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Intento suicida en la adolescencia



    Contraportada

    Se realizó un estudio descriptivo retrospectivo
    con el objetivo de determinar el comportamiento del intento
    suicida en niños y adolescentes egresados del Hospital
    Pediátrico Provincial Docente "José Martí y
    Pérez" pertenecientes a las áreas de salud:
    Policlínico Sur y Olivos I de la cabecera provincial , en
    el período enero de 2006 a diciembre del 2010. El universo
    estuvo constituido por 33 niños y adolescentes que
    ingresaron por intento suicida, la muestra quedó
    constituida por 25. Se revisaron documentos oficiales como las
    historias clínicas correspondientes; quedaron excluidos 8
    pacientes cuyas historias clínicas no se encontraron en el
    archivo en el momento de realizar la investigación. Se
    procesó la información en una hoja de
    cálculo de Microsoft Excel, el informe se elaboró
    en Microsoft Word. Se aplicaron técnicas
    estadísticas de tipo descriptivo a través de la
    distribución de frecuencia relativa (%) y frecuencia
    absoluta (N). Se trabajó con una muestra intencional no
    probabilística y se utilizó el método de
    observación directa de documentos que contenían
    todos los estudios realizados. Predominó el grupo de 13 a
    16 años y el sexo femenino, el mayor número de
    casos quedó perteneció a la secundaria sin terminar
    y procedencia de escuelas rural. La familia nuclear, la presencia
    de factores psicopatogenizantes como la inconsistencia y los
    antecedentes patológicos familiares de trastornos
    psiquiátricos tuvieron gran representación.
    Predominaron los conflictos familiares, seguido de los escolares.
    Al evaluar el intento suicida la poca seriedad, la gravedad baja
    y el método riesgoso no letal ocupó la
    mayoría de los casos. Se propuso un plan de acción
    para ser valorada y evaluada su aplicación por los equipos
    de salud mental de la comunidad.

    INTRODUCCIÓN

    "Todo intento de suicidio de un adolescente está
    dirigido a otro y trata de expresar una demanda de afecto, de
    amor, de ser escuchado y reconocido como persona. Debe ser
    interpretado como una pregunta que requiere una respuesta"
    (1).

    El intento de suicido constituye un problema importante
    de salud, un verdadero drama existencial del hombre, reconocido
    desde la antigüedad, recogido en la Biblia y otras obras
    literarias de entonces. En la Era Cristiana, fue considerado un
    pecado, siendo perseguido y condenado por la Iglesia todo
    individuo con conducta suicida. Actualmente la conducta suicida
    es considerada como un hecho de causas multifactoriales en el que
    intervienen factores biológicos, psicológicos y
    sociales. El intento suicida y el suicidio son las dos formas
    más representativas de la conducta suicida; aunque
    representa un continuum que va desde la idea suicida hasta el
    suicidio. El intento suicida o parasuicidio es definido como
    cualquier acción mediante la cual el individuo se causa
    una lesión independientemente de la letalidad del
    método empleado y del conocimiento real de su
    intención (2,3).

    Ha sido visto como un acto indiferente o elogiable, ya
    que la muerte sólo era un cambio de forma de existencia.
    En Europa los celtas escogían el suicidio y sus variantes
    para poner fin a sus vidas, ya que se glorificaba a los que se
    daban muerte voluntariamente. Los romanos, bajo la influencia del
    estoicismo (esencialmente es una filosofía de la
    libertad, o más bien, de la liberación),
    admitían muchas razones legítimas para su
    práctica (4). Sin embargo,
    desde el punto de vista filosófico, se ha abordado por un
    gran filósofo, San Agustín de Hipona, esta conducta
    como un acto pecaminoso. El cristianismo aceptó, en los
    primeros siglos, que el suicidio era admisible en algunas
    circunstancias, pero esta opinión se fue modificando hasta
    asumir una actitud intransigente
    (3,5). De manera general muchas religiones
    monoteístas lo consideran un pecado, y en algunas
    jurisdicciones se considera un delito. Por otra parte, algunas
    culturas, especialmente las orientales, lo ven como una forma
    honorable de escapar de algunas situaciones humillantes o
    dolorosas en extremo.

