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Historia de Grecia




Enviado por omarcitopapito



    Historia

    Desde el neolítico, la península griega
    está culturalmente ligada a las islas del Egeo y las
    costas occidentales de Asia
    Menor. Sus numerosos puertos naturales a lo largo de
    las costas y la gran cantidad de islas cercanas han contribuido
    al desarrollo de
    una civilización marítima homogénea. Pero su
    homogeneidad cultural no implicaba la política.

    Los sistemas
    montañosos y los profundos valles dividieron la
    península en pequeñas unidades políticas
    y económicas, ligeramente mayores en extensión que
    una ciudad y su territorio circundante. Para una información más detallada sobre
    estas ciudades-estado,
    Atenas; Corinto; Esparta; Tebas.

    Prehistoria

    Las planicies fértiles y lo valles regados por el
    Tigris y el Eufrates (la media luna fértil)
    constituían en la antigüedad la región con el
    mayor potencial agrícola junto con los del Indo y los del
    Nilo.

    Los restos arqueológicos indican que algunos
    primitivos pueblos del Mediterráneo, estrechamente ligados
    a las culturas del norte de África, habitaron las regiones
    meridionales del Egeo hasta bien entrado el periodo
    neolítico, antes del 4000 a. C. Estas pruebas
    muestran la evolución cultural desde la edad de piedra
    hasta la edad del bronce, que en Grecia
    empezó en el 3000 a. C.

    Las primeras comunidades agrícolas del mundo se
    desarrollaron ahí: En Jericó se cultivaron cereales
    desde el 8000 a. C. Sin embargo, era una tierra que
    mantenía un delicado y frágil equilibrio
    necesitando una defensa constante, tanto de la naturaleza como
    de los predadores humanos del desierto por el Oeste y de las
    montañas a Norte y al Este. A diferencia de las crecidas
    regulares y benévolas del Nilo, el flujo de estos
    ríos gemelos al subir por los montes Tauro al Este era
    irregular he imprescindible, con lo cual se producían casi
    condiciones de sequía un año y al otro violentas y
    destructivas inundaciones. Para tener algún tipo de
    control se
    necesitan diques, canales y una organización más compleja. Fue
    enfrentando estos desafíos como evolucionaron muchos de
    los logros más significativos de los inicios de la
    civilización.

    A principios del
    III milenio a. C., la denominada civilización del Egeo
    evolucionó hasta niveles extremadamente altos. La
    civilización de la edad del bronce en el Egeo se
    dividía en dos culturas, cada una de ellas con sus propias
    etapas y subdivisiones cronológicas. Una, la
    civilización de Creta o minoica, ubicada en el centro de
    la isla de Creta, a sólo 660 Km al noroeste de
    Egipto y
    directamente relacionada con las rutas marinas hacia los antiguos
    países del Oriente
    Próximo. La otra civilización, la
    Heládica (micénica, en su periodo más
    reciente), florecía al mismo tiempo en la
    porción continental de Grecia,
    concretamente en el Peloponeso. Sus grandes centros estaban
    en Micenas,
    Tirinto (cerca del actual
    Návplion) y Pilos. La cultura y el
    comercio
    cretense dominaron el Mediterráneo hasta después
    del año 1500 a. C., cuando Micenas tomó el
    relevo.

    La cultura griega
    tiene sus orígenes en la civilización cretense,
    cuyos principios se
    remontan al tercer milenio a. C. los cretenses fueron los
    primeros en recorrer el Mediterráneo y llegaron a tener
    una flota poderosa, comerciaron con otros pueblos ubicados en
    tierras de los actuales países de Italia y España,
    produjeron vino, aceite, artículos de cerámica,
    etc. Que vendían al extranjero; la intensidad de su
    comercio le
    hizo adquirir la hegemonía en todo el Mediterráneo
    Oriental. Esta hegemonía fue marítima por esto se
    llama talstocracia (gobierno de
    mar).

    Este poderío
    marítimo se extendió desde Roda y Chipre hasta los
    puertos fenicios de Biblos y Gadir hacia el 2000 a.
    C.C.

    Los habitantes de la isla de Creta copiaron de los
    fenicios su escritura
    lineal, imitaron de los arquitectos babilonicos la construcción de sus palacios de Cnosos,
    Festos, Mallia, Faistos y Hagia Triada. Estas ciudades fueron
    erigidas durante la ultima época de Creta también
    denominada el apogeo de la civilización de Creta. En esta
    civilización la mujer jugo un
    papel muy
    importante pues adoraban a una diosa madre, a un dios de la
    luz y parece
    que también veneraban a sus reyes.

    Cultivaron los deportes iniciando los grandes
    juegos que
    después se llamaron las olimpiadas en Grecia
    Continental. Se dedicaron especialmente al box, las carreras y
    las corridas de toros, que eran demostraciones de acrobacia donde
    estaba prohibido matar al toro. Estos pobladores adoraban a sus
    dioses en cavernas o pequeñas capillas no tenían el
    culto a los muertos pero creían en un más halla
    semejante al mundo.

    Los habitantes de Creta provenían de la tribu de
    los Egeos quienes subsistieron en le continente europeo en
    Micenas y Tirinto y en el Asia Menor en
    Troya.

    Troya estaba edificada casi en la entrada del estrecho
    de los Dardanedos en una colina que domina la llanura inferior
    del río Escandro denominada la roca de
    Pérgamo.

    A finales del III milenio a. C.C. comenzaron una serie
    de invasiones de tribus del norte que hablaban una lengua
    indoeuropea. Existen pruebas de que
    estos pueblos del norte vivieron en la cuenca del río
    Danubio, al sudeste de Europa. De los
    primeros pueblos invasores, los más destacados, los
    aqueos, se habían visto
    con toda probabilidad
    obligados a emigrar presionados a su vez por otros invasores. Los
    aqueos invadieron el sur de Grecia y se
    establecieron en el Peloponeso. Según algunos
    especialistas, un segundo pueblo, los jónios, se asentó
    principalmente en Ática, la zona central del este de
    Grecia y en
    las islas Cícladas, donde asimilaron la cultura de los
    pueblos heládicos. Los eolios, un tercer pueblo de características poco definidas, se
    asentaron en principio en Tesalia.

    Grecia antigua

    Los griegos daban el nombre de pelasgos a los primeros
    habitantes de su país. Estos labraban la tierra y se
    les atribuyo la fundación de las más antiguas
    poblaciones.

    A fines del siglo XV se produce una civilización
    de pueblos más civilizados que hablan un dialecto
    indoeuropeo, es decir emparentado con los idiomas que hoy se
    hablan en Europa. Las
    inscripciones egipcias y los poemas
    homericos llaman a estos pueblos aqueos y son antecesores de los
    Helenos.

    En el último periodo de la edad del bronce en
    Grecia (1500-1200 a. C.C.), el continente fue absorbiendo
    paulatinamente la civilización cretense. Hacia el
    1400 a. C.C., los aqueos conquistaron y controlaron las
    islas y poco después también dominaron el
    continente, en especial la región de Micenas. Debido a las
    exhaustivas investigaciones
    de sus ruinas, la ciudad da su nombre a los antecesores aqueos,
    aunque también destacaron en importancia otras
    ciudades-estado.
    La guerra de Troya,
    descrita por Homero en
    la Iliada, comenzó alrededor del 1200 a. C.C.
    y probablemente fue uno de los conflictos
    bélicos que tuvieron lugar entre los siglos XIII y XII a.
    C.C. cuando la civilización micénica estaba en su
    apogeo. Puede que tuviera relación con la última y
    más importante invasión del norte, que
    ocurrió en aquel tiempo e
    introdujo la edad del hierro en
    Grecia.

    La guerra de
    Troya fue generada por los pueblos de Asia quienes
    cometieron actos de piratería, entonces los griegos
    formaron una coalición para tomar venganza.

