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Lucha por la Independencia Hispanoamericana




Enviado por axemt



    CONCEPTO DE
    AMERICA

    La mayoría de los historiadores y
    geógrafos
    está de acuerdo en que existen dos unidades
    geográficas diferenciables: la América
    anglosajona y América
    Latina. Las diferencias fundamentales entre ambas
    están determinadas por aspectos lingüísticos,
    históricos, culturales, sociales y políticos.
    Mientras el territorio que comprende la América
    anglosajona fue conquistado y colonizado -esencialmente- por
    ingleses, franceses y otros grupos
    provenientes del centro y norte de Europa, el
    territorio de la América
    Latina fue colonizado -en su mayoría- por
    españoles y Portugueses. Esto marcó diferencias de
    lenguaje: en
    la anglosajona, predomina el inglés;
    en la latina, predominan el español y el portugués.
    Junto con la herencia cultural
    que determina el lenguaje,
    también, se manifiestan diferentes visiones del mundo,
    actitudes y
    creencias, que generan diferencias con la parte que se denomina
    anglosajona. A esta América
    diferente, los historiadores y geógrafos le han
    designado el nombre de América
    Latina como una manera de establecer los rasgos distintivos
    entre una y otra América.

    Con gran frecuencia, se tiende a definir a América
    Latina de acuerdo a consideraciones de tipo
    geográfico. Por esta razón, algunos destacan que
    América
    Latina es el conglomerado de países que componen
    México,
    América
    Central (incluyendo Belice) América del Sur incluyendo
    Brasil y las
    Guyanas y algunas islas del Caribe, tales como Cuba, La
    Española y Puerto Rico. De
    hecho, la inclusión de países como Belice, las
    Guyanas y otras islas del Caribe no hispano en el entorno
    latinoamericano, ha sido significativamente cuestionada entre
    algunos historiadores, porque éstas presentan características que rompen con los patrones
    que -generalmente- se utilizan para justificar la unidad
    latinoamericana. Belice (Honduras Británica) fue colonia
    inglesa, y su idioma oficial es el inglés,
    el cual no proviene del latín ni se constituye como
    herencia de
    una cultura
    latina. Esta peculiaridad -también- es compartida por casi
    todas las Antillas Menores, las Bahamas, Jamaica y Guyana.
    Además, se unen a este grupo Aruba y
    Surinan, en donde se habla varios idiomas, con predominio del
    holandés. Sin embargo, su posición
    geográfica, su población y muchas formas de conducta cultural
    las acercan al conglomerado de los países
    latinoamericanos.

    Sin embargo, podemos señalar que la
    definición más generalizada destaca que
    América Latina es un continente que posee una
    tradición, historia, lengua,
    cultura y
    religión
    comunes, y cuya característica más significativa es
    el mestizaje. El término "América Latina"
    apareció por primera vez en 1836, en Francia. Fue
    acuñado por el francés Michel Chevalier, con
    el fin de establecer las diferencias, en aquellos momentos, entre
    América del Norte y América del Sur. El uso del
    término se expandió rápidamente, y fue
    aceptado por los recién independizados territorios
    latinoamericanos, pues representó el reconocimiento de una
    América distinta de España,
    Europa y los
    Estados Unidos
    de América. Por diversas motivaciones e intereses,
    España
    no aceptó la utilización del concepto, y
    prefirió continuar utilizando los términos
    Hispanoamérica e Iberoamérica para referirse
    a lo que hoy denominamos América Latina. Sin embargo, para
    los latinoamericanos, la utilización del concepto ha
    servido, hasta nuestros días, como elemento aglutinador,
    es decir, como elemento que ha dado unidad e identidad a un
    pueblo. Desde 1836 hasta el presente, sus alcances se han ido
    ampliando, y alude a una realidad mucho más abarcadora que
    la diferenciación entre América del Norte y
    América del Sur.

    En resumén podemos decir que
    Hispanoamérica es el nombre que se da al conjunto
    de naciones americanas que hablan español e
    Iberoamérica el nombre con el que se denomina a la
    parte de América colonizada por España y
    Portugal.

    LA LUCHA POR LA
    INDEPENDENCIA

    Las nociones de libertad y
    nacionalismo
    surgieron, en América Latina, para fines del siglo XVIII.
    Antes de la independencia,
    el pueblo latinoamericano adquirió conciencia de las
    diferencias existentes entre las metrópolis y los
    territorios coloniales, y, con esta toma de conciencia,
    comenzó a manifestarse el sentimiento patrio y de identidad
    nacional. El concepto libertad
    adquirió gran significado con el nacionalismo,
    y la lucha por la libertad y la
    preservación de la identidad
    nacional se convirtieron en los estandartes de los pueblos
    latinoamericanos. El incipiente nacionalismo
    contribuyó, pues, a cuestionar el orden colonial
    prevaleciente. Estas posiciones de las colonias engendraron
    serias divergencias con las metrópolis, lo que
    contribuyó a allanar la ruta hacia la independencia.

    En el proceso de
    lucha, las colonias vieron surgir un gran número de
    figuras heroicas que dejaron su huella en el desarrollo de
    una nueva identidad
    nacional. Los criollos, respaldados por mestizos, mulatos e
    indios, lograron sustituir los poderes metropolitanos, y
    asumieron el mando. El reto mayor fue lograr la integración de los nuevos estados
    recién creados, pero para esto era necesario algo
    más que un fuerte deseo de libertad.

    LA INFLUENCIA DE
    LA
    ILUSTRACION, LA GUERRA DE
    INDEPENDENCIA
    DE ESTADOS

    UNIDOS Y LA REVOLUCION
    FRANCESA

    Las ideas de la Ilustración, la Guerra de
    Independencia
    de Estados Unidos
    y la Revolución
    Francesa ejercieron gran influencia en los territorios
    coloniales de España en
    América. Gracias a la Enciclopedia de Diderot, las
    ideas de la Ilustración fueron muy estudiadas entre los
    sectores educados de Latinoamérica, en especial, por
    miembros del clero y la burguesía criolla de
    Hispanoamérica. En estos sectores sociales, las ideas de
    libertad,
    igualdad,
    progreso y soberanía entre otras corrientes se
    difundieron rápidamente, así como las ideas de
    Rousseau,
    Bayle, Mostesquieu, Voltaire y
    Rainal. Sin embargo, la mayoría de la población no entró en contacto con
    estas corrientes de pensamiento
    debido a factores como el analfabetismo
    y la fuerte censura prevaleciente contra todo aquello que
    representara un peligro para el Estado
    colonial. No obstante, las medidas establecidas por España no
    impidieron la expansión de las nuevas tendencias
    filosóficas y políticas.

