INTRODUCCIÓN
¿Qué es el Bajo Cauca?
Aparentemente es una inocente pregunta que se puede responder
coloquialmente, o de manera sencilla, sin tener que profundizar
en detalles históricos, sociales, económicos,
jurídicos, políticos y otros como cohesión
social y marketing territorial.
Pues bien, el texto que usted, amigo lector, tiene en
sus manos, ha sido trabajado con aproximaciones en algunos de los
detalles arriba mencionados, sin profundizar en auscultaciones,
sin hacer las veces de un riguroso investigador, y sin la
petulancia de ser un escritor de altos quilates
intelectuales.
Simplemente, este trabajo tomó forma a partir del
Diplomado en Políticas Públicas y Desarrollo Local
para la Cohesión Social, ofrecido a los participantes del
Bajo Cauca en la elaboración del Plan Estratégico
Subregional (PESUB), Diplomado que fue auspiciado por el
Comité Internacional para el Desarrollo de los pueblos
(CISP) sigla en Italiano, en convenio con la Universidad
Pontificia Bolivariana -UPB- cuyo inicio fue en el 2010, con sede
en la Cámara de Comercio, agencia de Caucasia.
La participación en el proceso de
construcción del Plan Estratégico Subregional del
Bajo Cauca y el aprendizaje en el Diplomado, fueron dos
circunstancias que paralelamente, introdujeron en la mente de
quien esto escribe, una especie de expectación
territorial, pues en la medida como en la construcción del
PESUB, se tocaban temas como visión subregional,
escenarios de futuro probable, factores de cambio, ejes
direccionadores, entre otros; en el Diplomado se debatían
temas como gobernabilidad, gobernanza, marketing territorial,
cohesión social, capital social, integración
subregional, desarrollo local, compras a escala, también
entre otros. En medio de esa tormenta de ideas y
enseñanzas, surgió la pregunta,
¿Qué es el Bajo Cauca?
Como todo aficionado, empecé a escribir,
soportado en algunos documentos que ya había leído
y consulté otros intencionalmente, y otros fueron
apareciendo en la medida como escribía.
Pretendiendo ser participativo, y crear un documento con
aportes colectivos de mis compañeros de Diplomado,
compartí con todos ellos las primeras 12 páginas
escritas, esperando correcciones, orientaciones, sugerencias,
debates y cualquier otra cosa que enriqueciera el texto, con el
aviso de incluir sus nombres como coautores, pero ninguno
respondió, es más, no sé si alguno lo
leyó, lo cierto es que me sentí solo en el intento,
pero en lugar de amilanarme, pensé que solo también
podía hacerlo.
Fue así como, me tracé la meta, de colocar
en sus manos, lo que tuvo inicio en el 2010, un texto, que aunque
incompleto e imperfecto, servirá como pionero en la
literatura socio-integracionista del Bajo Cauca.
El escrito aquí presentado, es un
documento no terminado, que requiere profundidad
e información veraz y verificable. Si usted, amable lector
está dispuesto a corregir, desmentir y/o mejorar esta
iniciativa, hágalo con toda confianza, que no le
reclamaré derechos de autor.
Las referencias bibliográficas que asumen el Bajo
Cauca, como tema central, son pocas, en su mayor parte escritos,
por la U de A, Planeación Departamental, la
Corporación Antioquia Siglo 21, el Plan Estratégico
de Antioquia (PLANEA), Corantioquia, la Fundación
Oleoductos de Colombia y los Visionarios del Bajo Cauca, es
decir, hubo que indagar mucho en la bibliografía externa,
tratando de interpretar sus enfoques, para darle forma
consistente a este trabajo. Precisamente, esa insuficiencia
bibliográfica subregional, es la que ha motivado que
aparezca el libro que hoy está en sus manos, buscando con
ello, que el lector pueda tener acceso global, en términos
relativos, al conocimiento de esta área territorial de
Antioquia y Colombia.
Seguramente, quien se detenga a estudiar toda o gran
parte de la bibliografía local de cada municipio,
estará sobrado en información particular, para
aportarle al conocimiento de la subregión. Esa es una
buena tarea para los estudiosos del Bajo Cauca.
Para algunos éste será un libro
más, para otros, será un libro que les
servirá como documento de consulta y estudio, para estar
al tanto de lo que en realidad es el Bajo Cauca, como territorio,
como población en crecimiento, como eje de convivencia,
como espacio de emprendimientos sociales y
productivos.
Independientemente del sentido que le dé el
común de los ciudadanos, este texto está dirigido a
profesionales, empresarios, comerciantes, estudiantes de
educación superior, a líderes sociales y
comunitarios, a la institucionalidad y a los seres humanos
habitantes de la subregión, inquietos e interesados, en
saber qué significados holísticos tiene el Bajo
Cauca.
