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La representación política



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Significación e importancia de la
    representación política
  3. Bosquejo
    histórico de la representación
    política
  4. El problema
    conceptual de la representación
    política
  5. Configuración jurídica de la
    representación política
  6. Representación política y
    participación política
  7. Partidos
    políticos (importancia actual y
    perspectivas)
  8. Democratización de los partidos
    políticos
  9. Conclusión
  10. Bibliografía
    consultada

Introducción

La representación política es una
institución mediante la cual una comunidad selecciona y
elige a alguno o algunos de sus miembros para que se hagan cargo,
de la defensa y proposición de los temas y los intereses
que son comunes. De esta forma, la comunidad lo hace su
representante y lo coloca en un órgano de discusión
y decisión del gobierno.

El significado original de representación
política es la actuación en nombre de otro en
defensa de sus intereses. El representante no sólo encarna
esos intereses, sino que debe racionalizarlos para poder
inscribirlos en el orden legal y estatal de que se trate. En la
actualidad el término de representación
política contiene varias condiciones y
presupuestos.

La representación política está
emparentada con la idea de control y de responsabilidad del
representante. El representante lo es porque se somete a la
fiscalización de sus representados. El elegido debe actuar
con responsabilidad respecto de las exigencias de la
ciudadanía que lo sostiene, procurando lograr que se
cumplan las exigencias normativas de esa sociedad, o de lo
contrario le será retirada la confianza. En nuestros
sistemas políticos esa retirada de confianza sólo
es posible en las siguientes elecciones, lo que no deja de
afectar a la idea de que el pueblo, gracias a su carácter
soberano, es el que siempre decide en democracia.

1.1.
Significación e importancia de la representación
política.

El Estado como actualmente lo concebimos, descansa sobre
tres pilares fundamentales, que son: la soberanía, la
separación de poderes y la idea de la
representación política.

Si la soberanía es una cualidad del poder
estatal, y el principio de la separación de poderes es una
técnica en defensa de la libertad, la
representación política constituye un proceso de
interrelación entre el Estado–aparato y el
Estado-comunidad.

Cuando hablamos de Estado–aparato nos referimos al
Estado como organización política, como una suma de
órganos de gobierno; mientras que cuando hablamos del
Estado– comunidad, nos referimos al pueblo, al conjunto de
nacionales que se encuentran ligados a ese Estado-aparato por un
vínculo jurídico de carácter positivo.
Recuérdese "que el pueblo constituye la fuente
político-jurídica del Estado
costarricense"
1, aunque en
nuestra constitución política se utilice para ello
el vocablo nación2, como acertadamente lo señala
Rubén Hernández Valle3.

De manera que es necesaria, entonces, la existencia
de un vínculo que permita que los intereses del
Estado-comunidad puedan ascender a los órganos de gobierno
que conforman el Estado-aparato, y para que éste, a su
vez, consiga el apoyo de los gobernados respecto de las
decisiones políticas que afectan a todos. Ese puente o
vínculo entre ambos se ha creído encontrarlo en la
representación política.

Sin lugar a dudas, todas las democracias modernas
son en la práctica, democracias representativas, es decir,
"sistemas políticos democráticos que giran en
torno a la transmisión representativa del
poder"
4. El grado de
especialización alcanzado por los Estados
modernos
hace imposible pensar en gobiernos en
que participen activamente y de manera directa todos los
ciudadanos.

De allí que se haya afirmado que la
representación política racionaliza la actividad
del poder del Estado, convirtiendo al gobierno en responsable de
las decisiones que adopta en nombre de la comunidad.

1.2. Bosquejo
histórico de la representación
política.

Cuando queremos ahondar en el origen histórico de
la representación política, tal y como la
concebimos hoy en día, resulta inevitable remontarse a la
Revolución Francesa. Pero si se realiza una
búsqueda atenta a los largos periodos de la historia que
antecedieron a este hecho, se podrían hallar los
orígenes del concepto, siempre atendiendo a la
relación entre la lógica del concepto y el modo de
comprender la forma de vida de aquellos pueblos perdidos en la
historia.

Si ya la concepción misma de la
representación política plantea toda una serie de
dificultades y de interrogantes, su origen histórico
tampoco escapa de la controversia, al punto de no existir un
consenso al respecto. Básicamente, un grupo de autores ha
llegado a sostener que la representación política
fue desconocida en las organizaciones políticas de la
antigüedad; otro grupo antagónico a éste,
importante pero minoritario, se pronuncia de forma contraria,
afirmando que pueden encontrarse en los sistemas políticos
del mundo antiguo, instituciones de gobierno con rasgos claros de
representación política5.