    La Guerra de Independencia de los Estados
    Unidos
    es ejemplo de la gran influencia que tuvieron las
    ideas de la Ilustración en América. A su vez,
    también, tuvo un gran impacto en el pensamiento
    político latinoamericano, y sirvió de modelo para
    las colonias hispanoamericanas. Por ejemplo, la
    Declaración de Independencia y la Constitución de Estados
    Unidos
    fueron los modelos para
    la Constitución de Venezuela, de
    1811. Latinoamérica vio a Estados Unidos
    como la encarnación de la libertad y del republicanismo,
    ambos, postulados de la Ilustración.

    La Revolución Francesa fue otro producto de la
    Ilustración. Sin embargo, por el contrario
    de la Guerra de
    Independencia de Estados Unidos, la Revolución
    Francesa tuvo un impacto negativo en las colonias
    hispanoamericanas. Su postulado de igualdad entre
    todos los hombres no era compatible con los intereses
    económicos de la clase criolla dominante. Estaban de
    acuerdo en la igualdad entre
    los miembros de su propia clase, pero no la igualdad del
    criollo con los indios, negros, mestizos y mulatos. Por esta
    razón, las ideas presentadas por la Revolución
    Francesa no fueron bien acogidas por los sectores dominantes
    de la sociedad
    colonial.

    Sin embargo, la Revolución
    Francesa tuvo gran impacto en el Santo Domingo
    francés. El ambiente
    revolucionario y los cambios radicales que prevalecieron en
    Francia se
    hicieron patentes en la colonia, que se convirtió en
    escenario de una violenta revuelta de esclavos. Como la violencia se
    extendió desde Haití hasta las masas de esclavos de
    Venezuela, los
    criollos rechazaron con horror las doctrinas revolucionarias
    francesas, y prefirieron tomar otro modelo
    más cercano a sus intereses y a su territorio: el modelo
    norteamericano.

    PRELUDIO A LA GUERRA DE
    INDEPENDENCIA: CAUSAS

    La Ilustración sirvió de
    justificación ideológica para las guerras de
    independencia latinoamericanas, pero no fue exactamente la causa
    que la originó. Varias circunstancias inciden para
    provocar este acontecimiento:

    • El fuerte control de
      los Borbones en todos los aspectos de la vida de las
      colonias.
    • El desarrollo
      de la burocracia como
      signo de centralización de las funciones
      administrativas de la colonia, lo que originó la
      pérdida de las libertades municipales.
    • La exclusión de los criollos de los cargos
      públicos (con el fin de minimizar su poder).
    • Un desarrollo
      económico fundamentado en la
      dependencia.
    • Los altos impuestos.
    • La falta de recursos para
      mantener el imperio (España no tenía una adecuada
      fuerza
      militar y tampoco producía lo suficiente para satisfacer
      las demandas y necesidades económicas de sus
      colonias.).

    Estas situaciones desencadenaron gran tensión y
    malestar entre los distintos sectores de las colonias
    hispanoamericanas. Sin embargo, los indios, los negros y los
    mulatos fueron los más afectados, pues resultaron
    oprimidos, además, por la clase criolla
    dominante.

    ANTECEDENTES DE LA LUCHA
    REVOLUCIONARIA

    Ante la agobiante situación social, y desde
    mediados del siglo XVIII, se desarrollaron serias convulsiones
    internas que pusieron de manifiesto la lucha de clases y la
    decadente administración colonial. Algunos de los
    movimientos más significativos son los
    siguientes:

    • La rebelión de los comuneros del Paraguay,
      un movimiento
      de origen económico y político dirigido a
      combatir el poder de los
      jesuitas, quienes controlaban la Economía colonial,
      y regulaban el trabajo
      indígena. La protección de los jesuitas hacia los
      indios provocó choques con los terratenientes, quienes
      querían tener dominio sobre
      las tierras dominadas por los jesuitas, e interesaban tener
      acceso a la mano de obra guaraní. Por esta razón,
      los terratenientes se levantaron en rebelión contra el
      dominio de
      los jesuitas.
    • El lanzamiento de Clatayud, en Cochabamba, un
      alzamiento mestizo y urbano contra la tributación
      obligada a indios y mestizos. Aunque se estableció el
      pago de tributos a
      todos los sectores sociales, éste recaía
      más sobre los indios. En un intento de equiparar estos
      pagos, el gobierno
      español determinó que los indios y mestizos,
      debían pagar lo mismo. Esta acción del gobierno
      colonial puso de manifiesto las diferencias sociales entre
      indios y mestizos y, por esta razón, los mestizos
      urbanos se alzaron contra el tributo.
    • El levantamiento de los hermanos Catari, un
      levantamiento contra los abusos de los cobradores de tributo y
      el repartimiento.
    • La revuelta contra la Compañia Guipuzcoana
      de Caracas,
      un levantamiento de la aristocracia
      latifundista contra el monopolio
      ejercido por esta compañía, y el. control
      absoluto sobre el precio de
      los productos,
      lo cual afectaba el desarrollo
      económico de los comerciantes criollos.
    • El alzamiento indio de José Gabriel Tupac
      Amaru,
      contra los abusos de la mita y del trabajo
      obligatorio. Este se proclamó emperador del Perú,
      y declaró abolidos los repartimientos y la mita. Los
      indios en la mita tenían pésimas condiciones de
      trabajo, pues ésta implicaba largas horas de trabajo con
      sólo una hora de descanso. También, estaban mal
      alimentados, y la coincidencia de circunstancias provocó
      una. alta incidencia de mortalidad. Además, produjo el
      despoblamiento de regiones indígenas, por la
      emigración de trabajadores que huían de la
      mita.

    Todos estos alzamientos fracasaron por falta de organización técnica y de armamentos
    militares.

