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Apendicitis Aguda




Enviado por cmartinezcano



    Introducción

    Debido a la cantidad de órganos contenidos
    en el Abdomen y al sinnúmero de patologías que cada
    uno de esos órganos puede procurar, por años se ha
    comparado al abdomen con la Caja de
    Pandora
    .

    Frente a un cuadro con síntomas
    abdominales, el médico no sabe con qué se puede
    encontrar. Su sagacidad clínica, su razonamiento y
    el buen uso de los métodos
    complementarios, le permitirán elaborar el diagnóstico correcto e implementar a
    tiempo el
    tratamiento adecuado.

    Historia Clínica

    Datos Personales

    Nombre: Juan Carlos Moreno

    Edad: 25 Años

    Profesión:
    Coiffeur

    Estado Civil: Soltero

    Domicilio: 9 Julio 449 –
    Córdoba

    Religión:

    Fecha de Int.: 25/06/1998

    Sala: 4

    Cama: 42

    Nosocomio: Hospital de
    Urgencias

    Motivo de Consulta

    Dolor en fosa ilíaca
    derecha.

    Antecedentes de la Enfermedad
    Actual

    Paciente que relata que aproximadamente hace cinco
    horas comenzó con una molestia en epigastrio que se fue
    acrecentando hasta hacerse francamente dolorosa, de tipo
    cólico que duró dos horas para luego localizarse en
    fosa ilíaca derecha haciéndose de tipo punzante. No
    se acompaño de nauseas, vómitos ni
    diarrea. Presenta además fiebre objetivada por el paciente
    de aproximadamente 38oC.

    El paciente relata haber tomado AAS con lo cual no
    cedió el dolor.

    Hace cinco días atrás el paciente
    relata haber tenido episodios similares en FID pero
    menos

    intensos que cedían con
    reposo.

    Antecedentes Personales
    Fisiológicos

    Parto normal.

    Crecimiento y desarrollo
    normal.

    Estudios primarios completo.

    No realizó servicio
    militar

    Antecedentes Personales
    Patológicos

    Enfermedad de la infancia: parotiditis, sarampión y
    varicela.

    Traumatismos: no tuvo.

    Quirúrgicos: prótesis mamaria
    a los 21 años y cirugía plástica
    facial.

    Tóxicos: fuma 20 cigarrillos diarios
    desde los 16 años.

    Antecedentes
    Heredofamiliares

    Padre: vivo, HTA
    (tratado).

    Madre:viva, sana.

    Hermanos: no tiene.

    Hijos: no tiene.

    Antecedentes personales
    fisiológicos

    Condiciones de concepción y
    nacimiento:
    parto
    eutócico.

    Lactancia: si, por 4
    meses.

    Desarrollo somato mortológico:
    acorde con la edad.

    Desarrollo psicointelectual: acorde con la
    edad.

    Estudios realizados: primario y
    secundario.

    Anamnesis
    Sistémica

    Aparato circulatorio: sin
    particularidades.

    Aparato respiratorio: sin
    particularidades.

    Aparato urinario: sin
    particularidades.

    Función psicointelectual: sin
    particularidades.

    Examen
    Físico

    Temperatura:38ºC

    Talla:175 cm

    Peso: 77 Kg.

    Nutrición: normal.

    Hidratación: buena.

    Conciencia: vigil.

    Decúbito: activo
    electivo.

    Piel y faneras.

    Piel y mucosas de observan normales con temperatura de
    los miembros levemente disminuida. El paciente presenta
    hiperhidrosis.

    El turgor y la elasticidad
    están conservadas.

    TCS y ganglios.

    El TCS se halla distribuido tipo feminoide. No se
    palpan adenomegalias, ni edemas.

    Cabeza

    Normocéfalo.

    Motilidad ocular conservada, pupilas reactivas y
    esclerótica normal.

    Nariz y pómulos con cirugía
    plástica.

    Facie compósita.

    Dentadura en buen estado.

