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Cómo duele Chile! (página 3)



Partes: 1, 2, 3

En Chile, todo se inició con un conflicto político, cuyos actores partieron de la relación enemigos-adversarios y terminaron, no con fusiles sino con espíritus armados, con odios de unos hacia otros. Esto condujo a una situación de total polarización de la sociedad civil, con marcados reflejos en los ámbitos familiares.

Mientras un actor, el gobierno de manera democrática elegido, y con el respaldo de los grupos políticos de izquierda, de la clase obrera y popular y de vastos sectores de grupos profesionales, luchaba por imponer su propuesta socialista de Estado; el otro actor, formado por los grupos políticos de derecha, con la Democracia Cristiana a la cabeza y con el respaldo de todos los grupos beneficiarios del concepto de estado capitalista vigente en Chile, utilizaba con vehemencia todos los medios posibles para impedir el cambio. En medio de ellos, se ubicaron las fuerzas armadas chilenas, las cuales, en teoría y por Constitución, debían estar del lado del gobierno elegido en las urnas e instalado con el cumplimiento de las normas constitucionales. En este caso, era el gobierno de Salvador Allende Gossens.

El conflicto evolucionó y, al madurar, llevó a los actores a posiciones irreconciliables, hasta ubicarlos en la relación de amigos-enemigos. Se llegó al punto de negociación o guerra.

La decisión final no se hizo esperar: guerra.

Sí, la guerra más absurda, desigual y forzada de todas las que han sucedido en el mundo latinoamericano; irracional medio para solucionar un conflicto político, en cuyo nombre se cometieron innumerables violaciones al Derecho Humanitario Internacional.

En teoría, ninguno de los dos actores directos en conflicto estaba en realidad armado. Las fuerzas armadas chilenas tomaron partido y, obrando en contra de la Constitución, se convirtieron en el brazo armado del grupo de oposición al gobierno elegido según la Constitución y en ejercicio. Al mismo tiempo, pregonaron la existencia, en lugares desconocidos, de enormes cargamentos de armas que esperaban la hora cero para ser repartidas entre todos los sectores con posibilidades de convertirse en brazo armado del gobierno que ellas abandonaron.

¡Qué exageración! Un ejército profesional esperaba 'con pavor' enfrentarse a un 'ejército' improvisado, pero bien armado. Esto era el fruto de ese enemigo imaginario de la derecha, representado en un pueblo que, ante un ataque a su gobierno de la Unidad Popular, de inmediato, saldría a defenderlo armado hasta las uñas. Este imaginario fue trabajado con mucha habilidad e infundido al sector golpista de las fuerzas armadas chilenas.

En fracción de segundos, ganaron la guerra y con esta 'victoria' dieron 'solución' al conflicto político. Pero fue también el origen del drama y del dolor vividos por miles de familias chilenas. Nunca aceptaron el calificativo de 'Golpe de Estado' para las acciones iniciadas el 11 de septiembre de 1973 y lo encubrieron cuando manifestaron, en público, que el país estaba

en 'Estado de Guerra' y bajo él actuaban, con las tristes consecuencias desde el punto de vista humano, tanto para nacionales como para extranjeros, consecuencias difundidas con amplitud y conocidas en todos los rincones de la tierra.

Durante más de cuatro décadas, Colombia ha venido soportando un conflicto político interno, pero a diferencia del chileno, el conflicto colombiano es armado y, en estos precisos momentos, está llegando al punto de la toma de decisión entre negociación o guerra. Si el camino es la guerra, se repetirá, con una amplificación descomunal, la historia de Chile, pero con grandes daños a la economía colombiana y a su infraestructura. Esto no sería bueno para los actores que resulten 'vencedores' en la confrontación armada, a causa de lo lenta que se tornaría la recuperación del país, con el consecuente sacrificio de dos o más generaciones. Así lo entendieron en Centroamérica y prefirieron el camino de la negociación.

Es importante sembrar en cada colombiano, de uno u otro grupo en conflicto, las bondades de una salida negociada sobre bases democráticas, de transferencia de poder y de justicia social, aunque algunos tengan que renunciar a ciertos privilegios en favor de otros colombianos, hermanos suyos que, poco o casi nada, han tenido. Es mejor una vida sobria que un mundo con prosperidad material y dolor espiritual.

Como lecciones del drama chileno se pueden destacar las siguientes:

  • Por la vía democrática y pacífica, es casi imposible

poner en práctica una propuesta de Estado que difiera, de manera significativa, de la concepción vigente de Estado.

