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Economía de Argentina en Tiempos de Revolución




Enviado por isidro



    Litoral

    Comprendía las regiones ubicadas sobre los
    ríos Paraná, Uruguay y el
    Plata; sus principales ciudades eran Buenos Aires,
    Santa Fe, Corrientes y La Bajada.

    Su posición estratégica aseguraba
    la
    comunicación. Las actividades económicas
    más importantes fueron la ganadería y el comercio exterior
    e interior.

    La ganaderíaEl ganado se
    había desarrollado con gran facilidad. Las mulas
    nacían en el Litoral, se criaban en Córdoba o
    Tucumán, se vendían en Salta y se utilizaban en la
    zona alta del Alto Perú.

    La importancia de la ganadería fue en
    aumento por el valor del
    cuero en el mercado
    internacional. A comienzos del siglo XIX se practicaba la
    ganadería extensiva, que no requería grandes
    inversiones y
    aseguraba rentabilidad.
    La explotación estaba organizada en la estancia. Su
    propietario, el estanciero, generalmente vivía en la
    ciudad.

    Los saladerosA fines del siglo XVIII
    comenzó a surgir otro tipo de establecimiento derivado de
    la ganadería: los saladeros, que lograron una
    explotación integral del vacuno. Producían tasajo
    destinado a la alimentación de
    esclavos o de ejércitos en marcha; extraían el sebo
    y la grasa para la fabricación de las velas, el
    jabón y lubricantes para cueros. Desarrollaron la
    técnica de curtir los cueros.

    La agricultura

    La agricultura
    era escasa. Se reducía a los pequeños terrenos o
    chacras en los alrededores de las ciudades para su
    abastecimiento. Los cabildos fijaban los precios del
    cereal, lo que limitaba las ganancias de los labradores y hacia
    poco atractiva la actividad.

    Las actividades
    artesanales

    Adquirieron importancia, sobre todo en Buenos Aires:
    zapateros. sombrereros, plateros, sastres, fabricantes de velas y
    jabón. Con el cuero se fabricaban numerosos enseres:
    lazos, cortinas, baúles, canastas, petacas, calzado,
    muebles y tientos para techumbres, empleados en la construcción.

    Interior

    Comprendía el centro y noroeste de nuestro
    país, las llamadas provincias arribeñas. La
    importancia de esta región mediterránea en que
    conectaba a las zonas productoras de metales del perú con
    el litoral, por eso fueron las mas importantes las nacidas a lo
    largo de la ruta que unía Buenos Aires con
    Potosí. En todas ellas se desarrollaban la agricultura,
    la ganadería y las artesanías, especialmente la
    tejeduría, los trabajos en cueros y la alfarería de
    raíz indígena. Eran economías de
    autoabastecimiento.

    Situada en un lugar estratégico de la ruta
    entre el Litoral y el Alto Perú, Salta ejercía la
    hegemonía económica de la región. Era sede
    de las ferias que dominaban el comercio de
    las mulas que iban hacia Potosí y de los cucuyos (telas)
    que desde Cochabamba se enviaban hacia el Sur.

    Cuyo

    Estaba al margen de la ruta al Potosí. Sin
    embargo, mendocinos y sanjuaninos organizaban expediciones para
    vender sus productos en
    todo el virreinato.

    Su economía se
    caracterizaba por la producción de vid y olivo y la
    fabricación de vinos, licores y aguardientes que se
    vendían en todas las ciudades del Virreinato. La minería se
    desarrolló con escasos resultados.

    Paraguay

    Su centro más importante fue
    Asunción. Las producciones características fueron la ganadería
    y la agricultura
    del tabaco,
    caña de azúcar, algodón y yerba mate. Su
    producción se comercializaba por el puerto
    de Buenos
    Aires.

    Alto Perú

    Era una región minera. A su alrededor
    había surgido la villa de Potosí, principal centro
    de consumo, hacia
    el que estaba orientada la economía de las otras
    regiones, en el período hispano; contaba con una ceca,
    destinada a la acuñación de
    moneda.

    De ella provenía la plata destinada al pago
    de impuestos y a
    la adquisición de productos
    necesarios para la vida y la explotación minera: mulas,
    muebles, artículos de lujo importados, vinos,
    etcétera.

    El COMERCIO EN
    TIEMPOS DEL VIRREINATO

    La apertura del puerto de Buenos
    Aires

    El comercio exterior
    americano fue 1iberado en el XVIII. Se habilitaron numerosos
    puertos en América
    y España.
    Este sistema, llamado
    libre comercio
    español, continuaba siendo un monopolio.

