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El tiempo y el espacio: Dos importantes categorias de la ficción




Enviado por Andrés Casanova



  1. Sobre
    este ensayo
  2. Introducción
  3. Lo
    extraliterario
  4. Acerca
    de lo literario
  5. Las
    escuelas literarias
  6. Recomendación final
  7. Bibliografía mínima
    recomendada

Sobre este
ensayo:

Partiendo del concepto discurso narrativo de
ficción
, se evalúa lo literario y lo
extraliterario en obras narrativas de esta clase genérica,
adentrándose en definiciones útiles p ara los
lectores a la hora de evaluar sus lecturas, tales como tiempo
cultural
, tiempo histórico, espacio
cultural
y otros de interés que lo proveen de
herramientas para la labor crítica a un nivel
elemental.

1.
Introducción

En el centro de todo discurso narrativo
de ficción
existen tres factores determinantes de la
comunicación:

el autor, especie de Dios o
demiurgo de la creación;

el narrador, instrumento creado por
el autor que sirve de transmisor de sus ideas; y

el lector, que evalúa y
juzga el discurso narrativo.

Me limitaré en este breve ensayo a tratar
aspectos bien importantes que debe conocer el lector para juzgar
adecuadamente cualquier discurso narrativo de ficción,
entre los que incluyo la novela y el cuento como géneros
abarcadores de toda una gama posible de variantes que en la
actualidad han dado por definirse, tales como
minicuento, relato, noveleta y
más modernamente relacionado con la técnica
informática, el hiperrelato o
hipertexto.

Para comenzar, debiera establecerse que en toda obra
narrativa de ficción
existen dos grandes
compartimentos que sin estar absolutamente separados uno del
otro, cada uno en particular tiene sus propios estatutos o
reglamentos y a la vez elementos constitutivos.

Estos compartimentos son lo
extraliterario y lo literario.

2. Lo
extraliterario

En lo extraliterario entran todos aquellos elementos
ajenos a la obra narrativa en sí misma pero que en un
momento determinado interaccionan con ella. Para que se tengan en
cuenta durante futuras lecturas de apreciación literaria,
enumero los más importantes.

El autor, que crea la trama partiendo de una
historia real o imaginaria pero siempre como reflejo de la
realidad que él vive. Es por tanto dueño absoluto y
responsable directo de su obra.

El lector, que por algún motivo
cualquiera lee la obra y adquiere sobre ella el derecho de
juzgarla, aceptándola o rechazándola. El
crítico literario es una forma de lector más
especializado, pero a fin de cuentas un lector igual que otro,
con su ideología, idiosincrasia, prejuicios y gustos
formados en un medio histórico-social concreto, de la
misma manera que el autor.

El tiempo histórico que es aquel en que
viven tanto el autor como el lector de una manera concreta, y por
tanto corresponde a una determinada formación
histórico-social que tiene su ideología dominante.
En nuestro tiempo, socialismo y capitalismo; en épocas
antiguas esclavismo, feudalismo, etcétera.

Dentro del tiempo histórico
podríamos distinguir diferentes variantes
constitutivas en distintos países, pero que no
estarían separadas de este concepto general.
Así, cuando hablamos de tiempo cultural nos
referimos a la cultura dominante en un período dado y que
influirá tanto en el autor a la hora de escribir su obra
como en el lector en cuanto a juzgarla.

No sería lo mismo escribir una
novela cuando los valores culturales admitidos pasan
por lo campesino que cuando se tamizan a través de lo
citadino. Como tampoco escribiría de igual manera un autor
que está influenciado por la cultura parisina que aquel
que vive en un municipio cubano del llamado interior del
país
, donde existen una serie de prejuicios de
índole supraestructual (étnicos, raciales,
religiosos, políticos, etcétera) inexistentes en
París.

Por las mismas razones, no juzgarían
de igual manera la obra escrita por un autor dos
lectores que viven en diferentes lugares, porque sobre cada uno
ejerce una gran influencia esto que llamo de una manera un tanto
elíptica el tiempo cultural.

El espacio real, que podemos definirlo no solo
como el lugar concreto donde se escribe o se lee una cierta obra
narrativa, sino además el sitio donde se ha formado ese
individuo concreto y que podría abarcar uno o varios
espacios geográficos.

Así, para un mismo tiempo histórico
pueden presentarse diferentes variantes tanto para el autor como
para el lector.

-Pueden nacer en un espacio subdesarrollado y formarse
en un espacio desarrollado.

-El traslado a un espacio desarrollado
puede ocurrir durante la niñez, la
adolescencia o la madurez.

-Pueden nacer en un espacio desarrollado y formarse en
un espacio subdesarrollado.

También tiene influencia sobre el espacio real la
formación político-social que sea dominante en el
mismo, y de igual manera la cultura dominante o lo que
podríamos distinguir como el espacio cultural,
entendiendo por este último concepto como el lugar o
los lugares concretos bajo un sistema cultural dominante
que
ejercen inf luencia sobre el autor o el lector.

