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Carpeta de psicología y género



Partes: 1, 2

  1. Género…
  2. El
    feminismo
  3. ¿Tienen los hombres conquistas por
    hacer?
  4. Religión y
    género
  5. Espacio público, doméstico y
    privado
  6. Desigualdades sociales
  7. Género y
    organización
  8. Género, comunicación y
    estrategias de afrontamiento
  9. Violencia de género: apuntes para mi
    ejercicio profesional
  10. Género: categoría transversal en
    el trabajo comunitario
  11. Listado de búsquedas en
    internet

Género…

La categoría género la asumo como la
construcción social, histórico concreta, que define
el conjunto de atributos, cualidades, actitudes y modos de
comportamiento asignados y esperados por cada sociedad del hombre
y la mujer, que pautan y regulan sus expresiones conductuales en
sus diversos contextos de actuación desde el nacimiento y
a lo largo de toda la vida
(González y Castellanos,
2003).

Las diferencias esenciales entre sexo y género
están en que el primero es determinado
genéticamente, innato, no es fácilmente
modificable, distingue entre macho – hembra y es
estático; el segundo es culturalmente determinado, es
aprendido, puede cambiarse distingue entre lo social masculino
– femenino y cambia con las sociedades e
históricamente, según las épocas.

En tanto constituyen una representación
sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos
que se asocian con ésta por una convención
socialmente aceptada; los símbolos expresan creencias o
conceptos sobre el fenómeno en cuestión. Por ello
me ha parecido interesante identificar aquellos
símbolos asociados a lo masculino y lo
femenino.

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Un símbolo comúnmente utilizado para
representar lo femenino es ?, un círculo fusionado con una
cruz en la parte inferior el cual representa a la diosa Venus con
un espejo de mano. Para lo masculino el utilizado es ?, un
círculo con una flecha orientada al noreste. Se trata de
una versión estilizada del dios Marte, representando un
escudo y una lanza.

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En la cultura china, el término
femenino está íntimamente unido a la
"Energía Yin" (negro) y el termino
masculino a la "Energía Yan" (blanco). El
yin es el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la
pasividad. El yan es el principio masculino, el cielo, la
luz, la actividad y la penetración.

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Jung, representante de la escuela psicoanalítica,
retoma el principio ying y yang en los constructos animus y
anima. El animus como el arquetipo de lo masculino, en el que se
refugia el espíritu; es de la naturaleza de lo luminoso,
la fuerza de lo ligero y lo puro, aquello que ama la vida. El
ánima es el arquetipo de lo femenino, está en el
cuerpo y se adhiere a la conciencia como su efecto, la conciencia
depende del ánima para nacer; el ánima es de la
naturaleza de lo oscuro, es la fuerza de lo pesado y lo
turbio.

Quedan condensados en estas representaciones
gráficas los estereotipos de género imperantes y
que son socializados en los diferentes niveles (macro, meso y
micro) de la estructura social. Así podemos identificar
estereotipos para lo femenino como necesariamente bello, ocupado
en la belleza, pasivo; y para lo masculino como activo, guerrero,
fuerte, ingenioso, sagaz. Los conceptos tierra-oscuridad para lo
femenino y cielo-luz para lo masculino tienen un mayor sentido
metafórico. El primer par me remite a donde florece la
vida, apegado a lo terrenal, a lo cotidiano y natural, oculto y
privado, inferior por su posición (bajo nuestras
plantas
). El segundo par me induce a pensar en lo divino y
libre, lo público y venerado, superior (sobre nuestras
cabezas
).

La sociedad asigna acciones educativas y modelos de
hombre o mujer a partir de la clasificación
biológica de cada persona como niño o niña.
Estas acciones educativas asignadas socialmente en función
del sexo, y que son asumidas de diferente forma por el grupo
familiar concreto, comienzan generalmente incluso antes de nacer
el bebé con la recreación de los conocidos mundo
rosa, femenino, y mundo azul, masculino; mediante ropas, mantas y
otros objetos. Asignándole el color rosa a las
niñas y azul a los niños comienza el proceso social
mediante el cual se les enseña a las niñas a ser
pasivas, dependientes, sumisas, comprensivas, asertivas, tiernas,
dóciles, estar al cuidado de las necesidades de su
familia; y a los varones a ser activos, independientes,
dominantes fuertes, autoritarios, competitivo y protectores (en
los recortes se identifican otros estereotipos). De esta forma se
afectan desde la relación con el propio cuerpo y
vestimentas hasta la elección de la profesión, las
características de personalidad, el lenguaje
verbal y gestual, la expresión de los afectos y relaciones
interpersonales.

