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Insensatez (Horacio Castellanos Moya) o la locura de un escritor (página 2)




Enviado por Ariel Batres V.



Partes: 1, 2, 3

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3 4 6 orden del día. En julio de 1957 es ultimado este
último, en uno de los corredores de la propia Casa
Presidencial –magnicidio que hasta la fecha no ha sido
esclarecido aunque del mismo se acusó como autor
intelectual al dictador dominicano Leónidas
Trujillo– 3 y de nuevo a las juntas militares y presidentes
impuestos. En 1962 un pequeño grupo de oficiales militares
se rebela contra los generales corruptos, asesinos y vende
patrias, iniciándose así lo que se conoce como la
guerrilla en Guatemala y por ende los 36 años de conflicto
armado interno. 4 El triste saldo del conflicto se resume en
más de 200,000 víctimas asesinadas o desaparecidas,
medio millón de desplazados internos, indígenas
mayas principalmente, secuestros al por mayor con el claro
propósito contrainsurgente de atemorizar a la
población. Una buena parte de tal saldo se contabiliza en
el período de gobierno del general Romeo Lucas
García (1978-1982), ingrata tarea que continuó
quien le dio golpe de estado, el general Efraín
Ríos Montt, marzo de 1982 a agosto de 1983 (juzgado y
sentenciado como genocida en 2013, pero debido a la
decisión de la Corte de Constitucionalidad de declarar
nula la sentencia y ordenar que el juicio se repita, lo cual
quizá ocurra en 2015, la condena de 80 años sigue
esperando su cumplimiento), quien impulsó la
política contrainsurgente de tierra arrasada,
práctica que prosiguió su sucesor (también
por golpe de estado), general Oscar Mejía Víctores
(1983-1986). Sobre lo ocurrido en dicho período es
recomendable la lectura de las siguientes obras: García
Ferreira, Roberto; Bajo vigilancia la CIA, la policía
uruguaya y el exilio de Arbenz (1957-1960). Guatemala : CEUR,
USAC, 2013. —————; Guatemala y la guerra fría en
América Latina 1947-1977. Guatemala : CEUR, USAC, 2010.
Gleijeses, Piero; La esperanza rota : la revolución
guatemalteca y los Estados Unidos, 1944-1954. Guatemala :
Editorial Universitaria, Universidad de San Carlos de Guatemala,
2008. NOTA: Primera edición en español de la
original en inglés: Shattered Hope : the Guatemalan
revolution and the United States, 1944-1954 [1991]. Sabino,
Carlos; Guatemala, la historia silenciada (1944-1989). Tomo I,
Revolución y liberación; y, Tomo II, El
dominó que no cayó. Guatemala : Fondo de Cultura
Económica, 2007 y 2008. Para concluir el enfrentamiento,
desde 1987 dieron inicio los primeros intentos de
negociación política entre la guerrilla y el
gobierno, bajo la égida del abogado Vinicio Cerezo
Arévalo (presidente 1986 a 1990); las conversaciones de
paz siguieron su curso a lo Rey Rosa, Rodrigo; El material
humano. Barcelona : Editorial Anagrama, S.A., 2009. Página
107. Batres Villagrán, Ariel; Somos los jóvenes
rebeldes –memorias de un exguerrillero. Segunda
edición publicada el 03 de diciembre de 2013 en
http://elmundodefacundo.wordpress.com/2013/12/03/somos-los-jovenes-rebeldes-comentario-y-apostillas-
por-ariel-batres-villagran-2a-edicion-revisada-y-aumentada/somos-los-jovenes-rebeldes-2a-ed-abv-2/

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5 6 7 largo de 1988-1996, para finalizar el 29 de diciembre de
1996 con la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera durante el
gobierno de Álvaro Arzú Irigoyen (1996-2000). Lo
extenso del proceso de negociación se debió a los
cambios de gobierno, al extremo que en mayo de 1993 se
suspendió totalmente por el autogolpe que se dio el
presidente Jorge Serrano Elías (1991-1993), al cerrar el
Congreso de la República y nombrar él mismo a todos
los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, lo cual
recibió el rechazo de la población y en una
decisión histórica la Corte de Constitucionalidad
declaró nulas sus actuaciones y ordenó al
Ejército restituir el orden, incluyendo al Congreso, el
que designó a quien se desempeñaba como Procurador
de los Derechos Humanos, Ramiro de León Carpio para que
concluyera el período de gobierno del aprendiz de
dictador, cargo que ocupó de junio de 1993 a enero de
1996. Con de León Carpio se reinician las negociaciones de
paz, pero no avanzan como se quisiera porque la guerrilla lo
consideraba un gobierno de transición con el que no
podían establecerse acuerdos sustanciales. Durante el
período de negociación fueron firmados varios
acuerdos entre las partes, y uno de ellos establece la
obligatoriedad de integrar una Comisión de la verdad, que
esclareciera lo ocurrido, coordinada por un representante del
Sistema de Naciones Unidas. Empero, la sociedad civil no confiaba
en los buenos oficios de la Comisión, de donde resulta que
la Iglesia Católica, que durante la guerra fría se
desempeñó como firme aliada de los gobiernos
anticomunistas y dio su bendición a la invasión de
1954, en un afán de contar la verdad de lo ocurrido se dio
a la tarea, por medio del Arzobispado de Guatemala quien
designó a Monseñor Juan Gerardi Conedera como
coordinador de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de
Guatemala (ODHAG), de hacer su propio informe de esclarecimiento
histórico, integrando un equipo de trabajo dirigido por el
economista y experto en temas de inteligencia militar Edgar
Gutiérrez Girón; en la ODHAG laboraban
también Nery Rodenas como secretario de prensa y el
abogado Ronalth Ochaeta en calidad de Director Ejecutivo y
cofundador con Gerardi de dicha Oficina en 1995, presentando el
24 de abril de 1998 el Informe del Proyecto lnterdiocesano
?Recuperación de la Memoria Histórica?, GUATEMALA:
NUNCA MÁS, especialmente conocido como Informe REMHI, el
cual ?analiza varios miles de testimonios sobre violaciones de
los derechos humanos ocurridas durante el conflicto armado
interno?; 5 se trata de ?5.180 testimonios de víctimas y
supervivientes? según refiere el doctor Carlos
Martín Beristain, Coordinador del Informe. 6 Dos
días después de la presentación del Informe
Remhi, el prelado Gerardi fue brutalmente asesinado. Hubo una
extensa investigación y tres fueron los condenados como
autores materiales, pero de los intelectuales ?sigue? el proceso
abierto pero sin ningún avance. Hubo varias
hipótesis para señalar razones y culpables, a
cuales más excéntricas, pero al final quedó
una fuerte nebulosa que continúa sin aclararse. El
guatemalteco-norteamericano Francisco Goldman llegó al
extremo de señalar a algunos más como autores
intelectuales, caso de quien entonces ocupaba la presidencia de
la república, Álvaro Arzú Irigoyen (1996-
Informe del Proyecto lnterdiocesano ?Recuperación de la
Memoria Histórica?, GUATEMALA: NUNCA MÁS, en:
http://www.odhag.org.gt/html/Default.htm Beristain, Carlos
Martín; La experiencia de reconstruir la memoria
histórica. Publicación digital en
http://www.pnud.org.co/hechosdepaz/echos/pdf/18.pdf,
página 12 ss.

