un lenguaje simbólico.

Intención: Interpretar el sentido global
de la historia y, más concretamente, levantar el
ánimo decaído del pueblo en tiempos de desgracia o
persecución. Se encuentra en el libro de Daniel y en
pasajes de otros profetas, así como en el Apocalipsis del
Nuevo Testamento.

Carta

Contenido: Exposiciones doctrinales y
exhortaciones dirigidas a colectividades o individuos.

Intención: Adoctrinar, exhortar y
corregir. En una palabra, evangelizar a distancia. Se encuentra
en gran parte del Nuevo Testamento: cartas de San Pablo, San
Pedro, San Juan, Santiago y San Judas.

Dentro de estos grandes géneros encontramos otros
subgéneros que tienen características propias, por
ejemplo dentro de la narrativa encontramos los Evangelios, que
son los libros que nos presentan información sobre la vida
y las enseñanzas de Jesús, pero a su vez en los
Evangelio encontramos las Parábolas, que eran formas en
las que las comunidades semitas transmitían
enseñanzas; una breve narración de un suceso
imaginario, del que se deduce, por comparación, una
enseñanza moral.

También encontramos la narración
didáctica, que son relatos posiblemente con una
raíz histórica, pero imaginarios en su mayor parte,
de los que se pretende sacar una enseñanza. Y otras como
las narraciones épicas, acontecimientos de los guerreros y
conquistadores y crónicas, que son una sumatoria de datos
aparentemente sin ninguna relación entre
sí.

COMPOSICION DEL
ANTIGUO TESTAMENTO

La Biblia tiene dos grandes bloques: el Antiguo y el
Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento, o Biblia Hebrea, es la
escritura de la religiosidad judía. En el Nuevo Testamento
está contenida toda la tradición y religiosidad
cristiana.

Los cinco primeros libros del Antiguo Testamento forman
la Torá judía: Génesis, Éxodo,
Levítico, Números y Deuteronomio. Dichos libros
fueron atribuidos a Moisés, aunque diversos
estudios demostraron que dentro de un mismo libro,
como el Génesis, hay por lo menos cuatro tradiciones
distintas, por lo cual no puede haber sido escrito por una misma
persona.

COMPOSICION DEL NUEVO TESTAMENTO

Esta segunda parte de la Biblia comienza con la
transmisión de Cristo a los apóstoles y
discípulos y, después de éstos, a las
primeras comunidades cristianas. Finalmente, algunos
apóstoles y discípulos lo pusieron por escrito,
atribuyéndose la autoría del texto a ellos mismos,
aunque un análisis profundo de cada escrito nos demuestra
quien fue realmente su autor, ya que los nombres fueron puestos a
finales del siglo I d.C. y principios del siglo II d.C., y muy
difícilmente fueron dichos apóstoles y
discípulos quienes lo escribieron, pareciendo tratarse
más bien de memorias comunitarias algunos de
ellos.

Forman parte del canon bíblico los textos
considerados como revelados directamente por Jesús, pero
fu el obispo Irineo de Lyon (130 al 202 d.C.) quien
estableció que el criterio para determinar si un texto es
inspirado por Dios y, por tanto integrar la Biblia, es tomando en
cuenta si el texto se usaba masivamente en las comunidades
cristianas, o sólo en pequeños grupos
sectarios.

Si bien no hay un acuerdo total sobre los motivos que
determinan que un texto debe formar parte del canon
bíblico y otro no, todo el cristianismo occidental
reconoce la misma unidad de las Sagradas Escrituras.

LA INTERPRETACION DE LA BIBLIA

Hay algunos grupos cristianos que dicen que la Biblia
hay que interpretarla literalmente, sosteniendo que lo que dice
el texto bíblico es lo que hay que hacer. Pero lo que
sí es necesario hacer, como sostiene la Iglesia
Católica, es poner los escritos bíblicos en su
contexto, evaluando el momento histórico en que fueron
escritos los textos y conociendo el motivo que tenía el
autor para escribirlo, con el fin de encontrar el mensaje y el
significado del mismo, lo cual será de total utilidad para
nuestra vida cristiana. Lo que definitivamente no debemos hacer
es leer la Biblia sin comprenderla, o como si fuera solamente un
libro escrito hace miles de años.

