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La lluvia y el Hombre
Desde tiempos inmemoriales el hombre ha
buscado y logrado su supervivencia, adaptándose
inteligentemente a las condiciones y leyes de la naturaleza, por
lo que buscó siempre estar ubicado donde hubiese una
disponibilidad segura del agua.
Para la domesticación de los granos,
busco para la agricultura los valles fértiles de origen,
por lo que se ubicó en la cercanía a los
ríos y arroyos que le proveyeran de agua para su consumo
cotidiano y de la propia agricultura.
Su asentamiento cercano a los ríos
que transitan por los valles de planicies extendidas les
enseñó que las breves inundaciones de las vegas de
los ríos y arroyos caudalosos – (Vega Parte de tierra
baja, llana y fértil) . le proporcionaban inmejorables
condiciones para la agricultura en terrenos que
posteriormente les denominaron de aluvión, –
(Dicho de un terreno: Que queda al descubierto después
de las avenidas, o que se forma lentamente por los desvíos
o las variaciones en el curso de los ríos) –
.
Con este conocimiento, los habitantes de
las poblaciones año con año se preparaban para
.invertir. esfuerzos, recursos y tiempo para aprovechar
agrícolamente en su beneficio las avenidas de los
ríos y arroyos en los terrenos de aluvión, logrando
así mayores cosechas que las obtenidas en condiciones de
temporal en terrenos más altos.
Sin embargo, en algún momento en el
desarrollo de estos pueblos para convertirse en ciudades, a los
hombres se les olvidó que el origen de su sustento se daba
en esos suelos fértiles, francos, de valles retenedores de
humedad y de fácil manejo para la agricultura.
La población que no se dedicaba a la
agricultura y que desarrollaba quizás actividades de
comercio, transformación de productos primarios ó
proporcionaban algún otro servicio, seguramente supusieron
que los granos, frutas y legumbres que
consumían nacían en los estantes de los
mercados.
Estas personas le echaron el ojo a esos
terrenos que les quedaban cerca, es decir, se
fijaron en terrenos planos que no dificultaran la
construcción de casas y/o edificios, y que se
les podía proveer más fácilmente de agua
y como ya se dijo, de origen, eran ya muy
accesibles, siendo estos los terrenos
agrícolas.
¡Que fácil, Que
barato¡
La mesa estaba puesta para el crecimiento
de las ciudades, y los asentamientos humanos
invadieron aquellos terrenos agrícolas que a bajos
costos proporcionaban sus alimentos, puesto que no era
necesario fertilizarlos, ni gastar en la
obtención de la indispensable agua.
Pero no todo estaba resuelto para esos
.invasivos asentamientos., había que realizar
algunas inversiones para dar solución al manejo de los
desechos humanos y seguramente se dijeron . .si
estas tierras ya no son agrícolas, entonces
ya no necesitan del agua de este río.- y decidieron
aprovechar el cauce de los ríos arrojando en
ellos los desechos de las personas ubicadas en los
antaño terrenos agrícolas, echando a perder la
posibilidad de usar agrícolamente los
ríos aguas abajo.
De esta manera desplazaron buena parte de
la agricultura que se realizaba con poca
inversión, por lo que se tuvieron que buscar nuevas
tierras aunque no tuvieran la ventaja de ser
fértiles por naturaleza, ahora a los terrenos
encontrados hay que abonarlos o fertilizarlos, están
más lejos por lo que se tuvieron que hacer
caminos para accesar a ellos, para poder regarlos se
perforaron pozos, se construyeron presas, canales de riego
etc, Infraestructura que requiere
administración y mantenimiento año con
año.
Por otra parte, ahora hay que gastar y no
invertir, en quitarle al agua de los ríos los
desechos que les arrojamos, para posibilitar que esta agua
sea usada en la agricultura nuevamente.
Resultó fácil construir
casas, aunque encarecimos la obtención de nuestros
alimentos, más sin embargo eso no fue todo, pues
como dice el refrán popular . en el pecado va
la penitencia – .
Ahora hay que apoyar a aquellas personas
que fincaron en las vegas de los ríos y
cañadas, gastando y no invirtiendo, dinero y tiempo,
reparando los daños que se crean en sus casas
y posesiones derivado del reclamo de la naturaleza
por los causes invadidos, creándose también
organismos ociosos y costosos para una supuesta
prevención de desastres, organismos que
únicamente sirven para avisar lo que va a pasar y
que ya sabíamos; año con año
hay que gastar en la necedad de sostener a la población
en asentamientos inadecuados, incapaces de aceptar
que se equivocaron, sin embargo la naturaleza no
perdona a los necios y tarugos.
Antes en esas áreas productivas
invertíamos no gastábamos; no cabe duda
que en el transcurso de los años hemos perdido el
sentido común, ó somos más . .
. . . ¡inconscientes¡
La gente que abarrota las ciudades y
realiza asentamientos irregulares, proviene
mayormente de un medio rural falto de inversión; cuando
la naturaleza les cobra la factura por vivir en la
ciudad en sitios de alto riesgo, los afectados no
acusan a la naturaleza por atacarlos, sino al gobierno por
permitirles hacer tarugadas.
De esta manera las personas que provienen
del medio rural y resultan afectados por sus propias
decisiones y la complacencia ó negligencia del
estado, finalmente consiguen la atención que
buscaban, ya que morbosamente los funcionarios ahora
sí se tornan humanitarios y deciden dotarles
de vivienda y servicios, los enlistan como derechosos a
programas de asistencia social, por último
los encauzan a realizarse en actividades de servicio
en lugar de actividades productivas.
La producción de alimentos no es
costosa, la hicimos costosa.
Las ciudades le siguen quitando al campo la
atención y recursos que permitirían
tener alimentos accesibles a cualquier bolsillo, ya que se
invierte en la población rural hasta que esta
se presenta en las ciudades.
Tal parece que el hombre ha perdido el
instinto básico de supervivencia, que es el
de asegurarse su sustento. Hoy ante el encarecimiento de los
alimentos es penoso escuchar a algunos .estudiosos y
entendidos. decir que lo que falta es dinero para
comprar los alimentos, en defecto de incrementar la
producción.
La indispensable agua es un insumo que
nunca hemos sabido valorar y manejar para su
conservación, hacemos un dispendio de la misma e
incluso para algunos es un problema.
Finalmente para los habitantes de la
ciudad, la lluvia (agua) es un problema, las cosas
se mojan y se echan a perder, los carros se ensucian, las
calles llenas de basura se inundan, y por si fuera
poco el gobierno les cobra el agua que usan, acusan
de injusta a la naturaleza y no ven que es el efecto de su
necedad e ignorancia.
Autor:
Jesus Najar Arias
Puebla, Mexico