    Antecedentes de la guerra de
    Troya

    París hijo de Príamo rey de Troya robo
    Elena mujer de Menelao
    rey de Esparta y hermano de Agamenón rey de Micenas.
    Agamenón, para vengar el ultraje hecho a su hermano
    convoca a los príncipes griegos y fue elegido jefe de una
    flota confederada, que destruyo a Troya al cabo de diez
    años de sitio.

    Después llegaron otros pueblos del norte que
    más tarde se llamaron los Helenos y conquistaron Grecia,
    luego se dividieron en otros cuatro grupos que son:
    Aqueos, Eolios, Dorios y Jonios. Con la invasión de los
    helenos termina la prehistoria
    griega y comienza su verdadera historia de este hecho el
    pueblo griego es denominado helénico.

    Los dorios
    abandonaron las montañas del Epiro y descendieron al
    Peloponeso y a Creta, utilizando armas de hierro para
    conquistar y expulsar a los anteriores habitantes de estas
    regiones. Los dorios derrocaron a los monarcas aqueos y se
    asentaron sobre todo en las regiones meridionales y orientales de
    la península. Esparta y Corinto se transformaron en las
    principales ciudades dóricas. Muchos aqueos buscaron
    refugio al norte del Peloponeso, zona que más tarde se
    llamó Aquea. Otros resistieron duramente a los dorios, y
    tras ser sometidos, fueron reducidos a servidumbre y denominados
    ‘ilotas’. Los que lograron huir se refugiaron en el
    Peloponeso, se reunieron con sus parientes en Ática y en
    la isla de Eubea, pero después emigraron al igual que los
    eolios a las costas de Asia
    Menor.

    En los siglos posteriores al 1200 a. C.C. la
    progresiva colonización de las costas de Asia Menor,
    primero por los refugiados procedentes de zonas ocupadas por los
    dorios y más tarde por los mismos dorios, convirtió
    la región en parte política y cultural
    de Grecia. Por cada una de las tres divisiones étnicas
    griegas se creó una gran confederación. La parte
    norte de la costa de Asia Menor y la
    isla de Lesbos formaban la Confederación Eólica. La
    Confederación Jónica ocupaba el distrito medio,
    llamado Jonia, y las islas de Quíos y Samos. Al sur de las
    islas de Rodas y Cos se estableció una
    Confederación Dórica. Varios siglos después
    (750-550 a. C.), el rápido aumento de la población, la escasez de alimentos, el
    florecimiento de la artesanía y el comercio y
    otros factores conllevaron una nueva oleada colonizadora. Se
    fundaron colonias en lugares tan lejanos como la costa oriental
    del mar Negro y Massilia (actual Marsella, Francia), y
    tuvieron lugar asentimientos en Sicilia y la parte meridional de
    la península Itálica. Esta última
    tenía tal densidad de
    población griega que se la conocía
    como la Magna Grecia.

    A lo largo de al formación de Grecia se
    distinguen una Continental y otra Marítima.

    Grecia Continental

    También denominada Hélade,
    comprendía la parte inferior de la península de los
    Balcanes región caracterizada por ser la más
    montañosa de las tres penínsulas
    mediterráneas de Europa esta se
    unía con la península del Peloponeso (hoy Morea)
    por el istmo de Corinto. El territorio griego se hallaba entre
    los mares Egeo y Jonico, hacia el norte no se conocía una
    frontera natural pero según Estrabon (geógrafo
    griego), esta podía marcarse con una línea que iba
    desde el golfo de Arta hasta el golfo de
    Salónica.

    El territorio de Grecia se caracterizo por presentar un
    conglomerado de montañas de rocas
    calcáreas y frecuentemente desnudas, las cuales se hallan
    separadas por valles estrechos y profundos o por llanuras,
    verdaderas cuencas de antiguos lagos donde abundan los olivares;
    entre tales llanuras podemos nombrar las de Tesalia, Tebas,
    Atenas, Argos y la Esparta.

    Entre las montañas más celebres podemos
    nombrar el Pindo, el Olimpo, el Osa, el Pelión, el
    Parnasó, el Helicón, el Himeto y el
    Pentélico.

    En Peloponeso se alza la alta planicie de Arcadio
    terminada hacia el sur por la poderosa cadena del
    Taigeto.

    Grecia marítima

    Grecia tenia una posición marítima
    privilegiada pues presentaba posibilidades de comunicación marítima a lo largo de
    todo el territorio gracias a sus golfos, entre los cuales los
    más relevantes son de Corinto y de Egina, que apenas
    estaban separados por una lengua de
    tierra de 5
    Km. Grecia poseía mas de 2000 Km de costa, de manera que
    no existía cantón o república que no tuviese
    bahías y promontorios bañados por el
    mediterráneo.

    Grecia estaba envuelta por las islas algunas tan
    próximas del continente que parecen su
    prolongación, lo cual sucede con la Eubea, y las
    Cícladas esparcidas por el mar Egeo lasque
    señalaban el paso entre Europa y la Costa
    de Asia, donde otros griegos poblaban las grandes islas de
    Lesbos, Quío, Samos, y Rodas.

    El mar formo marinos y comerciantes poniendo a los
    griegos en contacto con todos los pueblos de oriente de quienes
    tomo los primeros elementos de civilización. El mar fue el
    que les dio riquezas e hizo que estados de muy corta
    extensión, reducidos casi a una ciudad, fueran el centro
    de verdaderos imperios mediterráneos.

    La época arcaica

    Hacia el año 1100 a. C.C. penetraron en el
    territorio Griego los Dorio llegando a constituir la cultura
    centromiceníca. . es en esta época cuando empieza
    la llamada "edad media
    griega" y fue una larga etapa de formación que se prolongo
    hasta el siglo VIII.

    Uno de los procesos
    más importantes que se dieron fue el de la
    formación de los estados griegos, surgidos de la fusión
    entre la población indígena y los
    invasores.

    Abarcaban pequeñas comarcas con una ciudad como
    centro, la Polis. En general, todos ellos pasaron por etapas
    parecidas en cuanto a la evolución de su forma de gobierno. Al
    comienzo de esta época eran monarquías, a las que
    sucedió un gobierno
    aristocrático que en buen parte de ellos derivo hacia la
    democracia.

    La expansión comercial, el crecimiento
    demográfico y el endeudamiento del campesinado, entre
    otros motivos, obligaron a los griegos a abandonar sus lugares de
    origen, se instalaron tanto en Oriente como en Occidente y
    fundaron colonias; hubo dos clases de colonias: las plazas
    comerciales y las agrarias, mantenían fuertes lazos
    culturales con la metrópoli, pero disfrutaban de una total
    independencia
    político administrativa.

    La expansión por Oriente la realizaron en dos
    etapas. En la primera colonizaron las islas del Egeo y las costas
    del Asia menor. En la segunda, tras conquistar el norte del Egeo
    y el Helesponto, llegaron hasta Crimea y el mar de Asov. Los
    griegos llegaron incluso hasta el país del Nilo, en cuyo
    delta instalaron también una factoría. Seguidamente
    se dirigieron hasta Occidente. Fundaron colonias en Sicilia y en
    el sur de Italia, en un
    área que fue conocida con el nombre de Magna Grecia.
    Llegaron hasta las costas del Mediterráneo español
    donde entraron en contacto con Tartesos, y las del sur de
    Francia.

    Estas colonias en parte de poblamiento y en parte
    puramente comerciales, difundieron la tecnica y el
    arte
    Helénicos

    Periodo helénico

    Una vez finalizadas las grandes migraciones al Egeo, los
    griegos desarrollaron una orgullosa conciencia
    racial. Se llamaban a sí mismos ‘helenos’,
    nombre derivado, según Homero, de una
    pequeña tribu del sur de Tesalia. El término
    griegos, empleado por posteriores pueblos extranjeros,
    provenía nominalmente de Grecia, nombre en latín de
    una pequeña tribu helénica del Epiro con la que los
    romanos tuvieron contactos. Al margen de la mitología, que
    era la base de una compleja religión, los helenos
    desarrollaron una genealogía que remontaba sus
    orígenes a héroes con carácter
    semidivino.

