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El Capitalismo y el Imperialismo




Enviado por carolina.garcia



    El Capitalismo

    1. Concepto.
    2. Características Fundamentales.
    3. Plusvalía y Capitalismo.
    4. Los Componentes del Valor.
    5. Tasa de Plusvalía.
    6. Composición Orgánica del Capital.
    7. La Tasa de Ganancia.
    8. Reproducción Simple.
    9. Acumulación.
    10. Reproducción Ampliada.
    11. El Capitalismo
      de Competencia.
    12. Leyes.
    13. Crisis y Depresiones del Capitalismo.

    El
    Imperialismo

    1. Concepto.
    2. Origen y desarrollo.
    3. Justificación del Imperialismo.
    4. Consecuencias

      INTRODUCCION

    Aunque las teorías
    sobre el capital son
    todas relativamente recientes, el capital, como
    tal, ha existido en las sociedades
    civilizadas desde la antigüedad. En los antiguos imperios
    del Lejano Oriente y del Oriente Próximo, y en mayor
    medida en el mundo greco-romano, se utilizaba el capital en
    forma de herramientas y
    equipos sencillos para producir tejidos,
    cerámica, cristalería, objetos metálicos y
    muchos otros productos que
    se vendían en los mercados
    internacionales. Tras la caída del Imperio romano,
    la desaparición del comercio en
    Occidente acarreó una menor especialización en la
    división del trabajo y redujo la utilización del
    capital en la
    producción. Las economías medievales
    se basaban fundamentalmente en una agricultura de
    subsistencia, por lo que no se las puede considerar
    economías capitalistas. Con las Cruzadas empezó a
    resurgir el comercio. Esta
    reaparición del comercio se
    aceleró a escala mundial
    durante el periodo de los descubrimientos y colonizaciones de
    finales del siglo XV. El aumento del comercio
    favoreció una mayor división del trabajo y una
    mecanización de la producción, estimulando así el
    crecimiento del capital. Los flujos de oro y plata provenientes
    del Nuevo Mundo facilitaron el intercambio y la
    acumulación de capital, estableciendo las bases para
    la Revolución
    Industrial, gracias a la cual los procesos
    productivos se alargaron, necesitando mayores aportaciones de
    capital. El papel del
    capital en las economías de Europa Occidental
    y América
    del Norte fue tan importante que la
    organización socioeconómica prevaleciente en
    estas zonas desde el siglo XVIII hasta el siglo XX se conoce como
    sistema
    capitalista o capitalismo.

    .

    El CAPITALISMO.

    1. Sistema económico en el que los individuos
      privados y las empresas
      de negocios llevan
      a cabo la producción y el intercambio de
      bienes y
      servicios
      mediante complejas transacciones en las que intervienen
      los precios y
      los mercados.
      Aunque tiene sus orígenes en la antigüedad, el
      desarrollo
      del capitalismo es un fenómeno europeo; fue
      evolucionando en distintas etapas, hasta considerarse
      establecido en la segunda mitad del siglo XIX. Desde Europa, y
      en concreto
      desde Inglaterra, el sistema
      capitalista se fue extendiendo a todo el mundo, siendo el
      sistema
      socioeconómico casi exclusivo en el ámbito
      mundial hasta el estallido de la I Guerra
      Mundial, tras la cual se estableció un nuevo
      sistema
      socioeconómico, el comunismo, que se convirtió en
      el opuesto al capitalista.

    2. Concepto.
    3. Características
      Fundamentales
      :

    A lo largo de sus historia, pero sobre todo
    durante su auge en la segunda mitad del siglo XIX, el
    Capitalismo tuvo una serie de características
    básicas:

    1. Los medios de
      producción – tierra y
      capital- son de propiedad
      privada. En este contexto el capital se refiere a los
      edificios, la maquinaria y otras herramientas utilizadas para producir bienes y
      servicios
      destinados al consumo.
    2. La actividad económica aparece
      organizada y coordinada por la interacción entre
      compradores y vendedores (o productores) que se lleva a cabo
      en los mercados.
    3. Tanto los propietarios de la tierra
      y el capital como los trabajadores, son libres y buscan
      maximizar su bienestar, por lo que intentan sacar el mayor
      provecho posible de sus recursos y
      del trabajo que utilizan para producir; los consumidores
      pueden gastar como y cuando quieran sus ingresos para
      obtener la mayor satisfacción posible. Este principio
      que se denomina soberanía del consumidor, refleja que, en un sistema
      capitalista, los productores se verán obligados,
      debido a la competencia, a utilizar sus recursos
      de forma que puedan satisfacer la demanda de
      los consumidores; el interés personal y la
      búsqueda de beneficios les lleva a seguir esta
      estrategia.
    4. Bajo el sistema capitalista el control
      del sector privado por parte del público debe ser
      mínimo; se considera que existe competencia, la actividad económica se
      controlará a sí misma; la actividad del
      gobierno
      sólo es necesaria para gestionar la defensa nacional,
      hacer respetar la propiedad
      privada y garantizar el cumplimiento de los contratos.
      Esta visión decimonónica del papel del
      Estado en
      el sistema capitalista ha cambiado mucho durante el siglo
      XX.

    1. Plusvalía y
      Capitalismo
      .

    Pago al propietario de un factor de
    producción (trabajo,
    energía) de una cantidad inferior al valor del
    producto.

    Este término puede tener dos significados
    básicos: el primero es el uso de bienes
    materiales,
    normalmente con un suministro fijo, para los fines establecidos
    por los que se realiza su manipulación, y el segundo,
    más negativo, es un elemento clave de la teoría marxista sobre la lucha de
    clases. Esta teoría establece la teoría del valor del
    trabajo, que a su vez conlleva el concepto de
    plusvalía. Sostiene que el capitalista paga al
    trabajador el coste de su producción, pero recibe el precio
    de mercado del
    producto,
    paga costes externos (alquileres, etc.) y se embolsa el resto
    (la plusvalía) como ganancia. Esta idea de la
    plusvalía o ganancia nunca fue postulada por los
    economistas liberales y, en cualquier caso, parece estar en
    desacuerdo con la doctrina clásica del intercambio de
    equivalentes económicos.

    1. Crisis y Depresiones del
      Capitalismo
      .

    La gran crisis de
    fines del año 1929 y la profunda depresión subsiguiente marcarán,
    con el surgimiento del mundo comunista, un hito prominente en
    la historia del
    desarrollo
    económico-social de la Humanidad.

    a) La Gran
    Depresión

    La Gran Depresión tuvo repercusiones
    prácticas y teóncas.

    En el orden práctico, las lecciones de
    la crisis no
    hacen sino corroborar los puntos de vista anteriormente
    enumerados sobre las funestas consecuencias del Capitalismo
    de grupos
    antagónicos.

    Una vez superadas las crisis de
    reconversión—de una economía de guerra a
    una economía de producción agrícola e
    industrial—, las naciones, tanto europeas como, sobre
    todo, americana, prosperaron inauditamente.

    Estados Unidos, y aun Latinoamérica,
    proseguía y acumulaba el impulso recibido al tener que
    abastecer al continente europeo, sumido primero en la lucha,
    arruinado después, pero con deseos y necesidad de
    rehacerse.

    Poco a poco y con sobresaltos Europa se
    reconstruye. A partir de 1925 logra alcanzar los niveles de
    producción conocidos antes de la guerra.

    En Estados
    Unidos la ola de optimismo era
    gigantesca.

    Su naciente, y pronto vigorosa, industria
    del automóvil y maquinaría agrícola va
    ampliándose sin cesar, gracias a las nuevas
    modalidades de la producción en y de la venta a
    crédito. Actuando como foco impulsor, a
    la vez que promueve el auge de la producción
    agrícola, sacude en sus cimientos a las industrias
    básicas y a las ramas extractivas de carbón y
    minerales.

    La ola de optimismo es secundaria; viene
    apoyada en la precedente del mas intenso trabajo y de la
    difusión del poder de
    compra entre las clases trabajadoras.

    Con todo, el optimismo acabo degenerando,
    sobre todo en Wall Street, en ardiente especulación.
    Las acciones
    cotizadas en la Bolsa de Nueva York totalizaban, según
    los montos suscritos y los curves registrados, en los
    diversos años:

    1925 = 27.000 millones de
    d61ares.

