Somos los jóvenes rebeldes. Memorias de un exguerrillero (2a. edición aumentada)
– Monografias.com
Somos los jóvenes rebeldes.
Memorias de un exguerrillero. Segunda
edición
"y estás de pie presente en la
nostalgia" Marco Antonio Flores 1
En Guatemala ocurrió una guerra no declarada que
en lenguaje políticamente correcto fue denominada como
"enfrentamiento armado interno" toda vez que no llenaba los
requisitos para clasificarla como guerra, a decir de los
especialistas en asuntos de seguridad nacional, habida cuenta que
no se trató de dos ejércitos que medían
fuerzas tratando uno de subyugar al otro para apoderarse del
territorio en disputa (cual guerra de conquista), sino de un
ejército contra un grupo insurgente levantado en armas. De
todos modos, guerra o enfrentamiento, los resultados fueron
atroces; 36 años continuos de conflicto que concluyeron en
diciembre de 1996 con la firma de los Acuerdos de Paz, tuvieron
como balance más de 200,000 muertos (80% indígenas)
y 40,000 desaparecidos, medio millón de desplazados
internos que huyeron de sus hogares hacia las montañas o
bien al Estado de Chiapas, México, convirtiéndose
en parias o en población en resistencia contra: el hambre,
las enfermedades, la desnutrición, escapando del
ejército y de las patrullas de autodefensa civil, y
también de la guerrilla. Pero no fue guerra insisten los
"expertos".
Empero, las cifras anteriores no se conocieron en su
momento sino hasta 1998 con el Informe de la
Recuperación de la Memoria Histórica (1998),
también conocido como "Guatemala: Nunca Más"
(Informe REMHI), ratificadas y ampliadas en el Informe de la
Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH),
que actuó como comisión de la verdad y
reconciliación de Guatemala, Guatemala: Memoria del
silencio (1999).
Antes de la publicación de tales informes los
datos eran escuetos, los medios de comunicación social
prácticamente no comunicaban nada de lo que
ocurría, a veces por autocensura, otras por la
presión de los diversos gobiernos militares en el poder
desde 1962, o simplemente porque no les interesaba. Las masacres
y genocidio fueron conociéndose hasta después de
1986 cuando el país entra a una nueva etapa, denominada de
transición democrática. Cuánta razón
tuvo el cuentista y novelista Víctor Muñoz, Premio
Nacional de Literatura 2013, al recordar que en 1983:
"En ese tiempo la guerra estaba en lo mejor; pero era
una guerra que se libraba lejos de nosotros, por lo que
vivíamos ajenos a ella. Como si estuviéramos en
otro mundo. Al menos para mí, conocer la cantidad de
muertos, las atrocidades cometidas por unos y por otros y el
sufrimiento de tanta gente, vino a ser algo así
como una vergonzosa revelación. Y es una cosa
interesante, pero en otros países sí se
sabía lo que estaba ocurriendo aquí. Como quiera
que sea, todo eso de la guerra y sus consecuencias viene a ser
algo así como el recuerdo incómodo que urge
olvidar. Creo que afirmar semejante sandez es el resultado del
cinismo a que me refiero arriba. Es que resulta bochornoso
reconocer la ocurrencia de tales acontecimientos sin haber hecho
algo, pero nosotros estábamos en la capital, afanados cada
quien en sus cosas y sin saber lo que estaba sucediendo apenas
atrás de nuestras propias casas."
2
¿Cuáles fueron los orígenes del
"enfrentamiento" y de la guerrilla en Guatemala? Muchas historias
se han tejido, según quienes las cuentan. Han sido
publicados diversos testimonios –valiosos o no,
según la óptica desde la cual se les examine–
principalmente por excomandantes guerrilleros, pues a los
militares, salvo muy escasas excepciones, como que no les
interesa contar sus propios relatos de guerra. Y es que
según el balance que arrojó el informe
Guatemala: Memoria del silencio (1994) de la
Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH),
el 93% de las matanzas fueron responsabilidad del heroico
Ejército de Guatemala, en tanto que un 3% se le atribuye a
las fuerzas guerrilleras; el 4% restante se le asigna a otros
grupos, entre los cuales resaltan las fuerzas paramilitares de
que se valía el Estado contrainsurgente para justificar
que los secuestros y asesinatos no eran de su
autoría.