    EL CONFLICTO
    POLITICO ESPAÑOL Y LA CRISIS DE
    LEALTAD

    La Invasión napoleónica a
    España
    se considera la causa precipitante de la
    guerra de
    independencia. La invasión francesa representó
    -para España- la pérdida de la unidad
    monárquica ya que los reyes Carlos IV y Fernando
    VII
    fueron obligados a abdicar la corona en favor de
    José Bonaparte. Con la ocupación francesa,
    el imperio español enfrentó una aguda crisis
    internacional e interna: las colonias americanas reafirmaron su
    lealtad al rey de España, Fernando VII, y -siguiendo el
    ejemplo de España- en Venezuela,
    Cuba, Puerto Rico,
    Chile y otros
    territorios coloniales, se establecieron juntas que juraron
    lealtad a la Junta de Sevilla. A pesar del apoyo inicial, en
    América, ya comenzaba a perfilarse una crisis de
    lealtad: ¿a quién serían leales? ¿al
    rey o a la Junta? Ante la ausencia del monarca,
    ¿tenía España poder sobre
    las colonias? ,la élite criolla de México
    determinó que, ante la ausencia del rey, España no
    tenía ningún derecho que ejercer sobre
    América.

    Basándose en el principio de que la soberanía radicaba en las instituciones
    criollas, las colonias comenzaron a tomar sus propias
    determinaciones políticas,
    lo que, implícitamente, representó una
    separación de España. En 1810, Caracas
    estableció la Junta Suprema de Caracas, compuesta por
    miembros de la élite colonial y del Consejo Municipal.
    Aunque la Junta declaró su lealtad al rey, no obstante,
    determinó controlar y gobernar la colonia sin la
    autorización del gobierno
    español. Era evidente que la élite colonial no
    estaba dispuesta a acatar la autoridad
    metropolitana en unos momentos en que, claramente, se reflejaba
    la debilidad del imperio español. Por consiguiente, la
    élite criolla aprovechó la coyuntura internacional
    y la debilidad de España para declarar la
    independencia.

    GUERRA DE INDEPENDENCIA:
    LUCHA ARMADA. GUERRA CIVIL,
    GRUPOS Y HEROES
    NACIONALES

    La Guerra de Independencia de los pueblos
    hispanoamericanos fue cruenta, encarnizada, y puso de manifiesto
    las luchas internas de poder entre la
    élite criolla. La clase dominante se fraccionó en
    distintos grupos de
    poder:
    patriotas realistas, centralistas, federalistas, moderados,
    liberales y conservadores. Por ejemplo, en Chile, el
    Congreso Nacional estaba dividido en grupos: moderados
    e independentistas (encabezados por Bernardo O'Higgins). En
    Venezuela, el
    Congreso Nacional mostró, también, diferencias
    entre los grupos
    políticos, sin embargo, los grupos a favor de la
    independencia dominaron. Francisco de Miranda y Simón
    Bolívar (ambos independentistas) organizaron, en 1810, la
    Sociedad
    Patriótica, con el fin de lograr la separación.
    Venezuela
    declaró la independencia en 1811, y redactó una
    constitución que adoptó la forma de
    gobierno
    republicano y federal, similar a la Constitución de Estados Unidos. Los
    conflictos
    internos y la movilización de las fuerzas españolas
    sofocaron y suprimieron la Primera República de Venezuela.
    Ante el fracaso venezolano, y las pocas posibilidades de lograr
    el apoyo de Nueva Granada para la recuperación de
    Venezuela, Bolívar decidió exilarse en
    Jamaica.

    En México,
    los sectores populares más afectados por las luchas entre
    criollos y peninsulares fueron los indios y los mestizos. Ante
    las pésimas condiciones sociales y económicas del
    campesino indígena, el padre Miguel Hidalgo
    se levantó en rebelión, en 1810. El Grito de
    Dolores inició la guerra de independencia de
    México. Este movimiento era
    esencialmente indígena y campesino, y careció del
    apoyo de los sectores dominantes como la iglesia y la
    élite criolla. Ante la derrota y muerte de
    Hidalgo, en 1811, José María Morelos retomó
    la lucha armada. Para 1813, éste convocó el
    Congreso de Chilpancingo, y planteó la independencia
    absoluta de México. La
    causa libertaria de Morelos quedó truncada, en 1815, al
    ser capturado y ejecutado.

    En la región de La Plata (Buenos Aires), la
    lucha entre criollos y peninsulares se vio afectada por otra
    fuerza externa
    que ejerció presión sobre la región:
    Inglaterra. En
    los años de 1806 y 1807, La Plata fue ocupada por Inglaterra. Esta
    ocupación provocó una crisis en la
    administración colonial, pero,
    también, estimuló el espíritu nacionalista
    de los porteños, y puso de relieve la
    fragilidad del imperio español. La única colonia en
    Sur América que mantuvo la adhesión y lealtad a
    España fue Perú. Razones de tipo social y racial
    contribuyeron a este hecho: la clase criolla peruana
    prefirió mantener la lealtad a España ante el temor
    de una alianza entre los mestizos y los indios, que eran
    numéricamente superiores a ellos, pues dicha alianza
    podía poner en peligro sus intereses económicos y
    sociales.

    En el Caribe, Puerto Rico y
    Cuba
    también permanecieron leales a España. Sin embargo,
    en ambas islas, comenzó a perfilarse un movimiento a
    favor de la independencia. En Puerto Rico, por
    ejemplo, hubo una gran simpatía hacia la causa libertaria,
    y el pueblo puertorriqueño se negó a participar
    militarmente en contra de los hermanos latinoamericanos. Ante la
    solidaridad
    manifiesta de Cuba y
    Puerto Rico a
    la guerra de independencia, España decidió reforzar
    el sistema represivo
    en las islas con el fin de evitar levantamientos revolucionarios,
    y logró retener las islas.

