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Cuenca del Plata




Enviado por latiniando



    Cuenca: Territorio cuyas
    aguas afluyen todas a un mismo río, lago o
    mar.

    La creación del Virreinato del Perú en
    1544 aseguró a la corona española el dominio sobre la
    mayor parte de las tierras de la cuña hidrográfica
    de la Cuenca del Plata, compuesta por las subcuencas de los
    ríos Paraná, Paraguay y
    Uruguay, y de
    sus respectivos afluentes. Inmenso territorio que se extiende
    entre los paralelos de 14 y 37 grados latitud Sur y los 43 y 67
    grados latitud Oeste, con una superficie aproximada de 3.100.000
    km2.

    Las ventajas relativas de que disfrutó nuestro
    país al controlar la llave de entrada a las dos
    principales arterias de la cuenca, fundamentales para las
    comunicaciones
    internas, decayeron considerablemente con la aparición de
    las formas alternativas de transporte. En
    la actualidad, los usos hidroeléctricos del sistema fluvial
    han colocado en posición de privilegio a los estados que
    dominan las cabeceras de la red
    hidrográfica.

    Por sus dimensiones y posibilidades económicas,
    la Cuenca del Plata es de las potencialmente más ricas del
    planeta; su variedad morfológica y climática ha
    generado en ella recursos
    hídricos diferenciados, entre los que descuellan por su
    magnitud los ríos Paraná (con su tributario el
    Paraguay) y el
    Uruguay cuyos
    cursos culminan
    en e río de la Plata, originado por la confluencia de
    ambos. Los países que gozan del condominio de sus recursos
    hídricos superficiales son la Argentina,
    Bolivia,
    Brasil,
    Paraguay y
    Uruguay, cada
    uno de los cuales sustenta distintos intereses en la
    utilización del agua. En
    ciertos sectores de la cuenca predomina su empleo como
    vía de navegación (Argentina y
    Paraguay) y en
    otros, por el contrario, el principal destino es la
    generación de hidroenergía (Brasil y Bolivia)
    alternativa a la que nuestro país se abre ahora con los
    aprovechamientos de Salto Grande y otros en ejecución.
    Para la Argentina la
    cuenca representa un recurso estratégico en sí
    mismo, ya que no solo engloba su mayor riqueza fluvial y pluvial
    sino que, además, en ella se concentra aproximadamente el
    70 por ciento de su población, radicada en el 37 por cierto en
    la superficie del territorio nacional (918.900 km2).
    Dentro de la vasta cuenca que abarca todos los afluentes que
    llegan a los cauces troncales de los ríos
    Paraná-Paraguay y
    Uruguay,
    además del Plata propiamente dicho se distinguen cuatro
    subcuencas principales. El 40 por ciento de la cuenca pertenece
    al cinturón climático tropical de máxima
    heliofania potencial y lluvias cenitales, modificado por la
    presencia de relieves orográficos de altitud dispar -desde
    las moderadas cordilleras costeras del Brasil (1.500 a
    2.000m) a la muralla andina que supera los 6.000m sobre el nivel
    del mar- sobre los que irrumpen las masas de aire
    marítimo y continental que integran la circulación
    general de la atmósfera,
    componiendo sobre el dilatado espacio de la cuenca un esquema de
    precipitaciones de tipo predominante pluvial, ya que las nevadas
    de las altas cuencas del Pilcomayo y Bermejo representan solo un
    pequeño porcentaje del total. Su distribución anual ofrece como rasgo
    más destacado la escasez invernal que caracteriza al oeste
    de la cuenca, a causa de la supresión de los procesos
    convectivos que originan la mayor parte de las lluvias, debido a
    que en esa estación del año se establece el puente
    de altas presiones que une a los anticiclones del
    Atlántico y del Pacífico sobre el continente. Hacia
    el norte dominan las precipitaciones tropicales que en el
    área subtropical dejan paso a la pluviosidad persistente
    todo el año que prima en estados meridionales del Brasil, Uruguay y
    centro este de la provincia de Buenos Aires.
    Existen también áreas de transición, una con
    máximo pluvial de otoño, que rige en el tramo
    austral del eje Paraná-Paraguay. Estas diferencias zonales
    de la pluviosidad se reflejan en el régimen
    hidrológico de la cuenca. El aporte anual es reducido por
    la evaporación causada por las altas temperaturas y la
    gran radiación solar que afectan particularmente a toda la
    región ubicada a occidente del eje fluvial
    Paraná-Paraguay, que además se caracteriza por
    presentar sus ríos crecientes estivales.

    Subcuenca del
    río Paraná

    La subcuenca del río Paraná es la de mayor
    superficie (1.510.000km2). Este es a la vez el curso
    más largo (2.570km), nacido de la unión de los
    ríos Paranaiba y Grande. Si se le suman los 1.2000km del
    Paranaiba, la longitud total asciende a 3.740km. Desde su
    nacimiento hasta la desembocadura pueden diferenciarse tres
    tramos: el superior o Alto Paraná hasta la confluencia del
    río Paraguay (1.550km); y el Paraná inferior o
    Deltaco, hasta la confluencia con el río Uruguay
    (298km).