    1929 = 89.000 millones de
    dolares.

    Donde aparece con claridad la ficticia
    hinchazón de los
    valores.

    Como ejemplo ilustrativo se propondrá
    el famoso caso "Ward", quien, deseando alzarse con la
    fabricación y comercio
    del pan en las mayores ciudades, halagaba a los propietarios
    de las panaderías, ofreciéndoles
    altísimos precios
    pare la compra de sus negocios.
    Una vez adquiridos estos, emitía acciones
    representativas del capital social así sobrestimado;
    las ofrecía en la Bolsa, y con el producto
    de la venta
    volvía a comprar y asociar al negocio nuevas
    panaderías a precios
    exagerados. Resultado: que a la vez que, ciertamente, iba
    monopolizando el negocio, y por lo mismo, cobrando fuerza
    económica, acentuaba la desproporción entre el
    valor
    nominal de las acciones,
    el capital social y los verdaderos activos
    que la empresa
    poseía. En tales circunstancias los dividendos
    repartidos no podían ser sino ficticios. La ruina
    futura era inevitable.

    Como se ve, aunque las gentes se
    creían, y aun eran mas ricas y ello estimulaba las
    compras y
    la producción, la prosperidad no estaba bien
    cimentada.

    Un segundo factor decisivo pare el futuro
    desencadenamiento de la crisis hay
    que reponerlo en el sector de crédito
    internacional.

    Los aliados habían impuesto a
    los vencidos fuertes pagos en concepto de
    reparación por los gas tos y
    destrucción de la guerra.

    Alemania supo jugar bien la partida. Era
    imprescindible que se le ayudara a reconstruirse, si se
    pretendía obligarla a pagar tan cuantiosas sumas.
    Saneada desde 1924 por el mago alemán de las finanzas,
    H. Schacht, la situación monetaria, los capitales
    extranjeros, franceses, ingleses y americanos, comienzan a
    fluir sobre Alemania y
    Austria. Los elevados tipos de interés pagados por los Bancos
    germanos eran un especioso atractivo. Aunque recibidos a
    corto plazo, esos fondos son prestados por los Bancos a la
    industria
    a largo plazo. Cuando sobrevenga la crisis,
    estarán ampliamente inmovilizados y será
    imposible el repatriarlos.

    Así las cosas, los primeros
    síntomas de malestar provinieron del sector
    agrícola norteamericano.

    Al recuperarse totalmente Europa y
    seguir América acumulando los impulsos
    recibidos, se va a crear una peligrosa situación de
    excedentes de producción agrícola, que no
    encontrara fácilmente salida en los mercados y
    presionara a la baja sobre los precios.

    Por ejemplo, en el sector azucarero, con
    anterioridad a la guerra,
    Europa y
    América producían por partes
    iguales un total de 181 millones de quintales de
    azúcar —de remolacha y carne—. Durante la
    guerra, la
    producción europea se reducía a 26 millones,
    mientras que la americana aumentaba a 132 millones. Pero pare
    el año 1928 la producción recuperada de Europa
    alcanzaba a 83 millones de quintales, mientras que la
    americana seguía creciendo hasta superar los 185
    millones, más que la europea y americana conjuntamente
    antes de la guerra.

    El caso del azúcar es tan solo un
    indicio de lo ocurrido con otros productos
    agrícolas, particularmente al trigo, maíz,
    etc.

    A1 gravitar pesadamente los excedentes,
    sobrevino el hundimiento de los precios,
    el retraso en los pagos de la maquinaria comprada a crédito por parte de los agricultores,
    las primeras dificultades de la industria
    americana y de sus Bancos.

    A1 querer estos sostenerse con la
    repatriación de fondos desde Europa, pusieron en
    aprieto a los Bancos
    alemanes. Fueron precisamente las demandas de retiro de
    fondos las que, provocando la quiebra de
    la poderosa institución del "Creditanstalt", de Viena,
    desencadenaron la ola mundial de pánico. Los Bancos
    americanos, queriendo anticiparse unos a otros en la
    repatriación de capitales, agudizaron la crisis y
    obligaron a Alemania a
    decretar la moratoria bancaria.

    El edificio de la prosperidad se venia
    abajo.