    Las colonias centroamericanas también se
    rebelaron contra España. De hecho, la primera provincia en
    declarar su independencia fue El Salvador. Al contrario de
    México, la
    rebelión centroamericana fue fundamentalmente elitista, y
    tuvo poca participación de los sectores populares. En
    1823, el reino de Guatemala
    -compuesto por Guatemala, El
    Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica
    declaró la independencia y en 1824,se organizó la
    República Federal Centroamericana. No obstante, la
    República Federal Centroamericana enfrentó serias
    dificultades que la llevaron finalmente al rompimiento que dio
    origen a las naciones que conocemos hoy. Para 1815,
    parecía que el movimiento
    independentista de las colonias españolas había
    fracasado. En 1816, las fuerzas expedicionarias de Pablo Morillo
    reprimieron con dureza a Nueva Granada y Venezuela. A pesar de la
    reacción antirevolucionaria, comenzaron a resurgir fuerzas
    de resistencia, como
    las guerrillas. El movimiento
    independentista renació con el gran triunfo de la batalla
    de Boyacá, con el cual se liberó Nueva Granada, y
    se proclamó la formación de la República de
    la Gran Colombia,
    compuesta por Venezuela, Nueva Granada y Ecuador.
    Bolívar encargó la tarea de libertar al Ecuador al
    general Antonio José de Sucre, y ésta se
    completó en 1822.

    Mientras la lucha bolivariana se recrudeció en el
    norte de Sur América, en Chile, las
    fuerzas realistas dominaban la región, y
    correspondió a José de San Martín la
    liberación de este país. En la batalla de
    Chacabuco, de 1817, San Martín derrotó a los
    españoles, pero fue en la batalla de Maipú cuando
    San Martín logró la independencia de la
    región. El triunfo revolucionario en Chile
    permitió el establecimiento de un gobierno
    encabezado por O'Higgins, y con su apoyo, San Martín
    preparó la campaña para conquistar Perú. En
    ese mismo año, Agustín de Iturbide, en
    México, proclamó el Plan de Iguala,
    que declaró la independencia de
    México. El encuentro de Bolívar y San
    Martín se produjo en Guayaquil. Como resultado de la entrevista,
    San Martín renunció a sus cargos, volvió a
    Chile, y
    emigró definitivamente a Europa,
    Bolívar recurrió a Sucre para la liberación
    del Alto Perú. La batalla de Ayacucho puso fin a las
    guerras de
    independencia, y, con la independencia del Alto Perú,
    nació Bolivia.

    Al contrario de las guerras de
    Independencia de las colonias españolas, la independencia
    de Brasil no fue tan
    devastadora. Brasil se
    convirtió en la sede del gobierno portugués cuando
    Napoleón ocupó Portugal, y esta presencia fue
    importante en el desarrollo de
    la colonia: Río de Janeiro creció y se
    fortaleció económicamente, y Portugal
    permitió reformas económicas en Brasil que
    beneficiaron a los comerciantes brasileños. En el aspecto
    político, Brasil era regido
    como un estado
    autónomo; no obstante, en 1820, se produjo, en Portugal,
    un levantamiento que exigió la convocación a cortes
    y el retorno del rey Joao VI. Ante el retorno del rey, las cortes
    propusieron revocar el gobierno autónomo de Brasil, y esta
    situación provocó que el heredero al trono de
    Portugal, Pedro de Braganza -radicado en Brasil- se pronunciara
    en contra del gobierno de Portugal. Este determinó
    levantarse en rebelión, declaró la independencia, y
    se convirtió en el primer emperador de Brasil.

    EFECTOS DE LA
    GUERRA

    La lucha por la independencia tuvo serias implicaciones
    en los recién independizados territorios: la independencia
    no aseguró el fin de las guerras
    civiles, y los conflictos
    regionales se agudizaron luego de la guerra. Las tensiones
    sociales y raciales prevalecientes durante la guerra polarizaron
    las sociedades de
    los nuevos países. El poder político de las
    naciones independizadas fue débil, y promovió el
    desarrollo del
    caudillismo.
    Aunque la guerra terminó con el monopolio
    español, las naciones latinoamericanas quedaron a merced
    de la influencia económica de Estados Unidos e Inglaterra, que
    dominaban el mercado
    atlántico. Esto representó un problema adicional,
    pues el fuerte desarrollo
    económico de los norteamericanos resultaba demasiado
    competitivo para los países recien independizados.
    Además, en ellos, prevalecía un clima de
    confusión, desorganización e inestabilidad. El
    Congreso de Panamá no
    contó con el apoyo de todos los países
    Latinoamericanos. Luego de la independencia, las naciones
    latinoamericanas atravesaron serias dificultades de tipo
    político y económico que más bien generaron
    la disgresión de los estados. Además, las potencias
    extranjeras -como Estados Unidos- veían con gran recelo la
    unidad latinoamericana, pues podía poner en peligro sus
    intereses sobre la región. Estas razones explican, en gran
    medida, por qué el Congreso de Panamá, de
    1826, no logró su cometido, y el sueño bolivariano
    de la confederación de los nuevos estados americanos
    quedó inconcluso.

    Después de la independencia, Guatemala
    buscó apoyo en México como aliado para poder
    mantener la oligarquía en el poder. Gabino Gaínza
    declaró su anexión a México e
    inmediatamente, Iturbide envió un ejército al mando
    del general Vicente Filísola, que fue muy bien recibido en
    la capital del
    reino. Pero se produjo una disensión: El Salvador se
    sublevó contra los mexicanos, y el ejército de
    Filísola se dirigió hacia aquella provincia, a la
    cual pudo someter. A la caída de Iturbide, Filísola
    volvió a Guatemala,
    donde la situación había cambiado, y se
    encontró muchos más partidarios de la
    separación de México y de una independencia total.
    Propuso convocar un congreso para decidir lo que había de
    hacerse. El congreso, reunido el 24 de junio de 1823 en Guatemala,
    declaró la independencia total. El reino de Guatemala
    pasó a llamarse Provincias Unidas de Centroamérica,
    y se nombró un gobierno provisional de tres miembros,
    encabezado por el doctor Pedro Molina, con la misión de
    redactar una constitución.