    A pesar de que los pequeños estados
    helénicos mantenían su autonomía,
    seguían un desarrollo
    similar en su evolución política. En el
    periodo pre-helénico los jefes de las tribus invasoras se
    proclamaron monarcas de los territorios conquistados. Entre el
    800 y el 650 a. C.C. estas monarquías se fueron
    sustituyendo por oligarquías de aristócratas,
    ya que las familias nobles compraban las tierras y éstas
    eran la base de todo su poder y
    riqueza. Cerca del año 650 a. C.C., muchas de estas
    oligarquías helénicas fueron sustituidas por
    plebeyos enriquecidos o aristócratas desafectos, llamados
    tiranos. La aparición de las tiranías se
    debió sobre todo a un factor económico. El
    descontento popular surgido frente a las aristocracias se
    había convertido en un importante factor político a
    causa del aumento de la esclavitud de los
    campesinos sin tierras; la colonización y comercio en
    los siglos VIII y VII a. C.C. aceleró el desarrollo de
    una próspera clase de comerciantes, que supieron
    aprovecharse del gran descontento para reclamar el reparto del
    poder con los
    aristócratas de las ciudades-estado.

    Estructura
    Económica

    Se constata una clara especialización del trabajo
    que favorece la acumulación de excedentes y el
    intercambio. La base económica era la agricultura
    siendo la propiedad de
    la tierra la
    base del poder.
    Cultivaban la trilogía mediterránea (cereales,
    olivo, vid). Con arados y utensilios similares a los actuales.
    Poseían huertas y plantas
    industriales (lino, esparto).

    La agricultura se
    completaba con la ganadería: ovejas, cabras, cerdos,
    bueyes, de los que obtenían carne, leche, lana,
    fuerza de
    trabajo. A destacar los caballos símbolo de prestigio para
    la aristocracia y de cara a la guerra. Las
    actividades depredatorias (caza, recolección, pesca)
    continuaron. La arqueología y restos cerámicas dan
    también importancia a la pesca.
    Conocían la metalurgia y
    las minas proporcionaron las materias primas con las que
    comercian con los colonizadores. Eran excelentes orfebres y
    fabricantes de armas, entre los
    que destaca la Farcata (espada corta).

    La cerámica era muy importante para el transporte y
    el almacenamiento
    siendo decorado con motivos geométricos o
    figuras.

    Los objetos de alfarería comunes que en enorme
    cantidad salieron de las necrópolis griegas así
    como las pinturas de los vasos provenientes de Troya, Micenas,
    Tirinto y Creta así como de las necrópolis de
    Atica, Beosia, Tesalia y las de las Ciclades, construidos con
    materias muy distintas como los vasos barnizados y esmaltados,
    los vasos de cristal, los vasos de mármol y los grandes
    vasos decorativos así como los de oro y plata sirvieron
    para comerciar con los pueblos bárbaros que rodeaban esta
    civilización. A parte de las demás industrias
    griegas como ser la agricultura,
    el tejido, y otras la alfarería era la más
    importante de la época.

    Durante la época de Solón este tuvo la
    idea de suplir la insuficiencia de los recursos
    agrícolas favoreciendo el desarrollo de
    los oficios. Por eso la ciudad, primero pequeña y pobre,
    llega alcanzar una gran prosperidad. Sus habitantes sacaron del
    Laurium, montaña inmediata ha Atenas grandes cantidades de
    plata esa pequeña riqueza les permitió crear
    industria,
    comercio y
    marina. La población buscó en estas vías
    nuevas la fortuna que la esterilidad del suelo les negaba.
    Los extranjeros llegaron a ser ciudadanos a condición de
    llevar al Atica una industria que
    fuese desconocida allí. En todas partes se fundaron
    fábricas de muebles, armas, tejidos, y sobre
    todo alfarería. Atenas llegó hacer desde entonces
    una población marítima manufacturera
    renombrada por el buen gusto y la elegancia de sus productos.

    Los griegos para mejorar su comercio marítimo
    mejoraron extraordinariamente los antiguos y lentos barcos que
    iban a través del Egeo fondeando en cada isla, se
    construyeron mejores puertos, se los protegió con diques,
    se construyo el Diolcos, cuyos restos todavía existen,
    este permitía cruzar el istmo de Corinto, rodando los
    barcos sobre cilindros de manera, etc. En el siglo octavo los
    puertos griegos están en todo el mediterráneo.
    Allí acuden los colonos a comprar y vender. Compran lo que
    después revenderán a los bárbaros de
    alrededor y venden lo que les han comprado así se completo
    la obra de la moneda.

    Acuñación de
    moneda

    Del latín moneta, apodo de la diosa Juno,
    cuyo templo en Roma se utilizaba
    para acuñar monedas.

    La idea de moneda pertenecía a los babilonios y a
    los hititas, pero éstos no dividían el metal en
    secciones de valor
    determinado ni pensaron en controlar el valor
    intrínseco del metal.

    Los griegos son los primeros que reemplazan las marcas groseras
    que certifican el valor con
    sellos de valor
    artístico. Como vimos, la moneda facilito los cambios y
    los prestamos. Convertida pronto en otra mercancía, sufre
    todas las alternativas de una mercancía. Termina por ser
    la mercancía por excelencia: ya la posesión de
    la tierra no
    es el signo de la riqueza lo es la posesión de metal
    amonedado.

    Entonces los nobles abandonan el campo para especular,
    como vimos, con la moneda, para formar capitales que realizan
    empresas antes
    imposibles: crear talleres explotar minas, equipa flotas. El
    campo

    Abandonado por el capital es
    abandonado por sus victimas, obligadas a serlo ahora en la
    ciudad.

    Las ciudades crecen en especial las que tienen las
    condiciones que exige la nueva economía:
    posibilidades industriales y comerciales. Por esto progresan los
    puertos. Ya las ciudades son mucho más que los
    caseríos mas o menos pobres. Los nobles que gobiernan
    ahora las ciudades quieren tener seguridad y vivir
    con gusto: construyen monumentos y murallas de defensa. Pero las
    calles se llenan de una multitud de desheredados, obreros o que
    esperan serlo, que miran con creciente rencor lo que para ellos
    es injusta diferencia.

    Entre tanto en los campos aparece una nueva clase la de
    los labradores enriquecidos. Estos aplicaran casi toda la
    tecnica de los
    que tenían tierras heredadas: compraran otras y buscaran
    todos los modos acrecer su capital.

    La Casa de la Moneda es el lugar donde se
    diseñan, graban y fabrican las monedas, que son medios de pago
    de curso legal, es decir, dinero. Antes de la aparición de
    las monedas, el comercio se llevaba a cabo mediante el
    intercambio de bienes
    (trueque) o utilizando lingotes de oro y plata. Este sistema resultaba
    poco práctico porque era necesario pesar y evaluar la
    calidad del
    metal, en cada intercambio se establecía el valor de los
    lingotes, por lo que se dificultaba el crecimiento del
    comercio y la industria. La
    invención del sistema de
    acuñación de monedas, cuyo valor era siempre el
    mismo, resolvió los inconvenientes anteriores.

    Historia de la
    acuñación

    Se cree que las primeras monedas acuñadas con
    carácter oficial aparecieron durante el siglo VI a. C.C.
    en la zona de Lidia (en Asia Menor) y en China. A
    partir de entonces empezaron a surgir monedas en Grecia y en
    otras ciudades-estado. Sin
    embargo, con el Imperio romano se
    empezó a acuñar una única moneda,
    homogeneizando los tamaños, pesos y valores de
    todas las monedas existentes, y prohibiendo la
    acuñación de monedas por parte de individuos
    particulares, pues era monopolio del
    Estado.
    China
    conservó su sistema de
    acuñación homogénea centralizada durante su
    época imperial, pero con la desintegración del
    imperio empezaron a surgir distintas monedas en los diferentes
    principados.

    Los genos

    Más parecidos a la familia son
    verdaderos clanes. Dentro de ellos, en efecto, el padre tenia
    autoridad
    absoluta puesto que era el interprete de los dioses; la propiedad, por
    otra parte, era colectiva. La unidad del clan conducía a
    curiosas consecuencias: la ofensa hecha a un individuo se
    consideraba hecha al clan.