Así las cosas, y si nos atenemos a lo que dice
éste último grupo, podríamos ubicar el
germen de la representación política en dos vastas
culturas, provistas de sendas instituciones políticas: la
griega y la romana.

Grecia y Roma. Puede decirse que un rasgo
compartido entre ambas culturas, lo constituye su
asimilación a la sociedad, pues en ambas culturas nace y
adquiere fuerza la idea de la supremacía del
interés colectivo sobre el interés
particular. Según Rodríguez Lozano "Tanto la
polis como la civitas eran formas de vida volcadas a la
comunidad, representaban el valor supremo de la
civilización: solo en su seno era posible que los hombres
encontraran su plena realización. Esta circunstancia no se
limitaba al ámbito político, abarcaba todas las
formas posibles de expresión
de la vida
humana."
6

Se ha llegado a suponer que los griegos no llegaron
a conocer la representación política, por la
sencilla razón de que ésta les resultaba
innecesaria: los ciudadanos atenienses tomaban las decisiones
políticas de manera directa en la
ecclesia.7 Sin embargo, un estudio
más exhaustivo de la organización social griega,
nos revela que Atenas no fue siempre la sociedad de la democracia
justa y perfecta que tantos han idealizado. En ella imperó
la desigualdad económica y social, que a su vez
incidió en una desigualdad política: siempre hubo
distinción en los derechos políticos, la misma
ciudadanía era ya una distinción. Solamente los
varones adultos que fuesen ciudadanos y atenienses, y que
hubiesen terminado su entrenamiento militar como efebos
tenían derecho a votar en Atenas. Esto excluía a
una mayoría de la población, a saber: esclavos,
niños, mujeres y metecos. También se rechazó
a los ciudadanos cuyos derechos estuviesen en suspensión
(típicamente por la atimia, consistente en no haber pagado
una deuda a la ciudad); para algunos atenienses esto significaba
la incapacitación permanente e incluso hereditaria). Los
ciudadanos más pobres no podían hablar ante la
asamblea o postularse como candidatos, excepto en el caso de
ciertos cargos públicos cuya elección era
aleatoria.

De manera que, si bien es cierto que existió
una democracia directa, esta debemos entenderla más bien
como una inmediatez entre el gobierno y los ciudadanos, y no como
una verdadera posibilidad de que éstos últimos
pudieran alcanzar la plenitud de los derechos, que en la
práctica si alcanzaban los ciudadanos privilegiados
económicamente, y además
nobles.8

Resumiendo: los griegos, y principalmente los
atenienses, si utilizaron en los hechos los principios
representativos, lo cual se evidencia en las condiciones
sociopolíticas de las polis y en las
características de sus instituciones, aunque nunca
desarrollaron una teoría al respecto.

Por su parte los romanos, gracias a un ambicioso
programa de conquistas, lograron conformar un imperio mucho mayor
que el de los griegos y el de Alejandro Magno. Los territorios y
poblaciones conquistados, fueron incorporados a su estilo de vida
general, en un proceso conocido hoy como romanización.
Esto los hace partícipes de su cultura, su
religión, idioma, entre otras cosas, y principalmente su
organización
política.9

Puede afirmarse que los romanos conocieron y
utilizaron los principios de la representación
política en su organización estatal, aunque al
igual que los griegos no desarrollaron teóricamente el
concepto. Para ellos fue un fenómeno inherente a varias de
sus instituciones, producto de la aplicación del sentido
práctico a la política. En varias de sus
magistraturas10 se evidencias los diferentes rasgos que la
conforman: limitar a los poderes públicos, crear las leyes
y legitimar la actividad gubernamental.

"La representación política
coexistió, en una forma no plenamente desarrollada, con
una sociedad no individualista y que exigía de sus
miembros colocar a la comunidad en el primer lugar de sus
preferencias. Habrían de pasar muchos años para que
esta institución se
desarrollara en sus diversas
maneras."
11

Edad media, Inglaterra, España y Francia.
Las primeras concepciones teóricas de la
representación política, las podemos encontrar en
la Alta Edad Media12. En este periodo de la historia, la
combinación de una serie de acontecimientos13 desemboca en
la celebración de concilios a gran escala, donde
estuvieron representados los más importantes niveles de la
comunidad feudal.

En Inglaterra, al final del periodo feudal, la
monarquía se encontraba con las finanzas minadas. Los
delegados que estaban convocados por el rey, y que
pertenecían a los estratos sociales financieramente
poderosos, se emanciparon, y comenzaron a tomar sus propias
decisiones, representando de esta manera a los grupos o
asociaciones de personas de los que eran portavoces y
mandatarios14.