    La especulación jugo entonces a la baja
    y las cotizaciones en Wall Street se hundieron en el abismo.
    Las acciones
    totalizaron en:

    1932 = 15.663 millones de $, contra los 89.000
    de 1929.

    La caída arruinó a los que antes
    se creían ricos, empezó a frenar las compras y
    acabó arrastrando tras sí a todos los precios:
    los industriales al por mayor bajaron en un 32 por 100; los
    agrícolas lo habían hecho en un 54 por
    100.

    E1 frenazo consiguientemente experimentado por
    la producción industrial trajo como consecuencia
    inevitable la reducción de sueldos y
    salarios en un 40 por 100, aun pare el personal
    ocupado.

    Pero, sobre todo, el paro obrero forzoso
    alcanzo niveles anormales y extraordinarios. En los
    años peores se contaron en EE. UU. hasta catorce
    millones de obreros parados. De 1931 a 1940 hubo siempre, por
    lo menos, siete millones de obreros sin
    trabajo.

    Como Norteamérica había empezado
    a ser ya la potencia
    económica dominante, la crisis se propagó a
    todo el mundo. La producción global alemana se redujo
    en un 40 por 100; sus exportaciones lo hicieron en un 50 por 100. En
    Inglaterra
    los obreros parados pasaron de los cuatro
    millones.

    Nada tiene de extraño que, en estas
    circunstancias, germinara en la mente de Lord Maynard
    Keynes la
    Teoría General del Empleo,
    del Interés y de la Moneda. Libro
    publicado en 1936, que iba a reorientar la Teoría
    Económica.

    Esos graves hechos explican igualmente los
    anhelos por una seguridad
    social total, que culminaron en el informe de
    Sir W. Beveridge y en el programa
    implantado después de la segunda
    guerra mundial por el partido laborista
    ingles.

    Pleno Empleo,
    Seguridad
    Social, Nacionalización de las Empresas,
    Participación obrera en la Gestión, Intervención
    económica del Estado,
    fueron tópicos socorridos en la inmediata
    postguerra.

    b) El Comunismo.

    Paralelamente con esta evolución del mundo occidental
    había seguido su curso azaroso y sobresaltado la
    revolución
    rusa.

    Será verdad que la implantación
    del comunismo
    en los diversos países ha desmentido las previsiones
    marxistas de una revolución proletaria en un mundo
    capitalista de intensa concentración industrial;
    será cierto que los conductores soviéticos,
    dando muestras de realismo
    político, a veces feroz, han abandonado, o atemperado
    a las circunstancias y conveniencias la ortodoxia marxista;
    podremos quizás esperar o anhelar que los mismos
    éxitos logrados induzcan en los dirigentes un mayor
    sentido de responsabilidad y moderación ante la
    necesaria salvaguarda de la obra realizada: es
    verosímil que la paulatina mejora de las condiciones
    materiales
    de vida del pueblo ruso despierte en vasto s sectores de sus
    cuadros intermedios una mayor ansia de libertad;
    habrá quien vislumbre en el horizonte del futuro el
    probable definitivo fracaso de un sistema absorbente,
    centralizador, despótico; todos deberían
    recriminar la perversión de una ideología
    filosófico-religiosa falsa y antihumana, etc. Pero,
    mientras tanto, quedará como hecho histórico
    alucinante, de trascendental significación para el
    curso de la humanidad la aparición del Comunismo
    en Rusia, su atormentada consolidación en el
    país soviético y la forzada y oportunista
    propagación en más de la mitad del
    mundo.

    Cuatro estadios se pueden señalar en la
    evolución del comunismo:

    1. E1 periodo revolucionario y de comunismo
      radical de la llamada guerra civil. Momentos de conquista
      audaz del poder y
      primer asentamiento.
    2. El periodo transitorio de la Nueva Política
      Económica; en un cierto sentido de marcha
      atrás, por acomodación a las imperiosas
      exigencias de fomento de la producción y
      atención al descontento campesino .
    3. E1 lapso mas duradero y decisivo de la
      construcción del Socialismo,
      con la elaboración, puesta en marcha y realizaciones
      de los planes quinquenales, que pretendieron colectivizar la
      agricultura y lograron sentar las bases de la
      industria
      pesada soviética.
    4. Los tiempos ulteriores y recientes de
      creciente expansión externa hacia China y
      democracias populares europeas. A una con el afianzamiento
      interno ruso, por prudente atemperamiento a la cambiante
      evolución, se ha operado en el bloque
      comunista una evidente escisión.

