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La política en las novelas de Argentina Díaz Lozano




Enviado por Ariel Batres V.



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    PRESENTACIÓN El Ensayo que el lector tiene ahora en sus
    manos, La política en las novelas de Argentina Díaz
    Lozano, representa una modesta contribución tendiente a
    ?descubrir? que algunas de las mal llamadas novelas rosa de
    Argentina Díaz Lozano (1912-1999) en realidad no lo son.
    Esconden el análisis de situaciones históricas y
    políticas ocurridas en la región centroamericana,
    particularmente Honduras y Guatemala, solo que expuestas con una
    trama romántica, donde la participación de la mujer
    como personaje central es crucial, aunque no por ello deja de
    insertar los clásicos dramas de amores y desamores,
    infidelidad conyugal, hijos fuera de matrimonio, madre soltera
    que trabaja duro por darle a sus hijos tiempo de calidad,
    vivienda digna, alimentación y vestuario básico,
    etc. Publicó dos libros de cuentos (1930 y 1940); trece
    novelas (la primera en 1937 y la última en 1991), dejando
    tres inéditas; ocho libros que contienen ensayos,
    biografía e historia; y, un no computado número de
    artículos en periódicos guatemaltecos en su columna
    ?Jueves literarios?, la cual mantuvo durante más de 25
    años. Huyendo de la represión de la dictadura en su
    país, donde participó en manifestaciones en contra
    de la misma, emigra a El Salvador a principios de 1944 pero
    ahí la situación es igual, razón por la cual
    en la cuarta semana de octubre de ese año llega a
    Guatemala junto con su esposo, un hijo y dos hijas (su tercera
    hija nacerá en Guatemala, 1947), y es prácticamente
    testigo de los cambios que provocó la Revolución de
    Octubre de 1944. Concluye el borrador que inició en
    Honduras de su primera novela autobiográfica
    publicándola con el título de Peregrinaje (1944),
    acreedora de un premio internacional y traducida al inglés
    con el título Enriqueta and I. Desde el año de su
    llegada no se irá de Guatemala sino hasta seis meses antes
    de su muerte cuando regresa a Tegucigalpa en 1999. Díaz
    Lozano siempre se sintió identificada con su segunda
    patria, Guatemala, y siempre declaró que más que el
    terruño natal, era centroamericana, razón por la
    cual todas sus novelas y la mayor parte de sus cuentos tienen
    como marco geográfico algún lugar de
    Centroamérica. En virtud que su novelística
    involucra personajes femeninos, muchos de los cuales solamente
    piensan en el qué dirán, suspiran por un
    príncipe azul, son víctimas de infidelidades y
    hasta de violencia intrafamiliar, atienden a sus vástagos
    asumiendo la figura del varón, ausente normalmente por que
    la abandonó tras irse con otra o porque es un desobligado,
    la crítica la ha encasillado en que se trata del
    género de novelas románticas. Empero, al efectuar
    un análisis de varias de sus obras se aprecia que tras un
    ropaje romántico varias de sus heroínas se
    identifican con los problemas sociales de la región o del
    lugar donde ocurre la trama de la respectiva ficción, no
    son ajenas a las luchas políticas de las que sin darse
    cuenta forman parte al lado de sus esposos infieles o que
    sencillamente las tienen de adorno. 5

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    Se considera que por su relación diaria con el mundo
    literario de Guatemala y Honduras especialmente (fue Agregada
    Cultural de la Embajada de la República de Honduras en
    Guatemala), amén de los temas culturales que
    exponía en su columna ?Jueves literarios?, siempre tuvo
    necesidad de utilizar su pluma para denunciar problemas sociales,
    de violencia estatal contra la población, e incluso de
    carácter político como lo fue la imposición
    de la ley de vialidad en tiempos de Jorge Ubico, la
    contrarrevolución de 1954 en Guatemala contra el
    régimen de Jacobo Arbenz Guzmán, el expolio de la
    compañía frutera en Honduras durante la
    década de los años veinte del siglo XX, y la
    campaña de contrainsurgencia militar y policial en
    Guatemala en la década de los sesenta. Para fines del
    presente Ensayo, se denominan novelas emblemáticas de
    Argentina Díaz Lozano aquellas que tras su título
    de fingido color rosa, esconden el tratamiento de un problema
    social o político, siendo estas la siguientes: 49
    días en la vida de una mujer (1956), Y tenemos que
    vivir… (1960), Aquel año rojo (1973) y Eran las
    doce… y de noche. Un amor y una época (1976). Como
    muestran las imágenes colocadas en las portadas de las
    cuatro novelas emblemáticas en cuanto al tratamiento de
    problemas sociales y políticos, por su apariencia dan la
    impresión que adornan el título de una novela
    intrascendente, toda vez que incluso este no indica tener
    relación con una situación real. Si el amable
    lector observa dichas imágenes, colocadas en la portada
    del presente Ensayo, y no sabe nada de su contenido, podrá
    preguntarse: qué piensa la dama que adorna la cubierta de
    la novela 49 días en la vida de una mujer (1956), pues
    incluso en lontananza se aprecia que alguien camina en un valle
    hacia… Las respuestas podrían ser variadas, pero
    puede anticiparse que el futuro principiará inmediatamente
    al 3 de julio de 1954, después de 49 días de
    presiones, bombardeos y entrada ?triunfal? del ejército
    mercenario de la liberación –la novela se desarrolla
    entre el 16 de mayo y 3 de julio de 1954–, armado y
    financiado por la CIA y el Departamento de Estado norteamericano,
    que dio fin al gobierno del ?Soldado del pueblo?, Jacobo Arbenz
    Guzmán, colocando en su lugar al monigote de Carlos
    Castillo Armas. Igual situación puede plantearse en cuanto
    a la imagen de la cubierta de la novela Y tenemos que
    vivir… (1960), en la cual aparece un muchacho mal vestido
    que lee un libro. No se trata en este caso de una novela
    romántica ni de automotivación, sino más
    bien el relato de un hombre que recuerda su niñez a partir
    de 1920 y de cómo era la vida en tiempos de Ubico
    –de 1936 a 1944–, donde imperaba la dictadura de este
    y sus esbirros militares, policiales y políticos, el que
    para construir la obra pública de que tanto se le reconoce
    hoy en día, no vaciló en decretar una ley de
    vialidad y otra de vagancia, para obligar a los campesinos a
    prestar su fuerza de trabajo gratuita durante 150 días al
    año para construir edificios públicos y carreteras.
    Y si alguien se oponía, era llevado a prisión sin
    juicio previo y en el mejor de los casos era preferible que le
    aplicaran la ley fuga y no ser flagelado diariamente o terminar
    sus días en el infierno penitenciario. El lugar
    específico 6

