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Fátima: los tres secretos




Enviado por Agustin Fabra



  1. Presentación
  2. Los
    tres secretos
  3. Las
    apariciones de la virgen de Fátima
  4. Conclusión

Monografias.com

"Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los
pecadores, pues van muchas almas al infierno por no haber quien
se sacrifique y pida por ellas".

(4ª. Aparición – 19 de
agosto de 1917)

PRESENTACION

Los tres misterios de Fátima es el
nombre usado para referirse a los tres secretos que la Virgen
María confió a tres pequeños pastores
portugueses cerca de la ciudad de Fátima, por lo cual se
la denomina popularmente como Nuestra Señora de
Fátima
.

Los tres pastores, Lucía dos Santos y sus primos
Jacinta y Francisco, con 10 años de edad Lucía, 7
años Jacinta y 8 años Francisco, después de
asistir a Misa el 13 de mayo de 1917 llevaron las ovejas a pastar
a Cova de Iría, a dos kilómetros de Fátima,
y tras merendar y rezar el Rosario empezaron a jugar.

De repente a los tres les pareció ver un
relámpago y, temerosos de que se acercase una tormenta,
reunieron el rebaño para regresar a casa pero, tras un
nuevo relámpago, vieron sobre la copa de una
pequeña encina una visión que la propia
Lucía describiría como "una Señora
vestida de blanco, más brillante que el sol y esparciendo
luz más clara e intensa que un vaso de cristal lleno de
agua cristalina atravesado por los rayos de sol más
ardientes
".

Las apariciones de la Virgen fueron ocho en total, de
las cuales las seis primeras fueron en Fátima a los tres
niños, mientras que las dos últimas ocurrieron en
Pontevedra (Galicia, España) y en Tuy (Galicia,
España), estando presente únicamente Lucía
dos Santos, quien estaba recluida en un convento de las Hermanas
de Santa Dorotea, Orden donde Lucía tomó los
hábitos de religiosa.

Lucía pidió a la Virgen en la segunda
aparición que los llevara a los tres al Cielo, a lo que la
Virgen dijo: "Sí, a Jacinta y a Francisco los
llevaré pronto. Pero tú te quedarás
aquí algún tiempo más
". Francisco
falleció el 4 de abril de 1919 y Jacinta el 20 de febrero
de 1920, los dos con diez años de edad y
ambos víctima de una grave enfermedad. Lucía
dos Santos, conocida después con el nombre de Sor
Lucía de Jesús, murió el 13 de febrero del
2005.

LOS TRES
SECRETOS

De las seis apariciones de la Virgen de Fátima
ocurridas en Portugal, únicamente en la tercera, el 13 de
julio de 1917, la Virgen reveló a los tres niños
los secretos.

Primer Secreto

Lucía describió así su
visión del infierno que la Virgen les había
mostrado:

"Vimos como un mar de fuego y, sumergidos en ese
fuego, los demonios y las almas como si fuesen brasas
transparentes y negras o bronceadas pero con forma humana,
fluctuaban en el incendio. Llevados por las llamas que de ellos
mismos salían juntamente con horribles nubes de humo,
flotaban en aquel fuego y caían por todos lados, igual que
las pavesas en los grandes incendios, sin peso ni equilibrio,
entre gritos y gemidos de dolor y desesperación que
horrorizaban y hacían estremecer de pavor. Los demonios se
distinguían por formas horribles y asquerosas de animales
espantosos y desconocidos, pero transparentes como negros
carbones en brasa
".

Segundo Secreto

A continuación la Virgen dijo a los tres
pastorcitos:

"La guerra va a acabar, pero si no dejan de ofender
a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra
peor. Cuando vieres una noche iluminada por una luz desconocida,
sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a
castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la
guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo
Padre
".

La Virgen prosiguió con estas
palabras:

"Para impedirla vendré a pedir la
consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y la
comunión reparadora de los primeros sábados. Si
atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y
habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el
mundo promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los
buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá
que sufrir mucho y varias naciones serán aniquiladas. Por
fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo
Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y
será concedido al mundo algún tiempo de paz. En
Portugal se conservará siempre el dogma de la
fe
".