    El Reglamento de Libre Comercio de
    1778 habilitó los puertos de Buenos Aires y
    Montevideo para el comercio
    directo con la metrópoli. El comercio exterior
    adquirió dimensiones insospechadas. La aduana,
    institución destinada a controla el comercio exterior
    y recaudar los derechos de exportación e importación,
    acrecentó considerablemente la
    recaudación.

    Las nuevas concesiones
    comerciales

    En tiempos de guerra el
    comercio se
    paralizaba. Para paliar esta situación se recurría
    al contrabando, especialmente con los portugueses e ingleses. En
    1795 se permitió el consta cio directo con colonias
    españolas y extranjeras.

    Monopolistas y
    librecambistas

    Los comerciantes porteños se dividieron
    fundamentalmente en dos grupos: los
    monopolistas ligados a las casas comerciales de España,
    que se oponían a las medidas de liberalización y
    reclamaban la vuelta al comercio libre
    español, una vez superados los conflictos
    exteriores y los librecambistas.

    La apertura del comercio con los
    ingleses

    Los ingleses mantuvieron a través del
    contrabando un intenso tráfico comercial con Buenos Aires.
    Durante las invasiones inglesas se comprobaron las ventajas del
    librecambio. Liniers les permitió continuar con las
    actividades comerciales. Cisneros inicialmente restringió
    el comercio con los ingleses. La medida tuvo como consecuencia la
    reducción del comercio y de la recaudación
    aduanera. Los ingleses presentaron en octubre de 1809 un
    petitorio para que se les permitiera comerciar. El virrey
    decidió consultar al Cabildo y al Consulado sobre la
    conveniencia o no de abrir el puerto. Esta actitud dio
    lugar a un debate. Los
    comerciantes españoles peninsulares se opusieron al
    proyecto. Los
    hacendados y comerciantes locales recurrieron a Mariano
    Moreno.

    Finalmente una junta aconsejó la
    sanción del Reglamento del libre comercio de
    1809, que permitió el comercio con los ingleses, bajo
    determinadas condiciones, a través de consignatarios
    españoles. Los ingresos del
    tesoro aumentaron en 1810, la situación económica
    dejó de ser crítica

    LOS CAMBIOS ECONOMICOS DE LA
    REVOLUCION

    La revolución
    se propuso producir cambios, que asegurasen la prosperidad de los
    cambios. El librecambio sostenía el intercambio estricto
    con bajos aranceles
    aduaneros. De esa manera se garantizaría la
    expansión comercial.

    El librecambio y sus
    consecuencias

    La primera junta dispuso una rebaja de aranceles y la
    habilitación de nuevos puertos para favorecer la exportación directa de cueros. El Primer
    Triunvirato inició el librecambio sin restricciones.
    Autorizó a los comerciantes extranjeros a operar
    libremente en las Provincias Unidas. Las consecuencias de la
    nueva política
    económica fueron:

    Aumento de las exportaciones de
    cueros, sebo, crin y carnes saladas

    Incremento de las importaciones de
    productos
    manufacturados

    El valor de las
    importaciones
    superó a las exportaciones: la
    balanza
    comercial se tornó desfavorable.

    Salida de metálico hacia el exterior y
    escasez del mismo por falta de producción local.

    Aumento de la recaudación de la
    Aduana

    Los comerciantes ingleses llegaron a dominar el
    mercado.

    Los comerciantes locales se vieron perjudicados
    por la competencia de
    los británicos

    Se acentuó la orientación
    económica hacia el Atlántico. Londres y Liverpool
    se convirtieron en las nuevas metrópolis comerciales.
    Razones económicas y políticas
    obligaron a los gobiernos del período a ceder ante la
    presión de los comerciantes británicos para evitar
    toda interrupción del comercio poniendo en peligro la
    recaudación aduanera y la salida de productos del
    país.

    La desarticulación del comercio
    interior

    Con la revolución
    la guerra se
    instaló en el país. Sus consecuencias
    económicas fueron la reducción de la riqueza y la
    desarticulación de la red de comercialización virreinal. La
    pérdida del Alto Perú tuvo un doble efecto: la
    reducción del metálico circulante y la
    disminución del comercio. La economía de las
    ciudades situadas en la ruta del interior se resintió. La
    ocupación de Chile
    paralizó el activo comercio de Cuyo con esa región.
    La separación de la Liga de los Pueblos Libres redujo el
    comercio de Buenos Aires con el Litoral. Buenos Aires fue
    dominado por los comerciantes ingleses. Las rutas se tornaron
    inseguras: los enfrentamientos entre Buenos Aires y Santa Fe
    interrumpían la ruta del interior.

