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El estilo de Borges




Enviado por elizabeth_isela



    Borges es un
    maestro del lenguaje.
    Logra darle a todos sus escritos ese toque de fantasía, de
    verosimilidad, de interés
    que nosotros como lectores necesitamos para impulsarnos a
    terminar de leer.

    A mucha gente le
    desagradan los temas o el lenguaje o
    la forma de narración que lo caracteriza. Esto puede ser
    porque no logran adentrarse en "su mundo", por ejemplo, al estar
    leyendo un cuento, no
    entran en él, no lo viven, no lo sienten, sólo lo
    leen. Así que, si continuamos leyendo sus textos como
    información científica y no como
    arte
    literaria, nunca podremos saber qué es lo que Borges
    quería decirnos, qué era lo que
    pensaba.

    Borges nunca fue un
    escritor oficial, al contrario, sus textos siempre fueron
    criticados y analizados hasta el fondo para encontrar "lo malo"
    en ellos. Creo que él siempre lo supo. Siempre trataba de
    decirnos que él no era como los otros, que no
    escribía lecturas para los críticos ni para las
    conferencias ni para los concursos, que no le importaba que lo
    criticaran… ¿Cómo me atrevo a decir esto? Tal vez
    tenga una respuesta en la lectura de
    uno de sus cuentos
    más hermosos, "El aleph". Aquí Borges nos dice:
    "Comprendí que el trabajo del
    poeta no estaba en la poesía;
    estaba en la invención de razones para que la poesía
    fuera admirable…" Con esta frase Borges puede
    afirmar que el poeta o aquel que la mayoría de la gente
    consideramos poeta, no es poeta; que esa persona escribe
    cosas banales, sin importancia, y que su único
    mérito es darle una justificación a todas esas
    palabras "hermosas" que inventan para que sus versos tengan
    cierta rima. Otra frase que puede mostrarnos ese desacuerdo hacia
    la literatura
    oficial la encontramos unas páginas más adelante:
    "Carlos Argentino Danerí recibió el Segundo Premio
    Nacional de Literatura… mi obra Los
    naipes del tahur no logró un solo voto. ¡Una vez
    más, triunfaron la incomprensión y la envidia!";
    ¡Qué más puedo agregar a esta frase
    reveladora de Borges!. Con
    estas pequeñas frases logra transmitirnos su pensamiento
    acerca de ese arte tan profundo
    como lo es la literatura, nos transmite su
    sentir hacia los escritores oficiales, nos enseña que, la
    gente que decidía lo bueno y lo malo de algo tan subjetivo
    como la literatura, siempre
    buscó "lo malo" en sus escritos y en todos sus textos, "lo
    malo" que aún, nosotros, seguimos buscando y que nunca
    encontraremos.

    Pero… ¿por
    qué ese afán de ir en contra de su lectura?
    ¿Por qué el deseo de buscar algo que jamás
    encontraremos en Borges?
    Seguramente un factor importante es su lenguaje.
    Borges solía utilizar un lenguaje de
    fantasía, un lenguaje
    propio, un lenguaje
    universal que, al pensarlo y redactarlo, él lo
    hacía suyo, le imprimía su toque personal.

    Un claro ejemplo lo
    tenemos en su cuento "El
    Aleph" el cual mencioné anteriormente, que se encuentra en
    el libro del
    mismo nombre. Con este pequeño texto podemos,
    fácilmente, entrar en el mundo de Borges a través
    de su lenguaje. Éste está utilizado de una forma en
    la cual podemos transportarnos fácilmente al lugar en
    donde ocurren los hechos, al lugar en donde la narración
    se sitúa. "El sótano apenas más ancho que la
    escalera, tenía mucho de pozo"; en esta oración,
    aunque no están utilizados muchos adjetivos está
    claramente descrito el lugar al que el autor nos quiere llevar.
    "Apenas más ancho que la escalera" nos hace imaginarnos un
    lugar muy estrecho en el que apenas cabe una persona, un lugar
    en el que alguien puede sentirse casi claustrofóbico;
    "tenía mucho de pozo" nos habla de algo profundo, oscuro,
    sólo, melancólico y casi sin fondo, en el que
    cualquier persona
    temería estar. Con esta simple y sencilla
    descripción nosotros, como lector, tenemos ya una gran
    visión del lugar en el que Borges se encuentra y si
    estamos con él, viviendo lo que él vive, veremos lo
    que nos narra.

    Lo mismo sucede con
    la descripción de las fotos de Beatriz:
    "Beatriz Viterbo, de perfil, en colores; Beatriz,
    con antifaz, en los carnavales de 1921; la primera
    comunión de Beatriz; Beatriz el día de su boda con
    Roberto Messandri…". Con sencillas frases y pocas palabras nos
    lleva de un lugar a otro, de un suceso a otro. Del carnaval a la
    primera comunión, de la boda a su foto en perfil; en fin,
    podría decirse que Borges juega con nuestra
    imaginación. Y eso es lo magnífico de Borges y de
    sus narraciones e historias, juega con nuestra mente y con las
    imágenes que hemos acumulado a
    través de mucho tiempo, juega con
    nuestras experiencias y nuestras visiones, juega con nosotros.
    Pero no juega para divertirse, no juega, al menos yo lo creo
    así, para reírse de nosotros, al contrario, creo
    que juega para reírse de él mismo y de lo que
    escribe.