    Cuando se redactó la constitución, de
    influencia norteamericana, en noviembre de 1824, el país
    pasó a llamarse República Federal Centroamericana.
    Esta estaba formada por cinco estados, que tenían, a su
    vez, poderes ejecutivos, legislativos y judiciales completamente
    autónomos dentro de sus límites territoriales. Las
    luchas de las oligarquías provinciales para mantenerse en
    el poder, y la de todos contra el intento centralizador de
    Guatemala, donde residía el gobierno nacional, llevaron a
    la disolución de la federación. El presidente,
    Manuel Arce, y el gobernador de cada provincia (en Costa Rica, Juan
    Mora Fernández; en Nicaragua, Manuel Antonio de la Cerda;
    en Honduras, Dionisio Herrera; en El Salvador, Juan Vicente
    Villacorta; en Guatemala, Juan Barrundia), todos ellos
    pertenecientes a la oligarquía terrateniente, organizaron
    gobiernos provinciales fuertes y poco a poco fueron
    separándose del gobierno central. Nicaragua, Honduras y
    Costa Rica se
    declararon independientes en 1838, Guatemala, en 1839, y El
    Salvador se independizó en 1841.

    LOS COMIENZOS DE LA VIDA
    INDEPENDIENTE

    Al concluir el siglo XIX, América Latina
    quedó dividida en 19 naciones y unos territorios
    incorporados, inmersos en un proceso de
    formación de nacionalidades que se caracterizará
    por la violencia que
    generará la política de los
    recién nacidos países, en torno a asuntos
    tales como la anarquía, los gobiernos dictatoriales y la
    definición de fronteras. Prácticamente todos los
    países latinoamericanos, menos Brasil, tendrán
    conflictos de
    esta naturaleza. La
    inexperiencia política de los
    criollos, junto con las luchas civiles y la ambición
    imperialista de otros países, propiciará la
    intervención continua de potencias extranjeras como los
    Estados Unidos e Inglaterra. Esta
    intervención será el precio que
    habrá que pagar por irse incorporando a la economía mundial, y
    al capitalismo
    europeo, en especial, con Inglaterra.

    Al concluir el proceso de
    liberación, cada una de las nuevas naciones se
    inició en el ejercicio de la vida independiente en
    circunstancias muy variadas. Por ejemplo, México sobresale
    por la complejidad y variedad de los problemas que
    tuvo que enfrentar, análogos a los que sufrió
    durante su vida colonial. Además, su posición
    geográfica lo coloca en una situación conflictiva,
    pues es, también, la frontera norte de América
    Latina, y el punto más propicio para la penetración
    de los países que quisieron apoderarse del control que
    había perdido España. En otros países, los
    procesos
    fueron menos intensos, más localistas, o más
    uniformes.

    MEXICO

    México inicia su vida independiente bajo el
    imperio de Iturbide, en 1821 pero, en 1824, promulgó su
    constitución, y se creó la República Federal
    de los Estados Unidos Mexicanos. Surgen dos bandos: los
    centralistas y los federalistas, quienes se debatirán el
    poder durante casi dos décadas. Durante la decada de 1830,
    ante la creciente inmigración de estadounidenses al
    territorio de Texas, el presidente Santa Anna ordena las
    fronteras texanas, por lo que surgió el conflicto de
    Texas: los texanos se declararon independientes, y Santa Anna
    atacó la región para reintegrarla a México.
    Logró su primera victoria en El Alamo pero, más
    tarde, fue derrotado. Como resultado, Estados Unidos se
    apoderó del territorio de Nuevo México y la Alta
    California. En un segundo enfrentamiento, los norteamericanos
    invadieron México. El tratado Guadalupe-Hidalgo
    devolvió la paz: México cedió el territorio
    desde el Río Grande hasta el Pacífico, y
    recibió 15 millones de dólares como
    indemnización.

    Tras años de continuas luchas por el poder, Santa
    Anna (caudillo del pueblo) respaldado por el clero y los grandes
    terratenientes regresó al gobierno, y se convirtió
    en dictador. Benito Juárez y otros líderes se
    rebelaron contra la dictadura de
    Santa Anna, quien fue derrotado y se exilió en Colombia en 1857.
    Surgieron nuevos ideales de reforma: separar la Iglesia y
    el Estado;
    secularizar la educación; reducir el
    poderío económico de la iglesia
    quitándole los bienes;
    impulsar la economía, y
    establecer un sistema de
    justicia
    apoyado por legislación aprobada por una asamblea
    representativa.

    Se promulgó una nueva constitución en
    1857, y Juárez asumió el poder. Dicha
    constitución prohibía la esclavitud y las
    propiedades de la Iglesia:
    concedía la libertad de prensa; eliminaba
    los monopolios y establecía un gobierno democrático
    representativo.

    COSTA
    RICA

    Costa Rica surge como un país pacífico. A
    pesar de tener una predominante población blanca, no existían
    marcadas diferencias sociales. El trabajo, la
    unidad y la paz caracterizaban al pueblo costarricense, el cual
    logró desarrollar su economía gracias al
    cultivo del café, en un marco democrático, y sin
    necesidad de un ejército. A este auge, le siguen tres
    cambios sociales importantes: el surgimiento de una clase
    adinerada junto a una clase media; la diversificación
    cultural gracias a las posibilidades económicas
    existentes, y la constitución de un régimen liberal
    de gobierno.

    EL
    SALVADOR

    La República de El Salvador atravesó una
    serie de golpes de estado y de
    luchas políticas
    entre 1841 y 1864. Los salvadoreños exiliados retornaron
    al país y proclamaron, en 1871, el gobierno de Santiago
    González, quien comenzó un programa de
    reformas liberales. Le sucedió Rafael Zaldívar,
    quien fue derrocado por una coalición, que reunió
    por primera vez al pueblo y al ejército para llevar a cabo
    un golpe de estado.
    El Salvador termina el siglo XIX entre golpes de estado,
    habiendo conocido 62 presidencias en 58 años. A pesar de
    ello, se alcanzará un gran progreso material con la
    creación de sistemas
    telegráficos, el cable submarino, y el establecimiento de
    bancos y
    líneas de ferrocarriles.

    NICARAGUA

    Hasta mediados del siglo XIX, Nicaragua atravesó
    numerosas guerras
    civiles entre las ciudades de León (de tendencias
    liberales) y Granada (de inclinación conservadora). Al
    ocupar los ingleses el puerto de San Juan (con la
    intención de construir un canal hacia el Pacífico),
    el pueblo se unió para rechazar la invasión. Ante
    la impotencia contra el poder británico, se comenzó
    a negociar entre Inglaterra y Estados Unidos, quienes
    también pensaban construir un canal por Panamá. La
    situación termina gracias al tratado
    Clayton-Bulwer.