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7 8 2000), o bien al que en 1996 fue signatario del Acuerdo de
Paz Firme y Duradera y que en 1998 se desempeñaba como
Jefe del Estado Mayor Presidencial, general Otto Pérez
Molina (presidente de Guatemala para el período
2012-2016), en su policiaca ficción histórica The
Art of Political Murder: Who didn’t kill the Bishop?
(2007), traducida al español como El arte del asesinato
político. ¿Quién mató al obispo?
(2009). 7 Durante la campaña presidencial de 1999 el
entonces candidato Alfonso Portillo Cabrera prometió que
si ganaba las elecciones, a los dos meses de gobernar
aclararía el asunto y llevaría a la cárcel a
los autores materiales e intelectuales. Efectivamente ganó
la presidencia (ocupándola de 2000 a 2004), designando a
Edgar Gutiérrez como Secretario de Análisis
Estratégico de la Presidencia (2000-2001) y posteriormente
como Ministro de Relaciones Exteriores (2002-2004); por algo le
llamaban ?el monje negro? en corrillos políticos
(actualmente y desde 2012 es Director del Instituto de Problemas
Nacionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala
–IPNUSAC–). Ronalth Ochaeta es nombrado en 2000 como
embajador de Guatemala ante la Organización de Estados
Americanos (OEA), el cual entrega en junio de 2002; en la
actualidad ocupa el cargo de representante de la OEA en El
Salvador, el que también desempeñó a nombre
de la Organización en Paraguay, Perú y Bolivia.
Aunque se atribuye a Gutiérrez la autoría del
Informe Remhi en realidad él fue el Coordinador General
del Proyecto; el español Carlos Martín Beristain
(médico y doctor en psicología) tuvo la
coordinación del Informe y en especial la redacción
del Tomo II (Los mecanismos del horror), aunque Edgar
Gutiérrez Girón dice qué fue el autor. Quien
lo presentó públicamente el 24 de abril de 1998 fue
monseñor Gerardi y el 26 cae asesinado. Como se trata de
un denso documento dividido en 4 tomos, más de mil
páginas, previo a su impresión hubo de contratarse
a alguien para que hiciera la corrección de estilo
correspondiente. En calidad de corrector de estilo del Informe
Remhi fue contratado precisamente Horacio Castellanos Moya, y a
resultas de los padecimientos psicológicos que
sufrió como producto de la lectura del Informe, es que
aprovechó para escribir y publicar la novela Insensatez,
toda una insensatez haberlo hecho como lo hizo, según se
explica en líneas que siguen, a menos que se considere que
más insensatos fueron quienes promovieron esa guerra no
declarada a la que de manera eufemística se le llama
enfrentamiento armado interno y que según una ley de enero
de 1986 (Decreto No. 8-86), todos los crímenes quedaron
impunes, guarecidos en la amnistía que se concedió
a los autores materiales e intelectuales de cientos de
asesinatos, desaparición forzada y exilio voluntario o no
de miles de personas, sobre todo de los que formaron parte de las
Comunidades de Población en Resistencia (CPR-de la
Sierra); con base en dicha ley es que el general (R)
Efraín Ríos Montt pide amnistía
después de la condena de 80 años que recibió
de un tribunal por el delito de genocidio cometido contra 1771
indígenas ixiles (de Nebaj, Quiché), misma que fue
suspendida por la Corte de Constitucionalidad y que se espera sea
repetido el juicio en enero de 2015. Batres Villagrán,
Ariel; El arte del asesinato político. Una novela
policial. Ensayo publicado el 28 de agosto de 2009 en
http://www.monografias.com/trabajos-pdf2/arte-asesinato-politico-novela-
policial/arte-asesinato- politico-novela-policial

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II. 8 9 10 11 12 13 14 9 ACERCA DEL AUTOR De Horacio Castellanos
Moya cabe decir que nació en Honduras en 1957 (de padre
salvadoreño y madre hondureña) pero como desde los
cuatro años fue llevado a El Salvador donde creció
y estudió hasta 1979, él mismo lo considera su
país natal, lo cual ratifica en su última novela,
El sueño del retorno (2013), cuando confiesa por medio del
personaje central, ?Erasmo Aragón?: ?[…] aunque yo
no había nacido en El Salvador era como si en ese lugar
estuviera mi ombligo, de tan chico que era cuando me llevaron.? 8
Como estudió en un colegio marista (primaria y
secundaria), este recuerdo lo plasma también en dicha
novela al señalar: ?[…] en los primeros años
de la secundaria, en el colegio sólo para varones de los
hermanos maristas donde yo estudiaba […]? 9 Empero, dicha
remembranza tan simple, resulta todo un rechazo al colegio y su
sistema de enseñanza en El Asco (1997), cuando el autor a
través de su personaje ?Edgardo Vega? despotrica contra
sus antiguos condiscípulos, que le parecen un asco, porque
después de 11 años de haber estado en el mismo
?[…] nadie puede convertirse en una persona
mínimamente pensante?, 10 y lo peor es que como resultado
en un ser abyecto, siendo que ?[…] los maristas le hayan
moldeado el espíritu a uno durante once años?,
convirtiéndose esta en una ?escuela para la
sumisión del espíritu?, ?de domesticación
del espíritu?, ?de castración del espíritu?.
11 Es de hacer notar que ?Erasmo Aragón? es hijo de
?Clemen? –Clemente Aragón–, aquel personaje
que en la novela ?Tirana memoria? (2008) participa en el intento
de golpe de estado contra el dictador salvadoreño
Maximiliano Hernández (1931-1944) pero como la asonada
fracasa es condenado a muerte y huye a salto de mata; en esta
novela solo se dice que su destino final fue ser asesinado por un
esposo cornudo en 1972, 12 y será ?Erasmo Aragón?
quien explique en El sueño del retorno (2013) que tal
hecho ocurrió en dicho año y que él siempre
sintió aversión hacia su padre, el que incluso fue
acusado por el poeta Roque Dalton ?[…] de haber delatado
una radio clandestina propiedad del partido [comunista]
allá por 1960?, 13 recordando también a su abuelo
Pericles quien se suicidó 14 en 1973 al saber que
tenía cáncer y le quedaban pocos meses de vida,
aunque no dice que estuvo en la cárcel como prisionero
político entre marzo y mayo de 1944, cuando el dictador lo
supuso complotista –véase ?Tirana memoria?
(2008)– situación narrada por la esposa de este
–Haydée– en el diario incluido en esta novela,
donde Castellanos Moya narra con solvente conocimiento de la
historia los sucesos que pasan en el país durante tales
meses; y aunque el golpe de estado no ocurre, los militares
involucrados se rinden a los dos días y son fusilados sus
líderes, ?el brujo? teósofo se ve obligado a
renunciar a principios de mayo gracias a las huelgas
estudiantiles universitarias, bajo el liderazgo de los de
medicina, y a que el gobierno norteamericano le retira su apoyo.
Entre los estudiantes se Castellanos Moya, Horacio; El
sueño del retorno. México : Tusquets Editores,
2013. Página 145. Idem., página 176. Castellanos
Moya, Horacio; El Asco. Thomas Bernhard en San Salvador. El
Salvador : 8ª edición. Editorial Arcoiris, 2011
[1997]. Página 15. Idem., página 16. Sin embargo,
en La sirvienta y el luchador, el ?Vikingo? le confiesa a la
sirvienta que ella fue vengada porque Clemente la violó y
era el padre de su hija Belka. Castellanos Moya, Horacio; La
sirvienta y el luchador. Barcelona : Tusquets Editores, 2011.
Páginas 248 a 249. Castellanos Moya, Horacio; El
sueño del retorno. Op. Cit. página 101. Idem.,
página 125.

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15 16 17 18 19 20 10 encuentra ?Chente?, quien es capturado y
puesto en libertad días después, personaje que
vuelve a aparecer convertido en médico homeópata en
El sueño del retorno (2013), ya mayor de 70 años y
quien por medio de la hipnosis inicia el tratamiento de ?Erasmo
Aragón?. 15 Todo ocurre durante dos semanas del año
1991 en México, cuando Erasmo ya ha tomado la
decisión de retornar a El Salvador para iniciar el
proyecto de revista. 16 Quién sabe si Erasmo es el alter
ego de Horacio Castellanos. Lo que sí se sabe es que las
novelas ?Tirana memoria? (2008), La sirvienta y el luchador
(2011) y El sueño del retorno (2013) constituyen en
sí una saga, que seguramente continuará. Igual
ocurre con La diabla en el espejo (2000) y El arma en el hombre
(2001). En ambas aparecen personajes recurrentes como ?Robocop?
que asesina a doña Olga María, 17 es capturado por
el subcomandante de policía Handal y el detective
Villalta, y no dice nada respecto a quién lo
contrató como sicario y hasta logra escapar en La diabla
en el espejo; 18 será en El arma en el hombre cuando el
propio ?Robocop? refiera cómo asesinó a la
señora, quién lo apalabró y cómo el
militar que lo usó como sicario lo ayuda a escapar con
clara intención de hacerlo desaparecer, aunque él
logra evadirse, figurando también el subcomandante y el
detective en mención. 19 En estas dos novelas es
recurrente también la aparición de una periodista,
?Rita Mena?, la que a su vez figura en la novela Baile con
serpientes (1996), junto con los dos miembros de la
policía ya mencionados; 20 la ficción que
Castellanos Moya inventa en Baile con serpientes es macabra,
altamente sangrienta, fuera de la realidad: en tres días
un individuo mata a casi 80 personas, con la ayuda de cuatro
serpientes, aunque al final solo tres quedan vivas, y él
sale impune en virtud que los ataques se los atribuyen al
anterior propietario de las mismas; el baile ocurre en la cuarta
parte, y es de lo más contraproducente: un desequilibrado
danzando y teniendo sexo con los ofidios. La locura total. El
autor recibió insultos vociferantes por haber escrito en
El Asco. Thomas Bernhard en San Salvador (1997), opiniones con un
lenguaje políticamente incorrecto, sobre las pupusas
salvadoreñas que le provocan diarrea, la cerveza
Pílsener (?consideran que su miasma es la mejor del
mundo?), el equipo de fútbol Alianza, las casi cincuenta
universidades privadas en una ciudad con poco más de un
millón de habitantes, sobre los catedráticos En la
novela La sirvienta y el luchador don ?Chente Alvarado?
también figura, siendo secuestrado por la policía
judicial en 1979 o 1980 –espacio de tiempo en que se
desarrolla esta ficción- cuando operaba a un paciente que
en realidad era un guerrillero. La sirvienta María Elena
es la misma –solo que cuatro décadas
después– que servía a doña
Haydée en Tirana memoria y el luchador es el ?Vikingo? que
en calidad de detective seguía a don Pericles en 1973.
Véase: Castellanos Moya, Horacio; La sirvienta y el
luchador. Op. Cit. páginas 111, 116-117 y 143-145.
Castellanos Moya, Horacio; El sueño del retorno. Op. Cit.,
páginas 126, 128, 133 y 165. Del asesinato de la
señora Olga María Trabanino ya el autor
había dicho algo en El asco (1997), pero tratado como un
caso más de delincuencia común, donde el asesino no
tuvo escrúpulos para matarla en la sala de su casa y
frente a sus dos pequeñas hijas ?porque no pueden robar
sin matar, seguramente porque matar es lo que les produce su
verdadero placer y no tanto robar?. Ver: Castellanos Moya,
Horacio; El asco. Op. Cit. páginas 106 a 108. Castellanos
Moya, Horacio; La diabla en el espejo. España : Ediciones
Linteo S.L., 2000. Páginas 67, 71, 114 y 136. Castellanos
Moya, Horacio; El arma en el hombre. México : Tusquets
Editores, 2001. Páginas 55 y 60 a 72. Castellanos Moya,
Horacio; Baile con serpientes. México : Tusquets Editores,
2002 [1996]. Páginas 119 a 157.

