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Historia Argentina: Los gobiernos de Perón




Enviado por latiniando



    Objetivo: Conocer y
    comprender las características ideológicas,
    políticas, económicas, sociales y
    culturales de la década y estar en condiciones de realizar
    un balance de la misma con el fin de alcanzar una visión
    profunda del período.

    Contenidos: El ascenso de Perón. El
    17 de octubre de 1945. El primer gobierno.
    Política
    social y económica. Política
    internacional. Segundo gobierno. La
    crisis.
    Revolución
    Libertadora.

    Este trabajo tratará de
    introducir al lector a una época que marco una etapa
    fundamental en la política argentina.

    Una década 1945-1955, en la
    cual Juan Domingo Perón
    llevó la riendas hacia una nueva Nación. Perón era
    el nuevo caudillo, y como todo líder
    tuvo la gente que le fue fiel y la gente que se oponía a
    su política.

    Justamente este es el tema base de
    este trabajo el cual espero sinceramente les deje todas las ideas
    acerca de Perón muy
    claras. Para esto pasemos la hoja y continuemos con la lectura de
    la investigación.

    ¿Quiénes apoyaron y quiénes
    se enfrentaron a Perón?

    esgraciadamente las instituciones
    políticas de la nación no estaban
    equipadas, en ese momento, para absorber grandes grupos de nuevos
    participantes políticos. Las estructuras,
    los programas y los
    dirigentes de los partidos
    políticos existentes no eran capaces de ofrecer nada
    de valor a la
    clase trabajadora. Hasta 1940 el Congreso estuvo dominado por los
    conservadores, que parecían totalmente indiferentes a los
    problemas de
    los trabajadores; durante los tres años siguientes los
    radicales utilizaron su mayoría parlamentaria para poner
    en dificultades al Presidente e impedir la aprobación de
    cualquier tipo de programa.

    Éste era el escenario en 1943 cuando los jefes de
    las fuerzas armadas asumieron nuevamente el papel
    protagónico y depusieron al gobierno
    conservador. En el gobierno militar
    que surgió del golpe, el poder se fue
    concentrando gradualmente en las manos de un coronel destinado a
    dominar el curso de la política argentina durante
    los 30 años siguientes: Juan Domingo
    Perón.

    Perón fue uno de los pocos hombres de la revolución
    que percibió que había algo que satisfacer en el
    pueblo y que hacerlo iba a ser el elemento legitimador de la
    revolución. Perón uno de los hombres
    del G.O.U (Grupo de
    Oficiales Unidos) quien desde los cargos que ocuparía en
    progresivo ascenso sabría "oír" las necesidades del
    pueblo argentino y comenzar a planear un movimiento de
    opinión.

    Después de que Rawson y Ramírez
    pasaran fugazmente por el sillón presidencial hubo un
    cambio
    importante, el tono gremial del Gobierno
    cambió debido a que el coronel Perón, secretario
    del Ministerio de la Guerra,
    asumió la jefatura del Departamento Nacional de Trabajo,
    que un mes después se transformaría en
    Secretaría.

    Perón fue el único dirigente militar que
    pareció haber visto el potencial político del
    movimiento
    obrero, algo que lo ayudo a descubrirlo fue su relación
    con los gremialistas . Desde una posición de importancia
    secundaria en el gobierno de la revolución
    inició una campaña para obtener el apoyo de la
    clase trabajadora. Apoyó la formación de nuevos
    sindicatos y
    una gran expansión de los que ya existían y le eran
    favorables. La acción de Perón se enderezó a
    promover una serie de medidas laborales y previsionales
    tendientes a satisfacer los reclamos y necesidades de los
    trabajadores.

    Farrell fue nombrado presidente a causa de la renuncia
    del actual; Farrell, ex jefe, amigo y aliado de Perón lo
    nombró a este ministro de Guerra con
    retención de la secretaría de Trabajo. El
    control del
    ejército y de la fuerza obrera
    quedaban en sus manos
    .

