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El dia de muertos




Enviado por Romero Giovanny



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Día de muertos
  3. Los antecedentes del día de muertos
  4. Otras perspectiva del día de muertos
  5. Celebración del día de muertos
  6. Fiestas parecidas al día de muertos
  7. Lugares para festejar el día de muertos
  8. Conclusiones
  9. Referencias bibliográficas

INTRODUCCIÓN

El día de muertos, es una antigua tradición que venimos heredando desde hace mucho tiempo, pero acaso sabemos en que consiste cual es su origen, incluso la manera correcta de celebrarlo, pero muchas veces solo nos dejamos llevar por lo que la gente dice, incluso cayendo en costumbres que no tienen nada que ver con este día tan especial, incluso lo confundimos con las creencias religiosas y las anglosajonas.

Para saber mas sobre este tema, debemos refugiarnos en las costumbres originales y las tradiciones que sabemos, pero sin olvidar lo que realmente es, ya que muchas veces acostumbramos celebrarlo combinando todo lo que creemos que es, incluso sin darnos cuenta podemos llegar a celebrar "mas de de un día de muertos".

Pero esto puede variar segun las creencias de las personas, ya sea que quieran realizar una fiesta de halloween o realizar un altar para recordar a las personas que ya se fueron e inclusive tal vez prefieran solo realizar una misa y oraciones en su honor.

Por eso nosotros debemos saber el significado de cada celebración en especial, para asi luego poder escoger la que mas se apegue a nuestras tradiciones o las que mas nos guste, para asi poder tener una celebración "correcta", puesto que realmente no todo es correcto, ya que desde hace mucho tiempo las costumbres han ido cambiando, ya sea desde hacer sacrificios humanos, hasta llegar al punto de ponerle un altar.

Asi que para conocer realmente el origen y su significado, de las diversas tradiciones, se explican sin mucho detalle, lo mas esencial de cada una de las celebraciones que realizamos con respecto al " Día de muertos".

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DÍA DE MUERTOS

El Día de Muertos es considerado una de las tradiciones más representativas de nuestra cultura mexicana, la cual se acostumbra celebrar a partir del día primero de noviembre, dedicado a todos los santos en especial a los "angelitos", es decir a los niños fallecidos y el 2 de noviembre dedicado a los todos los adultos o como se les dice los fieles difuntos.

Esta tradición se remonta a la época prehispánica y desde entonces es festejada a través de los diversos rituales por más de 40 grupos indígenas del país. Una parte esencial de esta tradición es la visita a los cementerios. Ya sea de día o de noche, las familias acuden en forma respetuosa y colocan arreglos florales, velas sobre las tumbas para así mostrarles a las almas el camino para regresar a casa. Además de estas visitas es común que en las casas, edificios y espacios públicos sean colocados los altares de muertos, como reconocimiento a uno o varios difuntos.

La celebración del día de muertos es una mezcla de una devoción mística donde se conjuga lo religioso y lo pagano, el miedo y la burla. A la muerte se le hacen canciones. La ridiculizamos en caricaturas y "calaveras" y nos la devoramos los vivos en forma de dulce o pan.

¿Qué es el día de muertos?

Los Fieles Difuntos, en la tradición occidental es, y ha sido un acto de luto y oración para que descansen en paz los muertos. Y al ser tocada esta fecha por la tradición indígena se ha convertido en fiesta, en carnaval de olores, gustos y amores en el que los vivos y los muertos conviven.

El Día de Muertos, como culto popular, es un acto que lo mismo nos lleva a la oración y a la fiesta; sobre todo esta última en la que la muerte y los muertos deambulan y hacen sentir su presencia cálida entre los vivos.

Vemos que el país y su gente se visten de muchos colores para venerar la muerte: el amarillo de la flor de cempasúchil, el blanco del alhelí, el rojo de la flor afelpada llamada pata de león… Es el reflejo del sincretismo de dos culturas: la indígena y la hispana, que se impregnan y crean un nuevo lenguaje y una escenografía de la muerte y de los muertos.

Hay que decir que nuestras celebraciones tienen arraigo y recorren los caminos del campo y la ciudad. México, con sus miles de indígenas, es ejemplo claro del culto, gustos culinarios, frutas y sahumerios.

En estas fechas se celebra el ritual que reúne a los vivos con sus parientes, los que murieron. Es el tiempo trascendental en que las almas de los muertos tienen permiso para regresar al mundo de los vivos.

Hay que considerar que la celebración de Día de Muertos, sobre todo, es una celebración a la memoria. Los rituales reafirman el tiempo sagrado, el tiempo religioso y este tiempo es un tiempo primordial, es un tiempo de memoria colectiva. El ritual de las ánimas es un acto que privilegia el recuerdo sobre el olvido.