La anterior situación se refleja en la
dinámica política inglesa, produciendo el abandono
de la teoría del mandato imperativo, permitiendo
consolidar al Parlamento como un detentador del poder
independiente de la Corona. En adelante los diputados
representarán intereses generales, no estarán
sometidos a ningún mandato imperativo.

En España, el surgimiento de las asambleas
representativas se encuentra estrechamente ligado al
fenómeno impositivo, así como a los problemas
financieros de los reinos españoles, que obligaron a
incluir en las asambleas a los representantes de la
burguesía. Sin embargo, más adelante estas
asambleas –conocidas como Cortes– terminarían
decayendo. El monarca, apoyado en el financiamiento que le
proporcionó la nueva clase en ascenso, fortaleció
su poder y debilitó el de la nobleza. Compartió por
un breve tiempo el poder con los representantes de la
burguesía, hasta que se sintió lo suficientemente
fuerte como para prescindir de ellos. Centralizó todo el
poder en su persona, y dio fin de esta forma al periodo de las
asambleas feudales15.

El triunfo del mandato representativo en Francia se
involucra en las luchas por establecer la democracia
representativa frente a los esquemas políticos del Antiguo
Régimen. En éste, correspondía un voto a
cada jerarquía del Reino, dándose la
situación de que a la nobleza y al clero
correspondían dos votos, en tanto que al llamado "tercer
estado", que representaba a la mayoría de la
población, solamente le correspondía un
voto.

De allí que en 1789, al iniciarse la
Revolución, la Asamblea Nacional sustituyó a los
Estados Generales, creando una nueva concepción donde la
Asamblea Nacional representa a toda la nación y no a los
estamentos o jerarquías y sus respectivos intereses. A
partir de aquí se configura el moderno Estado
representativo16. En palabras de Rodríguez Lizano:
"Como corolario de esta nueva tendencia, la
Constitución francesa del 3 de septiembre de
1791
proporcionó a la teoría
política y constitucional una nueva idea de
representación política: la
teoría
de la representación
nacional."
17

1.3. El
problema conceptual de la representación
política.

El vocablo representación sugiere una cantidad
diversa de ideas, muchas de ellas incluso, pueden ser
polémicas, con grandes cantidades de variantes y
significados, los cuales pueden llegar a ser incluso hasta
antagónicos.

Si partimos de un enfoque puramente
lingüístico, representar significa hacer
nuevamente presente, o sea, existente, alguna cosa que realmente
no está presente; puede decirse que aquello que no
está "aquí" y "ahora" resulta nuevamente
"traído a la
presencia"
18

Vista de esta forma, la representación viene
a ser una especie de estrategia contra una ausencia –por
algún motivo– insuperable; representar es poner en
escena, es crear una presencia evocativa o sustitutiva de una
realidad que no se da (o no se da más) sino en una forma
mediata, pero no por esto irreal. La representación
así entendida evoca en primer lugar un ser y,
secundariamente, un actuar: podríamos hablar de la
representación como de un "ser por" o "en lugar de" un
sujeto ausente, o también como de un "actuar por" "en
lugar de" un sujeto inactivo19.

La científica política Hanna Fenichel
Pitkin20 en su obra "El concepto de representación",
analizaba las principales formas de entender la
representación presentes en la tradición occidental
desde la época de Hobbes, concluyendo que ninguna de ellas
reflejaba su significado completo, pues se centraban sólo
en uno de sus aspectos o dimensiones omitiendo toda referencia a
las demás.

Siguiendo a esta autora, podemos identificar cinco
concepciones diferentes:

a) Representación equiparada a
autorización.
Concebida de esta forma, nos indica que
el representante es alguien que ha sido autorizado a actuar y
hace recaer sobre el representado las consecuencias de sus
acciones.

b) Representación identificada con
sometimiento a una rendición de cuentas.
Desde esta
perspectiva, el representante es aquel que debe responder por su
actuación ante su representado.

c) Representación descriptiva. La
representación se identifica con la existencia de cierta
correspondencia entre representante y representado, que
compartirían determinadas características o
cualidades.

d) Representación simbólica. Se
basa en una identificación emocional entre el
representante y el representado, que en política se
equipara a liderazgo efectivo.

e) Representación sustantiva. Enfatiza
la necesidad de analizar el contenido sustantivo de la actividad
de representar, que aparece definida como actuar en beneficio de
otro o teniendo en cuenta sus intereses.

