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Somos los jóvenes rebeldes. Memorias de un exguerrillero (2a. edición aumentada)




Enviado por Ariel Batres V.




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    Somos los jóvenes rebeldes.
    Memorias de un exguerrillero. Segunda
    edición

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    "y estás de pie presente en la
    nostalgia
    " Marco Antonio Flores 1

    En Guatemala ocurrió una guerra no declarada que
    en lenguaje políticamente correcto fue denominada como
    "enfrentamiento armado interno" toda vez que no llenaba los
    requisitos para clasificarla como guerra, a decir de los
    especialistas en asuntos de seguridad nacional, habida cuenta que
    no se trató de dos ejércitos que medían
    fuerzas tratando uno de subyugar al otro para apoderarse del
    territorio en disputa (cual guerra de conquista), sino de un
    ejército contra un grupo insurgente levantado en armas. De
    todos modos, guerra o enfrentamiento, los resultados fueron
    atroces; 36 años continuos de conflicto que concluyeron en
    diciembre de 1996 con la firma de los Acuerdos de Paz, tuvieron
    como balance más de 200,000 muertos (80% indígenas)
    y 40,000 desaparecidos, medio millón de desplazados
    internos que huyeron de sus hogares hacia las montañas o
    bien al Estado de Chiapas, México, convirtiéndose
    en parias o en población en resistencia contra: el hambre,
    las enfermedades, la desnutrición, escapando del
    ejército y de las patrullas de autodefensa civil, y
    también de la guerrilla. Pero no fue guerra insisten los
    "expertos".

    Empero, las cifras anteriores no se conocieron en su
    momento sino hasta 1998 con el Informe de la
    Recuperación de la Memoria Histórica
    (1998),
    también conocido como "Guatemala: Nunca Más"
    (Informe REMHI), ratificadas y ampliadas en el Informe de la
    Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH),
    que actuó como comisión de la verdad y
    reconciliación de Guatemala, Guatemala: Memoria del
    silencio
    (1999).

    Antes de la publicación de tales informes los
    datos eran escuetos, los medios de comunicación social
    prácticamente no comunicaban nada de lo que
    ocurría, a veces por autocensura, otras por la
    presión de los diversos gobiernos militares en el poder
    desde 1962, o simplemente porque no les interesaba. Las masacres
    y genocidio fueron conociéndose hasta después de
    1986 cuando el país entra a una nueva etapa, denominada de
    transición democrática. Cuánta razón
    tuvo el cuentista y novelista Víctor Muñoz, Premio
    Nacional de Literatura 2013, al recordar que en 1983:

    "En ese tiempo la guerra estaba en lo mejor; pero era
    una guerra que se libraba lejos de nosotros, por lo que
    vivíamos ajenos a ella. Como si estuviéramos en
    otro mundo. Al menos para mí, conocer la cantidad de
    muertos, las atrocidades cometidas por unos y por otros y el
    sufrimiento de tanta gente, vino a ser algo así
    como una vergonzosa revelación. Y es una cosa
    interesante, pero en otros países sí se
    sabía lo que estaba ocurriendo aquí. Como quiera
    que sea, todo eso de la guerra y sus consecuencias viene a ser
    algo así como el recuerdo incómodo que urge
    olvidar. Creo que afirmar semejante sandez es el resultado del
    cinismo a que me refiero arriba. Es que resulta bochornoso
    reconocer la ocurrencia de tales acontecimientos sin haber hecho
    algo, pero nosotros estábamos en la capital, afanados cada
    quien en sus cosas y sin saber lo que estaba sucediendo apenas
    atrás de nuestras propias casas."
    2

    ¿Cuáles fueron los orígenes del
    "enfrentamiento" y de la guerrilla en Guatemala? Muchas historias
    se han tejido, según quienes las cuentan. Han sido
    publicados diversos testimonios –valiosos o no,
    según la óptica desde la cual se les examine–
    principalmente por excomandantes guerrilleros, pues a los
    militares, salvo muy escasas excepciones, como que no les
    interesa contar sus propios relatos de guerra. Y es que
    según el balance que arrojó el informe
    Guatemala: Memoria del silencio (1994) de la
    Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH),
    el 93% de las matanzas fueron responsabilidad del heroico
    Ejército de Guatemala, en tanto que un 3% se le atribuye a
    las fuerzas guerrilleras; el 4% restante se le asigna a otros
    grupos, entre los cuales resaltan las fuerzas paramilitares de
    que se valía el Estado contrainsurgente para justificar
    que los secuestros y asesinatos no eran de su
    autoría.