LOS LIBROS DE LA
BIBLIA Y SUS AUTORES

Libros del Antiguo Testamento

1.- Génesis

El libro del Génesis no menciona a ningún
autor. Muchos estudios académicos están de acuerdo
en que tiene varias fuentes, redactadas por varios religiosos,
por ejemplo en la época del cautiverio en Babilonia, y que
tiene muchos autores, aunque la tradición de la
autoría se le atribuye Moisés. Se desconocen las
fechas de su redacción, a pesar de que se argumenta que
fue alrededor del año 1,450 a.C.

Se llama Génesis a este Libro porque esta palabra
significa origen, y trata del origen del mundo y del hombre. Es
el primer Libro del Pentateuco y de toda la Biblia.

El autor sagrado no pretende dar una explicación
científica del origen de la vida, del mundo y de sus
primeros habitantes, sino que relata con un lenguaje sencillo y
adaptado a la mentalidad de la época, las verdades
fundamentales para la salvación humana, por medio de las
ideas originales del género humano y del pueblo de
Israel.

En el Libro del Génesis encontramos los cimientos
del sistema bíblico y sin él nos resultaría
más difícil de interpretar el resto de la Biblia,
por lo cual no debemos buscar en este Libro una
explicación científica, sino una narración
teológica y de fe. Por ejemplo, lo que en el
Génesis se perdió en Adán, nos lo
traerá después Cristo con su salvación
universal; y lo que ocurrió entonces con Eva encontraremos
la respuesta en María, la Madre de
Jesús.

2.- Éxodo

La palabra Éxodo significa salida, y este Libro
se titula así porque narra la salida de los israelitas de
la esclavitud en Egipto, que duró aproximadamente 144
años.

Algunos expertos sostienen que este es el Libro
más importante del Antiguo Testamento pues nos muestra la
fidelidad de Dios hacia su pueblo, Israel, en cumplimiento de su
promesa. Es el nacimiento de Israel como nación, como
religión y como culto. Es también el preanuncio de
la Pascua cristiana.

Como en muchos otros libros históricos, la
historia que se narra aquí está muy lejos de la
definición científica moderna, pues se trata de una
historia religiosa y cultural antes que bélica,
diplomática o política. Es una historia popular que
se esfuerza por convertir la posible expulsión de Egipto
en una gran epopeya nacional, despreocupándose del todo
por los aspectos fácticos y académicos.

El alfabeto hebreo apareció finales del siglo
VIII a. C. Después de siglos de tradición oral, los
relatos pasan a la forma escrita, sufriendo las lógicas
modificaciones y mitificación.

El libro ha sido atribuido tradicionalmente tanto por
judíos como por cristianos a Moisés, como los
demás libros del Pentateuco, y también su fecha de
redacción se supone que fue del 1,450 a.C. al 1,400
a.C.

El personaje central del Libro del Éxodo es
Moisés, quien fue el elegido por Dios para salvar a su
pueblo de la esclavitud. En este Libro se narran aspectos de suma
importancia, como la institución de la Pascua
judía, que es figura de la Pascua cristiana; el paso del
Mar Rojo; la marcha hacia el Monte Sinaí, en donde
nacerán las Tablas de la Ley, y con ello los Diez
Mandamientos; y el canto de victoria, en donde se muestra la
acción salvífica de Dios.

3.- Levítico

Fue escrito alrededor del año 1512 a. C. en el
desierto del Sinaí. Para los cristianos forma parte del
Pentateuco, y para los judíos de la Torá, la Ley.
Se encuentra entre los libros históricos y en ambas
versiones es el tercero de la Biblia, ubicado entre Éxodo
y Números.

Es un recuento, manual o compendio de los sacrificios
religiosos que Yahvé ordena realizar como parte de la
liturgia hebrea, y también se le atribuye su
autoría a Moisés.

La palabra Levítico viene de Leví, o tribu
de Leví, que eran los especialmente dedicados al culto
divino. Este Libro es una especie de manual para los levitas o
sacerdotes judíos.

El tema principal de este Libro es la santidad, palabra
que se repite 87 veces en él, siendo la clave "sed santos,
porque Yo, Yahvé, vuestro Dios, soy santo"
(Levítico 19:2). La palabra santo, referida a Dios,
significa que Él es superior a todo y a todos, y en cuanto
a los hombres significa apartado para Dios.

En dicho Libro se exponen los deberes de Israel en
relación al culto, y recoge numerosas prescripciones
rituales y ceremoniales religiosas y de carácter moral y
de conducta.