    La vicepresidencia de la nación estaba vacante y
    por este motivo la oficialidad del ejército, puesta en
    asamblea, votó a los candidatos y ganó, por escaso
    margen, Perón contra Perlinger. Perón fue designado
    vicepresidente con retención de sus dos cargos anteriores.
    La suma del poder se
    encontraba en sus manos
    .

    En los primeros meses del 45, Perón debía
    computar ciertas limitaciones políticas:
    los nacionalistas lo odiaban; lo consideraban un traidor. De los
    partidos tradicionales no había llegado nadie, salvo
    algunos socialistas que estaban cerca del oficialismo en
    función de sus responsabilidades gremiales.

    Lo peor para Perón era que el territorio
    político se le estaba achicando de manera alarmante. Las
    vagas declaraciones oficiales sobre elecciones debían
    concretarse cada vez más. Sin apoyo entre los partidos
    tradicionales ni de un movimiento
    popular nuevo, el tiempo de
    Perón estaba estrechamente vinculado a la duración
    de su control sobre el
    Ejército.

    En 1945, el gobierno peronista se veía cercado
    por una conjura vigorosa y audaz, que reunía en un solo
    impulso opositor a fuerzas tan diferentes como las grandes
    empresas, el
    estudiantado, la influencia de la embajada norteamericana, los
    partidos tradicionales, las asociaciones de comerciantes y
    ganaderos, los sindicatos
    ajenos a la órbita oficialista, la burocracia
    estatal, la Marina, un sector no despreciable del
    Ejército, los intelectuales, la justicia, la
    inmensa mayoría de los diarios… Frente a esta avalancha
    de fuerzas, sólo restaba a Perón el manejo del
    aparato represivo del Estado y sus
    propias huestes.

    La llegada del embajador norteamericano, Spruille
    Braden, radicalizó el proceso
    político interno y las fuerzas opositoras encontraron en
    el representante de Truman un verdadero jefe, cuya primera
    decisión fue suspender los acuerdos que se habían
    logrado semanas antes con una misión
    económica norteamericana. De allí en adelante,
    Braden y Perón se agredieron prolijamente. Se clarificaba
    rápidamente el panorama político y las dos grandes
    alternativas que habían de plantearse los argentinos en
    términos electorales redondeaban sus respectivas
    propuestas. De un lado, la democracia
    liberal, políticamente formalista y convencional, deseosa
    de retornar al sistema anterior
    a la revolución
    del 43 con las correcciones debidas. Del otro lado, un fervoroso
    caos popular que tenía a Perón por líder
    indiscutido y se abrigaba un profundo contenido nacional y una
    adelantada actitud en el
    campo social.

    Varios de los partidos
    políticos y diversas agrupaciones cívicas
    postulaban desde tiempo
    atrás la unión de todas las fuerzas
    democráticas para enfrentar al gobierno militar. La
    Unión Cívica Radical aprobará el 13 de
    noviembre de 1945 la formación de la Unión
    Democrática de Fuerzas Opositoras, con el lema: "Por la
    libertad
    contra el fascismo". Tras
    dicha unión, el radicalismo elige a José P.
    Tamborini y Enrique M. Mosca para integrar la fórmula que
    sostendrá en los comicios presidenciales de 1946. Le dan
    su apoyo los partidos Socialista, Democrático Progresista
    y Comunista; y también lo harán, aunque no
    oficialmente, numerosos distritos del Partido Demócrata
    Nacional.

    Las elecciones de 1946 habían dejado sorprendido
    a los partidos tradicionales. Las elecciones fueron, desde el
    punto de vista de la libre emisión del voto, las
    más impecables de cuantas se había realizado en el
    país.

    Todas las fuerzas políticas,
    ante el inesperado desastre, trataron de hacer autocrítica
    de sus errores y en casi todas empezaron a brotar movimientos
    renovadores. Al mismo tiempo, los
    partidos declinaron tácitamente la función
    opositora en el único que, pese a la derrota,
    mantenía un significativo bloque de diputados en el
    Parlamento: el radicalismo.