Actualmente, los estereotipos de género
están muy presentes; aun cuando han sido muchas las
conquistas, especialmente de las mujeres, en el camino hacia la
equidad. Lo que más ha de acentuarse es que estos
estereotipos tienen generalmente un carácter
antagónico.

Recortes

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Blanco, E. (2011) Género y
ética de las relaciones amorosas y conducta sexual

(Tesis de Maestría)

El
feminismo

Muchas veces me he quejado de que ya los hombres no le
ceden el asiento en el autobús las mujeres, o el paso para
montar primero a la misma. Ni siquiera hacen uso de la
cortesía con mujeres de madura y tercera edad. En
ocasiones, conservan el asiento para otro hombre mientras se
sobran las féminas de pie. Mis quejas han recibido, como
dura respuesta, el cuestionamiento de algún que otro
hombre:

¿ustedes no querían ser iguales que
nosotros? ¿No dicen que pueden ser
mejores?

¿Es cierto esto? ¿Podemos y/o queremos ser
iguales o mejores? ¿De qué va el
feminismo?

El movimiento feminista es un movimiento social y
político que se inicia a finales del siglo XVIII. Surge en
respuesta a la desigualdad de derechos de las mujeres respecto a
los hombres, situándose éstas en un nivel de
inferioridad. Relacionado también con una
atribución al género femenino señalada por
Simone de Beauvoir en El segundo sexo: la de ser para
otro
. Ello encuentra expresión en todos los
ámbitos de la vida femenina y la define como sierva
del varón, reina en el hogar, y madre como
único proyecto de vida. Estas convenciones
sociales implican grandes diferencias en cuanto a los roles
de ambos sexos en la sociedad. Los movimientos feministas han
jugado un importante papel en el cambio paulatino de las
mismas.

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Sucintamente, supone la toma de conciencia de las
mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión,
dominación, y explotación de que han sido y son
objeto en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases
históricas, lo cual las mueve a la acción para su
liberación con todas las transformaciones de la sociedad
que aquella requiera. Han sido destacables las luchas por el voto
y por el derecho a la enseñanza hasta el nivel superior;
así como la lucha por el trabajo, que ha sido fortalecida
por los cambios en las formas de producción que hicieron
de la participación femenina el área laboral una
necesidad.

Existen corrientes diversas en el pensamiento feminista,
algunas radicales y extremistas, sin embargo todas tienen una
premisa común: la liberación de la
mujer.

Alejándonos de posiciones extremas, el feminismo
aboga por la equidad de derechos y oportunidades entre ambos
géneros. La palabra equidad se ha instituido como la clave
para hacer de la liberación de la mujer un objetivo que
acepta la diversidad biológica y socialmente construida
entre ambos géneros: no somos iguales, no somos
radicalmente diferentes, ni uno ni otro es superior, no tienen
porque existir ámbitos por excelencia de uno u otro,
hombres y mujeres podemos desarrollarnos con las mismas
oportunidades, derechos y deberes en la vida social.

Sin ser radical, aclaro, asumiré la
problemática del autobús como una cuestión
de oportunidades y derechos. Solo deseo, profundamente, que estos
hombres asuman de la misma manera que somos
equivalentes en todos los ámbitos.

Recortes

El machismo es el conjunto de actitudes, creencias,
conductas y prácticas sociales sexistas aprendidas,
vejatorias u ofensivas llevadas a cabo en pro del mantenimiento
de órdenes sociales en que las mujeres u otros grupos
sociales percibidos como más débiles son sometidos
o discriminados. Es también machismo la
discriminación contra hombres cuyo comportamiento, por
ejemplo por tener una preferencia sexual homosexual, no es
adecuadamente masculino desde la perspectiva de la persona
machista. Se considera el machismo como causante principal de
comportamientos heterosexistas u homofóbicos. Esta
conducta permea distintos niveles de la sociedad desde la
niñez temprana hasta la adultez.

El marianismo, en el sentido sociológico, es
comprendido como un estereotipo derivado del culto
católico a la Virgen María, y aparece en
América Latina principalmente como la
contraposición al machismo. El marianismo es el culto de
la superioridad espiritual femenina, que considera las mujeres
semi-divinas, moralmente superiores y espiritualmente más
fuertes que los hombres. Esta fuerza espiritual engendra la
abnegación, es decir, la capacidad infinita de humildad y
de sacrificio.

El feminismo en el cine
Título: Allá en el setenta y tantos Director:
Francisco Múgica

País: Argentina

Año: 1945

Género: Histórico, social
(feminismo)

La película relata la historia de
la cordobesa Élida Paso, en el film llamada Cecilia Ramos,
la primera mujer en estudiar una carrera universitaria en
Argentina, a finales de la década de 1870.

