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La globalización de la comunicación: la exaltación de la cultura del intercambio




Enviado por benarte



    La exaltación de la
    cultura del
    intercambio

    "El universo de
    las redes, eje
    esencial del progreso
    también se ha
    adueñado de las utopías"

    Armand
    Mattelart, profesor de Comunicación en la Universidad de
    París VIII

    1. Haciendo
    memoria

    Es muy
    difícil determinar el origen del proceso de
    globalización de la información, ya que la propia tendencia de
    los intercambios materiales,
    del comercio, y de
    la movilidad de las personas, sobre todo en migraciones y
    guerras,
    siempre llevó aparejada la difusión de información por vías informales como
    podían ser las caravanas, los peregrinos, las ferias, que
    alcanzaron gran auge en la Edad Media, el
    paso de los soldados que generaban relatos más o menos
    veraces sobre otras realidades que, en muchas ocasiones, llegaban
    a calar muy hondo en la cultura
    popular.

    Las elites
    guerreras, pero sobre todo las comerciales, grandes familias
    influyentes que junto con los bienes
    atesoraban información privilegiada y disponían
    de sus propios servicios de
    correo, fueron, a su vez fuente interesada de rumores y noticias,
    que empleaban según su conveniencia. Anteriormente, la
    Roma Imperial con
    la sorprendente expansión del latín y de usos y
    costumbres romanas en pueblos tan dispares y alejados, fue buena
    muestra de
    este afán mundializador que marca una
    línea de separación entre civilización y
    barbarie (lo diferente). Vista la tendencia a la
    universalidación de ciertos mensajes, a los que
    contribuyó en gran medida la propia iglesia
    católica en occidente o las jerarquías
    islámicas en su ámbito de acción, por poner
    sólo algunos ejemplos, no conviene, sin embargo, alejarnos
    demasiado en el tiempo, salvo
    para constatar que a lo largo de los siglos, tan sólo los
    grupos humanos
    muy aislados por una orografía adversa, han permanecido
    vírgenes a la influencia de las culturas
    dominantes.

    En esta
    visión universalista que parece unida a aquellas
    civilizaciones que han alcanzado un cierto nivel organizativo,
    sin juzgar ahora su acción política o ética,
    cabe distingir el momento en que se produce una mayor
    exaltación de las bondades del intercambio como creador de
    valores, que
    se considera consecuencia de la capacidad racional del hombre y
    generador de progreso. Esta creencia en el ideal comunicador
    será una de las bases de la Ilustración en el siglo
    XVIII.

    Por lo tanto, en
    el siglo XVIII se encontraba ya el germen de lo que será
    el pilar de la cultura
    racionalista y liberal que nos ha acompañado hasta este
    fin de milenio, en la que el intercambio se ve como algo positivo
    en si mismo, por la creencia en su contribución al
    progreso y en la que la
    comunicación ocuparía el más alto nivel
    como intercambio racional.

    De ahí por
    ejemplo, que la libre comunicación del pensamiento y
    de las opiniones por encima de la fronteras se considere como
    principio de los Derechos Humanos.
    Esta utopía comunicadora de "una civilización con
    vocación de salvadora", en palabras del profesor de
    comunicación Armand Mattelart, se
    irá transformando durante el siglo XIX en uno de los
    postulados del liberalismo,
    tal como lo consideran autores como Stuart Mill, "producir es
    mover", que al luchar por la abolición de los tasas que se
    aplicaban a la información, considerados "impuestos sobre
    el saber" y un obstáculo para la prensa libre,
    hacen que aparezca como un verdadero ideal
    emancipador.

    Por eso a lo largo
    del XIX, se escuchan teorías
    que hoy en día suenan de nuevo aplicadas a las nuevas
    tecnologías de la información. Entonces también se
    habló de democracia
    universal, participación libre de los ciudadanos en el
    intercambio de la información fuera del control del
    estado e
    incluso de gran "ágora griega". El causante de tanto
    revuelo fue el telégrafo, que enamoró a los
    revolucionarios utópicos tanto liberales como socialistas,
    considerado como el primer elemento de información
    internacional moderno y que presentaba una ventaja adicional: la
    creación de un lenguaje de
    signos universal, una vieja obsesión de muchos
    intelectuales de la época.

    Los ferrocarriles,
    las obras de ingeniería, las carreteras serán
    considerados por estos teóricos como los grandes avances
    del poder
    civilizador, que "salvaría" al fin a la humanidad del
    obscurantismo y la barbarie. Inglaterra y su
    imperio hace suyos las bases del liberalismo,
    y, es ejemplo, de lo que supone un desmedido afán
    comercial, unido a un convencimiento de la acción
    humanitaria y caritativa que supone llevar la civilización
    a "los salvajes".

    En estas aguas
    turbulentas navegan las utopías de la
    comunicación internacional con personajes como el
    filósofo francés Claude Henri de Saint-Simon, que
    conquistó a centenas de seguidores, y que frente a la
    visión economicista de la división del trabajo de
    Adam Smith,
    que aumenta la diferencia entre pobres y ricos, propone la
    Asociación Universal desde el punto de vista de la
    Industria, con
    la explotación de la tierra por
    hombres asociados, que trabajarían movidos por un impulso
    común en la realización de un objetivo
    común.

    El gobierno del
    planeta quedaría sustraído a los estados, que
    sería administrado por los industriales como una gran
    sociedad. En
    este proyecto, que
    parece espeluznantemente actual y que podría haber sido
    ratificado sin mucho rubor por parte de los promotores del AMI,
    la red se convierte
    en la figura emblemática de la nueva organización social, bajo el lema ENLAZAR
    EL UNIVERSO,
    para asegurar el "paso del sistema feudal y
    teológico al sistema
    industrial y científico".