Entonces, y siempre siguiendo el análisis de
Pitkin, la representación sería así un
concepto único, aunque complejo, que incorpora los
diferentes elementos supracitados, de manera que el peso que
demos a esos elementos, que interactúan entre sí,
condicionará el perfil concreto que adquirirá dicho
concepto, que admite interpretaciones diversas dentro de los
límites que le permiten mantener su
unidad21.

Resumiendo, para esta autora, en las democracias
modernas, la noción de gobierno representativo incorpora
siempre la idea abstracta de que el pueblo de una nación
está presente de algún modo en las acciones de su
gobierno, lo que se expresa en un cierto número de
instituciones específicas tradicionales que intentan
alcanzar ese resultado.

Para SARTORI22, en primera instancia, el significado
originario de la "representación" es la
actuación en nombre de otro en defensa de sus
intereses
. Las dos características que definen este
concepto son, por tanto:

a) Una sustitución en la
que una persona habla y actúa en nombre de
otra;

b) Bajo la condición de hacerlo en
interés
del representado.

La democracia como sistema representativo basa su
legitimidad en la creencia en que el pueblo está presente
de alguna manera en los actos de gobierno, aunque sea a
través de la elección de unos representantes que
son los destinados a realizar dichas actividades23.

1.4.
Configuración jurídica de la representación
política.

Dentro del campo del Derecho Privado, la
representación es un instituto por medio cual el
representante, investido del poder adecuado, sustituye al
representado en el desarrollo de una actividad jurídica.
Su objetivo es que el representante pueda tratar con terceros
asuntos propios del representado, basándose en el poder de
actuación que éste último le ha conferido24.
Es lo que conocemos como contrato de mandato, cuya forma
más popularmente conocida es "el poder", nombre que en
realidad recibe el documento en el cual se constituye el
mismo.

"El encargado, en efecto, no obra por sí y
para sí, cual acontece en el arrendamiento de
servicios… como simple intermediario. De este modo, los
actos que verifique dentro del límite de sus facultades,
tienen el mismo valor legal que tendrían si los hubiese
ejecutado el
comitente en
persona"
25

Otra cosa sucede en el ámbito del Derecho
Público, donde el panorama presenta diferencias
importantes:

i. Irrevocabilidad del mandato
jurídico.

ii. Prohibición del mandato
imperativo.26

iii. Irresponsabilidad de los elegidos respecto de
los electores.

iv. Ilimitación del mandato político
(mientras en el mandato privado el mandatario encuentra
límites, y si los excede opera bajo su responsabilidad
personal sin obligar el mandante).

v. El representante no lo es solo por el grupo que
lo eligió, sino por la Nación.

vi. La investidura parlamentaria dura una
determinada cantidad de años, no pudiendo ser removida por
la voluntad de los electores.

vii. No se da una sustitución de la voluntad
del representado por la del representante, existe una
discrecionalidad.

Resumiendo, en el ámbito del Derecho Privado
se representan voluntades, en la representación
política se representan intereses.

1.5.
Representación política y participación
política.

El problema que plantea la representación
política en las sociedades modernas no puede analizarse
separadamente del que también plantea el fenómeno
partidista. Los partidos surgieron como una necesidad de
organización en los Estados Unidos, y muy
rápidamente se propagaron en todos aquellos países
que habían adoptado gobiernos con formas
democráticas, volviéndose el instrumento adecuado
para reunir a los distintos grupos de interés dispersos
por la sociedad, volviéndose así con el tiempo en
protagonistas principales de esa forma de gobierno. Incluso hoy
en día no es posible concebir una democracia sin la
intermediación de partidos políticos.

Así las cosas, la democracia debe ser concebida
como un sistema de participación en la que los ciudadanos
desempeñen un papel activo en la elaboración de
decisiones, pasando de ser simples espectadores a actores plenos
en los procesos políticos del Estado. Se participa porque
se es actor, y dado que el derecho a la participación
pertenece a todos los miembros de una sociedad, todos debemos
asumir la obligación de dar cuenta de su uso. La
democracia implica participación y responsabilidad, para
que exista un diálogo responsable entre gobernantes y
gobernados27.

La relación actual entre representación
política y participación política es clara:
el diputado se convierte en representante de sus electores, pero
también del partido político que organiza su
elección. Y es allí donde radica la principal
crítica que se le formula a un sistema de
representación política como este.

Una de ellas es su tendencia a la exclusión, pues
son organizaciones diseñadas con el propósito de
obtener el poder. Y esto se constata con la distancia que
normalmente suele separar a los líderes de un partido del
resto de los ciudadanos.