    La reducción de la riqueza
    ganadera

    El cuero, el sebo y el tasajo reemplazaron a la
    plata altoperuana corno principal rubro de las exportaciones. Su
    obtención genero una
    disminución de cabezas de ganado. El ganado mular
    decayó como consecuencia de la disminución de la
    actividad minera y la paralización del comercio con el
    Alto Perú. Las necesidades del ejército lo
    mantuvieron durante un tiempo.

    Intentos de desarrollar la
    agricultura

    Los gobiernos revolucionarios tomaron una serie de
    medidas tendientes a favorecer la agricultura:
    libre exportación de trigos y harinas; auxilio a
    labradores pobres para levantar sus cosechas: repartos de tierras
    destinadas a la agricultura en
    la frontera con el indio. Sin embargo, la baja rentabilidad,
    las exigencias del trabajo y la falta de herramientas
    adecuadas hicieron fracasar. En el interior se mantuvieron los
    cultivos extensivos, vinculados con las industrias
    artesanales. En Mendoza, San Juan, San Luis y La Rioja
    predominaron la vid y el olivo; en Catamarca, el algodón y
    el tabaco; en Salta
    se consolidó la caña de
    azúcar.

    La declinación de la
    minería

    La minería
    estaba en franca decadencia por el agotamiento del cerro de
    Potosí. La falta de mano de obra indígena
    agudizó el problema, desorganizando el sistema de
    extracción de metales.

    Las dificultades de la industria
    artesanal

    Las actividades industriales continuaron al margen
    de la Revolución
    Industrial que se operaba en Europa. El
    equipamiento y abastecimiento del ejército produjo un
    mercado
    importante para las industrias
    artesanales e hizo surgir industrias
    derivadas:
    fábricas de armas y de
    pólvora en Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Jujuy.
    En el interior se mantuvieron los tejidos de lana y
    algodón, los artículos de cuero, vestimenta,
    muebles, alimentos,
    carros, carretas y galeras, con mercados en
    declinación. En Buenos Aires y sus alrededores se
    expandió la industria de
    los saladeros; fue la Unica actividad industrial que
    progresó en el período
    revolucionario.

    Hacia 1817, se produjo en la capital una
    gran escasez de carne para el abasto. El director
    Pueyrredón convoco a reunión de los principales
    hacendados y dueños de saladeros pero no aportaron
    soluciones,
    por lo que resolvió el cierre de estos.

    Política
    arancelaria

    La política arancelaria
    fue librecambista. Dio prioridad a la exportación y a la recaudación
    aduanera. Como contrapartida de la exportación se producía la
    introducción de mercaderías extranjeras,
    especialmente inglesas, que por provenir de la producción fabril eran más baratas.
    El director Pueyrredón estableció en 1817 ,una suba
    general de aranceles de
    importación.

    Los problemas
    financieros

    Los gobiernos revolucionarios debieron enfrentar
    el serio problema de financiar la guerra. La
    otra fuente de recursos fueron
    los empréstitos patrióticos o forzosos, que
    recaían sobre enemigos de la revolución. En los primeros tiempos fueron
    numerosas las adhesiones a los empréstitos
    patrióticos y las donaciones de efecto para el ejercito
    del norte y de los andes. Las contribuciones se exigían en
    metálico a los comerciantes. Los esclavos fueron incluidos
    en las contribuciones e incorporados al ejercito. La Iglesia
    también participo cediendo sus riquezas y sus
    esclavos.

    La deuda interna

    Los empréstitos y contribuciones impuestos por
    el Estado en
    el período revolucionario, fueron acompañadas de
    una promesa de devolución al fin de la guerra. Para
    ese fin se entregaban a los afectados documentos
    oficiales que garantizaban la devolución de su
    contribución con intereses. Posteriormente se les dio
    curso como dinero
    efectivo para la Aduana. Al
    finalizar el período de las Guerras de la
    Independencia
    se había generado tina decida cuyo monto era muy
    difícil de determinar, por la diversidad de origen y por
    los intereses acumulados.