En 1960 presidía los destinos de la nación
el general e ingeniero Miguel Ydígoras
Fuentes (1985-1982); gobernó durante el
período comprendido del 2 de marzo de 1958 al
31 de marzo de 1963. Anticomunista declarado, no
podía ser de otra forma, rompió relaciones
diplomáticas con Cuba en 1959, y en 1960 vergonzosamente
se plegó a los intereses norteamericanos al "prestar" el
territorio nacional sin autorización del Congreso de la
República y de forma secreta, para que tropas mercenarias
reclutadas por el "Army" recibiesen entrenamiento para lo que se
conocería como la fracasada invasión de 1961 a la
Bahía de Cochinos en Cuba, lo que se convirtió
también en uno de los principales fracasos del presidente
John F. Kennedy. El día de la invasión (16 de
abril) dos líderes comunistas guatemaltecos se encontraban
en la isla: José Manuel Fortuny (del Partido Guatemalteco
del Trabajo –PGT–) y César Montes, comandante
de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR).
Si bien para la población en general era un
secreto lo del entrenamiento de un ejército mercenario
para invadir Cuba, sí era palpable la extrema
corrupción existente en el gobierno. Lo cierto es que el
13 de noviembre de 1960 un pequeño grupo de jóvenes
oficiales, suboficiales y soldados del Ejército Nacional
de Guatemala se rebelan contra los malos manejos del gobierno de
Ydígoras Fuentes y declaran que se sienten traicionados
por este al haber prestado el territorio para el
entrenamiento de cubanos disidentes, provenientes del exilio de
Miami, ni más ni menos que tropas extranjeras; empero, por
falta de coordinación entre los que dirigen la asonada y
la defección de varios de los conjurados que los
traicionan, en esa misma fecha deben huir hacia las bases
militares de Zacapa (Luis Trejo Esquivel ya la había
tomado) y Puerto Barrios, donde creen que sus compañeros
los ayudarán, pero son derrotados a los dos días,
con la ayuda de los pilotos y aviones norteamericanos acantonados
en la Finca La Helvetia, ubicada en el departamento de
Rethalhuleu donde se adiestraba a los cubanos que
invadirían Cuba. Los principales líderes, Marco
Antonio Yon Sosa y Luis Turcios Lima deben esconderse y partir al
exilio radicando en El Salvador.
Quince meses después (7 de febrero de 1962) se
integra un pequeño grupo de jóvenes
rebeldes dirigidos por los dos anteriores y César
Montes (Julio César Macías, su nombre legal),
creando el Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre (MR-13).
Entre sus miembros aparece también el nombre de Pablo
Monsanto (Jorge Ismael Soto, nombre real), alias
"Manzana".
Si el 13 de noviembre de 1960 ese pequeño grupo
de oficiales del ejército prácticamente se
convirtieron en guerrilleros después de la acción
armada que pretendieron realizar, misma que fracasó, el 13
de noviembre de 2013 sale a luz el libro de memorias de Pablo
Monsanto, intitulado Somos los jóvenes rebeldes,
Guatemala insurgente. Guatemala : F&G Editores,
2013. 3 Para la presentación
del libro la editorial organizó un encuentro donde fue
comentado y aquilatada su valía, precisamente en la misma
fecha aludida. 4
En Somos los jóvenes rebeldes, el autor
narra en tercera persona minuciosos detalles de lo que
vivió a partir de los 17 años de edad cuando se
integró al MR-13 en febrero de 1962, hasta el
mes de agosto de 1968, momento en que se convierte en el
principal líder y comandante único de las Fuerzas
Armadas Rebeldes (FAR); ya tiene 23 años y casi 7 de
experiencia como "combatiente".
En el final de su actuación como
comandantes de la guerrilla guatemalteca, los
representantes de los cuatro grupos de alzados en armas y
coaligados en la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca
(URNG) se convirtieron en "comandantes de salón", reunidos
en hoteles cinco estrellas y "divorciados" de sus bases. Antes no
era así. Después de la fundación del MR-13
en febrero de 1962, pasa un año y se crean las FAR en un
pequeño restaurante chino de tradición en la
capital guatemalteca, fundado en 1956, el Fu Lu Sho (felicidad,
prosperidad y longevidad), 5 con la
diferencia que esa reunión sí fue
trascendental:
"El año 1963 comienza con el mayor caos que pueda
concebirse. Enero inicia con movimientos reivindicativos:
trabajadores de correos y de la salud se declaran en
huelga.
El 7 de febrero se produce una reunión en el
centro de la Ciudad de Guatemala, a pocas calles del Palacio
Nacional, en las propias narices del gobierno: en el restaurante
Fu Lu Sho, de la 6ª avenida y 12 calle de la zona 1. En esa
reunión participan el teniente Marco Antonio Yon Sosa, el
subteniente y ranger Luis Augusto Turcios Lima, y los civiles
Bernardo Alvarado Monzón, Mario Silva Jonama,
Joaquín Noval y Bernardo (Nayo) Lemus. Allí
acuerdan dar a conocer públicamente la creación de
las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), integrando la
representación del Movimiento 13 de Noviembre, el Partido
Guatemalteco del Trabajo y el Movimiento 12 de abril, nombrando
como jefe militar de la organización al Comandante Yon
Sosa." Página 32, edición citada.