Sin embargo, estas críticas, aunque ciertas, no
pueden obviar el hecho de que los partidos políticos no
han dejado de cumplir el papel de ser intermediarios entre la
voluntad de los electores y la formación del gobierno. Y
después de convertirse en gobierno, deben someterse a los
controles ciudadanos que exige la democracia moderna. De manera
que las críticas apuntadas líneas atrás, no
son razón suficiente para prescindir de los partidos
políticos.

La representación política y la
participación política hacen buen tiempo ya que
vienen entrando en una especie de crisis. Se habla del
debilitamiento de nuestro sistema político, como el
resultado de ello, y así ha quedado reflejado en diversos
estudios, uno de ellos, el Estado de la
Nación:28

"Desde ese punto de vista, la mayor
dispersión y el significativo aumento en la cantidad de
acciones colectivas reflejan un profundo malestar ciudadano, que
no encuentra medios de
canalización en los
partidos ni en las instituciones, e incluso tampoco en las
organizaciones
tradicionales de la sociedad
civil…
En las condiciones actuales, el sistema
político se está debilitando y transita por una
senda en la que no se vislumbra una salida cierta a los graves
problemas de gestión y representación
política. La reacción del sistema de partidos
tiende a agravar la situación; en particular, el
adelantamiento de las precampañas electorales en los
partidos Liberación Nacional y Movimiento Libertario
denotan un apuro por acelerar el recambio político, algo
que no suele ocurrir tan temprano en una administración de
gobierno y que la debilita, en vez de abrir paso a acuerdos sobre
problemas sustantivos del país. El próximo proceso
electoral, pues, se realizará en condiciones poco
favorables: en un clima de profunda incertidumbre y desconfianza,
con un sistema de partidos que aún no se reconfigura tras
la desaparición del bipartidismo y en un
sistema
electoral marcado por la alta volatilidad y la baja
participación
ciudadana."
29

1.6. Partidos
políticos (importancia actual y
perspectivas).

En un sistema democrático, los partidos
políticos adquieren una importancia significativa, pues a
través de ellos la ciudadanía participa directa o
indirectamente en la selección de las autoridades
gubernamentales, y también se informa sobre los preceptos
ideológicos y programáticos de esos grupos,
esenciales en la dirección de los asuntos
públicos.

De hecho, es imposible acceder al ámbito
gubernamental con exclusión de los partidos, pues ninguna
otra organización social está diseñada para
este fin, como ya en alguna forma se señaló en el
apartado anterior.

La Constitución Política de nuestro
país, garantiza de forma clara el derecho a formar
partidos políticos:

ARTÍCULO 98.- Los ciudadanos tendrán el
derecho de agruparse en partidos para intervenir en la
política nacional, siempre que los partidos se comprometan
en sus programas a respetar el orden
constitucional de la
República.
Los partidos políticos
expresarán el pluralismo político,
concurrirán a la formación y manifestación
de la
voluntad popular y serán instrumentos
fundamentales para la participación política. Su
creación y el
ejercicio de su actividad
serán libres dentro del respeto a la Constitución y
la ley. Su estructura interna y
funcionamiento
deberán ser democráticos.
Se establece
así, la relevancia de los partidos políticos en el
sistema democrático costarricense, resultando claro para
el constituyente que esas agrupaciones son el vehículo
idóneo de los ciudadanos para intervenir en la
política nacional, al grado de no llegar a mencionarse
ningún medio alternativo para poder hacerlo.

Es tal la importancia que el legislador da a esos entes
para la vida democrática del país, que
también dejó consignada la garantía de
financiación estatal por su participación en los
comicios electorales:

ARTÍCULO 96.- El Estado no podrá
deducir nada de las remuneraciones de los servidores
públicos para el pago de deudas políticas.

El Estado contribuirá a sufragar los gastos de los
partidos políticos, de acuerdo con las siguientes
disposiciones…
Un partido político puede
definirse como "una asociación de personas con las
mismas concepciones ideológicas que se propone participar
en el poder político o conquistarlo y que para la
realización de este objetivo posee una organización
permanente."
30

En la sentencia 2865-2003 del 8 de junio de 2013,
relacionada con el tema de los nexos entre los partidos
políticos y los diputados electos a través de
ellos, la Sala Constitucional definió qué debe
entenderse por partido político:

"…todo partido político es una
organización libre y voluntaria de ciudadanos agrupados en
torno a un ideario y a una concepción de la vida y de
sociedad, cuyo fin fundamental es acceder al poder con el objeto
de materializar sus aspiraciones doctrinales y
programáticas y su integración responde a un
proceso general de integración del pueblo en el
Estado".
Como organización, poseen cuatro funciones
básicas, de las cuales se desprende su importancia para un
sistema democrático:

Seleccionar a los futuros líderes

Mantener contacto entre el gobierno y el pueblo en
general

Representar a los distintos grupos que componen a la
comunidad

Integrar de esos grupos tanto como les sea posible
Concretando, los partidos políticos, a pesar de las
falencias que pudieren presentar, siguen siendo un elemento
indispensable en el funcionamiento del Estado democrático
moderno, toda vez que son el único medio por el cual el
ciudadano puede participar en la vida política de un
país, al menos en nuestro caso.

En palabras del Dr. Carlos Araya Pochet: "Es la
libertad del gobernado la que propicia la

creación de partidos políticos, como un
mecanismo para expresar el pluralismo en la sociedad,

sin el cual difícilmente podría existir el
Estado
contemporáneo."
31

Ahora bien, en cuanto a sus perspectivas, es
indudable la necesidad que éstos tienen en materia de
modernización, especialmente sobre aspectos que tienen que
ver con las dinámicas internas, así como con los
avances en materia de participación femenina, elecciones
internas, participación de jóvenes, ética,
democratización interna, entre otros.

Todo esto por cuanto crecen las voces que piensan
que los partidos ya no son necesarios, bajo nuevos esquemas de
"democracias participativas" de perfiles difusos o abiertamente
no democráticos.

En el momento actual, donde los esfuerzos de combate
a la pobreza son asignatura obligatoria en esta parte del mundo,
la política y por ende los partidos, cobran nuevas
dimensiones. La opinión especializada vincula directamente
las perspectivas de progreso social y económico, con la
calidad de las instituciones políticas, pues es
allí donde ocurrirán o no los cambios y progresos
en esos y otros temas.32

De allí nace, entonces, la urgencia actual de
profundizar ese autoexamen y modernización interna tan
necesarios en las estructuras políticas actuales, de las
que los partidos políticos forman piedra angular pues, si
se comparte el hecho de que éstos son el elemento central
del diseño institucional de nuestra democracia, trabajar
en ellos resultará en un incremento de la calidad de de la
misma y de sus instituciones.

1.7.
Democratización de los partidos
políticos.

Distintos sondeos de opinión pública,
vienen mostrando desde hace algunos años que los partidos
políticos, junto a la Asamblea Legislativa, son
instituciones que gozan de poca confianza entre la
población. Dicha situación se ve reflejada
claramente en una tendencia a la disminución de la
participación ciudadana en dichas instituciones, y al
momento de ejercer el sufragio.

Esto ha llevado al convencimiento sobre la necesidad de
fortalecer a los partidos políticos porque, como lo hemos
visto, son necesarios para la democracia. Se exige la
democratización de los partidos, o un reclamo de la base
de militantes para tener mayor participación en la
toma de decisiones dentro del partido, o la demanda
de jóvenes, mujeres y grupos étnicos para estar
representados en las estructuras de dirección del
partido.33

Además, cada vez resulta más claro que
hacer elecciones no supone por sí sólo democratizar
a los partidos ni incrementar sus posibilidades electorales, sino
que éste es un paso necesario en un extenso y complicado
camino hacia la democratización. Esto es sólo el
inicio del camino, no el final. No siempre hacer elecciones ha
significado una mayor participación, ya que incorporar
más actores en el proceso de toma de decisiones puede ser
un mero acto legitimador de arreglos entre élites que
buscan preservar su control partidista. Esto no quiere decir que
no sea bueno hacer elecciones internas, sólo que es
conveniente tener presente que eso no significa (necesariamente)
democratización. Es una condición necesaria pero no
suficiente.

Adicionalmente, es necesaria una mayor
participación de los militantes en las estructuras
partidistas para lograr que los partidos dejen de ser
organizaciones oligárquicas, donde se excluye de la
discusión real a los militantes, sin permitir la
representación equitativa de sus miembros, facilitar la
renovación y circulación de sus dirigentes o
mejorar las posibilidades de control interno. Sólo cuando
los políticos perciban que el hecho de tener
organizaciones democráticas y participativas resulta
beneficioso para ganar elecciones y cuando los ciudadanos se den
cuenta de la importancia de estos aspectos para la democracia en
su conjunto, veremos verdaderas estrategias de
democratización interna.

Conclusión

Como nos podemos dar cuenta la relación entre los
principios de democracia y representación es directa y
están íntimamente relacionados.