    El Alto Paraná goza de un clima tropical
    con precipitaciones concentradas en los meses de verano, que
    establecen el régimen del río hasta su desagüe
    en el Plata, con predominio de caudales de verano-otoño.
    Las lluvias de la alta cuenca, que se producen de diciembre a
    abril, con un máximo en febrero, derraman los mayores
    montos en las nacientes del río Tieté, en la Serra
    do Mar, donde supera los 4.000mm anuales. El Alto Paraná
    discurre por un lecho tortuoso y de ancho variable, que presenta
    los caracteres de un río de meseta, con variación
    de amplitudes desde la angostura de la garganta de Jupiá
    (800km) hasta el remanso que precede a los saltos de
    Guayrá, donde el lecho se expande a 4.000m de ancho.
    Responsables en parte de estas variaciones son los mantos de
    basalto que propician en el lecho la formación de valles
    estrechos, rápidos y cascadas, entre las que descuellan
    las cataratas del Guayrá o Sete Quedas, descubiertas por
    Irala. Sus caídas estrepitosas provocan la
    pulverización del agua, que
    forma densas nieblas y, al tiempo que labran
    por erosión retrocedente sucesivos peldaños de 40m
    de altura en la gran columna basáltica de la sierra de
    Amanbay que atraviesa el curso superior del río, originan
    la profundización y el estrechamiento del cauce. En
    territorio brasileño el Paraná recibe afluentes de
    importancia que proceden de las sierras costeras: Tieté,
    Paraná, Panema, Ivaí e
    Iguazú, que establece en su tramo final el límite
    internacional argentino-brasileño, formando las cataratas
    homónimas unos 28km antes de su desembocadura. El
    Iguazú (vocablo que significa Agua Grande)
    posee una longitud de 1.320km y una cuenca de alimentación de
    62.000km2 y es uno de los afluentes más largos
    del Paraná en el Brasil al que
    pertenecen 1.205km. Nace en el planalto paranaense, a 900m de
    altura, y cruza una región tropical que recibe un promedio
    de 1.400mm anuales de precipitaciones. Al desembocar en el
    Paraná corta por erosión retrocedente los derrames
    basálticos, formando un conjunto de cascadas de gran
    magnitud, conocidas como del Iguazú o Santa María,
    descubiertas en 1542 por el Adelantado Alvar Nuñez Cabeza
    de Vaca en su itinerario desde Santa Catalina a Asunción.
    La longitud de la línea de cresta de los saltos alcanza a
    2.700m, de los cuales solo 600m pertenecen al Brasil. Su origen
    se vincula al largo cañón labrado por el río
    Paraná, profundamente encajado en los mantos de basalto
    desde Posadas a Guayrá. Su intensa erosión
    retrocedente dejó a su afluentes -y entre ellos al
    Iguazú- corriendo a un nivel superior, obligándolos
    a volcar sus aguas al colector por medio de saltos. Distintos
    tipos de caídas de agua tallan el
    perfil rocoso, con ritmos más o menos veloces, entre las
    que descuellan el Salto Unión Americana por precipitar la
    máxima corriente del río a la Gargarta del Diablo,
    dividida en dos partes por el límite
    internacinal.

    Aguas abajo de su confluencia con el Iguazú el
    encajamiento lineal del Paraná también origina
    saltos en sus afluentes misioneros. Entre ellos se destaca por su
    extensión el arroyo Uruguay o Marambas y otros de menor
    longitud: Aguaray Guazú, Piray Guazú, Paranay
    Guazú, Cuñapirú, Yabebiry, etc., y el
    Itaembé que sirve de límite entre las provincias de
    Misioneros y Corrientes.

    Esta característica de los ríos cuyos
    lechos forman saltos, rápidos y correderas los hace aptos
    para la producción de energía, aunque limita
    su navegabilidad. Las obras realizadas por Brasil en el Alto
    Paraná comprometen la posibilidad de otros
    aprovechamientos energéticos del río, ya que
    cualquier alteración artificial que se provoque en una de
    sus partes influye inexorablemente sobre el resto del sistema,
    situación que se torna estratégica por tratarse de
    un río de curso sucesivo y soberanía compartida. Así como las
    grandes represas construidas y proyectas por Brasil en su
    territorio (Jupiá, Ilha Solteria, Itaipú y otras)
    pueden ejercer un papel
    beneficioso como reguladores del flujo de agua durante
    todo el año, su contaminación amenaza provocar graves
    daños a las áreas cercanas a la desembocadura de la
    Cuenca del Plata, como consecuencia de que la gran cantidad de
    energía hidroeléctrica producida se destina a
    numerosos proyectos
    industriales para la región centro-sur de ese país
    que generarán fuertes concentraciones de población y afluentes urbanos e
    industriales contaminantes; por otra parte, ya se han detectado
    residuos -principalmente pesticidas- provenientes de la zona de
    expansión de la frontera agropecuaria del Brasil. Otro
    factor de preocupación es la propagación, hacia
    toda el área de la cuenca, de la esquistosomiasis,
    enfermedad transmitida por ciertos caracoles (caramujo) que
    proliferan, en especial, en la aguas lénticas, por lo que
    las zonas de lento escurrimiento de las represas artificiales se
    convierten en su hábitat. Otro elemento de
    perturbación es la intensificación del proceso de
    acumulación de sedimentos en los embalses de capacidad
    limitada ocasionada por a erosión hídrica y
    acentuado por la pérdida de la masa boscosa y las praderas
    de la alta cuenca, que mantenían las aguas de los
    ríos límpidas y sin sedimentos.