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21 22 23 11 universitarios con titulitos que esperan educar a
otros que buscan también su titulito, los
periódicos que solo sirven para hojear anuncios pero no
para leerlos, los políticos, el puerto con su
contraproducente nombre La Libertad, una sociedad que ha ?hecho
de la degradación del gusto un valor?, un país
donde nadie lee y cuyos mitos literarios son de segunda
comparados con los de sus países vecinos como
Salarrué que a la par del guatemalteco Miguel Ángel
Asturias ?se convierte en ese provinciano más interesado
en un esoterismo trasnochado que en la literatura? o Roque Dalton
que contrastado con Rubén Darío ?parece un
fanático comunista cuyo mayor atributo fue haber sido
asesinado por sus propios camaradas […] redactó los
más vergonzosos y horripilantes poemas filocomunistas? y
de otras situaciones que le producen asco. El personaje ?Edgardo
Vega? con quien conversa ?Moya? en la novela durante dos horas
(de 17:00 a 19:00), le dice respecto a los políticos de
izquierda y derecha: ?[…] en este país los
políticos apestan particularmente, te puedo asegurar que
nunca había visto políticos tan apestosos como los
de acá, quizá sea por los cien mil cadáveres
que carga cada uno de ellos, quizá la sangre de esos cien
mil cadáveres es la que los hace apestar de esa manera tan
particular, quizás el sufrimiento de esos cien mil muertos
les impregnó esa manera particular de apestar, me dijo
Vega. Nunca he visto políticos tan ignorantes, tan
salvajemente ignorantes, tan evidentemente analfabetos como los
de este país, […] a la hora de hablar se les nota
que desde hace tiempo no ejercen su capacidad de lectura? 21
?[…] un tremendo asco me producen esos tipos tenebrosos
que tienen en sus manos el futuro de este país, Moya, no
importa si son de derecha o de izquierda, son igualmente
vomitivos, igualmente corruptos, igualmente ladrones, se les nota
en la cara la ansiedad por robar lo que puedan, unos sujetos
realmente de cuidado, Moya, sólo necesitas encender el
televisor para verles en la jeta la ansiedad por saquear lo que
puedan a quien puedan, unos pillos con saco y corbata que antes
tuvieron su festín de sangre, su orgía de
crímenes, y ahora se dedican al festín del saqueo,
a la orgía del robo, me dijo Vega.? 22 Respecto de la
política en Austria, Bernhard fustigó a su
país y a los políticos que ?invierten? cientos de
millones en obras de infraestructura que después dejan
inconclusas, sin importarles el despilfarro: ?[…] un
Estado que, […] era un peligro público y estaba en
total decadencia, en el que no reinaban más que unas
condiciones caóticas, si es que no las más
caóticas, ese Estado tiene una infinidad de hombres
[…] sobre la conciencia, una historia totalmente vil y
abyecta sobre la conciencia, esa perversidad y
prostitución permanentes en forma de Estado? 23
?[…] teniendo en cuenta las sumas de miles de millones que
derrochan los políticos en el mundo en la
realización de maquinaciones totalmente inútiles,
habida cuenta Castellanos Moya, Horacio; El Asco. Thomas Bernhard
en San Salvador. Op. Cit., página 26. Idem.,
páginas 27 a 28. Bernhard, Thomas; Corrección.
Madrid, España : Alianza Editorial, 2010 [1975].
Página 29.

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24 25 26 27 28 12 de esa enorme fortuna popular que era
aniquilada diariamente por los políticos para sus fines
inútiles y sin sentido? 24 Nótese que en el
párrafo anterior Bernhard utiliza la expresión
?habida cuenta?. No tendría nada de particular a menos que
se resalte que Castellanos Moya también la usa y abusa de
ella, el emplearla nada menos que ocho veces en su novela El
sueño del retorno, 25 y también –por
qué no– en Insensatez (págs. 67, 97, 107 y
135). Y qué curioso, en El Asco el personaje ?Edgardo
Vega? se encuentra con ?Moya? cuando regresa a El Salvador
después de 18 años de exilio voluntario en
Montreal, Canadá, situación similar a la de
Castellanos Moya en la vida real: también se exilió
en este país en 1979, aunque regresó varias veces a
su ?tierra natal?. Y si fue a Montreal no por sentirse perseguido
o por la guerra interna, ni por buscar mejores oportunidades
económicas o por la política, sino sencillamente
porque nunca aceptó ?[…] que tuviera el
mínimo valor esa estupidez de ser salvadoreño?, 26
siendo que El Salvador ?[…] no vale la pena para nada,
este país es una alucinación?, 27 esto coincide con
Bernhard en Corrección (1975) al plantear que eso del
nacionalismo austríaco también le parece una
estupidez y que su personaje ?Roithamer? siempre trató de
no pasar más de 15 días en su país,
prefiriendo correr a refugiarse en Inglaterra donde
impartía clases y se sentía con presencia de
ánimo, en tanto que en Austria, aunque la amaba, igual
abrigaba desprecio y aversión de similar o mayor magnitud
?[…] porque durante toda su vida, sólo lo
había maltratado y siempre, cuando necesitaba de ella, lo
había rechazado, ella no dejaba que se le acercara un ser
como Roithamer, seres, personas, caracteres como Roithamer no
tienen en el fondo nada que hacer en un país como su y mi
país natal, en un país así son incapaces de
desarrollarse y tienen además, continuamente, conciencia
de esa incapacidad para desarrollarse? 28 Y si por haber escrito
lo que se refirió supra en El Asco. Thomas Bernhard en San
Salvador (1997), a raíz de lo cual recibió insultos
vociferantes, situación más grave fue cuando en un
periódico publicó un artículo considerado
racista y como mínimo, falto de respeto hacia la figura de
?El señor presidente?, siendo que fue amenazado de muerte.
Un mes antes de llegar a Guatemala, y esa fue la razón
principal de su arribo, su tabla de salvación, ?me
había visto obligado a abandonar mi país, por culpa
de un artículo en el que sostuve que El Salvador era el
primer país latinoamericano que contaba con un presidente
africano, comentario calificado de «racista» que me
granjeó la animadversión del país, en
especial de los poderosos y de los empleadores, pese a la
aclaración de que yo no me había referido al hecho,
por lo demás verificable, de que el presidente pareciera
un negrito africano, que el color de la piel no importa, sino a
su actitud dictatorial y a su negativa a escuchar las opiniones
de quien no opinara como él? (pág. 49). Idem.,
página 46. Castellanos Moya, Horacio; El sueño del
retorno. Op. Cit., páginas 15, 42, 70, 88, 107, 130, 132 y
152. Castellanos Moya, Horacio; El Asco. Thomas Bernhard en San
Salvador. Op. Cit., página 18. Idem., página 20.
Bernhard, Thomas; Corrección. Op. Cit., página
29.