    La complejidad de la conducta suicida y el afán
    por encontrar una explicación satisfactoria ha originado
    una diversidad de teorías, unas más centradas en
    los factores sociales causantes del intento de suicidio, y otras
    en determinadas características personales y
    motivacionales, que, de alguna manera, puedan predecir los actos
    suicidas (6).

    La valoración del suicidio a lo largo de la
    historia ha ido variando; ha dependido de aspectos culturales
    (tradiciones, creencias religiosas y políticas), y
    sociales (familia, estructuras económicas, etc.). En la
    actualidad las actitudes hacia el suicidio son dispares y
    contradictorias. El suicidio es un tema abstracto que se
    filosofa, piensa y comenta, pero nunca una posibilidad de actuar
    en una situación concreta y con una persona
    específica. El intento de suicidio se personaliza, pasa de
    ser una abstracción a ser un tabú. Se niega la
    posibilidad de que pueda ocurrir y se oculta la verdad si ha
    ocurrido. Esta situación de oscurantismo que rodea las
    muertes auto provocadas hace difícil la detección
    precoz, la prevención y el tratamiento del suicidio
    (3, 7).

    Para la comprensión de este fenómeno se
    requiere un enfoque interdisciplinario que abarque la influencia
    de factores de índole individual, social y familiar que
    induzcan a una persona a intentar su
    autodestrucción (3). Se
    estudian distintos procesos cognitivos y afectivos que
    varían desde sentimientos sobre la falta de sentido del
    oficio de vivir, la elaboración de planes para quitarse la
    vida, hasta la existencia de preocupaciones sistemáticas y
    delirantes referidas a la autodestrucción sin embargo
    muchas veces estos comportamientos no han sido
    provocados con la finalidad de morir, sino como una
    expresión de cólera, rabia, frustración,
    relacionados con factores desencadenantes como la crisis de
    identidad, sentimientos de rechazo, temores en la
    diferenciación del grupo de pares y la vulnerabilidad a
    los ambientes caóticos, y para las conductas suicidas
    factores precipitantes como conflictos discusiones con los
    miembros de la familia de la pareja, y como detonantes el
    estrés la perdida de un ser querido, divorcio de los
    padres entre otros (4,5,8).

    La familia como eje central de la vida y la sociedad es
    la responsable del desarrollo de los niños. Contradiciendo
    mitos, la violencia familiar existe en todas las clases sociales
    y provoca un grave y profundo deterioro de la misma. Es
    precisamente una de las instituciones sociales donde resulta
    más difícil identificarla porque se considera un
    asunto privado, y ello exacerba los sufrimientos de las
    víctimas que padecen en silencio
    (9).

    El clima emocional en el cual convive el menor es
    importante. Un hogar roto, con discusiones y peleas frecuentes
    entre los padres, el maltrato físico al niño o el
    psicológico en forma de rechazo manifiesto, humillaciones
    y vejaciones, o un hogar sin normas de conductas coherentes con
    el papel de cada miembro de la familia, pueden ser un caldo de
    cultivo para la realización de un acto suicida
    (10). En este sentido hay que tener en
    cuenta la presencia de familiares, principalmente padres,
    hermanos y abuelos, con antecedentes de comportamiento suicida,
    por la posibilidad del aprendizaje por imitación. En esta
    dirección son de destacar también la existencia de
    amigos o compañeros de escuela con dicha conducta, que,
    por similar mecanismo, pueden predisponer a la realización
    de este acto (10,11)

    A partir de que la Organización Mundial de la
    Salud (OMS) afirmara que: "La salud es un hecho que determina y
    está determinado por el funcionamiento efectivo de la
    familia como unidad biosocial en el contexto de una sociedad
    dada", comienza a considerarse a la familia como un determinante
    de la salud humana. En 1986 la Organización de Naciones
    Unidas (ONU), realiza el informe sobre el papel de la familia,
    destacándola como el más básico de los
    conceptos de la vida social. A partir de la conferencia cumbre de
    Alma Atá se promociona la función de la familia en
    el proceso salud-enfermedad y su lugar prioritario en la
    atención primaria de salud (APS), considerándola
    como la primera unidad de intervención
    preventiva y terapéutica
    (12).

