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Ideología neoliberal y gestión de riesgos en la SE CONRED Guatemala




Enviado por Ricardo Berganza



    I.
    Introducción

    Ante el desalentador panorama que enfrenta
    el activismo social: «Existen dos posibilidades de
    acción: La primera es asumir que lo peor es inevitable, y
    eso equivale a garantizar que las cosas no cambien nunca. La
    segunda opción es asumir que existe una esperanza de
    cambio, y que se puede coadyuvar a que ese cambio

    ocurra»1.

    Noam Chomsky

    Analizar la ideología neoliberal en
    relación con la gestión de riesgos, en el
    ámbito de la institución SE CONRED2, ha sido un
    reto académico, pero ante todo una experiencia de
    aprendizaje y un intento de aproximación a un objeto
    cotidiano pero simultáneamente complejo.

    La ideología neoliberal está
    presente en la academia, en los medios de prensa, en el discurso
    religioso, en la cotidianidad, y no deja al pensamiento
    común más opciones que aceptar lo inevitable:
    «El Mercado libre y sin regulación es la
    única vía para el bienestar social, y en
    contraposición el Estado totalitario (socialista o
    populista) no conduce a otra cosa que el infierno en la
    Tierra»3.

    Esa ideología se realimenta a
    sí misma y contribuye a fortalecer un modelo de
    acumulación global capitalista, ante el cual se requiere
    de un discurso contrahegemónico articulado
    con acciones políticas y sociales. La crítica del
    modelo de acumulación capitalista neoliberal, es entonces
    necesaria para pensar en horizontes posneoliberales y en formas
    superiores de desarrollo. De otra forma, en Guatemala o en otros
    países se estaría asumiendo la idea absurda de que
    no existe otro tipo de sociedad mejor la presente.

    Pensar en un horizonte posneoliberal es
    complejo, toda vez que si bien existen dinámicas globales,
    las particularidades de cada sociedad llevan implícita la
    necesidad de un diálogo contra-hegemónico, y la
    construcción proyectos políticos, económicos
    y sociales. El reto es pensar en una sociedad mejor, más
    allá de los modelos que han fracasado en el
    pasado.

    La justificación de esta
    investigación descansa entonces en el afán de
    analizar con sentido crítico, los elementos de la
    ideología neoliberal en un plano concreto, que siendo un
    ámbito institucional puede asociarse a otras esferas del
    sector público. En ese sentido, la postura
    epistémica crítica no ha estado exenta de rupturas
    necesarias, y la construcción de este informe de tesis ha
    transcurrido junto a la duda razonable.

    En atención a lo anterior, se
    seleccionaron tres áreas conceptuales para construir un
    marco teórico cercano al objeto de
    investigación:

    1. La gestión de riesgos, como
    subdisciplina incompleta pero fundamental para el
    tema seleccionado. Se procuró abordar los elementos
    conceptuales generales, y ante todo hacer una aproximación
    a la gestión de riesgos desde la perspectiva
    social. Para el efecto ha sido fundamental el trabajo de Douglas,
    Beck, López & Luján, entre otros.

    2. La segunda área conceptual es la
    ideología neoliberal en sí misma. Para el efecto,
    se aborda inicialmente el concepto de ideología, y luego
    se profundiza en la ideología neoliberal a partir de un
    marco categorial específico. Aprovechar el
    trabajo de Franz Hinkelammert, Noam Chomsky, Joseph Stiglitz y
    otros autores como referentes teóricos ha sido
    fundamental.

    Para finalizar esta área, se
    relacionó el riesgo, con los dispositivos de seguridad, el
    concepto de gubernamentalidad y las reflexiones de Foucault en
    relación al Estado, Territorio y
    Población.

    3. La tercera área conceptual es la
    administración pública. En ese sentido, se hizo
    énfasis en el debate en torno a la administración
    pública y se retomó el concepto original de Bonnin
    y los aportes de Guerrero, Holloway y otras personas en
    relación a la función social de la
    Administración Pública, y la distancia que guarda
    esa concepción con respecto a la Administración de
    Negocios.

