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La filosofía antigua



    • Filosofía: término
      derivado del griego, que significa ‘amor por la
      sabiduría’. Esta definición clásica
      convierte a la filosofía en una tensión que nunca
      concluye, en una búsqueda sin término del
      verdadero conocimiento
      de la realidad.
    • Rasgos de la filosofía: es posible, sin
      embargo, ofrecer una descripción de la filosofía
      como ‘saber racional totalizante, crítico de
      segundo grado’. La filosofía es una forma de
      conocimiento
      que pretende ofrecer explicaciones de los temas que analiza
      empleando la razón y los argumentos racionales (a
      diferencia de la fe o la autoridad).
      En segundo lugar, la filosofía es un saber de tipo
      general y totalizante, pues pretende ofrecer respuesta a
      cuestiones de tipo general y mantiene siempre una perspectiva
      totalizante sobre las mismas. En tercer lugar, la
      filosofía es un saber crítico, pues analiza los
      fundamentos de todo lo que considera y nunca se limita a
      aceptarlos de forma ingenua. Finalmente, la filosofía es
      un saber de segundo grado, que emplea los datos y
      contribuciones de las ciencias,
      que son siempre un conocimiento
      de primer grado sobre la realidad.
    • Ramas de la filosofía: es posible
      distinguir varias áreas de investigación filosófica:
      ontología y metafísica (análisis crítico de la estructura
      de la realidad); teoría del conocimiento, epistemología o gnoseología
      (análisis del origen, estructura y
      alcance del conocimiento); lógica (estudio del razonamiento o
      argumento válido); ética
      (teoría de la acción humana y de
      sus valores);
      estética (teoría de la belleza y del arte); y, por
      supuesto, la historia de la
      filosofía, en cuanto ésta no se limita a una
      exposición de las distintas doctrinas
      filosóficas, sino que pretende reconstruir
      críticamente determinadas argumentaciones o sistemas
      filosóficos. Cabe señalar, asimismo, la
      existencia de una variedad de análisis filosóficos de
      determinadas ramas de la ciencia o
      de la actividad humana, que constituyen áreas
      especializadas como son la filosofía de la historia, la
      filosofía de la ciencia,
      la filosofía del derecho o la filosofía de las
      ciencias
      sociales, entre otras.
    • FILOSOFIA ANTIGUA.

    Durante miles de años los hombres explicaban la
    utilidad del
    mundo exclusivamente en términos religiosos. La
    interpretación de la naturaleza desde
    el hombre, y
    no desde dioses y sacerdotes nos dan uno de los problemas de
    la filosofía como lo es el mundo, siendo este de
    tipo Cosmológico. En la etapa preatica, la cual es
    fundamentalmente filosofía de la naturaleza o del
    mundo. Se postula para ella una ley interna que
    asegura la uniformidad del acaecer de los fenómenos: la
    misma causa determina siempre, en todas partes y sin
    excepción alguna, los mismos efectos. Sin este postulado
    no hay ciencia, ni
    racionalidad, ni lógica.
    Los representantes de la filosofía preatica son: Tales de Mileto,
    Anaximandro, Anaximenes, intentan fijar el ser último de
    la naturaleza:
    agua, aire caos;
    Heraclito señala hacia un fuego cósmico inteligente
    y Parmenides y su discípulo Zenón enfatizan que lo
    que es tiene que ser inmutable e inmóvil; en consecuencia
    las cosas perecederas no son el ser como tal; son apariencias y
    apariciones inconsistentes. Los preaticos posteriores:
    Demócrito, Anaxágoras y Empedocles continúan
    la línea de Tales de Mileto:
    su doctrina de la naturaleza, es
    realista y materializante: son los cuatro elementos que
    constituyen el mundo.

    En la filosofía Griega, se inaugura la
    razón como un instrumento para la búsqueda de la
    verdad, se siembran los principios de
    la ciencia
    moderna. Surge como una respuesta a los mitos, para
    dar argumento acerca de su naturaleza (el
    porque de las cosas), ya que la mitología no es un
    pensamiento
    filosófico, puesto que no da una afirmación
    racional y deductiva de sus afirmaciones.

    Filosofía
    Preática.

    • Tales de Mileto (c. 625-c. 546
      a.C.).

    Filósofo griego nacido en Mileto (Asia Menor). Fue
    el fundador de la filosofía griega, y está
    considerado como uno de los Siete Sabios de Grecia. Tales
    llegó a ser famoso por sus conocimientos de astronomía después de predecir el
    eclipse de sol que ocurrió el 28 de mayo del 585 a.C. Se
    dice también que introdujo la geometría
    en Grecia.
    Según Tales, el principio original de todas las cosas es
    el agua, de la
    que todo procede y a la que todo vuelve otra vez. Antes de Tales,
    las explicaciones del universo eran
    mitológicas, y su interés
    por la sustancia física básica
    del mundo marca el
    nacimiento del pensamiento
    científico.

    • Anaximandro
      (c. 611-c. 547 a.C.).

    Filósofo, matemático y
    astrónomo griego. Nació en Mileto (en la actual
    Turquía). Discípulo y amigo del filósofo
    griego Tales de Mileto,
    Anaximandro está considerado el descubridor de la
    oblicuidad de la eclíptica, que es el ángulo que
    forman el plano de la eclíptica y el plano del ecuador celeste.
    También se le considera introductor del reloj de sol en
    Grecia y
    fundador de la cartografía.

    La contribución más relevante de
    Anaximandro fue elaborar la más temprana obra en prosa en
    relación al cosmos y los orígenes de la vida, por
    lo que también es mencionado como fundador de la
    cosmología. Concebía el Universo como
    un número de cilindros concéntricos, de los cuales
    el más exterior es el Sol, el del
    medio la Luna y el más interno contiene las estrellas.
    Dentro de estos cilindros está la Tierra, sin
    base firme y en forma de bombo. Anaximandro postulaba una
    teoría
    del origen del Universo que
    defendía que éste era el resultado de la
    separación de opuestos desde la materia
    primaria. Así, el calor se
    movió hacia fuera, separándose de lo frío y,
    después, lo hizo lo seco de lo húmedo.
    Además, Anaximandro sostenía que todas las cosas
    vuelven con el tiempo al
    elemento que las originó.

    • Anaxímenes (c. 570-500
      a.C.).

    Filósofo griego de la naturaleza, el
    último miembro de la escuela
    jónica fundada por el filósofo Tales de Mileto.
    Nació en Mileto (Jonia), en Asia Menor.
    Anaxímenes afirmaba que el aire es el
    elemento primario al que todas las demás cosas pueden ser
    reducidas. Para explicar cómo los objetos sólidos
    se forman a partir del aire, introdujo
    las nociones de condensación y rarefacción. Estos
    procesos,
    afirmaba, transforman el aire, en
    sí mismo invisible, en entidades visibles —como
    el agua, el
    fuego y las materias sólidas—. Pensaba que el
    aire se calienta
    y se vuelve fuego cuando se rarifica y que se enfría y se
    vuelve sólido al condensarse. La importancia de
    Anaxímenes no radica en su cosmología sino en su
    intento de descubrir la naturaleza última de la
    realidad.