Desde la época prehispánica en México, los indígenas han rendido culto a la muerte y la han concebido como una dualidad de vida, parte del ciclo de la naturaleza. Al llegar los conquistadores el culto a la muerte se fusionó con la religión católica, dando origen a la tradición del Día de Muertos durante el 1º y 2 de noviembre de cada año. En estas fechas los mexicanos celebramos a nuestros muertos acudiendo a los panteones para adornarlos con flores, y en nuestros hogares colocamos altares, para que las almas queridas abandonen el más allá y vaguen unos cuantos días por el mundo, visitando a su familia, su casa y amigos.

Aunque la celebración anglosajona de Halloween se ha popularizado entre la población, en la mayoría de los hogares mexicanos la tradición perdura y se colocan ofrendas con elementos muy particulares.

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"LOS ANTECEDENTES DEL DÍA DE MUERTOS"

Dentro de la cosmovisión que tenían los antiguos nahuas de los diversos fenómenos naturales, vida y muerte eran temas de gran importancia. en este sentido, la muerte era concebida como una transición entre la vida en la tierra y una nueva vida en el más allá, en compañía de los dioses.

Para los antiguos mexicanos la oposición entre la muerte y la vida no era tan absoluta como para los contemporáneos. Y a la inversa. la muerte no era el fin natural de la vida, sino la fase de un ciclo infinito. Vida, muerte y resurrección eran recintos de un proceso cósmico que se repetía insaciable.

Son muy pocas las referencias de las festividades dedicadas a los muertos en la época prehispánica, según las diferentes fuentes, se realizaban en diversos meses. Estas festividades eran muy solemnes ya que al mismo tiempo se rendía culto a un dios, se entonaban cantos, se danzaba, se ofrecía todo tipo de ofrendas a las imágenes de los dioses y a las sepulturas de los muertos: flores, frutas, legumbres, gallinas, maíz, vestidos, mantas e incienso. Sacrificaban jóvenes doncellas o esclavos de acuerdo al carácter de la festividad y al dios al cual se le ofrecía culto.

Fray Diego Durán refiere que en el ritual indígena nahua habían dos fiestas en las que se le rendía culto a los muertos, en primer término, estaba el "Miccailhuitontli o fiesta de los muertecitos", que se conmemoraba en noveno mes, donde se recordaba a los niños muertos con ofrendas y sacrificios en su memoria.

La segunda celebración se conocía como "La gran fiesta de los muertos Hueymihcailhuetl" que suignifica "cuando cae", y se llevaba a cabo en el décimo mes del año, Xocotl Huetzi. estas celebraciones además de dedicarse a los muertos eran propicias a la agricultura.

El Día de Muertos se celebra en México desde mucho antes de la conquista española, de hecho, tiene más de 3 mil años de antigüedad.

Los antiguos habitantes del México precolombino en Mesoamérica: aztecas, mayas, purépechas, nahuas y totonacas, tenían entre sus rituales dos fiestas: la pequeña y la grande, que durante la época de la Colonia se fusionaron con la cultura y la religión católica. Los antecedentes más remotos de estas ceremonias se remontan aproximadamente al año 1800 a .C. como lo indica una máscara de barro procedente de Tlatilco, Estado de México.

En el México prehispánico, tras las guerras entre pueblos, era una tradición conservar los cráneos de los enemigos como trofeos para mostrarlos en rituales que se relacionaban con la muerte y el renacimiento.

Estas celebraciones eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl , conocida como la "Dama de la muerte', y esposa de Mictlantecuhtli, Señor del Mictlán o "tierra de los muertos".

La fiesta pequeña, iniciaba 20 días antes que la fiesta grande, la primera era dedicada a los niños y la segunda a los adultos, como ahora, que se acostumbra que el 1º de noviembre sea dedicado a los niños difuntos y el 2 a los adultos. El inicio de la celebración de los muertos adultos o fiesta grande se hizo coincidir con la festividad católica de los fieles difuntos.

El día de todos los santos quedaba incluido dentro de los 20 días anteriores a la fiesta grande donde se encontraban las fiestas de los muertos pequeños. Esta tradición se adaptó y logró mantenerse viva bajo el yugo español, a pesar de la evangelización. Aprovechando el interés que los españoles tenían en manipular las fiestas de los indígenas para convertirlos al catolicismo, los mexicanos se adecuaron y así lograron que las festividades de muertos no fueran tomadas como paganas.

Los días de muertos se han convertido en una verdadera festividad nacional. El dolor, la tristeza y el llanto por el ser querido que partió al mundo de los muertos, se entremezclan con el colorido, la fiesta, la alegría que caracteriza al mexicano, que sabe reírse de su propia tragedia para aligerar su pesar.

La diferencia esencial entre las ofrendas prehispánicas y las actuales consiste principalmente en que aquellas eran ofrecidas a los dioses y las actuales, ya con la influencia católica, las familias mexicanas honran la memoria de sus muertos mediante ofrendas, altares que se componen de elementos como agua, veladoras, imágenes de santos, fotografías del difunto y su comida preferida.