Es de aclarar que aunque la información es
fidedigna y las fuentes están citadas para su
verificación, este libro no tiene ninguna rigurosidad
científica ni es producto de un trabajo investigativo, no
obstante, es producto de la lectura y acopio de
información secundaria, seria y fehaciente, por lo tanto
toda la información aquí plasmada, responde al
sentir del autor, a sus percepciones diagnósticas, gracias
a la participación activa que durante 20 años lleva
compartiendo en el Bajo Cauca, como pensador abierto a los
aconteceres mundiales y a las coincidencias en temas comunes y
prospectivos.
El proceso de estructuración, formación y
desarrollo de este libro, inicia con unas Aproximaciones
Conceptuales, contenidas en el Capítulo 1, en el cual se
intenta responder las preguntas ¿Qué es el Bajo
Cauca? y ¿Qué es una subregión?
En el Capítulo 2, se trabaja las Generalidades
geográficas, demográficas, sociales y singulares
del territorio. Es decir, se hace una contextualización
territorial (generalidades y características) que permiten
vislumbrar los espacios del territorio.
En el Capítulo 3, titulado Territorio de
Visiones, pretendemos demostrar que en trece (13) años, la
subregión ha formulado cinco (5) visiones, y hacemos 5
preguntas con referencia a la cantidad y la velocidad con las que
han sido tratadas.
El Capítulo 4, trata de la Perspectiva de
Desarrollo Cultural, cuya diversidad tiene raíces en las
prácticas económicas y de supervivencia de los
buscadores de yacimientos auríferos; en la
instalación de viviendas temporales y en las retiradas
frecuentes de las áreas mineras.
En el Capítulo 5 se presenta un resumen de la
complejidad problemática de la subregión, dejando
claro que toda sociedad organizada o en proceso de
organización tiene problemas, en la medida como la
supervivencia siempre está en construcción. Los
problemas más mencionados, entre otros, están
referidos a la violencia, los bajos niveles educativos, el
débil Sentido de Pertenencia Territorial, la ausencia de
Cultura Turística, la deficiente Infraestructura, la
frágil Economía, la baja gestión ambiental,
la prostitución, la poca sostenibilidad, los vicios
políticos y la baja participación
ciudadana.
El 6º Capítulo, considera que el Aporte a la
Construcción de Tejido Social, es propio del ser humano,
desde su mismo origen, por lo tanto es un comportamiento
histórico, con tradición arraigada en grupos
dominantes y vulnerables. Argumento confirmado por la amplia gama
de comunidades organizadas de acuerdo a las causas, motivaciones,
peticiones, gestiones, objetivos y acciones que las inducen a
trabajar conjuntamente y en formas disímiles en cobertura,
cometido y representación.
En el 7º Capítulo, quedan planteados algunos
baluartes inocultables, previo reconocimiento de la existencia
del territorio y su espacio, en el que habitan más de
270.000 seres humanos, provenientes de diferentes lugares
geográficos de Colombia, con diferentes culturas y con
diversos objetivos, en cuya cotidianidad desempeñan
múltiples acciones generadoras de riqueza. Esos baluartes
inocultables, están enmarcados en dos grandes variables,
como son las Ventajas Comparativas y la Prospectiva
Subregional.
Como parte final de este trabajo, se entrega al lector
un corolario, con la propuesta de construir una esperanza
motivadora de futuro, en lugar de sentarnos a esperar que otros
construyan por nosotros. Esa propuesta se resume en constituir
una entidad adscrita a las Gobernaciones, cuyo nombre
podría ser Consejo de Enlace Intergubernamental (CEI), con
la cual se pueda salvaguardar las disposiciones y estrategias
incorporadas al proceso de descentralización en forma
conjunta.
CAPÍTULO 1.-
APROXIMACIONES
CONCEPTUALES
Si nos preguntáramos ¿Qué es una
subregión? Tendríamos que respondernos, en el marco
de la globalización, que es una entidad territorial, con
estructura económica y administrativa, articulada por
factores culturales, históricos, ambientales, y
económicos, los cuales son consubstanciales a su
diversidad patrimonial, tanto en lo natural, como en la
relación social y la interacción
institucional.
Otra pregunta pertinente sería
¿Cómo se conforma una subregión? La
Constitución Política colombiana de 1991, plantea,
en términos de región, que debe haber
integración o fusión de dos o más
territorios limítrofes, que mediante el sufragio, sea
aprobada por las localidades implicadas, en el marco de una
propuesta de beneficio común.
Si lo hasta aquí planteado, sucediera,
tendríamos claridad sobre la importancia del ordenamiento
territorial, con un desarrollo territorial adecuado a las
exigencias de la globalización, ejerciendo competencias y
funciones gubernamentales, y siendo oportunos en la
provisión de bienes y servicios, favorecedores de las
potencialidades territoriales y optimizando la superación
en equidad, avanzando en políticas públicas
incluyentes e innovando en el progreso sustentable el
territorio.