    A través de esos cuatro estadios un
    resultado queda patente. Y es, el del abierto desafío
    lanzado por el Comunismo contra el Sistema
    Capitalista.

    Aunque sin dar del todo crédito a los datos
    estadísticos, ni aceptar siquiera la estricta
    comparabilidad de las cifras, nos parece que es un triunfo
    innegable de los dirigentes comunistas el que en la esfera de
    la producción se vayan acercando a los volúmenes
    y tasas de crecimiento occidentales.

    Pero, sin duda, han sido más efectivos
    sus logros en la esfera de la distribución, en la nivelación de
    las fortunas, desmantelamiento de arcaicas estructuras
    sociales y proporción de igualdad de
    oportunidades para todos.

    No tiene por que arredrarnos el reconocimiento
    de que unos cuantos años de vandalismo comunista, aunque
    haya sido, o sea, devastador su paso, puede dejar despejado el
    terreno para la apertura de nuevos caminos.

    c) La Situación actual de los dos bloques
    contrapuestos.

    Quizás sea una de las mas faustas
    consecuencias de la aparición y afianzamiento del
    Comunismo, la reacción provocada en el sistema
    capitalista contrapuesto.

    El mundo occidental esta despertando. Asistimos
    a un rejuvenecimiento y a una transformación del sistema
    capitalista. Es notorio el vigor, siempre renovado en la
    eficacia
    productiva, del capitalismo americano. Resulta todavía
    mas esperanzador el proceso
    creativo del capitalismo europeo, mas abierto a las necesarias
    reformas sociales.

    Comunismo y Capitalismo se hallan hoy día
    frente a frente.

    Personalmente opinamos que el Capitalismo, o
    continua y acelera el proceso de
    interna renovación, superando viejas concepciones, o
    sucumbe ante el ímpetu del adversario.

    Así mismo el Comunismo, que en sus etapas
    iniciales puede ofrecer evidentes éxitos, por la
    implantación de un férreo Capitalismo de Estado,
    forzosamente ha de degenerar, y a la larga no será lo
    suficientemente eficaz como para asegurar permanentemente una
    adecuada y justa distribución de la
    riqueza.

    Frente a ambos sistemas,
    capitalista y comunista, se alzan, como tierras de conquista y
    promisión, las vastas extensiones del sudeste
    asiático, de los continentes africano y
    latinoamericano.

    En este tercer campo de lucha intermedio debe
    dirimirse la gran contienda, si no queremos asistir a la
    conformación de un capitalismo de naciones ricas y un
    proletariado de naciones pobres.

    Las profundas desigualdades sociales, asentadas
    en vetustas estructuras
    y que dan como resultado la miserable condición de vida
    de las clases populares, hacen de esos continentes campo
    abonado para el Comunismo.

    Pero también, al contrario, en ese
    ámbito del mundo subdesarrollado podría encontrar
    el sistema capitalista un terreno de misión y
    de obra redentora. Redentora de esos pueblos y de sus propios
    vicios. Salvando a esos mundos, el Capitalismo se salvara a
    sí mismo y desbaratara la permanente amenaza del
    Comunismo.

    EL IMPERIALISMO.

    1. Práctica de dominación empleada por
      las naciones o pueblos poderosos para ampliar y mantener su
      control o
      influencia sobre naciones o pueblos más
      débiles; aunque algunos especialistas suelen utilizar
      este término de forma más específica
      para referirse únicamente a la expansión
      económica de los estados capitalistas, otros eruditos
      lo reservan para caracterizar la expansión de
      Europa que tuvo lugar
      después de 1870. Aunque las voces imperialismo y colonialismo tienen un significado
      similar y pueden aplicarse indistintamente en algunas
      ocasiones, conviene establecer ciertas diferencias entre
      ellas. El colonialismo, por lo general, implica un control
      político oficial que supone la anexión
      territorial y la pérdida de la soberanía del país colonizado.
      El imperialismo, sin embargo, tiene un sentido
      más amplio que remite al control o
      influencia ejercido sobre otra región, sea o no de
      forma oficial y directa, e independientemente de que afecte
      al terreno económico o político.