    Probablemente, quienes se sintieron más
    lesionados por las elecciones de 1946 fueron los socialistas.
    Ellos cuatro años atrás habían ganado la
    Capital
    Federal; ahora salieron terceros. No habían obtenido
    ningún diputado nacional, por primera vez desde la
    vigencia de la Ley Sáenz
    Peña. Habían sido los más constantes
    artífices de la Unión Democrática, se
    habían jugado en la lucha contra el gobierno de facto: el
    resultado les fue decepcionante. El socialismo
    sólo podía entretenerse en la confección de
    hojitas opositoras distribuidas casi exclusivamente entre los
    afiliados y tenían una clara posición: el peronismo era
    nazifascismo.

    En cuanto a los conservadores: se define el partido como
    "una fuerza liberal
    y progresista que aspira a acelerar la evolución del país pero cree que
    ningún avance social puede consolidarse y ser fecundo si
    no se apoya en el reconocimiento de la obra del pasado". Los
    conservadores estaban en una situación más
    afligente que otros partidos opositores. Con gran trabajo
    habían logrado reconstruirse orgánicamente, pero
    campeaba sobre ellos la sensación de carecer de destino
    político.

    El Partido Comunista, la gran incógnita electoral
    después de décadas de vida clandestina,
    había resultado un fracaso: junto con los
    demócratas progresistas figuró en cuarto lugar en
    la Capital
    Federal; reunió solo 25.000 votos en Buenos Aires y no
    alcanzó a colocar sino tres diputados provinciales en
    Mendoza gracias al sistema
    proporcional que se aplicaba en la provincia andina. Sin embargo,
    este fracaso no desanimó a Victorio Codovilla, esa clase
    de Stalin local. Codovilla dijo – en el acto realizado el 1º
    de junio que se realizaba por la reanudación de relaciones
    diplomáticas con la Unión Soviética, que el
    gobierno de facto ya había decidido concretar, a pedido
    del presidente electo – "los comunistas nos colocaremos
    decididamente a la cabeza de las luchas de las masas por el
    cumplimiento de las promesas de Perón hizo al pueblo, y no
    nos dejaremos provocar por los alincistas y otros enemigos que
    están interesados en crear un estado de
    beligerancia entre los afiliados a nuestro partido y las masas
    obreras y populares que siguen a Perón. Sólo
    así se logrará unir la clase obrera en un poderoso
    Frente de Liberación Nacional y Social".

    Nadie , dentro de los partidos "democráticos"
    burgueses" tenía interés en
    asociarse a los comunistas. Para los peronistas, eran
    aborrecibles.

    Curiosamente, Perón mantuvo al Partido Comunista
    en la legalidad. Esto se da ya que los necesitaba para varias
    cosas: valorizar su Tercera Posición mostrando la independencia
    de una política que en plena guerra
    fría toleraba la actividad de un partido stalinista,
    señalar a los "oligarcas" una alternativa que podía
    ser mucho peor que la representada por el propio Perón,
    disponer de un enemigo visible para mostrar a la masas adictas el
    origen de las dificultades del régimen y atribuirle
    bombas y
    atentados.

    Los radicales podían acariciar la esperanza de
    ser la única alternativa política de Perón,
    los reemplazantes obligados. En la UCR, el partido opositor
    más vigoroso y el único que disponía de
    posiciones importantes, la actividad seguí
    moviéndose en dos direcciones: externamente, la lucha
    contra el régimen peronista, pese a todas las
    limitaciones; internamente, el pleito entre intransigentes y
    unionistas.

    Los intransigentes no veían al fenómeno
    peronista con la histérica sensibilidad del "unionismo"
    radical, sino como una etapa que se agotaría a corto plazo
    y cuya secuela debía ser, necesariamente, un radicalismo
    que ofrecería al pueblo, desengañado de
    Perón, una nueva propuesta.

    Hasta que ese momento llegara, los radicales
    seguían luchando desde todas las tribunas y
    particularmente desde el Congreso. Los anales parlamentarios
    argentinos no registran una bancada tan brillante como el "bloque
    de los 44" de los años 1946/48. Este bloque
    disponía de individualidades aptas para la más
    diversas luchas: el sarcasmo y la ironía, la denuncia
    resonante, el debate
    económico, político o internacional, y sabía
    usar eficazmente cada uno de sus elementos. Presidía esta
    temible concentración Ricardo Balbín, de 42
    años en ese entonces. En el Congreso cada vez más
    tormentoso de esos años. Arturo Frondizi aguardaba el
    momento de su aparición. Pero ambos estilos personales
    marcaban entre Balbín y Frondizi algo más de n
    diferencia de modalidad: eran dos maneras inconciliables de
    concebir la política.

