Las telenovelas argentinas de 1972 a 1992 y los cambios en la sociedad argentina
Hipótesis
Observación a los cambios de comportamiento de
los "arquetipos" tradicionales de las telenovelas argentinas, de
la década del 70 al 90, en base a los diferentes
fenómenos políticos, sociales, económicos y
culturales que sucedieron en el país.
Objetivo
El objetivo de esta investigación es analizar las
telenovelas más exitosas de la historia de la
televisión argentina en veinte años para mostrar
como cambiaron conforme cambió la sociedad
argentina.
Introducción
"Toto, siento que no estamos más en
Kansas2"
Con estas palabras, Dorothy le dice a su fiel Toto que
las cosas ya no son lo que eran y que han entrado a un mundo
nuevo donde las cosas son diferentes. Tales palabras claramente
pueden aplicarse a los cambios culturales y sociales que han
ocurrido en la Argentina desde la década del
70 hasta la del 90. Basta con ver a un personaje de
Francella3, "Enrique el antiguo" para que las generaciones
más jóvenes puedan entender los grandes cambios
culturales de nuestra Argentina.
Ciertamente no estamos más en Kansas: nuestros
usos, costumbres y manera de vivir cambiaron rotundamente desde
la década del 70 al 90. Y ha sido la
televisión, a mí parecer el medio masivo de
comunicación de mayor entrada en todos los sectores
sociales la que muestra rotundamente estos cambios. La sociedad
argentina cambio, mutó, sufrió una metamorfosis de
proporciones bíblicas que la televisión ha
reflejado.
Y esos cambios continúan hasta el día de
hoy. Del "¡¡¡Con
seguridad!!!!"4 de Roberto "Cacho"
Fontana al "¡¡¡Dale!!"5
de Iudica, del Noticiero Primera Edición al
mediodía de los setenta a los actuales programas de
noticias a las 6 de la mañana; del "Argentinísima6"
a "Soñando por cantar"
7 y de los recatados besos a boca cerrada
de Claudio Levrino y Gabriela Gili8 a los cachetazos
de "Amo y Señor"9 hemos
recorrido un largo camino… largo ciertamente.
Y justamente este trabajo de investigación
demostrará como las telenovelas como género han
reflejado estos cambios en la sociedad argentina al punto de
redefinir el género y hasta cambiando su premisa a
través de esas dos décadas. A través de un
estudio de los mayores exponentes del género veremos como
a medida que la sociedad argentina cambió, también
ha cambiado el género.
Justificación
"Patricia Isabel no está muerta,
Patricia Isabel está viva, ¡Patricia
Isabel… soy yo!"
La telenovela como género ha sido ridiculizada y
vilipendiada infinitas veces como simple entretenimiento para el
ama de casa que estaba en su hogar. Reducida a ser el
vehículo de escape de mujeres que necesitan
huir de su realidad cotidiana con historias muchas veces 6
inverosímiles de pasión y romance y lenguaje
que se codea con el ridículo, es objeto de la mofa de la
población masculina y por qué no, de mujeres
profesionales, que se consideran superadas.
A través de este trabajo quiero demostrar que
este género en la Argentina es mucho más que eso y
rescatar el verdadero valor del mismo. El éxito de las
telenovelas, no solo a nivel nacional sino también a nivel
internacional, ya que la producción de telenovelas
argentinas es un producto de exportación que ha logrado
grandes éxitos en el exterior, muestra que la telenovela
ha evolucionado de sus comienzos como objeto de entretenimiento
femenino a ser un vehículo para identificar la realidad
social, cultural y económica de nuestro
país.
Esta evolución ha sido acorde también, con
lo sucedido en otros países de América Latina y es
por eso que Jaime S. Gómez, en su ensayo Telenovelas from
the Rio Grande to the Andes10 define que "…la telenovela
latinoamericana, que antes era un evento altamente
melodramáticamente ficticio, se ha convertido en un medio
para identificar la realidad… "
Esta investigación mostrará que esta
evolución ha convertido a la telenovela en una verdadera
cápsula del tiempo donde podemos examinar que pensaban,
cuáles eran los paradigmas sociales y como
percibían la realidad los argentinos de otras
épocas. Este es un transitar del melodrama épico de
los dobles apellidos y las escaleras de mármol a hablar de
temas candentes en nuestra sociedad como la
homosexualidad y el HIV.