    2. Concepto.
    3. Origen y Desarrollo.

    El origen del imperialismo
    se remonta a la antigüedad y ha adoptado distintos
    modelos a lo
    largo de la historia, siendo algunos
    de ellos más frecuentes que otros dentro de un periodo
    histórico concreto. En
    el mundo antiguo la práctica del imperialismo
    daba como resultado una serie de grandes imperios que
    surgían cuando un pueblo, que generalmente representaba
    a una determinada civilización y religión, intentaba
    dominar a todos los demás creando un sistema de control
    unificado. El imperio de Alejandro
    Magno y el Imperio
    romano son destacados ejemplos de esta
    modalidad.

    Por el contrario, el imperialismo europeo de comienzos
    de la era moderna (1400-1750) se caracterizaba por ser una
    expansión colonial en territorios de ultramar. No se
    trataba de un país que intentaba unificar el mundo sino
    de muchas naciones que competían por establecer su
    control sobre el sur y sureste de Asia y el
    continente americano. Los sistemas
    imperialistas se estructuraron de acuerdo con la doctrina
    del mercantilismo:
    cada metrópoli procuraba controlar el comercio de sus
    colonias para monopolizar los beneficios obtenidos.

    A mediados del siglo XIX apareció otra
    variante, el imperialismo del librecambio. Esta modalidad
    perduró en este periodo pese a que el mercantilismo y la creación de imperios
    oficiales estaba disminuyendo de forma significativa. El
    poder y la
    influencia de Europa, y sobre todo de Gran Bretaña, se
    habían extendido de manera oficiosa, esto es, haciendo
    uso de vías diplomáticas y medios
    económicos, en lugar de seguir canales oficiales como la
    creación de colonias. Sin embargo, el imperialismo
    basado en el librecambio desapareció pronto: hacia
    finales del siglo XIX las potencias europeas habían
    vuelto a practicar el imperialismo consistente en la
    anexión territorial, expandiéndose en
    África, Asia y el
    Pacífico.

    Desde que terminó la II Guerra Mundial y la mayoría de
    los imperios reconocidos se disolvieron, ha prevalecido lo que
    podríamos calificar como el moderno imperialismo
    económico, donde el dominio no se
    manifiesta de manera oficial. Por ejemplo, Estados Unidos
    ejerce un considerable control sobre determinadas naciones
    del Tercer Mundo
    debido a su poder
    económico y su influencia en algunas organizaciones
    financieras internacionales, tales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Del mismo modo, las potencias
    europeas han seguido interviniendo de forma significativa en la
    vida política y económica de sus
    antiguas colonias, por lo que han sido acusadas de practicar el
    neocolonialismo, que consiste en ejercer la soberanía de una nación sin que
    exista un gobierno
    colonial oficial.

    3 Justificaciones del
    imperialismo

    Las razones por las cuales los estados han
    aspirado a crear imperios a lo largo de la historia son de diversa
    índole, y podrían clasificarse, en
    términos generales, dentro de tres grupos:
    económicas, políticas e ideológicas. Asimismo,
    pueden distinguirse diversas teorías en razón del elemento al
    que se dé más relevancia.

    Los móviles
    económicos

    Los intereses económicos son los más
    habituales cuando se trata de explicar este fenómeno.
    Los defensores de esta concepción sostienen que las
    naciones se ven impelidas a dominar a otras para expandir su
    economía, adquirir materias primas y mano
    de obra, o para dar salida a los excedentes del
    capital y producción.
    La teoría más notable que vincula el imperialismo
    con el capitalismo es
    la de Karl
    Marx. Lenin, por ejemplo, consideraba que la
    expansión europea del siglo XIX era la consecuencia
    inevitable de la necesidad de las economías capitalistas
    europeas de exportar su excedente de capital. Del mismo modo,
    los marxistas contemporáneos explican la
    expansión de Estados Unidos
    en el Tercer Mundo basándose en imperativos
    económicos.