    El marco teórico se presenta en este
    informe, tal y como fue construído en el diseño y
    se han reservado el análisis de entrevistas y la
    interpretación general de la
    información para la segunda parte: El neoliberalismo y
    la gestión de riesgos en Guatemala.

    1. La segunda parte de este documento
    comienza analizando el contexto institucional de la SE CONRED en
    1996. La creación de una nueva institución a partir
    de la transformación del Comité Nacional de
    Emergencia CONE. El contexto institucional en la creación
    de la institución se acompaña de un análisis
    del Decreto 109-96 en una perspectiva más amplia que el
    mandato contenido en la norma.

    2. Posteriormente se aborda el desarrollo
    institucional con énfasis en aspectos organizativos, la
    importancia de los procesos de respuesta y los sistemas
    de contratación que son retomados más tarde
    por su relevancia.

    3. Se concluye con un análisis de
    los elementos de la ideología neoliberal observados, y que
    guardan coherencia con el desarrollo institucional. Entre los
    mismos destacan: La ausencia de mecanismos que se operacionalicen
    en una regulación de actividades públicas y
    privadas generadoras de riesgos, el enfoque excluyente de los
    incidentes no catalogados como desastres, y un modelo
    organizativo diseñado para evitar que los trabajadores se
    organicen y sean interlocutores como un colectivo, con la parte
    patronal.

    Las conclusiones se ofrecen al final, no
    sin antes visibilizar elementos ineludibles como la
    proyección social de la institución, y una
    extraordinaria cultura organizacional orientada al
    servicio.

    En síntesis, las conclusiones
    identifican elementos coherentes entre la ideología
    neoliberal, y el ámbito de competencia de la CONRED, la
    ausencia de mecanismos de regulación y el modelo
    organizativo. En cuanto al modelo organizativo,
    existen condiciones para relacionar el mismo con directrices
    desde la Presidencia de la República
    claramente identificadas con el ideario neoliberal.

    El apartado de las conclusiones, concluye
    con una reflexión ineludible sobre las implicaciones del
    neoliberalismo en la gestión de riesgos en
    Guatemala.

    II. Marco
    teórico

    Este marco teórico aborda tres
    áreas de conocimiento que apoyan el análisis del
    desarrollo institucional de la SE CONRED4. La primera de ellas es
    la gestión de riesgos, la segunda es el marco categorial
    neoliberal y la tercera es la administración
    pública. Las tres inciden en el desarrollo de la CONRED, y
    si bien no son las únicas variables a considerar, revisten
    especial importancia dado el objeto de esta
    investigación.

    1. La
    gestión de riesgos.

    La gestión de riesgos guarda
    relación con distintas disciplinas. Se ha estudiado la
    percepción del riesgo desde el plano individual y
    psicológico5, también se ha abordado el riesgo
    desde la sociología6 y la antropología7. El riesgo
    ha sido objeto de estudio de otras ciencias como la
    meteorología, la geología, o la medicina. Asimismo,
    existen abordajes del riesgo desde una perspectiva financiera,
    política y económica por citar solo algunas
    disciplinas.

    Si bien la gestión de riesgos se
    asocia cotidianamente a la respuesta ante desastres, su
    ámbito de acción es mucho más amplio. En
    este apartado se pretende exponer ese alcance, los conceptos
    fundamentales y algunas controversias no resueltas en ese
    incipiente cuerpo de conocimientos. Para el efecto debe iniciarse
    con el concepto de riesgo.

    El riesgo se asocia con la incertidumbre y
    se expresa como un concepto opuesto a la noción de
    seguridad8, como una construcción eminentemente social,
    vinculada a la modernidad9 y al cálculo como
    proceso racional. En ese orden de ideas es evidente
    que existen diferentes corrientes de pensamiento y abordajes del
    riesgo que pudieran ser excluyentes o antagónicas entre
    sí.

    Por ejemplo: La simple designación
    de los riesgos o desastres naturales como objetos de
    estudio10 puede excluir otros riesgos de origen antrópico
    alrededor de los cuales existe controversia social11. En este
    caso la definición del objeto puede ser coherente con el
    interés de no abordar riesgos tecnológicos por
    razones asociadas a intereses económicos.