En la búsqueda de respuesta al interrogante
¿Qué es el Bajo Cauca?, se ha encontrado que en
diferentes fechas, espacios y documentos, han sido esbozados,
términos claves que sirven de soporte a la respuesta que
la pregunta exige. Por ejemplo en noviembre de 1984, se
realizó en El Bagre un foro de desarrollo regional,
titulado, Plan de Desarrollo de Antioquia y la zona minera. De
ese foro, quedó escrito parte de la respuesta que estamos
buscando:
"…la regionalización considerada,
comprende los municipios de Caucasia, Cáceres,
Nechí y Tarazá, como sub-región A, y
Zaragoza y El Bagre como sub- región B"
1
No aparece escrito ningún término
conceptual ni factor fundamental que soporte esa dualidad.
Tampoco se ha encontrado ningún argumento ni preciso ni
impreciso, que permita reflexionar acerca de lo, arriba, entre
comillas anotado.
Esta caracterización dual o bi-subregional,
aplicada en 1984, era nueva, y poco divulgada, pues socialmente
se ha aceptado que la subregión del Bajo Cauca, es una
sola, constituida por los seis municipios que arriba se
mencionan. Digo que era nueva, porque 16 años más
tarde, la Cámara de Comercio de Medellín para
Antioquia, en su descentralización, estableció una
sede en Caucasia, para el Bajo Cauca, con radio de acción
en Caucasia, Cáceres y Tarazá, excluyendo a El
Bagre, Zaragoza y Nechí, municipios que deben gestionar
sus trámites en Puerto Berrío (Magdalena Medio),
según lo establece el artículo 31 del
Decreto
622 del año 2000.
Luego aparece una cuarta delimitación
territorial, en lo que respecta a la integralidad del Bajo Cauca,
presentada por Corantioquia, Subregión Panzenú;
literalmente se lee: "…siete municipios conforman esta
subregión…"2 incluyendo
a Valdivia, según lo dice más adelante.
La sectorización que hace la Cámara de
Comercio, rescinde las subregiones A y B, definidas
en el foro "Plan de Desarrollo de Antioquia y la zona
minera"
¿Cómo saber, entonces, cuáles son
los municipios que conforman el Bajo
Cauca?
En concordancia con la información acopiada,
existen cuatro (4) diferentes delimitaciones del Bajo
Cauca:
Subregión A, Caucasia, Cáceres,
Nechí y Tarazá. Plan de Desarrollo de
Antioquia y la zona minera de El Bagre 19843
Subregión B, Zaragoza y El
Bagre4
Subregión C, Caucasia, Cáceres y
Tarazá5
Subregión D. Caucasia, Cáceres y
Tarazá, El Bagre, Nechí, Valdivia y
Zaragoza6
¿Cómo entender esta multiplicidad de
delimitaciones en un territorio?
No obstante esa anfibología, algo en común
tienen los seis municipios, en lo relacionado con el clima, las
lluvias, las costumbres, los aspectos migratorios y las
tendencias productivas.
"El clima y precipitación son uniformes. Sus
costumbres, aspectos migratorios y las tendencias productivas son
también características similares para toda la
región" 7
"La topografía va desde zonas planas
inundables (15% aproximadamente del área
total)" 8 Es de suponer que ese
15% inundable, hace parte de la subregión A, debido que El
Bagre y Zaragoza, (subregión B) tienen límites con
tierras andinas, como son las Serranías de Ayapel y San
Lucas, que los exoneran de las inundaciones.
"La producción de oro representa el 78% del
total departamental…"9
Sin temor a equívocos, la minería es la
vocación económica del Bajo Cauca, pues su
condición de territorio minero, ha definido su
aptitud empresarial. No obstante ha
desempeñado otras actividades, como la ganadería,
la pesca, la extracción forestal y la agricultura, las
cuales no han sido asumidas como alternativas importantes de
desarrollo subregional.
Esa característica histórica de tener una
economía definida, podría ser un argumento
útil para determinar por qué el Bajo Cauca es una
subregión, máxime si se tiene en cuenta que en la
actualidad, la base de la economía del Bajo Cauca
está sustentada en actividades de minería,
ganadería y comercio; también, aunque marginalmente
y con poco poder económico, se trabaja la pesca, la
agricultura y la extracción de madera.
Las digresiones y los cuestionamientos, aquí
planteados, no son para subestimar lo documentado en el referido
foro, sino para indicar que todavía no está
claramente definido por qué el Bajo Cauca es una
subregión, cuál es su médula estructurante y
cómo evidenciarlo.