    El manto de basaltos que obstruyó el curso Alto
    Paraná dio origen a los llamados rápidos de
    Apipé, a la vez que se formaban varios brazos que rodean
    las islas de Ibicuy, Talavera, Apipé y otras, entre las
    que se destaca la de Yaciretá (451 km2), que
    emerge de las aguas cubierta de árboles y pastos
    graminosos con una altura que impide su inundación. El
    proyecto de
    aprovechamiento múltiple mediante las obras del complejo
    Apipé-Yaciretá acordado con Paraguay
    provocará un fuerte impacto sobre el albardón
    ribereño con gran expansión de la zona inundada
    especialmente sobre la margen paraguaya y aun sobre el
    área de derrames del río en los esteros del
    Iberá, a través de la zanja de trasvasamiento de
    caudales de San Miguel, con obras de regulación que
    permitirán el aprovechamiento de los caudales excedentes y
    la recuperación de casi tres millones de hectáreas
    aptas para la agricultura.

    Las características del río Paraguay,
    tanto por el brusco cambio de
    rumbo como por la magnitud de los caudales que éste le
    aporta colectados en una cuenca apenas inferior a la del
    Paraná, a la que llegan aportes desde los relieves
    andinos, cuyas características son tratadas en
    capítulo aparte. Hasta Diamante se extiende el
    Paraná Medio a lo largo de aproximadamente 60 km,
    salpicado de origen fluvial. Con diferencias estructurales en
    ambas márgenes, el valle es más estrecho que aguas
    abajo y, por ende, está sujeto con mayor intensidad a los
    efectos de las crecientes que invaden islas y terrazas fluviales.
    Recibe escasos afluentes que derramen sus caudales especialmente
    del lado correntino con rumbo noreste-suroeste; los más
    importantes son los ríos Santa Lucía, Corrientes y
    Guayquiraró, este último límite natural
    entre las provincias de Corrientes y Entre
    Ríos.

    Por la escasa profundidad del lecho la navegación
    de este tramo del Paraná se halla restringida a naves de
    cabotaje, pero su desnivel de 34 m ha llevado a Agua y Energía
    Eléctrica a formular el proyecto de
    aprovechamiento energético del Paraná Medio, cuya
    construcción modificará la dinámica hídrica al inundar el valle
    en su totalidad produciendo un impacto no evaluado aún.
    Entre los beneficios secundarios que, se podrán obtener,
    cuentan los derivados de la formación de los espejos de
    agua por la construcción de las represas, que
    superarán 1.300.000 ha., las que se constituirán en
    hábitat. Propicio para el desarrollo de
    plantas
    acuáticas (camalotales), biomasa renovable apta para la
    generación de energía química (gas metano) y
    residuos semisólidos ricos en componentes nitrogenados
    utilizables en el acondicionamiento y fertilización de los
    suelos.

    Desde la confluencia con el Paraguay y el curso del
    Paraná corre controlado por una falla cuyo labio levantado
    corresponde a la margen izquierda. Su permanente proceso de
    erosión socava la base de la barranca a causa del
    ensanchamiento del cauce requerido por el proceso
    permanente del deltificación interna. La profusión
    de islas de carácter deltalco implantadas en el lecho del
    río impulsa la formación de riachos laterales
    denominados "saladillos", que acompañan al curso principal
    del río. Los procesos de
    sedimientación y erosión lateral del cauce
    ocasionan inconvenientes para la navegación y las
    construcciones ubicadas sobre las barrancas. Al norte de la
    ciudad de Santa Fe se localiza una importante cuenca lacustre de
    contorno irregular que presenta tres sectores: las lagunas San
    Pedro, Leyes y
    Setúbal, a la cual concurren los ríos Saladillo
    Dulce y Amargo.

    En el paraje Las Cuatro Bocas recibe las aguas del
    Salado Norte (Pasaje Juramento-Salado), de curso
    interprovincial (1.500 km), cuya cuenca cubre 247.000
    km2. Sus aguas constituyen un recurso de valor
    estratégico para las provincias que atraviesa: sus
    numerosos afluentes captan escorrentías desde los nevados
    del borde de la Puna que integra el río Las
    Conchas-Guachipas (Calchaquí-Santa María), cuyos
    recorridos reciben diferentes denominaciones y presentan en sus
    cursos sucesivos
    fenómenos de captura por erosión retrocedente. Ello
    da a la cuenca superior del Salado un raro diseño,
    con pronunciados cambios de rumbo, como en el caso de la quebrada
    de Las Conchas-Guachipas, cuya confluencia con el río
    Lerma da nacimiento al curso del Pasaje o Juramento que, al
    entrar en las provincias de Santiago del Estero, recibe
    finalmente el nombre de Salado del Norte. Sus caudales,
    incrementados con el aporte de las precipitaciones, se ven
    fuertemente disminuidos por los usos económicos del agua
    para irrigación y las pérdidas por
    evaporación e infiltración, que determinan
    pronunciadas variaciones entre diferentes tramos de su curso:
    así, en El Arenal se registra un caudal medio de 20,8
    m3/s que, en Suncho Corral, aguas abajo de los
    aprovechamientos del embalse Los Figueros, disminuye a 15,73
    m3/s.