    Es pertinente mencionar que la
    decisión de incorporar los conflictos armados, el
    daño ambiental o los accidentes de tránsito en el
    estudio de la epidemiología del riesgo12, tiene
    implicaciones de diversa índole. En un ámbito
    institucional, la delimitación del concepto de riesgo
    puede excluir o incluir a amplios sectores de la
    población. Del mismo modo, la delimitación de una
    función institucional puede favorecer determinados
    intereses económicos, especialmente aquellos que se
    benefician con la ausencia de regulación.

    De esa cuenta, términos como
    desastre, prevención, mitigación, riesgo, peligro,
    amenaza, vulnerabilidad y más recientemente resiliencia se
    combinan y se utilizan con frecuencia en atención al
    interés institucional. Esto sin contar con que rara
    vez el debate sobre la reducción de riesgos llega
    hasta su relación con el modelo de
    desarrollo13.

    La gestión de riesgos debe abordar
    la prevención y la mitigación, para reducir los
    costos de la preparación, respuesta y recuperación
    que normalmente absorben grandes cantidades de recursos y ocupan
    la atención de amplios sectores de la sociedad. En
    atención a lo anterior, en la gestión de riesgos
    debe primar la reducción de la vulnerabilidad
    especialmente en casos como el guatemalteco donde los problemas
    estructurales propician especiales condiciones de riesgo. Un
    análisis de los altos niveles de vulnerabilidad en
    Guatemala lo presenta el Informe Mundial de Desastres
    200614.

    La gestión de riesgos,
    dependerá de un eficiente y equilibrado encuentro entre
    las acciones de preparación y respuesta con las acciones
    de reducción de riesgos. Ese encuentro en muchos casos
    incluye controversias sociales que serán abordadas
    más adelante. Asimismo, no debe olvidarse que los
    términos riesgo y gestión de riesgos son
    polisémicos y se operacionalizan en cada
    institución en forma diferenciada.

    El concepto de la
    gestión de riesgos. Una
    aproximación.

    El término gestión de
    riesgos
    es relativamente nuevo, comenzó a utilizarse
    en la segunda mitad del siglo XX y dependiendo de la
    institución, ha habido mayor o menor énfasis en
    determinadas actividades o funciones.

    Los conceptos incorporados o asociados a la
    gestión de riesgos, no se articulan en un cuerpo de
    conocimientos coherentes y aceptados doctrinalmente. Más
    adelante se retomará esa particularidad de la
    gestión de riesgos.

    Por lo tanto, es útil retomar
    algunos conceptos que han servido de base para la
    elaboración de normas jurídicas, políticas,
    planes y organizaciones.

    Durante el siglo XX, la acción ante
    la contingencia (guerras, sismos, inundaciones, por citar solo
    algunos ejemplos), y la visión de amenazas externas fueron
    los factores que configuraron al sector en América y en
    particular en Guatemala. En ese marco, la articulación de
    la respuesta a emergencias con otras funciones del Estado
    dependió con frecuencia de estructuras militares y un
    marco normativo y/o de planeamiento que se adecuaron a las
    necesidades en cada caso15.

    En la misma época en Guatemala la
    administración de emergencias era una
    función que involucraba a militares, científicos y
    técnicos16, que dedicaban su quehacer a la respuesta
    (después de un evento). Del mismo modo, en ese periodo la
    preparación para la respuesta mantenía una
    posición central en la planeación ante
    desastres en países industrializados, aunque de forma
    paralela se mantuvieron avances en enfoques de mitigación.
    Pearce17 señala que en los Estados Unidos de
    América prevaleció históricamente una
    perspectiva paramilitar en la planeación para la
    administración de desastres. Esa perspectiva
    según

    Pearce excluía la visión
    comunitaria, y es hasta la guerra fría, cuando se retoman
    otros enfoques en la búsqueda de involucrar a la comunidad
    en los preparativos para un escenario de guerra atómica.
    Ese abordaje para-militar en torno al concepto de defensa civil
    es coherente con los desarrollos institucionales en
    Latinoamérica y en particular en Guatemala como se
    retomará más adelante.