Uno de los tres criterios que se discuten en el marco de
la conceptualización y perspectiva de la
descentralización, es que existan "…entidades
territoriales para administrar" Así planteado, no
cabe duda que el Bajo Cauca sea un territorio, pero ¿Acaso
está definido como entidad territorial, con gobierno
propio, con responsabilidades de gasto público y
recaudación de tributos? Aquí se incorporan los
otros dos principios de la descentralización,
"Elección de Líderes locales y Capacidad de
autofinanciamiento" En lo referente a la elección de
líderes locales, hay que decir, que no existe, legalmente,
una estructura subregional corporativa o unipersonal, con
competencias de autoridad estatal. Es más, la LOOT lo
prohíbe a futuro: "En ningún caso las
Provincias administrativas y de planificación
podrán constituir circunscripción electoral
especial dentro de la división
político-administrativa territorial del
país"10 Y en lo
concerniente a la Capacidad de autofinanciamiento, estamos frente
a una gran contradicción, pues mientras el director
nacional de la ESAP plantea que "La descentralización
funcional por su parte, se refiere a la transferencia de
responsabilidades políticas y de poderes de gasto y
recaudación de
impuestos"11, la LOOT,
también a futuro, impide que haya autonomía
financiera territorial, cuando establece que "Los municipios
que conformen la PAP deberán tener en cuenta para su
financiación y funcionamiento los parámetros
establecidos en la Ley 617 de 2000 y 819 de
2003 para los municipios que la conformen"
12
Así las cosas, si hoy se cuestiona la
autosostenibilidad de los municipios que constitucional y
legalmente, están debidamente facultados para administrar
recursos propios ¿Qué podría esperarse de la
subregión Bajo Cauca, que ni siquiera es una sumatoria de
seis municipios, sino una división de los mismos
seis?
Al adentrarnos en el concepto de Ordenamiento
Territorial, encontramos que el espíritu del proyecto de
Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT)
"…persigue la generación de ventajas
competitivas desde la base de los entes territoriales (…)
con la creación de herramientas como los Fondos
de
Compensación Regional. (…) Esta
ley…le entrega a los ordenadores del gasto el instrumento
perfecto para que puedan concertar con sus homólogos de
otros municipios y departamentos, los proyectos que le convienen
a la región y ejecutarlos de manera conjunta"
13
Interpretando literal y contextualmente, tenemos que
afirmar que en la Ley Orgánica, definitivamente, no
aparecen las subregiones, y ni siquiera las regiones figuran como
entes territoriales, según se desprende de la siguiente
cita: "Esta Ley no crea las regiones como entidades
territoriales, sino que concibe a las regiones como instancias de
planificación"14
En 1992, el Secretario General de la Comisión de
ordenamiento territorial, Orlando Fals Borda argumentaba que:
"… la actual división es en gran medida
arbitraria y disfuncional, pues ya no responde a las necesidades
de los pueblos para los cuales se había diseñado, a
veces desde los tiempos
coloniales"15
En consecuencia, a los habitantes del Bajo Cauca, nos
toca, después de 21 años de mandato constitucional,
resignarnos con el menos peor de dos males, pues si las regiones
no van a ser reconocidas como entidades territoriales,
¿Qué esperar para las subregiones?
Sólo tener paciencia e ir al encuentro del pragmatismo y
la maleabilidad que la LOOT da a los departamentos y municipios,
como ordenadores del gasto, para ejecutar acciones de
conveniencia común y transferir competencias, previa
concertación.
Con base en lo anterior, pregonar que el Bajo Cauca es
una subregión, se convierte en un asunto
socio-integracionista, en términos de solidaridad y
sentido de pertenencia, suplicante de la voluntad política
de gobernadores y alcaldes para la planeación
interdepartamental e intermunicipal.
En ese contexto y con mentalidad temeraria, se puede
argumentar que el Bajo Cauca sí es una subregión,
por cuanto su vocación económica, está
definida, pues su condición de territorio minero, ha
determinado, históricamente su aptitud empresarial, no
obstante desempeñar otras actividades como la
ganadería, la pesca, la extracción forestal y la
agricultura, las cuales no han sido asumidas como alternativas
importantes de desarrollo subregional16
Si se considera que la subregión del Bajo Cauca
es un territorio organizado, con capacidad de respuesta a la
globalización, desde lo local, tendremos que anticipar la
frustración, pues no hay, en términos reales (de
pronto sí potenciales), factores de desarrollo, con
independencia y autonomía.
En consecuencia, el Bajo Cauca, no es una unidad
territorial socioeconómica autónoma, que pueda
garantizar su supervivencia como espacio geográfico, en
tanto carece de competencia para el acceso a recursos, por cuanto
el escenario no está preparado para cumplir tareas de
manufactura, ni de comercialización de los insumos y
productos, que demanda la sociedad de consumo; tampoco se
vislumbra, en el mediano plazo que haya acciones de
integración que apunten al aprovechamiento de las
tendencias de la economía global.
Esa percepción diagnóstica, (no gratuita)
del Bajo Cauca, induce a repensar el concepto de subregión
y a renovar el discurso del desarrollo territorial, en el
entendido de, no solamente hacerlo atractivo a los
inversionistas, sino de establecer organizaciones con estructura
socioempresarial, que avalen el acomodo de los territorios al
entorno competitivo, aplicando acciones estratégicas en el
ámbito económico y político que estén
en condiciones de conectarse al proyecto la Gran Mojana y a los
territorios subnacionales, si es que en verdad hay
vocación competitiva, en todos los términos que
ésta involucra.
El anterior planteamiento, lo apoyamos en el concepto de
lo territorial, atribuido al IICA: "…el territorio es
considerado como un producto social e histórico –lo
que le confiere un tejido social único-, (…) el
enfoque territorial busca fundamentalmente, la integración
de espacios, agentes, mercados y políticas públicas
de intervención…" 17
De no ser así, continuaremos siendo una comarca
sustentada en el desarrollo paternalista que permita el
asistencialismo estatal, y esperanzada en las benévolas
posibilidades de las coyunturas circunstanciales y
politiqueras.