    Para Michel
    Chevalier, ferviente sansimoniano, la democracia
    vendrá dada por el avance técnico e industrial, ya
    que "la
    comunicación reduce las distancias no sólo de
    un punto a otro, sino también entre clases
    sociales". Estas teorías
    que levantarían su propio templo al progreso,
    anticiparán, según Armand Mattelart, "un pensamiento de
    gestión, simbolizando la mentalidad
    empresarial de la segunda mitad del siglo XIX. La
    ideología redentora de las redes, creadoras de un
    vínculo universal, legitima el positivismo
    administrativo. Los nuevos empresarios inspirados por esta
    doctrina industrialista sientan las bases del espacio
    internacional cubierto de redes, con la
    creación de compañías de ferrocarriles y
    líneas marítimas, con la fundación de
    instituciones
    de crédito
    y el establecimiento de canales
    transoceánicos".

    Los que se
    sintieron decepcionados por los extremismos industrio-liberales
    de los seguidores de Saint-Simon, plantearon nuevas visiones de
    una sociedad
    más justa, acercándose a los precursores del
    socialismo
    como Pierre-Joseph Proudhon quién advierte que "no hay que
    confundir movimiento
    mercantil con movimiento
    intelectual". Una aviso necesario también en una
    época como la nuestra, de cultura
    mediática, donde quien no vende, o se vende, es
    fácilmente excluido de los grandes circuitos
    culturales.

    Volviendo a
    Proudhon, en un párrafo del lejano 1885: "Lo que hace
    circular las ideas, como se dice, no son los vehículos,
    sino los escritores, es la discusión política, la prensa libre….
    Se ha triplicado la extensión de los ferrocarriles en
    Francia, pero
    no observamos que desde entonces haya circulado la menor
    idea".

    En esta
    línea de pensamiento,
    surge de la mano de una mujer pionera en
    muchos sentidos Flora Tristán una de las primeras
    formulaciones del concepto de
    internacionalidad entendida desde el punto de vista social, no
    mercantil, con un proyecto de
    Unión Obrera que se adelanta en cinco años al
    famoso Manifiesto Comunista. El cosmopolitismo democrático
    es adoptado por diferentes grupos que crean
    su propia prensa y que
    viajan por los caminos difundiendo los ideales de
    confraternidad… pero eso es ya otra historia.

    Con el cambio de
    siglo, la difusión de la electricidad,
    abrirá lo que se llamó la era neotécnica.
    Como siempre, existe un importante abismo entre el discurso
    utópico de la felicidad eléctrica y las luchas por
    el control por los
    equipos, la infraestructura productiva y la generalización
    de las guerras de las
    patentes. El siglo XX iniciará su andadura entre promesas
    de prosperidad tecnológica y humana, que pronto se
    verán incumplidas.

    "Nombrar mal
    las cosas representa aumentar

    las desgracias
    en el mundo"

    Albert
    Camus

    2-
    Público y persuasión

    Si algo ha
    caracterizado al siglo XX ha sido el del desarrollo de
    la "cultura de
    masas", a través de los medios de
    comunicación que han vivido una expansión
    enorme paralela al perfeccionamiento del capitalismo,
    convirtiendo a la noticia, en esencia una pieza breve y sesgada
    de la actualidad, en el centro de la cultura popular.
    Periódicos, radio y
    más tarde la
    televisión se han convertido en los creadores de
    debate, de
    ideas compartidas, de cohesión social, de mitos y
    leyendas.

    Un paso más
    en la cultura de redes que ya vislumbraron
    los entusiastas de las locomotoras de vapor. El ideal de
    instantaneidad de la información no será hijo del
    siglo XX, sino que nacerá a mediados del siglo XIX con la
    creación de las grandes agencias de prensa,
    núcleos del sistema mundial
    de noticias, extendiendo como una tela de araña un
    ejército de corresponsales. Havas, la primera de ellas
    (1835), France-Press, Wolff o Reuter, entre otras, desarrollaron
    alianzas, estrategias y
    guerras por
    nuevos territorios, repartiéndose sus áreas de
    control.

    Y su influencia no
    desmerece a la de las grandes cadenas de televisión
    actuales. Los periódicos también viven una
    época dorada en la que se potencia el
    mito de la
    prensa como
    cuarto poder. Un
    pequeño ejemplo, corría el año 1898 y el
    corresponsal del Morning Journal de Nueva York, cuyo dueño
    era William Randolph Hearts, el que inspiró el
    protagonista de la película Ciudadano Kane de Orson
    Welles, esperaba en Cuba
    algún acontecimiento junto con un famoso dibujante de la
    actualidad Frederic Remington. Este último
    telegrafió a Hearts diciendo: "Nada especial. Todo
    tranquilo. Aquí no habrá guerra". Y el
    magnate de la prensa le respondió: "Proporcione dibujos, que
    yo le proporcionaré la guerra".

    El reino
    mediático de Hearts, que crea el primer syndicate para el
    control de las
    tiras cómicas y los relatos por entregas en los
    periódicos, entre otras empresas, puede
    considerarse como el precedente de los actuales grandes grupos, aunque su
    influencia, enorme en Estados Unidos,
    se diluía fuera de sus fronteras por el control que
    tendían a ejercer todavía los distintos estados
    sobre sus medios o por
    la propia potencia de la
    prensa nacional, como eran los casos de Inglaterra y
    Francia.

    El nuevo siglo
    trae consigo un fenómeno que irá creciendo, sobre
    todo en Estados Unidos,
    pero que con mayor o menor intensidad se extenderá al
    resto del mundo: la prensa que se dirige a un amplio sector de
    público, no a las elites intelectuales y
    económicas. Hearts fue también un precursor en este
    aspecto. Se potencia el
    concepto de
    público (similar al actual de audiencia) al que se dirige
    el producto
    periodístico.

