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La Biblia y sus autores (página 3)




Enviado por Agustin Fabra



Partes: 1, 2, 3

La Segunda Epístola a los Tesalonicenses fue
probablemente escrita en Corinto, Grecia, no muchos meses
después que la Primera. Aparentemente la Primera Carta fue
malentendida, especialmente respecto a la Segunda Venida de
Cristo (Parusía). Los Cristianos de Tesalónica se
hicieron la idea que Pablo había mencionado que "el
día de Cristo" se venía con prontitud, que su
venida estaba a punto de ocurrir. Este error es corregido en
2Tesalonicenses 2:1-1.

A ambas Cartas a los tesalonicenses se las denomina
también primicias o primeros escritos, y
ambas son de carácter escatológico por su
temática, ya que su punto central es la espera en la
segunda venida de Cristo. Aunque ni la primera ni la segunda
Carta a los Tesalonicenses tienen la misma importancia doctrinal
que las Grandes Cartas o las de la Cautividad, al ser ambas los
primeros escritos del Nuevo Testamento nos ofrecen una
descripción viva de una comunidad cristiana viva y
fervorosa, veinte años después de la
Resurrección de Jesús.

15.- Primera carta a Timoteo

La primera epístola a Timoteo es una carta
pastoral del Nuevo Testamento que forma un grupo homogéneo
con la Segunda epístola a Timoteo y la epístola a
Tito. Su estilo y vocabulario difieren del de los demás
escritos paulinos por lo que la mayoría de los
teólogos consideran que no fueron escritas por el
apóstol Pablo, o que no fue él mismo quien les dio
su forma literaria, sino alguno de sus
discípulos.

La primera carta o epístola a Timoteo tiene un
enfoque ético, a partir del cual hace recomendaciones
prácticas para la vida sana de la Iglesia y de sus
integrantes. Además, expresa una preocupación por
la palabrería y discusiones sin fin de falsos doctores que
se apartan de las palabras de Jesucristo, "están
cegados por el orgullo y no saben nada
". La carta
fundamentalmente es doctrina o enseñanza de las
prácticas cristianas. El autor comenta el problema de la
falsa ciencia. Por entonces había un grupo de cristianos
muy importante, que estaba siendo llevado por la doctrina de los
gnósticos.

La fecha de la carta es tema de discusión.
Quienes creen que es de autoría paulina, opinan que fue
escrita alrededor del año 61 d. C., posiblemente desde
Roma, donde Pablo habría salido recientemente de la
llamada primera prisión en Roma. Por el contrario, quienes
consideran que la carta no está escrita por Pablo, creen
que fue escrita por algún discípulo suyo tras su
muerte.

16.- Segunda carta a Timoteo

En esta carta Pablo, de forma dramática dice:
"a mí ya me sacrifican, y el tiempo de mi partida
está cercano
". Al borde de ser ejecutado por su fe,
el autor declara que de Dios "no se recibe un espíritu
de temor o cobardía, sino de fortaleza, de amor y
sobriedad
". Tras afirmar que "todos" los que quieran vivir
piadosamente en Cristo Jesús sufrirán
persecuciones, desea a sus enemigos que "la conversión
les haga conocer plenamente la verdad y se liberen del lazo del
diablo
".

Advierte sobre los egoístas, avaros, fanfarrones
y otros que son "más amantes de placeres que de Dios y
tienen apariencia de piedad pero niegan su
eficacia
".

Pablo, consumido por el peso del trabajo y por sus
penalidades, antes de morir quiere dejar su testamento
espiritual, presente sobre todo en esta segunda Carta a Timoteo.
Son normas para que se conserve el sagrado depósito de la
fe y para que gobiernen con acierto las Iglesias a su
cargo.

Pablo da unos consejos que son el fruto de su
experiencia pastoral de Apóstol, con gran mesura y
equilibrio, cual corresponde a un hombre maduro y con
experiencia; no combatiendo como lo hizo en otros tiempos, sino
orientando a sus discípulos.

17.- Carta a Tito

La Epístola a Tito es una breve carta incluida en
el Nuevo Testamento de la Biblia. Es una de las tres
epístolas pastorales, junto con la primera y la segunda
epístola a Timoteo. Estos escritos son a menudo
considerados como un conjunto, ya que cada una esclarece la
otra.