    Conjuntiva y mucosas
    húmedas.

    Cuello

    No se palpan ganglios.

    Glándula tiroides normal.

    No se auscultan soplos.

    Tórax

    Simétrico. Se observan prótesis
    mamarias, sin reacción fibrótica
    palpable.

    No se observan deformidades
    óseas.

    Respiratorio

    Frecuencia respiratoria: 18/minuto. Regular
    del tipo costo
    abdominal.

    Palpación: expansión de bases
    y vértices conservados.

    Vibraciones vocales
    positivas.

    Percusión: claro pulmonar.
    Excursión de bases 4 cm.

    Auscultación: murmullo vesicular y
    respiración brónquica
    normales.

    No se auscultan ruidos respiratorios
    agregados.

    Cardio vascular

    TA: 130/85mmhg.

    FC: 90/minuto.

    Pulsos: presentes, simétricos
    todos.

    Auscultación: R1, R2,
    normofonéticos. No se auscultan ruidos
    sobre

    Agregados.

    Abdomen

    Simétrico sin deformidades ni
    cicatrices.

    Presenta reacción de defensa, dolor y signo
    de irritación peritoneal, Blumberg
    positivo.

    Génito
    urinario

    Puño percusión dudosamente positivo
    del lado derecho.

    Puntos renoureterales positivos del lado
    derecho.

    Osteoarticular

    No deformidades, no dolores
    articulares.

    Neurológico

    Paciente orientado en tiempo y
    espacio.

    Pares craneales sin
    particularidades.

    Motilidad tono y trofismo
    conservado.

    Fuerza muscular conservada, al igual que la
    sensibilidad profunda y superficial.

    Taxia y Praxia sin
    particularidades.

    Diagnóstico
    presuntivo.

    Apendicitis aguda

    Anatomía

    Apéndice
    Vermicular

    El apéndice es una prolongación del
    ciego que nace de su pared interna a 2 ó 3 cm por debajo
    del orificio ileocecal.

    Mide cerca de 7 a 8 cm de longitud y de 4 a 8 mm
    de diámetro.

    El apéndice representa el segmento
    terminal, de calibre reducido, del ciego
    primitivo.

    Su punto de implantación está
    situado al principio en la extremidad misma del ciego. Así
    se le encuentra todavía en el recién nacido. A
    continuación, el origen del apéndice es poco a poco
    trasladado a la pared medial, debido a la preponderancia del
    desarrollo de
    la pared lateral (Quénu y Heitz-Boyer).

    Configuración

    El apéndice tiene generalmente la forma de
    un tubo cilíndrico más o menos flexuoso. Su cavidad
    es, también, en forma bastante regular, cilíndrica.
    Se abre en el ciego por un orificio provisto a veces, pero
    raramente, de un repliegue mucoso conocido con el nombre de
    válvula de Gerlach.

    Relaciones

    El apéndice se dispone, con relación
    al ciego, de manera muy variable. Lo más a menudo,
    desciende a lo largo de la cara medial del ciego
    (situación normal o descendente); a veces se dirige
    siguiendo una dirección oblicua o transversal, por la
    cara anterior del ciego (situación prececal) o por su cara
    posterior (situación retrocecocólica); a veces,
    también, contornea de izquierda a derecha el fondo del
    ciego y sube por su cara lateral (situación subcecal)
    finalmente, puede dirigirse oblicua o transversalmente hacia
    dentro, po debajo del ileon (situación
    interna).

    Como el apéndice está unido al
    ciego, presenta con los órganos vecinos relaciones que no
    solamente difieren de acuerdo con su situación respecto al
    ciego, sino también según que el ciego esté
    en situación normal, alta o baja.

    Cuando el ciego y el apéndice están
    en situación normal, éste corresponde: hacia fuera,
    a la cara interna del ciego; hacia adentro, a las asas delgadas;
    hacia delante, a las asas intestinales y a la pared abdominal;
    hacia atrás, a la fosa ilíaca y a los vasos
    ilíacos externos.