    Como aseguran
    algunos autores, en vísperas de la Primera Guerra
    Mundial todavía los estudiosos debatían sobre
    la naturaleza de
    este público y sobre el poder de
    persuasión que la prensa tiene sobre él. Para
    Armand Mattelart estas teorías
    están dominadas por una tendencia difusionista: "la
    proyección parte siempre de un centro tutelar que impone
    su visión del mundo a las distintas periferias. En la
    ciudad, el obrero toma como modelo al
    burgués; en el campo, el campesino tiene como punto de
    referencia el obrero. En el ámbito internacional, para
    conocer su futuro, las naciones menos desarrolladas han de mirar
    indefectiblemente hacia aquellas naciones que han alcanzado un
    alto nivel de civilización. La idea de una influencia en
    sentido único es consustancial a la ideología del
    progreso lineal y continuo. Es la que asienta la noción
    dominante de civilización".

    Las guerras, el
    desarrollo de
    nuevos medios de
    comunicación como los noticiarios
    cinematográficos, la radio,
    la
    televisión, estarán guiados, a su entender, por
    esa creencia del poder
    propagador de ideas, de creación de opinión, con
    dos modelos
    diferenciados aquellos países donde los medios son
    fundamentalmente privados o en los que el peso es mayormente
    público. Con la radio y
    la
    televisión, el control de las ondas y las
    frecuencias de emisión constituye la baza de los estados
    por mantener su dominio sobre
    ellas, durante mucho tiempo.

    En un principio
    la radio
    fortaleció las estrategias de
    internacionalización de la propaganda
    gubernamental, uno de los primeros países en aplicarlo fue
    la Unión Soviética con emisiones en alemán y
    francés (1929). Es el fenómeno de las radios
    exteriores, que tanta influencia tienen en la difusión de
    noticias y propagando en etapas de conflicto o en
    regímenes cerrados al exterior. La dificultad por dominar
    las ondas, es buena
    de muestra que es
    imposible crear fronteras al flujo de
    información.

    En los años
    50, la guerra
    fría y la obsesión por ganar influencia en un
    mundo dividido en dos bandos -de nuevo una idea
    geoestratégica con visión planetaria- se produce un
    importante impulso de una globalización bipolar, con dos mitades del
    mundo unidas bajo la mirada atenta de dos superpotencias. En la
    cultura de las redes se crean unas estructuras
    dobles y muy centralizadas, con, por intereses
    económico-político-militares una competencia clara
    entre los grandes centros de poder para
    ganarse a los países del llamado tercer mundo y
    convertirlos en sus satélites.
    En una supuesta lucha, interesada y parcial, contra el subdesarrollo
    la
    comunicación es presentada como sinónimo de
    progreso.

    Este estado mundial
    de guerra latente
    hizo que en las altas tecnologías se difuminasen las
    fronteras de lo público (estatal) y lo privado (grandes
    corporaciones con posibilidad de investigar y desarrollar). Pese
    a su tradicional liberalismo,
    en Estados
    Unidos, será la Administración y sobre todo el
    Pentágono, quien participe en los gastos de I+D de
    las compañías electrónicas y aeroespaciales.
    Aunque no nos detendremos en este punto, se estaban sentando las
    bases de la gran revolución
    de la información que se producirá superada la
    crisis de los
    años 70, que para algunos autores, da paso a la era
    post-industrial.

    "El discurso
    televisivo no se sabe acabar.

    Se prolonga
    incesantemente y se trocea

    a cada momento,
    porque su función principal

    es evitar que
    el ser humano piense en la
    muerte"

    Jesús
    González Requena

    3-La
    televisión y la cultura de la
    repetición

    La
    captación de la imagen, su
    transporte y
    recomposición de la misma en un lugar alejado, que es la
    esencia de la
    televisión, no surgió del trabajo de un
    sólo inventor, aunque la historia tradicional
    teñida por una visión individualista a la
    búsqueda de genios, siempre ha intentado darle un padre.
    Hay quien se remonta a finales del siglo XIX y a los trabajos del
    científico alemán Paul Nipkow, quien logró
    descomponer las imágenes
    en puntos y líneas, pero el origen de la TV, tal y
    cómo la conocemos, está muy ligado a grandes
    empresas
    inglesas, alemanas y norteamericanas como AEG, Telefunken,
    General Electric, Westinghouse, que investigaron sobre todo con
    fines militares. Mucho antes de los famosos bombardeos
    "quirúrgicos" supuestamente de alta precisión de la
    guerra contra
    Irak, las
    potencias soñaban con poder tener una visión a
    distancia del lugar al que querían
    atacar.

    Las primeras
    emisiones experimentales civiles tuvieron lugar en 1928 en
    Estados
    Unidos, pero fue Alemania quien
    a partir de 1929 comenzó el primer servicio,
    aunque la programación regular se inició en
    1935. Con los nacional-socialistas en el poder, pronto
    comprendieron el valor
    propagandístico del nuevo medio que quedaría
    demostrado en la retransmisión de las Olimpiadas del
    36.

    Sin embargo, su
    empleo era
    todavía un entretenimiento de elites, una curiosidad
    técnica, al que muchos no auguran ningún futuro
    comercial, dado la enorme difusión alcanzada por la radio y su
    importante papel durante
    la Segunda Guerra
    Mundial. Tras la contienda, una Europa destrozada
    tenía otros problemas
    más importantes en que pensar que en la televisión, por lo que fue Estados Unidos,
    reforzado e enriquecido quien tomó el
    relevo.