Aunque lleva el nombre de Pablo de Tarso, hoy en
día la mayoría de los críticos y de los
teólogos creen que no es de autoría paulina sino
que es obra de algún colaborador.

Tanto Timoteo como Tito son colaboradores de Pablo. El
primero es delegado de Pablo en Éfeso, mientras que Tito
lo es en Creta.

18.- Carta a Filemón

Es una de las siete epístolas menores y, dentro
de las menores, la más corta en extensión, con
apenas 25 versículos. Los remitentes son
Pablo y Timoteo, y el destinatario es Filemón. A pesar de
su brevedad tiene importancia por ser una de las epístolas
auténticas de Pablo y porque ofrece algunos datos
biográficos de interés como la lista final de
colaboradores entre los cuales menta a Lucas y Marcos. La
epístola es un ruego por Onésimo, colaborador suyo
y a quien el apóstol considera como hijo.

Onésimo conoció a Pablo en Roma y
éste le convirtió a la fe. Enterado Pablo de la
situación de Onésimo y de los motivos de la misma,
le hace regresar a Colosas con esta carta para que se la entregue
a su amo Filemón. Según la crítica
bíblica, este escrito es una obra maestra del arte
epistolar.

19.- Carta a los Hebreos

Actualmente existe consenso entre los estudiosos
bíblicos en cuanto a que el título que
tradicionalmente se le ha venido dando, «Carta de san
Pablo a los hebreos
», es erróneo pues,
según el punto de vista predominante en la actualidad, no
fue escrita por Pablo de Tarso; no es una carta, sino más
bien una homilía, y no está dirigida a los
"hebreos", sino a comunidades cristianas en las que habría
cierto número de conversos procedentes del
judaísmo.

Se desconoce su verdadero autor. Tampoco puede ser
datada con precisión, aunque existe consenso en que fue
escrita entre los años 60 y 90 del siglo I. Como los otros
libros del Nuevo Testamento, está escrita en griego. Su
texto es de una gran densidad teológica y su estilo es
solemne, casi litúrgico. El autor parece tener un dominio
excepcional del Antiguo Testamento, que cita frecuentemente,
acudiendo a la versión griega de la Biblia de los Setenta,
la Septuaginta.

La Carta está dirigida a los judeocristianos,
quienes añoraban la solemnidad del culto judío.
Este escrito enseña que la Ley y el culto cristianos
están por encima de la Ley judía y del culto a
Moisés. El tema principal de esta carta es el Sacerdocio
de Cristo.

El punto central de su parte dogmática o
doctrinal es el de presentar a Cristo como Sumo y Eterno
Sacerdote, a la vez que Redentor, lo cual el autor hace de
manera incomparable.

No puede darse una fecha precisa a esta Carta, y el tema
se discute, aunque hay en general acuerdo en cuanto a que fue
compuesta en la segunda mitad del siglo I. Los distintos autores
interpretan las evidencias de diferentes formas, con lo cual para
algunos su redacción data de los años 60 del siglo
I, con lo que sería contemporánea de la
predicación de Pablo, mientras que para otros la fecha de
composición debe atrasarse hasta 80-90.

20.- Carta de Santiago

Una minoría se la atribuye a Santiago el Mayor,
pero todo esto es difícil de saber, ya que, se tienen las
fechas de muerte de los posibles autores pero no en sí la
data de la epístola en disputa. Se dice que el autor
más fuertemente probable es Santiago el Justo, el hermano
del Señor, ya que Santiago el Mayor que en sí era
más importante, pues era discípulo directo de
Jesús, murió el año 44 y desde entonces
Santiago el Justo tomó el liderazgo de la Iglesia
Primitiva siendo "una de las tres columnas", como dijo Pablo, y
quedándose en Jerusalén hasta su muerte.

Con todo, la epístola esta dirigida a "todas las
tribus de Israel en la dispersión". De hecho, por esta
razón se le considera como el Obispo, por que está
en la ciudad donde nace el cristianismo, Jerusalén, y le
escribe a los dispersos.

A la muerte de Santiago el Mayor, Pablo sólo le
llama "Santiago", ya que ya no hay que diferenciarlo como lo hizo
en Hechos 12:2 (Santiago hermano de Juan), porque es el
único que queda en Jerusalén (Hechos
12:17).