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"OTRAS PERSPECTIVA DEL DÍA DE MUERTOS"

Solemnidad de Todos los Santos y los fieles difuntos.

Los fieles difuntos, a quienes recordamos en esta fecha y también durante este mes de Noviembre, son aquellas personas que nos han precedido en el paso a la eternidad, y que aún no han llegado a la presencia de Dios en el Cielo.

Para comprender el significado de la solemnidad de todos los santos y la conmemoración de los difuntos hay que saber que existen tres estados en la Iglesia:

  • La iglesia peregrina o militante en la tierra. En ella estamos nosotros hasta el día de nuestra muerte.

  • La iglesia purgante (en el purgatorio), la componen los difuntos que necesitan aún purificación antes de entrar en el cielo. Por ellos oramos el día de los difuntos, el 2 de Noviembre, para que pronto vayan al cielo. (No rezamos por los que están en el infierno porque su condena es irreversible)

  • La iglesia triunfante, ya glorificada en el cielo. A ellos, los santos, les honramos el 1 de Noviembre.

Esta fiesta responde a una larga tradición de fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio. El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación, para obtener la completa hermosura de su alma. La Iglesia llama "Purgatorio" a esa purificación; y para hablar de que será como un fuego purificador. La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46); y siguiendo esta tradición, la Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos.

El 1 de noviembre es la solemnidad litúrgica de Todos los Santos. Se trata de un popular y bien sentida fiesta cristiana, que al evocar a quienes nos han precedido en el camino de la fe y de la vida, gozan ya de la eterna bienaventuranza, son ya -por así decirlociudadanos de pleno derecho del cielo, la patria común de toda la humanidad de todos los tiempos.

Esta solemnidad litúrgica, la Iglesia englobaba a todos los santos. Si durante el resto del año litúrgico se nos ofrecen las memorias de distintos y conocidos santos, en la fiesta del 1 de noviembre protagonistas, sobre todo, los santos anónimos, los santos desconocidos, los santos del pueblo, los santos de nuestras familias; santos, en definitiva, con rostro tan cercano hasta el punto se que no hay duda de que entre los santos del 1 de noviembre se incluyen amigos, paisanos, conocidos y familiares.

El 2 de noviembre es el día de la conmemoración de los fieles difuntos. Nuestros cementerios y, sobre todo, nuestro recuerdo y nuestro corazón se llenan de la memoria, de la oración ofrenda agradecidas y emocionadas a nuestros familiares y amigos difuntos.

La muerte es, sin duda, alguna la realidad más dolorosa, más misteriosa y, a la vez, más insoslayable de la condición humana. Como afirmara un célebre filósofo alemán del siglo XX, "el hombre es un ser para la muerte". Sin embargo, desde la fe cristiana, el fatalismo y pesimismo de esta afirmación existencialista y real, se ilumina y se llena de sentido. Dios, al encarnarse en Jesucristo, no sólo ha asumido la muerte como etapa necesaria de la existencia humana, sino que la ha transcendido, la ha vencido.

Junto a estas Celebraciones, se ha ido extendiendo la Noche de Halloween, el 31 de octubre, pero ésta no es una fiesta cristiana; ahora bien, si se celebra como una fiesta de disfraces y de forma sana, por ejemplo con regalos de dulces a los niños, no hay problema; en cambio es nociva y rompe con la fe en Cristo cuando se relaciona con supersticiones e incluso cultos satánicos. De manera semejante, el culto a la santa muerte no es expresión de fe cristiana.

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"El culto maya a la muerte y la práctica del Hanal Pixán"

Los mayas, al igual que los demás pueblos mesoamericanos, expresan un profundo interés por la muerte, el cual puedes observar en sus manifestaciones artísticas durante distintas épocas.

Para los mayas de antaño y los actuales, los muertos tienen vida, por lo tanto sus espíritus tienen necesidad del sustento tanto como los vivos. Por esta razón les preparan los guisos que solían disfrutar en vida, para mantenerse con energía durante su trayecto desde el más allá. A lo anterior se agrega la festividad católica de Todos los Santos y la liturgia de los Fieles Difuntos, ambas con una larga tradición que se fusionó con el cristianismo introducido por los españoles, dando como resultado la práctica sincrética del Hanal Pixán.

El Hanal Pixán, Día de Muertos o Época de Finados, además de ser una de las prácticas más íntimas de las familias en la Península de Yucatán, tiene la virtud de congregar a la mayor cantidad de sus integrantes.

Es una época de retornos: los vivos que por diversas causas se ausentaron del tronco familiar, regresan para participar en los preparativos de la celebración. Vuelven las almas de los seres queridos, a compartir los alimentos que les ofrecen con cariño, entonces vivos y muertos se reúnen nuevamente. Y así de familia en familia, de una generación a otra, esta milenaria tradición se continúa manteniendo a través de los siglos.