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    donde principia la trama de la novela es el municipio de San Juan
    Sacatepéquez y la aldea Montúfar, donde la
    comandancia militar en 1936 era dirigida por un ?gordo, esbirro
    servil de aquella dictadura, de la cual yo había vivido
    hasta entonces tan ignorante? (el muchacho que adorna la portada)
    y que cuenta su historia encontrándose en Europa en 1957.
    Como situación curiosa, el segundo de a bordo de dicho
    comandante lo era el en ese entonces recién graduado (en
    diciembre de 1935) de la Escuela Politécnica, Arbenz
    Guzmán. No obstante, la autora no menciona a este
    último, solo al gordo comandante. Y si de denunciar los
    métodos que utilizaba la empresa bananera ubicada en
    Honduras se trata, nada que mejor que leer la novela Aquel
    año rojo (1973), donde Díaz Lozano narra un
    pequeño ejemplo de la serie de desmanes cometidos por la
    Cuyamel en dicho país entre 1927 y 1928. Obsérvese
    que en la cubierta de la novela se aprecia que un hombre a
    caballo dispara sobre un grupo de personas. Se trata del
    ?venadeado? que por orden de la compañía frutera se
    realizó en contra del hijo de un terrateniente de la
    región, que se negaba a venderle tres caballerías
    de tierra a la empresa. Esto es, lo de rojo tiene que ver con el
    hecho de que la sangre es la que teñía los caminos
    e historia de la empresa norteamericana, amén de que los
    días sábados cuando los trabajadores
    recibían el pago semanal por su trabajo en la frutera,
    consumían buena parte de este en licor y al estar
    borrachos sucedían las normales riñas que
    devenían en que cada fin de semana había por lo
    menos un muerto a balazos o a machetazos. Y como a veces los
    puntos suspensivos dan vuelo a la imaginación de lectores
    morbosos, más de alguno interpretó que el
    título de la novela Eran las doce… y de noche. Un
    amor y una época (1976) le sugería que
    después de la medianoche venía más de
    algún amorío con resultados lúbricos. Claro
    que fue una interpretación antojadiza, producto de la
    falta de conocimiento de la ficción planteada por
    Díaz Lozano, donde lo que menos expone son amores
    nocturnos sino la situación política de un
    país donde su presidente –general y abogado–
    prácticamente no puede controlar la represión que
    ejerce el ministro de la defensa y el director de la
    policía. Todos los días se reportan muertos y
    desaparecidos, los líderes estudiantiles de la universidad
    son capturados y los grupos guerrilleros perseguidos y masacrados
    en la ciudad y en el campo. Con lujo de detalles, en Eran las
    doce… y de noche la autora refiere los métodos de
    tortura a que son sometidos los capturados para sacarles la
    verdad y que denuncien a sus compañeros, aunque de todos
    modos son asesinados extrajudicialmente. Mediante un juego de
    piezas de ajedrez, el ministro de la defensa y su secuaz el de la
    policía ordenan el asesinato del presidente, para
    así tomar el poder, el cual ocurre precisamente a las doce
    de la noche. La autora no lo menciona pero por la
    descripción que realiza del mismo, el magnicidio se parece
    al de Carlos Castillo Armas: un soldado hace fuego sobre el
    cuerpo del presidente, el que iba acompañado de su esposa
    dentro de la casa presidencial, no había nadie que evitara
    su muerte y las excusas de dónde se encontraba cada uno de
    los encargados de su seguridad son tan similares a las que dieron
    los responsables de la guardia personal de Castillo Armas.
    7

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    Esto es, por lo menos las cuatro novelas que en el presente
    Ensayo se les denomina como emblemáticas de Díaz
    Lozano, en cuanto a que no tienen nada de color rosa, excepto por
    su título e imagen de portada, pueden servir para
    desmitificar la clasificación de la misma como creadora de
    novelas al estilo de Corín Tellado. Quizá el
    ?problema? resida en que para desarrollar la trama de que se
    ocupa cada novela, la autora utilizó en demasía la
    figura de la mujer afligida, pobre o rica, que debe soportar la
    infidelidad del esposo, que lucha en un ambiente machista para
    proteger a su familia en su calidad de madre soltera o viuda en
    el mejor de los casos, que calla el que su consorte tenga otra
    más joven y bonita que ella. 8