¿Tienen
los hombres conquistas por hacer?

Cuando hablamos de identidad masculina José
Ángel Lozoya Gómez expresa que nos referimos a las
características adjudicadas a la masculinidad, en un
momento histórico, o geográfico, y en un contexto
cultural y social determinado; por tanto, son
características no innatas, sino consecuencia del proceso
de socialización. Luego, las diferencias entre mujeres y
hombres se deben fundamentalmente a la socialización,
encargada de fomentar o reprimir las actitudes e intereses que se
considera adecuados a cada sexo.

En la historia de la humanidad los hombres han sido
presentados como actores de la misma y modelos representativos
del ser humano, lo cual trasciende el mero uso del
genérico masculino en el discurso. Además, la
masculinidad se ha constituido, acorde a la sociedad patriarcal
imperante, en una cualidad que promete poder. Siendo así
ser hombre es algo importante y privilegiado, lo que conlleva a
la desestimación de los costos que supone el intento de
asumir cabalmente los estereotipos.

El aislamiento es uno de estos costos. Permite conservar
el poder, pero a su vez impide el compartir angustias
haciéndolas más dolorosas. En tanto son educados
para ser competitivos y exitosos aprenden que confiar, comentar
las propias dudas o defender a sus rivales son cuestiones
peligrosas. El valor es una condición que se supone innata
en el hombre y, como tal, es exigida socialmente su
demostración. Ser hombre, supone, además, la
necesidad de una meta, la consecución de objetivos; lo que
los lleva devaluar la vivencia del proceso.

También es frecuente que en la
socialización que realiza la familia se asuma la
educación de la identidad de género o se intente
prevenir la homosexualidad mediante: la regulación del
contacto afectivo corporal, el trato más brusco y la
limitación de las caricias y mimos hacia los varones; sin
olvidar la repetida frase los hombres no lloran (eslogan
en la formación de machos, hombres, masculinos). Ello
condiciona en el hombre una expresión de afectos
restringida y la auto-violencia, al omitir sus propias
contradicciones y estados emocionales.

José Ángel Lozoya Gómez considera
al respecto que a fuerza de negar los sentimientos,
de no reconocerlos, ni expresarlos, como todo lo que no
se utiliza se atrofian y acaban
siendo como
bonsáis, tan graciosos como pequeños. Los
privilegios cuestan caros y en el campo de los sentimientos, todo
lo que ganamos en poder lo pagamos en represión
emocional.

Aquellos que se distancian del comportamiento
socialmente demandado de los hombres pueden ser
excluidos del propio concepto. No obstante, no existe una
masculinidad homogénea, ni una adjudicación de
significados a la misma única para cada hombre concreto.
El término, como todos, se relativiza en la
relación y diferenciación con otros conceptos
(especialmente el concepto femenino) y en cada proceso de
apropiación y objetivación del deber ser
masculino ocurre cierto distanciamiento del mismo. El proceso
de construcción de «los hombres» como sujetos
genéricos en esta sociedad patriarcal no es un proceso
homogéneo y coherente
según
Guillermo Núñez Noriega.

Recortes

Los individuos socializados bajo esas
definiciones son conminados a incorporar las
características de ese ideal y a reprimir, negar o
desconocer los rasgos que se asocian con lo "femenino" (ciertas
emociones, ciertas atenciones al cuerpo, etc.). De esa manera,
los seres socializados como "hombres" bajo las concepciones de la
hombría o masculinidad dominante, no sólo llegan a
desconocerse en tanto que sujetos genéricos (asumiendo que
sus características adquiridas como "hombres" y
"masculinas" son producto de su "naturaleza") sino que
también llegan a silenciar o "perder contacto" con las
dimensiones de la experiencia personal que, por ser consideradas
"femeninas", son reprimidas en el proceso de
socialización.

Guillermo Núñez
Noriega

Estas consideraciones nos llevan a responder que
definitivamente los hombres tienen conquistar por hacer. Las
mujeres, aun cuando actualmente se desenvuelven en una doble
jornada que implica una sobrecarga de género, han
conquistado la vida pública en sus diferentes esferas. Sin
embargo, los hombres tienen grandes expropiaciones en la vida
privada, en la educación de los hijos; además de
los costos anteriormente explicados.

La problemática, en mi opinión,
está en que se tome conciencia de ello porque aún
es eminentemente venerado el tradicional masculino en nuestra
sociedad y se siguen reproduciendo los estereotipos sexistas en
la educación de los hijos e hijas. Esto provoca, entre
otras cosas, la imposibilidad por parte de los hombres de
dejar de ser cómplices de la dominación social
sobre las mujeres como género
, al decir de
Guillermo

Núñez Noriega.