    • Pitágoras (c. 582-c. 500
      a.C.).

    Filósofo y matemático griego, cuyas
    doctrinas influyeron mucho en Platón.
    Nacido en la isla de Samos, Pitágoras fue instruido en las
    enseñanzas de los primeros filósofos jonios Tales de Mileto,
    Anaximandro y Anaxímenes. Se dice que Pitágoras
    había sido condenado a exiliarse de Samos por su
    aversión a la tiranía de Polícrates. Hacia
    el 530 a.C. se instaló en Crotona, una colonia griega al
    sur de Italia, donde
    fundó un movimiento con
    propósitos religiosos, políticos y
    filosóficos, conocido como pitagorismo. La
    filosofía de Pitágoras se conoce sólo a
    través de la obra de sus discípulos.

    Para Pitágoras, la esencia permanente del mundo
    puede encontrarse en los principios
    matemáticos y especialmente en los números. La
    propuesta fundamental de la escuela
    Pitagórica, se reduce a que el número es la esencia
    de todas las cosas ya que ocupan un lugar intermedio entre la
    percepción sensible y las ideas.

    Como sus doctrinas básicas, los
    pitagóricos asumieron ciertos misterios, similares en
    muchos puntos a los enigmas del orfismo. Aconsejaban la
    obediencia y el silencio, la abstinencia de consumir alimentos, la
    sencillez en el vestir y en las posesiones, y el hábito
    del autoanálisis. Los pitagóricos creían en
    la inmortalidad y en la transmigración del alma. Se dice
    que el propio Pitágoras proclamaba que él
    había sido Euphorbus, y combatido durante la guerra de
    Troya, y que le había sido permitido traer a su vida
    terrenal la memoria de
    todas sus existencias previas.

    • Heráclito (c. 540-c. 475
      a.C.).

    Filósofo griego, quien sostenía que
    el fuego era el origen primordial de la materia y que
    el mundo entero se encontraba en un estado
    constante de cambio.
    Nació en Éfeso, una antigua ciudad griega en
    Asia Menor,
    que ahora pertenece a Turquía. Debido a su vida solitaria,
    y a la oscuridad y misantropía de su filosofía, es
    llamado algunas veces el oscuro.

    En cierto sentido, Heráclito fue uno de los
    iniciadores de la metafísica griega, aunque sus ideas se
    derivan de las de la escuela
    jónica de la filosofía griega. Consideraba el fuego
    como la sustancia primordial o principio que, a través de
    la condensación y rarefacción, crea los
    fenómenos del mundo sensible. Heráclito
    incorporó a la noción de "ser" de sus predecesores
    el concepto de
    "devenir" o flujo, al que consideró una realidad
    básica subyacente a todas las cosas, incluso a las
    más estables en apariencia. Para aclararlo, afirmaba que
    una persona no
    podía bañarse dos veces en el mismo
    río.

    Para Heráclito, su principio es la
    dialéctica misma, busca el equilibrio,
    todo es parte de todo, las cosas cambian por eso son o no
    son.

    En ética,
    Heráclito introdujo un nuevo énfasis social,
    manteniendo que la virtud consiste en la subordinación del
    individuo a las leyes de una
    armonía razonable y universal. Aunque su pensamiento
    estaba influido por la teología popular, atacó los
    conceptos y ceremonias de la religión popular de
    su tiempo.

    Sólo una obra, De la Naturaleza de las
    cosas,
    se puede atribuir a Heráclito, aunque algunos
    autores sostienen que también escribió un libro sobre
    las leyes. Numerosos
    fragmentos de su obra fueron preservados por escritores
    posteriores y se pueden encontrar recopilaciones de estos
    fragmentos en diversas ediciones modernas.

    • Hipócrates (c. 460-c. 377
      a.C.).

    El médico más importante de la
    antigüedad, es considerado el padre de la medicina. Nacido
    probablemente en la isla de Cos, Grecia,
    realizó numerosos viajes antes
    de establecerse definitivamente en la isla para dedicarse a la
    enseñanza y la práctica de la medicina.
    Murió en Larissa, Grecia, y poco
    más se sabe de él. Su nombre se asocia al juramento
    hipocrático, aunque es muy posible que no fuera el autor
    del documento. De hecho, de las casi setenta obras que forman
    parte de la Corpus hippocraticum, es posible que
    sólo escribiera alrededor de seis.

    La Corpus hippocraticum probablemente es lo
    único que queda de la biblioteca
    médica de la famosa Escuela de
    Medicina de Cos.
    Sus enseñanzas, su sentido del distanciamiento y su
    capacidad para la observación clínica directa
    quizá influyeran a los autores de esos trabajos y, sin
    duda, contribuyeron en gran medida a desterrar la
    superstición de la medicina antigua.
    Entre las obras más importantes de la Corpus
    hippocraticum
    está el Tratado de los aires, las
    aguas y los lugares
    (siglo V a.C.) que, en vez de atribuir un
    origen divino a las enfermedades, discute sus
    causas ambientales. Sugiere que consideraciones tales como el
    clima de una
    población, el agua o su
    situación en un lugar en el que los vientos sean
    favorables son elementos que pueden ayudar al médico a
    evaluar la salud general
    de sus habitantes. Otras obras, Tratado del
    pronóstico
    y Aforismos, anticiparon la idea,
    entonces revolucionaria, de que el médico podría
    predecir la evolución de una enfermedad mediante la
    observación de un número suficiente
    de casos.

    • Escuela eleática.

    Corriente griega de filosofía que tuvo su apogeo
    en los siglos VI y V a.C. El pensamiento
    eleático se opone tanto a la filosofía materialista
    de la escuela
    jónica como a la teoría
    del flujo universal formulada por el filósofo griego
    Heráclito. Según los eleáticos, el universo es en
    esencia una unidad inmutable, que, siendo infinita en tiempo y espacio,
    está más allá de la cognición
    proporcionada por los sentidos
    humanos. Sólo a través de la reflexión
    filosófica, afirmaban, se puede alcanzar la verdad
    última. Las observaciones sensoriales ofrecen tan solo una
    visión limitada y distorsionada de la realidad. El nombre
    de eleática viene de la ciudad griega de Elea, al
    sur de Italia, el hogar
    de Parménides y Zenón, máximos exponentes de
    la misma escuela. Los eruditos difieren en si la escuela fue
    fundada por Jenófanes o Parménides. Muchas de las
    doctrinas eleáticas se basaron en las enseñanzas de
    Jenófanes, mientras que Parménides
    desarrolló sus doctrinas dentro de un sistema de
    metafísica. La filosofía eleática
    sirvió como base para el sistema
    metafísico de Platón.