    Los móviles
    políticos

    Otros autores hacen hincapié en los
    condicionantes políticos y alegan que la razón
    principal por la que los estados tienden a expandirse es el
    deseo de poder,
    prestigio, seguridad y
    ventajas diplomáticas con respecto a otros estados.
    Según esta corriente, el objetivo del
    imperialismo francés del siglo XIX era recuperar el
    prestigio internacional de Francia
    después de la humillación que supuso la derrota
    en la Guerra
    Franco-prusiana. En este mismo sentido, la
    expansión de la Unión de Repúblicas Socialistas
    Soviéticas (URSS) en la Europa del Este a
    partir de 1945 puede explicarse como una medida de seguridad:
    la necesidad de protegerse ante otra posible invasión
    desde la frontera occidental.

    Los móviles
    ideológicos

    La tercera explicación se centra en los
    móviles ideológicos o morales. De acuerdo con
    esta perspectiva, algunos países se ven impulsados a
    extender su influencia para difundir sus valores
    políticos, culturales o religiosos. Uno de los factores
    que propiciaron la constitución del Imperio Británico fue la idea de
    que era responsabilidad del ‘hombre
    blanco’ civilizar a los pueblos ‘atrasados’.
    La expansión alemana que tuvo lugar durante el gobierno
    de Adolf Hitler se
    basaba en gran medida en la creencia en la superioridad
    inherente a la cultura
    alemana. El deseo de Estados Unidos
    de "proteger al mundo libre" y el interés
    de la antigua Unión Soviética por "liberar" a los
    pueblos de la Europa del Este y del Tercer Mundo son
    también un ejemplo de este tipo de
    imperialismo.

    El imperialismo como respuesta a
    condicionantes externos

    Por último, otras teorías explican el imperialismo
    basándose en las circunstancias políticas de las naciones más
    débiles, en lugar de enfatizar los móviles de las
    naciones poderosas. La interpretación que ofrecen
    señala que es posible que las potencias más
    fuertes no tengan intención de expandirse, pero que se
    ven obligadas a hacerlo debido a la inestabilidad de otras
    naciones; los compromisos con los imperios del pasado son la
    causa de nuevas acciones
    imperialistas. La conquista de la India emprendida por Gran Bretaña
    y la colonización rusa de Asia central en
    el siglo XIX son ejemplos clásicos de este tipo de
    imperialismo.

    4. Las Consecuencias del
    Imperialismo

    Los efectos del imperialismo suelen girar en torno a los
    aspectos económicos, dado que esta perspectiva es la que
    prevalece en los debates sobre sus posibles móviles. La
    polémica surge entre aquéllos que creen que el
    imperialismo implica explotación y es la causa del
    subdesarrollo y el estancamiento
    económico de las naciones pobres, y los que alegan que,
    pese a las ventajas que proporcionó esta
    situación a las naciones ricas, también las
    naciones pobres se beneficiaron, al menos a largo plazo. Es
    difícil decantarse por una u otra concepción por
    dos motivos: de un lado, no se ha llegado a un consenso sobre
    el sentido del término explotación; y de otro, no
    es fácil separar las causas internas de la pobreza de
    una nación de las que son de índole
    internacional. Lo que resulta evidente es que el efecto del
    imperialismo ha sido desigual: unas naciones han obtenido
    mayores ventajas económicas que otras de su contacto con
    potencias más ricas. India, Brasil y otros países en
    vías de desarrollo
    incluso han comenzado a competir económicamente con sus
    antiguas metrópolis. Por ello, sería aconsejable
    examinar la repercusión económica del
    imperialismo atendiendo a cada caso en particular.

    Las consecuencias políticas y psicológicas del
    imperialismo son igualmente difíciles de determinar.
    Este fenómeno ha demostrado ser destructivo y creativo a
    la vez: ha destruido instituciones tradicionales y formas de pensar,
    y las ha sustituido por las costumbres y mentalidad del mundo
    occidental, ya se considere esto un beneficio o un
    perjuicio.

     

     

    Autor:

    Carolina Garcia

    UNIVERSIDAD NACIONAL
    EXPERIMENTAL

    "SIMÓN
    RODRÍGUEZ"

    PROYECTO LAPSI CARACAS

    CÁTEDRA: ECONOMIA
    GENERAL

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