El título del libro proviene de una experiencia
personal de Pablo Monsanto: junto con César Montes y otros
guerrilleros realizan en enero de 1965 una incursión en la
aldea Santa Rosalía de Mármol (departamento de
Zacapa), mismo lugar donde se ubica la empresa Guatemarmol que en
1963 principia operaciones sin autorización estatal.
Reúnen a la población y lanzan sus arengas
revolucionarias; una muchacha le pregunta a "Manzana" que ellos
quiénes son y este responde: Somos los jóvenes
rebeldes. Y según cuenta el autor, César
Montes "utiliza después esa cándida
expresión para burlarse de Manzana ante los demás"
(página 226), chanza que seguramente hirió el amor
propio del burlado y acrecentó la animadversión que
sentía hacia él y su inexperiencia política
y militar para actuar como comandante, lo que se aprecia en las
críticas que le hace a lo largo de varias páginas
del libro (v.g. 339, 378, 424 y 438).
Son 469 páginas en las que si bien se encuentran
minucias innecesarias en un libro de memorias (ir al sanitario,
bañarse, padecer de fiebre por la malaria, recoger
leña, buscar agua, etc.), que ninguna trascendencia tienen
para valorar la lucha revolucionaria, bien vale la
pena leer para confrontarlas después con lo escrito por
otros excomandantes, uno de los cuales (Pedro Palma
Lau) se atrevió a publicar en 2011 lo que denomina como
pasajes y perfiles de la guerra revolucionaria en la Sierra Madre
de Guatemala, en tanto que Monsanto ("Manzana") narra lo vivido
en la Sierra de las Minas.
El atrevimiento de Palma Lau deviene en que no puede
aceptarse el cambio radical de alguien que como nombre de guerra
se hacía llamar "Comandante Pancho" en épocas
pretéritas (miembro de 1972 a 1996 de la
Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas
–ORPA), aunque sus compañeros de armas lo
clasificaban como parte del grupo de compañeros que
pertenecían a "la pequeña burguesía armada",
que en 1999 participó en las elecciones generales como
candidato a diputado de la URNG, aunque no ganó la curul,
pero a partir del año 2000 cambió de bando y se
enlistó en las filas de un partido de derecha,
ocupó el cargo de Secretario de Asuntos Agrarios de 2000 a
2002 y participó en 2007 apoyando la
campaña presidencial del general condenado por genocidio
en mayo de 2013, aunque las cortes hayan ordenado
repetir parte del proceso y por ende la sentencia fue anulada.
Uno de los abogados defensores de este fue el también
exguerrillero Danilo Rodríguez, que contradijo a la
fiscalía afirmando vehementemente que su cliente el
cándido general no sabía de las masacres realizadas
por el ejército durante 1982-1983.
Si las memorias son o debieran ser el espejo de una
persona que en lontananza reflexiona y cuenta lo que fue su vida
o parte de esta, para beneficio, enseñanza e incluso
crítica de sus amigos y detractores, Pablo Monsanto
seguramente lo pensó más de dos veces al escribir
algunos párrafos y páginas completas, habida cuenta
que ejerce una labor de autocrítica por acciones y errores
cometidos durante el período 1962-1968.
Autores que otrora fueron guerrilleros o líderes
de izquierda han dejado como legado su propio testimonio para que
cada quien extraiga las conclusiones respectivas, tales como
Mario Payeras en Los Días de la Selva (1981),
Gustavo (el Sholón) Porras en Las Huellas de
Guatemala (2009), José Manuel Fortuny con sus
Memorias (2002), las que originalmente publicó
Marco Antonio (el Bolo) Flores con el título Fortuny:
un comunista guatemalteco (1994), la que por cierto es mejor
por su fina prosa que lo contado directamente por Fortuny
(qué redacción tan pobre para alguien que se
significó y ufanó de haber escrito
prácticamente todos los discursos de Jacobo Arbenz en la
campaña presidencial de 1950, como presidente 1951-1954 y
en particular el de renuncia), o bien el de Miguel Ángel
Sandoval, El sueño de la paz. El inicio del
diálogo gobierno-guerrilla (2013).