    La extremidad inferior del apéndice puede
    descender en la cavidad pélvica y ponerse en
    relación con las vísceras de esta cavidad (vejiga,
    recto, útero, ovario, ligamento ancho). Cuando el ciego
    está en situación alta o baja, el apéndice
    presenta con las paredes o el contenido de la cavidad
    abdominopélvica las mismas relaciones que la parte del
    ciego que le es contigua.

    Peritoeno
    Cecoapendicular

    A nivel del ángulo ileocólico, las
    dos hojas de la extremidad inferior del mesenterio se
    continúan una por la cara anterior y otra por la cara
    posterior del ciego y envuelven este órgano, así
    como el apéndice. Las dos hojas peritoneales se
    continúan una con otra en la cara externa y en el fondo
    del ciego y también en uno de los bordes del
    apéndice, de tal manera que el ciego y el apéndice
    están rodeados por el peritoneo y son móviles
    dentro de la cavidad abdominal.

    El peritoneo cecoapendicular está levantado
    en ciertos puntos por los vasos que se dirigen al ciego y al
    apéndice. De ello resultan pliegues y depresiones
    dispuestos de la manera siguiente.

    La arteria cecal anterior cruza el ángulo
    comprendido entre la cara anterior del íleon y la del
    ciego y levanta el peritoneo formando un repliegue
    mesentericocecal
    , extendido desde la cara anterior del
    mesenterio a la cara anterior del ciego.

    La arteria apendicular, que se dirige al
    apéndice pasando por detrás del íleon, forma
    de la misma manera el mesoapéndice, que va desde la
    cara posterior del mesenterio al borde superior del
    apéndice.

    Finalmente, la arteria apendicular da algunas
    veces una rama recurrente que se dirige desde el borde superior
    del apéndice al íleon. Esta rama levanta igualmente
    el peritoneo y forma un pliegue ileoapendicular
    inconstante, extendido desde el apéndice al
    íleon.

    Estos tres pliegues determinan la formación
    de dos fositas: una, llamada fosita ileocecal; otra, la
    fosita ileoapendicular, inconstante, está
    comprendida entre el pliegue ileoapendicular, por delante y el
    mesoapéndice por detrás.

    Se encuentra también bastante a menudo, por
    detrás del ciego, una fosita retrocecal procedente
    de la soldadura
    incompleta de la pared posterior del ciego con el peritoneo
    parietal. El proceso de
    adhesión por el cual el colon ascendente se une a la pared
    se prolonga a veces sobre el ciego, y la soldadura de
    éste al peritoneo parietal puede hacerse solamente a lo
    largo de los bordes externo e interno de su cara posterior. Se
    forma así un receso retrocecal abierto hacia abajo; es la
    fosita retrocecal.

    El mesoapéndice está a menudo unido
    al ligamento ancho por un pliegue peritoneo, el ligamento
    apendiculoovárico
    ; pero este ligamento no contiene
    vasos linfáticos que unan las redes del apéndice
    con las del ovario.

    Vasos y nervios

    Las arterias del ciego son las arterias cecales
    anterior y posterior, ramas de la arteria ileocólica. El
    apéndice está irrigado por la arteria apendicular,
    que nace más comúnmente de la arteria cecal
    posterior y a veces, de la ileocólica. Las venas son
    satélites
    de las arterias y tributarias de la vena mesentérica
    mayor. Los linfáticos del ciego siguen el trayecto
    de los vasos sanguíneos, atravesando a menudo
    pequeños ganglios de relevo cecales anteriores y cecales
    posteriores, se vierten en la cadena ganglionar
    ileocólica.

    Los linfáticos del apéndice se
    dirigen también a los ganglios de la cadena
    ileocólica, directamente o después de haber
    atravesado algunos nódulos que contiene a veces el
    mesoapéndice. Los nervios vienen del plexo solar por el
    plexo mesenterio superior.