    La integridad de la salud es un concepto que abarca la
    calidad, armonía y normalidad en lo social, lo
    biológico, lo psicológico, lo espiritual y dentro
    de cada uno de ellos. Es aplicable a los individuos, las familias
    y las sociedades. La interrelación de los componentes en
    los cuatro sistemas mencionados y de ellos entre sí,
    determinan la generación de circunstancias o factores de
    protección o de riesgo, y en su conjunto dichos sistemas
    son los responsables de la génesis del estado de salud
    integral alcanzado por las personas (11,
    13).

    Según el enfoque humanista y social que matiza la
    investigación queda implícito en ella la necesidad
    de abordar una temática que daña la integridad
    biopsicosocial de los adolescentes, dañando su pleno
    derecho al desarrollo, al bienestar y que a la vez desencadena
    daños a la salud mental del resto de los integrantes de
    estas familias por la concatenación evidente que existe en
    este fenómeno. Su objetividad está dada por la
    evidencia de que es un problema de salud, que mirándolo
    desde diferentes aristas muestra que el intento suicida va
    más allá de un simple fenómeno y trasciende
    barreras y al ser analizado y asimilado tanto por la victima
    como por las demás personas da muestra de que
    exige de inmediato estrategias de intervención que ayuden
    a la modificación de actitudes como estas.

    Antecedentes.

    Uno de los problemas más difíciles en la
    práctica clínica es la predicción del riesgo
    y la prevención del intento de suicidio en niños y
    adolescentes. Si se identificase a los niños en riesgo de
    intentar el suicidio, este podría ser evitado en un
    número importante de casos. El incremento del intento
    suicida también es alarmante en la sociedad avanzada
    moderna. A través de datos de la OMS, se conoce que
    diariamente un millar de personas mueren por esta causa, puede
    considerarse entre las 10 primeras causas de defunción
    más importantes y aparece como segunda o tercera causa
    entre personas de 15 a 24 años de edad. Se
    alerta sobre el incremento de las tasas de suicidio como una
    tendencia creciente, sobre todo en la población
    adolescente y joven, estima que de 10 a 15 intentos suicidas que
    ocurren en uno de ellos llega a consumarse el hecho y por ello lo
    plantea como un grave problema de Salud (12,
    14).

    Como problema de salud pública el intento de
    suicidio ha adquirido especial relevancia en las últimas
    décadas. Los análisis seculares apoyan la
    hipótesis de que existe un verdadero incremento de este
    fenómeno desde 1950 a la fecha entre los adolescentes y
    adultos jóvenes de la población europea. En
    España en el 2010, el número de pacientes que
    intenta suicidarse es cada vez mayor y su descenlase fatal ocupa
    una de las principales causas de mortalidad general y es en el
    presente la primera causa de muerte no natural, por encima de los
    fallecimientos a causa de accidentes de tráfico.
    Según datos oficiales del Instituto Nacional de
    Estadística, se suicidan cada año algo más
    de tres mil personas y estos suicidios se mantienen en cifras
    similares de un año a otro, de 3.3 en 2007 y 3.4 en 2008 a
    3.5 en 2009 (14).

    Se estima que la tasa de suicidio por cada 100 000
    habitantes en América Latina era de 3.9 en el año
    1985 con un aumento de 4.1 en el año 2000 y algunos
    investigadores aseveran que el mismo pasara a la 10ma
    posición como causa de muerte en el año 2020. Si se
    tiene en cuenta que no todos los que intentan suicidares lo
    logran sería llamativa entonces la cifra de intentos de
    suicidios que según las estadísticas será de
    8 o 9 veces mayor reportándose que miles de intentos
    suicidas ocurren diariamente en el mundo.
    (12)