4.- Números

La tradición religiosa judía atribuye el
Libro de los números, como todos los libros de la
Torá o Pentateuco, al gran legislador de la nación
hebrea, Moisés ben Hamram o Moshé Rabenu, quien
habría vivido hacia el 1350 a.C. Según el Segundo
Libro de los Reyes (22-23), este libro fue hallado durante la
reforma de Josías, hacia el año 622 a.
C.

El evento clave en la formación del Antiguo
testamento fue la invasión del reino de Judá por el
imperio de Babilonia en el 586 a. C. Los babilonios destruyeron
la ciudad y el Templo de Salomón, ejecutaron a los hijos
del rey delante de él y lo cegaron, y se lo llevaron a
él y a muchos otros al exilio en Babilonia. Estos eventos
deben de haber representado una gran crisis religiosa:
¿por qué el Dios Yahvé había
permitido que esto sucediera? ¿Qué había
pasado con la promesa de que los descendientes de David
reinarían para siempre? Las respuestas están
registradas en las obras de los profetas Ezequiel,
Jeremías e Isaías, y en la historia deuteronomista,
la colección de obras históricas desde el Libro de
Josué al Libro de los reyes: Yahvé no había
abandonado a Israel, sino que Israel había abandonado a
Yahvé, y el exilio en Babilonia era un castigo de
Yahvé por la falta de fe de Israel.

5.- Deuteronomio

El libro recibió el nombre de Deuteronomio porque
así se lo titula en la versión griega de los LXX:
déuteros nómos o Segunda Ley, por
oposición a la Primera Ley recibida por Moisés en
el Monte Sinaí. Por este motivo, la Vulgata latina, la
traducción de la Biblia al latín hecha por San
Jerónimo, traslada la voz griega como
Deuteronomium.

El Deuteronomio retoma la tradicional forma de contar la
historia de Israel a través de grandes discursos; ellos
son el marco y la referencia que limitan el Código
ético que debería regir la vida del
judío.

El libro relata lo que sucedió desde la entrega
de las Tablas de la Ley hasta la llegada a los llanos del Moab,
pero, como sucede con frecuencia en el Antiguo Testamento, no
narra los hechos por la historia misma: los utiliza como medio
para probar la realidad y verdad del Código.

Su personaje principal es el propio Moisés, viejo
y en el fin de su vida, que recuerda el pasado y, con un estilo
vivo y directo, se dirige a los israelitas para hacerles notar
que si no guardan una fidelidad a ultranza al Pacto, serán
ingratos y poco merecedores del amor de Dios. Él los ha
elegido, y ellos han de honrar esa confianza o
desaparecer.

La historia es, pues, en el Deuteronomio, el testigo que
declara en favor de Dios que volcará al jurado, el pueblo,
en su favor. El Deuteronomio muestra ser la puerta de ingreso a
una interpretación correcta de la subsecuente historia del
pueblo de Israel. Esto quiere decir que el Deuteronomio tiene una
proyección hacia el futuro del pueblo de
Israel.

6.- Josué

El libro de Josué toma su nombre a partir del
hombre que sucedió a Moisés como líder de
las tribus hebreas, Josué. Junto con el Deuteronomio,
Jueces, 1 Samuel, 2 Samuel, 1 Reyes y 2 Reyes, pertenece a
una tradición de la historia y la ley judía,
llamada deuteronómica, que se comenzó a escribir
hacia el 550 a. C. durante el exilio
babilónico.

El libro celebra el asentamiento de las tribus hebreas
en la Tierra prometida. Un simple vistazo al conjunto del libro
nos hace ver que consta de tres partes: la conquista de
Canaán (caps. 1-12), la distribución de los
territorios conquistados (caps. 13-21) y la unidad de Israel
fundada en la fe (caps. 22-24).

7.- Jueces

El Libro de los Jueces narra el período que va
desde la muerte de Josué hasta el nacimiento de Samuel, un
tiempo en que los judíos han abandonado su vida
nómada y acaban de instalarse como semi- sedentarios
primero y agricultores luego, habitando en casas de material o
chozas de adobe.

Presentan a los Jueces o Libertadores que salvaron al
pueblo de la esclavización quienes después de
liberarlos los gobernaron. En tiempos de los Jueces, Israel
está completamente desorganizada, sus instituciones
están aún sin definir y numerosas potencias la
amenazan.