Lo
personal
Soy mujer. Y como soy mujer, me gustan las telenovelas.
A mi madre le gustan las telenovelas, a mi abuela le gustaban las
telenovelas y seguramente a mis hijas les va a gustar las
telenovelas. Las telenovelas nos transportan a otros mundos y
hacen volar nuestra imaginación porque soñamos con
las historias de amor que se nos presentan en cada una de ellas.
Semana tras semana se nos presenta como el
galán lucha para lograr el amor imposible de la 7
dama a pesar del o la villana de turno.
Elegí este tema porque creo que somos
espectadores y protagonistas de épocas donde la sociedad
argentina ha cambiado con una velocidad sorprendente. Nuestros
valores, nuestras costumbres, las cosas que nos hacen y nos han
definido como argentinos por décadas cambiaron. En 1972 el
divorcio era algo de lo cual sólo se hablaba en la
farándula y en ciertos círculos muy reservados,
mientras que en 1992 ser divorciado no era
tabú.
De la misma manera, en la década del 60 hubiera
sido impensable tener en una tira televisiva a un personaje que
se identificara como homosexual mientras que en 1992 esto tampoco
era un tema tabú. La manera que hablamos, en la que
pensamos, nuestros miedos, sus sueños, cambiaron
radicalmente en 20 años.
Por un lado, ahora tenemos acceso a muchísimas
cosas a las cuales no teníamos en la década del
setenta. Nadie sabía lo que era el sushi en la
década del setenta y nuestro consumo de pescado se
limitaba a la milanesa de merluza. El ícono del auto de
todos los días era el Siam Di Tella11 que manejaba Rolando
Rivas y la gente se hubiera reído de la noción de
que un auto japonés algún día iba ser
considerado un "fierro". Probablemente, la mayoría de los
porteños pensaban que la línea 60 era una
magnífica línea de colectivos y que nuestro
servicio de transporte público era uno de los mejores
del mundo.
Nadie hubiera gritado "¡Violencia de
género!" al ver los sonoros cachetazos que Arnaldo
André le propinaba a Luisa Kuliok en "Amo y Señor"
en 1984. Hoy, el personaje de André no solo estaría
preso, sino que estaría escrachado y desgraciado en
Facebook y en Twitter. Es más, en nuestro mundo
posmoderno, hasta Víctor Hugo Morales denuncia a la
ópera "Carmen12" como un execrable ejemplo de
mujericidio.
Nuestro vocabulario etílico no
incluía las palabras "Malbec" o "Cabernet," ya que el
mismo estaba reducido a la botella de tres 8 cuartos del "Toro
Viejo13." Santa Teresita y San Clemente eran playas
fantásticas, porque jamás habíamos
escuchado de lugares como Cancún, Playa del
Carmen o Punta Cana.
No teníamos una grilla de 90 canales de cable, ya
que nos teníamos que conformar con sólo cuatro.
Digo esto ya que muchas veces el canal 2 de La Plata no se
podía sintonizar en un día de tormenta; el 7
francamente no tenía nada interesante, y luego solo nos
quedaban el 9, el 11, y el 13. Y sin embargo, a
pesar de una selección tan aparentemente escasa, el
país prácticamente se paralizaba los martes a las
22 para ver Rolando Rivas, taxista. O la gente no veía la
hora de llegar a casa los viernes a las 21.30 para no perderse
Piel Naranja.
¡Días en los que no existía el video
grabador!
Pero al mismo tiempo siento que hemos perdido mucho. No
quiero caer en el fenómeno alemán llamado
ostalgie14, en el cual los alemanes de la desaparecida Alemania
Oriental sienten nostalgia por la forma de vida bajo el
régimen comunista donde sus necesidades básicas
eran satisfechas por el gigantesco estado de bienestar comunista
a pesar de todas sus otras carencias. Teníamos una
vida más simple…
¿Éramos más ingenuos?