    Histología

    El ciego es un saco cerrado que se encuentra en el
    extremo próxima del colon y cuya estrecha porción
    terminal se denomina Apéndice
    Verciforme.

    La estructura del
    ciego es similar a la del intestino grueso, el apéndice
    tiene también estructura
    semejante, pero en miniatura y carece de
    bandas.

    Sus glándulas son tubulares simples, a
    veces bifurcadas.

    El epitelio se compone en su mayor parte de
    células
    mucosas. Los folículos linfáticos son abundantes y
    más o menos confluentes.

    El rasgo histológico más importante
    del apéndice es el gran desarrollo de
    los vasos y del tejido linfático.

    La luz del
    apéndice normal en el adulto, cuando esta vacío,
    presenta pliegues entre los cuales se observan cavidades
    profundas. Pero estas condiciones normales, escasamente se
    encuentran en el 50% de los individuos de mas de 40 anos, debido
    a apendicitis pasadas. A menudo la luz esta
    estrechada, el tejido linfático y el epitelio borrado,
    reemplazado por tejido fibroso.

    Cuadro clínico y
    diagnóstico.

    El cuadro clínico suele instaurarse en
    pocas horas. La secuencia clásica de los síntomas
    es la siguiente: dolor abdominal, náuseas,
    vómitos, dolor a
    la presión en la fosa ilíaca derecha y fiebre.
    Cuando el orden de aparición de estos síntomas es
    diferente debe reconsiderarse el diagnóstico. El dolor es el síntoma
    más constante. Con frecuencia, el paciente relata una
    historia de
    dispepsia leve durante los 2-3 días previos. En forma
    característica el dolor aparece por la
    noche, en general en el epigastrio o la región
    periumbilical; otras veces es difuso en todo el abdomen o, con
    menor frecuencia, se localiza directamente en la fosa
    ilíaca derecha. Es un dolor continuo, de intensidad
    moderada, que aumenta con la tos, los movimientos respiratorios o
    la deambulación y no cede al emitir ventosidades ni tras
    el vómito. Puede
    tener exacerbaciones cólicas y obliga a guardar cama. A
    las pocas horas se localiza definitivamente en la fosa
    ilíaca derecha y en algunos pocos casos puede presentar
    irradiación testicular. El origen del dolor es la
    distensión de la luz apendicular.
    Una mejoría brusca del dolor suele indicar
    perforación del órgano. Al palpar el abdomen se
    aprecia dolor a la presión profunda y puede observarse ya
    rigidez refleja de la pared abdominal en la fosa ilíaca
    derecha. No obstante, la aparición de rigidez parietal,
    inconstante, demuestra ya la existencia de irritación del
    peritoneo parietal (peritonitis localizada), con lesiones
    apendiculares avanzadas. No hay que esperar la
    aparición de rigidez parietal para establecer el
    diagnóstico
    . El punto de máximo dolor a la
    presión se sitúa en el punto medio de la
    línea que une el ombligo con la espina ilíaca
    anterosuperior (punto de MacBurney) y, con mayor frecuencia, en
    el punto de Lanz, límite entre los tercios derecho y medio
    de la línea interespinal superior. El signo de la
    descompresión dolorosa del abdomen (signo de Blumberg)
    revela irritación peritoneal. Con frecuencia puede
    observarse una ligera flexión de la cadera por
    irritación del músculo psoasilíaco. La
    extensión de la extremidad inferior derecha provoca
    intenso dolor. Asimismo, la rotación interna del muslo con
    la pierna flexionada puede desencadenar dolor, por
    irritación del músculo obturador. Puede existir
    hiperestesia cutánea en el cuadrante inferior derecho del
    abdomen. El tacto rectal, que debe realizarse siempre, permite
    confirmar la existencia de dolor a la presión del fondo de
    saco peritoneal del lado derecho, y a menudo la maniobra de
    San-Martino (distensión del esfínter anal) permite
    precisar la localización del dolor y la contractura
    abdominal. Aproximadamente el 95% de los pacientes presentan
    anorexia,
    náuseas y vómitos. El
    vómito no mejora
    la sensación nauseosa ni el dolor abdominal. La fiebre no
    es muy alta (37,5-38,5 °C). La aparición desde el
    inicio de fiebre elevada y escalofríos debe hacer pensar
    en otro diagnóstico (p. ej., pielonefritis) o en
    perforación apendicular. Con frecuencia, cuando la
    temperatura
    axilar todavía se halla sólo discretamente
    aumentada, puede observarse ya una diferencia de más de 1
    °C con la temperatura
    rectal (disociación axilorrectal).