    En Cuba, el suicidio ocupa el 6to lugar dentro de las
    causas de muerte en todos los grupos de edades y la 2da causa
    entre los 15 y 49 anos de edad. Si bien las tasas de
    morbimortalidad no son tan elevadas como en otros países,
    principalmente aquellos que pertenecen al llamado primer mundo,
    el aumento considerable de conductas suicidas, dentro de ellas
    los intentos suicidas ha sido un tema de preocupación en
    los últimos veinte años, motivando así a la
    búsqueda de métodos que permitan a la sociedad
    identificar, afrontar y prevenir este tipo de actos. De
    ésta manera, surge uno de los programas nacionales
    implantados por el MINSAP en Cuba y es el de Prevención y
    Control de la conducta suicida, vigente desde la década de
    los 80 del pasado siglo, para la reducción de los
    indicadores de morbimortatalidad por conducta suicida, la
    optimización de la atención a toda persona que haya
    tenido semejante conducta, la detección de grupos de
    riesgo en la población, etc. La creación de los
    centros comunitarios de salud mental permite prestar
    atención a la promoción de salud y
    prevención de los adolescentes en riesgo
    (12, 14).

    Como problema de salud pública el intento suicida
    ha adquirido especial relevancia en las últimas
    décadas, Para el año 2000 las tasas de mortalidad
    por suicidio superan la media nacional (16.4 x 100 000
    habitantes) en las provincias de La Habana,
    Matanzas, Sancti Spíritus, Las Tunas, Holguín,
    Granma, Isla de la Juventud. En el año 2007 la tasa de
    mortalidad por suicidio en el país alcanzó el 11.1
    por 100 000 habitantes, siendo las provincias Las Tunas, Villa
    Clara, Matanzas, Holguín, Ciego de Ávila, Granma,
    Cienfuegos y el municipio especial Isla de la Juventud, las que
    superan el indicador nacional (14).

    La provincia Sancti Spíritus no escapa a este
    comportamiento, registrando en el último quinquenio tasas
    por encima de la media nacional ubicando esta entidad como la
    novena causa de muerte en todos los años estudiados, con
    tasas de 12.3 x 100 000 habitantes, 11.4 x 100 000 habitantes,
    11.9 x 100 000 habitantes, 15.6 x 100 000 habitantes y 10.9 x 100
    000 habitantes en los años 2005; 2006; 2007;
    2008 y 2009 respectivamente, siendo los municipios de Taguasco,
    Yaguajay, Sancti Spíritus y Cabaiguán los que
    más deterioraron este indicador
    (10). En el año 2010 se registraron
    las tasas de intento suicida por edades descritas a
    continuación:

    Grupo de 5 a 9 años: 1 caso= 1.9 x100 000
    habitantes. Grupo de 10 a 14: 38 casos=138.8×100 000 habitantes.
    Grupo de 5 a 19: 84 casos =260.9 x100 000 habitantes

    Según informe estadístico del sectorial
    provincial de salud en el cierre del año 2011
    se registraron tasas que resultaron aún más
    alarmantes si se comparan con las de años
    anteriores:

    Grupo de 5 a 9 años: 7 casos = 14.3
    X 100 000 habitantes Grupo de 10 a 14 años: 56 casos =
    205.2 X 100 000habitantes Grupo de 15 a 19 años: 121 casos
    = 422.0 X 100 000habitantes

    En la sala de salud mental del Hospital
    Pediátrico Provincial ingresaron durante el quinquenio
    analizado 329 pacientes y de ellos 182 por intento de suicidio,
    de estos pacientes 33 pertenecen al área del
    Policlínico Sur y Los Olivos.

    Justificación del
    problema:

    Uno de los problemas más difíciles en la
    práctica clínica es la predicción del riesgo
    y la prevención del suicidio en niños y
    adolescentes si se tiene en cuenta la elevada tasa de intento
    suicida en las edades referidas, la incidencia de los factores de
    riesgo epidemiológicos sobre esta conducta, así
    como la necesidad de prevenir el intento consumado en un
    número importante de casos, impone un estudio con enfoque
    epidemiológico desde una perspectiva predictiva que
    exponga factores involucrados en la génesis de este
    comportamiento posibilitando con ello un diagnóstico
    temprano y un manejo psicoterapéutico eficaz. Con vista a
    contribuir a la aplicación de un proyecto institucional se
    realiza una caracterización del intento suicida en
    pacientes pertenecientes a dos áreas de la cabecera
    provincial, Área Sur y Olivos.