Del prologuista de Somos los jóvenes
rebeldes, el cubano Ricardo Alarcón de Quesada debe
recordarse que fue uno de los que acompañó a Fidel
Castro durante más de 4 décadas, llegando a ocupar
los cargos de Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba y
Presidente de la Asamblea Nacional (Congreso) durante
más de 12 años, el cual entregó a su sucesor
en febrero de 2013.
Según palabras de Alarcón, es interesante
leer estas memorias de Monsanto, en virtud que:
"Para el lector, especializado o no en este tema,
resultará impactante conocer cómo numerosos hombres
permanecen en la montaña por tanto tiempo, bajo las
más adversas circunstancias, peligros, sacrificios y una
virtual incomunicación con el mundo exterior, incluida la
propia familia. Las razones que lo explican, son la conciencia,
la fe en la victoria y la mística."
Página XV, edición
citada.
"En el recuento que nos ofrece el autor, abundan
pinceladas con las que se pasa revista a las más
terrenales conductas de los combatientes de este destacamento
guerrillero, incluidas faltas a la disciplina, identificando
así, con naturalidad y desenfado, los lunares que
también portan en la piel los héroes."
Página XVI, edición
citada.
Empero, que a un lector le resulte impactante enterarse
de las vicisitudes de sobrevivencia en la Sierra de las Minas por
parte de un pequeño grupo de guerrilleros (nunca
pasó de 38), la mayor parte ladinos y no más de 5
de extracción indígena, es relativo. Llaman la
atención algunas situaciones especiales (estar sin comer
varios días, ingerir solamente agua para engañar al
estómago, no tener medicinas a la mano para aliviar
algunos dolores, pasar sin contacto sexual con el género
opuesto durante más de ocho meses y en varios casos hasta
dos años) pero no al extremo de sentirse impactado, aunque
si sorprende leer que el grupo del MR-13 aplicó su propia
"justicia revolucionaria" contra un compañero que
intentó desertar, lo capturan y fusilan en 1962 y
años después repiten la acción contra otros
dos desertores.
También asombra a alguien no especializado en el
tema –tal como señala Alarcón–
enterarse de las permanentes desavenencias entre César
Montes y Pablo Monsanto, que este no tiene empacho en contar,
hasta que su comandante no solo era autoritario sino que no
sabía conducir el movimiento revolucionario,
aprovechándose del cargo, haciendo el amor con una
compañera en el mismo lugar donde todos dormían
–o trataban de hacerlo porque la "joceadera" de la pareja
no los dejaba conciliar el sueño–, y en virtud que
Montes tarda más de un año en Vietnam (a donde
había ido a instruirse en nuevas tácticas de
guerra) y les envía carta anunciando que
permanecerá más tiempo ahí para seguir
aprendiendo, es defenestrado, su puesto lo asume Camilo
Sánchez pero al ser este capturado y ejecutado por el
ejército después del intento de secuestro y
asesinato del embajador norteamericano John Gordon Mein el 24 de
agosto de 1968, Monsanto asume la dirección y comandancia
única de las FAR.
Dos días después de la presentación
oficial del libro de Monsanto, efectuada el 13 de noviembre de
2013, Cesar Montes escribe en el periódico "Siglo21" que
él asistió como invitado especial y que:
"Emocionado hasta las lágrimas, fui
mencionado por el autor y una ovación similar de pie nos
fue brindada por los asistentes. […]
Pablo es crítico de nosotros, de los
dirigentes que tuvo, de sus compañeros, de
sí mismo; es un aporte para estar bien y en
paz con la Historia." 6
El Prefacio de la obra puede salteárselo el
lector, más parece un comunicado de los que antiguamente
se leían al ser recogidos en las calles después del
estallido de una bomba panfletera, pues es precisamente eso, un
panfleto cargado del discurso de los años 60 del siglo
pasado, como si las condiciones no hubiesen cambiado, o quien no
lo hace es el autor.
De los capítulos 1 a 8 la conclusión que
se extrae es que se integró un grupo de soldados
jóvenes y rebeldes, varios de los cuales provenían
de las filas del ejército y otros eran estudiantes de
secundaria o de la universidad nacional y dos profesionales
(economista y antropólogo), pero sin ningún
sustento ideológico, al extremo que aproximadamente
en 1966 –reconoce Monsanto– con el
ingreso del poeta Otto René Castillo a las filas del
movimiento, se lo asignan para que este se haga cargo de formarlo
en los conceptos teóricos del marxismo.