Entonces infundiendo un sobrenatural valor en ciertos
hombres y mujeres, les permite utilizar su fuerza para arreglar
las cosas. Como esta intervención está librada
solamente al arbitrio de la Divinidad, los jueces aparecen y
desaparecen a intervalos irregulares de la historia
hebrea.

Ningún juez llegó a ser jefe supremo
porque su función no es lograr la unidad, sino solventar
un problema puntual: la unificación definitiva
habrá de esperar a los Reyes.

8.- Ruth

El libro ha sido bautizado con el nombre de una de sus
protagonistas, mujer moabita llamada Rut, viuda y sin hijos. Por
su bondad y piedad para con su suegra fue aceptada y bendecida
por Dios. Rut, una moabita que, después de la muerte de su
esposo Mahlon, se dirigió a Belén con su
también enviudada suegra Noemí, ocupa un lugar
importante en la historia israelita, ya que llegó a ser
antecesora de David (4:18-22) y de Jesús (Mateo
1:1-5).

El autor del libro de Rut es desconocido, aunque algunos
exégetas se lo atribuyen a Samuel. Algunos detalles de su
estilo y argumento ubican la fecha de su composición en la
época posterior al Exilio en Babilonia. Otros por su parte
argumentan la posibilidad de que el escrito date de fechas
posteriores a la coronación de David, pues al final de
libro se encuentra su genealogía. El hecho de que no se
mencione a Salomón convence a muchos estudiosos de que
debe ser fechado antes del reinado de este.

9.- Primer libro de Samuel

Se cree que este libro formaba originalmente una sola
obra con II Samuel y I y II Reyes. El enorme tamaño de
este único rollo, compuesto seguramente por uno o dos
autores, debe haber impulsado a su división arbitraria en
cuatro partes de un tamaño más manejable. Tanto los
LXX como la Vulgata latina llaman a I y II Samuel "I y II Reyes",
respectivamente, y a I y II Reyes, "III y IV Reyes", reconociendo
desde el origen la artificialidad de la división
actual.

I de Samuel cuenta la historia de Samuel, un importante
profeta, y del reinado del rey Saúl hasta su muerte,
incluyendo la guerra de los israelitas contra los filisteos y la
gran hazaña del pastor David, más tarde rey de
Israel, al derrotar al gigante Goliat. Se dice que fue el propio
Samuel el autor de este libro.

10.- Segundo libro de Samuel

II Samuel cuenta la historia de Israel a partir de la
muerte de Saúl (II Sam. 1-20) y el subsiguiente reinado de
David, con un suplemento al final (II Sam. 21-24). Se le adjudica
la autoría de este libro a Esdrás, aunque no
está del todo confirmado.

En otras palabras, abarca, con su libro hermano, el
período que va desde el establecimiento de una
monarquía formal hasta el fin del gobierno de David.
Incluye un período de guerra civil, el traslado del Arca
de la Alianza a Jerusalén, el relato del pecado de David,
un cántico de Acción de gracias y un oráculo
acerca de la descendencia del rey. En estos libros se ve
cómo la promesa de Dios hecha a Abrahán se
está realizando a través del reinado de David: la
alianza iniciada con Abrahán llega a su plenitud con
David.

11.- Primer libro de Reyes

Los investigadores suponen que, originariamente, I Reyes
formaba un solo rollo con II Reyes y I y II Samuel. El importante
tamaño del libro debe haber impulsado a alguien a
dividirlo en cuatro partes más manejables,
convirtiéndolo en cuatro rollos más
pequeños. Este libro cuenta la historia de los reinos de
Judá e Israel (a partir de 1R. 12), haciendo
hincapié muy particularmente en la grandeza del reinado de
Salomón (1R 1-11). El escritor bíblico,
supuestamente Jeremías, manipula libremente sus fuentes: a
veces las nombra y cita, pero otras se aparta de ellas, las
silencia y las omite.

12.- Segundo libro de Reyes

En este libro continúa la historia de los reinos
de Judá e Israel desde la muerte de Salomón (929 a.
C.) hasta la caída de Samaria (722 a. C.) y de
Jerusalén (587 a. C.). También relata los milagros
del profeta Eliseo. Desde 2R. 18 hasta el final del libro se
continúa la historia para culminar en el Cautiverio de
Babilonia.

13.- Primer libro de Crónicas

El propósito de I Crónicas es dar una
lectura del pasado a la vista del presente y así unificar
el pueblo de Dios, rastrear las raíces del rey David y de
las doce tribus, y enseñar que la verdadera
adoración debe ser el centro de la vida nacional e
individual.