    Problema
    científico:

    Existe una alta incidencia de intentos suicidas en el
    período que se analiza. Que variables
    sociodemográficas, factores individuales, familiares,
    educacionales, están relacionados con esta
    conducta?

    OBJETIVOS

    Objetivo General

    • Caracterizar epidemiológicamente el
    intento suicida en pacientes, provenientes de las áreas de
    salud Policlínico Sur y Olivos I de la cabecera
    provincial, ingresados en el Hospital Pediátrico
    Provincial "José Martí" en el período de
    enero de 2006 a diciembre del 2010.

    Objetivos Específicos

    • Determinar las variables sociodemográficas
    vinculadas al intento suicida en los pacientes provenientes de
    las áreas de salud Policlínico Sur y Olivos I de la
    cabecera provincial ingresados en el Hospital Pediátrico
    Provincial "José Martí" en el período de
    Enero del 2006 a Diciembre del 2010.

    • Mencionar los factores de riesgo escolar,
    psicológico y familiar presentes en estos
    pacientes.

    • Evaluar el intento de suicidio en
    estos pacientes.

    • Proponer un plan de acción para la
    prevención de este tipo de conducta en la
    comunidad.

    MARCO
    TEÓRICO CONCEPTUAL

    Algunas consideraciones conceptuales sobre conducta
    suicida.

    Son conductas encaminadas a conseguir ese fin suicida,
    los más frecuentes son:

    • El Intento suicida y el suicidio
    consumado

    • Dentro del comportamiento suicida hay
    manifestaciones como: Las ideas suicidas, gesto suicida, amenaza
    suicida, deseo de morir, suicidio frustrado, abortado,
    intencional, accidental, etc.
    16.

    Conceptos

    • Intento suicida: También denominado
    parasuicidio, tentativa de suicidio, intento de
    autoeliminación (IAE) o autolesión intencionada
    (deliberate self harm), se ha definido como aquel acto
    sin resultado de muerte en el que un individuo, de forma
    deliberada, se hace daño a sí mismo. Acto
    voluntario de autolesión para intentar morir, sea cual sea
    el grado de intención letal y las causas que lo
    determinan (16, 17).

    Para prevenir el intento y el suicidio consumado, es
    primordial conocer los factores de riesgo, que son aquellos que
    los predisponen. En la literatura suicidológica se
    mencionan múltiples factores de riesgo, los cuales no se
    profundizaran por no ser objetivo fundamental del presente
    trabajo, aunque sí se hace referencia a los que puedan
    orientar al médico de atención primaria en su
    detección y adecuada evaluación y manejo
    .

    Ante todo hay que considerar que estos rasgos son
    individuales, pues lo que para algunos es un elemento de riesgo,
    para otros no representa problema alguno. Además de
    individuales son generacionales, ya que los factores en la
    niñez pueden no serlo en la adultez o en la vejez. Por
    otra parte, son genéricos, pues los de la
    mujer no son similares a los de los hombres. Existen los que son
    comunes a cualquier edad y sexo, los cuales, indudablemente, son
    los más importantes
    (18):

    Factores de
    riesgo suicida en la niñez

    La infancia se considera, en general, como una etapa de
    la vida feliz, en la que la conducta suicida no puede estar
    presente. Esto no siempre es así, en la niñez
    ocurren actos suicidas, los cuales no son reportados como tal o
    lo hacen como accidentes en muchos países, y se considera
    que es un fenómeno que va en aumento
    (19).

    En la infancia los factores de riesgo deben detectarse,
    principalmente en el medio familiar en el que vive el menor.
    Así, hay que tener en cuenta si fue un niño deseado
    o no, pues en este último caso existirán en mayor o
    menor grado, de forma explícita o encubierta, diferentes
    manifestaciones de rechazo, con la lógica
    repercusión psicológica en el menor.

    La edad de los progenitores tiene importancia. Los
    embarazos en personas demasiado jóvenes dan lugar a
    trastornos en la atención y la educación del
    niño debido a la inmadurez biosicológica de los
    padres. Los embarazos en personas maduras, son causa de una
    crianza defectuosa por la disminución de la energía
    vital que impide satisfacer las demandas del menor en su
    lógico desarrollo, lo que provoca actitudes que pueden
    cubrir toda una gama, desde la sobreprotección limitante
    hasta la permisividad
    (19,20).