Pasan grandes penas –se reconoce– para
lograr convivir, adquirir alimentos, sobrevivir, pero ello no
puede ser motivo para estar de acuerdo con el prologuista
Alarcón quien llega a calificar todo esto como una
epopeya. Si como los propios campesinos observaron cuando los
veían, y a quienes trataban de convencer en su lucha,
daban pena: pálidos, pelo enmarañado, barbados,
flacos, con ropa raída que de garbo militar no
tenía nada, etc. Y lo peor, ante las incursiones del
ejército para dar con la guerrilla –esta solo se
esconde y no ataca y a eso llama guerra popular prolongada–
la población campesina ubicada en la Sierra de las Minas
es la afectada: hay asesinato de colaboradores de los alzados en
armas, si los atienden dándoles comida el ejército
los masacra, y si no lo hacen sienten temor de que la guerrilla
sea su verdugo.
Al examinar las penurias que Monsanto describe en su
libro (no solo las personales y de sobrevivencia, sino
también la falta de vituallas, armamento, transporte y
municiones), tal parece que se inspiró en El diario
del Ché Guevara en Bolivia para contarlas. En ese
diario no se encuentra tampoco ninguna epopeya, pero sí la
deserción del ideólogo del movimiento, el
francés Regis Debray. El otrora dirigente del PGT y de
quien después se descubrió que era un infiltrado de
la CIA, Carlos Manuel Pellecer (1920-2009), en su
libro
Caballeros sin esperanza (1973), que contiene
la compilación de varios artículos escritos por
él entre 1968 y 1971, relata los pormenores de la muerte
absurda del Ché Guevara, de cómo este fue utilizado
por Fidel Castro para sus propios fines, enviándolo a una
muerte segura en Bolivia y convirtiéndolo en mártir
pues solo así le era útil. Al final incluye un
artículo sobre "El soldado del pueblo", Jacobo Arbenz,
criticando a los partidos comunistas de Cuba, Argentina,
Checoslovaquia, Praga y Rusia por haberlo tenido como un
apestado, siendo que cuando fue presidente ofrecieron apoyar la
revolución guatemalteca pero lo dejaron solo. El
título del libro es una ironía, pues deviene de la
designación de "Caballero de la esperanza" que un
periodista dio a un líder comunista brasileño en la
década de los 60's.
Debe recordarse que Pellecer, no obstante que en
Renuncia al comunismo (1968) dio a conocer las razones
que tuvo para alejarse del Partido Guatemalteco del Trabajo al
que perteneció durante 14 años, en sus
páginas queda a salvo la figura de Arbenz, a quien
también en Memoria en dos geografías
(1963) lo recuerda como el mejor capitán que tuvo en la
Escuela Politécnica donde estudió tres años
y estando a pocos meses de graduarse fue capturado en marzo de
1939 por atreverse a escribir en una carta lo que pensaba de los
censores de correspondencia, acusado de complotista y sentenciado
al fusilamiento, se salvó por alguien de influencia que
abogó por él.
Ergo: da la impresión que Monsanto escribe sus
memorias para que se sepa que sufrieron mucho en las
montañas de la Sierra de las Minas, que hubo quienes se
aprovecharon del movimiento o no supieron conducirlo, que fueron
tontos útiles en pocas palabras. Y así como el
Ché Guevara, ellos también tuvieron su propia
gesta, solo que…
Monsanto no oculta tampoco su admiración por Juan
José Arévalo y asegura que de haberle permitido
participar en las elecciones de 1963, seguramente hubiera
triunfado. Pero como el gobierno de Ydígoras se encontraba
fuertemente cuestionado por el propio ejército, y ante la
decisión de permitirle a quien ya había sido
presidente de Guatemala (1945-1951) volver a participar, la
institución armada por medio del ministro de la defensa,
coronel Enrique Peralta Azurdia (1908 – 1997), da un golpe
de estado la noche del 30 de marzo de 1963. La
guerrilla instalada en la Sierra de las Minas ni se entera, sino
hasta días después, pues no tiene un radio que
capte las señales de las radiodifusoras y de bajar al
pueblo para adquirir un periódico, ni hablar; cuando hacen
incursiones aprovechan para llevarse periódicos de
días y semanas atrás, para estar "al día" de
lo que ocurre.
El gobierno de Peralta ofrece una operación
honestidad, para congraciarse con los sectores populares que
criticaban a Ydígoras por la creciente corrupción.