    • Jenófanes (fl. final del siglo VI y
      principios
      del V a.C.).

    Poeta griego, filósofo y reformador
    religioso, nació en Colofón, Asia Menor.
    Dejó su ciudad natal en el 545 a.C. para convertirse en un
    poeta errante y rapsoda en Grecia y Sicilia. En el 536 a.C.,
    según la tradición, se estableció en la
    colonia fenicia de Elea, al sur de Italia.
    Allí, según dicen, fundó la escuela
    eleática, cuyos conceptos filosóficos fueron
    más tarde ampliados y sistematizados por su
    discípulo, el pensador griego
    Parménides.

    En sus obras Jenófanes satirizaba con inteligencia
    las creencias politeístas de los primeros poetas griegos y
    de sus contemporáneos. Ridiculizaba sus deidades como
    dioses creados a imagen de los
    mortales que los adoraban. En un famoso pasaje afirmó que
    si los bueyes pudieran pintar y esculpir, pintarían dioses
    que parecerían bueyes. Los humanos, sentía,
    debían rechazar el antropomorfismo politeísta y
    reconocer en su lugar una única deidad no humana oculta y
    unificadora de todo fenómeno universal. En otras obras
    ridiculizó la doctrina de la transmigración de las
    almas y deploraba la preocupación griega por el atletismo y la
    vida lujuriosa a expensas de la sabiduría. Sólo
    perduran escasos fragmentos de sus poemas.

    • Parménides (c. 515-c. 440
      a.C).

    Filósofo griego, considerado por muchos
    eruditos como el miembro más importante de la escuela
    eleática. Natural de Elea (colonia griega en el sur de la
    península Itálica), se cree que visitó
    Atenas cuando tenía 65 años de edad y que, en tal
    ocasión, Sócrates,
    entonces un hombre joven,
    le oyó hablar. Parménides expuso su
    filosofía en forma de versos y la única obra suya
    que ha perdurado se nutre de extensos fragmentos de un poema
    didáctico, Sobre la naturaleza. En esta
    reflexión aboga por la existencia del ‘Ser
    absoluto’, cuya no existencia Parménides declaraba
    resultar inconcebible, pero cuya naturaleza admitía ser
    también inconcebible, ya que el ‘Ser absoluto’
    está disociado de toda limitación bajo la cual
    piensa el ser humano. Mantenía que los fenómenos de
    la naturaleza son sólo aparentes y debidos, en esencia, al
    error humano; parecen existir, pero no tienen entidad real.
    Sostenía también que la realidad, ‘Ser
    verdadero’, no es conocida por los sentidos,
    sino que sólo se puede encontrar en la razón. Esta
    creencia le convirtió en un precursor del idealismo de
    Platón.
    La teoría de Parménides de que el ser no puede
    originarse del no ser, y que el ser ni surge ni desaparece, fue
    aplicada a la materia por
    sus sucesores Empédocles y Demócrito, que a su vez
    la convirtieron en el fundamento de su explicación
    materialista del Universo.

    • Empédocles (c. 493 a.C.-433
      a.C.).

    Filósofo griego, estadista y poeta, nacido
    en Agrigentum (hoy Agrigento), Sicilia, discípulo de
    Pitágoras y Parménides. Según afirma la
    tradición, Empédocles rechazó aceptar la
    corona ofrecida por el pueblo de Agrigentum después de
    haber colaborado a librarle de la oligarquía gobernante.
    En su lugar instituyó una democracia.

    El
    conocimiento moderno de la filosofía de
    Empédocles se basa en los fragmentos que perduran de sus
    poemas sobre
    la naturaleza y la purificación. Afirmaba que todas las
    cosas están compuestas de cuatro elementos principales:
    tierra, aire,
    fuego y agua. Dos
    fuerzas activas y opuestas, amor y odio, o
    afinidad y antipatía, actúan sobre estos elementos,
    combinándolos y separándolos dentro de una variedad
    infinita de formas. De acuerdo con Empédocles, la realidad
    es cíclica. Al comenzar un ciclo, los cuatro elementos se
    encuentran unidos por el principio del amor. Cuando
    el odio penetra en el círculo, los elementos empiezan a
    separarse. El amor funde
    todas las cosas; entonces el odio reemprende el proceso. El
    mundo como lo conocemos se halla a medio camino entre la esfera
    primaria y el estado de
    total dispersión de los elementos. Creía
    también que no es posible que ningún cambio
    conlleve la creación de nueva materia;
    sólo puede ocurrir un cambio en las
    combinaciones de los cuatro elementos ya existentes. Asimismo
    formuló una primitiva teoría de la evolución en la que declaraba que las
    personas y los animales
    evolucionaban a partir de formas precedentes.

    • Anaxágoras (c. 500-428
      a.C.).

    Filósofo griego responsable de introducir
    la noción de nous (en griego 'pensamiento' o
    'razón') en la filosofía de los orígenes;
    sus predecesores habían estudiado los elementos (tierra, aire,
    fuego, agua) como
    realidad última.

    Nació en Clazomenae (cerca de la actual Azmir,
    Turquía). Anaxágoras fue el primer pensador en
    establecerse (c. 480) en Atenas, más tarde un destacado
    centro filosófico. Entre sus alumnos se encontraban el
    estadista griego Pericles, el dramaturgo griego Eurípides,
    y quizás también Sócrates.
    Anaxágoras había enseñado en Atenas durante
    cerca de treinta años cuando se le encarceló
    acusado de impiedad al sugerir que el Sol era una
    piedra caliente y la Luna procedía de la Tierra.
    Después marchó a Jonia (en Asia menor) y se
    estableció en Lampsacus (una colonia de Mileto), donde
    murió.

    Anaxágoras explicó su filosofía en
    su obra Peri physeos, pero sólo algunos fragmentos
    de sus libros han
    perdurado. Mantenía que toda la materia
    había existido en su forma primitiva como átomos o
    moléculas; que estos átomos, numerosos hasta el
    infinito e infinitesimalmente pequeños, habían
    existido desde la eternidad; y que el orden que surgió al
    principio de este infinito caos de átomos diminutos era
    efecto de la actuación de una inteligencia
    eterna (nous). También consideraba que todos los
    cuerpos son simples agregaciones de átomos; así,
    una barra de oro, acero o cobre se
    compone de inconcebibles partículas diminutas del mismo
    material.

    Anaxágoras marca un gran
    punto de retorno en la historia de la
    filosofía griega; su doctrina del nous fue adoptada
    por Aristóteles, y su interpretación
    sobre los átomos preparó el camino para la
    teoría atómica del filósofo
    Demócrito.