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    2 I. 1 2 3 4 5 La política en las novelas de Argentina
    Díaz Lozano 1 ?¡Toda una mujer!, pedante,
    absorbente, megalómana, audaz hasta el límite, para
    muchos, especialmente para muchas… Es el prototipo claro
    de quien sabe, y aprendió su dura lección desde
    niña: todo se puede permitir, menos fracasar.?
    Amílcar Echeverría ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS
    Argentina Díaz Lozano vino al mundo en Santa Rosa de
    Copán, Honduras, el 5 de diciembre de 1912 y murió
    el 13 de agosto de 1999 en Tegucigalpa, capital de dicho
    país. Hija del Sr. Manuel Bueso Pineda, quien fuera
    diputado a la Asamblea Nacional de Honduras (Don ?Melo?,
    nació también en Santa Rosa de Copán en
    1893), 3 y de la Sra. Trinidad Mejía Perdomo, maestra de
    escuela primaria. Por ello el nombre de pila de Argentina
    Díaz Lozano es Argentina Bueso Mejía. En realidad
    la pareja nunca se casó y puede deducirse que doña
    Trinidad fue madre soltera en virtud que don Manuel contrajo
    matrimonio cuatro años más tarde con otra dama. 4
    Sus estudios de educación primaria los realizó en
    el colegio María Auxiliadora de Tegucigalpa, Honduras;
    entre 1925 a 1928 5 recibió el equivalente al nivel de
    educación secundaria en el ?Holly Name Academy?, en Tampa,
    Florida (Estados Unidos). Casó por primera vez en 1929, a
    la edad de 17 años, con Porfirio Díaz Lozano,
    Perito Mercantil, con quien procreó cuatro hijos: Walter,
    Tatiana, Mimí y Rubenia (éstas dos últimas
    también se convertirían en escritoras, aunque no
    tan prolíficas como Argentina, en El presente documento
    constituye la recopilación de extractos de un ensayo (en
    preparación) que tiene el siguiente título
    tentativo: ARGENTINA DÍAZ LOZANO -BIOGRAFÍA Y
    RESEÑA DE ALGUNAS DE SUS OBRAS. Echeverría,
    Amílcar; Argentina Díaz Lozano –Estudio
    Biográfico Literario–. Guatemala : Editorial
    Landívar, 1982. Página 82. Ávila, Myron
    Alberto; De aparente color rosa. Discurso sentimental en las
    novelas de Argentina Díaz Lozano. Tegucigalpa, Honduras :
    Editorial Guaymuras, 2010. Página 17. NOTA: Aunque se
    trata de la primera edición en forma de libro,
    originalmente la obra constituyó la tesis de
    graduación para obtener el título de Ph. D. in
    Spanish en la Universidad de California, Irvine, Estados Unidos.
    En algunas referencias aparece como impresa por Georgia College
    & State University, 2008, seguramente porque en ésta
    última se desempeña como profesor. González,
    José; Argentina Díaz Lozano: Rectificación
    histórica. Honduras, 28 de febrero de 2013,
    http://josegonzalezparedes.blogspot.com/2013/02/argentina-diaz-lozano-rectificacion.html.
    Ávila, Myron Alberto; De aparente color rosa. Op. Cit.,
    página 69. 9

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    6 7 8 9 10 11 12 tanto que el varón se graduó de
    médico). 6 Su novela Mayapán (1950) incluye el
    siguiente ofrecimiento: ?Dedico este libro al caballero Porfirio
    Díaz Lozano; mi mejor crítico.? 7 A semejanza de lo
    que empezaba a ocurrir en Guatemala contra el gobierno
    despótico de Jorge Ubico Castañeda (1878-1946), 8
    el 29 de mayo de 1944, junto con Emma viuda de Bonilla,
    Visitación Padilla y Carlota de Valladares, participa en
    Honduras en una manifestación pública, a la cual se
    unieron cientos de mujeres, para demostrar al régimen
    dictatorial del general Tiburcio Carías Andino que su
    presencia en el poder no era grata, además de pedir
    ?libertad para los presos políticos?, leyenda escrita en
    una manta que portaban. 9 Dicha manifestación sería
    reseñada por la revista ?Time?, señalando que
    Díaz Lozano iba a la cabeza de la mano de doña
    Emma, viuda del expresidente hondureño Policarpo Bonilla.
    10 En forma autobiográfica Díaz Lozano
    aludirá a Tiburcio Carías en su novela Peregrinaje
    (1944), al relatar hechos ocurridos en la revolución de
    1924 cuando éste participó como jefe de la
    facción conservadora, Partido Nacional: ?Desde entonces,
    el sombrío jefe de aquella revolución, me hizo
    sufrir. No me imaginaba que muchos años después
    sería causa de mis mayores amarguras y angustias.? 11
    Escapando de las persecuciones contra intelectuales opositores
    del régimen de Carías en Honduras, Argentina
    Díaz Lozano huye hacia El Salvador, junto con su esposo
    Porfirio Díaz Lozano –quien ya había estado
    prisionero dos veces durante dos años por su
    oposición al régimen– 12, su hijo Walter y
    sus dos primeras hijas, Mimí y Ruby; la tercera hija,
    Trinidad, nacería en Guatemala. Sin embargo, la
    situación política en El Salvador también
    tomó un giro violento, debiendo escapar nuevamente hacia
    Guatemala cuando recién había ocurrido la
    Revolución de Lo extraño con Mimí es que
    según los reportes bibliográficos acerca de su
    propia obra literaria, la describen como nacida en 1928, un
    año antes del casamiento de su madre. Empero, no es de
    extrañar los errores de las editoriales al consignar
    años de nacimiento, caso que efectivamente se trate de un
    yerro. Díaz Lozano, Argentina; Mayapán. Guatemala :
    Colección Contemporáneos No. 16. Editorial del
    Ministerio de Educación Pública, 1950.
    Página 1. Respecto a éste, véase del autor
    del presente trabajo el ensayo: Jorge Ubico redivivo. Publicado
    el 21 Septiembre 2010 en: The Blackbox, La Bitacora Economica y
    Politica de Guatemala. Edición digital en
    http://ca-bi.com/blackbox/?p=4221 Villars, Rina; Para la casa
    más que para el mundo: Sufragismo y Feminismo en la
    Historia de Honduras. Honduras : Editorial Guaymuras, 2001.
    Página 310. Echeverría, Amílcar; Argentina
    Díaz Lozano –Estudio Biográfico
    Literario–. Op. Cit., páginas 19 a 20. Díaz
    Lozano, Argentina; Peregrinaje. Guatemala : Séptima
    edición. Editorial ?José de Pineda Ibarra?,
    Ministerio de Educación, 1981. Página 223.
    Echeverría, Amílcar; Argentina Díaz Lozano
    –Estudio Biográfico Literario–. Op. Cit.,
    página 19. 10