  • Frente a un conflicto político, las fuerzas armadas

de un país, en teoría neutrales desde el punto de vista político y respetuosas de la Constitución, toman posición y pasan a convertirse en el brazo armado de algunos de los actores del conflicto, con preferencia de los que luchan por el no cambio.

  • Las peores consecuencias se presentan cuando la

solución a un conflicto político es la guerra. Si en Chile, con una 'guerra' que duró poco tiempo, fueron tan enormes las cuotas de dolor personal y los desajustes emocionales de muchas familias, en muchos casos todavía no superados, ¿cómo serán los de una verdadera guerra?

  • Cuando la dictadura asumió el poder en Chile, reci-

bió a un país con una economía en crecimiento y una infraestructura económica y social en buenas condiciones, hechos que permitieron su posterior desarrollo positivo. Pero, ¿se justifica minimizar la acción golpista por un tal crecimiento económico, ignorando por completo el dolor de muchos por la muerte, desaparición o exilio obligado del padre, el hermano, la madre, la hermana o el hijo? Chile ha avanzado mucho en los últimos años, pero, al mismo tiempo, ha experimentado el sacrificio y el dolor de gran parte de una generación.

  • Si un conflicto político se resuelve por el camino de la guerra, habrá dolor humano y destrucción de la economía e infraestructura del país en conflicto. Para los actores vencedores, el camino no estaría tan despejado como lo estuvo para la dictadura chilena y tendrían que someterse a largos períodos

  • de lento crecimiento.

    • Por todo lo sucedido en Chile, en particular por los actos de genocidio y de violaciones del Derecho Internacional Humanitario, DIH, se debe responsabilizar a la cúpula de las fuerzas armadas de Chile de 1973 y a las cabezas visibles de los grupos actores del conflicto político a las que ellas sirvieron como brazo armado.

    • Son enormes los sufrimientos experimentados has-

    ta la fecha por muchos grupos de colombianos: campesinos desplazados por temor a los enfrentamientos militares, a las masacres indiscriminadas y a las matanzas a mansalva, cada día más frecuentes; familiares de miembros de las fuerzas armadas y de los grupos armados muertos en combate o en asaltos guerrilleros; población civil involucrada en asaltos de grupos armados, secuestros, actos de terrorismo. Si a tales sufrimientos se tuvieran que agregar las consecuencias de una solución al conflicto político armado por el camino de la guerra, sin ninguna duda, por muchas veces se multiplicaría la razón del título de este libro para uno nuevo: ¡Cómo duele Colombia!, pero repetido sin cesar.

    • Si en Colombia llega a ocurrir lo peor, será la historia la encargada de juzgar y de llevar a los tribunales internacionales, acusados de genocidas y de violadores del Derecho Humanitario Internacional, a muchos compatriotas, hoy en día, protagonistas del proceso de paz.

    NOTAS:

    1. La Unidad Popular, UP, era una coalición de partidos políticos, casi todos de izquierda, integrada por el Partido Comunista, PC, el Partido Socialista, PS, el Partido Radical, PR, y otros grupos políticos derivados del Partido Demócrata Cristiano, PDC, tales como la Izquierda Cristiana, IC, y el Movimiento de Acción Popular Unitaria, MAPU 2. El MIR estaba representado en los sectores de trabajadores por el 'Frente de Trabajadores Revolucionarios', FTR, y en el sector estudiantil por el 'Frente de Estudiantes Revolucionarios', FER.

    3. Hoy se sabe, a ciencia cierta, que 'El Tacnazo' fue un ensayo de lo que iba a suceder el 11 de septiembre de 1973.

    4. El término 'colas' es un regionalismo por 'filas de personas'.

    5. La ENU fue un centro en donde se trató de integrar los estudios teóricos con la práctica. Su objetivo era que el estudiante, en su tiempo de estudios o vacaciones, desarrollara sus prácticas en las empresas, fábricas, industrias y distintos campos cultivados del país.

    La derecha alegó que ésta era un centro de entrenamiento marxista donde se tomaba al hombre desde niño para politizarlo.

    6. OEA: Organización de los Estados Americanos 7. Regionalismo para referirse a la expulsión que se hacia tratando de producir el menor ruido posible.

    8. Acá estoy tomando las palabras del título de la canción de Pablo Milanés: 'Yo pisaré las calles nuevamente' A todos los detenidos padres de familia en 1973

     

     

    Autor:

    Germán Arboleda Vélez

    Partes: 1, 2, 3
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