    La localización del apéndice y la edad del
    paciente pueden alterar sustancialmente el cuadro clínico
    descrito. En los casos de apéndice de localización
    retrocecal o retroileal, el dolor abdominal puede ser poco
    intenso, no se produce la secuencia de localización
    epigástrica inicial y posterior irradiación a la
    fosa ilíaca derecha y aun en presencia de lesiones
    avanzadas no se observa rigidez parietal. Con frecuencia existen
    síntomas urinarios (polaquiuria), por irritación
    directa del uréter. En las apendicitis pélvicas el
    dolor suele ser intenso en el hipogastrio y, en ocasiones, en el
    cuadrante inferior izquierdo. Puede existir tenesmo rectal y
    vesical, y la rigidez parietal suele estar ausente. En los
    ancianos, el dolor es poco intenso, la fiebre a menudo
    está ausente y apenas se observa rigidez parietal, lo que
    puede determinar que su diagnóstico sea muy tardío. En el
    embarazo, el
    desplazamiento del ciego hacia arriba puede motivar que el dolor
    a la palpación sea más intenso en el vacío o
    en la región subcostal derechos. Existen formas
    graves en las que se produce una destrucción gangrenosa
    rápida del apéndice, con peritonitis difusa por
    perforación en sólo 8-24 h. La presencia de
    escalofríos, taquicardia intensa, rigidez abdominal y
    leucocitosis acusada debe alertar sobre la gravedad de la
    situación. Si al cabo de 48 h de la aparición del
    dolor el paciente no es intervenido, se origina un tumor
    inflamatorio o plastrón apendicular, formado por el
    apéndice afecto al que se adhiere el epiplón y las
    asas intestinales vecinas, que puede palparse fácilmente
    como una tumoración redondeada en la fosa ilíaca
    derecha. En este momento no debe indicarse la laparotomía.
    El reposo en cama y los antibióticos ayudan a resolver el
    proceso. La
    aparición, en esta fase, de fiebre alta,
    escalofríos y aumento del dolor abdominal, junto a la
    reaparición de signos de irritación peritoneal,
    deben hacer sospechar la abscedación del plastrón,
    que se confirmará mediante radiología abdominal
    directa y/o ecografía. Si ello sucede, el absceso debe
    drenarse quirúrgicamente, sin intentar practicar la
    apendicectomía
    , que deberá realizarse una vez
    resuelto el absceso. Si éste no es drenado, puede abrirse
    a la cavidad peritoneal y provocar una peritonitis secundaria y
    GASTROENTEROLOGÍA sepsis. La pileflebitis es, en estos
    casos, una complicación posible; la aparición de
    ictericia, fiebre elevada y escalofríos intensos debe
    hacer pensar en esta rara posibilidad. Por último, el
    plastrón apendicular puede organizarse y ocasionar la
    aparición de un verdadero tumor inflamatorio, que engloba
    el ciego, el epiplón, el apéndice y asas
    intestinales. Suele manifestarse por sintomatología
    suboclusiva y detectarse por la palpación de una masa dura
    en el cuadrante inferior derecho del abdomen. Los estudios
    radiológicos (enema opaco, enteroclisis) permiten
    identificar, la mayoría de las veces, la naturaleza del
    tumor. La práctica de hemicolectomía derecha en
    estos casos es la técnica quirúrgica de
    elección. En algunos casos el primer ataque de apendicitis
    puede resolverse espontáneamente, para reaparecer
    más tarde (apendicitis crónica recidivante).
    Ésta es la única forma clínica de la mal
    llamada "apendicitis crónica". Las únicas formas
    verdaderas de apendicitis crónica las producen los
    granulomas tuberculosos, amebianos o actinomicóticos o son
    secundarias a enfermedad de Crohn apendicular. Las exploraciones
    complementarias pueden ayudar al diagnóstico. El hemograma muestra
    leucocitosis con desviación a la izquierda,
    disminución del número de eosinófilos y
    linfopenia. La velocidad de
    sedimentación globular, contra-riamente a lo que ocurre en
    otros procesos
    inflamatorios próximos (anexitis, pielonefritis), no suele
    estar aumentada. La radiología abdominal directa puede ser
    de gran ayuda en casos de duda diagnóstica, pero debe
    recordarse que la historia clínica y
    los hallazgos de la exploración física suelen ser
    suficientes para que el médico avezado establezca el
    diagnóstico. La participación del íleon
    terminal y del ciego en el proceso
    inflamatorio originan un aumento de la secreción
    intestinal hacia la luz, lo que a
    menudo determina la aparición de pequeños niveles
    hidroaéreos en el cuadrante inferior derecho del abdomen.
    Su observación eleva la probabilidad
    diagnóstica al 80-90%. No obstante pueden observarse en
    casos de anexitis, diverticulitis y en otros procesos. La
    presencia de un coprolito se observa en el 8-10% de las
    apendicitis agudas. El hallazgo de un cálculo
    apendicular en presencia de síntomas se asocia con
    frecuencia a apendicitis gangrenosa o perforada. La existencia de
    gas en la
    luz
    apendicular, con el apéndice en posición correcta,
    denota infección por gérmenes productores de
    gas y es signo
    de apendicitis gangrenosa. Cuando el apéndice está
    en posición subhepática, puede contener gas en su luz,
    aun en condiciones de normalidad.