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    13 Octubre de 1944 que dio por tierra con el oprobioso gobierno
    dictatorial de Jorge Ubico. Y en Guatemala es que la pareja
    decidió fincar su destino a partir de dicho año Ya
    en Guatemala, concluye y publica su novela Peregrinaje (1944),
    acreedora de un premio internacional y traducida al inglés
    con el título Enriqueta and I. Aproximadamente durante el
    período 1945-1955 laboró como bibliotecóloga
    y traductora de obras del inglés al español, en el
    Instituto de Antropología e Historia de Guatemala, de la
    Universidad de San Carlos de Guatemala. El 10 de abril de 1947
    Díaz Lozano fue una de las dos mujeres que firmaron el
    Acta de Fundación de la Asociación de Periodistas
    de Guatemala –APG–. El 28 de febrero de 1950, en
    ocasión de haberse inaugurado cinco días antes las
    instalaciones de la Ciudad Olímpica de Guatemala,
    construidas por el gobierno de Juan José Arévalo
    Bermejo para dar cabida a las delegaciones que
    participarían en los VI Juegos Deportivos Centroamericanos
    y del Caribe, en la página 3 del diario El Imparcial la
    escritora publica el poema alegórico ?Ciudad
    Olímpica?. Los juegos se realizaron durante el
    período comprendido del 25 de febrero al 12 de marzo de
    dicho año. En ese mismo año publica Mayapán
    (1950), novela con escenario histórico, que narra el
    mestizaje entre un soldado español con una india de
    Mayapán, ubicada en Yucatán, México, en los
    albores de la conquista española de Mesoamérica.
    Pero el éxito literario y profesional no siempre
    representa la paz en el seno familiar, a pesar que la pareja
    procrea a su cuarta y última hija, Tatiana.
    Aproximadamente en 1951 Díaz Lozano se divorcia de su
    esposo Porfirio de iguales apellidos. Recuérdese que la
    pareja llega a Guatemala a finales de 1944, pero como indica
    Amílcar Echeverría con mucha imaginación,
    posiblemente las vicisitudes políticas que ambos sufrieron
    dieron lugar a que don Porfirio sufriera fuerte mella en sus
    sensibles sentimientos por alejarse del terruño
    hondureño: ?Quizás con tanto vaivén e
    inseguridad, sufrieron ellos desajustes emocionales, dificultades
    de adaptación… quién sabe, pero
    después de unos siete años de permanencia en
    Guatemala, se divorciaron.? 13 Se estima que entre 1952 y 1954
    Argentina Díaz Lozano se casó con el
    diplomático guatemalteco Darío Morales
    García, a quien acompañó durante el
    período 1956-1960 cuando éste se
    desempeñó como Cónsul de Guatemala en
    Amberes, Bélgica. Echeverría, Amílcar;
    Argentina Díaz Lozano –Estudio Biográfico
    Literario–. Op. Cit., página 20. 11