Quizás. Cuentan varias anécdotas que después
del trágico final de la telenovela "Piel
Naranja"15, donde en vez del
tradicional final feliz los protagonistas no pueden consumar su
amor y son brutalmente asesinados, que Alberto Migré, el
autor de la telenovela, fue increpado varias veces por mujeres
televidentes por haber escrito tal trágico final. Como lo
describe esta nota de Roberto Maurer: "Tampoco fue convencional
el desenlace sangriento, con el marido asesinando a los amantes y
suicidándose16. Las masacres sin sobrevivientes entre los
protagonistas no son comunes en las telenovelas.
"Era un destino trágico que se cumplía, no
podían escapar de esa locura que se
había desatado", explicó Migré años
después. "Ni ella iba a tener tranquilidad, ni ese hombre
que estaba totalmente loco los iba a dejar en paz. No fue gratis.
En la calle, a Migré le gritaban "asesino", y hasta le
tiraron un baldazo desde un balcón. Es el precio que pagan
los innovadores. Hoy, los fanáticos del "Sodero de mi
vida" le habrían arrojado un
sifón."17
¡Quien se hubiera imaginado que 20 años
después los argentinos estaríamos gritándole
asesinos a un grupo de militares que gobernaron
tiránicamente nuestro país y cometieron lo que
probablemente es el genocidio más grande de la historia
argentina!
Como dije anteriormente, muchas cosas cambiaron en
Argentina en esos 20 años. De la misma manera,
también cambiaron muchas cosas en las telenovelas: los
arquetipos, los vínculos de pareja y el rol del hombre y
la mujer. Por eso propongo este trabajo para poder ver
cómo las telenovelas de esos 20 años reflejaron los
cambios, no sólo de nuestros valores, sino también
en nuestra realidad social. Asimismo quiero, a través de
este trabajo redimir este género televisivo y establecer
que más que un entretenimiento barato para
mentes débiles, es un válido testimonio de
los tiempos que vivimos.
Antecedentes
históricos
Para hablar de la evolución de la telenovela es
importante entender el génesis de este género.
Mucho se ha discutido en diversos libros y diversos
artículos acerca de la diferencia entre la soap opera y la
telenovela. Más que la madre, se puede afirmar que la soap
opera es definitivamente una lejana antecesora de lo que
conocemos como telenovela.
James Wittebols, en su libro "El paradigma de la soap
opera: Programación televisiva y prioridades
corporativas"18 nota que el prototipo
de la soap opera llegó al aire en 1929 con "Los
Goldbergs". Este radioteatro de 15 minutos semanal comenzó
en noviembre de 1929 en la cadena radial NBC. El
mismo era una comedia que contaba las historias de una familia
judía que vivía en la ciudad de Nueva York,
más precisamente en el Bronx.
Wittebols destaca que el propósito de estos
programas no sólo eran para proveer de entretenimiento
barato durante los duros días de la Gran Recesión
en 1929 sino que también, al ser las amas de casa las
destinatarios de estos programas, también era usada como
un vehículo para poder promocionar e influenciar a la
audiencia a comprar ciertos productos. El término con el
cual lo conocemos hoy, soap opera, no llegará sino hasta
1933. Fue en este año que la empresa Procter & Gamble
empezó a patrocinar y producir un radioteatro, el cual fue
usado para promocionar su producto Oxydol, un detergente para
lavar la ropa. Otras empresas siguieron el ejemplo y de
allí quedó el nombre que hoy conocemos para este
género.
La primera soap opera televisada apareció en 1946
y se llamó "Faraday Hill." Algunas de las más
famosas de la historia televisiva estadounidense comenzaron en la
década del 50 y siguen hasta el día de hoy, como
por ejemplo "General Hospital", "As the World Turns" "The Young
and the Restless" y "All my Children."
Se deben señalar aquí algunas de las
grandes diferencias entre la soap opera estadounidense y la
telenovela argentina. En primer lugar, el horario:
la soap opera siempre se transmite, invariablemente, de
día: más precisamente a partir de las 13 horas y
hasta generalmente las 15. Por el contrario, las telenovelas,
comenzaron siendo transmitidas en el mismo horario diurno
pero luego pasaron al prime time
nocturno.