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29 30 31 13 III. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA NOVELA
INSENSATEZ Con tales antecedentes del autor, ¿Qué
se espera del contenido de una obra literaria que lleva por
título Insensatez y que según la crítica es
un retrato de la situación prevaleciente desde hace
décadas en cualquier país de América Latina?
Como mínimo, que presente una exposición donde
describa cuáles son las condiciones socioeconómicas
y políticas del país en cuestión, para
entender qué es lo que pretende plantear a través
de la novela. Empero, esto no ocurre pues el autor discurre en
los efectos que la lectura de un voluminoso documento provocaron
en el ?corrector de estilo? que fue contratado para el efecto. La
novela Insensatez fue publicada por primera vez en
español, 2004 (155 páginas); traducida al
francés con el título Déraison (2006) y al
inglés con el de Senselessness (2009). La contraportada
reseña de su contenido lo siguiente: ?Sin prever
cuánto cambiará su vida, el personaje que cuenta
esta novela acepta un encargo que descubre agobiante y riesgoso:
integrar la versión final de un informe que consigna el
genocidio padecido por pueblos indígenas de un país
centroamericano en cuya capital, con el cobijo del arzobispado,
el narrador se enfrenta a más de mil cuartillas que en
parte reproducen denuncias de sobrevivientes y testigos.
Él atisba entonces un horror que le fascina y abruma, pues
encuentra en las palabras que lee metáforas, giros y
dislocaciones de lenguaje que recrean ante él,
vívidamente, masacres y actos de crueldad que resultan
indecibles de otro modo. Al margen de esa tarea, sin embargo, se
describe una realidad cotidiana, a ratos frívola, de la
que nuestro personaje no es ajeno. Así, en un contrapunto
que crece en ritmo e intensidad, acosado por peligros reales o
imaginarios, éste reconoce que no hay distancia ni
término suficientes para olvidar una violencia que en
adelante habrá de ser su obsesión y su infierno.?
29 Según la crítica especializada, la novela
Insensatez tiene el mismo estilo que varios de los escritos del
austríaco Thomas Bernhard (1931-1989), lo cual no es de
extrañar toda vez que Castellanos Moya es admirador de la
obra de este y seguramente por tal razón publicó El
asco: Thomas Bernhard en San Salvador (1997), la que debió
haber redactado ?desde un registro propio, no prestado? de
Extinción (1986), en virtud que ?Imitar al pie de la letra
voces tan importantes y reconocibles como la de Bernhard plantea
graves problemas?. 30 Como todo un experto en Bernhard, en mayo
de 2008 el autor centroamericano participó en el
conversatorio PEN World Voices Report: The Art of Failure, donde
el tema central era precisamente la figura del austríaco y
su obra, quien no siempre vivió como escribió. 31
Castellanos Moya, Horacio; Insensatez. México : Tusquets
Editores, 2004. Contraportada. Véase comentario
crítico en
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/22317/El_asco Ver
reseña en
http://www.themillions.com/2008/05/pen-world-voices-report-art-of-failure.html

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32 33 34 14 No es momento de hacer un cotejo entre la obra de
Bernhard y la de Castellanos Moya, pero si procede afirmar que en
Insensatez (2004), el desparpajo e iconoclasia con la que
aparecen algunos párrafos se asemejan a varios de los que
obran en Relatos autobiográficos de Bernhard. Y como en La
sirvienta y el luchador (2011) el ?Vikingo? dice que la muerte no
le preocupa, que cada quien muere como quiere y que ?Uno no sabe
cuándo le llega la muerte […] O como dicen: a cada
cerdo le llega su día? 32 –acuciado por un fuerte
dolor de úlcera que más bien es cáncer y sus
amigos de la policía judicial hasta le dicen que ya parece
un cadáver–, vale por lo menos la siguiente
comparación con un breve párrafo de Bernhard: ?Cada
uno es distinto, cada uno vive de forma distinta, cada uno muere
de forma distinta.?33 Lo cierto es que Insensatez –en doce
capítulos sin título, solo ordenados con
números arábigos– narra cómo un
periodista que en El Salvador fracasó con la
publicación de una revista –vilipendiada por los
políticos de derecha e izquierda– llega en enero de
1998 a un país centroamericano contratado por Erick, su
amigo, para que se encargue durante un período
máximo de tres meses a revisar el texto escrito en
más de mil páginas, de un informe que pronto se
publicará y que describirá los testimonios orales
de cientos de víctimas de un conflicto terminado apenas
oficialmente en 1996, después de la firma de los acuerdos
de paz. El autor nunca dice que se trata de Guatemala, pero lo
que describe no deja lugar a dudas. La paranoia del corrector de
estilo principia desde que lee las primeras páginas del
Informe donde aparece la siguiente declaración de un
sobreviviente: Yo no estoy completo de la mente (pág. 13),
34 ?dando a entender que nadie puede estar cuerdo y mostrarse
sensato, después de haber sido testigo de la matanza de su
propia familia, de haber observado cómo sus vecinos en la
aldea donde vivía eran masacrados impunemente. Desde esa
lectura, el corrector empieza a tomar apuntes de aquellos
párrafos y frases que del Informe le resultan interesantes
y a veces espeluznantes, dando así inicio a su propia
paranoia, apropiándose o haciendo suyos los testimonios
orales de quienes tuvieron valor y confianza en la Oficina de
Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA) para expresar lo que
sentían, dar parte de lo que vivieron y vieron durante el
conflicto; tales testimonios fueron calcados por los
entrevistadores –catequistas– en diferentes
diócesis del país, y enviados a la ODHA para su
transcripción y ordenamiento de los horrores de la guerra,
aunque esta se denomine solo como conflicto, como si la sangre
derramada de más de 200 mil víctimas no bastara ni
fuera suficiente para llamar las cosas por su nombre. Yo no estoy
completo de la mente en labios de un indígena que
sobrevivió a la masacre de su familia no significa
solamente que él sea el único, sino ?[…] la
totalidad de habitantes de ese país la que no estaba
completa de la mente? (pág. 14), lo que a su vez
incidía en el propio corrector de estilo, el cual llega a
una Castellanos Moya, Horacio; La sirvienta y el luchador. Op.
Cit. páginas 247 a 248. Bernhard, Thomas; ?El aliento?
[1978]. En: Bernhard, Thomas; Relatos autobiográficos.
Barcelona, España : Editorial Anagrama, 2009.
Página 221. Todas las citas de Insensatez para fines del
presente ensayo, fueron tomadas de: Castellanos Moya, Horacio;
Insensatez. México : Tusquets Editores, 2004.

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35 15 ?[…] conclusión aún peor, más
perturbadora, y es que sólo alguien fuera de sus cabales
podía estar dispuesto a trasladarse a un país ajeno
cuya población estaba incompleta de la mente para realizar
una labor que consistía precisamente en editar un extenso
informe de mil cien cuartillas en el que documentaban las
centenares de masacres que evidencian la perturbación
generalizada.? (págs. 14 a 15). Entre páginas 13 a
19 el autor calca en cursivas Yo no estoy completo de la mente.
La frase ?de marras? dice en página 19, y repite esta
expresión varias veces a lo largo de la novela
(págs. 60, 63, 90, 113, 135), causando la duda respecto a
si no tendría otras más felices que la
sustituyeran. Igual hace en su novela El sueño del
retorno, donde hechos y sucesos son repetidos con la
expresión o respectiva frase ?de marras?, al extremo que
resulta cansado encontrarla nueve veces. 35 Igual ocurre con la
expresión ?los mal llamados?, como los derechos humanos
(págs. 21, 43, 45), Estado Mayor Presidencial (pág.
24), los compatriotas aborígenes (pág. 32), nueva
trova cubana (pág. 48), inteligencia militar (pág.
63 y 104), compatriotas (102), como si no hubiera otra. Frases
tomadas del borrador que constituía el Informe Remhi,
configuran en el estilista y corrector de pruebas un mundo
dantesco, que no comprende, sobre todo porque están dichas
en un lenguaje distinto: Yo no estoy completo de la mente
(pág. 30) Se queda triste su ropa… (pág. 30)
Las casas estaban tristes porque ya no había personas
dentro… (pág. 30) Quemaron nuestras casas, comieron
nuestros animales, mataron nuestros niños, las mujeres,
los hombres, ¡ay!, ¡ay!… ¿Quién va a
reponer todas las casas? (pág. 31) Tres días
llorando, llorando que le quería ver. Ahí me
senté abajo de la tierra para decir ahí está
la crucita, ahí está él, ahí
está nuestro polvito y lo vamos a respetar, a dejar una su
vela, pero cuando vamos a poner la vela no hay donde la vela
poner… (pág. 32) Porque para mí el dolor es
no enterrarlo yo… (pág. 32) A puro palo y cuchillo
mataron a esos doce hombres de los que se habla allí
[…] Agarraron a Diego Nap López y agarraron un
cuchillo que cada patrullero tenía que tomar
dándole un filazo o cortándole un poquito…
(pág. 38) Lo que pienso es que pienso yo…
(pág. 43) Tanto en sufrimiento que hemos sufrido con
ellos… (pág. 43) Mis hijos dicen: mamá, mi
pobre papá dónde habrá quedado, tal vez pasa
el sol sobre sus huesos, tal vez pasa la lluvia y el aire,
¿dónde estará? Como que fuera un animal mi
pobre papá (pág. 47) Los cerdos lo están
comiendo, están repasando sus huesos… (pág.
48) Cuando los cadáveres se quemaron, todos dieron un
aplauso y empezaron a comer… (pág. 48) Castellanos
Moya, Horacio; El sueño del retorno. Op. Cit.,
páginas 11, 24, 62, 72, 114, 120, 134, 161 y 175.