En buena hora, Ambacán (Asociación de
Municipios del Bajo Cauca), la Cámara de Comercio, el
Consejo de Competitividad Subregional, el Centro Antioquia "E"
Bajo Cauca, la Fundación Bavaria en convenio con otras
entidades e instituciones, con su programa Destapa Fututo en tu
región, Lineamientos de Ordenación Territorial de
Antioquia (LOTA), y Adra, (Agencia para el Desarrollo Regional de
Antioquia) aunque tímidamente, están promoviendo un
nuevo quehacer de carácter socio-empresarial, pretendiendo
fortalecer la institucionalidad y la promoción de la
competitividad subregional, con énfasis en el desarrollo
local.
Por su parte, la Unidad de Desarrollo Social y
Comunitario, de Caucasia, desde septiembre del año 2008,
ha estado coordinando, sin logros considerables, con los
responsables de Desarrollo de la Comunidad de los otros 5
municipios del Bajo Cauca, un trabajo en equipo, en
búsqueda de la integración subregional, mediante la
cual, se espera, a mediano plazo, adelantar acciones conjuntas
que generen liderazgo en la cohesión social e inyecten
dinámica en el emprendimiento comunitario.
En consecuencia, el 26 del mes mencionado, se
firmó en Caucasia, un documento con la presencia de cuatro
de los seis responsables de las Oficinas Municipales de
Desarrollo Comunitario del Bajo Cauca, siendo ellos Briller
Ochoa, de El Bagre; John Farid Macea Martínez, de
Cáceres; Leonor Pulgar Benítez, de Zaragoza y
William Cuevas Amaya, de Caucasia.
El contenido del documento fue:
1. Unificación de criterios,
para el acompañamiento a procesos interinstitucionales e
intrainstitucionales, con la finalidad de:
a) Solicitar a las entidades departamentales y
nacionales, contribuir con el normal desarrollo planeado de las
Oficinas de Desarrollo Social y Comunitario, remitiendo su
cronograma de actividades con anticipación, para no
entorpecer las actividades ya agendadas, excepto asuntos de
fuerza mayor. (Se incluye Estrategia Juntos, Laboratorio de Paz,
Consejo Subregional de Planeación, Secretarías de
la Gobernación de Antioquia, hospitales de primer y
segundo grado, Cooperación Internacional entre
otras)
b) Coordinar con los alcaldes y jefes de dependencia, la
determinación de un día cada mes, para reunirse, en
espacio público, con todas las organizaciones e
instituciones que tienen asentamiento en cada municipio del Bajo
Cauca, con la finalidad de escuchar inquietudes, plantear
soluciones y adquirir compromisos. (Compos, indígenas,
negritudes, Cooperativas, Grupos de mujeres, Dapard, JACs y
demás) esa reunión facilitará el
conocimiento amplio de las acontecimientos locales, la
ejecución de tareas y medición de
logros.
c) Gestionar ante los Alcaldes y Concejos municipales,
la definición uniforme del nombre de las oficinas
municipales que tienen la tarea del Desarrollo
Comunitario.
d) Celebrar conjuntamente, el último viernes de
noviembre de 2008, en Caucasia, los 50 años de la
institucionalización de la Acción Comunal en
Colombia.
e) Caracterizar las formas organizacionales de la
subregión, para establecer prioridades y
metodología de trabajo social y comunitario.
f) Optimizar los recursos existentes y
presupuestar, objetivamente, la Inversión
Social para el año 2009
g) Plantear ante el Congreso de la República, que
mediante ley, sean los municipios o el municipio eje de cada
zona, los que concedan los autos de reconocimiento a las JACs,
premien, sancionen, orienten y dirijan toda la plataforma
organizacional de éstas, pues son los municipios los
conocedores de sus juntas de acción comunal y sus
circunstancias, para evitar con ello, la tramitomanía
departamental, los altos costos y las tardanzas en la
solución de los problemas comunes de estas
organizaciones.
2. Mecanismo ágil y permanente de
comunicación
Para que no se disipe el liderazgo de cada oficina de
Desarrollo Comunitario Municipal por trabajar en forma aislada y
descoordinada y elaborar agenda conjunta, con vigor subregional,
para la gestión ante las entidades departamentales,
nacionales e internacionales.
3. Liderar la institucionalización del
Encuentro Subregional de LÍDERES Y DIRIGENTES del Bajo
Cauca. Se presentó la iniciativa a los respectivos
alcaldes, para conocer su intención de apoyo, pero no
trascendió
4. Promover una feria subregional de
exposición comunitaria y social (EXPOCOMUNAL)
Debería ser realizada cada año, previa
planeación del Comité Subregional de Directores de
Desarrollo Social y Comunitario, no hubo respaldo
institucional.
5. Motivar la creación del
Boletín Comunal Subregional
Los asistentes se comprometieron a darle vida a esta
propuesta, sensibilizando las organizaciones comunitarias y
sociales de sus municipios. Sólo Caucasia y El Bagre lo
intentaron.