Con estas palabras la Virgen de Fátima se
refería, en primer lugar, a la finalización de la
Primera Guerra Mundial (1914-1917) y al anuncio de otra mayor y
peor, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la cual se
inició al final del pontificado de Pío XI
(1922-1939), y prosiguió durante el pontificado de
Pío XII (1939-1958).

Tercer Secreto

Fue revelado por la Virgen en Fátima el mismo 13
de julio de 1917, si bien no fue hecho público por el
Vaticano hasta el 13 de mayo del 2000, a pesar de que Sor
Lucía lo escribió en el convento donde se hallaba
en 1944, por órdenes del Obispo de Leira (Portugal), quien
hizo llegar el texto al Vaticano en 1957, durante el pontificado
de Pío XII.

Dos años después Juan XXIII
consultó el texto del Tercer Secreto, pero no
reveló su contenido. Después, Pablo VI hizo
exactamente lo mismo en 1965. Pero Juan Pablo II abrió el
sobre después del atentado que sufrió el 13 de mayo
de 1981 en la Plaza de San Pedro y, tras su lectura, hizo un acto
solemne de consagración del mundo al Corazón
Inmaculado de María.

El propio Juan Pablo II encargó dar a conocer el
Tercer Secreto de Fátima el 13 de mayo del 2000 al
Cardenal Ángelo Sodano, quien lo hizo público el 26
de junio del 2000 por medio de la Congregación para la
Doctrina de la Fe.

El Papa Juan Pablo II comentó en 1981 que sus
antecesores no revelaron el Secreto "por
no alentar el poder del mundo comunista a hacer ciertos
movimientos
". El texto íntegro del Tercer Secreto de
Fátima es el siguiente:

"Después de las dos partes que ya he
expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora
un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de
fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que
parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al
contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con
su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel
señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte
voz:

¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos
en una inmensa luz qué es Dios: 'algo semejante a como se
ven las personas en un espejo cuando pasan ante él' a un
Obispo vestido de Blanco 'hemos tenido el presentimiento de que
fuera el Santo Padre'. También a otros Obispos,
sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña
empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos
toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo
Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad
medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante,
apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los
cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima
del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue
muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de
arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras
otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas
personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y
posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos
Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la
mano, en las cuales recogían la sangre de los
Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a
Dios
".

COMENTARIO AL TERCER SECRETO

Según la propia Sor Lucía, este tercer
secreto consiste en una visión profética comparable
a las de la historia sagrada. La visión se refiere sobre
todo a la lucha del comunismo ateo en contra de la Iglesia y los
cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de las
víctimas

de la fe en el siglo XX. Afirmó también
que, sin duda alguna, el obispo vestido de blanco era el Papa
Juan Pablo II, quien estaba sufriendo, y que fue la Virgen la que
desvió la bala que le fue disparada en el atentado de la
Plaza de San Pedro, con el fin de evitar su muerte.

A pesar de que hay grupos cuyas opiniones han dado lugar
a múltiples interpretaciones y comentarios, la perspectiva
desde la fe es muy distinta. El 13 de mayo de 1982 el Papa Juan
Pablo II destacó la dimensión del amor materno en
los mensajes de Fátima, un amor que no sólo abarca
los caminos del hombre a Dios sobre la tierra, sino
también los que van más allá. Lo que
está en el centro es la voluntad de Dios, que quiere que
todos los seres humanos se salven y lleguen al conocimiento de la
verdad. El pecado aparta al hombre de Dios, fuente de la vida, y
acaba por condenarle.

Y decía el Papa Juan Pablo II: "Por eso, el
mensaje de Nuestra Señora de Fátima, tan maternal,
se presenta al mismo tiempo tan fuerte y decidido; hasta parece
severo
". Este mensaje de la Virgen no es otra cosa que una
llamada a la conversión urgente, porque en ello nos va la
vida.