    Mar dulce lo llamó Solís (1516). No
    tardaron en escudriñarlo sigilosamente los portugueses
    que, como a cosa nueva, lo llamaron Río da Prata. Tal vez
    tenga razón Leviller cuando lo identifica con el
    río de Jordán del maoa Coelho-Vespucio, pero es en
    el croquis desmañado de Pigafetta que aparece dibujada en
    el Fiume de Joham de Solís la boca del Uruguay, como un
    amplio golfo, y el Paraná con su delta (1520). Es Gaboto
    el que realiza la primer descripción y aporta los primeros
    topónimos, Uruguay y Paraná. En este río la
    isla de Martín García, promotorio rocoso de solo 2
    km2 de superficie, afloramiento de basamento
    cristalino que se levanta a solo 4km de la costa uruguaya
    controlando la circualción del Canal del Infierno, que da
    acceso al río Uruguay y a la más caudalosas de las
    14 bocas por las que desagua el Paraná, ocupa una
    posición estratégica. Por este motivo ha sido
    objeto constante de la apetencia del Brasil, quien, si no pudo
    lograr su dominio efectico,
    pese a haber intentado algunas veces su ocupación, ha
    triunfado al fin al consignarse en el artículo 45 del
    Tratado del Río de la Plata firmado por las
    repúblicas Argentina y
    Oriental del Uruguay en 1973, que la isla sea desmilitarizada,
    destinada a uso exclusivo de reserva natural, bajo
    jurisdicción de la República Argentina.

    Esta imagen, captada
    el 21 de noviembre de 1973, perimite apreciar el estrechamiento
    del Uruguay, arrinconado contra la banda oriental por el
    voluminoso aporte sedimentario transportado por el Paraná,
    que no solo forma espacioso delta que avanza a razón de 70
    a 90 m por año sino también la Playa Honda o Placer
    de las Palmas. La pluma que diseñan estos materiales
    puede apreciarse claramente por los contrastes de color. Del mismo
    modo diferencias de textura permiten distinguir la isla de
    Martín García de las otras islas sedimentarias que
    han ido formándose en su vecindad.

    El río de la Plata ocupa una amplia cubeta
    enamrcada por la líneas de falla del Urugauy, el
    Paraná Guazú y el Paraná de las Palmas, que
    constituyó por mucho tiempo la
    principal vía navegable en la que se fundaron puertos como
    los de Campana y Zárate, visibles en la imagen, este
    último de importancia crucial por constituir la cabeza de
    puente del ferrobarco que vinculaba a la costa pampeana con
    Puerto Ibicuy en Entre Ríos. Para la fecha de la imagen del cauce
    estaba prácticamente obliterado por los sedimentos, y el
    tránsito de ultramar derivado al Paraná Bravo. En
    la actualidad el dragado del canal Mitre ha reactivado el
    tránsito por el Paraná de las Palmas, y el puente
    Zárate-Brazo Largo relevado al viejo ferrobarco. El
    río de la Plata se caracteriza por la existencia de un
    delta subfluvial, probablemente fruto de un delta decapitado
    durante la ingresión marina del
    Querandinense.

    (Imagen Landsat
    E-1486/13091. NASA EE.UU.)

    Numerosos esteros y bañados jalonan su curso
    (Pellegrini, Figueroa, Añatuya), cegado por los materiales
    fangosos que el río arrastra durante las crecientes y cuya
    acumulación en el lecho ha procodaco los desplazamientos
    horizontales del curso en busca de una mayor
    pendiente.

    El segundo afluente de importancia a este tramo es el
    río Carcaraña, formado por los ríos Tercero
    y Cuarto, provenientes de la zona montañosa serripampeana
    y cuya cuenca imbrífera abarca aproximadamente 48.000
    km2. El río Tercero nace en la sierra de
    Comechingones y en su cuenca superior recibe numerosos afluentes
    que se nutren de las precipitaciones de área
    montañosa (600 a 1.000 mm anuales), otorgándole al
    curso principal grandes volúmenes de agua disponibles
    (caudal medio: 27,17 m1/s) para propósitos
    múltiples (energía, riego y control de
    crecientes). Los ríos San Miguel, Santa Rosa, Grande, de
    la Cruz y otros drenan aguas claras hacia el río Tercero,
    que corta con curso antecedente el cordón de la Sierra
    Chica. El río Cuarto vuelca al Tercero las aguas de un
    conjunto de drenes que descienden de la sierra de Comechingones,
    transformándose en un río de llanura al norte de la
    ciudad de Río Cuarto, originando una zona de
    bañados en la proximidad de La Carlota en la que sus aguas
    se salinizan tomando el nombre de Saladillo.