    Como en muchos
    otros avances técnicos que se orientan al mercado, sus
    promotores se vieron en el dilema de comercializar los receptores
    con un precio elevado
    para y mantenerlo como un producto de
    lujo o reducir el margen de beneficio por unidad y la calidad de los
    aparatos para hacerlos asequible al mayor número de
    público. Esto unido al desarrollo de
    una enorme clase media próspera en Estados Unidos a la que
    proporcionar nuevos medios de
    consumo, marco
    la orientación de la TV como medio de masas por
    excelencia. Situación que se iría extendiendo por
    el resto de mundo, con un importante matiz, mientras desde el
    principio, la televisión
    estadounidense estuvo ligada a la iniciativa privada, en la mayor
    parte de los países se mantuvo bajo el férreo
    control estatal. De ahí que muchos fenómenos de
    lucha por la audiencia y eliminación de los mensajes que
    podían molestar o aburrir a una gran fracción del
    público, no se produjeron hasta la década de los
    ochenta o principios de los
    noventa, cuando las privatizaciones impusieron lo comercial sobre
    lo político.

    Pero, volviendo a
    sus primeros pasos, ¿cómo logró la televisión
    superar en implantación e influencia a los otros medios ? No
    por su calidad de
    imagen,
    inferior a la del cine, ni por
    la inmediatez de sus informaciones, que era proporcionada por
    la radio, ni
    por el número de noticias ofrecidas diariamente, muy
    inferiores a las de un periódico.
    Realmente el logro de la TV ha sido el introducir en el
    ámbito de la privacidad del ciudadano un poderoso lenguaje
    icónico, sustituyendo en la cultura popular no tanto a la
    letra impresa, ya que, no nos engañemos, el nivel de
    analfabetismo
    funcional ha sido muy alto en muchos países hasta fechas
    muy recientes y en otros continua siéndolo, como a la
    radio,
    culminando el proceso
    iniciado por el cinematógrafo.

    Sin embargo, su
    influencia ha sido tan grande, incluso entre aquellas personas
    que han podido acceder a una mayor formación, que ha hecho
    tambalearse al medio escrito como punto de referencia obligado,
    (libros
    incluidos) obligándole a replantear contenidos, lenguaje y
    elementos formales.

    Esto no es visto
    como algo negativo por todos los intelectuales, defensores en la
    mayoría de los casos de la cultura de la letra impresa. El
    teórico de la comunicación Marshall MacLuhan, en los
    años 60, aseguró que tanto la radio como la
    televisión
    hacen que se abandonen las culturas literarias, que considera
    limitadas, y que se regrese a las viejas formas de comunicación de las culturas preliterarias.
    Considera que el predominio de la escritura como
    base de la civilización hizo que se acabara con una
    sociedad oral
    basada en las relaciones
    interpersonales, en la pluralidad de puntos de vista que
    generaba un pensamiento
    que se movía con comodidad en lo metafórico y
    mágico.

    La escritura, a
    su entender, rompió la pluralidad ya que durante mucho
    tiempo estuvo
    reservada a una minoría, fomentando que se
    desarrollará una forma de sentir la realidad
    científica y práctica. La mente humana se
    transformó y el pensamiento
    tendió a hacerse más lógico, más
    discursivo por influencia de lo escrito. Se generó un
    universo
    lineal, especializado y desmenuzado sometido a un análisis capaz de captar un sólo
    aspecto de las cosas.

    La imprenta
    contribuyó a potenciar ese sentir lineal que según
    Mac Luhan ha sido capaz de crear desde las estructuras
    jerárquicas en las empresas y los
    partidos o la cadena de montaje en las fábricas a "las
    rayas en las medias de nylon". Es el hombre
    tipográfico y racional, el que va a sucumbir ante la
    irrupción de la televisión.

    Para MacLuhan esto
    supone una extensión de los sentidos,
    haciendo que nuestros ojos y nuestros oídos pudieran
    llevarnos a los confines del mundo. A su entender, esto
    debería dar paso a una nueva Edad de Oro en la que
    "el hombre
    verá acrecentarse las capacidades sensoriales propias,
    dilatándose el espacio". Una aldea global en la que todos
    seremos miembros de pleno derecho.

    Un análisis de este planteamiento, presenta
    dos elementos curiosamente contradictorios: uno continuista, ya
    que no rompe con la idea de progreso hacia un porvenir mejor
    propiciado por la tecnología, lo que
    podía haber sido suscrito por cualquier liberal
    novecentista y otro que rechaza esa tradición racionalista
    y pragmática. Con su elogio de la irracionalidad, de lo
    iletrado, este autor es actualmente reivindicado por aquellos
    "neopaganos" que defienden las tecnologías de la
    información y, concretamente Internet, como una nueva
    utopía: la Arcadia feliz donde se entremezclan la
    liberación del cuerpo, la adoración ciega por la
    tecnología, con un misticismo a medida que
    mezcla New Age, budismo,
    fantasmas, cábala con un desprecio por la carne muy propio
    del puritanismo anglosajón.

    Pero de hecho, la
    televisión supone pocas novedades en este lenguaje de
    las imágenes
    respecto al cine, por lo
    que en opinión de algunos estudiosos, su innovación fundamental radica en las
    retransmisiones en directo. El llamado tiempo real, en
    el que el espectador asiste al acontecimiento en el mismo momento
    que se produce, sin ninguna elipsis temporal.

    De aquí
    surge una consideración importante, la asimilación
    que en la colectividad se produce entre realidad e imagen
    televisiva, que llega a traspasarse de lo que es un
    acontecimiento en directo a todo lo que la televisión
    emite. Sin embargo, incluso la retransmisión en vivo
    conlleva un trabajo de realización y selección de
    imágenes, cuya ausencia de cortes
    temporales permite crear la ficción en el espectador de
    que se asiste, sin mediaciones a lo que realmente
    pasa.

    La
    televisión actúa como un filtro para el
    acontecimiento: la visión que ofrece ya está
    elaborada, lista para su inmediata asimilación.
    Normalmente, se trata de acontecimientos programados de antemano,
    considerados de interés
    general por su carga emotiva, organizados de tal forma que se
    favorezca su difusión, con su correspondientes momentos
    dramáticos y final feliz o trágico. Un ejemplo
    puede ser, la Boda de la Infanta, realizada por Pilar Miró
    (directora de cine) o el
    funeral de una celebridad.