    El "bloque de los 44" fue un testigo peligroso y un
    enjuiciador implacable de las impovisaciones económicas y
    los desbordes políticos del régimen peronista. No
    es de asombrar, pues, que rápidamente se tornara densa la
    atmósfera
    de la cámara joven – la única donde existía
    oposición -, pues el Senado era unánimamente
    oficialista. En 1950 el propio Balbín fue despojado de sus
    fueros parlamentarios para ser sometido a juicios por desacatoque
    lo llevaron a la cárcel durante casi un
    año.

    No obstante todo esto y la forma arbitraria con que la
    mayoría conducía la mecánica parlamentaria, el bloque radical
    (sensiblemente disminuido en número a partir de 1952 por
    una mañosa reforma de la ley electoral)
    siguió ejercitando una implacable función opositora
    que muchas veces, hay que reconocerlo, atendió a sus
    propios dividendos políticos y siempre sacó partido
    de la inexperiencia o ineptitud técnica que campeaba en el
    bloque oficialista.

    La dureza del oficialismo respecto de la
    oposición no se daba solamente en el plano parlamentario.
    A lo largo de 1948 el gobierno fue apoderándose de la
    radioemisoras privadas, lo que le negaría a la
    oposición expresar o difundir sus criticas hacia el
    gobierno; en la campaña 1945/46 algunos discursos de
    la Unión Democrática alcanzaron a radiarse. A esta
    clase de censura hay que sumarle la clausura del semanario
    socialista La Vanguardia y del radical Provincias
    Unidas
    , así como las restricciones postales a la
    circulación de diarios como La Prensa y La
    Nación
    . Hacia 1950 ya se había estructurado un
    aparato de propaganda,
    coacción y represión tan perfecto, que
    parecía proteger al Estado
    peronista.

    No toda la oposición se sentía
    representada por los partidos. En distintos sectores de la
    sociedad
    argentina
    persistía una actitud de
    rechazo al régimen por distintos motivos y con diferentes
    características.

    Tampoco debemos olvidar que el principal partido
    opositor, la UCR, era quien, ante el llamado a elecciones en
    1951, proclamó una fórmula que se opuso a los
    nombres de Perón – Quijano, compuesta por Balbín –
    Frondizi, la que fue votada por todos los sectores antiperonistas
    en una virtual unión contra el gobierno
    peronista.

    Perón había tratado de tomar contacto con
    dirigentes universitarios y empresarios. Decidió usar con
    los estudiantes -el sector más activo de la
    oposición- los métodos de
    persuasión que había usado con los obreros. Fue uno
    de los errores más grandes que cometió dentro su
    carrera política. Dirigirse a los estudiantes ya era un
    error, porque ellos constituían un frente totalmente
    impermeable al oficialismo. Intentar seducirlos era una
    fantasía y su intento estaba condenado al
    fracaso.

    Pero tiempo más
    tarde la Confederación General de Trabajo (CGT)
    organizó por primera vez un acto de apoyo a Perón.
    Cabe destacar una curiosidad: aquellos obreros no pensaban en
    el problema presidencial. Simplemente sentían que
    Perón les había dado lo que no les había
    dado nadie y venían a gritar su apoyo.

    ¿Quiénes formaban filas al lado de
    Perón?

    Como en el caso de la oposición, también
    aquí coincidían la venalidad y el idealismo.
    Disponiendo de los recursos del
    poder,
    Perón ganó a su causa a muchos elementos
    políticos y sindicales a base de prebendas que fueron
    comprometiendo a dirigentes de diversos sectores. En ese movimiento
    carente todavía de organización, de nombre, de
    ideología y de medios de
    expresión, militaba gente llegada de todos los partidos
    populares. En 1945, ser peronista no era fácil: era
    zambullirse en una aventura política que, si fracasaba,
    dejaría el tendal de hombres aniquilados. Por lo tanto,
    hasta entonces casi ningún argentino denominaba como un
    "peronista".