Recortes

Lo masculino y sus valores sigue tomándose
como ejemplo de normalidad, madurez, cordura y autonomía
olvidando que los hombres tienen los problemas psicosociales de
salud mas relevantes, relacionados con los estilos de vida,
drogodependencias y violencias. En lugar de cuestionar el modelo
masculino lo han convertido en "café para todos y todas".
Una de las consecuencias más llamativas es que se espera
que para el año 2020 las expectativas de vida de las
mujeres hayan retrocedido hasta igualarse a las de los hombres.
Parece que sería más lógico caminar hacia un
modelo "unisex" que tomando lo mejor de cada género
contribuyera a alargar la

expectativas y la calidad de vida para todas y
todos.

José Ángel Lozoya
Gómez

Aunque la adaptación de los hombres a los
cambios impulsados por las mujeres, la hemos iniciado cada uno a
nivel personal, presionados por las circunstancias y las mujeres
con que nos hemos relacionado, desde mediados de los 70 en los
países escandinavos y de los 80 en distintas ciudades
españolas han ido apareciendo grupos de hombres que buscan
compartir aquellas inquietudes que difícilmente surgen en
las conversaciones entre varones, ni son fáciles de tener
en presencia de las mujeres. En ellos se cuestiona la vigencia
del modelo tradicional, se habla de los malestares masculinos o
se analiza críticamente, (no en todos los grupos,)
cómo contribuimos a

reproducir relaciones de
dominación.

José Ángel Lozoya
Gómez

Patriarcado

Es un aspecto teórico central de los enfoques
de género. Alude al sistema ordenado
jerárquicamente donde la figura del padre es la que tiene
mayor relevancia y autoridad moral y política. Aflora como
una ideología destinada a asegurar la distribución
y herencia de la propiedad del patrimonio, perpetuando la
línea familiar. Se caracteriza por la exclusión y
dominación de las mujeres. Se basa ideológicamente
en una validez diferenciada de los géneros donde lo
masculino se identifica con todo lo positivo y lo femenino con
todo lo negativo. Valora la virginidad, la monogamia, la
heterosexualidad, el conservadurismo político y la
conquista de la naturaleza

El patriarcado, por tanto, tiene una base material
que organiza la reproducción de la especie, la sexualidad,
los comportamientos y normas, la crianza de los hijos y un
conjunto de construcciones culturales ligadas al poder, bajo un
mismo proyecto estratégico de control de la propiedad y de
los recursos para la reproducción cultural y
política (Jaime Breihl: El género entrefuego:
inequidad y esperanza Ceas, Quito,
1996, p.
90.)

Estas frases resumen, de cierta forma,
aquellas actitudes y características asociadas a lo
masculino según los estereotipos de

género.

Frases de Los hombres son de Marte,
las mujeres son de Venus
de John Gray

E El sentido de la personalidad de un
hombre se define a través de su capacidad para alcanzar
resultados.

E El hecho de ofrecerle al hombre un
consejo no solicitado equivale a suponer que

no sabe qué hacer o que no sabe hacerlo por
sí solo.

E Para sentirse mejor, los marcianos se
meten en sus cuevas para resolver sus problemas
solos.

E El temor más profundo del
hombre es no ser lo suficientemente bueno o ser
incompetente
.

E A un hombre le resulta difícil
diferenciar entre empatía y conmiseración. Odia
despertar lástima.

E Un hombre alterna
automáticamente entre la necesidad de intimidad y de
autonomía.

E La mayoría de los hombres
luchan por tener cada vez más éxito porque
creen
que los hará merecer
más amor

Religión y
Género

Es innegable el papel opresivo que la religión ha
jugado hacia la mujer. Ha constituido un poderoso medio para
mantener el patriarcado en la sociedad. Me gustaría
profundizar en el tema, pero por ahora me acerco con el
comentario sobre un cortometraje. Su título es Submission
(Sumisión), dirigido por el holandés Theo van Gogh
y guión de la diputada del parlamento holandés de
origen somalí Ayaan Hirsi Ali (País: Países
Bajos; Año: 2004; Duración: 10 minutos)

El título del film es una traducción
directa de la palabra «Islam». Se trata de una
serie de breves monólogos de una mujer
musulmana y devota (cubierta de los pies a la cabeza con unas
ropas negras transparentes) que, mirando a la cámara con
expresión suplicante, relata su experiencia cotidiana,
sometida la sumisión y al maltrato físico de
varones musulmanes, incluido el relato de la violación por
parte de su tío con la anuencia de sus padres. Mientras
trascurre el monólogo, van apareciendo cuerpos de mujeres
golpeados y tatuados con aleyas (versículos) del
Corán, como metáfora del impacto físico que
la doctrina islámica supone para las mujeres.