El hanal pixán, o "comida de las ánimas", es una tradición del pueblo maya que se lleva a cabo para recordar de una manera especial a los amigos y parientes que se adelantaron en el viaje eterno. Es un acontecimiento especial para los deudos de los difuntos, pues saben que, en estos días, del 31 de octubre al 2 de noviembre, las ánimas "reciben permiso" para visitar a sus familiares.

El primer día se dedica a los niños y le llaman u hanal palal. El segundo día, 1 de noviembre, está dedicado a los adultos muertos y le llaman u hanal nucuch uinicoob, y el tercer día es el u hanal pixanoob llamado en algunos lugares misa pixán, porque ese día se aplica una misa dedicada a las ánimas, por lo general en el cementerio de la población. Se acostumbra, principalmente en el interior del Estado, que los niños usen durante esos días una cinta de color rojo o negro en la muñeca derecha, a fin de que las ánimas no se los lleven. También se acostumbra amarrar a los animales de la casa, porque podrían ver a las ánimas e impedirles el paso hacia el altar.

La tradición incluye varios ritos, pero el principal consiste en poner una mesa que funciona como altar, alumbrada con velas de cera, debajo de los árboles del patio y cerca de las sepulturas de los familiares, donde se coloca comida típica de la temporada: atole nuevo, pibes o mucbipollos, jícamas, mandarinas, naranjas, xec (mezcla hecha con naranja, mandarina, jícama y otras frutas, así como chile molido), dulce de papaya, coco y pepita, tamales de x'pelón, vaporcitos, balché (bebida embriagante que se hace con la corteza de un árbol que se llama así), pan dulce y jícaras de sabroso tan-chucuá (atole que se fabrica con masa de maíz, cacao, pimienta y anís). Todo eso adornado con veladoras, flores, ramas de ruda y las fotografías de las personas fallecidas.

El día de los niños difuntos el altar es decorado con un mantel bordado en tonos alegres, en el que se colocan, además de los alimentos, dulces y juguetes, y se adorna con flores de xpujuc (de tipo silvestre y color amarillo), xtés en color rojo y virginias.

Estas viandas pasan toda la noche del 1 al 2 de noviembre, en esos pequeños altares, debajo de los árboles. Y cuando las almas de los difuntos "han tomado la gracia", los familiares de aquellos meriendan los mucbipollos, y los pibinales, y se toman el atole y el balché.

Una semana después, se efectúa el bix (ochovario del día de finados, se dice también de la reunión o fiesta que se hace a los ocho días de algún acontecimiento) u octava, que es una especie de repetición menos complicada que la anterior. En las noches de esos días, en las puertas de las casas y en las albarradas se encienden hileras de velas para que las almas vean su camino al venir y al retirarse de la población al terminar los finados.

El Mucbipollo

El mucbipollo o pib es un tamal grande hecho de masa de harina de maíz y manteca, relleno de carne de pollo y cerdo y condimentado con tomate y chile. Esta torta de maíz se envuelve en hojas de plátano y se guisa en horno de leña, o mejor aún, se prepara en el patio de la casa un hueco en la tierra, donde se ponen leña y piedras para cocinarlo a la manera tradicional: enterrado.

También entierran en el horno subterráneo, calabazas grandes, de preferencia la dzol, jícamas, camotes, mazorcas de maíz tierno (pibinales), y unas tortas de masa y frijoles llamadas pibil-x'pelón.

El pan de muerto

Cada vez se extiende más entre los yucatecos la costumbre de consumir y poner en sus altares el pan de muerto, que no es propio de la región, sino que vino del centro del país, y que lo han integrado poco a poco a su forma de festejar el día de los fieles difuntos, lo mismo que los dulces en forma de calavera con el nombre de alguna persona.

El tradicional pan de muerto es una pieza redonda, aunque ahora se elaboran, con la misma receta, panes en forma de muñequitos que son engarzados en un hilo para colgar cerca del altar. También hay en forma de alacranes, lagartos y tortugas. Entre los ingredientes que contiene están: harina, sal, levadura fresca, azúcar, margarina, mantequilla o manteca, huevos, leche y saborizante artificial

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"CELEBRACIÓN DEL DÍA DE MUERTOS"

En diferentes estados de México se realizan distintas actividades para conmemorar esta fecha. En los panteones, por ejemplo, la noche del 1 de noviembre los familiares van a visitar a sus difuntos. En la tumba arman sus altares, cenan y pasan allí la noche quizás hasta acompañados con la música de los mariachis.

Las ofrendas y altares poseen un gran simbolismo. En ellas se colocan diversos objetos que utilizaban los difuntos en vida y aquellos que le servirán en el inframundo. Para su elaboración se emplean flores (cempasúchitl, flor de color amarillo intenso que guiará las almas de los muertos) comida (calaveritas de azúcar, pan de muertos, calabaza en tacha, mezcal, atole, tequila) juguetes, veladoras, copal, sal, agua, papel picado, retratos del difunto o cigarrillos.