    Por consiguiente, los que apoyaban a Perón fueron
    constituyendo un movimiento muy
    heterogéneo. Había radicales del viejo cuño
    yrigoyenista, formados en la tradición del liberalismo
    político; sindicalistas de todas las tendencias y
    orígenes; nacionalistas que estaban con Perón por
    un sentimiento visceral de rendimiento ante el hombre
    fuerte, el líder,
    el nuevo caudillo. Todos tenían la intuición de que
    al alcance de su mano, dirigidos por ese extraordinario
    conductor, un país nuevo se ofrecía para ser
    modelado sin limitaciones de ninguna clase.

    En 1947 se aprobó la ley que
    extendía a las mujeres el derecho a elegir y ser elegidas,
    duplicando así el número de electores y volcando
    hacia al oficialismo una masa de votantes que serían, por
    definición, adictas al régimen por vía de
    la mujer que les
    había posibilitado esa conquista: Eva
    Perón.

    PERON REPRESENTABA LA VOLUNTAD HISTÓRICA DE LA
    MASAS ARGENTINAS Y FRENTE A ESE DESIGNIO TRASCENDENTE TODOS LOS
    OBSTÁCULOS, POR RESPETABLES QUE PARECIERAN, DEBÍAN
    ALLANARSE.

    Un hecho singular para señalar durante el
    gobierno de Perón es el siguiente: en el momento de la
    elección presidencial de 1946, Perón contaba
    ciertamente con el apoyo de la mayor parte de las fuerzas
    armadas, entre otras razones porque la única alternativa
    era un retorno al ejército del poder por los
    desacreditados políticos civiles. Durante toda la primera
    época de su gobierno, los programas de
    Perón le permitieron conservar este apoyo. Sin embargo,
    para 1951 un apreciable segmento de los militares había
    dejado de estar dispuesto a seguir su liderazgo.
    Durante los cuatro años siguientes el descontento dentro
    de las fuerzas armadas aumentó gradualmente y en 1955 los
    opositores a Perón habían llegado a ser
    suficientemente fuertes para derrocarlo.

    Otro hecho para destacar durante la presidencia de
    Perón es el papel de la
    Iglesia en un
    principio y las causas de su variación.

    Cabe mencionar que la relación entre Perón
    y la Iglesia fue
    confusa, llena de conflictos y,
    principalmente, del festejo al alejamiento. Perón
    utilizó variadas actitudes para
    obtener el apoyo de la Iglesia. Por
    tal manera, es que la Iglesia,
    viéndose favorecida por Perón, "ordenó" a
    los creyentes que votaran por la fórmula que integraba
    Perón. Y es así que Perón le otorgó
    diversos privilegios a la Iglesia
    durante su gobierno. Aunque tiempo más
    tarde la Iglesia se dio cuenta de que el gobierno peronista se
    encontraba realmente utilizándola como un instrumento para
    obtener el apoyo de las masas populares. Para llegar a tal
    conclusión simplemente deberíamos recordar los
    principales hechos que produjeron la variación de la
    Iglesia: se suprimieron feriados correspondientes a celebraciones
    litúrgicas, se aprobó la apertura de
    "prostíbulos" y se realizó un acto en contra de la
    posición de la Iglesia, que se destacó por ser
    espiritista y anticatólico. Consecuentemente, se efectuaba
    la definitiva ruptura de Perón y la Iglesia, cuando esta
    última dispuso finalmente la excomunión mayor de
    Perón, luego de que dignatarios eclesiásticos
    fueran expulsados del país.

    Curiosamente, tales actos fortalecieron a la
    oposición y dejaron disminuido y quebrado al
    régimen. Por eso es que después del incendio de las
    iglesias porteñas, realizado por parte de seguidores
    peronistas durante el conflicto
    entre Perón y la Iglesia, todo católico era un
    militante contra el gobierno y las fuerzas políticas,
    tonificadas por la tácica incorporación de la
    Iglesia al frente opositor, brindaban su experiencia y su
    organización para vehiculizar un
    sentimiento que arrancaba del fondo de los corazones
    creyentes.