    La personalidad de los progenitores tiene una enorme
    importancia en el riesgo suicida de los hijos. Si padecen un
    trastorno de la misma, sobre todo las antisociales o
    emocionalmente inestables, la crianza estará mediada por
    dichos rasgos. Asimismo, ser portadores de enfermedades
    psiquiátricas, como la depresión materna, el
    alcoholismo paterno o la esquizofrenia, son factores que pueden
    predisponer el suicidio en los hijos
    (21).

    Como quiera que resulte difícil para el
    médico de atención primaria la realización
    de un diagnóstico psiquiátrico específico,
    una opción adecuada es considerar la enfermedad mental de
    alguno de los progenitores, como un factor de riesgo en los
    niños, independientemente de la patología
    psiquiátrica de que se trate
    (17).

    En cuanto a las características
    psicológicas del menor que puede realizar un acto suicida,
    se mencionan las siguientes: la disforia, la agresividad y la
    hostilidad, como manifestaciones de un trastorno del control de
    los impulsos. Pueden ser niños con pobre tolerancia a las
    frustraciones, incapaces de prorrogar la satisfacción de
    sus deseos, demandantes de atención y afecto, con intentos
    suicidas previos, manipuladores, que asumen papeles de
    víctima; celosos de los hermanos, susceptibles,
    rencorosos. Pueden expresar ideas de morir o suicidas. Otras
    veces son rígidos, meticulosos, ordenados y
    perfeccionistas; tímidos, con pobre autoestima, pasivos,
    etcétera (22).

    Referente a las enfermedades mentales que pueden tener
    riesgo suicida, se encuentran las psiquiátricas graves
    (trastornos del humor, esquizofrenia), los trastornos de
    conducta, los de la adaptación y de ansiedad, el retraso
    mental y los trastornos incipientes de la personalidad. Por
    tanto, la enfermedad mental en el niño es un rasgo
    importante que se debe tener presente al evaluar a un menor con
    otros factores de riesgo suicida (8,
    16).

    El clima emocional en el cual convive el menor es
    importante. Un hogar roto, con discusiones y peleas frecuentes
    entre los padres, el maltrato físico al niño o el
    psicológico en forma de rechazo manifiesto, humillaciones
    y vejaciones, o un hogar sin normas de conductas coherentes con
    el papel de cada miembro de la familia, pueden ser un caldo de
    cultivo para la realización de un acto suicida. En este
    sentido hay que tener en cuenta la presencia de familiares,
    principalmente padres, hermanos y abuelos, con
    antecedentes de comportamiento suicida, por la posibilidad
    del aprendizaje por imitación. En esta dirección
    son de destacar también la existencia de amigos o
    compañeros de escuela con dicha conducta, que, por similar
    mecanismo, pueden predisponer a la realización de este
    acto (23, 24).

    Los motivos que pueden desencadenar un suicidio en la
    infancia, son variados y no específicos, pues
    también se producen en otros niños que nunca
    intentarán contra su vida. Por ello es importante
    determinar los factores de riesgo antes descritos que predisponen
    a que un menor, frente a un acontecimiento precipitante, se
    manifieste con una conducta autodestructiva.

    Entre los motivos más frecuentes que llevan al
    acto suicida en la niñez, se encuentran:

    • Presenciar acontecimientos dolorosos
    (divorcio, separación, muerte de un ser
    querido).

    • Problemas con las relaciones
    paterno-filiales.

    • Problemas escolares.

    • Llamadas de atención de
    padres o maestros con carácter humillante.

    • Búsqueda de afecto y
    atención.

    • Agredir a otros.

    • Deseos de reunirse con un ser
    querido fallecido.