    Varios clanes se reunían fratrias y estas en
    tribus, pero los genos mantenían su autonomía
    dentro de esas confederaciones.

    Las ciudades-estado

    Poco a poco comienzan sin embargo a agruparse las chozas
    de los genos; los caseríos aumentan, pero, sobre ser poco
    importantes no están suficientemente adheridos al suelo.

    Grecia estaba formada por una serie de ciudades estado
    independientes, gobernadas por oligarquías
    aristocráticas, el aislamiento geográfico impuesto por el
    territorio que ocupaban y la necesidad de agruparse para
    defenderse de las invasiones explicaba la formación por
    los griegos de estas ciudades estado. Aunque eran independientes,
    a menudo se unían en una liga dentro de la cual la
    más importante acababa por imponerse. Las dos polis
    más importantes fueron Atenas y Esparta. Esparta cuido por
    encima de todo su poderío
    militar descuidando el arte y las
    actividades económicas, redujeron a los vencidos a la
    esclavitud
    (ilotas) la población se componía de Dorios,
    Periecos e Ilotas; los primeros conservaron supremacía
    mediante las armas.

    Esparta contó con dos reyes de poder ilimitado y
    veintiocho ancianos guiados por cinco Eforos, que formaban el
    senado, el cual monopolizaba todo el poder volviéndose
    verdaderos amos del estado.

    La guerra era el
    único móvil de la educación, Esparta
    quiso imponer su fuerza desde
    un principio, Mesenia le resistió heroicamente, pero fue
    vencida, después organizó una liga en Peloponeso,
    de la cual fue jefe.

    Los ciudadanos espartanos gozaban de enormes privilegios
    sobre los indígenas sometidos (iliotas y periecos).
    Estaban gobernados por reyes de familias diferentes, que se
    transmitían el cargo por herencia, la
    monarquía se mantuvo en Esparta hasta la total decadencia
    de la polis.

    Atenas la capital del
    Atica careciendo de militarismo se convirtió en el
    motor del
    mundo Griego. Desarrolló el modelo
    más perfeccionado democracia
    limitada y puso las bases de la sociedad
    Occidental. Sus habitantes proclamaron la independencia,
    la libertad y la
    igualdad.

    El gobierno
    comprendió: los Arcontes, el Areopago y el consejo de los
    cuatrocientos, dividió el pueblo en cuatro clases
    según su fortuna. Las leyes de
    Solón suavizaron las costumbres i aseguraron la libertad

    En los primeros siglos del primer milenio, Atenas tuvo
    un papel
    secundario con una economía basada en la
    agricultura y
    el pastoreo. A partir del siglo VI el desarrollo del
    comercio hizo posible su futura importancia. Cuando Atenas inicio
    su decadencia, Esparta no pudo sustituirla.

    Junto a estas dos grandes ciudades destacaron
    también Samos, Mileto, Delos, Argos Epiduro, Corinto,
    Egina, Calcis, Eritrea y Tebas.

    El gobierno de los
    mejores

    Los reyes perdieron el poder a favor de la aristocracia
    que eran los más capacitados para dirigir, poseían
    tierras y podían adquirir las armas
    imprescindibles para defender la ciudad, los que ostentaban el
    poder se llamaban Arcontes, al principio el cargo era vitalicio,
    hasta que en el siglo VIII a. C.C. su gobierno se limitó a
    una década. Antiguos Arcontes de conducta
    irreprochable formaban el Areópago, un tribunal que
    juzgaba causas civiles y militares; las otras dos instituciones
    eran la Bulé, de carácter legislativo formada por
    400 ciudadanos elegidos anual mente, y la ecclesia constituida
    por todos los ciudadanos y que votaba las leyes presentadas
    por la Bulé.

    A finales del siglo sexto se promulgó la primera
    legislación de la ciudad de Atenas, el código de
    Dracón. Solón realizó una serie de reformas
    que podían considerarse como un intento de organizar una
    democracia,
    suprimió la esclavitud por
    deudas y terminó la lucha entre los grandes propietarios y
    la burguesía. Estas reformas no fueron
    duraderas.

    Atenas, al igual que otras muchas ciudades griegas,
    vivió bajo el gobierno de un tirano que por el empuje de
    las clases populares facilitó su ascensión al
    gobierno; paradójicamente estos abrieron el paso hacia la
    democracia, el
    tirano más importante fue Pisístrato (560-527 a.
    C.C.) quien hizo posible el poderío posterior de esta
    polis

    Democracia ateniense

    La reforma de Clistenes (510) fue un paso decisivo para
    la democratización, distribuyó los demos del Atica
    en diez tribus eliminando la división anterior entre el
    campo, la costa y la montaña; creo el consejo de los 500
    que proponían las leyes y era la
    suprema autoridad
    administrativa, la democracia
    griega llego a su máxima expresión con Pericles
    (443-430)

    Pero la democracia griega era restringida de los 400000
    habitantes que tenia Atenas en el siglo V a. C.C. solo la
    décima parte gozaba de los derechos civiles y
    políticos, los organismos de la democracia Ateniense era
    la ecclesia y el Bulé, Pericles logro que las decisiones
    políticas y las concesiones de derechos pasaran por estas
    instituciones
    y por el tribunal popular de los heliastas. Por primera vez los
    miembros de setos dos tribunales cobraron dietas, que eran
    pagadas con los tributos
    federales; la evolución democrática
    concluyó con la admisión de los miembros de la
    tercera clase, los zeugitas entre los Arcontes. La responsabilidad política había
    pasado de la aristocracia a los ciudadanos.

    Las tiranías

    La era de los tiranos griegos (650-500 a. C.)
    destaca por los avances logrados en la civilización
    helénica. El título de tirano implicaba el acceso
    ilegal al poder, no el abuso del mismo. En general, tiranos como
    Periandro de Corinto, Gelón de Siracusa y
    Polícrates de Samos (reinó entre 535 a.
    C.-522 a. C.) fueron gobernantes sabios y populares. El
    comercio y la artesanía prosperaron. Con el nacimiento de
    la fuerza
    política y
    económica llegó el florecimiento de la cultura
    helénica, de un modo especial en Jonia, donde empezaba a
    surgir la filosofía griega con Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes. El desarrollo de
    objetivos
    culturales comunes a todas las ciudades helénicas fue uno
    de los factores que dieron cierta cohesión a la antigua
    Grecia a pesar de la división política existente.
    En este sentido contribuyó la lengua griega,
    cuyos muchos dialectos se entendían en cualquier parte del
    país o en cualquier colonia. El tercer aspecto a tener en
    cuenta fue la religión griega que
    todos los helenos compartían: el santuario de
    Delfos fue el mayor y
    más respetado. En torno a la
    religión,
    los griegos también tenían cuatro festivales
    nacionales, llamados juegos (los
    olímpicos, los ístmicos, los pitios y
    nemeos).

    Los Juegos
    Olímpicos eran tan importantes que muchos griegos remontan
    sus cálculos históricos a la Primera Olimpiada (el
    periodo de cuatro años entre la celebración de los
    Juegos
    Olímpicos) celebrada en el año 776 a. C.
    Relacionada con la religión, en origen
    al menos, estaba la Liga de
    Anfictionía, organización de tribus helenas que se
    creó para la protección y administración de los
    santuarios.

    De la democracia a la
    monarquía

    Las ciudades-estado se unificaron en cierta medida.
    Entre los siglos VIII y VI a. C., Atenas y Esparta se
    habían convertido en las dos ciudades hegemónicas
    de Grecia. Cada uno de estos grandes estados absorbió a
    sus débiles vecinos en una liga o confederación
    dirigida bajo su control. Esparta,
    estado militarizado y aristocrático, estableció su
    poder a base de conquistas y gobernó sus estados
    súbditos con un control muy
    estricto. La unificación del Ática, por el
    contrario, se realizó de forma pacífica y de mutuo
    acuerdo bajo la dirección de Atenas; se otorgó la
    ciudadanía ateniense a los habitantes de las
    pequeñas ciudades. Los nobles, o eupátridas,
    abolieron en el 638 a. C. la monarquía hereditaria y
    gobernaron Atenas hasta mediados del siglo VI a. C.