    Uno de los
    máximos potenciales que tiene la televisión es su
    capacidad de generar realidades artificiales, con el aval de
    verismo y de realismo que
    todavía tienen las imágenes
    en movimiento.
    Cada vez se produce, en el subconsciente humano, una mayor
    dificultad para determinar la línea que separa la realidad
    y la ficción, entre los recuerdos propios y aquellos
    generados por las series y películas que marcaron nuestra
    infancia, que
    se convierten en parte de la iconografía y experiencia
    colectiva. Aunque sea con ironía, se recordarán con
    cierta nostalgia o se podrá bromear sobre ellos, como un
    elemento de reconocimiento entre personas de edades
    similares.

    En este proceso, la
    prolongación de nuestros sentidos macluhiana se empapa de
    medios
    artificiales, de una dramatización de los acontecimientos,
    de una visión sesgada e interesada, que puede llegar a
    condicionar nuestro sentido de la realidad. Como constatan
    algunos pedagogos seguidores de la escuela de
    Piaget, es muy
    difícil enseñar a pensar de forma lógica
    a un niño que se encuentra sometido todo el día al
    bombardeo de imágenes
    carentes de lógica
    de los dibujos
    animados, las telecomedias o incluso, los telediarios y entrevistas
    las que se presentan personajes en muchas ocasiones creados por
    el marketing, que
    nada tienen que ver con su forma de vida.

    Esta
    pérdida de contacto con la realidad se está
    acentuando con el proceso que se
    vive en los países más desarrollados de movimiento de
    la población hacia una periferia rururbana,
    sembrada de urbanizaciones cada vez más cerradas sobre si
    mismas, con su propio sistema de
    vigilancia, que transplantan a un campo domesticado y privatizado
    los modos de vida de la ciudad.

    Para gran parte de
    esta población, alimentada en el miedo a la
    delincuencia y
    la violencia, su
    única relación con el exterior es su trayecto al
    trabajo en coche, la visita ocasional a parientes y amigos, las
    compras y el ocio
    en centros comerciales, las vacaciones en complejos
    turísticos, entornos todos ellos controlados y seguros. Su
    única "ventana" al resto del planeta es la
    televisión, que en la búsqueda de imágenes
    impactantes que capten la atención de la audiencia, tiende
    a presentar el mundo como algo hostil y peligroso, a
    través de unos noticiarios que cada vez más se
    estructuran como capítulos de una teleserie, con sus
    toques de suspense, dramatismo, lágrimas y humor, cortes
    publicitarios incluidos.

    La escalada se
    produce ya que al ser un estímulo monótono y
    persistente, que se extiende durante todos los días del
    año y durante muchas horas al día, deja de captar
    el interés
    del espectador, que lo consume de forma pasiva, como ruido e
    imagen de
    fondo, salvo cuando se superan ciertos límites de la
    sensibilidad. La consecuencia es que se prime la espectacularidad
    sobre la veracidad y el realismo. Es
    el concepto de
    "infotaiment", en el que las noticias, las informaciones se
    recubren con el barniz del espectáculo para que la
    audiencia les preste una momentánea atención, la
    misma que se dedica al telefilm o al concurso de
    turno.

    De esta forma los
    noticiarios de televisión han logrado mantener un gran
    nivel de audiencia, adaptándose a los nuevos tiempos. Y
    con su murmullo continuo y repetitivo logran convertir en
    verdades universales, versiones parciales procedentes de un
    número cada vez más limitado de fuentes, tras
    unas fachadas teñidas levemente de ideología,
    (más "conservadoras" si al público que se dirigen
    es de cierta edad y status, más "progresistas" si andan a
    la captura de jóvenes profesionales), el mensaje que
    difunden difiere en el fondo muy poco.

    4-Pensando en
    lo único

    Según
    Ignacio Ramonet, director de le Monde Diplomatique, el
    pensamiento único "es la traducción a
    términos ideológicos de pretensión universal
    de los intereses de un conjunto de fuerzas económicas en
    especial las del capital
    internacional". Esta asimilación de los objetivos de
    la grandes finanzas con
    el da humanidad en su conjunto se ha ido infiltrando en el
    subconsciente colectivo en gran medida por la acción
    continuada de los medios de
    comunicación.

    Entre sus
    postulados, nietos del más estricto liberalismo,
    se parte de que lo económico tiene más importancia
    que lo político y que el mercado es la
    ley, apelando
    incluso a "la mano invisible" de Adam Smith,
    convirtiendo a la competitividad
    en el motor de la
    sociedad, que
    hace que empresas e
    individuos entren en un proceso de
    mejora continua,
    en busca de la calidad y la
    excelencia.

    En este "nuevo
    orden del mercado mundial",
    el estado
    pierde gran parte de sus tradicionales atribuciones,
    conviertiéndose en un mero garante del orden
    público o responsable civil subsidiario en caso de
    catástrofe. Por lo tanto, se priman la flexibilidad
    laboral, la
    desrregulación de la vida económica y las
    privatizaciones, un proceso, tan aceptado como natural, que se
    está produciendo incluso en países con gobiernos de
    supuesta índole izquierdista (por nombrarlos de alguna
    forma).

    Esta visión
    de la sociedad se
    presenta a si misma como realista y pragmática,
    argumentando su validez sobre el fracaso y caída de los
    regímenes comunistas. Como asegura el ensayista neoliberal
    Alain Minc, "el capitalismo no
    puede derrumbarse; es el estado
    natural de la sociedad. La democracia no
    es el estado
    natural de la sociedad. El mercado,
    sí".