Aunque los funcionarios hicimos hasta lo imposible, en
divulgación propositiva, fue visible la falta de voluntad
política de los primeros mandatarios locales del
período 2008-2011 y de la Gobernación de Antioquia,
aunque hubo apoyos aislados. Y no nos digamos mentiras, nos
faltó verraquera (Perdón por la palabra coloquial)
Ya hemos tocado las puertas de los nuevos responsables, en cada
municipio, del Desarrollo Comunitario, durante el período
2012-2015, y se percibe un ambiente positivo. Eso motiva a seguir
trabajando con insistencia en ese proyecto.
El Bajo Cauca, como todas las subregiones y zonas de
Antioquia y Colombia, está inmerso en el modelo universal
de la Apertura Económica; situación que demanda
liderazgo en el desarrollo subregional; exige idoneidad en la
orientación de capitales propios y extranjeros; reclama
capacidad competitiva para ser autosostenible; demanda idoneidad
en la aplicación de estrategias que lo integren y
articulen territorialmente y reclama Pedagogía y
Andragogía en aspectos formativos de capital social y
económico, gubernamentales y administrativos; de tal
manera que llegue a convertirse en una subregión o zona
equilibrada. A este respecto, el extinto gobernador Guillermo
Gaviria
Correa, decía: "…resulta urgente
potenciar las regiones, hacerlas competitivas, según sus
vocaciones y que lleguen a actuar directamente con el mundo
globalizado…"
Pero lo que para Guillermo Gaviria Correa, como
gobernador, era "urgente", para otros gobernadores, no lo era, ni
siquiera para quien lo reemplazó después de su
secuestro y trágica muerte, el hoy senador Eugenio Prieto
Mesa, ni para su hermano, quien asumió la
gobernación en el año 2004. Sólo en el
período del gobernador Luis Alfredo Ramos Botero, la
Dirección Departamental de Planeación,
tímidamente, intentó realizar el Plan
Estratégico del Bajo Cauca, mediante formatos enviados a
supuestos "expertos" por ser personas que habitaban la zona y
aparecían en los listados de asistencia a jornadas de
capacitación que desde la gobernación de Antioquia
brindaban en la subregión, para que después de
diligenciados los enviaran a Medellín.
Por fortuna, la Secretaría Técnica del
Consejo Subregional de Planeación del Bajo Cauca,
conformado en el año 2008, se dio cuenta de este absurdo
proceder y mediante intervenciones escritas se logró que
planeación Departamental se trasladara al Bajo Cauca,
previa convocatoria ampliada a líderes, para hacer un
trabajo in sito y participativo.
Por iniciativa de la Fundación Oleoductos de
Colombia y los alcaldes del período 2008-2011, liderados
por Víctor Darío Perlaza Hinestrosa, alcalde de
Zaragoza y presidente de Ambacán, en el Bajo Cauca, fue
constituido el Consejo Subregional de Planeación,
instalado el 12 de diciembre/08, en la Cámara de Comercio
de Medellín para Antioquia, subsede del Bajo Cauca,
soportado en el espíritu de la Ordenanza 34 de
noviembre/06, pero sin la intervención de la
Administración Departamental, pues en esa fecha no
habían sido decretadas las funciones ni su
composición, y en mayo del 2012, cuando escribimos estas
notas, no se conoce que haya decreto alguno en esta
materia.
Si el gobernador Aníbal Gaviria, promotor de la
Ordenanza 34 en el 2006, no decretó las funciones ni la
composición de los consejos subregionales de
concertación y unidades técnicas de
planeación zonales y subregionales; si el gobernador Luis
Alfredo Ramos, quien lideró los planes estratégicos
subregionales, tampoco lo hizo, ¿qué argumentos
pueden hacernos creer que el gobernador Sergio Fajardo sí
lo va a hacer? Y así pasarán períodos, y
más gobernadores, y más alcaldes y más
concejales, sin que el decreto exista, a lo menos en el papel,
porque, políticamente, nadie puede garantizar que los seis
alcaldes y los seis concejos se pongan de acuerdo para apoyar
clara, libre y abiertamente la Ordenanza y aplicar el decreto, en
concordancia con ella.
Lo curioso es que la Ordenanza 34 de noviembre de 2006,
en el párrafo dos del artículo 2º plantea
"… propiciando la coherencia y articulación
necesaria entre los nuevos espacios (subregionales y zonales) y
los organismos e instancias vigentes en los ámbitos
municipal y departamental" Se infiere, entonces, que hay
instancias vigentes departamentales y municipales y nuevos
espacios subregionales y zonales no vigentes. ¿Acaso esas
últimas son la realidad del Bajo Cauca? ¿De
qué estamos hablando?, es decir, el Bajo Cauca, hasta
ahora es visualizado como un espacio nuevo, pero ¿es
subregión o es zona? ¿Qué organismos o
instancias lo estructuran?