Podríamos aún enunciar
algunos conceptos complementarios tales
como:

tiempo del escritor: época
en la cual vive el autor;

tiempo de la escritura: cantidad de
tiempo cronológico y psicológico que emplea el
autor para escribir su obra; y

tiempo verbal: el empleado en las
diferentes oraciones en correspondencia con las
reglas lingüísticas y que se resumen en
pretérito, presente y futuro con sus distintas
variantes.

Como conclusión, podemos decir que
el conocimiento de lo extraliterario en una
obra narrativa concreta ayuda a juzgar con más acierto lo
literario.

3. Acerca de lo
literario

La narrativa de la que aquí vengo tratando dije
al principio que es la de ficción, y por lo tanto
de lo que habla este tipo de narrativa es de hechos imaginados
y creados por el autor
, dispuestos de tal manera en una
trama no que sean verdad (que es una
categoría de lo extraliterario) sino que resulten
verosímiles (creíbles, aceptables) por el
lector
.

De aquí que aun cuando pueda existir y de hecho
existe una cierta correlación entre lo extraliterario y lo
literario, lo primero es una realidad tangible en sí
misma
, con sus propias leyes físicas,
económicas, políticas y sociales, es decir,
leyes objetivas. Sin embargo, lo literario tiene
también sus leyes particulares pero que tienen su
fundamento en lo subjetivo del autor y del lector y no en
lo objetivo del mundo que nos rodea.

Abundando en este concepto de lo extraliterario, diremos
que sus leyes pasan por un proceso psicológico tanto
del emisor (autor) como del receptor (lector
), de manera tal
que eso que algunos críticos llaman erróneamente
mensaje (para mí en realidad, un proceso de
comunicación
) depende tanto de la
interpretación subjetiva que hace el autor acerca de la
realidad real como de la interpretación subjetiva que
realiza el lector acerca del texto narrativo.

Sentados estos precedentes, enumero los
elementos más importantes de una obra
narrativa.

El narrador, que es el sujeto de
que se vale el autor para contar una serie de
eventos ordenados como una trama, de manera que resulten
verosímiles.

El narratario, que es el elemento
de ficción al que dentro de la trama, desde
el punto de vista literario, va dirigido el discurso narrativo.
Conceptualmente, es una función presupuesta
obligatoriamente en todo texto aunque su presencia no esté
marcada.

El tiempo fabular o de la
acción
, es aquel dentro del cual se mueve
la trama que viene contando el narrador. Se diferencia del tiempo
histórico (que es siempre lineal, del pasado al presente
al futuro) en que puede organizarse de muy diversas maneras y por
lo general no se ajusta a las secuencias cronológicas de
la vida real.

El manejo del tiempo en las diferentes
escenas de un texto narrativo crea una cierta
atmósfera, un cierto transcurrir más lento o
más acelerado en dependencia de las circunstancias que se
están narrando. No es lo mismo describir un paisaje
(momento del relato en el debe darse la sensación de que
el tiempo se detiene) que contar una pelea de perros
(ocasión que debe comunicársele al lector la
sensación de que todo transcurre en infinitesimales
fracciones de segundos).

Podríamos entonces designar esta variante de lo
temporal como tiempo atmosférico, pero sin olvidar
que no se trata de una categoría independiente del
tiempo fabular.

El espacio fabular o novelesco es
aquel que se nos presenta dentro del texto narrativo
y que el lector acepta con unas leyes propias que son
independientes del espacio real.

En un espacio fabular los personajes podrían
levitar, tener muelles en lugar de pies o estar facultados para
regenerar a voluntad sus brazos e incluso crear miembros
corporales totalmente nuevos, siempre que tales acciones resulten
verosímiles para el espacio fabular de una obra
narrativa concreta
.

Por lo tanto, de lo que trata lo novelesco es de una
realidad literaria sin las ataduras de la realidad real, donde
todo es posible siempre que resulte verosímil para el
lector.

Los actantes van más allá del
concepto de personaje porque más que meros actores que
representan a seres humanos están referidos a determinadas
funciones necesarias dentro del terreno de las acciones que deben
existir para que haya trama.

Entonces, lo actancial es la función narrativa
que cumple cada personaje
, por decirlo de tal manera que
complazca a los amantes de las definiciones.

Yo prefiero decir que un personaje es válido en
una obra narrativa si realmente cumple una función
lógica porque entonces es cuando podemos asegurar que se
trata de un actante.

Por ejemplo, el personaje Juan en una novela no
sería más que un nombre aunque lo
describiésemos física y psicológicamente, y
solo pasará a ser actante cuando deje de ser mero
relleno para justificar páginas y sirva por ejemplo para
llevarle un mensaje al protagonista de la trama diciéndole
que vienen tres asesinos a acabar con su vida.

El ratón es un actante cuando
por haberse comido el queso provoca que el
gato
comience a perseguirlo. La función actancial del
ratón en esta supuesta historia sería comer queso
(agresor) y la función actancial del gato perseguir
al ratón (defensor).

El concepto de actante evita al autor que acepta tal
presupuesto de la teoría literaria, crear personajes
irrelevantes y gratuitos.