    El neoliberalismo
    retoma el viejo mito de
    la
    globalización, de la civilización común
    universal aunque despojándola del matiz de cierto romanticismo
    utópico que tenía en el siglo XIX. En un gran
    mercado mundial
    en el que todo el mundo compite con todo el mundo, la
    única meta posible es el éxito y el consumo. Una
    armonía de centro comercial donde cada uno ocupe el puesto
    que le corresponda en la escala
    jerárquica según su contribución a este
    engranaje. Las piezas incapaces de mantener el ritmo hacia la
    excelencia, quedarían relegadas, sin posibilidad de
    reincorporarse al sistema.

    Estas palabras
    dichas de tal forma no las suscribiría ningún medio
    en primera página, ni en sus editoriales porque suenan muy
    poco humanitarias y nada políticamente correctas. Y sin
    embargo, esta es una visión que puede detectarse
    rápidamente en casi todos los medios de
    comunicación del mundo, salvo en los oficialistas en
    los escasos regímenes comunistas militantes (China ya ha
    adaptado también la parte que le interesa de este discurso) y en
    publicaciones y emisoras críticas y
    alternativas.

    Baste como
    ejemplo, la situación actual de la televisión en
    España,
    donde desde la Primera, progubernamental de derecha a Canal Plus,
    elitista de centroizquierda, no se cuestionan muchas ideas que se
    dan por sentadas, como es la continuidad de las relaciones
    norte-sur, la bondad de la competitividad
    de las empresas, de las
    alzas bursátiles, de la importancia de la moda, de la
    monarquía… La mayor parte de la información
    procede de gabinetes de prensa entre los que predominan los que
    trabajan para empresas de tamaño medio y grande, los
    organismos oficiales, los sindicatos
    mayoritarios, a los que se suman las asociaciones y agrupaciones
    más estructuradas y con posibilidades
    financieras.

    ¿Por
    qué se produce esta aparente conjunción de
    intereses entre empresas y los medios ? Primero por la propiedad de
    dichos medios, ya que los dueños de periódicos,
    televisiones y radios con mayor repercusión son, en
    general, grandes compañías y grupos
    financieros. Y no se puede hablar de ellos, sin referirse a la
    industria del
    ocio, ya que las fronteras entre prensa y entretenimiento se han
    difuminado.

    De hecho, los
    medios de
    comunicación tienen una doble clientela, por un lado
    está la audiencia a la que deben conquistar, para quien
    diseñan el producto y
    sobre la que teóricamente miden su éxito o fracaso.
    Pero de hecho, el verdadero cliente
    preferente es el anunciante, a quién la cadena o el
    periódico vende a su público. La
    cantidad y calidad de
    espectadores o lectores son realmente la materia que
    comercializan los medios de
    comunicación.

    Esto hace que la
    noticia o el programa en
    sí sean tan sólo una parte intermedia del proceso,
    el reclamo para la esencia del negocio mediático. Se
    podría argüir que la televisión de pago rompe
    con esta fórmula al vender directamente un paquete de
    productos al
    espectador, pero de hecho, la ausencia de publicidad no es
    total, ya que se vuelve más indirecta, pero más
    sutil y dirigida a un segmento de mercado más concreto.
    Está presente en los programas, en los
    reportajes sobre ciertos productos, en
    la venta de servicios
    directos a través de la televisión digital
    etc.

    Esta
    concreción de la audiencia, fragméntandola en
    grupos
    uniformes con estilos de vida comunes, que también han
    logrado cadenas en abierto, como es el caso de Tele 5 en España, la
    televisión más rentable de Europa en 1997,
    que sin lograr muchas veces las mayores audiencias ha sido capaz
    de adaptar su producto a
    aquellos conjuntos
    sociales golosos para los publicistas: jóvenes y mujeres
    de clase media-alta, profesionales y directivos de menos de
    cincuenta años, universitarios etc.

    Pero si hablamos
    de fragmentación de audiencias, ¿ no rompe eso con
    la tendencia a la
    globalización de medios y contenidos ? De hecho, estas
    dos tendencias no son contradictorias, ya que, tal como contempla
    Armand Mattelart, se trata "de una geoestrategia de
    segmentación o de creación de comunidades de
    consumo por
    parte del marketing. La
    industria
    publicitaria, estimando que las variables de
    estilos y de niveles de vida son más importantes que la
    proximidad geográfica y el pertenecer a una
    tradición nacional, trata de formar vastas comunidades
    transnacionales de consumidores que tengan en común los
    mismos socioestilos, las mismas formas de consumo y de
    prácticas culturales".

    En su
    opinión, estas tipologías de objetivos
    transfronterizos son muestras de la ubicuidad de la cultura
    global y de la disminución de la proporción de los
    beneficiarios reales de las mercancías y del modo de vida
    que reflejan los propios medios. Se trata de una fuerte tendencia
    a la segregación entre los conjuntos de
    data rich (en Brasil, por
    ejemplo, sería la población considerada por las empresas
    anunciantes y de televisión de pago como A y B) y los data
    poor (C y D e inclasificados, apenas tenidos en
    cuenta).

    En este proceso de
    universalización de jerarquías colaboran los
    llamados medios planetarios, como pueden ser las cadenas
    vía satélite como la CNN de Time Warner, con
    noticias las 24 horas, o la MTV, que difunde videos musicales.
    Pero mayor influencia, tienen los grandes creadores de
    contenidos, ya que la eficacia de los
    mensajes se debe, como ya hemos comentado, a su
    acumulación y repetición, que superan, según
    algunos autores, a la acción de las grandes tradicionales
    máquinas de coacción: familia, escuela,
    ejército e iglesia.

    En apariencia
    el hombre y
    la mujer de
    finales de milenio somos más libres, accedemos a un mayor
    volumen de
    información, pero, de hecho, la mayor parte de estos
    datos y
    opiniones van orientados hacia una misma dirección. Según Paul Virilio,
    filósofo y urbanista francés, con la CNN y sus
    diversas variantes, la televisión cede el paso a la
    televigilancia que rompe fronteras, que crea un espacio universal
    en el que el día y la noche se trastocan y en el que todo
    el mundo está sobre-expuesto.