De trabajo anterior podemos concluir que la
representación política, es el fenómeno por
el cual un país, a través de técnicas como
la elección, designa a cierto número de ciudadanos
para que, ante la imposibilidad de hacerlo por si mismos
participen en la creación de la voluntad
estatal.

Este proceso solamente es posible mediante la presencia
de los partidos políticos, que continúan siendo un
elemento indispensable en el funcionamiento del Estado
democrático moderno, pues son el único medio por el
cual el ciudadano puede participar en la vida política de
un país, al menos en nuestro caso.

Lo anterior evidencia la importancia actual de iniciar
un autoexamen y una modernización interna dentro de esas
instituciones, en busca de la democratización, en la cual,
como ya se señaló, no será suficiente la
realización de elecciones internas, pues estas
podrían ser únicamente un acto legitimador de
arreglos entre las cúpulas. La modernización,
deberá abarcar muchos temas, especialmente sobre aspectos
que tienen que ver con avances en materia de participación
femenina, elecciones internas, participación de
jóvenes, y ética, entre otros.

Bibliografía
consultada

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Constitución Volumen I. Primera Edición. San
José, Costa Rica. Editorial JURICENTRO, 1993, pág.
102.

Merello Arecco, Italo. Historia del Derecho.
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Católica de Valparaíso, 1983, páginas 25 y
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Contratos. Sexta Edición. San José, Costa Rica.
Editorial JURICENTRO, 2009, pág. 270.

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Constitucional Costarricense. Primera Edición. San
José, Costa Rica. Editorial Universidad Estatal a
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Documentos consultados en la web

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http://portal.uam.es/portal/page/portal/UAM_ORGANIZATIVO/Departamentos/AreasDer
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la Biblioteca Jurídica Virtual de la UNAM, sitio web
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Pietro Costa, "El Problema de la representación
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15, disponible en la página web de la Universidad
Autónoma de Madrid,
http://www.uam.es/otros/afduam/pdf/8/6900844%20(015_062).pdf

Elena García Guitián, "Crisis de la
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la página web de la Universidad de Granada,
http://www.ugr.es/~eirene/actividades/miradasalmundo/sesion6/texto3.pdf

"Decimoctavo informe Estado de la Nación en
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página web
http://www.estadonacion.or.cr/biblioteca-virtual/costa-
rica/estado-de-la-nacion/informe-actual/informe-por-capitulo

"Proyecto de Investigación Situación y
Perspectiva de los Partidos Políticos en Centro
América, Panamá y República Dominicana"
pág. 3, disponible en el sitio web
http://pdba.georgetown.edu/Parties/Panama/Leyes/Investigacion.pdf

Alvaro Artiga, "Democratización de los partidos
políticos en Centroamérica y
Panamá.

Síntesis de la investigación y nuevos
avances", págs. 33 y 34 disponible en el sitio web del
Instituto Interamericano de Derecho Humanos,
http://www.iidh.ed.cr/BibliotecaWeb/Varios/Documentos/BD_1971660650/Indice-
Memoria/Alvaro%20Artiga.pdf Paginas web Wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Wikipedia:Portada Real Academia de
la Lengua Española: http://www.rae.es/rae.html

NOTAS:

1 Hernández Valle, Rubén. El Derecho de la
Constitución Volumen I. Primera Edición. San
José, Costa Rica. Editorial JURICENTRO, 1993, pág.
102.

2 ARTÍCULO 2º.- La Soberanía reside
exclusivamente en la Nación.

3 "En primer término, debe entenderse que
jurídicamente el artículo 2 de la
Constitución significa que el pueblo constituye la fuente
político-jurídica del Estado costarricense, aunque
se utilice el vocablo nación. En otro giro; el fundamento
jurídico- político del Estado costarricense es el
pueblo, o sea el conjunto de todos los nacionales, pero con la
particularidad de que abarca no sólo a las generaciones
presentes, sino también a las pasadas y a las futuras."
Hernández Valle, Rubén. Ibídem.