Esta Carta es de tipo práctico y nos recuerda a
los Libros Sapienciales del Antiguo Testamento ya que, sin lugar
a dudas, su fin es el de instruir y exhortar. Su sencillez evoca
la predicación de Jesús, en especial el
Sermón de la Montaña. Santiago afirma que la fe,
sin obras, está muerta.

Sobre la fecha de composición de esta Carta se
supone que fue escrita antes del año 62 d.C., aunque
algunos incluso la sitúan en años anteriores. Hay
quienes opinan que esta Carta fue escrita por un judío de
Jerusalén, pues se nota el espíritu judío y
cristiano. Tal vez fue escrita para los judeocristianos,
dispersos por todo el territorio grecorromano.

21.- Primera carta de Pedro

La Primera epístola de Pedro es una carta
bíblica dirigida a los judíos en la
diáspora. El autor aboga por la determinación y la
perseverancia en la persecución, los deberes
prácticos de la vida santa, cita como ejemplo a Cristo y
otros motivos de paciencia y santidad, y concluye con
admoniciones para sacerdotes y pueblo. Ha sido definida como
«el más denso resumen neotestamentario de la fe
cristiana de la conducta que tal fe inspira»

Según testimonio del autor de la carta,
ésta fue escrita desde Babilonia, es decir, desde una de
las ciudades paganas de la Antigüedad, casi con toda
seguridad Roma. Si el autor fuera san Pedro no se puede datar con
posterioridad al año 67. Y el uso por parte de los Padres
de la Iglesia también confirma su fecha en el siglo
I.

Sobre la canonicidad de la carta, ya se manifiesta
Ireneo de Lyon (Adversus Haereses, IV, 9:2) y también
Clemente de Alejandría (Stromata III, 11:18). No se
encuentra en el canon de Muratori. En el siglo III ya es
considerado parte del canon (Eusebio de Cesarea, Historia
Ecclesiástica 3:25) con excepción de las iglesias
siríacas que solo lo incorporan desde el siglo
V.

22.- Segunda carta de Pedro

El verso inicial de esta segunda carta identifica al
autor como Simeón Pedro, que ha sido identificado con San
Pedro, aunque en ningún otro lugar del Nuevo Testamento se
le refiere al mismo tiempo como Simeón (forma aramea de
Simón) y Pedro. Esto es considerado por algunos como la
evidencia de que el texto fue escrito por Pedro mismo, y no con
la ayuda de un amanuense. Con todo, hoy prácticamente
todos los especialistas admiten que se trata de un
pseudónimo, y que la carta se compuso probablemente a
mediados del siglo II.

En esta Carta se previene a los cristianos contra los
falsos doctores, quienes niegan a Cristo. Los fieles deben
esperar, con una vida santa, la venida del Señor. Hay una
clara preocupación para que los cristianos se mantengan
firmes en la fe que han recibido.

23.- Primera carta de Juan

La primera epístola de Juan es una carta del
Nuevo Testamento de la Biblia destinada a las comunidades
cristianas del Asia Menor y que se atribuye al apóstol
Juan. Declara que "Dios es amor" y articula los temas paralelos
que presenta del siguiente modo: Dios es luz (1ª. Jn 1:5),
justicia (1ª. Jn 2:29), amor (1ª. Jn
4:7-8) y verdad (1ª. Jn 5:6-10).

O sea que esta Carta puede resumirse en estos
términos: Dios es Luz, Santidad y Amor. Para poder
participar de la vida divina, los cristianos debemos caminar en
la Luz, evitar el pecado y amar a los hermanos. Esta primera
Carta es una especie de síntesis de la teología de
Juan; es un tesoro que los cristianos deberían consultar
frecuentemente.

Esta primera carta se preocupa por el error de algunos
que rechazaban el cuerpo y el mundo visible como malo y, en
consecuencia, negaban que Cristo haya tenido un cuerpo
físico y que fuera hombre (1ª. Juan 4:1-6). Es
también una especie de instrucción doctrinal para
advertir a los fieles acerca de los herejes cristianos o
anticristos, quienes negaban que Jesús es el Cristo y es
Dios.

Muestra el nexo entre la condición de lo que
él llama hijos de Dios, el amor a los demás y la
fidelidad a Jesucristo expresada en la vida práctica. Por
su estilo y su doctrina está cerca del evangelio de Juan,
por lo cual se considera que procede del mismo autor o del mismo
círculo joánico, en la misma
época.