    En los años ochenta, se
    comenzó a utilizar en Latinoamérica la
    expresión administración de desastres y
    emergencias
    , para aludir a un conjunto de acciones
    encaminadas no solo a la respuesta, sino también a la
    prevención y mitigación. Estas acciones se
    asociaron de inmediato a la expresión: «ciclo de
    los desastres
    »18
    que cobró gran relevancia pese a sus limitaciones
    conceptuales. El concepto del «ciclo de los
    desastres
    » incorporó y relacionó la
    prevención y la mitigación con las acciones de
    alerta, preparación, respuesta y
    recuperación.

    Pese a lo anterior, visibilizar la
    prevención y la mitigación si bien fue un avance,
    no eliminó el crecimiento de la brecha humanitaria entre
    los recursos asignados a la respuesta y los que se destinan a la
    prevención y mitigación.

    De forma paralela a la concepción de
    escenarios como sismos o inundaciones, la administración
    de emergencias mantuvo estructuras orientadas a la «defensa
    civil» durante buena parte del siglo XX. El escenario de
    «la guerra» entonces, estuvo presente en el
    desarrollo de las estructuras organizativas, los planes y las
    acciones institucionales tanto en los EEUU como en
    Latinoamérica19.

    En la actualidad, la concepción del
    abordaje del riesgo ha evolucionado. La visión enfocada en
    la respuesta ante eventos dañosos ha sido desplazada por
    la gestión de riesgos20, como la disciplina
    que aborda integralmente la reducción de los mismos, y que
    por consiguiente debiera implementarse en un contexto que se
    adscribe a la visión del desarrollo
    sostenible21.

    Cardona adopta una concepción de la
    gestión de riesgos, amplia, incluyente y acorde con las
    acciones en el ámbito individual, grupal, institucional y
    societal: «La gestión de riesgos es el conjunto
    de elementos, medidas y herramientas dirigidas a la
    intervención de la amenaza o la vulnerabilidad, con el fin
    de disminuir o mitigar los riesgos existentes. Este concepto de
    prevención ha jugado un papel delimitador respecto a otro
    conjunto de elementos, medidas y herramientas, cuyo objetivo es
    intervenir principalmente ante la ocurrencia misma de un
    desastre, es decir, que conforman el campo de los preparativos
    para la atención de emergencias, la respuesta y la
    reconstrucción una vez ocurrido un suceso. La
    gestión de riesgos tiene como objetivo, articular los
    tipos de intervención, dándole un papel principal a
    la prevención-mitigación, sin abandonar la
    intervención sobre el desastre, la cual se vincula al
    desarrollo de las políticas preventivas que en el largo
    plazo conduzcan a disminuir de manera significativa

    las necesidades de intervenir sobre los desastres ya
    ocurridos
    .» 22

    En el párrafo anterior, Cardona
    incorpora en la gestión de riesgos elementos fundamentales
    de la prevención y la mitigación. Estos elementos,
    en una perspectiva amplia dejan el espacio para
    incorporar la accidentalidad en la gestión de
    riesgos.

    En otras palabras, el desastre definido
    como evento atípico y significativo excluye los eventos
    recurrentes, menores, que en forma combinada tienen impactos
    individuales y sociales de gran importancia. Estos eventos que
    incluyen a los accidentes viales, del hogar o accidentes
    laborales serán abordados más adelante por su
    importancia e impacto social.

    Wilches-Chaux coincide con Cardona y
    propone que «La gestión del riesgo haría
    parte y tendería a confundirse, entonces, con la
    gestión del desarrollo, dentro de una concepción
    amplia y global del desarrollo sostenible, entendida la
    sostenibilidad como la capacidad de un sistema o proceso (en este
    caso el
    sistema comunidadambiente), para
    cumplir el objetivo o propósito colectivo de las
    interacciones entre sus elementos o actores, y para transformarse
    y evolucionar cuantitativa y cualitativamente, sin poner en
    peligro las bases o fundamentos de los cuales depende la
    permanencia en el largo plazo de ese mismo sistema o
    proceso
    .»23

    Como puede apreciarse en los
    párrafos anteriores, hubo un tránsito conceptual
    desde la atención de desastres y emergencias, hacia la
    gestión de riesgos. En ese proceso, los conceptos de
    riesgo, amenaza y vulnerabilidad son fundamentales. Por lo tanto
    es necesario retomar con más detalle el concepto de riesgo
    de desastre.