    La moneda

    La circulación de moneda fue escasa en el
    período revolucionario. Belgrano ocupó
    Potosí, donde se encontraba la ceca. El gobierno dispuso
    que se acuñara moneda respetando el valor de la
    española. pero con los distintivos del nuevo Estado. Sin
    embargo, el número limitado de ejemplares así
    acuñados no solucionó la falta de metálico
    circulante. La balanza
    comercial desfavorable, así como la exportación
    de metálico permitida en algunos períodos agravaron
    la situación, por lo que algunas operaciones
    llegaron a hacerse por medio de trueque.

    Proyectos de creación de un banco
    nacional

    Uno de los Proyectos de la
    época fue la creación de un banco nacional,
    que no pudo concretarse. En 1818 Pueyrredón creó la
    Caja de Fondos de Sud América
    destinada a obtener fondos para gastos del
    gobierno. Por los
    cuales se pagaría un interés.

    La política de la
    tierra

    La política de los
    gobiernos revolucionarios ante grandes extensiones de tierra sin
    poblar fue entregar en propiedad con
    la finalidad de destinarlas a la producción y arraigar a la población. La Asamblea del Año Xlll
    autorizó al Ejecutivo a realizar
    repartos.

    La desorganización de la economía
    colonial

    Las guerras por la
    independencia
    y las luchas civiles sacudieron todo el territorio del viejo
    Virreinato del Río de la Plata. Esta situación de
    conflicto
    permanente provocó una gran crisis en la
    vida económica de las Provincias Unidas.

    Las necesidades creadas por la guerra
    llevaron a los gobiernos revolucionarios a buscar diferentes
    formas de obtener recursos. Una de
    ellas fue aumentar los impuestos y las
    contribuciones extraordinarias a los sectores comerciales
    urbanos. Sólo los comerciantes británicos fueron
    excluidos de estos pagos, debido a que los gobiernos rioplatenses
    se cuidaron muy especialmente de mantener una buena
    relación con Inglaterra.

    Las zonas rurales también contribuyeron con
    sus trabajadores rurales y sus esclavos a aumentar las filas de
    los ejércitos. Esto acentuó la escasez de mano de
    obra.

    Otra consecuencia importante de las guerras fue la
    desorganización el sistema comercial
    vigente hasta 1810. Los circuitos
    comerciales criollos se destruyeron -como consecuencia de la
    ruina de los comerciantes y de la inseguridad de
    los caminos ante el peligro creado por las guerras y los
    saqueos.

    El nuevo orden comercial: el libre
    comercio

    En 1809, el virrey Cisneros había dictado
    un Reglamento Provisorio de Libre Comercio.
    Pero éste reglamento provisorio imponía
    limitaciones a los comerciantes extranjeros: no podían
    participar en el comercio interior ni vender al menudeo. En 1813
    estas limitaciones fueron abandonadas definitivamente. El
    libre comercio
    liquidó todas las barreras monopólicas impuestas
    por los españoles.

    Libre comercio y economías
    regionales

    La liberalización del comercio no tuvo el
    mismo impacto en todo el territorio del antiguo Virreinato. Poco
    a poco se fueron diferenciando tres regiones
    económicas

    Buenos Aires

    La liberalización del comercio
    favoreció a Buenos- Aires, como ciudad y provincia
    dueña del puerto. Los gobiernos de Buenos Aires eran los
    que fijaban los aranceles que
    debían pagar los productos que
    entraban y salían por el puerto. Desde 1825, los ganaderos
    de Buenos Aires se convirtieron en los principales exportadores
    de cuero y de carne salada o tasajo.

    Los beneficios económicos que
    producía la exportación de derivados del ganado
    vacuno impulsaron la expansión de la frontera de
    los territorios de la provincia. A partir de 1830, antiguos
    hacendados, dirigentes políticos y militares, y los ricos
    comerciantes de la provincia de Buenos Aires, formaron el
    núcleo del grupo
    terrateniente bonaerense que tuvo cada vez mayor poder
    económico, político y social. La ciudad de Buenos
    Aires y su campaña se convirtieron en el centro
    económico del país.

    El Litoral

    Las guerras de la
    Revolución
    destruyeron en pocos años la producción ganadera
    del Litoral -especialmente la de Entre Ríos, el sur de
    Santa Fe y la Banda Oriental-, que había sido la
    región productiva más importante entre 1750 y 1800.
    Pero el conflicto
    entre el Litoral y Buenos Aires no se originaba por cuánto
    ganado producía cada una, sino por las posibilidades
    diferentes que cada región tenía para venderlo en
    el mercado
    internacional.