    Sé que es
    muy arriesgado decir lo que digo, pero tengo bases en el mismo
    Borges para mencionarlo. "El diámetro del Aleph
    sería de dos o tres centímetros, pero el espacio
    cósmico estaba ahí, sin disminución de
    tamaño… vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi
    las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en
    el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto…"
    Podemos darnos cuenta como nos lleva de un lugar muy grande a
    algo pequeño, de la descripción del Aleph de dos
    centímetros a la gran magnitud del espacio, de una
    imagen a otra
    totalmente contrastante y contraria.

    Algo realmente
    bello en sus cuentos es el
    manejo de las emociones. Con la
    simple palabra "lloré" nos sentimos melancólicos,
    nos sentimos como él se sintió en ese momento. Creo
    que ningún autor que había leído hasta ahora
    había sido tan concreto en
    las palabras, ninguno había dicho lloré de esa
    forma tan directa, al contrario, la mayoría tratan de
    decir lloré con un sin fin de palabras y descripciones sin
    decir el simple sustantivo que encierra la
    emoción.

    Esa gran característica que posee Borges es muy
    difícil encontrarla en otro autor. A través de
    oraciones simples, de palabras que tal vez usamos todos los
    días en nuestras conversaciones, de letras comunes y
    sencillas logra hablarnos de temas muy profundos. No tiene que
    usar conceptos desconocidos para la mayoría de la gente
    para decirnos lo que piensa o siente de tal o cual
    cosa.

    Otra cosa que me
    impresionó mucho fue el gran manejo de la ironía. A
    través de todo su cuento, Borges
    trata de decirnos que lo que le pasó fue cierto, nos
    maneja datos concretos,
    cosas verosímiles, nos transmite lo que sintió, lo
    que vio y cómo lo vivió. Sin embargo, ya al final
    de su cuento, nos
    deja con la duda de saber si ocurrió o no. Ya que nos
    encontramos totalmente convencidos de lo que nos narró,
    nos imaginamos toda su historia y nos trasladamos a
    ese lugar, nos dice que no sabe si lo que recuerda fue así
    o no, que no sabe si realmente pasó: "¿Existe ese
    Aleph en lo íntimo de la piedra? ¿Lo he visto
    cuando vi todas las cosas y lo he olvidado? Nuestra mente es
    porosa para el olvido; yo mismo estoy falseando y perdiendo, bajo
    la trágica erosión de los años, los rasgos
    de Beatriz." Eso es algo que no estamos acostumbrados a
    sentir.

    Tampoco estamos
    acostumbrados a leer un cuento en el
    que, al parecer al principio lo cuenta un hombre sin
    rostro y sin nombre, y que después, casi al finalizar
    éste nos sea revelado su nombre, por él mismo.
    Mucho menos de una forma en la que nunca nos los esperamos.
    "Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida,
    Beatriz perdida para siempre, soy yo, soy Borges"; esta
    "presentación" si es que así puede
    llamársele, es inesperada para mí y creo que para
    cualquier lector. Al hablarnos de Beatriz, que a través de
    todo el cuento nos hemos podido dar cuenta que es un gran
    amor para
    él, suponemos que dirá cosas sobre ella, que nos
    narrará algo sobre su vida o cosas que compartieron
    juntos, sobre todo estando frente a su fotografía. Sin embargo, lo único
    que dice es "soy Borges". Es lógico que quiere que sepamos
    que es él, ¿él? ¿Quién?,
    Borges el escritor, Borges el personaje del cuento, Borges el
    escritor y personaje, no lo sé, seguramente eso era lo que
    él quería, que no lo supiéramos. Todo es
    parte de su mismo juego con
    nuestra imaginación.

    Todo es parte de su
    juego, ese
    múltiple juego… Esa
    diversión que tiene y que nos da dejándonos, cuando
    menos por varios minutos ¿u horas? pensando en su cuento,
    en su profundo y sencillo cuento. Con su último
    párrafo, antes de la posdata, hace sentir en nosotros todo
    ese temor y esa incertidumbre que, tal vez, jamás podremos
    sentir después de vivir personalmente, un suceso de esa
    magnitud. "En la calle, en las escaleras de la Constitución, en el subterráneo, me
    parecieron familiares todas las caras. Temí que no quedara
    una sola capaz de sorprenderme, temí que no me abandonara
    jamás la impresión de volver. Felizmente, al cabo
    de unas noches de insomnio, me trabajó otra vez el
    olvido"

    Todos esos
    sentimientos, esas imágenes,
    esos lugares, esos temores y rencores, son transmitidos a
    nosotros gracias a su lenguaje. Nadie maneja el lenguaje de
    una forma tan magistral como Borges, nadie tiene la capacidad de
    llevarnos de un sentimiento a otro, de un lugar a otro con
    palabras sencillas, nadie tiene su imaginación, su
    habilidad para "jugar" con nosotros, ¿o
    si?

    Trabajo realizado
    por:

    Elizabeth
    Muñoz

    elizabeth_isela[arroba]yahoo.com

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