    El concepto del
    riesgo de desastre.

    El concepto de riesgo puede definirse en
    atención al uso que se hace del mismo. Operacionalizar el
    concepto del riesgo de desastre llevó a la
    siguiente definición:

    «Riesgo de desastre: La
    probabilidad de exceder un valor específico de
    daños
    sociales, ambientales y
    económicos, en un lugar específico y durante un
    tiempo de exposición
    determinado
    »24 Esta
    visión probabilística en torno al desastre fue
    analizada previamente por Douglas25 quien resaltó la
    relación entre el riesgo y la seguridad, así como
    la utilidad del cálculo de costo y beneficio.

    No obstante lo anterior, la
    operacionalización26 de términos como
    «riesgo» o «desastre»
    presenta múltiples dificultades. Perry27 concluye que las
    definiciones oficiales o mandatorias, que se incluyen en cuerpos
    legales o en planes pueden ser útiles pero no contribuyen
    a resolver el problema desde la perspectiva académica. En
    ese sentido, una definición «desastre» es
    prácticamente inalcanzable sin delimitar un marco
    interpretativo, un contexto, un nivel de complejidad, una
    perspectiva de aproximación, entre otros
    elementos.

    Para Luhman el riesgo es la contingencia,
    probabilidad o proximidad de un daño. Es asimismo, una
    concepción moderna que implica una estimación
    racional y una noción diferenciada entre el riesgo y el
    peligro28. Lo anterior es para Luhman una forma diferente de
    observar la adversidad, pues el riesgo se concibe como un
    elemento susceptible de análisis e intervención a
    través de la toma de decisiones.

    Foucault29 complementa la idea anterior al
    proponer que la modernidad está vinculada a nuevas formas
    de gubernamentalidad que se fundan en decisiones racionales, en
    la administración de los riesgos a través de
    instituciones, y estas a su vez toman sus decisiones
    en un intento racional de calcular el riesgo. Foucault asigna
    gran importancia al uso de la estadística especialmente en
    los incipientes sistemas hospitalarios y policiales, donde el
    riesgo se identifica, se estudia, se calcula y con base en el
    mismo se gobierna.

    Foucault, al proponer la existencia de
    «dispositivos de seguridad30» coincide con
    Luhman (pese a sus diferentes abordajes del tema), cuando afirma
    que la modernidad tiene íntima relación con el
    cálculo estadístico del riesgo. La noción de
    gubernamentalidad de Foucault entonces, es contemporánea
    de la noción del riesgo y ambas dependen de un nuevo
    paradigma basado en la ciencia.

    A ese respecto, el riesgo desde la
    perspectiva del Estado implica un abordaje de la crisis como una
    cuestión de gubernamentalidad. En un contexto
    geográficamente cercano a Guatemala, Mansilla
    analizó la crisis política inmediata al terremoto
    de 1985 que afectó la Ciudad de México:
    «El Estado no solo consideraba lo ocurrido como un
    asunto de emergencia nacional, sino que también
    sabía que en caso de no establecer un control inmediato de
    la situación, se verían seriamente comprometidas la
    conducción de la política interna y la propia
    seguridad nacional; por ello, las primeras instancias
    gubernamentales llamadas para intervenir fueron el
    Ejército y las Fuerzas Armadas y la
    Secretaría
    de
    Gobernación
    »31

    En los párrafos anteriores, se ha presentado el
    carácter racional, probabilístico y hasta
    positivista del riesgo. En ese orden de ideas, resulta
    interesante que tanto en una perspectiva probabilística,
    como en la aproximación desde las ciencias
    sociales, el riesgo puede ser abordado mediante la
    relación de dos conceptos: Vulnerabilidad y
    amenaza.

    El riesgo como
    combinación de amenazas y
    vulnerabilidades.