4 Sartori, Giovanni. Conferencia dictada en el Congreso de los
Diputados con motivo del vigésimo aniversario de la
Constitución española de 1978, el 9 de diciembre de
1998. Tomado del sitio web
http://portal.uam.es/portal/page/portal/UAM_ORGANIZATIVO/Departamentos/AreasDerecho/AreaDerechoConstitucional
/MATERIALES.Org.yFuent./sartori_defensa.pdf

5 Rodríguez Lozano, Amador. LO CLAROSCURO DE LA
REPRESENTACIÓN POLÍTICA Una visión
jurídica-politológica contemporánea. Primera
Edición. Instituto de Investigaciones Jurídicas,
Universidad Nacional Autónoma de México,
México DF, 1996, pág. 59. Consultado en la web de
la Biblioteca Jurídica Virtual de la UNAM, sitio web
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=688

6 Rodríguez Lozano, Amador. Op. cit, página
61.

7 Del griego antiguo ?????s?a. Era la principal asamblea de la
democracia ateniense en la Antigua Grecia. Tenía un
carácter popular, abierta a todos los ciudadanos varones
con 2 años de servicio militar. Era utilizada para nominar
magistrados, de manera que estos eran elegidos por
votación, participando todos los atenienses que formasen
parte de la asamblea. De esta forma, también
elegían de manera indirecta a los componentes del
Areópago, quienes eran elegidos por los magistrados
electos por la ecclesia. Las votaciones se hacían a mano
alzada. Wikipedia.

8 Rodríguez Lozano, Amador. Op. cit, páginas 68
y 69

9 Merello Arecco, Italo. Historia del Derecho.
Reimpresión. Valparaíso, Chile. Ediciones
Universitarias de Valparaíso, Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso, 1983, páginas 25 y
26.

10 Se llama magistratura romana a la dignidad, cargo y
conjunto de atribuciones con las cuales, en la antigua Roma, se
investía a un ciudadano para que desempeñara
determinadas funciones relacionadas con la administración
y dirección política de la ciudad. Wikipedia.

11 Rodríguez Lozano, Amador. Op. cit, página
86.

12 La Alta Edad Media es el período de la historia de
Europa que se extiende desde la caída del Imperio romano
de Occidente en el año 476 hasta aproximadamente el
año 1000, época de resurgimiento económico y
cultural del continente. Tres imperios conviven y luchan por la
supremacía: el bizantino, el árabe o
islámico y el carolingio. Wikipedia.

13 Según Rodríguez Lozano, tales acontecimientos
fueron, entre otros: aparición y proliferación de
pueblos y ciudades dotadas de cartas reales, el surgimiento de la
burguesía como clase social, la preeminencia del
pensamiento cristiano respecto de la política, y los
problemas financieros de los monarcas. Las cartas reales eran el
instrumento esencial en la administración de la
monarquía de los territorios bajo su jurisdicción
en la Edad Media.

14 Hernández Valle, Rubén. Op. Cit, pág.
337.

15 Rodríguez Lozano, Amador. Op. cit, páginas
100 a 103.

16 Hernández Valle, Rubén. Op. Cit,
páginas 338 a 340.

17 Rodríguez Lozano, Amador. Op. cit, pág.
112.

18 Leibholz, citado por Pietro Costa en "El Problema de la
representación política: una perspectiva
histórica", disponible en la página web de la
Universidad Autónoma de Madrid,
http://www.uam.es/otros/afduam/pdf/8/6900844%20(015_062).pdf

19 Pietro Costa, "El Problema de la representación
política: una perspectiva histórica", página
15, disponible en la página web de la Universidad
Autónoma de Madrid,
http://www.uam.es/otros/afduam/pdf/8/6900844%20(015_062).pdf

20 Profesora emérita de ciencias políticas en la
Universidad de California, Berkeley. En 2003, fue galardonada con
el Premio Johan Skytte en Ciencias Políticas "por su
trabajo teórico innovador, sobre todo en el problema de la
representación.

21 Elena García Guitián, "Crisis de la
representación política: las exigencias de la
política de la presencia", págs. 215-216. Tomado de
la página web de la Universidad de Granada,
http://www.ugr.es/~eirene/actividades/miradasalmundo/sesion6/texto3.pdf

22 Sartori, Giovanni. Conferencia supra citada.

23 Elena García Guitián, Op. Cit, pág.
217.

24 Hernández Valle, Rubén. Op. Cit, pág.
344.

25 Brenes Córdoba, Alberto. Tratado de los Contratos.
Sexta Edición. San José, Costa Rica. Editorial
JURICENTRO, 2009, pág. 270.

26 Aquel en que los electores, generalmente en tiempos
pasados, fijaban el sentido en que los elegidos habían de
emitir su voto.

27 Hernández Valle, Rubén. Op. Cit, págs.
332 y 333.

28 Es un programa de investigación y formación
sobre desarrollo humano sostenible que brinda información
relevante para la formulación de políticas
públicas y opinión crítica de la
ciudadanía sobre temas estratégicos para el
desarrollo humano sostenible, tanto en Costa Rica como en
Centroamérica.

Partes: 1, 2

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