    En ocasiones, un asa ileal puede quedar fijada y/o
    torsionada por el flemón apendicular, ocasionando un
    patrón radiológico de íleo mecánico,
    que simula una obstrucción mecánica del intestino delgado. El examen
    radiológico mediante enema opaco puede mostrar
    irregularidades del fondo cecal que contribuyen en casos
    necesarios a establecer el diagnóstico. El
    diagnóstico diferencial debe establecerse
    fundamentalmente con linfadenitis mesentérica, procesos del
    tracto urogenital, ileítis de diversa etiología,
    divertículo de Meckel e, incluso, con procesos
    supradiafragmáticos (neumonía) y en-fermedades
    sistémicas. La linfadenitis mesentérica se observa
    en la infancia y la
    adolescencia;
    las náuseas y los vómitos suelen
    preceder al dolor y la fiebre es por lo general elevada
    (38,5-39,5 °C). En las pielitis y pielonefritis, la fiebre
    alta y los escalofríos suelen aparecer al inicio del
    cuadro y el dolor irradia a la zona lumbar. Con frecuencia hay
    disuria y polaquiuria. En las salpingitis agudas, la fiebre es
    también elevada, el dolor es más difuso, con
    frecuencia bilateral, y suele aparecer leucorrea abundante. La
    torsión de un quiste de ovario suele ser afebril, causa un
    dolor muy intenso, con frecuencia se asocia a hipotensión
    mantenida y muchas veces puede palparse una tumoración
    renitente y redondeada en el cuadrante inferior derecho del
    abdomen. El dolor en la mitad de ciclo causado por la rotura de
    un folículo ovárico, durante la ovulación,
    puede ser bastante intenso y acompañarse de fiebre y
    leucocitosis. Los síntomas suelen remitir
    espontáneamente en 24 h. La rotura de un embarazo
    ectópico puede ocasionar dolor abdominal intenso y fiebre;
    el shock y la anemia aguda orientarán el
    diagnóstico. La ileítis por Yersinia
    enterocolitica
    puede provocar un cuadro abdominal
    indistinguible del de la apendicitis. Con frecuencia existen
    poliartralgias, eritema nudoso o dolores musculares, que ayudan
    en el diagnóstico diferencial. Un cuadro similar puede
    aparecer en la ileítis terminal aguda por enfermedad de
    Crohn. En caso de duda debe recurrirse a la laparotomía.
    La diverticulitis de Meckel puede originar un cuadro
    clínico idéntico a la apendicitis. Suele aparecer
    en niños, entre los 5 y los 15 años. El dolor puede
    ser más central, dato que, junto a la edad del paciente,
    puede orientar el diagnóstico, que debe confirmarse
    mediante la administración de contraste baritado por
    vía oral. El divertículo de Meckel se localiza
    habitualmente en el borde antimesentérico del
    íleon, a unos 80-100 cm de la válvula ileocecal.
    Aparte la diverticulitis, puede originar otras complicaciones,
    como hemorragia (con frecuencia contiene mucosa gástrica
    ectópica, que puede ulcerarse), perforación u
    obstrucción intestinal secundaria a invaginación.
    Las neumonías de la base pulmonar derecha y el dolor
    abdominal que se presentan en enfermedades
    sistémicas (tabes dorsal, saturnismo, vasculitis
    sistémica) pueden asimismo, en ocasiones, simular una
    apendicitis aguda.