Muchos musulmanes percibieron esta denuncia del maltrato
de las mujeres musulmanas como un insulto al Islam.
Pero, incluso gente que compartía las preocupaciones de
Hirsi Ali, dudaron de la eficacia del film en la medida que
polarizaría las posiciones. Hirsi Ali, como guionista,
sufrió amenazas diversas y los embajadores de Arabia
Saudí, Malasia, Sudán y Pakistán solicitaron
que se la expulsase del partido demócrata liberal al que
pertenecía. El líder de este respondió que
Hirsi Ali hablaba únicamente en su nombre y no en el del
partido.

Tan solo unas semanas después de que la
televisión retransmitiese el documental, su
director, Theo Van Gogh, fue asesinado en plena calle por
un islamista radical quien, en una nota clavada en el pecho del
cadáver, dejó también graves amenazas hacia
Hirsi Ali, estableciendo claramente la relación entre el
documental y el crimen. Este hecho luctuoso otorgó fama
internacional al film, que fue exhibido en algunas otras
televisiones europeas. Sin embargo, en febrero de 2005 fue
suspendida la proyección de Sumisión que
estaba prevista para el festival internacional de cine de
Rotterdam, dedicado precisamente a «películas
censuradas». El productor del festival, Gijs van de
Wastekalen, declaró lo siguiente al respecto: «
¿Significa esto [la retirada del corto] que estoy cediendo
ante la presión del terror? Sí. Pero yo no soy un
político o un policía antiterrorismo; soy un
productor cinematográfico».

Cuaderno de trabajo SENDOTU de junio 2009:
Intervención Social desde el Enfoque de
Género

Género, roles de género,
estereotipos de género y proceso de socialización
de género

En las sociedades patriarcales, con la finalidad de
mantener la hegemonía de los hombres en los órganos
de poder, y perseverar las situaciones de dependencia de las
mujeres respecto de los hombres, se atribuye a hombres y mujeres
papeles distintos, en función de su sexo.

Lo "femenino" y lo "masculino" no son hechos naturales o
biológicos, sino construcciones culturales. Hablamos de
funciones, de tareas a realizar, de responsabilidades que asumir
y…, todo ello, llega incluso a determinar que, mujeres y
hombres, no tengan las mismas oportunidades de ejercer los
derechos que les corresponden por el mero hecho de ser ciudadanas
y ciudadanos.

A lo largo de nuestro proceso de socialización,
según seamos hombre o mujer, aprendemos y ponemos en
práctica una serie de comportamientos aceptados como
femeninos y/o masculinos, comportamientos que van a ser
considerados como apropiados o no, favoreciendo o no nuestra
inserción a la sociedad a la que pertenecemos como
miembros.

Dichos comportamientos se denominan roles de
género, y están directamente relacionados con el
reparto de tareas entre mujeres y hombres. Por ejemplo, a las
mujeres se les asignan unos roles vinculados con el
desempeño de tareas en el ámbito doméstico,
relacionadas con el cuidado del hogar y con el cuidado de las
personas en el entorno familiar, mientras que a los hombres se
les asignan roles relacionados con el ámbito
público: el empleo remunerado y la participación en
los órganos de toma de decisiones que afectan al
conjunto de la sociedad.

Otro de los criterios básicos para cuestionar los
obstáculos a la igualdad entre hombres y mujeres en
nuestra sociedad, son los estereotipos de género que hacen
referencia a una serie de ideas impuestas, simplificadas, pero
fuertemente asumidas, sobre las características, actitudes
y aptitudes de las mujeres y los hombres. Tanto los roles como
los estereotipos de género son aprendidos e interiorizados
a través de un proceso de aprendizaje por el cual las
personas aprenden e incorporan valores y comportamientos de la
sociedad en la que nacen. Este proceso de socialización es
denominado socialización de género.

Este proceso de socialización de género
tiene dos vertientes:

– Una colectiva, donde los individuos,
mujeres y hombres, se adaptan a las expectativas que sobre ellos
tiene el resto de la sociedad.

– Una individual, cada persona
perpetúa los roles y estereotipos, llevándolos
a cabo en su vida y enseñándoselos a
sus descendientes.

Es un proceso donde además de asumir estas
tareas, interiorizadas en el proceso socializador, aprehendemos
el imaginario social de la cultura patriarcal. La
socialización de género determina los
comportamientos y actitudes, papeles, actividades y
participación en los distintos espacios
sociales.