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    14 En el caso del Anuario diplomático-consular 1962-63
    (1962) escrito por la pareja, interesante resulta observar que
    ella firma como Argentina de Morales García, anotando
    entre paréntesis ?(Argentina Díaz Lozano)?, en un
    claro intento de evitar confundir a los lectores quienes ya
    estaban acostumbrados a su nombre como escritora, y
    podrían no enterarse que se trataba de la misma persona en
    caso hubiese refrendado el Anuario únicamente como
    Argentina de Morales García, donde a la vez se aprecia el
    respeto que siente por su segundo esposo, de quien toma los dos
    apellidos y no únicamente el primero como se estila en
    Guatemala y muchos países, al igual que lo hizo con los
    del primer esposo, Porfirio Díaz Lozano, pues de él
    son ambos. ¡Cosas de escritores! De su producción
    literaria, es el único libro donde aparece firmando con el
    apellido de casada con Darío. El cálculo respecto
    al posible período en que Argentina Díaz Lozano se
    unió en matrimonio con Darío Morales García,
    entre 1950 y 1954, cobra visos de confirmarse por la referencia
    que proporciona la propia autora en su libro de viajes Sandalias
    sobre Europa (1964), al explicar que salió de Guatemala en
    un día de mayo de 1956, junto con su esposo Darío y
    su pequeña hija Tatiana Trinidad, de escasos nueve
    años de edad, 14 cuyo segundo nombre es el de su abuela
    Trinidad Mejía, madre de Argentina. Esto es, Tatiana
    nació en 1947 y siendo hija de Porfirio Díaz Lozano
    es indicativo que para dicho año el primer matrimonio
    todavía convivía. Por esta razón es que el
    autor de estas líneas se atreve a afirmar que la novela 49
    días en la vida de una mujer (1956) es
    autobiográfica, en virtud que trata acerca de una mujer en
    el otoño de su vida, que decide rehacerla pero por temor a
    qué dirán los suyos, decide esperar para contar ?su
    verdad?, lo cual hará después que terminen los
    sucesos que dieron al traste con el gobierno de Jacobo Arbenz
    Guzmán en junio de 1954. Después de la caída
    del régimen de Jacobo Arbenz Guzmán en 1954,
    financiada por el Departamento de Estado norteamericano, llega al
    poder Carlos Castillo Armas quien fue ?seleccionado? por dicho
    Departamento conjuntamente con la CIA, pues el originalmente
    propuesto se encontraba padeciendo una enfermedad terminal.
    Escenas de las últimas semanas de dicho régimen son
    narradas por Díaz Lozano en su novela 49 días en la
    vida de una mujer (1956), la que fiel al estilo de las novelas
    rosa de aquel entonces, describe más que el amor
    otoñal de una pareja, cómo ésta logra
    encontrarse entre el fragor de la lucha de un gobierno
    pequeño acusado de comunista, contra el coloso del norte
    representado por sus ?rebeldes? al mando de Castillo Armas. En
    mayo de 1956, Díaz Lozano parte a la ciudad de Amberes,
    Bélgica, no sólo para acompañar a su esposo
    Darío quien ocupará el cargo de Cónsul en
    dicha ciudad, sino para ampliar conocimientos. Díaz
    Lozano, Argentina; Sandalias sobre Europa. Guatemala :
    Asociación de Autores y Amigos del Libro Nacional, 1964.
    Página 23. 12

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    15 16 Y como eso de abrir, mantener o cerrar una
    representación diplomática es producto de
    decisiones políticas del más alto nivel de
    gobierno, debe recordarse que para el antecesor de Castillo
    Armas, el coronel de la primavera y soldado del pueblo Jacobo
    Arbenz Guzmán, el ubicar una embajada o consulado en
    Bélgica no era algo que le quitara el sueño. Y
    quizá porque su padre nació en Suiza, en carta que
    el 23 de febrero de 1951 le dirigiera al embajador guatemalteco
    en Francia, Enrique Muñoz Meany, a escasas tres semanas
    antes de tomar posesión como presidente constitucional, le
    comenta: ?Estamos considerando la posibilidad de establecer desde
    el próximo período fiscal una representación
    diplomática ante el gobierno de ese País [Suiza] y
    suprimir alguna otra que, como por ejemplo la de Bélgica,
    aporta tan pocos beneficios prácticos a Guatemala. Pero al
    mismo tiempo, quisiéramos sondear la posibilidad de que el
    gobierno Suizo por su parte pudiera establecer en Guatemala un
    agregado comercial bien informado. Nuestro representante y el de
    ellos serían los principales enlaces para tratar muchas
    cuestiones comerciales que estamos contemplando para el futuro.?
    15 Residiendo en Amberes, Díaz Lozano y su esposo fueron
    miembros de la Asociación Belgo-Ibero-Americana, en la que
    él fue declarado Consejero permanente. Ambos impartieron
    pláticas y conferencias en dicha Asociación,
    generalmente sobre tópicos literarios y de la historia
    centroamericana. Al respecto, ella rememora que estando
    próximos a salir de la ciudad, pues Darío
    concluía su misión consular en septiembre de 1960:
    ?Mi última plática en Amberes, un mes antes de
    dejarla, fue sobre literatura Centroamericana, tan desconocida en
    Europa. Terminé esa plática con un poema mío
    dedicado a la ciudad de Amberes. Se quedó tan conmovido mi
    auditorio que vi lágrimas en muchos ojos, y el poema fue
    reproducido en diarios Flamencos y franceses en los que yo
    colaboraba. Ocupó también un lugar en página
    de honor en el programa del gran evento cultural para las
    asociaciones Hispánicas de Bélgica y Holanda,
    llamado Congreso de Asociaciones Hispánicas; ese
    año de 1960 celebrado en Amberes.? 16 En agosto de 1960
    regresa a Guatemala, al concluir la misión
    diplomática de su esposo en Amberes, o
    «Antwerpen» en flamenco. Acostumbrada ya al ambiente
    diplomático, en coautoría con su esposo
    Darío escriben el Anuario diplomático-consular
    1962-63, publicado en Guatemala por Unión
    Tipográfica en 1962. A diferencia de sus anteriores y
    posteriores novelas, las Palabras Preliminares están
    García Ferreira, Roberto; Operaciones en contra: La CIA y
    el exilio de Jacobo Arbenz. Guatemala : FLACSO, 2013.
    Páginas 41 a 42. Díaz Lozano, Argentina; Sandalias
    sobre Europa. Op. Cit., páginas 39 a 40. 13