    En cuanto a los
    propios medios en las sociedades
    occidentales avanzadas han seguido las características de los demás
    sectores industriales: standarización de sus productos sean
    mensajes culturales, informativos o de entretenimiento,
    racionalización comercial en la distribución y el consumo,
    tendencia hacia la concentración de las empresas
    productoras y expansión transnacional.

    En este sentido,
    Adorno y Horkheimer fueron los primeros en explicar el concepto de
    industria
    cultural (1946) para designar el cambio operado
    en los procesos de
    comunicación y cultura regidos por los principios
    comerciales. La cultura se convierte en mercancía y pierde
    todo control social.

    El sector de la
    información va uniendo una serie creciente de actividades
    interconectadas, en las que mezclan prensa, radio,
    televisión, cine, marketing,
    relaciones
    públicas con empresas tecnológicas punteras del
    sector de la informática, electrónica, aeroespacial y
    telefonía. Un nuevo credo que partiendo de una
    desrregulación solicitada en post de la libre competencia,
    potencia la
    concentración de medios y la creación de grandes
    compañías en nombre de la sinergia.

    Apéndice

    Algunos
    ejemplos de concentración

    Murdoch y News
    Corporation

    Rupert Murdoch es
    el ejemplo actual de magnate de los medios de comunicación
    al viejo estilo de Hearts, que ha logrado crear una
    poderosísima compañía mundial a partir de un
    primer periódico
    austrialiano regional. Manteniendo un 30% de la acciones de su
    grupo en su
    poder, este personaje, siempre teñido de polémica,
    ha conseguido mantener firmemente sujetas las riendas de un
    imperio mediático, o al menos esa es la imagen que
    difunde de cara al exterior, con más de cien
    periódicos en distintos países, cadenas de
    televisión por satélite, de cable y productoras de
    cine
    etc.

    En opinión
    de Holdest Lhoest, el método
    Murdoch se basa en "Adquirir a buen precio
    empresas que rozan la quiebra para
    relanzarlas a base de hacer una limpieza radical de los equipos y
    de los habitos redaccionales; con una racional tecnológica
    implacable y un marketing
    agresivo y sin ningún tipo de escrúpulo". En
    Inglaterra, donde
    desembarcó desde Australia, su tierra natal,
    se hizo famoso en los años ochenta por el pulso mantenido
    con los sindicatos de
    las rotativas con apoyo del gobierno
    Thatcher.

    Utilizando su
    propio servicio de
    seguridad y
    utilizando trabajadores exteriores, desbarató una huelga que
    contaba con el apoyo de los laboristas, creando un precedente que
    sería seguido por otras empresas. Firme apoyo del
    thatcherismo sobre todo a través del periódico
    populista de Sun, en medios periodísticos ingleses se les
    conoce como "Dirty-Digger", literalmente "rasca-mierda", por su
    estrategia basada
    en sexo, sangre y
    escándalo.

    Más
    interesado en el negocio que en hacer política, Murdoch ha
    vuelto a dar una vuelta a la tuerca, apoyando a Tony Blair en las
    últimas elecciones generales en Gran Bretaña. Y
    este cambio de
    chaqueta, lo realizó sin ocultarlo a sus lectores: "The
    Sun backs Blair" (The Sun apoya a Blair) fue el enorme titular
    que ocupaba toda su primera página. ¿Ha perdido The
    Sun lectores ? No parece que haya sido
    así.

    Además,
    Blair se ha comprometido a no endurecer las leyes que
    reglamentan la propiedad
    cruzada de periódicos y medios audivisuales, entre otras
    ventajas de esta nueva amistad.

    Por dar tan
    sólo una pequeña visión de algunas de las
    posesiones de Murdoch:

    En Estados
    Unidos:

    Ediciones
    Harpercollins (550 millones de dólares en
    1995)

    Periodico: New
    York Post

    Revistas: TV
    Guide

    Sociedad
    productora: Twentieth Century Fox

    Televisión:
    Network, FX por cable, Fox News Chanel, cadena de
    información continua, servicios de
    televisión deigital en EEUU

    Marketing:
    Heritage Media

    Numerosos servidores de
    Internet

    En Inglaterra:

    Periódicos:
    The Sun (popular con tiradas millonarias) y el prestigioso
    Times.

    Televisión
    de pago por cable y satélite: BskyB

    Asia:

    Televisión
    por satélite: Star TV que emite en Japón, India, Sudeste
    asiático, extendiendose por el este de Africa.

    ¿Por qué
    Bertelsman quiere ser el primer editor del mundo
    ?

    (…) Si el futuro
    de una editorial se podía prever por el éxito de
    sus obras, estos tiempos ya han terminado. Hoy en día, un
    libro llama a
    otros libros, se
    convierte en una película, en una cinta, en un CD-ROm y puede
    difundirse en Internet. (…) Si el
    grupo
    Bertelsmann ha comprado el grupo de
    edición americano Random House y se ha convertido en el
    primer editor mundial de libros
    destinados al gran público, es precisamente porque una
    idea, que antes solamente hubiese dado para un sólo
    libro, puede
    puede hoy en día tomar multiples formas.

    (…) El libro es el
    modo de publicación menos caro y se apoya sobre una
    práctica culural muy anclada en las costumbres. No es
    hasta que los especialistas del marketing
    entran en acción cuando multiplican los éxitos
    explotando otros géneros. Debe haber una razón por
    la cual Bertelsmann no da ninguna indicación sobre el
    montante de la cifras de negocio y en el volumen de
    salarios en dos
    sectores: la radiotelevisión, las sociedades de
    producción y la compra de los derechos de difusión,
    por una parte, y todo el área multimedia,
    incluidos los servicios on
    line. La razón es simple: son precisamente esos puntos de
    intersección en los que a partir de una idea se puede
    desarrollar un proyecto de
    envergadura. Pero la mayor parte de los editores alemanes
    continúan sin tener en cuenta la importancia de la
    venta de
    derechos de
    autor.