La creencia popular es que las almas de los seres queridos que se nos fueron regresan de ultratumba durante el Día de Muertos. Por tal motivo, se les recibe con una ofrenda donde se coloca su comida y bebida favorita, fruta, calaveritas de dulce y, si fuese el caso, juguetes para los niños. No faltan las fotografías de los difuntos y las coloridas flores de cempasúchil.

Una parte importante de ésta tradición implica visitar los cementerios. Ya sea durante el día o la noche, las familias acuden y colocan velas sobre las tumbas como una forma de iluminar el camino de las almas en su regreso a casa. Muchos pernoctan en los panteones que abren las 24 horas durante esas fechas. Otros más contratan grupos musicales que interpretan las canciones preferidas de los difuntos al pie de su sepulcro.

En México se percibe a la muerte de una manera muy peculiar. Los mexicanos utilizan la sátira para burlarse de ella. Ejemplo de ello es la popular "Catrina": una calavera vestida con diferentes atuendos como muestra de la presencia de la muerte en todo lo cotidiano.

En la celebración del Día de Muertos las calaveritas de dulce no son las únicas protagonistas. La cultura popular mexicana encuentra diversos medios de expresión para mostrar su sentir por esta tradición. Entre las más populares se encuentran las famosas calaveras literarias; se trata de versos rimados que ironizan situaciones de personajes populares e impopulares usando el tema de la muerte con una intención humorística. Cada año se promueve ésta actividad cultural mediante concursos en los que se premia la creatividad y la picardía de las composiciones.

Algo infaltable en cada cena y ofrenda es el delicioso pan de muerto. Los hay de diferentes estilos y formas. El más popular es redondo, cubierto de azúcar blanca o roja, con tiras que simulan huesitos. También están aquellos con formas de esqueletos o animales. Los ingredientes pueden varían dependiendo de la región, como es el caso de los panes cubiertos con ajonjolí, típicos de Xochimilco.

El altar de muertos es la representación grafica de la visión que todo un pueblo tiene sobre el tema de la muerte, y de cómo en la alegria conduce en su significado a distintos temas implícitos y los representa en forma armónica dentro de un solo enunciado.

El altar de muertos es un elemento fundamental en la celebración del Día de Muertos. Los deudos tienen la creencia de que el espíritu de sus difuntos regresa del mundo de los muertos para convivir con la familia ese día, y así consolarlos y confortarlos por la pérdida.

El altar, como elemento tangible de tal sincretismo, se conforma de la siguiente manera. Se coloca en una habitación, sobre una mesa o repisa cuyos niveles representan los estratos de la existencia. Los más comunes son los altares de dos niveles, que representan el cielo y la tierra; en cambio, los altares de tres niveles añaden a esta visión el concepto del purgatorio. A su vez, en un altar de siete niveles se simbolizan los pasos necesarios para llegar al cielo y así poder descansar en paz. Este es considerado como el altar tradicional por excelencia. En su elaboración se deben considerar ciertos elementos básicos. Cada uno de los escalones se forra en tela negra y blanca y tienen un significado distinto.

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En el primer escalón va colocada la imagen de un santo del cual se sea devoto. El segundo se destina a las ánimas del purgatorio; es útil porque por medio de él el alma del difunto obtiene el permiso para salir de ese lugar en caso de encontrarse ahí. En el tercer escalón se coloca la sal, que simboliza la purificación del espíritu para los niños del purgatorio. En el cuarto, el personaje principal es otro elemento central de la festividad del Día de Muertos: el pan, que se ofrece como alimento a las ánimas que por ahí transitan. En el quinto se coloca el alimento y las frutas preferidas del difunto. En el sexto escalón se ponen las fotografías de las personas ya fallecidas y a las cuales se recuerda por medio del altar.

Por último, en el séptimo escalón se coloca una cruz formada por semillas o frutas, como el tejocote y la lima.

Las ofrendas deben contener una serie de elementos y símbolos que inviten al espíritu a viajar desde el mundo de los muertos para que conviva ese día con sus deudos.

Entre los elementos más representativos del altar se hallan los siguientes:

Imagen del difunto. Dicha imagen honra la parte más alta del altar. Se coloca de espaldas, y frente a ella se pone un espejo para que el difunto solo pueda ver el reflejo de sus deudos, y estos vean a su vez únicamente el del difunto.

La cruz. Utilizada en todos los altares, es un símbolo introducido por los evangelizadores españoles con el fin de incorporar el catecismo a una tradición tan arraigada entre los indígenas como la veneración de los muertos. La cruz va en la parte superior del altar, a un lado de la imagen del difunto, y puede ser de sal o de ceniza.

Imagen de las ánimas del purgatorio. Esta se coloca para que, en caso de que el espíritu del muerto se encuentre en el purgatorio, se facilite su salida. Según la religión católica, los que mueren habiendo cometido pecados veniales sin confesarse deben de expiar sus culpas en el purgatorio.