Al igual que en el caso de Samuel, Reyes y
Esdras-Nehemías, lo que en su origen fue un solo libro ha
sido dividido más tarde y artificialmente en dos obras. La
razón de estas divisiones era, seguramente, convertir el
enorme texto del libro original en dos rollos de menores
dimensiones y por lo tanto más fáciles de manejar.
Por eso, este libro y II Crónicas deben considerarse
partes de uno solo. Asimismo, debe señalarse que I y II
Crónicas forman una clara unidad temática y
estilística con Esdras y Nehemías.

El autor de I Crónicas es completamente
desconocido, aunque la tradición judía lo atribuye
al escriba Esdras, posiblemente en razón de las
similitudes de vocabulario y estilo con el libro de su nombre. Su
pensamiento demuestra que ha estudiado la doctrina y reflexionado
largamente sobre ella de la mano de excelentes maestros
judíos. Esdrás escribió su libro a fines del
siglo IV o en la primera mitad del III a.C.

14.- Segundo libro de Crónicas

El autor de II Crónicas también es
completamente desconocido, aunque la tradición
judía lo atribuye al escriba Esdras, posiblemente en
razón de las similitudes de vocabulario y estilo con el
libro de su nombre. Su pensamiento demuestra que ha estudiado la
doctrina y reflexionado largamente sobre ella de la mano de
excelentes maestros judíos. Escribió su libro a
fines del siglo IV o en la primera mitad del III a.C.

Los Libros de las Crónicas hacen una
relación histórica de los eventos más
importantes del pueblo judío desde los orígenes
hasta el decreto de Ciro el Grande, que pone en libertad a los
hebreos luego del Cautiverio en Babilonia.

II Crónicas en particular narra el período
comprendido entre la muerte de David y la liberación
final. Cuenta la historia de cada rey de manera muy
esquemática y no exhaustiva, indicando en general: nombre
del padre, nombre de la madre, duración del reinado,
sucesor, lugar de la sepultura, principales acontecimientos y
sincronía de cada uno de los reyes de Israel.

15.- Esdrás

Puede ser que Esdras y Nehemías hayan escrito el
libro entero ("Esdras y Nehemías") en conjunto. Admitiendo
esto, parece que el coordinador de redacción fue el mismo
Nehemías y se lo reputa responsable del libro completo,
con correcciones y adiciones atribuidas a Esdras. Sí se
sabe que el ordenamiento, revisión y corrección del
texto ocurrieron en tiempos posteriores a la redacción del
libro.

Si en verdad el autor fue Nehemías, entonces el
libro fue redactado entre 431 y 430 a. C., cuando el hombre real
había regresado por segunda vez a Jerusalén
después de su visita a Persia.

El valor histórico de Esdras es innegable. El
autor es un historiador competente y honesto en lo que respecta a
la historia de su pueblo, y las fuentes en que echó mano
continúan siendo válidas en la actualidad. Si bien
tergiversa ligeramente ciertos acontecimientos, ello se debe a su
evidente adscripción al partido de los davídicos,
pero ello no quita la certeza con que elabora un retrato
histórico del período considerado.

Esdras pretende perfeccionar y profundizar en la
historia deuteronómica subrayando los designios y
actividades de Dios en los sucesos que narra. Así,
convierte a David en la figura más importante de toda la
Biblia, porque lo considera el perfeccionador de las leyes del
legislador Moisés.

16.- Nehemías

Nehemías es un personaje bíblico,
considerado por algunos exégetas autor del libro que lleva
su nombre. Perteneció probablemente a la tribu de
Judá, y su familia debe haber sido natural de
Jerusalén. Vivió durante la dominación persa
de Judea, y fue copero del rey Artajerjes I, de quien obtuvo
permiso para gobernar el país hebreo a fin de solucionar
el grave estado del culto. Completó las obras del escriba
Esdras antes de regresar a prestar servicio en la corte
persa.

La tradición atribuye la autoría del libro
al propio Nehemías, gobernador de Judea, aunque esta
teoría no puede comprobarse por medios técnicos. Es
casi seguro que en su origen haya sido escrito por la misma mano
que Esdrás, aunque cambios de orden, adiciones y
sustracciones han desordenado a ambos libros de tal modo que este
aserto es también muy difícil de demostrar. Hay
partes del libro escritas en primera persona como si
las hubiese redactado el propio Nehemías (1-7, 12:27-47 y
13), pero también hay capítulos enteros en que se
lo menciona en tercera persona (8, 9 y 10), Si en
verdad el autor fue Nehemías, entonces el libro fue
redactado entre 431 y 430 a. C., cuando el hombre real
había regresado por segunda vez a Jerusalén
después de su visita a Persia.