    En su tramo Inferior el río Paraná
    discurre dividido en varios brazos anastomosados entre sí
    hasta su confluencia con el río Uruguay.

    El delta del Paraná (14.000
    km2) se extiende a partir de la ciudad de Diamante,
    con una longitud de 320 km y ancho variable: 18 km frente a
    Baradero y más de 60 km entre los ríos Luján
    y Gutiérrez. Representa la más colosal
    manifestación del acarreo de sedimentos de la cuenca y se
    halla profundamente influido por las crecidas desfasadas del
    río Uruguay, el régimen mareológico y,
    particularmente por los procesos
    atmosféricos de sudestada, que provocan grandes
    inundaciones sobre el bajo delta. A la altura del puerto de
    Baradero el río Paraná se divide en dos cursos: el
    Paraná de las Palmas al oeste y el Paraná
    Guazú al este, que abrazan la red anastomósica de
    canales. El sistema de fallas
    de rumbo norte-sur que atraviesan la provincia de Entre
    Ríos controla la dirección de los principales ríos
    que vuelcan al curso inferior del Paraná: Nogoyá,
    Gualeguay y Pranacito, que organizan una compleja red hídrica cuyas
    aguas, sujetas a crecientes extraordinarias de graves
    consecuencias para la población, son aprovechadas con tajamares
    que aseguran su acopio en la época estival. Por la margen
    derecha el Paraná recibe en el ámbito de la
    provincia de Buenos Aires una
    serie de ríos y arroyos que desaguan la pampa ondulada:
    son el Ramallo, el Tala, el Arrecifes, el Areco y el
    Luján.

    Subcuenca del
    río Paraguay

    El río Paraguay tiene sus cabeceras en la meseta
    de Mato Grosso al sur de la Chapada de Parecis, a 3.000 m de
    altura, y recorre 2.600 km antes de desembocar en el
    Paraná. Principal vía de acceso para los
    países mediterráneos del sistema del Plata
    (Bolivia y
    Paraguay), ocupa una vasta cuenca de 1.095.000 km2.
    Con exclusión de sus cabeceras su curso atraviesa una
    vasta llanura de escasa pendiente, con grandes planos de
    inundación, entre los que se destaca por su magnitud e
    influencia en el régimen de la cuenca la extensa depresión
    del Pantanal de Xarayes (60.000 km2), que retiene
    durante dos o tres meses las aguas de las crecientes, provocadas
    en su curso alto por las abundantes lluvias estivales. De este
    modo, la onda de creciente llega al tramo inferior del Paraguay
    entre mayo y junio. Precisamente la presencia de los
    bañados asegura su régimen permanente,
    caracterizado por la regularidad, con máximos caudales en
    invierno y estiaje estival, y un caudal medio anual de 5.000
    m3/s. En sus tramos medio e inferior el río
    Paraguay divide dos regiones morfológicamente
    diferenciadas: al este la zona montañosa que constituye el
    reborde oriental de la meseta de Brasilia y al oeste la llanura
    chaqueña surcada por ríos de caudal marcadamente
    estacional de origen local excepto el Pilcomayo y el Bermejo, que
    le aportan gran cantidad de sedimentos, en especial el segundo,
    que transporta anualmente 100 millones de toneladas de
    sólidos en suspensión.

    Al desembocar en el Paraná, el Paraguay produce
    un "remanso", ocasionado por el movimiento de
    hélice o voluta de las aguas del Paraná, y vierte
    sus aguas por tres brazos: Humaitá, Atajo y Paso de la
    Patria, donde se advierte el constraste de color entre las
    aguas claras del alto Paraná y las rojizas del Paraguay,
    que ponen en evidencia la significativa importancia de la
    erosión hídrica en la cuenca que amenaza la
    productividad
    de los suelos y
    desencadena procesos de
    sedimentación que hacen peligrar los aprovechamientos
    hidroeléctricos t las vías de
    comunicaciónfluvial,a centuados por la ampliación
    de la frontera agrícola a expensas de bosque, y la falta
    de prácticas conservacionistas facilita la erosión
    hídrica.