En segundo lugar, la duración. Las
estadounidenses no tienen principio y fin sino que desarrollan
los llamados arcos de historia (story arcs); esto quiere decir
que en estas soap operas que han durado por
décadas hay diferentes historias que se desarrollan a
lo largo de diferentes temporadas. Por el otro lado,
en las telenovelas argentinas y, mayormente todas las
latinoamericanas tienen comienzo y fin, teniendo la
mayoría de ellas entre 180 a 200 episodios.
En tercer lugar, la temática. Las soaps
estadounidenses se concentran en familias (All My Children), o en
un grupo de personas (General Hospital) como centro de sus
historias mientras nuestras telenovelas mayormente se basan en la
relación amorosa entre dos personas; obviamente el
galán y la heroína. Los personajes clásicos
en cualquier telenovela argentina son: el galán, la
heroína, y, la malvada o el malvado, cuyos esfuerzos
durante toda la trama estarán centrados en que no se
concrete el amor de los dos protagonistas. Gustavo Perea define:
"…En el caso del género telenovela el tema
específico es la felicidad de una pareja. Se trata de
historias que giran alrededor de la constitución de al
menos una pareja monogámica y heterosexual que
llevará la construcción de una familia por medio de
la institución matrimonial cristalizado en una ceremonia
religiosa. Por lo tanto resultan centrales las relaciones
interpersonales en los ámbitos domésticos.
Éste no es el único tema posible, pero sin su
presencia no hay telenovela. Relacionado con otros o como tema
singular resulta un rasgo indispensable dentro del horizonte de
expectativas que constituye este género. La felicidad de
una pareja es central, pues cierra la historia y construye uno de
los rasgos fundamentales del género: el final
feliz…"19
En algo que atañe particularmente a nuestras
culturas latinoamericanas, debe de hacerse notar que otra
diferencia entre estos dos géneros es que en
la telenovela argentina se aborda el tema de la movilidad social,
lo cual está total y absolutamente ausente en la soap
opera del país del norte. El galán pobre que se
enamora de la chica rica, el magnate que siente un amor prohibido
por la chica pobre, la lucha angustiante por tener algo
más en la vida, todos ellos, temas clásicos de
nuestra sociedad argentina, y están
totalmente ausentes en las tramas de las
estadounidenses.
Los romances, las relaciones secretas, el
adulterio, y las relaciones pasionales son el corazón de
la soap opera. Estas historias tejen melodramas
confusos, intrincados y retorcidos de diferentes personajes que
encuentran otros personajes extraños, se enamoran
apasionadamente y tienen amores prohibidos. Todo esto está
condimentado con vuelcos inusitados e inesperados, con gente
muerta que no estaba muerta, amantes que descubren que son
hermanos; herencias perdidas y luego encontradas e hijos que
aparecen luego de desaparecer por 20 años.
Ciertamente todo esto está muy lejos del Rolando
Rivas que era taxista y del Juan Arregui que manejaba un interno
de la línea 60 en Un mundo de 20 asientos. Por ende,
mientras que la soap opera estadounidense tiende a hablar de
entornos y familias exóticas, la mayoría de
nuestras telenovelas tienden a ser costumbristas y a reflejar las
costumbres, los usos y los valores de la sociedad de su
tiempo.
Nora Mazziotti plantea que la telenovela argentina o
teleteatro argentino ha heredado del melodrama, el
folletín y el radioteatro. Del melodrama afirma que toma
las matemáticas como la vida, la muerte, el amor no
correspondido, los gestos y las acciones exageradas. Del
melodrama también heredará los cuatro protagonistas
básicos: el villano, la víctima, el héroe y
el bobo.