    Los eupátridas retuvieron autoridad
    plena gracias a su poder supremo para disponer de la justicia, a
    menudo de forma arbitraria. En el 621 a. C. el
    político Dracón (finales del siglo VII a. C.)
    codificó la ley ateniense,
    por la que el poder judicial de
    los nobles quedaba limitado. Un segundo revés para el
    poder hereditario de los eupátridas fue el código
    del político y legislador ateniense Solón de 594 a. C., que no era
    sino una reforma del código draconiano y que otorgaba la
    ciudadanía a las clases bajas. Durante el brillante y
    prudente mando del tirano Pisístrato, las formas de
    gobierno empezaron a adoptar elementos democráticos.
    Hipias e Hiparco, hijos de Pisístrato, heredaron el poder de
    su padre pero fueron más déspotas. Hipias, que
    murió después que su hermano, fue expulsado por una
    insurrección popular en el 510 a. C. Durante el
    consiguiente conflicto
    político, los partidarios de la democracia obtuvieron,
    bajo el mando del político Clístenes de
    Sición, la victoria total y, alrededor del 502 a. C.,
    comenzaba una nueva etapa política, basada en principios
    democráticos.

    El comienzo del gobierno democrático supuso el
    más brillante periodo de la historia de Atenas.
    Florecieron el comercio y la agricultura.
    Más aún, el centro de las artes y la cultura
    intelectual, que entonces estaba en las ciudades de la costa de
    Asia Menor, pronto se trasladó a Atenas.

    Estados en guerra

    Hacia el siglo V los políticos de las ciudades
    estado se habían polarizado hasta llegar a la
    confrontación entre Esparta y Atenas a comienzos de este
    siglo, Atenas y Esparta dejaron de lado sus diferencias para
    enfrentar la invasión de la Persia Aqueménida. Una
    fuerza
    expedicionaria Persa fue derrotada por Atenas en Maratón
    en el año 490 a. Dies años después, una
    confederación encabezada por Atenas y Esparta
    derrotó a una invasión mucho mayor en la batalla
    naval de Salamina y en la batalla terrestre de Platea, al
    año siguiente las decadas posteriores a esta espectacular
    victoria fueron testigo del poder economico y naval de Atenas
    para edificar una supremacía sobre algunos de sus antiguos
    aliados maritimos, esto llevo inevitablemente, a una ultima
    prueba de fuerza con
    Esparta y sus aliados.

    La encarecida guerra del Peloponeso, que duró 27
    años (431 – 404 a. C.) es relatada con suma maestria
    por el historiador Tucídides, esta guerra finalizó
    con la derrota de Atenas sí bien esta fue la época
    de oro para Atenas (siglo XV a. C.) las tragedias de Esquilo,
    Sófocles, la arquitectura del
    Partenón, etc. Que florecieron en este siglo, es por estas
    extraordinarias obras que la civilización griega a
    trascendido en el tiempo.

    El siglo IV se inició con intrigas entre las
    ciudades estado griegas, Tebas arrebató la
    supremacía a Esparta en la batalla de Leuctra 371 a. C.;
    sin embargo a pesar del surgimiento i caida de estados
    individuales no existía una egemonia duradera, la cual fue
    impuesta por el poder de Macedonia, su poder aumentó
    progresivamente durante el siglo IV hasta que el año 338
    a. C. en la batalla de Queronea Filipo de Macedonia puso fin a la
    libertad
    griega.

    Las Guerras
    Médicas

    Creso, rey de Lidia,
    conquistó las colonias griegas de Asia Menor en el
    560 a. C., en la primera parte de su reinado (560 a.
    C.- 546 a. C.). Creso fue un gobernador moderado, respetuoso
    con los helenos y aliado de Esparta; el gobierno lidio
    estimuló la vida económica, política e
    intelectual de las colonias. En el 546 a. C., Creso fue
    expulsado del trono por Ciro II
    el Grande, rey de Persia. A excepción de la
    isla de Samos, que se defendió con tenacidad, las ciudades
    griegas de Asia y las islas costeras pasaron a formar parte del
    Imperio persa.

    En el 499 a. C., Jonia, ayudada por Atenas y
    Eretria, se volvió contra Persia. Los rebeldes tuvieron
    éxito, en principio, y el rey Darío I el Grande de Persia juró
    vengarse. Sofocó la revuelta en el 493 a. C. y, tras
    saquear Mileto,
    restableció su control absoluto
    sobre Jonia. Un año después, Mardonio, yerno del
    rey, condujo una gran flota persa para conquistar Grecia, pero
    casi todas sus naves fueron hundidas en el cabo de Athos. Al
    mismo tiempo,
    Darío envió emisarios a Grecia para pedir muestras
    de sumisión a todas las ciudades-estado.

    Aunque la mayoría de los pequeños reinos
    consintieron, Esparta y Atenas se negaron y mataron a los
    emisarios persas en señal de desafío. Darío,
    encolerizado por tal ofensa, así como por la
    pérdida de su flota, preparó una segunda
    expedición que partió en el 490 a. C.
    Después de destruir Eretria, el ejército persa
    avanzó hacia la llanura de Maratón, cerca de
    Atenas. Los dirigentes atenienses pidieron ayuda a Esparta, pero
    el mensaje llegó durante la celebración de un
    festival religioso que prohibía a los espartanos abandonar
    la ciudad. Sin embargo, el ejército ateniense, bajo el
    mando de Milcíades el
    Joven, obtuvo una increíble victoria sobre
    una fuerza persa tres veces mayor que la suya.

    Inmediatamente Darío dispuso una tercera
    expedición; su hijo, Jerjes
    I, quien le sucedió en el 486 a. C.,
    reunió uno de los mayores ejércitos de toda la
    época antigua. En el 481 a. C., los persas cruzaron
    sobre un puente de naves el estrecho del Helesponto y marcharon
    en dirección al sur. La primera batalla tuvo
    lugar en el paso de las Termópilas, en el 480 a. C.,
    donde el rey espartano Leónidas I y varios miles de
    soldados defendieron heroicamente el estrecho paso. Un traidor
    griego condujo a los persas a otro paso que permitía a los
    invasores acceder al primero por la retaguardia
    espartana.

    Leónidas permitió a la mayoría de
    sus hombres retirarse, pero él y una fuerza de 300
    espartanos y 700 téspidas resistieron hasta el final y
    fueron aniquilados. Los persas marcharon entonces sobre Atenas e
    incendiaron la ciudad abandonada. Mientras, la flota persa
    persiguió a la griega hasta Salamina, isla situada en el golfo de
    Egina (hoy, golfo Sarónico), cerca de Atenas. En la
    contienda naval que siguió, menos de 400 barcos griegos,
    al mando del político y general ateniense
    Temístocles, derrotaron
    a 1.200 embarcaciones persas. Jerjes I, que había
    presenciado la batalla desde su trono de oro en una colina sobre
    el puerto de Salamina, huyó a Asia. Al año
    siguiente, 479 a. C., el resto de las fuerzas persas fueron
    destruidas en Platea y
    los invasores fueron expulsados definitivamente.

    Hegemonía de
    Atenas

    Como resultado de su brillante liderazgo
    durante las guerras
    médicas, Atenas se convirtió en el estado
    más influyente de Grecia. Más aún, las
    guerras
    demostraron la creciente importancia de su poder naval,
    especialmente tras la batalla de Salamina. Esparta, hasta
    entonces el mayor poder militar de Grecia, perdió su
    prestigio en favor de la flota ateniense. En el 478 a. C.,
    un gran número de estados griegos formaron una alianza
    voluntaria, la Liga de
    Delos, para expulsar a los persas de las ciudades
    griegas de Asia Menor. Atenas encabezó la alianza. Las
    victorias de la Liga, al mando del general Cimón, liberaron las costas de Asia
    Menor del dominio persa. No
    obstante, Atenas extendió su poder sobre otros miembros de
    la Liga de tal manera que, más que en sus aliados, se
    convirtieron en sus súbditos. Los atenienses exigieron un
    tributo a sus antiguos confederados y cuando Naxos intentó retirarse de la Liga,
    las fuerzas atenienses arrasaron la ciudad.