    En 1849, se comenzó a construir carreteras,
    gracias a una concesión hecha a la compañía
    Accesory Transit Company. Se inició una revuelta contra la
    compañía porque ésta se negaba a pagar las
    cuotas que establecía el contrato. Poco a
    poco, se consiguió nacionalizar la ruta, y comenzó
    a prosperar el país. William Walker llegó al poder
    mediante la fuerza, lo que
    provocó que el pueblo se uniera por tercera vez y sacara
    al intruso, junto con la ayuda de fuerzas militares de
    países vecinos. Luego de este suceso, se estableció
    un gobierno con dos presidentes, uno por cada bando, liberal y
    conservador. De 1859 a 1893, se sucedieron en el poder
    conservadores y liberales, quienes lograron traer prosperidad y
    progreso al país.

    HONDURAS

    Una sociedad sin
    marcadas diferencias de clases, una economía
    desarticulada, y una geografía que no
    permitía la libre comunicación fueron las características de este país durante
    el siglo XIX. En 1880, la constitución sustituyó
    las leyes
    españolas, y se consiguió la libertad de prensa. Se
    enfatizó el cultivo del café y la
    explotación de las minas como base económica del
    país. En 1891, se celebraron las primeras elecciones, las
    cuales aunque libres provocaron una guerra civil. Policarpo
    Bonilla trató durante su presidencia de crear nuevamente
    una Federación Centroamericana, como la que existió
    hasta 1837, cuando América Central se fragmentó en
    los paises que la constituían. Mientras tanto, los Estados
    Unidos iban asumiendo un monopolio en
    la realización de las obras públicas del
    país. A fines del siglo, se logró reestructurar la
    economía, basada en el guineo y la explotación
    minera, lo que desemboca en la entrada de Honduras al mercado
    mundial.

    GUATEMALA

    La República de Guatemala comenzó su vida
    independiente embarcada en una lucha de poderes entre Francisco
    Morazas y Rafael Carrera. Carrera asumió la presidencia en
    1844, y gobernó hasta su muerte en
    1865. Le sucedió Vicente Cerna, quien fue depuesto por
    Miguel García Granados, quien terminó con el
    monopolio y
    dio auge al comercio y a
    la agricultura.
    De 1873 a 1895, Justo Rufino Barrios construyó las bases
    de la moderna Guatemala. Otorgó la libertad de cultos,
    estableció el matrimonio civil,
    se encargó de la educación del pueblo,
    y trató de eliminar la influencia de la iglesia
    católica en el poder político. Dio auge al cultivo
    del café como base de la economía. Le suceden en el
    gobierno Alejandro M. Siniboldi, José María Reina
    Barrios y Manuel Estrada Cabrera.

    REPUBLICA
    DOMINICANA

    La República Dominicana vivió una serie de
    cambios de potencias dominantes, los cuales condicionaron su
    desarrollo.
    Fue invadida por Haití, país que ejerció su
    dominio hasta
    1844. En el plano político, la independencia o
    separación de Haití, fue favorecida por otro
    movimiento que se inició en aquel país en 1843 y
    que se proponía el derrocamiento del Presidente Boyer.
    Duarte y los trinitarios supieron aprovechar tácticamente
    este levantamiento, llamado "La Reforma". La participación
    en la revuelta antiboyeriana facilitó la
    preparación del movimiento independentista, pero
    provocó la represión por parte de nuevo gobierno
    surgido después de la caída de Boyer, presidido por
    Charles Herard. Duarte y otros trinitarios debieron abandonar el
    país; Fco. del Rosario Sánchez, reorganizó
    las fuerzas separatistas que pronto proclamarían la
    República. El movimiento separatista contó con el
    apoyo condicional de la diplomacia francesa que proponía
    un protectorado a la naciente República. Esta propuesta
    escendió el movimiento entre independentistas puros
    (duartistas) y simples separatistas (afrancesados). Ambos bandos
    estuvieron presentes en la Junta Central Gubernativa que
    finalmente quedó controlada por los últimos. Duarte
    y los demás liberales fueron expulsados del país en
    ese mismo año de 1844, por orden del entonces Presidente
    Pedro Santana.

    Años de inestabilidad y nuevas luchas con
    Haití llevan a lo dominicanos a pedir nuevamente la
    anexión a España en 1860, la cual duró cinco
    años. En 1868, Buenaventura Báez quiso anexar el
    país a los Estados Unidos sin tener éxito.
    Siguieron años de revueltas y crisis hasta
    1887, cuando Ulises Heureaux logró el poder, que
    conservó por doce años. Este amplía la
    industria
    azucarera, ayudado por trabajadores de varios países del
    Caribe. Aunque la vida del pueblo fue peor que durante la
    época de la colonia, los Estados Unidos
    aprovecharán esta ocasión para intervenir en la
    política
    del país durante el siglo XX.

    HAITI

    Haití sufrió 38 años de luchas
    políticas y sociales, situación que
    terminó en 1849, cuando Faustino Soulouque se
    proclamó emperador. Nuevamente, el crimen, las luchas
    sociales y el anarquismo sumieron al país en la miseria
    que heredaron los haitiarios del siglo XX.

    CUBA Y PUERTO
    RICO

    Cuba y Puerto Rico continuaron siendo colonias
    españolas hasta 1898, cuando pasaron a ser posesión
    de los Estados Unidos, durante la Guerra Hispanoamericana. El
    sentimiento separatista se había hecho sentir en la islas:
    Cuba, por su
    parte, siguió luchando su independencia y el 23 de
    septiembre de 1868, en Puerto Rico, se dio el Grito de Lares, un
    intento de los boricuas de liberarse de España. Mientras
    Cuba logró la independencia, a raíz d el cambio a la
    soberanía norteamericana, Puerto Rico se
    enfrenta al siglo XX con un nuevo gobierno, bajo la influencia de
    otra cultura y de
    otro idioma, sin dejar de ser parte de la región
    latinoamericana, en donde había nacido en el siglo
    XV.