    En 1960 presidía los destinos de la nación
    el general e ingeniero Miguel Ydígoras
    Fuentes (1985-1982); gobernó durante el
    período comprendido del 2 de marzo de 1958 al
    31 de marzo de 1963. Anticomunista declarado, no
    podía ser de otra forma, rompió relaciones
    diplomáticas con Cuba en 1959, y en 1960 vergonzosamente
    se plegó a los intereses norteamericanos al "prestar" el
    territorio nacional sin autorización del Congreso de la
    República y de forma secreta, para que tropas mercenarias
    reclutadas por el "Army" recibiesen entrenamiento para lo que se
    conocería como la fracasada invasión de 1961 a la
    Bahía de Cochinos en Cuba, lo que se convirtió
    también en uno de los principales fracasos del presidente
    John F. Kennedy. El día de la invasión (16 de
    abril) dos líderes comunistas guatemaltecos se encontraban
    en la isla: José Manuel Fortuny (del Partido Guatemalteco
    del Trabajo –PGT–) y César Montes, comandante
    de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR).

    Si bien para la población en general era un
    secreto lo del entrenamiento de un ejército mercenario
    para invadir Cuba, sí era palpable la extrema
    corrupción existente en el gobierno. Lo cierto es que el
    13 de noviembre de 1960 un pequeño grupo de jóvenes
    oficiales, suboficiales y soldados del Ejército Nacional
    de Guatemala se rebelan contra los malos manejos del gobierno de
    Ydígoras Fuentes y declaran que se sienten traicionados
    por este al haber prestado el territorio para el
    entrenamiento de cubanos disidentes, provenientes del exilio de
    Miami, ni más ni menos que tropas extranjeras; empero, por
    falta de coordinación entre los que dirigen la asonada y
    la defección de varios de los conjurados que los
    traicionan, en esa misma fecha deben huir hacia las bases
    militares de Zacapa (Luis Trejo Esquivel ya la había
    tomado) y Puerto Barrios, donde creen que sus compañeros
    los ayudarán, pero son derrotados a los dos días,
    con la ayuda de los pilotos y aviones norteamericanos acantonados
    en la Finca La Helvetia, ubicada en el departamento de
    Rethalhuleu donde se adiestraba a los cubanos que
    invadirían Cuba. Los principales líderes, Marco
    Antonio Yon Sosa y Luis Turcios Lima deben esconderse y partir al
    exilio radicando en El Salvador.

    Quince meses después (7 de febrero de 1962) se
    integra un pequeño grupo de jóvenes
    rebeldes
    dirigidos por los dos anteriores y César
    Montes (Julio César Macías, su nombre legal),
    creando el Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre (MR-13).
    Entre sus miembros aparece también el nombre de Pablo
    Monsanto (Jorge Ismael Soto, nombre real), alias
    "Manzana".

    Si el 13 de noviembre de 1960 ese pequeño grupo
    de oficiales del ejército prácticamente se
    convirtieron en guerrilleros después de la acción
    armada que pretendieron realizar, misma que fracasó, el 13
    de noviembre de 2013 sale a luz el libro de memorias de Pablo
    Monsanto, intitulado Somos los jóvenes rebeldes,
    Guatemala insurgente
    . Guatemala : F&G Editores,
    2013. 3 Para la presentación
    del libro la editorial organizó un encuentro donde fue
    comentado y aquilatada su valía, precisamente en la misma
    fecha aludida. 4

    En Somos los jóvenes rebeldes, el autor
    narra en tercera persona minuciosos detalles de lo que
    vivió a partir de los 17 años de edad cuando se
    integró al MR-13 en febrero de 1962, hasta el
    mes de agosto de 1968, momento en que se convierte en el
    principal líder y comandante único de las Fuerzas
    Armadas Rebeldes (FAR); ya tiene 23 años y casi 7 de
    experiencia como "combatiente".

    En el final de su actuación como
    comandantes de la guerrilla guatemalteca, los
    representantes de los cuatro grupos de alzados en armas y
    coaligados en la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca
    (URNG) se convirtieron en "comandantes de salón", reunidos
    en hoteles cinco estrellas y "divorciados" de sus bases. Antes no
    era así. Después de la fundación del MR-13
    en febrero de 1962, pasa un año y se crean las FAR en un
    pequeño restaurante chino de tradición en la
    capital guatemalteca, fundado en 1956, el Fu Lu Sho (felicidad,
    prosperidad y longevidad), 5 con la
    diferencia que esa reunión sí fue
    trascendental:

    "El año 1963 comienza con el mayor caos que pueda
    concebirse. Enero inicia con movimientos reivindicativos:
    trabajadores de correos y de la salud se declaran en
    huelga.

    El 7 de febrero se produce una reunión en el
    centro de la Ciudad de Guatemala, a pocas calles del Palacio
    Nacional, en las propias narices del gobierno: en el restaurante
    Fu Lu Sho, de la 6ª avenida y 12 calle de la zona 1. En esa
    reunión participan el teniente Marco Antonio Yon Sosa, el
    subteniente y ranger Luis Augusto Turcios Lima, y los civiles
    Bernardo Alvarado Monzón, Mario Silva Jonama,
    Joaquín Noval y Bernardo (Nayo) Lemus. Allí
    acuerdan dar a conocer públicamente la creación de
    las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), integrando la
    representación del Movimiento 13 de Noviembre, el Partido
    Guatemalteco del Trabajo y el Movimiento 12 de abril, nombrando
    como jefe militar de la organización al Comandante Yon
    Sosa." Página 32, edición citada.