    • Demócrito (c. 460 a.C.-370
      a.C.).

    Filósofo griego que desarrolló la
    teoría atómica del universo,
    concebida por su mentor, el filósofo Leucipo.
    Demócrito nació en Abdera, Tracia. Escribió
    numerosas obras, pero sólo perduran escasos
    fragmentos.

    Según la teoría atómica de la
    materia de Demócrito, todas las cosas están
    compuestas de partículas diminutas, invisibles e
    indestructibles de materia pura (en griego atoma,
    'indivisible'), que se mueven por la eternidad en un infinito
    espacio vacío (en griego kenon, 'el vacío').
    Aunque los átomos estén hechos de la misma materia,
    difieren en forma, medida, peso, secuencia y posición. Las
    diferencias cualitativas en lo que los sentidos
    perciben y el origen, el deterioro y la desaparición de
    las cosas son el resultado no de las características inherentes a los
    átomos, sino de las disposiciones cuantitativas de los
    mismos. Demócrito consideraba la creación de mundos
    como la consecuencia natural del incesante movimiento
    giratorio de los átomos en el espacio. Los átomos
    chocan y giran, formando grandes agregaciones de
    materia.

    Demócrito escribió también sobre
    ética,
    proponiendo la felicidad, o 'alegría', como el mayor bien
    —una condición que se logra a través de la
    moderación, la tranquilidad y la liberación de los
    miedos. En la historia Demócrito
    era conocido como el Filósofo Alegre, en contraste al
    más sombrío y pesimista Heráclito. Su
    teoría atómica anticipó los modernos
    principios de
    la conservación de la energía y la irreductibilidad
    de la materia.

    • Zenón de Citio (fl. finales del siglo
      IV y principios del
      III a.C.).

    Filósofo griego, fundador del estoicismo.
    Nació en Citio, Chipre. Poco se conoce de su juventud
    excepto que sus contemporáneos se referían a
    él como de origen fenicio. Fue alumno del filósofo
    cínico del siglo IV a.C. Crato de Tebas y del
    platónico Jenócrates. Sobre el 300 a.C.,
    Zenón fundó su propia escuela de filosofía,
    conocida como estoicismo, por derivación de la Stoa
    Pecile
    (pórtico pintado), nombre dado a un parque
    público donde el maestro enseñaba a sus
    discípulos. El deber moral, el
    autocontrol, y vivir en armonía con la naturaleza eran
    algunos de los principios de la ética
    práctica en la que Zenón estaba interesado.
    Enseñó en Atenas durante más de medio siglo
    y fue respetado por su recto modo de vida. Se dice, sin embargo,
    que rechazó la oferta de
    hacerse ciudadano ateniense por lealtad a su Chipre natal.
    Zenón no dejó escritas sus enseñanzas, pero
    fueron difundidas por sus numerosos discípulos.

    Filosofía Atica.

    • Sofistas.

    Del griego sophi, 'experto',
    'maestro artífice', 'hombre de
    sabiduría', en su origen, nombre aplicado por los antiguos
    griegos a los hombres eruditos, tales como los Siete Sabios de
    Grecia; en el siglo V a.C., nombre que se daba a los maestros
    itinerantes que proporcionaban instrucción en diversas
    ramas del conocimiento a cambio de unos
    honorarios convenidos con antelación.

    Personas que compartían puntos de vista
    filosóficos mucho más amplios que los de una
    escuela, los sofistas popularizaron las ideas de varios filósofos anteriores; pero,
    basándose en su interpretación de ese pensamiento
    filosófico anterior, casi todos ellos concluyeron
    afirmando que la verdad y la moral eran
    en esencia materias opinables. Así, en sus propias
    enseñanzas tendían a enfatizar formas de
    expresión persuasivas, como el arte de la
    retórica, que facilitaba a los discípulos
    técnicas útiles para alcanzar el éxito en la
    vida, en especial en la vida pública.

    Los sofistas gozaron de popularidad durante un tiempo, sobre
    todo en Atenas; sin embargo, su escepticismo de la verdad
    absoluta y la moral
    suscitó a la postre fuertes críticas. Sócrates,
    Platón
    y Aristóteles pusieron en tela de juicio los
    fundamentos filosóficos de las enseñanzas de los
    sofistas. Platón y
    Aristóteles les censuraron por aceptar
    dinero.
    Más tarde, fueron acusados por el Estado de
    carecer de moral. Como
    consecuencia, la palabra sofista adquirió un significado
    despectivo, al igual que el moderno término sofisma, que
    puede ser definido como astuto y engañoso o como
    argumentación o razonamiento falsos.

    La Famosa máxima de Protágoras, uno de los
    sofistas más importantes, "el hombre es
    la medida de todas las cosas, es representativa de la actitud
    filosófica de esta escuela. Su componentes
    mantenían que los individuos tienen el derecho de juzgar
    por sí mismos todos los asuntos; negaban la existencia de
    un conocimiento objetivo en el
    que se supone que todo el mundo debe creer, mantuvieron que
    la ciencia
    natural y la teología tienen poco o ningún valor, porque
    carecen de relevancia en la vida diaria, y declararon que las
    reglas éticas sólo tenían que asumirse
    cuando convienen al propio interés.

    • Sócrates
      (c. 470-c. 399 a.C.)

    Tal vez la mayor personalidad
    filosófica haya sido Sócrates.
    Práctico un dialogo continuo
    hasta que fue sentenciado a muerte,
    condena que cumplió bebiendo cicuta. A diferencia de los
    sofistas Sócrates
    se negó a aceptar dinero por sus
    enseñanzas, afirmando que no tenia ninguna certidumbre que
    ofrecer excepto la conciencia de la
    necesidad de más conocimiento. Sócrates no
    dejó ningún escrito, pero sus enseñanzas
    fueron preservadas para generaciones posteriores en los
    diálogos de su famoso discípulo Platón y
    también aparecen en los escritos de Jenofonte.
    Sócrates enseño que cada persona tiene
    conocimiento de la verdad última dentro de su alma y que
    sólo necesita llevarlo a la reflexión consciente
    para darse cuenta. Por ejemplo, en Menón Sócrates
    plantea a través de una ficción la forma en que un
    esclavo ignorante puede llegar a la formulación del
    teorema de Pitágoras, demostrando así que el
    conocimiento esta innato en el alma, en vez de ser
    implícito o inseparable de la experiencia, Sócrates
    creía que el deber del filósofo era provocar que la
    gente pensará por sí misma, en vez de
    enseñarle algo que no supiera. Por eso se decía
    partero de ideas. Su contribución a la historia de la
    filosofía no fue una doctrina sistemática, sino un
    método de
    reflexión, la mayéutica, y un tipo de existencia.
    Hizo hincapié en la necesidad de un examen
    analítico de las creencias de cada uno, de definiciones
    claras de los conceptos básicos y de un planteamiento
    racional y crítico de los problemas
    éticos.