Del folletín y del radioteatro también
heredarán elementos al afirmar que: "…del primero
la telenovela toma no sólo la complejidad de la trama,
sino fundamentalmente la serialidad, la estructura iterativa,
episódica, las secuencias repetitivas, y la
fragmentación del suspenso. Aún le es más
cercano el radioteatro. No sólo ambos géneros
coexisten hasta alrededor de 1970 sino que la circulación
entre ambos medios de autores, títulos, libretos, actores,
y técnicos – es decisiva hasta esos años. Inclusive
hasta aún hoy algunas telenovelas conservan
la presentación, con la voz en off, del narrador de radio
teatro que se encargaba de abrir el
ciclo."20
Mazzotti señala aquí un gran recuerdo de
muchas de sus seguidoras al mencionar al relator con la voz en
off ya que Alberto Migre uso en varias ocasiones a un famoso
relator de radioteatros llamado Julio Cesar Barton. Éste
hizo famoso el comienzo de cada episodio al decir con una
dramática voz en off por ejemplo "…Un programa de
Alberto Migre: Pobre Diabla."
Finalmente, en esta comparación entre la
telenovela y la soap opera será muy útil considerar
el grado de verosimilitud de ambas. Como se mencionó
anteriormente, lo intrincado y retorcido de las tramas de la
estadounidense le dan un grado de verosimilitud muy bajo, algo
hecho totalmente a propósito ya que la meta de estos
programas a través de historias tan retorcidas es de
brindar un grado de fantasía muy alto a sus
televidentes.
Marita Soto, coordinadora de la obra
"Telenovela/Telenovelas: los relatos de una historia de amor,"
aporta datos muy interesantes para abordar este tema.
Según ella, Oscar Steimberg desarrolló la primera
clasificación estilística de las telenovelas a
partir de sus diferentes grados de verosimilitud. Serán
estos grados de verosimilitud que modelarán los personajes
las situaciones los espacios las lógicas y los
móviles de las historias.
Esto lo hace en el trabajo "Nuevos presentes, nuevos
pasados de la telenovela." Allí, el autor clasifica el
estilo de las telenovelas en tres momentos: el momento primitivo,
el moderno y el post moderno o neobarroco. Steimberg lo define de
esta manera:
"En el estilo primitivo el verosímil de
género -algo es creíble en tanto posibilidad dentro
de una telenovela- impone sus reglas frente a un verosímil
social -algo es creíble socialmente- debilitado y
tímido. Dos universos de personajes sin fisuras ni rastros
de la psicología compleja, entregados y confiados en su
destino, sin la más mínima duda sobre su lugar en
el mundo, entran en conflicto facilitando u obstaculizando el
encuentro de una muchacha con el hombre de su
vida…
…En el momento moderno, en cambio, los
verosímiles -de género y social- se enfrentan
más francamente. La telenovela entreabre sus puertas a
otros conflictos y otros espacios. Nuevas relaciones laborales,
referencias o momento político, espacios de una
interacción más diversa y compleja violentan por un
momento la intrincada historia de amor. Los personajes, aunque
netos, dudan, reflexionan, acompañando la
historia con sus propios cambios.
El tercer momento, el neobarroco, la
autorreferencialidad del género hace que la
telenovela se vuelva sobre sí misma; se mira y se burla 14
de sí misma, juguetonamente, sin críticas ni
culpas. El reinado del verosímil genérico se
reitera sin ocultamientos ni vergüenza. La
mirada de la cámara se sobresalta
acercándonos o alejándonos de una visualidad
compleja en la que los personajes mantienen su artificialidad
pero pierden nitidez embarcados en una historia que al perder las
fortalezas de sus nexos lógicos se
fragmenta."21
Esta clasificación será muy útil
más adelante en este trabajo al analizar la las
telenovelas que son el objeto de este estudio. Claramente podemos
ver que las primeras telenovelas a las cuales nos referiremos
(las de Alberto Migre de la década del 70) pertenecen al
grupo primitivo y moderno, mientras que las últimas a las
cuales nos referiremos (como por ejemplo Celeste y Antonella)
pertenecen al tercer grupo, denominado neobarroco o
posmodernas.
Pero lo destacable de la diferencia entre estos dos
géneros es que mientras que la estadounidense no ha
evolucionado en el tipo de personaje que se encuentra en sus
tramas, los personajes de las telenovelas argentinas han
evolucionado y cambiado, particularmente en estos 20 años
de análisis. Y es por ello que este trabajo usará
telenovelas que se emitieron desde 1972 hasta 1992 para describir
los cambios que ocurrieron en la sociedad argentina en esas
dos décadas.