Benedicto XVI explicó en su viaje a Fátima
en mayo del 2010, que en esta tercera parte del secreto de
Fátima se indican realidades del futuro de la Iglesia, las
cuales se desarrollan y se muestran paulatinamente. A
través de un lenguaje simbólico y profético
se reitera que la Iglesia tendrá que sufrir siempre, de
diversos modos, hasta el fin del mundo. Por ello,
añadió el Papa: "La respuesta de Fátima
no tiene que ver sustancialmente con devociones particulares,
sino con la respuesta fundamental; es decir, la conversión
permanente, la penitencia, la oración, y las tres virtudes
teologales: fe, esperanza y caridad
".

LAS APARICIONES
DE LA VIRGEN DE FATIMA

(Fuente: Movimiento sacerdotal Mariano
de España)

La siguiente es la transcripción literal de las
conversaciones de la Virgen con Lucía, Jacinta y Francisco
durante las apariciones de Fátima.

1ª APARICIÓN DE LA STMA. VIRGEN – 13 de
mayo de 1917

Era el mediodía del domingo 13 de mayo de 1917,
aproximadamente un año después de la primera
aparición del Ángel. Lucía con 10
años de edad, Jacinta con 7 y Francisco a falta de un mes
para cumplir los 9, tras asistir a Misa llevaron las ovejas a
pastar a Cova de Iría, a 2 Km. de su aldea, y tras
merendar y rezar el rosario comenzaron a jugar.

De pronto les pareció ver un relámpago y,
temerosos de que se acercase una tormenta, reunieron el
rebaño para volver a casa pero, tras un nuevo
relámpago, vieron sobre la copa de una pequeña
encina "Una Señora vestida de blanco, más brillante
que el sol y esparciendo luz más clara e intensa que un
vaso de cristal lleno de agua cristalina atravesado por los rayos
del sol más ardientes", según palabras de
Lucía.

Los niños quedaron inmóviles. Y la Virgen
entabló una conversación primero con Lucía y
después con todos como sigue:

– No tengáis miedo, yo nos os hago
daño.

– ¿De dónde es Vd.?.

– Soy del Cielo.

– ¿Y qué es lo que Vd. viene a hacer al
mundo?

– Vengo a pediros que vengáis
aquí seis meses seguidos. Después os diré
quién soy y lo que quiero.

– ¿Vd. sabe decirme si la guerra durará
mucho tiempo todavía, o acabará pronto?.

– No te lo puedo decir hasta que no te diga
también lo que quiero.

– ¿Sabe decirme si también yo iré
al Cielo?".

– Sí, vas.

– ¿Y mi prima?

– También.

– ¿Y mi primo?

– También irá, pero tiene que rezar muchos
rosarios.

La Virgen prosiguió:

– ¿Queréis ofreceros a Dios para aceptar
todos los sufrimientos que Él quiera enviaros, en acto de
reparación por los pecados con que es ofendido y de
súplica por la conversión de los
pecadores?

– ¡Sí, queremos!

– Tendréis pues, mucho que sufrir, pero la gracia
de Dios será vuestra fortaleza.

Al pronunciar estas palabras, abrió
las manos ofreciéndoles Su Corazón Maternal, del
cual salía un reflejo sobrenatural que envolvía
íntimamente a los niños.

Mientras la visión desaparecía, la Virgen
pidió lo siguiente:

"Rezad el rosario todos los días para alcanzar la
paz para el mundo y el fin de la guerra".

2ª APARICIÓN DE LA STMA. VIRGEN – 13 de
junio de 1917

Acompañados esta vez por unas 50
personas, mientras rezaban los niños el rosario,
volvió a aparecerse la Virgen María sobre la misma
encina y les habló como sigue:

– ¿Qué quiere Vd. de
mí?.

– Quiero que vengáis aquí el día
13; después os diré lo que quiero.

– Quería pedirle que nos llevase al
Cielo.

– Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré
pronto. Pero tú te quedarás aquí
algún tiempo más. Jesús quiere servirse de
ti para darme a conocer y amar. Él quiere establecer en el
mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien
la abrazase, le prometo la salvación; y estas almas
serán amadas por Dios, como flores colocadas por mí
para adornar su trono.

– ¿Me quedo aquí solita?

– No, hija. ¿Y tú sufres mucho por eso? No
te desanimes; Yo nunca te dejaré. Mi
Inmaculado Corazón será tu refugio y el
camino que te conducirá hasta Dios.