    BALANCE DE LA
    DÉCADA

    Perón asumió y con él se
    terminó un período corto de Gobierno Militar. Al
    acceder al poder la
    Argentina se
    encontraba en una situación delicada y esta debía
    mejorar, las palabras del General parecía convencer a
    muchos. Se prometía la implantación de la justicia
    social sobre la base de la soberanía política y la independencia
    económica. Todo esto se cumpliría y la
    Nación alcanzaría una etapa casi idílica,
    que produciría un cambio total,
    para hacer del actual otro país. Cuando se habla de una
    Argentina nueva,
    hablamos de un pueblo nuevo, de una patria nuevo, de una patria
    nueva. La Nueva Argentina de Perón.

    Durante su primer presidencia todo fue por el buen
    camino, la nación creció de forma notable, el
    país vivió una etapa de industrialización,
    de nacionalismo
    económico que le permitió desarrollarse y evitar la
    dependencia de otros países. La primera etapa presidencial
    se caracterizó por ser una etapa tranquila sin ninguna
    alteración alarmante. Perón llamó a todos al
    trabajo por la Patria, a quien él respetaba netamente.
    Siempre se mostró como un gran patriota cuya causa era la
    causa del pueblo y su guía era la bandera. "Todo
    parecía reabrir la antigua edad de oro, y Perón
    reflejaba exactamente ese generalizado estado de
    espíritu".

    Los obreros fervorosos levantaban en alto sus manos, su
    alegría era incontenible, eran los apoyados por
    Perón, que dejaba de lado a la clase alta porque ellos
    pertenecían a la oposición. Su gobierno estaba bien
    organizado. Surgiendo nuevos planes de desarrollo y
    aquí es cuando surgió el Plan Quinquenal
    que fue adoptado luego por los demás gobiernos y fue un
    paso importante tomado por Perón. Los años fueron
    pasando y las cosas se iban desarrollando de una manera positiva,
    algo se no se debe olvidar que el derroche de capital era
    incalculable. Perón estaba acabando con los bienes
    estatales, dejando los fondos vacíos. La gente no
    podía ver esto, solo podía contemplar un
    país que crecía que se industrializaba y se
    fortificaba. Los trabajadores eran beneficiados por el gobierno,
    y el país se lanzaba al mundo.

    Perón no dudaba que su reelección era
    posible ya que las grandes masas lo apoyaban. Con la reforma de
    la Constitución que tuvo su oposición
    por parte de los radicales y otros partidos. Perón se
    presentaba como el gran candidato para una nueva presidencia.
    La nueva Argentina quería a ese presidente, aquel
    que había logrado que el país creciese, que amaba
    la patria, que valoraba todo lo que en nuestro país se
    producía ya que no deseaba lo importado; aquel que
    quería producir y consumir sin comprar al
    extranjero.

    Así se presentó a las elecciones del
    ‘51 y triunfó esta vez por amplio margen, a pesar de
    esto se gobierno no sería el mismo, en este período
    el espíritu de tiranía se había apoderado
    del primer mandatario. Todo pareció empezar con
    tranquilidad, pero el Presidente mostraba tener un
    carácter más severo, el concepto de
    libertad
    empezó a esfumarse de su mente. Poco a poco fue siendo
    temido por muchos aunque eran muchos más los
    fanáticos de Perón.

    En su segundo mandato, Perón se apoyo en
    políticos que pertenecían a la masonería
    (comunistas) y ellos eran los que provocaban la separación
    del presidente del clero y por lo tanto de los cristianos. Este
    segundo período presidencial fue muy diferente al primero,
    la fuerza era el
    arma para solucionar los problemas, la
    gente de la oposición comenzó a ser arrestada y
    llevada a la cárcel, la libertad de
    prensa deja de
    existir, por orden de Perón se cierran varios diarios, de
    radios y de sectores de la Acción Católica. La
    característica que resalta de esta etapa es
    el exceso y abuso del poder.