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36 16 Allá en el Izote estaban los sesos tirados, como a
puro leño se los sacaron (pág. 62) Hasta a veces no
sé cómo me nace el rencor y contra quién
desquitarme a veces… (pág. 68) Entonces se
asustó y enloqueció de una vez (pág. 82) Ese
es mi hermano, ya está loco de tanto miedo que ha
recibido; su mujer murió del susto también
(pág. 82) No son decires sino que yo lo vi cómo fue
el asesinato de él (pág. 82) Porque yo no quiero
que me maten la gente delante de mí (pág. 82)
¡pero yo siempre me siento muy cansado de que no puedo
hacer nada! (pág. 113) Que siempre los sueños
están allí todavía (pág. 122) hay
momentos en que tengo ese miedo y hasta me pongo a gritar
(pág. 129) al principio quise haber sido una culebra
venenosa, pero ahora lo que pido es el arrepentimiento de ellos
(pág. 135) herido sí es duro quedar, pero muerto es
tranquilo (pág. 141) que se borre el nombre de los muertos
para que queden libres y ya no tengamos problemas (pág.
144) eran personas como nosotros a las que teníamos miedo
(pág. 150) mientras más matara se iba más
para arriba (pág. 152) ¡Todos sabemos quienes son
los asesinos! (pág. 153, 154) Después vivimos el
tiempo de la zozobra (pág. 154) Cada frase representa un
mundo distinto, una cultura y cosmogonía indígena
difícil de entender e interpretar por la cultura
occidental, que se cree civilizada y superior, que todavía
utiliza los estereotipos del siglo pasado 36 e incluso del XIX
cuando se hablaba de ?civilización y barbarie?, donde los
bárbaros eran precisamente los indígenas y los
civilizados aquellos que creían a pie juntillas en el
positivismo y el siglo de las luces. Empero, el civilizado
corrector de pruebas que no entiende lo que lee, todavía
así piensa utilizar las frases ?en algún tipo de
collage literario? y aún duda que la que dice Lo que
pienso es que pienso yo… haya sido pronunciada por la
anciana indígena que brindó su testimonio, sino
más bien por un gran poeta (pág. 43) y llegó
a temer –cuando conversó con Monseñor
Gerardi– que lo considerara un literato alucinado en busca
de versos donde lo que había era una brutal denuncia de
los crímenes de lesa humanidad perpetrados por el
ejército contra las comunidades indígenas de su
país, que él pensara que yo era un mero estilista
que pasaba por alto el contenido del informe? (pág. 69).
Los fantasmas y atavismos mentales del corrector de pruebas se
confirman cuando él mismo reconoce que siempre
temía una emboscada por el trabajo que realizaba en la
oficina de la iglesia católica; siempre estaba
?obsesionado, eléctrico? (pág. 40) pensando el
momento en que lo atacarían. Tal parece que la suma de
todos los miedos se acumulaba en él, producto de los
rigores de la guerra interna que posiblemente vivió en su
país, a los que se adicionaban el manejar
información de primera mano acerca de los testimonios de
sobrevivientes de la guerra no declarada en Guatemala, que si se
conocían antes de su Se recomienda la lectura de:
Salomón Barrientos Batres. El olvido de los gobernados. El
indígena en el imaginario de nación de los
intelectuales guatemaltecos de la década de 1920.
Prólogo, Ariel Batres Villagrán. Guatemala : Centro
Editorial Vile, 2013. Pp. 268. ISBN 978-9929-644-12-0

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17 publicación podían acarrearle problemas, cuando
no un secuestro y asesinato de su persona, y por eso daba
?gracias de que no me permitieran sacar el material del
Arzobispado, por motivos de seguridad? (pág. 31). Y con
ese delirio de persecución, se pregunta ?qué
carajos estaba haciendo yo con mi vida como para haberme
comprometido en semejante empresa y tener que recorrer
enloquecido una ciudad extranjera, que era lo que recién
había hecho al dar un rodeo por la ruta más larga
para según yo descontrolar a mis eventuales perseguidores?
(pág. 43).

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IV. 18 NO TODOS LOS PERSONAJES Y LUGARES SON FICTICIOS A
diferencia de otras de sus novelas de antes o después de
2004, en Insensatez el autor no dice que los personajes y lugares
son ficticios; aunque así lo expresara, a lo largo del
texto pueden notarse claramente los nombres de los protagonistas
reales, aunque tengan un ligero cambio como ficción. Lo
mismo ocurre con los sitios que menciona (tabernas, bares,
hoteles, edificios) casi todos ubicados en lo que se conoce como
Centro Histórico de la ciudad de Guatemala, e incluso
circundantes a cuatro cuadras a la redonda del lugar donde se
encontraba la oficina del corrector de estilo. Oficina de trabajo
La oficina que la ODHA proporcionó al corrector de pruebas
se encuentra dentro de las instalaciones del Arzobispado de
Guatemala, exactamente en la octava calle y octava avenida de la
zona 1, ?en esa sede del Arzobispado, ni más ni menos
ubicada en la parte trasera de la Catedral Metropolitana?
(pág. 15). Y como la oficina que le asignan al corrector
es la misma que eventualmente utiliza Monseñor, porque
normalmente ejerce sus atribuciones religiosas y políticas
en la casa parroquial situada a 6 cuadras (en la Iglesia San
Sebastián), este cae en la cuenta que durante tres meses
ocupará el recinto destinado al máximo dirigente de
la ODHA, que este fundó en 1995. No menciona su nombre,
pero quién no se dará cuenta que se trata de Juan
José Gerardi Conedera (1922-1998). El narrador de la
novela, el mismo corrector de estilo, reconoce que no obstante
declararse ateo, se encuentra sirviendo precisamente a quienes
detesta, los representantes de la iglesia católica, y tal
parece que se ríe de sí propio al reconocer que
debe estar incompleto de la mente por incurrir en tamaña
contradicción. ?[…] yo no estoy completo de la
mente, me dije ya con franca preocupación, porque
sólo de esa manera podía explicarse el hecho de que
un ateo vicioso como yo estuviese iniciando un trabajo para la
pérfida Iglesia Católica, sólo así
podía explicarse que pese a mi repugnancia vital hacia la
Iglesia Católica y hacia todas las demás iglesias,
por pequeñas que fueran, yo me encontrara ahora
precisamente en la sede del Arzobispado frente a mil cien
cuartillas casi a renglón seguido que contenían los
espeluznantes relatos de cómo los militares habían
exterminado decenas de poblados con sus habitantes.? (pág.
16). Esa aversión por la iglesia –de cualquier
denominación y culto– que el narrador expresa,
podría ser una forma en que el autor de la novela enuncia
sus propios sentimientos, influenciados quizá por su
?mentor? intelectual como lo es Bernhard, quien escribió
sobre el tema: ?Todo el que vende algo que no existe es acusado y
condenado, […] pero desde hace milenios la Iglesia vende a
Dios y al Espíritu Santo abiertamente, con absoluta
impunidad. Y además sus explotadores, […] y por lo
tanto los que mueven los hilos,

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37 19 viven en palacios principescos. Los cardenales y arzobispos
no son más que recaudadores sin escrúpulos a cambio
de nada.? 37 Esto es: el corrector se justifica a la hora de
abordar el trabajo encomendado. Siendo él ateo y vicioso
(en todas las novelas de Castellanos sus personajes principales
siempre tienen los vicios del alcohol, sexo, mariguana o
cocaína; uno o todos juntos), no importa que sirva a la
iglesia católica, pues se trata de limpiar de gazapos
ortográficos y gramaticales un Informe que narrará
los horrores de la guerra, contados por sus propias
víctimas. Pero, se necesita estar loco –incompleto
de la mente– para leer las 1100 páginas sin sufrir
más de algún efecto emocional por lo que en estas
se testimonia, y más desquiciado (pág. 17)
aún si de paso hay que hacerlo en tres meses, como convino
con su amigo ?Erick? cuando este lo convenció de ayudarlo
con el Informe. Una tasca española La primera cita con su
amigo ?Erick? para conversar sobre el trabajo a realizar se
efectúa ?[…] en una vieja tasca española
ubicada a inmediaciones del cuartel de la policía?
(pág. 17), exactamente en la 6ª avenida ?A? y 14
calle zona 1. En esa tasca se encuentra escrita, sobre un arco,
la siguiente declaración de Miguel Ángel Asturias,
tomada de lo que debió haber sido el prólogo no
publicado para La audiencia de los confines (1957) que
después cambiaría por el título Las Casas:
el Obispo de Dios (1974): ?El menos español y el
más español. El menos español por mi
ancestro indígena y el más español por mi
lengua. El menos español por mi lascasismo y el más
español por mi quijotismo?. Y aunque no aparece en el
prólogo, sí fue leída esta
declaración por el propio Premio Nobel en junio de 1974,
pocos días antes de morir, en ocasión del Congreso
del V centenario lascasiano, realizado en Sevilla, España.
Edgar Gutiérrez El amigo ?Erick? a quien se refiere el
narrador, al que conocía de cuando en México ambos
coincidieron cuando este estudiaba su posgrado y el corrector un
exiliado (pág. 49), y que lo convence de entrarle a la
revisión de estilo de las 1100 cuartillas, por la
módica suma de cinco mil dólares para tres meses
máximo de trabajo; en realidad él no sabe
cómo lo persuadió pues este solo le explica que la
revisión del Informe no requerirá mayor esfuerzo de
su parte, en vista que en su redacción trabajaron
verdaderos profesionales. Y se lo dice ?[…] sin mayor
énfasis, más bien tranquilo, con el estilo
conspirativo que lo caracterizaba? (pág. 18), sabiendo que
como él estaba incompleto de la mente aceptaría
inmediatamente, sin regatear el estipendio monetario ?ni ponerme
a considerar pros y contras, tal como en efecto sucedió.?
(pág. 18). Y lo peor, reconoce –aunque lo describe
en forma vulgar como es su estilo– que se ?la había
metido torcida y sin saliva, el muy listo. En vez de las
quinientas cuartillas acordadas me tocaría trabajar sobre
el doble de material, sin que pareciera dispuesto a doblar mis
emolumentos? asegurándole que su ?labor consistiría
nada más en un afinado retoque final […] Lo cierto
era que [las] cincuenta cuartillas que había Bernhard,
Thomas; ?Un niño? [1982]. En: Bernhard, Thomas; Relatos
autobiográficos. Barcelona, España : Editorial
Anagrama, 2009. Página 309.