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    suscritas por Argentina de Morales García (aunque entre
    paréntesis anota Argentina Díaz Lozano) y
    Darío Morales García, en calidad de Editores. El
    año 1964 parece que fue pletórico de actividades
    para Díaz Lozano. Se desempeña como Agregada
    Cultural de la Embajada de la República de Honduras en
    Guatemala, razón por la cual ya pertenece al Cuerpo
    Diplomático acreditado en Guatemala. En dicho año
    publica en Guatemala su libro de crónicas Sandalias sobre
    Europa (1964), y en Bruselas, Bélgica, su novela
    Mansión en la bruma, la cual principiara a redactar en el
    mes de diciembre de 1963 en Guatemala, y concluye en junio de
    1964 en Bruselas. Otra publicación efectuada en dicho
    año es Historia de Centroamérica (1964). Especial
    para estudiantes de enseñanza media (secundaria). Impresa
    en Guatemala por ?Cultural Centroamericana, S.A.?.
    Continuó sus actividades literarias, logrando publicar
    Fuego en la ciudad (1966), otra novela de escenario
    histórico, ambientada en la Nicaragua de 1856 cuando
    William Walker toma la ciudad de Granada y la quema previo a
    salir huyendo de la misma al ser vencido por el ejército
    aliado centroamericano. En 1968 se le concedió en Honduras
    el Premio Nacional de Literatura ?Ramón Rosa?, país
    en donde también fue miembro de la Academia
    Hondureña de la Lengua. En 1967 inicia su relación
    de amistad con el Vicepresidente de la República de
    Guatemala, Clemente Marroquín Rojas, personaje a quien
    conocía por la lectura de las columnas, editoriales y
    artículos que éste publicaba casi diariamente en su
    periódico ?La Hora?. No obstante que varias de las
    opiniones de éste le disgustaban, no por ello dejaba de
    leer el periódico del mismo, que constituía un
    referente en cualquier discusión de salón. Sin
    embargo, al tratarlo y grabar las entrevistas que le hiciera
    durante más de seis meses entre 1967 y principios de 1968,
    su pensamiento cambia y logra entender un poco más al
    hombre, y no solamente al político y periodista
    satírico y polémico. A resultas de tal
    relación, entrevistas semanales y conversaciones privadas
    con el político o más bien con el hombre, en agosto
    de 1968 publica en México, Aquí viene un hombre :
    biografía de Clemente Marroquín Rojas ;
    político, periodista y escritor de Guatemala (1968). Sin
    embargo, tal parece que Díaz Lozano hubiese vivido en un
    país de cangrejos, donde quienes no logran triunfar o ya
    lo han hecho no les parece que otros alcancen un nuevo
    peldaño en su carrera. No se sabe el motivo y ella nunca
    quiso divulgarlo pero su columna semanal ?Jueves Literarios? que
    publicaba en el periódico ?Prensa Libre? deja de ser
    leída en éste y aproximadamente en abril de 1968 se
    traslada al diario ?La Hora?. Pudo parecer, al común de
    los lectores, que sencillamente la autora se cambió de
    medio de comunicación impresa para continuar divulgando
    sus comentarios acerca de ?Los autores y sus obras? en dicha
    columna. 14

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    17 Aproximadamente en 1970, funda la Revista Istmeña; en
    ésta y utilizando el seudónimo Suki Yoto, publica
    por entregas en 1971 la versión original de la novela Su
    hora, misma que al ser editada en forma de libro le fue cambiado
    el nombre por el de Caoba y orquídeas (1986), 17 siendo
    éste con el que se designa en todas las referencias a la
    producción literaria de la autora, incluido el presente
    Ensayo. Llega el año 1973 y Díaz Lozano no cesa en
    su actividad literaria, publicando Aquel año rojo (1973),
    novela con mini escenario histórico en Honduras de 1927,
    país al que no designa por su nombre pero por las
    referencias que brinda no puede tratarse de otro. El 20 de junio
    de 1973 fue propuesta como candidata para el Premio Nobel de
    Literatura por un grupo de 36 escritores guatemaltecos y
    más de 100 hondureños y de otros países.
    Entre los ponentes estaba el expresidente de Guatemala Juan
    José Arévalo, quien escribió a los miembros
    de la Academia Sueca apoyándola. Al año siguiente
    la Academia Sueca aceptó la candidatura, según
    reportó el diario madrileño ABC en su
    edición matutina del 4 septiembre de 1974
    –página 39–. En noviembre de 1974 la Academia
    anunció que el premio fue concedido a los escritores
    suecos Eyvind Johnson y Harry Martinson. Durante 1974 y 1975
    mantiene vigente su columna ?Jueves Literarios? en el diario ?La
    Hora?, así como sus relaciones con personas del ambiente
    intelectual de su país de origen, Honduras. Al mismo
    tiempo, se preocupa por dar a conocer diversos problemas sociales
    del área centroamericana. Llega el año de 1976 y en
    la madrugada del 4 de febrero ocurre el terremoto que
    asoló Guatemala, con cauda de más de 23,000
    muertos, medio millón de damnificados, más de cien
    mil viviendas destruidas, amén de la infraestructura
    social básica. Como escritora opina sobre la
    situación en su columna semanal y prosigue su labor en el
    campo de la ficción, publicando Eran las doce… y de
    noche (1976), otra novela rosa pero de un significado especial:
    sin dar al lector nombres ni referencias geográficas, es
    fácil advertir que se ?inspira? en el asesinato de Carlos
    Castillo Armas en 1957, cuando describe la forma en que matan al
    personaje principal de la novela, precisamente el presidente de
    un país centroamericano. De hecho, la autora era
    admiradora de éste, toda vez que su segundo esposo
    Darío sirvió a sus órdenes como su
    representante en Amberes, Bélgica, entre 1956 y 1957,
    habiendo continuado en el cargo hasta 1960. En ese mismo
    año investiga y publica Walt Whitman /Primer poeta
    auténticamente americano (1976). Es una breve
    biografía acerca del poeta, editada en Guatemala por el
    Servicio Informativo y Cultural de los Estados Unidos,
    dependencia norteamericana que la contrató para el efecto.
    Amílcar Echeverría señala que fue publicada
    por el Instituto Araya Solano, Seidy; Historia y ficción
    educativa en la narrativa de las mujeres. Estudio de un caso
    centroamericano: la novelística de Argentina Díaz
    Lozano. Heredia, Costa Rica : EUNA, 2004. Páginas 17 y
    127. 15