    Este Gobierno severo y tirano ya había sido
    anunciado con anterioridad al primer período presidencial
    por intermedio de varios obispos.

    El país se encontraba con una gran crisis
    económica, no había fondos estatales.

    Hay dos etapas que se ven claramente en el momento que
    Perón era dueño del "poder": la etapa
    democrática y la de un gobierno tirano. Este ultimo
    llevó a Perón a su derrota personal

    DIEZ IDEAS FUERZA
    CARACTERIZADORAS DE LA DÉCADA.

    1. El peronismo
      llegó al poder exhibiendo un pensamiento político debido casi
      exclusivamente a su líder. Perón venía
      exponiendo sus ideas desde 1943. Su ideología
      condensó influencias que iban desde el nacionalismo y las encíclicas papales
      de acento social hasta su admiración por la Italia
      fascista. El nuevo presidente contaba con la incondicional
      adhesión de grandes sectores populares, sustentada a
      través de una sensibilidad popular marcada y una
      especial aptitud para manejar un lenguaje
      directo como uno de los rasgos políticos más
      sobresalientes de su personalidad.

    2. El ascenso de Perón.

      Sin duda alguna este es el día más
      importante de nuestra historia
      contemporánea porque señaló la falencia
      de los partidos tradicionales y de los factores de poder
      vigentes hasta entonces, para exaltar un elemento que todos
      habían invocado siempre, pero que no existía
      como hecho físico concreto:
      la masa, el puro pueblo, el hombre
      común que rompió los esquemas de sus
      dirigentes, aun de los más respetables, para imponer
      su voluntad. De allí en adelante queda abierto el
      camino de Perón hacia el triunfo electoral.

    3. El 17 de octubre de 1945.

      No puede desestimarse la seguridad,
      el regocijo, la exaltación con que el alma nacional se
      vistió en aquellos años. Las grandes
      mayorías argentinas confiaban en Perón y en Eva
      Perón. Pero no solamente les agradecían los
      bienes
      materiales
      a que habían accedido en pocos años. Era una
      nueva dignidad la que sentían: y por eso mismo, porque
      su gratitud no tenía fundamentos venales, siguieron
      agradeciendo y añorando durante muchos años ese
      tiempo irrepetible.

    4. El primer gobierno.

      Es en este ámbito donde pueden contabilizarse
      algunos de los logros más perdurables del gobierno
      justicialista.

      Con la intención de realizar una más
      equitativa redistribución del ingreso se planearon
      mejoras sociales que implicaron mejores salarios y
      el reconocimiento de conquistas obreras, algunas de vieja
      dada y de inspiración socialista que se reactivaron:
      legislación laboral,
      indemnizaciones por despido, salario
      familiar, vacaciones pagas, etc.

      Uno de los más importantes méritos del
      peronismo
      reside justamente en estas medidas. El gobierno
      insistió con su política de reformas sociales
      (sobre todo en la primera presidencia) constituyéndose
      en un verdadero portavoz y defensor de la clase
      obrera.

    5. Política social.

      El gobierno encaró una política
      económica que incluyó la
      nacionalización de importantes empresas de
      servicios
      públicos y la creación de otras, lo que produjo
      el apoyo de diversos e importantes sectores de la población, entre ellos cabe destacar a
      abundantes grupos
      pertenecientes a las fuerzas armadas. También se
      advirtió el apoyo dado a la industria
      liviana. En el plano social, esta política se
      complementó con una legislación laboral que
      contempló las reales necesidades de los sectores
      obreros. En cuanto al campo, se propiciaron leyes que
      beneficiaron al trabajador rural.

    6. Política
      económica.

      Nada define mejor la parábola recorrida por
      Perón durante su gobierno como el análisis de su política
      internacional. El triunfo de 1946 había sido la
      victoria del sentimiento nacional herido por la
      intromisión del Departamento de Estado en
      nuestra política interna. La política
      internacional de Perón se movía dentro de
      límites cada vez más estrechos a medida que la
      situación del país tendía a
      deteriorarse.