    El nombre del río Pilcomayo o río
    de los Pájaros es de origen quechua y signifca "río
    rojo", a causa de la coloración de sus aguas. Su curso
    compartido por tres países (la Argentina, Bolivia y
    Paraguay) es inconstante, sujeto a las grandes variaciones de
    caudal que han dilatado la dilucidación de las cuestiones
    fronterizas de nuestro país con Paraguay. Nace en las
    estribaciones de la cordillera de los Frailes (Bolivia) y
    capta los derrames de un amplio frente andino alimentador por el
    derretimiento de las nieves. La longitud de su curso alcanza los
    1.070 km, u en él pueden distinguirse cuatro secciones: la
    cuenca de alta montaña tiene sus fuente más austral
    en el río San Juan en la Argentina, pero la mayor parte de
    él se desarrolla en territorio de Bolivia, donde colecta
    la mayoría de los caudales y drena una vasta zona que
    recibe precipitaciones ácueas y níveas de alrededor
    de 700 mm anuales. El tramo superior recibe precipitaciones
    menores, es de carácter alóctono y se interna hacia
    el sureste en la llanura chaqueña con un cauce bien
    definido, pero con grandes variaciones de ancho y altura de las
    barrancas que lo ciñen. El Pilcomayo medio es un
    río divagante y conflictivo que alimenta numerosos esteros
    y bañados. Se extiende aproximadamente hasta los
    60ºO, emitiendo diversos afluentes temporarios; uno de ellos
    es el río Confuso, por el que en 1927 corría la
    mayor parte del caudal y que en la actualidad presenta las
    cabeceras desecadas. El tramo final corresponde al abanico
    deltaico de cauces cambiantes que se extiende hasta la
    desembocadura en el Paraguay, desangrando parte del caudal hacia
    el río Negro a través de El Reventón, con la
    subsiguiente imposibilidad de aprovechamiento para la
    navegación aguas abajo y con perjuicio para poblaciones
    como Clorinda.

    Las crecientes del Pilcomayo se producen en verano y el
    estiaje a fines de invierno y principios de
    primavera, como corresponde a su régimen de alimentación pluvial.
    Los caudales varian apreciablemente a lo largo de su curso, en
    especial en su tramo inferior, agostado por la pérdidas en
    los bañados por evaporación e infiltración,
    resultando el módulo medio de 200 m3/s
    (1941-56).

    El Bermejo (1.450 km) es uno de los ríos
    interiores de mayor portencialidad de nuestro país, con
    una cuenca de 133.000 km2. Sus nacientes reunen las
    corrientes que descienden de los contrafuertes de la cordillera
    Oriental

    La imagen muestra un punto
    clave en el curso del Alto Paraná, en el que recibe, por
    la margen izquierda, al último de sus grandes tributarios,
    el Iguazú, que se vierte en él después de
    recorrer 1.320 km, bajando desde la sierra do Mar con rumbo
    este-oeste. Como el Tieté, integra el grupo de las
    grandes vias fluviales que permitieron la expansión de la
    colonización portuguesa a expensas de los dominios
    hispánicos.

    El Alto Paraná es un río de meseta que
    corre encajonado entre abruptas barrancas labradas en las coladas
    de meláfiros que dan origen a la formación de
    rápidos, correderas y cataratas, entre las que se destacan
    las de Guayrá, ubicadas 193 km aguas arriba de la
    afluencia del Iguazú.

    El Alto Paraná es el eje de simetría de
    esta escena, en la que a la izquierda se localiza el territorio
    del Paraguay y a la derecha los de Brasil y
    Argentina.

    Aguas arriba de Corpus, donde el lecho rocoso se
    halla a solo 5,50 m de profundidad, el Alto Paraná tiene
    hondura suficiente para la navegación de regular calado
    hasta Puerto Méndez en Brasil. En Puerto Iguazú,
    último de los puertos argentinos, el hidrómetro
    marca con
    frecuencia alturas superiores a los 20 m. El ahondamiento del
    cauce por el volumen de aguas
    que arrastra ha sido más intenso que el de sus afluentes,
    de modo que éstos forman saltos de diferente magnitud
    antes de desaguar en él. El caso más notorio es el
    del río Iguazú, bien identificable en la imagen por
    el ensachamiento del cauce aguas arriba de las cataratas que
    llevan su nombre pues éstas son incapaces de absorber por
    la garganta del Diablo todo su caudal; se origina así un
    hemiciclo de derrames de 2.700 m de longitud (de los cuales 2.100
    corresponden a la Argentina) que vierten hacia el estrecho valle
    de no más de 100 m de ancho por el que a través de
    un trayecto de 28 km el Iguazú se vuelca al Paraná.
    Esta es la consecuencia de la erosión diferencial de
    cuatro tipos distintos de saltos, tres de ellos salvados mediante
    dos escalones en el basalto , muy resistente a la erosión,
    en tanto el cuarto tipo, correspondiente al Salto Unión,
    que presenta una escarpa basáltica de un material menos
    compacto, esponjoso y por ende más desgastable, asentada
    sobre arenisca triásica de Botucatú, que facilita
    la erosión en la base y el efecto retrocedente que alarga
    la Garganta del Diablo, cuya extensión se acrecienta cda
    día. La caída de agua forma dos bucles, uno que
    erosiona el pie de la catarata y otro que se pulveriza y eleva en
    forma de nube, originando el frecuente espectáculo del
    arco iris con la luz del sol. Esta
    garganta, enmarca entre paredes de más de 60 m de altura,
    tiene menos de 100 m de ancho y solo 20 km finales son
    navegables. Aguas arriba de las cataratas el caudaloso
    Iguazú, que a lo largo de 115 km lleva la frontera entre
    la Argentina y Brasil, ve interrumpida su navegabilidad por la
    presencia de correderas y el ensanchamiento del cauce, que
    siminuye su profundidad. Estos obstáculos fueron los que
    impulsaron a Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, el primero que
    exploró este río, a continuar su trayecto por
    tierra,
    descubriendo las cataratas en 1542. El Iguazú recube un
    pequeño tributario, el San Antonio, río fronterizo
    cuyo curso sinuoso puede seguirse en la imagen por el vivo
    contraste que presenta la ocupación humana a una y otra
    margen: desmontada y densamente poblada la del Brasil, despoblada
    y con el bosque casi virgen la de la Argentina, donde en las
    estribaciones de la sierra de la Victoria se desarrolla el Parque
    Nacional del Iguazú.