Copal e incienso. El copal es un elemento prehispánico que limpia y purifica las energías de un lugar y las de quien lo utiliza; el incienso santifica el ambiente.

Arco. El arco se coloca en la cúspide del altar y simboliza la entrada al mundo de los muertos. Se le adorna con limonarias y flor de cempasúchil.

Papel picado. Es considerado como una representación de la alegría festiva del Día de Muertos y del viento.

Velas, veladoras y cirios. Todos estos elementos se consideran como una luz que guía en este mundo. Son, por tradición, de color morado y blanco, ya que significan duelo y pureza, respectivamente. Los cirios pueden ser colocados según los puntos cardinales, y las veladoras se extienden a modo de sendero para llegar al altar.

Agua. El agua tiene gran importancia ya que, entre otros significados, refleja la pureza del alma, el cielo continuo de la regeneración de la vida y de las siembras; además, un vaso de agua sirve para que el espíritu mitigue su sed después del viaje desde el mundo de los muertos. También se puede colocar junto a ella un jabón, una toalla y un espejo para el aseo de los muertos

Flores. Son el ornato usual en los altares y en el sepulcro. La flor de cempasúchil es la flor que, por su aroma, sirve de guía a los espíritus en este mundo.

Calaveras. Las calaveras son distribuidas en todo el altar y pueden ser de azúcar, barro o yeso, con adornos de colores; se les considera una alusión a la muerte y recuerdan que esta siempre se encuentra presente.

Comida. El alimento tradicional o el que era del agrado de los fallecidos se pone para que el alma visitada lo disfrute.

Pan. El pan es una representación de la eucaristía, y fue agregado por los evangelizadores españoles. Puede ser en forma de muertito d e Pátzcuaro o de domo redondo, adornado con formas de huesos en alusión a la cruz, espolvoreado con azúcar y hecho con anís.

Bebidas alcohólicas. Son bebidas del gusto del difunto denominados "trago" Generalmente son "caballitos" de tequila, pulque o mezcal.

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"FIESTAS PARECIDAS AL DÍA DE MUERTOS"

El Halloween:

Halloween (contracción de All Hallows' Eve, 'Víspera de Todos los Santos'), también conocido como Noche de Brujas o Día de Brujas, es una fiesta moderna resultado del sincretismo originado por la cristianización de las fiestas del fin de verano de origen celta.

El 31 de octubre se celebra en Estados Unidos la fiesta de Halloween, la cual ya se exportó a numerosos países. Supone ser un día en donde niños se disfrazan pretendiendo causar miedo y los adultos les dan caramelos ante la clásica amenaza de «dulce o travesura».

Sus raíces están vinculadas con la conmemoración celta del Samhain y la festividad cristiana del Día de Todos los Santos, celebrada por los católicos el 1 de noviembre. Se trata en gran parte de un festejo secular, aunque algunos consideran que posee un trasfondo religioso. Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la tradición a América del Norte durante la Gran hambruna irlandesa.

El día se asocia a menudo con los colores naranja, negro y morado y está fuertemente ligado a símbolos como la jack-o'-lantern. Las actividades típicas de Halloween son el famoso truco o trato y las fiestas de disfraces, además de las hogueras, la visita de casas encantadas, las bromas, la lectura de historias de miedo y el visionado de películas de terror.

Hoy en día, Halloween es una de las fechas más importantes del calendario festivo estadounidense y canadiense. Algunos países latinoamericanos, conociendo aún esta festividad, tienen sus propias tradiciones y celebraciones ese mismo día, aunque coinciden en cuanto a su significado: la unión o extrema cercanía del mundo de los vivos y el reino de los muertos.

En Europa son muchas las ciudades en las que los jóvenes han decidido importar el modo con el que Estados Unidos concibe Halloween celebrándolo con fiestas y disfraces. Aunque en algunos lugares, como Inglaterra, la fiesta original ha arraigado de nuevo

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Festival de los fantasmas hambrientos en Hong Kong:

El Festival de los fantasmas se celebra en casi todos los países asiáticos con influencias budista, pero en Hong Kong es donde la celebración es más interesante. Al guiarse por el calendario lunar no hay una fecha fija, pero suele darse a fines de agosto.

El séptimo mes del calendario chino se considera consagra a los fantasmas y el día 15 se celebra el Festival de los fantasmas hambrientos, en que los ancestros muertos bajan a la tierra a visitar a los vivos, quienes preparan comidas y ofrendas para ellos.

En cada comida, se dejan espacios vacíos con platos servidos en la mesa familiar para los fantasmas, además de soltar barcos de papel que les guíen de vuelta al mundo de los muertos correctos, ya que en la tradición budista es allí cuando se abren las puertas del infierno.

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Día de los Ñatitas, Bolivia:

En Bolivia, especialmente en La Paz y zonas cercanas, se celebra el llamado Día de los Ñatitas el 8 de noviembre. En la celebración, las familias rinden pleitesía a las calaveras de sus familiares muertos, las que no se entierran con el resto del cuerpo.