El proceso de socialización de género toma
una importancia fundamental en el desarrollo de la identidad
personal y en la interiorización de roles de
género:

1. comienza antes del nacimiento (se nos asignan unos
roles antes de nacer; no se espera lo mismo de un niño que
de una niña ni generalmente se tienen las mismas
expectativas).

2. Se prolonga durante toda la vida (reproducción
de roles: mujeres y hombres desarrollan los roles
asignados).

3. Se lleva a cabo a través de los principales
agentes de socialización (la familia, la escuela, medios
de comunicación, el grupo de pares, el lenguaje,…
reproducen constantemente los roles asignados a cada
género).

PROCESO DE SOCIALIZACION
MASCULINO

A LOS HOMBRES…

ESTO PUEDE IMPLICAR
QUE…

POSIBLES
CONSECUENCIAS…

.- Se les considera el sexo fuerte
y se pretende que lo sean

.• Afectivamente se les
atiende y conferta
menos

.• Afectividad
insatisfecha

.• Se les presupone menos
emotividad y escasas nec esidades
afectivas

.·Se potencia poco o incluso
se reprime su emotividad y
sensibilidad

.• lnhibición afectiva,
distancai miento, desapego

.·Se les presupone mas fuerza
y capacidad

.·Se les protege
menos

.- Seguridad en simismo, orgullo,
independencia

.- Se espera mas de
ellos

.- Se les exige mas

Se confia mas en ellos

.·lniciativa/tendencia a Ia
acción

.- Predisposición a Ia
autoexigencia

.- Capacidad para Ia
autosuperación

.·Sentimientos de
sobreexigencia: estres. inseguridad..

.- Se cree que les acecharan menos
peligros y sufrimientos, perc que deberan afrontar
mas retos y desafios.

.·Se les da mas
libertad

.·Se les estimula mas hacia
el exito y Ia competitividad

.·Se potencia su arrojo
y agresividad

.·Se les reprime Ia
existencia y expresi6n de sentimientos como miedo,
inseguridad, equivocación, tristeza..

.- Dificultad en autoconfortarse. en
comprender y consolar

.- Tendencia a Ia terquedad
y agresividad

.- Suficiencia: dificultad en
reconocer errores y en pedir ayuda

PROCESO DE SOCIALIZACION
FEMENINO

A LAS MUJERES…

ESTO PUEDE IMPLICAR
QUE…

POSIBLES
CONSECUENCIAS…

.- Se les considara el sexo debil y
se pretende que lo sean

.·Afectivamente se las
atiende y conferta mas

.-Pos1bilidad de una buena
autoestima basica

.- Capacidad para autoconfortarse y
tambien para comprender y consolar

.- Se les presupone mas emotivdi ad
e importantes necesidades afectivas

.- Se potencia su sensibilidad
y Ia expresi6n de afectos

.- Tolerancia a Ia
frustración

.- Se les presupone menos
iuerLa y capacidad

.- Se les exige menos

.- Capacidad para reconocer los
propios errores

.- Se espera menos de
elias

.- No reciben presiones, exigencias
ni estimulos hacia el logro,el exito y Ia
competitividad

.- Tendencia a Ia
dependencia

.- lnfravaloración e
inseguridad BaJa autoestima

– Se cree que les acecharan mas
pellgros y sufrimientos.

.- No se espera que deban atrontar demasiados
retos y desafios.

.- Se confia menos en
elias

.- Se tiende a sobreprotegerlas y a
limitar suslibertades

.- Se les permiten e
incluso fomentan los sentimei ntos de temor e
inseguridad

.- Se reprime su intrepidez, su agresividad,
fomentandose su prudencia y delicadeza

.- Poca motivación hacia el
logro y Ia competitividad

.- Poca tendencia a Ia acción
y a tomarIa iniciativa

Género NO es…

Por lo tanto género

1.- No es sinónimo de sexo. En muchas ocasiones
hablamos de diferencias de género cuando realmente estamos
usando en nuestro análisis la variable sexo.

El género implica ir más allá del
dato diferencial entre sexos, supone comprender y explicar
socio-culturalmente las desigualdades sociales asentadas sobre
las diferencias sexuales.

Es necesario poder disponer de datos desagregados en los
análisis y acciones que realizamos, sin embargo, no
podemos quedarnos en la mera constatación de diferencias
sexuales sino que debemos describir cómo se construyen en
las sociedades y cómo podemos transformar estas
desigualdades.