    El título del libro proviene de una experiencia
    personal de Pablo Monsanto: junto con César Montes y otros
    guerrilleros realizan en enero de 1965 una incursión en la
    aldea Santa Rosalía de Mármol (departamento de
    Zacapa), mismo lugar donde se ubica la empresa Guatemarmol que en
    1963 principia operaciones sin autorización estatal.
    Reúnen a la población y lanzan sus arengas
    revolucionarias; una muchacha le pregunta a "Manzana" que ellos
    quiénes son y este responde: Somos los jóvenes
    rebeldes
    . Y según cuenta el autor, César
    Montes "utiliza después esa cándida
    expresión para burlarse de Manzana ante los demás"
    (página 226), chanza que seguramente hirió el amor
    propio del burlado y acrecentó la animadversión que
    sentía hacia él y su inexperiencia política
    y militar para actuar como comandante, lo que se aprecia en las
    críticas que le hace a lo largo de varias páginas
    del libro (v.g. 339, 378, 424 y 438).

    Son 469 páginas en las que si bien se encuentran
    minucias innecesarias en un libro de memorias (ir al sanitario,
    bañarse, padecer de fiebre por la malaria, recoger
    leña, buscar agua, etc.), que ninguna trascendencia tienen
    para valorar la lucha revolucionaria, bien vale la
    pena leer para confrontarlas después con lo escrito por
    otros excomandantes, uno de los cuales (Pedro Palma
    Lau) se atrevió a publicar en 2011 lo que denomina como
    pasajes y perfiles de la guerra revolucionaria en la Sierra Madre
    de Guatemala, en tanto que Monsanto ("Manzana") narra lo vivido
    en la Sierra de las Minas.

    El atrevimiento de Palma Lau deviene en que no puede
    aceptarse el cambio radical de alguien que como nombre de guerra
    se hacía llamar "Comandante Pancho" en épocas
    pretéritas (miembro de 1972 a 1996 de la
    Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas
    –ORPA), aunque sus compañeros de armas lo
    clasificaban como parte del grupo de compañeros que
    pertenecían a "la pequeña burguesía armada",
    que en 1999 participó en las elecciones generales como
    candidato a diputado de la URNG, aunque no ganó la curul,
    pero a partir del año 2000 cambió de bando y se
    enlistó en las filas de un partido de derecha,
    ocupó el cargo de Secretario de Asuntos Agrarios de 2000 a
    2002 y participó en 2007 apoyando la
    campaña presidencial del general condenado por genocidio
    en mayo de 2013, aunque las cortes hayan ordenado
    repetir parte del proceso y por ende la sentencia fue anulada.
    Uno de los abogados defensores de este fue el también
    exguerrillero Danilo Rodríguez, que contradijo a la
    fiscalía afirmando vehementemente que su cliente el
    cándido general no sabía de las masacres realizadas
    por el ejército durante 1982-1983.

    Si las memorias son o debieran ser el espejo de una
    persona que en lontananza reflexiona y cuenta lo que fue su vida
    o parte de esta, para beneficio, enseñanza e incluso
    crítica de sus amigos y detractores, Pablo Monsanto
    seguramente lo pensó más de dos veces al escribir
    algunos párrafos y páginas completas, habida cuenta
    que ejerce una labor de autocrítica por acciones y errores
    cometidos durante el período 1962-1968.

    Autores que otrora fueron guerrilleros o líderes
    de izquierda han dejado como legado su propio testimonio para que
    cada quien extraiga las conclusiones respectivas, tales como
    Mario Payeras en Los Días de la Selva (1981),
    Gustavo (el Sholón) Porras en Las Huellas de
    Guatemala
    (2009), José Manuel Fortuny con sus
    Memorias (2002), las que originalmente publicó
    Marco Antonio (el Bolo) Flores con el título Fortuny:
    un comunista guatemalteco
    (1994), la que por cierto es mejor
    por su fina prosa que lo contado directamente por Fortuny
    (qué redacción tan pobre para alguien que se
    significó y ufanó de haber escrito
    prácticamente todos los discursos de Jacobo Arbenz en la
    campaña presidencial de 1950, como presidente 1951-1954 y
    en particular el de renuncia), o bien el de Miguel Ángel
    Sandoval, El sueño de la paz. El inicio del
    diálogo gobierno-guerrilla
    (2013).