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38 20 leído esa mañana estaban en efecto
cuidadosamente escritas, incluso me atrevería a decir que
impecables? (pág. 27). Pero, quién sería el
amigo ?Erick? del revisor del Informe, que con el ?estilo
conspirativo que lo caracterizaba? lo convenció
inmediatamente después de degustar una o dos copas de
Rioja, y ?era el experto estudioso de los aparatos de
inteligencia militar, pero de manera simultánea coordinaba
todo el trabajo del informe? (pág. 86). En la vida real, y
no hay duda de quién se trata, es ni más ni menos
que del ahora doctor en economía Edgar Gutiérrez
Girón, y que en 1998 y desde 1995 laboraba para la ODHA
dirigiendo un equipo de trabajo que se encargaba de preparar el
informe de esclarecimiento histórico que la iglesia se
propuso divulgar y del cual es autor de sus tomos 2 y 3.
Gutiérrez era considerado como experto en temas de
inteligencia militar (véase sus ensayos: Hacia un
paradigma democrático del sistema de inteligencia en
Guatemala. Fundación Myrna Mack, 1997. ?El problema de la
desmilitarización en la Guatemala del posconflicto
armado?, en Guatemala after the Peace Accords. University of
London, Institute of Latin American Studies, 1998. ?Sociedad,
Estado y fuerzas armadas en Guatemala: escenarios, riesgos y
dilemas en el posconflicto armado?, en La Nueva Agenda de
Seguridad en Centroamérica. FLACSO-Programa Paz y
Seguridad en las Américas. The Woodrow Wilson Center,
1997). Esa imagen respecto al estilo conspirativo que
según el narrador caracterizaba a su amigo ?Erick? (Edgar
Gutiérrez) no escapa a la visión de quienes en
algún momento de su vida han tratado con el personaje que
es en la vida real. Algunos le llaman el ?monje negro? y otros
llegaron al extremo de compararlo con Rasputín, pues
durante el gobierno de Alfonso Portillo (2000-2004) su influencia
era extrema sobre este, aunque tuvo que sortear muchos
obstáculos para evitar cumplir con la promesa de
campaña presidencial de que en dos meses resolvería
el crimen de Monseñor cuando fungió como Secretario
de Asuntos Estratégicos. Una personalidad como la de
Gutiérrez (el amigo ?Erick?) era suficiente para convencer
con pocas palabras al corrector de estilo para que se involucrara
en el proyecto de revisión del Informe, y en tan solo tres
meses, que de todos modos este estaba tan incompleto de la mente
como para darse cuenta de los pros y contras de aceptar. Y si las
primeras cincuenta cuartillas que había leído y
otras que vendrían más adelante aparecían
escritas en forma impecable (pág. 27), esto es una bella
floritura hacia los redactores iniciales del Informe Remhi, entre
los cuales su amigo ?Erick?, autor de los tomos II y III del
mismo, según se lee en su currículum vitae
publicado en la red. 38 Ronalth Ochaeta En su primer día
de trabajo el narrador es presentado por ?Erick?, con un hombre
de estatura mediana (no más de 1.70 metros) que
actúa como Director después de Monseñor, a
quien llama ?Mynor?: Véase currículum completo de
Edgar Gutiérrez Girón, al mes de septiembre de
2011, en el portal
http://www.scivortex.org/Members/CVEdgarGutierrezsep11b.pdf

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39 21 ?[…] un chiquitín con gafas y bigotito
mexicano, 39 el tipo cuya oficina estaba ubicada justo a la par
de la mía […] que era ni más ni menos que el
director de todo aquel complejo de oficinas del Arzobispado
dedicadas a velar por los llamados derechos humanos, el segundo
de a bordo de Monseñor, me explicó Erick, mientras
yo le daba la mano y oteaba las fotos enmarcadas y muy
distinguibles en la pared en las que el chiquitín
aparecía junto al papa Juan Pablo II y junto al presidente
estadounidense William Clinton, lo que de inmediato me puso sobre
aviso de que no le estaba dando la mano a un chiquitín
cualquiera? (págs. 19 a 20). En la vida real, ese
chiquitín seglar llamado Mynor en la novela no es otro
sino que el abogado Ronalth Ochaeta, a la sazón Director
Ejecutivo de la ODHA y cofundador de la misma en 1995, junto con
Monseñor Juan Gerardi. Quién sabe qué
opinaría Ochaeta de verse retratado así por
Castellanos Moya. Bar El Portalito Y resulta que el narrador en
el fondo se siente incómodo por trabajar para la iglesia
católica a quien detesta, sabiéndose ateo (aunque
mencione a Dios en sus pláticas) y vicioso, en este caso
por la ingesta excesiva de alcohol, prácticamente a
diario, siendo esa la razón de que se haya sentido
satisfecho de que alrededor del Arzobispado y la sede de la ODHA
se ubiquen varios bares y cantinas, donde podrá –eso
lo atisbó inmediatamente– calmar sus ansias
paranoicas ocasionadas no solo por la lectura del borrador del
Informe, sino por quién sabe qué fantasmas
traía desde El Salvador. Por tal razón: ?Para
celebrar mi primer día de trabajo como Dios manda,
cité al mediodía a mi compadre Toto en El
Portalito, la cantina más legendaria de la ciudad, ubicada
por suerte a escasos doscientos metros de mi oficina, lo
suficientemente cerca como para evitar la ansiedad de quien teme
por sobre todas las cosas ser impuntual, que es mi caso, y de
quien requiere en los momentos más inusitados una copa que
calme su sistema nervioso, que también es mi caso, de
ahí que yo considerara la cercanía como un hecho
casi milagroso, como un guiño de los cielos en el sentido
de que podría realizar mi trabajo sin desmayo?
(pág. 23). Quién era el compadre ?Toto?, no se
sabe. El autor no da indicios al respecto como para ubicarlo en
la vida real, pero es de preguntarse de dónde eran
compadres, siendo que el corrector de estilo llega al país
invitado por su amigo ?Erick?, y en ningún apartado de la
novela se rememora que haya estado en el país años
atrás como para haber hecho compadre a alguien, a menos
que se trate de un chapín que vivía en ?su ciudad?
(pág. 26) a quien conocía desde años
atrás. El que sí existe es el bar ?El Portalito?,
fundado en la década de los años treinta del siglo
XX, tan de abolengo que en el mismo se consume cerveza de barril
y licores al gusto, y se encuentra ornamentado con
fotografías de antiguos clientes –ocasionales o
permanentes– como Miguel Ángel Asturias (su foto
sobre la mesa que siempre ocupó hasta 1945), Mario Por
suerte aquí el autor no menciona el bigote estilo
Cantinflas, que le atribuye a varios de sus personajes en El
sueño del retorno y en La sirvienta y el luchador.