    • Platón (c. 428-c. 347
      a.C.).

    Platón fue un pensador más
    sistemático que Sócrates, pero sus escritos, en
    especial los primeros diálogos, pueden ser considerados
    como una continuación y elaboración de las ideas
    socrátistas. Al igual que Socrátes, Platón
    consideró la ética como
    la rama más elevada del saber, y subrayo la base
    intelectual de la virtud al identificar virtud con
    sabiduría. Esta idea llevo a la llamada "paradoja
    socrática" por la que ningún hombre hace el
    mal por propia voluntad
    , como dice Socrátes en
    Protágoras. Más tarde, Aristóteles advirtió que una
    conclusión así no da lugar a la responsabilidad moral.
    Platón exploró los problemas
    fundamentales de la ciencia
    natural, la teoría política, la
    metafísica, la teología y la epistemología, y enriquecío
    conceptos que luego han sido fundamentados permanentes en el
    pensamiento occidental.

    La base de la filosofía de Platón es su
    teoría de las ideas, o doctrina de las formas. La
    teoría de las ideas (que queda expresada en muchos de sus
    diálogos, sobre todo en La República y
    Parménides
    ) divide la existencia en dos esferas o
    mundos, una "esfera inteligible" de ideas o formas perfectas,
    eternas e indivisibles, el Topos Uranos, y una "esfera sensible",
    de objetos concretos y conocidos. Los árboles, las
    piedras, los cuerpos humanos y en general los objetos que pueden
    ser conocidos a través de los sentidos son
    para Platón irreales, sombríos y copias imperfectas
    de las ideas. Llegó a está, en apariencia,
    extraña conclusión por las elevadas reglas que
    adjudicó al conocimiento, por ejemplo, que todos los
    objetos auténticos de conocimiento fueran descritos sin
    contradicciones. Como todos los objetos percibidos por los sentidos
    experimentan cambios, una afirmación hecha respecto a esos
    objetos en un instante no será válida en un momento
    posterior. Según Platón, esos objetos no son del
    todo reales. Las creencias e inconstantes, mientras que los
    principios de las matemáticas y la filosofía
    –elaborados a partir de la meditación interior sobre
    las ideas– constituyen el único saber digno de ese
    nombre. En La República, Platón muestra la
    humanidad prisionera en una caverna que confunde las sombras
    proyectadas en una roca con la realidad; considera al
    filósofo como la persona que
    penetra en el universo fuera
    de la caverna de la ignorancia y alcanza una visión de la
    verdadera realidad, el mundo de las ideas. El concepto de
    Platón del bien absoluto –que es la idea más
    elevada y englobada a todas las demás– ha sido una
    fuente principal de las doctrinas religiosas panteísta y
    mística en la cultura
    occidental.

    La teoría de las ideas de Platón y su
    visión racionalista del conocimiento son la base de su
    idealismo
    ético y social. El muendo de las ideas eternas facilita
    las normas o ideales
    según los cuales todos los objetos y acciones han
    de someterse al juicio del hombre. La
    persona
    filosófica, que se abstiene de los placeres sensuales y
    busca en su lugar el principio de los conocimientos abstractos,
    encuentra en esos ideales los modos para regir la conducta personal y
    fiscalizar las instituciones
    sociales. La virtud personal consiste
    en una armónica relación entre las facultades del
    alma. La justicia
    social consiste entonces en la armonía entre las distintas
    clases de la sociedad.
    El estado
    ideal de una mente sana en un cuerpo sano, requiere que el
    intelecto controle los deseos y las pasiones y las pasiones,
    así como el estado
    ideal de la sociedad requiere
    que los individuos más sabios controlen a las masas
    buscadoras de placer. Según Platón, la verdad, la
    belleza y la justicia
    coinciden en la idea del bien. Por lo tanto, el arte que expresa
    los valores
    morales es el mejor. En su programa social,
    Platón apoyó la censura en el arte, por
    estimarla como instrumento para la educación moral de la
    juventud.

    Aristóteles
    (384-322 a.C.).

    Aristóteles que empezó a estudiar en
    la academia de Platón con 17 años, es considerado
    el más ilustre discípulo de Platón y se
    sitúa junto con su maestro entre los más profundos
    e influyentes pensadores del mundo. Después de asistir
    durante varios años a la academia de Platón,
    Aristóteles se convirtió en el preceptor de
    Alejandro
    Magno. Más tarde regreso a Atenas para fundar el
    Liceo, una escuela que, al igual que la academia de Platón
    fue durante siglos una de los grandes núcleos de
    enseñanza en Grecia. En sus conferencias,
    Aristóteles definió los conceptos y principios
    básicos de muchas de las ciencias
    teóricas, como la lógica,
    la biología,
    la física y
    la sicología. Al establecer los rudimentos de la lógica
    como ciencia,
    desarrolló la teoría de la inferencia deductiva,
    representada por el silogismo (proposición deductiva que
    utiliza dos premisas y una conclusión), y un conjunto de
    reglas para fundamentar lo que habría de ser el método
    científico.

    En su teoría metafísica Aristóteles
    discutió la separación que hizo Platón de
    idea y materia, y afirmó que las ideas o esencias
    están contenidas dentro de los objetos mismos que las
    ejemplifican. Para Aristóteles, cada cosa real es una
    mezcla de potencia y acto;
    en otras palabras, cada cosa es una combinación de aquello
    que puede ser (pero que todavía no es) y de aquello que ya
    es (también distinguido como materia y forma), porque
    todas las cosas cambian y se convierten en otra cosa diferente de
    lo que son, excepto los intelectos activos humanos y
    divinos, que son formas puras.

    Para Aristóteles la naturaleza es un sistema
    orgánico de cosas cuyas manifestaciones comunes hacen
    posibles ordenarlas en clases de especies y géneros; cada
    especie tiene una forma, propósito y modo de desarrollo en
    cuyos términos se puede expresar. El fin de la ciencia
    teórica es definir las actitudes,
    propósitos y modos esenciales de desarrollo de
    todas las especies y disponerlos en su orden natural de acuerdo
    con sus complejidades según su forma, siendo los
    principales niveles el inanimado, el vegetativo, el animal y el
    racional. El alma, para Aristóteles, es la forma o
    realidad del cuerpo, y los humanos, cuyo espíritu racional
    constituye una forma más elevada que las de las
    demás especies terrenales, la más elevada dentro de
    las perecederas. Los cuerpos celestes compuestos de una sustancia
    imperecedera o éter, y movidos por un perfecto movimiento
    circular por Dios, son todavía más altos en el
    orden de la naturaleza. Esta clasificación
    jerárquica de la naturaleza se adoptó por muchos
    teólogos cristianos, judíos y musulmanes en la
    edad media
    como una visión de la naturaleza.