17.- Tobías

El Libro de Tobías, cuyo significado es
Yahvé es bondadoso, es un libro judío
incluido en la Biblia Griega de los LXX, llamada Septuaginta.
Comúnmente aceptado como parte del Canon de los escritos
bíblicos por las comunidades judías de la
Diáspora, por todas las iglesias cristianas ortodoxas, y
también por la iglesia católica romana. Ha sido
rechazado como parte del Canon por los judíos
rabínicos jerosolimitanos, y por los
protestantes.

No sabemos prácticamente nada acerca del autor de
Tobías; apenas que se tratara de un judío versado
en la historia y en la ciencia de Dios y que, posiblemente, haya
vivido en tiempos de la Diáspora. La fecha y el lugar de
composición son dudosos: algunos afirman que fue escrito
en Egipto entre los siglos IV y III a. C., mientras que algunos
autores se inclinan por el siglo II a. C. o aún a
comienzos del siglo I a. C., entre el 200 y el 50 a. C., en
Palestina. Su idioma original, como el de todos los libros de
este período, parece ser, según el análisis
de la mayoría de los expertos, el arameo. Posteriormente
habría sido traducido al hebreo y al griego, aunque es
posible un original hebreo.

Se conservan dos textos de versión griega: el del
Alexandrinus en el Vaticano y el del Sinaiticus. Este
último fue la base usada para las traducciones latinas a
partir de la Vetus latina. En Qumran se han encontrado fragmentos
del libro en arameo e incluso en hebreo que apoyan la
versión del Sinaiticus. Otros textos en hebreo o arameo
que se han encontrado parecen más bien ser
traducción del griego.

Los judíos actuales no lo consideran parte del
Tanaj, aunque sí un escrito israelita ancestral con muy
buenos valores. Por este motivo su canonicidad ha sido impugnada
a través de siglos por algunos grupos dentro del
cristianismo. Las iglesias católica, ortodoxas, armenia,
copta, etíope, y las demás iglesias orientales
históricas, defienden el valor canónico, sagrado,
divino e inspirado de éste y de todos los llamados libros
deuterocanónicos. Todos estos libros se encuentran en
todas las Biblias de estas iglesias. Así, por ejemplo, en
las Biblias católicas, se encuentra ubicado después
de Nehemías y antes de Judit. Los amish leen un pasaje de
Tobías en todas sus ceremonias y celebraciones
nupciales.

18.- Judit

El libro de Judith, cuyo significado en hebrero es
la judía, es un libro judío incluido en la
Biblia Griega de los LXX, llamada Septuaginta. Comúnmente
aceptado como parte del Canon de los escritos bíblicos por
las comunidades judías de la Diáspora, por todas
las iglesias cristianas ortodoxas, y también por la
iglesia católica romana. Ha sido rechazado como parte del
Canon por los judíos rabínicos jerosolimitanos, y
por los protestantes.

Se dice que Judit era viuda, hermosa y rica, respetada
por todos. Vestía el hábito de la penitencia y
ayunaba casi diariamente. Su marido le había dejado mucho
dinero. El autor del Libro de Judit es desconocido. No se conoce
con exactitud la fecha del libro. Sin embargo, se especula que
Judit fue compuesto en tiempos de los Macabeos, o sea, a mediados
del siglo II a. C.

El autor intenta probar por encima de todo la
intervención de Dios en la liberación de Betulia.
Dicho de otra forma, todo el libro se refiere al modo en que Dios
puede utilizar un instrumento humano, Judit en este caso, para
obtener el resultado perseguido. El Libro de Judit está
impregnado de legalidad y patriotismo, concentrando su
atención en el drama religioso que allí se
desarrolla.

19.- Ester

El libro es considerado universalmente canónico
en su original hebreo, única versión aceptada por
los judíos y los protestantes. Las adiciones posteriores
en griego fueron aceptadas como deuterocanónicas por los
cristianos católicos y ortodoxos, pero se consideraron
apócrifas por los protestantes.