Además, la misma Ordenanza establece que la
coherencia y la articulación son "…necesarias
entre los nuevos espacios (subregionales y zonales)" Es
pertinente reconocer que aunque tardíamente, se ha
iniciado el proceso de darle importancia a la coherencia y a la
articulación.
Considera el autor, de estas digresiones, que mientras
la subregión o la zona, tenga que estar supeditada a
"…la refrendación o validación formal,
tanto de los cabildos locales como de los alcaldes de los
municipios respectivos", según lo determina el
parágrafo del artículo 2º, de la Ordenanza
34/06, no habrá ni subregión ni zona vigentes, pues
no existe norma jurídica ni administrativa que
constriña a concejales y alcaldes a vincularse por mandato
a un proyecto subregional o zonal o provincial, máxime
cuando la misma Ordenanza establece que el Sistema Departamental
de Planeación "…debe estar precedido y
acompañado de una clara, libre y abierta
determinación de apoyo de los gobiernos
locales…"
Todo lo anterior implica que la voluntad política
de los seis alcaldes sea unívoca, como también la
de los seis concejos. ¡Pobre Bajo Cauca! Si los seis
alcaldes, no se ponen de acuerdo para darle sostenibilidad a la
Asociación de Municipios, menos van a hacerlo para darle
vigencia a la subregión, pues son varios partidos los
representados en esos alcaldes; partidos que trazan línea
con base en sus propios intereses, más los intereses
particulares de los primeros mandatarios locales. Si seis
alcaldes no logran ponerse de acuerdo,
¿Cómo creer que se van a poner de acuerdo
seis concejos municipales, cuando la diversidad de intereses y
compromisos políticos son múltiples?
Entiéndase que no es difidencia de quien esto escribe,
pues ya lo había dicho premonitoriamente, el
sociólogo Orlando Fals Borda "Las provincias se
constituirán (…) mediante la asociación de
municipios afines y circunvecinos en un departamento. Se crean
por ordenanza a iniciativa del gobernador, de los alcaldes o de
un número determinado de ciudadanos. (…)
Además incluye las reacciones de la clase política
cuyos intereses pueden verse afectados por el proceso, pues
tienen algo que perder o ganar con los cambios
realizados"18
¿Dónde está el liderazgo de los
políticos locales? ¿Por qué no se ha
trabajado esa iniciativa entre mandatarios locales?
¿Qué pasa con los pobladores que no han hecho uso
de los derechos de participación para promover siquiera la
constitución de la Provincia del Bajo Cauca y lograr que
la Asamblea Departamental la legitime mediante
Ordenanza?
Podría pensarse que el autor es
pesimista y/o aguafiestas, lo cual no es cierto, pero para
demostrarlo, basta con leer lo que afirma un estudio de la U de
A, para conocer esa problemática: "…no existe
conciencia clara de región (…), y faltan dirigentes
con arraigo territorial que piensen su desarrollo
socioeconómico" 19
También, la prensa antioqueña, soportada
en un estudio del Banco Mundial y Planeación Nacional
sobre el "Sistema de ciudades: una visión del caso
colombiano", corrobora la idea que sacude nuestro
pensamiento, cuando afirma:
"No sólo tenemos un país desconectado
entre sí, sino que no hemos podido ni siquiera
desembotellar nuestros pequeños territorios locales
(…), se ha pensado desde el centro, de Bogotá hacia
las regiones, de las capitales hacia los municipios y desde
éstos hacia sus zonas rurales, sin un eje que los articule
y propicie la competitividad del
país"20
El artículo 6º de la Ordenanza 34 de
noviembre de 2006, establece que habrá consejos
subregionales de concertación, en los ámbitos
subregional y zonal, y también unidades técnicas de
planeación zonales y subregionales, instancias que
serán definidas mediante decreto de la
Administración Departamental.
En consecuencia, si no hay decreto Departamental, no
puede haber consejo de concertación subregional ni zonal,
Es decir, siempre estaremos en contravía a lo planteado
por Guillermo Gaviria Correa, quien categóricamente
afirmaba: "El centralismo, con todos sus requisitos formales
y burocráticos impide que la nación se inserte en
la aldea global…"
Esa sentencia del inmolado gobernador, nos indica que la
integración subregional, aunque debe ir en yunta con el
Estado en la descentralización, sin eximirlo del ejercicio
de sus responsabilidades constitucionales y sociales,
también debe trascender las habituales prácticas
del centralismo y del asistencialismo, mediante una efectiva
autogestión, que abra el espacio para una libertad
territorial de nuevo estilo, en la que resalte la visión
que el Bajo Cauca tiene acerca de su propio destino.