Y como desde 1954 cada gobierno resulta ser
más de lo mismo, en plena guerra fría donde todo lo
que parecía tener un tenue color rosa o puramente rojo era
calificado de comunista, y a perseguir, secuestrar,
asesinar y desaparecer se ha dicho, el de Peralta a través
de su ministro de economía afirma el 10 de mayo de
1963:
"Si en lo político se están tomando
medidas para combatir enérgicamente los brotes de
subversión comunista y de erradicar definitivamente de
Guatemala toda posibilidad de implantar la doctrina colectivista,
en lo económico se debe con mayor razón, demostrar
que el sistema por nosotros escogido, o sea el
democrático, sí ofrece las soluciones que el
comunismo sólo anuncia engañosamente pero que
jamás cumple." 7
Peralta Azurdia propició la elaboración de
una nueva Constitución en 1965 aunque respaldó su
violación muchas veces, sobre todo en lo que a
garantías de la persona se refiere pues el estado de sitio
y la limitación de los derechos individuales fue la
constante, convirtiéndola en un "manto de Job"; y es que
hizo lo que en su momento expresó el Presidente de la
Asamblea Nacional Constituyente de 1945, el insigne Jorge
García Granados, quien al referirse a la
Constitución de 1879 derogada en 1944
expresó:
"Ciudadanos miembros de la Junta Revolucionaria de
Gobierno: Después de que tuvisteis el gesto valeroso de
colaborar con el pueblo de Guatemala para derrocar la
tiranía que nos oprimía, tuvisteis también
el gesto gallardo de destruir una Constitución que nunca
se había cumplido y que era para nosotros el manto de Job
que cubría las lacras que laceraban el cuerpo del pueblo
de Guatemala." 8
Amparado en la Constitución de 1965 Peralta
Azurdia promueve reformas al Código de Trabajo aprobado
durante el gobierno de Juan José Arévalo y que
entró en vigor el 1 de mayo de 1947, declarando que si
bien ofrece a los trabajadores ciertas garantías sociales,
como la suscripción de pactos colectivos con sus patronos,
hay de aquél que pretenda salirse del esquema de orden
establecido:
"El Gobierno ha cumplido ya con señalar, mediante
la Carta Guatemalteca del Trabajo y las demás leyes
sociales, cuál es el mínimo de derechos que
corresponden al sector trabajo […]
El Gobierno espera que, entre tales medios legales, los
patronos y trabajadores utilicen primordialmente la
negociación directa y la suscripción de pactos
colectivos de condiciones de trabajo […] En aras de la
unidad indispensable en estos momentos, el Estado
estaría pronto a intervenir como fuera necesario,
para restablecer el equilibrio y la armonía
en los lugares en que hiciera falta." 9
De todas estas medidas el Partido Guatemalteco del
Trabajo (PGT), ni las FAR, dijeron nada, así como tampoco
de la declaración referente a que en 1963 el
ejército "se impuso" la tarea de la recuperación
nacional "a partir del primero de abril de este año,
cuando se vio obligado para poner fin a la corrupción y a
la amenaza de una guerra civil".10
Obligado por quién, nada más que por
sí propio, para detener la candidatura de Juan José
Arévalo, en donde la guerra civil no existía sino
solo en la mente maquiavélica del ejército,
amén de que las denominadas "Jornadas de marzo y abril de
1962" no tenían como fin el derrocamiento de
Ydígoras sino solo demostrar –por parte de los
estudiantes de secundaria y universitarios– que no estaban
de acuerdo con tanta corrupción. Monsanto pasa por alto
(¿a propósito?) este detalle entre los cientos que
comenta sin mayor trascendencia para la vida nacional, e incluso
para el MR-13 o las FAR.
Si Ricardo Alarcón de Quesada pretende que al
lector le resulte impactante enterarse que las FAR eran el brazo
armado del PGT y de cómo este se convence en 1966 que debe
apoyar la candidatura presidencial del abogado Julio César
Méndez Montenegro, con la idea preconcebida de que si gana
no le será entregado el poder o bien que antes de las
elecciones de marzo la derecha dará un golpe de estado, es
impresionante observar que el análisis de los
"ideólogos" del PGT era tan infantil que creían que
la población se levantaría en armas para protestar
y ellos serían los abanderados del movimiento para tomar
el poder. ¿Y entonces, dónde lo extraordinario de
la narración de Monsanto?
La historia registra que ocurrió lo contrario:
Méndez recibe la presidencia pero lo que nadie
sabía hasta que dos años después lo destapa
el vicepresidente de la república Clemente
Marroquín Rojas, es que el candidato presidencial
había pactado previamente con el ejército, quien
arrogándose ser quien decide lo mejor para la
nación, lo conmina a que les deje mano libre para aplicar
su estrategia contrainsurgente (con el apoyo de los grupos
paramilitares como la Mano Blanca, el NOA, el Jaguar Justiciero y
otros) a cambio de dejarlo "gobernar". Lo raro del asunto es que
Monsanto no señala nada de esto, solo que el PGT se
equivocó y las FAR –él incluido–
participaron en la contienda política arengando a la
población para que votara por Méndez
Montenegro.