El Libro de Ester muestra un nacionalismo rudo y
furioso, con un lenguaje seco y directo, poco dado a las
metáforas. Al contrario que otros libros bíblicos,
Ester no se molesta en citar fuentes ni tampoco en acercarse a la
doctrina estricta, al concepto de Alianza ni a Dios como fuente
de la espiritualidad y la vida religiosa del pueblo judío.
De tal manera que, en él nunca aparece el nombre de Dios,
caso insólito en un libro bíblico. Existen
sólo dos libros en la Biblia en donde este hecho se
verifica: el Libro de Esther y el Cantar de los
Cantares.

La historia de Ester es un drama, no en el sentido
griego de lucha del hombre contra el destino, sino en el hebreo:
una historia que muestra la providencia de Dios.

Como en muchos otros casos de libros de este
período, el autor del Libro de Esther permanece
desconocido, aunque la tradición suele atribuirlo al
profeta Esdras. Su estilo es moderno, del tiempo de los Macabeos,
y un verdadero erudito en los asuntos históricos del
pueblo al que pertenece. Está muy bien documentado y no
comete errores históricos.

20- Primero de Macabeos

I Macabeos es un libro deuterocanónico del
Antiguo Testamento en la Biblia católica que, junto con el
siguiente, pone fin al apartado histórico de los textos
sagrados. Se encuentra ubicado entre los libros de Ester y II
Macabeos.

El nombre del autor de I Macabeos permanece ignorado.
Analizando el texto de su libro sabemos que se trataba de un
judío fiel y leal a su patria y su religión, y
totalmente convencido de la justicia de su causa. Era,
además, un profundo conocedor de las cuestiones
técnicas atinentes a su teología.

Este libro de Macabeos fue escrito aparentemente hacia
el año 100 a.C., o sea hacia finales del reinado de Juan
Hircano, aunque sus originales se han perdido y sólo
conservamos la versión griega de los LXX. Es, por
consiguiente, casi contemporáneo de los hechos que narra,
ya que la rebelión de los Macabeos se registró
entre los años 175 y 135 a.C.

Macabeos I narra el intento de helenizar por la fuerza a
los judíos por parte de Antíoco IV Epífanes,
un rey de la dinastía seléucida. Los judíos
más fieles no se resignan a esta suerte de, se sublevan y
se revelan, conducidos por Matatías, un anciano
líder religioso. Los cinco hijos de este se llaman Judas,
Jonatán, Simón, Juan y Eleazar, y pronto se
convierten en actores principales de la unificación del
pueblo judío en la resistencia contra los invasores
griegos.

El libro muestra un respeto por la fe y la piedad. Tanto
es así, que ni siquiera se atreve a llamar a Dios
Yahvé o Señor, prefiriendo en cambio
mencionarlo como cielo.

Numerosas veces los combatientes recurren a la
oración para acrecentar su fuerza, y evidencian una
inquebrantable confianza en que Dios prestará su ayuda a
quienes dan su sangre en la lucha por la causa de Israel. Cuando
los Macabeos triunfan, el autor bíblico atribuye este
éxito al apoyo y la ayuda que Dios les ha
prestado.

21.- Segundo de Macabeos

II Macabeos es un libro deuterocanónico del
Antiguo Testamento en el Catolicismo, pero considerado
apócrifo por los protestantes y que junto con el anterior,
pone fin al apartado histórico de los textos sagrados. Se
encuentra ubicado entre I Macabeos y Job.

No conocemos el nombre de su autor. Sólo podemos
decir que no es el mismo de I Macabeos. Es por supuesto un
judío alejandrino o influido por la escuela literaria
egipcia. Es evidente en él una adhesión total y
completa a la Ley. En sus tiempos se lo hubiese denominado
fariseo en el buen sentido. Escribe en un griego excelente, culto
y sumamente retórico, aunque por momentos se vuelve
rebuscado y edulcorado.

Según el autor, II Macabeos no es más que
un resumen de un libro escrito por un tal Jasón de Cirene
en cinco volúmenes, del cual se sabe muy poco. No
conocemos con exactitud la fecha en que fue escrito este libro,
pero el original griego de Jasón de Cirene se
escribió entre los años 130 y 125 a.C. Por lo
tanto, el recopilador autor de II Macabeos tiene que haber
redactado este resumen entre 125 y 63
a.C.