    La alta pluviosidad de esta zona da origen a
    incontables rios y arroyos
    de curso meandroso identificables en la imagen solo en los casos
    en que el desmonte facilitando la erosión hídrica,
    deja al descubierto los faldeos desnudos, pues el resto de estos
    cursos de agua
    queda oculto bajo el espeso manto de la selva desarrollado en
    este ambiente
    subtropical. El Alto Paraná y el Iguazú se
    caracterizaban como ríos de meseta, por el tono claro de
    sus aguas, pero la intensificación del desmonte, la
    frecuente roturación de los suelos por la
    expansión agrícola y el aceleramiento de la
    erosión han contribuido a que tengan en el presente un
    color
    acentuadamente rojizo debido a los materiales que
    llevan en suspención. En la imagen, éstos aparecen
    en tonos turquesa claros que contrastan, por ejemplo, con los
    tonos más oscuros de las decantadas aguas del Acaray, que
    en territorio paraguayo han sido represadas a pocos
    kilómetros de su desembocadura en el Alto Paraná
    para la producción de energía
    hidroeléctrica cuyo principal mercado era, a la
    fecha de la imagen, la provincia de Misiones.

    Esta imagen es ya histórica por diversos
    motivos, pues desde 1973, fecha en que fue regristada, el curso
    del Alto Paraná ha sido desviado con motivo de la construcción de la presa
    brasileño-paraguaya de Itaipú,
    incrementándose también explosivamente la población de Foz do Iguaçú.
    Esta obra provocará considerables cambios en el
    régimen del río como sonsecuencia de las exigencias
    del funcionamiento de las turbias de la central
    hidroelétrica, lo que incide sobre los proyectos
    técnicos elaborados por la Argentina y Paraguay para los
    aprovechamientos de Corpus y Apipé-Yacireté.
    También la vida del río será alternada:
    muchos de sus peces no
    encontrarán ya las condiciones propicias para su
    existencia, en tanto otros ejemplares de la fauna fluvial
    verán ampliarse su habitat, entre ellos el vector de la
    esquistosomiasis (que habita en las aguas someras de lento
    encurrimiento), flagelo que ya aflige al Brasil.

    de Bolivia y los que drenan la sierra de Sanat Victoria,
    donde nace el río Santa Rosa. Desde la confluencia de
    éste y hasta las Juntas de San Antonio, donde recibe al
    Grande de Tarija, el Bermejo lleva la frontera internacional. Ya
    en territorio argentino recibe varios tributarios por su margen
    derecha: el Iruya, con su afluente el Pescado, el Blancoo Zenta,
    gran colector de las aguas del borde de la Puna. El Iruya le
    aporta más del 70 por ciento del material sólido
    que el río transporta en suspensión aguas abajo,
    producto de la
    potencia erosiva
    de su cauce, que socava las altas barrancas de areniscas blandas,
    cuya coloración justifica su nombre. La estacionalidad e
    intensidad de las precipitaciones ( 900 mm anuales) en la alta
    cuenca, que concreta en verano la disponibilidad de agua para
    alimentar su trayecto alóctono, también influyen
    sobre el grado de erosión, en especial donde los suelos
    desprovistos de vegetación quedan expuestos a la
    escorrentía. La alta cuenca del Bermejo presenta ejemplos
    de procesos
    erosivos de dimensiones extraordinarias, como el que existe en el
    valle de Tarija (Bolivia) que, a la inestabilidad
    geológica de los depósitos cuartarios y al
    régimen pluviométrico suma una casi absoluat
    ausencia de tapiz vegetal y se caracteriza por el inadecuado uso
    agropastoril delsuelo: aproximadamente el 34 por ciento de su
    superficie total se halla afectada.

    En Zanja del Tigre el río Bermejo transporta un
    elevado monto de material en suspensión: un promedio de 64
    millones de toneladas anuales entre 1945/6 y 1962/3, lo que
    afecta la estabilidad de los lechos fluviales, embanca los
    canales y colmata precozmente los embalses artificiales,
    obligando a costosas obras de dragado en el resto del sistema fluvial
    platense.

