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Cuatro formas de alimentar tu ego



    Una comida que puede durar de por
    vida

    Los hay de todas las formas, tamaños,
    volúmenes y colores; como perro en faldas de su amo
    así pareciera apegarse el EGO a nuestros pensamientos, y
    es que son cada vez más las personas que tenemos la
    percepción de estar inmersos en un mundo en el cual ya se
    ha desatado el tercer conflicto bélico de la historia, una
    guerra que consiste en sentirnos permanentemente posicionados un
    peldaño por encima de nuestros semejantes, lo cierto es
    que nuestra sensación de pertenecer a lo "divino" nos ha
    jugado una mala pasada y ha ocasionado que día tras
    día nos neguemos la posibilidad de llegar a entrevistarnos
    con esa auténtica omnipotencia, la cual lógicamente
    hemos heredado de nuestro creador, y de la que por libre albedrio
    pareciéramos habernos despojado, ello poniendo como
    principal muralla al "YO SOY" qué difundida y latinamente
    conocemos como EGO.

    Tal reflexión me ha motivado a escribir este
    artículo, y ¿Por qué no?, a parodiar un poco
    lo que sabemos de antemano sea tal vez el principal limitante
    para conocer nuestra real y auténtica divinidad
    2; sin embargo, una adecuada
    nutrición de nuestro insaciable amigo, dependerá de
    que le proporcionemos a diario estas cuatro formas de
    alimento:

    Hablar siempre y procurar jamás
    escuchar

    Algunos comentan: "Es mejor escuchar que hablar, por
    algo se nos otorgó dos orejas y una sola boca"; ante tal
    premisa lo que debe uno debe hacer es preguntarse:
    ¿Cuántas veces me he visto influenciado por alguien
    falto de habla? ¿No será que se nos otorgó
    solo una boca porque lo que escasea en número adquiere
    más valor?. El EGO siempre tendrá por vestimenta
    los propios argumentos, por lo tanto debes siempre relucir lo
    mejor de dicha vestimenta; no es que a las palabras se las lleve
    el viento, el único rol de este último es aceptar
    que algo tan fuerte, preponderante y contundente como los
    argumentos debe necesariamente gozar de un "transporte
    ligero".

    Pero no es solo el hablar lo que vigorizará tu
    propio EGO, si hablas es para que siempre tengas la razón,
    no tendría sentido el vociferar una y otra vez tus
    argumentos solo para salvarte de una inminente derrota, ante ello
    vale más la rendición, pero hasta para eso hay que
    saber delegar la entrega misma, uno no puede darse ese lujo;
    todos son pasibles de equivocación, todos menos tú;
    debes ser el necesario referente tanto del especialista como del
    generalista, ambos deberán ser dependientes de tu parecer;
    tus palabras marcan el derrotero de su actuación. Siempre
    debes estar atento a que todo ronde en función a tu
    opinión final, las ideas son el zumo y tú debes ser
    el "colador" por el que debe pasar el mismo; solo sirve empoderar
    a quienes sabes no harán contradicción a tus modos
    de pensar; por otro lado, debes tener la mente tan cerrada como
    puedas porque abrirla con una de esas "lluviecitas de ideas"
    puede que te termine arrebatando ese sano y necesario
    protagonismo.

    Cuando hables siempre aprovecha la más
    mínima oportunidad para interrumpir, recuerda que esa
    será siempre una prerrogativa de los que más saben,
    y tú – como es lógico – conoces lo que los
    demás ignoran. El escuchar es para novatos, ellos
    necesitan de ello porque están en franco aprendizaje,
    tú ya superaste esa etapa, es más, tal vez tu misma
    genialidad te exonero de tenerla. Eso sí, deberás
    de ser sigiloso con lo que dices, no vaya a ser que ofendas a un
    EGO que sabes aún es – aunque no por mucho tiempo – mucho
    mayor que el tuyo, y para estos casos la mejor manera de
    conquistarlo son las palabras suaves y decorosas, pero en
    definitiva debes seguir a la letra ese mismo patrón:
    hablar, hablar y jamás escuchar.