    El periodo de hegemonía ateniense durante el
    siglo V a. C. es denominado como la ‘Edad de Oro de
    Atenas’. Bajo el mando de Pericles, la ciudad alcanzó su
    máximo esplendor. La Constitución, reformada hacia una
    democracia interna, contenía cláusulas tales como
    el pago por los servicios del
    jurado, lo que permitía a los ciudadanos más pobres
    ser parte de tal institución. Pericles se propuso hacer de
    Atenas la ciudad más bella del mundo.

    Se construyeron el Partenón, el Erecteion y otros grandes edificios. El
    teatro griego
    alcanzó su máxima expresión con las obras
    trágicas de hombres como Esquilo, Sófocles y Eurípides, y el autor de
    comedias Aristófanes. Tucídides y Heródoto fueron famosos
    historiadores, y el filósofo Sócrates fue otra figura de la
    Atenas de Pericles quien hizo de la ciudad un centro
    artístico y cultural sin rival.

    La edad de oro de Grecia

    Grecia, pese a sus continuas guerras, fue
    la cuna de una extraordinaria cultura. Los escultores griegos
    Fidias y Praxiteles nunca fueron superados. El que sube a la
    Acropolis ciudad alta descubre la armonía perfecta de las
    líneas puras en la esbeltez de las columnas que, a pesar
    de estar semiderruidas aun ofrecen un espectáculo de
    maravilla

    Las letras y las artes brillaron durante el siglo de
    Pericles, Esquilo primer gran poeta dramático de Atenas
    dio a conocer sus ultimas producciones en el preciso instante en
    que Pericles empezaba a imponerce; se destacaron también
    Sófocle, Aristófanes, Herodoto (padre de la
    historia).

    Hipócritas fundó la ciencia
    medica basada en principios que
    aun hoy permanecen en vigor

    Las artes del siglo de Pericles fue labrada más
    que por una simple administración, por el resplandor de las
    letras y las artes, cuyas ruinas aun dan la impresión de
    que jamas mortal alguno estuvo tan próximo a la
    perfección de la belleza, con la ayuda de Fidias ilustre
    artista elevó magníficos templos como el
    Partenón, los Propíleos y el Odeón. En
    ciertos pórticos de Atenas y de Delfos, podían
    contemplarse maravillosas pinturas de Polignoto, Zeuxis y Apeles
    considerados como los pintores más celebres de
    Grecia.

    Guerra del Peloponeso

    A pesar de la excelente situación interna de la
    ciudad, la política exterior de Atenas no era buena.
    Surgieron fricciones entre los descontentos miembros de la Liga
    de Delos, supervisada por Atenas; Esparta además envidiaba
    tal esplendor. Desde el 550 a. C. se había fundado
    otra liga entre las ciudades del Peloponeso dominada por Esparta.
    Esta Liga del Peloponeso empezó a oponerse a Atenas
    activamente. En el 431 a. C., se produjo el enfrentamiento
    entre Atenas y Esparta con motivo de la ayuda ateniense a Corcyra
    (hoy Corfú) durante la disputa que ésta
    mantenía con Corinto, aliado de Esparta.

    La Guerra del Peloponeso, sostenida entre las dos
    grandes confederaciones, duró hasta el 404 a. C. y
    concluyó con el establecimiento de la hegemonía
    espartana sobre Grecia. Al final de la guerra, Esparta
    promovió la oligarquía llamada de los Treinta
    Tiranos para gobernar Atenas. Se crearon similares cuerpos
    regentes en las ciudades e islas de Asia Menor. Pronto el
    dominio
    espartano se mostró más duro y opresivo que el de
    Atenas. En el 403 a. C., los atenienses, bajo
    Trasíbulo, se sublevaron y expulsaron a la
    guarnición espartana que había apoyado a los
    oligarcas, y restauraron la democracia y la independencia.
    Otras ciudades griegas también se rebelaron contra la
    hegemonía espartana.

    Predominio de Esparta y
    Tebas

    Esparta : Logrado el triunfo, Lisandro
    apareció como todo poderoso y estableció por
    doquier gobiernos aristocráticos iguales a los de Esparta
    entregó el poder en Atenas a los treinta tiranos. Los
    proyectos
    revolucionarios internos causaron la ruina de Lisandro que fue
    destituido por los Éforos y luego los treinta tiranos no
    tardaron en volverse odiosos por sus crueldades y proscripciones.
    Trasíbulo desterrado ateniense recuperó la ciudad y
    restableció la democracia.

    Tebas : Esparta no disfrutó mucho de su
    predominio; Tebas ciudad que hasta entonces desempeñaba un
    papel
    secundario en Grecia se levantó contra Esparta.

    Dos hombres de talento Pelópidas y Epaminondas se
    encargaron de esta lucha desigual y le dieron a su patria un
    momento de inmortal grandeza. En el año 371 Esparta fue
    vencida en Leuctra y mientras Pelópidas invadía
    tres veces consecutivas el Peloponeso, Epaminondas hacia sentir
    su potencia en
    Tesalia y Macedonia.

    Pelopidas fue muerto el 364 y Epaminondas que
    había invadido por cuarta ves el Peloponeso logrando otra
    resonante victoria en Mantinea encontró también
    la muerte en
    el escenario del triunfo. Con la desaparición de estos
    ilustres jefes Tebas perdió su grandeza luego sobrevino
    una especie de acuerdo entre Esparta, Tebas y Atenas que les
    permitió disfrutar de la paz.

    Nuevas alianzas

    Los estados griegos empezaron a buscar por separado la
    ayuda de su tradicional enemigo, Persia. En el 399 a. C.,
    los ejércitos persas saquearon la costa de Asia Menor,
    provocando que Esparta enviara un ejército. Aunque
    éste tuvo cierto éxito, se vio obligado a regresar
    en el 395 a. C. para hacer frente a la coalición de
    Argos, Atenas, Corinto y Tebas. El conflicto que
    siguió, las Guerras
    Corintias, continuó por medio de pequeñas
    contiendas y escaramuzas hasta el 387 a. C., cuando Esparta,
    aliada de Persia, impuso la Paz de Antálcidas sobre sus
    discrepantes estados súbditos. Según las
    condiciones del asentamiento persa-lacedemonio, se cedía
    toda la costa oeste de Asia Menor a Persia y se otorgaba la
    autonomía a las ciudades-estado de Grecia. A pesar del
    acuerdo, Esparta invadió Tebas en el 382 a. C. y
    tomó la ciudad de Olinto, al norte.

    El general de Tebas Pelópidas, respaldado por Atenas,
    dirigió tres años después un levantamiento
    que expulsó a las fuerzas de ocupación espartanas.
    La guerra entre Esparta y Atenas, aliada con Tebas,
    continuó y llegó a su fin con la batalla de
    Leuctra, en el 371 a. C., en la que los tebanos, al mando
    de Epaminondas,
    derrotaron por completo a sus enemigos y pusieron fin
    definitivamente a la dominación espartana. Tebas, en
    virtud de su victoria, se convirtió en el primer estado de
    Grecia, e inauguró un periodo de malestar civil y miseria
    económica resultado de las luchas previas. Atenas, en
    concreto, se
    negó a someterse a la supremacía de Tebas y, en el
    369 a. C., se alió con Esparta. Para mayor inseguridad,
    la hegemonía de Tebas dependía principalmente de la
    brillante regencia de Epaminondas y cuando éste
    murió, en la batalla de Mantinea (362 a. C.), Tebas
    se vio privada de su breve hegemonía.