    La filosofía política y
    ética de Aristóteles surgió también
    de un examen crítico de los enunciados platónicos.
    Las normas de
    conducta
    personal y
    social, según Aristóteles, pertenecen al estudio
    científico de las tendencias naturales de los individuos y
    las sociedades en
    vez de contemplarse en la esfera celeste de las ideas puras.
    Menos insistentes que Platón en una conformidad rigurosa
    respecto a los principios absolutos, Aristóteles
    consideró las reglas éticas como guías
    prácticas para alcanzar una vida feliz y plena. El
    énfasis que puso en la felicidad, como el cumplimiento de
    las capacidades naturales, expresó la actitud hacia
    la vida que mantuvieron los griegos cultos de su tiempo. En
    teoría política adopto una
    posición más realista que Platón. Se
    mostró conforme con el modelo de una
    monarquía gobernada por un rey sabio que llegara a
    representar la estructura
    política
    ideal, pero reconocía asimismo que las sociedades
    difieren en sus necesidades y tradiciones, y creía que una
    democracia
    limitada conforma y ordena el mejor compromiso concebible. En su
    teoría del conocimiento, Aristóteles rechazó
    la doctrina platónica por la que el saber es innato e
    insistió en que solo puede adquirirse mediante la
    generalización desde la experiencia. Interpretó el
    arte como una
    vía al servicio del
    placer y de la ilustración intelectual en lugar de ser un
    instrumento de educación moral. Su
    análisis de la tragedia griega ha servido
    como modelo
    funcional de la crítica literaria.

    Filosofía Helenística y
    Romana.

    Desde el siglo IV a.C. hasta el desarrollo de
    la filosofía cristiana en el siglo IV, el
    epicureísmo, el estoicismo, el escepticismo y el
    neoplatonismo fueron las principales escuelas filosóficas
    en el mundo occidental. El interés
    por la ciencia
    natural declino en ese periodo y estas escuelas se preocuparon
    sobre todo por la ética y la religión.

    • Epicureísmo.

    Sistema de
    filosofía basado sobre todo en las enseñanzas del
    filósofo griego Epicuro. La doctrina más conocida,
    pero asimismo más discutida por los modernos tratadistas
    del epicureísmo es que el placer constituye el bien
    supremo y la meta
    más importante de la vida. Se prefieren los placeres
    intelectuales a los sensuales, que tienden a perturbar la paz del
    espíritu. La verdadera felicidad, según
    enseñó Epicuro, consiste en la serenidad que
    resulta del dominio del
    miedo, es decir, de los dioses, de la muerte y de
    la vida futura. El fin último de toda la
    especulación epicúrea sobre la naturaleza es
    eliminar esos temores.

    La física
    epicúrea es atomista, en la tradición de los
    filósofos griegos Leucipo y
    Demócrito. Epicuro consideró que el universo era
    infinito y eterno y que consistía sólo en cuerpos y
    espacio. De los cuerpos, algunos son compuestos y otros son
    átomos, o indivisibles, elementos estables de los que
    están formados los compuestos. El mundo, tal y como es
    visto por el ojo humano, se nutre de las rotaciones, colisiones y
    agregaciones de esos átomos, que desde una perspectiva
    individual sólo poseen forma, tamaño y
    peso.

    En biología, Epicuro
    anticipó la doctrina moderna de la selección
    natural. Afirmó que las fuerzas naturales dan origen a
    organismos de diferentes clases y que sólo las clases
    capaces de superarse a sí mismas y reproducirse han
    sobrevivido.

    La psicología
    epicúrea es materialista en alto grado. Mantiene que las
    sensaciones son provocadas por un continuo flujo de imágenes o
    'ídolos' abandonadas por los cuerpos e impresionadas en
    los sentidos. Considera que todas las sensaciones son fiables de
    una forma absoluta, el error surge cuando la sensación
    está interpretada de modo impropio. Cree que el alma
    está compuesta de pequeñas partículas
    distribuidas por todo el cuerpo. Epicuro enseñó que
    la disolución del cuerpo en la muerte
    conduce a la disolución del alma, que no puede existir
    fuera del cuerpo; y por ello no hay vida futura posible. Dado que
    la muerte
    significa la extinción total, no tiene sentido ni para los
    vivos ni para los muertos, porque "cuando somos, la muerte no
    es, y cuando estamos muertos, no somos".

    Las virtudes cardinales del sistema de
    ética epicúreo son la justicia, la
    honestidad y la
    prudencia, o el equilibrio
    entre el placer y el sufrimiento. Epicuro prefería la
    amistad al
    amor, por ser
    aquella menos intranquilizadora que éste. Su hedonismo
    personal
    mostró que sólo a través del dominio de
    sí mismo, la moderación y el desapego puede uno
    alcanzar el tipo de tranquilidad que constituye la felicidad
    verdadera. A pesar de su materialismo,
    Epicuro creía en la libertad de la
    voluntad. Sugirió que incluso los átomos son libres
    y se mueven de cuando en cuando con total espontaneidad; su idea
    se asemeja al principio de incertidumbre de la mecánica cuántica.

    Epicuro no negó la existencia de dioses, pero
    mantuvo con fuerza que
    como "seres felices e imperecederos" podían no tener nada
    que ver con los asuntos humanos, aunque gozaran contemplando la
    vida de los buenos mortales. La verdadera religión descansa en
    una contemplación similar por parte de los humanos de las
    vidas ideales de los dioses elevados e invisibles.

    Las enseñanzas de Epicuro fueron establecidas con
    tanta firmeza y veneradas de tal modo por sus seguidores, que sus
    doctrinas, a diferencia de las del estoicismo, su principal rival
    filosófico, permanecieron intactas como una
    tradición viva. Sin embargo, el epicureísmo
    cayó en descrédito en gran parte debido a la
    confusión, que aún persiste, entre sus principios y
    los del hedonismo sensual proclamado con anterioridad por los
    cirenaicos. A pesar de todo, la filosofía epicúrea
    tuvo muchos discípulos distinguidos: entre los griegos el
    gramático Apolodoro y entre los romanos el poeta Horacio,
    el estadista Plinio el Joven y sobre todo el poeta Lucrecio. El
    poema De rerum natura (De la naturaleza de las
    cosas
    ) de Lucrecio es la principal fuente de conocimiento del
    epicureísmo. Desapareció como escuela a principios
    del siglo IV d.C. Fue reactivada en el siglo XVII por el
    filósofo francés Pierre Gassendi. Desde entonces,
    el epicureísmo ha atraído a numerosos seguidores y
    se considera una de las escuelas de filosofía y
    ética más influyentes de todos los
    tiempos.

    • Estoicismo.