    Las provincias litorales que tenían costas
    sobre los ríos Paraná y Uruguay, y
    también la Banda Oriental, se dispusieron a competir con
    el puerto de Buenos Aires.

    Entre 1815 y 1820, Artigas abrió al
    comercio
    internacional los puertos de Maldonado y de Colonia, sobre el
    río de la Plata. Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe,
    que formaban la Liga de los Pueblos Libres -liderada por
    Artigas- dejaron de utilizar el puerto de Buenos Aires para
    exportar.

    El interior

    Durante el desarrollo de
    las guerras de la Revolución, las provincias interiores
    quedaron aisladas. Este aislamiento les impidió cumplir su
    función de intermediarias en el comercio y en el transporte
    entre Buenos Aires y los importantes mercados de
    Chile y el
    Alto Perú. Ni Chile ni
    Bolivia
    necesitaban ya los productos ultramarinos que llegaban desde
    Buenos Aires.Chile y
    Bolivia se
    convirtieron, en cambio, en los
    centros abastecedores de las provincias interiores más
    próximas a sus territorios. Las diferentes regiones de las
    Provincias Unidas comenzaron entonces a reorganizar sus
    producciones agrícolas, ganaderas y artesanales que eran
    demandadas en el intercambio con los nuevos centros de comercio
    ultramarino.

    Economía

    El primer decenio posrevolucionario (1810-1820)
    estuvo signado por la lucha entre dos ciudades-puerto -Buenos
    Aires, y Montevideo- que disputaban el mismo hinterland, es decir
    la misma región continental en dependencia
    geográfico-económica de la cuenca del Plata.
    Durante esa década las provincias procuraron implantar su
    propio sistema
    económico, tendiente a salvaguardar sus artesanías
    y manufacturas locales cuyo exterminio era previsible ante el
    indiscriminado fluir de productos industriales europeos o, mejor
    dicho, británicos. Las barreras aduaneras interiores, la
    instauración del caudillismo y el
    régimen de pactos interprovinciales -todo ello característico de la segunda década-
    son índice de una lucha constante entre el librecambismo
    porteño y el proteccionismo provinciano.

    Mientras Montevideo estuvo en poder de las
    fuerzas del rey, Buenos Aires fue el único y obligado
    puerto de ultramar para los independentistas, que nada
    podían esperar del puerto rival. Pero a partir de 1815 la
    lucha se perfiló para Buenos Aires en tres frentes. Tras
    la tregua de Cepeda, los unitarios, herederos de los
    directoriales y personemos de la burguesía mercantil
    porteña, pretendieron anular la influencia poderosa de los
    estancieros bonaerenses, capitalizando la ciudad-puerto y
    dividiendo a la provincia, pero el ensayo
    fracasó rotundamente. Y la campaña comenzó a
    preparar su intento decisivo de hegemonía, que
    habría de consolidarse gracias al Pacto Federal de
    1831.

    La victoria del litoral sobre Buenos Aires en 1820
    produjo una efectiva disgregación de los grupos
    sociales y engendró la inmediata reacción
    sucesiva de las provincias interiores, mientras la campaña
    bonaerense veía fortificada su privilegiada
    situación. Esa crisis
    política
    desarticuló en apariencia el Estado
    nacional, pero creó las condiciones favorables para la
    iniciación del régimen de pactos, base del sistema
    federal (fedus significa pacto).

    Muy pronto se perfilaron buenas perspectivas en el
    campo financiero, e Inglaterra
    estableció su banca, obtuvo
    beneficiosas operaciones en el
    orden crediticio y ensayó grandes especulaciones en
    fracasados negocios
    mineros.

    Ideologías, intereses y rivalidades
    añejas

    En la segunda mitad del siglo XVIII fue alterado
    sensiblemente el equilibrio
    social en el Río de la Plata

    Desde la época de Felipe V la Casa de
    Borbón promovió diversas innovaciones tendientes al
    desarrollo de
    la industria y el
    comercio. biclones, los intereses y las realizaciones de la
    burguesa representaban una fuerza
    demasiado poderosa.