    Supremacía de
    Macedonia

    Durante este periodo de luchas por la hegemonía
    en Grecia, Macedonia, al norte de Tesalia, comenzaba su
    política de expansión. Filipo II, rey de Macedonia en el
    359 a. C., gran admirador de la civilización griega,
    era consciente de su gran debilidad y la falta de unidad
    política macedonia. Inmediatamente después de subir
    al trono, Filipo anexionó las colonias del sur de Grecia,
    en la costa de Macedonia y Tracia, y se propuso convertirse en el
    dueño de la península. Su astucia en las artes
    políticas y el apoyo de las fuerzas
    macedonias contribuyeron al logro de sus ambiciones, a pesar de
    la oposición de muchos políticos griegos, liderados
    por el ateniense Demóstenes. En el 338 a. C.
    Filipo derrota al ejercito griego en Queronea era lo
    suficientemente poderoso como para convocar un congreso de todos
    los estados griegos, en el que reconocieron la superioridad de
    Macedonia en la península y nombraron a Filipo comandante
    en jefe de las fuerzas griegas. Un año después, un
    segundo congreso declaraba la guerra a Persia, su enemigo
    tradicional. Filipo empezó a preparar la campaña en
    Asia, pero fue asesinado en el 336 a. C. Su hijo,
    Alejandro III el Magno, de veinte años, se
    convirtió en su sucesor.

    Alejandro III el Magno (356-323 a. C.), rey
    de Macedonia
    (336-323 a. C.), conquistador del Imperio persa, y uno
    de los líderes militares más importantes del mundo
    antiguo.

    Su nacimiento coincidió con extraños
    sucesos. Ese día mientras Eróstrato, un loca,
    incendiaba uno de los más celebres santuarios, una de las
    maravillas del mundo. El templo de Diana en Efeso, Filipo II
    recibía la noticia de tres victorias en los juegos
    olímpicos.

    Las primeras conquistas

    Alejandro nació en Pela, la antigua capital de
    Macedonia; era hijo de Filipo
    II, rey de Macedonia, y de Olimpia, princesa de
    Epiro. Aristóteles
    fue su tutor, enseñándole retórica y
    literatura, y
    estimuló su interés
    por la ciencia, la
    medicina y la
    filosofía. En el verano del año 336 a. C.
    Filipo fue asesinado y Alejandro ascendió al trono de
    Macedonia. Se encontró rodeado de enemigos y se vio
    amenazado por una rebelión en el extranjero. Alejandro
    ordenó la ejecución de todos los conspiradores y
    enemigos nacionales. Marchó sobre Tesalia, donde los partidarios de la
    independencia
    habían obtenido el control, y
    restauró el dominio
    macedónico. Hacia finales del verano del 336 a. C.
    había restablecido su posición en Grecia y un
    congreso de estados en Corinto lo eligió comandante del
    Ejército griego para la guerra contra Persia. En el 335 a. C.
    dirigió una campaña brillante contra los rebeldes
    tracios cerca del río Danubio. A su regreso a Macedonia,
    reprimió en una sola semana a los hostiles ilirios y
    dardanelos cerca del lago Pequeño Prespa y después
    se dirigió hacia Tebas, que se había sublevado.
    Tomó la ciudad por asalto y arrasó sus edificios,
    respetando sólo los templos y la casa del poeta
    lírico Píndaro, esclavizando a unos
    treinta mil habitantes capturados. La rapidez de Alejandro en
    reprimir la sublevación de Tebas facilitó la
    inmediata sumisión de los otros estados
    griegos.

    La creación de un
    imperio

    Alejandro comenzó su guerra contra Persia la
    primavera del 334 a. C. al cruzar el Helesponto (actualmente
    Dardanelos) con un ejército de unos 365.000 hombres de
    Macedonia y de toda Grecia; sus oficiales jefes eran todos
    macedonios, incluidos Antígono (más tarde
    Antígono Monoftalmos), Tolomeo (más tarde
    Tolomeo I) y Seleuco
    (más tarde Seleuco
    I). En el río Gránico, cerca de la
    antigua ciudad de Troya
    (en la actual Turquía), atacó a un
    ejército de 40.000 persas y griegos hoplitas
    (mercenarios). Sus fuerzas derrotaron al enemigo y, según
    la tradición, sólo perdió 110 hombres;
    después de esta batalla, toda Asia se rindió. Al
    parecer, en su camino a través de Frigia cortó con su espada
    el nudo gordiano.
    Continuó avanzando hacia el sur y se encontró con
    el ejército principal persa, bajo el mando de
    Darío III, en
    Isos, en el noroeste de Siria.
    Según la tradición, el ejército de
    Darío se estimaba en 500.000 soldados, cifra que hoy es
    considerada exagerada. La batalla de Isos, en el año
    333 a. C., terminó con una gran victoria de
    Alejandro. Aunque cortó la retirada, Darío
    huyó, abandonando a su madre, esposa e hijos a Alejandro,
    quien les trató con respeto debido a
    su condición de familia
    real. Tiro, un puerto
    marítimo muy fortificado, ofreció una resistencia
    obstinada, pero Alejandro lo tomó por asalto en el
    332 a. C. después de un asedio de siete meses.
    Seguidamente, Alejandro capturó Gaza y después
    pasó a Egipto, donde
    fue recibido como libertador. Estos acontecimientos facilitaron
    el control de toda la línea costera del
    Mediterráneo. Más tarde, en el 332 a. C.,
    fundó en la desembocadura del río Nilo la ciudad
    de Alejandría,
    que se convirtió en el centro literario, científico
    y comercial del mundo griego. Cirene, la capital del
    antiguo reino de Cirenaica, en el norte de África,
    se rindió a Alejandro en el 331 a. C., extendiendo
    sus dominios a todo el territorio de Cartago.

    En la primavera del 331 a. C. Alejandro hizo una
    peregrinación al gran templo y oráculo de
    Amón-Ra, el dios egipcio del Sol a quien los griegos
    identificaron con Zeus. Se creía que los primeros faraones
    egipcios eran hijos de Amón-Ra, y Alejandro, el nuevo
    dirigente de Egipto,
    quería que el dios le reconociera como su hijo. La
    peregrinación tuvo éxito, y quizá confirmara
    la creencia de Alejandro en su propio origen divino.
    Dirigiéndose de nuevo hacia el norte, reorganizó
    sus fuerzas en Tiro y salió hacia Babilonia con un
    ejército de 40.000 infantes y 7.000 jinetes. Cruzó
    los ríos Éufrates y Tigris y se encontró con
    Darío al frente del ejército persa, el cual,
    según informes
    exagerados, llevaba un millón de hombres, cantidad que no
    impidió que sufriera una derrota devastadora en la
    batalla de Arbela (Gaugamela)
    el 1 de octubre del 331 a. C. Darío huyó
    al igual que hizo en Isos y un año más tarde fue
    asesinado por uno de sus propios colaboradores. Babilonia se
    rindió después de Gaugamela, y la ciudad de Susa,
    con sus enormes tesoros, fue igualmente conquistada. Más
    tarde, hacia mitad del invierno, se dirigió a
    Persépolis, la capital
    de Persia. Después de robar los tesoros reales y
    apropiarse de un rico botín, quemó la ciudad, lo
    cual completó la destrucción del antiguo Imperio
    persa. El dominio de
    Alejandro se extendía a lo largo y ancho de la orilla sur
    del mar Caspio, incluyendo las actuales Afganistán y
    Beluchistán, y hacia el norte a Bactriana y Sogdiana, el actual
    Turkestán ruso,
    también conocido como Asia central. Sólo le
    llevó tres años, desde la primavera del 330 a.
    C. hasta la primavera del 327 a. C., dominar esta vasta
    zona.