    Escuela de filosofía occidental, fundada en la
    antigua Grecia, opuesta al epicureísmo en su modo de
    considerar la vida y el deber. La filosofía estoica se
    desarrolló a partir de la de los cínicos, cuyo
    fundador griego, Antístenes, fue discípulo de
    Sócrates.

    El estoicismo fue la filosofía más
    influyente en el Imperio romano
    durante el periodo anterior al ascenso del cristianismo.
    Los estoicos, como los epicúreos, ponían el
    énfasis en la ética considerada como el principal
    ámbito de conocimiento, pero también desarrollaron
    teorías
    de lógica
    y física
    para respaldar su doctrinas éticas. Su contribución
    más importante a la lógica consistió en
    acuñar el silogismo hipotético como un método de
    análisis. Sostenían que toda
    realidad es material, pero que la materia misma, que es pasiva,
    se distingue del principio activo o animado, logos, que
    concebían tanto como la razón divina y
    también como un tipo sutil de entidad material, un soplo o
    fuego que todo lo impregna, tal como el filósofo griego
    Heráclito había supuesto sería el principio
    cósmico. De acuerdo con los estoicos el alma humana es una
    manifestación del logos. Mantenían que vivir
    de acuerdo con la naturaleza o la razón es vivir conforme
    al orden divino del universo. La
    importancia de esta visión se aprecia en la parte que el
    estoicismo desempeñó en el desarrollo de
    una teoría de ley natural, que
    influyó poderosamente en la jurisprudencia
    romana.

    La base de la ética estoica es el principio,
    proclamado antes por los cínicos, de que el bien no
    está en los objetos externos, sino en la condición
    del alma en sí misma, en la sabiduría y dominio mediante
    los que una persona se libera
    de las pasiones y deseos que perturban la vida corriente. Las
    cuatro virtudes cardinales de la filosofía estoica son la
    sabiduría, el valor, la
    justicia y la
    templanza, una clasificación derivada de las
    enseñanzas de Platón.

    Un rasgo distintivo del estoicismo es su vocación
    cosmopolita. Todas las personas son manifestaciones de un
    espíritu universal y deben, según los estoicos,
    vivir en amor fraternal
    y ayudarse de buena gana unos a otros. Mantenían que
    diferencias externas, como la clase y la riqueza, no tienen
    ninguna importancia en las relaciones sociales. Así, antes
    del cristianismo,
    los estoicos reconocían y preconizaban la fraternidad de
    la humanidad y la igualdad
    natural de todos los seres humanos.

    • Escepticismo.

    Los sofistas griegos del siglo V a.C. fueron en su
    mayoría escépticos. Su punto de vista se refleja en
    sus máximas "el hombre es
    la medida de todas las cosas" y "nada existe, y si algo existe,
    no puede ser conocido". Así, el sofista Gorgias
    proclamó que todas las afirmaciones relativas a la
    realidad son falsas y que, aunque fueran verdad, su veracidad no
    podía nunca ser probada. Otro sofista, Protágoras
    de Abdera, enseñó que los seres humanos sólo
    pueden conocer su percepción
    de las cosas, no las cosas en sí.

    Los principios del escepticismo fueron formulados por
    primera vez por los pirronistas, una escuela de la
    filosofía griega que tomó el nombre de su fundador
    Pirrón de Elis. Pirrón, cuyo primer interés
    era la ética, mantuvo que los seres humanos no pueden
    conocer nada de la naturaleza real de las cosas y que, en
    consecuencia, una persona sabia no debía expresar sus
    opiniones. Timón de Flainte, discípulo de
    Pirrón, llevó el escepticismo a su
    conclusión lógica al afirmar que se pueden dar
    razones tan buenas a favor como en contra de cualquier
    proposición filosófica.

    Los miembros de la Academia Media (la escuela que se
    desarrolló en el siglo III a.C. a partir de la Academia de
    Platón) y de la Academia Nueva (siglo II a.C.) de
    Carneades fueron más sistemáticos pero menos
    radicales en su escepticismo que los pirronistas. Carneades
    mantenía que ninguna idea podía ser probada de
    manera concluyente, pero que algunas podían ser mostradas
    como más probables que otras. El escéptico
    más importante del último periodo de la
    antigüedad fue el filósofo griego Enesidemo, que hizo
    una clasificación de diez razones en apoyo de la
    posición escéptica y el físico griego del
    siglo III d.C. Sexto Empírico, que resaltó la
    observación y el sentido común en
    oposición a la teoría.

    • Neoplatonismo.

    El neoplatonismo es una variante de monismo idealista
    para el que la realidad última del universo era lo Uno,
    perfecto, incognoscible e infinito. De este Uno emanan varios
    planos de realidad, siendo el nous (inteligencia
    pura) el más elevado. Del nous deriva el alma
    universal, cuya actividad creadora origina las almas inferiores
    de los seres humanos. El alma universal se concibe como una
    imagen del
    nous, del mismo modo que el nous es una imagen de lo Uno;
    de esta forma, tanto el nous como el alma universal, a
    pesar de su diferenciación, son de la misma sustancia, es
    decir que son consustanciales con lo Uno.

    El alma universal, no obstante, al constituirse como un
    puente entre el nous y el mundo material, tiene la
    opción de preservar su integridad e imagen de
    perfección o bien de ser sensual y corrupta por entero. La
    misma elección está abierta a cada una de las almas
    inferiores. Cuando, por la ignorancia de su verdadera naturaleza
    e identidad, el
    alma humana experimenta un falso sentido de distancia e independencia,
    se vuelve presumida de un modo manifiesto y cae en hábitos
    sensuales y depravados. El neoplatonismo mantiene que la
    salvación de esa alma es posible gracias a la virtud de la
    libertad de la
    voluntad que le permitió elegir su camino de pecado. El
    alma debe invertir ese curso, trazando en sentido contrario los
    sucesivos pasos de su degeneración, hasta unirse otra vez
    con el origen de su ser. La reunión verdadera se consuma a
    través de una experiencia mística en la que el alma
    conoce un éxtasis total.

    En un sentido doctrinal, el neoplatonismo se caracteriza
    por la oposición categórica que se plantea entre lo
    espiritual y lo carnal, elaborada a partir del dualismo
    platónico de idea y materia, oposición que se
    produce mediante la hipótesis metafísica de agentes
    mediadores, el nous y el alma universal, que transmiten el
    poder divino
    de lo Uno a todo, mediante una aversión al mundo de los
    sentidos, y por la necesidad de la liberación de una vida
    de sensaciones a través de una rigurosa disciplina
    ascética.

    • Escolasticismo.

    Movimiento
    filosófico y teológico que intentó utilizar
    la razón natural humana, en particular la filosofía
    y la ciencia de
    Aristóteles, para comprender el contenido sobrenatural de
    la revelación cristiana. Principal movimiento en
    las escuelas y universidades medievales de Europa, desde
    mediados del siglo XI hasta mediados del siglo XV, su ideal
    último fue integrar en un sistema ordenado tanto el saber
    natural de Grecia y Roma como el
    saber religioso del cristianismo.