Objeto de
estudio
Rolando Rivas, taxista (1972) Creador: Alberto Migre.
Protagonizada por Claudio Garcia Satur y Soledad Silveyra. La
historia gira alrededor de la relación entre Rolando
Rivas, un humilde taxista del barrio de Boedo22 y
Mónica Helguera Paz, una jovencita de una
familia adinerada que toma el taxi de Rivas y se arroja del mismo
en un momento de desesperación. De
allí en más comenzará una relación
que mostrara las diferencias de clases sociales en el Buenos
Aires de 1972.
Un 1972 que conmovió a la Argentina por su
situación social, política e institucional: eventos
como el asesinato del empresario Oberdan Sallustro24, la vuelta
de Juan Domingo Perón25al país, el final de la
dictadura de Lanusse26, y la escalada de violencia en general en
el país filtraron a esta telenovela al punto que el
hermano del personaje principal es un guerrillero quien muere en
un enfrentamiento con la policía. La dura e inevitable
realidad del país (la guerrilla era tema constante en los
medios masivos de comunicación) se filtraba a la
ficción.
Esto fue un hito ya que hasta el momento incluir un
contenido así hubiera sido absolutamente impensable en un
programa de la televisión argentina. Esta
telenovela también fue pionera por
otrosfactores como por ejemplo en ser una de las
primeras de grabar en exteriores e incluso hasta dentro de un
vehículo, el taxi de Rolando.
Sin embargo la verdadera genialidad de Rolando Rivas,
taxista (y a lo que muchas fuentes atribuyen el verdadero
elemento de su éxito) es el abandono del lenguaje
acartonado y alejado de la realidad de las
telenovelas anteriores y la adopción de un lenguaje
de todos los días.
La cursi y surrealista muletilla "¡te amaré
por siempre Claudia Cecilia Elena!" de tantos
culebrones fue reemplazado por un muy simple "Claro
que te quiero tontita."
Pobre Diabla (1973) Creador: Alberto Migre.
Protagonizada por Soledad Silveyra y Arnaldo André. La
historia cuenta las aventuras de Marcela Morelli, que se casa con
un millonario y al morir éste, se enamora de su hijastro.
La lucha por la herencia y el rechazo de la familia
adinerada de su esposo son el tema principal de la
historia.27
La trama de esta novela se entrelaza profundamente con
el momento social e institucional del país ya que en 1973
la Argentina vuelve la democracia de la mano de la fórmula
Cámpora-Vicente Solano Lima28 y se produce el retorno
definitivo de Juan Domingo Perón a la Argentina que da
lugar a la masacre de Ezeiza29. Un hijo que después de
muchos años reclamará ser reconocido como hijo
legítimo, una mujer dejada atrás que
reclamará ser reconocida como un amor verdadero y una
viuda que también reclamará ser aceptada por una
familia: todos esos elementos se entrelazan con los reclamos de
los muchos grupos que reclamarán su legitimidad en la
incipiente democracia de la sociedad argentina de
1973.
Piel naranja (1975) Creador: Alberto Migre. Cuenta la
historia de un dramático triángulo amoroso
integrado por Clara (Marilina Ross), Juan Manuel (Arnaldo
André) y Joaquín (Raúl Rossi). Este
último casado con ella, llevando una gran diferencia de
edad entre ellos y un matrimonio infeliz dominado por los celos
posesivos de él.
El conflicto comienza cuando Clara (o la Sra. Clarita,
como es llamada en la historia para marcar su irreal apariencia y
ocultando su juventud) conoce a Juan Manuel, un
muchacho paraguayo humilde, dueño de un almacén de
barrio. Allí comienza poco a poco a nacer entre ellos un
amor que los enfrenta a prejuicios familiares muy fuertes, puesto
que si bien ellos son de la misma generación, ella
está casada con un hombre mayor que la asfixia con sus
celos cada vez mayores.30
Su final es recordado como épico porque por
primera vez en el género, los protagonistas de este amor
prohibido (la protagonista estaba casada y se escapa con su
amante a otro país) no sólo no pueden consumar su
historia de amor, sino que son brutalmente asesinados.