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    18 18 19 20 Guatemalteco Americano –IGA–, pero en la
    versión impresa que se tuvo a la vista no aparece dicha
    referencia. De ella fue la iniciativa para erigir la Plaza
    República de Honduras, propuesta a la Junta Directiva de
    la Asociación de Damas Hondureñas el 25 de marzo de
    1980. La Municipalidad de Guatemala acogió dicha idea y el
    10 de julio de tal año inauguró la Plaza que
    incluye un monumento con motivo del bicentenario de nacimiento
    del Prócer de la Independencia, José Cecilio del
    Valle. 19 Creó su propia columna de opinión
    cultural, denominada ?Jueves Literario. Los autores y sus obras?,
    que mantuvo vigente durante más de 25 años; la
    publicaba generalmente en tal día, originalmente en el
    periódico guatemalteco Prensa Libre y posteriormente
    –a partir de 1968– en el diario La Hora. Así
    también, en El Imparcial y en Diario de
    Centroamérica escribía las columnas ?Para ellas? y
    ?Con vosotros?; en éste último periódico
    también publicó cuentos y poemas para el
    ?Suplemento de arte y literatura?. La columna ?Para ellas? la
    publicó a partir del 27 de noviembre de 1945 en El
    Imparcial, la cual aparecía en las páginas sociales
    de dicho diario vespertino. Además de su peculiar estilo
    para exponer sus puntos de vista por medio de sus columnas
    periodísticas, continuó desarrollando diversas
    actividades en el campo de las letras, habiendo publicado Ciudad
    Errante (1983), novela ambientada en Guatemala y que narra las
    tres traslaciones que tuvo la capital del país durante un
    período de más de dos siglos, en el que siempre
    está presente el mismo personaje, el llamado por ella
    hombre sin edad. Y si de heroínas se trata, años
    después Díaz Lozano publicará Ha llegado una
    mujer (1991), especie de ?doña Bárbara?, aunque sin
    las dotes y fuerte carácter de ésta, en la novela
    de Rómulo Gallegos. Según los investigadores
    Francisco Albizúrez Palma y Catalina Barrios y Barrios,
    dejó inéditas tres novelas: Allá en
    Sololá, Río turbulento, y El Dolor de Ser Hombre.
    20 Para Amílcar Echeverría ella fue: ?¡Toda
    una mujer!, pedante, absorbente, megalómana, audaz hasta
    el límite, para muchos, especialmente para muchas…
    Es el prototipo claro de quien sabe, y aprendió su dura
    lección desde niña: todo se puede permitir, menos
    fracasar. Por eso Echeverría, Amílcar; Argentina
    Díaz Lozano –Estudio Biográfico
    Literario–. Op. Cit., página 23. Municipalidad de
    Guatemala; Plaza Honduras, Monumento a José Cecilio del
    Valle.
    http://cultura.muniguate.com/index.php?option=com_content&view=article&id=357:plazahonduras&catid=5
    3:phonduras. Albizúrez Palma, Francisco y Barrios y
    Barrios, Catalina; Historia de la Literatura Guatemalteca.
    Guatemala : Tomo 3. Talleres de la Editorial Universitaria,
    Colección ?Historia Nuestra?, Volumen No. 4. Universidad
    de San Carlos de Guatemala, 1987. Página 285. 16

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    21 22 23 24 25 26 no quiere, no permite, que fracase su
    país, su Centro América, su Hispanoamérica,
    su Mundo. Tampoco podría aceptar, entonces, que fracase la
    MUJER.? 21 Si las características personales que expone
    Echeverría realmente la describen, cobra sentido lo que en
    forma autobiográfica dijo ella de sí misma en el
    cuento ?Sister Caroline?, a través del cual presenta a una
    jovencita de 15 años, de quien no brinda el nombre, en un
    convento ubicado en Florida, en donde la monja Sister Caroline le
    recomendaba que dominara su carácter, pues era muy
    impulsiva. 22 El 13 de agosto de 1999 fallece la escritora a los
    87 años de edad, radicada nuevamente en Tegucigalpa,
    Honduras, aunque según Myron Alberto Ávila
    residía en Bélgica al momento de ocurrir el
    desenlace fatal, 23 lo cual obviamente es un error de
    ubicación. Quién sabe si para ella doblaron las
    campanas de Amberes, Bélgica, como lo deseó y
    solicitó en 1964: ?¡Campanas amberenses!
    ¡Dulcísimas y evocadoras campanas! Yo no
    podré olvidaros nunca y os ruego que repiquéis en
    la hora de mi final corpóreo, para que escuchándoos
    mi espíritu remonte al cielo!? 24 Prácticamente
    –quizá por intuición femenina–
    regresó a la capital de su país, Tegucigalpa
    (Honduras) en febrero de 1999, solamente para entregar su alma al
    creador. Tenía apenas seis meses de estar ahí,
    quizá con la idea de reposar en forma definitiva en el
    lugar donde había nacido el 5 de diciembre de 1912, en su
    natal Santa Rosa de Copán, cuando le sobrevino la muerte
    en agosto. En Guatemala la noticia de su muerte pasó casi
    desapercibida, algo extraño para quien había dado
    mucho a su patria de adopción desde 1944 cuando
    salió exiliada de Honduras, huyendo con su familia y
    primer esposo de la represión del dictador Tiburcio
    Carías Andino. Dos días después del
    fallecimiento, su familia publicó la respectiva esquela.
    25 Así también, el periódico ?La Hora?
    publicó su propio pésame. 26 Razones para que los
    medios de comunicación no le dedicaran un espacio especial
    para reseñar su vida y obra podrían haber varias.
    Quizá el ninguneo clásico en los círculos
    ?académicos?, así como el también ?normal?
    olvido oficial por mujeres y hombres de bien, Echeverría,
    Amílcar; Argentina Díaz Lozano –Estudio
    Biográfico Literario–. Op. Cit., página 82.
    Díaz Lozano, Argentina; Topacios. Guatemala : Segunda
    edición. Unión Tipográfica, s.f.
    Página 56. Ávila, Myron Alberto; De aparente color
    rosa. Op. Cit., página 17. Díaz Lozano, Argentina;
    Sandalias sobre Europa. Op. Cit., página 23. Prensa Libre;
    Esquela por Argentina Díaz Lozano. Guatemala :
    Edición del domingo 15 de agosto de 1999. Página
    54. La Hora; Esquela por Argentina Díaz Lozano. Guatemala
    : Edición del lunes 16 de agosto de 1999. Página
    30. 17