    Y esas premisas fueron planteadas por
    representantes conspicuos de la burguesa como lo eran, entre
    otros, Hipólito Vieytes, que desde el Telégrafo
    Mercantil
    postulaba una moderada fisiocracia, Manuel
    Belgrano, con su defensa del comercio libre y sus esfuerzos
    tendientes a fomentar la industria
    local y el laboreo agrícola, y Mariano Moreno,
    discípulo de Belgrano, cuya posición en materia
    económica resulta más clara en el violento Plan
    Revolucionario de Operaciones que en la tímida
    Representación de los Hacendados.

    Por su parte, los estancieros también
    buscaban liberarse del yugo de una administración que negaba el
    carácter de "fruto del país" a los cueros y
    aspiraban también a una mayor liberalización del
    intercambio. Y ambos grupos, pues,
    representativos del elemento revolucionario; tenían
    inquietudes coincidentes en materia
    económica y sumaron su oposición a la
    minoría europea de engolados funcionarios con pretensiones
    aristocráticas y grandes comerciantes vinculados de
    diversas maneras con los banqueros de Hamburgo que resultaban
    beneficiados con el sistema monopolista impuesto
    metrópoli.

    costa obtuvo marcado predominante sobre el
    interior, y a la postré, la ciudad costera por excelencia
    Buenos Aires, monopolizó todo 4 tráfico. La puja
    posrevolucionaria entre el gobierno central
    y las provincias es una expresión del choque de intereses
    entre la ciudad-puerto y el resto del país. Resultado de
    esa puja fue el autonomismo provinciano y la disgregación
    del antiguo Virreinato por la pérdida del Alto
    Perú, el Paraguay y la
    Banda Oriental. Además, esa rivalidad repercutió
    sobre la defensa de las fronteras, y fue notorio el avance de los
    malones que crearon serios problemas para
    las comunicaciones
    entre Santa Fe y Santiago del Estero, si bien esa misma
    dificultad produjo la apertura de la ruta por el
    Carcarañá, con beneficio para Santa Fe y
    Córdoba. El quid de la secesión rioplatense, en
    resumen, debe buscarse en la política
    económico-financiera seguida por Buenos Aires, con la
    secuela de resentimientos, desconfianzas y luchas intestinas que
    demoraron por muchos años la
    organización nacional.

    Los intentos porteños de
    unificación
    económico-financiera

    Después del Tratado del Pilar
    quedó la provincia de Buenos Aires dueña de su
    puerto y en inmejorables condiciones para fiscalizar, a corto
    plazo, la dirección política del país.
    1 Privado el gobierno de
    Buenos Aires de la. representatividad nacional que hasta entonces
    había detentado, aprovechó la situación para
    estabilizar las condiciones financieras de la provincia, mientras
    se preparaba a planear la
    organización del país. El resto de las
    provincias inició el proceso de
    organización autonómica entre 1820 y
    1821. Los Obstáculos puestos por Buenos Aires a la
    convocación del Congreso, el retiro de los diputados
    porteños enviados; a Córdoba para su
    realización y la firma del Tratado del
    Cuadriláte
    ro (1822) son expresiones de la
    política proyectada por Buenos Aires. Los dirigentes del
    gobierno de
    Buenos Aires confiaban en reorganizar la provincia en el orden
    económico-financiero, y esperaban que tal organización sirviera de ejemplo y, al
    mismo tiempo, de
    anzuelo para que las demás provincias le entregaran la
    dirección del manejo de una política
    nacional, La libertad en
    materia
    económica implantada por el gobierno de Martín
    Rodríguez señala la eliminación radical de
    cualquier proteccionismo sincero.

    El programa del
    partido unitario encontró graves resistencias
    en diversos sectores; la actitud
    "paternalista" del gobierno no fue bien recibida por los
    artesanos ni por lo chacareros. Objetivo
    inmediato del gobierno de Rodríguez era estimular el
    rápido crecimiento de la población, con el fin de acelerar las
    ganancias de una política de intercambio. Para ello era
    imprescindible fomentar la inmigración y la colonización,
    estimulando al mismo tiempo las
    inversiones
    extranjeras y el acrecentamiento del comercio
    exterior. Además, desde el punto de vista financiero,
    era muy riesgoso para el gobierno bonaerense empeñarse en
    la difícil y costosa tarea del traslado de los colonos;
    y si financieramente era riesgoso, políticamente
    era dificilísimo lograrlo, pues la oposición de los
    hacendados a estos proyectos fue
    sistemática y se puso de manifiesto muy especialmente en
    la presidencia de Rivadavia.