    Tratamiento

    Una vez realizado el diagnóstico
    preoperatorio de apendicitis aguda no complicada, se debe
    proceder a la apendicectomía sin demoras. Estos pacientes
    no requieren de una preparación especial. Se
    efectúa un estudio prequirúrgico mínimo, que
    consiste en Rx de tórax, electrocardiograma y
    valoración cardiológica, análisis de laboratorio
    (hematócrito, urea, glucemia y recuento de glóbulos
    blancos). El tratamiento antibiótico no está
    indicado. Sin embargo, se debe realizar profilaxis, la cual se
    basa en una sola dosis de antibiótico una hora antes de la
    cirugía. Si los hallazgos operatorios muestran
    infección fuera de los límites del apéndice,
    se instaura tratamiento antibiótico en el
    postoperatorio.

    En la actualidad, la resección del
    apéndice se puede hacer por vía abierta, o por
    vía laparoscópica. Cualquiera que sea la vía
    utilizada los pasos son similares.

    1. Ligadura y sección del
      mesoapéndice que incluye la arteria
      apendicular.
    2. Sección del apéndice e
      invaginación del muñón
      apendicular.

    En los casos en que se identifique la base del
    apéndice, pero la punta está adherida y no es
    posible aislarla con facilidad, se puede hacer una
    apendicectomía retrograda. Con esta técnica se
    secciona primero la base del apéndice y luego se liga el
    mesoapéndice avanzando desde la base hacia la
    punta.

    Comentario Final

    "Cuando todo el humo denso se esfumó
    en el aire

    y el cofre parecía vacío,
    Pandora miró al interior,

    y vio todavía un gracioso pajarraco de
    alas tornasoladas.

    Era la Esperanza, el único bien que
    queda a los mortales

    para consolarles de su
    desventura"

    Recalcamos que todo Abdomen Agudo es una urgencia
    médica en la cual las determinaciones deben ser correctas
    y llevadas a cabo rápidamente.

    El paciente es conciente de la gravedad de la
    patología, consciente de su "desventura", y pone en
    manos del médico la "esperanza" de la
    curación.

    Bibliografía

    • Farreras-Rozman. TRATADO DE MEDICINA
      INTERNA.
    • Manan, Chist. SEMIOLOGÍA
      QUIRÚRGICA.
    • Ferraina, Pedro; Oría, Alejandro.
      CIRUGÍA DE MICHANS.
    • H. Rubiere; A. Delmas. ANATOMÍA
      HUMANA

     

     

    Autor:

    cmartinezcano[arroba]roche.com.ar

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