    Resumen de un
    artículo del Franfurter Allgemeine Zeitung (abril
    1998)

    (Algunos autores
    que publican en Radom House son Michael Crichton, Norman Mailer,
    John Updike, Margaret Atwood o John Le Carre).

    Datos sobre el
    grupo
    Bertelsman AG:

    En los
    orígenes era una editorial familiar alemana, que fue
    integrando desde la fabricación de papel hasta
    las mensajerísa de prensa, imprentas, embalajes
    expediciones y multimedia.

    En 1990, el
    grupo
    disponía de 25 editoriales (Plaza y Janés), 30
    clubs del libro (entre
    ellos el Círculo de Lectores), 20 empresas de
    fabricación industrial y revistas de éxito como
    Stern, Briguite, Capital, Geo,
    Parents, Prima.

    En la
    edición musical controla Ariola y
    SonoPress

    Participa en la
    televisión por satélite RTL (por un acuerdo con
    CTL) y tiene productoras para TV y cine.

    En 1997, ha tenido
    problemas con
    el comisario de la Competencia de la
    Unión
    Europea al unirse con el grupo alemán Kirch para crear
    una plataforma digital unificada,
    Premiere-Digital.

    BGM Entertaiment:
    Musica, videos, publicaciones musicales, cine, radio,
    televisión, producción, derechos de
    autor.

    Las ventas del
    globales del grupo ascendieron en 1996 a 1.829.965 millones de
    marcos, con un ingresos netos de
    76.925 millones.

    Mercaderes de cañones
    y mercaderes de información

    El imperio
    Hachette, con una difusión de cerca de 200 millones de
    libros al
    año, dispone de su propia red de puntos de venta en estancos
    y kioskos, con extensiones en Francia, Usa,
    Canada,
    España
    (editorial Salvat) y Bélgica.

    En prensa: Elle,
    Parent, Télé 7 jours, France-Dimanche, Fortune,
    etc. Posee el 34% de las imprentas de Le Monde.

    En el terreno
    audiovisual controla Europe 1 y, hasta 1992, La
    Cinq.

    En 1991, cuando la
    guerra del
    Golfo, Marlis (Matra) era accionistas del grupo Hachette en un
    51%, lo que supone un control efectivo, principal proveedor de
    armamento francés a la región. A su vez, el Grupo
    Lagardère el principal comerciante de cañones
    francés era accionista de MMB, que tenía el 41,7%
    de las acciones de
    Matra. Así, explica Michel Collon, periodista del
    semanario belga Solidarité, cuando la cadena de
    televisón "La Cinq nos informaba sobre los armamentos
    utilizados en la guerra, era, en alguna medida publicidad
    casera".

    Y Time se unió a
    Warner

    "A nivel mundial
    esperamos que el surgimiento de seis, siete u ocho
    megacompañías de media y de comunicación
    integrados verticalmente. Al menos una de éstas
    será japonesa, dos serán europeas y otras dos
    serán americanas", estima Nick Nicholas, un dirigente de
    Time Warner. Y añade: "Luchamos contra las multinacionales
    de numerosos países. Pero en la industria de
    las diversiones, que supone problamemente la segunda exportación de Estados Unidos, nosotros
    somos, hoy por hoy, el número uno".

    El grupo de prensa
    americano Time Inc y el gigante hollywoodiense Warner se han
    convertido en el número uno mundial de la
    comunicación con cerca de nueve mil millones de
    dólares. Casi dos veces el volumen del grupo
    alemán Bertelsmann y dos veces y media que el grupo
    francés Hachette. (…)

    "Hoy en día
    hay pocos grupos privados en Europa que
    estén capacitados para llevar a cabo acciones
    internacionales a gran escala en el
    campo audiovisual. La comunicación es un sector en el que
    la multinacionalización ha comenzado más tarde que
    en otros campos, y más aún en la prensa que en el
    audiovisual", dominando las televisiones nacionales de servicio
    público. Así con una o dos excepciones, las
    multinacionales que emergen en Europa son
    más bien modestas (..), escribía Holde Lhoest en
    1986. Predicicón que quedó confirmada con la
    unión de Time y Warner.

    Estracto de
    ¡Ojo con los media! de Michel Collon.

    Nota: los
    avances de Bertelsman en los últimos años, parecen
    desmentir esta opinión tan tajante. Y al grupo News
    Corporation es difícil dotarle de alguna nacionalidad
    (B.B.)

    Datos sobre
    Time Warner:

    Ted Turner es el
    alma mater de Time Warner, aunque su Chairman es Gerald M. Levin.
    Es la compañía multimedia mayor
    del mundo con cuatro áreas fundamentales de negocio:
    entretenimiento, televisión, publicación y servicios por
    cable. Las empresas que parte de Time Warner Inc. Corporate son
    Time Inc. (con publicaciones como Time, Money, People, Fortune,
    Asia Week,
    Life, Sports Ilustrated etc.), Warner Bros (productora y
    distribuidora de cine), Warner Music Group, HBO, CNN (cadena
    mundial de información continua), Turner Entertaiment
    Networks (con caneles de televisión temática como
    TNT y Cartoon Network) y Time Warner Cable.

    Además,
    Time Warner Inc. Corporate dispone un buscador propio en internet Pathfinder, un
    servicio
    on-line de alta velocidad por
    cable, Road Runner.

    Berta Bernarte Aguirre

    Periodista

    bernarte[arroba]lander.es

    909914226

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    tiene más que mandarme un e-mail.

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    ¡Gracias !

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