    Del prologuista de Somos los jóvenes
    rebeldes
    , el cubano Ricardo Alarcón de Quesada debe
    recordarse que fue uno de los que acompañó a Fidel
    Castro durante más de 4 décadas, llegando a ocupar
    los cargos de Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba y
    Presidente de la Asamblea Nacional (Congreso) durante
    más de 12 años, el cual entregó a su sucesor
    en febrero de 2013.

    Según palabras de Alarcón, es interesante
    leer estas memorias de Monsanto, en virtud que:

    "Para el lector, especializado o no en este tema,
    resultará impactante conocer cómo numerosos hombres
    permanecen en la montaña por tanto tiempo, bajo las
    más adversas circunstancias, peligros, sacrificios y una
    virtual incomunicación con el mundo exterior, incluida la
    propia familia. Las razones que lo explican, son la conciencia,
    la fe en la victoria y la mística."

    Página XV, edición
    citada.

    "En el recuento que nos ofrece el autor, abundan
    pinceladas con las que se pasa revista a las más
    terrenales conductas de los combatientes de este destacamento
    guerrillero, incluidas faltas a la disciplina, identificando
    así, con naturalidad y desenfado, los lunares que
    también portan en la piel los héroes."

    Página XVI, edición
    citada.

    Empero, que a un lector le resulte impactante enterarse
    de las vicisitudes de sobrevivencia en la Sierra de las Minas por
    parte de un pequeño grupo de guerrilleros (nunca
    pasó de 38), la mayor parte ladinos y no más de 5
    de extracción indígena, es relativo. Llaman la
    atención algunas situaciones especiales (estar sin comer
    varios días, ingerir solamente agua para engañar al
    estómago, no tener medicinas a la mano para aliviar
    algunos dolores, pasar sin contacto sexual con el género
    opuesto durante más de ocho meses y en varios casos hasta
    dos años) pero no al extremo de sentirse impactado, aunque
    si sorprende leer que el grupo del MR-13 aplicó su propia
    "justicia revolucionaria" contra un compañero que
    intentó desertar, lo capturan y fusilan en 1962 y
    años después repiten la acción contra otros
    dos desertores.

    También asombra a alguien no especializado en el
    tema –tal como señala Alarcón–
    enterarse de las permanentes desavenencias entre César
    Montes y Pablo Monsanto, que este no tiene empacho en contar,
    hasta que su comandante no solo era autoritario sino que no
    sabía conducir el movimiento revolucionario,
    aprovechándose del cargo, haciendo el amor con una
    compañera en el mismo lugar donde todos dormían
    –o trataban de hacerlo porque la "joceadera" de la pareja
    no los dejaba conciliar el sueño–, y en virtud que
    Montes tarda más de un año en Vietnam (a donde
    había ido a instruirse en nuevas tácticas de
    guerra) y les envía carta anunciando que
    permanecerá más tiempo ahí para seguir
    aprendiendo, es defenestrado, su puesto lo asume Camilo
    Sánchez pero al ser este capturado y ejecutado por el
    ejército después del intento de secuestro y
    asesinato del embajador norteamericano John Gordon Mein el 24 de
    agosto de 1968, Monsanto asume la dirección y comandancia
    única de las FAR.

    Dos días después de la presentación
    oficial del libro de Monsanto, efectuada el 13 de noviembre de
    2013, Cesar Montes escribe en el periódico "Siglo21" que
    él asistió como invitado especial y que:

    "Emocionado hasta las lágrimas, fui
    mencionado por el autor y una ovación similar de pie nos
    fue brindada por los asistentes. […]

    Pablo es crítico de nosotros, de los
    dirigentes que tuvo, de sus compañeros, de
    sí mismo; es un aporte para estar bien y en
    paz con la Historia." 6

    El Prefacio de la obra puede salteárselo el
    lector, más parece un comunicado de los que antiguamente
    se leían al ser recogidos en las calles después del
    estallido de una bomba panfletera, pues es precisamente eso, un
    panfleto cargado del discurso de los años 60 del siglo
    pasado, como si las condiciones no hubiesen cambiado, o quien no
    lo hace es el autor.

    De los capítulos 1 a 8 la conclusión que
    se extrae es que se integró un grupo de soldados
    jóvenes y rebeldes, varios de los cuales provenían
    de las filas del ejército y otros eran estudiantes de
    secundaria o de la universidad nacional y dos profesionales
    (economista y antropólogo), pero sin ningún
    sustento ideológico, al extremo que aproximadamente
    en 1966 –reconoce Monsanto– con el
    ingreso del poeta Otto René Castillo a las filas del
    movimiento, se lo asignan para que este se haga cargo de formarlo
    en los conceptos teóricos del marxismo.