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40 22 Monteforte Toledo, Cantinflas, Jorge Negrete, Pedro
Infante, Augusto Monterroso y otros, con música de marimba
en vivo, la que su amigo ?Toto? intuye que él aborrece al
interpretar música folclórica, triste y llorona,
pues se trata de un ?instrumento que sólo puede ser
idolatrado por un pueblo triste y llorón? (págs. 24
a 25). Sin embargo, no necesariamente Guatemala es un pueblo que
se mantenga triste y llorón, ni toda la música
nacional es de igual tono; lo que aquí describe el autor
es un reflejo de su propio racismo oculto, siendo que tal
instrumento es de origen indígena y los sones aunque
suenan algo tristes, no son la única clase de
música que puede escucharse con la marimba; también
hay valses, blues, ritmos de 6×8, dixie y foxtrot. Lo que el
narrador dice a su amigo ?Toto? suena similar a lo que en 1933
señaló el inglés Aldous Huxley cuando
visitó el país; concede entrevista en el hotel
Palace de la sexta avenida del hoy Centro Histórico, en
idioma francés, al periodista de ?El Imparcial? y a la vez
representante de la prensa asociada en Guatemala, Carlos
Rodríguez Cerna, quien da cuenta de la lista de lugares
observados por Huxley en Guatemala, y describe respecto a la
aversión por la marimba del ciudadano inglés, que
él comparte: ?La marimba que resuena en el Palace Hotel
molesta y hasta interrumpe con su bulla nuestra charla con Mr.
Huxley. —¿Le gusta la marimba? —Sí. Es
el instrumento que bate el record del ruido… Y piensa como
nosotros, que el jazz que se le agrega le quita toda su
originalidad. ¡Muy bien, Mr. Huxley! Nosotros hace diez
años que pedimos la supresión de esos instrumentos
exóticos que le quitan el exotismo a la marimba.? 40 Para
referencia del amable lector, conviene mencionar que el escritor
inglés Aldous Huxley (1894-1963), graduado en literatura
inglesa, prolífico autor de novelas, poesías,
relatos, ensayos, libros de viaje y guiones de cine, fue un
magnífico observador de los lugares que visitó y
describió en diversas obras y ensayos, al estilo del
guatemalteco Enrique Gómez Carrillo (1873-1927), aunque
sin el sensualismo estético que este último
apreciaba en los sitios históricos y sobre la gente que
veía. Huxley realizó entre febrero y abril de 1933
un viaje que lo llevó a conocer Jamaica, Barbados (de
aquí fue que expresó: ?cuán indeciblemente
melancólicos pueden ser los trópicos, cuán
desesperanzados y qué completamente resignados a esa
desesperanza?) y Trinidad en el Caribe, después Belice
(que le parece es el fin del mundo); ingresa a Guatemala
presumiblemente el 20 de febrero por Puerto Barrios conociendo el
sitio arqueológico de Quiriguá en Izabal (que en
ese entonces era administrado por un médico escocés
que a la vez curaba a los enfermos que la United Fruit Company
producía), donde permaneció tres días. Se
traslada en tren a la capital, a donde arriba el 1 de marzo de
1933. En fechas subsiguientes visita Ciudad Vieja y Antigua
Guatemala, Atitlán, Chichicastenango, Zacapulas y
Momomostenango. El 24 de marzo por la mañana llega a El
Imparcial; Aldous Huxley, célebre escritor inglés,
de visita en Guatemala. Guatemala : edición del viernes 24
de marzo de 1933. Páginas 1 y 2. Véase
también: El Imparcial; Opinión del escritor
inglés Aldous Huxley, de Guatemala. Guatemala :
edición del sábado 25 de marzo de 1933.
Página 1.

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41 42 23 las ruinas de Copán en Honduras y ya en la tarde
está de regreso en la ciudad de Guatemala, siendo
entrevistado por el periodista de ?El Imparcial?, como se
anotó en líneas anteriores. Huxley sale de
Guatemala poco antes de la semana santa de ese año que
principió el 9 de abril, trasladándose a
México donde concluye su viaje, cuyas impresiones de
personas y lugares las dejó plasmadas en Más
allá del Golfo de México, publicado por primera vez
en inglés en 1934 con el título Beyond the Mexique
Bay (New York, Harper & Bros.), edición que tuvo que
esperar casi cinco décadas para ser reproducida en
español. 41 La burocracia dentro de la Iglesia Como el
acuerdo verbal de contratación con su amigo ?Erick?
especifica que le pagarán cinco mil dólares por
todo el trabajo de corrección de estilo, de los cuales
recibirá el 50% al día siguiente de haber empezado
a trabajar, el personaje-narrador se exacerba cuando al tercer
día en que llega a cobrar, por simples trámites
burocráticos el encargado de las finanzas de la
organización de la iglesia católica –un
panameño– le indica que no puede pagarle
todavía porque no ha recibido instrucciones (págs.
35 a 38). Despotrica contra los responsables del atraso en el
pago, por la ?ineficiencia de esa burocracia católica?
(pág. 36) como si de este dependiera toda su vida porque
?el cumplimiento de un pago está por encima de cualquier
otro valor? (pág. 37), o como si al lector le interesara
saber que el personaje no puede vivir sin dicho anticipo,
olvidando que en Guatemala y Centroamérica es normal que
los pagos por contrataciones personales ocurran hasta cuatro o
seis meses después de haber empezado un proyecto. Ese
olvido no lo encontrará el lector solamente en Insensatez
sino también en El sueño del retorno (2013) cuando
?Erasmo Aragón? se queje que ?lidiar con la burocracia
cansa, amarga el ánimo y desfonda el sentido a la vida?,
42 solo porque a él le urge recibir el cheque de
prestaciones laborales en la empresa periodística donde se
desempeña y renuncia para irse a El Salvador e iniciar el
proyecto de fundar una revista. Lo peor del caso, entre la
insensatez con que actúa el corrector de pruebas, es que a
tanto llega su enojo por no recibir el pago que hasta se imagina
dándole golpes en el estómago y metiéndole
un cuchillo al contable que le negó la paga prometida del
50% y aunque en realidad no lo hizo, solo lo pensó,
después siente ?la placidez de quien se ha quitado un peso
de encima? y no obstante que el contrato especifica que debe
trabajar todo el día en el horario normal de la oficina,
por la ausencia del cheque en dólares (pues no
aceptará los sucios quetzales, ?billetes viejos y
apestosos?, pág. 37) decide largarse, ?ya que ni de broma
iba a trabajar hasta que los dos mil quinientos dólares
estuvieran en mi bolsillo, tal como hice, sin darle explicaciones
a nadie? (pág. 40). Sobre su opinión de los lugares
y comunidades que visitó en Guatemala, véase
páginas 35 a 183 de: Huxley, Aldous; Más
allá del Golfo de México. Buenos Aires, Argentina :
Traducción de Leal Rey. Editorial Sudamericana, 1980.
Castellanos Moya, Horacio; El sueño del retorno. Op. Cit.,
página 96.

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24 Carlos Martín Beristain En la vida real, otro de los
autores del Informe Remhi fue el español Carlos
Martín Beristain; es un ciudadano de origen vasco,
médico de profesión y a la vez doctor en
psicología; tuvo a su cargo la coordinación del
Informe y aunque él mismo señala que le
correspondió la redacción del Tomo II (Los
mecanismos del horror), Edgar Gutiérrez Girón
también se atribuye su autoría; mejor pensar que se
trató de un esfuerzo al alimón, en lugar de
reclamar derechos de autor. A Carlos Martín Beristain el
autor de la novela Insensatez lo incluye como personaje de la
misma, con el nombre ?Joseba?, indicando que no lo
conocía, especificando que el método de trabajo de
este fue ?plantear diversas tesis sobre los efectos que el
descuartizamiento particular y generalizado tuvo sobre la salud
física, mental y emocional de la población
sobreviviente, para enseguida apuntalar sus tesis con los
testimonios de esta misma población, debidamente escogidos
entre los centenares y centenares de casos que se tenían
en archivo? (págs. 27 a 28). A ?Joseba? se lo presentan
hasta días después de haber empezado a trabajar,
cuando este regresa de su viaje a España y llega a admirar
que no haya salido corriendo ?sin la menor dilación?
después de estudiar los cientos de casos expuestos por las
?víctimas traumatizadas por la orgía de sangre y
pólvora de la que por suerte habían salido con
vida? (pág. 81) y a la vez se atreve a exponerle la
siguiente ?paradoja, que un sujeto con la más
arquetípica pinta de conquistador español se haya
dedicado con tanta devoción a rescatar la memoria
masacrada de los indígenas, sin ánimo de ofender,
aclaré? (pág. 82). Y como hay ?casos que se
tenían en archivo, algunos de los cuales leídos esa
mañana habían conmocionado mi imaginación
enfermiza? (pág. 28), más claro no canta un gallo.
El corrector de estilo del Informe Remhi ya traía sus
fantasmas y atavismos mentales, que le provocaban esa
imaginación enfermiza al ir avanzando en la lectura del
borrador. No se trata que los casos o testimonios en sí le
hubieran estimulado una reacción emocional de rechazo a
los horrores de la guerra no declarada, el cacareado
enfrentamiento armado interno, sino que sus experiencias
anteriores en su propio país ya lo tenían enfermo
de la mente. El problema es cómo expone dichas reacciones
al lector, de una manera vulgar, dando lugar a que no se conozca
qué pasó ni que dicen los testimonios de los
sobrevivientes, sino solo a leer qué ocurre en la mente de
por sí ya débil del corrector de estilo, quien a lo
largo de su exposición solo piensa en sí propio y
no en hacer ver que el ?Guatemala, nunca más?,
efectivamente no debe volver a ocurrir. Mapa del Centro
Histórico Como el autor menciona y describe lugares donde
el corrector de pruebas estuvo durante los menos de tres meses en
que se dedicó a revisar parte del borrador del Informe
Remhi (no le da este título claro está), es
pertinente ubicarlos porque demuestran que el contexto de la
novela, esta no se refiere a algún país
centroamericano sino específicamente a Guatemala.