La Virgen abrió de nuevo sus manos y les
mostró Su Corazón todo cercado de espinas, a la vez
que les comunicó aquél reflejo sobrenatural que
inundaba sus corazones: Francisco y Jacinta parecían estar
en la parte del reflejo que se elevaba hacia el Cielo, mientras
que Lucía estaba en la parte que se esparcía sobre
la tierra.

Comprendieron los niños que aquella luz
sobrenatural que los envolvía era el propio Dios y que el
Inmaculado Corazón de María, ultrajado por los
pecados de la humanidad, estaba pidiendo
reparación.

3ª APARICIÓN DE LA STMA. VIRGEN – 13 de
julio de 1917

En esta ocasión se habían reunido unas
3.000 personas. Lucía rezaba en rosario cuando
volvió a surgir el relámpago y tras él la
Santísima Virgen, cuyo diálogo con Lucía fue
así:

– ¿Qué quiere Vd. hoy de
mí?.

– Quiero que vengáis aquí el día 13
del mes que viene; que continúes rezando el rosario todos
los días, en honor de Nuestra Señora del Rosario,
para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque
sólo Ella lo puede conseguir.

Lucía le comenta que algunos enfermos quieren ser
curados por Ella. Y la Virgen promete atender dichas peticiones.
También le comenta que muchas personas no quieren creer en
la veracidad de Su aparición:

– ¡Haga un milagro para que todos crean que Vd. se
nos aparece!

– En octubre haré un milagro para que todos
crean. Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, en
especial cuando hiciereis algún sacrificio:

"Oh Jesús, es por Vuestro amor, por la
conversión de los pecadores y en reparación por los
pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de
María".

Dichas estas palabras, abrió de nuevo las manos y
el reflejo sobrenatural de las dos anteriores apariciones
volvió a aparecer penetrando la tierra. Entonces, los
niños contemplaron llenos de horror el Infierno, que
Lucía describe así:

"… Vimos como un mar de fuego y sumergidos en ese
fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas
transparentes y negras o bronceadas, con forma humana que
fluctuaban en el incendio. Llevados por las llamas que de ellos
mismos salían, juntamente con horribles nubes de humo,
flotaban en aquel fuego y caían para todos los lados,
igual que las pavesas en los grandes incendios, sin peso ni
equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y
desesperación que horrorizaban y hacían estremecer
de pavor. Los demonios se distinguían por formas horribles
y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero
transparentes como negros carbones en brasa".

Muy asustados, levantaron los ojos hacia Nuestra
Señora, que les dijo: Habéis visto el Infierno, a
donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlos, Dios
quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado
Corazón. Si hicieran lo que os voy a decir, se
salvarán muchas almas y tendrán paz.

La guerra va a acabar, pero si no dejan de ofender a
Dios, en el pontificado de Pío XI, comenzará otra
peor. Cuando viereis una noche iluminada por una luz desconocida,
sabed que es la grande señal que Dios os da de que va a
castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra,
del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo
Padre.

Para impedirla, vendré a pedir la
consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y la
comunión reparadora de los primeros sábados. Si
atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y
habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el
mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los
buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá
mucho que sufrir, varias naciones serán
aniquiladas.

Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará.
El Santo Padre me consagrará Rusia que se
convertirá y será concedido al mundo algún
tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el dogma
de la fe.

Y a continuación
añadió: "Esto no se lo digáis a nadie. A
Francisco, sí, podéis decírselo". Más
tarde, volvió a decir: "Cuando recéis el rosario,
decid después de cada misterio:

¡Oh Jesús mío, perdonadnos,
libradnos del fuego del Infierno, llevad todas las almas
al Cielo, principalmente las más
necesitadas!".

– ¿Quiere Vd. algo más de mí? –
preguntó Lucía.

– No, hoy no quiero nada más – respondió
la Virgen.