Cuando afirmamos que el Bajo Cauca es una porción
terrestre del departamento, estamos aseverando, entre otras
cosas, que es una sociedad, que potencialmente, puede compartir
valores, creencias y costumbres; además, es posible
cultivar en ella el arraigo y la identidad territorial, con
intercambio económico, (ya existente), pero que aún
carece de un régimen subregional estructurado. Todos esos
componentes, expresados, indican que nos estamos refiriendo a una
sociedad dinámica e interactuante, convocada a trascender,
en términos jurídicos y administrativos, la
noción de una porción terrestre delimitada. Eso es
lo que puede inferirse de las citas que aparecen a
continuación:
"…lo territorial es un referente para la
definición de intereses y proyectos
comunes…"21
"El territorio es entendido (…) como una
construcción social en un espacio donde múltiples
actores establecen relaciones económicas, sociales,
culturales, políticas e institucionales, condicionadas por
determinadas estructuras de poder y por las identidades de
aquellos actores. Además del área geográfica
se trata de las interacciones entre actores, instituciones y
estructuras de poder"22
Claro que en el Bajo Cauca existen relaciones
económicas, sociales, culturales, políticas e
institucionales, pero ¿cuáles son las estructuras
de poder que le dan vida al Bajo Cauca como subregión? En
este territorio no existe interdependencia, sino dependencia
absoluta. Dependencia absoluta de las estructuras de poder
nacionales y departamentales. Se preguntará el
lector
¿Cómo se demuestra semejante
afirmación tan categórica? ¿De dónde
sale tan espinoso exabrupto?
No veo motivos para que usted, amigo lector, se
sorprenda, pues sólo basta con leer la siguiente
transcripción textual para darse por enterado: "…,
el territorio es considerado como un producto social e
histórico –lo que le confiere un tejido social
único-, dotado de una determinada base de recursos
naturales, ciertas formas de producción, consumo e
intercambio, y una red de instituciones y formas de
organización que se encargan de darle cohesión al
resto de los elementos"23
Está claro que no hay Ordenamiento espacial,
social ni jurídico subregional. Existe la
Asociación de Municipios, la cual fue creada para
converger en asuntos de carácter
político-administrativo, pero se quedó sólo
en el nombre, pues nunca ha funcionado como Corporación
con sentido de pertenencia, ni ha asumido la política como
asunto público, ni fomentado la responsabilidad
cívica, ni promovido debates ciudadanos para considerar
alternativas de solución a los problemas conjuntos de los
municipios representados en ella;
Aunque el concepto de cohesión territorial,
todavía está en debate, podríamos afirmar
que cohesión territorial, es un proyecto de
política pública que a futuro se ocupará de
asuntos como el mejoramiento de las condiciones de vida en
territorios locales, el fomento de municipios competitivos y
sostenibles a nivel global, un proyecto que enfrentará la
marginación social en veredas y centros urbanos; un
proyecto que propenderá por el mejoramiento del acceso a
la educación, de la asistencia en salud y la
prestación de servicios básicos en territorios con
características geográficas específicas que
presentan dificultades. De tal magnitud es el alcance de la
cohesión territorial, que podría ser considerada un
elemento metodológico, para hacer que la compleja
diversidad de la pluriculturalidad, se convierta en un activo
social, que contribuya al desarrollo sostenible de la
subregión. Eso es lo que alcanzo a percibir de la lectura
que hago del siguiente enunciado:
"La cohesión territorial consiste en
garantizar un armonioso desarrollo de todos esos lugares y lograr
que sus habitantes puedan aprovechar al máximo sus
características
inherentes"24
Es de esperar, entonces, que desde la perspectiva de la
interacción efectiva, el Bajo Cauca, alcance, más
temprano que tarde, la presencia activa de un Capital Social que
construya confianza ciudadana, que promueva procesos
indestructibles de cambio armónico en el desarrollo humano
y social, que contribuya en el mejoramiento de la calidad de vida
de sus pobladores, que aporte al fortalecimiento de la
cohesión social, que construya escenarios favorecedores
del desarrollo sistémico, que sea exigente en el leal
cumplimiento colectivo del Contrato Social, que haga
acompañamiento solidario de la economía subregional
y que ayude a conservar el equilibrio institucional..
El Bajo Cauca demanda la apremiante
reconstrucción de su tejido social, apoyándose en
las políticas departamentales de "Antioquia un hogar para
la vida"; "Antioquia la más educada," en la
política de Seguridad Democrática; en los procesos
exitosos de reinserción, respaldados por la Ley de
Justicia y Paz; en el proyecto de la Empresa subregional de
acueducto; en proyectos del Agro Ingreso Seguro; desde la
perspectiva de la sustitución de cultivos ilícitos,
como: Cordón cauchero y cacaotero, Centros provinciales,
Programa de palma de aceite; Antioquia potencia forestal,
Caña (agroindustria panelera) y del Plan
Estratégico de la ganadería colombiana
2019. Este último plantea que "En las regiones
productoras, la urdimbre hoy rota del tejido social se
habrá reconstruido alrededor de la cultura ganadera y del
bienestar que genera una actividad económica pujante. Y
para ello, la responsabilidad social será una nueva
impronta de la ganadería colombiana, a través de su
formalización empresarial y del cumplimiento de sus
compromisos y obligaciones con la sociedad
y con la naturaleza, a la cual le habrá devuelto diez
millones de hectáreas no aptas para la actividad ganadera
tradicional, al tiempo que la producción se habrá
ceñido a los más estrictos
estándares"25
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