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    fueron los causantes del silencio. Podría pensarse que
    como en tal mes la situación política en Guatemala
    estaba candente, contribuyó a que la muerte de Díaz
    Lozano no fuera noticia de prensa. En efecto, con una
    campaña presidencial que tristemente daba lugar a que los
    candidatos en lugar de proponer soluciones y exponer planes de
    gobierno, salieran a la palestra cual púgiles a darse de
    golpes, bajos sobre todo, los titulares y notas
    periodísticas de agosto de 1999 le dieran prioridad a
    otros temas. 18

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    II. 27 28 29 PRODUCCIÓN LITERARIA Según la tesis de
    graduación en 2008 del guatemalteco Mayron Ávila,
    editada en forma de libro en octubre de 2010, entre las mujeres
    escritoras, Argentina Díaz Lozano fue la más
    prolífica en lo que a producción literaria se
    refiere, toda vez que: ?En Guatemala –país donde
    Díaz Lozano publicó la mayor parte de su
    obra– mi investigación resultó en un total de
    treinta y cinco títulos de novelas publicados por mujeres
    entre 1938 (Semilla de mostaza, de Elisa Hall) y 1999 (En la
    floresta no había flores, de María del Carmen
    Escobar); de manera que las novelas de Díaz Lozano
    constituyen una tercera parte de este total nacional en el siglo
    XX.? 27 Publicó dos libros de cuentos (1930 y 1940); trece
    novelas (la primera en 1937 y la última en 1991), dejando
    tres inéditas; ocho libros que contienen ensayos,
    biografía e historia; y, un no computado número de
    artículos en periódicos guatemaltecos en su columna
    ?Jueves literarios?, la cual mantuvo durante más de 25
    años. La producción literaria de Argentina
    Díaz Lozano puede agruparse como sigue: Cuentos ? Perlas
    de mi Rosario (1930); y, ? Topacios (1940). Novelas ? Luz en la
    senda (1937); ? Tiempo que vivir (1940) 28 ? Peregrinaje (1944);
    ? Mayapán (1950); ? 49 días en la vida de una mujer
    (1956); ? Y tenemos que vivir… (1960); ? Mansión en
    la bruma (1964); ? Fuego en la ciudad (1966); ? Aquel año
    rojo (1973); ? Eran las doce… y de noche (1976); ? Ciudad
    Errante (1983); ? Caoba y orquídeas (1986); 29
    Ávila, Myron Alberto; De aparente color rosa. Op. Cit.,
    página 13. Según el investigador Myron
    Ávila, esta novela es referida por el crítico
    hondureño José Francisco Martínez en su obra
    Literatura hondureña y su proceso generacional
    (Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 1987), aunque
    señala que no la encontró en los catálogos
    literarios que consultó. Ávila, Myron Alberto; De
    aparente color rosa. Op. Cit., páginas 82 a 83 y 259.
    Originalmente llevó el título Su hora (1971) al
    publicarse por entregas en la Revista Istmeña.
    Véase Araya Solano, Seidy; Historia y ficción
    educativa en la narrativa de las mujeres. Op. Cit.,
    páginas 17 y 127. 19

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    ? ? ? ? 30 31 32 Ha llegado una mujer (1991); Allá en
    Sololá, inédita; Río turbulento,
    inédita; y, El Dolor de Ser Hombre, inédita. 30
    Ensayos y otros ? Método de mecanografía al tacto
    (1939). Cuaderno didáctico: edición única.
    Guatemala : Editorial Talleres del Centro. 31 ? Historia de la
    moneda en Guatemala, en colaboración con el licenciado J.
    Daniel Contreras, habiéndole correspondido la parte
    colonial (1955). ? Anuario diplomático-consular 1962-63.
    Guatemala : Unión Tipográfica, 1962. Las Palabras
    Preliminares están suscritas por Argentina de Morales
    García (Argentina Díaz Lozano) y Darío
    Morales García, en calidad de Editores.

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