El problema fue después; Méndez llega a la
presidencia el 1 de julio de 1966, pero a los pocos meses el
Ejército inicia la represión en el campo y la
ciudad. En Río Hondo, Jones, Estanzuela, Teculután,
Santa Rosalía y otros lugares del departamento de
Zacapa donde tiene sus bases la guerrilla, la
población cree que los guerrilleros ya se van, que
regresarán a la capital para tomar el poder, pero
estos le dicen que no es así, que deben esperar y al
hablarles de que la guerra es prolongada viene el desencanto, los
campesinos se saben engañados y optan por retirar su
colaboración a la guerrilla. Descrito más o menos
así por Pablo Monsanto, resulta impactante, pero no
más allá de lo que se lee. Sencillamente, fueron
los "tontos útiles" a que se refería Carlos Manuel
Pellecer en Útiles después de muertos
(1966).
En octubre de 1966, la debacle para el movimiento
guerrillero de las FAR: Luis Turcios Lima fallece carbonizado en
un accidente de tránsito en la capital a las 3 de la
mañana del día 2, salvándose la
compañera que iba con él. Monsanto califica la
muerte como un atentado, que el vehículo en que se
conducía había sido "arreglado" para que a
determinada velocidad frenara de repente, ocasionando que volcara
y se incendiara. Es como asegurar que el error del comandante de
conducir él mismo el vehículo, sin seguridad o
escolta, a esa hora y… le corresponde a otro, no al piloto
del automóvil.
Lo cierto es que la muerte de Turcios Lima ocasiona un
desmoronamiento en las filas de las FAR, desazón en sus
"dirigentes" naturales que no saben qué hacer y el
nombramiento de César Montes, el eterno "rival" de
Monsanto.
El autor no se cansa de criticar la decisión del
PGT de sostener la guerra popular prolongada en tres fases,
adoptada en el III Congreso del partido donde se establece como
opción única la utilización de todas las
formas de lucha, la cual confirma un año después al
definir que la lucha armada es la que permitirá el acceso
al poder (véase por ejemplo, páginas 229, 257, 304,
444, 456 y 459). Sin embargo, ante los errores tácticos y
estratégicos cometidos por la dirección del
partido, que de dirigir la lucha revolucionaria no sabe nada, las
FAR desautorizan al PGT en 1968 y deciden continuar solos en la
lucha, pero esto es otra historia que no aparece en el libro de
Monsanto, quizás en una segunda parte. Y es que en febrero
de 1968, suscrita en la Sierra de las Minas por Marco Antonio Yon
Sosa y Cesar Montes, se emite la "Declaración de
Unificación de las FAR y el Movimiento 13 de Noviembre", y
en sus párrafos se lee acerca de "la independencia
obtenida por las FAR al haberse liberado del tutelaje
dogmático de la camarilla oportunista del PGT" y se acusa
al "gobierno títere y sanguinario del presidente
Méndez Montenegro", ese a quien las FAR habían
apoyado desde 1965 para que ganara las elecciones en
1966.
Fortuny en el PGT criticó las acciones
insurgentes porque creía que no era con la guerra que se
lograría alcanzar el ideal esperado, pero el directorio
del Partido decidió que no había otro camino en tal
época. Ver las Memorias de este, y mejor si se
consulta la obra del Bolo Flores que es concreta en los
detalles.
El capítulo 15 del libro de Pablo
Monsanto, "Conclusiones", es llano y abierto; en
este efectúa un repaso de lo anotado en apartados
anteriores, reconociendo errores, corrigiendo la estrategia
revolucionaria a seguir después de que asume la
comandancia de las FAR en agosto de 1968. Cada uno de los doce
numerales que contiene es motivo de reflexión acerca de lo
que se hizo, se dejó de hacer y de preparación para
lo que viene. Si la experiencia de los siete años
anteriores le sirvió para "desfacer entuertos" es algo que
sólo él sabe; lo cierto es que durante el proceso
de conducción de las FAR se le acusó de
misógino, de no permitir que los revolucionarios
indígenas ocuparan posiciones de mando, de hacer a un lado
a las mujeres por simple machismo, y otras falencias que de
alguna manera opacan su liderazgo. Pero esto es lo parte de lo
que la historia juzgará o absolverá.
Con todo y todo, se reitera: vale la pena
leer la obra de Pablo Monsanto (Jorge Ismael Soto),
Somos los jóvenes rebeldes, Guatemala insurgente
(2013).
FUENTES CONSULTADAS
· Asamblea Nacional Constituyente; Diario de
sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente de 1945.
Guatemala : Edición facsimilar. Tipografía
Nacional, 2006 [1951].