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43 25 Mapa del Centro Histórico, ciudad de Guatemala, con
indicación (*) de lugares donde estuvo el corrector de
pruebas del Informe Remhi 43 Iglesia San Conservatorio Nac. de
Música Café de Imeri Hotel Pan American
Sebastián Edificio Engel Café León La
Bodeguita Tasca española La tasca española fue el
lugar donde se reunió por primera vez con ?Erick?,
bebiendo un buen Rioja y dejándose convencer para
participar en la corrección de pruebas del en ese entonces
borrador del Informe Remhi. Se ubica en la 15 calle y 6ª
avenida ?A? de la zona 1. El Edificio Engel es donde
alquiló un apartamento (US $ 400.00 mensuales) durante los
escasos dos meses que estuvo en ciudad de Guatemala, toda vez que
abandonó el trabajo y dejó la revisión a
medias, acusado por sus miedos de un posible secuestro. Esquina
de la 11 calle y 6ª avenida zona 1. El área que
corresponde a la Catedral Metropolitana tiene su frente sobre la
7ª avenida y abarca de la 6ª a la 8ª calle. Mapa
del Centro Histórico ciudad de Guatemala, tomado de
http://pp.centramerica.com/pp/bancofotos/141- 1896.jpg Los
asteriscos o estrellas de color rojo constituyen una
adaptación para especificar lugares donde estuvo el
personaje de la novela Insensatez.

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26 Atrás de la Catedral se encuentra la sede del
Arzobispado de Guatemala y dentro de la misma la Oficina de los
Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA). La entrada es sobre la
8ª avenida entre 6ª y 8ª calle. Al salir de la
sede del Arzobispado y de la ODHA el visitante encuentra que la
calle es sucia y mal oliente por el fuerte olor a urea y
defecaciones, tal como lo describe el autor. Frente al
Arzobispado está el Mercado Central, lugar donde se
expenden frutas, legumbres, carnes, flores y artesanías.
Es visitado por turistas que desean llevar recuerdos de
artículos típicos de Guatemala. Tiene varias
entradas sobre la 8ª y 9ª avenidas, así como por
la 6ª y 8ª calles. El Portal del Comercio, el cual
existe desde el último cuarto del siglo XIX (6ª
avenida y 8ª calle) alberga al bar y restaurante de abolengo
?El Portalito?, fundado al final de los años 30 del siglo
anterior. Se expenden bebidas alcohólicas, principalmente
cerveza; la presencia de los parroquianos es animada por una
marimba con seis integrantes. En el lugar hay fotografías
sobre las mesas que frecuentaban personajes de la vida nacional y
artistas internacionales que lo visitaron o eran clientes
asiduos, como por ejemplo Miguel Ángel Asturias. El Pasaje
Aycinena se encuentra en la parte trasera del Portal del Comercio
(9ª calle entre 7ª y 8ª avenida). En su interior
está el callejón conocido como ?Las cien puertas?.
En el mismo el autor ubica el bar que llama ?Las Mil Puertas?. La
Bodeguita del Centro, que el autor denomina ?La Bodeguita de
Enfrente? (pág. 48), se encuentra en la 12 calle y 3ª
avenida zona 1. Durante las noches hay música trova,
interpretada por grupos en vivo, así como conciertos de
rock con agrupaciones pequeñas. Café León,
esquina de la 11 calle y 8ª avenida ?donde podía
beber el mejor café de la ciudad y leer los
periódicos tranquilamente? (pág. 60). Hotel Pan
American, ubicado en la esquina de la 9ª calle y 6ª
avenida zona 1; el autor le cambia el nombre por el de ?Hotel del
Centro? y reitera su aversión por la música de
marimba que en vivo interpreta melodías en tiempo de
almuerzo y la considera una perturbación contra los
comensales, y ?una plaga en la totalidad de los restaurantes?
(pág. 77); cuestión de gustos se dirá, para
evitar entrar en discusiones. Café de Imery, situado en la
6ª calle entre 4ª y 5ª avenida zona 1 (pág.
84), lugar donde tiene una larga conversación con ?Joseba?
(Beristain). La Octava Avenida Cuando el corrector abandona la
oficina, molesto porque no le han pagado el adelanto ofrecido,
sale ?por la Octava Avenida, una cuadra apestosa a orines y a
basura que separaba el palacio arzobispal del mercado central, un
estercolero a espaldas de catedral? (pág. 40). Tiene
razón al describir así dicha cuadra, no
tenía por qué utilizar lenguaje
políticamente correcto para mencionar este detalle siendo
que no obstante los esfuerzos de la Municipalidad de Guatemala
para adecentar el lugar, la ?cultura? popular es que cada quien
hace sus necesidades fisiológicas en esta cuadra como si
de un sanitario público se tratara, sobre todo en horas
nocturnas por lo escaso de la iluminación.

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27 Las cien puertas El autor refiere que el protagonista de la
novela llega ?a la Novena Calle y empecé a remontarla
hacia el Pasaje Aycinena? (pág. 41) el cual debe su nombre
al antiguo Marqués de Aycinena del siglo XIX el cual era
propietario de prácticamente toda la cuadra, donde
también se ubica un callejón conocido como ?Las
cien puertas?, porque a ambos lados del mismo se encuentran dos
edificios de dos plantas y cada uno tiene más de 50
apartamentos que son alquilados para ser utilizados como
residencia, dormitorio, almacén, bodega o en calidad de
bares, uno de los cuales es ?propiedad de comunistas reciclados?
(pág. 41). No puede haber duda que la trama de la
ficción en la vida real corresponde a Guatemala. Marco
Antonio Flores (a) El Bolo Flores Otro personaje de la vida real
mencionado por Castellanos Moya a través del personaje
central de la novela, es el poeta, novelista y ensayista
guatemalteco Marco Antonio Flores (1937-2013) a quien se le
conoció más como El Bolo Flores. Fue becario en el
Sistema Nacional de Creadores del Fondo Nacional para la Cultura
y las Artes de México. Títulos publicados: novelas
Los compañeros, En el filo, Las batallas perdidas y Viaje
hacia la noche. En poesía: La voz acumulada, Muros de luz,
La derrota, Persistencia de la memoria. Se le otorgó el
Premio Nacional de Literatura ?Miguel Ángel Asturias? en
2006. Castellanos Moya no escribe el nombre Bolo Flores, sino lo
transforma como ?Polo Rosas?, que al final es lo mismo. Como la
novela la escribe en primera persona, por medio de su personaje
explica que leyendo un ?periodicucho llamado Siglo XX? (el
verdadero es Siglo 21) encuentra un artículo de
opinión de ?Polo Rosas? donde este lo acusa: ?me vi
mencionado de manera ignominiosa, el escritorzuelo ese a quien yo
había visto un par de veces en México, afirmaba en
la columna de marras que yo le había contado que fulanito
me había contado que zutanito se había opuesto a
que al tal Polo Rosas le otorgaran un premio de novela una
década atrás, lo cual por supuesto me dejó
boquiabierto no sólo por la falsedad de la
información sino porque toda ella era traída de los
pelos para sugerir que yo era un soplón? (pág. 60).
Al Bolo Flores- ?Polo Rosas? lo califica de ?escritorzuelo con
fama de izquierdista rebelde? (pág. 61), que sí lo
fue por lo que se refiere a izquierdista, y también mal
hablado hasta para escribir en sus novelas, a la par de
iconoclasta e irónico en su prosa. Esto es, no se le
discute la razón al protagonista de Insensatez al
señalar de esa forma a ?Polo Rosas?, ni tampoco es de
negar que este lucía estupenda ?calva con unos mechones
canosos en su circunferencia? (pág. 62), lo cual no tiene
nada de extraordinario, aunque sí en la mente de un
paranoico que tacha al Bolo Flores de ?oreja de la G-2, o sea de
la mal llamada inteligencia militar […] no era en sentido
estricto un novelista sino un dueño de casas de alquiler
en distintos barrios de la ciudad? (pág. 63), aserto que
en sí es una insensatez porque el escritor vivió y
murió en la pobreza, pero si de ningunear a alguien se
trata, nada que mejor que decir que era millonario sin valorar su
obra literaria, a diferencia del norteamericano Seymour Menton
que comentó que la publicación de Los
compañeros (1976) fue un verdadero parteaguas
literario.

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44 28 El ninguneo llega a su máximo cuando Castellanos
Moya se explica entonces el por qué las novelas del Bolo
Flores- ?Polo Rosas? tratan ?sobre desertores y delatores de la
guerrilla, y algo todavía peor, así se
entendía que dicho sujeto en dos ocasiones ingresara a
grupos guerrilleros izquierdistas y que lograra salir indemne
cuando la mayoría de sus compañeros era asesinada?
(pág. 64), dando lugar a considerar entonces que para
demostrar que se es lo que se escribe, el Bolo Flores
debió haber muerto como un mártir. Igual
diría entonces del otrora comandante guerrillero Pablo
Monsanto, que ahora es dirigente de un partido político de
izquierda y recién en diciembre de 2013 publicó la
primera parte de sus memorias. 44 Como la paranoia del corrector
de pruebas lo lleva a pensar que por culpa de ese artículo
de ?Polo Rosas? podría quedarse sin trabajo en la ODHA,
trata de hablar con su amigo ?Erick? al respecto, pero este ni se
entera o no se da por aludido acerca del supuesto ?mensaje?
enviado por los militares a través de la columna atribuida
al Bolo Flores. Vinicio Cerezo Arévalo Otro personaje de
la vida nacional mencionado por el corrector de pruebas
–estilista se llama él mismo (pág. 69)–
es Vinicio

Partes: 1, 2, 3
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