Contrariamente a lo que pudiera pensarse, II Macabeos no
es la continuación de I Macabeos. En realidad narra
acontecimientos que están contenidos en el anterior, pero
si éste se extendía durante 41 años, II
Macabeos relata sólo 15, del 176 al 161 a.C. Sin embargo,
ambos libros divergen en muchos aspectos y hechos, que se
explican porque los objetivos de ambos autores son también
muy diferentes. El que nos ocupa se propone tan solo exaltar loas
al Templo de Jerusalén y no relatar la rebelión
contra los griegos. En otros lugares completa y profundiza los
hechos narrados en el libro anterior.

El libro se centra en dos fiestas religiosas: la
Dedicación del Templo luego de su reconstrucción y
el día en que Nicanor amenaza al edificio sagrado. Cuenta
también la herejía sacrílega de un tal
Heliodoro. Leído junto con su similar, II Macabeos hace un
retrato histórico preciso de la religión judaica y
de su interminable lucha para mantener, pura e incontaminada, su
religión monoteísta.

El libro II Macabeos es muy importante en la doctrina
religiosa del Antiguo Testamento. Su intención, aparte de
las ya explicadas, es demostrar la existencia de los poderes
angélicos y dos conceptos que suenan conocidos para el
cristiano moderno: la intercesión de los santos y la
resurrección de la carne. En otros sitios se ocupa
también de los castigos que el Más Allá
reserva a los pecadores y de la ayuda que la oración
acerca a los fieles difuntos.

22.- Salmos

Las poesías de estilo salmódico son muy
abundantes en las tradiciones literarias sumeria, asiria y
babilónica desde la más remota antigüedad.
Estas culturas empleaban sobre todo salmos en forma de himnos o
lamentaciones. Muchos himnos religiosos egipcios inspiraron en
forma directa diferentes salmos, cuyo ejemplo más evidente
es el Salmo 104.

La cultura cananea influyó sobre los salmos y
probablemente también sobre el resto de la literatura
hebrea. El rey David, que según la Biblia era poeta,
perfeccionó la organización litúrgica y
aplicó un poderoso impulso a la poesía
salmódica hasta alcanzar la gran variedad y calidad de los
poemas reunidos en este libro.

Durante el período de la dominación persa
los salmos están en pleno apogeo y se van diversificando
en multitud de estilos y géneros diferentes: himnos,
imágenes mesiánicas, lamentaciones individuales o
grupales, escatología, súplicas a Dios confiando en
recibir una respuesta, textos didácticos que recuerdan
importantes episodios históricos, cánticos de
acción de gracias de personas individuales o de la
nación entera, etc.

Existe una tradición sobre el origen
davídico del salterio. Está basada en menciones de
diversos libros de la Biblia y en los títulos de los
mismos salmos: 73 salmos de la versión hebrea dicen "De
David" y algunos incluso añaden la ocasión en que
fueron escritos. También en el Nuevo Testamento se da por
supuesta la autoría davídica de algunos salmos. Sin
embargo, no está claro que todos los salmos sean obra de
David aun cuando la expresión psalterium davidicum haya
sido empleada también por el Concilio de Trento. La
crítica textual ha intentado descubrir las influencias
dentro de los salmos para poder ofrecer algún dato, aunque
sea mínimo, sobre sus posibles autores y mucho más
del período dentro del desarrollo religioso en Israel.
Aunque, si se observa con detalle, se pueden encontrar varios
autores aparte de David: Moisés, Asaf, Herman, los hijos
de Core, Salomón, Etán y algunos de ellos sin
determinar a los que se llaman Salmos
Huérfanos.

Supuestamente los de Core escribieron los Salmos 42, 44,
45, 46, 47, 48, 49, 85, 85 y 87. Asaf escribió los Salmos
50, 73, 74, 75, 76, 77, 78, 79, 80, 81, 82 y 83. Herman hizo lo
propio con el Salmo 88. Etán escribió el Salmo 89.
Ezequías escribió los Salmos 120, 121, 122, 123,
128, 129, 130, 132, 134, 135 y 136. Salomón fue el autor
de los Salmos 72 y 127.

23.- El Cantar de los Cantares

La introducción a este libro señala a
Salomón como autor del libro, y así lo han
considerado tradicionalmente las religiones judía y
cristiana. Sin embargo, esta atribución supone que la obra
debió componerse en el siglo X a.C., lo cual se considera
inverosímil, pues los cinco primeros libros de La Biblia
no se compusieron hasta el siglo VII a.C.

Partes: 1, 2, 3

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