Tristemente, los asesinatos estaban a la orden del
día en la Argentina en 1975. Trasmitida en un año
donde hubo 860 muertos por causas políticas, en un
país donde se produjo una devaluación del
150% y un aumento de tarifas del
200%,31 el caos de la
relación entre Juan Manuel y Clara refleja
claramente el caos en el cual estaba inmersa la sociedad
argentina.
Un mundo de 20 asientos (1978) Creadora: Delia
González Márquez. Protagonizada por Claudio Levrino
y Gabriela Gili y en la segunda temporada por Claudio Levrino y
María de los Ángeles Medrano, la trama se centraba
en la historia de amor entre un colectivero y una muchacha que se
hacía pasar por la mucama de una familia de
buena posición
económica.32
Una chica linda, un muchacho lindo, una linda historia.
Usando un término muy de nuestros días,
podría decirse que esta telenovela fue muy
políticamente correcta. Rodada durante el apogeo de la
dictadura militar esta telenovela fue "muy pulcra" y no
presentó ningún rasgo "incorrecto" o "riesgoso".
Contrario a las obras mencionadas anteriormente, no vamos a
encontrar en esta telenovela ninguna referencia a la realidad
política social excepto quizás, el mensaje que el
gobierno militar quería transmitir al mundo y los propios
argentinos: "en Argentina está todo bien".
Quizás el silencio de esta obra sobre la realidad
argentina delata y da testimonio del manto de silencio que la
dictadura militar había impuesto sobre los medios masivos
de comunicación argentinos. Esta será la triste
época del censor máximo de la Argentina, Miguel
Paulino Tato33, cuya tijera se asegurará de que
ningún mensaje erróneo llegue a los oídos o
los ojos de cualquier audiencia argentina.
Amo y Señor (1984) Creador: Carlos Lozano Dana.
Protagonizada por Luisa Kuliok y Arnaldo André. La
historia gira en torno al recio y adinerado Alonso Miranda
(André), el poderoso mandamás de una ciudad llamada
Puerto Caliente. A pesar de su fortuna, Miranda no
es un hombre de alcurnia, sino un "nuevo rico". Por ello, en pos
de conseguir el tan deseado status social busca el amor de
Victoria Escalante (Kuliok), cuya familia es muy
aristocrática pero -a la inversa- está atravesada
por apremios económicos. Toda la trama se desarrolla en
una ficticia ciudad subtropical del norte argentino, en la que se
mezclan negocios ilícitos como el contrabando
y el juego clandestino.34
Considerada una novela "bisagra" en la
historia de la televisión argentina, "Amo y Señor"
ocupa un lugar preponderante en el género. Trasmitida en
el verano de 1984 a pocos días del retorno de
la democracia durante la presidencia del doctor Raúl
Alfonsín35 esta telenovela fue el comienzo
del llamado "destape" argentino.
La vuelta a la democracia significó el fin de la
censura y también el fin de las restricciones que los
militares habían impuesto sobre los contenidos de los
programas de radio y televisión. Fue por eso que durante
este tiempo se empezaron a ver cosas en los medios masivos de
comunicación que antes hubieran sido impensables y
escandalosas como la relación entre el sexo y la
violencia.
Por primera vez, una telenovela agrega una dosis de
erotismo a sus contenidos, los cuales se expresan a través
de diferentes cosas; el nombre del pueblo donde ocurre el relato
(Puerto Caliente), la presencia del sexo en las relaciones, y las
conversaciones de elevado (para ese tiempo) tono erótico
retratado en la frase con la que termina el ciclo:
"Señora Miranda, su marido volvió
sediento."
La protagonista aparece con camisas blancas que
traslucían y con otros vestidos blancos que no dejaban
mucho a la imaginación. Comparado con la exhibición
masiva de desnudos femeninos en la televisión de este
segundo milenio, parece absurdo pensar que la gente se
escandalizaba con tales cosas, pero lo cierto es que para
su momento esto fue algo que apareció por
primera vez.