    VENEZUELA

    Venezuela sufrió una oligarquía militar
    durante casi todo el siglo XIX, y la dictadura se
    impuso como la forma de gobierno predominante. José
    Antonio Páez encabezó el primer gobierno de la
    nueva nación; de corte centralista, el gobierno de
    Páez se caracterizó por: la pérdida del
    poderío económico y educativo de la iglesia; la
    aplicación de la pena de muerte
    para los crímenes políticos, y el continuismo de la
    esclavitud.
    Comenzó a levantar la economía, con lo cual
    logró: amortizar la deuda nacional; construir vías
    de comunicación, y dar impulso al comercio exterior
    con la venta del
    café y el cacao.

    En la década del 1848 al 1858, desapareció
    la credibilidad de la administración
    pública, y comenzó a decaer rápidamente
    la economía del país. Los errores del gobierno
    liberal de los años 60 trajeron como consecuencia una
    nueva guerra civil, que concluyó con la presidencia de
    Antonio Guzmán Blanco. Su gobierno se caracterizó
    por garantizar el voto universal, y la elección directa
    del presidente por el pueblo. Guzmán Blanco gobernó
    durante 28 años, y trató de recuperar el crédito
    exterior, así como las inversiones
    extranjeras. El último presidente del siglo XIX, Cipriano
    Castro Ruiz, tomó la ciudad de Caracas al mando del
    ejército, y se convirtió en el gobernante
    más corrupto del siglo.

    COLOMBIA

    La República de Colombia
    atravesó 25 guerras civiles después de su
    independencia. Francisco de Paula Santander logró
    organizar las finanzas del
    país; aumentó el comercio
    interno y el externo; y dio comienzo a una época de
    prosperidad para la nación, que se interrumpió con
    la guerra civil de 1840, cuando se formaron los partidos
    políticos liberal y conservador. Se fomentó la
    cultura, se
    adoptó el sistema
    métrico, y se impulsó el comercio
    internacional. También, se preparó el tratado
    con Estados Unidos para la construcción del canal de Panamá.
    Bajo el gobierno del liberal Juan Hilario López, se
    pusieron en marcha las reformas del 50, que trajeron problemas con
    la Iglesia Católica al expropiársele los bienes. La
    Constitución de 1863 empeoró el problema al
    garantizar la libertad religiosa, suprimir las órdenes
    religiosas, y autorizar al gobierno a supervisar el culto
    público. Se sucedió una serie de gobernantes
    ineptos hasta 1880, cuando Rafael Núñez se
    convirtió en el amo. Estableció una nueva
    constitución, restableció las relaciones
    diplomáticas con el Vaticano, y el catolicismo
    volvió a ser la religión oficial del
    país.

    ECUADOR

    Luego de la independencia, Ecuador
    vivió una época violenta de luchas políticas
    y religiosas. Los gobiernos de Juan José Flores y Vicente
    Rocafuerte intentaron resolver los problemas del
    país, pero trataron al pueblo con mano cruel y
    déspota. De 1845 en adelante, el país sufrió
    momentos de anarquía que duraron hasta fines de siglo.
    Gabriel García Moreno, apoyado por la iglesia y los ricos
    terratenientes, subió al poder y trajo el primer periodo
    de progreso al Ecuador.
    Construyó escuelas, hospitales y vías de comunicación pero, irónicamente
    murió asesinado en las escaleras del palacio presidencial.
    Eloy Alfaro, el sucesor, desmanteló la estructura de
    gobierno. Dispuso que la educación la
    impartiría el gobierno y no la iglesia. Reguló los
    matrimonios, los divorcios y los entierros, y aceleró la
    economía del país al fomentar la exportación de productos
    nacionales.

    PERU

    Hasta 1844, en el Perú, se sucedieron cruentas
    guerras civiles. Bajo el gobierno de Ramón
    Castilla, el país comenzó a disfrutar de una vida
    pacífica, pues éste restableció el comercio,
    explotó comercialmente el salitre y el guano,
    estableció líneas de ferrocarril y el
    telégrafo, y abolió la esclavitud negra
    y el tributo al indio. Por constitución, se establecieron
    límites al poder presidencial, y se declaró el
    catolicismo como religión oficial.
    Antonio Pezot tuvo que enfrentarse a España, que
    quería recuperar su antigua colonia. Como resultado, se
    enfatizó la educación militar y
    la naval. Del 1879 al 1883, se libró la segunda Guerra del
    Pacífico entre Bolivia, Chile
    y Perú. Este perdería la zona salitrera, su mejor
    fuente de ingresos. Luego
    de otra guerra interna, Cáceres tomó el poder, y
    logró reorganizar económicamente al país.
    Piérola reinstaló la dictadura, y
    estableció un código militar pero fue un buen
    administrador.

    BOLIVIA

    Bolivia adoptó una constitución en 1826
    basada en la división de poderes y el derecho al voto. La
    presidencia sería vitalicia, y el presidente podía
    nombrar a su sucesor. Se abolieron los privilegios sociales y la
    esclavitud, y
    se otorgaron derechos civiles a la
    población. Antonio José de Sucre,
    electo presidente, impulsó la economía del
    país pero no lo pudo sacar de la bancarrota. Su sucesor,
    Andrés de Santa Cruz, creó universidades y
    escuelas, e implantó el código penal
    español. Le siguió un periodo de anarquismo hasta
    subir al poder Hilario Daza. Durante la guerra del
    Pacífico, Bolivia
    había perdido su única salida al mar y los ingresos de la
    producción del salitre. Para poder salvar
    al país, había que rescatar la economía, y
    los sucesores de Daza se encargaron de ello.

    CHILE

    La República de Chile comenzó su vida
    independiente en medio de una gran desorganización
    administrativa. El pueblo veía el cuerpo militar como la
    única salvación. Bernardo O'Higgins fue designado
    director del país. Su administración provocó malestar
    entre el pueblo, al eliminar los títulos nobiliarios, e
    intervenir en los asuntos eclesiásticos. Fundó
    escuelas y la biblioteca
    nacional. Tras ser obligado a renunciar, el país
    atravesó una época de anarquía durante la
    cual se abolió la esclavitud. La
    constitución de 1826 dividió al país en ocho
    provincias. Con la subida de Prieto al poder, comenzó una
    época de progreso y de orden. Se les concedió el
    voto a los varones mayores de veinticinco años que
    supieran leer y escribir, y, además, tuvieran propiedades.
    De 1841 a 1851, comenzó la expansión del comercio de
    las minas de cobre. Con
    Manuel Montt, el déspota ilustrado, el país
    continuó su acelerado progreso económico y
    cultural.