    Pasan grandes penas –se reconoce– para
    lograr convivir, adquirir alimentos, sobrevivir, pero ello no
    puede ser motivo para estar de acuerdo con el prologuista
    Alarcón quien llega a calificar todo esto como una
    epopeya. Si como los propios campesinos observaron cuando los
    veían, y a quienes trataban de convencer en su lucha,
    daban pena: pálidos, pelo enmarañado, barbados,
    flacos, con ropa raída que de garbo militar no
    tenía nada, etc. Y lo peor, ante las incursiones del
    ejército para dar con la guerrilla –esta solo se
    esconde y no ataca y a eso llama guerra popular prolongada–
    la población campesina ubicada en la Sierra de las Minas
    es la afectada: hay asesinato de colaboradores de los alzados en
    armas, si los atienden dándoles comida el ejército
    los masacra, y si no lo hacen sienten temor de que la guerrilla
    sea su verdugo.

    Al examinar las penurias que Monsanto describe en su
    libro (no solo las personales y de sobrevivencia, sino
    también la falta de vituallas, armamento, transporte y
    municiones), tal parece que se inspiró en El diario
    del Ché Guevara en Bolivia
    para contarlas. En ese
    diario no se encuentra tampoco ninguna epopeya, pero sí la
    deserción del ideólogo del movimiento, el
    francés Regis Debray. El otrora dirigente del PGT y de
    quien después se descubrió que era un infiltrado de
    la CIA, Carlos Manuel Pellecer (1920-2009), en su
    libro

    Caballeros sin esperanza (1973), que contiene
    la compilación de varios artículos escritos por
    él entre 1968 y 1971, relata los pormenores de la muerte
    absurda del Ché Guevara, de cómo este fue utilizado
    por Fidel Castro para sus propios fines, enviándolo a una
    muerte segura en Bolivia y convirtiéndolo en mártir
    pues solo así le era útil. Al final incluye un
    artículo sobre "El soldado del pueblo", Jacobo Arbenz,
    criticando a los partidos comunistas de Cuba, Argentina,
    Checoslovaquia, Praga y Rusia por haberlo tenido como un
    apestado, siendo que cuando fue presidente ofrecieron apoyar la
    revolución guatemalteca pero lo dejaron solo. El
    título del libro es una ironía, pues deviene de la
    designación de "Caballero de la esperanza" que un
    periodista dio a un líder comunista brasileño en la
    década de los 60's.

    Debe recordarse que Pellecer, no obstante que en
    Renuncia al comunismo (1968) dio a conocer las razones
    que tuvo para alejarse del Partido Guatemalteco del Trabajo al
    que perteneció durante 14 años, en sus
    páginas queda a salvo la figura de Arbenz, a quien
    también en Memoria en dos geografías
    (1963) lo recuerda como el mejor capitán que tuvo en la
    Escuela Politécnica donde estudió tres años
    y estando a pocos meses de graduarse fue capturado en marzo de
    1939 por atreverse a escribir en una carta lo que pensaba de los
    censores de correspondencia, acusado de complotista y sentenciado
    al fusilamiento, se salvó por alguien de influencia que
    abogó por él.

    Ergo: da la impresión que Monsanto escribe sus
    memorias para que se sepa que sufrieron mucho en las
    montañas de la Sierra de las Minas, que hubo quienes se
    aprovecharon del movimiento o no supieron conducirlo, que fueron
    tontos útiles en pocas palabras. Y así como el
    Ché Guevara, ellos también tuvieron su propia
    gesta, solo que…

    Monsanto no oculta tampoco su admiración por Juan
    José Arévalo y asegura que de haberle permitido
    participar en las elecciones de 1963, seguramente hubiera
    triunfado. Pero como el gobierno de Ydígoras se encontraba
    fuertemente cuestionado por el propio ejército, y ante la
    decisión de permitirle a quien ya había sido
    presidente de Guatemala (1945-1951) volver a participar, la
    institución armada por medio del ministro de la defensa,
    coronel Enrique Peralta Azurdia (1908 – 1997), da un golpe
    de estado la noche del 30 de marzo de 1963. La
    guerrilla instalada en la Sierra de las Minas ni se entera, sino
    hasta días después, pues no tiene un radio que
    capte las señales de las radiodifusoras y de bajar al
    pueblo para adquirir un periódico, ni hablar; cuando hacen
    incursiones aprovechan para llevarse periódicos de
    días y semanas atrás, para estar "al día" de
    lo que ocurre.

    El gobierno de Peralta ofrece una operación
    honestidad, para congraciarse con los sectores populares que
    criticaban a Ydígoras por la creciente corrupción.
    Y como desde 1954 cada gobierno resulta ser
    más de lo mismo, en plena guerra fría donde todo lo
    que parecía tener un tenue color rosa o puramente rojo era
    calificado de comunista, y a perseguir, secuestrar,
    asesinar y desaparecer se ha dicho, el de Peralta a través
    de su ministro de economía afirma el 10 de mayo de
    1963:

    "Si en lo político se están tomando
    medidas para combatir enérgicamente los brotes de
    subversión comunista y de erradicar definitivamente de
    Guatemala toda posibilidad de implantar la doctrina colectivista,
    en lo económico se debe con mayor razón, demostrar
    que el sistema por nosotros escogido, o sea el
    democrático, sí ofrece las soluciones que el
    comunismo sólo anuncia engañosamente pero que
    jamás cumple." 7

    Peralta Azurdia propició la elaboración de
    una nueva Constitución en 1965 aunque respaldó su
    violación muchas veces, sobre todo en lo que a
    garantías de la persona se refiere pues el estado de sitio
    y la limitación de los derechos individuales fue la
    constante, convirtiéndola en un "manto de Job"; y es que
    hizo lo que en su momento expresó el Presidente de la
    Asamblea Nacional Constituyente de 1945, el insigne Jorge
    García Granados, quien al referirse a la
    Constitución de 1879 derogada en 1944
    expresó:

    "Ciudadanos miembros de la Junta Revolucionaria de
    Gobierno: Después de que tuvisteis el gesto valeroso de
    colaborar con el pueblo de Guatemala para derrocar la
    tiranía que nos oprimía, tuvisteis también
    el gesto gallardo de destruir una Constitución que nunca
    se había cumplido y que era para nosotros el manto de Job
    que cubría las lacras que laceraban el cuerpo del pueblo
    de Guatemala." 8

    Amparado en la Constitución de 1965 Peralta
    Azurdia promueve reformas al Código de Trabajo aprobado
    durante el gobierno de Juan José Arévalo y que
    entró en vigor el 1 de mayo de 1947, declarando que si
    bien ofrece a los trabajadores ciertas garantías sociales,
    como la suscripción de pactos colectivos con sus patronos,
    hay de aquél que pretenda salirse del esquema de orden
    establecido:

    "El Gobierno ha cumplido ya con señalar, mediante
    la Carta Guatemalteca del Trabajo y las demás leyes
    sociales, cuál es el mínimo de derechos que
    corresponden al sector trabajo […]

    El Gobierno espera que, entre tales medios legales, los
    patronos y trabajadores utilicen primordialmente la
    negociación directa y la suscripción de pactos
    colectivos de condiciones de trabajo […] En aras de la
    unidad indispensable en estos momentos, el Estado
    estaría pronto a intervenir como fuera necesario,
    para restablecer el equilibrio y la armonía
    en los lugares en que hiciera falta." 9

    De todas estas medidas el Partido Guatemalteco del
    Trabajo (PGT), ni las FAR, dijeron nada, así como tampoco
    de la declaración referente a que en 1963 el
    ejército "se impuso" la tarea de la recuperación
    nacional "a partir del primero de abril de este año,
    cuando se vio obligado para poner fin a la corrupción y a
    la amenaza de una guerra civil".10

    Obligado por quién, nada más que por
    sí propio, para detener la candidatura de Juan José
    Arévalo, en donde la guerra civil no existía sino
    solo en la mente maquiavélica del ejército,
    amén de que las denominadas "Jornadas de marzo y abril de
    1962" no tenían como fin el derrocamiento de
    Ydígoras sino solo demostrar –por parte de los
    estudiantes de secundaria y universitarios– que no estaban
    de acuerdo con tanta corrupción. Monsanto pasa por alto
    (¿a propósito?) este detalle entre los cientos que
    comenta sin mayor trascendencia para la vida nacional, e incluso
    para el MR-13 o las FAR.

    Si Ricardo Alarcón de Quesada pretende que al
    lector le resulte impactante enterarse que las FAR eran el brazo
    armado del PGT y de cómo este se convence en 1966 que debe
    apoyar la candidatura presidencial del abogado Julio César
    Méndez Montenegro, con la idea preconcebida de que si gana
    no le será entregado el poder o bien que antes de las
    elecciones de marzo la derecha dará un golpe de estado, es
    impresionante observar que el análisis de los
    "ideólogos" del PGT era tan infantil que creían que
    la población se levantaría en armas para protestar
    y ellos serían los abanderados del movimiento para tomar
    el poder. ¿Y entonces, dónde lo extraordinario de
    la narración de Monsanto?

    La historia registra que ocurrió lo contrario:
    Méndez recibe la presidencia pero lo que nadie
    sabía hasta que dos años después lo destapa
    el vicepresidente de la república Clemente
    Marroquín Rojas, es que el candidato presidencial
    había pactado previamente con el ejército, quien
    arrogándose ser quien decide lo mejor para la
    nación, lo conmina a que les deje mano libre para aplicar
    su estrategia contrainsurgente (con el apoyo de los grupos
    paramilitares como la Mano Blanca, el NOA, el Jaguar Justiciero y
    otros) a cambio de dejarlo "gobernar". Lo raro del asunto es que
    Monsanto no señala nada de esto, solo que el PGT se
    equivocó y las FAR –él incluido–
    participaron en la contienda política arengando a la
    población para que votara por Méndez
    Montenegro.