    Subcuenca del
    río Uruguay

    El río Uruguay, eje de circulación y
    frontera natural de la Argentina con el Uruguay y el Brasil, es
    en importancia el segundo drene del sistema del Plata, con su
    amplia cuenca imbrifera que cubre aproximadamente 365.000
    km2. Su curso recorre 1.600 km desde su nacientes en
    las sierras do Mar y do Geral hasta su desembocadura en la
    confluencia con el Paraná Bravo. Su amplia cuenca de
    alimentación se localiza en zonas que
    reciben 2.000 mm anuales de lluvias en los meses de invierno y
    primavera, y que provocan crecientes retardadas en uno a dos
    meses. Aunque el régimen del río es muy irregular,
    pueden identificarse dos crecientes separadas por los estiajes de
    enero y agosto. El caudal medio anual en Concordia es de
    aproximadamente 4.000 m3/s, aunque se han registrado
    caudales máximos de 17.720 m3/s (1965). En su
    curso son frecuentes los derrames basálticos que crean
    rápidos, saltos y restingas tallasdas por la
    erosión hídrica. Precisamente, 40 km al norte de
    Concordia la ruptura de pendiente de Salto Grande (afloramiento e
    meláfiros), que marca un
    límite para la navegación aguas arriba, se ha
    aprovechado para llevar a cabo el proyecto
    hidroelétrico homónino. La obra del complejo Salto
    Grande afectará el escurrimiento y los procesos erosivos
    aguas abajo, regulando los caudales. Ha motivado la
    formación de un gran lago de ambalse y la
    inundación y traslado de poblaciones.

    Las costas del río Uruguay son diferentes, las de
    la margen izquierda con altas barrancas y también la
    misionera, donde forma los saltos de Moconá, pero la
    correntina y la entrerriana son generalemte bajas. Sus
    principales afluentes en la Argentina son el Aguapey,
    Miriñay, Mocoretá y Gualeguaychú.

    Subcuenca del
    río de la Plata

    El río de la Plata nace de la confluencia del
    brazo principal del Paraná con el río Uruguay,
    abriéndose en amplio estuario (35.000 km2)
    -compartido por las repúblicas Argentina y del Uruguay-
    que desagota el extraordinario caudal de su vasta cuenca (entre
    1.600 y 2.300 m3/s). Su longitud hasta la línea
    imaginaria que une la punta Norte del Cabo San Antonio
    (Argentina) con la punta del Este (Uruguay) es de 275 km,
    presentando un ancho variable que alcanza 40 km entre Buenos Aires y
    Colonia y más de 200 km en su desemobocadura. Su lecho
    está ocupado por bancos de arena y
    arcilla que obligan a su permanente dragado para posibilitar la
    navegación. Dicho método no
    suprime las causas de la potente sedimentación sino que
    solamente atenúa sus efectos , reflejo de procesos de
    erosión hídrica que ocurren a miles de
    kilómetros de distancia. Algunos guarismos reproducen
    espectacularmente su impacto sobre las economías
    vinculadas a los puertos de los ríos Paraguay,
    Paraná y de la Plata, que exportan aproximadamente 20
    millones de metros cúbicos de sedimentos de los canales de
    acceso, a un costo de 20
    millones de dólares anuales.

    El régimen del río está influido
    por los caudales de sus dos principales tributarios, por la
    acción de las mareas y la participación de las
    típicas situaciones del tiempo:
    sudestadas y pamperos que empujan sus aguas respectivamente hacia
    la costa argentina o uruguaya. Por la margen derecha recibe una
    serie de afluentes -La Matanza o Riachuelo, Santiago,
    Samborombón y otros-, entre los que se destaca por su
    mayor extensión eñ Salado.

    El Salado del Sur, tipico río de llanura, traza
    gran cantidad de meandros que ocupan su valle plano y muy amplio
    con numerosas lagunas (Chañar, La Picaza, Mar Chiquita,
    Gómez, del Capricho, Encadenadas del este y muchas
    más) y tras un recorrido de 650 km con rumbo
    noroeste-sureste por la provincia de Buenos Aires
    desemboca en la bahía de Samborombón, oficiando
    dificultosamente de desagüe para una cuenca cercana a los
    40.000 km2. En el pasado, su curso se hallaba unido al
    río Quinto -como atestiguan la serie de cañadas y
    depresiones que los conectan- pero actualmente constituye un
    emisario lacunar cuya escasa pendiente y profundidad provocan
    frecuentes inundaciones y desbordes en ocasión de lluvias
    copiosas, transformándose por ello en un río
    improductivo, no apto para riego, navegación o
    generación de energía, ni siquiera como colector
    eficiente de los aportes que recibe principalmente por su margen
    derecha: Vallimanca-Saladillo, Las Flores y Gualicho. Una serie
    de obras de defensa -principalmente canales- para evitar las
    episódicas inundaciones articulan el drenaje de otros
    cursos que
    desaguan en la bahía de Samborombón (arroyos de los
    Huesos y
    Langueyú), aunque no han demostrado su eficacia. En mayo
    de 1980 la inundación desplazó casi 30.000 millones
    de toneladas de agua a todo lo ancho de la cuenca del Salado
    (7.000.000 ha), anegando centros poblados y campos, cuyo lavado y
    posterior salinazión, y la pérdida del pastizal
    destinado a la cría de animales
    provocaron ingentes daños a la población.

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