    Una economía que, de
    acuerdo con el programa
    planteado, estuviera dirigida a expandir el comercio, sólo
    tenía dos posibilidades financieras: el aumento impositivo
    o la expansión del crédito. Burgin ha observado que la
    creación de un Banco Nacional
    tenla que servir no sólo como instrumento de estabilidad
    económica, sino también como medio de
    fiscalización política para el resto de las
    provincias. Tal vez se haya pensando que ésa era la forma
    de lograr la unificación económica y financiera del
    país bajo el- régimen unitario cristalizado en la
    Constitución de 1826.

    Las supuestas medidas
    progresistas

    Dispuesto el grupo unitario
    a cumplir sus planes, adoptó medidas administrativas
    diversas que suelen señalarse como obra de visionarios del
    progreso. La tierra era
    una enorme riqueza potencial, hasta entonces inutilizada, y se
    pensó en ordenar el régimen fiscal sobre
    la base del usufructo de la tierra. La
    Ley de
    enfiteusis
    y crédito
    público fue promulgada en 1821 para la provincia, de
    Buenos Aires, y más tarde, cuando Rivadavia accedió
    a su precaria presidencia, la extendió lisa y llanamente a
    toda la Nación. Conforme a esa ley, el dominio
    útil de la tierra
    pública sería cedido por un canon anual que
    serviría para amortizar la deuda pública, Pero,
    como ha señalado Alberdi en Sistema económico y
    rentístico de la Confederación Argentina,
    "cambiar una contribución por otra es como renovar los
    cimientos de un edificio sin deshacerlo, operación en que
    hay siempre un peligro de ruina"…
    Rivadavia entendía
    que la tierra
    debía ser dada en enfiteusis al inmigrante agricultor.
    Pero ocurría que tales inmigrantes no necesitaban acumular
    grandes extensiones, ni estaban en condiciones de hacerlo. Por
    otra parte, la inmovilización de la tierra
    pública quitó a los estancieros de la
    campaña la libertad de
    entrar impunemente en tierras de indios que hasta entonces
    incorporaban sin más a sus predios, extendiendo as!
    insensiblemente la frontera.

    En íntima relación con el
    régimen de enfiteusis estaban los planes de Rivadavia
    encaminados al fomento de la inmigración y la colonización
    agraria, para lo cual contaba con el aval económico de la
    Rivér Plate Agricultural Association y de la
    Sociedad Entrerriana. Los pueblos fronterizos de las
    provincias de Buenos Aires y Entre Ríosserían
    puntos obligados de arribo de inmigrantes. Él plan se
    cumplió en escala
    ínfima: la inmigración fue escasa y la
    colonización casi nula. Algunos escoceses que llegaron a
    la campaña entrerriana debieron alejarse por la airada
    reacción de los viejos pobladores.

    En cuanto al Banco de
    Descuentos, que en 1826 fue reemplazado por el Nacional, se
    manejó desde el comienzo con un exiguo capital real y
    no recibió depósitos; los billetes emitidos eran,
    en gran medida, inconvertibles. Sobre el particular, ha dicho
    Horacio William Bliss en Del Virreinato a Rosas. La
    búsqueda de metálico era preocupación
    especialísima del gobierno unitario de Buenos Aires que,
    por inspiración de Rivadavia, procuró auspiciar por
    una parte las inversiones
    extranjeras y, por otra, paralelamente, explotar los yacimientos
    mineros. Los mineros ingleses debieron enfrentarse a graves
    problemas que
    han sido relatados en forma dramática por el
    capitán Francis Bond Head, y el proyecto
    fracasó. Sin embargo, los impedimentos que pusieron los
    gobiernos provinciales imposibilitaron la acción de la
    River Plate; los mineros ingleses abandonaron el
    país, y por todas partes proliferaron las quejas y
    acusaciones contra Rivadavia.

    Producción y tecnología en la
    región pampeana

    A mediados del siglo pasado, si bien la mayor
    parte del territorio ocupado estaba distribuido entre grandes
    propietarios, el control efectivo,
    para su utilización económica, de las tierras de la
    región pampeana por parte de éste grupo se
    veía limitado. Era el viejo problema de los "vagos y
    malentretenidos" que durante siglos habían molestado a los
    grandes propietarios en su empleo de
    forjar una campaña dividida en grandes empresas
    -ganaderas principalmente-, en las que trabajara el grueso de la
    población rural. Los períodos de
    inestabilidad política, con frecuente participación
    de tribus indígenas en las contiendas cívicas,
    favorecían, por lo general, nuevas proliferaciones del
    gauchaje.