    «Las amenazas son factores
    externos de riesgo, con respecto a un sujeto, objeto

    o sistema
    expuesto
    »32. La amenaza es
    entonces el factor exógeno al componente social y
    habitualmente se le asocia con eventos como una erupción
    volcánica o una inundación. Asi
    también, la amenaza puede ser construída por la
    actividad humana, en cuyo caso sigue siendo un elemento
    exógeno y para que tenga sentido, todas las amenazas deben
    concebirse en relación a un ente susceptible de ser
    afectado.

    Por ejemplo, un sismo es un fenómeno
    geodinámico que en sí mismo no constituye una
    amenaza. Cuando el sismo se relaciona con estructuras
    susceptibles de daño o colapso estructural el sismo se
    concibe como amenaza, pero siempre en relación a un ente
    vulnerable específico.

    Las vulnerabilidades «son
    factores internos de riesgo, que consisten en la condición
    intrínseca de un sujeto, objeto o sistema para sufrir
    daños, siempre con respecto a una amenaza
    específica
    .»33 La
    vulnerabilidad es un factor endógeno, inherente al
    elemento amenazado sea este un conglomerado social, o de forma
    indirecta el medio ambiente. Por ejemplo, una comunidad puede ser
    vulnerable a una epidemia de cólera. Su vulnerabilidad
    puede ser reducida por diversas vías y la
    misma tendrá relación con la diferenciación
    social del riesgo entre otros factores.

    Las definiciones anteriores, útiles
    para operacionalizar la gestión de riesgos denotan sin
    embargo algunas particularidades que se analizan a
    continuación.

    En este esquema no hay riesgo sin amenaza y
    vulnerabilidad (tienen que estar presentes ambos factores). No
    puede definirse una amenaza sin hacer referencia a un ente
    vulnerable. Por lo tanto, una erupción volcánica
    por sí misma no es una amenaza, si no tiene un ente al que
    cause daño y que un sistema humano lo perciba como tal. Un
    volcán en el fondo marino o en un desierto, no es con
    frecuencia, más que un accidente geográfico y un
    proceso geodinámico explicable.

    La expresión R = f (A &
    V)34, nos indica esa relación,
    donde:

    R = Riesgo

    f = Función de

    A = Amenaza

    V = Vulnerabilidad.

    El riesgo se puede analizar a través de esta
    función, que incluye como elementos primordiales la
    amenaza y la vulnerabilidad. Se establece entonces, que el riesgo
    no puede existir si no se presentan estos dos
    componentes.

    La expresión del riesgo como una
    fórmula que expresa probabilidad, y con una noción
    paralela de riesgo aceptable fue abordada por Douglas35 y luego
    retomada por otros autores en Latinoamérica. A ese
    respecto, Douglas cuestiona las implicaciones
    éticas de las aproximaciones al estudio del riesgo,
    especialmente cuando se trata de riesgos complejos como los
    existentes en centrales nucleares. López &
    Luján, así como Beck, citados más adelante,
    también cuestionan los aspectos éticos en torno al
    estudio científico del riesgo, especialmente cuando el
    mismo se orienta a proteger intereses corporativos.

    Cuestiones como el acceso del
    público a la información, la racionalidad
    implícita en el análisis oficial, o las condiciones
    materiales que determinan quienes están expuestos a
    riesgos son parte del análisis de Douglas que marcó
    el inicio del estudio del riesgo con un enfoque
    antropológico.

    Como puede apreciarse, el riesgo puede ser
    estudiado tanto desde una perspectiva social y local, como desde
    un ámbito institucional con alcances nacionales o
    supranacionales. El estudio del riesgo para la toma de decisiones
    a través de escenarios complejos36 puede acoger los mismos
    conceptos fundamentales que el análisis de riesgos desde
    una aproximación local.

    El estudio y la
    crítica del riesgo desde lo social

    El riesgo surge de la relación de la
    comunidad con su entorno. De esa cuenta el riesgo
    «posee un carácter social. Es decir que no es
    algo determinado por fuerzas sobrenaturales ni por
    fenómenos de la naturaleza, sino que surge del proceso de
    interacción continua y permanente entre la comunidad
    humana y su entorno (que aún en sus expresiones naturales,
    está mediado por circunstancias políticas
    y
    sociales)
    »37.

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