    El problema fue después; Méndez llega a la
    presidencia el 1 de julio de 1966, pero a los pocos meses el
    Ejército inicia la represión en el campo y la
    ciudad. En Río Hondo, Jones, Estanzuela, Teculután,
    Santa Rosalía y otros lugares del departamento de
    Zacapa donde tiene sus bases la guerrilla, la
    población cree que los guerrilleros ya se van, que
    regresarán a la capital para tomar el poder, pero
    estos le dicen que no es así, que deben esperar y al
    hablarles de que la guerra es prolongada viene el desencanto, los
    campesinos se saben engañados y optan por retirar su
    colaboración a la guerrilla. Descrito más o menos
    así por Pablo Monsanto, resulta impactante, pero no
    más allá de lo que se lee. Sencillamente, fueron
    los "tontos útiles" a que se refería Carlos Manuel
    Pellecer en Útiles después de muertos
    (1966).

    En octubre de 1966, la debacle para el movimiento
    guerrillero de las FAR: Luis Turcios Lima fallece carbonizado en
    un accidente de tránsito en la capital a las 3 de la
    mañana del día 2, salvándose la
    compañera que iba con él. Monsanto califica la
    muerte como un atentado, que el vehículo en que se
    conducía había sido "arreglado" para que a
    determinada velocidad frenara de repente, ocasionando que volcara
    y se incendiara. Es como asegurar que el error del comandante de
    conducir él mismo el vehículo, sin seguridad o
    escolta, a esa hora y… le corresponde a otro, no al piloto
    del automóvil.

    Lo cierto es que la muerte de Turcios Lima ocasiona un
    desmoronamiento en las filas de las FAR, desazón en sus
    "dirigentes" naturales que no saben qué hacer y el
    nombramiento de César Montes, el eterno "rival" de
    Monsanto.

    El autor no se cansa de criticar la decisión del
    PGT de sostener la guerra popular prolongada en tres fases,
    adoptada en el III Congreso del partido donde se establece como
    opción única la utilización de todas las
    formas de lucha, la cual confirma un año después al
    definir que la lucha armada es la que permitirá el acceso
    al poder (véase por ejemplo, páginas 229, 257, 304,
    444, 456 y 459). Sin embargo, ante los errores tácticos y
    estratégicos cometidos por la dirección del
    partido, que de dirigir la lucha revolucionaria no sabe nada, las
    FAR desautorizan al PGT en 1968 y deciden continuar solos en la
    lucha, pero esto es otra historia que no aparece en el libro de
    Monsanto, quizás en una segunda parte. Y es que en febrero
    de 1968, suscrita en la Sierra de las Minas por Marco Antonio Yon
    Sosa y Cesar Montes, se emite la "Declaración de
    Unificación de las FAR y el Movimiento 13 de Noviembre", y
    en sus párrafos se lee acerca de "la independencia
    obtenida por las FAR al haberse liberado del tutelaje
    dogmático de la camarilla oportunista del PGT" y se acusa
    al "gobierno títere y sanguinario del presidente
    Méndez Montenegro", ese a quien las FAR habían
    apoyado desde 1965 para que ganara las elecciones en
    1966.

    Fortuny en el PGT criticó las acciones
    insurgentes porque creía que no era con la guerra que se
    lograría alcanzar el ideal esperado, pero el directorio
    del Partido decidió que no había otro camino en tal
    época. Ver las Memorias de este, y mejor si se
    consulta la obra del Bolo Flores que es concreta en los
    detalles.

    El capítulo 15 del libro de Pablo
    Monsanto, "Conclusiones", es llano y abierto; en
    este efectúa un repaso de lo anotado en apartados
    anteriores, reconociendo errores, corrigiendo la estrategia
    revolucionaria a seguir después de que asume la
    comandancia de las FAR en agosto de 1968. Cada uno de los doce
    numerales que contiene es motivo de reflexión acerca de lo
    que se hizo, se dejó de hacer y de preparación para
    lo que viene. Si la experiencia de los siete años
    anteriores le sirvió para "desfacer entuertos" es algo que
    sólo él sabe; lo cierto es que durante el proceso
    de conducción de las FAR se le acusó de
    misógino, de no permitir que los revolucionarios
    indígenas ocuparan posiciones de mando, de hacer a un lado
    a las mujeres por simple machismo, y otras falencias que de
    alguna manera opacan su liderazgo. Pero esto es lo parte de lo
    que la historia juzgará o absolverá.

    Con todo y todo, se reitera: vale la pena
    leer la obra de Pablo Monsanto (Jorge Ismael Soto),
    Somos los jóvenes rebeldes, Guatemala insurgente
    (2013).

    FUENTES CONSULTADAS

    · Asamblea Nacional Constituyente; Diario de
    sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente de 1945
    .
    Guatemala : Edición facsimilar. Tipografía
    Nacional, 2006 [1951].