Desde antiguo fue considerado un libro canónico
sin mayores disputas. En el canon de Muratori se cita un texto de
la carta (1ª. Jn 1, 1) y en el canon del Codex Claromontanus
también aparece como parte de los libros inspirados, por
lo que el testimonio unánime de la tradición
siempre lo ha mantenido como parte del Nuevo
Testamento.

24.- Segunda Carta de Juan

Se trata de una carta dirigida a "la dama
elegida"
y cierra con las palabras "Los niños de
vuestra elegida hermana les saludan"
(2ª. Juan 13). La
interpretación más tradicional la hace coincidir
con una comunidad o una iglesia: dado que el autor de la carta se
refiere a ella en ocasiones en singular y en otras en plural
(versículos 6, 8, 10 y 12) se cree que más bien sea
una iglesia. Se trata, casi sin dudas, de una ciudad del Asia
Menor. La ocasión la dan algunos predicadores externos no
cristianos que ponen en peligro la fe de los fieles de esa
iglesia. De ahí las recomendaciones a mantener la fe
intacta, a practicar las obras de beneficencia entre ellos y huir
de tales predicadores.

De los trece versículos que componen esta
epístola, siete están contenidos en la primera de
Juan. La persona a la que se dirige la carta es encomiada por su
piedad y es prevenida contra los falsos maestros.

El lenguaje de esta epístola es excepcionalmente
similar al de la tercera de Juan. Por lo tanto, el consenso entre
los eruditos es que la misma persona escribió ambas
cartas. No obstante, se duda el hecho que sea también el
mismo Juan que escribió el evangelio de Juan, la primera
de Juan o el libro de Apocalipsis.

25.- Tercera carta de Juan

La carta aparece dirigida a un hombre llamado Cayo (o
Gayo) pero no se sabe con exactitud si se trata de la misma
persona que vivía en Macedonia y que es citado en Hechos
19:29, o el corintio mencionado en Romanos 16:23, o el que
vivía en Derbe, citado en Hechos 20:4.

Fue escrita con el propósito de encomendar a Gayo
a un grupo de cristianos liderados por Demetrio, que eran
extraños en el lugar donde este vivía, y que
tenían la misión de predicar el evangelio. Se les
había denegado la hospitalidad por parte de un jefe
cristiano del lugar, Diotrefes.

El lenguaje de esta epístola es excepcionalmente
similar al de segunda de Juan y es de consenso entre los eruditos
que el mismo hombre escribió ambas cartas. Sin embargo,
existe un debate sobre si el Juan que escribió estas
cartas es el mismo que redactó el Evangelio de Juan, la
primera de Juan y el Apocalipsis o Revelación.

26.- Carta de San Judas

El autor de esta carta se identifica como Judas, el
hermano de Santiago (Judas 1:1), que podría ser
también, por tanto, "hermano de Jesús" (Mateo
13:55). Algunos han afirmado que Judas Tadeo el apóstol
había sido el autor. Pero ya en la época de
Orígenes (siglo III) había dudas en la Iglesia
sobre su autoría y durante la reforma protestante
reaparecieron estas dudas.

A partir de principios del siglo XX cada vez más
teólogos empezaron a proponer que había sido
escrito por otro autor a principios del siglo II. Por las
referencias al Antiguo Testamento y otros libros, y por la
apropiación del nombre de Judas, la mayoría de los
teólogos piensan que la epístola fue escrita en
Palestina.

Posiblemente fue escrita por un judeocristiano en lengua
griega, dirigida a las Iglesias de Palestina, Siria y
Mesopotamia. El autor se identificó con el Apóstol
Judas Tadeo, aunque algunos exégetas actualmente difieren
de ello. Tampoco hay certeza acerca de la fecha de su
composición; unos hablan de los años 60 d.C., otros
de los 80 d.C., e incluso hay quien opina que es posterior al
año 90 d.C.

Su argumento es un mensaje contra los falsos maestros,
quienes corrompen la integridad de la fe enseñando
herejías y causando divisiones.

27.- Libro del Apocalipsis

El Apocalipsis quizás sea el escrito más
rico en símbolos de toda la Biblia. La cantidad de
símbolos, eventos y procesos complica la tarea de
interpretar la totalidad del texto y, como tal, ha sido objeto de
numerosas investigaciones, interpretaciones y debate a lo largo
de la historia. Definitivamente, para poder comprender el texto
de este libro es necesario disponer del significado de la
simbología del mismo.