    Los pensadores escolásticos sostuvieron una
    amplia variedad de ideas tanto en filosofía como en
    teología. Lo que da unidad a todo el movimiento
    escolástico son las metas comunes, las actitudes y
    los métodos
    aceptados de un modo general por todos sus miembros. La principal
    preocupación de los escolásticos no fue conocer
    nuevos hechos sino integrar el
    conocimiento ya adquirido de forma separada por el
    razonamiento griego y la revelación cristiana. Este
    interés
    es una de las diferencias más características entre la escolástica
    y el pensamiento moderno desde el
    renacimiento.

    El objetivo
    esencial de los escolásticos determinó algunas
    actitudes
    comunes, de las que la más importante fue su
    convicción de la armonía fundamental entre
    razón y revelación. Los escolásticos
    afirmaban que el mismo Dios era la fuente de ambos tipos de
    conocimiento y la verdad era uno de Sus principales atributos. No
    podía contradecirse a Sí mismo en estos dos caminos
    de expresión. Cualquier oposición aparente entre
    revelación y razón podía deberse o a un uso
    incorrecto de la razón o a una errónea
    interpretación de las palabras de la revelación.
    Como los escolásticos creían que la
    revelación era la enseñanza directa de Dios,
    ésta tenía para ellos un mayor grado de verdad y
    certeza que la razón natural. En los conflictos
    entre fe religiosa y razonamiento filosófico, la fe era
    siempre el árbitro supremo, la decisión de los
    teólogos prevalecía sobre la de los filósofos. Después de principios del
    siglo XIII, el pensamiento escolástico puso mayor
    énfasis en la independencia
    de la filosofía en su campo propio. A pesar de todo,
    durante el periodo escolástico la filosofía estuvo
    al servicio de la
    teología, no sólo porque la verdad de la
    filosofía estaba subordinada a la de la teología,
    sino también porque los teólogos utilizaban la
    filosofía para comprender y explicar la
    revelación.

    Como resultado de su creencia en la armonía entre
    fe y razón, los escolásticos intentaron determinar
    el ámbito preciso y las competencias de
    cada una de estas facultades. Muchos de los primeros
    escolásticos, como el eclesiástico y
    filósofo italiano san Anselmo, no lo consiguieron y
    estuvieron convencidos de que la razón podía probar
    algunas doctrinas procedentes de la revelación divina.
    Más tarde, en el momento de esplendor de la
    escolástica, el teólogo y filósofo italiano
    santo Tomás de
    Aquino estableció un equilibrio
    entre razón y revelación. Sin embargo, los
    escolásticos posteriores a santo Tomás, empezando
    por el teólogo y filósofo escocés Duns
    Escoto, limitaron cada vez más el campo de las verdades
    capaces de ser probadas a través de la razón e
    insistieron en que muchas doctrinas anteriores que se pensaba
    habían sido probadas por la filosofía tenían
    que ser aceptadas sobre la base única de la fe. Una de las
    razones de esta limitación fue que los escolásticos
    aplicaron los requisitos para la demostración
    científica, recogidos al principio en el Organon de
    Aristóteles, de una manera mucho más rigurosa que
    lo había hecho cualquiera de los filósofos anteriores. Esos requisitos eran
    tan estrictos que el propio Aristóteles rara vez fue capaz
    de aplicarlos en detalle más allá del campo de las
    matemáticas. Esta tendencia
    desembocó de forma teórica en la pérdida de
    confianza en la razón natural humana y en la
    filosofía, como quedó caracterizada la primera
    época del renacimiento, y
    así lo asumieron los primeros reformadores religiosos
    protestantes, como Martín Lutero.

    Otra actitud
    común entre los escolásticos fue su sometimiento a
    las llamadas autoridades, tanto en filosofía como en
    teología. Esas autoridades eran los grandes maestros del
    pensamiento de Grecia y Roma y los
    primeros Padres de la Iglesia. Los
    escolásticos medievales se impusieron a sí mismos
    pensar y escribir mediante el estudio único e intensivo de
    los autores clásicos, a cuya cultura y
    saber atribuían certezas inmutables. Tras alcanzar su
    plena madurez de pensamiento y producir los primeros trabajos
    originales de filosofía, siguieron citando a las
    autoridades para dar peso a sus propias opiniones, aunque a estas
    últimas llegaban en muchos casos de manera independiente.
    Críticas posteriores concluyeron de esta práctica
    que los escolásticos eran meros compiladores o
    repetidores de sus maestros. En realidad, los escolásticos
    maduros, como santo Tomás de
    Aquino o Duns Escoto, fueron muy flexibles e independientes
    en su utilización de los textos de los clásicos; a
    menudo con el fin de armonizar los textos con sus propias
    posiciones, ofrecieron interpretaciones que eran difíciles
    de conciliar con las intenciones y motivos inspiradores en los
    clásicos. El recurso a la cita de los clásicos fue,
    en muchos casos, poco más que un ornamento
    estilístico para empezar o finalizar la exposición
    de las propias opiniones e intentaba demostrar que las ideas del
    exegeta eran continuidad del pasado y no simples novedades.
    Novedad y originalidad de pensamiento no eran perseguidos de
    forma deliberada por ninguno de los escolásticos sino
    más bien minimizadas lo más posible.

    Los escolásticos consideraron a
    Aristóteles la máxima autoridad
    filosófica, llamándole de modo habitual "el
    filósofo". El primer prelado y teólogo cristiano
    san
    Agustín fue su principal autoridad en
    teología, tan sólo subordinado a la Biblia y a los
    concilios oficiales de la Iglesia. Los
    escolásticos se adhirieron con mayor intensidad y sin
    ninguna crítica a las doctrinas emitidas por la
    jerarquía eclesial al admitir las opiniones de
    Aristóteles en materia de ciencias
    empíricas, como la física, la astronomía y la biología. Su
    aceptación sin crítica debilitó a la
    escolástica y fue una de las principales razones de su
    desdeñoso rechazo por parte de los investigadores y sabios
    del renacimiento e
    incluso de mucho tiempo después.

    BIBLIOGRAFÍA

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    (1997). Editorial, Espasa – Calpe, S.A. Tomo II. Madrid,
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    (1957). Editorial, Espasa – Calpe, S.A. Tomo II. Madrid,
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    HIRSCHBERGER, J.; (1968). "Breve Historia de la
    Filosofía". Editorial, Herder. Barcelona, España.

    MARIAS, Julián; (1960). "Historia de la
    Filosofía". 12va edición.
    Ediciones, Castilla. Madrid, España.

     

     

    Autor:

    Eladio Urbina

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