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Estos cráneos, que cuidan a las familias y tienen un lugar de importancia en el hogar, son adornados, reciben ofrendas y, al mezclarse con las tradiciones católicas, las personas las llevan al cementerio para recibir la bendición religiosa. Se supone que el alma de quienes fallecieron sigue ligada a su calavera.

En tiempos pre-colombinos, en Día de los Ñatitas se desterraban los cuerpos completos de los muertos, especialmente líderes, para homenajearlos y pedirles protección. Si bien la fiesta varió y se mezclo con otras, sigue siendo bastante aterradora para personas de otras culturas.

Día de todos los difuntos en la República Checa:

Durante la festividad del Día de todos los difuntos, que es parte del calendario católico y se da el 2 de noviembre, los checos tienen una forma muy interesante y algo extraña, de rendir homenaje a quienes ya partieron.

Además de dejar flores en tumbas, prender velas y dejar ofrendas, en los hogares se coloca una silla al lado de las chimeneas y quien se siente en ella, obtiene el don de poder hablar con sus familiares difuntos.

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Undás en Filipinas:

En Filipinas, la festividad dedicada a los muertos, llamada Undas, es una de las más importantes del año. Se celebra los días 1 y 2 de noviembre, coincidente con el calendario católico y es una celebración familiar.

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Las familias visitan en masa los cementerios, limpian, arreglan y adornan las tumbas y, más importante, suelen pasar ambos días allí, por lo pernoctan en el cementerio. La celebración es muy espiritual y mientras se comparte en familia y se recuerda a quienes ya no están, se baila, canta y come, dejando por supuesto alimento para los muertos.

"LUGARES PARA FESTEJAR EL DÍA DE MUERTOS"

Poblados alrededor del lago de Pátzcuaro:

Michoacán es el estado que tiene más arraigada la tradición de Día de Muertos, donde los pueblos purépechas que rodean el lago de Pátzcuaro y la isla de Janitzio realizan el ritual de velación.

En Jarácuaro, los adornos más espectaculares están en el Templo de San Pedro y en la Capilla de la Natividad. A sus costados se colocan ofrendas, puestos de comida donde se venden ponche y tamales y el escenario en el que se lleva a cabo la Danza de los Viejitos (T"arche Uarakua), que forma parte de las danzas huehues. En Arócutin, los festejos inician en el gran arco de flores con forma de iglesia colocado afuera del Templo de Nuestra Señora de la Natividad. Junto a éste se encuentra el panteón, completamente cubierto de flores de cempasúchil y velas, así como de un penetrante olor a incienso. En Cuanajo, son famosos los caballitos de madera que se "montan" sobre las ofrendas y los altares de las casas conocidos como ketzitakua, dedicados a quienes murieron en ese año.

En el Pueblo Mágico de Pátzcuaro la festividad se siente en todos los rincones. El panteón está cubierto de ofrendas, en la Basílica de Pátzcuaro se presentan piezas alusivas a la muerte y de los embarcaderos parten numerosas lanchas a la isla de Janitzio, mientras los pescadores realizan sus rituales. Por su parte, en Tzintzuntzan (la noche del 1 de noviembre) hay obras de teatro al aire libre, instalación de ofrendas y una presentación de juegos prehispánicos de pelota encendida (uarhukua).

Huaquechula, Puebla

Esta localidad ubicada a 45 kilómetros de la ciudad de Puebla es reconocida por los hermosos altares que se instalan el 1 y 2 de noviembre. El estilo ornamental de los altares es una fusión de la tradición prehispánica de la región con el Jueves Santo, dándole un colorido predominantemente blanco. Los más destacables son los de "cabo de año", dedicados a aquellos que murieron los meses previos al Día de Muertos. Éstos son estructuras piramidales de entre tres y cuatro niveles colocados en los recibidores de las casas y constan de un amplio significado, representando el mundo terrenal, el cielo y la cúspide celestial, con la presencia de un crucifijo. Los distintos niveles están soportados generalmente por columnas de estilo barroco estípite y es posible observar en ellos un espejo, figurillas de los "lloroncitos", "alfeñiques" de azúcar, pan de muerto y hojaldras pringadas de ajonjolí tostado.

Además de los altares, llama la atención el singular ritual que se realiza en el poblado. A las dos de la tarde del 1 de noviembre suenan las campanas del templo, anunciando la llegada de los muertos los cuales son guiados por caminitos de flor de cempasúchil. Las ofrendas se sahúman con copal e incienso y se abren las puertas de las casas. Por la tarde continúa la procesión callejera de visitantes, pero en la noche es cuando se acrecienta el mágico efecto lumínico al interior de los hogares. Los deudos-anfitriones, entre el dolor de la pérdida y el orgullo de presentar el magnífico altar, ofrecen chocolate con pan hasta bien entrada la noche.