    ARGENTINA

    Fuertes luchas por lograr la unificación
    territorial de las diferentes regiones argentinas entre
    federalistas y centralistas iniciaron la vida independiente de la
    república. Se convocó un congreso en Tucumán
    como último intento por salvar la unión pero no
    tuvo efecto. En 1829, se eligió gobernante a Manuel de
    Rosas, verdadero
    caudillo del pueblo. Rosas
    procuró equilibrar las diferentes clases
    sociales mientras dominó con mano férrea. En
    1852, se presentó una constitución que integraba en
    un país a todas las regiones del antiguo Virreino de la
    Plata, hecho que trajo como consecuencia otra guerra civil, ante
    el rechazo que el documento sufrió entre algunos sectores
    que se oponían a la integración de un gobierno central.
    Bartolomé Mitre asumió el poder, seguido por
    Domingo Faustino Sarmiento, y otra guerra civil. En 1880,
    Buenos Aires
    fue proclamada capital de la
    república. A partir de entonces, se terminó la
    guerra con los indios, se ocupó y colonizó el
    desierto, se construyeron líneas ferrocarrileras, se
    fomentó la agricultura,
    se establecieron el matrimonio civil
    y la ley de educación.

    URUGUAY

    Tanto el Uruguay como
    el Paraguay se
    consideraban provincias de Argentina cuando
    ésta era, aún, el virreinato de La Plata. Por esta
    razón, su independencia fue obtenida de la Argentina, y no
    de España. Durante las dos primeras décadas de vida
    libre, surgieron los partidos
    políticos uruguayos: el colorado y el blanco. Sus
    luchas llevaron al país a vivir un estado de
    guerra durante casi todo el siglo XIX. El poder logró
    centralizarse bajo el gobierno de Lorenzo Latorre, en 1876, quien
    mejoró la ganadería, terminó con el poder
    caudillista, y pacificó las zonas rurales.

    PARAGUAY

    La independencia de Paraguay se
    reconoció casi a mediados de siglo. Inmediatamente,
    comenzó un periodo de progreso, gracias a la ayuda de los
    países europeos y Estados Unidos. El Estado fue
    el principal empresario, gracias a su flota, sus astilleros y su
    poderoso ejército. Del 1841 al 1870, se resolvieron los
    problemas con
    el extranjero pero no así los internos, ya que una guerra
    civil dejó destrozado el país en 1865. En los
    últimos años del siglo, se vivieron días de
    lucha entre los dos partidos
    políticos: el liberal y el colorado.

    BRASIL

    Bajo las monarquías de Pedro I y Pedro II que
    duraron 67 años, es decir, hasta 1889, el pueblo
    brasileño conoció una época de progreso que
    se tradujo en intervenciones activas de Brasil en la política interna de
    muchos países suramericanos. La iglesia y los
    terratenientes combatieron la monarquía ante la amenaza de
    perder sus pertenencias, la primera, y las tierras y los
    esclavos, los segundos. En 1887, se produjo un golpe de estado
    que puso fin a la monarquía. Durante más de un
    año, gobernó una autocracia militar que produjo la
    separación de la Iglesia y el Estado, y
    estableció el matrimonio
    civil.

    PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE
    LA VIDA INDEPENDIENTE

    Durante el siglo XIX, los gobiernos de los países
    recién independizados se vieron influidos por las fuerzas
    militares, la sucesión dinástica en el gobierno,
    las técnicas de gobierno no delimitadas, los golpes de
    estado, el
    exilio de los ciudadanos más capaces, y el constante
    fracaso de las constituciones

    En el momento de tomar las riendas de los nuevos estados
    americanos, el elemento criollo no estaba preparado para dirigir
    el país. Las guerras de independencia fueron encabezadas
    por hombres dedicados a la carrera militar, que dominaban las
    técnicas de mando pero que -apenas- poseían
    cualidades o principios de
    administración
    pública. Como consecuencia de sus victorias militares,
    controlaron las masas populares, y fueron convirtiéndose
    en caudillos del pueblo, como Simón Bolívar y
    José de San Martín. Hubo líderes buenos y
    malos, pertenecientes a todas las clases
    sociales, del pueblo o de la clase alta, pero todos con algo
    en común: su preocupación por la patria. La
    mayoría de las veces, empezaron luchando por causas
    nobles, aunque terminaran imponiendo su voluntad, por fuerza o por
    doctrina, para mantenerse en el poder.

    El dictador, por lo general, llegaba al poder
    después de derrocar el régimen existente. Las
    dictaduras toman auge en América Latina en las
    postrimerías del siglo XIX.

    La diferencia entre ambos líderes, el caudillo y
    el dictador, estriba en la forma en que llegan al poder: el
    caudillo recibía el apoyo de las masas del pueblo, era un
    líder
    natural, y tenía grandes sectores del pueblo
    incondicionalmente a sus órdenes. Por el contrario, el
    dictador era un líder
    que se apoyaba en las fuerzas militares para ejercer el control de la
    región. Su gobierno, tiránico y totalitario,
    menospreciaba o ignoraba el poder
    legislativo. Tanto uno como el otro promovieron inestabilidad
    política
    durante los años posteriores a la
    independencia.

    La única excepción fue Brasil ya que, una
    vez logró su independencia de Portugal, llevó una
    vida pacífica libre de dictaduras durante todo el siglo
    XIX. Esta situación permitió al país iniciar
    una vida independiente más productiva que la de otras
    regiones. Como resultado, el desarrollo
    económico que alcanzó el país durante el
    siglo XIX fue más sólido.

    BIBLIOGRAFIA

    • Enciclopedía Ilustrada Cumbre, 25ta
      edición, 1984
    • Enciclopedía Autodidactica Quillet,
      26ta edición, 1985.
    • Rodríguez, Angel. "América Latina:
      Tierra de
      Contrastes". Ediciones Santillana, Pto. Rico. 1992.

     

     

    Autor:

    Alexis Melo

    axemt[arroba]usa.net

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