    En parte fue un factor que permitió poblar
    y estabilizar la situación en el campo, fortalecer la
    línea de fronteras, así como abaratar los alimentos y con
    ello la fuerza de
    trabajo; pero sobre todo valorizar las tierras detentadas por los
    grandes propietarios.

    La colonización agrícola se
    dirigió sobre todo a la provincia de Santa Fe, aunque
    adquirió también importancia en Entre Ríos.
    En ese período de excepcional desarrollo
    agrícola, gran número de estos trabajadores
    venía al país por los tres meses que duraba la
    cosecha, retornando luego a Europa, lo que
    habla a las claras de la tremenda escasez de brazos en
    relación a la magnitud de la demanda
    mundial de cereales y lino, ya que implica un nivel de salarios
    elevadísimo. La Argentina no se
    caracterizaba por ser un "espacio abierto", como lo fue por
    ejemplo Estados Unidos en
    la época de su colonización o 16 marcha hacia el
    oeste". Es decir que no se trata de tierras que los colonos
    encontraran libres o "liberaran" por sí mismos en el
    combate contra los indígenas allí donde era
    necesario, sino que la conquista y monopolización de las
    tierras se realizó antes de atraer el gran caudal
    inmigratorio. Se lo colocó ante la opción de
    conchabarse como peón o ser enviado a la frontera como
    soldado.

    Al ponerse en explotación
    rápidamente la potencialidad económica del Litoral
    (que por su proximidad a los puertos quedaba más
    directamente vinculado al comercio exterior), se fue acentuando
    el proceso de
    desplazamiento, en términos de peso económico y
    social, del Interior de la Argentina por el
    Litoral. La escasez de brazos con respecto a la demanda
    había favorecido la mecanización de las tareas
    agrícolas por consideraciones de rentabilidad
    de empresa.

    Producción ganadera y
    agrícola

    La ganadería fue descuidada, los animales se
    criaban libremente sin que a los hacendados les preocupara su
    reproducción. El desarrollo de
    la industria
    saladera contribuyó a disminuir la existencia de vacunos.
    En 1815 y debido a las guerras, la producción bajó
    y la miseria alcanzó un alto grado. Durante el gobierno de
    Bernardino Rivadavia, en el Sur comenzaron a organizarse las
    tareas ganaderas, eliminándose la matanza desmedida de
    animales. En
    la provincia de Buenos Aires se fomentó la
    producción agrícola. En 1820 se inició en
    Tucumán el cultivo de la caña de azúcar y en
    Mendoza se impulsó la plantación de la
    vid.

    Industria

    El gobierno revolucionario estableció una
    absoluta libertad de
    comercio, con la que aumentó el interés
    por la producción de carnes saladas. Entre 1810 y 1815 se
    instalaron los saladeros, primera actividad industrial importante
    del país. Los artículos de primera necesidad eran
    de fabricación casera. En cuanto al azúcar, el
    primer ingenio comenzó a funcionar en
    1820.

    Comercio

    Con la revolución se estableció la
    libre entrada de barcos extranjeros en el Río de la Plata
    y se disminuyeron los derechos de
    importación y exportación. Estas medidas
    estimularon el comercio, siendo Gran Bretaña el
    país que mayores relaciones comerciales mantuvo con el
    nuestro.

    Hipótesis:

    Pregunta: Cómo afecta
    económicamente al interior la independencia
    de Chile y
    Bolivia?

    Respuesta: Una vez que Chile y Bolivia logran
    su independencia,
    ya no necesitan los productos ultramarinos que llegan desde
    Buenos Aires y pasan por el interior. Es decir, el interior ya no
    cumple la función de intermediario comercial de productos
    europeos.

    Bibliografía:

    • La Argentina: Una
      historia para
      pensar 1776-1996 (Ed. Kapelusz)
    • Crónica histórica Argentina Tomo
      3 (Gibeli Nicolás y otros)
    • Diario Clarín del 11 de
      Octubre
    • Diario Clarín del 8 de
      Julio
    • Informe especial del Diario Clarín en
      Internet
    • Historia Europa
      moderna y América colonial (Ed.
      Aique)
    • Historia Integral Argentina Tomo 6- La clase
      media en el poder
      (Centro Editor de América
      Latina)

     

     

    Autor:

    Isidro Vega

    isidro[arroba]geocities.com

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