2.- No es sinónimo de mujeres, o asunto de
mujeres. Hablamos y desarrollamos programas de
intervención aludiendo el género cuando realmente
se trata de programas centrados en las mujeres.

Muchos programas cuyas personas destinatarias son las
mujeres pueden surgir del análisis de género y
otros, sin embargo, carecen de esta perspectiva.

Género incluye a hombres y mujeres en todas las
actividades de la esfera social, e incluye la conciencia de la
desigualdad para generar las mismas oportunidades para todas las
personas.

3.- La aplicación del concepto género no
significa la lucha por el poder entre los géneros. Que el
dominio histórico de un sexo sobre otro cambie de sentido,
que los hombres, que tradicionalmente han dominado y subyugado a
las mujeres, pasen a una posición subordinada.

Así, género se trata de:

1.- una categoría analítica transversal a
los procesos socioculturales que nos permite: describir algunas
de las desigualdades sociales y estudiar, desde otra mirada,
cómo las desigualdades se asientan en las
diferencias.

2.- Una estrategia o perspectiva porque presta
atención a las disparidades entre hombres y mujeres en las
intervenciones sociales y políticas, intentando alcanzar
la igualdad de oportunidades.

3.- Una categoría (eje) sobre la desigualdad
social tan importante y transversal como otras que nos permiten
el análisis social. Entre las principales podemos
señalar la edad, la etnia, la religión, la
orientación sexual, la clase social o la
discapacidad.

Espacio
público, doméstico y privado

El distinto uso del tiempo y del espacio por parte de
las mujeres y de los hombres está relacionado con el
modelo patriarcal en el que se basa nuestra sociedad, con el
reparto de funciones entre mujeres y hombres no por su capacidad
ni por sus conocimientos, sino por ser mujeres y
hombres.

Análisis del uso de los espacios:

El espacio público se identifica con el
ámbito productivo, con el espacio de la
"actividad", donde tiene lugar la vida laboral, social,
política, económica. Es el lugar de
participación en la sociedad y del reconocimiento. En este
espacio se han colocado los hombres tradicionalmente.

En el lado opuesto, se encuentra el espacio
doméstico, con el espacio de la "inactividad" donde tiene
lugar el cuidado del hogar, la crianza, los afectos y el cuidado
de las personas dependientes. En este espacio se ha colocado
tradicionalmente a las mujeres.

Y, por último, está el espacio privado que
es "El lugar del tiempo singular, de lo propio, la
condición de estar consigo mismo/misma de manera
crítica y reflexiva, es el culto a la individualidad y
responde a la cualidad de ocuparse de sí
mismo/misma".

En el caso de las mujeres tiende a confundirse con lo
doméstico, hurtándoles ese espacio para
sí.

El espacio público y el doméstico
están directamente relacionados con la realización
de tareas y funciones sociales adjudicadas a mujeres y a hombres.
Aunque los trabajos desarrollados en ambos lugares son
imprescindibles, unos han sido adjudicados a los hombres (trabajo
productivo) y otros a las mujeres (trabajo reproductivo y
doméstico), otorgándoles, además, diferente
valor. A esta división de funciones se le denomina
división sexual del trabajo.

El trabajo productivo o empleo está relacionado
con el espacio público, y se define como la actividad
reglamentada reconocida jurídica y socialmente, a partir
de la Revolución Industrial, que posee como
prestación una remuneración económica. En el
espacio doméstico, se desarrollan tanto el trabajo
reproductivo como el trabajo doméstico.

Por trabajo reproductivo, se entiende la actividad no
remunerada que implica la reproducción de la vida, el
cuidado de las personas dependientes del entorno familiar y el
mantenimiento y la transmisión del código de
valores.

En cuanto al trabajo doméstico, nos encontramos
con aquella actividad no mercantilizada que abarca todas las
tareas, y funciones relacionadas con el mantenimiento del
hogar.

A pesar de la importancia del trabajo reproductivo
así como del trabajo doméstico, son considerados
"trabajos invisibles" ya que las personas que los realizan,
normalmente mujeres, no reciben ninguna prestación
económica y, las consecuencias son: la falta de
reconocimiento y valoración social de ese
trabajo.

Las mujeres, en palabras de Nancy Frazer, padecemos dos
tipos de injusticia, la distributiva y la de
reconocimiento.

La injusticia distributiva, es aquella que ha
estructurado el trabajo, diferenciando aquel que era dirigido
exclusivamente a hombres (trabajo productivo- esfera
pública) del que ha sido dirigido exclusivamente a mujeres
(trabajo reproductivo- esfera privada) no reconocido y no
remunerado.