    Para completar la conquista del resto del Imperio persa,
    que en tiempos había incluido parte de la India
    occidental, Alejandro cruzó el río Indo en el
    326 a. C. e invadió el Punjab, alcanzando el
    río Hifasis (actual Bias); en este punto los macedonios se
    rebelaron, negándose a continuar. Entonces Alejandro
    construyó una flota y bajó navegando el Hidaspo
    (llamado Hydaspes por los griegos, donde derrotó al
    dirigente indio Poros en el 326 a. C.) hacia el Indo,
    alcanzando su delta en septiembre del 325 a. C. La flota
    continuó hacia el golfo Pérsico. Con su
    ejército, Alejandro cruzó el desierto de Susa en el
    324 a. C. La escasez de comida y agua durante
    la marcha había causado varias pérdidas y
    desacuerdos entre sus tropas. Alejandro pasó
    aproximadamente un año organizando sus dominios e
    inspeccionando territorios del golfo Pérsico donde
    conseguir nuevas conquistas. Llegó a Babilonia en la
    primavera del 323 a. C., pero en junio contrajo fiebres y
    murió. Dejó su Imperio, según sus propias
    palabras, "a los más fuertes" este ambiguo testamento
    provocó terribles luchas internas durante medio
    siglo.

    El legado de Alejandro

    Alejandro fue uno de los mayores conquistadores de la
    historia,
    destacó por su brillantez táctica y por la velocidad con
    la que cruzó grandes extensiones de terreno. Aunque fue
    valiente y generoso, supo ser cruel y despiadado cuando la
    situación política lo requería, aunque
    cometió algunos actos de los que luego se
    arrepintió, caso del asesinato de su amigo Clito en un
    momento de embriaguez. Como político y dirigente tuvo
    planes grandiosos; según muchos historiadores
    abrigó el proyecto de
    unificar Oriente y Occidente en un imperio mundial, una nueva e
    ilustrada hermandad mundial de todos los hombres. Hizo que unos
    30.000 jóvenes persas fueran educados en el habla griega y
    en tácticas militares macedónicas y les
    alistó en su Ejército. Él mismo
    adoptó costumbres persas y se casó con mujeres
    orientales: con Estatira (o Stateira; que murió hacia el
    323 a. C.), la hija mayor de Darío III, y con Roxana
    (que murió hacia el 311 a. C.), hija del
    sátrapa de Bactriana Oxiartes; además animó
    y sobornó a sus oficiales para que tomaran esposas persas.
    Poco después murió. Alejandro ordenó que las
    ciudades griegas le adoraran como a un dios. Aunque probablemente
    dio la orden por razones políticas,
    según su propia opinión y la de sus
    contemporáneos, se le consideraba de origen divino. Tras
    su muerte, la
    orden fue en gran parte anulada.

    Para unificar sus conquistas, Alejandro fundó
    varias ciudades a lo largo de su marcha, muchas se llamaron
    Alejandría en honor a su persona; estas
    ciudades estaban bien situadas, bien pavimentadas y contaban con
    buenos suministros de agua. Eran
    autónomas pero sujetas a los edictos del rey. Los
    veteranos griegos de su Ejército al igual que soldados
    jóvenes, negociantes, comerciantes y eruditos se
    instalaron en ellas y se introdujo la cultura y la lengua griega.
    Así, Alejandro extendió ampliamente la influencia
    de la civilización griega y preparó el camino para
    los reinos del periodo helenístico y la posterior
    expansión de Roma.

    Periodo
    helenístico

    Cuando Alejandro murió, los generales macedonios
    iniciaron entre ellos el reparto de su vasto imperio. Los
    desacuerdos surgidos por esta división provocaron una
    serie de guerras entre los años 322 a. C. y
    275 a. C., muchas de las cuales tuvieron lugar en Grecia.
    Por ello, una de las características de este periodo que abarca
    desde la muerte de
    Alejandro hasta la conversión de Grecia en provincia
    romana en el 146 a. C., fue el deterioro como entidades
    políticas de las ciudades-estado griegas,
    además del progresivo declive de la independencia
    política en conjunto.

    No obstante, el periodo helenístico estuvo
    marcado por el triunfo de Grecia como fuente de cultura y, como
    resultado de las conquistas de Alejandro, se adoptó su
    estilo de vida en todo el mundo antiguo.

    Los diádocos

    De los reinos establecidos por los generales de
    Alejandro, llamados ‘diádocos’ (en griego,
    diadochos, ‘sucesor’), los más
    importantes eran los de Siria, bajo la dinastía
    Seléucida, y Egipto, bajo
    la Tolemaica. La capital del Egipto
    tolemaico, Alejandría, fundada por Alejandro
    en el 332 a. C., se convirtió en foco de rivalidades
    culturales, a veces superando la importancia de Atenas en ese
    campo. Cada rincón del mundo heleno se dedicó al
    cultivo de las artes y las actividades intelectuales. Algunos
    sabios, como los matemáticos Euclides y Arquímedes, los filósofos Epicuro y Zenón de Citio y los poetas
    Apolonio de Rodas y
    Teócrito, pertenecen a
    esta época.

    En el 290 a. C., las ciudades-estado de Grecia
    central se unieron en la Liga
    Etolia, una poderosa confederación militar
    que había sido inicialmente organizada bajo el reinado de
    Filipo II por las ciudades de Etolia para su mutua
    protección. Una segunda organización de similares características, la Liga Aquea, se convirtió en el
    280 a. C. en la confederación suprema de las ciudades
    al norte del Peloponeso. Más tarde se unieron otras
    ciudades. Sendas alianzas estaban destinadas a proteger al resto
    de los estados griegos del dominio del reino
    de Macedonia. La Liga Aquea se hizo mucho más poderosa que
    su rival e intentó conseguir el control de toda Grecia.
    Encabezada por el general y político Arato de
    Sición, inició un conflicto con
    Esparta que no se había aliado con ninguna de las dos. La
    Liga fue inicialmente vencida, pero, contradiciendo su primera
    intención, pidió ayuda militar a Macedonia; la Liga
    consiguió vencer entonces a Esparta, pero a costa de caer
    bajo el dominio de Macedonia.

    Dominación romana

    En el 215 a. C. Roma
    empezó a interferir en los asuntos de Grecia. Filipo V de
    Macedonia se alió con Cartago contra Roma, pero los
    romanos, con el apoyo de la Liga Etolia, vencieron a las fuerzas
    macedonias en el 206 a. C., y consiguieron importantes
    posiciones en Grecia. Roma, apoyada por
    ambas ligas, derrotó nuevamente a Filipo V en el
    197 a. C. en la batalla de Cinoscéfalos, y Macedonia,
    totalmente sometida, aceptó pactar la paz con Roma y
    reconocer la independencia de los estados griegos, los cuales,
    sin embargo, sólo cambiaron un dominador por otro. En un
    último intento desesperado por liberarse, los miembros de
    la Liga Aquea resistieron a las demandas de Roma en el
    149 a. C. Hubo una nueva guerra que terminó con la
    destrucción de Corinto a manos de las legiones romanas en
    el 146 a. C. Las Ligas Etolia y Aquea fueron disueltas y
    Grecia fue anexionada en su totalidad por Roma, que creó
    la provincia romana de Macedonia, cuyo procónsul
    extendía su autoridad al
    resto de Grecia. Sólo Atenas, Esparta y Delfos escaparon a
    esta situación, convirtiéndose en ciudades
    federadas.

    Grecia romana

    Durante los sesenta años posteriores al
    146 a. C., Roma administró Grecia. En el 88 a.
    C., cuando Mitrídates VI Eupátor, rey del
    Ponto, empezó su campaña para conquistar los
    territorios controlados por los romanos, se encontró con
    que muchas ciudades griegas apoyaban a un monarca asiático
    que les había prometido ayudarles a recuperar su
    independencia. Las legiones romanas, bajo el mando de
    Lucio Cornelio Sila expulsaron
    a Mitrídates de Grecia y sofocaron la rebelión
    saqueando Atenas, en el 86 a. C., y Tebas un año
    después. Roma castigó duramente a las ciudades
    rebeldes y las campañas realizadas en suelo griego
    dejaron el centro de Grecia en ruinas. Atenas seguía
    siendo foco intelectual y de la filosofía, pero su
    comercio prácticamente desapareció. En el
    22 a. C., el primer emperador romano, Augusto, separó Grecia de Macedonia
    e hizo de la primera la provincia de Aquea.

     

     

    Autor:

    Aldo Vasquez

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