      En suma, Perón se movió con toda la
      relativa independencia que le permitían las
      relaciones coyunturales del mundo, en el contexto del pico
      más álgido de la "guerra
      fría". En el campo de la política
      internacional quedó como saldo el mantenimiento del principio de
      autodeterminación de los pueblos y la solidaridad con los pequeños
      países, que contribuían a fortificar la
      conciencia
      nacional e individualizar la posición argentina en el
      mundo.

    7. Política
      internacional.

      Perón encontró una eficaz colaboradora
      en su esposa María Eva Duarte. Desde la
      Fundación que llevaría su nombre supo
      granjearse la simpatía y el agradecimiento de los
      sectores más desvalidos: niños, ancianos y
      especialmente el de las mujeres, por quienes bregó
      hasta conseguir el reconocimiento de sus derechos
      cívicos.

      Evita desarrolló una fuerza
      arrolladora que convocó a millones de argentinos hasta
      convertirla en un polo de poder tan grande como el del propio
      Perón.

      La prematura muerte (26
      de julio de 1952) de Evita – tenía 33 años –
      renovó los sentimientos de adhesión al peronismo y
      fue motivo para la expresión de un auténtico
      dolor en vastos sectores populares de nuestra sociedad.

    8. Eva Perón.

      Con la iniciación del segundo régimen,
      la política peronista comenzó a poseer una
      conducta
      más demagógica y propagandista,
      adjudicándose todo el respaldo posible,
      interesándose por la masa popular y entregando una
      determinada percepción e imagen.

    9. Segundo gobierno.

      En el segundo año se advirtieron algunos
      signos de inquietud en la tendencia general de la economía: falta de reservas monetarias,
      pérdida del crédito exterior,
      inflación..

      En una concentración de homenaje al
      presidente estallaron bombas;
      por lo cual entre las filas opositoras fue tomando cuerpo la
      idea de un golpe armado para superar la situación. El
      oficialismo se presentaba débil y la oposición
      fortificada.

    10. La crisis.
    11. Exilio de Perón: hechos
      concretos.

    En el terreno de los hechos concretos dejaba a la clase
    obrera con una clara idea de su poder, organizada en poderosos
    sindicatos
    comprometidos con los intereses de sus integrantes, pero
    también con el interés
    nacional, así como una industria apta
    y experimentada que no permitiría el retroceso del
    país a la economía
    pastoril.

    Finalmente, cabe concluir destacando a
    quienes fueron realmente los que apoyaron y los que se opusieron
    a Perón: Perón llegó originalmente al
    gobierno con el apoyo de la Iglesia, las
    fuerzas armadas y los sindicatos. Pero en 1955
    tenía la oposición de todos los
    partidos políticos no peronistas (Unión
    Cívica Radical, Socialista,
    Democrático Progresista, Comunista,
    Demócrata Nacional), de la Iglesia, de los
    estudiantes, de los terratenientes, muchos de los
    cuales estaban dispuestos a jugarse la vida en un intento para
    derrocar el régimen, y su apoyo sindical
    había declinado. Pero lo más importante es que un
    gran sector de las fuerzas armadas había decidido que
    Perón debía dejar el poder.

    La bibliografía utilizada para la
    elaboración de este trabajo práctico fue la que se
    señala a continuación:

    * CD Clarín

    * HOROWICZ, Alejandro. Los cuatro
    peronismos; Buenos Aires;
    Hyspamérica; 1986.

    * LUNA, Félix. Argentina, de
    Perón a Lanusse (1943 / 1973); Buenos Aires;
    Planeta; 5ª edición; mayo de 1990.

    * LUNA, Félix. El 45; Buenos Aires; Ed.
    ; 19 .

    * Nuestro Siglo – Historia de la Argentina
    (de Crónica); Buenos Aires;
    Hyspamérica; 1992.

    * SNOW, Peter G. Fuerzas políticas en
    la Argentina; Buenos Aires; Emecé; 1983.

    * SANTOS MARTINEZ. La Nueva Argentina;
    Colección Memorial de la Patria (1946-1955); Buenos Aires;
    La Bastilla; 1990.

    Trabajo realizado por:

    Ezequiel D. Masoni

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