    Despreciar lo que no venga de
    ti

    De todas las formas existentes para demostrar tu
    superioridad siempre ten en consideración que debes
    asemejarte al rol que representaría un "manantial en un
    soleado desierto", debes necesariamente ser etiquetado como tal;
    esto actuará en tu EGO tal como actúa una golosina
    en manos de un pequeño infante; paralelo a ello no debes
    permitir que florezcan otras fuentes del conocimiento,
    desdéñalas desde el primer instante, no puedes
    darte el lujo de permitir la microscópica posibilidad de
    ser ladeado, tu conocimiento es único y el solo hecho que
    venga de ti le asigna un grado de preponderancia, dotado de
    "oficialidad".

    ¿Quién podría saber más que
    tú? ¿Acaso devendría en incorrecto
    menospreciar algo que no lleve consigo la marca de tu intelecto?
    Tú tienes la autoridad para juzgar lo que otros no pueden,
    ello lógicamente por sus detestables, notorias y limitadas
    capacidades; imagínate a Einstein o Hawking recibiendo
    "tips" de física cuántica, todo lo que no lleva tu
    sello deviene en sospechoso, pues siempre todos deberán
    asumir como certero lo que venga de la fábrica de ideas
    que opera en tu mente, es tu misión que a todo lo
    demás lo rotulen como: "piratería
    barata".

    El hecho de repeler fuentes de opinión y
    conocimiento diferentes a las tuyas hace que adquieras un notorio
    grado de singularidad, sin duda si se diere algún posible
    rechazo hacia tus ideas confirmarás tu teoría de
    que todos son solo "parte de la corriente", eres el típico
    superdotado incomprendido, el progenitor del conocimiento futuro,
    un semi-dios obligado a tratar y mercadear con mortales; eso
    sí, ten en cuenta que esta forma de alimentar tu EGO va de
    la mano con oxigenar día a día toda esa carga de
    desdén con una permanente adquisición de
    conocimientos, sin ellos resultarías siendo un cortesano
    fácilmente derribable, y en el terreno del poder ello le
    resta seriedad a la reputación con la que propios y
    extraños perciben la autoridad existente en tu ser (y por
    ende en tu EGO), asesinándolo por completo.

    Promover siempre tu
    EGOísmo

    Todos los seres humanos hemos sido dotados de
    individualidad y destrezas particulares, y aunque algunos posean
    "mejor estrella" que otros, en ocasiones es necesario reflexionar
    en la premisa que nos dice que el hecho de promover los intereses
    de uno mismo es sinónimo no solo de inteligencia, sino que
    resulta indispensable para ejercer el arte de la
    supervivencia.

    ¿Qué hubiera sido del mundo si los aliados
    – al tomar Europa – hubieran pensado en lo que se le venía
    a la "pobre Alemania"?, cuentan que la tripulación de
    Colon al verlo mirando al cielo creían que este buscaba
    respuestas acerca de la ubicación de sus navíos,
    ¡Ilusos!, ignoraban que este ya buscaba para sí las
    estrellas que conformarían su propia constelación;
    cuando piensas en promover tus intereses no haces sino el
    reconocer que hay un bien mayor que resguardar, algo que no puede
    ser fácilmente amagado ni tenido por secundario, ese algo
    eres tú y todo en lo que tu existencia ha puesto la mira.
    ¿Para qué compartir tales cosas con tus
    semejantes?, ¿Acaso tienen la inteligencia suficiente para
    aprovechar en su real dimensión lo que con natural
    sabiduría de antemano tú ya probaste?, todo en este
    mundo se mueve por los intereses de uno mismo, los grandes
    realizadores de la historia nunca aceptaron como virtud el
    criterio de la "inmolación", siempre debes de cuidarte de
    representar ese generalizado y ordinario caso.