El asunto que narra un texto no
puede confundirse con el tema. El
tema es lo general (el amor, la pasión, el sexo, la
muerte) en tanto el asunto es lo particular que trata una
obra narrativa concreta por cada tema elegido (el fracaso
matrimonial de una pareja que juró durante el noviazgo
amarse hasta la muerte; una mujer que no es capaz de olvidar a
un hombre que no la ama; la violación que
comete un médico drogando a una paciente; la
pérdida de la mujer amada por culpa de un accidente del
tránsito).

Con estos ejemplos estoy advirtiendo que
durante la lectura de una obra narrativa resulta
importante delimitar primero el tema y luego el asunto para estar
en condiciones de enjuiciar adecuadamente dicha obra.

4. Las escuelas
literarias

Una escuela en lo educativo es el lugar que sirve
para enseñar ciertas disciplinas a un grupo de educandos
por parte de los maestros o profesores. Una escuela en lo
artístico designa determinada corriente creativa que
partiendo de un maestro (figura cimera y representativa)
genera detrás de sí una cierta cantidad de
epígonos (seguidores).

El barroco cubano en la literatura sin lugar a dudas es
una escuela literaria que parte de un maestro como Alejo
Carpentier. Aun cuando antes hubo otros cultores de esta
corriente, fue él quien llevó a la
novelística contemporánea de nuestro país el
decir recargado en lo lingüístico y el afán
por mostrar paisajes tanto citadinos como exóticos con un
lenguaje desbordado de imágenes y de palabras
rebuscadas.

No quiero mencionar otras posibles
escuelas literarias porque para mí
este concepto siempre sería totalmente

discutible, el que más atañe
desentrañar a la historia literaria que a la
narratología porque, ¿quién es el
maestro americano del modernismo, Martí o
Darío? Para la narratología, esto carece de
interés: lo importante es saber que existen el barroco, el
modernismo, el clasicismo, etcétera, que todas han sido y
serán corrientes de la vanguardia en una determinada
época concreta y en un país
específico.

5.
Recomendación final

Sólo he apuntado conceptos muy elementales que
pertenecen al campo de la narratología, ciencia que
se encarga de estudiar el nivel diegético de los
discursos, que es el nivel que despliega o pone de manifiesto la
sintagmática de las acciones.

Otras disciplinas que ayudan a la narratología
como instrumentos de trabajo son la lingüística, la
semiótica, el estructuralismo y la
hermenéutica.

Invito a los lectores a indagar en textos más
amplios sobre el tema, los cuales los llevarán a descubrir
los elementos técnicos de que se valen los escritores para
fabricar sus obras narrativas.

Bibliografía mínima
recomendada

1. Juan Carlos Lértora; LA TEMPORALIDAD DEL
RELATO; en La narratología hoy;
selección de Renato Prada Oropesa; Editorial Arte y
Literatura, La Habana, 1989; páginas
290-310.

2. Angelo Marchese; LAS ESTRUCTURAS ESPACIALES DEL
RELATO; en La narratología hoy;
selección de Renato Prada Oropesa; Editorial Arte y
Literatura, La Habana, 1989; páginas 311-345

3. Renato Prada Oropesa; EL NARRADOR Y EL NARRATARIO:
ELEMENTOS "PRAGMÁTICOS" DEL DISCURSO NARRATIVO; en
La narratología hoy; selección de
Renato Prada Oropesa; Editorial Arte y Literatura, La Habana,
1989; páginas 346-396

Monografias.com

 

 

Autor:

Andrés Casanova

(Las Tunas, Cuba, 1949) es narrador, poeta, autor de
guiones radiales dramatizados y ha incursionado en la escritura
de guiones cinematográficos. Es miembro de la Unión
de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Ha obtenido varios
premios y menciones nacionales e internacionales tanto en los
géneros de poesía como en cuento y novela, y su
obra aparece en diversas antologías.

Libros publicados: En el género novela: Hoy
es lunes
(Editorial Letras Cubanas, 1995); Tormenta
tropical de verano
(Editorial Sanlope, Las Tunas, Cuba,
2000; Ediciones Coyoacán, México, 2003; Editorial
Emooby, Portugal, 2011); Las trágicas pasiones de
Cándida Moreno
(Editorial Sanlope, 2001; Editorial
Emooby, Portugal, 2011); La jaula de los goces
(Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2001; Editorial Emooby,
Portugal, 2011); La fiebre del atún (Editorial
Oriente, 2005); Las nubes de algodón (Editorial
Sanlope, 2005); No somos aquellos niños
(Editorial Sanlope, 2007); Atrapados por el vicio (Editorial
Emooby, Portugal, 2011); Fiesta con Havana Club
(Editorial Amarante, Salamanca, España, 2011);
Canción desde la huída (Editorial
Amarante, Salamanca, España, 2012); y Onán en
busca de la mujer perfecta
(Editorial Amarante, Salamanca,
España, 2012). En el género cuento: El reloj,
ese asesino
(Ed itorial Sanlope, 1991; Pequeñas
historias
memorables (Sanlope- Publicigraf, 1994; Editorial
Emooby, Portugal, 2011); Ángel el desalmado y otras
historias
, Trazos literarios, España, 1995. Toda su
poesía permanece inédita o publicada en revistas
literarias y en Internet.

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