4ª APARICIÓN DE LA STMA. VIRGEN –
19 de agosto de 1917

Los niños se preparaban para asistir al lugar y
fecha señalados por la Virgen para su siguiente
aparición en Cova da Iría, el 13 de agosto. Pero el
Administrador del Ayuntamiento de Vila Nova de Ourém se
presentó en casa de Lucía y se llevó a los
niños con él. Los mantuvo retenidos en su propia
casa 3 días. Durante ese tiempo, no sólo les
interrogó y les exigió que negasen la veracidad de
las Apariciones sino que les exigió que le revelasen el
Secreto. Si no lo revelaban, les amenazaba, serían
arrojados a una caldera de aceite hirviendo. Pero, viendo que no
conseguía nada de cuanto pretendía, terminó
por devolverle los niños a sus padres. La gran multitud
que esperaba en Cova de Iría la llegada de los
niños a punto estuvo de provocar un motín contra el
Administrador, de no ser por los fenómenos misteriosos que
aquél día se vieron en el cielo y que contribuyeron
a calmar los ánimos y a mantener la esperanza para el mes
siguiente.

Unos días después, el 19 del mismo mes,
pastoreaban con su rebaño en un lugar llamado

Os Valinhos, cuando vieron de nuevo a la Virgen
María sobre la copa de una encina:

– ¿Qué es lo que Vd. quiere de mí?
– le preguntó Lucía.

– Quiero que sigáis yendo a Cova de Iría y
que continuéis rezando el rosario todos los
días.

Y compungida y triste añadió:

Rezad, rezad mucho, y haced sacrificios por los
pecadores, pues van muchas almas al Infierno por no
haber quien se sacrifique y pida por ellas.

5ª APARICIÓN DE LA STMA. VIRGEN –
13 de septiembre de 1917

En esta ocasión se llegaron a reunir unas 25.000
personas. Rezaron los pastorcitos el rosario, tras lo cual se
repitió el relámpago y tras él la
aparición de la Virgen que comenzó a dialogar con
Lucía:

– ¿Qué quiere Vd. de mí?

– Quiero que vengáis aquí el día 13
de octubre y que continuéis rezando el rosario todos los
días para alcanzar el fin de la guerra. El último
día vendrá también San José con el
Niño Jesús para dar la paz al mundo y Nuestro
Señor para bendecir al pueblo.

Lucía le transmite los pedidos de
curación de algunos enfermos, que Ella recibe
satisfactoriamente. Y prosigue la conversación:

– ¡Haga un milagro para que toda la gente crea que
Vd. se nos aparece!

– Sí, en octubre haré un milagro para que
todos crean.

Y la Virgen añadió: "Dios
está contento con vuestros sacrificios, pero no quiere que
durmáis con la cuerda; llevadla sólo durante el
día".

6ª APARICIÓN DE LA STMA. VIRGEN –
13 de octubre de 1917

Bajo la expectativa del milagro anunciado y por la
divulgación en la prensa de las Apariciones, llegaron a
reunirse más de 50.000 personas, a pesar de que la lluvia
caía torrencialmente.

Al mediodía, comienza el diálogo entre la
Virgen y Lucía:

– ¿Qué es lo que Vd. quiere de
mí?

– Quiero decirte que hagan aquí una
capilla.

– ¿Y cómo se llama Vd.?

– Soy la Señora del Rosario. Continuad rezando el
rosario todos los días, para que Dios perdone vuestros
pecados y para que la gente vaya al Cielo. Si se enmendasen, la
guerra acabaría hoy mismo; esperad los soldados, porque
volverán pronto.

– Tengo muchas cosas que pedirle. ¿Quiere
atenderlas, o no?

– Algunas sí, otras no.

Y entristeciendo, la Virgen dijo:

– No ofendan más a Dios Nuestro Señor que
ya está muy ofendido.

– ¿No quiere nada más de
mí?

– No quiero nada más.

"Y abriendo las manos – dice Lucía – las hizo
reflejar en los fulgores solares y, mientras se elevaba, su
propia luz continuaba proyectándose en el disco luminoso".
Lucía señaló hacia el sol y gritó al
pueblo: "¡Miren al sol!".