Bajo el imperio de Domiciano, Juan es desterrado a la
isla de Patmos, en el Mar Egeo. Según los expertos, Juan
allí escribió lo que la inspiración divina
le dictaba, con gran madurez y experiencia. Profundo
místico, Juan escribió sobre la persecución
de la Iglesia y el triunfo definitivo de la misma.

El Libro del Apocalipsis es el último Libro del
Nuevo Testamento y de toda la Biblia, y su título
significa Revelación. Fue escrito con el fin de
animar a los cristianos que sufrían persecución, y
habla de la lucha de la Iglesia contra sus enemigos; una victoria
total y definitiva.

Al igual que los profetas, quienes anunciaban el
día de Yahvé, el Apocalipsis vaticina persecuciones
y calamidades, que sirven de castigo y de llamada a la
conversión, la derrota de sus adversarios y el
advenimiento de paz y felicidad para los seguidores de
Cristo.

Los entendidos denominan al Apocalipsis el Evangelio
de los últimos tiempos,
y también el Libro
del óptimo cristiano
. La novedad de la literatura
profética de San Juan es el anuncio de la venida de Cristo
para la finalización de este mundo. Con el Apocalipsis se
cierra la historia de la humanidad.

El Libro del Apocalipsis contiene fórmulas
habituales de las Cartas, y su título, Apocalipsis, se
emplea solamente al inicio del Libro (Apocalipsis 1:1). En
él, el Espíritu arrebata a Juan y todo le es
comunicado en forma de visiones, con la intervención de un
ángel. Este Libro es sumamente interesante y de bella
lectura, pero es aconsejable toda la orientación y ayuda
posibles para su comprensión, como lo es el poder
consultar las notas aclaratorias a pie de página en
algunas Biblias modernas, en especial la Biblia de
Jerusalén.

LOS LIBROS
DEUTEROCANONICOS

Los deuterocanónicos son textos y pasajes del
Antiguo Testamento de la Biblia cristiana que no están
incluidos en el Tanaj judío hebreo-arameo, pero que
sí se incluyen en la Biblia Griega de los LXX, llamada
Septuaginta, datada entre los años 280 y 30 a.C., el texto
utilizado por las comunidades judías e israelitas de todo
el mundo antiguo más allá de Judea, y luego por la
iglesia cristiana primitiva, de habla y cultura
griegas.

Los términos protocanónicos y
deuterocanónicos no aparecieron nunca antes de mediados
del Siglo XVI. Fueron acuñados en el año de 1563
por Sixto de Siena, teólogo católico de origen
judío, para referirse, respectivamente, a los textos
propios del llamado Canon Palestinense del Tanaj judío por
considerarlo una primera norma o prescripción de
textos del Viejo Testamento, y a los textos propios del llamado
Canon Alejandrino de la Biblia Griega por considerarlo una
segunda norma o prescripción de textos del Viejo
Testamento.

Los ocho libros deuterocanónicos incluidos en la
Biblia católica son: Tobías, Judit, Ester, I
Macabeos, II Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico
(también llamado Sirácides) y
Baruc.

CONCLUSION

Definitivamente, los autores de los distintos textos
bíblicos, sin importar su nombre, fueron instrumentos que
plasmaron por escrito lo que escribieron bajo la total
inspiración de Dios.

Puede decirse que la Biblia es una obra colectiva; es
decir, la obra de todo un pueblo que, a través del tiempo,
ha plasmado en ella su tradición. Debido a ello se explica
por qué la mayoría de los autores del Antiguo
Testamento son anónimos, es decir, desconocidos, con el
fin de que se pusiera de manifiesto ese carácter
colectivo. Esos autores se basaron en la tradición
oral.

Debemos diferenciar y distinguir el fondo de la forma,
para así poder asimilar y comprender el mensaje que Dios
nos ha querido hacer llegar a cada uno de nosotros en cada uno de
los textos bíblicos.

BIBLIOGRAFIA

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Evangelio según San Lucas
(1998). Córdoba: Ediciones El Almendro de Córdoba,
S.L.

Biblia de Jerusalén,
Editorial Desclée de Brower, 1998

 

 

Autor:

Agustín Fabra

Partes: 1, 2, 3
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