La injusticia de reconocimiento, es una injusticia
más cultural. Y esto porque una de las principales
injusticias del género es el androcentrismo y el sexismo.
Un androcentrismo que ha construido, ha dado autoridad a unas
normas y a un tipo de organización que privilegia los
valores masculinos y las acciones masculinas.

De hecho, el trabajo reproductivo y doméstico no
está recogido en las estadísticas referentes al
Productivo Interior Bruto (P.I.B.). No se considera que han de de
incluirse como trabajo que contribuya al crecimiento y desarrollo
de un país.

La incorporación de las mujeres al mercado de
trabajo no ha supuesto su retirada del trabajo doméstico,
ni del reproductivo. La presencia de las mujeres adultas en el
ámbito productivo siempre se da junto a su presencia en el
ámbito doméstico-familiar. En este caso, se habla
de doble jornada o doble presencia.

Se trata de la combinación del trabajo
productivo, doméstico y familiar de forma cotidiana. Es la
forma bajo la cual la mayoría de las mujeres adultas de
las sociedades urbanas industrializadas han afrontado su masiva
participación en el mercado de trabajo. En este sentido,
la ampliación de la doble presencia ha supuesto algunos
cambios en la división social y sexual del trabajo, pero
siempre a costa de una "acumulación de trabajo" por parte
de las mujeres adultas y, por tanto, con efectos en su
salud.

Las estrategias adoptadas por las mujeres para poder
afrontar dicha jornada, van desde la contratación de otras
mujeres, en la actualidad en su mayoría inmigrantes, para
la realización de los trabajos del hogar (trasvase de la
desigualdad de género), la ayuda de las abuelas en la
atención a los nietos y/o nietas (el síndrome de la
abuela esclava), la búsqueda de empleos a tiempo parcial,
la solución de reducción de la

jornada laboral, o el rechazo de puestos de
trabajo incompatibles con sus responsabilidades
familiares.

Monografias.com

Currículo oculto

El Currículo oculto pretende garantizar la
valoración de todas las competencias, capacidades y
experiencias de las mujeres adquiridas a lo largo de la vida,
ligadas o no a entornos laborales. Por ejemplo:

-Dignificación de las capacidades adquiridas en
el trabajo reproductivo y que pueden tener proyección
laboral: conocimiento y gestión de recursos
públicos, correcto uso de formularios de datos y
protocolos básicos, contabilidad básica,
conocimientos en dietética, nutrición, primeros
auxilios, habilidades sociales para la atención de
personas dependientes, manipulación de maquinaria
eléctrica. Participación comunitaria.

-Identificación de las capacidades adquiridas en
trabajos donde se han desarrollado responsabilidades y tareas por
encima del reconocimiento oficial: atención a clientes,
recepción telefónica, contabilidad básica,
tratamiento de textos, ofimática básica,…;
economía sumergida.

Necesidades prácticas e intereses
estratégicos

Las necesidades prácticas de
género

• Son las necesidades que mujeres y hombres
identifican en el contexto de sus papeles socialmente aceptados
en la sociedad y que, con frecuencia, se relacionan con las
condiciones de vida (por ejemplo, vivienda, cuidado de los
niños y niñas, empleo).

• La satisfacción de estas necesidades no
altera el equilibrio de poder y posición entre
las mujeres y los hombres.

Las características de las necesidades
prácticas son:

1. Tienden a tener una respuesta inmediata
e intentan modificar la situación a corto
plazo.

2. Son diferentes según las personas y el lugar
geográfico.

3. Están ligadas a necesidades
cotidianas, alimentación, vivienda, salud,
educación, descendencia, etc.

4. Pueden quedar satisfechas por acciones
concretas: aumento de la cualificación, creación de
centros de salud, de atención socio comunitario,
etc.

5. Se plantean en términos de acceso
a los recursos y a los servicios. La satisfacción de las
necesidades prácticas:

1. Tiende a tratar a mujeres y hombres como
beneficiarias y beneficiarios y, a veces, como
participantes.

2. Puede mejorar las condiciones de vida de las mujeres
o de los hombres.

3. Es una condición necesaria para satisfacer
intereses estratégicos.

4. La satisfacción de necesidades
prácticas no contribuye necesariamente a reducir las
desigualdades entre hombres y mujeres.

Necesidades o intereses estratégicos de
género

• Son las necesidades relacionadas con las mejoras
en la igualdad entre las mujeres y los hombres; por ejemplo, la
igualdad de salarios, la igualdad en la toma de decisiones o la
distribución igualitaria de la responsabilidad sobre las
tareas domésticas y familiares.

• Tratan de mejorar la "posición" de las
mujeres en la sociedad y surgen del análisis de
subordinación.

Partes: 1, 2

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