Huasteca Potosina:

En la parte oriental de San Luis Potosí, la fiesta de los muertos se llama Xantolo. Es la festividad es la más importante de la zona, pues representa la sagrada reunión de los vivos con sus antepasados, así como el verdadero sentido de la existencia.

El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, se hace una velación con rezos y alabanzas y se inciensan las imágenes y el altar, la cual continúa toda la noche. Los teenek (comunidades indígenas de la región) acompañan las ofrendas con algunas piezas que se tocan para la Danza de la Malinche. Por su parte, el Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre), en las comunidades de los teenek y nahuas, se acostumbra llevar ofrendas y flores a los panteones. Se cree que las ánimas de los difuntos permanecen todo el mes, por ello el último día de noviembre se renueva la ofrenda y se adorna el Pulich (o altar) con frutas y flores para despedir a los difuntos.

En la Ruta Xantolo están los municipios de Aquismón, Axtla de Terrazas, Ciudad Valles, Huehuetlán, San Martín Chalchicuautla, San Vicente Tancuayalab, Tancanhuitz, Tanlajás, Tanquián, Tamazunchale, Tampacán, Tampamolón, Tamuín, y Xilitla. En cada uno de ellos se realizan exposiciones, ofrendas y muestras gastronómicas.

Distrito Federal:

La Ciudad de México se llena de colorido esta temporada, desde las jardineras de Paseo de la Reforma adornadas con flor de cempasúchil hasta los museos donde se colocan ofrendas. Uno de los mejores lugares para vivir la experiencia del Día de Muertos es el Barrio Mágico de Mixquic, situado en el extremo sureste del Distrito Federal, cuyo panteón de San Andrés es el escenario principal. Durante los días 1 y 2 de noviembre, las tumbas se visten con flores, calaveras de azúcar y algunos platillos en honor a los fieles difuntos. Durante estos días hay música, concursos de calaveras y un cortejo fúnebre escenificado, el cual hace gala del humor mexicano.

Otros lugares en la gran capital que vale la pena visitar en estas fechas son Ciudad Universitaria, donde se lleva a cabo la megaofrenda, que este año está dedicada a Frida Kahlo (abierta al público del 24 de octubre al 2 de noviembre); el Museo Dolores Olmedo, en Xochimilco, que desde hace 20 años exhibe magníficos altares que brindan un homenaje al trabajo artesanal de México; y, para los niños, el Parque Ecológico Xochitla, cerca de Tepotzotlán, Estado de México, donde hay varias actividades como conciertos, obras de teatro y concursos de disfraces.

Panteones para visitar:

Si quieres tener una visión integral de cómo se celebra el Día de Muertos, hay unos cuantos panteones que puedes visitar para comprender las particularidades de este día.

Panteón de Dolores:

Situado en la ciudad de México, es el más grande Latinoamérica. En él se encuentran las tumbas de grandes personalidades como David Alfaro Siqueiros, Rosario Castellanos, Diego Rivera o Agustín Lara. Durante estas fechas en su interior se realizan diferentes actividades culturales.

Panteón de San Fernando:

Localizado en el centro de la ciudad de México, también es uno de los destinos obligados. En él, además de la tumba de grandes figuras de la política, como el ex presidente Benito Juárez, podrás admirar originales ofrendas, acceder a visitas guiadas y a intervenciones artísticas.

Panteón de Mérida:

Situado en la ciudad de Mérida, Yucatán, alberga gran cantidad de construcciones góticas y art decó. En su interior se realizan diversas actividades culturales y artísticas.

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"Festivales que no te puedes perder"

Festival de Calaveras, en Aguascalientes:

Durante diez días, las principales calles y escenarios de la ciudad de Aguascalientes son la sede de este evento que rinde homenaje a La Catrina, cuyo creador, José Guadalupe Posada, nació en estas tierras. Hay espectáculos como conciertos y el magno Desfile de Calaveras, así como deliciosas degustaciones gastronómicas e interesantes exposiciones y muestras de cine.

Festival de la Calaca, en San Miguel de Allende, Guanajuato:

Este festival de reciente creación toma las calles de la ciudad Patrimonio San Miguel de Allende para mostrar actividades artísticas, culturales y de entretenimiento relacionadas con el Día de Muertos. Durante cuatro días habrá pláticas, exposiciones, desfiles de calaveras y espectáculos. Este año, se formará una pirámide colectiva con los nichos de quienes deseen participar y el fotógrafo Spencer Tunick realizará una instalación nudista.

Festival de Noche de Muertos, en Xochitla, Estado de México:

Cerca del Pueblo Mágico de Tepotzotlán se ubica este parque ecológico donde se festeja el Día de Muertos con recorridos por el Mictlan, el reino de los difuntos durante la época prehispánica, exhibiciones de ofrendas y la organización de divertidos concursos de disfraces, así como con la recreación de un asombroso Juego de Pelota indígena. También hay conciertos, fogatas, ventas de antojitos y posibilidad de acampar.

Partes: 1, 2

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