El cielo oscuro y lleno de nubarrones comenzó a
abrirse y apareció el sol. Éste parecía
oscuro y plateado, de tal manera que no dañaba la vista.
Proyectaba los colores del arco iris que se iban reflejando en
las nubes, las personas, los árboles y el aire. Y, entre
tanto, giraba sobre sí mismo, y por tres veces bajó
hasta la altura del horizonte como si cayese sobre la
tierra.

La danza del sol duró unos 15 minutos y mientras
tanto, unos lloraban, otros gritaban de admiración o
terror, muchos se arrodillaban y pedían perdón a
Dios y a la Virgen. Al finalizar el milagro la gente pudo
comprobar que sus ropas estaban completamente secas.

Los niños, durante ese tiempo, permanecían
en éxtasis con otras visiones. Lucía lo narra
así:

"Desaparecida la Virgen en la inmensa lejanía del
firmamento, vimos al lado del sol, a San José con el
Niño Jesús y a Nuestra Señora vestida de
blanco, con un manto azul. San José con el Niño
parecían bendecir al mundo con unos gestos que
hacían con la mano en forma de cruz. Poco después,
desvanecida esta aparición, vimos a Nuestro Señor y
a la Virgen que me parecía ser Nuestra Señora de
los Dolores. También Nuestro Señor parecía
bendecir el mundo. Desaparecieron de nuevo y me pareció
ver todavía a Nuestra Señora con las
características de la Virgen del Carmen".

El 17 de octubre, O Día, principal
diario de Lisboa, publicó lo siguiente:

"A la una de la tarde, la lluvia se detuvo. El cielo, de
color gris, iluminó todo el paisaje con una luz
extraña. El sol tenía un velo sobre él y era
fácil apreciarlo. El color grisáceo se tornó
en plateado que hizo que las nubes se separaran y dieran la vista
de este color plateado rodeado por el color de las nubes. Se dejo
escuchar un grito de toda la multitud y se arrodillaron sobre el
suelo lodoso. La luz se hizo azul, como cuando una luz penetra
por la catedral y se derrama sobre toda esta gente quien estaba
arrodillada con las manos elevadas. El azul fue
desvaneciéndose hasta tornarse en amarillo. Este amarillo
cayó en contra de los pañuelos blancos
ceñidos en las faldas obscuras de las mujeres. Los rayos
se reflejaron en los arboles, en las piedras y en la sierra. La
gente lloró y rezó con sus cabezas descubiertas
ante la presencia del milagro que habían estado
esperando".

APARICIÓN EN PONTEVEDRA – Galicia,
España

En la 2ª aparición, el 13 de junio de 1917,
la Virgen prometió a Francisco y a Jacinta que
serían llevados al Cielo prontamente. Y así
sucedió, pues unos meses después enfermaron
gravemente y, tras largos padecimientos ofrecidos a Dios como
reparación por las ofensas que recibe diariamente y por la
conversión de los pecadores, fallecieron con la asistencia
feliz del Cielo. Francisco fallecería el 4 de abril de
1919 y Jacinta el 20 de febrero de 1920.

Lucía, en cambio, tendría que proseguir su
labor como apóstol del Inmaculado Corazón de
María en la tierra. En octubre de 1925 entró como
postulante en la Casa de las Hermanas de Santa Dorotea, en
Pontevedra.

El día 10 de diciembre de 1925 se le aparece la
Santísima Virgen y a su lado, suspenso en una nube
luminosa, un Niño. La Virgen, poniendo una mano en el
hombro de Lucía, le mostró un corazón que
tenía en la otra mano rodeado de espinas. Al mismo tiempo
dijo el Niño:

"Ten pena del Corazón de tu Santísima
Madre, que está cubierto de espinas que los hombres
ingratos constantemente le clavan, sin haber quien haga un acto
de reparación para quitárselas".

Y la Virgen prosiguió:

"Mira, hija mía, mi Corazón rodeado de
espinas que los hombres ingratos, en cada momento, me clavan con
blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura
consolarme y di que a todos aquéllos que durante 5 meses –
en el primer sábado – se confiesen, reciban la Sagrada
Comunión, recen el Rosario y me hagan 15 minutos de
compañía meditando sobre los 15 misterios del
rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirlos en la
hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su
salvación".