    Por último, siempre podrás pensar en
    otros, pero estos necesariamente deberán ocupar el puesto
    tres o cuatro de tus prioridades (porque el lugar uno y dos lo
    ocupas tú y tus intereses), un EGO que no apela al
    EGOísmo es un EGO sin tarjeta de presentación,
    aunque suene irrisorio mencionarlo valdría mucho
    más el ser la imitación de otro EGO con un mayor
    grado de preponderancia; ya reflexionaba en eso un viejo
    dramaturgo español 3 al
    mencionar que el EGOísmo es aceptable ya que procura que
    todos puedan estar bien para que tú puedas estar mucho
    mejor, y es que el EGOismo es en definitiva una forma ortodoxa de
    demostrar que sobre los otros el orden de prelación te
    será favorable siempre.

    Tener siempre un notorio
    protagonismo

    Una vez consumidos los platos anteriores, este parte
    adopta la forma de un buen "postre". Disfruta siempre de ser una
    imagen inalterable en la foto, tú eres "parte del paisaje"
    y eres indudablemente la parte principal. Nadie puede soslayarte,
    mucho menos eclipsarte, no puedes castigar a los demás
    privándolos de tu presencia, eres imagen necesaria y
    obligatoria, recuerda siempre que no naciste para recoger
    nominaciones ni mucho menos premiecillos por "roles de reparto".
    Tu presencia impone prestancia, añádele a ello
    palabras con cierto toque de misterio y los tendrás
    embrujados, todos lo notarán y no tendrán
    más remedio que subyugar su EGOs al tuyo
    propio.

    ¿Quién pudo haber inventado el anonimato?
    ¿Quién pudiera tener por deseable el pasar
    inadvertido? quien haya caído en ello ciertamente
    careció de las muchas e ilimitadas habilidades que posees,
    recuerda que todo es un juego de apariencias, la gente juzga lo
    que ve y verte ciertamente deviene en una bendición; sino
    echa un vistazo a las grandes figuras de la historia, todas
    tenían un denominador común, nunca formaron parte
    de la masa, siempre ocuparon la parte más alta del
    medallero, supieron ser el sol que hacia gravitar toda la
    demás y complementaria materia celeste.

    Para reflexionar

    A lo largo de la vida de seguro experimentaremos y
    seremos observadores en primera fila de cómo cientos de
    personas dan de comer – en raciones mucho más contundentes
    – al delirio que representan sus propios EGOS, pero ello no
    es más que ilusión 4;
    no siempre es posible materializar el acto de "negarse a uno
    mismo", pero si nuestro creador, consciente de lo que
    representaba su propio poderío y deidad pudo hacerlo,
    ¿Qué nos impide repetir el ciclo y emular ello?
    ¿No poseemos acaso el mismo "ADN espiritual"?, está
    es una clara oportunidad para evidenciar que en efecto fuimos
    "tallados" de la madera que representa su imagen y
    semejanza.

    El EGO siempre formará parte de nuestras vidas,
    negar ello es no haber entendido muchas cosas en la vida, por el
    EGO ciertamente podemos llegar a ser más intrépidos
    y confiados, pero también podemos llegar a ser la presa
    más fácil de la "cadena alimenticia" instalada en
    nuestra propia organización.

    Reflexionemos en ello, pensando paralelamente un poco
    menos en nosotros mismos.

    (1) Contador Público por la Universidad Nacional
    de San Agustín de Arequipa. Egresado de la Segunda
    Especialidad de Gestión Legal de Recursos Humanos por la
    Universidad Católica Santa María (UCSM),
    actualmente Jefe de Gestión Humana de la Clínica
    San Juan de Dios – Arequipa, Consultor Independiente en
    temas de Administración de Personas.

    (2) La trampa del ego – Julián
    Bagginni

    (3) Jacinto Benavente (1864-1926)

    (4) Artículo: ¿El ego es una
    ilusión? – P. Krishna

     

     

    Autor:

    Arturo F. Achahui Gutierrez (1)

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