    Contrario a lo que se piensa, la existencia de un motivo
    no desencadena habitualmente un acto suicida de inmediato, por
    impulso, sino que el niño comienza a dar una serie de
    señales en su conducta que de manera general se traducen
    en cambios de todo tipo. Así tendremos que velar su
    comportamiento en la casa o la escuela (agresivos o pasivos),
    variación de hábitos alimenticios (pérdida o
    aumento del apetito), en los hábitos de sueño
    (insomnio, pesadillas, enuresis, exceso de sueño), de
    carácter y de ánimo, dificultades en el
    aprovechamiento docente, en el juego (desinterés,
    no participación con los amigos habituales),
    repartir posesiones valiosas, preocupación por la muerte y
    temas afines, hacer notas de despedida, etcétera
    (25,26).

    Existen otras teorías que hablan a favor de
    diferentes factores que pretenden aclarar la conducta
    suicida:

    1. Factor biológico: Señala un
    debilitamiento de las funciones cerebrocorticales elevadas,
    demostrándose una disminución de serotonina en
    sangre, así como de 5 HIAA (aminoácido 5
    hidroxiindolacético) sobre todo en el LCR, con lo cual los
    antidepresivos del organismo están muy bajos.

    2. Factor sociocultural.: Fallas de los mecanismos
    adaptativos del sujeto a las contingencias del medio.

    3. Teoría multifactorial: Esta incluye a las
    anteriores, pero además tiene en cuenta la
    constitución genética hereditaria que hace proclive
    al individuo hacia el suicidio (27).

    Síntomas
    que pueden anunciar el intento de suicidio en niños o
    adolescentes

    Hablar o discusión sobre suicidio. Interés
    por el tema

    Despedidas o repartición de bienes
    apreciados.

    Recuperaciones espontáneas, ponerse muy contento
    después de un período de
    depresión.

    Retraimiento y aislamiento de la familia y los
    compañeros

    Consumo de alcohol y drogas

    Disminución en el desempeño estudiantil,
    aburrimiento persistente

    Aumento en irritabilidad nerviosa

    Cambios dramáticos en el vestuario,
    en las actividades o en la selección de los
    amigos

    Cambios en el sueño o en el apetito

    Poca tolerancia de los elogios o los premios

    Cambios pronunciados en su personalidad

    Aburrimiento persistente, dificultad para
    concentrarse, o deterioro en la calidad de su trabajo
    escolar

    Quejas frecuentes de síntomas físicos,
    tales como: los dolores de cabeza, de estómago y fatiga,
    que están por lo general asociados con el estado emocional
    del joven

    Pérdida de interés en sus pasatiempos y
    otras distracciones

    Manifestaciones respecto de sentirse horrible
    interiormente (28).

    Factores protectores

    ¾ Alta autoestima.

    ¾ Relaciones sociales, familiares,
    de amigos satisfactorias.

    ¾ Relación estable de
    pareja.

    ¾ Creencias religiosas o
    espirituales.

    ¾ Tratamiento oportuno a los
    trastornos mentales.

    ¾ Intervención con los grupos
    riesgos.

    ¾ Aumentar la resiliencia (Habilidad
    para surgir de la adversidad, adaptarse recuperarse y acceder a
    una vida significativa y productiva)

    ¾ Vivir cerca de centros de
    atención médica.

    ¾ Apoyo social
    (29).

    Evaluación
    del intento suicida.

    – Letalidad del método
    empleado.

    – Gravedad de las
    circunstancias.

    – Seriedad de la
    intención.

    Letalidad del método: Define
    el modo o el procedimiento que se utiliza en la
    realización del intento suicida.

    Inocuo: usualmente no implica ningún peligro para
    la salud del sujeto.

    Riesgoso no letal: incluye métodos que sin ser
    capaces de producir la muerte pueden dar lugar a síntomas
    de intoxicación y alteraciones en el funcionamiento del
    organismo.

    Riesgoso potencialmente letal: no letales
    necesariamente, pero capaces de producir la muerte en
    circunstancias agravantes como: corte de la muñeca que
    interesan vasos sanguíneos y que requieren cirugía,
    ingestión de sustancias tóxicas en cantidades
    limítrofes con la dosis letal.

    Letal: necesariamente conduce a la muerte si no media
    intervención terapéutica oportuna.

    Gravedad de las circunstancias: está dada
    por las situaciones y/o condiciones en que se realiza el intento
    suicida.