· Cuba MinRex; Asiste el embajador de Cuba al
lanzamiento del libro del Comandante Pablo Santo "Somos los
jóvenes rebeldes". 14 de noviembre de 2013. Portal
electrónico en
http://www.cubaminrex.cu/es/asiste-el-embajador-de-cuba-al-
lanzamiento-del-libro-del-comandante-pablo-santo-somos-los-jovenes
· Flores, Marco Antonio; "Otto René, el
poeta". En: Los años de fuego. Guatemala :
Tipografía Nacional, 2011.
· Ministerio de Economía;
Política económica del gobierno militar
1963-1966. Guatemala : Editorial del
Ejército, 1966.
· Monsanto, Pablo; Somos los jóvenes
rebeldes, Guatemala insurgente. Guatemala : F&G
Editores, 2013.
· Montes, César; Somos
los jóvenes rebeldes. Edición digital del
periódico "Siglo21", 15 de noviembre 2013:
http://www.s21.com.gt/mochila-hombro/2013/11/15/somos-
jovenes-rebeldes
· Muñoz, Víctor;
La reina ingrata. Guatemala : Editorial Cultura,
2013.
· Porras de Chang, Marielos, y Santizo Coronado,
Julio [recopiladores]; El Fu Lu Sho de los recuerdos.
Guatemala : Ediciones del Jazmín, 2012.
· Sáenz de Tejada, Ricardo;
Palabras para la presentación del libro "Somos
los jóvenes rebeldes. Guatemala
Insurgente." De Pablo Monsanto. 13 de noviembre de
2013.
http://comunitariapress.wordpress.com/2013/11/16/palabras-para-la-
presentacion-del-libro-somos-los-jovenes-rebeldes-guatemala-insurgente-de-pablo-
monsanto/comment-page-1/#comment-201
· Velásquez, Álvaro;
¿Dónde están los jóvenes
rebeldes? Edición electrónica del
periódico "Siglo.21" del 21 de noviembre de 2013,
http://www.s21.com.gt/armadas/2013/11/21/donde-estan-jovenes-rebeldes
NOTAS:
1 Flores, Marco Antonio; "Otto René, el poeta".
En: Los años de fuego. Guatemala : Tipografía
Nacional, 2011. Página88.
2 Muñoz, Víctor; La reina ingrata.
Guatemala : Editorial Cultura, 2013. Páginas 71 a
72.
3 De aquí en adelante las citas que se hagan de
este libro provienen de la edición en
mención.
4 Véase reseña de la actividad en:
Velásquez, Álvaro; ¿Dónde
están los jóvenes rebeldes?. Edición
electrónica del periódico "Siglo.21" del 21
de noviembre de 2013,
http://www.s21.com.gt/armadas/2013/11/21/donde-estan-jovenes-rebeldes
Cuba MinRex; Asiste el embajador de Cuba al lanzamiento del
libro del Comandante Pablo Santo "Somos los jóvenes
rebeldes". 14 de noviembre de 2013. Portal electrónico en
http://www.cubaminrex.cu/es/asiste-el-
embajador-de-cuba-al-lanzamiento-del-libro-del-comandante-pablo-santo-somos-los-jovenes
Sáenz de Tejada, Ricardo; Palabras para la
presentación del libro "Somos los jóvenes rebeldes.
Guatemala Insurgente." De Pablo Monsanto. 13 de noviembre de
2013.
http://comunitariapress.wordpress.com/2013/11/16/palabras-para-la-presentacion-del-libro-somos-los-jovenes-rebeldes-guatemala-insurgente-de-pablo-monsanto/comment-page-1/#comment-201
5 Porras de Chang, Marielos, y Santizo Coronado, Julio
[recopiladores]; El Fu Lu Sho de los
recuerdos.Guatemala : Ediciones del Jazmín,
2012.
6 Montes, César; Somos los jóvenes
rebeldes. Edición digital del periódico "Siglo21",
15 de noviembre 2013:
http://www.s21.com.gt/mochila-hombro/2013/11/15/somos-jovenes-rebeldes
7 Ministerio de Economía; Política
económica del gobierno militar 1963-1966. Guatemala :
Editorial del Ejército, 1966. Página
16.
8 Asamblea Nacional Constituyente; Diario de sesiones de
la Asamblea Nacional Constituyente de 1945. Guatemala :
Edición facsimilar. Tipografía Nacional, 2006
[1951]. Páginas 15 a 16.
9 Ministerio de Economía; Política
económica del gobierno militar 1963-1966. Op. Cit.,
páginas 17 a 18.
10 Idem., pág. 29
Autor:
Ariel Batres Villagrán