La extraña dama (1989) Creador: Marcia Cerretani
– Alma Bressan – María José Campoamor.
Protagonizada por Luisa Kuliok y Jorge Martínez y con la
participación antagónica de María Rosa Gallo
como la terrible Hermana Paulina. Relata la historia de un amor
que sobrepasa las fronteras de lo prohibido y el
destino de una separación forzosa los cuales
son los enemigos que una mujer deberá
enfrentar para curar las heridas del pasado36.
Trasmitida durante el convulsionado
año 1989, la extraña dama es en cierta
manera un retorno a una telenovela fantasiosa con un grado de
verosimilitud totalmente alejado de la realidad. La chica pobre
que se enamora del muchacho rico, que da a luz una hija prohibida
que casi muere a su nacimiento, que luego se va otro país
para convertirse en religiosa, quien retorna a presentarse ante
el muchacho rico como una baronesa a quien el muchacho rico no
reconoce hace que esta novela sea el culebrón de todos los
culebrones. El retorno a diálogos ridículos, con
palabras y expresiones totalmente alejadas de la realidad de su
audiencia, nos da en este programa un ejemplo clásico de
escapismo televisivo.
Sin embargo esta telenovela por primera vez aborda la
idea de de corrupción en la Iglesia Católica. El
personaje de la terrible hermana Paulina, una monja sin
escrúpulos y totalmente perversa, y la puja de poder
dentro del convento donde la protagonista ha buscado asilo, nos
habla de algo inédito en la televisión argentina.
Esto va en paralelo con la decepción de la
población argentina con la Iglesia Católica, la
religión oficial de la Argentina, a partir de la
revelación de que la misma había colaborado con los
militares en los centros de detención clandestinos a donde
iban los detenidos que eran torturados y muchos de
ellos luego desaparecidos.
Celeste (1991) Creador: José
Nicolás y Enrique Torres. Protagonizada por Andrea del
Boca y Gustavo Bermúdez, fue emitida por Canal 13. La
trama gira alrededor de la historia de Celeste, una humilde joven
que va a trabajar como mucama a la casa de su adinerado padre y
luego se enamora de uno de sus hijos, creyendo que se trataba de
su hermano.37
Esta telenovela marcó un hito también en
la historia argentina por hablar abiertamente de dos temas que
hasta ese momento habían permanecido ausente en los
contenidos de la mayoría de los programas en la
televisión de nuestro país: la homosexualidad y el
flagelo del HIV. Bruno Rossetti, uno de los malvados de turno, no
sólo es homosexual sino que también esta contagiado
del virus del HIV.
Antonella (1992) Creador: Enrique Torres. Emitida por
Canal 13 y protagonizada por Andrea del Boca y Gustavo
Bermúdez. Su éxito fue rotundo,
convirtiéndose en uno de los programas más vistos
de ese año. Dirigida por Nicolás Del Boca (padre de
Andrea) esta telenovela combinaba toques clásicos de
melodrama acompañados por toques de comedia.
Fue protagonizada por la diva de las telenovelas, Andrea Del Boca
y Bermúdez y con la participación antagónica
de la villana Virginia Innocentti.38
Sin lugar a dudas, Antonella marcó otro hito en
las telenovelas y generó, en la opinión de muchos,
un nuevo género dentro de la misma y revolucionó el
código de la telenovela al presentar a una heroína
muy diferente que las anteriores. Temas muy presentes en
la sociedad argentina de la década del 90
como el HIV, los trasplantes de órganos, la
homosexualidad y el aborto, aparecen una y otra vez,
capítulo tras capítulo.
Aparecerán también en los
capítulos referencias a relaciones sexuales informales,
sexualidad entre gente de mayor edad y otros temas que
denotan la apertura de la sociedad argentina de la
década del 90.
Queda muy atrás el "Claro que te quiero tontita"
de Rolando Rivas para ser reemplazado por el mas noventoso
"deberías pensar con la cabeza y no con eso
que tenés entre las piernas". Resalta más
este contraste que esta es una frase dicha por la
heroína, la cual ya no es la débil mujer que espera
ser rescatada por el amor de su vida sino la irreverente
Antonella.
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