    Nula: el intento suicida ocurre en circunstancias en que
    de ningún modo pueden contribuir a la consumación
    del suicidio.

    Gravedad baja: el acto se realiza en circunstancias
    tales que solo excepcionalmente pueden llegar a la
    consumación del suicidio.

    Gravedad moderada: ocurre en circunstancias que
    usualmente contribuyen a la consumación del suicidio,
    aunque existe alguna posibilidad de evitarlo.

    Gravedad alta: las circunstancias favorecen siempre la
    consumación del suicidio.

    Seriedad de la intención: expresa el grado
    de veracidad del deseo que conduce a cometer un intento suicida.
    En los casos de intentos suicidas no serio, poco serio y serio,
    hay que tener en cuenta las características del
    paciente, el estado en que se realizó el intento, la
    letalidad del método y la gravedad de las
    circunstancias.

    No serio: no existe intención alguna de suicidio,
    el individuo realiza el acto llevado por un impulso no
    premeditado y de poca intensidad o con la intención de
    obtener alguna ganancia.

    Poco serio: existe alguna intención de llevar a
    cabo el suicidio, motivado por un impulso no premeditado, pero de
    gran intensidad. Se busca más una ganancia que la
    muerte.

    Serio: existe verdadera intención de morir, pero
    se comprueban atenuantes.

    Muy serio: existe verdadera intención de morir,
    solamente por un hecho casual e inesperado no se llega a la
    consumación del mismo (28).

    Intento de
    suicidio y
    adolescencia:

    La adolescencia como etapa evolutiva representa un
    periodo crucial en la evolución biológica,
    psicológica y social del ser humano, transcurre
    aproximadamente desde lo 10 o 12 años hasta los 18 o 20.
    Es definida como el período de transición entre la
    niñez dependiente y la edad adulta autónoma. Es una
    etapa crucial en la vida del se humano donde se transita desde el
    núcleo familiar protegido pequeño y muy afectivo a
    de la sociedad toral, abierto, en ocasiones desequilibrado y con
    relaciones mucho más amplias y diferentes
    (16, 29).

    El adolescente busca una definición de si mismo y
    del mundo que le rodea, definición que se da poco a poco
    en el proceso de transición a la fase adulta, resultando
    necesario un conjunto de ajustes del individuo, para funcionar
    con respecto a si mismo y con el medio socio – cultural
    donde se desarrolla, adoptando conductas de protesta,
    negación y cuestionamiento de este mundo adulto al cual
    debe amoldarse y en cuyo intento de adaptación pagan un
    alto costo emocional. Esta etapa es considerada de
    "transición" "difícil", "critica" por
    la complejidad e importancia de los procesos que se producen en
    ella, vinculados al paso de una época de la vida a
    otra (6).

    Adolescente y
    Escuela

    Cuando el adolescente entra en la secundaria presenta a
    menudo grandes dificultades, una de las primeras está
    relacionada con el incremento en la cantidad y calidad de las
    asignaturas correspondientes a la enseñanza
    media.

    En el adolescente la actitud hacia el maestro y de las
    notas que se obtienen, les gusta lo que se da fácilmente y
    trae un éxito. La diferenciación de las asignaturas
    en "interesantes y no interesantes" la determina la calidad de la
    enseñanza y los intereses personales de adolescente, la
    división de las asignaturas en "necesarias e innecesarias"
    se vincula a sus intenciones personales (24, 25,
    26).

    Durante esta etapa se necesita un mayor esfuerzo y poder
    intelectual para responder a las nuevas exigencias y mantener su
    posición académica, lo cual puede introducir
    factores emocionales que reducen aún más los logros
    cuando la presión es demasiado grande y los padres
    insisten en que obtengan buenas calificaciones; el faltar a
    clases, la mentira y el vagabundeo pueden ser el resultado. El
    adolescente puede avergonzarse o deprimirse, incluso tratar de
    suicidarse. Otra causa de conflicto puede ser el diferente grado
    de maduración biológico en relación con la
    edad, la gran variabilidad individual trae consigo, diferencias
    en el rendimiento escolar, en la formación de
    los grupos y en los intereses sociales (6,
    30).

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