Requisitos Promesa de los Primeros
Sábados

– Los primeros sábados de 5 meses.

– Confesión Sacramental, si no se está en
Estado de Gracia.

– Recibir la Sagrada Comunión.

– Rezo del Rosario.

– 15 minutos de meditación sobre los Misterios
del Rosario.

– Intención de desagraviar el Inmaculado
Corazón de María.

(Si se olvida poner esta intención decirlo en
cuanto sea posible en Confesión).

El 15 de febrero de 1926, se le aparece el Niño
Jesús y le pregunta si había propagado la
devoción a su Santísima Madre. Ella contestó
que aunque la Madre Superiora estaba decidida a propagarla, el
confesor le había dicho que ella sola no podría. Y
el Niño respondió: "Es verdad que tu Superiora sola
nada puede, pero con mi gracia puede todo".

Le preguntó Lucía si valía la
confesión dentro de los ocho días anteriores al
sábado, a lo cual respondió Jesús:
"Sí, puede ser de muchos más días, con tal
que, cuando me reciban, estén en gracia y tengan la
intención de desagraviar el Inmaculado Corazón de
María".

También le preguntó Lucía
qué ocurría si alguien se olvidaba de poner la
intención. Jesús respondió: "Pueden ponerla
en la confesión siguiente, aprovechando la primera
ocasión que tengan para confesarse".

La aprobación oficial de esta devoción la
realizó el Sr. Obispo de Leiría el 13 de septiembre
de 1939.

APARICIÓN EN TUY – Galicia,
España

Poco tiempo después de la Aparición de
Pontevedra, Lucía fue trasladada a Tuy, donde hizo el
noviciado y más tarde la profesión religiosa en la
Congregación de las Hermanas Doroteas, el 3 de octubre de
1928.

En junio de 1929, recibió la segunda
comunicación prometida por la Virgen en la
aparición de julio de 1917. Nos cuenta
Lucía:

"Yo había pedido y obtenido permiso de mis
superioras y del confesor, para hacer la Hora Santa de las once a
las doce de la noche de los jueves. Estando una noche sola, me
arrodillé en la balaustrada, en el centro de la capilla,
para rezar postrada las oraciones del Ángel.
Sintiéndome cansada, me levanté y continué
rezándolas con los brazos en cruz. La única luz era
la de la lámpara. De repente, se iluminó toda la
capilla con una luz sobrenatural y sobre el altar apareció
una cruz de luz que llegaba hasta el techo. En otra luz
más clara, se veía sobre la parte superior de la
cruz, el rostro de un hombre con el cuerpo hasta la cintura.
Sobre el pecho, una paloma también de luz; clavado en la
cruz el cuerpo de otro hombre. Un poco más abajo de la
cintura, suspenso en el aire, se veía un cáliz y
una hostia grande, sobre la cual caían algunas gotas de
sangre que corrían de la cara del crucificado y de una
herida que tenía en el pecho. Resbalando por la hostia
estas gotas caían dentro del cáliz. Debajo del
brazo derecho de la cruz estaba la Virgen; era Nuestra
Señora de Fátima con su Corazón en la mano
izquierda, sin espada ni rosas, sino con una corona de espinas y
llamas. Debajo del brazo izquierdo unas letras grandes, como si
fuesen de agua cristalina que corriese por encima del altar,
formaban estas palabras: "Gracia y Misericordia".
Comprendí que me era mostrado el Misterio de la
Santísima Trinidad y recibí luces sobre este
misterio que no me es permitido revelar".

Después le dijo la Virgen:

"Ha llegado el momento en que Dios pide que el Santo
Padre haga, en unión con todos los Obispos del mundo, la
consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón;
promete salvarla por este medio. Son tantas las almas que la
Justicia Divina condena por los pecados cometidos contra
mí, que vengo a pedir reparación:
sacrifícate por esta intención y reza".

CONCLUSION

El mensaje de Fátima es una luz celestial y una
ocasión para la gracia y la salvación; un mensaje y
un evento sin paralelo en la historia de la Iglesia; el evento
más importante y trascendente de nuestra época, que
sigue revelándose hasta el día de hoy.

 

 

Autor:

Agustin Fabra

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