    · Cuba MinRex; Asiste el embajador de Cuba al
    lanzamiento del libro del Comandante Pablo Santo "Somos los
    jóvenes rebeldes
    ". 14 de noviembre de 2013. Portal
    electrónico en
    http://www.cubaminrex.cu/es/asiste-el-embajador-de-cuba-al-
    lanzamiento-del-libro-del-comandante-pablo-santo-somos-los-jovenes

    · Flores, Marco Antonio; "Otto René, el
    poeta". En: Los años de fuego. Guatemala :
    Tipografía Nacional, 2011.

    · Ministerio de Economía;
    Política económica del gobierno militar
    1963-1966
    . Guatemala : Editorial del
    Ejército, 1966.

    · Monsanto, Pablo; Somos los jóvenes
    rebeldes, Guatemala insurgente
    . Guatemala : F&G
    Editores, 2013.

    · Montes, César; Somos
    los jóvenes rebeldes.
    Edición digital del
    periódico "Siglo21", 15 de noviembre 2013:
    http://www.s21.com.gt/mochila-hombro/2013/11/15/somos-
    jovenes-rebeldes

    · Muñoz, Víctor;
    La reina ingrata. Guatemala : Editorial Cultura,
    2013.

    · Porras de Chang, Marielos, y Santizo Coronado,
    Julio [recopiladores]; El Fu Lu Sho de los recuerdos.
    Guatemala : Ediciones del Jazmín, 2012.

    · Sáenz de Tejada, Ricardo;
    Palabras para la presentación del libro "Somos
    los
    jóvenes rebeldes. Guatemala
    Insurgente." De Pablo Monsanto
    . 13 de noviembre de
    2013.
    http://comunitariapress.wordpress.com/2013/11/16/palabras-para-la-
    presentacion-del-libro-somos-los-jovenes-rebeldes-guatemala-insurgente-de-pablo-
    monsanto/comment-page-1/#comment-201

    · Velásquez, Álvaro;
    ¿Dónde están los jóvenes
    rebeldes?
    Edición electrónica del
    periódico "Siglo.21" del 21 de noviembre de 2013,
    http://www.s21.com.gt/armadas/2013/11/21/donde-estan-jovenes-rebeldes

    NOTAS:

    1 Flores, Marco Antonio; "Otto René, el poeta".
    En: Los años de fuego. Guatemala : Tipografía
    Nacional, 2011. Página88.

    2 Muñoz, Víctor; La reina ingrata.
    Guatemala : Editorial Cultura, 2013. Páginas 71 a
    72.

    3 De aquí en adelante las citas que se hagan de
    este libro provienen de la edición en
    mención.

    4 Véase reseña de la actividad en:
    Velásquez, Álvaro; ¿Dónde
    están los jóvenes rebeldes?. Edición
    electrónica del periódico "Siglo.21" del 21
    de noviembre de 2013,
    http://www.s21.com.gt/armadas/2013/11/21/donde-estan-jovenes-rebeldes
    Cuba MinRex; Asiste el embajador de Cuba al lanzamiento del
    libro del Comandante Pablo Santo "Somos los jóvenes
    rebeldes". 14 de noviembre de 2013. Portal electrónico en
    http://www.cubaminrex.cu/es/asiste-el-
    embajador-de-cuba-al-lanzamiento-del-libro-del-comandante-pablo-santo-somos-los-jovenes
    Sáenz de Tejada, Ricardo; Palabras para la
    presentación del libro "Somos los jóvenes rebeldes.
    Guatemala Insurgente." De Pablo Monsanto. 13 de noviembre de
    2013.
    http://comunitariapress.wordpress.com/2013/11/16/palabras-para-la-presentacion-del-libro-somos-los-jovenes-rebeldes-guatemala-insurgente-de-pablo-monsanto/comment-page-1/#comment-201

    5 Porras de Chang, Marielos, y Santizo Coronado, Julio
    [recopiladores]; El Fu Lu Sho de los
    recuerdos.Guatemala : Ediciones del Jazmín,
    2012.

    6 Montes, César; Somos los jóvenes
    rebeldes. Edición digital del periódico "Siglo21",
    15 de noviembre 2013:
    http://www.s21.com.gt/mochila-hombro/2013/11/15/somos-jovenes-rebeldes

    7 Ministerio de Economía; Política
    económica del gobierno militar 1963-1966. Guatemala :
    Editorial del Ejército, 1966. Página
    16.

    8 Asamblea Nacional Constituyente; Diario de sesiones de
    la Asamblea Nacional Constituyente de 1945. Guatemala :
    Edición facsimilar. Tipografía Nacional, 2006
    [1951]. Páginas 15 a 16.

    9 Ministerio de Economía; Política
    económica del gobierno militar 1963-1966. Op. Cit.,
    páginas 17 a 18.

    10 Idem., pág. 29

     

     

    Autor:

    Ariel Batres Villagrán

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